bilbao: la sociedad bilbaína medieval - bienvenido a...

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153 E studiar el contingente demográfico de una determinada población en época preestadística es siempre una tarea compleja. Pero también es una tarea necesa- ria. Desde los momentos de la fundación de la villa por Diego López de Haro hasta los comienzos del siglo XVI, Bilbao pasó de ser una pequeña población de pescadores y ferrones a convertirse en una villa comer- cial e industrial de primer orden. El creci- miento económico de la villa se debió a la perseverante labor de los bilbaínos y este crecimiento generó a la vez una profunda atracción sobre los habitantes de los espa- cios cercanos e incluso bastante distantes en algunos casos. Sin entrar a considerar la procedencia de los pobladores de Bilbao en ese momento, es necesario acercarse al estu- dio de la población que formaba el núcleo de Bilbao en la Edad Media de forma cuan- titativa como base para otros diversos aspectos sobre la sociedad bilbaína. 9.1. La población Realmente, el cálculo de la población bil- baína en fechas anteriores al año 1492 es una tarea complicadísima ante la falta de informaciones directas sobre los habitantes de la villa. Es en 1492 cuando tenemos los primeros datos directos que, si bien no alu- den a los habitantes que conformaban la población en aquel momento, al menos pro- porcionan información sobre las fogueras existentes 1 . El 16 de marzo, desde la ciudad vallisoletana de Medina del Campo, los Reyes Católicos enviaron una carta al corre- gidor de Vizcaya ordenándole que nombra- ra una comisión con el fin de determinar el número de hogares de las distintas pobla- ciones para acabar así con las desigualda- des fiscales que existían en el Señorío. Según este recuento, fechado en 1492, exis- tían en el interior del recinto murado de Bilbao un total de 744 fogueras a las cuales hay que sumar las 195 fogueras de los arra- bales para obtener las 939 fogueras del total bilbaíno. Las fogueras del interior de la villa se distribuían de la siguiente manera: Somera: 158; Artecalle: 119; Tendería: 121; Belosticalle: 67; Carnicería: 111; Barrencalle: 84; Barrencalle Yusera: 84. Las de los arra- bales, por su parte, eran: San Nicolás y el Arenal: 78; Allende la Puente: 107; Ibeni y Zabala: 10. De las anteiglesias cercanas sólo se recogen 17 casas de jurisdicción de Bilbao, todas ellas en Abando. Poco después del recuento de 1492, con- cretamente en 1511, se llevó a cabo otro recuento de fogueras que fue revisado en 1514 con el siguiente resultado para las Siete Calles: Somera: 159; Artecalle: 119; Tendería: 122; Belosticalle: 75; Carnicería: 144; Barrencalle: 76; Barrencalle Yusera: 80. Como se observa, de las 744 fogueras de 1492 se pasa en este nuevo recuento a un total de 775, un crecimiento muy poco sig- nificativo. Sin embargo, si se atiende a los datos de los arrabales el panorama cambia muy notablemente. Así, para 1514 las fogueras de los arrabales de la villa se dis- tribuían de este modo: San Nicolás y el Arenal:145; Allende la Puente: 121; Ibeni y Zabala: 14. De las 195 fogueras de los arra- bales en 1492 se pasa a las 280 de 1514. Además, hay que añadir las casas de juris- dicción de Bilbao en las anteiglesias cerca- nas: 41 en Begoña y 44 en Abando, las casas de las Artigas de Uribarri, 23, y las casas 9. La sociedad bilbaína medieval

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Estudiar el contingente demográficode una determinada población en

época preestadística es siempre una tareacompleja. Pero también es una tarea necesa-ria. Desde los momentos de la fundación dela villa por Diego López de Haro hasta loscomienzos del siglo XVI, Bilbao pasó de seruna pequeña población de pescadores yferrones a convertirse en una villa comer-cial e industrial de primer orden. El creci-miento económico de la villa se debió a laperseverante labor de los bilbaínos y estecrecimiento generó a la vez una profundaatracción sobre los habitantes de los espa-cios cercanos e incluso bastante distantes enalgunos casos. Sin entrar a considerar laprocedencia de los pobladores de Bilbao enese momento, es necesario acercarse al estu-dio de la población que formaba el núcleode Bilbao en la Edad Media de forma cuan-titativa como base para otros diversosaspectos sobre la sociedad bilbaína.9.1. La población

Realmente, el cálculo de la población bil-baína en fechas anteriores al año 1492 esuna tarea complicadísima ante la falta deinformaciones directas sobre los habitantesde la villa. Es en 1492 cuando tenemos losprimeros datos directos que, si bien no alu-den a los habitantes que conformaban lapoblación en aquel momento, al menos pro-porcionan información sobre las foguerasexistentes1. El 16 de marzo, desde la ciudadvallisoletana de Medina del Campo, losReyes Católicos enviaron una carta al corre-gidor de Vizcaya ordenándole que nombra-ra una comisión con el fin de determinar elnúmero de hogares de las distintas pobla-

ciones para acabar así con las desigualda-des fiscales que existían en el Señorío.Según este recuento, fechado en 1492, exis-tían en el interior del recinto murado deBilbao un total de 744 fogueras a las cualeshay que sumar las 195 fogueras de los arra-bales para obtener las 939 fogueras del totalbilbaíno. Las fogueras del interior de la villase distribuían de la siguiente manera:Somera: 158; Artecalle: 119; Tendería: 121;Belosticalle: 67; Carnicería: 111; Barrencalle:84; Barrencalle Yusera: 84. Las de los arra-bales, por su parte, eran: San Nicolás y elArenal: 78; Allende la Puente: 107; Ibeni yZabala: 10. De las anteiglesias cercanas sólose recogen 17 casas de jurisdicción deBilbao, todas ellas en Abando.

Poco después del recuento de 1492, con-cretamente en 1511, se llevó a cabo otrorecuento de fogueras que fue revisado en1514 con el siguiente resultado para lasSiete Calles: Somera: 159; Artecalle: 119;Tendería: 122; Belosticalle: 75; Carnicería:144; Barrencalle: 76; Barrencalle Yusera: 80.Como se observa, de las 744 fogueras de1492 se pasa en este nuevo recuento a untotal de 775, un crecimiento muy poco sig-nificativo. Sin embargo, si se atiende a losdatos de los arrabales el panorama cambiamuy notablemente. Así, para 1514 lasfogueras de los arrabales de la villa se dis-tribuían de este modo: San Nicolás y elArenal:145; Allende la Puente: 121; Ibeni yZabala: 14. De las 195 fogueras de los arra-bales en 1492 se pasa a las 280 de 1514.Además, hay que añadir las casas de juris-dicción de Bilbao en las anteiglesias cerca-nas: 41 en Begoña y 44 en Abando, las casasde las Artigas de Uribarri, 23, y las casas

9. La sociedad bilbaínamedieval

labradoriegas de Galdácano, San Juan deBedia, Zarátamo y Arrigorriaga: 82, 43, 35 y29, respectivamente. Aún descontando lascasas de jurisdicción de Bilbao, las casas delas Artigas y las casas labradoriegas, elaumento de fuegos entre los años 1492 y1514 es notable: 116 entre las Siete Calles ylos arrabales.

Las diferencias existentes entre 1492 y1514 son fiel reflejo de la situación que vivíala villa en las postrimerías de la EdadMedia. El crecimiento económico derivadode la intensa actividad industrial y comer-cial de Bilbao generaba una gran atracciónsobre la población limítrofe pero el cascourbano se mostraba incapaz de acoger en suseno ese aumento poblacional. Por ello, laspersonas llegadas a la villa para participarde su crecimiento económico debían con-formarse con poblar los arrabales, razónpor la cual casi tres cuartas partes del creci-miento de fogueras entre los dos recuentosse registra en ellos. Incluso dentro de losarrabales es perceptible una gran diferenciaentre el arrabal de San Nicolás-El Arenal ylos de Ibeni y Allende la Puente. Mientras elprimero casi dobló sus fogueras entre 1492y 1514, los otros dos apenas registraron

leves aumentos. Ello se debe a la política deensanche llevada a cabo por el concejo bil-baíno para aumentar el espacio urbano deBilbao y que se dirigió hacia este área enconcreto.

Una vez obtenido el número de foguerasse presenta el problema de calcular elnúmero de personas por fuego teniendo encuenta que una pequeña desviación de estecálculo puede hacer variar notablemente lacifra final de habitantes. Si se utiliza un fac-tor de 3,5 a 4 personas por fuego, teniendoen cuenta la abundante presencia en la rela-ción de fuegos pertenecientes a clérigos,viudas y mujeres solteras en los que sóloexisten una o dos personas, el número totalde habitantes del recinto murado de la villay de los arrabales en los años de tránsitoentre el siglo XV y el XVI se situaría entre3.500 a 4.000 personas con un aumento deunas 400 ó 500 personas entre las fechas delos dos recuentos2. Si, por el contrario, seutiliza un factor de 4,5 ó 5 ese total asciendea 4.400-5.000 personas.

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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RECUENTO DE FOGUERAS DE 1492

RECUENTO DE FOGUERAS DE 1514

Éste es el factor empleado por García deCortázar para situar el conjunto de la pobla-ción de Bilbao en los albores del siglo XVIen unas 5.700 almas contando con las casasde jurisdicción bilbaína en las anteiglesiasde Begoña y Abando y en las Artigas deUribarri.

Dejando de lado uno u otro factor loconstatable es un crecimiento sustancial delas fogueras pertenecientes a la villa tantoen el interior como, especialmente, en elexterior de sus muros, reflejo de las dificul-tades de Bilbao para seguir creciendo inde-finidamente dentro de su recinto primitivo.El crecimiento de las fogueras en las antei-glesias del término es reflejo además delenriquecimiento de los mercaderes y mare-antes bilbaínos y de su aprecio por la inver-sión del dinero obtenido en sus negocios entierras y heredades3.9.2. Origen de la población y estructura

socialLa población bilbaína es por gracia de su

carta-puebla franca y libre y con jurisdic-ción propia. Estas características junto a ladedicación preferente a las actividadescomerciales e industriales dotaron a loshabitantes de la villa de un estilo de vidabien distinto al de la población del términorural circundante, más vinculada a las acti-vidades del campo. Pero dentro de la villade Bilbao existían grandes diferencias deorigen y condición que merecen una aten-ción detallada.

En la mayor parte de las villas vizcaínasla estructura urbana se implanta sobre unapoblación rural anterior, con lo que loslabradores serían el núcleo principal de lanueva villa. En Bilbao, si bien la poblacióndedicada a las actividades agrarias debióser significativa antes de la fundación, es deresaltar la presencia de población ocupadaen las actividades extractivas del hierro yde la pesca, por lo que ya desde un princi-pio el origen de la población tuvo una cier-

ta particularidad frente a otras villas vizcaí-nas. Durante la Edad Media fueron muchoslos labradores que acudían a Bilbao buscan-do convertirse en hombres libres u obtenerlos medios para su subsistencia. En cual-quier caso, la villa también contó con labra-dores que no disponían de la libertad delresto de ciudadanos, como es el caso de loslabradores censuarios cedidos a la villa porel Señor, los cuales no perdían su condiciónpor el hecho de pasar a la jurisdicción deBilbao.

Tras los labradores el segundo grupo encuanto a volumen poblacional fue el de loshidalgos, atraídos a las villas especialmentedesde finales del siglo XIV. El atractivodesarrollo de la villa supuso un reclamopara estos individuos, especialmente paralos segundones de familias poco adinera-das. Aunque ya se señaló con anterioridadque al entrar a formar parte de la villa supo-nía la pérdida del estatuto privilegiado dela hidalguía, lo cierto es que hubo casos ais-lados de hidalgos que mantuvieron su con-dición pese a ser vecinos de Bilbao, comoejemplifica Martín Ochoa de Larrea, vecinode la villa, con respecto al cual los ReyesCatólicos tuvieron a bien mantener su pri-vilegiada posición en 14854.

Los grandes linajes y Parientes Mayorestambién acudieron a las villa para partici-par en las lucrativas actividades desarrolla-das en su seno, como es el caso de losLeguizamón, emparentados con una fami-lia de mercaderes bilbaínos. El fenómenocontrario, nacimiento de un linaje desde elinterior de la villa, también se produjo enBilbao como es el caso de los Arbolancha,que consiguieron ascender a los más alto dela jerarquía bilbaína.

En último lugar hay que hacer referenciaa los extranjeros y a los judíos, dedicadosespecialmente a las actividades comercialesy atraídos por ello por el dinamismo gene-rado por la villa. En los primeros momentosningún impedimento se puso a su entrada

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pero desde el siglo XV las medidas restricti-vas fueron frecuentes. En 1463 Bilbao poníacomo condición para el avecindamiento enla villa la limpieza de sangre y origen asícomo ser avalado por dos vecinos y presen-tar bienes que aseguren una posibilidad devida durante diez años entre otros requeri-mientos5. En el origen de estas medidas estáel intento de controlar el ingente crecimien-to de la villa por aquellos años, seleccionan-do a los individuos que entraban a formarparte de la comunidad ciudadana.

De los grupos señalados fueron los habi-tantes de la Tierra Llana los quemayoritariamentepoblaronlaiiii

villa deBilbao. Los pri-vilegios presentes en lavida urbana fueron los que mayoritaria-mente impulsaron a estas personas a buscarsu avecindamiento en la villa. Entre estospueden citarse las ventajas fiscales, exen-ción de algunos pagos, y el autogobierno, através del cual los vecinos se protegían delos abusos señoriales. La condición de vasa-llos del Señor de Vizcaya fue, además, losuficientemente liviana como para no supo-ner un freno al avecindamiento de loshidalgos. A cambio de las ventajas disfruta-das los vecinos debían pagar pechos y pres-tar servicio de armas, lo cual tampocosupuso ningúna restricción a la entrada delos habitantes de la Tierra Llana a la villa. Apesar de que una vez avecindados todos

gozaban en principio de las mismas venta-jas lo cierto es que las diferencias socialesfueron muy notables, fundamentalmenteporque las diversas actividades económicasde la villa propiciaban unos ingresos muydiversos que encumbraban a algunos a lacreación de grandes fortunas y a otros a lamayor de las pobrezas. En el nivel más altose situaron los armadores y grandes comer-ciantes. Por debajo de ellos existía un grupomuy amplio de «clases populares».

Para éstas, la vida ciudadana no pasabade proporcionarles los medios justos para

su subsistencia. Más abajo aún sesituaban los pobres

y los mar-g ina-

dos.P e r o

más intersanteque el análisis exclusivo

de la riqueza de los diferentes grupos es laatención a la acumulación por parte dealgunos individuos de riqueza y poder.Segun estos dos parámetros se puede reali-zar una estructuración en una serie de gru-pos sociales que coinciden en parte con losanteriores.

En lo más alto de la escala social de lavilla aparecen los miembros de los linajes ylas cofradías. Los primeros conforman ungrupo de poder con una situación económi-ca boyante y que, a través de la participa-ción en el gobierno urbano, se impone alresto de los vecinos. En Bilbao aparecen enel siglo XV al frente del gobierno personajespertenecientes a los apellidos Arbolancha,

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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Extranjeros

Labradores del entorno rural

Moros y judíos

Población originariaferrona y pescadora

Labradores censuarios

Parientes Mayores

Hidalgos

ORIGEN DE LA POBLACIÓN DEL BILBAO MEDIEVAL

Zurbarán, Bilbao La Vieja, Zamudio, todosellos miembros de los linajes de la villa. Enel año 1435 con motivo de la firma de loscapítulos para la pacificación de la villa seestableció que los jurasen veinticuatro hom-bres buenos, de los cuales ocho pertencíanal linaje Leguizamón y otros ocho al Zur-barán6. Desde su posición en el gobierno dela villa los linajes hacen uso de todas susprerrogativas para beneficio propio, enfren-tándose por ello con otros linajes que pre-tenden también hacerse con esa parcela depoder. El control de los ingresos que los car-gos generaban y, especialmente, el prestigioconsiguiente a la presencia en el gobiernofue el motivo principal de las luchas debandos desarrolladas en el interior de lavilla, polarizadas en torno a los dos linajesanteriormente nombrados. El poder alcan-zado por estos linajes produjo también en-frentamientos con el resto de la ciudadanía,incómoda ante el monopolio institucionalde aquéllos. Así, en 1399 la Corona intervi-no a favor de los vecinos de Bilbao para quepudieran elegir los cargos del concejo sin lacontinua presión de los Leguizamón yZurbarán.

El segundo grupo de poder en las villas,aunque menos importante que los linajes,es el formado por las cofradías, las cualescontaban al igual que los linajes con elrechazo de los vecinos por su excesivopoder. Ello se debe a que las cofradías, apesar de contar con un nutrido grupo deindividuos, están monopolizadas por susmiembros más relevantes: los maestros. Elintento de las cofradías por imponer susprincipios proteccionistas en la villa fue lacausa más frecuente de enfrentamientotanto con el común de los vecinos como conlos linajes, como delata el conflicto desata-do entre Tristán de Leguizamón, preboste, yla cofradía de mercaderes en 1497. A tenorde lo que alega el preboste la cofradía esca-paba de su control y perjudicaba sus pro-pios ingresos7. En cualquier caso, muchos

individuos poderosos ocupaban cargosrelevantes en las cofradías y eran miembrosa la vez de los grandes linajes.

Por debajo de esta oligarquía urbana for-mada por los linajes y las cofradías apareceel resto de la ciudadanía, aunque tambiénaquí es necesario establecer diferencias. Unprimer grupo sería el de individuos demediana fortuna con profesiones talescomo escribanos, oficiales de talleres yalgunos otros miembros de cofradías, físi-cos, maestros, pequeños comerciantes, bar-beros, panaderos, etc. Tras ellos aparecenlos asalariados, grupo menos afortunado enmateria económica y sin apenas poder polí-tico en la villa. En el mismo nivel se situa-ban los vecinos dedicados a la agricultura,ya fueran jornaleros o propietarios residen-tes en la villa.

Tras este grupo amplio situado por deba-jo de los linajes y las cofradías se localizanlos marginados, grupo heterogéneo en elque se incluyen los pobres, los foráneos ylos judíos. Dentro de los primeros existíauna diferenciación entre los vagabundos,pobres que van de una villa a otra y que sonvistos con recelo por Bilbao como se des-prende de la prohibición que les impidepermanecer más de un día sin permiso delalcalde8, y los pobres propiamente dichos,sedentarios, a los cuales la villa vigila perotambién protege.

Por lo que respecta a los foráneos, la acti-tud de la villa de Bilbao fue de rechazo ydiscriminación, como refleja, por ejemplo,la ordenanza que prohibe a todo extanjeropracticar cualquier oficio si no es con licen-cia del regidor y tras ofrecer ciertas garantí-as de permanecer en la villa9.

El último grupo marginado en el interiorde la villa fue el de los miembros de otrasetnias o religiones, fundamentalmente losjudíos. El motivo que atrajo a los judíos aBilbao fue la gran actividad comercial queesta villa desarrollaba. A diferencia deValmaseda, donde existió una importante

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aljama, en Bilbao sólo se permitía su pre-sencia en la villa por un tiempo limitadocomo recoge la prohibición de 1490 para losjudíos de pernoctar en el interior de Bilbao:“no sean osados (los judíos) de aposentarseen ninguna casa dentro del cuerpo de lavilla, sino en el arrabal que está de aquelcabo de la puente donde, si necesario fuere,les harán dar posadas el tiempo que aquíestuvieren”10. Además de las actividadesmercantiles los judíos también practicaronotros oficios entre los que destaca la medici-na. Es el caso del judío Samuel que durantesu prisión en Bilbao y antes de que le fueraprohibido atendía desde la cárcel a quiendemandara sus conocimientos11.

Los bilbaínos vieron siempre con malosojos la actividad de los judíos en su villa porlo que apoyándose en el privilegio delSeñorío de no permitir el asentamiento ensu tierra de infieles, ya fueran musulmaneso judíos, salvo los médicos con permisoexplícito, pusieron todas las trabas posiblesa los judíos para desarrollar sus activida-des. Hasta tal punto llegó la presión bilbaí-na sobre los miembros de este colectivo quela Corona decidió escuchar las quejas deunos comerciantes judíos de Medina dePomar que entre 1475 y 1490 sufrieron losabusos de la villa, amparándoles en el desa-rrollo de su actividad12.9.3. La organización política de la sociedad

bilbaínaEl espacio vizcaíno medieval se vio com-

partimentado en dos entes jurídicos biendistintos: por un lado, la Tierra Llana; por elotro, las villas. La población de las villas,igualada en su estatuto de vecindad, debiódotarse de unas estructuras políticas ade-cuadas para permitir la convivencia entresus miembros y desarrollar al máximo lasventajosas condiciones de partida que suprivilegiada situación les proporcionaba.Desde unas formas políticas de ordenaciónmuy sencillas en principio, las villas termi-

naron por dotarse de una organización bas-tante compleja. En esa larga evolución cincofueron los procesos principales que tuvie-ron lugar en Bilbao y en el resto de villasvizcaínas13.

El primero de esos procesos fue la pro-gresiva separación de las autoridades parti-culares de las villas respecto a las genéricasdel Señorío. Los papeles representados porlos merinos y prestameros como represen-tantes territoriales del Señor en Vizcaya fue-ron perdiendo fuerza en las villas a lo largodel siglo XIV frente al preboste primero y alcorregidor más tarde consagrándose suámbito de actuación a la Tierra Llana.

Un segundo fenómeno significativo fueel reforzamiento de la autonomía de losfuncionarios del concejo frente al Señor através de dos principios sucesivos: obliga-ción del Señor de elegir los funcionariosentre los vecinos de las villas y capacidadde los vecinos para elegir a sus propiasautoridades. El Fuero de Logroño de 1095ya incluye la primera disposición, mientrasel de Vitoria de 1181 es el que recoge lasegunda. La villa de Bilbao nació ya con lacapacidad de elección de sus autoridadesmunicipales como recoge el texto de sucarta-puebla donde se especifica: “Et queayades vuestros alcalle et jurados et prevos-te et escrivanos publicos et sayon vuestrosvecinos et no otro ninguno...”. Aunque elnombramiento del preboste se reservó per-manentemente al Señor lo cierto es que, ensu conjunto, la capacidad electiva de los bil-baínos a lo largo de los siglos XIV y XVaumentó notablemente frente a la propiadel Señor.

El fortalecimiento de la presencia deexpertos jurídicos en la segunda mitad delsiglo XIV es el tercer proceso desarrolladoen el conjunto de las villas vizcaínas en lafijación de su organización política.

La recepción del Derecho romano en laPenínsula y su puesta en práctica fue unalarga labor desarrollada por juristas forma-

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dos en esa tendencia romanizante y prote-gios por los monarcas, interesados enaumentar las prerrogativas de su poderreal. El extracto anteriormente señalado dela carta-puebla de Bilbao donde se mencio-na la necesidad de contar entre las autori-dades de la villa con “escrivanos publicos”es buena prueba del interés del Señor deVizcaya por extender la presencia de losexpertos jurídicos en esta villa. En cualquiercaso, fue el Infante don Juan de Trastámara,Señor de Vizcaya desde 1370, el que deforma más clara favoreció el desarrollo deletrados en las villas vizcaínas como seaprecia en las cartas fundacionales deMiravalles, Munguía, Larrabezúa yRigoitia.

El aumento del tamaño demográfico delas villas vizcaínas junto al triunfo de lasoligarquías urbanas y otras circunstanciasmotivaron el cuarto proceso: el paso del

concejo abierto al concejo cerrado o regi-miento. Con una población desarrollada laposibilidad de convocar en asamblea altotal de los vecinos era tarea más que com-plicada, por lo que la comunidad vecinalcedió terreno político a sus rectores aunque,al menos teóricamente, se reservó prerroga-tivas como el derecho a nombrar y exigircuentas a los mismos y, especialmente, lafacultad de proponer normas de funciona-miento de la vida vecinal.

El conjunto de los funcionarios munici-pales presentes en la villa de Bilbao fuecambiando a lo largo de la Edad Media. Elmás antiguo de ellos es el merino, figuraque desde el siglo XIV entró en franco decli-ve en las villas vizcaínas. Algo más depoder tuvo el preboste, extensión en lasvillas de las disposiciones señoriales y de lajusticia, cargo equivalente al de merino yprestamero de la Tierra Llana. Los alcaldes,

9. La sociedad bilbaína medieval

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VISTA AÉREA DEL CASCO VIEJO DE BILBAOTomada de País Vasco, desde el cielo. Foto: FOAT.

por otra parte, eran jueces de primera ins-tancia cuyas sentencias podían apelarse aotros alcaldes. La villa de Miravalles podíaapelar a los alcaldes de Bilbao y los habi-tantes de esta última villa a los de Bermeo.Junto a la función judicial los alcaldes desa-rrollaron atribuciones de policía urbanacomo defensa de las propiedades y seguri-dad de las personas, acompañados paraello de los fieles. Estos últimos cargos sehicieron progresivamente con otras funcio-nes que en principio correspondían a losalcaldes, como eran las de abastecimientode las villas, precios de los productos, mer-cados... Otros cargos de menor relieve entrelas autoridades de las villas fueron los sayo-nes, los alguaciles y los jurados.

El regimiento bilbaíno sufrió en el año1435 una serie de reformas para evitar elnegativo influjo que creaba la guerra debandos sobre la vida pública de la villa. ElCapitulado de ese año sustituyó la originalexistencia de dos alcaldes por uno sólo, afin de evitar el en-frentamiento de lasparcialidades presen-tes en la villa. Alalcalde le acompaña-ban dos fieles, ochoregidores, dos escri-banos de cámara yseis jurados de cáma-ra, oficios todos elloselegidos de formaanual por los anterio-res beneficiarios delcargo a condición deque no fueran parien-tes. Además, estemismo año se esta-bleció el nombra-miento de veinticua-tro hombres de lavilla encargados devigilar el cumpli-miento de las orde-

nanzas, los cuales debían ser elegidos entrelos miembros de los más importantes lina-jes de la villa. Con esta última disposiciónse compensaba en cierta medida la retiradade los bandos del gobierno municipaldesde aquel año. El preboste, a diferenciade los anteriores cargos, era elegido directa-mente por el Señor.

Las funciones ejercidas por los cargosdel regimiento también cambiaron en alguncaso a partir de 1435. El alcalde siguióencargado de las amplias funciones quehabía venido desarrollando, aunque ahoraen solitario. El preboste actuó de ejecutor dela justicia y también a lo largo del siglo XVfue asumiendo la condición de devengadorde ciertos ingresos procedentes del tráficomercantil en nombre del Señor, llevándosepor su labor una parte sustancial de aque-llos ingresos. La función desarrollada porlos fieles era fundamentalmente económicay consistía a grandes rasgos en la fijación ycomprobación del precio y calidad de los

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PROCESOS PRINCIPALES EN LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DEL BILBAO MEDIEVAL

productos necesarios para el abastecimien-to de la población. En menor medida desa-rrollaron también funciones judiciales. Deentre los dos fieles del regimiento bilbaínose designaba anualmente un bolsero encar-gado de recoger las finanzas del concejo dela villa. Los regidores, por su parte, teníanla misión de supervisar de modo amplio lavida de la comunidad, atendiendo materiasde naturaleza penal, mercantil o de policíaurbana. Otra misión que se les encomendófue la de visitar periódicamente a los pobresdel hospital y pedir por sus necesidades losdomingos, como anteriormente se señaló.

Además del letrado y el procurador,peor documentados, formaban tambiénparte del concejo dos escribanos encarga-dos fundamentalmente de levantar acta delas reuniones concejiles. Su número debióacrecentarse a finales del siglo XV para res-ponder a las necesidades propias de unavilla tan desarrollada en lo económico y enlo demográfico como Bilbao.

Las disposiciones del Capitulado deChinchilla de 1483, convertidas en ordenan-zas de la villa, incluyen como novedad lainstitución de veinticinco diputados en dosgrupos: uno primero formado por un dipu-tado por cada una de las siete calles que seencargaba de los mismos temas que losregidores, y uno segundo formado por die-ciocho diputados encargados de ayudar alalcalde en sus atribuciones judiciales.

Una vez que se hizo evidente la imposi-bilidad de convocar el cabildo abierto anteel crecimiento demográfico experimentadopor la villa, el regimiento pasó a reunirse enlugares más reducidos que los que en prin-cipio era preciso. Según Guiard, las reunio-nes del regimiento, a campana tañida y pre-via convocatoria del pregonero a todos losmoradores, se celebraban en diversos luga-res, como podían ser la iglesia de Santiago(dentro del templo o en el pórtico), en laatalaya, en los tableros de una casa-torrecualquiera, en medio de la plaza o bien en

una casa propiedad del concejo o arrendadaa tal efecto. Aunque una disposición de lasCortes de Toledo de 1480 obligaba al ayun-tamiento a contar con una casa propia,Bilbao no lo cumplió hasta el año 1535 enque se dio comienzo a la casa consistorialjunto a la iglesia de San Antón, dando fren-te así a la Plaza Mayor de la villa14. En 1553la edificación fue derribada por una riada ysobre sus ruinas se levantó poco despuésuna nueva casa que quedó concluida en elaño 1567. Pero en 1593 nuevamente lasaguas desbordadas derribaron el consisto-rio con lo que el regimiento debió recurrirotra vez a los locales privados o eclesiásti-cos para celebrar sus reuniones15. El interéspor contar con una edificio propio para lasreuniones del ayuntamiento venía dado porlas frecuentes intromisiones que en loslugares abiertos se producían por la entradaen tropel de personas ajenas al ayuntamien-to que trataban de evitar la toma de unacuerdo o pretendían imponer la aproba-ción de otro. Las ordenanzas bilbaínas de1435 buscaban el mismo fin para evitar laspresiones de los miembros de los bandos yde las cofradías. En 1483 la reina Isabelprohibió a los cofrades de Santa María,Santiago, San Agustín, San Nicolás, SanMiguel y San Sebastián que “entendiesenen el regimiento de la dicha villa... salvo enel servicio de Dios, enterrar a los muer-tos...” y otras diversas obras de piedad ymisericordia16. Después de las disposicio-nes del licenciado Chinchilla de ese mismoaño sólo se permitió en Bilbao la reunión enayuntamiento del alcalde, preboste, fieles,regidores, escribanos del concejo, el letradodel mismo y siete diputados17. Como seobserva, los intentos de forzar las decisio-nes del concejo fueron frecuente causa deconflicto en el Bilbao medieval.

Por fin, el último de los procesos que co-laboró en la estructuración de la villa deBilbao en la Edad Media fue la cristalizaciónde un grupo de dirigentes municipales que

9. La sociedad bilbaína medieval

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PÓRTICO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO

1

Hasta el año 1535 la villade Bilbao no contó

con un edificio propiopara el Ayuntamiento,

por lo que las reunionesse solían celebrar

en la Iglesia de Santiago,generalmente en

el pórtico.En aquel año comenzóla construcción de la

casa consistorial junto ala Iglesia de San Antón.

Tras el derribo del convento de los agustinos

a finales del siglo XIX elsolar fue ocupado

por el actualAyuntamiento de la villa

AYUNTAMIENTO JUNTO A LA IGLESIA DE SAN ANTÓN

ACTUAL AYUNTAMIENTO DE LA VILLA DE BILBAO

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monopolizó la gestión concejil. Aunque elfenómeno fue de carácter general en lasvillas del Señorío, el caso de Bilbao fue,quizá, el más destacado. En los veintitrésregimientos constituidos en la villa entre1477 y 1503, sin contar prebostes, tenientesde prebostes y escribanos, aparecen 270nombres, de los cuales 69 pertenecen a sólosiete familias. Otras 13, por su parte, pro-porcionan 56 miembros. Estos datos revelanel control por parte de unas pocas familiasbilbaínas de los cargos supuestamente elec-tivos del concejo en el último cuarto delsiglo XV. Entre estas familias estaban losLeguizamón, Arbolancha, Zumelzo, Mar-quina, Uriondo, Arriaga, Vitoria, Ibáñez deBilbao... la mayor parte de ellos relaciona-dos con las actividades mercantiles y deconstrucción naval. 9.4. El ámbito de ejercicio de la autoridad

de la villaLa villa de Bilbao se comportó durante la

Edad Media como un señorío colectivo enel que el regimiento ostentaba el papel deseñor delegado del Señor de Vizcaya en lacircunscripción territorial que se le asignó.Dentro de sus límites Bilbao se ocupó deaspectos tan diversos como la policía urba-na (limpieza de calles, prevención de incen-dios, seguridad ciudadana, atención a lospobres...), la regulación de las competenciasde los oficiales del regimiento, el estatutode ciudadanía urbana, el servicio adecuadoal Señor de Vizcaya (servicio militar, reali-zación de fogueraciones con fines fiscales,cumplimiento de derramas, ejercicio de lajusticia) y, especialmente, el control de laactividad económica18.

El enfrentamiento mantenido entreBilbao y sus anteiglesias vecinas a causa delintento por cada parte de regular las esferasde poder que consideraban propias no fueel único vivido en los siglos medievales enel Señorío. Muy al contrrario, un buennúmero de villas vizcaínas desarrolló serios

conflictos con sus términos municipales.Sin embargo, de todas las villas fue Bilbaola que protagonizó los enfrentamientos másvirulentos en consonancia con su papel devilla principal del Señorío. Si a esto seañade que las anteiglesias de Abando,Begoña y Deusto contaban también con unafuerza considerable se comprende lo enco-nado del conflicto desarrollado especial-mente desde el siglo XV.

La villa de Bilbao guardó desde su fun-dación el uso de las visitas jurisdiccionales,tanto civiles como criminales, sobre lasanteiglesias de su término compartiendoesa potestad con las alcaldes del Fuero apartir de las encrucijadas y amojonamien-tos. El regimiento bilbaíno, además de reali-zar tales visitas de control sobre las antei-glesias, se esforzaba en hacer patente susuperioridad sobre aquellas con diversosactos como el de preceder a los fieles de lasanteiglesias en los asientos de las iglesiascon ocasión de las fiestas más destacadas, afin de recordar a las poblaciones de la TierraLlana su papel dependiente de la villa. Lasvisitas se concluían en las casas censuariasy en las avecindadas. Como en Deusto nolas había, las visitas eran menos frecuentes,pero no así en Abando, donde las tabernas,mesones y molinos visitados eran muynumerosos19. Tales actos de poder provoca-ban en las anteiglesias el natural rechazo,pues consideraban la actitud bilbaína exce-siva y prepotente. Realmente, el propioordenamiento jurídico de Vizcaya era en síuna causa de conflicto entre las villas y laTierra Llana por su imprecisión; así, mien-tras las cartas-pueblas otorgaban a las pri-meras el monopolio de venta y reventa ensus términos, el Fuero Viejo reconocía a loshabitantes de la Tierra Llana el derecho avender libremente. Por éste y otros motivoslos pleitos generados entre villas y TierraLlana fueron continuos en la delimitaciónde los ámbitos de actuación de cada uno deellos.

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Tras la sentenacia de 1500 que redujo eltérmino jurisdiccional bilbaíno al territoriocomprendido dentro de las murallas, a los

arrabales y a las casas de los vecinos de lasanteiglesias que estuvieran avecindados enla villa podría entenderse que las anteigle-sias consiguieron vencer al regimiento bil-baíno y frenar su prepotente actitud sobrelas anteiglesias. Sin embargo, la reduccióndel término no supuso en realidad una pér-dida sustancial del poder bilbaíno pues lasvisitas continuaron haciéndose sobre lascasas que pertencían a Bilbao, en aumentosegún crecía el poderío económico de lavilla. Tras haber alcanzado un desarrollocomo el que vivía la villa a finales del sigloXV la reducción del término jurisdiccionalno suponía ya ningún contratiempo. Alcontrario, su reducción impulsó a los bilba-ínos a volcarse con más decisión aún en losque habían sido los motores de su desarro-llo histórico: la industria y el comercio20.Una villa sin tierra pero con todo el marcomo horizonte.

9.5. La lucha de bandos en BilbaoAnteriormente se señaló que los habitan-

tes de Bilbao se enfrentaron con los miem-bros de los linajes para hacerfrente al monopolio que es-tos pretendían ejercer sobreel gobierno de la villa. Sinembargo, la actitud de losvecinos de Bilbao no fuesiempre de enfrentamientocon los linajes, sino que enocasiones los habitantes dela villa se decantaron poruno u otro bando buscandosu propio beneficio. Asípues, bien por iniciativa delos vecinos u obligada porlas circunstancias, la villa deBilbao se vio inmersa en lasluchas de bandos que asola-ron el Señorío de Vizcayadurante la Edad Media.

En el Bilbao medievalexistían dos bandos enfren-tados que se agruparon en

torno a los Leguizamón y los Zurbarán.Estos dos linajes bilbaínos estaban asocia-dos, a su vez, a otros dos linajes cuyainfluencia se extendía por todo el Señorío:respectivamente, los oñacinos y los gambo-ínos. Desde mediados del siglo XIV se apre-cia ya en Bilbao una separación entre lasdos tendencias aunque no era una divisiónrígida sino todo lo contrario: las alianzasestablecidas eran cambiantes y únicamentelos miembros de los grandes linajes perma-necían permanentemente en uno de losbandos. A finales de este siglo trató deponerse orden en los continuos disturbios através de la participación conjunta deambos bandos en el gobierno de la villapero la medida no fue especialmente eficaz.En 1435 se realizó el primer intento serio deponer freno a las banderías en la villa deBilbao a través de diversas medidas. Entreotras, se estableció la paz entre los linajes

9. La sociedad bilbaína medieval

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COMPETENCIAS DEL CONCEJO BILBAÍNO SOBRE SU TÉRMINO

BILBAO

Policía urbana:limpieza de calles,prevención de incendiosseguridad ciudadanaatención a los pobres

Servicio al Señor de Vizcaya:servicio militar,fogueración con fines fiscalescumplimiento de derramasejercicio de la justicia

Estatuto de ciudadanía

Control de la actividad económica

Regulación de lascompetencias delos oficiales delRegimiento

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enfrentados, se acordó la existencia de unsolo alcalde en vez de uno por cada bando,se prohibió la realización de desafíos y elamparo a banderizos y se pidió a la Coronael amparo para acabar con los bandos en lavilla. Estas medidas tampoco fueron lasolución a los enfrentamientos, los cualescontinuaron produciéndose habitualmentetanto en el interior como en el exterior de lavilla.

En cualquier caso, el deseo de alcanzar lapaz en la villa, imprescindible para desarro-llar al máximo las potencialidades económi-cas de Bilbao, comenzó desde mediados delsiglo XV a lograr sus primeros triunfos,como fue la prohibición de entrada a la villade Alonso de Mújica, Pedro de Avendaño,Juan de Salazar y Fortún García de Arteaga.Sin embargo, medidas como esa no bastabanpara acabar con un conflicto tan enrraizadoen la villa, como demuestra la entrada deJuan de Salazar en Bilbao en 1478 que pro-vocó un gran escándalo entre los vecinos21.

La pacificación de la villa fue para Bilbaouna tarea constante contra la prepotencia delos linajes. En ocasiones los intentos pacifi-cadores debieron ir en contra de las preten-siones de ciertos personajes de construir oreparar sus casas fuertes en el interior de lavilla. Este último es el caso de Juan deArbolancha que pretendía reparar su casapara convertirla en casa-torre y encontró laoposición del concejo bilbaíno, el cual recu-rrió a la Corona en 1492 para hacer fracasarlas intenciones del banderizo22.

El envio por parte de los Reyes Católicosdel licenciado Chinchilla a Bilbao en 1483debe considerarse el paso definitivo hacia lapacificación de la villa. El Capitulado deChinchilla alcanzó un gran éxito inicial ensu objetivo de terminar con las luchas ban-derizas. Entre otras medidas se prohibieronlos apellidos, bandos y parcialidades, vién-dose obligados los vecinos a jurar que noparticiparían en ellos, y se vedó la entradade los miembros de cualquier bando y de

los individuos que dependieran de algúnseñor a los cargos concejiles.

Los Reyes Católicos aceptaron con agra-do las medidas ideadas por Chinchilla con-firmando su Capitulado en 1484. Sinembargo, los linajes se mostraron completa-mente en desacuerdo con aquellas medidasy se opusieron vivamente a su ejecución. Apesar de lograr ciertos objetivos, ni ésta niotras medidas posteriores consiguieron ter-minar por completo con el conflicto. Lacausa de ello era la imposibilidad de supri-mir por decreto un enfrentamiento socialtan enraizado en el Señorío como el de lalucha de bandos. Por ello, el enfrentamien-to sólo se solucionó cuando se admitió lanecesidad de institucionalizar los bandosen el gobierno de la villa. Las medidas de1543 y 1551 por las que se dividió a la

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RETRATO DE TRISTÁN DE LEGUIZAMÓN, CABEZA DE UN LINAJE BANDERIZO

Recogido en Bilbao, arte e historia

9. La sociedad bilbaína medieval

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población de la villa en dos linajes –losbarrios de San Pedro y San Pablo, en ciertomodo equivalentes a los anteriores linajes–y la repartición de los cargos municipales

entre ambos linajes supusieron la definitivainstitucionalización de los bandos y la pazdefinitiva en Bilbao23.

Notas1. Los datos de las fogueras de 1492 y 1514 han sido tomados de García de Cortázar, J.Á.: Vizcaya enel siglo XV. Aspectos económicos y sociales. Op. cit. p. 78. La relación más detallada de los fuegos en1514 puede verse en Guiard, T.: Historia de la Noble Villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 263-307, nota al pie.2. Ver García Merino, L.V.: La formación de una ciudad industrial... Op. cit. p. 331.3. Ver García de Cortázar, J.Á.: Vizcaya en el Siglo XV. Aspectos económicos y sociales. Op. cit. p. 79.4. A.G.S.-R.G.S., 1485, IX, fol. 136. Recogido en Del Val, M.I.: “La sociedad urbana del Señorío deVizcaya en la Baja Edad Media”. La ciudad hispánica durante los siglos XIII al XVI. t. I. Op. cit. p. 318.5. Del Val, M.I.: “Lo sociedad urbana del Señorío de Vizcaya...”. La ciudad hispánica durante los siglosXIII al XVI. t. I. Op. cit. p. 319.6. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 594-610.7. A.G.S.-R.G.S., 1497, VI, fol. 292. Recogido en Del Val, M.I.: “La sociedad urbana del Señorío deVizcaya...”. La ciudad hispánica durante los siglos XIII al XVI. t. I. Op. cit. p. 324.8. Iturriza, J.R.: Historia General de Vizcaya y Epítome de las Encartaciones. Edición Ángel RodríguezHerrero-Librería Arturo, Bilbao, 1967 (1ª edición: 1812). I, p. 144.9. Del Val, M.I.: “La sociedad urbana del Señorío de Vizcaya...”. La ciudad hispánica durante los siglosXIII al XVI. t. I. Op. cit. p. 325.10. Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 328.11. García de Cortázar, J.Á.: Vizcaya en el siglo XV. Aspectos económicos y sociales. Op. cit. pp. 429-432.12. El documento de 1475 lo publicó González, T.: Colección de cédulas, Cartas Pueblas... t. I. Op. cit. pp.45-47. El de 1490 lo publicó Suárez, L.: Documentos acerca de la expulsión de los judíos. C.S.I.C. Valladolid,1964. pp. 344-346.13. Ver Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. IV. Op. cit. pp. 30-50.14. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 376-378.15. Andrés Morales, A. de: “Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI”. Bilbao, arte e his-toria. t. I. Op. cit. p. 90.16. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 594-610.17. González, T.: Colección de cédulas, Cartas Pueblas... t. I. Op. cit. pp. 105-106.18. Ver Del Val. M.I.: “La sociedad urbana del señorío de Vizcaya...”. La ciudad hispánica durante los siglosXIII al XVI. t. I. Op. cit. pp. 327-330.

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19. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 255.20. García de Cortázar, J.Á.: “Sociedad y poder en la Bilbao medieval”. Bilbao, arte e historia. t. I. Op.cit. p. 33. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 673-674.21. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 673-674.22. A.G.S., R.G.S., 1492, XI, fol. 151. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcayaen la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 363.23. Basas, M.: “La institucionalización de los bandos en la sociedad bilbaína y vizcaína al comienzode la Edad Moderna”. La sociedad vasca rural y urbana en el marco de la crisis de los siglos XIV y XV.Diputación de Vizcaya, Bilbao, 1975. passim.