boletin geografia e historia bajo aragon

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Estudio realidad geográfica Aragonesa

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  • 81Publicaciones de la Ctedra Jos Galiay

  • CONSEJO DE REDACCINDirector

    D. Miguel Beltrn LlorisConsejeros

    D. Guillermo Fats CabezaD. Manuel A. Martn Bueno

    Da. M.a Pilar UtrillaSecretario

    D. Carlos Senz Preciado

    CONSEJO ASESORD. Jos Antonio Absolo lvarez

    (Universidad de Valladolid)Da. Carmen Aranegui Gasc

    (Universidad de Valencia)D. Ignacio Barandiarn Maestu

    (Universidad del Pas Vasco)Da. ngela Donati

    (Universidad de Bolonia)D. Javier Fortea Prez

    (Universidad de Oviedo)D. Richard J. Harrison

    (Universidad de Bristol)Da. Pilar Len Alonso

    (Universidad de Sevilla)D. Jess Liz Giral

    (Universidad de Salamanca)D. Attilio Mastino

    (Universidad de Sassari)D. Jean Michel Roddaz

    (Universidad de Burdeos)D. Valentn Villaverde Bonilla

    (Universidad de Valencia)

  • INSTITUCIN FERNANDO EL CATLICOExcma. Diputacin de Zaragoza

    Zaragoza, 2010

    Publicaciones de la Ctedra Jos Galiay

    El grupo del Boletn de Historia y Geografa del Bajo Aragn:

    Evocacin en su correspondencia epistolar(1883-1954)

    ENRIQUE VALLESP PREZ

  • Publicacin nm. 3.088de laInstitucin Fernando el CatlicoOrganismo autnomo de la Excma. Diputacin de ZaragozaPlaza de Espaa, 2. 50071 ZaragozaTels.: [34] 976 288878/79Fax: [34] 976 [email protected]://ifc.dpz.es

    Diseo grficoVctor M. Lahuerta

    Impresin Cometa, S.A.Ctra. Castelln, km 3,400. 50013 Zaragoza

    ISBN: 978-84-9911-135-3ISSN: 0007-9502Depsito Legal: Z-35/58

    Impreso en Espaa. Unin Europea

    Cubierta:Composicin con imgenes de la excursin de S. Vidiella, L. Prez Temprado y M. Pallars por los pueblos del bajo Matarraa en septiembre de 1904, y lista de suscriptores del Boletn, 1908-1909

    Toda la correspondencia, peticiones de envos,remisin de publicaciones, etc.,deben dirigirse a

    Institucin Fernando el CatlicoPalacio Provincial, Plaza de Espaa, 2. 50071 Zaragoza (Espaa)

    FICHA CATALOGRFICA

    CSARAUGUSTA / Institucin Fernando el Catlico.N. 1 (1951). . Zaragoza: Institucin Fernando elCatlico, 1951. . 24 cm.

    Anual

    Es continuacin de: PSANA

    ISSN 0007-9502

    I. Institucin Fernando el Catlico, ed.902

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    13 PrlogoIgnacio Barandiarn Maestu

    21 A modo de introduccin: bosquejo epistolar del grupo yprocedencia de la documentacin acumulada

    47 Primera parte. Prembulos y agrupamiento de losprotagonistas (1883-1902)

    49 Captulo I. La presentacin de S. Vidiella Jas, con el grupo deCalaceite, en la prensa regional de Alcaiz y su orientacinhistrico-arqueolgica local, en cartas de 1883 a 1888

    51 1.1. Actividades periodsticas de Vidiella en cartas de El Confn y de ElEco, de Alcaiz

    57 1.2. Cartas de los editores de Aragn histrico, pintoresco y monumental einiciacin por Vidiella de su monografa local de Calaceite

    63 Captulo II. Reconocimiento y difusin por los hermanosGascn de Gotor de las cermicas ibricas de Azaila,publicacin de la monografa histrica de Calaceite deS. Vidiella y L. Prez Temprado en sus comienzosarqueolgicos en La Puebla de Hjar. (1889 a 1896)

    64 2.1. La publicacin de las cermicas ibricas de Azaila, de la coleccinPablo Gil, de Zaragoza, por A. y P. Gascn de Gotor en 1890-1891

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    73 2.2. Vidiella, en Calaceite, en su correspondencia epistolar: actividadeslocales y regionales y comienzos de su relacin con DomingoGascn

    78 2.3. Las cartas a Vidiella de M. Delgado sobre la impresin deRecitaciones de la historia poltica y eclesistica de Calaceite, hasta supublicacin en 1896

    84 2.4. Primeros registros arqueolgicos de L. Prez Temprado en LaPuebla de Hjar y su averiguacin del sitio indito de Azaila

    93 Captulo III. Constitucin de un grupo comarcal de trabajo: S. Vidiella y el ncleo inicial de Calaceite, L. Prez Temprado,M. Pallars Gil y J. Cabr Aguil (1897-1902)

    94 3.1. Vidiella en Calaceite, en su correspondencia epistolar109 3.2. El ncleo local de Calaceite113 3.3. El agrupamiento con Vidiella de Prez Temprado, trasladado a

    Mazalen, del joven Juan Cabr en Calaceite y de Matas Pallars,por correo desde Barcelona

    129 Segunda parte. Acopio documental y difusin de la Historiade la regin: las Entrepginas de El Eco y el Boletn (1903-1909)

    131 Captulo IV. Primeras actividades: Vidiella, Pallars y PrezTemprado en las Entrepginas de El Eco, marcha de Cabr aMadrid, incorporacin de B. Gerona y encuentro y excursinde la trinidad de las Entrepginas al bajo Matarraa (1903 y 1904)

    132 4.1. Las Entrepginas de Historia y Geografa regional de El Eco delGuadalope: su creacin y gestiones en la correspondencia entreVidiella, Prez Temprado y Pallars y con E. Mullerat

    135 4.2. Cabr en los comienzos de su carrera arqueolgica nacional:traslado a Madrid y cartas a Vidiella

    138 4.3. Los artculos de Vidiella, Pallars y Prez Temprado en lasEntrepginas y la correspondencia del director del peridico

    144 4.4. La dedicacin de Pallars a sus entregas145 4.5. Cartas a Vidiella de amigos no del grupo150 4.6. Intercambios y colaboraciones de Prez Temprado y Vidiella, en su

    correspondencia epistolar153 4.7. La incorporacin de Bernardo Gerona, con su visita y envo a

    Vidiella de los pergaminos de La Fresneda155 4.8. Excursin de Vidiella, Prez Temprado y Pallars a los pueblos del

    bajo Matarraa

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    173 Captulo V. Final de las entregas a Entrepginas, controles eintercambios documentales y correspondencia epistolar,hasta la preparacin del Boletn (1905-septiembre de 1906)

    173 5.1. Final de las entregas a Entrepginas y edicin en libro de La Cajade Valderrobres o Pea de Aznar la Gaya de Pallars

    181 5.2. Pallars con sus indagaciones en el Archivo de la Corona deAragn y envos a Vidiella y a Prez Temprado

    186 5.3. Las tareas arqueolgicas de Cabr en Calaceite y Cretas y de PrezTemprado en Mazalen

    189 5.4. Intervenciones en asuntos locales y cuestiones del grupo, en cartasde Prez Temprado a Vidiella en 1905

    197 5.5. Cartas y envos de documentos de B. Gerona a Vidiella202 5.6. Las relaciones de Vidiella fuera del grupo, en cartas de Domingo

    Gascn y de otros varios, y su participacin en la vida local deCalaceite

    213 Captulo VI. El Boletn de Historia y Geografa del BajoAragn: su preparacin y publicacin (ltimo trimestre de1906 y 1907-1909) y el reconocimiento inmediato de suaportacin arqueolgica

    214 6.1. Planteamientos precedentes, hasta septiembre de 1906, ypreparacin del Boletn en el ltimo trimestre del ao

    219 6.2. Lanzamiento de la revista: circular de su anuncio y programacinde materias

    224 6.3. La gente del Boletn: el grupo fundador, los colaboradores y lossuscriptores

    232 6.4. El contenido de la obra: indices de autores y trabajos234 6.5. La difusin del Boletn236 6.6. El refrendo cientfico inmediato de la labor arqueolgica del grupo:

    J. Pijoan en San Antonio de Calaceite y H. Breuil, con un jovenCabr iniciando su trayectoria nacional, en el Calapat de Cretas

    242 6.7. Cese de la publicacin245 6.8. Cartas y envos varios en los aos del Boletn

    251 Tercera parte. Etapa arqueolgica y decesos de losprotagonistas (1910-1954)

    253 Captulo VII. Preliminares del despliegue arqueolgico:parntesis y actividades del grupo hasta septiembre de 1914,con incorporacin de V. Bardavu Ponz en la zona occidental yplanteamiento de la intervencin del Institut dEstudisCatalans, con P. Bosch Gimpera, en la comarca

    254 7.1. La atencin de Vidiella a la orientacin arqueolgica del grupo256 7.2. Las tareas arqueolgicas de campo de Cabr y Prez Temprado

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    260 7.3. Actividades e informe de Pallars y propsito del Institut deintervenir en la comarca

    262 7.4. Incorporacin arqueolgica de Vicente Bardavu Ponz, con suHistoria de Albalate del Arzobispo, en 1914

    269 Captulo VIII. La etapa arqueolgica en los comienzos de lainstitucionalizacin de las tareas, en la dcada de 1914 a 1923:campaas del Servei de lInstitut dEstudis Catalans con BoschGimpera en el Bajo Aragn oriental (1914-1923) y comienzosde las de Azaila por Cabr y Prez Temprado en 1919

    270 A) Excavaciones de Bosch y el Servei en la franja oriental de la comarca271 8.1. Pere Bosch Gimpera y el Servei, con el grupo del Boletn en la

    comarca bajoaragonesa273 8.2. Desplazamiento de Bosch a Calaceite y campaa inicial de las

    excavaciones278 8.3. Bosch en Madrid, en la Comisin de Investigaciones

    Paleontolgicas y Prehistricas, y afianzamiento con el Institutde su plan de excavaciones en la comarca bajoaragonesa

    281 8.4. Campaa de 1915 y consolidacin de las excavaciones con lacreacin del Servei de lInstitut

    296 8.5. Campaas de 1916, 1917, 1918 y 1919303 8.6. Campaas de 1920, 1922 y 1923, y publicacin por Bosch de

    Notes de prehistria aragonesa306 8.7. Cese de las excavaciones309 8.8. Obreros y jornales de las excavaciones del Servei en la comarca

    bajoaragonesa: un apunte laboral de los aos 1914, 1915 y1917

    310 B) Excavaciones y actividades varias de Pallars, hasta 1923310 8.9. Pallars en las campaas del Servei en Catalua y el Maestrazgo,

    sus excursiones por el Bajo Aragn y su actividad aragonesistaen Barcelona

    319 C) Las excavaciones de Cabr y Prez Temprado en Azaila, hasta lacampaa de 1923, y otras actividades del grupo y de Bardavu

    320 8.10. Precedentes y control del yacimiento del Cabezo de Alcal porPrez Temprado y Cabr y autorizacin de las excavaciones

    324 8.11. Panorama y comentarios326 8.12. Resea y documentos de las campaas de 1919 a 1923332 8.13. Otras actividades del grupo hasta 1923 y afianzamiento de la

    intervencin de Bardavu en la zona occidental de la comarca

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    337 Captulo IX. La etapa arqueolgica en su afianzamientoinstitucional de la dcada de 1924 a 1935: bito de Pallars en1924, continuacin de las campaas de Cabr y PrezTemprado en Azaila, excavaciones y bitos de Bardavu ( 1929), y Paris ( 1931), y las actuaciones de suscolaboradores, y ltimas actividades y legado pstumo deVidiella ( 1929)

    338 9.1. Fallecimiento de Pallars en 1924, en Barcelona341 9.2. Continuacin de las campaas codirigidas por Cabr y Prez

    Temprado en Azaila, desde 1924 hasta el Congreso Internacionalde Barcelona de 1929: documentacin y reseas

    347 9.3. Las campaas en Azaila de Cabr en los aos de 1930 a 1933352 9.4. Las excavaciones arqueolgicas de Bardavu en la zona de Alcaiz

    hasta su fallecimiento en 1929, con P. Paris durante 1924-26 y conR. Thouvenot en 1927-28, e intervencin final de A. Bruhl en 1931

    356 9.5. Actividades de Vidiella hasta su fallecimiento en Calaceite en1929: correspondencia jurdica con M. Isbal, publicacin de labiografa Un Rector de Valdeltormo, ltimas cartas a Prez Tempradoy escritos inditos

    369 Captulo X. Prez Temprado en la etapa arqueolgica desde1921 a 1932: sus localizaciones y excavaciones en las tierrasdel Ebro entre los bajos Matarraa-Algs y el Regallo

    370 10.1. La actividad prospectora de Prez Temprado en las zonas deFabara y Caspe

    377 10.2. La documentacin de las excavaciones y reconocimientos depoblados: Roquizal del Rullo (1923, 1924 y 1925) y Pieras(1925)

    385 10.3. Reconocimientos del trmino de Caspe y del entorno delmausoleo romano, con excavacin de La Muntfalla, en Fabara, enel ltimo cuatrimestre de 1925 y en 1926

    395 10.4. Intervenciones en Palermo y La Tallada en 1927399 10.5. Revisin del Roquizal del Rullo en 1928 y su publicacin, con

    Cabr en el 29401 10.6. Excavaciones en La Tallada de Caspe en 1930 y 1931 y la

    predisposicin a jubilarse de nuestro protagonista405 10.7. Prez Temprado en Fabara: actividades no arqueolgicas hasta su

    jubilacin en 1932

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    409 Captulo XI. ltimos aos y bitos de los dos sobrevivientes,Cabr en Azaila ( 1947, Madrid) y Prez Temprado en suretiro de Fabara ( 1954), y los reconocimientos del Grupo delBoletn a mediados del siglo

    410 11.1. Cabr, desde su ambiente nacional, en sus ltimas campaas, del40 al 44, y publicaciones de Azaila, hasta su fallecimiento enMadrid en 1947

    414 11.2. Prez Temprado en su retiro en Fabara, con sus cartas yambientacin local y la dedicacin al mausoleo romano, hasta1947, el ao del fallecimiento de Cabr en Madrid

    422 11.3. En su sobrevivencia del grupo hasta su fallecimiento en 1954, enFabara

    432 11.4. Los reconocimientos de la obra del Grupo del Boletn en los aoscincuenta

    437 Apndice documental de los captulos X y XI465 Indicacin bibliogrfica

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  • Escrito a la memoria de L. Prez Temprado, inspirador del tema, y de S. Vidiella Jas, M. Pallars Gil, J. Cabr Aguil, J. Ejerique Ruiz, M. Galindo Garca y B. Gerona Ferrer, amigos fundadores del Boletn, y dedicado a Mayen Garca Alconchel, en quien anhela y vive el autor.

  • La invitacin de Enrique Vallesp a prologar este libro se explica, como siempreen circunstancias similares, por unos grados de proximidad del invitado con respectoa su autor (en amistad o en aficiones y dedicacin compartidas) y al libro (el interspor su tema o el conocimiento sobre planteamientos convergentes con l); en suma,por cierta afeccin (y algn tipo de complicidad) entre autor, obra y prologuista exi-gindo sele a ste un ejercicio nada fcil si quiere desempearlo bien de glosa,crtica o encomio. Al asumir el encargo me sien to absolutamente desbordado por lpor dos motivos: la densidad de las informaciones presentadas (so bre personas, si-tios y dedi cacin arqueolgi ca) y tan laboriosamente trabadas (arti cu lando episto-lario, anotaciones per so na les, datos adminis trativos) y mi amistad fuer te y dehace tanto tiempo con su autor y el inters que en cuen tro siempre en cuanto es-cribe: harn peligrar la pre tendida objetividad del prolo guis ta?

    Como lector de este prieto volumen sealo, de entrada, que su recorrido y asi-mi lacin me han llevado bas tante tiempo: lo he disfrutado entendiendo la peripe-cia de sus pro ta go nis tas y el esfuerzo de su empeo y he anotado (para provechopersonal y de mis cla ses) mu chas de sus valoraciones historiogrficas.

    Estamos ante un planteamiento de pura Arqueologa desde la particular pers pec-tiva de la historiografa regional. En l se teje, sobre una trama muy compleja (porprieta y con tantos hilos de muy distinta entidad: las bastantes personas y vivenciasy los muchos afanes y sitios en que se trabaj) y la urdimbre de fuentes muy ricas (in-ditas y con datos importantes), el slido conocimiento de un ambiente regional enun tiempo concreto de la historia mayor de la Arqueologa. Vallesp mismo tanremiso siempre a autoenjui ciar se nos desvela la pretensin del texto: que abordael legado de la obra del grupo, la ejemplaridad de una amistad de afinidades con-vergentes, vivida entre todos du rante me dio siglo cumplido, desde su inicio por Vi-

    Csaraugusta, 81. 2010, pp.: 13-19ISSN: 0007-9502

    Prlogo

    M. BELTRN LLORIS

    Director de la Ctedra Galiay

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    ) diella y amigos tempraneros de Cala ceite, entrada la ltima dcada del XIX, y porPrez Temprado finalizando el siglo y Palla rs y Cabr en 1902 en la obra episto-lar de la trada responsable de la marcha del grupo ansiosos de lo ex ce lente, juntoa sus compaeros de camino, desde las circuns tancias de su mundo rural ador me-cido. No es nada sencillo definir el empeo: como biografa grupal o coral o,val ga el neologismo, como una sociogra fa?

    Podemos traer a colacin, para acompaar esta obra (por tanto, para compren -der la dificultad de la expedicin y la pericia del piloto, admirando su buena arri-bada) y re co no cer sus valores, algunas otras publicaciones dedicadas, como sta, adescribir y / o enjui ciar la vida y actividad de algn / os relevante / s contribuyente /s al estudio de nuestra Arqueologa y, derivadamente, a evaluar su repercusin en elprogreso colectivo del conocimiento. He seleccionado, para presentar esta antologade referencia contextual, varias libros extensos que muchos leemos y hemos aprove-chado siempre: los del cronista Benito Madariaga de la Campa que, con el cotejoejemplar de un heterogneo corpus de textos (papeles personales, epistolario, docu-mentacin y noticias impresas en los antiguos tiempos), se ha constituido en elbigrafo excepcional de los pioneros de la Prehistoria cantbrica Marcelino Sanz deSautuola (con un minucioso examen de papeles personales y de documentacin desu tiempo que se edit en 1972, su detallada biografa de 2003 o la mo-nografa de relaciones del erudito montas con Altamira en 2004) y del activoHermilio Alcalde del Ro (en una extensa biografa que cimienta buena parte del des-arrollo de una escuela de Prehistoria en Santander publicada en 1972); el cui-dado de Luis de Barandiarn editando en 1989 y 1995 la muy ilustrativa, com-pleta y bien resguardada correspondencia dirigida a Jos Miguel de Baran dia rn entre1915 y 1995; la atinada contribucin de los comentarios a la biografa inaca badade Juan Cabr escritos por Juan Blnquez y Susana Gonzlez Reyero en 2004; laim por tantsima aportacin de Eduardo Ripoll a la valoracin de la ingente contri-bucin de Hen ri Breuil a la Prehistoria peninsular (a partir de textos personales, co-rrespondencia y archi vos fotogrfi cos inditos del maestro y desde una entraableafeccin a l, siendo Ripoll un profundsimo conocedor de los temas por Breuil tra-tados) con una biografa excelente de 1994 y una bien articulada antologa detextos en 2002; la cuidada edicin y correspon dientes muy detalladas anota-ciones de Francisco Gracia, Josep M. Fullola y Francesc Vilanova sobre el asombrosoepistolario cruzado durante casi sesenta aos (de 1919 a 1974) entre Pedro BoschGimpera y Luis Pericot que se public en 2002; o la sugestiva y tan densa bio-grafa grupal publicada en 2006 que tejen con altsima precisin Francisco Gra-cia y Josep M.Fullola en torno al crucero de estudios mediterrneos del Infanta Cris-tina / Ciudad de Cdiz en 1933 en el que participaron, como docente, el elencoms acreditado de la Arqueologa ibrica y, como alumnos, buena parte de los quese haran cargo de su progreso aos ms tarde.

    En esa antologa de obras (de un gnero tan afortu na damente en auge entrenosotros en estos aos del siglo) se encuentran los referentes inmediatos de la mo-dalidad de bio / historio / grafa en que encuentra pleno acomodo el volumen de En-rique Vallesp que estamos leyendo. En los casos presentados de ese tipo de publi-cacin arqueolgica he acentuado con intencin los caracteres comunes que meparecen ms atractivos como, y sin orden de prelacin: a) la fuerte afeccin entre au-tores y perso nas / situaciones consideradas (por ser ellos herederos muy directos dela enseanza, confianza y profunda proximidad intelectual de los biografiados, por

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    )convergencia profesional, de preocupaciones y dedicaciones del que ahora escribecon los intereses incoados, desarrollados o asentados en magisterio muy slido del/ lo biografiado y, en casos, hasta con una directa relacin familiar); b) la gran riquezade las fuentes (hasta entonces no utilizadas) de que se sirven mayoritariamente, pro-ducidas por las propias gentes / instituciones concernidas (diarios y anotaciones per-sona les, epistolario, archivo fotogrfico) y que se cotejan y explican con papeles desu tiem po (documentacin institucional, de la prensa contempornea) a ms ob-viamente de la bibliografa precedente (que se critica con precisin y asume de modocoherente); c) el tema concernido que, a fin de cuentas y en todos los casos, se des-arrolla como una biografa (de intencin a menudo colectiva: grupo de protagonis-tas, lnea de investigacin que se incoa o desarrolla, preocupacin o actitud intelec-tual participada por muchos y duradera) sobre autores antiguos de varia condicin(sean pioneros en los estudios, eruditos generalistas, prospectores afortunados, te-soneros excavadores, especialistas de altsima entidad, informantes cuidadosos, alum-nos y cooperadores entregados...); d) el gnero heterogneo (y valga la aparente con-tradiccin; y de tan difcil imposible? identificacin desde las normascatalogrficas al uso) al que responden esos extensos textos donde se adunan y con-viven aproximaciones muy distintas dentro del comn de lo historiogrfico, comola biogrfica, la biobibliogr fica, la epistolar, la cronstica, la memorialista, la de cr-tica del pensamiento, etc.

    Desde esas cualidades reconocemos mejor los valores concretos de densidad,calidad y excepcionalidad (por lo infrecuente de este gnero entre la bibliografa quehabitualmente manejamos) de las pginas del apretado volumen de Vallesp que es-tamos prologando, centrndonos en tres aspectos. En primer lugar, la fuerte afeccindel autor con la armazn bsica del extenso argumento aqu desarrollado: las per-sonas que lo protagonizan (muchos, como Vallesp, bajoaragoneses; nieto l mismode Lorenzo Prez Temprado, el que fue su iniciador en la Arqueologa regional), elescenario en que se sitan sus episodios (su Bajo Aragn natal) y las motivacionesque animan lo actuado (el conocimiento del pasado, Arqueologa mediante). En se-gundo lugar, la gran riqueza de las fuentes acopiadas (inditas en su casi totalidad),aportadas en mayora por el protagonista Lorenzo Prez Temprado (cuyos papeles escrupulosos diarios y correspondencia, archivos personales de textos y fotogr-fico han sido conservados celosamente por Vallesp) y su compulsa exhaustiva conuna decisiva documentacin ajena de entonces (institucional, burocrtica, de laprensa). Y, por fin, el gnero (= la pretensin) de la obra, que su autor, como conpudor (slo en las ltimas pginas del volumen!), califica de pretendida biografadel Grupo del Boletn, como un acercamiento a sus protagonistas desde dentro.

    Han sido, sin duda, muchas las dificultades del autor para culminar la empresade llevar a imprenta todas estas pginas: al acopiar tantas (muchsimas) fuentes dis-tintas, primero; al contrastar y articular el complejo (por vario y abundante) efec-tivo de los datos que contienen, luego; y al redactar, por fin, con claridad, riquezalxica y conceptual (la propia de la obra toda de Vallesp) y orden (mucho orden!)un coherente discurso sobre los inicios y asentamiento del curso de la Arqueologaregional.

    Es una obviedad asegurar que la obra escrita es, siempre de algn modo, tra-sunto del autor que en ella se expresa y autorretrata. En sta se nos revela el Vallespque conocemos muchos y que admiramos tantos de sus amigos y lectores, pues enella convergen las cualidades de un uso preciso del lenguaje (no olvidamos al sensi-

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    ) ble poeta, laureado, de su juventud y, al usuario, siempre, de un ajustado, pero muyrico y evocador, lxico), de una minuciosa bsqueda de datos (con la acendrada, alo largo de su vida profesional, pulsin del tiplogo que detecta matices menudos ylos contrasta para deducir categoras) y de una bonhoma envidiable (interesado porconocer y comprender, y explicar / se, positivamente las actitudes y afanes de tantoscuantos han ido, antes de y, tambin, con nosotros, dedicndose a estas disci-plinas).

    Se concibe la obra como una evaluacin de la afeccin y el esfuerzo colectivo (enpreocupaciones, vivencias, peripecias personales y actuaciones) tras una ilusin com-partida. Su argumento se asienta en la simpata del autor hacia gentes, paisajes ytemas que le son tan prximos y se expresa en una abigarrada presentacin de ac-ciones convergentes (impulsos, preocupaciones y empresas: unas veces en secuen-cia, otras yuxtapuestas) con un protagonismo compartido por muchos. Siguiendo elhilo de una preceptiva dramtica convencional me permito distinguir en esta com-pleja y sugestiva representacin coral los varios espacios / competencias que Enri-que Vallesp ha sabido convocar y discutir con pericia:

    En primer lugar, las coordenadas de tiempo y espacio, o sea el escenario en quela actuacin documentada ha lugar. Es decir, en la geografa del Bajo Aragn (el in-mediatamente abarcado segn proclama fundacional del Boletn en los par-tidos judiciales de Alcaiz, Caspe, Hjar y Valderrobles) donde nacieron y viven mu-chos de sus pro tagonistas y en el que actan todos; y en el medio siglo de peripeciade la Arqueologa re gional (precisamente, entre los aos 1883 y 1954) desde sumismo inicio hasta alcanzar un cierto desarrollo y asegurarse su continuidad, luegoy ya suficiente(plena)mente institu cio nalizada, en lo que ser su madurez actual.

    En segundo lugar, la trama argumental que explica una apasionante aventuradel progreso del conocimiento que se esboza y desarrolla por la actuacin de gentesdiversas que confluyen en aficiones, curiosidad y dedicacin. Para entender mejor lascircunstancias contextuales de la trama en que se focaliza el argumento de este libro(durante el aproximado medio centenar de aos de historiografa arqueolgica delBajo Aragn) me permito recordar el contexto general de investigaciones similarespor entonces en el todo de la Pennsula Ibrica: ya que, como tantas veces se ha es-crito, fueron el ltimo cuarto del siglo XIX y el primer tercio del XX los tiempos enque la Arqueologa prehistrica asienta su estatuto propio entre las disciplinas queafrontan el conocimiento de las culturas del tiempo pasado entre nosotros. Fue en-tonces cuando, superando inseguras consideraciones de tantos lcidos anticuaristasde las dcadas anteriores, se generaliza su relevo / superacin por nuevas generacio-nes de prospectores que intensifican la bsqueda con excavaciones de cierta intensi-dad y desarrollan discursos de interpretacin que intentan explicar lo que se descu-bre, atendiendo corpora y propuestas de explicacin aportados por los que se estnconstituyendo en maestros reconocidos. En una rapidsima seleccin entre lo muchoactuado me permito recordar lo que supusieron en esos tiempos para la Prehistoriapeninsular, por ejemplo: la sustitucin generacional de aislados iniciadores slidosde la investigacin (como A. Via na, J. Vilanova y Piera o L. Siret) por los entonces j-venes emer gen tes (como H. Breuil, E. Hernndez Pacheco, Vega del Sella, H. Ober-maier, T. de Aranzadi, J. M. de Barandiarn, P. Bosch Gimpera) y su intervencinen acciones tan importantes como la deteccin del arte levantino (en las Roca delsMoros de Calapat en 1903 y del Cogul en 1907) y tantas exca vaciones de la Meseta(p. e. las del Marqus de Cerralbo, colaborando con l J. Cabr, en Torralba en 1907

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    )y cueva de Soman en 1909), de Catalua (por L. M. Vidal y M. Cazurro en Baolas,Agut y Roma n o Seriny en 1908), de Andaluca (siguiendo la estela de L. Siret, porH. Breuil y otros, por ej. en Ambrosio, en 1913), o de la Regin Cantbrica (con elviaje auroral como lo defini E. Ripoll de E. Cartailhac y H. Breuil a Altamira en1902 o las in ves tigaciones sis tem ticas que el I.P.H. patrocina, entre 1910 y 1914 enlos grandes santuarios rupes tres y sitios de ocupacin del Paleoltico superior conla edicin colosal, en 1911, de las cavernas en ton ces conocidas). A nivel institu-cional son de entonces la cons ti tu cin de los vecinos Socit Prhistorique Franaise(en 1904) e Institut de Palonto logie Humaine de Pars (en 1910) y, entre nosotros,la actuacin (diferente segn pro vin cias) de las Comisio nes provinciales de Monu -mentos Histricos y Artsticos, la for mu la cin de la primera Ley de Excavaciones deEspaa (en julio de 1911, con Reglamento de desarrollo en marzo de 1912 y su de-rivado rgano gestor en la Jun ta Superior de Exca va cio nes y Antigedades), la crea-cin (en 1913) de la Comisin de Investigaciones Pa leon to l gi cas y Prehist ri cas(dependiente de la Junta para Ampliacin de Estudios e Investigaciones Cientficasy con sede en el Mu seo Nacional de Ciencias Naturales, de Madrid) y del Servicio deInvesti ga cio nes Ar queo lgicas del Institut dEstudis Catalans (en 1914). Al tiempoque, en el mbito de alta especia liza cin de la enseanza e investigacin sobre estossaberes, se produce tambin en esas dcadas su in te gra cin en los planes espaolesde estudio universitario: al incorporarse los maestros P. Bosch Gimpera a la Uni ver -si dad de Barcelona (como Catedrtico, desde 1916, de Historia Antigua y Media, di-rector de su Se mi nario de Prehistoria desde 1917 y, finalmente, Catedrtico de Pre-historia e Historia Anti gua desde 1930) y H. Obermaier a la Central, de Madrid (enla Ctedra de Historia Primiti va del Hombre desde 1922).

    En tercer lugar est el muy amplio elenco de actores que con distinta respon-sabilidad en el reparto (protagonistas, secundarios y comparsas los compaerosde camino) intervienen en la inspiracin y actuaciones que van sucedindose enla emergente Arqueologa del Bajo Aragn. Poniendo orden en la distinta impor-tancia de sus papeles destaca entre los muchos participantes en la trama desarrolladala eminente responsabilidad individual de Lorenzo Prez Temprado (al que se debela documentacin fundamental y cuyas vida y actuaciones vertebran el desarrollo ar-gumental del relato), en protago nismo compartido con los bajoaragoneses SantiagoVidiella, Matas Pallars (que con Prez Temprado son reconocidos como la tradaque articula el grupo y dirige el Boletn) y Juan Cabr y, en otros roles de menor en-tidad, Julin Ejerique o Vicente Bardavu y los Bernardo Gerona, Mariano Galindo,asentando otros tantos episodios concretos. Un protagonismo sobrevenido (y con-vergente) es ejercido por algunas personalidades forneas de primera lnea en la in-vestigacin que son atradas por las importantes noticias (en localizacin de yaci-mientos y afloramiento de materiales y horizontes culturales) que van reuniendo losentregados componentes del grupo del Bajo Aragn, y ste es uno de los criteriosconvincentes de valoracin de que lo que se est haciendo aqu es bueno: es decir,que transciende el marco paisano y es reconocido en mbitos extrarregionales sig-nificados. En el repaso somero de estos venidos de fuera se han de retener los nom-bres de P. Bosch Gimpera sobre todos, de R.Thouvenot, E.Albertini, P. Paris, H. Breuil, H. Obermaier, A. Bruhl, J. Colominas, J. de C. Serra Rfols o M. Gmez Mo-reno entre los de ilustres forneos interesados por lo que se est haciendo: son ar-quelogos eminentes (personalidades de instituciones punteras de la investigaciny del mundo acadmico; espaoles o extranjeros) que contactan con los esforzadosintegrantes del grupo, que visitan y discuten con ellos de sitios, interpretaciones y ma-

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    ) teriales y que acabarn, algunos, incorporndose al trabajo de campo directo en lazona con prospecciones y, sobre todo, alguna excavacin importante (sea colabo-rando con el grupo o bajo su propia responsabilidad y con medios / patrocinio quetraen desde sus servicios).

    La gran empresa grupal que, en el razonamiento tan documentado de Vallesp,llev adelante esta activa Arqueologa bajoaragonesa incipiente se asienta en el papeldesempeado por cada uno de sus integrantes y en la coordinacin de sus actuacio-nes, cuya peripecia se va siguiendo en estas pginas al detalle. Y as se muestran tan-tas situaciones particulares que contribuyen al empeo comn: como la entidad delimportante Boletn de Historia y Geografa del Bajo Aragn (como aglutinador expresodel trabajo del grupo en su primera madurez) por desgracia efmero (pues sus n-meros van de enero-febrero de 1907 a noviembre-diciembre de 1909), la continuaday fructfera labor de prospecciones de L. Prez Temprado, la integracin de algunosen instituciones transregionales (como J. Cabr en expediciones del Marqus de Ce-rralbo en la Meseta y, en 1912, en los equipos de la Comisin de Investigaciones Pa-leontolgicas y Prehistricas, de Madrid, o M. Pallars, desde 1914, en el Servicio deInvestigaciones Arqueolgicas del Institut dEstudis Catalans, de Barcelona), la arrai-gada cooperacin en las campaas de deteccin y excavaciones que P. Bosch Gimperaemprende en la regin (con indudable feeling desde el inicio, en el primer encuen-tro en septiembre de 1914 del maestro cataln con sus gentes: privadamente reconocea M.Pallars como promotor de sus excavaciones en la zona y define a Prez Tem-prado como el verdadero tipo del arquelogo local del que podemos fiarnos ycomo hombre cuidadoso al que asocia en varias de sus campaas en trminos deCalaceite, Cretas, Mazalen, Casseres, la reiteracin de los trabajos de campo dePrez Temprado en sitios significados, como Roquizal del Rullo, La Muntfalla, La Ta-llada, Coll del Moro de Pinyeres, y las campaas codirigidas con J. Cabr en el po-blado y necrpolis de Azaila entre 1919 y 1932 etc.

    Los personajes de la compleja representacin coral trabada por Vallesp van,segn avanza su argumento, dejando la escena: mueren M. Pallars en 1924, J. Eje-rique en 1927, S. Vidiella y V. Bardavu en 1929, abandona P. Bosch Gimpera en1936 (con el esta llido de la guerra civil y consiguiente exilio), fallecen J. Cabr en1947 y L. Prez Temprado en 1954. En el discreto mutis final de ste se significa pre-cisamente el fin de una impor tante etapa del estudio de la Arqueologa regional y ala vez, y en su continuidad, el alboreo de una nueva situa cin, que la prolonga y am-pla; como bien escribe Vallesp desde su nostlgico retiro interior en Fabara de L.Prez Temprado hasta 1954, mediado el siglo en que se pudo vislumbrar el cambiogeneracional que seguira hacia los nuevos tiempos.

    Para concluir, los lectores de este libro podemos evocar (algunos como copar-tcipes, todos como testigos) el desarrollo del argumento que lo contina en una se-gunda parte (que en nuestro caso y pese al tpico ha sido, y sigue siendo, buena)sobre el estado actual de la Arqueologa aragonesa incoada por aquel entregado ylcido equipo. La atencin a los muchos protagonistas y logros de esta historia re-ciente del largo medio siglo transcurrido desde la extincin del ltimo de los re-presentantes del Grupo del Bajo Aragn, debe iniciarse con el hito de la creacin,en la Universidad de Zaragoza, de una Ctedra especfica de Arqueologa en 1949,que ocupar Antonio Beltrn: en cuya crnica inicial debe recordarse entre lomucho actuado lo que supuso la presentacin de las primeras Tesis Doctoraleselaboradas y presentadas en esas Ctedra y Universidad (las de Mara ngeles Mez-

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    )quriz sobre Terra Sigillata Hispnica, en 1957, de Enrique Vallesp sobre industriaslticas bajoaragonesas, en 1959, y de Manuel Pellicer sobre cermica ibrica, en1960). Se producen entonces los consiguientes fortsimos impulsos de trabajos yapertura de intereses, debidos a la intervencin primera (y dilatada) del profesor yjunto a l y des pus de l las de tantos que fuimos sus alumnos (ahora ya se tratatambin de alumnos de los alumnos) en el considerable desarrollo actual de un su-ficiente conocimiento de los tiempos primeros de la Historia aragonesa: que no esmomento ni oficio mo de rememorar.

    Reconocemos, en fin, en esta densa, entraable y sugestiva aportacin la granobra de madurez de Enrique Vallesp: la ms extensa de su apretada bibliografa y, sinduda, la que ms tiempo de elaboracin le ha requerido y en la que ha puesto, tam-bin, sus mejores afectos. Le agradecemos, con la lectura de su prolijo desarrollo, elprofundo homenaje suyo a las gentes de su tierra que, hace algn tiempo, se entre-garon con tanta pasin y buena cosecha de resultados al conocimiento del pasadode Aragn.

    Ignacio Barandiarn Maestu

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  • Nacidos en el periodo generacional comprendido entre 1860 y 1882, SantiagoVidiella Jas (Calaceite, 1860-1929), Lorenzo Prez Temprado (pila, 1865-Fabara,1954), Mariano Galindo Garca (Calaceite, 1873-Tortosa, 1917), Matas Pallars Gil(Pearroya, 1874-Barcelona, 1924), Bernardo Gerona Ferrer (La Fresneda, 1881-Al-caiz, vctima de los odios de la guerra en 1936), Julin Ejerique Ruiz (Calaceite,1882-1927) y Juan Cabr Aguil (Calaceite, 1882 Madrid, 1947), componentesdel Grupo del Boletn en el sentido estricto de haberse constituido en los corres-ponsables de la edicin de su revista y con su actuacin cultural conjunta durante elprimer tercio del siglo XX, prolongada por sus dos sobrevivientes hasta mediado elsiglo contemplados en su correspondencia epistolar indita, aqu transcrita, apa-recen en su verdadera afinidad de grupo desde dentro del propio pensamiento desus protagonistas. Desde esta novedosa perspectiva del repertorio epistolar y con ladocumentacin complementaria lograda que asimismo se transcribe, y apoyado elautor en su relectura de las publicaciones del grupo o emanadas de sus actuaciones,ha sido estructurado este despliegue biogrfico de sus actividades conjuntas.

    Sustentadoras de nuestro estudio de la historia del grupo, las cartas inditas quepublicamos constituyen una trama documental imprescindible para su interpreta-cin: son 296 las cartas originales, ntegramente transcritas en el presente libro, todasde su correspondencia entre ellos y de remitentes no del grupo, de las que 197 pro-ceden del legado de Vidiella, 95 del de Prez Temprado borradores de contesta-ciones, incluidos, y nicamente son 3 las conservadas en el de Pallars distinta-mente guardadas por sus destinatarios, como puede deducirse, si bien era el primeroquien concentraba la correspondencia del grupo, y en su distribucin cronolgica,72 de ellas, de 1883 hasta 1902, preceden a la creacin del grupo comarcal dirigi-das todas ellas a Vidiella, en su protagonismo periodstico de representacin de suscompaeros de Calaceite (Captulos I, II y III); y al desenvolvimiento del grupo re-

    Csaraugusta, 81. 2010, pp.: 21-46ISSN: 0007-9502

    A modo de introduccin: bosquejo epistolardel grupo y procedencia de la documentacinacumulada

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    ) gional, desde su agrupamiento en dicho ao 1902 hasta el fallecimiento en 1954 dePrez Temprado, su ltimo sobreviviente, corresponde un total de 224 cartas (cap-tulos IV a XI), con la siguiente distribucin temporal: 134 hasta la muerte de Palla-rs en 1924, otras 23 hasta la muerte de Vidiella en 1929, y son de la corresponden-cia de Prez Temprado, en sus gestiones con los Servicios oficiales de conservacindel Patrimonio y muerto Cabr, sin otras cartas suyas en nuestro repertorio que 2de los inicios y 1 ltima de Azaila en los aos veinte de reconocimientos en sulongeva representacin del grupo, las 67 cartas restantes.

    De las indicadas 224 cartas del transcurso del grupo, 67 son de rgimen interno,las restantes, de las relaciones con interlocutores externos, de amistades de sus en-tornos afectos, y de dichas 67, 52 pertenecen a la relacin entre Vidiella, Prez Tem-prado y Pallars, en su correspondencia entrecruzada, siendo las 15 restantes, 13de B. Gerona y 2 de Cabr a Vidiella y temporalmente se concentran entre 1902,ao del agrupamiento, y el de 1929, con la muerte de Vidiella, cuatro aos despusde la muerte de Pallars. La contemplacin de esas cartas integradas en los tres ca-ptulos (I, II y III) de las primeras actividades y las Entrepginas y el Boletn evi-dencia que sus tres protagonistas se constituyeron en el ncleo promotor de la tramacultural del grupo, dimensionada sta con las contribuciones arqueolgicas fuera delterritorio comarcal desde las instituciones especializadas de Barcelona y Madridde Pallars y de Cabr en la Etapa Arqueolgica, y con Prez Temprado en su prota-gonismo comarcal (captulos VII al X), y su supervivencia (captulo XI).

    Interpoladas entre 1883 y la constitucin del grupo en 1902, las primeras, hastael ao 90, dirigidas a S.Vidiella y B. Pascual y dems compaeros por D. Allu, J. P.Membrado, F. de Santa Pau y A. Lasarte, E. Mullerat y V. Esteban, resultan clarifica-doras de la presentacin del joven grupo inicial de Calaceite en la prensa regional deAlcaiz, y las de S. Monserrat y Bonda y J. Pleyn de Porta, orientando la inclinacinde Vidiella a la historia local, marcaran su futuro, y las siguientes, desde el 90, com-pletan esos prembulos epistolares del grupo, todas remitidas a Vidiella, por el Mar-qus de Lema, E. Mullerat, D. Gascn, S. Contel y S. Gisbert entre los aos 90 y enerodel 94, y desde el final del inmediato anterior diciembre de 1893, las cartas de M.Delgado, con las vicisitudes de la impresin, hasta su entrega finalizando diciembrede 1896, de las Recitaciones de la Historia de Calaceite obra destinada a ser causaimpulsiva, sin duda, de la relacin con Vidiella de Prez Temprado, radicado en Ma-zalen precisamente en 1897, meses despus de la distribucin efectiva de la im-pactante monografa local, que en el siguiente lustro motivara tambin el encuen-tro epistolar de Pallars, desde Barcelona, y Vidiella, plasmado en las tres cartas delprimero, de abril, julio y octubre de 1902, cuando los tres, con el joven Cabr re-cin unido entonces tambin a Vidiella y a J. Ejerique, y con M. Galindo ya en Tor-tosa, y la incorporacin, dos aos despus, de B. Gerona, joven seminarista de LaFresneda, constituan el agrupamiento regional historiogrficamente reconocidocomo Grupo del Boletn.

    Esas misivas de Pallars del inicio del siglo, testimonio autobiogrfico cargadode afectividad, que en manos de Vidiella y con la disponibilidad de Prez Tempradopresagiaban el futuro del grupo, iniciaron efectivamente la hermosa serie de cartasentrecruzadas por ellos tres, hasta el fallecimiento del primero en 1924, y las de estosdos hasta morir Vidiella en 1929. Trascurridos desde la ltima de ellas, de octubre de1902, los meses adecuados para compenetrarse y asumido entre tanto el viejo deseo

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    )de Vidiella de disponer de una publicacin peridica conforme se evidencia en pos-teriores cartas de Prez Temprado y de Pallars, apenas medio ao despus y acep-tada por Eusebio Mullerat en carta del 19 de junio de 1903, la apertura en el sema-nario El Eco del Guadalope de una seccin a cargo de los tres Tengo a la vista su gratacarta del 16 crrte. (...) / Siendo cosa de Vd. y de otros amigos que indudablemente honrra-rn con sus trabajos las columnas de El Eco del Guadalope, acepto gustoso la idea de abrir unespacio semanal o quincenal, o sea, unas Entrepginas de Historia y Geografa regional comoVd. dice. / Enven pues los originales cuando quieran (...). / A Vd. recomiendo el prlogo sin-ttico de los estudios y cosas de la regin puesto que le considero el alma de unos y de otros. Alos Sres. Prez y Pallars puede Vd. trasmitirles esos mis deseos, empezaban las tareasde acopio documental, estudio y publicacin del pasado regional, de marcada tem-tica medieval, con su difusin divulgativa de las Entrepginas de los aos 1904 y 5en El Eco del Guadalope de Alcaiz, y en sus estudios del Boletn desde 1907 al 9, de Vi-diella y Pallars ste desde el Archivo de la Corona de Aragn y de Prez Tem-prado, secundados por los controles de B. Gerona en los archivos locales, y con unaasimismo importante intensificacin sistemtica de los reconocimientos de campopor Cabr y Prez Temprado y las oportunas publicaciones del primero, que confi-guraran las nuevas perspectivas del grupo en la siguiente etapa de planificacin de lastareas, desde 1914. Sus das y trabajos, los afanes y sus logros de ese itinerario delgrupo se hacen presentes en nuestra memoria con las cartas que de ellos transcribimos.

    Constituido el grupo en 1902 y acordada la creacin de las Entrepginas, con-forme se indica, unas cartas de Prez Temprado a Vidiella en el segundo semestre delao 1903 corresponden a las gestiones de su puesta en marcha por sus tres respon-sables desde los mismo das del acuerdo con el peridico, en cartas del 16 de julio,20 de agosto, 7 de octubre y 30 de diciembre de 1903 y del 2 de enero de 1904, y enesos comienzos de los planes del grupo, en dicho mes de enero y en Madrid pre-sentaba Cabr a la Academia de la Historia en nombre de la sociedad nuestra, (...) nues-tros interesantes objetos y descubrimientos, de lo que daba cuenta a Vidiella, en cartasdel 12 de enero y 7 de febrero de 1904, que inician, desde su pertenencia al gruporegional, su biografa arqueolgica. Mientras tanto, y entre ambas fechas ltimas, encarta del 29 de enero Mullerat urga a Vidiella el envo de originales y una semanadespus, en febrero de 1904, se publicaba el primer nmero semanal de las Entre-pginas de Historia y Geografa Regional en El Eco del Guadalope de Alcaiz. En los mis-mos das, 8, 11 y 24 de dicho mes escriba tambin Prez Temprado a Vidiella preci-samente con sus entregas iniciales. Mediaba el ao y siguiendo con las cartas, en 7 y28 de julio y otra sin fecha de los mismos das, Prez Temprado prestaba a Vidiellalos libros de un protocolo notarial de Mazalen y le adjuntaba un libro de regalo. Enese mismo verano, despus de visitar a Vidiella y de vuelta a La Fresneda, el joven Ber-nardo Gerona celebraba su incorporacin al grupo con su envo, con mi masovero deun paquete de 42 pergaminos (...) del archivo de este pueblo, consignado en su carta del29 julio y alborozadamente recibido por el grupo bien por la aparicin del semi-narista fresnedano, haba exclamado Pallars, recin enterado del resultado de la en-trevista, en contestacin a Vidiella el da 4 de ese mismo mes de julio.

    Seguan con regularidad las entregas semanales de las Entrepginas y en unsuelto en El Eco del 16 de dicho mes de julio de 1904 haba anticipado Mullerat lanoticia de una excursin de estudio de nuestros estimados colaboradores por los pueblosde la ribera del bajo Matarraa y a la preparacin de: la excursin se refieren las car-tas a Vidiella de Prez Temprado del 19 de mayo y 20 junio, de Pallars a Vidiella el

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    ) 4 de julio y el 13 de agosto y su tarjeta postal del 27 agosto fijando la fecha del en-cuentro, convenido pues: el mircoles da 31, o nos esperan en la estacin de Fayn o lesesperamos en la posada: Fayn, lugar de encuentro, y Nonaspe, Fabara y La Trapa yMaella fueron los pueblos revisados y los gastos de posadas y cuidado de las ca-balleras, con su liquidacin equitativa, quedaron en la libreta de bolsillo de PrezTemprado y en carta del 15 de septiembre de este ultimo a Vidiella nos enteramosdel regreso de Pallars a Barcelona, tras desplazarse dejando a sus amigos en Ma-zalen y Calaceite a Pearroya. Avanzado el otoo, Prez Temprado, en sus si-guientes cartas a Vidiella, de los das 4, 5 y 28 de noviembre de 1904, continuaba consu atencin a lo arqueolgico local ya me dir qu hay de Mas de Madalenes, si hasido la excursin provechosa y en la ltima de esas misivas y en el habitual saludode mis afectuosos recuerdos a los amigos Ejerique y Cabr, de quienes quisiera ver algo, afin de que se aumente la trinidad del Eco, rubricaba el hermanamiento de los tres pro-tagonistas con dicha afortunada expresin, historiogrficamente perpetuada.

    Las cartas de los dos siguientes aos registran, junto a los envos documentalesde Pallars a Vidiella y Prez Temprado, la marcha de las Entrepginas y las progre-sivas limitaciones del peridico local para el empeo de sus tres responsables, quemotivaran hacia julio de 1905 la tirada en formato libro de las inacabadas entregassemanales de La Caja de Valderrobres de Pallars, los controles e intercambios do-cumentales y la consiguiente preparacin, durante el ltimo trimestre de 1906, deuna revista propia del grupo, que sera el Boletn.

    Intermitentes desde enero a julio de 1905, las cartas de Mullerat a Vidiella nosilustran de la marcha final de las Entrepginas y la publicacin aparte del libro dePallars: en 12 de enero y 19 de febrero Mullerat reclamaba originales, pero el 16 dejunio elevaba la queja de que los artculos de la Caixa de Valderrobres son demasiado lar-gos; vean de hacerlos ms apropiados al Eco, pues se come cada uno la mayor parte del se-manario, y significativamente en 20 de junio el mismo Mullerat pasaba a Felipe Del-gado las instrucciones de Vidiella respecto a la composicin del original de La Caja, yen la carta, un mes despus, de Mullerat a Vidiella en 17 de julio contemplamos lasimultaneidad del mantenimiento de los ltimos artculos de la serie de La Caixaen las Entrepginas del semanario y el comienzo de su composicin en forma delibro, de cuya impresin, al da siguiente, 18 de julio, le remita Felipe Delgado al di-ligente Vidiella, que asumi las tareas, los tres pliegos que estn tirados, confirmn-dole Pallars dos das despus, el 20 de julio, la marcha va muy bien por ahora lode la Pea Caja de la impresin del libro.

    Sendas cartas seguidas, en esos mismos das, de Pallars a los dos compaerosde tareas, del 23 y 24 de julio del mismo 1905, permiten contemplarles en plena re-lacin de trabajo en equipo: el 23, con el envo a Prez Temprado de 77 fichas sobreHjar setenta y siete nada menos, las cuales iba recogiendo desde hace ms de ochomeses, se enorgullece en la carta, y al dia siguiente, julio 24-905 (cumpleaos de ladonacin de la Pea), le reconoca a Vidiella los desvelos que a gran satisfaccin may en bien de la obrita le estaba prestando y le solicitaba un dibujo de la pea Caja que esperaba de Cabr, para lmina en su libro.

    Acababa el verano y en desplazamiento a la comarca, les visitaba en Calaceite ydesde Ario por estos baos y esperando que mejore esta piel ma sublevada contra my en tarjeta postal del 4 de septiembre a su queridsimo amigo Vidiella, le ampliabasus recuerdos a Prez, Cabr, Ejerique y al otro joven que no recuerdo el nombre, y al mes

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    )siguiente, el 22 de octubre en carta a Prez Temprado, segua Pallars con el envo deuna nueva ficha sobre Hijar, a pesar de que no se encontraba bien: no extrae [le ad-verta en la carta] mi silencio. Estoy agobiadsimo de trabajo; a lo que regularmente tengoen este tiempo, hay que aadir este ao una coleccin de trajes de uniforme, y efectiva-mente, en diciembre acabara enfermo, lo que le contaba a Vidiella en carta del 21de dicho mes y ao estoy muy fatigado y casi enfermo; de lo que pasar una Navidadtriste, pues deseo que llegue para meterme en la cama, mientras le comentaba las no-vedades documentales que le tena preparadas y ocho das despus, y con los ejem-plares del libro La Caja de Valderrobres. Pea de Aznar la Gaya ya recibidos, en su con-testacin a Vidiella el da 29 de diciembre de 1905 le concretaba que la suya me haencontrado en cama, y estuvo retenido hasta el 3 de enero de 1906.

    Recin restablecido y atendiendo en dos cartas, del mismo da 3 y del siguiente9 de enero de 1906, el encargo personal de Vidiella de una solicitud de prstamo ban-cario en Barcelona, Pallars reanudara sus registros documentales en el Archivo de laCorona de Aragn y sus tres siguientes cartas a Vidiella, de junio y septiembre de dichoao, muestran el permanente dilogo de ambos estudiosos sobre las fuentes docu-mentales y la orientacin de sus investigaciones y el hermanamiento de los tres inse-parables: en su carta del 21 de junio, contemplamos su ambientacin en el Archivode la Corona de Aragn: As que pueda ir al Archivo (...); hace dos o tres meses que novoy por all por las ocupaciones. Sin embargo el buen amigo D. Eduardo Gonzlez de Urte-bise, actual oficial del Archivo y que ha reemplazado a Gimnez, me ha visitado dos o tres vecesy hablado sobre grandes descubrimientos de historia aragonesa (...) entusisticamente re-sumidos en la carta todo esto ser pronto publicado y tendremos ocasin de saborearlotodos, y le enva los saludos de todos los concurrentes al Archivo, y especialmente Gim-nez, Gonzlez, Bofarull y Padre Gasulla ya que, en frase de Gonzlez de Urtebise re-cogida en la carta, la escasez de aficionados a esto, hace que todos nos consideremos comode familia. Al final del mes siguiente, en 31 julio, Prez me ha escrito y dice haberhecho una expedicin por los Puertos de Beceite. Hoy le contesto y le pido detalles. Das atrsme hablaba en otra carta de encontrarnos este ao en el monasterio de Rueda (Escatrn). Mimayor gusto sera encontrarnos donde dice Prez o en cualquier otra parte; pero este ao llevomuchos gastos hechos y, de salir de Barcelona me llegar en cualquier fuente cercana que seasulfurosa para reparar mi endemoniado pellejo (...); hablando de todo un poco: cundo noshar una visita por sta, segn nos dej vislumbrar Ignacio? y aunque falto de tiempo, se-gua trabajando en el Archivo estoy tomando una coleccin de escrituras del tiempo deAlfonso el Casto y Pedro II. Creo que me facilitarn un trabajo sobre repoblacin de las co-marcas turolenses y cambiaba impresiones sobre el tema con Vidiella; y en la tercerade estas cartas, del 12 de septiembre de 1906, de vuelta de los baos de Tossa (...) mehallo con una carta de Prez y otra de V., las que leo y releo con extraordinario deleite. De-bera menudear ms nuestra correspondencia y cambios de impresiones sobre las cosas tanagradables para nosotos, y con su felicitacin al rebuscador incansable [Bernardo Ge-rona] que no ceja hasta dar con montones de pergaminos interesantsimos, y alentando aVidiella en su dedicacin a la orden de Calatrava en Aragn, se introduce en los temasde su continuo intercambio epistolar de datos e ideas: acordes en que la conquista y re-poblacin de Monroyo tuvo lugar durante el reinado de Pedro II, la total reconquista de Ara-gn no fue solo obra de Alfonso el Casto, lo fue en gran parte de su hijo y sucesor....

    Tales acopios documentales e intercambios de datos respondan sin duda a ladecisin de dar salida a su propsito de disponer de una publicacin propia del

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    ) grupo, para cuya consecucin les bast el ltimo trimestre del ao en curso de 1906,conforme lo evidencian las tres siguientes cartas conservadas, de octubre y noviem-bre de 1906 y otra de marzo de 1907, recin publicado el primer nmero de la revista:Prez Temprado, en carta no conservada, le expona a Pallars la idea de la publica-cin de un boletn histrico bajoaragons y en contestacin entusiasta, el 10 octubrede 1906 ste se declaraba partcipe de los mismos entusiasmos: he recibido la suya yenterado de sus entusiasmos por la publicacin de un Boletn histrico bajoaragons, debo de-cirle que participo de los mismos y me asocio a ellos. Infinidad de veces he pensado yo sobreello, (...) sera conveniente que cada uno de nosotros trazara un plan (...) y escoger el mejor.Por lo que pueda convenir ah va un pequeo diseo del mo (...). Es preciso asociarnos mu-tuamente Vd., yo, Vidiella, Ejerique y Bernardo Gerona, y si ms, tanto mejor (...). Nece-sitaremos un director y ste le tendremos tal vez mejor que otras revistas de la ndole en Es-paa: Vidiella). Adjuntndole esta carta, el 30 del mismo mes de octubre PrezTemprado recababa la decisin de Vidiella, le comunico mi parecer respecto a la formade publicar algo de nuestras aficiones histricas. Pallars, como ver por la carta est ani-mado de igual deseo; de V. nada hay que decir y Ejerique supongo que asentir. Qu nosfalta, pues, para emprender la publicacin de la Revista...?; y dos semanas despus, amediados de noviembre de ese mismo ao 1906, en carta del da 17 de Pallars a Vi-diella, nos enteramos que llevaba entre manos su primer artculo para el nmeroinicial de la publicacin, lo que indica que estaban los tres en la misma tarea; por lacarta conocemos el compromiso de los siete integrantes del grupo los cuatro refe-ridos en la carta de Prez Temprado, con Cabr, Galindo y Gerona, respaldando laempresa, la comunidad que hemos formado, como escriba Pallars en su carta,cuyos nombres quedaran estampados en cuidada caligrafa manuscrita de PrezTemprado precediendo el cuaderno administrativo de las suscripciones al Boletn.

    Tres meses despus, en 19 marzo 1907, distribuido ya el primero y a punto dela aparicin del segundo de los nmeros bimestrales del Boletn y en carta a PrezTemprado, un satisfecho Pallars no es flojo ni desmayable el nmero de abonadosque ha respondido. Con algn esfuerzo y perseverancia por parte de todos lograremos nues-tros deseos (). Vamos a la cuestin de asuntos histricos..., y entraba eruditamente conPrez Temprado, en interpretacin de la historia medieval de Hjar. Adems de estacarta de Pallars, de esos tres aos de publicacin de la revista disponemos de otrastres, asimismo dirigidas a Vidiella: de Bernardo Gerona en 30 de diciembre delmismo ao 1907, desendole un ao nuevo muy prspero para V. y nuestras empresas(...) que no se malograra la obra emprendida y del siguiente en 24 de noviembre de1908 desde La Fresneda, con su deseo [de] tener la ocasin propicia para poder conse-guir los pergaminos de Frnoles y remitrselos, y una, anterior, del 26 de febrero, y nodel grupo, aunque de amigo muy allegado, Vicente Allanegui, con el envo de susApuntes de historia de Calanda, manuscrito indito del que aclaraba a Vidiella queno tengo inters en que figure mi nombre, es V. dueo de tomar del libro lo que le plazca.Cesada ya la publicacin del Boletn, sin haber aparecido ya el fascculo de enero-febrero de 1910, en nueva carta de Gerona a Vidiella, en 5 de abril de dicho ao, la-mentando el cese de nuestro Boletn, le expresaba su disposicin conforme a lopactado al constituirse los componentes del grupo en promotores solidarios de larevista a pagar lo que VV. me sealen del dficit si lo hay, lo que fu innecesario, porlo que sabemos de la liquidacin de las cuentas finales entre los dos responsabiliza-dos, Vidiella y Prez Temprado, de su control administrativo, si bien el testimonio deGerona sirve de exponente del sentimiento y disposicin de los siete amigablementeasociados en la empresa.

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    )No obstante esa escasez de datos epistolares disponibles del tiempo de publi-cacin del Boletn, son los dieciocho nmeros bimestrales correctamente entregados,desde enero de 1907 a diciembre de 1909, los exponentes de la coordinacin de sustres ejecutores de las tareas programadas y del xito conjunto del grupo.

    Copartcipes en todo ese proceso de las actividades del grupo, Cabr, Ejerique,Galindo y Gerona protagonizan, como es lgico, referencias habituales en las cartasde la trada que articulan la trama afectiva y externa de su historia comn, si bien de-bemos observar que de los tres primeros son escasas las misivas que de ellos hanquedado en los legados reunidos por el autor, dos de Cabr y ninguna de EjeriqueRuiz y de Galindo, debido en parte al menos al tratarse de un repertorio circuns-tancial, a su desvinculacin de las tareas cotidianas comunes con los tres impul-sores de la interlocucin epistolar motriz y por sus cercanas locales el segundoentre Calaceite y Zaragoza, en Tortosa, el tercero, y Cabr, activo en lo arqueolgicoaunque desde su atalaya nacional de Madrid, siendo en cambio una docena lasreunidas de Gerona.

    De la etapa que ahora atendemos, hasta 1914, las dos cartas aludidas de Cabremergente su figura en la arqueologa espaola ya en los aos del Boletn, di-rigidas a Vidiella en enero y febrero de l904 y referidas al grupo, constituyen un tes-timonio crucial de los comienzos de su vocacin arqueolgica, generada junto aellos en su pueblo natal, como tambin lo son sus regulares desplazamientos desdeMadrid en sus aos de estudiante de Bellas Artes consignados asimismo en lacorrespondencia de sus tres amigos y que adems de indicativos de su apego ala familia de su Calaceite natal que su sobrina Encarna Foncuberta Cabr, en sulcida ancianidad, nos recuerda en el texto van tambin en ese mismo sentidohacia sus races arqueolgicas vocacionales: Mi respetable y estimado amigo D. San-tiago: (...) / Al poco tiempo de llegar aqu comunicaba a Vidiella apenas trascurridoel primer trimestre del curso 1903-4 de su ingreso en la Academia de San Fernandoy en carta del 12 de enero de 1904 fui en nombre de nuestra sociedad a visitar alpadre Fita, presentndole algunas de las cosas encontradas y dndole toda clase de datos(...) me redact una instancia a nombre de la sociedad nuestra y como cosa tambin nues-tra, para la Real Academia de Historia para que se hiciera cargo de nuestros interesantesobjetos y descubrimientos y ponindonos bajo su proteccin y ayuda / Cont al Padre lo dela inscripcin [del Mas de Madalenes de Cretas] y me dijo que agradecera mucho quele presentsemos un calco (...); por lo tanto le agradecer (...) se lo comunique as al Sr.[Prez] Temprado y si puede ser tambin al Sr. Camps de Cretas [propietario de la fincay localizador de dicho yacimiento]. / Recuerdos a Julin [Ejerique] (...), a Mariano[Galindo] y dems amigos y V. srvase mandar de su ms sincero amigo y servidor. Des-conocemos la respuesta de Vidiella y la carta del siguiente 7 de febrero contiene elrelato de las impresiones de Fita ante algunos materiales originales y grficos queCabr le present: sobre las pesas de telar con grafitos, como V. sabe que me los traje(...) dichos ladrillos (...) aquel que V. tiene dibujado de tantas rayas y el pequeo de V.me dijo que eran inscripciones (...), que crean todos que tenan aplicacin en los telares,suposicin que no tena mucha cabida en l (...); dijo que hablara de ellas en la Acade-mia de la Historia (...); de todo lo que se encuentra en S. Antonio le da escasa importanciaporque ya lo conoce, pero lo del Mas de Madalenes le da mucha (...); el lampadario creeque es celta y la asa aquella que nos encontramos los dos, celta tambin. Ya escribir lo quevaya diciendo. / Recuerdos a Julin y familia, Mariano y dems amigos y V. tiene un amigoincondicional / Cabr.

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    ) De Julin Ejerique Ruiz en esos aos, tan cercanos los Ejerique a Vidiella desdelos comienzos de sus actividades del foco local de jvenes de Calaceite, con BautistaPascual, Julin Ejerique Belenguer y otros del grupo de la aventura de El Confn de Ara-gn en 1883 y 84 de quienes lamenta el autor no disponer de la documentacinque requiere su contemplacin en el tema sabemos de su pertenencia al grupolocal hacia 1902, al constituirse en dicho ao en el comarcal definitivo y resulta me-morable su intervencin en el poblado de San Antonio con Vidiella y Cabr dos aosdespus; en 1907 aparece asumiendo con sus otros seis compaeros la responsabili-dad de la publicacin del Boletn y de los aos de las excavaciones del Institut, Boschrecordara su ayuda como alcalde de Calaceite, el cual pos a disposici nostra els guar-des de la vila per a vigilar les excavacions i impedir que fossin malmeses, publicant bndolsexcitant al veinat a respectarles.

    Sobre Mariano Galindo, a quien tribut Vidiella su homenaje de buena memo-ria al entraable amigo en su obituario de 1917, disponemos de la semblanza bio-grfica trazada por Joaquim Montcls Esteban en 2002, y en lo que a nuestra evoca-cin epistolar del grupo nos atae, la falta del testimonio de sus cartas, debida comose ha dicho a su cercana local, queda compensada por su temprana aportacin do-cumental a las Recitaciones de la historia de Calaceite de Vidiella en 1896, su habitualpresencia en las alusiones de los tres mantenedores de la conexin epistolar del grupoy su atencin dedicada a la tirada bimestral del Boletn en la Imprenta Querol de Tor-tosa durante el ao y medio final de los tres aos, 1907 al 9, de la publicacin de larevista, y destacable tambin, en la posterior etapa arqueolgica del grupo, es su co-laboracin de campo en la excavacin de San Antonio, como el mismo Bosch re-cordara: adjud personalment al Director de les excavacions, substituintlo en linspeccidels trevalls uns cuants dies del mes de septembre [de 1915, dos aos antes de su prema-tura muerte] en que sausent.

    De Bernardo Gerona, adems de las pertinentes alusiones de la corresponden-cia comn del grupo, disponemos del repertorio de doce cartas inditas, remitidas aVidiella desde su incorporacin al grupo en 1904 hasta 1910, tres meses despus delcese del Boletn, que, unidos a los datos procedentes del Archivo Diocesano de Zara-goza, extractados del Boletn Eclesistico Oficial del Arzobispado de Zaragoza de juniode 1997, en solicitud del autor atendida por su Archivero Diocesano, Juan RamnRuiz Garca, constituyen el perfil del biografiado presentado en el texto. Consigna-dos en dichas sus cartas a Vidiella conocemos sus controles de los archivos munici-pales de la comarca, iniciados unos das despus de su cordial acogida al visitarleen su casa de Calaceite en el verano de 1904 con su envo de una coleccin de 52pergaminos de La Fresneda, al que siguieron las de Torre del Compte y Monroyo, en1905, y la de Frnoles en 1908, conforme lo refieren las sucesivas cartas a su patro-cinador y referente del grupo: ayer entregu a mi masovero (...) el cual suele ir todos losdomingos a esa (...) un paquete de 52 pergaminos (si no los cont mal) con orden de en-tregrselos a V. el prximo domingo; son todos los que quedan en el archivo de este pueblo,le anunciaba al regreso de su referida entrevista, en carta desde La Fesneda, el 29 dejulio de dicho ao 1904, envo que le hizo exclamar a Pallars, inmediatamente en-terado por Vidiella: bien por la aparicin del seminarista fresnedano y de primera mag-nitud es el hallazgo del Sr. Bernardo Gerona, tanto por su persona como por los documentosque me hace referencia; en 1905 desde La Fresneda, en carta del 14 de agosto le hanllegado los pergaminos de Torre del Compte? A causa de los malos das que hemos pasadono pude ir por all, ni enterarme de lo que han hecho, y al mes siguiente, el 12 de sep-

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    )tiembre y sin duda ya con los pergaminos a disposicin de Vidiella desde Torredel Compte le aclaraba el retraso: he sabido lo que pas con los pergaminos de este pue-blo...; poco menos que un ao despus, en agosto de 1906 consegua Gerona otroimportante control de pergaminos, que desde La Fresneda se lo comunicaba rpida-mente, en carta del da 11, a Vidiella: hace tres das regres de Monroyo donde (...) vi elarchivo municipal, riqusimo al parecer, pergaminos cont ms de 90, algunos de ellos des-comunales, el que sirve de envoltorio a los dems mide tres metros de longitud; me alegraramuchsimo pudieran examinarlos V. o el Sr. Pallars a quien vendra mejor por estar cercade su pueblo, pude conseguir de dicho Sr. Secretario [Enrique Pastor] que me facilitara losque le mando adjuntos para que los viese V., rogndome le remitisemos una nota de lo msimportante, que podr copiar yo mismo de lo que V. haga para no serle tan trabajoso. /Cuando los tenga despachados dgamelo y mandar a buscarlos con el mismo masovero quehoy se los lleva. Pasaran algo ms de dos aos y en 24 de noviembre de 1908 desdeLa Fresneda le expresaba su deseo [de] tener la ocasin propicia para poder conseguir lospergaminos de Frnoles y remitrselos. Las publicaciones del grupo Entrepginas,La Caja de Valderrobres de Pallars reeditada en libro, y las entregas bimestrales del Boletn eran realmente el estmulo de sus afanes de colaboracin: en diciembre delmismo 1905, al recibir varios ejemplares obsequiados, que distribua Vidiella, de LaCaja de Valderrobres de Pallars tan bonito y elegantemente editado (...) que ha gus-tado mucho y algunos quieren tenerlo, reclamando otros seis ejemplares para aten-derlos, y referidas al Boletn estn precisamente las tres ltimas de sus cartas que dis-ponemos, del transcurso y entregas bimestrales de la publicacin, y la tercera de sucese: en 30 de diciembre de 1907, expresaba a Vidiella su fidelidad a nuestras empresas(...) sentira se malograra la obra emprendida y continuada con tanto trabajo y constanciapor parte de VV., ya que no por la ma y solo mi inutilidad y quehaceres de mi carrera hansido causa de no ayudarles como debiera, pero bien sabe la quiero como cosa propia; y casiun ao despus, en la aludida carta del 24 de noviembre de 1908 y desde La Fresnedatambin, le indicaba que he recibido el Boletn y me ha gustado, por aqu qu frialdad,nadie, y en carta del 5 de abril de 1910, ltima de las suyas de nuestro repertorio, tras-misora de su lamento por el cese de nuestro Boletn y dispuesto a sufragar el dficitque hubiere, con su parte alcuota en cumplimiento del compromiso del grupo, yacomentado. Otras cuestiones del grupo retendran su atencin, tanto durante los pe-rodos lectivos como en sus das vacacionales: de los tomos del Maestro Esps (...); nodejo de apuntar ni la mnima nota que se relacione con la tierra, le escriba a Vidiella el22 de febrero de 1905 desde el Seminario Central de Zaragoza, y en agosto del mismoao, en La Fresneda, en su casa natal, mientras tomaba notas del Archivo parroquial,en carta del da 14 le comentaba una excursin (...) a un monte de este trmino lla-mado el Castell, encontrando pesas idnticas a las de esa, cermicas tambin iguales(...), es un monte elevadsimo a orillas del Matarraa, cuya cuenca domina bastante trecho,lo mismo que este pueblo...; y ms cuestiones del grupo en cartas del 26 del siguienteagosto y el 20 de noviembre del mismo ao 1905. Y entre todo ello, como es lgico,referencias a su carrera sacerdotal, en cartas ordinarias y las especficas en circuns-tancias requeridas, como sendas tarjetas postales de 25 de octubre de 1905 y del 12de diciembre de 1906.

    A esas cartas que glosamos de la correspondencia del grupo anteriores a 1914 las del tro que vertebran su historial y las referencias de los otros cuatro compa-eros se unen las de las relaciones epistolares de Vidiella con amigos y seguidoresde sus actividades, consideradas tal vez complementarias en nuestra evocacin, pero

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    ) necesarias tambin para su contextualizacin en la historia regional a la que la pre-sente aportacin documental deber someterse.

    Ordenados alfabticamente por sus apellidos y con las fechas correspondientesa sus cartas, esos interlocutores de Vidiella no pertenecientes al grupo, de esta etapainicial de las Entrepginas y el Boletn ilustrada, como se ha expuesto, por la ver-tebradora correspondencia de la trada de sus impulsores y desplegada desde la cons-titucin del grupo en 1902 hasta el comienzo de la etapa arqueolgica siguiente, en1014 componen la siguiente relacin: A / Vicente Allanegui, Calanda, 1908; F. An-drs, Alcalde de Teruel, 1905; J. Aud S.J., Tortosa, 1905. D / Felipe Delgado, Alcaiz,1905. F / M. Foz Bernaldo de Quirs, Alcaiz, 1905 y 1906. G / Rafael Gil Micolau,Ganda, 1904; Epifanio G Ibez, Alcaiz, 1904; Domingo Gascn, Madrid, 1905y Boltaa y Madrid, 1906; C. Gasca, Zaragoza, 1902 y 1906. I / Eduardo Ibarra, Zaragoza, 1904, Santander, 1905; E. Ibarra y J. Ribera, Zaragoza, 1902; Lorenzo Insa,1903. L / Amado Lasarte, Teruel, 1902, 1903, 1904, y 1905. M / J.P. Membrado, Belmonte, 1904; Luis Mendizbal y Martn, Zaragoza, 1902; Luis Moliner, Zaragoza,1899 y 1905; Sebastin Monserrat, Zaragoza 1904; Eusebio Mullerat, Alcaiz, 1903,1904, 12-1, 19-2, y 1905. N / Victor Navarro, Zaragoza, 1901, 1902 y 1903; P / Ma-riano Pano, Zaragoza, 1902; R / E. Ribera [en E. Ibarra y R. Ribera], Zaragoza, 1902;T / E.J. Taboada, Alcaiz, 1902; Mariano Torres [albacea de D. Gascn], Madrid, 1908. V / Jos Vicent, Teruel,1902; R. Vicente Camn, Maella, 1902; M. Zabala, Madrid, 1913.

    Dichas cartas conciernen en su mayor parte a la historia local y regional de lacomarca bajoaragonesa, en su mayora de solicitudes de datos, generalmente loca-les como las de R.Gil Micolau sobre su ascendencia y Calaceite, E. Garca Ibez deAlcaiz y S. Monserrat sobre Maella en 1904, los tres en 1904, y en el caso de D. Gas-cn, en solicitud, desde Madrid en marzo de 1906, de un cuestionario de datos parasu bibliografa turolense, cuyo acuse de recibo de su paquete bien nutrido de noti-cias participaba en el siguiente mes de junio; mas hay tambin, destacando en esafluida correspondencia, colaboraciones y ayudas a sus tareas en curso: R. VicenteCamn desde Maella en 1902 sobre su envo de unos pergaminos, E.J. Taboada enel mismo ao con el obsequio, desde Alcaiz, de unos folletos suyos y el ofreci-miento de un ejemplar conseguido de la historia local del P. Sancho; E. Ibarra en1904, con su ayuda epigrfica al hallazgo de una lpida arbiga por Prez Temprado;el ofrecimiento de V. Allanegui de su recopilacin indita de datos locales de Ca-landa; un envo de datos regionales por D. Gascn desde Madrid en 1906, y la no-ticia del registro de un pergamino del monasterio de Benifaz por el jesuita J. Auddesde Tortosa, en 1905. Otras cartas se refieren a las diversas participaciones de nues-tro protagonista en certmenes literarios y sus colaboraciones en peridicos y re-vistas, como la de Mariano Pano, desde Zaragoza en marzo de 1902, en agradeci-miento y felicitacin por su colaboracin en la Revista de Aragn y las cinco cartasde V. Navarro Vicente, de enero a octubre 1903 desde el El Noticiero de Zaragoza,sobre la publicacin de un estudio jurdico premiado en los Juegos Florales de 1901;de marzo de 1902 es un pedido tardo de dos ejemplares de las Recitaciones de lahistoria de Calaceite, por el librero zaragozano C. Gasca. Hay tambin de atencin alo socioeconmico, de su amigo e impulsor del regeneracionismo del pas, J. P.Membrado desde Belmonte en 1904 sobre la difusin de las Cajas Rurales, y de re-comendacin poltica, en elecciones municipales, de J. Ejerique en 1899, y provin-ciales, de F. Andrs, alcalde de Teruel en 1905 y de M. Foz Bernaldo de Quirs, de

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    )Tierra Baja de Alcaiz, en julio de 1906; y no faltan, como es lgico, las puramenteamistosas y de atencin personal, ejemplificadas por la larga serie de A. Lasartedesde Teruel.

    Tales testimonios de sus relaciones fuera del grupo constituye, en suma, la evi-dencia de un reconocimiento del prestigio social de la figura de Vidiella, generalizadoen la regin.

    Junto a las cartas internas del grupo, dichas inestimables cartas y otras tam-bin transcritas de varias relaciones de sus compaeros que dan corporeidad a lahistoria del grupo y traslucen sus espritus, son las Entrepginas y el Boletn comoresultado de los propsitos que les impulsaron al agrupamiento el logro consti-tutivo de su aportacin cultural conjunta hasta el comienzo de la etapa arqueol-gica en 1914, teniendo adems presentes las publicaciones entregadas separadamentepor sus componentes y el corpus indito de sus registros arqueolgicos, obra tambinsecundada por todos.

    En 1914, hurfanos del Boletn y en sintona con su tiempo, los componentes delgrupo impulsaran la potenciacin del registro arqueolgico de la comarca, conver-tido desde entonces en quehacer colectivo. Eran los aos de la regulacin de las ex-cavaciones arqueolgicas en Espaa y el grupo bajoaragons dispona de dos de susmiembros fundadores en las dos primeras instituciones de mbito nacional desde loscomienzos mismos de sus funcionamientos, Pallars en el Servei de lInstitut dEstu-dis Catalans, en Barcelona, y Cabr en la Comisin de Investigaciones Paleontolgi-cas y Prehistricas de Madrid, mientras seguan en Calaceite y Mazalen Vidiella yPrez Temprado prospectores locales tempranos, recordmoslo, ya en los aosochenta en Calaceite, el primero, y el segundo en La Puebla y luego en Mazaleny con ellos tambin, Ejerique, compaero del primero en sus salidas de campo.

    En esas circunstancias fueron, por lo tanto, Pallars primeramente, en 1914, yCabr cinco aos despus, quienes gestionaron la inclusin de la comarca en los pla-nes de investigacin arqueolgica de ambas instituciones: las campaas de BoschGimpera y sus colaboradores del Institut con la incorporacin inicial de Prez Tem-prado, como nico participante del grupo bajoaragons en el equipo de excavado-res, desde 1914 hasta 1919 en el Bajo Aragn oriental durante la dcada de 1914 a1923; y sobrepasando la dcada siguiente, desde 1919 hasta entrados los aos 30, lasde excavacin codirigida por Cabr y Prez Temprado del Cabezo de Alcal de Azailaen los planes de la Junta Superior.

    Conjuntamente consideradas, las actuaciones patrocinadas por ambas institu-ciones convirtieron la comarca bajoaragonesa en campo arqueolgico de trabajo in-interrumpido durante los veinte aos completos de las dos dcadas desde 1914 hasta1933-35, conforme al siguiente entramado de sus excavaciones: Bosch Gimpera di-rigiendo las campaas del Institut desde 1914 a 1923 y dedicado a la excavacin deSan Antonio de Calaceite, su objetivo primordial, y adems Tossal Red e intervi-niendo tambin junto a todos sus colaboradores en los continuos registros sepul-crales; de Bosch y en la fecunda campaa de 1915 surgira la novedosa idea de la cre-acin de un taller de arqueologa, lo que sera un hecho singular de la investigacinarqueolgica de la poca la constituci de la novella societat del Padells, en carta aPallars, que luego atenderemos y al mismo tiempo, sus colaboradores del Servei,el citado J. Colominas y A. Durn excavaron Vilallonc de Calaceite y, en 1922 y 23,

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    ) J. de C. Serra i Rfols intervena en Les Ombres y La Torre Cremada de Valdeltormo,mientras que Prez Temprado, designado por Bosch al inicio de las intervenciones en1914, excavaba en Escodines Altes y Escodines Baixes, Piur del Barranc Fondo y SanCristbal, de Mazalen, en cinco aos seguidos de las campaas, hasta que em-prendi con Cabr, el 1919, las excavaciones de Azaila, codirigidas por ambos hastael final de los aos veinte y continuadas por Cabr iniciados los treinta y con doscampaas finales en 1942 y 44; campaas todas ellas que ambos compaginaran conotras designaciones personales: Cabr, armonizando Azaila con sus excavaciones enLa Meseta Central Las Cogotas, de Cardeosa (vila) de 1922 al 30; en los indi-cados aos 29 y 30 el Altillo de Cerropozo de Atienza (Guadalajara) y en el ao 29,el Castro de los Castillo de Sanchorreja (vila); en 1931, las revisiones de sus exca-vaciones de vila y hasta 1935 en la misma provincia, en La Mesa de Miranda, deChamartn de la Sierra / vila) y Prez Temprado, que, siguiendo en la comarca einiciada Azaila, ayudara a Bosch en Mazalen hasta su traslado a la secretara mu-nicipal de Fabara amb la col.laboraci, fins al seu trasllat a Fabara, desde donde,a partir de 1921, desplegara sus trabajos de campo en las zonas de dicha poblacin,con su limtrofe tarraconense de Batea, de los cursos inferiores del Algs y Matarraa,y en las tierras del Ebro de Caspe y Chiprana, asimismo en los planes de la Junta Su-perior, con prospecciones continuadas, catas de reconocimiento en varios pobladosColl del Moro de Pieras,en Batea (Tarragona), Corral de Caardo en Fabara y Ca-bezo Torrente de Chiprana y las excavaciones de tres localizaciones seleccionadas,Roquizal de Rullo y Cinglos de la La Muntfalla en Fabara, y La Tallada de Caspe,desde 1923 hasta su jubilacin en 1932.

    En esta perspectiva historiogrfica del grupo, hay que recordar adems que el re-gistro arqueolgico de la comarca bajoaragonesa puesto en manos de Bosch quesupondra su lanzamiento al mundo cientfico europeo haba sido acumulado du-rante casi tres dcadas por los componentes del Grupo del Boletn, desde sus prece-dentes a partir de mediados de los aos 80, con los controles de Calaceite dados aconocer por Vidiella en 1896 y los inditos de Prez Temprado en Mazalen desdesu radicacin all en 1897 donde llegaba ya con sus primeras prospecciones loca-les en La Puebla de Hjar, iniciadas tambin a finales de la dcada anterior y con laubicacin controlada del sitio indito de Azaila y se convertira en tarea comn delgrupo comarcal recin constituido en 1902, asumidas desde entonces por Cabr yPrez Temprado dichas precedentes tareas arqueolgicas de la comarca.

    Conviene tambin resaltar el inters de las contribuciones personales de Palla-rs y de Cabr, prestadas durante esos aos desde sus puestos institucionales del Ins-titut dEstudis Catalans y del Centro de Estudios Histricos el segundo: en 1914 ambosrepresentantes del grupo siguieron por lo tanto en sus destinos, sin incorporarse a lasexcavaciones del Bajo Aragn, a pesar de ser Pallars el impulsor de la intervencinde Bosch el nostre amic Matas Pallars, promotor de les nostres excavacions al BaixArag, y artfice Cabr del inicial aireamiento cientfico de San Antonio de Cala-ceite y su contexto local; si bien, extrados los dos de la comarca rural e integrantesde grupo, no faltaron sus desplazamientos de trabajo: Pallars que excavaba en1914 en La Gessera de Casseres y se retuvo Bosch all en su viaje inicial a Calaceitefrecuentara los desplazamientos de revisiones y de prospeccin durante las campa-as, y Cabr, aparte de otros viajes, estudiaba en 1914 las pinturas del covacho delAgua Amarga y desde Azaila con Prez Temprado en 1919 estaba en Los Secans es-tudiando las pinturas por ste descubiertas y continuando ambos hasta Calaceite,

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    )donde revisaron el sepulcro del Caaret, cuyo descubrimiento les haban anunciadoVidiella y Ejerique.

    Completaba el campo comarcal de trabajo de la comarca el plan de excavacio-nes en la zona occidental paralelo aunque independiente del anterior y que tam-bin se integrara en las actividades de la Junta Superior de Vicente Bardavu y Pie-rre Paris y sus continuadores R. Thouvenet y A. Bruhl en la zona de Alcaiz, con susexcavaciones desde el ao 1924 al 31 Cabezo del Cuervo, Tarratrato, Cabezo delMoro, Alcaiz el Viejo, El Palao y El Cascarujo, quedando la comarca bajoarago-nesa, en su amplia dimensin geogrfica, abierta desde entonces a las pespectivasinstitucionales de la moderna investigacin arqueolgica.

    Finalizando esa dcada de los aos veinte, en abril de 1927 Cabr y Prez Tem-prado reciban en Azaila la visita de M. Gmez Moreno, el patrocinador de las exca-vaciones, y el 1 de febrero de 1929 falleca Vidiella en Calaceite, dejando en su legadosu importante obra indita los buenos se van, le evocaba su fiel colaborador Ber-nardo Gerona, con su veneracin de la amistad del grupo y desde su dedicacin sa-cerdotal, en los peridicos locales de Caspe y Alcaiz mientras los dos protago-nistas arqueolgicos, vertebradores de esta ltima etapa de trabajos del grupo en lacomarca, Cabr y Prez Temprado, en 1929 publicaban la memoria del Roquizal delRullo de Fabara escrita por el primero y con la exposicin por el excavador de lascmaras del poblado y en septiembre reciban en Azaila a Bosch Gimpera con losexpedicionarios prehistoriadores e iberistas en excursin por rutas aragonesa, cas-tellana y cantbrica, hasta Altamira del IV Congreso Internacional de Arqueologa,desplazados el 3 de septiembre desde Barcelona y en visita a los poblados ibricosde Calaceite y Azaila, donde lo recibiran los excavadores, en reencuentro tan llenode sentido historiogrfico como destinado a despedida personal de sus tres prota-gonistas.

    Fiel reflejo de la novedosa situacin en esta segunda etapa de la historia delgrupo, las cartas inditas de las que disponemos desde el parntesis epistolar del lus-tro post-Boletn, entre enero de 1910 y avanzado el ao l4, testifican el cambio derumbo de la actuacin conjunta del grupo, quedando su tro promotor falto de unquehacer comn: con Vidiella enfrascado en su estudio, en su casa natal, y Pallarsy Prez Temprado volcados ambos, aunque separadamente, en Catalua uno y elotro en el Bajo Aragn, a la arqueologa de campo, por lo que se truncara la inter-locucin epistolar de trabajo que hasta entonces mantuv