berkenwald, m. - breve reseña de colección (ramona, n°59)

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PAGINA 10 | INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN | PAGINA 11 Breve reseña de colección Melina Berkenwald Este segundo número temático sobre coleccionismo de arte continúa publicando textos y experiencias con especial énfasis en el arte con- temporáneo y en la Argentina. El trabajo indaga el tema desde distintos ángulos: continúan las entrevistas con distintos coleccionistas del país y del exterior, se suman charlas entre coleccionistas del interior promo- vidas por arteBA Fundación, y nuevos textos de distintos tintes. A medida que leía y compilaba estos trabajos (incluyendo los de ramo- na 53, coleccionismo primera parte), fueron apareciendo ejes temáticos comunes y centrales, algunos de los cuales elijo retratar en estas líneas. Ellos explican en cierto modo la continuidad de esta tarea y su impor- tancia, y complementan mi reflexión anterior que en cambio marca- ba diferencias e individualidades entre los coleccionistas y a su vez des- tacaba la importancia del coleccionismo para el artista y su producción. Fue en primera instancia la misteriosa cercanía entre el coleccionista y su colección lo que se volvió un tema fascinante para mí. Porque poco a poco, pero cada vez con más fuerza y claridad, se fue perfilando la re- lación afectiva que existe entre el coleccionista y sus obras. Además de ser un actor clave del medio artístico, y aunque a veces mantenga cier- ta aura de misterio y lejanía, el coleccionista se revela siempre como fi- gura vincular. También se observa en varios casos que los comienzos de la colección son inesperados e ingenuos, a veces románticos y desinteresados, o sin intención consciente. A veces no hay un inicio preciso, sino más bien una continuación de un hábito heredado. Otras veces interviene el po- der del dinero. Pero poco a poco, y en forma creciente, el vínculo que desata tener una obra viva en el hábitat diario empieza a reclamar res- ponsabilidades y cuidados en forma proporcional al placer de posesión. Digo, el disfrute de la obra también es exigencia: El coleccionista ob- serva, cuida, investiga, ayuda, estudia, y no son pocos los casos en los que sale de su casa para interactuar con el medio a través de fundacio- nes, asociaciones, entes privados y estatales, o en forma personal. Las conversaciones con coleccionistas de Tucumán, Córdoba y Rosario y las distintas entrevistas individuales publicadas en este número dan prueba de ello. Hay ejes temporales y espaciales que es importante recalcar. La mane- ra en la que cada coleccionista se contacta con su momento histórico asignará marcas importantes y personales a su colección. El tiempo, además, es la prueba de fuego que dictamina la durabilidad del gusto por la obra y cómo éste se mantiene en el seguir mirando (y teniendo) a través del tiempo. Se sabe que el gusto a veces sólo crece, pero otras crece y decrece, y viceversa, o simplemente cambia. La relación entre el coleccionista y su colección es, por consiguiente, otro nexo a sostener y un desafío. No son pocos los casos en los que el uso del hogar pareciese exceder al ámbito cotidiano y habitual del tiempo diario. Chica o grande, lujosa o discreta, la casa del coleccionista se transforma en un espacio placen- tero que se contempla, se vive y se comparte. En otras palabras, el co- leccionista manifiesta un especial cuidado del hábitat en estilo y bie- nestar, y principalmente una mirada atenta a lo que lo rodea, cómo lo ro- dea y por qué. Se podría suponer que en cierto modo las cosas y perte- nencias adquieren, indirecta y sanamente, un interesante espíritu animista. Hablando de una colección de arte contemporáneo, ésta demanda un update e interacción constante con el medio. Demanda un saber que tie- ne que ver con el día a día y con estar al día, lo cual no es tan fácil dada la vasta producción de arte contemporáneo mundial y de publicaciones sobre el tema. Pero si de tiempo puro se trata, toda colección como en- tidad adquiere devenir propio. Va cristalizando en misma su ser en función de lo que tiene, retiene y expulsa; un cuerpo que modifica su existencia a medida que está vivo y que, como dije antes, tiene en cier- ta forma su propia alma. Volviendo a la relevancia del vínculo afectivo entre el coleccionista y sus

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Page 1: Berkenwald, M. - Breve reseña de colección (Ramona, n°59)

PAGINA 10 | INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN | PAGINA 11

Breve reseña de colección

Melina Berkenwald Este segundo número temático sobre coleccionismo de arte continúa publicando textos y experiencias con especial énfasis en el arte con- temporáneo y en la Argentina. El trabajo indaga el tema desde distintos ángulos: continúan las entrevistas con distintos coleccionistas del país y del exterior, se suman charlas entre coleccionistas del interior promo- vidas por arteBA Fundación, y nuevos textos de distintos tintes. A medida que leía y compilaba estos trabajos (incluyendo los de ramo- na 53, coleccionismo primera parte), fueron apareciendo ejes temáticos comunes y centrales, algunos de los cuales elijo retratar en estas líneas. Ellos explican en cierto modo la continuidad de esta tarea y su impor- tancia, y complementan mi reflexión anterior que en cambio sí marca- ba diferencias e individualidades entre los coleccionistas y a su vez des- tacaba la importancia del coleccionismo para el artista y su producción. Fue en primera instancia la misteriosa cercanía entre el coleccionista y su colección lo que se volvió un tema fascinante para mí. Porque poco a poco, pero cada vez con más fuerza y claridad, se fue perfilando la re- lación afectiva que existe entre el coleccionista y sus obras. Además de ser un actor clave del medio artístico, y aunque a veces mantenga cier- ta aura de misterio y lejanía, el coleccionista se revela siempre como fi- gura vincular. También se observa en varios casos que los comienzos de la colección son inesperados e ingenuos, a veces románticos y desinteresados, o sin intención consciente. A veces no hay un inicio preciso, sino más bien una continuación de un hábito heredado. Otras veces sí interviene el po- der del dinero. Pero poco a poco, y en forma creciente, el vínculo que desata tener una obra viva en el hábitat diario empieza a reclamar res- ponsabilidades y cuidados en forma proporcional al placer de posesión. Digo, el disfrute de la obra también es exigencia: El coleccionista ob- serva, cuida, investiga, ayuda, estudia, y no son pocos los casos en los que sale de su casa para interactuar con el medio a través de fundacio- nes, asociaciones, entes privados y estatales, o en forma personal. Las

conversaciones con coleccionistas de Tucumán, Córdoba y Rosario y las distintas entrevistas individuales publicadas en este número dan prueba de ello. Hay ejes temporales y espaciales que es importante recalcar. La mane- ra en la que cada coleccionista se contacta con su momento histórico asignará marcas importantes y personales a su colección. El tiempo, además, es la prueba de fuego que dictamina la durabilidad del gusto por la obra y cómo éste se mantiene en el seguir mirando (y teniendo) a través del tiempo. Se sabe que el gusto a veces sólo crece, pero otras crece y decrece, y viceversa, o simplemente cambia. La relación entre el coleccionista y su colección es, por consiguiente, otro nexo a sostener y un desafío. No son pocos los casos en los que el uso del hogar pareciese exceder al ámbito cotidiano y habitual del tiempo diario. Chica o grande, lujosa o discreta, la casa del coleccionista se transforma en un espacio placen- tero que se contempla, se vive y se comparte. En otras palabras, el co- leccionista manifiesta un especial cuidado del hábitat en estilo y bie- nestar, y principalmente una mirada atenta a lo que lo rodea, cómo lo ro- dea y por qué. Se podría suponer que en cierto modo las cosas y perte- nencias adquieren, indirecta y sanamente, un interesante espíritu animista. Hablando de una colección de arte contemporáneo, ésta demanda un update e interacción constante con el medio. Demanda un saber que tie- ne que ver con el día a día y con estar al día, lo cual no es tan fácil dada la vasta producción de arte contemporáneo mundial y de publicaciones sobre el tema. Pero si de tiempo puro se trata, toda colección como en- tidad adquiere devenir propio. Va cristalizando en sí misma su ser en función de lo que tiene, retiene y expulsa; un cuerpo que modifica su existencia a medida que está vivo y que, como dije antes, tiene en cier- ta forma su propia alma. Volviendo a la relevancia del vínculo afectivo entre el coleccionista y sus

Page 2: Berkenwald, M. - Breve reseña de colección (Ramona, n°59)

PAGINA 12 | INTRODUCCIÓN

obras, quizás sea en parte lo que explique por qué fueron pocos los co- leccionistas que quisieron mencionar sumas de dinero. Es cierto: no es dicho vínculo una razón suficiente para pensar en que no debería ha- ber impedimentos económicos para poder coleccionar, pero sí lo es pa- ra afirmar que en la mayoría de los casos lo que prima es el gusto y la pasión por las obras por sobre lo que conviene en precio e inversión.

La colección almacena momentos, documenta su tiempo y dialoga. Pue- de descubrir artistas, mantenerlos y difundirlos. Es un hogar de lujo pa- ra la obra así como un sitio intimista de exhibición. Es una ayuda mone- taria para la cultura y un apoyo moral al medio y sus actores. La colec- ción conecta. Artistas, curadores, críticos, mecenas, obras y audiencia, todos se involucran de un modo u otro y en distintas escalas según ca- da caso. Los que toman este compromiso eligen ser los sibaritas de es- te juego en el que las apuestas se multiplican. Un juego en el que con astucia o con inteligencia generalmente gana el mejor ojo y el mejor postor.

Agradezco a todos los que colaboraron con este trabajo. A los coleccionistas que dieron tiempo a mis preguntas. A Rafael Cippolini y a Roberto Jacoby por entusiasmarse con la realización de es- tos números temáticos, y a todos los que trabajan en ramona y Fundación Start. A Mauro Herlitzka por invitarme a coordinar las charlas del Circuito Nacional que amplían los alcances del tema hacia el país. A arteBA Fundación por su apoyo en la producción de las charlas mencionadas y de este segundo número. A Bodegas Chandon por acompañar los encuentros antedichos. A los que aportaron textos clave para comprender el tema. Y a todos los que ya he agradecido en el número 53 de ramona, ya que quienes colaboraron con un número también lo han hecho con el otro.