boletin 24 de marzo

8

Upload: franco-sgarlatta

Post on 15-Nov-2015

221 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

24 de Marzo contra la impunidad de ayer y de hoy

TRANSCRIPT

  • Todo acto de memoria es poltico, y toda

    poltica emancipadora que se considere crtica

    del presente debe criticar tambin las maneras

    hegemnicas en que el presente se apropia del

    pasado. La teora de los dos demonios, as como

    la actual poltica estatal de derechos humanos,

    son formas de la memoria que debemos

    desenmascarar no slo por su falsedad

    histrica, sino porque prestan un lamentable

    servicio a los sectores sociales que quieren que

    nada cambie.

    La teora de los dos demonios se elabor

    en el retorno a la democracia en 1983 como

    interpretacin oficial de los hechos que le

    precedieron. La teora equipara el accionar de

    las organizaciones armadas de izquierda con el

    terrorismo ejercido por el Estado y las

    organizaciones paraestatales como la AAA

    (Alianza Anticomunista Argentina) antes y

    durante la dictadura militar. La teora no slo

    recurre a esa equiparacin, sino que postula que

    fue la violencia de izquierda la causa de la

    dictadura militar.

    No podemos abarcar aqu el tema de la

    violencia poltica en toda su complejidad, que

    va mucho ms all de la cuestin moral de la

    legitimidad de la violencia y requiere un

    anlisis histrico sobre las coyunturas en las

    que esa forma de lucha est a la orden del da.

    Sin embargo, sostenemos que la violencia

    ejercida por la izquierda y la derecha no son en

    ningn sentido equiparables.

    Las organizaciones polt ico-

    militares de los 70 no realizaban acciones

    armadas para aterrorizar a la poblacin civil,

    sino para el aprovisionamiento de armas y

    fondos, la propaganda, la autodefensa de las

    luchas populares y slo en algunos casos el

    asesinato de objetivos polticos o militares

    determinados. La violencia ejercida por el

    aparato represivo, en cambio, tena dimensio-

    nes masivas, constituyendo un verdadero

    genocidio: hubo 30.000 desaparecidos, en su

    mayora referentes y organizadores sociales

    que no realizaban tareas armadas. Adems,

    sus mtodos consistan en la tortura, la

    desaparicin, la clandestinidad de la

    represin, robos de identidad, etc.

    Los objetivos estratgicos de estas

    dos formas de violencia, adems, eran

    diferentes. Las organizaciones poltico-

    militares aspiraban a la construccin de una

    sociedad igualitaria, democrtica y socialista,

    y recurran a la violencia porque entendan (y

    as lo atestiguaba la experiencia histrica) que

    la clase dominante no cedera de manera

    pacfica sus privilegios. La dictadura militar,

    en cambio, consideraba que era necesario dar

    fin a un proceso de auge y empoderamiento de

    las masas que impeda la reestructuracin

    neoliberal de la economa y la sociedad por la

    que reclamaban la oligarqua local y el capital

    internacional.

    la memoria es un

    campo de batalla

  • La represin estaba dirigida al conjunto

    de lxs activistas sociales, pues se trataba de

    destruir el poder y los lazos de organizacin

    forjados al calor de la lucha del pueblo

    trabajador, que no slo impedan el avance de la

    clase dominante sobre el pueblo, sino que

    tambin constituan una acumulacin de

    fuerzas que eventualmente poda derrotar a esa

    clase y transformar radicalmente la sociedad.

    La demonizacin de las organizaciones

    de izquierda oculta, detrs de una fachada de

    demencia armada y subversiva, una racionali-

    dad poltica, un proyecto de sociedad distinta, y

    una capacidad de organizacin social que iba

    ms all de lo militar. La teora de los dos

    demonios adems elude referirse al proyecto

    econmico que constituye la verdadera causa

    del golpe de estado, encubriendo las responsa-

    bilidades civiles que lo impulsaron. Por ello, si

    bien contribuy al juzgamiento de algunos

    genocidas durante el gobierno de Alfonsn, la

    teora es completamente funcional a la sociedad

    instaurada por la dictadura, propugnando el

    mantenimiento irrestricto de una democracia

    que, luego del trabajo sucio realizado por la

    dictadura, ahora poda garantizar a la clase

    dominante la ejecucin por medios pacficos de

    sus planes de reestructuracin econmica de

    corte neoliberal.

    El kirchnerismo ha realizado algunos

    avances en materia de derechos humanos que

    implicaron retomar el juzgamiento a los

    genocidas y una crtica de la teora de los dos

    demonios. Sin embargo, entendemos que lo

    hace de una manera sumamente cuestionable,

    que consiste ya no en demonizar a las vctimas

    del terrorismo de estado, sino precisamente en

    reducirlas a su condicin de vctimas, simples

    personas que han visto sus derechos

    terriblemente cercenados por la represin

    militar.

    El principal sentido pblico o

    poltico que asume la accin estatal bajo el

    gobierno kirchnerista tiene que ver con una

    relegitimacin del Estado en su carcter de

    reparador de los daos a travs de la justicia, y

    con la difusin en la sociedad de una

    conciencia genrica de que "la dictadura no

    puede volver a suceder". Estas operaciones

    invisibilizan el sentido de la lucha de lxs

    compaerxs desaparecidxs, que no eran

    simples vctimas civiles de la dictadura, sino

    en su mayora militantes revolucionarios. Al

    poner en un primer plano la dicotoma entre

    dictadura y democracia, la nica recuperacin

    que se hace de lxs desaparecidxs es para la

    custodia de la democracia, y a lo sumo para el

    cuestionamiento de las formas ms "salvajes"

    de capitalismo. Pues un proyecto de

    "capitalismo serio" no puede reivindicar a lxs

    luchadorxs por el socialismo.

    A la invisibilizacin del proyecto

    poltico de lxs compaerxs desaparecidxs le

    oponemos la recuperacin de su racionalidad

    poltica, no para repetir sus acciones o

    mitificarlas, sino para criticarlas en trminos

    polticos, para adaptar su experiencia a las

    necesidades del presente, y retomar su legado

    en el punto en el que nos lo dejaron. Y a la

    autolegitimacin que constantemente realiza

    el sistema democrtico le oponemos la crtica

    histrica que muestra su raz en la represin

    dictatorial, al tiempo que apostamos por la

    construccin de poder popular y la lucha por

    una sociedad radicalmente diferente.

  • A 9 aos de iniciados los juicios contra

    los delitos de lesa humanidad cometidos por el

    terrorismo de estado durante la ltima dictadura

    cvico-militar en Argentina, consideramos

    necesario hacer un balance crtico de su

    desarrollo desde la derogacin de las leyes de

    impunidad. Este balance cobra particular

    relevancia, faltando dos aos para el fin del

    gobierno kirchnerista, y la expresa voluntad del

    ejecutivo nacional de dar por finalizados los

    juicios en 2015. Tomamos para esta tarea el

    informe de Diciembre de 2013 de HIJOS de La

    Plata.

    Avance en los juicios contra los genocidas

    El informe de HIJOS La Plata, revela que

    al 31 de Diciembre de 2013 el Estado argentino

    slo efectiviz 111 juicios con sentencia. En

    esos 111 juicios hubo como resultado 567

    condenas sobre 468 represores, 61 absueltos y 6

    muertos impunes durante el proceso, por un

    universo de 2793 vctimas. Slo alrededor del

    30% del total de los 2.100 procesados desde

    2003 fue llevado a juicio, y slo un 24% fue

    condenado. Si tomamos los 600 Centros

    Clandestinos de Detencin que funcionaron

    durante la dictadura, 468 condenados

    representan menos de 1 represor condenado por

    CCD.

    Comparado con los miles de

    represores implicados en el Terrorismo de

    Estado (200.000 segn el Ministerio de

    Defensa) el nmero es nfimo, e incluso

    comparado con los 2.100 procesados, ms del

    70% est impune.

    Si analizamos las penas, slo el 47 % de

    las condenas fueron por al mximo de la pena.

    En efecto, el 14 % de los condenados recibi

    25 aos de prisin, y el restante 39 % menos de

    25 aos. Esto nos hace reflexionar sobre la

    calidad de la condena con que el Estado valora

    los crmenes que est juzgando, que son de

    lesa humanidad, crmenes de Estado que

    muchas veces son equiparados en sentencia en

    el monto de las penas a delitos cometidos por

    delincuentes comunes.

    Hacia el 2015 El fin de los juicios?

    Desde abril de 2013 el Secretario de

    DD.HH. de la Nacin, Martn Fresneda,

    plante su voluntad de que en el transcurso

    del 2015 empiecen a concluir los procesos

    judiciales por delitos de lesa humanidad.

    Cristina Fernndez lo viene pregonando desde

    diciembre de 2011, cuando en el acto por el da

    de los Derechos Humanos dijo: Yo espero

    que en estos cuatro aos de mi mandato estos

    juicios que han demorado ms de treinta aos

    en ser iniciados, puedan ser terminados.

  • Si en 10 aos se juzg al 30% de los

    procesados, una proyeccin objetiva nos dice

    que juzgando a razn de un promedio de 600

    represores cada 10 aos, sin sumar nuevos

    procesamientos, concluira recin en ms de 3

    dcadas. As planteados, estos procesos

    reproducen la situacin de impunidad porque

    slo sern juzgados casos emblemticos, los

    altos mandos, mientras el conjunto de

    miembros de las fuerzas represivas que

    planificaron y ejecutaron el genocidio quedar

    impune.

    Nuestra lucha por la memoria, la verdad y la

    justicia.

    De estos datos se desprende que no existe

    voluntad real de condenar el carcter masivo y

    planificado del terrorismo de Estado. La

    apropiacin del gobierno kirchnerista de esta

    lucha, autoproclamndose el gobierno de los

    derechos humanos no ha tenido como

    correlato efectivo el enjuiciamiento de todos

    los que torturaron, desaparecieron y asesinaron

    a ms de 30.000 compaerxs, e instauraron un

    modelo econmico neoliberal cuyas trgicas

    consecuencias an padece el pueblo trabajador.

    Sin embargo, el gobierno ha sido muy

    efectivo en la cooptacin de diversos

    organismos y personalidades otrora referentes

    de la lucha por los derechos humanos y hoy

    defensores de un modelo econmico y social

    que beneficia a los mismos de siempre, contra

    los legtimos derechos del pueblo, que hoy

    enfrenta la represin y el ajuste por parte del

    propio gobierno nacional y sus gobernadores

    provinciales. La designacin de un represor,

    Milani, frente al Ejercito, es, sin lugar a dudas,

    ms que la contracara, el verdadero rostro de la

    poltica de derechos humanos del gobierno,

    para cooptar y neutralizar las resistencias

    sociales que pueden poner en tensin el actual

    estado de cosas. Reapropiarnos y resignificar

    la lucha por Memoria, Verdad y Justicia es una

    tarea impostergable, cuando la Memoria

    oficial no es otra cosa que la mquina del

    o l v i d o , q u e b o r r a l o s p r o y e c t o s

    revolucionarios de nuestrxs compaerxs y se

    los apropia para garantizar la impunidad de

    ayer y de hoy.

  • Nuestra lucha contra la represin

    estatal y por la defensa de los derechos

    humanos, la abordamos en su actualidad,

    porque ni la represin ni la violacin de los

    derechos del pueblo trabajador son una cosa del

    pasado. Desde el retorno de la democracia

    formal en nuestro pas, el aparato represivo del

    Estado no ha dejado de perseguir, reprimir,

    desaparecer y matar personas. Y lo hace, y lo

    seguir haciendo, porque su funcin es sostener

    una sociedad desigual donde una minora, la

    clase capitalista, explota y oprime a la mayora,

    la clase trabajadora, para garantizar la

    continuidad, tambin en democracia, de sus

    intereses y privilegios. Slo mediante la

    violencia estatal, sistemtica, organizada y

    masiva, puede sostenerse una sociedad que

    somete a la mayor parte del pueblo a la miseria,

    el hambre y la explotacin.

    Cambian los gobiernos, las cpulas

    policiales y militares (y no tanto, alcanza con

    mencionar la designacin de Milani, un

    represor, como Jefe del Ejercito), la represin

    toma nuevas modalidades, pero lo que no

    cambia es su funcin social. Esta tarea se dirige

    en dos sentidos fundamentales; la represin

    preventiva, para controlar a los sectores

    populares que padecen las miserias del sistema;

    y la represin selectiva, para silenciar a los

    sectores organizados del pueblo que luchan por

    otra sociedad.

    Desde 1983, el Estado argentino ha

    asesinado a 4000 personas, la mitad menores

    de 25 aos y mediante el gatillo fcil, lo que

    demuestra que, lejos de ser un abuso

    policial, el gatillo fcil constituye una

    poltica sistemtica de disciplinamiento y

    control social. 2448 de los asesinatos se

    produjeron durante el kirchnerismo, el 61% de

    las muertes en manos del Estado desde 1983.

    69 personas fueron asesinadas en protestas

    sociales desde entonces, 41 durante el

    gobierno de De La Ra, 20 durante el gobierno

    de los Kirchner. Tampoco la desaparicin de

    personas es patrimonio exclusivo de la ltima

    dictadura; hay ms de 210 desaparecidxs en

    democracia.

    La lucha por los derechos humanos

    entonces, requiere que combatamos la

    represin, porque es mediante esta

    herramienta que las clases dominantes

    garantizan la continuidad de este sistema,

    tambin en democracia. Recuperar la

    memor i a de nues t rx s compae rxs

    desaparecidxs y asesinados por la dictadura

    debe tener, para nosotrxs, esta orientacin

    entra en pugna por lo tanto con el relato oficial,

    que intenta apropiarse de esa memoria para

    legitimar la continuidad del modelo

    econmico y social que las clases dominantes

    impusieron a fuerza de represin y muerte.

  • ALFONSN

    1983/1989

    MENEM

    1989/1999

    DE LA RUA

    1999/2001

    DUHALDE

    2001/2003

    NK / CFK2003/PRESENTE

    REPRESIN PREVENTIVA: Es la que

    despliega el Estado para evitar la

    organizacin popular, asesinando e

    intimidando con el gatillo fcil y la tortura.

    DESAPARICIONES:

    Luego de detener y

    torturar, las fuerzas de

    seguridad del Estado

    desaparecen el cuerpo

    de sus vctimas.

    R E P R E S I N

    SELECTIVA: La aplica

    el Estado hacia las

    organizaciones y

    m i l i t a n t e s p a r a

    d e s o r g a n i z a r y

    aleccionar al pueblo.

    REPRESIN ESTATAL 1983/PRESENTE

  • www.facebook.com/cauce.cordoba

    Pgina 1Pgina 2Pgina 3Pgina 4Pgina 5Pgina 6Pgina 7Pgina 8