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Así lo vimos...

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Ilustración con fotos de las rimas y leyendas de Bécquer

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Page 1: Becquer ilustrado

Así lo vimos...

Page 2: Becquer ilustrado
Page 3: Becquer ilustrado

El Monte de las Ánimas

Leyenda soriana

Page 4: Becquer ilustrado

————EseEseEseEse monte que hoy llaman de las monte que hoy llaman de las monte que hoy llaman de las monte que hoy llaman de las ÁÁÁÁnimas, nimas, nimas, nimas, pertenecpertenecpertenecpertenecíííía a los templariosa a los templariosa a los templariosa a los templarios

Page 5: Becquer ilustrado

Solas dos personas parecían ajenas a la conversación

general: Beatriz y Alonso. Beatriz seguía con los ojos, absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la

llama.

Page 6: Becquer ilustrado

- Lo sé, prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo entre todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír…

Page 7: Becquer ilustrado

¡¡¡¡QuQuQuQuéééé hermoso estarhermoso estarhermoso estarhermoso estaríííía sujetando un a sujetando un a sujetando un a sujetando un

velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha

prendido el de una desposada; mi prendido el de una desposada; mi prendido el de una desposada; mi prendido el de una desposada; mi

padre se lo regalpadre se lo regalpadre se lo regalpadre se lo regalóóóó a la que me dio el a la que me dio el a la que me dio el a la que me dio el

ser, y ella lo llevser, y ella lo llevser, y ella lo llevser, y ella lo llevóóóó al altar... al altar... al altar... al altar... ¿¿¿¿Lo Lo Lo Lo

quieres? quieres? quieres? quieres?

Page 8: Becquer ilustrado

¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos y cuajado el camino de lobos!

Page 9: Becquer ilustrado

El monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado

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Los ojos verdes

Page 11: Becquer ilustrado

¿¿¿¿Ves, Ves, Ves, Ves, vesvesvesves el lel lel lel líííímpido fondo de ese lago? mpido fondo de ese lago? mpido fondo de ese lago? mpido fondo de ese lago? ¿¿¿¿Ves esas plantas de largas y verdes Ves esas plantas de largas y verdes Ves esas plantas de largas y verdes Ves esas plantas de largas y verdes hojas que se agitan en su fondo?hojas que se agitan en su fondo?hojas que se agitan en su fondo?hojas que se agitan en su fondo?

Page 12: Becquer ilustrado

''Tal vez sería el rayo del sol que serpenteó fugitivo entre su espuma... no sé; yo creí ver una mirada que se clavó en la mía, que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable: el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos. En su busca fui un día y otro a aquel sitio''.

Page 13: Becquer ilustrado

El rayo de lunaYo no sé si esto es una

historia que parece cuento o un cuento que parece

historia…

Page 14: Becquer ilustrado

Era noble, habEra noble, habEra noble, habEra noble, habíííía nacido entre el estruendo a nacido entre el estruendo a nacido entre el estruendo a nacido entre el estruendo

de las armas, y el insde las armas, y el insde las armas, y el insde las armas, y el insóóóólito clamor de una lito clamor de una lito clamor de una lito clamor de una

trompa de guerra no le hubiera hecho trompa de guerra no le hubiera hecho trompa de guerra no le hubiera hecho trompa de guerra no le hubiera hecho

levantar la cabeza un instante ni apartar levantar la cabeza un instante ni apartar levantar la cabeza un instante ni apartar levantar la cabeza un instante ni apartar

sus ojos un punto del oscuro pergamino en sus ojos un punto del oscuro pergamino en sus ojos un punto del oscuro pergamino en sus ojos un punto del oscuro pergamino en

que leque leque leque leíííía la a la a la a la úúúúltima cantiga de un trovador.ltima cantiga de un trovador.ltima cantiga de un trovador.ltima cantiga de un trovador.

Page 15: Becquer ilustrado

En efecto, Manrique amaba la soledad, y la amaba de tal modo, que algunas veces hubiera deseado no tener sombra, porque su sombra no le siguiese a todas partes.

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Creía que en el fondo de las ondas del río …) vivían unas mujeres misteriosas, hadas, sílfides u ondinas

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CreCreCreCreíííía que entre las rojas a que entre las rojas a que entre las rojas a que entre las rojas ascuas del hogar ascuas del hogar ascuas del hogar ascuas del hogar habitaban esphabitaban esphabitaban esphabitaban espííííritus de ritus de ritus de ritus de fuego de mil colores, que fuego de mil colores, que fuego de mil colores, que fuego de mil colores, que corrcorrcorrcorríííían como insectos de an como insectos de an como insectos de an como insectos de oro a lo largo de los oro a lo largo de los oro a lo largo de los oro a lo largo de los troncos encendidos, o troncos encendidos, o troncos encendidos, o troncos encendidos, o danzaban en una luminosa danzaban en una luminosa danzaban en una luminosa danzaban en una luminosa ronda de chispas en la ronda de chispas en la ronda de chispas en la ronda de chispas en la ccccúúúúspide de las llamasspide de las llamasspide de las llamasspide de las llamas

Page 18: Becquer ilustrado

—¡Una mujer

desconocida!... ¡En este

sitio!..., ¡A estas horas!

Esa, esa es la mujer que

yo busco —exclamó

Manrique; y se lanzó

en su seguimiento,

rápido como una saeta.

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Aquella cosa blanca, ligera, Aquella cosa blanca, ligera, Aquella cosa blanca, ligera, Aquella cosa blanca, ligera,

flotante, habflotante, habflotante, habflotante, habíííía vuelto a a vuelto a a vuelto a a vuelto a

brillar ante sus ojos, pero brillar ante sus ojos, pero brillar ante sus ojos, pero brillar ante sus ojos, pero

habhabhabhabíííía brillado a sus pies un a brillado a sus pies un a brillado a sus pies un a brillado a sus pies un

instante, no minstante, no minstante, no minstante, no máááás que un s que un s que un s que un

instante.instante.instante.instante.

Page 20: Becquer ilustrado

Era un rayo de luna, un rayo de luna que Era un rayo de luna, un rayo de luna que Era un rayo de luna, un rayo de luna que Era un rayo de luna, un rayo de luna que

penetraba a intervalos por entre la verde penetraba a intervalos por entre la verde penetraba a intervalos por entre la verde penetraba a intervalos por entre la verde

bbbbóóóóveda de los veda de los veda de los veda de los áááárboles cuando el viento movrboles cuando el viento movrboles cuando el viento movrboles cuando el viento movíííía a a a

sus ramas.sus ramas.sus ramas.sus ramas.

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¡Su voz!... su voz la he oído... su voz es suave como el rumor del viento en las hojas de los álamos, y su andar acompasado y majestuoso como las cadencias de una música.

-¡El amor!... El amor es un rayo de luna -murmuraba el joven.

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Era un rayo de luna

Era un rayo de luna

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Manrique estaba loco; por lo menos, todo el mundo lo creía así. A mí, por el contrario, se me figura que lo que había hecho era recuperar el juicio.

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Maese Pérez,el organista

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En Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba a que comenzase la misa del gallo, oí esta tradición a una demandadera del convento. Como era natural, después de oírla aguardé impaciente a que comenzara la ceremonia, ansioso de asistir a un prodigio.

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Era la hora de que comenzase la misa (…)-Maese Pérez se ha puesto malo, muy malo, y seráimposible que asista esta noche a la misa de medianoche

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Acostumbrados a oír aquellas maravillas, cualquiera otra cosa había de parecernos mala, por más que quisieran evitarse las comparaciones.

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Las cien voces de sus tubos de metal resonaron en un acorde majestuoso y

prolongado (…) Era la voz de los ángeles, que, atravesando los espacios, llegaba al

mundo.

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Todo el mundo fijó sus miradas en aquel punto. El órgano estaba solo y, no obstante, el órgano seguía sonando…; sonando como sólo los arcángeles podrían…

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-¿No os dije yo una y mil veces, mi señora doña Baltasara; no os lo dije yo? ¡Aquí hay busilis! (…) y el busilis era, en efecto, el alma de maese Pérez.

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La ajorca de oro

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Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo, hermosa con esa hermosura que no se parece en nada a la que soñamos en los ángeles y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica, que tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus instrumentos en la tierra.

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Sólo el monótono ruido del agua interrumpía el alto silencio.María exclamó:

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Ayer , rezando , mis ojos se fijaron en (…) la ajorca de oro que tiene la Madre de Dios

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Cuando al otro día los dependientes de la iglesia lo encontraron al pie del altar, tenía aún la ajorca de oro entre sus manos, y al verlos aproximarse exclamó con una estridente carcajada:--¡Suya, suya!El infeliz estaba loco.

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El Cristo de la

calavera

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Los que asistían de continuo a formar el séquito de presuntos galanes de doña Inés de Tordesillas, (...) a pesar de su carácter altivo y desdeñoso, no desmayaban jamás en sus pretensiones

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...por todas partes adonde se volvían los ojos se veían oscilar y agitarse en distintas direcciones una nube de damas hermosas con ricas vestiduras

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Lope dio un paso adelante para recuperar el terreno perdido, tendió el brazo y los aceros se tocaron otra vez; mas, al tocarse, la luz se tornó a apagar por sí misma, permaneciendo así mientras no se separaron los estoques.

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La corza blanca

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“ Cuando, después de escuchar las palabras que dejo referidas, me incorporé con prontitud para sorprender a la persona que las había pronunciado, una corza blanca como la nieve salióde unos saltos enormes por cima de los carrascales y los lentiscos, se alejó seguida de una tropa de corzas de su color natural, y así éstas como la blanca que las iba guiando no arrojaban bramidos al huir, sino que se reían con unas carcajadas cuyo eco juraría que aún me estásonando en los oídos en este momento.”

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El Miserere

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Esto fue sin duda lo que me llamó la atención primeramente; pero luego que me fijé un poco en las hojas de men las hojas de men las hojas de men las hojas de múúúúsicasicasicasica

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Las gotas de agua que se filtraban por entre las grietas de los rotos arcos (…) llegaban perceptibles al oído del romero que (…) aguardaba ansioso la hora en que debiera realizarse el prodigio

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oyó un ruido (…)inexplicable en aquel lugar, (…) y

sonó una campanada...,

dos..., tres..., hasta once.

En el derruido templo no había

campana, ni reloj, ni torre ya siquiera.

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Cuando el viejecito concluyó de contarme esta historia, no pude menos de volver otra vez los ojos al empolvado y antiguo manuscrito del Miserere, que aún estaba abierto sobre una de las mesas.

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Rimas

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Rima IYo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en las sombras.

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Yo quisiera escribirle, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma,(...)si, teniendo en mis manos las tuyas,pudiera, al oído, cantártelo a solas.

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Rima IISaeta que voladoracruza arrojada al azar,y que no sabe dóndetemblando se clavará;

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hoja que del árbol secaarrebata el vendaval,

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sin que nadie acierte el surcodonde al polvo volverá

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Destelloluz que en cercos temblorosos brilla, próxima a expirar,

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y que no se sabe de ellos cuál el último será;

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eso soy yo que al acasocruzo el mundo sin pensarde dónde vengo ni adóndemis pasos me llevarán.

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Rima IIILos invisibles átomos del aireen derredor palpitan y se inflaman,el cielo se deshace en rayos de oro,la tierra se estremece alborozada.

Oigo flotando en olas de armoníasrumor de besos y batir de alas;mis párpados se cierran..¿Quésucede?-¡Es el amor que pasa!

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Rima IVNo digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía.

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Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas,

mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista,

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mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías, mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!

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mientras sentirse puedan en un besodos almas confundidas;mientras exista una mujer hermosa,¡Habrá poesía!

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Rima VYo soy sobre el abismo el puente que atraviesa, yo soy la ignota escala que el cielo une a la tierra,

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Rima VIII

¡Cuando miro el azul horizonteperderse a lo lejos,al través de una gasa de polvodorado e inquieto;

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me parece posible arrancarmedel mísero sueloy flotar con la niebla doradaen átomos levescual ella deshecho!

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Cuando miro de noche en el fondo oscuro del cielo las estrellas temblar como ardientes pupilas de fuego,

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me parece posible a do brillansubir en un vuelo,y anegarme en su luz, y con ellasen lumbre encendidofundirme en un beso.

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En el mar de la duda en que bogo ni aun sé lo que creo; sin embargo estas ansias me dicen que yo llevo algo divino aquí dentro.

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Rima X

Como en un libro abiertoleo de tus pupilas en el fondo.¿A qué fingir el labiorisas que se desmienten con los ojos?

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Rima XII

Porque son, niña, tus ojosverdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades,verdes los tuvo Minerva,y verdes son las pupilasde las hurís del profeta

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Las esmeraldas son verdes,verde el color del que esperay las ondas del océanoy el laurel de los poetas.

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Es tu mejilla temprana rosa de escarcha cubierta, en que el carmín de los pétalos se ve al través de las perlas.

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Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean, pues no lo creas.

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Porque son, niña, tus ojosverdes como el mar te quejas;quizás si negros o azulesse tornasen, lo sintieras.

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Rima Rima Rima Rima XV

Tú, sombra aérea, que cuantas vecesvoy a tocarte, te desvaneces ¡como la llama, como el sonido, como la niebla, como el gemido del lago azul!

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Rima XVII

Hoy la tierra y los cielos me sonríen, hoy llega al fondo de mi alma el sol, hoy la he visto... La he visto y me ha mirado...

¡Hoy creo en Dios!

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Rima XXI—¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas en mi pupila tu pupila azul,

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¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.

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Rima XXIIIPor una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo;

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por un beso... ¡Yo no séqué te diera por un beso!

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Rima XXIVDos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan y, al besarse, forman una sola llama.

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Dos notas que del laúd a un tiempo la mano arranca, y en el espacio se encuentran y armoniosas se abrazan.

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Dos olas que vienen juntas a morir sobre una playa y que al romper se coronan con un penacho de plata.

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dos jirones de vapor que del lago se levantan, y al juntarse allá en el cielo forman una nuble blanca;

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dos ideas que al par brotan,dos besos que a un tiempo estallan, dos ecos que se confunden ... eso son nuestras dos almas.

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Rima XXVIII

Y en el luminoso día y en la alta noche sombría, si en todo cuanto rodea al alma que te desea, te creo sentir y ver,

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Dime: ¿es que toco y respiro soñando, o que en un suspiro me das tu aliento a beber?

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Rima XXIX

Sobre la falda teníael libro abierto,en mi mejilla tocabansus rizos negros:

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no veíamos las letrasninguno, creo,mas guardábamos amboshondo silencio.

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Rima XXXAsomaba a sus ojos una lágrima,y a mi labio una frase de perdón;habló el orgullo y se enjugó su llanto,y la frase en mis labios expiró.

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Yo voy por un camino, ella por otro;Pero al pensar en nuestro mutuo amor,Yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día?Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?

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Rima XXXVI¡Te quiero tanto aún! ¡Dejó en mi pechotu amor huellas tan hondas,

que sólo con que tú borrases una,las borraba yo todas!

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las llas llas llas láááágrimas son agua y van al mar grimas son agua y van al mar grimas son agua y van al mar grimas son agua y van al mar Rima Rima Rima Rima XXXVIII

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Rima XLITú eras el huracán y yo la altatorre que desafía su poder:¡tenías que estrellarte o que abatirme!...¡No pudo ser!

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Rima XLIICuando me lo contaron, sentí el fríoDe una hoja de acero en las entrañas;Me apoyé contra el muro, y un instanteLa conciencia perdí de dónde estaba.(...)Pasó la nube de dolor… Con pena logré balbucear unas palabras…¿Quién me dio la noticia?... un fiel amigo…Me hacía un gran favor. Le di las gracias.

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Rima LII

Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envuelto entre la sábana de espumas, ¡llevadme con vosotras!

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Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas, arrastrado en el ciego torbellino, ¡llevadme con vosotras!

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Nube de tempestad que rompe el rayo y en fuego ornáis las sangrientas orlas, arrebatado entre la niebla oscura, ¡llevadme con vosotras!.

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Llevadme, por piedad, a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria. ¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas!.

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Rima LIIIVolverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

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. Pero aquellas que el vuelo refrenaban ,tu hermosura y mi dicha a contemplar,

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aquellas que aprendieron nuestros nombres...

¡esas... no volverán!.

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Rima LIV

Cuando volvemos las fugaces horasdel pasado a evocar,temblando brilla en sus pestañas negrasuna lágrima pronta a resbalar.

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Rima LVI

Hoy como ayer, mañana como hoy,¡y siempre igual!Un cielo gris, un horizonte eternoy andar... andar.

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Moviéndose a compás como una estúpidamáquina el corazón:la torpe inteligencia del cerebrodormida en un rincón.

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Así van deslizándose los días, unos de otros en pos; hoy lo mismo que ayer...; y todos ellos, sin gozo ni dolor.

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Rima LIXYo sé cuál el objeto de tus suspiros es; yo conozco la causa de tu dulce secreta languidez.

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¿Te ríes...? Algún díasabrás, niña, por qué:tú acaso lo sospechas,y yo lo sé.

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Rima LXHoy mi vida es un erial, flor que toco se deshoja; que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja.

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Rima LXI

Cuando la trémula mano tienda, próximo a expirar, buscando una mano amiga, ¿quién la estrechará?

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LXVII JorgeRima LXVIIQué hermoso es cuando hay sueño, dormir bien... y roncar como un sochantre y comer... y engordar... ¡y qué desgracia que esto sólo no baste!.

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Trabajo realizado por los alumnos de 4º A, del curso 2011-2012 del

IES El Carmen. Murcia

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Aliaga Jiménez ,Mª CarmenAmat Fernández, CarlosBelmonte Lorca, RobertoCasanova Muñoz, PedroCerezo Martínez, Julia de los Ángeles

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El farh Boumajdil, RidaEscudero Segura, IreneGarcía Simón, DanielGarza Silva, Lesly Priscila

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Gea Bermúdez, DavidGómez Costa, JaimeGouaida, ImadGuerrero Fernández, ÁlvaroHurtado Blázquez, Virginia

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Invernón Monedero, JoséDanielLópez Avilés, RocíoLópez Martínez, Juan JoséMarcos Aroca, PaulaMelero Borja, Víctor

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Molina-Niñirola Ballester, M CarmenMoreno López, PatriciaNieto Sánchez-Campillo, JorgeRamos Paredes, Lilian YeseniaRiquelme Martínez, MaríaRochel Vera, Cristina

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Saura Merino, PatriciaSoler Gonzalez-Musso, MartaTorrano Robles, SelvaTrassierra Gómez, Carlos SamuelVerdú Gallardo, DavidZhu Guo, Thomas

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Coordinación: Clara Elisa Pino

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Con el patrocinio de

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