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EditadoporHarlequinIbérica.UnadivisióndeHarperCollinsIbérica,S.A.NúñezdeBalboa,5628001Madrid

©2015AnnaTurróCasanovas©2015HarlequinIbérica,unadivisióndeHarperCollinsIbérica,S.A.Bellini,n.º 99-diciembre2015

Todoslosderechosestánreservadosincluidoslosdereproducción,totaloparcial.EstaediciónhasidopublicadaconautorizacióndeHarlequinBooksS.A.Estaesunaobradeficción.Nombres,caracteres,lugares,ysituacionessonproductodelaimaginacióndelautorosonutilizadosficticiamente,ycualquierparecidoconpersonas,vivasomuertas,establecimientosdenegocios(comerciales),hechososituacionessonpuracoincidencia.®Harlequin,HQÑylogotipoHarlequinsonmarcasregistradaspropiedaddeHarlequinEnterprisesLimited.®y™sonmarcasregistradasporHarlequinEnterprisesLimitedysusfiliales,utilizadasconlicencia.Lasmarcasquelleven®estánregistradasenlaOficinaEspañoladePatentesyMarcasyenotrospaíses.ImágenesdecubiertautilizadasconpermisodeDreamstime.com.

I.S.B.N.:978-84-687-7239-4

Conversiónebook:MTColor&Diseño,S.L.

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Índice

PortadillaCréditosÍndiceDecicatoriaBelliniCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12BisSitehagustadoestelibro…

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Decicatoria

Paratodoslosquecreenenlafuerzadelamor(yparaMarc,AgatayOlivia)

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Bellini

Cuandosurgiólaideadeestaantologíaymepidieronqueeligierauncóctelnolodudéyescogíelbellini porque era el cóctel preferido demi abuela y enmi familia lo preparamos siempre quesurgecualquierexcusaparacelebraralgo.Siquieresprepararlo,solonecesitaschampánoprosecco,melocotones naturales, preferiblemente blancos o amarillos, hielo y una batidora. Mezclas losingredientes,lobatesylobebesbienfresquito.

Los lugares que aparecen a lo largo de la historia de Alba y Daniel existen y puedesconsultarlos aquí www.pinterest.com/CasanovasAnna/Bellini y la información sobre el cócteltambiénescierta.LoquemetemoquenoesciertoeslahistoriadelcuadrodeGiovanniBellini.

P.D.ElamordeAlbayDanieltambiénesdeverdad,muydeverdad.

AnnaCasanovas

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Capítulo1

HacíaunañoqueDanielLiveuxdirigíalaorquestadelLiceodeBarcelonaypodíaafirmarque

profesionalmente había sido la mejor decisión de su vida, en lo personal no estaba tan seguro.Cambiar París por Barcelona le había resultado muy fácil, de Francia echaba de menos a susmejoresamigosylascomodidadesdesucasa,ytambiénesasensacióndetranquilidadqueconllevaestarenel lugardondehasnacidoycrecido.Peronoechabademenos lacondescendenciade laprensaylospaparazziqueenParísloseguíanatodaspartes.

EnEspañalamáxima«viveydejavivir»sellevabaarajatablayDaniel,siquisiera,podríasaliralacallemediodesnudosinqueningunodesusvecinosseinmutase.EnFranciaseguíanhablandode él, pero ahora solo aparecía en la prensa rosa muy de vez en cuando y probablemente losacaban para rellenar un hueco. Sin embargo, la prensa musical especializada y los círculosintelectualesqueorbitabanalrededordelaÓperadeParísestabanpendientesdetodasycadaunadesusaparicionesenelLiceoespañolylasaplaudíanconentusiasmo.Eracomosiahoraqueyanoestabaallí,enFrancia,lohubiesendescubierto.

DanielsentíaqueporfinseestabaquitandodeencimalaetiquetadeniñomimadoquelehabíancolgadoesosmismoscríticosmusicalesqueahoratantoloadorabancuandofueelegidodirectordelaorquestadeParís.Enlosartículosquerecortabayguardaba(aunquenuncaloreconocería)yano aparecía la coletilla «el niño prodigio deCasel» nimencionaban sus fiestas o sus amantes enmediodeunareseñadeunaópera.

PorfinerasoloDanielLiveux,músico,compositor,directordeorquesta.ParaunhombrequecondiecinueveañosganóunCésarporlabandasonoradelapelículamás

taquilleraenlahistoriadelcinefrancésyquealosveintitrésteníayaseisGrammys,elrespetodelaprensadesupaíseraelsantogrial,yporfinlotenía.

Yleimportabaunamierda.LamañanaqueleyóenLeFigarounacríticadondecalificabansubatutademagistralysedio

cuentadequenosentíaningunaemoción,quenolesubíaporlaespaldaningúncosquilleooquenosonreíaorgullosodesímismo,Danielseasustó.

La apatía le dejó helado, la mano con la que sujetaba el periódico tembló, era la que másutilizabaparadirigirlaorquesta,yflexionólosdedoshastaarrugarlashojasdepapel.Élnopodíanosentirnada.

Imposible.Él se ganaba la vida dejándose llevar por la pasión, sucumbiendo siempre a los instintosmás

básicos,escuchandoatentamentecualquiercaprichoopeticióndesussentidos.Danielnopodía«nosentir»y,sinembargo,esofueloquepasóesamañana.

Danielnoteníaporcostumbrededicarledemasiadotiempoalaintrospección,asíquesedijoquedebíadeestarresfriado,setomóuncafécomoaéllegustabaysalióacorrerporlaplaya.Eláticoqueteníaalquiladoestabafrentealmar,enunexclusivoedificiodelazonaolímpicadeBarcelona,yasualrededorseencontrabanalgunosdeloshotelesmáscarosdelaciudad.Siemprequecorríaporallíatraíael interésdealgunaqueotra turista.Nosolíahacerlescaso,paraDanielcorrereracasitansagradocomosumúsica,peroesamañana,siteníasuerte,haríaunexcepción.

La hizo, ella era guapísima, divertida, atrevida, y aunque el encuentro le dejó exhaustofísicamenteensusentrañasnosintiónada.

NADA.

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Él no se enamoraba de lasmujeres con las que se acostaba, pero siempre sentía algo cuandoestabadesnudoconunadeellas.Noeraunamáquinaylegustabasaberqueaunqueerasolosexoélsiempresentíarespetoporlamujerqueloacompañabayunosinstantesdeconexión.

Lachicanosediocuenta,graciasaDios,ydespuésdeunaduchaydevestirseconlaropadedeporte(todadelicraydecoloresextremadamentellamativos)volvióasuhotelconunasonrisaenloslabiosydejándoleaDanielsusdatosdecontacto.Élvolvióaducharse,estavezsoloydejandoqueelaguaheladacayeseconfuerzasobresushombros,ysefuealLiceoconlacertezadequenoibaa llamarla.Lomejorseríaquenoestuvieseconnadiehastaquesequitasedeencimaesevirusquesindudaestabaincubando.

CuandollegóalaRamblaycruzólapuertadelLiceoyasesentíamejor.Habíaidohastaallíenmoto y durante el trayecto no había pensado en nada. Se había dejado llevar por lamúsica quehabíasonadoa todovolumendentrodelcasco.Si losmotoristaso losconductoresdeloscochesque se detenían a su lado supieran que escuchabamúsica clásica, ese díaWagner, para ser másexactos,noselocreerían.ADaniellegustabaelrock,elpop,elsoul,eljazz,elheavymetal,elfolk.Podíadisfrutar casi concualquier composición siempreque tuviese sentimiento, que fuesedeverdad.Perosolociertaspiezasdemúsicaclásicalograbanerizarlelapielyhacerlesentirvivo.

—Buenos días, Daniel —la directora de la fundación que gestionaba el Liceo lo mirósorprendida—,mehabíandichoquehoynoestabas.

PilarFortunygirósudelicadocuellohacialaderechaparafulminarconlamiradaasusecretario.—Ynoibaaestar—seapresuróapuntualizarDanielalverelrostroaterrorizadodel joven—.

¿Menecesitasparaalgo?Elayudante,Ricardo,suspiróaliviadoyleentregóunacarpetadepielnegraaPilarcuandoesta

letendiólamano.—Sí,¿porquénovamosatudespacho?—Enrealidadyaestabacaminandohaciaél—.Anulala

reunióndelasdiezyencárgatedequenadienosmoleste—añadióenvozmásaltaparaRicardo.El jovenmusitóungraciasendirecciónaDaniely se fueacumplircon lasórdenesdesu jefa.

DanielpensóquenadiesemerecíatenerquesoportaraPilarochohorasdiarias.Élteníaquelidiarconelladevezencuandoysepodíapermitirellujodetorearlaporqueenúltimainstanciaellaerasustituibleyélno.

—Adelante,siéntatedondequieras—lainvitósarcásticocuandoentróensudespachoyvioquePilarhabíaapartadounapiladepartiturasdeunasillaparaocuparla.

—Tienesestohechoundesastre,lediréaRicardo…—DejaaRicardoenpaz.Pedíquenoentrasenadiealimpiarporquedespuésnoencuentronada.—Esimposiblequepuedastrabajaraquí.—Noloes.Ella le aguantó la mirada, el collar de perlas se levantó un poco cuando soltó el aire para

concederesabatallaaDaniel.—Estábien.Danielsonrióyfueasentarse.Élnuncasesentabaensuescritorio, legustabamuchomás leer

partituras tumbado en un sofá o en el suelo. La alfombra de ese despacho eramagnífica y si seponíaunoodoscojinesbajolacabezapodíapasarsehorasenella.AlgoledijoqueaPilarnolegustaríasaberlo,ymuchomenoshablarconéldeesamanera,yoptópordejarencimadelamesaloslibrosquehabíaamontonadoenlasilladelescritorioysentarseenella.

—¿Enquépuedoayudarte,Pilar?—Entrelazólosdedosyesperó.Apesardesuaparienciademujerde laalta sociedadydequecualquieraque laviesecreería

quesepasabahorasyhorasenlapeluqueríaoenelgimnasio,PilarFortunyeraunadirectivamuyagresivayhabíasalvadodelaruinaatresfundacionesenlosúltimosaños.Suaspectocuidadoeraunejemplomásdeloexigenteymeticulosaqueeraynounamuestradefrivolidad.AunqueDanielestabaconvencidodequeella lo sabíay loutilizabacomoarmao técnicadedespistecontra susadversarios.

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—Tenemosquerecaudarmásfondos.ADanielseletensólaespaldayduranteunsegundosintióciertoalivioalcomprobarquehabía

cosasqueaúnlehacíanreaccionar,comoporejemplosuodioahacerdemonodeferia.—Medijistequeeralaúltimavez.—Esofuehacetresmeses.—Puesorganizaalgosinmí.Puedeshacerunconciertodeesosquetocanbandassonoras,tienen

muchoéxitoyamínomenecesitasparaeso,cualquierdirectordeorquestapuededirigireso.—No seas engreído,Liveux.Mepediste que contratase un segundo pianista, dos oboes y que

remodelasedossalasdeensayos.Pornomencionartuspeticionespersonalescomolodevivircercadelmar.Todoesovaledinero.

—ElLiceonuncahabía estado tan lleno, los abonados sehanduplicado—le recordóDaniel,quesolíaprestaratenciónaesosdatoscuandoellaselosfacilitaba.

—Cierto, pero si quieres seguir contratando amúsicos con «alma»—imitó el gesto que habíahechoélcuandohizotalpetición—yquecontinuemosmejorandolasinstalaciones,hacefaltamás.

Daniellamiróalosojos,laestudióconelrespetoquesemerecíacomoadversaria.—¿Cuántomás?Pilarfuelobastanteastutayeleganteparanosonreír.—Lacantidadnotieneimportancia—lecontestóyDanielarqueóunaceja—.Además,creoque

encuantosepasenquéconsisteteentusiasmarálaidea.—Dímelodeunavez.—¿HasestadoalgunavezenVenecia?—Fuideviajedefindecursoenelinstituto—seburlóDaniel.—Puesahoravasavolversinprofesorynadieteobligaráairdemuseos.—Lafraseconsiguió

queél se inclinarahaciadelante,asíquePilar siguióadelanteconsuexplicación—:LaFundaciónLamborghiniestádeaniversarioyquierencelebrarloportodoloalto.

—Vealgrano,Pilar.—HayfotostuyasencimadetuDucatiprácticamenteentodaslasrevistasdelmundoylosdela

Fundación quieren que dirijas el concierto que darán en Venecia, en el palacio de Santa Sofia.LamborghiniespropietariadeDucatiy…

—Nosoyunmúsicodebodas,bautizosycomuniones,Pilar.Ellaentrecerrólosojosysoltóelairequeteníaenlospulmones.—Nosetratadeunaboda,nideunbautizo,nideunacomuniónnideunfuneral—añadió—.La

Fundaciónestádispuestaapagarunacantidadindecentededineroparaquedirijasunsimplecuartetodecuerdaytoquesunapieza.Una,Daniel.Vas,tequedasenVeneciaunoscuantosdíasenunhoteldelujoydejasquetepaseen,sí,losé,odiasesascosas,ydespuésvuelvesaquíynotendrásquevolveravermeenunaño.

—¿Unaño?—Yatehedichoqueestándispuestosapagarmuchodinero.Danielseechóhaciaatrásypensóenloqueacababadeoír.Eraimposiblequeesetrabajofuera

tan sencillo como Pilar Fortuny insinuaba, no tenía ninguna duda de que en Venecia tendría quehaceralgomásque«tocarunapieza»,pero,porotrolado,quizáeseviajefueseexactamenteloquenecesitaba para sacudirse de encima esa apatía que le acompañaba últimamente. Había visitadoVeneciaendosocasionesmásapartedelviajede findecursoy siempre lehabíagustado, seguroqueencontraríaalgoconloquedistraerse.Además,ibainvitadoporlaFundaciónLamborghini,nolecostaríademasiadoconvencerlesdequeledejaranprobaralgunamotonueva.Aélloscochesledejabanbastanteindiferente,perosentíapasiónporsuDucati.Queríamásaesamotoqueamuchaspersonas,losúnicosquesindudasituaríapordelantedeellaeranSergio,Cleoypocomás.Quizá,pensóderepente,podíaquedarseenParísunosdíasantesodespuésdeiraVenecia,asíveríaasusdosmejoresamigos,queparahacerlelavidamásfácilhabíandecididoenamorarseperdidamenteelunodelotro,yvolveríaaBarcelonasiendoelmismodesiempre.

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—Estábien—ocultólomuchoqueempezabaagustarlelaidea—,¿cuándotengoqueirme?

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Capítulo2

Albapreferíalacompañíadecuadrosdemásdedoscientosañosydelospincelesaladelos

seres humanos. Los humanos, aunque apenas tuvieran veinte años, se escondían bajomuchasmáscapasquelasobrasqueellarestaurabay,adiferenciadeloscuadros,lascapasdelaspersonasnosedisolvíanconningúnlíquidoysoloservíanparahacertedaño.

Ella sabía que tenía una visión demasiado cínica y dura del mundo para tener solo veintidósaños, pero teníamotivos.Aún le dolía el corazón de la última (y única) vez que había decididoarriesgarse.DenadaservíaqueSophie,sumejoramiga,ledijesequenopodíacondenaratodosloshombresdelmundoporunamalaexperiencia,niquelapartelógicadesucerebroledijesequeerauna exagerada y una cobarde. Ella teníamotivos, y no se refería solo al estúpido y egoísta deVincent.Suhistoria familiar, de laqueSophieno teníani idea,ya lahabíadejadomuymalherida,Vincentsolohabíasidoelgolpedegracia.

Lehabíallevadomásmesesdeloquecreía,ymuchosmásdelosquelehabríagustado,peroporfinvolvíaaestartranquilayfelizypodíadedicarseasutrabajo.Habíaaprendidounalecciónimportanteyella,queeraunchicalista,novolveríaacometerunaestupidezsemejante.

Estabapreparadapara enfrentarse a la gran semanaque tenía pordelante.En elmuseodondetrabajaba,elmuseod’Orsay,ibanarecibirunlotedeobrasdeartistasitalianosdelRenacimientoyPrerrenacimiento, hasta ahora nunca habían tenido ninguno, y a Alba le tocaba elegir qué obrasdebían pasar antes por sus manos y cuáles podían ir directamente a la sala de exposiciones.Esperabaquetodaspudieranpasarseunosdíasensusaladerestauración,aellalehacíafelizestara solas con esas pinturas que solían representar sentimientos tan arriesgados como el amor y lapasión,o inclusoelmiedo.Legustaba tocarlos, rozarlos,observarlossinpeligrodesufrirningunadelasconsecuenciasqueimplicabasentirlos.

Albasabíaque,sillegabaacontarleaalguienesospensamientos,lomásprobableseríaqueleaconsejasevisitaraunpsiquiatra,peroellaerafelizasíysialgosentíaensusentrañaseraquenoteníaporquéjustificarseantenadie.

Llegó almuseo a la hora de siempre, aparcó la bicicleta en el antiguo estacionamiento de laestacióndetrenyconlabolsaenbandoleracruzólacalle.Saludóalapocagentequeseencontróenelcamino.Eratempranoylamayoríadeempleadosdelmuseonoempezabanhastamástarde,yunavezestuvo instaladaen sumesaaprovechópara comerseel cruasánque sehabía llevadodecasa.Llevabaallímediahora,durante la cualhabía aprovechadopara leer el correoy curiosearporPinterest, laúnicaredsocialqueutilizaba,puesallípodíapasarsehorasyhoraspaseandopormuseosypaisajesmágicossintenerquesoportarfotosdegatitoshaciendomonerías,cuandosonóelteléfonodelmuseo.

Descolgómasticandoelúltimobocadodecruasán.—¿Diga?—Buenosdías,Alba.—Buenosdías,Gerard—saludóaldirectordelmuseoyviejoamigosuyo.Gerard Porland era una eminencia en el mundo del arte con aspecto y alma de campesino.

Rondaba los setenta años y no tenía la menor intención de jubilarse (y nadie tenía intención depedírselo,pueshacíaungrantrabajo).

—¿Estáscomiendo?—Albaleoyósonreír—.¿CuántasvecestehedichoquedesayunesencasaoenalgúncaféconvistasalSena?

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—Muchas,Gerard.—Algún día aprenderás a hacerme caso—suspiró resignado—.Ven a verme cuando termines,

¿quieres?Y tráete el abrigoo el bolso, o lo quenecesites para salir a la calle, voy a invitarte abeberesecaféenalgúnlugarconluznaturalycriaturasconfosasnasales.

Le colgó antes de que Alba pudiera quejarse y ella no pudo evitar una sonrisa. Apagó elordenador y cogió un pañuelo de color verde que siempre tenía allí en el despacho, se lo pusoalrededordelcuelloyfueenbuscadeGerard.

Él laestabaesperandoenelpasilloqueconducíaaDirecciónconsubastóndecareynegroycara de felicidad.Alba jamás había entendido cómo era posible que en su juventud se ganase lareputacióndeartistaproblemático.

—Vamos,aversierescapazdeseguirmeelritmo—laretóGerard.Albasecolocóasuladoycaminaronjuntoshastalasalida.Aellanolepasóporaltocómoles

observabanalgunosdelosempleadosdelmuseo,apesardelosañosquellevabatrabajandoallíaúnhabíaaquienleextrañabasuamistad.

Gerardeligióunamesaenunaterraza.Nohacíacalor,perobrillabaelsolynopodíanegarsequelavistaeraespectacular.

—Yaestá,metocaelsolynomehederretido—seburlóAlba—,yahascomprobadoquenosoyniunvampironilabrujadeleste.

—Alabrujadelesteladerretíaelagua,¿quéclasedeinfanciatuviste?—Complicada—respondióAlba antes debajar la vista hacia el servilleterode la cafetería—.

¿Paraquéqueríasverme?—Dimetustrespintorespreferidosdetodoslostiempos.—¿Solotres?—Contéstameahoramismooreduciréelnúmeroados.—Bellini,BoticelliyTiziano.—BelliniesdelPrerrenacimiento.—Losé,mehepermitidoserpocoprecisa.—Sitehubieradichoqueeligierasados,¿cuáleshabríasdicho?—BelliniyBoticelli—aseguróAlba—.¿Aquévieneesto?Gerardvertiódossobresdeazúcarensucaféconlecheylaobservóconatención.—HanhalladouncuadroenunáticodeNuevaYorkquepodríaserdeBellini.Estabaentrelas

posesionesdeunancianoquehafallecidosindescendencia.Loencontrómuertounavecina.Pobrediablo.

—¿MeestásdiciendoqueunancianodeNuevaYork teníauncuadrodeBellini?—Alba tuvoquecontenerseparanoponerseenpie.A lo largode lahistoriahabíanaparecidovarias supuestasobras de Bellini y hasta ahora muy pocas, poquísimas, habían logrado ser identificadas comoauténticas.

—No exactamente. El señorKidston, así se llamaba el fallecido, era oriundo de Inglaterra yvisitóItaliade jovenencircunstancias indeterminadas, lasautoridadescreenqueeraundelincuentequeacabóescondiéndoseyreformándoseenEstadosUnidos.Laseñoradela limpiezallamóa lapolicíacuandoencontróelcuerposinvidaytrasdeterminarquehabíafallecidoporcausasnaturalesseprocedió a buscar a sus herederos.No tenía, pero encontraronun testamento en el que legabatodassusposesionesalaGaleríadelaAcademiadeVenecia.

—AllíesdondeseencuentralaMagdalena—señalóAlbaincapazdecontenerlaemoción.—Exacto. La policía de Nueva York hizo inventario de las pertenencias del fallecido señor

KidstonylasmandóaVeneciahaceunassemanas.—Tengoqueiraverlas.—Esperaunmomento.—Gerardtuvoquecogerladelamuñecaparaquenosalieracorriendo—.

¿Porquésololasobrasdearteconsigueniluminarte?—Gerard—sequejóAlba—,notepongasmísticoconmigo,porfavor.

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—Está bien. Siéntate y deja que acabe de contarte la historia, te prometo que el final teentusiasmará.

—Deacuerdo—aceptóporquesabíaquesiseibadeallíGerardladejaríaenascuas.—EnLaAcademia desembalaron las cajas y se quedaron atónitos al comprobar que el señor

Kidstonles«devolvía»algunasobrasquealparecerhabían«perdido»hacemuchotiempo.—ElseñorKidstoneraunladróndearte.—Probablemente.Lacuestiónesquehayuncuadroquenadiehabíavistonuncaantes.—¿Cómoes?¿Lehanhecholapruebadelcarbono14?—El lienzo es antiguo, la prueba del carbono lo sitúa en el 1460, pero tanto tú como yo

sabemosquepuedefalsificarse.AAlbaelcorazónibaaromperleelpecho.—¿PorquécreenqueesdeBellini?—Porqueenelcuadroapareceunamujerenbrazosdeunhombreapuntodedarseunbeso—

anuncióGerardenigmático.—Bellini eraunpintorprincipalmente religioso,unexcelente retratista,nadiecreabaatmósferas

enoleocomoél,peronohacíaobrasmitológicasniconaireromántico.—Gracias por la clase de historia del arte, profesora. ¿Quieres saber por qué creen que es de

Bellini?—Porsupuestoquequiero.Meestástorturandoadredeylosabes.—Tienesrazón.—Gerardseinclinóhaciadelanteyentrelazólosdedoslargosypálidosconlos

de Alba—. La mujer del cuadro es idéntica a la Magdalena que aparece en el cuadro SacraConversazionedeBellini.

—Oh, Dios mío —balbuceó Alba—. Creen que podría ser ella con… —No se atrevió apronunciar la frase. Los pintores de esa época que se habían atrevido a representar a MaríaMagdalenaconJesucristoeranmuypocosysiesecuadroeradeBelliniydesprendíaelsentimientoquesolíandesprendersusotrasobrastendríaunvalorincalculable—.Tengoqueverlo.

—Ellienzo,tantosiesauténticocomosino,estáenmalestado.Kidstondebiódeguardarlostanbiencomolefueposible,peronodisponíadelosmediosadecuados.LaAcademiasehapuestoencontactoconsumayorpatrocinador,laFundaciónLamborghini,yhandecididoque,sielcuadroesauténtico lopresentaránelunodeenerodel2016en la fiestadelnoventaaniversariode la firmaDucati,lasmotosdelasquetambiénsonpropietarios.

Albaarrugóelceñoendesagrado.EllasabíaquesineldinerodeempresascomoDucatimásdelamitaddemuseosdelmundonoexistirían,peroesonosignificabaque tuvieraquegustarle.Alamayoría de gente que gestionaba esos negocios y que acudía a esas galas lo único que lesimportabaeraaparentarysalirenlaprensa,nadievalorabaelarte.Nadiesequedabasinalientoalverningunodeesoscuadrosynadieseacordabadeellosaldíasiguiente.

—Solofaltanunosmeses.—Exacto. La fundación Lamborghini te ha invitado oficialmente a Venecia, te instalarán en un

apartamento, les he dicho que no te gustan los hoteles, y pondrán a tu disposición todo lo quenecesitespararestauraryautentificarelcuadro.

—No les garantizo nada. Si el cuadro no es de Bellini… —Se le encogió el estómago alrecordar a la sabandija de Vincent, él había intentado que ella hiciera pasar por auténtica unafalsificacióndeRenoir.Eraunabuenafalsificación,probablementenadiesehabríadadocuenta,peroellanopudohacerloyélladejó,nosinanteshumillarlaydecirlequesinolehacíaese«favor»noteníaningúnmotivoporelqueseguirconella.

Por suerte para el orgullo y la dignidad deAlba,Gerard no lo sabía.A él,Vincent nunca lehabíagustadodemasiado, asíquecuandodesaparecióde suvida se limitóapreguntarle si estababienyadecirlequesealegrabadequeporfinsehubieradeshechodeeseimpresentable.

—SielcuadronoesdeBellini—siguióGerardajenoaldolordeAlba—,noesdeBellini.LoúnicoquenospidendesdelaFundaciónesdiscreción.Ellossonlosprimerosinteresadosennoverse

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mezcladosenningúnescándalodeestetipo.Porloquemehanexplicado,elunodeenerodaránunconciertoypresentaránunanuevamotocicleta,elcuadroseríalaguindadelpastel.

—Bueno, seguro que son conscientes de que si es auténtico tendránmás publicidad de la quepodrían pagar jamás. Dios mío, un cuadro con Magdalena besando a Jesucristo de esa épocasería…

—Magnífico—terminóGerard.—¿Cuándo tengoque irme? ¿Cuánto tiempo tendréquequedarmeallí? ¿Qué sucederá conmi

trabajoenelmuseo?¿Estássegurodequemerece lapena?—ametrallóaGerardapreguntas.Lesucedíasiemprecuandoestabanerviosa,empezabaahablarsinparar.

Gerardsonrió.ÉlconocíaaAlbadesdepequeña,cuandoeraunaniñaconcoletasquecorríaporla campiña y se quedaba embobada ante cualquier cosa, bien fuera unamariposa, una oruga, unacajademelocotonesounagatadandoaluzenunrincóndelhuerto.AGerardlehabíadolidoenelalmavercómoesaniñaalegreycuriosa,resplandecienteyllenadevida,ibaperdiendolaluzhastaconvertirse en la mujer asustadiza y hermética que era ahora. Él no sabía qué había sucedidoexactamenteconese imbécildeVincent,peroestaba segurodequenohabíaayudado.GerardnohabíapodidohacernadaparaevitarqueJacquesyLolaBenet,lospadresdeAlba,lahiriesenconsu indiferencia y su superficialidad, y la obligasen a presenciar la destrucción de su matrimonio.JacqueshabíasidoelmejoramigodeGerardyaunqueéllohabíaintentadonoconsiguióayudarloatiempo. En esa época era joven y probablemente carecía de los conocimientos y del valor parahacerlo.Ahora,sinembargo,estabapreparadoynoibaapararhastaqueAlbavolvieseaquedarseembobadaconunasimplemariposa.

Elprimerpasolodiounosañosatrás,cuandoleofreciótrabajarenelmuseoqueéldirigíayellaaceptó.Elsegundoibaadarloahora.EseviajeaVeneciaerajustoloqueAlbanecesitabayteníaelpresentimientodeque,tantosiesecuadroeradeverdadobradeBellinicomosino,lavidadeAlbanoseríalamismacuandovolviese.

Estaba impaciente,queríaqueelbrilloqueAlba teníaen losojosenesemomentosequedaseallí para siempre, así que lo mejor que podía hacer era responder cuanto antes al montón depreguntasapresuradasqueellalehabíahecho.

—Tienes que irte la semana que viene. Puedes quedarte allí tanto como sea necesario. Meimagino que el tiempo exacto dependerá del estado en que encuentres el cuadro y de si lograscertificar o no su autenticidad. Tu trabajo en elmuseo d’Orsay seguirá aquí cuando vuelvas, seacuandosea,ymientrasnoestésnosapañaremossinti.Notepreocupes.Ysí,estoyseguro.Merecemucholapena.

AlbasonrióyGerardpensóquesituvieraaJacquesdelanteledaríaunpuñetazo.

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Capítulo3

Daniel llevabacuatrodíasenVeneciayaún teníaqueponer lasmanosenunviolínoenalgo

que remotamenteparecieraun instrumentoounabatuta.PilarFortunynohabíaexageradoaldecirque los de la Fundación Lamborghini estaban entusiasmados con la idea de que él dirigiese eseridículocuartetodecuerdaytocaseenlafiestaqueibaacelebrarseelprimerdíadeAñoNuevo,desde su llegada le habían agasajado y le trataban como si fuese miembro de la realeza o unfamosísimoactordeHollywood.Danielnoposeíademasiadamodestia (segúnsusamigosCleoySergionoposeíaninguna),sabíaquealmenosenEuropaélerafamoso,peronotanto.Sinembargo,noteníaintencióndequejarse.

Habíadecididotomarseesosdíascomosifuesenunasvacaciones.Selasteníamerecidas,ysedecíaquecuandollegaseelmomentodetocarodedirigirloharía.Mientras,vivíalavida.

El día que llegó al aeropuerto fue a buscarlo la mismísima Rafaela Cavalieri, descendientedirectadeAntonioCavalieriDucati,fundadordelamarcaydiseñadordelaprimeramotocicleta.SiDanielhubiesesidounmitómano, lehabría impresionado.No loera.Pero loquesí le impresionófue el descaro con el queRafaela, «por favor, llámameEla», le desnudó con lamirada.Danielestabaacostumbradoagustaralasmujeres.Enrealidad,seesforzabamuchoporqueasífuera,perono le gustó lo más mínimo esa horrible vocecilla que susurró en su interior que en realidad laFundaciónlehabíacontratadoparaqueElapudiesetirárselo.

Nolegustóenabsoluto.Traseseprimerencuentroenelaeropuertoydeunviajeenlanchamotoradelomásincómodo,

Rafaela retrocedió un poco y contuvo su flirteo. Daniel se dijo a sí mismo que se estabacomportandocomounidiota,¿quéimportabaqueellaquisieraacostarseconél?Elaeraunamujerextremadamenteatractiva,estabasolterayledeseaba.Encircunstanciasnormalessehabríapasadoesos cuatro días en la cama con ella, se habrían conocido del derecho y del revés y habríanaprovechado el sexo para relajarse y disfrutar como posesos. Pero esa era su cuarta noche en laciudadyestabasoloenlahabitacióndelhotel,tumbadoenlacamaymirandoeltecho.

¿Quédemonioslepasaba?Durante esos cuatro días había conducido los tres últimos modelos creados por Ducati,

motocicletasqueeranverdaderasobrasdeartedemetal,habíacenadoenrestaurantesconvistasalCanal y había paseado por las calles de una de las ciudades más hermosas del mundo y, sinembargo,seguíasinsentirningunaemociónmásalládeciertacuriosidad.

—Joder—farfulló—,nopuedoestaraburridodelavidaantesdelostreinta.Se levantó de la cama preso de un repentino ataque de energía y se fue al baño.Una ducha

rápida,unasgotasdecolonia, lacamisetanegra, losvaqueros, lasbotas, lacazadoraysalióa lacalle.Nosabíaadóndesedirigía,soloquenopodíaseguirallítumbadosinhacernadaalrespecto.Supuso que podría haber llamado a Ela y ceder a sus insinuaciones. El sexo sería una buenadistracción,perolociertoeraqueseleretorcióelestómagosoloconpensarloyquenosentíanielmenorápicededeseoporesamujerporhermosayseductoraquefuera.

Se rio de sí mismo con cierta lástima. Le había costado más de lo que estaba dispuesto areconoceracostarseconesaguapaturistaenBarcelonayporesoteníamiedodeintentarloconElaynopoder.¿Quépasaríasiestandoenplenaactuación,porllamarlodealgunamanera,noeracapazdereaccionar,deestaralaaltura?NoseimaginabaaRafaelaCavalierisiendocomprensiva,joder,niéllosería.

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¿Acasosehabíaacostadocondemasiadasmujeres?¿Acasoerayaincapaz…Entonceslavioyfueincapazdedarunpasomás.Habíaempezadoalloverylediocompletamenteigualquelasgotasdeaguacayeransobreél.

Lehabríasidoigualqueelcanalsedesbordaseoquelatierraloengullera.Loprimeroquesintiófueunpuñetazoenelestómago.Después,cuandolosintestinosestuvieron

tanenredadosentreellosquecasiibaadoblarse,empezóelcosquilleo.Empezóenlosdedos,sintiólomismoque sentía cuandonecesitaba tocarunapartitura, cuandounamelodía se instalabaen sucabezayteníaquetocarla.Elcosquilleoavanzó,seconvirtióencaloryseextendióporlosbrazosylaspiernashastallegaraltorso.Allíestalló.

¿Quién era esa chica? ¿Por qué estaba tan sola? ¿Por qué parecía tan inaccesible y por quésentíaqueteníaquetocarla?

Ellaestabasentadaenelinteriordeunacafetería.Élhabíapasadoporallíunaodosvecesalolargodeesosdíasysehabíafijadoenqueellocalseadaptabaaloscambioshorariosyfuncionabacomocafeteríadedíaycomobardecopasdenoche.Ahoraeradenocheylamayoríadeclientessujetabancopasenlasmanoseibanvestidosparalaocasión.Aellanoparecíaimportarle.

Ella estaba sentada a unamesa, llevaba el pelo recogido en una coleta y de vez en cuandoapartaba la vista del cuaderno que tenía delante y bebía un poco de té o café. Desde la calle,Danielnopodíadistinguirlo,soloveíalaenormetaza.

Esa taza estaba en completa y absoluta discordancia con los cócteles que flotaban a sualrededor.

Ellaestabaendiscordancia.Danielteníaquesaberquiénera,teníaquesaberporquéella,precisamenteella,lehabíahecho

reaccionarenmediodelalluvia.Loquesentíanoeraatracción,esesentimientoloteníadominadoyloreconoceríaconlosojos

cerrados o al borde de la muerte. La atracción puede contenerse, pensó. Eso no habría podidodetenerlonielfindelmundo.

Era curiosidad, una curiosidad profunda y animal, la misma curiosidad que lleva a un ratón aentrarenun ratonera,aun leónacaerdecuatropatasen la trampadeunoscazadores.La infamecuriosidadqueacabamatandoalgato.

Danielsepasólasmanosporelpeloparasacudirselasúltimasgotasdelluviayabriólapuertadellocal.Unpardemujeresleprestaronatenciónduranteunossegundos.Élnisiquieralasmiróyeso debió de desanimarlas y de convencerlas de que no perdieran el tiempo con él. Caminódecidido,abriéndosepasoporentrelosclientesdelbarsinapartarlamiradadelachicadelacoleta.Teníamiedodequesedesvanecieseantesusojos.

Nolohizo.Danielsedetuvofrentealamesayesperó.Eraimposiblequeellanodetectasesupresencia,que

ella no sintiera esa extraña conexión, esa necesidad de verle los ojos o de oír su voz. Esperó.Esperóycerrólospuñosparacontenerlasganasdealargarunamanoytocarleelpelo;eradeuncastañooscuro,largoyconbrillosdeotroscoloresocultosentrelosmechones.

Ellanosemovió,noapartólacabezadelcuaderno.Danielnopudomás.—Hola.—Esabreveynadaoriginal introducciónno sirviódenada, asíqueDaniel tras tragar

salivadosvecesysoltarelaliento,volvióaintentarlo—.¿Puedoinvitarteaunacopa?No,nofuenadaenoriginal.Tuvoganasdedarseunapatadaeneltraseroydeinsultarseporser

tanidiota,debiódehacerlosindarsecuentaporqueella,porfin,levantólacabezaylomiró.—¿Disculpa?Daniellerecorrióelrostroapresuradamente,queríaretenertantosdetallescomolefueseposible

antesdequeellavolvieseaocultárselo.—Tehepreguntadosipuedoinvitarteaunacopa.Ellanoleobservó,leescudriñóconlamiradayaDanielnolegustóloquesintió.Porprimera

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vez en su vida tuvo la certeza de que no había pasado la prueba imaginaria que ella le habíaimpuesto. A su desconocida, él no le gustaba, y el dolor que le retorció las entrañas fueconsiderable. Pero no se dejó amedrentar, podía arreglarlo. Al fin y al cabo, acababan deconocerse.

—¿Quécopa?—¿Qué copa?—Estaba confuso, le costaba pensar, no lograba entender las reacciones de su

cuerpoyelruidodellocalleaturdía(ynolosojosverdesdeella).—Sí.Estoyaquísentada,sola,bebiendoté,nocafé,y tomandonotassobreuncuadroqueme

estávolviendoloca.Tehasacercadoamimesasinestarinvitadoymehasinterrumpido,asíquemeimaginoquedebesdetenerunplanoalgoporelestilo.¿Aquécopaquieresinvitarme?¿Teparezcolaclasedechicaquebebemartinis,cosmopolitans?

Ellaagachólavistayvolvióacentraseensucuadernodandoporhechoquetrasesesermónéldesapareceríayseiríadeallíconelraboentrelaspiernas.

Daniel cerró los ojos unos segundos y respiró profundamente. Quizá debería irse, eso era sinduda lo que ella buscaba, pero plantó los pies firmemente en el suelo.Eso era importante, podíaparecer una estupidez y sin embargo sus entrañas, lasmismas que tenía retorcidas, insistían en locontrario.Abriólosojosyrespondióconvozfirme.

—Túnoeresunachicademartinisnidecosmopolitans.Túeresunachicadebellinis.Esperó.Esperó.Ella levantó la cabeza y lemiró. Lemiró de verdad y él sintió una presión en el pecho. No

estabahastiadodelavida,porfinestabareaccionando.—¿Quéhasdicho?Ahoranopodíaflaquear,teníaqueseguiradelante,conoceraesachicayseguirsintiendomásy

más.Soltóelaliento,ahoravolveríaasentirlamúsicacomoantes.—Hedichoqueeresunachicadebellinis.Elrostrodeellademudó,pasódelasorpresaaladesconfianza.Presenciarlo,pensóDaniel,fue

inclusodoloroso.—¿Sabes quién soy? ¿Te hamandado alguien de laGalería para gastarme una bromademal

gusto?Ellacerróelcuadernoybuscóelmonederoparapagar.Danieladivinóqueibaairseyreaccionó

antesdepensar;lasujetóporlamuñecayellalomiróhorrorizada.—Suéltame.Danielobedeció,perosecolocófrenteaellaparaconseguirunossegundosmás.—Noséquiéneres—leaseguró—,¿cómodiablospodríasaberlo?Ynotengoniideadequées

laGalería.—Ellavolvióadejarelbolsocolgandodelrespaldodelasilla—.Noséquiéneres,deverdad,igualquetúnosabesquiénsoyyo.Ibaandandodebajolalluviacuando…

—Yosíséquiénerestú.Daniel apretó los labios. Era imposible que la hubiese conocido antes. Era imposible que la

hubieseolvidado.Cerró lospuñosy lepidióaldestinoqueno fuese tancruel comoparaqueesachicafueseunantiguoliguealqueélhubiesedesechadosinmás.

—Nos…—lecostótragar—,¿nosconocemos?La incomodidad de él fue tan obvia que logró hacerla sonreír y Daniel pensó que estaría

dispuestoavolverasoportarlasoloporesasonrisa.—No,peroesimposibleserfrancesaynoconoceraDanielLiveux.PorprimeravezensuvidaDanieldeseóserotrapersona,cualquiera,undesconocido.Ahoraella

sabíamuchascosasdeél,demasiadas.Algunaseranmentirayotras,verdad,porsupuesto,perolaimagen que ofrecía de él la prensa no distabamucho de la realidad.ADaniel le flaquearon lasrodillasalcomprenderquenosesentíaorgullosodemuchascosasquehabíahechoyquemataríapara poder cambiarlas.Estabaorgulloso de su talento, sabía que había tenido la suerte de poder

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desarrollarlo y que siempre había tenido una posición privilegiada, pero trabajaba mucho,muchísimo, y era un buenmúsico y un jodido buen compositor.Hasta ese instante nunca le habíaimportadoloquealguienpensasedeélyteníaquereconocerqueesaincertidumbreerainquietanteydesconcertante.

Peronoibaapermitirqueellalonotase.—Entoncescreoquelojustoesquemedigastunombre.Pensóqueellanoibaadecírselo,empezóabuscarensumenteelmododeconvencerla.—Deacuerdo,siemprequedespuésmecuentesporquécreesquesoyunachicabellini.—Hecho.Danielsintióquerespirabamejorqueunossegundosantes.—Alba,mellamoAlba.Nuncaningúnnombrehabíasidomásadecuado.—Es un placer conocerte, Alba, yo soy Daniel.—Le tendió la mano y esperó a que ella la

aceptase.Teníaqueaceptarla.Lohizoyunasonrisanueva,sincera,nacióenelinteriordeDaniel.Lecostó soltarla y cuando lo logró supo que abandonar la habitación del hotel había sido lamejordecisiónquehabíatomadoenmuchotiempo.Muchísimotiempo—.¿Puedosentarmeeinvitarteaesebellini?

Enrealidad,Danielnoesperóaqueella,Alba,aceptase,apartólasillaconcuidadoysequitólacazadora.Sepasólasmanosporelpelo,aúnloteníamojadoporlalluvia,ydespuéslasentrelazófrenteaél.Uncamareroseacercócurioso,Danielsabíaquesualtura,supelorubioylosángulosdesurostrosolíancaptarlaatención.Normalmenteleresultabaútil,anadielegustaesperaraqueun camarero o dependiente decida prestarte atención, pero esa noche odió el instante en que fueobvioqueelempleadodelbarloreconoció,pueselrostrodeAlbacambióyperdióluz.Soloasípodríadescribirlo.

—Dos bellinis —le dijo al camarero, y suspiró aliviado al ver que se alejaba de ellos endirecciónalabarra.

—¿Por qué has dicho que era una chica bellini? —preguntó ella de inmediato—. ¿Ha sidocasualidad?

Danielsoltóelalientoeintentóexplicarleporquéhabíaelegidoprecisamenteesecóctel.—Bebíunbellinihaceaños,fuetrasmiprimerconcierto.EstabaenMilán,recuerdoquecuando

terminédetocarcorríhaciamicamerinoymeencerréenél.Estabasegurodequeibaavomitaroateneruninfartoyderepenteviqueencimadeltocadorhabíaunabandejacondoscopas,unaparamíyotraparaelpianistaalquedejéencerradofueraporquenoqueríacompañía.Bebíelprimerodegolpe,nilonoté.Perocuandodejélacopaenlabandejanotéelsabordelmelocotónenloslabiosy recordé uno de losmejoresmomentos demi vida. El segundo tardémedia hora en bebérmelo,saboreécadagota.

Albasequedómirandoaesehombrecuyorostrohabíavisto infinidaddevecesenlasrevistasdelcorazónyenlosprogramasdecotilleosyqueatodoslosefectoseraundesconocido.¿Porquéno lo sentía así? ¿Por qué había temblado al notar su presencia junto a la mesa? Ella habíaconseguidodisimularyfingirquenosehabíapercatadodequeélestabaallídepie,perolosabía.¡Vayasi losabía!Lehabíatembladolamanoysialguienlehubiesepedidoquedibujasealgo,laformamásabsurda,nohabríapodido.Ellanuncahabíasentidotantoaotrapersona,mientrasélsehabíaquedadoallídepieesperandoaqueellalomirase,Albahabríajuradoquepodíasentircadaaliento,cadapequeñomovimientodelcuerpodeél.Noeraatracción,osi loeranoseparecíaennadaaloqueellahabíasentidoantesporningúnhombre.Evidentementellegóalaconclusiónqueera culpadel cansancioodehabersepasado tantashoras encerradaenel laboratorio rodeadadelíquidos. La gente solía pensar que restaurar cuadros era un trabajo muy romántico, y en ciertomodo lo era, pero también interveníanuna cantidad importantedeproductos químicosquepodíandejarlaaunaatontadayhorasyhorasdemeticulosotrabajodeinvestigación.

Desde su llegadaa Italia apenashabíadormido.Las incertidumbresque rodeabanEl amor de

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Magdalena (en su mente había decidido llamar así al cuadro) la acechaban día y noche y leresultaba imposibleconciliar el sueño.Aúnnohabíaencontradoningunapruebadefinitivanienunsentidonienelotro.CadavezquecreíahaberdadoconalgoqueprobabaindiscutiblementequeelautordelcuadroeraBellini,aparecíaundetallequelahacíadudar.YsiestabaapuntodedarporcerradoeltemaynegarqueGiovanniBellinilohubiesepintado,lamanodelpintoritalianoaparecíaporalgunaparte.

Poresohabíareaccionadodeaquelmodotanextrañocuandoél,el«demasiadoatractivoparasupropiobien»DanielLiveux,lehabíadichoqueellaeraunachicabellini.

Yporesoleestabamirandocomounabobaylecostabarespirardespuésdequeélleexplicaseporquéhabíaelegidoesabebidaparaella.Nuncaunarespuestalehabíaparecidotansensual.Soloeran imaginaciones suyas, de eso no tenía ninguna duda, pero, cuandoDaniel le había dicho quehabíasaboreadocadagota,Albahabíasidoincapazdepensarennadaquenofuesenloslabiosdeél.

Definitivamentelosproductosquímicosloscargabaeldiablo.Sesuponíaqueahoraletocabaaelladeciralgo,responderledeunmodoprovocadorodejarle

claroquenoestabadispuestaaseguirleeljuego.Albasolíaserbrillante,dealgoteníaqueservirleermuchoysalirpoco,perolafrase«eresunachicabellini»,lahabíadejadosinhabla.

En medio de ese silencio, y del juego de miradas que consistía básicamente en que DanielbuscabaladeAlbayellalaesquivaba,llegóelcamareroydepositólasdoscopasenlamesa.

—Gracias—dijoDanielLas habían servido en dos copas de champán, que era como tenía que servirse esa bebida; el

melocotónledabauntexturayuncolorsuave,reconfortante,quedesprendíainclusocalor.—¿Sabesporquésellamabellini?—Siemprequeestabanerviosahacíapreguntasextrañasose

poníahablardetemasimpensables.Almenosesanochelapreguntaquehabíasalidodesuslabiosestabarelacionadaconeltemadelqueestabanhablando,pensóresignada.

—No,¿porqué?Éllesonrió.Nolamiróconfusoniintrigado,lesonrióyesperóaqueellalerespondiese.Alba

tuvoqueapartar lamirada,noentendíaquéestabahaciendoDanielLiveuxsentadoen sumesaniporquélegustabaqueestuvieraallí.

Albalevantólacopaylamiróigualquemirabaunlienzo.—Porque cuando está bien hecho tiene el mismo color que la toga que lleva un santo en un

cuadrodeBellini.LasonrisadeDanielseensanchóyAlbatuvoquebeberseelbellini,¿quiéneraesehombre?Ella le había visto entrar en el café y le había reconocido, Daniel Liveux era alto, rubio,

guapísimoyfamoso,yhabíaentradoconelpelomojadoyvestidocompletamentedenegro.Todaslas mujeres del local le habían visto. Habría tenido que estar muerta y enterrada para no verle.Cuandoélsehabíaacercadoalamesa,Albaagachólacabezaporquedioporhechoquesedirigíaaotrolado.CuandoDanielsedetuvo,pensóquelahabíaconfundidoconalguien.Perocuandoviolos puños cerrados de Daniel, la tensión que desprendían, sintió una punzada en el estómago alpensar que ella jamás podría dibujar a un hombre como aquel. Él seguiría caminando y sedesvanecería.

PeroDanielsehabíaquedadoynosehabíamovidohastaqueellalevantólavista.Duranteunsegundoverleallídepiehabíasido tan impactantequereaccionódelmodomenos

pensado,sepusofuriosa.Erainjustoquelotuvieratancercayqueél,elentorno,lavida,todofuesetanfalso.SinembargoDanielsequedóynolehablócomounpersonajedepapelcuché,lehablódeverdad,lamiródeverdad.

Lesonriódeverdad.Yahoraellaestabacontándolequeunabebidaqueélrelacionabaconsuprimerconciertoycon

elmomento«másfelizdesuvida»sellamabaasíporqueteníaelmismocolorquelatúnicadeunsanto.

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SisuamigaSophieestuvieseallíledaríaunacolleja.YAlbaselatendríabienmerecida.

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Capítulo4

Danielnosebebióelbellinidegolpe,aunqueestuvotentadodehacerloparaversiasílograba

aflojarelnudoquesehabíainstaladoensugargantadesdequehabíaentradoeneselocal.Diodossorbosyaprovechóparaseguirobservandoalachicaqueteníadelante.

A Alba no parecía importarle que él fuese quien era, en realidad, juraría que incluso lemolestaba.Nolemirabapasmadanihabíaempezadoaadularlenadamásoírsunombre.Ellateníalapielblancayllevabapocomaquillaje,apenascoloreteenlasmejillasyalgoenlosojos,lojustoparaqueélquisierameterseenellosynosalir jamás.Eranunosojosverdespreciososycadavezque ella se acercaba la copa a los labios, él pensaba en ese verano que había pasado en laProvenza con sus abuelos.A eso le había recordado el segundobellini que se había bebido esanoche enMilán, a ese verano.Y lomismo le sucedía con los ojos deAlba.Esos ojos le hacíanpensarenmomentosqueaúnnohabíavivido,enpuestasdesol,ennochesbajolaluzdelaluna,entormentasimprevisibles.EracomosiesosojossehubiesenescapadodelcontrolqueAlbaejercíaenel restodesurostroy tambiénensucuerpo.Danielnuncahabíavistoaunamujer tancontenidaynuncahabíasentidoensupielunamiradacontantafuerza.

Eraunacontradicciónfascinante.¿Quiénganaríacuandolosdosextremosfuesenincapacesdeseguirconviviendo,lacalmaola

tempestad?¿Elcontroloesefuegoqueardíaenelinteriordesusojosverdes?Poresonohabíapodidodejardemirarlayhabíasentidolaimperiosanecesidaddeentrarenese

baryhablarconella,porquenecesitabaesafuerza,esapasión,esaintensidadensuvida.—¿Yesteestábienhecho?—lepreguntó—.¿Tieneelmismocolorquelatogadelsanto?—Sí,exactamenteelmismocolor—respondióella.Daniellamiróyvioquesehabíabebidotodalacopa.—¿Estás bien? —Nunca se había preocupado por nadie tan pronto y de un modo tan

irremediable—.¿Hascomidoalgo?—Creoqueestamañanahecomidounpanini—contestóellaconlalenguaalgotorpe—.Estoy

bien.—Yo tengohambre—improvisóDaniel,noqueríaentrometerseniqueellapensaraqueeraun

controlador,pero tampocoqueríaqueellaseencontrasemal—.PeromegustaríaseguirhablandocontigounratomásyquemecontasesmáscosassobreBellini.

—Essencillo,sepreparaconproseccoymelocotón.—No—sonrióDaniel—,mereferíaalpintor.EllalesonrióyDanielempezóaacostumbrarsealareaccióndesuestómago.—Dospuentesmás alláhayun sitiodondevendenpaninispara llevar.Estoy seguradeque es

ilegal,eselportaldeunedificioprácticamenteenruinas,perosonmuybuenos.Talvezestéabierto.SiAlbafueseotraclasedechica,unachicatipoElaomásparecidaacualquieradelasmujeres

con las que Daniel habíamantenido relaciones en el pasado, se la habría llevado al hotel y lahabríaconvencidoparapediralgoparacomeralserviciodehabitaciones.Porlamañana.

Daniel se sentía atraído por ella, negarlo sería imposible,mentira y una absoluta y grandiosaestupidez.De hecho, estaba tan atraído por ella que se había excitado como un adolescente allísentadosolomirándola.Nohabíahechofaltanadamás.Peroalgoledecíaensuinterior,leexigía,quefuesedespacio,queigualqueesesegundobelliniquesehabíabebidoenelpasadosaboreasecadamomentoporquesequedaríaconélduranteelrestodesuvida.

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Elrestodesuvida.Élnuncapensabaennadaniennadieenesostérminos.AunquepasearconAlbaporVeneciade

noche en busca de un panini ilegal le parecía la mejor idea del mundo y dudaba que fuese aolvidarlonunca.

—¿Meacompañas?—lepreguntó—.Meencantaríaprobarunoynohementidoaldecirquemeestoymuriendodehambre..

Ella sacudió la cabeza levemente como si le sorprendieseque él siguiese allí y quisiera pasarmásratoconella.Danielsepreguntóquélehabríasucedidoparahacerlasentirsetaninsegurayseprometió que lo averiguaría. ¿Acaso Alba no se había fijado en los tres tipos que se habíantropezado al ir al baño porque se habían distraído mirándola? ¿O en que el camarero le habíahecho ojitos hasta que él le miró con la ceja en alto y le dejó claro, o lo intentó, que ni se leocurrieseacercarse?

Albaparecíaajenaatodoeso,parecíaserlaclasedepersonaquenosefijabaenesasclasedecosasyque,sinembargo,prestabaatenciónaotraclasededetalles,comoporejemplo,elcolordeuncóctel.

—Estábien—aceptóellaconcluidosuanálisis.—Genial,muchasgracias—ledijoDaniel,ysacóeldineroparapagarlasbebidasantesdeque

ellacambiasedeopinión.Albasepusoenpieysepusolachaquetaquehabíadejadoenelrespaldodelasillaytambién

el pañuelo alrededor del cuello.Daniel le abrió pasopor entre la gente y al llegar a la calle leofrecióelbrazo.

—¿Vamos?Ella lomiróconfusaduranteunossegundos.¿Sesuponíaque teníaquecogerledelbrazo?Le

parecióqueerademasiado íntimo,ademásde innecesario,peroélseguíaa laesperaconelbrazodobladoy al finalAlbapensóque tampocopasabanada.Seguroque al día siguientedescubriríaquetodoestohabíasidounsueñoextraño.Lecogiódelbrazo,notóqueellaapenaslellegabaalhombro,yempezóacaminar.

—Noestámuylejos—ledijoAlbaporquenecesitabadeciralgoyromperesesilenciomágicoquesecreabaentrelosdoscuandonohablaban.

—Sí,adospuentesdeaquí.Lohasdichoantes.Ellaadivinóqueélsonreía.—Cierto.—¿Cómodescubristelospaninisilegales?Creíaqueestetipodesitiossololosfrecuentabanlos

venecianos.—Llevoaquívariosmeses.—¿Puedopreguntartequéestáshaciendoaquísinparecerunacosadorounpsicópata?Ellasedetuvoensecoenmediodelacalleylomiró.—EresDanielLiveux—ledijoellaatónita.—Sí,losé.—¿Quélepasabaconestachicaquenopodíadejardesonreír?—Noeresunpsicópata.Silofueras,yahabríasalidoenalgunarevista.A él no le gustaba lomásmínimoque ella tuviese esa imagende él fija en lamente.Tal vez

tuvieramotivos,peronolegustaba.—Nohasrespondidoamipregunta.—¿Cuál?—¿Quéestáshaciendoaquí?Alba retomó lamarcha sin cogerle del brazo.Al detenerse le había soltado y él la echó de

menos. Esperó unos cuantos pasos, no demasiados, y aprovechó que la siguiente calle estabaresbaladizaparasujetarlaporlacintura.Solofueduranteunossegundos,alllegaralprimerpuentetuvoquesoltarla,peroDanieldecidióque lehabíagustadomucho,muchísimo,yquebuscaría lamaneradevolverahacerlo.

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—Soyrestauradora,hevenidoarestauraruncuadro.Lleguéhaceunosmeses.—¿Yhastacuándotequedas?—Necesitabasabermás.—Nolosé—respondióabatidadenuevoalpensarenElamordeMagdalena—.Nosolotengo

querestaurarlo,tambiéntengoqueautentificarloyeseprocesollevasutiempo.—Yteestávolviendoloca—adivinóélsorprendidoporestartanensintoníaconella.Albabuscósumirada,Daniellaestabaesperandoyselaaguantótantocomoselopermitió.—Esaquí—dijoellaalveruna luzenunportal—,no tienencarta,obviamente,yno tedejan

elegirnada.Enrealidad,ahoraquelopienso,noséporquétienentantagente.Tienesquellevarteloquetedanypagarsinrechistar.

—Suenainteresante.Vamos,noquieroquenosquedemossinpaninis.Tuvieronquehacercoladurantecincominutos.Apesardelahorahabíamuchagenteinteresada

en comer esos paninis, y al ver las horribles luces navideñas que colgaban del dintel de laimprovisadatiendaDanielcayóenlacuentadequefaltabanmuypocosdíasparaNavidad.

Él había decidido que iría a pasar el día deNavidad a París con Sergio yCleo, susmejoresamigos. Sus padres estaban en Nueva York y tras el fallecimiento de sus abuelos apenasencontraban motivos para reunirse con nadie que no fuese de su entorno profesional. A él no leimportaba,siemprehabíatenidomuyclaroquiénerasuverdaderafamiliaypreferíavivirasíaverseatrapado en un sinfín de celebraciones horribles impregnadas de hipocresía. Volaría a París elveinticuatro por lamañana y volvería aVenecia el veintiséis, tenía tiempo de sobra de hacer losúltimospreparativos,ensayardenuevoytenerlotodolistoparaelconciertodeldíaunodeenero.

—¿QuévasahacerporNavidad?—DerepentelaideadepresentaraAlbaaCleoyaSergioleparecióbrillante.PodríancoincidirenParísysaliracenarloscuatro.

—Aúnnolohepensado,todavíafaltandías.Danielreconocíaunaevasivaencuantolaoía.—¿NotienesplanesparaNavidad?Albaseencogiódehombros.—Supongoqueestaréaquí.Voyunpocoretrasadaconelcuadro.Danielqueríahacerlemilpreguntasmás,queríahacerunabromaydecirlequeconesafaltade

espíritunavideñoparecíaelGrinchoelseñorScrooge,perolamiróyentoncessoloquisoabrazarla.—¿Dospaninisounosolo?—lavozdelamujerqueconbatadeboatinévendíalosbocadillos

italianosdesdeelportallesinterrumpió.—Dos—contestóAlbaalmismotiempoquesacabaeldineroparapagar.Daniel lo aceptó porque seguía demasiado aturdido para reaccionar. Con cada segundo que

pasaba más aumentaban sus ganas por saberlo todo de esa chica y por luchar contra cualquiermonstruoodragónqueseatrevieseahacerledaño.ÉlnuncasehabíasentidoelcaballeroandantedenadieyalgoledecíaqueAlbanonecesitabaninguno,peroqueríaserlodetodosmodos.

—Gracias.—Aceptóelpaniniydiounmordisco.Elcalorseextendióporsucuerpo—.Vaya,estábuenísimo.

—Losé—contestóAlbaquehabíaperdidopartedelatristezadeantes.Caminaron en silencio, dandomordiscos a sus paninis y hablando de cualquier tontería que se

cruzabaporsucamino.Veneciaeraunafuenteinacababledetemasdeconversaciónydespuésdelameteduradepata con lode laNavidad,Daniel no se atrevía a hablar de algomáspersonal quepudieseasustaraAlba.Queríavolveraverla.

—Sillevasaquívariosmeses,deduzcoquenoestásenunhotel—ledijo.—No,tengounpisoalquiladocercadeltrabajo.LaGaleríasehaencargadodetodo.—Ah,esagaleríaconlaqueantesmehasacusadodeestarconfabulado.—Losiento—Albasesonrojó—,esquelodechicabellinimehacogidodesorpresa.—Sí,esverdad.—Danielhizounabolaconelpapelconelque laseñorade labata lehabía

envueltoelpanini—.Yaúnnomehasexplicadoporqué.Alba se quedó mirándolo un segundo. En la Galería le habían dicho que la Fundación

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Lamborghini, su patrocinador, quería discreción.Nadie podía saber nada sobre el supuesto nuevocuadrodeBellinihastaeldíadelafiesta.

—Belliniesunodemispintoresfavoritos—confesó.EsonoeramentiraynoteníanadaqueverconlaFundaciónniconlaGalería.

Danielsonrió.—¡Quécasualidad!—ledijomirándolaalosojos.Erademasiadointenso,uncosquilleoseextendióporelcuerpodeAlbaylahizoentrarencalor

allíenmediodelanocheveneciana.—Sí,muchacasualidad—susurróysehumedecióloslabios—.¿YtúquéhacesenVenecia?—Hevenidoadarunconcierto—contestóDaniel,queyanopodíanipensar.Teníaquebesarla.Teníaquebesarlayretenerdentrodeélunachispadelaluzquebrillabaenlosojosverdesde

Alba.Quizáconunbeso jamásvolveríaasentirapatía, tendríapasiónyfuegoparael restodesuvida.

Allívolvíaaestaresafrase,esepensamiento:«paraelrestodelavida».Teníaquebesarla.No, era demasiadopronto, pensó justo cuando empezaba a levantar lasmanos para abrazarla.

Albaestabaalcorrientedetodoloquehabíapublicadolaprensasobreél.Si labesabaahora, leconfirmaríaqueeraunseductor,unligóncualquiera.No,nopodíabesarla.

Teníaqueesperar.Joder.Mierda.Ledolióapartarseyledolióaúnmáscuandoellaapartólamirada.Ledoliótantoquelesujetó

elmentónehizoalgoquenuncaanteshabíahechoconunamujer;sercompletamentehonesto.—Quierobesarte.Tengotantasganasqueestoytemblando.Unapartedemímeodiaporqueme

estoyobligandoaesperaryotra,lamismaquemehaobligadoaentrarenesacafeteríahaceunashorascuandotehevistobajolalluvia,insisteenqueeslocorrecto.Tengoqueesperar.

—¿Esperarelqué?—Esperaraquetúmecreas.—Oh.—Ellanoleentendió.Seguíasintiéndoseavergonzadaporelcasibesoquenosehabían

dado—.Claro.—Joder,Alba.Quierobesarte.Perosilohagoahoratúcreerásquesoyunligónyunseductor.—¿Ynoloeres?Él dio un paso hacia atrás, no se había dado cuenta pero había ido acercándose y estaban

tocándose.—Sí.No.Nolosé.—Sepasólasmanosporelpelo—.Contigono.Albasonrióyseleiluminóelrostro.—VivocercadelaGalería.Noestámuylejosdeaquí—ledijoaDaniel—.¿Meacompañas?Danielsoltóelalientoy le respondióexhausto.Esode lasinceridadydereprimir tus impulsos

eraagotador.—Sí,claroqueteacompaño.Ellaempezóacaminaryélacompasósuspasosalosdeella.Cuandocruzaroneltercerpuente

de camino a la Galería, Daniel la cogió por la cintura y la miró. Alba le devolvió la miradasonrojadaynoseapartó,yélinterpretóelgestocomoquepodíaseguirabrazándola.

—Elcuadroqueestásrestaurando,¿esbonito?—lepreguntóDaniel.—Sí,laverdadesqueesprecioso.—Tieneque serlo, tehanbrillado losojos cuandohashabladode él.No,no te sonrojes—le

pidióalverqueellaseavergonzaba—,espreciosoverquesientestantapasiónportutrabajo.Albaanalizóesarespuesta.—¿Túnolasientes?—Alprincipiosí,haceunosmesesnotanto.

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—¿Yahora?Daniellamiró.—Ahoracreoquevuelvoasentirla.LlegaronaledificiodondevivíaAlbayDanielsedespidióconunbesoenlamejilla.Noerael

besoquelehabríagustadodarle,perofueelbesoperfectoparaesanoche.Élseesperóaqueellaentraseycerraseconllave,yentoncesvolvióalhotel.Lloviódenuevo, aDanielno lepasópor alto el sentidodehumordel climaveneciano;Alba

desaparecíayvolvíanlasnubesdelluvia.Ledabaigual,sesubióelcuellodelacazadoraysonrió.Volveríaaverlaaldíasiguiente.AlbalehabíaprometidoquesiélestabaenlaGaleríadelaAcademiaalascincodelatarde,le

haríaunavisitaguiada.

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Capítulo5

Albasedespertóconlacertezadequehabíatenidoelsueñomásextrañoyrealdetodasuvida,

peroencuantofuealacocinadelpequeñoapartamentoqueteníaalquiladoyvioelenvoltoriodelpaninivioqueestabaequivocadaysonrió.

Había paseado de noche por Venecia con Daniel, un hombre al que jamás tendría que haberconocidoyquesinembargohabíaencajadoalaperfeccióncaminandoasulado.

Intentónodarledemasiadasvueltas, algoqueeraunaverdaderahazañaen sucaso,ycuandollegóa lasaladerestauraciónqueteníaen laGaleríaseacercóalcuadrodeunmododistintoaldíaanterior.

CadadíasequedabaplantadaunosminutosfrenteaElamordeMagdalenaeintentababuscarsussecretos.Esamañanabuscóalgomás.SiesecuadrolohabíapintadodeverdadBellini,¿enquésehabíainspirado?¿Quésentimientoslollevaronacapturaresecasibesotanintenso?

El verdadero sueño de Alba siempre había sido pintar y nunca se había atrevido a hacerloporque jamáshabíavividonadaquequisieracapturarenun lienzo.Ellaconocía todas las técnicasdedibujoypintura,habíaexperimentadoconmultituddematerialesypodíaimitarlacasitotalidaddeestilosqueexistían.Erameticulosayconcienzuda,nohabíadetallequeseleescapase,poresoeratanbuenarestauradora.

Yporesoeratanmalaartista.«Notepreocupes,tesoro,notodoshemosnacidoparapintar»Odió que esa frase que tantas veces le había dicho su padre de pequeña reapareciera justo en

aquel momento en su mente. Al menos logró bloquearla antes de oír también la coletilla quesiempreañadíasumadreacercadequeenelmundoteníaquehabertantohormiguitastrabajadorascomomariposas.

Odiabaserunahormiguita,perolashormiguitasalmenoseranresponsablesynoseolvidabanasus hijas en el colegio.Ni se ibandevacaciones sin ellas.Ni lasmachacabandiciéndoles quenoeranbuenashormigasyquelomejorseríaqueaprendiesenasercucarachas,porejemplo.

Dabaigual,yanoservíadenadapensarenellos.Cerrólosojosconfuerzaycontóhastadieciocho.Unverano,cuandoteníaseisaños,conocióa

Gerard,elmisteriosoamigodesuspadres,yestesepasótodalatardejugandoconella.AAlbaleextrañó, sus padres solían dejarla correr sola por el prado que se extendía detrás de su casa deBrighton,lugardondesequedaronhastaqueellacumpliólosdoceydelquesemudaronsinpensarniunsegundoenelcolegiodesuúnicahijaoensilaniñaperderíaasusamigasoelhogardondehabíaestadomástiempo.GerardmiróconfusoaJacquesyaLola,deesoAlbaseacordabaporquefue la primera vez que vio que alguien discutía con sus padres, normalmente la gente solíaadularlos,ydespuéssefueajugarconella.Mientrasjugabanacazarhadas,algoqueAlbanuncahabía hecho antes,Gerard le explicó que si cerraba los ojos y contaba hasta dieciocho todas lascosasmalasdesapareceríandesualrededor.

Lohacíadesdeentonces.Gerardlosabíaysereíadeella.Lehabíaexplicadoqueesedíaeligióelnúmeroalazar,pero

Albaseguíahaciéndolo.Yaéllegustaba.Abriólosojosylosrecuerdosdesuspadresdesaparecieronysoloquedóelcuadroyunextraño

ydesconocidocosquilleoenlosdedos.Seacercóalcaballeteenelquetenía instaladoelsupuestoBelliniydetuvolanarizaescasos

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centímetrosdelosojosdelhombrequeaparecíaenél.Ese hombre, fuera quién fuese, se estaba conteniendo para no besar a la mujer que tenía en

brazos.Quería besarla y algomuy fuerte se lo impedía, ¿qué era? ¿su fe? ¿sus principios? ¿otramujeresperándoloencasa?Teníaqueseralgoinsalvableajuzgarporelfuegoquebrillabaenelóleo.

Elcosquilleoaumentó,Albabajólavistahaciasusmanosylasmiróatónita.Teníaganasdepintar.Queríapintar.Se quedó sin respiración durante unos segundos y en un impulso nada propio de ella no se

contuvo,cedióaeseanheloycogióunpincel,unapaletallenademanchasdecoloresyseacercóaunodeloslienzosenblancoqueteníaenlasaladetrabajo.

Laprimeralíneafuelamásdifícil,lasegundalecostó,ydoshorasmástardehabríaechadodeallíagritosacualquieraquehubieseosadointerrumpirla.Dejódepintarporquesonóelteléfonoyfue a contestarlo. Era Gerard que volvió a insistir en que se tomase dos días de vacaciones porNavidady fueseapasarlosconél enFrancia.Albavolvióanegarse, ledijoquenecesitabaesosdías para terminar el trabajo. Él aceptó la negativa aunque le aseguró que volvería a insistirmásadelante.

Despuésdecolgar,Albasediomediavueltaysequedópetrificadaalverloquehabíapintado.Eraunbocetomuybásicoysiquisieraterminarlodeberíadedicarlehorasyhorasdetrabajo,peroera innegable que eran Daniel y ella frente a uno de los puentes que cruzaban los canales deVenecia.Mirándose.Apuntodebesarse.

AlbanoosaríajamáscompararsupinturaconunadelgranBellini,aunqueeralobastantesinceracomo para entender que las dos obras desprendían la misma emoción. Uno no podía observarninguna de las dos sin preguntarse por qué el hombre y la mujer que aparecían en ellas no seestabanbesando.Comoespectadorateníasganasdegritarlesydeexigirlesquesebesasendeunavez.

Nopodíaseguirmirándolo,unmiedoabsurdoyatrozleapretóelpecho.Caminóhastasulienzo,noeldeBellini,ylediolavuelta.Encuantoviolatelagrapadaenlostravesañosdemaderafuecapazdevolverarespirar.

EllanuncahabíasentidolanecesidaddedibujaraVincentyesoquehabíanestadojuntoscasiunaño y aunque adoraba a Gerard y a su amiga Sophie y les consideraba su abuelo y su hermanapostizos tampoco los había dibujado jamás.ConDaniel ni siquiera había llegado a razonarlo, susmanoshabíandecididoponerseapintarcasisinpedirlepermiso.

Albanoestabapreparadaparaalgoasí.Ellanuncahabíapintadoanadie.Almenosnodesdequesuspadressedivorciaronylosdosinsistieronenrepetirlelasuertequeteníadenoparecerseaningunodelosdos.

«Es bueno ser como tú, Albita (así la llamaba sumadre aunque ella lo odiaba), vivirásmástranquila.Sifuerasapasionadacomotupadreyyo,sufrirías.Esmuchomejorsernormal,créeme.Túeres calmada, tranquila, razonable, nunca te alteras ni te sulfuras por nada. No sabes cuánto teenvidio».

En ese momento Alba no se sentía ni calmada ni tranquila ni razonable. Estaba confusa yasustaday sihubiera tenidoa sumadredelante lehabríadichoqueeraunaegoístayque tendríaquehabersepreocupadomenosporsisuexmaridoseestabaacostandoconlaperiodistaolagrupiede turno (algoque sindudahabíahecho con asiduidad apartir del divorcio)ymáspor la hijadeambosdequinceañosqueeraincapazdellorarodereír.

MuchomásfuriosaqueantesporhaberpermitidoqueelrecuerdodeLolaseentrometieseensulugarde trabajo,Albapusoenmarchael ipodydejóque lamúsicasonasea todovolumenen lasaladerestauración.

VolvióaobservarElamordeMagdalenayllegóalaconclusióndequequienquieraquefueseelautorlohabíapintadoporquesencillamentenohabíapodidoevitarlo.Habíapintadoesecasibeso

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porquelohabíavividoyporquenecesitabaqueelmundoenterolosupiera.Nosoloeso,elpintorsehabíanegadoaqueeseamorseperdieseenelpasodeltiempo,habíabuscadolamaneradehacerloeterno.

SeapartódelcuadroyvolvióalordenadorparabuscartodalainformacióndisponiblesobrelavidadeGiovanniBellini,siéleradeverdadelautordeElamordeMagdalena, teníaquehaberlesucedidoalgoqueloexplicase.

EsamañanaDanielnofuealPalazzodeSantaSofia,allíeradondeibaacelebrarseelconciertode Año Nuevo y ya habían terminado de adecuar la sala de música. Esa mañana Daniel eligióreunirse con los cuatromúsicos a los que iba a dirigir en el edificio que la Fundación tenía a lasafueras de la ciudad y en el que se encontraba también el circuito privado donde probaban lasmotocicletasDucati.

Despuésdelpaseodelanocheanteriornopodíacontenerlasganasqueteníadetocar,detocardeverdadyseleocurrióquedebíacontagiarasupequeñaytemporalorquesta.Elconciertoeraenhonorde lacasaDucati, lasmejoresmotocicletasde lahistoria (segúnélalmenos), lamúsicadeesanocheteníaquedesprenderlamismafuerzaqueesasmáquinascuandosurcabanelasfalto.

—¿CuántosdevosotrososhabéismontadoenunaDucati?—lespreguntóencuantoestuvieronjuntoaunadelaspistasdelcircuito.

Loscuatromúsicos,treshombresyunamujer,lomiraronperplejos.—Nunca—respondióLuca,unviolinista.—Jamás—Giacomo,otroviolín.—Ni muerta me subo a uno de esos monstruos —aseguró Petra adivinando la intención de

Daniel.Eraunaviolonchelistadecincuentayochoañosqueprobablementehabíanacidoanticuada.—En una Ducati nunca, pero cuando viví en Roma llevaba una Vespa—le explicó el último

músico,Hans,unalemánquehabíadecididomudarseaItaliaañosatrás.—Pueshoytodosvamosasubirnosauna.No,Petra,nomemiresasí—ladetuvoantesdeque

pudieraquejarse—.LaseñoritaCavalierinoshaorganizadounasesiónprivadaconeljefedelequipomecánicoynopodemosquedarmalconella,¿nocrees?

—No,porsupuestoqueno.Danielsonrió,sabíaqueunamujercomoPetranoseatreveríaainsultaraunmiembrodela«alta

sociedad»comoRafaelaCavalieri.—Perfecto.—Noesquemequeje—empezóLucaloqueevidentementeibaaserunaqueja—,pero¿porqué

tenemosqueirenmoto?—Novas a ir enmoto,Luca,vas a conducirunaDucati quenoexiste enelmercado.Eresun

elegido.—Intentócontener, sinéxito, la frustraciónquesentíasiemprequealguiencomparabaunaDucaticonunamotocualquiera.Insensatos.

Eneseinstanteaparecieroncincomecánicosconduciendocincoincreíblesmotocicletasrojas.Trasellos iba caminando cual domadora de leones Ela, sintiéndose muy cómoda en su posición deherederadeese imperioysindisimular lo felizque lehabíahechoqueDaniel lahubiese llamadoesamañanaparapedirleesefavor.

Unahorasantes,DanielestabatanentusiasmadoconlaideadequelosmúsicossecontagiasendelespírituquevivíadentrodeesasmáquinasquenocayóenlacuentadecómopodíainterpretarElaesallamada.Ahora,depieenesapista,vioclarísimamentequehabíacometidoungraveerrordecálculoyqueesamujerprácticamentedabaporhechoqueélestabainteresadoenellaademásdeenlasmotocicletas..

Teníaqueirconcuidado,queríadejarleclaroquenoeraasí,peronopodíacorrerelriesgodemolestarlaodeinsultarla,PilarFortunyjamásseloperdonaríayelLiceonecesitabadeverdadeldinerodeeseconcierto.

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—Buenosdías, señoritaCavalieri.—Laformalidadsiempreestablecíamásdistancia—.Graciasporaccederamiinusualpetición.

ARafaelanolepasóporaltoel«señorita»yentrecerrólosojosaldetenersejuntoaél.—De nada, Daniel, ya sabes que estoy dispuesta a escuchar todas tus peticiones, cuanto más

inusualesmejor—añadiósoloparasusoídos—.YhazelfavordellamarmeEla—alzólavozdenuevoy sonrió—, la formalidad la reservopara eldespacho, aquí, en lapista, nohay lugarparaella.¿Noesasí,chicos?—Miróalosmecánicos.

—Asíes,Ela—lerespondióeljefedelosmecánicos—.Yodeusted,señorLiveux,cedería,laseñoritaElasiempreconsigueloquequiere.

—Notengoningunaduda—respondióDanielintentandoocultarlaincomodidadquesentía.Ela sonrió satisfecha y cogió a Daniel del brazo. Esa mujer definitivamente no iba a dejarse

amedrentarporlafaltaderespuestadelhombrealquequeríallevarsealacama.—Ven conmigo, tengo una sorpresa para ti—le dijo justo antes de hacer señas a otro de los

mecánicos.—No debería alejarme demasiado—Daniel señaló a losmúsicos que estaban recibiendo una

improvisadaclasedeconducciónporlosexpertosdeDucati—,sino,esteexperimentocarecerádesentido.

—Novamoslejos,vamosabuscarlamotoqueheelegidoparati.ElmodoenqueEla lehablóhizoqueDaniel tuvieraganasdesoltarseydeapartarsedeella,

perosecontuvoporquenopodíanegarseaseguirla.Notendríaningúnsentidoqueélrechazaseesamotodespuésdehaberpedidocuatroparasusmúsicos.Elaleteníaatrapadoylosabía.

—Notendríasquehabertemolestado—ledijoentredientes.—Nohasidoningunamolestia,quieroverteconduciraPegasus.ElmecánicoabriólapuertadeungarajeyantelosojosdeDanielaparecióunamotoqueparecía

sacada de una película de JamesBond (o de sus sueños de adolescente). Lamotocicleta era sinduda espectacular, podría incluso definirla como una obra de arte de la ingenieramecánica, peroDanielsediocuentaenaquelprecisoinstantequecambiaríadarunavueltaenPegasuspordescubrirunodelossecretosdeAlba.

Sedetuvoenseco.«¿Quédiablosestáshaciendo,Daniel?¿Desdecuándoteimportaconoceraunamujer?Noesunamujer»,discutióconsigomismo,«esAlba».

Elainterpretólareaccióncomoadmiraciónoinclusoemocióny,graciasaDios,lesoltóyledejósolo,seacercóalmecánicoyesteleentregóunasllavesyuncasco.

Mientras ladespampanante italianaestaba frenteaunamoto igualdedespampanante,Danielnisiquieralasveía,sumentehabíaquedadoaturdidaanteeldescubrimientodequeporprimeravezensuvidasentía tantacuriosidade interésporotrapersonaqueeracapazdeanteponerlaaélmismo.Sintióunnudoenelestómago,apretado,horrible,lesubióporelesófagoycasiloatragantó.¿Quédemoniossesuponíaqueteníaquehacerconeso?Unacosaerarecuperarsupasiónporlamúsicayotramuydistintaarriesgarseaacercarseaotrapersona.Noselohabíadichonuncaanadie,aunquesindudanohacíafaltaserpsicólogoparadarsecuenta,peroaélnolegustabanecesitaranadie.Dehecho,estabaconvencidodequenuncahabíaentabladoninguna relaciónde laquenosepudiesedesprender.ConCleoySergioyahabíahechounaimportanteexcepción,inaudita.Ellosdoshabíanpasadodesersusmejoresamigosaserlomásparecidoqueteníaaunafamiliayaunqueseburlabadeellosunapequeña(onotanpequeña)partedeéllosenvidiaba.Enelfondo,Danielsabíaqueéljamásseríatanvalientecomoningunodeellosdos.Cleohabíaarriesgadoelcorazóndosvecesenla vida, una por su sobrinaMarion y otra por Sergio. Cleo había adoptado aMarion cuando lamadredeesta,suhermanaLuela,volvióarecaerenlasdrogasyprácticamentelaabandonó.Cleohabía luchadomuchoporambas,porMarionyporLuela,yDanielhabíapresenciadoasombradocómosuamigaeracapazdeamarapesardeldolorydelossacrificiosqueellocomportaba.DanielsabíaqueenelfondodesualmaCleoseguíacreyendoqueLuelaalgúndíaserehabilitaríaeiríaabuscarlas. Él esperaba por el bien de su amiga que así fuera. Pero, si Luela aparecía y volvía a

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hacerles daño a Cleo o a Marion, Cleo encontraría la manera de perdonarla y de seguirqueriéndola.Ellasencillamenteeraasí.YencuantoaSergio,nohabíanadaqueestenoestuviesedispuestoahacercontaldehacerfelizaCleoyalapequeñaqueprácticamentesehabíaconvertidoensuhija.Daniellohabíapresenciadoconsuspropiosojos,vioelinstanteexactoenquesuamigodelainfanciasacrificaríacualquiercosa,inclusocualquiersueño,paraestarconCleo.Ynisiquieralo consideraría un sacrificio. Sergio le había dicho que sin Cleo no le quedarían sueños, así desencillo.Quizá en ciertomodo fue precioso estar allí en esemomento, escuchar esa frase de loslabiosdeSergio,verquelodecíaenserio,perobásicamenteDanielsintiómiedo.

Unmiedoatrozdequeesopudiesesucederleaélalgúndía.«No,nomeestápasandonadadeeso.Esunaestupidez».CaminódecididohaciaElaCavalieri,aceptóelcasconegroylasllavesysesentóenlaDucati.

Dominaresemotorledevolviólapaz,leproporcionóesasensaciónfalsadecotidianidad,sesintiócomosifueraeldesiempre.Peronoloera,solotuvoquedarunavueltacompletaalcircuitoparasaberlo; la prueba eran esas otras cuatro motocicletas que con mayor o menor acierto tambiéncirculabanporallí.

Porprimeravezdesdequehabíaempezadoa tocarhabíasentido lanecesidaddecompartir lamúsicaconotrosmúsicos.Porprimeravezhabíasidoconscientedeque,sideverdadqueríaqueelconciertoemocionase,nopodíaestarsolo,necesitabalapasiónyeltalentodeotraspersonas.Quizáélfueseungenio,asílohabíandefinidoalgunos,perolagenialidadpodíasercompletamentevacíaydejarindiferente.

«Las mejores partituras son las imperfectas, Dany».Oír esa frase en la voz de su abuelo lerecordóloquehabíasidoalprincipio.Antesdeperderse.

Diomásgasyseagachóencimadellomodelamoto.Había aceptado ese encargo en Venecia porque quería quitarse de encima a Pilar Fortuny y

porqueleparecióqueseríaunabuenamaneradedeshacersedeaquellaextrañaapatíaqueparecíaacompañarleúltimamente.Nolohabíaaceptadoparaponersumundodelrevésniparaoír lavozdesuabuelo,que llevabacasiveinteañosmuerto, enel interiordelcasco.Nimuchomenosparaque le sudasen lasmanoso le faltase el aliento al pensar enuna chica deojos cálidos como losmelocotonesenverano.

Mierda.

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Capítulo6

TrasdarcincovueltasalcircuitodepruebasdeDucati,Daniel leshizoseñasalosmúsicosdel

cuartetoparaquesedetuvieran.Apesardelasreticenciasiniciales,encuantosequitaronloscascosdeseguridadvioquehabíaacertadoalllevarlosallí.

—¿Qué os ha parecido?—les preguntó con una sonrisa de oreja a oreja—. Eso creía yo—añadió al ver que ninguno era capaz de formular ni una sílaba—.Ahora volveremos al Palazzo,quiero que cuando toquéis me hagáis sentir lo mismo que hemos sentido conduciendo estaspreciosidades,¿deacuerdo?

Losmúsicosasintieron,aúnestabanmedioaturdidosperoporfinhabíanlogradocomprenderquéera lo que Daniel buscaba. Y Daniel, aunque seguía sin entender por qué lograr eso le habíaparecidotanvitalynecesario,estabatanfelizqueinclusodiounapalmadaaLucaenlaespaldayaPetraunbesoenlamejilla.

El ensayo fue espectacular. El equipo de limpieza que seguía trabajando en el Palazzo paradejarlo todo listo para el día de Año Nuevo dejó de trabajar y se sentó a escucharlos porquesencillamenteeraimposiblenohacerlo.TodaslaspersonasqueestabanenelPalazzoacabaronallídepieosentadasenelsueloescuchandoycuandoelcuartetoterminódetocaryDanielsediolavueltarecibieronelmayorymássinceroaplausodesucarrera.EntoncesfueDanielelquenopudodecirnadayelquesiguiómudocuandolagentesedespidiódeélestrechándolelamanoodándolelasgracias.

AhorasoloeracuestióndequepudieranrepetirloeldíadeAñoNuevo.Danielsedejócaerenunadelasbutacasquehabíaenlasalaysepasólasmanosporelpelo.

Le temblaban,peroestabasoloyno teníaqueocultárseloanadie.Elproblemaeraquenosabíaquéhaceryqueeralaprimeravezquelesucedía.Élsiempresabíaquéhacery,sinolosabía,nose angustiaba y se dejaba llevar. Podría decirse que Daniel Liveux era la despreocupaciónpersonificada, excepto en lo relativo a su música, por supuesto. Por la música siempre se habíadesvelado,por lamúsicasiemprehabía sufrido,poresosehabíaasustadoaldescubrirqueyanoeraasí.

Estaba hecho un jodido lío y no poder respirar tampoco le estaba ayudando. Un momento,¿estabateniendounataquedepánico?Nihablar.Seleaceleróelcorazón.Mierda,sí,habíapasadodeseruntiporelajadoanosentirnadayatenerpalpitacionesenunosdías.

Enunosdíasno,secorrigió,enapenasunashoras.«LasmismasquehacequenotepuedesquitaraAlbadelacabezaytepreguntasquépuedeshacerparaconocerla».

El corazón le latió más rápido. Tenía que detenerlo. Buscó el móvil y marcó el número deemergencias.Bueno,nodeemergencias,desusemergencias.

—Cogeeljodidoteléfono—farfullóapretandoelaparatoentrelosdedos.—¡Daniel!—lesaludóefusivaunavozquenoesperaba,aunquefuejustolaquenecesitaba,pues

el corazón recuperó cierta normalidady sonrió aliviado—. ¿Aúnestás en la ciudad con calles deagua?

—Sí—suspiró—,aúnestoyenVenecia,¿estáSergioporallí?—Sí, claro—. Daniel escuchó que la niña caminaba con el teléfono en la mano—. ¡Papá, tu

amigoDanielquierehablarcontigo!Hecontestadoporqueheleídosunombre,yaséleer.—Losé,princesa—contestóSergioalaceptarel teléfono.Laniñadebióde irse riendoporque

Danielpudooírlaatravésdelaparato—.¿Daniel,siguesallí?

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—Sí—serio—,aquíestoy.Marion teha llamado«papá»—ledijoconasombroysintiéndoseorgullosodesumejoramigo.

—Sí, bueno— Sergio carraspeó—, empezó hace poco. Después de firmar los papeles delabogado,aCleohadejadodellamarla«tía»ytambiénlallama«mamá».

—Mealegroporvosotros.Mealegromucho,deverdad.—Gracias,estamosmuycontentos.¿Yatiquétepasa?—Nada.—Oh,vamos,Daniel.Desembucha.—¿Porquécreesquemepasaalgo?—Danielsepusoenpieypaseónerviosodeunladoalotro

delasala.—Porque me has llamado tú y porque has hablado de sentimientos, el tema tabú de Daniel

Liveux.—Noesverdad.—Claroqueloes.Daniel se detuvo y suspiró exasperado. De nada le serviría discutir con Sergio, lo conocía

demasiadobien.—Notengoningúnproblemaenhablardesentimientos—sedefendió.—Estábien,veamossiesverdad.¿Quétepasa,Daniel?—Nada.—¡Daniel!—¿Cómosabesquemepasaalgo?—Soytumejoramigo.—Gracias,peroesonoesningunaexplicación.—¿Te acuerdas del día que te dije que tenía que irme de París durante una semana? —le

preguntóSergio.Daniellopensóduranteunossegundos.—¿TerefieresacuandoCleoytúospeleasteisyningunodelosdosmelocontó?—Exacto,esedíatúinsisteenquemepasabaalgo.—Ytútenegasteaexplicármelo.Simelohubierasdicho…—Me habrías explicado que tú no estabas interesado enCleo, lo sé. Sé lo que pasó. Lo que

quierodeciresqueesedíatúsabíasquemepasabaalgo.—Por supuesto —contestó Daniel antes de darse cuenta de que Sergio le había llevado

exactamenteadondequería—.Mierda.Sergioserio.—Cuéntamequétepasa,capullo,ydimecómosellama.—¿Cómosellamaquién?—Lachicaquetetienetanalterado.—Alba —confesó, y al pronunciar el nombre de ella sonrió y el corazón se le detuvo un

segundo.Estabapeordeloquetemía—.Nohapasadonada,apenaslaconocíanoche.—Deacuerdo,perodejaquetedigaqueesonoimporta.Siguecontándome.—Larepresentantedelafundaciónesunaitalianaespectacularyhoymehadejadoconduciruna

Ducatiquenisiquieraestáenelmercado.Mehellevadoalosdelcuartetoalcircuito,todoshemosconducido,peromimotoeradistinta.Creoquelahansacadodeunlaboratoriosecretooalgoasí.Albapinta, bueno, ella diceque es restauradora, pero la vi dibujar.Debería dibujar.Cuando la vipenséenmisabuelos,enelúltimoveranoquepaséconellos,yenmiprimerconcierto.Tendríasquehabernosoídotocarcuandohemosvueltodelcircuito.

—Espera un segundo, Daniel. Para—Sergio detuvo la cascada casi sin sentido de frases deDaniel—.Tranquilo.

—Joder,Sergio,noséquédiablosmepasa—estallóalfinalDaniel.Sergiosonrióeintentóocultarlareacciónasuamigoque,porsuerte,noloveía,aunqueleguiñó

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el ojo a Cleo, que lo estaba observando confusa de pie frente a él. Sergio sabía que tarde otempranolesucederíaesoaDaniel.Apesarde lafachadaqueexhibíaa todoelmundo,yqueélmismosecreía,eraunhombrequesentíademasiado,ynodemasiadopoco,ylecostaríaasumirqueestabaempezandoaenamorarse.

—Setepasará—mintióSergio.Siesoeraelprincipiodeunamordeverdad,jamásselepasaría,lo sabíaporexperiencia,peronoqueríaasustar a suamigo—.¿Cuándo tienesquevolver aver aAlba?

—Hoy,vaaenseñarmeunoscuadros.—¿Y a la italiana espectacular?—Sergio quería asegurarse de no habermalinterpretado a su

amigo.—¿Aquién?LasonrisadeSergioseensanchó,Danielnisiquierasabíadequiénleestabahablando.—Anadie.Veaveresoscuadros,Daniel.Todosearreglará.—Deacuerdo.—Sihubiesesidoeldesiempre,Danielsehabríadadocuentadequeenrealidad

Sergionopodíagarantizarletalcosa,peroenelestadoenqueseencontrabalacertezadesuamigoleproporcionólacalmaquenecesitaba.

—VendrásenNavidad,¿no?CleoestámuyilusionadayMarionquierejugarcontigo.Inclusoyoteechodemenos.

«Supongoqueestaréaquí.Voyunpocoretrasadaconelcuadro».—Talveztengaquequedarmeaquí.—¿Porqué?—Aúnnolosé—añadióDaniel—.Teloconfirmodentrodeunosdías.—Dímelo cuanto antes, Daniel —le pidió Sergio con voz firme—, porque, si te quedas en

VeneciaporAlba—nodejóquesuamigointentaseconvencerledequeesamujernoteníanadaquever en esa decisión—, tendré que buscar tres billetes para Italia. No voy a dejar que pases laNavidadsinnosotros,capullo.

Danielnopudodecirnada.Esemalditonudodelestómagolehabíasubidoalagargantaylasmanosvolvíanasudarle.

—Cuídate,Daniel,yveaveresoscuadros.Esafraselehizoreaccionarymiróelreloj.—Mierda.Colgóynooyóasuamigoreírse.DanielcogióelabrigoysaliócorriendodeCaD’Oro.NollevabademasiadotiempoenVenecia,

pero sí el suficiente para conocer las calles y los canales principales y poder esquivar los queestabanmás repletosde turistas.Llegóa laGaleríade laAcademiaysedetuvounsegundoparapasarse las manos por el pelo. Probablemente estaba hecho un desastre, apenas había dormido,habíaestadoenelcircuito,habíadirigidoelensayocomosifueselanochedeestrenodelaÓperade Nueva York, y había estado al borde del infarto (dos veces). Joder, nunca había estado tanalterado.

Apoyólaspalmasenlosmuslosyagachólacabezaenunintentoderecuperarelaliento.—¿Daniel?EraAlba,erasuvoz.Mierda.Levantó la cabeza y la vio. Ella iba caminando, había estado hablando con alguien, con una

mujerquellevabaunabataazulmarinoyqueteníaaspectodebibliotecariayquesealejódespuésdequeAlbasedespidiesedeella.EsamujerhabríapodidoserundragóndesietecabezasyDanieltampocosehabríafijadoenella.SoloveíaaAlba.

Alba llevaba pantalones negros, botas con aspecto de ser muy cómodas, una blusa con undivertidoestampadodeconejitosyunachaquetadelanaencima.DuranteuninstanteDanielrecordólaestudiadaaparicióndeElaCavalieri enel circuito, lasmotos, losmecánicos, los tacones sobre

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los que caminaba. Ela había preparado su aparición hasta el último detalle, sin embargo estabasegurodequeAlbaapenashabíapensadoenélalvestirse.

«Yahoracorrehaciamísincontenerse,sinpreocuparse.Vienehaciamísinestarpendientedesitieneelpelodondemáslefavoreceosilascaderassemuevenaunritmoconcreto.Vienehaciamíporquequiereestaramilado.»

Dios,nuncahabíasentidoalgotanfuerte.Nopudomoverse.—Hola—ledijoellaaldetenersefrenteaél.—Hola.—¿Estásbien?—Albalomiróconlacabezaladeadayelceñofruncido.—No.—¿Porquénolehabíamentido?—¿Necesitasalgo?—Diootropasohaciaél,levantóunamanoperoladetuvoenelaireysela

guardóinseguraenelbolsillodelachaqueta.Danieldesviólamiradahaciaallíunsegundoyviosobresalirunpincel—.¿Puedohaceralgoporti?

«Nomedigaseso».—Sí—contestómirándolaalosojos,perocuandoDanieloyósuvozlecostóreconocerla.—¿Qué?Estaban en la calle, al lado de la puerta que utilizaban los empleados para acceder a La

Academia.Habríanpodidoestarencualquierlugardelmundo,encualquierinstantedeltiempo,queDanielhabríarespondidolomismo:

—Tócame.—Albasequedóperpleja.Nosemovió,losojos,sinembargo,setransformaron,lasmotas doradas se expandieron y el iris resplandeció.Daniel tragó saliva y se humedeció el labioparaexplicarsemejor,ointentarlo—.Antes,haceunossegundos,ibasatocarmeperotehasdetenidoytehasmetidolamanoenelbolsillo.—Albaasintiósindarsecuenta—.Tócameahora,porfavor.

Ella siguiómirándoledelmismomodo.Duranteunos segundosDaniel pensóque iba adecirlequeestabalocooqueseiríadeallí.Quizáiríaabuscaraunmédico,pensó.Oquizáseiríadeallíconlaintencióndemantenerselomásalejadadeélposible.Albadiounpasoysacólamanodelbolsillo,lamoviódespacio,letemblabatantocomolarespiración.

Danielsonrió,apenaslaconocía,perointuíaqueAlbahacíalascosassiempreasumanera,asuritmo.

Alba le tocó lamejilla yDaniel cerró los ojos. Ella dejó lamano inmóvil, tal vez porque alsentir la piel de él bajo la suya un cosquilleo le subió por todo el brazo hasta hacerla tambiénsonreír. Daniel respiró, no se había dado cuenta de que había dejado de hacerlo, y al soltar elalientoesterozólapieldelinteriordelamuñecadeAlba.Ellaexhaló.

«Noteapartes».Daniel no sabía qué hacer, él sabía llevarse una desconocida a la cama y desnudarla en un

tiemporécord.Élnosabía loqueerasentirmiedodequealguien,unamujer,esamujer,dejasedetocarlo.

Albamovió lamano yDaniel se dijo que estaba listo para que se apartase. Irían a ver a loscuadros,hablarían,yquizádespuésloveríatodoconmáscalma.«EsloquemehadichoSergioyélsabedeestascosas».

Albanoseapartó,llevólamanohastalasiendeDanielydespuéslepasólosdedosporelpelo.Élsenegóacreerqueesaespeciederonroneoqueoyóhubiesesalidodesuspulmones.Pasadosunossegundos,durantelosqueellanodejódetocarleelpelo,ledabaigualsihabíaronroneadoono,estabadispuestoaconvertirseeneljodidoGarfieldcontaldequeellanodejasedetocarlo.

—¿Estásmejor?—lepreguntóAlba,susurrando.«No,nimuchomenos».Carraspeó,pensó.Seconformóconresponder:—Sí, gracias. —Se incorporó consciente de que al hacerlo ella daría un paso hacia atrás—.

Lamentohabertepreocupado.

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Albavolvióaladearlacabezadelmismomodoqueantes.Danieldescubrióquelegustabaqueellaintentasedescifrarlo,quesetomasesutiempoparaentenderlo.

—Te he visto llegar corriendo, supongo que ha sido eso. Todo el mundo comete el error depensarqueVeneciaesmáspequeñadeloqueenrealidades.

—Teníaganasdeverte.—Danielnoaprovechó laexcusaqueellaacababadeofrecerle—.Ycuandohevistoqueibasatocarmeytecontenías,meha…—¿Cómopodíaexplicárselo?Nopodía—. No quiero que te contengas conmigo. Tengo la impresión de que ya te contienes demasiado,Alba.

Dejódeimportarleporquéestabasintiendolanecesidaddetenerlacerca,detocarla,desentirla.Dejódepreguntarseporquéahora,porquéella.Decidióarriesgarse.

Eraaterrador.Nolohabríacambiadopornadadelmundo.

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Capítulo7

Albasequedóestupefacta.¿Quédiablosacababadesucederle?¿Acasoesehombrepodíaverdentrodeella?Puesclaro

quesecontenía,habíadescubiertoqueera laúnicamaneradesobrevivir.Siuno ibaporelmundomostrando sus sentimientos, cediendo a cualquier impulso, lo único que recibía a cambio erandisgustos.

«Élqueríaquelotocases.Telohapedido».Eralaprimeravezquelesucedíaalgoasí,laprimeraquenoerarechazadayquenosolopodía

ser cariñosa con alguien, sino que esa persona, ese hombre, se lo pedía. Con sus padres habíaperdidolacuentadelacantidaddevecesquequisoabrazarlosojugarconellosdepequeñayfuerechazada.ConVincenthabíasidomáspatético.Éllareñíasiellaseponíaafectuosa,notepongas«cursi»,ledecía,espocoeleganteynadadignodeunaprofesionalcomotú.

«Vincentnotequería,teutilizó».De hecho, pensóAlba horrorizada, si no fuera porGerard y Sophie probablemente ni siquiera

sabríadarunabrazoencondiciones.«Tócame.Porfavor»,sesonrojóalrecordarlaspalabrasdeDaniel,suvozroncaysumirada.

Cerróinstintivamentelamano,quehabíavueltoaguardarseenelbolsillo,yseaseguróderetenerallíeltactodelapieldeél.

¿Qué acababa de pedirle él ahoramismo?Ah, sí, que no se contuviera. ¿Qué podía decirle aeso?¿Queestabaloco?¿Queellateníaqueirconpiesdeplomoporqueenelfondo,onotanenelfondo,sabíaquesialgúndíaempezabaacomportarsecomoeradeverdadelmundoseríaunlugardemasiadodolorosoparaella?

Tenía muy pocas opciones: podía fingir que no le había oído, que no le había entendido, odecirlequeseestabaimaginandocosas,queellanosehabíacontenidonadaenningúnmomento.

«Nopuedomentirle».AAlbaleescocieronlosojos.Nopodíamentirle.Seasustó,ellahabíaperfeccionadoelartede

mentir.Podíamentirleatodoelmundo,exceptosielobjetodelamentiraestabarelacionadoconsutrabajo,enesojamásmentiría,talcomohabíaquedadodemostradoparadesgraciadeVincent.¿PorquénopodíamentirleaDaniel?Siacababadeconocerlo.

Lomiró.No podía mentirle porque él la veía de verdad, porque él le había dicho que con él no se

contuviera y porque cuando le había tocado había sentido que el destino por fin empezaba acompensarlaporlasmalasjugadasquelehabíahechodesdepequeña.

Claroquesí,pensó,memerezcounpremiocomoDaniel…aunquesoloseaparaestatarde.—Vamos,quieroenseñarteloscuadros—lecogiódelamanoytiródeélhaciaLaAcademia.Nolecontestó,aningunodelosdoslespasóporalto,perolehabíacogidodelamanoyDaniel

se conformaba con eso. Y Alba decidió que, si la fuerza que existía entre ellos dos era tan deverdadcomoellasentía,yallegaríaelmomentoenquepodríacontárselotodo.

LaGaleríadelaAcademiaestabasituadaenlafortificaciónquerodeabaalapreciosaiglesiadeSantaMariadellaCaritàyconlosdedosdeDanielapretándole lossuyosAlbasepreguntósi talvez un día también podrían pasear por allí. No le llevó a la sala de restauración donde ellatrabajaba.Había firmado un acuerdo de confidencialidad con la Fundación y no quería romperlo.Además,solohacíadosdíasqueleconocíayaunqueensusentrañassentíaesafuerzaextrañaque

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losuníaaúnnoestabapreparadaparaarriesgarsedeesamanera.Sonriósinqueélpudieraverla,puesandabadetrásdeella,dejándoseguiar,yguardódentrodel

corazónaquelinstante.LoscuadrosdeLaAcademiasedeslizabanasulado,eracomoirdentrodeun tren,peroen realidadsolocaminaban.Albaestaba impacienteporenseñarleuncuadro,unoenconcreto.Después,yavisitaríanelmuseocomopersonasnormales.

—¿Adóndevamos?—lepreguntóélsinocultarlaalegríaensuvoz.—Quieroenseñarteuncuadro.—Hemospasadounoscuantos—siguiósonriendo.—Esteesespecial,esdeBellini—segiróparamirarleysussonrisasseencontraron—.Vamos,

estáaquí.Llegaron a la sala indicada y Alba se detuvo frente al cuadro que había estado buscando y

aguantólarespiración.—Eseste.DanielseparóalladodeAlbayduranteunoslargossegundosobservóelcuadro,eraprecioso,

loscoloresparecíanestarvivos,tuvoquecerrarlamanoqueteníalibreparacontenerlasganasdetocarlo. Pero por bonitos que fueran esos colores, por tentadoras que fuesen las texturas quedesprendían, lomás espectacular era la atmósfera que existía entre las figuras del cuadro y queenvolvíaaquienquieraquesedetuvieraaobservarlo.

—LaSacraConversazione—leyóenvozalta.—LadelaizquierdaessantaCaterinayladeladerechaMaríaMagdalena,ladelmedio,conla

túnicaazul,eslaVirgenconelniño.Albahabló,leexplicódetallesdelcuadro,sobrelaépocaenlaqueBellinilopintóysobreel

cuadro en sí. Daniel la escuchó, aunque la verdad es que fue incapaz de retener ningún dato, nisiquierapodíaprocesarlos.Ellaestabapreciosa,elcalorquedesprendíanlosojoscastañosdeAlbadejabaenridículoeldeesapinturaquesegúnellaestabaconsiderabatanbrillantecomolasobrasde Leonardo Da Vinci. Daniel había logrado con éxito no tocar el cuadro, pero fracasóestrepitosamenteensuintentodemantenersealejadodeAlba.

Sinsoltarlelamano,apretándolaaúnmásentresusdedos,aflojólaotraylaacercódespacioalrostrodeAlba.Teníaquetocarla,queríasentirla.Lamiróalosojos,ellasonreíayseguíahablandodelcuadro,ylerozólamejillaconlasyemasdelosdedosigualquehabíahechoAlbaantes.

—Enestecuadro,MaríaMagdalena…—sedetuvocuandoDaniellatocó.Élmoviólamanoylecolocóunmechóndepelodetrásdelaoreja.Dejóallílamano,conelmeñiqueyelanularenlanucayelcráneo,elíndiceyelmedioenelpómuloyelpulgardeslizándosemuydespacioporellabiodeAlba.

Daniel esperó, ese momento era importante. Esperó a tener ganas de salir corriendo, pero nollegaron.Esperóasentirseridículo,peronosucedió,todolocontrario.Nuncasehabíasentidotanacertado,tancercadeloquepodíallegaraserlomejordesuvida.

Danielesperóaquesucedieraalgoquelevolvieraaconvertirenelhombrequehabíasidohastaentonces.PeromiróaAlbayenlosojosdeellavioquejamásvolveríaaserlo.Labellezaqueseescondía dentro de esa mujer era lo más tentador, hermoso y misterioso que había visto nunca.Podía pasarse los días que le quedasen intentando descubrir cada rincón y no sería suficiente.Queríasaberlotodo,queríaverlotodo.Sintióterroralpensarquequizáellanofueraapermitírselo.

—¿Daniel?Élsuspiró,seestabacomportandocomounlunático,laestabamirandocomounloco,sindecirle

nada, acariciándola como si no pudiese soportar no hacerlo. Soltó el aliento, lo único que podíadecirensudefensaeraqueélnuncahabíacreídoqueesofueseapasarleaél.Quizáporesohabíasidotanrepentino.LabellezadeAlba,fuerte,inocente,sehabíacoladobajosusdefensassinqueélsehubiesedadocuenta.Sentíacomosillevaseunaeternidadencerradoenunahabitaciónoscurayellahubieseentradoconlaúnicallaveposibleyahoraestabacegadoporelsol.

SoltólamanoqueteníaentrelazadaconladeAlbaylallevótambiénalrostrodeella.Respiró,

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seenamoródelasmotasdoradasquebrillabanensusojos,agachólacabezayrozóloslabiosdeAlba. No sabía qué estaba haciendo. Si no fuera porque estaba asustado, se habría reído de símismo.Lo único que sabía era que necesitaba besarla justo allí, en aquel instante, frente a aquelcuadro,enaquelmismoymalditosegundo.Necesitababesarlaynopararjamás.

Albatembló,Danielseparóloslabiosybuscóotrobesomásíntimo.Siellanolerespondía,lasoltaría, por supuesto. Le dolería haber cometido aquel grave error e intentaría pedirle perdón yexplicarle qué le estaba sucediendo. Alba también separó los labios y Daniel descubrió que sucorazóneracapazdepalpitarytreparleporlagargantaalmismotiempo.

Élnuncahabíabesadoasíanadieylopeordetodoeraquenuncanadielohabíabesadoasíaél.¿Quédiabloshabíaestadohaciendohastaahora?Albalerodeóelcuelloconlasmanos,Daniella besó con determinación, quería meterse dentro de ella, quería encontrar algún lugar dondeesconderseyquenadiepudieseecharlenunca.

Esebeso leestabaarrancandounaauna lascapasde indiferencia,sofisticaciónyegoísmoconlasquesehabíaprotegidohastaentonces.Noquedabanadadeél,solounhombreaturdidoporlafuerzadelamujerqueloestababesando.Laprimeraqueloestababesandodeverdad.

Gimió,sí,gimióycuandoellalerespondiótuvoganasdesonreír.¿Quiénlehabríadichoquelaincertidumbremezcladaconesapasióntan incontrolablee inexplicable leconvertiríanenunidiotaquebesabaysonreíaenmediodeunmuseo?

¿Unmuseo?Interrumpióelbeso, conscientede repentede sus alrededores, ymantuvoel rostro junto alde

ella.Lasmejillasseguíantocándose,laacaricióconlapuntadelanariz.—Alba—susurró.—Oh,Diosmío—susurróella.Danielsonrió.Sí,esachicaleestabaconvirtiendoenunidiota.—Lomismodigo.—Seapartódeella—.Vamos,enséñamemáscuadros.Albasoltóelalientoycogióaire.—Deacuerdo.Daniellacogiódelamanoyesperóaqueellaempezaseacaminar.VisitaronelrestodelaGaleríadelaAcademia,Albaeraunagranguía,suamorysupasiónpor

el arte era contagiosa, intercambiaba historias sobre los cuadros con detalles de las vidas de losartistasqueloshabíanpintado.

—Casisabestantocomoellossobresuscuadros—señalóDanielcuandosedetuvieronfrenteauncuadrodeTiziano.

—Sí,supongoquesí—aceptóellaencogiéndosedehombros.Aesachicalecostabatantoaceptaruncumplidoocualquiercosaqueselepareciese…ADaniel

leresultabatansorprendente,ytanirresistible,queseagachóparadarleotrobeso.Estefuemásbrevequeelprimero,quizáporqueungrupodeturistasconsucorrespondienteguía

sedetuvierontrasellos.Albaestabasonrojadacuandoseapartó,perolapreguntaquelehizoaDaniellosorprendió:—¿Túnocreesqueesnecesarioentenderlavidadeunartistaparacomprendersuobra?Éljamáslohabíavistodeesemodo,lopensóduranteunosinstantes.—¿Quéquieresdecir?—Nosé,perocreoquenopuedespintarsobreelmiedosinuncahasestadoasustado.Paraser

capazdetransmitirsentimientostienesquevivirlos.El fuego de los ojos de Alba lo hipnotizó, la pasión con la que hablaba la hacía aún más

hermosade lo queya era.Estabaperdido, estaba jodidamente perdido.Volvió a sonreír comounidiota.

—Tambiénescuestióndetécnica—ledijo—,uncuadroexigehorasyhorasdetrabajo.Igualqueunapartituraounabuenanovela.Seguroqueestásdeacuerdoconeso.

—Sí,perolatécnicapuedeaprenderse.

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—¿Y los sentimientos no?—la retó él. Esa conversación era sin duda la más fascinante quehabíamantenidoentodasuvidayleestabaobligandoareplantearsemuchascosas.¿Eraesoloqueélhabíaestadohaciendo?¿Tocarcontécnicaperosinpasión?

—No lo sé.—Se encogió de hombros—. Lo siento, no quería ponerme profunda, es que elcuadroqueestoyrestaurandometieneobsesionada.

DaniellacogiódelamanoytiródeellaparaapartarladelgrupodejaponesesqueyaparecíanestarmásinteresadosenellosqueenTiziano.

—Nomepidasdisculpas,laverdadesquecreoquetienesrazón.Nuncalohabíavistoasí.Yomismohoyhedescubiertoqueunamismapartiturasuenamuchomejorcuandolosmúsicoslatocandespuésdehaber conducidoenmotode carreras.—Ella lomiró confusa—.Séqueacabamosdeconocernosyséqueaunquehasdejadoquetebesara…

—Tambiéntehedevueltoelbeso—añadióAlbaorgullosa.—Cierto,nocreoquepuedaolvidarlonunca.—Seagachódenuevoylabesóyella—oh,Dios,

esachica ibaamatarlo—sepusodepuntillasy ledemostró loquesignificabadeverdadbesaraalguien—.Séquecuandonosconocimosnotuvistemuybuenaopinióndemí.Malditasea,nopuedocreerme que solo fuese ayer.—La sujetó por los hombros y lamiró a los ojos—. Lo que estoyintentadodecirtesinningunalógicaysinningúnsentidoesquequieroquemedesunaoportunidad.Dameunaoportunidad,porfavor.

—¿Unaoportunidad?¿Paraqué?—Parademostrartequenosoyelhombrequeapareceenlasrevistas.Nosésialgunavezlohe

sido,quizámehepasadotodosestosañosengañándome—«escondiéndome»,pensó—,oquizáhecambiado.Nolosé.Loúnicoqueséesquequieroconocertemejor,lonecesito.Joder—bufóyseriodesímismo.Nienunmillóndeañossehabría imaginadoteniendoesaconversación—,quieroconocertemejoryquieroquetúmeconozcasamí.Amídeverdad.

Albalomiróalosojos,esosbesos,esassonrisas,lehabíanhechoolvidarqueDanielnoeraunchicocualquieradevacacionesenVenecia,eraDanielLiveux,prácticamenteelpríncipeherederodeFrancia(siFranciatuviesedeesos).Loqueélleestabapidiendoeraarriesgado,peronoimposible.Ella sabía lodolorosoquepodía serque te juzgaseny condenasen solopor tu apariencia, por tutrabajooporquieneserantuspadres.

Vincent la había engañado, la había utilizadoymanipulado, y al final la había humillado.Sinembargo,no lehabía rotoel corazón.Ahora lo sabíaconcertezaporqueestehabíaempezadoalatirdeunmododesconocidohastaentonceslanochequeDanielentróenesecafé.

Sisuspadresestuviesenallí,sereiríandeella,lediríanqueella,unachicanormal,razonable,delmontón,noestabapreparadaparalidiarconesaclasedeemociones,conesaclasedeatracción,conlaposibilidaddevivirunahistoriadeamordelamagnitudqueintuíasolomirandoaDaniel.

SiGerardestuvieseallí,lesdaríaunapatadaaLolayaJacquesBenet,ysiSophieestuvieseallíledaríaunacollejapordudardesímisma.Peroningunodeellosestabaallí.

Allí, frenteaDaniel, soloestabaella,Alba,unachicaque semerecíaestar allíyqueestabamásquelistaparaviviryparadarleunaoportunidadalprimerchicoquelaveíadeverdadyquelahabíabesadoconelalma.

Sonrióyél,quelahabíaestadoesperando,ledevolviólasonrisa.Eseeraotrodelosmotivosporlosqueéllegustabatanto,porquesabíaqueellanecesitabasutiempoynolaapresurabanilamirabaimpaciente.

—Conunacondición—ledijoella.—¿Cuál?—Quetútambiénmeladesamí.Daniellaabrazóporlacinturayvolvióabesarla.Losdossuspiraron,suslabiospersiguieronlos

delotro,sebesaronydecidieronqueseguiríanhaciéndolohastaquesuscorazonesconvencieranalrestodesucuerpo,básicamenteasumente,dequeloqueestabasucediendoentreellosteníaqueser.

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Llegaronalasalidadelmuseocogidosdelamano.Albanovolvióalasaladetrabajo,lodiopor concluido por ese día, y se despidió de sus compañeros con una sonrisa y las mejillassonrojadas. Tiró de Daniel, que seguía siguiéndola, y decidió que había llegado el momento depasearporVeneciadeverdad.

—¿Qué estás haciendo aquí, en Italia? —le preguntó a Daniel cuando se detuvieron en unpequeñorestaurante—.CreorecordarqueleíenalgunapartequeestabasenEspañadirigiendounaorquesta.

Danielabriólacartayaprovechóesossegundosparaplantearsesusituación.Hastaentoncesnohabíacaídoen lacuentadequedentrodepocoél tendríaquevolveraBarcelonayqueAlbaoseguiríaenVeneciaovolveríaaFrancia.Erademasiadoprontoparapreocuparseporesoysindudaeradefinitivamentedemasiadoprontoparahacercambiosensuvidaporellaoparapedirlequeellaloshicieraporél.Sinembargo,nolegustólaideadesepararsedeAlba.

—EstoyenEspaña—confirmópreocupado,tantoporelhechocomoporsureacciónalmismo—.SoyeldirectordelaorquestadelLiceodeBarcelona.

—Tienequesertodounretodirigirallí.—Debidoasuhistoriafamiliar,aAlbanoleimpactabaquealguienaparecieraenlasrevistasdelcorazón,loquesílecausabaunaprofundaadmiraciónerael talento y tenía el presentimiento de que Daniel lo poseía de verdad—. ¿Te gusta estar enBarcelona?

—Hastaahorasí.—¿Hastaahora?AparecióuncamareroconunasonrisayunblocdenotasyDanielledijoenitaliano:—Denosunosminutosmás,porfavor.ElhombreseretiróyAlbaesperóaqueDanielleexplicaseporquéhabíaechadoalcamarero,

dudabaquefueseporquenecesitabamástiempoparadecidirquétomabaparacenar.—MefuideParísporqueestabahartodequelaprensaseinteresasemáspormividaprivadaque

pormimúsicayporque—soltóelaire—,sitesoysincero,sentíaquedebíahacerlo.¿Atinotehasucedidonunca?

—¿Elqué?—ÉllamirabatanintensamentequeaAlbalecostabarespirar.—¿No has tenido nunca la sensación de que debías hacer algo para reaccionar, que llevabas

demasiadotiempocomodormida,sinsentirningunaemoción?Alba nunca había creído que otra persona pudiese sentirse así. Ella llevabadormida toda la

vida,exceptocuandoerapequeña.—Sí,síhetenidoesasensación.—¿Yquéhashecho?«Nada», pensó avergonzada. Había dejado que sus padres la convenciesen de que era

demasiado «normal» para sentir una pasión arrolladora, para dejarse arrastrar por el deseo, bienhaciaunhombrebienhaciaunaprofesión.Habíaelegidosercautaylaúnicavezquehabíacometidounaestupidezhabíaestadoapuntodeperderloúnicodeloquesesentíaverdaderamenteorgullosa;su carrera profesional. Podría decirse queAlba no confiaba en símisma, pero eso iba a cambiaraquíyahora.

—Hastaahoranada.Éllevantóunacejaaloíresafrasecasiidénticaaladeél.—La cuestión es que en Barcelona seguía sintiéndome igual. Al principio fue emocionante

empezarenunsitionuevo,esonovoyanegártelo,yleerlasfabulosascríticasquesehanpublicadoen la prensa francesa durante estos últimosmeses tampoco ha sido desagradable. Pero hace unassemanasmedicuentadequenopodíaseguirasí,nopodíaseguirtocandocomoquienponesellosynopodíaseguiracostándome…—Cerrólosojoscabreadoconsigomismo—.Joder.Losiento.

—Nopasanada—afirmóellarotunda—.Nomedebesningunaexplicación—añadióporentreel dolor quede repente se había instalado en su garganta—.Sigue, no podías seguir acostándotecon…

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Daniellecogióambasmanosylasestrechóhastaqueelladejódeintentarsoltarse.—Nopodía seguiracostándomeconmujeres intercambiablescuyascarasno recuerdoycuyos

cuerposnomehacensentirnada.—Albabajólavistahacialamesa—.Losiento—repitióserio—,séqueno tedebonada,peronopuedoevitarel impulsodeserte sincero.No tendríaquehabertedicho eso. En primer lugar, no tendría que hablar así de esas mujeres, a pesar de mis muchosdefectosquierocreerquesoyuncaballeroyquenuncalasengañé,ellasqueríanlomismoqueyo.Pero,ensegundolugar,nopuedocontenermecontigo.Sencillamentenopuedo—sonrió,orgullosoeindefensoalmismotiempo.

—Amímesucedelomismo.—Sesonrojóhastalascejas—.Nuncahabíabesadoasíanadie.—Hevistoadosjaponesasguiñándoteunojoalsalir—seburlóélfelizporpoderbromearasí

conella.—Erancoreanas.—Si tú lo dices. —Daniel le soltó la mano y volvió a coger la carta—. ¿Qué te parece si

pedimoslacena?—Deacuerdo.—Quizádespuésdedosbellinisme atreva a decirte que durante un segundome he planteado

dejarelLiceodeBarcelonayvolveraParísparapoderseguirviéndote.—Nolodicesenserio—balbuceóella—.Perosiacabasdeconocerme.—Losé.—Además,nisiquierasabessivivoenParís.—Albaibaaempezaratartamudeardeunmomento

aotro.—¿VivesenParís?Aparecióelcamarero.—Sí,peroesanoeslacuestión.—¿Qué quieres para cenar? —le preguntó Daniel con una sonrisa, estaba disfrutando como

nunca.Queellareaccionasedeesamaneraledabaesperanzas.—¿Cómoquequéquieroparacenar?—Esteseñortanamable—señalóalcamarero—estáaquíesperándote.Tranquila,demomento

notelohedicho.—Estásbromeando—sugirióAlbaconelcorazónenunpuño.Danielcerrólacarta,lecogióunamanoysonriendolehablóalcamarero:—Paraempezartomaremosdosbellinis,porfavor.—Albasesonrojóalescucharlo,perologró

disimularlo—:Después,yotomarélapastadeldía.—Yo también—afirmó ella. En realidad estaba tan aturdida que habría podido cenar col esa

noche.Yellaodiabalacol.Traslacena,enlaqueDanielnovolvióasacareltemadecambiardepaísporella,regresaron

paseandoalapartamentodeAlba.Sebesaronenlacalle,endospuentesyenlagóndolaenlaquesesubieroncomounaparejamásdeturistas.

Albaseestabaplanteandolaposibilidaddeinvitarleasubir.Ellaqueríaquesubiera.Semoríadeganasdequesubiera,devolverabesarlo,dedesnudarlo,dehacerelamorconél.Perotambiénsemoríademiedo,teníamiedodelorápidoqueestabasucediendotodoydelobienquesesentíaconél.Teníamiedode lanzarseydedarsedebrucescontra la realidadocontraunadecepciónde laquesindudalecostaríamuchorecuperarse.

—Daniel, yo…—empezó a hablar. Quería preguntarle si él tenía lamás remota idea de quéestaban haciendo, porque ella estaba completamente perdida y muy asustada. Se sujetó de sucazadoraylomiróalosojos.

Danielagachólacabezaylabesó.Respiróatravésdeella,secolóbajolaspocasdefensasqueAlbaintentabalevantarparaprotegerse.Labesóatravésdelapiel,delossuspiros,delaliento.

—Hoyestamosaveintedediciembre—dijoélalapartarseylascampanasdeunaiglesiatocaronlas doce para burlarse de él—. Veintiuno—corrigió entre dientes—. El día uno de enero voy a

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dirigirunconciertoaquíydespuéstengoquevolveraBarcelona.Lamente deAlba tardó unos segundos en comprender qué le estaba diciendo, Daniel seguía

sujetándoleelrostroymanteníalafrenteapoyadaenladeél.—YotambiéntengoqueentregarmicuadrodeldíaunoydespuésvolveréaParís.Enrealidad,Albadebíadarsudiagnósticoel treintayunodediciembrecomomuytarde,pero

losdelaFundaciónlehabíandichoque,fueracuálfueseelveredictosobreelcuadro,eldíaunoestabainvitadaalafiestadeaniversario.Ellanisiquierateníaallílainvitación.Nolehabíahechonicasoydescansaba en algún cajóndeParís, pero supusoque si le proporcionabauna excusaparaquedarseundíamásibaaaprovecharla.

—Sondemasiadospocosdías,Alba.Joder.Malditasea—estabafurioso—.Nopuedocreermequenospaseesto.

—Nopasanada—susurróellaresignada.Tambiénledolíanodisponerdemástiempoconél—.Seguroquedespuéspodremosvernos.TúvasaParísdevezencuando,¿no?

—No,nopodemoshacereso.Nolosoportaría—afirmóvehemente—.Nuncamehabíasentidoasíynovoyapermitirqueeldestinoseburledemídeestamanera.Dime,¿túsienteslomismo?

—Sí—confesócapturandoellabioinferiorentrelosdientes.Danielvolvióabesarladeinmediato.Desesperado.Sincontenerse.Labesócontodaslasfuerzas

quepudoreunirenesemomentoyluegolasoltó.—Tepropongoalgo—ledijoalapartarse—.Pasemosestosdocedíasjuntos.Juntosdeverdad.—¿Qué?—Noquierovenirabuscarteaquíytenerqueirmeamihotel.Noquieropasarmehorasmirando

elmóvilcomoun idiota.Hoyheofrecidounespectáculo lamentable,créeme.Pasemosestosdíasjuntos.Porfavor.

—Yo…pero…¿YNavidad?Túdijistequeteníasplanes.—Los anularé. Quiero estar contigo, Alba. Quiero conocerte y que tú me conozcas a mí de

verdad.—Pero…podríamosquedarenParísoyo…podríairaEspaña.Élsacudiólacabezaconvehemencia.—La vida se interpondrá.—Le cogió ambas manos y las colocó encima de su pecho—. No

puedoperderteantesdeconocerte.Dameestaoportunidad,dejaquenosconozcamos,solotúyyo,AlbayDaniel.

—Yo…nosé.Élvolvióabesarla,estavezdespacioyconmuchaternura.—Piénsatelo. Yo esta noche iré a mi hotel, iré todas las noches, si eso es lo que quieres. Si

quieresquesolonosveamosparacenaroparatomaruncafé,tambiénaceptaré.Mipeticiónnovieneconningúncondicionante.Soloteníaquedecírtelo.Notepreocupes,¿deacuerdo?

—Está bien. Te prometo queme lo pensaré.—Se puso de puntillas y fue ella la que lo besóahora—.¿Nosvemosmañana?PorlamañanaqueríairalabibliotecaMarciana.

—SaleenIndianaJonesylaúltimacruzada,¿noesasí?AlbaserioyDaniellabesó.—Creo,Alba, que estoy perdiendo la cabeza por ti.Buenas noches. Pasaré a buscarte porLa

Academia.—Buenasnoches.AlbasubióacasatarareandolacancióndeIndianaJonesylaúltimacruzada.—Yotambiénestoyperdiendolacabezaporti,Daniel—susurróalapagarlaluz.

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Capítulo8

DanielllamóaSergioparaanularsuvisitaaParís.Media horamás tarde bajaba a la recepción del hotelDanieli para reservar una habitación de

matrimonioconunacamaadicionalparalosdíasdeNavidad.Suexmejoramigo,porquesindudalosería en cuanto loviesey ledieseunpuñetazoparaqueaprendiese anometer lanarizdondenodebía,habíadecididoque sío sí teníaqueconocerenpersonaaAlbaBenetyquepornadadelmundo iba apermitir que él pasase las navidades solo.CleoyMarion le habíanvitoreadopor elfondo,Daniel las había oído a la perfección a través del teléfono, y habían empezado a cantarentusiasmadasOsolemio.

Danielestabaenfadado,muyenfadado,yesoqueteníaenlacaranoeraunasonrisa,noseñor.Aélnolegustabaquesumejoramigo,laesposadeeste,alaqueéltambiénconsiderabaamigaporderecho propio, y la hija adoptiva de ambos, viajasen cientos de kilómetros para estar con él porNavidad.

Pasó la mañana tomando notas en la partitura del concierto. Había elegido unas piezas deBeethoven y unas deMozart, no quería ofender a los italianos, y estuvo tentado de añadir unoscompasesde labandasonoradeElPadrinoode IndianaJonesy laúltimacruzadaal final. Élsiemprehacíaesoenlosconciertosprivadosqueseveíaobligadoadar.Dudabadequealguiensediese cuenta y, si sucedía, si había alguien en el público con un oído tan educado como paraencontraresedetalle,esperabaqueserieraconél.

Alrededorde lasdoce lesonóelmóvily lobuscóapresuradoporsieraAlba,peroalverelnombredeRafaelaCavaliericarraspeóycontestóconprofesionalidad.

—Buenosdías,Rafaela.—NoibaallamarlaEla,esoyalohabíadecidido.—Buenosdías,Daniel.Maldición, ella había decidido interpretar eso como una insinuación. Para esa mujer, pensó

resignado,todoeraodejabadeserunainsinuaciónsegúnleconvenía.—¿Quépuedohacerporti?—Joder,nosabíacómohablarle,todosonabamal—.Quierodecir,

relacionadoconelconcierto.Elaserio.—Porsupuesto,Daniel,porsupuesto.Llamabaporquemehandichoquehascambiadoelbillete

yquevasaquedarteenNavidad.Mierda.Habíasidounestúpido.—Vaya,nosabíaquemeespiabas.—Cuidodeti,esoestodo.MifamiliacelebrauncócteleldíadeNavidad—seapresuróaañadir

ella—.Notelohabíadichoantesporquenoibasaestar,pero,yaqueestás,debesvenir.Mipadreymistíosquierenconocerte.

Mierda.Mierda.Mierda.Danielsabíaquenopodíanegarse,yellatambién.—Gracias,seráunhonor.—Estupendo.—¿Puedenacompañarmemisinvitados?—¿Quéinvitados?—Rafaelanoconsiguiódisimular lasorpresa,ni lapocagraciaque lehacía

queélnoestuviesesolo.—MimejoramigoysufamiliaestaránenVeneciaesosdías,poresohecambiadoelbillete.

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—Por supuesto. Solo dime cuántos son y sus nombres para que pueda añadirlos a la lista deinvitados.Omejordicho,díselosamisecretario,yoahoratengoqueirme.Ciao,bello.

—Ciao.Danielcolgóconunmalsabordebocaenloslabios.¿Porquénolehabíadichoqueademásde

SergioysufamiliatambiénibaairacompañadodeAlba?«Porqueaúnnosabessiellavaaaceptartuproposición».

Mierda.Nunca se había sentido tan inseguro.Lanzó elmóvil y el lápiz encimade lamesadetrabajoyfueaporunodelosviolinesquehabíaallí.Noeraelmejorinstrumentodelmundo,peroleserviríaparadesahogarse.

Tocóconlosojoscerrados,igualquecuandoerapequeñoysuabuelotocabaconél,ycuandolosabrióvioacuatroseñorasmirándoleconlágrimasenlosojos.Eranguíasdelpalazzo.

—¡Bravo,bravísimo!—exclamóunaqueseacercóparadarleunbesoenlamejilla.—¿Quéera?—lepreguntóotramientraslasotrasdossesonabanconunospañuelosdepapel.—Queen—contestó él algo avergonzado y al bajar la vista vio que se le hacía tarde—. Lo

siento,señoras,tengoqueirme.—Vaya,váyase,nosotrasenseguidasaldremos.Oh,hacíaañosquenomepegabaunallorerade

estas.Asíescomodeberíaserlamúsicasiempre—concluyólamujer.Danielsonrió.Esaseñorateníatodalarazóndelmundo,asíqueseacercóaellaparadarleun

besoen lamejilla.Ella lomirósorprendidaysonrojada,yse loquitódeencimacomohacían lasabuelasantipáticasalapartarsedelosnietosdemasiadoafectuosos.Élsepusoacorrer.

SiemprecorríacuandosabíaqueAlbaloestabaesperando.LlegóaLaAcademia.Albaloestabaesperandoenlaentradaigualqueeldíaanterior,conla

grandiferenciadequeestavezDanielnisiquieraintentócontenerseyencuantolaviolacogióenbrazosylabesóenplenacallecomosiestuviesensolosenunlugarsecreto.Asísesentíacunadolateníaenbrazos.

—Hola—ledijoalsepararse.—Sí—contestóellayélsonrió.—¿Sí?—Daniel no se atrevía a dar nada por sentado—. ¿Sí?—Empezó a temblar. Joder, se

suponíaqueeraunhombreconexperiencia.«Noconella».—Sí,quieroestartodosestosdíascontigo,Daniel.—No solo estos días —añadió él antes de volver a besarla, importándole una mierda si

temblabaono.Todoledabaigualexceptoella.«Hadichoquesí».—Empecemosporestos—susurróellaacaloradacuandoéllasoltó.—Deacuerdo.¿Vamosalabiblioteca?—Claro,perotenemosquedetenernosacomeralgo,memuerodehambre.—¿Quéteparecesibuscamoslatiendadepaninisilegales?—Mepareceunaideaestupenda.Daniel volvió a besarla solo porque sí. Esos besos eran los mejores, decidió. Podía besar a

Alba. Podía besarla, hablar con ella, tocarla, verla, conocerla. Tenía tiempo, sonrió satisfechoconsigomismo,lohabíaconseguido.

Tiempoparaentenderquéleestabapasandodeverdadyparaqueellasemetiesedentrodeélyyanosalierajamás.

Sedirigieronprimeroalatiendadepaninisysedetuvieronacomerlosenunaplaza.Libraronunadura batalla con las palomas, pero las bromas de Daniel consiguieron que Alba se relajase losuficienteparareírsedenuevo.

—¿Porquétengolasensacióndequedeberíasreírtemás?—lepreguntóélsincero.—Quizáporquehastahacedosdíasnomereíacasinunca.—Me alegro de haber cambiado eso. —Se puso en pie y se acercó a ella, que estaba

observandounadelascasasdelcanal.Larodeóporlacinturaylabesóenloaltodelacabeza—.Quieresdibujarla,¿aquesí?

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—Sí—suspiró—.Alparecernosolomehacesreír,Daniel.Estamañanaheestadodibujandoypintando.Aestepasonovoyapoderverificarlaautoríadelcuadroatiempo.

—¿Quéquieresdecir?—Por eso me han contratado—le explicó ella. Había decidido confiar en Daniel. Él no era

como Vincent, lo que estaba sucediendo entre ellos era un huracán comparado con el único yridículo soplo de viento que había tenido con Vincent—. La Academia recibió unos cuadros enherenciayhayunoquepodríaserdeBellini.

—¿Yloes?—Nolosé.—Segiróentresusbrazos—.Puedeser.Meencantaríaquelofuese—confesó.—Peroaúnnoestássegura.—No, siemprequecreoestarloencuentroalgoquemehacedudar.Todoelmundoquiereque

seadeBellini,yoincluida,peronopuedoprecipitarmeymeterlapata.—¿Yquévamosabuscarexactamenteenlabiblioteca?—¿Vamos?—LlámameIndi—lepidióélbesándolaotravez.Elbeso fue largo, todos loeran.Cuandose separaron,Alba tardóunos segundosenabrir los

ojos.Teníacosquillasenlosdedos.Teníaganasdepintar,deseguirbesándolo,dereír,degritar,deponerseadarvueltascomounalocaenmediodelaplaza.

—Estáscontenta—susurróDanielobservándola.Albaabriólosojos.—Lo estoy. Quiero pasar estos días contigo, Daniel. Tengo miedo, nunca había hecho nada

parecido.—Yotambiéntengomiedo,peroesmaravilloso,¿noteparece?—Sí,loes—reconoció—.Loes.—Vamos,¿cuáleselplan?—NecesitoaveriguartodoloquepuedasobrelavidadeBellini.—¿Porqué?—Túnohasvistoelcuadro,perocréemesitedigoqueparapintaralgoasíelbuenodeGiovanni

teníaqueestarmuy…inspirado.—Creoquenotesigo.—ElamordeMagdalena,asíllamoyoalcuadro,espreciosoymuy,muy,muyromántico.—¿YBellininoloera?—Noensuobra,casitodasecentraenlapinturareligiosaoenretratosquehizoporencargo.—Entiendo,asíque,segúntú,siBellinieselautordeesaobratienequehaberalgoensuvida

quelojustifique.Tienesentido.—Nosé,talvezestoydandopalosdeciego.Peroesqueellienzohapasadotodaslaspruebas

químicasconcrecesyel trazoescasi idéntico.Lasdiferencias son tanpocasque tengomiedodeequivocarme.

—Noteequivocarás.Losé.EntiendesaBellini,entiendessumododepintar.Sielcuadroesdeél,losabrásencuantoencuentreslapruebaadecuada.

—Gracias.—Albasedetuvoenlapuerta—.Graciasporcreerenmí.Danielleacaricióelrostroyvolvióabesarla.Algúndía,ellalecontaríaquiénlahabíahecho

dudar tanto de símismay él iría a romperle la cara.La abrazó con toda la posesión que sentía,odiandoaesedesconocido,atodoelquelehubiesehechodañoalgunavezaAlba.

Despuésde aquel beso entraron en la bibliotecaybajo las directricesque ibamarcandoAlbaencontraron toda la información que esas magníficas paredes contenían sobre Giovanni Bellini.Danielnuncahabíainvestigadodeesemodoaningunodeloscompositoresqueéltocabaodelosquetantohabíaaprendido.Pensóque talvez loharíacuandovolviesey lepediríaaAlbaque loayudase.

«Porqueellaestaráconmigo».

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—¿Hasencontradoalgo?—lepreguntóAlbaalverquecerrabadegolpeellibroqueteníaenlamano.

—No, lo siento. Estaba pensando en otra cosa. —Una que no tenía intención de explicarle.Daniel sabía que a ella le había costado mucho darle esa oportunidad y no quería volver aasustarla. Esperaría a que ella viese tan claro como él que sus futuros estaban tan relacionadoscomosupresente.

Guardóellibro,enelqueefectivamentenohabíanadainteresante,ysiguióconlalistaqueAlbalehabíaconfeccionado.

—Creoqueyotengoalgo—susurróelladesdelamesaquehabíanelegidocomosucentrodeoperaciones—.Bellinituvounaaprendiz.

—¿Una?—Sí,unamujer,mira.—Giróellibroqueteníadelante—.Eramuyinusualenlaépoca,ellatenía

queserhijadealguienimportante,dealgúnmecenas.—¿Cómosabesquefuesuaprendiz?AquísolosemencionaqueBelliniimpartióclases.—Mira.—AlbaleseñalóundibujorealizadoporunodelossupuestosalumnosdeBelliniyque

servíadeilustraciónalartículodellibro—.Aquíhayunamujer,estáenelfondo.—Quizánoseanadie.—No,Daniel,miradeverdad.Mira.—Leseñalóalamujer—.Tienepincelesenelbolsilloyno

soloeso,tienelamiradafijaenBellini.Erasualumna.DanielhizoloqueAlbalepedíaymiródeverdadeldibujo.—Tienesrazón—susurró—,lemiracomo…—Como si estuviese enamorada de él. No puede ser. No puede ser —repitió Alba mientras

volvía a girar el libro—. Él era un hombre muy devoto, nunca he leído nada sobre supuestasamantesoinfidelidades.Bellininoeraasí.

—Quizánolepillaran—bromeóDanielalverloalteradaqueestabaella—.Oquizálohicieronynadiepensóquevalieralapenadocumentarlo.

—No,siellaerasualumnaademásdesuamante,habríasidotodounescándalo.Habríapruebasenalgunaparte.

—¿Sabesquiénpuedeser?—Danielseñalódenuevoalajovenconpincelesenlosbolsillos.Leparecíaimportantesabersunombre.

—No,perotenemosqueaveriguarlo.—Lamento tener que molestarlos —les interrumpió la encargada de la biblioteca—, pero

cerramosdentrodediezminutos.—Claro,gracias.—Albasuspirófrustrada.Habíaencontradoalgo,losabía,ynolegustabala

ideadequetuvieraqueirse.—Volveremosmañana—decretóDaniel.—Sí.—Amontonóloslibros—.Graciasporhabermeayudado.Devolvieronloslibrosysalierondelabiblioteca.Alllegaralacalle,Albalevantólacabezay

alverlasestrellasenelcieloempezóaponersenerviosa.HabíaaceptadolapeticióndeDanielsinpensar,omejordicho,despuésdepasarsetodalanocheenveladandovueltasalasunto.Unapartedeella sabíaqueerauna locura,una temeridadpor laque tendríaquepagarunpreciomuyalto,otra, estaba convencida deque alguien comoDaniel aparecía unavez en la viday quepor tantoteníaqueaferrarseaélcontodassusfuerzas.

Al final ni un razonamiento ni el otro la habían convencido. Le había dicho que sí a Danielporque ellos dos tenían que suceder.Nadie podía evitar que cayera un rayo o que estallase unatormenta,Danielerasutormenta,tanperfectoypeligrosocomounatempestad.

Pero ahora estaba nerviosa, ¿qué se suponía que tenía que hacer? ¿Daniel esperaba que ellafueseasuhotel?¿Debíainvitarloellaasuapartamento?

Ibaavomitar.—Eh,tranquila.—Danielleacariciólaespalda—.Vamos,creoqueahorametocaamíenseñarte

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algo.Lacogiódelamano,ladeAlbaestabaheladaytemblando.Danielselaacercóaloslabiosy

soplóelairecalientequeteníaensuspulmones.—Gracias—susurróAlba.—Noestésnerviosa,miAlba.—Lediounbesoenloslabiosydespuésempezóacaminarcon

ellaallado—.Venconmigo.Alba asintió y se dejó llevar. Dejó que Daniel la guiase por entre las calles de Venecia en

silencio.Estabademasiadonerviosacomoparadecirnada.—Yaestá,yacasihemosllegado—dijoél—.Eldíaquenosconocimos,cuandoyoentréenese

bar,túmereconociste.—¿Estásbuscandoquetehalague?—¿Yo?Jamás.—Sedetuvoylamiróalosojos—.Yahemosllegado.Albamiróyvioquenoestabandelantedeningúnhotel,sinoqueestabanfrenteaCa’D’Oro.—¿Quéhacemosaquí?Danielllamóalapuertayrezóparaqueelguardadeseguridadloreconocieseylodejaseentrar

sinhacerdemasiadaspreguntas.—¿Quiénes?¿Quéquiere?—Lapuertachirrióyaparecióunadelasseñorasquehabíanllorado

antes—.Esusted—loreconoció—.¿Quéestáhaciendoaquíaestashoras?—¿Puededejarnosentrar?LamujermiróporencimadelhombrodeDanielyvioaAlba.Laobservódetenidamente,hasta

queAlbalasaludóvergonzosa,ydespuésmiróaDaniel.—¿Ellaeselmotivodelconciertoprivadodeestamañana?—Loes—contestóDaniel.—Entoncespasad.—Seapartóylosdejóentrar—.Yovolveréamihabitación,estácalentitay

tenemos una tele, aunque yo esta noche estoy enganchada a una novela.Mañana es el turno deRoberta. Has tenido suerte de toparte conmigo. Cierra la puerta al salir, solo déjala caer. Yomeencargarédelrestodespués.

—¡Gracias!—gritóDaniel, pues lamujer le había soltado todo ese sermón alejándose por elpasillo.

—¡Buenas noches! —añadió Alba—. ¿Qué estamos haciendo aquí, Daniel? —le preguntócuandosequedaronsolos.

Élsediomediavueltaylamiró.Seacercóaellaylabesó.—Quierotocarparati.

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Capítulo9

Danielnuncahabríapodidoimaginarselosensual,eróticoyhermosoqueeratocarparaunasola

persona,paraAlba.Ellaobservabacadaunodesusmovimientos,vibrabaconcadanotaquesalíadelviolínyélse

imaginabaqueeransusmanoslasquehabíanconseguidoerizarlelapielynolamúsica.Lahabíallevadohastalasalaenlaqueensayabanyhabíaelegidoelmismoviolínqueantes,.

A este paso, pensó, terminaría cogiéndole cariño a ese instrumento. Primero pensó en tocar unapartitura clásica, él tenía sus preferidas, pero en cuanto el arco tocó las cuerdas se descubriótocandounadesuscomposiciones.

Unapartituraquenuncaanteshabíatocadoparanadie.Creía haberla olvidado, hacía meses que no se dedicaba a esa partitura y, sin embargo, los

compasesfluyeronalmismoritmoqueaAlbaseleacelerabalarespiraciónalmirarlo.Era una partitura bonita, pero ante la mirada de Alba podía llegar a ser preciosa. Él había

elegidolasnotasyestashabíancobradovidaalpasarporlosoídosdeAlba,alrozarlelapielyhacerlecosquillasenloslabios.

Cuando llegóal finalde lamelodía, elviolín casi se escurriódeentre susdedosyDaniel seacercó a Alba y la besó. No fue consciente de ello, sus manos la buscaron porque necesitabantocarlay sus labios se fundieron con losde ellaporqueyanopodían respirar sin ellos.Unbesollevóaotro,lasbocassenegabanaalejarse,Danielpensóquesevolveríalocosinopodíaestarmáscercadeellayconlasmanosbuscólamaneradelograrlo.

Empezó a desabrocharle los botones de la blusa. Los dos habían dejado los abrigos en elrespaldo de una silla en la entrada. Daniel llegó a la cintura del pantalón de Alba y, allí, elobstáculodelcinturónloobligóadetenerse.

¿Quéestabahaciendo?—Yo…Alba…—Intentópensar,respirar—.Tedeseotanto.Tenecesitotanto.Ellalomiró,teníalosojosbrillantescomocuandohabíaestadoescuchándoletocaryloslabios

húmedos de sus besos. Se tomó su tiempo, Alba siempre lo hacía, y Daniel esperó aunque elcorazónnocesódegolpearleelpecho.

Alba levantó lasmanos y empezó a desnudarlo. Le temblaban los dedos y apenas consiguióaflojarleelbotóndelosvaqueros,peroDanielestuvoapuntodecorrersealsentirlatancerca.

—Déjameamí—lepidióconlavozronca.Labesó,siguióbesándolamientraslatumbabaenlamullidaypreciosaalfombraquecubríael

suelodeesasala.Daniel lahabíaelegidoporqueeracálidayporquepor laventanapodíaverseunadelasvistasmáspreciosasdeVenecia,vistaqueahoraquedabaenridículocomparadaconlamujerqueélteníaenbrazos.

—Tenecesito,Alba.—Lellenóelrostrodebesosydespuéssiguióconelrestodelcuerpo—.Quédateconmigo.

Bajóloslabiosporelpechoyladesnudódespacio,acariciándolelapiel,temblandosiemprequeellalevantabalasmanosparahacerlomismoconél.Noeraunaseducciónpremeditada,nitampocounataquedepasiónrepentinoolaconsecuenciadeungranatracciónfísica.

Danielnohabíamentidoniexagerado,necesitabaaAlba.Lanecesitabaporquenopodíaseguirexistiendosinella.Necesitabaestardentrodeella,besarla,excitarla,amarla.Necesitabaqueellase fundieseconél.NecesitabaqueAlba lo tocase,que lobesase,que loexcitasecomonunca lo

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habíaexcitadonadie,queloamase.—Daniel.Albasabíaquenoteníademasiadaexperienciaconloshombres,perohastaqueDanielempezóa

desnudarla creía que ninguno podía sorprenderla. El deseo que Daniel le hacía sentir soloacariciándolaconlosnudillosdejabaenridículocualquieradesusencuentrosanteriores.Daniellatocaba despacio, esperando a que ella reaccionase, buscando el lugar preciso donde colocar unbesoolacariciaperfecta.Latocabaigualquehabíatocadoelviolín.

Éleraperfectoyloincreíbleeraqueestandoallíconél,desnudos,besándose,recorriendosuscuerpos con besos y manos que no lograban abarcar todo lo que necesitaban, Alba se sintióperfecta.

«Oh,Diosmío,esél.»Danieleraesapersonaquecreíaquenuncaibaaencontrar,esaquelaharíafelizyqueestaría

siempreasuladoparaayudarlaaalcanzarsussueños.Acababadepronunciarsunombreyélhabíasonreído.Danielnolahacíasentirseavergonzada,nienloquesereferíaasucarácterniasufísico.Daniellaveía,laacariciaba,labesaba,latocaba,lavolvíalocacontodoloquehacíaylograbaconvencerladequeeraperfectaydequepodíaconseguirtodoloquesepropusiera.

Albanuncahabíasentidoesaclasededeseo,nuncahabíatenidomiedodeponerseallorarsinoestaba con alguien. Nunca había anhelado un beso o una caricia más que el próximo aliento.Tumbada en esamullida alfombra, en la preciosa sala demúsica de ese palacio veneciano,Albasupoqueacababadeaprenderaamar.

Apartó lasmanosdel torsodeDaniel (un torso impresionante) y le sujetó el rostro.Ella teníalágrimasenlosojos,comprenderlafuerzadeesossentimientosseloshabíallenadodelágrimas,yestabatemblando.Élsedetuvoylamiró.Acababadebesarla,losdosestabandesnudos,laropa,esparcidaasualrededor.

—Nomehagasdaño,Daniel—lepidióconlavozrota—,meestoyenamorandodeti.Danielcerrólosojosysoltóelalientoporentrelosdientes.Empezóatemblar,sintióelimpacto

de las palabras deAlba en el centro del pecho y la ola expansiva le sacudió el cuerpo. Estabaencimadeella, tenía lasmanosapoyadasenelsuelo,aambos ladosde lacabezadeAlba,y lefallaronlasfuerzas.Descansólafrenteenladeellaylabesóenloslabiossuavemente.

—Dios,no,Alba,jamás—lejuróalapartarse—.Tútampocomelohagasamí,¿deacuerdo?Ella sintió que el corazón de él latía acelerado encima de ella y abrió los ojos sorprendida.

Daniel también estaba desconcertado con lo que estaba sucediendo. Le acarició lasmejillas y elpelo,buscótranquilizarlo.Sesintiófuerte,hermosa,sensual.Perfecta.SonrióybesóaDanielcomoélhabíahechoconella.

—Nopodría,Daniel,jamás.Élledevolvióelbesoydespuéslamiródenuevo.—Podrías,peronomelohagas.Porfavor.Estoyenamoradodeti.Bajóloslabiosconunafuerzanacidadeeseamorreciéndescubierto,deldeseoqueyanopodía

conteneryde laprofundayabsolutanecesidadquesentíaporestarconellasinquenisiquieraelaireseinterpusiera.

CuandoporfinentródentrodeAlba,tuvoquedetenerse.Nopodíahablar,elcorazónfrenótanbruscamenteenelinteriordesupechoquesequedósinaliento.Lapieldetodoelcuerpoledolía,era absurdo, una risa ahogada escapó de su garganta, estaba temblando y tenía la espaldacompletamenteempapadadesudor.

—Alba,yo…—tragósaliva—,dimequetequedarásconmigo.Ellaapartóunadelasmanosqueteníaensutorsodesnudoparaacariciarleelrostroeincorporó

lacabezaenbuscadesuslabios.—Mequedarécontigo.Daniel cedió a la necesidad demoverse yAlba gimió en los labios de él. Ese beso estuvo a

puntodehacerleperderelcontrol.Enrealidad,nosabíacómohabíaconseguidodetenerlo.

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—Alba,porfavor.Mírame.Ella abrió los ojos, lasmotas doradasbrillabany tenía lasmejillas sonrojadas, y la frente un

pocosudada.Danielleapartócariñosounmechóndepelo.Albalevolvíalocodedeseo,soloconpensarentodoloquequeríaynecesitabahacerleseexcitabahastaelpuntodetemerconvertirseensolodeseo.Peroalmismo tiempoella le inspirabaunaprofunda ternura, algoqueélnuncahabíasentidopornadie.

—Daniel,yo…—sehumedecióellabio—tenecesito.Estoy…yonunca…—Albaseestremecióincapazdecontinuar.

—Estoqueestásucediendoentretúyyo—farfullóélporquetambiénestabaallímite—nopasanunca, ¿lo sabes, no?—Alba asintió y le clavó las uñas en la espalda—.Tienes que darnos unaoportunidad,Alba,tienequeserdeverdad.

—Loes,Daniel.Porfavor.Tiródelacabezadeélylobesóy,alsentirlalenguadeAlba,Danielperdiódefinitivamentela

cordurayempezóamoversecomonecesitabanambos.Elclímaxnolespidiópermisoparametersedentrodeellosydominarlos,poseerlos,arrastrarloshastaeselugaralquesoloaccedíanlosmuyafortunados.

DanielbesóaAlba,sehundióensubocaparaversiasísucuerponoestallabaenmilpedazosylograba retener algo de sí mismo. Alba lo abrazó y lo besó del mismo modo, completamenteperdidaenesemardesentimientosymásquedispuestaaahogarseenél.

Despuéssequedaronabrazadosenesaalfombra,Danielconsiguiómoverseyahoraestabanelunoalladodelotro.Albateníaelrostroencimadeltorsodeélyloacariciabasuavementeconunamanomientrasél la rodeabapor la espalday la reteníaen sucostado.LosojosdeAlbaestabancerrados, laspestañas temblaban, ellanoestabadormida,necesitaba estar a solasunos segundosparabuscarunpocodecalmaysercapazdevolveralarealidad.Eseencuentrolahabíacambiado.Daniel,sucedieraloquesucedieseconél,lahabíaconvertidoenotrapersona,enunamujerfuerte,increíble,laqueellasiemprehabíasido,peroquehabíatenidomiedodemostraralmundo.Habíasidoél,consusbesos,consusmiradas,creyendoenella,elquelehabíademostradoquenoteníanada que temer. No puedo perderle, pensó, y apoyó la mano encima del corazón de él paraabsorbersuslatidos.

Danielnoteníalosojoscerrados,nopensabavolveracerrarlosnuncamás.Sehabíapasadolavidasinabrirlos.Esanochehabíatocadoconelcorazónporprimeravezyahoranoibaapoderdarmarcha atrás. Su existencia había cambiado, el hombre que coleccionaba éxitosmusicales, viajesexóticos ymujeres aúnmás exóticas habíamuerto.Él era otro y estaba completamente indefensoante esa mujer tan fuerte, tan hermosa y cuyo corazón le había conquistado sin remedio y sinpretenderlo.

El techodeesahabitaciónerapreciosoy lomásprobableeraque si lohubiesevistoantesdeconocer aAlbani siquiera sehabría fijado.Antesde conocer aAlba jamáshabría tocadode esamanera.

AntesdeconoceraAlbajamáshabíasentidodeesamanera.—VoyapasarlaNavidadaquícontigo—dijoenvozaltasindejardetocarlelaespalda.Aúnno

estabapreparadoparahablardeloqueacababadesuceder.¿Quépodíadecirle:«eslaprimeravezquehagoelamordeverdadytengounmiedoatrozdeperderte»?No,esolaasustaría.

Albaseincorporóylomiró.Leacariciólamejillaylediounbeso.—Tehabríaechadomuchodemenos.Muchísimo—susurró.ADaniellecostórespiraryloúnicoquepudohacerfuevolveratirardeellaparabesarla.—Mimejor amigo, Sergio, va a venir aquí con su familia.Quieren conocerte—añadió cuando

Albaseapartóyvolvióatumbarseensupecho.Notóquesetensabayleacaricióelpelodespacio.—¿Leshashabladodemí?—Sí.—Soltóelaliento—.¿Temolesta?—No—contestóellade inmediato, tranquilizandoasí aDaniel—.Mesorprende.Apenashace

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unosdíasquenosconocemos.Albaseincorporóybuscólaropaconlamirada.Esafraselehabíarecordadoelgranriesgoque

estabacorriendoyelmiedoqueteníaellaacorrerriesgos.Sisequedabaallíconél,volveríanahacerelamor.Seríainevitable,inclusoahorateníaqueapretarlasmanosparacontenerlasganasdetocarlo. Seríamaravilloso, de eso estaba segura y con cada beso necesitaríamás aDaniel. Peronecesitartantoerapeligrosoparasucorazón.Teníaquevestirseysalirdeallí.Necesitabapensar.

—No,notealejesdemí.—Danieltambiénseincorporóyseacercóaella.Leapartóelpelodelanucaylabesóallí—.Eltiemponotieneimportanciaentretúyyo.—Notóqueellaaguantabalarespiración—.Mehasprometidoquemedaríasunaoportunidad.

Albasegiróparamirarlo,enlosojossereflejabatodoelmiedoquesentíaylomuchoquelahabíaalteradohacerelamorconél.

—Tengoqueirme—susurró.—Deacuerdo,peronosiremosjuntos.—Danielrecogiólaropayselaentregó.Aprovechópara

vestirse,élsabíaquenopodíapresionarmásaAlba.Laobservómientrassevestíayselehizounnudo en el estómago al ver que ella recogía del suelo el violín que él había tocado antes y loacariciabaconcuidado.

—Yaestoylista—dijoAlbaajenaalamiradadeDaniel.—Entonces,vamos,iremosamihotel.—Lacogiódelamanoytiródeellahacialasalidadel

palazzo. Rezó para que la señora de antes no saliera a despedirse de ellos y alguien debió deescucharsuplegaríaporquelograronsalirdeallísinningunainterrupción.

—Creoqueprefieroiramicasa—dijoAlbapasadosunosminutos.Danielsedetuvoenplenacalleylamirópreocupado.—¿Tehehechodaño?—Nosoportaríahabérselohecho,comprendióaterrorizado.—No,noeseso.—Diounpasohaciaalladoparasepararsedeél—.Estoesdemasiadoparamí

—confesódesgarrada—.Talveztúestésacostumbrado,peroyo…Danielno ladejó terminar, lacogiópor losbrazos, lediomediavueltaconcuidadoy labesó

apasionadamente.Losdosestabantemblandocuandoélaflojóloslabiosylosbrazos.—Yonunca,NUNCA,habíasentidoalgoasí,Alba.Estoymuertodemiedo.—¿Tú?—parpadeóconfusa—,¿dequétienesmiedo?—Deque tevayas a tu casaynoquierasvolver averme.Dequedecidasquenomerezco la

pena y de que no me estés dando de verdad la oportunidad que te he pedido. Tengo miedo deperderteantesdetenerte,Alba.

Albasesonrojó.—Perosiya…—carraspeó—yanoshemosacostado.Danielvolvióabesarla.—Esonohasidoun«noshemosacostado»,Alba.Esohasidolomáshermoso,intenso,sensual

y erótico queme ha sucedido en toda la vida, y te aseguro que nome basta con eso. Jamásmebastará.Venconmigoalhotel,porfavor.Pasalanocheconmigo.

—Yo…—No quiero sexo. Joder, no puedo creerme que esté diciendo esto. Sí, sí que quiero sexo

contigo. Tendría que estarmuerto para no querer tocarte o besarte. Pero no es eso. Quiero estarcontigo,quieroseguirhablando,quieroconocerte.Quierodespertarmeatulado.—Ellaempezabaaceder,Danielpodíanotarloy,comoeraunhijodeputadesesperadoycompletamenteenamorado,se aprovechó de ello—: Ven conmigo, por favor. Me has prometido que ibas a darme unaoportunidad,queestosdíaslospasaríamosjuntos.

—Pero…—Nadadeperos.Venestanocheamihotelconmigoy,simañanaquieresestarsola,teprometo

quenointentaréconvencertedelocontrario.—¿Meloprometes?—Te lo prometo. —La rodeó con los brazos—. Aunque me reservo el derecho a intentar

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persuadirte.—Eres imposible—bufóella—.Estábien,estanochemequedarécontigo.Peromañana tengo

quelevantarmetemprano.—Deacuerdo.Gracias,Alba.La besó y le acarició el rostro con las manos. Sentía tal alivio que seguro que ella podía

saborearloensuslabios.Pasaronpor laplazadeSanMarcosy llegaron al hotelDanieli enpocosminutos.Alba creía

queibanasubiralahabitaciónsindecirnada,peroDanielseacercóalarecepciónyantelamiradaatónitadeellalepidióalrecepcionistaqueañadiesesunombrealareservayqueledieseunallaveparaentrarysalircuandoquisiera.Ellalaaceptómortificada,esperaríaallegaralahabitaciónparadecirle aDaniel quenopensaba quedarse con ella. Pero en cuanto llegaron al dormitorioDanielempezóabesarlayseolvidóporcompletodelallave.

Hicieron el amor de nuevo. En defensa de Daniel, Alba tenía que reconocer que él habíaintentado detenerse, pero ella no se lo permitió. No sabía qué le sucedía cuando él la besaba,siemprequeríamás.

Después,desnudosyelunoenbrazosdelotrobajolassábanas,hablaronensusurrosyAlbalecontóaDanielalgoquenuncalehabíadichoanadie.Leexplicóquesumayordeseoerapintar.

Éllaabrazóylabesó,yledijo:—Puespinta,Alba.Pintaparamíhastaqueestéslistaparapintarparaelrestodelmundo.

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Capítulo10

Alamañanasiguiente,AlballegótardeaLaAcademiaporqueDanielinsistióenqueseduchasen

juntos(ellanoopusodemasiadaresistenciaquedigamos).Élfueaalmorzarconellayporlatardeellafueabuscarloalpalazzoparairjuntosalabiblioteca.Albasesonrojócomountomatemientrasloesperaba.

—Ya,teentiendo—seburlócariñosoDanielcuandolavioylacogióenbrazosparabesarla—.Imagínatequémehapasadoamícuandohetenidoquepasarmehorasensayandoenesasala.

Alba se rio, estaba perdiendo el corazón por ese hombre. Era dulce, tierno, apasionado,increíblemente listoysabíaburlarsedesímismo.Habíaocasionesen lasquesícreíaver rastrosdeltriunfadorengreídoyseductorqueaparecíaenlasrevistas,perodesaparecíanenseguida.

—Vamos, hoy he estado con El amor de Magdalena y he encontrado algo —le dijo Albacuandosepusieronacaminar.

—¿AlgoquedemuestraqueesdeBellinioquenoloes?—Aúnnoestoysegura.—Teencantatorturarme.—Daniellabesórápidoyfugaz—.Estamañanaenladuchahashecho

lomismo.—Vaya,creíaquetehabíagustado.Albanopodíacreersequeestuvieseflirteandodeesamaneraconunhombre.Leencantaba, la

hacíasentirsefuerteyfemeninaalmismotiempo.—¿Gustarme?Ahoralaseñoritaquierequelahalague.—Siguiócaminandocomosinada—.Me

havueltoloco.—Losé.—Albaleguiñóelojo—.Hasgritado.—Unmomento.—Danielsedetuvo—.Yonohegritado.Albatambiénsedetuvo,nopodíaparardesonreír.—Síquehasgritado.Hasidomuysexy.—Sepusodepuntillasy lobesóapasionadamenteen

mediodelacalle.—Está bien, he gritado, pero ha sido culpa tuya. Lo ves, te encanta torturarme.—Movió las

piernashastaquedarcompletamentepegadoaella—.¿Cómosesuponequedeboandarahora?Estabaexcitadoyaellaseledilataronlaspupilasdedeseo.—¿Másrápido?—lesugirióAlba.Danielsoltóunacarcajadaqueasustóalaspalomas.—Vamos,Alba,antesdequemepongaderodillasaquímismoytepidaquetecasesconmigo.AAlbaseledetuvoelcorazón.Élteníaqueestarbromeando,asíquelediounbesoyreanudó

lamarchahacialabiblioteca.Danielnohabíaestadobromeando.Sí,noteníanilamenorideadequeibaadecireso,peroen

cuanto laspalabrassalierondesubocasupoque lassentía. Joder,habíaperdidoporcompleto lacabeza,SergioyCleoibanadisfrutarde lo lindoriéndosedeélcuandoloviesen.Ledaba igual,pensó.PorAlbaestabadispuestoasoportarlotodo.Además,supusoqueselodebíaasusmejoresamigos, él se había burladohasta la saciedadde ellos dos y de su empalagosa historia de amor.«Pueslamíaparecesacadadeunanovelaynolacambiaríapornadadelmundo».

Pasaron la tarde en la biblioteca, Alba encontró varias pistas sobre Bellini y su supuestaaprendiz,unavenecianallamadaValeriaMacoto.Daniellaayudóarecopilarlibrosyescuchótodasy cada unade las teorías que confabulaba.Después, fueron al apartamentodeAlba.Enprincipio

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ibanadejarallí los librosqueal finalhabíaconseguidoque leprestasenen laMarciana,perounbesollevóaotroyacabaronhaciendoelamor.Cenaronpastaenlacama.

—Nuncahabíacomidoenlacama—confesóAlbasonrojada.—Seríamuchomejorsimehubierashechocasoytehubiesesquedadodesnuda—ledijoDaniel

mientrasenrollabalosespaguetiseneltenedor.—Claro,túsabesmuchodeestascosas.—LaintencióndeAlbahabíasidoburlarse,peroélla

malinterpretóydejóelplatoencimadelamesilladenoche.—Nosénadadeestascosas,Alba.Megustaríapoderdecirtequenuncaheestadoenlacama

comiendoconunamujer,peroseríamentira.Ella acusó el golpe. Aunque sabía que no tenía sentido, tenía celos de todas esas mujeres.

Daniellovioylesujetóelrostroconlasmanosparabesarla,incapazdesoportarlainseguridadquevioreflejadaenlosojosdeAlba.Mientraslequedaseunalientodevidaenelcuerpo,ellanoibaavolveradudardesímisma.Lediríaloquesentía,loprofundamentequelohabíacambiado.Bueno,quizáocultara algo.Si le contabadeverdad loque le sucedía siemprequeestabaconellaAlbapodríahacerconélloquequisiera.«Yapuede».

—Ibaaesperaradecirteesto,peronopuedo.Tequiero,Alba.—Oh,Diosmío—farfullóella.—Hicieraloquehicieraconesasmujeres,nadapuedecompararsealoquehagocontigo.Nunca

heestadoasíconnadie.Nuncahebesadoasíanadieynuncamehanbesadoasíamí.Nuncahehecho el amor a nadie comocuando te lo hago a ti y nuncanadieme lo ha hecho amí como lohacestú.Todoestoesnuevoparamí.Tienesquecreerme.

—Te creo—le aseguró ella con lágrimas en los ojos y entonces soltó el aliento y corrió elmayorriesgodetodasuvida—.Yotambiéntequiero,Daniel.

Élsintióquesucorazónsedeteníaunsegundo.UnmaravillosoydolorososegundoenelquecomprendióqueyanolepertenecíaporquecuandovolvióalatirsupoqueselohabíaentregadoaAlba.

—Oh,Diosmío—tambiénfarfullóyempezóareírsecomounidiota—.Mequieres.Mequieres.Albasonrióporentrelaslágrimas.—Tequiero.—Te quiero,Alba.—La besó con locura y amor. Le cogió el plato de pasta que ella seguía

sujetandoenlasmanosantesdequecayeraenlacamayseapartólonecesarioparadejarloenelsuelo—.¿Hascomidoalgunavezpastafríaconalguien?

—No—contestóella.—Yotampoco,¿quéteparecesilohacemosjuntosdentrodeunrato?—Meparecebien.—Daniellaestabadesnudando.—Simehubierashechocaso,ahorayaestaríadentrodeti—sequejómordiéndolelamandíbula.—Teharécasolapróximavez.—Más te vale.—La tumbó en la cama y le separó las piernas conmanos que no dejaban de

temblar—.Apartirdeahorasiemprecomerásdesnudaenlacama.Perosoloconmigo.—Solocontigo.—Tequierotanto,Alba…—ledijocompletamenteserioalentrarensucuerpo—.Teamo.—Daniel…—susurróellatirandodeélparabesarlo—.Yotambiénteamo.A partir de esa noche dejaron de preguntarse si estaban cometiendo una locura. Sí, se habían

enamorado rápidamente y eran incapaces de dejar de tocarse o de besarse, pero eran felices.Ningunolohabíasidonuncatanto.Además,¿quiéndecíacuántotardabaunoenenamorarse?Habíaparejasquellevabanañosjuntosyjamásllegabanasentirloqueelloshabíansentidoeldíaqueseconocieron.

DanielseguíapreparándoseparaelconciertodeAñoNuevoyesquivandoaRafaelaCavalieri.No le había hablado aAlba de ella porque en cuanto la veía se olvidabade todo.Alba seguíatrabajandoenelcuadro.Graciasaunaspruebasrecientesyalainformaciónquehabíaencontradoen

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labibliotecaMarcianahabíareducidolalistadeposiblesautoresdeElamordeMagdalenaados;GiovanniBellinioValeriaMacoto.Aúnno lehabíaexplicadoningunadesus teoríasaGerard.ElúnicoqueestabaaltantodetodoyqueparecíaescucharlasinaburrirseeraDaniel.Albanopodíacreerse lo feliz que era. Cada noche pintaba más y más mientras hablaba como una loca sobrecuadrosypinturayDanielestabaasuladotocando,sonriéndole,besándola.

Haciéndoleelamor.Cada mañana se despertaba adormilada en sus brazos, se perdía en sus besos y respiraba

profundamenteparaversiasí lograba llevarsealgodeélparaaguantarsinverloduranteel restodeldía.Nuncaloconseguía,siempreleechabademenosycorríaasusbrazosencuantoleveía.

Eralamentable,pensóconunasonrisa.Ymuyromántico,yleestabasucediendoaella,alachica«normal»quejamáspodríaviviruna

historiadeamorapasionado.Si suspadressiguiesenconvida,habría idoabuscarlosparadecirlesque loqueellosdoshabíansentido,yde loquehabíanalardeadohastaelaburrimientoo,mejordicho, hasta su sonadoy tormentoso divorcio, no era amor, sino unamera y ridícula obsesión.ElamoreraloqueellasentíaporDanielyloqueDanielsentíaporella.

Esamañana,sinembargo,estabamuynerviosayaDaniel,elmuycretino,parecíahacerlegracia.—Son tus mejores amigos, hablas de él como si fuera tu hermano. Por supuesto que tengo

motivosparaestarnerviosa.—No,nolostienes.SergioyCleoteadoraránencuantotevean—insistióélabrazándolaporla

espaldaydándoleunbeso—.Amísíquemeharánlavidaimposible,peroatiteadorarán.Créeme.—¿Aquéhorallegan?—Alasdoce,aúntenemostiempo.EstabanenelapartamentodeAlba.Habíanidoabuscarsuscosasporquehabíandecididoque

esosdíasseinstalaríaenelhotelparaasíestartodosjuntos.—Estábien,noteríasdemí.—Nomeestoyriendodeti.Tequiero,Alba.Graciasporquererconoceramifamilia.—Labesó

ycuandoseapartólesonrió—.Vamos,creoqueconestamaletabastará.Sergio,CleoyMarionsequedansolodosdías,despuésyaveremosquéhacemostúyyo.—Albasetensóentresusbrazos—.Séquenoquiereshablardeello,perotenemosquehacerlo.

—Losé.DespuésdeNavidad,teloprometo—lepidióellaconunbeso.—Estábien,peroteadelantoquenovoyasepararmedeti,¿entendido?—Entendido.DanielsoltóelalientoyseapartódeAlba.—Vamos, dejaremos tus cosas en el hotel antes de ir a buscar a Sergio, y quiero pararme un

momentoenunsitio.CogiólamaletayabriólapuertaparaqueAlbasaliesedelapartamento.—¿Dónde?Suenamisterioso.—EstanochequierocenarenHarry’Bar.CreoqueasíSergioyasereirádemídeltodo.—Oh,vaya.—Sí,creoqueyaeshoradequecenemosdondeseinventóelbellini,¿nocrees?—Creo,Daniel,queteamoconlocura.—¿Sololocrees?—Losé.—Asíestámejor.—Cerrólapuertaylabesó.—Dicesquellegandentrodedoshoras,¿no?—Sí—suspiróDanielpegadoaloslabiosdeella.—Entoncestenemostiempo.—¿Tiempodequé?—Detorturarte…Daniel se rio, la besó y la llevó de vuelta al interior del apartamento para dejar que ella lo

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torturasetantocomoquisiera.Otantocomoélpudierasoportar.Llegaron al embarcadero para recoger a Sergio y a su familia por los pelos y la reserva en

Harry’s Bar tuvieron que hacerla por teléfono, pero Daniel no podía parar de sonreír y aún ledolíanlasmuñecasporqueAlba,suAlba,habíadecididoatarlealacamaconunascorbatas.Ellahabíaamenazadoconmatarlosialgunavezselocontabaaalguien,porsupuesto,perolociertoesque no habría hecho falta. Daniel no quería que nadie supiese la suerte que había tenido deencontrarla. Ella era suya y se pasaría el resto de la vida amándola, demostrándoselo hasta elúltimoaliento.

La cena en Harry’s Bar fue increíble, Daniel había acertado de pleno, Sergio y Cleo seenamorarondeAlbaencuantolavieronylapequeñaMarionnoparabadepreguntarlecosassobrecuadrosysobresutrabajo.AAlbalecostóunpocoacostumbrarseaeserecibimientotanefusivo,perolosamigosdeDanielconsiguieronatravesarsuhabitualtimidezyganarsesucorazón.

DaniellecontóaSergiocómosehabíanconocidoyaloírleAlbaseemocionó.HastaentoncesnohabíasabidotodoloquehabíasentidoDanielalverla.

—Yaestá—dijoDanielalterminarelrelato—,ahoraestamosenpaz.Puedesreírtedemítantocomoquieras—ledijoaSergio—.EslojustodespuésdecómotetorturécuandoconocisteaCleo.

Sergionodijonada.Sinembargo,alargólamanoporencimadelamesaybuscóladesuesposa.Ella lomiróyseacercóaélparadarleunbesoen los labios.FuemuyrománticoyaAlbase lehumedecieronlosojosalpresenciarlo.

—ConoceraCleonomecambiólavida—empezóSergio—,meladio.Ellaesmivida,ellayMarion—añadióguiñándoleunojo a la pequeña—,yno sabes cuántomealegrodeque te hayasucedidolomismo,Daniel.

Danielcarraspeóytuvoqueapartarlamirada.—Gracias.—Siempresupequealgúndíacomprenderíasloincreíblequeeres,Daniel—intervinoCleo—,y

aAlbanopareceimportarlequetehayasconvertidoenunrománticoempalagoso—bromeóytodosserieron.

—Estábien,melomerecía—aceptóDanielriéndose.Levantólacopaylosmiróatodosantesdedetenerse enAlba—:Hoyesveinticuatrodediciembre,graciaspor acceder apasar estosdíasconmigo,aunqueteadviertoqueparamíestoessoloelprincipio.

—Daniel—balbuceóAlba.Élseagachóylediounbeso.—YgraciasCleo,SergioyMarionporvenirhastaaquí.Séqueno lodigonunca,perosoismi

familia.—Joder,Daniel,venaquí,capullo.—Sergioloabrazóydespuésdesoltarlolediounbesoasu

esposa—,yatedijequeeraungrantipo.—Losé.Marion,quenoacababadeentenderquédiabloslespasabaaesegrupodeadultos,selimitóa

abrazarasuspadresyadarlesunbeso.—¿Qué planes tenemos para mañana? —preguntó Sergio cuando lograron recuperar cierta

normalidad.—Mierda, mañana es Navidad —exclamó Daniel sorprendiéndolos a todos—. Me había

olvidadodeldichosocóctel.—¿Quécóctel?—lepreguntóAlbaconfusa—.Nomehabíasdichonada.—Porquecuandoestoycontigomeconviertoenunidiota—farfullóantesdepasarselasmanos

por el pelo—. Los de la Fundación celebran un cóctel mañana y estamos todos invitados. LaseñoritaCavalieriinsistiómuchoenquefuéramostodosy,aunquenadamegustaríamásquedecirlequeno,Pilarmematarásiseentera.

—Un momento, ¿has dicho la señorita Cavalieri? ¿De la Fundación Lamborghini? —lointerrumpióAlbaentreconfusayalterada.

—Sí,¿losconoces?—Danieltambiénlamiróintrigado.

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—No personalmente, pero la Fundación Lamborghini es la que financia la restauración delcuadroElamordeMagdalena.

—Nomelohabíasdicho—lerecriminóélalgodolido.Albasesonrojó.—Túnoereselúnicoquesufreunproblemadeidiotezcuandovealotro—confesó—.Además,

sesuponequenopuedodecirlo.Meobligaronafirmarunacuerdodeconfidencialidad.—Pornosotrosnotepreocupes—intervinoSergio—.Nosabemosdeloqueestáishablando.—¿Osimportaríaexplicaros?—añadióCleo—.¿Quéesesafundaciónyadóndesesuponeque

tenemosqueirmañana?—LaFundaciónLamborghinicelebraelnoventaaniversariodelasmotosDucatieste2016yme

hancontratadoparaquedirijaunconcierto el díaunode enero.Por eso estoyaquí—les explicóDanielatodos,yentoncessedirigióaAlba—.Creíaquetelohabíadicho.

—No, me dijiste que estabas aquí para un concierto, pero no quién estaba detrás de él. Noimporta,notepreocupes,essolocasualidad.

—Sí—suspiróélaliviado—.Supongoqueeldestino tiene tanclarocomoyoque tenemosqueestarjuntos.

SergiocarraspeóeinterrumpióelbesodeAlbayDaniel.—Enmicaso—empezóAlbaalgosonrojada—,laFundaciónmehacontratadopararestaurarun

cuadro.Eso es todo.Amí nomehan invitado a ningún cóctel, no soy tan famosa como el señordirectordeorquestayportadadelVogue.

Cleoserio.—Megustasmucho,Alba—ledijo.—Yamítambién—convinoSergio.—Sí,reírosdemí,perolaseñoritaCavalieridirigelaFundaciónyleestánpagandounapastaal

Liceoparatenermeaquí.Nopuedonegarmeyosestaréeternamenteagradecidosimeacompañáismañana.

—¿Lohasoído,Cleo,nosestaráeternamenteagradecido?—seburlóSergio.—Loheoído—contestóCleo—.Seguroquesenosocurriráalgo.—Osodio,atino,Alba.—Lecogiólamano—.Atitequiero,yatitambiénMarion.Peroaesos

doslosodio.SergiomiróasombradoaDaniel.—Estábien,iremos.—Gracias.Regresaronalhotelentrerisasyconversaciones.Fue la primeraNavidad queAlba despertó en los brazos de alguien que la amaba yDaniel,

mientraslehacíaelamor,supoquequeríadespertarseasíhastaeldíadesumuerte.

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Capítulo11

ElcóctelenlamansióndelafamiliaCavalierifueunapesadilla.Daniel prácticamente fue secuestrado por Rafaela, una mujer de la que él se había olvidado

comentarqueparecíaunadiosadelsexo,conunaspiernasinterminables,unescotedeinfartoyunamelenadignadelosanunciosdeOrganics.

Albaseodióporsentirseinsegura,noteníamotivos,serepitióunayotravez.Éllehabíadejadoclaroqueestabalocaporellay,además,ellanoteníanadaqueenvidiarleaesaamazonadelsexo.Ellaera laqueesamismamañanahabíahechogemirdeplaceraDaniely laque lehabíahechoperderesecontrolabsolutoalqueélsolíaaferrarsehastaque lacogióenbrazos, la tumbóenlacama,ylehizoelamorcomounposeso.

Era ella a la que Daniel le había susurrado «te amo» una y otra vez al oído mientras seestremecíadentrodeella.

Ella,nolatal«RafaelallámameElaCavalieri».Sin embargo, las viejas costumbres son difíciles de erradicar y mientras Daniel seguía

estrechandomanosyrecibiendohalagosdedesconocidosellaestababebiéndosesusegundacopadechampánypreguntándosequédemoniosestabahaciendoallí.

—Nohagascaso—ledijoCleodeteniéndoseasulado—.EsenoesDaniel,yano.—Leseñalóconlacopa.

—Puesloparece.—Estabaenfadadayalgoledecíaquenohacíafaltaquefingieselocontrarioconesamujer.

—No,eseesLiveux,elpapelqueDanielha representadodurante toda suvida,peronoesél.¿Sabescomolosé?

—No.—Míralebien—lepidióCleo—,miracómoaprieta lacopaocomo le tiemblaelbrazo.Odia

estarallíhablandoconellos.Mira,noapartes lavistade su rostro.—Alba sediocuentadequehabíaestadoevitandomirarlealacara—.Cadadossegundostebusca.Mira,allíestá.

Efectivamente Daniel la miró y, cuando sus miradas se encontraron, la de él le aceleró elcorazón.

—Estáhaciendounpapel,essutrabajo—siguióCleo.—Losiento,seguroquecreesquesoyunaestúpida—farfullóAlba.—No, todo lo contrario. Creo que eres una mujer muy valiente y que estás completamente

enamorada deDaniel. Es difícil estar enamorada de un hombre así. Suelen sermagnéticos, nadiepuederesistirseaellos.

AlbavioqueCleodesviaba lamiradahaciaSergio,que tambiénparecía estar rodeadoporungrupodehombresymujeres.Pero,encuantoélnotólamiradadesuesposa,segiróhaciaellaylamiróconlamismaintensidadconlaqueantesDanielhabíamiradoaAlba.

—Pero ellos siempre mantienen las distancias, nunca se acercan del todo a nadie. Hasta quellega la persona adecuada y entonces dirigen toda esa fuerza hacia ella. Es maravilloso eintimidante.Yomeasusté.InclusoutilicéaDanielparaalejarmedeSergio.—VioqueAlbalamirabahorrorizaday le sonrió—.Esunahistoriamuy larga,ycompletamente inocente, te loaseguro.Loque estoy intentadodecirte es que, para él, tú eresmuchomásmagnética que todo lo demás.Nopuedeestarsinti,confíaenélytelodemostrará.

—Yotampocopuedoestarsinél.

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—Losé—serio—,es lamentablequehayamosperdido lacabezadeestemodo.Peroyosoyfeliz,¿ytú?

—Mucho—sesorprendiódiciendo—.Muyfeliz.—¿Me acompañas a buscar aMarion?Un grupo de niñas se la han llevado a enseñarle unos

caballosytengomiedodequelashayaconvencidoparaqueselosregalen.—Claro.DanielvioqueAlbasealejabaconCleoyaunqueodióperderladevistalegustócomprobarque

se estaban haciendo amigas. Estaba seguro de que en cuestión de díasAlba conocería todos sussecretos.

—Veoquehasvenidomuybienacompañado—ledijoentoncesRafaelacogiéndoledelbrazo—.Demosunpaseo,quieroseguirpresentándoteagente.

Danielapretólosdientes.Esamujereraincansableysabíaque,mientrasutilizaselaexcusadeltrabajo,élnopodíanegarse.

—Porsupuesto.—TuamigaCleoesunadelasbailarinasprincipalesdelaóperadeParísysumaridounodelos

periodistaseconómicosmásreputadosdeFrancia.Sabeselegirbienatusamistades.—Asíes—respondió,aunqueélsabíaqueeléxitoprofesionaldeCleoySergionoteníanada

queverconlosmotivosporlosqueeranamigos.—Albatambiéntrabajaparamí,¿losabías?—Trabajaparaelmuseod’Orsay,solohavenidoaquíarestauraruncuadro—puntualizóDaniel

conteniendolasganasdeapartarelbrazodeesamujer.—Esosonsolodetalles,querido.¿Tehacontadoquéestáhaciendoaquí?Daniel lavioveniryno ibaadarleelgustodedespediraAlbaporhaber roto suacuerdode

confidencialidad.—No,soloqueestárestaurandouncuadro.Nadamás.—Entiendo.Bueno,supongoquedentrodeunosdíastendráquevolveraFrancia.—Supongo.—«Yyomeiréconella».Rafaela lomiró y sonrió. A lamuy engreída ni se le pasó por la cabeza que Daniel pudiese

preferir aAlba antes que a ella.Daniel lo habría gritado a los cuatro vientos, pero semordió lalenguaydejóqueella lopresentaseaunosamigosyquehicieseunaodos insinuacionessobresurelación. Estaba a punto de contestarle (y demandar a paseo el concierto) cuando el destino seapiadódeélyaparecióSergio.

Cuando eres amigo de alguien desde la infancia puedes comunicarte con una mirada y, porfortuna,SergioentendióladeDanielyenmenosdedosminutosconsiguióllevárselodeallísinqueestelearrancaselacabezaaRafaelaCavalieri.

—Esa mujer es peligrosa, Daniel. Tienes que hacer algo, pensaba que iba a desnudarte allímismo.

—Losé,perotengoqueirconcuidado.DirigelaFundaciónysiquierodejareltrabajodelLiceodeBarcelonanopuedoperdereldinerodelconciertodeAñoNuevo.Pilarmemataría.

—¿DejarelLiceo?—lepreguntóconfusoSergio.—Aúnnolohedecidido,tododependedeAlba,supongo.Nopuedoperderla,Sergio.Nopuedo

irmeaBarcelonasiellaestáenFrancia.Túdeberíasentenderlo.—Joder,Daniel,hablasenserio.—Estabaneneljardíndelamansiónysesentaronenunbanco

depiedra—.Mira, teentiendo.Yo tampocoqueríaperderaCleo,pero tienesquehablarconella.Nopuedeshacerestaclasedeplanes sinella.Yocometí el errordenoserdel todosinceroconCleodesdeelprincipioyyasabesloquepasó.

—Tienes razón, pero es que Alba se asusta siempre que menciono lo seguro que estoy denosotros. Te juro que, cuando descubra quién es el culpable de que se sienta tan insegura, iré adecirleunascuantascosas.

—Habla con ella, ve a su ritmo, pero habla con ella. No le ocultes nada y cuéntale lo que

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sucedeconRafaelaCavalieri.SiAlbalovesinquetúselohayasdicho,leharádaño.—Selodiré—aceptópreocupado—.¿Vamosabuscarlas?Sergiosonrióyselevantó.—Sí, vamos. Conociendo a Cleo, seguro que tiene a un montón de hombres babeando a su

espaldasinenterarse.—Alba es peor—farfullóDaniel al recordar cómo la otra noche el camarero del restaurante

dondefueronacenarparecíaincapazdedejardemirarlosojos,elescoteylaspiernasdeAlba.Sergiolediounapalmadaenlaespaldayfueronenbuscadesusparejas.Esa noche,Daniel yAlba hicieron el amor desesperados. La fiesta de losCavalieri les había

dejadoalterados,inseguros,cadaunoasumanera,desurelación.Tras cerrar la puerta y despedirse de Sergio, Cleo yMarion, Daniel empezó a besar a Alba

frenético y la empujó con cuidado hasta la pared del dormitorio.Allí, se arrodilló ante ella y lelevantó el preciosovestidode sedaverdequehabía elegidopara lavelada.Lebesó laspiernas,recorriócadacentímetro,yconlasmanosenlascaderaslaretuvoallíhastaquesehubosaciadodeella.

AlbateníalavozroncadetantogemirydesuplicarleaDanielquelehicieraelamory,cuandoélporfinselevantó,sedesabrochóelpantalónylapenetróallímismo.

—Teamo,Alba—sentencióéllevantándoladelsuelohastaqueellalerodeólacinturaconlaspiernas—.Mehasdestrozado.Tenecesito.Tedeseo.Tepertenezco.

Albalobesó,leapartóelpelodelacaraysesujetódeDanielcuandoelorgasmolaconvirtióenfuego.

—Yyo a ti—fue lo único que logró farfullarmientras él la poseía como nunca había hechoantes.

El orgasmo de Daniel fue instantáneo y no parecía tener fin. Tensó los hombros, apretó lasmanos que tenía en las nalgas de ella para sujetarla, y se hundió en ella.Después, con la frenteempapadadesudorysinsoltaraAlba,caminóhasta lacamay la tumbóallí.Siguiómoviéndose,primero despacio y después, cuando los dos estaban desesperados, más rápido. Aquel segundoorgasmoseunióa losrestosdelprimero,y losdosbuscaronlos labiosdelotroparafundirsedeltodo.

Minutosmástarde,Danielsaliódeelladespacioyladesvistióconcuidado.Élhizolomismoysin decir nada los tapó a ambos con la manta y empezó a besarla. Aún no había terminado,necesitabavolveraestarconella,volverasentirquesoloeranunapersona.Hicieronelamorhastaquedarsedormidos.

A lamañanasiguienteacompañaronaSergio,CleoyMarionalaeropuerto.Ellos insistieronenquenohacíafalta,peroAlbayDaniel lohicierondetodosmodos.AlbanooyóloqueSergioledijoaDanielaloídoantesdeirse,peroseemocionócuandoSergioseacercóaellay,trasdarleunfuerteabrazo,sencillamenteledijo:

—Nosvemospronto,Alba,noloolvides.CleoyMariontambiénfueronmuycariñosasconellayAlba,casisindarsecuenta,lesprometió

queencuantopusieraunpieenFrancialasllamaríaeiríanamerendarjuntas.Vivíanmáscercadeloquecreía.Eracasiunmilagroquenosehubiesencruzadonuncaporlacalle.

Alba y Daniel volvieron a Venecia. Esa mañana los dos se habían despertado y habíanempezadoabesarse.Habíanhechoelamorconlamismadesesperaciónquelanocheanteriorylosdos seguían sin hablar del tema. No podían seguir así. Si querían que su relación tuviese unaoportunidad,teníanquedejardeladosusmiedosyhablardeverdad.

—TengoqueiraLaAcademia,tengoquehacermidictamensobreelcuadro.—Albaqueríaservaliente,perolossentimientosseagolpabandetalmododentrodeellaqueaúnnohabíalogradoacostumbrarseaellos.

—¿YasabessiesdeBellini?—Aúnno—suspiróunpocodesanimada.

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—Tranquila,seguroqueresolveráselmisterio.—Lecogiólasmanosyselasacercóaloslabiosparabesarlas—.Estanochequierohablarcontigo.

Albasequedósinaliento.—¿Sobrequé?—Noteasustes.—Sinsoltarlelasmanoslediounbesoenloslabios—.Teprometoquenoes

nadamalo.AAlbalesonóelmóvil,algocompletamenteinesperado,ycontestó.—Hallegadounlibro—leexplicóaDanielalcolgar—,lopedíalabibliotecadeRoma.Creo

quepuedeayudarmeconelcuadro.—Ve,esobvioqueestásimpaciente—Danielsonrió—,¿nosvemosestanocheenelhotel?—Claro.Sepusodepuntillasylobesó,ydespuéssaliócorriendoendirecciónaLaAcademia.Danieltambiénaprovechóeldíaparatrabajar.Elconciertoyaestabacasilistoytantoélcomo

losmúsicosdelcuartetodominabanlaspartiturasqueibanaformarpartedelacelebracióndelunodeenero.NocomióconAlba.Ellalemandóunmensajediciéndolequeestabaenfrascadaconunagranpistaquehabíaencontradoyqueleprometíacompensarleporlanoche.

Daniel, aunquesinduda laechódemenos,aceptó intrigado laproposición.Sealegrabadeverqueellaestabaapuntoderesolverelmisteriosobrelaautoríadelcuadro.SabíaqueAlbaqueríaqueelautor fueseBellini,peroalmismo tiemposabíaquesería incapazdeafirmar tal cosahastaqueestuviesecompletamentesegura.Apesardequeprácticamenteacababandeconocersesentíaensus huesos que la conocía mejor que nadie. Sonrió y pensó en lo bien que se sentía estandoenamorado.Perdidamenteenamorado.

Despuésdecomeralgocercadelpalazzoydeunúltimoensayo,fuealhotel.QueríadarseunaduchaydescansarunpocoantesdeveraAlba.Lanocheanteriorapenashabíadormido.Despuésdehacerelamor,ellasíquesehabíaquedadodormida,peroélnohabíapodido.EnsumentenodejabadebuscarlamaneradeconvenceraAlbadequesiguieradándolesesaoportunidaddespuésdeldíaunodeenero.Élsabíaqueunapequeñapartedeellaseguíacreyendoquelosuyonoibaadurar,queeraunaaventura,ynosabíaquéhacerparademostrarlelocontrario.

Eldíauno,siélnoteníaningúnplanparaentonces,ellavolveríaaFrancia,aParís,yseguiríaconsuvida.Sí,seguroqueaceptaríallamarlo,utilizarSkypeovisitarloenBarcelona.Peroéljamástendríasuficienteconeso.Además,Sergioteníaelhorriblepresentimientodeque,siAlbasealejabadeélsinestarseguradequelosentíanelunoporelotroeraamor,ellaencontraríalamaneradealejarse,deencerrarsedenuevobajosutimidez.

Alasseisdelamañana,habíadadoconunasolución,noeralamejordetodasperoeralaúnicaqueteníademomento.EllavolveríaaParísyéltambién.Punto.ElcontratoqueteníaconelLiceodeBarcelonanoleobligabaavivirallí.EstaríaenParísyvolaríaaEspañacuandofuesenecesario.HablaríaconPilarFortunyyencontraríalamaneraderomperelcontrato,pagaríaporello,sieranecesario. Lo haría no solo porAlba, sino también por él, porque, aparte de enamorarse,Danielhabíadescubiertoqueteníaganasdevolveracomponeryparahacerlonopodíaseguirdirigiendoningunaorquesta.

Semetióenladuchaypusoenmarchaelaguacaliente.Lediovueltasymásvueltasalaidea,preparó la conversación, se imaginó las respuestas y las pegas que le pondríaAlba y preparó elcontraataque.Cuando cerró el grifo y se envolvió la cintura conuna toalla estaba segurodequehabíacubiertocualquiercontingenciaposible.

Abriólapuertadelbañoydescubrióqueseequivocaba.—Ela, ¿qué estás haciendo aquí? —intentó mantener la voz firme y carente de cualquier

emoción,perosusojosnoocultaronnielenfadonilasorpresaporencontrarallíaesamujer.—Elrecepcionistamehadadolallave,lehedichoquemeestabasesperando.Daniel tuvoquecontenerseparanoecharlaapatadas.Elmaldito recepcionistadebíadehaber

dado por hecho que esa arpía era Alba y por eso le había entregado la llave. ¿Cómo podía

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haberlasconfundido?—Siquiereshablarconmigo,vealvestíbuloyespérameallí.—Nogritó,nolehizofalta,estaba

segurodequeellapodíaverensurostrolofuriosoqueestaba.—Nohacefalta—dijoellarecorriéndoleeltorsodesnudoconlamirada—.Estoybienaquí.Me

gustanlasvistas.—¿Quédiablosquieres?Danieldejódefingir.Nodioniunpasomásporquenoqueríapasarporsulado.—Quieroqueledigasatuamiguitaquecambieelinforme.EsecuadrotienequeserdeBellini.ADanielselehelólasangre.—Nosédequémeestáshablando.—Apretólosdientes,noibaadelataraAlba.—Oh,vamos,medaigualsiellatehacontadoqueestabatrabajandoenuncuadrodeBellinio

no. El acuerdo de confidencialidad me importa un rábano. —Sonrió satisfecha al ver que habíapillado a Daniel por sorpresa y él se odió por ello—. Lo único que quiero es que utilices tusencantosparaquecambieelinforme.

—Nopiensohacerlo.Largodeaquíahoramismo.Ellacaminóhaciaélycolocóunamanoensutorso.Daniellasujetóporlamuñeca.Ellabajóla

otramanohastalatoalla.—Siquieressalirdeaquícontodoslosdedosdelamanointactos,detente.Rafaela se detuvo, pero no se amedrentó y lo miró a los ojos. Daniel quería quitársela de

encima,peroelplandeantesseguíaresonandoensucabeza.Si la lanzabaalsuelocomoquería,esamujerpodíacomplicarlemucholavida.Teníaqueconseguirquesalieradeallíporsupropiopieysinmontarningúnescándalo.

—Vamos,Daniel,no teserádifícil.Dilea tuamiguitaquecambieel informeyquedigaqueelcuadro es obra de Bellini. Ella volverá a París en unos días. Si quieres, incluso puedes seguiracostándoteconella.Nome importa.Túsolopídelequecambiesumaldito informey teprometoque tecompensaré.Podríasquedarteaquíunosdíasmás.EsaDucatipuedeser tuyayseguroqueconeldineroqueganaremosconelcuadropodemoshacerunadonaciónmásquegenerosaalLiceodeBarcelona.

—¡Oh,Dios,mío!—balbuceóAlba—.¡Oh,Dios,mío!Danielapartó lavistadeRafaela.Nohabíadejadodemirarlaporquequería tenerlavigiladay

habíaestadotanconcentradoenella,enbuscarelmododequitárseladeencima,quenohabíaoídoaAlbadetenerseenlapuertadelahabitación.Peroentonceslavio,vioelrostrodesencajadodelamujeralaqueamabayelmundosedesmoronóbajosuspies.SoltóaRafaelaylalanzóalsuelosinimportarlesiellalodenunciabaolehundíaenlamiseria.

—¡Alba!¡Espera!Ella había salido corriendo de la habitación. Se había golpeado con la pared, pero había

conseguidomantener el equilibrio y ahora bajaba llorando las escaleras.ADaniel se le partió elcorazón.

—¡ALBA!—gritó.Rafaela tiróde la toalladesdeelsueloyDaniel la fulminócon lamirada.Nopodíasalir tras

elladesnudo.—Lárgate de aquí—le advirtió aRafaela—.Si cuando termine de vestirme aún estás aquí, te

juroquenomehagoresponsabledemisactos.Rafaela se levantó como si nada. En realidad estaba encantada con el resultado de ese

encuentro. Sabía que Daniel no podía delatarla sin perder su trabajo y ahora que la señoritarestauradoracreíahaberlospillado in fraganti talvezestaríadispuestaacambiar su informesiasílograbarecuperaraDaniel.

—Tienes hasta el día uno —le dijo a Daniel—. Si el informe está como necesitamos, tecompensarécomolosdosdeseamos.

Danielreaccionósinpensar.Yaestabahartodeesamujer.

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Lacogióporelcuelloylapegócontralapared.—Lo único que yo deseo hacerte a ti es retorcerte el pescuezo, pero no lo haré.No vales la

pena.Vetedeaquíyyapuedesbuscarteaotroparaelconcierto.Lasoltóylamiróasqueado,yporprimeravezRafaelaCavalierisesintióhumillada.—Voyadestrozartelavida—.Aellanolarechazabanadie.Nadie—.LlamaréalLiceo,anularé

elcontratoyanularéladonación.—Hazloquetedéladaga.Meimportaunamierda.Yunacosamás,niseteocurraacercartea

Alba.Danielsepusoloszapatos,cogióelabrigoysaliócorriendodelhotelenbuscadelamujerala

queamaba.Nolaencontró.Derepente tuvouna idea, recordóalgo,unaconversaciónsusurradaentresábanas,ysepusoa

correrdenuevo.Teníaqueestarallí.

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Capítulo12

AlbahabíaencontradolapruebadefinitivadequeelcuadronoeraobradeBellini.El autor deElamordeMagdalena eraValeriaMacoto, aprendiz deBellini que había estado

enamoradadeélensecretotodalavida,hastaquemuriódemasiadojovenporculpadeunasfiebresydeunamornocorrespondido.

Lohabíadescubiertoesa tarde.El libroquehabíapedidoaRomaerauncompendiodecartasquehabíansidoencontradasenunconvento.LascartasestabanfechadasamediadosdelsigloXVydosdeellasestabanfirmadasporValeriaM.EraValeria,Albalosentíaensusentrañas.Además,habíadescubiertoquelafamiliaMacotohabíaenviadoasuhijaValeriaaunconventoparaqueserecuperarsedesuenfermedad.EraimposiblequefueseotraValeria.

Lascartas,queValerianuncallegóamandar,eranunadespedida.EnellasValeriahablabadesuamorporlapinturaydelamortanprofundoquelahabíadespertadodelletargoparadarlevidayobligarla a pintar. Ese amor, decía Valeria, estaba prohibido, tan prohibido como El amor deMagdalena,elúnicocuadroquehabíapintadoaescondidasdesuprofesor.

ValerianohabíapermitidoqueBellinivieseelcuadroporqueteníamiedodequeéldescubrierasussentimientossilohacía.

—Oh,Valeria,lasdoshemossidounasestúpidas.—Albasollozó—.Unasestúpidas.AúnnosabíaexactamentecómoElamordeMagdalenahabíaacabadoenunáticodeNueva

York.Lomásprobableeraqueelcuadrosehubiesequedadoenelconvento—Valerialoterminóallíantesdemorir—yquealguienlorobaseduranteunadelasguerras.TantolosnaziscomolosaliadossehabíanllevadoobrasdearteaEstadosUnidos.QuizáalgúncoleccionistasehizoconElamordeMagdalena,oquizáfuedegarajeengarajehastaacabarencasadeaquelviejoladróndecuadros. No lo sabía, pero lo que sí sabía sin ninguna duda era que el autor de ese cuadro eraValeriaypornada,ninadie,delmundoibaacambiarelinforme.

Valeria no semerecía esa traición. Tal vez ella no había podido amar aBellini públicamente,perosuobrasíqueveríalaluzsinmentiras.

Habíasidounaidiota,unaestúpida.EncuantoterminódeleerlacartadeValeria,quelellevósutiempoporqueestabaenitaliano,quisollamaraDanielycontárselo.Solologrócontenerseporquepensóque seríamuchomejor decírselo enpersona.Él la había ayudado tantoque seguroque sealegraría. «Seré estúpida». Había redactado el informe a toda prisa, quería dejar resuelto cuantoantesesetema,yhabíasalidocorriendodeLaAcademiahaciaelhotel.

QueríadarleunasorpresaaDaniel.Yalfinalselahabíallevadoella.—No,nopiensesenello—sedijo.Nopodíareviviresaimagen,ladeDanielconlatoallaycon

Rafaelapegadaaélpidiéndolequelaconvencieraparacambiarelinforme—.Oh,Daniel.Rompió a llorar de nuevo. No podía ni respirar. Las lágrimas le cerraban la garganta y el

corazónlehabíadejadodelatir.Habíasalidocorriendodeallí.Suspieshabían reaccionadoantesqueella.Sehabíagolpeado

conlaparedyaúnledolíaelcostado,perohabíalogradoescaparantesdequeDanielyRafaelavieseneldañoquelehabíanhecho.

Nohabíaidoasuapartamento,nitampocoaLaAcademia.EsoslugareslerecordabanaDanielyloestúpidaquehabíasidoporcaerensutrampa.Ahoratodaslasfrasesqueéllehabíadicholesonabanfalsas,todaslaspromesasparecíanunabromademalgusto.

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—Malditasea—farfulló—,loquedebendehabersereídoconmigo.No sabía cuánto llevaba allí sentada.Había empezado a correr y no se había detenido hasta

llegarallí.EstabasentadaenelsuelofrentealaquesesuponíaquehabíasidolacasadelafamiliaBellini.

Golpeólaparedfuriosa.—Tú también tendrías que haberte dado cuenta de que ella te amaba, imbécil. Tendrías que

haber tenido más cuidado, le hiciste daño. La indiferencia también puede llegar a romperte elcorazón.

Levantólasrodillasyhundióelrostroentreellas.—Almenostú,Valeria,tuvistelasuertedeirteantesdequeélsupieraqueteníaesepodersobre

ti.Yonohesidotanlista.Habíasidounaestúpida,unaverdaderaestúpida,ysoloeraculpasuya.Notendríaquehaberse

creídotodoloqueledecíaDaniel.Furiosa,sesecólaslágrimasconlamangadelabrigo.Lehabíavistosalircorriendotrasella,peronohabíalogradoalcanzarla.—Claro,irdesnudolehadificultadolascosas—farfullómuyenfadada,cabreada,porentrelas

lágrimas.Nohabía idoasuapartamentoporquesabíaqueél iríaallíabuscarla.Noqueríaverlonunca

más.Ledoleríademasiadoy,ahoraquehabíadecididosacarsucarácterapasionado,Danielcorríaelriesgodeperderlosojos,oalgunapartemásqueridadesuanatomía,siseacercabaaella.

Tampocohabía ido aLaAcademia ni a ningún lugar al que él pudiese ir a buscarla.Le habíahabladodelacasadeBelliniunavez,perodudabaqueélseacordase.

—Estásaquí…Sehabíaacordado.Malditofuera.—Vete,noquieroverte.Noquierohablarcontigo.Danielcorrióasulado,sehabíaquedadopetrificadoenmediodelacalle,habíapasadotanto

miedo…Teníamiedodequelehubierasucedidoalgoodequehubiesedecididoiralaeropuertoysubirse al primer avión que volase a Francia. Se arrodilló en la calle frente a ella y colocó lasmanosenlasrodillasdeAlba.

Laestabatocando.Ellaestabaallíyparecíailesa,almenosfísicamente.—Diosmío,Alba,losientotanto.Ella seguía con la cabeza agachada oculta tras lasmanos. Era una pose infantil, pero estaba

destrozadayenesemomentoloquemenosleimportabaerasureputación.Necesitabaprotegerelpocoorgulloquelequedabaysenegabaaqueéllaviesellorando.

—Vete.—Rafaelahaentradoenmihabitaciónmientrasyoestabaenladucha.¿Pensabacontarleloquehabíanhecho?—¡¡Vete!!—No.Tienesqueescucharme.Haentradomientrasyoestabaenelbañoyhaesperadoaqueyo

saliera. Yo no sabía que estaba allí. No había quedado con ella. —Alba seguía inmóvil,exceptuandoeltemblorquenodejabadesacudirsushombros.ADanielelmiedoapenasledejabapensar,peroalmismotiempohabíaotraemociónhirviendoensuinterior:rabia—.Mírame,malditasea,Alba.¡Mírame!

—Nopiensohacerlo.Vetedeaquíyvuelveconesazorra.—Joder,Alba. ¡¡¡Mírame!!!—gritódesesperado, lobastante comoparaque ella levantase la

vistayaélvolviesearompérseleelcorazónenmilpedazos—.Joder,cielo, losientotanto.—Letemblaban las manos y tuvo que cerrar los puños para no tocarla—. Lo siento, pero estás muyequivocada.—Tragósaliva—.Ymeduele,medestroza, comprobarquedeverdadnoconfíasenmí.

Daniel soltó el aliento.De repente, no podíamás. Ese era el quid de la cuestión, sí,Alba lehabía encontrado en una situación muy comprometida. La escena, vista desde la puerta de la

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habitación,habíatenidoqueserhorrible;él,envueltosoloconunatoallayRafaela,prácticamenteensusbrazos.Pero, joder, tendríaqueconfiarenélo,comomínimo,otorgarleelbeneficiode laduda.

Podía levantarse del suelo e irse, dejarla allí llorando y convencida de que él había sido unauténticohijodeputaylahabíaengañado.Éltambiénteníasuorgulloalfinyalcaboynohabíahecho nada para merecerse esa reacción por parte de Alba. Él solo la había amado desde elprincipioyhabíaintentadodemostrárseloapesardelosmiedosydelasreticenciasdeella.

—Dimeuna cosa—le pidió entonces con un hilo de voz, no estaba seguro de si le quedabanfuerzas para seguir luchando—, ¿quién te hizo tanto daño? ¿Por qué estás tan segura de que esimposiblequeteameconlocuraydesesperación?¿Porqué…—tragósaliva—…porquéestástanconvencidadeque a pesar de estar completamente enamoradode timehe acostado con esa, esaindeseable?—Ellaapartólamirada—.No,mírameydimeporquécreesquedespuésdehacerteelamor estamañanay ayer, y todos los días, despuésde confesarte que te amo, ni siquieramehasdadolaoportunidaddeexplicarme.Dímelo.¡Dímelo!

—Atitodoelmundotehaadoradosiempre,nosabesloqueesdudardeti.—¿Quenoséloqueesdudardemí?Desdequeteconocínohehechootracosa,Alba.—Le

cogiólasmanosynoselassoltó.Pasadosunossegundosdeleveforcejeo,Albadejódeintentarloperonoleapretólosdedos,lasdejóallíquietas.

—Mispadresme repetíandíaynoche lasuerteque teníadeserunaniña«normal»,denoserapasionada.

—Eso, Alba, no solo es un error, es una completa estupidez y una crueldad. Si fueras másapasionada,estaríaenurgencias—bromeómirándolaconcariño,aúnnolahabíarecuperado,peroal menos los ojos de Alba parecían menos vacíos que antes y las manos habían empezado aentrarle en calor—. Tus padres no tendrían que haberte dicho eso, tendrían que haberte dicho lomaravillosayperfectaqueeres.

—Talveztuvieranrazón.—No, no la tenían.Mira,mis padres nuncame han hablado de sentimientos. Enmi familia se

confundelafelicidadconeldinerooeléxitoprofesionalylaverdadesquesinohubiesesidopormis abuelos, tal vez yo sería igual. Joder, de hecho he sido igual durante mucho tiempo, unsuperficial demierda, pero te conocí a ti,Alba.Y cambié, o desperté, llámalo comoquieras.Nopuedesnegarloquesomos.Nopuedesescondertedetrásdeloquehasvistohoyenesahabitación.Sabesqueesmentira.Losabes.Piénsalo,porfavor.

Albacerródenuevolosojosyseobligóarecordar loquehabíavistoyloquehabíasentidoantes de que las dudas, la inseguridad y la voz de sus padres o el recuerdo de Vincent seentrometieseensumente.Danielacababadeducharse,aúnteníaelpelomojado.Ella, lazorradeRafaela,estabacompletamentevestidayconcadapeloensusitio.Ellaestabatocándoleeltorso—sintiónáuseas—,peroDaniel lesujetabaunamuñecayapretaba losdientes.Danielestabafurioso,muyfurioso.

DanielnoestabaconRafaela,Danielqueríaquitárseladeencima.UnalágrimaresbalóporlamejilladeAlba,quesiguióconlosojoscerrados.—Hacedosañosconocíaunchico,sellamabaVincent—empezóAlba—,lleguéavivirconél.

—Notó que Daniel le apretaba más fuerte las manos—. Es una historia patética, la verdad. Nisiquieraseesforzóenconquistarmeoenhacermefeliz,nienfingirqueyoselohacíaaél.

—¿Qué pasó? Dímelo, tengo derecho a saberlo, por culpa suya estoy a punto de perderte.—«Nolovoyapermitir».

—Mepidióqueautentificaráunasfalsificaciones.—Mierda —farfulló furioso Daniel. Ahora comprendía por qué el rostro de Alba se había

desencajado al oír aRafaela, debió de pensar que la historia se repetía—. Joder,Alba, lo sientomucho.

—Vincentysusamigoslohabíanplaneadotododesdeelprincipio,élsolohabíatenidolamala

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patadeserelencargadodeseducirme.SesuponíaqueyoestabatanenamoradaquenoibaaoponerresistenciayqueibaaautentificarencantadadosPicassos,unDaVinci,tresModiglianisyunMiró.Ibanaforrarse.

—¿Yloestabas?—¿No vas a preguntarme si autentifiqué los cuadros?—le preguntó ella abriendo por fin los

ojos.—No—respondióDanieltrastragar.Soltóunamano,siguióreteniendolasdeAlbaconlaotra,

yleacariciólamejilla.Ellanoseapartóyélsuspiró.Estuvoapuntodellorardealivio—.Séquenolohiciste.

Albabajólamirada,peronovolvióaocultársela.—No,noestabaenamorada,locualaúnespeor.Estabaconélporqueeralaprimeravezqueno

estabasola,aunqueenrealidadseguíaestándolo.—Soltóelaireporentrelosdientes—.Cuandoledije que no iba a seguirles el juego, Vincent se puso muy desagradable. Había invertido mucho«tiempoyesfuerzo»enmícomoparaqueyofueseadecirlequeno.Discutimosymelarguéy leadvertíquesivolvíaaacercarseamíiríaalapolicía.Desapareció,seriodemí.Medijoqueeraunalivioperdermedevista.

—Hijodeputa—farfullóDaniel.—Sí,yquelodigas.Notengosuerteconloshombres—intentóburlarsedesímisma.Daniellelevantóelrostroylaobligóamirarlo.—Nodigaseso.Sí,esetalVincentsemerecequelocastrenporloquetehizoytejuroquesi

algúndíamecruzoconél,meencargarédedejarleunascuantascosasclaras,peroyonosoyasí.Yo no soyVincent, Alba. Nome castigues por lo que te hizo él. No te asustes y confía enmí.Confía en ti.Te amo, odio con todasmis fuerzas que hayas tenidoque vermede esamanera conRafaela,peronoestabaconella.Melaestabaquitandodeencima.Tienesquecreerme.

—Tecreo—suspiróAlbacontristeza—,peronosésipuedovolverapasarporalgoasí.—Novasatenerquepasarnuncamáspornadaparecido,Alba.—Túyyo…somosimposibles.TútienesquevolveraBarcelonayyomeiréaParís.Mitrabajo

enelmuseod’Orsaynopeligra,peroseguroquetantoGerardcomoyotendremosqueaguantarmásdeunsermónporculpademiveredictosobreElamordeMagdalena.Túteníasrazón,unarelaciónadistancianofuncionaría,ahoralosé.

—Dejadehablarunsegundo—lepidióélfurioso—ymírame.Míramedeverdad.—Teestoymirando.—Bien.Danielagachólacabezaconrapidez.NopermitióqueAlbaseocultaseylabesócontodassus

fuerzas.Ella separó los labios de inmediato y le devolvió el beso entre suspiros y lágrimas.Losdientes se rozaron, la lengua de Alba buscaba perdida la de Daniel. Él le sujetó el rostro y leacariciólasmejillasconunaternuraquecontradecíalaviolenciayladesesperacióndelbeso.

—Vuelveadecirmequesomosimposibles—laretóDanielalapartarsesinsoltarla—.Teamo,estoy loco por ti. Y tú, cuando dejas de sentir miedo, me amas y estás loca por mí. Podemosconseguirlo,Alba.

—Yo…—lloró—, oh,Diosmío, por supuesto que te amo.Te amomuchísimo. Por eso tengomiedo.

—Nolotengas.—Volvióabesarla—.Otenloconmigo.—ValeriapintóElamordeMagdalena porque sabíaque jamáspodría tener alhombrealque

amabayéljamássupoloqueellasentíaporél.Nopuedorobarleeso,nopuedodecirqueBellinieselautordelcuadrocuandonoloes.LopintóValeria.Mispadrescreíanquesiempreestabaseriaycontenidaporqueeratranquila,porquenadameemocionabaomealteraba.Perolaverdaderaquemebastabaconverunamariposaparaquerersaltarycorrercomounaloca.

—¿Yporquénolohacías?Danielseguíamirándola,fascinadoconlabellezainteriordeesamujer.Mataríaacualquieraque

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intentasehacerledaño,ynoeraundecir,Albadespertabaenél todos los instintos.Poresosentíatantodesdequelahabíaencontrado.

—Porquesabíaqueunavezempezaranopodríaparar.Cuandoveíaaunamariposa,teníaganasdeponermeacorreryasaltar,cuandoveíaaunpezenellago,queríalanzarmeyponermeanadarcon él. Quería pasarme la noche entera contando las estrellas. Quería aprender a pintar, queríaensuciarmecon losóleos, comerme los lápicesde colores comohacíanel restodeniños.Queríapasarme la noche despierta esperando a Papá Noel y comer hasta hartarme el día de Navidad.Queríadarvueltassobremímismahastamarearme,disfrazarme,cometerlocuras.

—Peronuncahacíasnada—adivinóDaniel.—Porquenohabíanadieparahacerloconmigo—terminóAlba—.Simehubiesepermitidotener

emociones, me habría dado cuenta de que estaba sola, de que mis padres me consideraban unestorbo.Eramuchomásfácilnosentir.Túereselprimeroquehaqueridoserfelizconmigo,Daniel,por eso tengomiedo, porque, si te vas, si te pierdo, ya nopodrévolver atrás.Nopodrédejar desentir.

—Novasaperderme,Alba.Créeme.—Tendríaquehaberconfiadoenti—reconocióella—,tendríaquehabertedadolaoportunidad

deexplicarte.Notemerecíasquetecondenasetanrápido.Danielsonrió,esamujerlerobabaelcorazónsiemprequeélcreíahaberrecuperadounpedazo.—Noimporta,medaigual.AhoraquesélodeVincent,puedoentenderlo.Dios,siyotehubiese

visto solo con una toalla y con un hombre en brazos—tembló—, no sé qué habría hecho. Perograciaspordecírmelo,significamuchoparamí.

—Valeriahuyóaunconventoymurióallísola.Yonoquierohuir.—Novoyadejarquehuyas,Alba.Siemprequesepaquemeamas,vendréabuscarte.Confíaen

mí.Volvióabesarlay,cuandoellasuspiró,laabrazóylaabrigóentresusbrazos.—Teamo,Daniel.—GraciasaDios.Teníaunmiedoatrozaperderte,yotambiénteamo,Alba.Danielselevantódelsueloyletendiólamanoparaayudarla.Cuandolosdosestuvieronenpie,

Albalerodeóporlacinturayapoyólamejillacontrasutorso.—¿CreesqueBellinillegóasaberqueValeriaestabaenamoradadeél?—lepreguntó.—Nolosé—respondiósincero—,perocreoqueValeriafuemuyvalientealpintaresecuadro.Si

estanintensoysensualcomotúdices,debiódecostarlemuchoabrirsucorazóndeestamanera.—Yoheempezadoapintar—confesóentoncesAlba—.Siemprehabíaqueridohacerlo,peroal

finalmeloquitabadelacabeza.Despuésdeesanoche,delaprimeraquepaseamosjuntos,nopudedetenerme.

Daniellaabrazóconfuerza.—Y yo he vuelto a componer. Nos necesitamos, Alba, el uno sin el otro somos un desastre.

Tenemos que estar juntos. Nos queremos y un amor como el nuestro no va a desaparecer.—Leacaricióelpeloylaapartóunpocodelpechoparapodermirarlaalosojos—.Séqueaúntenemosmuchodequehablar,peroescúchameunsegundo,¿deacuerdo?

—Deacuerdo.Danielsonrió.—Quieroestarcontigo,aquí,enParís,enMarte,medaigual.—Pero…—Hasdichoqueibasaescucharme—lerecordó.—Estábien.—IréaBarcelonayhablaréconelLiceo.LesdiréqueapartirdeahoravoyavivirenParís.Si

les parece bien y conseguimos llegar a un acuerdo, perfecto. Si no, dejaré ese trabajo. De todosmodos solome quedan unosmeses de contrato.Quiero volver a componer,Alba, y quiero estarcontigo.

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—¿Asídesencillo?—Sí,asídesencillo.—¿Quévamosahacer,Daniel?—Ahora vamos a ir al hotel y vamos a hacer el amor hasta perder el sentido, y mañana

volveremos a intentarlo. Lo único que tenemos que hacer es seguir juntos, Alba, el restome daigual.

Ellalomiróalosojosdurantelargorato.—Lodicesdeverdad—afirmósinaliento.—Puesclaroquelodigodeverdad.Teamo,miAlba.—Yotambiénteamo,Daniel.Caminaronhasta elDanieliy al llegarDaniel ledemostródenuevoaAlba loque significaba

queunhombrecomoél,unhombremagnético,segúnCleo,estuviesecompletamenteenamoradodeella.

—Espérameaquí—lepidiómientrasélseacercabaalarecepción.Albaesperónerviosa.—¿Quélehasdicho?—lepreguntóencuantovolvió.—Ahoraloverás.Vamosanuestrahabitación.—Enigmático,lacogiódelamanoylallevópor

laescalera.—Eh,tehaspasadodelargo—ledijoellaalllegaralapuerta.—No,estayanoesnuestrahabitación.Noquieroquetengasmalosrecuerdos.Sígueme.Albasequedóembobadamirándolelaespalda.—Daniel—lo llamóy, cuando él se detuvo y se giró, ella corrió hacia él—.Te quiero tanto.

Gracias.—Denada.Vamos,necesitohacerteelamorahoramismo.—Lalevantóenbrazos,lapegóaél

yAlbanotóqueambostemblaban.EntraronenlanuevahabitaciónsindejardebesarseyDanielcumplióconsupromesa;hicieronel

amorhastaperderelsentido.

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Bis

PorqueelconciertodeamordeDanielyAlbabiensemereceunpocomásdemúsica

DanielyAlbasecasaroncuatromesesmástardeenParís,dejareltrabajoenBarcelonahabíasidobastantefácil.Alfinal, laFundaciónLamborghinipidiódisculpasaDanielpor laconductadeRafaela y le contrataron para dos conciertosmás en Italia. Él al principio, y a petición deAlba,habíaguardadosilencio,perodoscamarerasdelhotelhabíanpresenciadoelaltercadoy tuitearonsobreél,habíainclusounafoto.EnItaliafuetodounescándalo.Traslosconciertos,PilarFortunyaccedióaayudarloadejarelcargodedirectordelaorquestadelLiceodelaciudadcondal.Danielnoqueríaniimaginarselacantidaddedineroquehabíanpagadolositalianos.

AlbanocambiósuinformeyElamordeMagdalenafuereconocidocomolaúnicaobradelapintorahastaentoncesdesconocidaValeriaMacoto.LaGaleríadelaAcademiadeVeneciaaccedióacederelcuadroalmuseod’OrsaydeParísparaqueAlbasiguieserestaurándoloconmáscalma.Gerard nunca reconoció haber intervenido en el tema, pero algo le decía aAlba que sí lo habíahecho. Gerard era un romántico y después de que Alba le contase la historia del cuadro eraimposiblequenohubiesequeridotenerlocerca.

LabodadeDanielyAlbafuepreciosa.Apenasfueronveinte invitados, todoselegidospor losnoviosy sinningúncompromiso.Se rieronybailaronhasta el amaneceryAlbadio tantasvueltascomoquiso,todasenbrazosdeDaniel.Secasaroneneljardíndelacasadeél,unacasaqueantesde que Alba llegase parecía sacada de una revista de decoración y que ahora estaba llena decuadros,pinturas,ypapelespor todaspartes.DanielcomponíayAlbapintabacuando llegabadelmuseo.Eraasídesencillo,alfinalDanielhabíatenidorazón.

Porquecuandoexiste la fuerzadelamorno importael tiempoque transcurrani losobstáculosqueseentrometan.

Ah,sí,semeolvidaba.Enlabodasirvieronbellinis.

P.D.Siquieresconocer lahistoriadeSergioyCleopuedesencontrarlaenCleopideundeseo.AllítambiénverásloperdidoqueestabaDanielantesdeconoceraAlba,suAlba.

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Sitehagustadoestelibro,tambiéntegustaráestaapasionantehistoriaqueteatraparádesdelaprimerahastalaúltimapágina.

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