batalla espiritual y contrabando de ideas

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36 IF–Nº6 BATALLA ESPIRITUAL Y CONTRABANDO DE IDEAS No puede decirse que una época que glorifica la información y en que muchos grupos editores han migrado hacia la red electróni- ca, o bien nacido allí, sea un tiempo pro- picio para las revistas de papel. Ya muchos presuponen que en pocas décadas más tanto el libro como las bibliotecas clásicas serán antiguallas, o anacronismos, meras pasiones de sectas inofensivas. Sin embargo, Artefacto se ofrece a sí misma impresa, por costumbre, por amabilidad para con el lector, y por gusto nuestro. Otras dos dificultades deben ser mencionadas: la mengua, incluso el desva- necimiento, sucedido unos diez años atrás, de los ámbitos de lectores de revistas de pensamiento que aún no habían sido atraídos por los temas del periodismo cultural o por los del mundo académico. La otra dificultad reside en que la técnica (el subtítulo de la revista es “Pensamientos sobre la Técnica”) se ha impuesto como un límite para el pen- samiento, evidente y opaco al mismo tiempo, quizás por haber logrado acondicionar no sólo al hábitat, sino también a nuestro nicho psíquico. Se diría que los temas que intere- san al grupo editor de Artefacto conducen a pensar contra nosotros mismos. La revista tiene un formato circular, cuadrado, como los antiguos discos “maxi”, que se editaron durante un tiempo como alternativa al simple y al “long-play”. Por lo tanto, no se adapta a los estantes. Tampoco el puñado de personas que se ocupa de publi- carla –un grupo de afinidad, no un “equipo de cátedra”– se acomoda del todo al períme- tro institucional donde nació, un seminario de la Carrera de Ciencias de la Comunica- ción de la Universidad de Buenos Aries. En este sentido, la revista libra una suerte de “batalla espiritual”, y en sus páginas se con- densan debates vivos y urgentes, aún cuando recurramos muchas veces a autores clásicos y marginales para encontrar el incómodo ángulo que exponga una autopsia de la época de la técnica. Artefacto se distingue por reunir una variedad de campos y abordajes, pero también por el hecho de atravesar los temas contemporáneos con mirada propia, a la vez crítica y curiosa, se trate de las fantasías científicas sobre la posibilidad de la clonación humana, de la destrucción del cuerpo en los procesos laborales o de su remodelación por medios farmacológicos, o de los dramas que afectan al medio ambiente. Mirada “crítica” no quiere decir distante, que desde siempre ha sido la ambición tanto del científico o del intelectual de gabinete, sino la “aproxima- ción necesaria y somática” a la realidad que se pretende intuir y explorar. Y esa realidad es el despliegue de la voluntad técnica sobre el mundo. Dicho de otra manera, desde su formato hasta sus contenidos, sin exceptuar su diseño o los afiches desplegables que acompañan a cada número, la revista respeta únicamente su propio criterio editorial y las dosis de capricho que también son propias de una aventura intelectual. INTERFASE GRáFICA CHRISTIAN FERRER REVISTA ARTEFACTO t f Christian Ferrer uno de los respetados tribalistas académicos que, desde 1996, impulsa esta aventura intelectual con formato long play, repasa el camino de la revista Artefacto

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por Christian Ferrer

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36 IF–Nº6

batalla espiritual y contrabando de ideas

No puede decirse que una época que glorifica la información y en que muchos grupos editores han migrado hacia la red electróni-ca, o bien nacido allí, sea un tiempo pro-picio para las revistas de papel. Ya muchos presuponen que en pocas décadas más tanto el libro como las bibliotecas clásicas serán antiguallas, o anacronismos, meras pasiones de sectas inofensivas. Sin embargo, Artefacto se ofrece a sí misma impresa, por costumbre, por amabilidad para con el lector, y por gusto nuestro. otras dos dificultades deben ser mencionadas: la mengua, incluso el desva-necimiento, sucedido unos diez años atrás, de los ámbitos de lectores de revistas de pensamiento que aún no habían sido atraídos por los temas del periodismo cultural o por los del mundo académico. La otra dificultad reside en que la técnica (el subtítulo de la revista es “Pensamientos sobre la Técnica”) se ha impuesto como un límite para el pen-samiento, evidente y opaco al mismo tiempo, quizás por haber logrado acondicionar no sólo al hábitat, sino también a nuestro nicho psíquico. Se diría que los temas que intere-san al grupo editor de Artefacto conducen a pensar contra nosotros mismos.

La revista tiene un formato circular, cuadrado, como los antiguos discos “maxi”, que se editaron durante un tiempo como alternativa al simple y al “long-play”. Por lo tanto, no se adapta a los estantes. Tampoco el puñado de personas que se ocupa de publi-carla –un grupo de afinidad, no un “equipo

de cátedra”– se acomoda del todo al períme-tro institucional donde nació, un seminario de la carrera de ciencias de la comunica-ción de la universidad de Buenos Aries. En este sentido, la revista libra una suerte de “batalla espiritual”, y en sus páginas se con-densan debates vivos y urgentes, aún cuando recurramos muchas veces a autores clásicos y marginales para encontrar el incómodo ángulo que exponga una autopsia de la época de la técnica.

Artefacto se distingue por reunir una variedad de campos y abordajes, pero también por el hecho de atravesar los temas contemporáneos con mirada propia, a la vez crítica y curiosa, se trate de las fantasías científicas sobre la posibilidad de la clonación humana, de la destrucción del cuerpo en los procesos laborales o de su remodelación por medios farmacológicos, o de los dramas que afectan al medio ambiente. mirada “crítica” no quiere decir distante, que desde siempre ha sido la ambición tanto del científico o del intelectual de gabinete, sino la “aproxima-ción necesaria y somática” a la realidad que se pretende intuir y explorar. Y esa realidad es el despliegue de la voluntad técnica sobre el mundo. Dicho de otra manera, desde su formato hasta sus contenidos, sin exceptuar su diseño o los afiches desplegables que acompañan a cada número, la revista respeta únicamente su propio criterio editorial y las dosis de capricho que también son propias de una aventura intelectual.

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Christian Ferrer uno de los respetados tribalistas académicos que, desde 1996, impulsa esta aventura intelectual con formato long play, repasa el camino de la revista Artefacto

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No creemos que sea descabellado afirmar que el de la técnica y sus múltiples derivaciones es acaso el más urgente de entre los problemas de la cultura contemporá-nea –el drama de la mirada como tecnología de apropiación y dominación de lo visible, las políticas de la vida, la administración técnica del dolor, las alianzas entre la ciencia y diversos poderes–, entre muchos otros. Sin embargo Artefacto no es una revista “de actualidad”, aún sin desconocerla, porque prefiere, antes que los chispazos de novedad, el rescate de autores y reflexiones que, tanto desde el presente como desde el pasado, arrojan una luz espectral sobre el mundo que sólo se nos ha vuelto formulable bajo forma de espectáculo continuo. Y si bien no es una revista necesariamente “localista” (es sabido que fue precisamente la técnica el principal acontecimiento propiciador de la “globaliza-ción”, para decirlo en la jerga corriente, a la que asistimos hoy), es uno de los objetivos primordiales de la revista recuperar el pensa-miento de autores argentinos, como ha sido el caso de oscar Varsavsky, Ezequiel martínez Estrada, Héctor A. murena, o Jorge Barón Biza. Los rastreamos y los volvemos a poner en circulación, acaso porque fueron injusta-mente olvidados, o porque su pensamiento resulta ser un yacimiento que aún no ha sido explorado del todo. Nos interesa crear una memoria histórica de cómo se ha ido consti-tuyendo, al menos a lo largo del siglo xx, el imaginario técnico de los argentinos.

La revista también incluye una buena parte de materiales traducidos por primera vez al español por integrantes del grupo editor. Son diagnósticos del presente y análisis de las condiciones de existencia contemporáneas. otras veces los traducimos porque la belleza intrínseca del texto así nos lo impone. Así lo hicimos con una conferen-cia de martin Heidegger sobre la técnica, con los documentos del colegio de Patafísi-ca de París, con los cuadros sinópticos sobre heterología de georges Bataille, o con artículos de John Berger sobre la fotografía.

quizás sea pertinente agregar unas palabras más respecto del grupo de cátedra que edita la revista. Entre las diversas posibilidades que admite la idea de cátedra (baluarte, laboratorio, máquina de guerra, escuadra pedagógica) la de la tribu segura-mente nos concierne mejor que otras. quizás también las figuras del oasis y del imán. Todos los integrantes del Seminario Informática y Sociedad, desde 1988 hasta la actualidad, nos fuimos congregando a modo de limaduras sueltas, brotes a destiempo en algún caso, o hebras heterogéneas de la carrera de ciencias de la comunicación, bajo el cobijo intelectual de Héctor Schmu-cler, quien había pensado nuestros temas anteriormente y quien deseaba seguir meditándolos con radicalidad e intransigen-cia. La revista Artefacto. Pensamientos sobre la Técnica es fruto de ese contrabando de personas e ideas.

De izquierda a derecha portadas de los números 1, 2, 4 y 6 de la revista Artefacto, pensamientos sobre la técnica. Un camino rico en contenidos, que abarcó desde cuentos de John Berger y Pablo de Santis, hasta ensayos de William Morris, Peter Sloterdijk y Martin Heidegger entre tantos.