bergeron - furet - koselleck, la epoca de las revoluciones europeas 1780-1848 (cap. 3 - la rev franc...

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analisis de las revoluciones europeas

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  • 1-itriot.s moderados de la Asamblea siguen empeados en conse-guirlo, no obstante, a costa de un{i ficcin que gravitar pesada-mente sobre su futuro: La Fayette, Bailly y los triunvrros hacenvotar a los diputados que el rey ha sido ; dominadospor el temor a una nueva intervencin popular, se ven obligadosa sostener, contra toda evidencia, que Luis XVI es su b,ienamadorey constitucional. Pero sin embargo, no por ello logran evitarla reaccin de Pars. Toda una campaa de peticiones a iavordel castigo del rey desemboca en una manifestacin central enel Campo de Marte, el 17 de julio. Exactamnte un ao despusde la gran fiesta engaosa de la unanimidad nacional, y en eIsitio mismo en el que haba sido aclamado, La Fayette da ordena la guardia nacional de disparar sobre la multitud. Dato im-portanter por primera vez, los poderes pblicos salidos de larevolucin hacen lo que no se atrevieron a hace contra los cam-pesinos en agosto de 1789, ni contra Pars en octubre; se vuelvencontra eI pueblo, del lado del rey.

    Provisionalmente son los venceclores, pero al precio de unanueva y grave escisin de los patritas: los moderados desertandel club de los Jacobinos y se inslan en el convento dc losFeuillants, a donde les siguen casi todos los diputados, mientrasque Robespierre permanece en la antigua sede y se ingenia pormantener fieles al jacobinismo a las socidades provinciales afi-liadas, temible instrumento para el futuro. Por el momento, losFeuillants parecen triunfar: hacen detener a algunos agitadoresparisinos, mantienen el orden pblico y votan algunos retoquesconservadores a la Constitucin. El L4 de septiembre, Luis XVIse aviene a prestar juramento de fidelidad a un rgimen queacepta menos que nunca, y la Constituyente proclama orgullo'samente, antes de disolverse: . En realidad, transmite a la Legislativa un rgimen queno puede funcionar.

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    3. La Revolucin francesa y la guerra( 17 92-17e9)

    Entre 1787 y el otoo de 1791, el extraordinario ritmo dela tansformacin poltica francesa se explica por los datos inter-nos: la resistencia del rey y la tormenta popular. La acogidaque E,uropa dispensa a la revolucin

    --

  • tado por el pueblo ante todo como un preludio a Ia invasin' yel arresto del rey y su retorno bajo custodia' como una victoriasobre el .*tr".r;"rt. Serisibilidad de interpretacin tanto mssignificativa cuanto que resulta excesiva: despus de Vaennes'.l".-p".rdor Leopolo v el rey de Prusia se iimitan a firmarla deJlaracin de Pillnitz, que subordina cualquier intervencina un acuerdo general de los soberanos europeos' Pero si Passe equivoca respecto a la realidad diplomtica, acierta en lo que;;t;il; a \,

    -s recnditos deseos del rev, va que' lo mismoqr-r lri, XVI, sabe algo que las cancilleras de Europa no hansabido >dav:,a.o-pr..r.r: que la gue.a, si tiene lugar' ser unaguerra ideolgica. Este secreto comPartido es casi el fundamento.-,-rru .o.tpIi.idud, un anhelo a la vez comn y contradictorio'--En la *ui.hu hacia la guerra, del lado francs no hay clculostcnicos ni ambicio.r"" ,.r.i,oriales: nada de aquella racionalidadmaquiavlica y principesca, de aquellos clculos de cancilleraqr-r. ."ru.r.rirbin la grer.t del Antiguo rgimen' No hay eva-liracin de fuerzas y ,i..gor, por otra parte, el eircito francsse halla desorganizado por la emigracin de muchos oficiales ila subversin e la disciplina tradicional; los voluntarios alista-dos despus de Varennes son todava poco numerosos' La verdades que 1u gr-,.r.^ equivale al relevo, rePresenta una nueva forma.le explosin revtlucionaria francesa y de sus contradicciones.

    , que funde clases ilus-tradas y clases popurares .r-,," pasin comn. La filosofa delas. luces, amplramente cosmopolita y europea, slo haba con_quistado un pblico restringio, aristocrt" y burgus, y casinicamente urbano.- Ahora -penerra hasta rrr' masrs popularesde las ciudades y del campo gracias a un medi";;; imprevisto:el sentimienro nacionar. Aiaba por encontrase transformada vsimplificada hasta el punro d. que muy pronro ra Europa ilus-trada no podr ya reconocer en ella..sr'r filosofia; pero quimporta eso a los francesesT Mediante esta rirrt.rr, extraordina-riamente precoz

    .

    -y con tantas promesas de porvenir_ entremesianismo ideolgico y pasin ncionar, ros frnceses han sidolos primeros que han iniegr ad.o a las asas .r, -.i-rrrdo, quehan fomado una nacin -od...r". En este r."rio,-r, experienciaes la inversa de la der despotismo ilustrado: corrra todos losreyes de Europa, un nacionulir*o dernocrric" r. ." cargo de7a realizacin de las .

  • .,,., 'r^ a conducir g.d't1r.-.nte tres grupos al poder: los giron-

    tlinos, l

  • g*lcias a 7a autoridad que haL,r de dar a los generales, lacstabilizacin interior. Pero estos clculos inexactos son secun-darios: Io esencial es que la guerra es popular, preconizada porla izquierda de

    _

    la Asamblea, enarbolada como una band.r" po.los jacobinos. La argumentacin de los grandes discusos deBrissot es bien conocida: destruir coblenza-, cenrro de los emi-grados, equivale a obligar a Luis XVI a escoger, es el finar desu doble juego; Ia guerra contra los reyes es ganada de ante-ma.o, ya que el ejrcito francs ser festejado como liberadorde los peblos. Es tambin conocida ra vana resistencia de Ro-bespierre, as como su lcido remor (si bien prematuro) a unadictadura militar. Lo que ya no ha sido tan estudiado es laextaordinaria resonancia social que Ia predicacin sentimental deBrissot encrenrra en la Francia revoluclonaria y el paso del de 1789 al del 1792: como intrprete i. .rt" muta-cin capital de las mentalidades evolucionarias, el grupo brisso-tiano

    -o girondino- ofrece a la mezcla inestabl. d.- universa-lismo y nacionalismo una fascinacin que es ya moderna.Facilitada en la primavera por ra constitucin de un ministe-io Bissot y por el advenimiento al trono de Francisco rI deAustria, decidido a su vez ar conflicto, ra guerra al es votada ei dia 20 de at,ril p. hAsamblea cuasi-unnime, a propuesta de Luis xvr. pero nadieha previsto sus consecuencias, ni el rey, al quc la guerra va aperder; ni Brissot, a quien destruir; ni Robspierie, a quienllevar al poder, antes de llevarle al cadarso .o-,, o los orr.rr'-dos.

    a) La derrota y la RepblicaA partir de esta fecha, la revuelta popular parisina, y msgeneralmente urbana, va a encontrar un nuevo catalizad-ot: laderrota- No significa esto que hayan desaparecido los preceden-tes: al contrario, la depreciacin inevitable del asignado (descen-dido ya al 60 por 100 de su valor nominal) y .l uL^ de Ios pre-

    cios vuelven a dar fuerza a ]os gritos .ori* ra deIos gneros. Se acusa al .

  • rrrillants. Por no haber osado ----o podido- cambiar de dinas-i,u, como los ingleses de 1688, burgueses moderados y noblesliblrales se condenan a s mismos a una quiebra que su equivo-cada postura sobre la guerra acaba de precipitar. Pero en contfade la interpretacin de Mathiez, la cada del rey no marca pors sola una nueva revolucin social: desde este punto de vista,elveranodelTSgsiguesiendoelepisodiofundarnentaldeiahistoria contempornea- de Francia. Lo que cambia con el 1o Jeagosto es la naturaleza poltica del rgimen: se produce la rup-trlra con una forma d. gobierno multisecular y comienza !a,lr..rar-,r* republicana. Cambian tambin los grupos dirigentes del,u revoluciin, de la que los nobles estn excluidos y que :ereclutan en general en los medios intelectuales de la burguesa;;a;l;; p..di..r, v abogados- derncratas, formados en la es-c1iela d. ias lr-rc.s, han heiedado su respeto hacia la propiedad,;;; son igualmente hijos d9 h revolucin, militantes de lasi.on.t y de los clubs, en Pars lo mismo que en provincias'lrp..u, ,.. horu desde

    '17gg, formados en las rivalidades de iaoposicin, menos alejados del pu-eblo que sus predecesores: elpatriotismo es precisamente la ideologa de aquella fraternidad;;;- a^" profrrnlu*ente haba ignorado la sociedad exclusivista". ,..u, de abandonar la escena. por tanto, lo que diferenciai estos hombres de sus predecesores es sobe todo una actitudms abierta respecto a una aliarrza popular que -necesitan paravencer; pero esto es tambin lo que les va a dividir-

    b) Gironda, Montafia Y LlanuraEi perodo que sigue al 10 de agosto y que precede a la

    reunil-r de la convencin (22 de septiembre) est marcado poruna dualidad de poderes: Pars y la Asamblea. El poder legalde la Legislativa, qr-,. .ro tiene ms que un mes de vida, se halla.o.rrr"rr.Irado por la dictadura urbana de una Comuna insurrec-cional nacida el 1O de agosto; el movimiento de las seccionesparisinas ha encontrado su intrprete, y stl constante presin?u.rru a la Asamblea a avalar una poltica que prefigura el Terror:los comits de vigilancia de las secciones multiplican registros,incautaciones de irigo, arrestos de sospechosos; los diputadosnombran un consejo ejecutivo de seis miembros, entre los cua-lcs se halla Danto.r, pr.u reemplazar al rey encarcelado, instituyenLln tribunal de excpcin y agravan las penas contra el clerorefractario. La obra legislativa a plazo rns largo se encuentraigualmentc afectada poi l" coyuntura: latciz.acin del estado ci-.ril, .rrtit.rcin el clivorcio y nuevas concesiones al mundo cam-

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    pesino- Se ponen ,

    en -venta en pequeos rotes las propiedadesde los emigradgp 'y desaparece la obligacin de indemnrzacinpor los benefictrs seoriales, salvo presentacin del tturo orrgi-

    nal- El 1o de agosto de 7192 complera de esta forma ras grand"esmedidas de 1789 y acelera la expropiacin seorial: es uno delos secretos de la fidelidad del campo a Ia revolucin parisina.Pero ni la Asamblea, ni el Consej ejecutivo, ni siquiera Dan_ton, que es la gran voz del verano, logran canaliza el movi_miento popular, que por el contraio vuelven a reavivar lasmalas noticias de las fronteras (cada de Longwy y de Verdun).I,as matanzas organzadas que tienen l.rg^r eri l, prisiones pari-sinas entre el 2 y el 6 de septiembre atestiguan de nuevo elrazonamiento de Ia mentalidad terorista: derrta-rraicin_castigo.Pero muestran tambin con su salvajismo

    -ds 1.ooo a 1.5oovctimas, en su mayoa prisioneros de dereche q6rnii- h5qu punto ha aumentado desde la primavera Ia sed de sangre.Danton se calla; los girondinos se rraran paralizados por el ie-do; Robcspierre ha acusado ya a Brisso. . traicin. Las luchasde hombres y grupos por el poder van a adoptar en adelanteel lenguaje del tcrro del populacho.El misrno cla en que se rene la Convencin (20 de septiem_bre), valmy salva a Francia cre la invasin: triunfo psicolgicoy poltico, ya que el ejrcito cle volunrarios ha tenido que vrselas

    con los mej.res sbldados de Ia poca, pero nada ms que victoriamilitar parcial, seguida cle ngociaciones a conr.c.r.ncia de lascuales Dumouriez deja marchar tranquilamente a ros prusianoshacia sus cuareles de invierno- Er tlebre duero de artillerano !a servido, por tanto, para arrela nada a largo plazo, y el10 de agosto se ve seguido de ,rna cascada d. rlptrr.as dipro-mticas con Europa. La Repblica solemnemerrt. pr.lrmada porla convencin se acerca al modero girondino: ,,,iriorr..u y li-beradora.

    Efectivamente ha ridg .fofiada por Brissot y sus amigos,.valindose de su notoriedad ante la opinin y de sus posicionesen el ministeio y entre Ios jacobinos. Et lrupo es difcil dedefinir, y Georges Lefebvre fr" .rrv"do su diversidad; pero todoel pasado inmediato le opone a la democracia de las seccionesparisinas. El girondinismo forma broque conrra RoL,espierre, con-tra Marat, elegidos por los militantes parisinos, qrr. ,t, los ni_

    cos que han podido votar, pero no porque sea socialmente dis-tinto en una Asamblea que, por el contrario, es unnimementeb.urguesa; el grupo se define- menos por s_rs convicciones par_ticulares que por sus enemigo" .o*rr.r.s, es decir, Ia Montaa.co-ntra Pars, contra el fanatismo fiscar y terrorist d. r.," ,orr-culottes, los girondinos derivan casi sin darse cuenta hacia los

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  • enemigosdelarevolucin,retrocediendoantelasconsecuenclaspo[tis de una guerra que tanto han_ contribuido a desencadenar.El romanticismo cant, po, boct de Lamartine' a aquellos poetasun poco superficiales'de la guerra liberadora, a aquellos ante-p."o, del nacionalismo de izquierda' Despus de Mathiez' la^hi.to.iogrufa francesa prefiere ge"etulmente a los rnontagnards'pr..rrrJr"s de la dictadura revolucionaria. Pero esta vasta que-rella pstuma, en la que se enzarzan como siempre pasado ypr.r.*., to .b. hacr olvidar que en conjunto' globalmentelo.r"ia.rda, la Convencin es la : porque si la Revo-lucindesgastarpidamenteasus.Ideres,continaencambiobeneficind-ose de una amplia fi
  • lb"rpi.rre parece haber credo poder convencer a la Con-vcncin de que se autoeliminara: pero no fue as. Y hab descr f inalmente una insureccin parisina, cuidadosarnente organi-zad,a por los enrags, los jefes de las secciones y de los barriospoprlres, la que fuerce a la Asamblea a su propia >,it tu 2 e junio. Cecada por la multitud armada, la Convencindecreta el agesto de veintinueve de sus miembros, los jefesgirondinos La Montaira ha pagado su victoria con un golpe deEstado popular contra la representacin nacional'

    II. LOS

    El perodo que comienza el 2 de junio de 179) se caracteriza>pues, por un gobierno de hecho, no de derectro: fecha impor-tante, puesro que pone de manifiesto la incapacidad de la Rep-blica en guerra para darse instituciones definidas y cstables y unprocedimiento legal. Al remitir a tiempos mejgres la aplicaci(rn. una constitucin democrtica votada para tranquilizar a laopinin despus del 2 de junio, al decretar un poco rns tardequ. oel gobierno provisional de Francia set revolucionario hastaq.r. ,. conriga 1a paz>>,la convencin montagnardt hacc una con-fesin que los termidorianos habrn de esforzarse en van.) lx)rborrar, entre termidor y brumario; reconoce lcidamcntc cl pes

  • sino Ios poderosos tambin, a los que hay que tener constante-mente bajo la arnenaza de la guillotina, verdadera
  • l,,rupo robespierrista no basta para definir el
  • logrado llevar a cabo a su debido tiempo. Fijacin general delos precios y salarios mximos, impuestos, requisas, control Jela produccin, creacin de empresas estatales: semejante (G. Lefebvre) de la economa responde a la vez al vieioanhelo de reglamentacin de la pleb,e urbana y a las necesidadesde la guerra. Pero por una parte, demuestra se --como siem-pre- de difcil aplicacin, y en todo rn()mento core el riesgode unir contra el Estado la rnala voluntad campesina y la coali-cin urbana de beneficios y salarios: el 'I'error consigue evitarlo,en cierta medida, as como tanbin de Ronsin, recientemente estudiado por R- Cobb, pero a basede hipotecar el porvenir. Por otra parre, en cambio, los burguesesmontignard.s del Comit de salvacin pblica siguen siendo, enprincijio, fieles al liberalismo, y Do conciben esta economa diri-gl. sino como un expediente provisional: Daniel Gurin hasubrayado las consideraciones que muestran frente al gfaf} co-mercio y a 7a banca, y no es casual que la liquidacin del heber-rismo, en la primavera de 1794, conduzca a una flexibilizacinde las presiones econmicas.

    De esta forma, el gobierno revolucionario aparece al mismotiempo como una dictadura de guerra, nacida de las circunstan-cias, y como una segunda subversin, despus de la de 1789'1790,de las estructuras estatales de la nacin. Si ha dejado unas huellastan profundas, como objeto de odio o como valor de ejemplo,en la conciencia poltica moderna, ello no se debe slo a queel Teror abriera un abismo de sangre entre sus partidarios esus adversarios; sino tambin a que, al llevar hasta sus ltimasconsecuencias la dialctica igualitaria de la revolucin burguesa,acept la participacin de minoras populares en el gobierno delEstado y forj una conciencia nacional a la vez democrtica vtotalitaria, cuyo ejemplo sigue estando vivo en el mundo de hoy.

    Su leyenda, a {in de cuentas, tiene mucho que ver con sumismo xito. Esto no quiere decir que las divisiones del adver-saio no tuviesen su importancia: se ha hecho notar ln flaque-zaveleidosa del girondino, el aislamiento de lasinsurrecciones realistas separadas por un Macizo Central fiel, :lcarcter local del levantamiento de La Vende, as como la ce-guea y Ias contradicciones de la Europa coaligada que hace !aguerra de ayer y no consigue armonizar sus esfuerzos. Por suparte, la evolucin tampoco ha subvertido todava las reglasdel viejo modo de combatir y se mantiene fiel a la estrategiadel asedio y de las tropas en orden cerrado; Pero posee un ejr-cito nuevo, amalgmado con el antiguo, Y todo cambia con laautoridad en adelante indiscutida del poder civil y el impulsoque de 1 emana a travs de sus representantes en los ejrcitos:60

    ufra severa depuracin ha renovado cl rnitttrlrr y l.rr,r, 11, rroficiales jvenes, hijos de la revolucin, ctrro I lor lrc y f utttrl,rtrUltimo feudo del Antiguo rgimen, la carr('rr trrilttru :('ulrre'ahora a los hijos del pueblo, ms ampliamcnt(: irrt lts,, (r(' l'poltica. Y, al igual que la poltica, la primcra llll('rtt ttL'trlrrr rtde los tiempos modernos ha enc.ntrado tambin srrs lxitrt's. l'.rrel otoo, la situacin. militar est ya'enderezada cn l:r f rontrrrnorte ( Wattignies), y antes de que las tropas se rctir(:r'r a lt,scuarteles de invieno lo estar tambin en la frontera cstc (l',strasburgo y Landau). Al mismo tiempo se reducen los focoscontrarrevolucionarios interiores; Lyon es recuperado en crctu,bre, Toulon en diciembre, y los vandeanos son derrotados p()rKlber, primero en Cholet y luego en I-e Mans: la insurrecci

  • l(':;taciones qlre reclamarr pan; al da siguiente, como el 1O de;r;osto 1r el 2 de junio, las secciones armadas rodean la Con-vcncin, empujando ante el-la al alcalde de Pars- La Asamblealcs concede la creacin del ejrcito revolucionario del interior,la instalacin del Terror a la , el arresto de lossospechosos y la depuracin de Ios comits; pero se aprovechade la situacin para suprimir el carcter permanente de las asarn-t'leas de seccin, y el Comit de salvacin pblica hace detenera Jacques Roux y a Vatlet- La victoria de los enrags representaal mismo tiempo su fin; si bien recoge una parte de su programa,el gobierno decapita el movimiento- En adelante el debate po-ltico va a transcurrir nicamente en el interio de la Montaa.

    El hebertismo, apoyado en los cordeliers y la Comuna, se con-vierte en el ltimo intrprete del extremismo parisino: intrpretemenos espontneo, menos autntico que los enrags, pero msinfluyente y mejor situado. EI conflicto que entabla en otoocon Ia rnayora de la Convencin y del Comit ya no concierneal Teror

    -que yt ha comenzado- ni a los precios mximos

    -que ya han sido votados-, sino a la descristianizacin. A

    ejemplo de lo hecho por Fouch en Nevers, la Comuna la organizasistemticamente en Pars, mediante mascaradas antirreligiosas yluego con la clausura de las iglesias, Todo un anticlericalismopopular y urbano cuyos orgenes no son tan conocidos como suposteiior desarrollo, encuentra provisionalmente en la revolucinun culto de sustiiucin- La rnayora de la Convencin, que havotado el calendario republicano, es tambin antirreligiosa; peroms realista, ve en Ia tendencia hetrertista un motivo suplemen-tario y gratuito de discordia civil; adems, Robespierre detestael atesmo, legado de la aristocracia y de los ricos. Por eso enotoo se acerca a la corriente moderada de la Montaa, a laclue dan nuevas fuerzas el enderezamiento de la situacin y elrctorno de Danton a Pars- Deia, por tanto, que se despliegueLrna ofensiva antihebertista, brillantemente orquestada por LeVicux Cordelier de Camille Desmoulins, y que, rns all de larlr:scristianizacin, apunta al Terrot rnismo. Sin duda ,alguna,I)anton sigue tambin fiel a su sueo de un compromiso conl',rrrora; el , por otra parte, es en este terrenornzs prudente que los girondinos. El mismo Robespierre, en suslc: en la Francia de 779), la bsqueda de la paz Do suscitas6lo la oposicin de las secciones de Pars, sino de todo el per-s

  • de salvacin pblica, los amigos de Flbert, Billaud y Collot,la derecha, y los moderados en torno a Carnot. A. Ollivier creeincluso adivinar signos de divisin en el interis dcl f)irectorio, y cuyo peisonaje simLrlico(:s Ilurr';rs, lrir siclo trlcnos cstucliados que sus predecesores. Not:xistc nirritrrr:r [ristoria 1>rofrrnrla y genc:ral del Dircctorio fuera
  • t,{'rrriten fechar con.ms precisin el fenmeno: en una aldearr()rmanda y en tres pueblos de la Isla de Francia, el viraie delir natalidad resulta particularmente Perceptible a partir de losaos noventa, y coincide as con el decenio revolucionario. Lapoblacin francesa no se resiente por ello; beneficindose, porel contrario, del retroceso de la mortalidad que caracteriza alsiglo, sigue siendo la ms numerosa de Europa y puede asalimentar a los ejrcitos de la Repblica y poco despus a losdel Imperio. Pero el descenso de la natalidad, demasiado fuertey demasiado regular como para que se pueda imPutar a la par-tida de los hombres para la grrerra, indica una profunda trans-formacin de la mentalidad: traduce sin duda alguna la genera-Iizacin de la contracepcin conyugal, ya denunciada po losdemgrafos y los moralistas del Antiguo rgimen. La seculariza-cin revolucionaria es en este caso la de las mismas conciencias;al rom:er con Dios, innumerables fanceses, que ya no son sola-mente aristcratas o los corno en el tiempo de lasluces, adoptan un comportamiento con medio siglode adelanto sobre todos los dems'pases de Europa. Semejanteprecocidad de una conducta colectiva (q,r. slo se modificara mediados del siglo xx) remite probablemente a otras evolucio-ncs culturales profundas: nueva actitud ante la vida, la felici-dad, el matrimonio y la familia; integracin de la masa dc losfranceses en \rn sistem de valores burguescs. El terrcn
  • b) Los atollad.ergs del parlamentarismo burgusA travs de la Convencin y luego de las asarnbleas del Di-

    rectorio, esta sociedad sabr legislar para eI futuro -y establecer

    ,, p..dtminio. Restablece la economa liberal, funda la. enseanzasecundaria y superior francesa y acaba por yugulal, despus dehaber sacado de 1 el mximo provecho gracias a los >, el desorden monetario nacido del asignado' Peofracasa en su proyecro esencial: estabilizar la Francia burguesamediante instiruciones nuevas y duraderas'-oU.. los leuillants de 1791, con los que a veces se les com-para en este aspecto, los termidorianos poseen numerosas vcn-irj"", se ha l.r.tt.io la hipoteca real, el movimiento popularhacomenzadosureflujoylu.*p"rienciaacumuladadcsdelT89puede utilizarse p... ,," mejot equilibrio de podcrcs' Pero quiemible herencia la de esta Francia poltica dcspus dcl TerrorlLa Repblica es todava demasiado recicntc para no vcrsc asimi-lada, en las profundiclades de la opinin burguesa' a la dictadura,.rrgri..rr"d.lo"comitsrevolucionarios:elgdeTerrnidorha;; t- la seal de unos anrquicos arreglos de c*entas y deun Terror blanco realista en los departamentos del sudeste. Losvencedores de Robespierre, La mayor parte de lg: cuales hanvotado la muerte def r"y y Participado en el

    -gobierno revolu-.io.r"rlo, tratan de purif-ic* i' pasado haciendo detener a losjacobinos y .rrar.guro a Carrier al verdugo: pero no lograrnju*" la cnfianz . U opinin pblica, y este divorcio originalentre los gruPos en el pod.t y sus mandantes no har ms queacentuarse. E , po.r. p.l,bttt, si hay ya una Francia burguesa'no hay todava consenso con respecto a un parlamentarismo bur-gus. El recurso poltico de la

    -opinin moderada sigue siendolas ms de las l.i., .l rey; el- del extremismo urbano vuelve as(:r muy pronto la nostalgia del ao II' Infortunio suplementa-ri> (K- T9nnesson)' Pero el jacobinismo siguesi,'nrlo una imagen poltica fundamental, que acaba finalmentel)()r rcconciliar ls .,iu..io.r.r, del ao II: fanticamente odiadorrrladcrecha,puedecontarconlafidelidadsecretadetodos1.,., qrre cleben J., pr*r,o al Terror, desde Barras,al comisarior',,,i,.'

    'Irr

  • t,tttt\rzie- marxista. Mezclando con el viejo igualitarismo4t, la idea ms moderna del pustcb poltico, no logra inte-r ns que a, algunos ceDtenares de antiguos terroristas, ltirno,'csalto sans-calotte mucho ms que primer despertar bolche-1ue. Fcilmente desarticulado por Carnot, que se ha redescu-rrto como conservador con la victoria, el complot babouvista,margen de su legado ideolgico, encierra sobre todo una impor-rcia negativa; impide provisionalmente la polltica de uninlos jacobinos deseada por Barras y permite a Carnot utilizarprimer pnico de la burguesa en beneficio de su polltica decin de las fuerzas moderadas,Peto estas fuerzas moderadas no son republicanas; son mo-rquicas, como Io muestra la prirnera consulta electoral delimen, en la primavera de 1797. La yorf^ parlamentarialos se encuentra con ello amenazada, y el ver-

    dero, el nico peligro que arnen^za a la coalicin termidoriana,finido: se trata simplemente de la restauracin rralista. Bienverdad que h^y dos realismos, el primero constitucional y

    >derado, heredero del sueo de los feaillants, el segundo nostl-rr y fantico, fiel en medio de la desgracia a los prncipes.ro en una Francia en la que }Ioche acaba apenas de

  • lucin. A este mosaico de diversas ambiciones, Bonaparte ve aaadir la cuestin suplementaria de su poltica italiana, finalmenteavalada por Pars-

    Con respecto a las condiciones en que se acuerda este avaly a las relaciones entre el general y el Directorio, hoy es algobien establecido que el ejecutivo consinti en las improvisacionesitalianas tanto ms cuanto que tena necesidad de Bonaparte yde sus victorias para conservar el poder en Pars. Pero hay queentenderlo en un sentido estricto y en un sentido amplio: elejrcito no es slo necesario para la ejecucin prctica del golpede Estado de Fructido; no es slo til para los intereses finan-cieros, gracias al saqueo de Italia; es tambin el instnrmentoy el smbolo de una Repblica conquistadora cuya gloria com-pensa la inestabilidad interior. Por lo dems, cuando un pocoms tarde haya partido Bonaparte para Egipto, los miembros delDirectorio reempredern por su propia cuenta la poltica de las

  • ,.+,,1 ,lul desorden y de Ia guera empuja a Ia opinin mG,,t, lracia el rey legtimo como hacia un hbito secular; La

    .r,l> (eP.re Duchesne, ) de julio de 1,79L).