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Batalla de El Juncal abrió el camino hacia Angostura Piar tuvo un rol clave en la conquista de Guayana 40 Dossier La comuna escribe su historia ¿Qué motivó las insurrecciones campesinas de 1846?

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Batalla de El Juncal abrió el camino hacia Angostura

Piar tuvo un rol clave en la conquista de Guayana

40

Dossier La comuna escribe su historia

¿Qué motivó las insurrecciones campesinas de 1846?

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Figura de Maternidad, Mujer sedente con niño acostado

sobre las piernas, Etnia del Congo. Replica vaciada

en Yeso. Colección Etnográfica Museo de Ciencias.

CONTENIDO

1SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA

PORTADA Pablo Wenceslao Hernández, Manuel Piar, s/f. Colección Palacio Federal Legislativo, Asamblea Nacional. Fotógrafo: Alfredo Padrón.

AGRADECIMIENTOS Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (Archivo Audiovisual, Colección Bibliográfica, Colección Antigua, Hemeroteca); Galería de Arte Nacional (CINAP), Museo Bolivariano, Archivo General de La Nación RECONOCIMIENTOS Mención Honorífica del Premio Municipal de Comunicación Social 2009

Premio Nacional de Periodismo 2010 · VII Premio Nacional del Libro de Venezuela 2010-2011, mención Revista · Premio Municipal 2011 Periodismo Científico, Diseño y Diagramación · Premio Municipal de Periodismo William Lara 2012 ·

CORREO ELECTRÓNICO [email protected] [email protected] PÁGINA WEB www.cnh.gob.ve TWITTER @Memoriasvzla | @cnh_ven FACEBOOK Memorias de Venezuela Centro Nacional de Historia TELÉFONO (0212) 509.58.32

Final Avenida Panteón, Foro Libertador, Edificio Archivo General de la Nación, PB. ISSN 1856-8432 Depósito Legal N.° PP200702DC2753

MEMORIAS DE VENEZUELA N.º 40 Septiembre 2016EDITOR Carlos Ortiz REDACCIÓN Jeylú Pereda · Carlos Ortiz ICONOGRAFÍA y DOCUMENTOS Noelis Moreno · Osman Hernández · Romer Carrascal DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN José Manuel Hernández C. SUPERVISIÓN GRÁFICA Gabriel A. Serrano CORRECCIÓN Miguel Raúl Gómez EQUIPO DE TRABAJO Pedro Calzadilla · Alejandro López · Simón Sánchez · Coro Ortiz · Andrés E. Burgos . Luis Pellicer · Karin Pestano · Neller Ochoa · Carlos Franco · Félix Ojeda · Joselin Gómez · Rubén Wisotzki · Yilanith Rodríguez · Mireya Reyna

CONTENIDO

EDITORIAL

Las comunas escriben su historia

La propuesta de construir el Estado comu-nal plantea una revisión histórica que per-mita ver hasta qué punto una propuesta como esta tiene algún arraigo en el seno

del pueblo venezolano. El historiador Manuel Al-meida sostiene que la visión de la comuna como un proceso de carácter popular trasciende la es-fera de la forma política, pues se trata de la insur-gencia de un sujeto histórico, que cobra cuerpo cuando gente asume que su vida también res-ponde a un proceso colectivo que los interrela-ciona con la historia nacional pero les da un ca-rácter propio.

La comunidad, afirma abre le da referentes culturales al colectivo, y genera una identidad. La perspectiva histórica le da sentido en el tiem-po, y proyecta la gestión de la comuna hacia un futuro de transformación. A esta visión se suma la convicción de la antropóloga Iraida Vargas de que el sentido de comunidad es el sustrato que ha mantenido las relaciones de solidaridad y re-conocimiento de los sectores populares.

Ese sustrato hay que hacerlo surgir, y hay que trabajar para que el pueblo se reencuentre de manera consciente y activa con ese sentimiento de comunidad. Y advierte que en el país hay ex-periencias concretas de que la vida comunal aún se practica. Pero esa realidad ha sido invisibiliza-da por el discurso hegemónico.

En ese sentido, el antropólogo Mario Sano-ja afirma que aunque se ha tratado de negar lo comunitario, también es cierto que “la huma-nidad ha sido más terca; y existe y con mucha fuerza”. Pone como ejemplo casos de socieda-des campesinas muy bien organizadas, capaces de producir y autosustentarse. Eso es clave para impulsarla comuna, asevera, la capacidad de concretar una forma alternativa de producción y gestión de los recursos.

En este número se ofrece un dossier que busca aportar elementos para este debate.

Medófilo Medina habla del encuentro de Chávez y Perón en el río de la historia

En el Juncal la República obtuvo una victoria clave

Una monja falsificó los estigmas de Cristo

Darwin recuperó la naturaleza para la ciencia

¿Cómo funcionaba el correo de postas en la Independencia?

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE20162 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 3

independenciaefeméridesOctubre / Noviembre

�MDV

El 27 de septiembre de 1816, en el bajo de El Juncal –en-tre Barcelona y Píritu– las fuerzas patriotas vencieron

a los realistas comandados por Francisco Tomás Morales. Este combate, en el que fue decisiva la acción de Manuel Piar, permi-tió afianzar la posición del ejército venezolano en Oriente y marchar posteriormente hacia Guayana, donde se pudo establecer nueva-mente la República.

RuptuRa con BolívaR Cuando, Piar, Gregor Mac Gre-

gor, José Tadeo Monagas, Carlos Soublette y José Antonio Anzoá-tegui derrotaron a Morales en El Juncal, Bolívar se hallaba en Haití, a donde se vio forzado a regresar por presión de José Francisco Ber-múdez y Santiago Mariño. Estos lo desconocieron como jefe militar y asumieron el mando de las tropas.

La ruptura se concertó el 22 de agosto de 1816, en Güiria, a donde Bolívar arribó seis días antes des-de Bonaire, luego del fracaso del desembarco en Ocumare, el 6 de julio de ese año.

Mariño y Bermúdez alegaban que el Libertador había abandonado la expedición de Ocumare. Lo cierto es que cuando la flota expediciona-ria llegó al punto señalado, los es-pañoles, que ya estaban al tanto, se habían retirado de la costa para ten-derles una trampa a los incursores.

En su biografía de Bolívar, Gerhard Masur, relata que “Bolívar creyó que podría tomar Caracas en ocho días;

Las fuerzas patriotas de Oriente abrieron la puerta hacia Guayana

La Batalla de El Juncal fue clave para reiniciar la recuperación de la República

después quería regresar al este. Desde el comienzo, las probabili-dades se concertaron en su contra. Esperaba una ayuda más activa de la población del Oeste que la que había encontrado en el este. Pero esta ventaja habría de ser contra-rrestada por las numerosas tropas españolas y la mayor vigilancia con que los españoles defendían su do-minio más importante”.

DeRRota en ocumaRe El 11 de julio Morales atacó

a  Soublette, quien recibió un

mensaje falso de que 7 mil espa-ñoles avanzaban hacia la zona y se replegó. A pesar de la sorpre-sa, los patriotas lograron poner en retirada al enemigo y tomaron el cerro Los Aguacates. Sin em-bargo, el día 13 los realistas re-gresaron, “y después de una ba-talla que duró tres horas y media los independientes fueron derro-tados”, relata Masur.

“Bolívar, que se había apresu-rado a ir en su ayuda, llegó de-masiado tarde para impedir la derrota de sus soldados. Cuan-

Retrato de Gregorio Manuel Piar, en Baralt, Rafael María y Díaz, Ramón, Resumen de la historia de Venezuela, París, Imprenta de H. Fournier, 1841.

Indígenas en resistencia Aún nos sigue llegando el grito combati-vo de los pueblos indígenas víctimas del genocidio sistemático practicado por el invasor europeo a partir del 12 de octu-bre de 1492. A cinco siglos de distancia, el símbolo de la resistencia cultural y moral de nuestras comunidades sigue franqueando las secuelas eurocéntricas y excluyentes, para incorporarse al va-liente combate contra la dominación.

Oro cumanés para VenezuelaLa gran hazaña de Francisco “Moro-chito” Rodríguez se registró el sábado 26 de octubre de 1968. De la mano del púgil cumanés, ese día Venezuela ob-tuvo su primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. A su regreso, el cam-peón fue homenajeado por su pueblo con una de las mayores manifestaciones de admiración vistas en la historia del deporte nacional.

Quriquires contra EspañaEn el pueblo de Gibraltar, ubicado en el estado Zulia, los quiriquire, grupo aborigen de filiación Caribe, se suble-varon el 1 noviembre de 1600 contra la dominación española, manteniendo esta población bajo su control por más de diez años.

Pueto Cabello libre de realistas Al mando del general José Antonio Páez, las fuerzas republicanas toman el 8 de noviembre de 1823, la plaza fuerte de Puerto Cabello, obteniendo así la última plaza en posesión de las fuerzas realistas en Venezuela.

Delgado Chalbaud asesinado A las 9 de la mañana del 13 de noviem-bre de 1950, el vehículo en que circu-

laba el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, presidente de la Junta Militar de Gobierno, fue interceptado por un grupo de individuos armados, quienes posteriormente lo asesinarían en una quinta en la urbanización Las Mercedes de Caracas.

Estudiantes contra Pérez JiménezEn protesta formal contra el plebiscito convocado por el régimen perezjime-nista, los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela se declararon en huelga el 21 de noviembre de 1957, y realizan manifestaciones en los centros de educación superior del país.

Armisticio en Trujillo En las tierras de Trujillo, los enviados plenipotenciarios Antonio José de Sucre y el brigadier español Ramón Correa, firmaron el 25 de noviembre de 1820 el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, con el objetivo de dar un cese a las hosti-lidades e iniciar negociaciones para una paz definitiva entre España y la Gran Colombia.

27-N: sigue la rebeliónNueve meses después del alzamiento militar del 4 de febrero, encabezado por Hugo Chávez Frías, se produce una nueva insurrección armada el 27 de noviembre de 1992, al mando del contralmirante Hernán Grüber Odremán y el general de brigada de la Fuerza Área Francisco Visconti Osorio. Esta acción se denominó “Movimiento Cívico Militar 5 de julio”, y estuvo acompañada por organizaciones políticas que adversaban al gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez.

Francisco “Morochito” Rodríguez. Colección Catalá del Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.

27 de noviembre de 1992. Fotografía del Archivo de la Academia Militar del Ejército Bolivariano.Cortesía Centro Nacional de Fotografía.

Carlos Delgado Chalbaud. Colección Catalá, Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE20164 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 5

independencia

do Bolívar reanudó la persecu-ción al día siguiente y marchó so-bre Ocumare encontró la ciudad y el puerto desiertos”.

Ante los ojos del Libertador, aña-de el autor, “abandonados a lo largo de la playa estaban los pertrechos de los  patriotas: mil cañones, se-senta mil balas, pedernal y lanzas: en pocas palabras, todo lo que Pe-tión había entregado a Bolívar para su expedición”.

En esas circunstancias, y con apenas tres embarcaciones peque-ñas a la vista, Bolívar tenía escaso margen de maniobra. Lejos de allí, Gregor Mac-Gregor, a la cabeza de un contingente de 600 hombres, “inició ordenadamente la retirada, sin comprometerse en combates, porque el objetivo era avanzar para reunirse al grueso de las tropas pa-triotas en el Oriente”, explica el his-toriador Manuel Carrero.

El Libertador, que había ordena-do a un contingente marchar hacia Choroní, quedó aislado del cuerpo principal de su ejército y llegó a pensar en el suicidio, ante la ame-naza real de caer en manos del enemigo. Lo salvó Juan Bautista Bi-deau, quien lo embarcó en el barco Indio Libre y lo llevó a Bonaire, ha-cia donde se habían marchado los otros buques.

victoRia en el oRiente Con Bolívar fuera de la escena,

Mariño se pone a la cabeza de las

“¡SoldadoS avanzad a la bayoneta. venced o morid!”

“Como a las siete de la mañana –decía un testigo de la acción– entró en línea el ejército republicano. El ala derecha se componía de una división de infantería y dos piezas de artillería al mando de los generales Mac Gregor y Soublette, y varios escuadrones de caballería a las órdenes del general José Tadeo Mona-gas. La izquierda constaba de infantería y caballería de Cumaná, mandadas por los generales Freites y Piar (…) La artille-ría republicana principió el fuego con un buen suceso sobre la izquierda y reser-va de los enemigo, pero su ala derecha hizo replegar la división de Piar y Freites. Entre tanto nuestra derecha avanzaba a paso lento, restableciendo siempre su

alineamiento y sosteniendo sus fuegos de infantería y artillería. Fue voz pública que entonces, habiendo observado Mac Gregor la ventaja que el enemigo iba adquiriendo sobre nuestra izquierda, tomó la bandera del batallón de honor y dijo: ¡Soldados avanzad a la bayone-ta. Venced o morid! Al propio tiempo avanzó también con denuedo el general Monagas, con su caballería sobre el flanco izquierdo enemigo, penetró a su centro y pasó luego a obrar a espaldas de la caballería del comandante Alejo, previa la dispersión de su infantería, con lo que fue precisado éste a suspender la persecución en que llevaba él la de Freites y Piar; y esto fue causa de la completa derrota del enemigo”.

Tomado del libro Manuel Piar, de Asdrúbal Gon-zález (Valencia, 1979, p. 81)

fuerzas patriotas y, “puesto ya en práctica un tratado celebrado por el primero en 23 de julio con el gober-nador de Trinidad en obsequio del comercio, marchó con una división a tomar los pueblos de la costa para facilitar sus comunicaciones con el Llano y ocupó a Yaguaraparo, ata-cándolo en el 2 de septiembre por mar y tierra”. Esta acción representó “bastante pérdida” para los realistas “y el aumento de 40 hombres que los abandonaron”, cuenta Feliciano Montenegro y Colón en su Historia de Venezuela.

Este autor señala que “Bermúdez persiguió a los fugitivos, y sucesiva-mente se posesionaron de Río Cari-be en el 3; de Carúpano en el 5 y de Cariaco en el 10, recogiendo víve-res y ganados y algún armamento abandonado por los realistas, cu-yas filas dejaron muchos soldados españoles de Barbastro y dragones de la Unión, que se presentaron pi-diendo servicio”,.

Mariño publicó una proclamaba en la que llamaba “a los cumaneses y al resto de los peninsulares, a que se alistaran en las banderas de los

libres”, pues se disponía a tomar la ciudad. El día 20 comenzaron los ataques sobre Cumaná “en com-binación con las fuerzas marítimas de Margarita, y reduciendo su guar-nición a tanto apuro, que se llegó a pensar en evacuarla”, reseña Mon-tenegro y Colón”.

En el sitio de la ciudad también participó Piar, quien llegó “con otra columna después de haber des-truido varias partidas en su tránsi-to desde Maturín, y se situó en la quebrada de Ortiz, para cooperar al buen éxito del mismo sitio”.

En todo momento, los jefes orientales tuvieron en mente en-contrarse con Mac-Gregor, quien, perseguido por Morales, se había aproximado a Barcelona, don-de estaba asentado Monagas. Piar fue el primero en llegar en su auxilio. Entonces decidieron enca-rar al enemigo junto con Monagas. Al frente de 2 mil hombres le plan-taron cara a Morales en el El Juncal. Montenegro y Colón sostiene que de 3 mil “realistas veteranos” “sólo escaparon 300, siguiendo a su jefe por las montañas de San Bernardi-no a pasar el Unare en dirección a Puruey, y luego a Uchire y emboca-dura antigua del río Tuy, por donde descarga el Guapo en el día”. Pero Asdrúbal González, biógrafo de Piar, sostiene que los patriotas eran poco más de 1.300 efectivos, mien-tras que Morales dirigía a “1.100 sol-dados de infantería y caballería”.

Algunas fuentes aseguran que Piar habría huido en el combate, al ver que su columna era derrotada, pero González, quien cita a un testi-go presencial. lo ha desmentido. En efecto, el ala izquierda, a cargo de Piar fue presionada y se tuvo que replegar. Sobre ellos se abalan-zó en persecución una parte de la caballería realista, que fue repelida por Mac Gregor, pero Piar no aban-donó el combate.

el valoR De piaR El triunfo en El Juncal les permitió

a los republicanos repeler por tie-rra los intentos de ocupar Oriente, lo que les abrió el camino hacia Guayana, que sería liberada al año siguiente. Así, la República de Ve-nezuela volvió a asentarse en terri-torio libre, esta vez definitivamen-te. El proyecto de independencia y liberación definitiva de la Nueva Granada y Venezuela contaba aho-ra con su suelo firme donde asen-tarse. Fue, sin duda, el resultado de un esfuerzo mancomunado, pero en el que Piar tuvo un rol principal.

González sostiene que Piar se tomó la tarea de reagrupar a gru-pos de llaneros que habían comba-tido con Boves, hombres que difí-cilmente aceptarían el liderazgo de alguien a quien no le reconocerían valor y méritos propios: “En menos de dos meses formó Piar un ejér-cito en los llanos de la Provincia de Barcelona. Con la actividad que

exigían las circunstancias, tomando como núcleo los destacamentos del Coronel Barreto y otros jefes guerrilleros, realizando una labor de convencimiento y captación ha-cia importantes grupos de llaneros que actuaban como bandoleros luego de ser licenciados quince meses antes del ejército de criollos que dirigieran Boves y Morales”.

Esa labor, le permitió a finales de agosto estar “en capacidad de moverse hacia la costa, com-binando un operativo con Mariño, que sitiaba a Cumaná. Es enton-ces cuando recibe desde los lla-nos guariqueños solicitudes de ayuda enviadas por la División del Centro, que de victoria en victoria, se acercaba a la región oriental. En su avance hacia Barcelona, supo la ocupación de esta plaza por la caballería al mando de José Tadeo Monagas”.

“Allí se posesiona del mando en Jefe, en virtud de su mayor gra-duación, y se prepara a recibir al ejército que mandado por Morales, seguía las huellas de Mac Gregor”, señala González. Y no descansa-rá, desde ese momento, hasta ver asegurada la privilegiada plaza de Angostura. Agua, cultivos, ganado, minerales, rutas fluviales, salida al mar, entre otros recursos, ofrece la ciudad asentada en el Orinoco, la misma que lo vería morir, fusilado por sus compañeros, el 16 de oc-tubre de 1816

Vicente Escobar, Francisco Tomas Morales, La Habana, 1824. Colección Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife.

independencia

Mapa de Venezuela para servir a la historia de las campañas de la guerra de independencia en los años de 1815, 1816 y 1817, en Agustin Codazzi, “Atlas Físico y Político de la República de Venezuela”, París, Lithographie de Thierry Frères, 1840.

Martín Tovar y Tovar, General Gregorio Mac Gregor, 1874. Colección Palacio Federal Legislativo, Asamblea Nacional. Fotógrafo: Alfredo Padrón.

Martín Tovar y Tovar, General José Antonio Anzoátegui, 1874. Colección Palacio Federal Legislativo, Asamblea Nacional. Fotógrafo: Alfredo Padrón.

Martin Tovar y Tovar, José Tadeo Monagas, s/f. Colección Museo Caracas.

Tito Salas, Pedro Zaraza, ¿1933? Colección Palacio Federal Legislativo, Asamblea Nacional. Fotógrafo: Alfredo Padrón.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE20166 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 7

siglo XiXsiglo XiX

El natalcio de Bolívar se celebraba el 28 de octubre

Guzmán Blanco le regaló agua a Caracas para celebrar el cumpleaños del Libertador

Una jUnta con nombreS notableS

De igual forma el presidente cons-tituyo a la compañía de Crédito en Junta de Fomento para “(…) correr con la administración y dirección de la obra”. Las juntas de fomento eran órganos del Ejecutivo Nacional destinadas a “Fomentar los intereses materia-les de la Republica, ensanchar y hacer fácil la instrucción popular, especialmente a favor de los pobres (…)”. Además debían “(…) penetrarse de la verdadera situa-ción de Venezuela (…)” y estaban obligadas “(…) a estimular con entusiasmo á los pueblos (…) y á servir con ahincó y eficaz fervor a los intereses de la civilización (…)” La junta de Fomento del Acueducto y Paseo “Guzmán Blanco” estaba conformada por: Juan Rohl y Ca., (Presidente) H.L. Boulton, Eraso Hermanos, C. León y Ca., Blohm Valentinier, Leseur Römer y Ca., y G. Sturp.

�Romer Carrascal

Como parte del proyecto guzmancista de moderni-zación del país, a principios del año de 1873 el Ejecuti-

vo Nacional ordenó la construcción de una obra pública de vital impor-tancia para Caracas, un acueducto que llevaría a la ciudad las aguas del Rio Macarao a través del cerro El Calvario. Esta obra debía estar culminada para el 28 de Octubre, fecha en la cual el país entero cele-braría las fiestas nacionales por los 90 años del natalicio del Libertador.

No conforme con la construcción de un acueducto para la ciudad, también se ordenó la siembra de un bosque y la construcción de un

paseo en El Calvario, lugar destina-do al recreo y esparcimiento de la población caraqueña.

más que un acueDucto La construcción del acueduc-

to respondía a la gran escasez de agua potable en la ciudad. Para 1873, según estimaciones de Mo-desto Urbaneja, Ministro de Fo-mento, Caracas recibía once litros de agua por segundo. La principal fuente del líquido era un acueduc-to que se alimentaba del río Catu-che, ubicado al noroeste de la ca-pital venezolana.

El 19 de Febrero de 1873, el presi-dente Antonio Guzmán Blanco, dis-puso que se “abriese un acueducto de mampostería, libre en general; y

entubado en los puntos indispensa-bles y muy convenientes, por el cual viniesen al calvario cien litros por segundo de los cuatrocientos que conduce el Macarao”, señala la Me-moria que el Ministerio de Fomento presentó ante el Congreso en 1874.

La idea era que la obra le diera no solo agua a la ciudad, sino un nuevo espacio público a la gente y ayuda-ra a aprovechar las tierras aledañas. El decreto establecía que los “tra-bajos se dirigiesen de modo que todos los elementos que de ellos resultasen se aprovechasen para fertilizar el trayecto del acueducto y formar un bosque en el Calvario, que sirviese de recreo á esta ciudad y contribuyese á aumentar sus her-mosas vistas” (SIC).

Para la construcción de las obras se designó como responsable al in-geniero y general Luciano Urdane-ta, con el apoyo del general Eleazar Urdaneta, agrimensor, quien sería su auxiliar. Incluso se les fijó un sueldo de 160 y 120 venezolanos (moneda en circulación para la época).

El 25 de febrero se nombró a los ciudadanos Ramón Goiticoa y al Ge-neral Juan Hernández, inspectores de los trabajos, con la asignación de 80 venezolanos mensuales cada uno. Y el 18 de Marzo se nombró al teniente de ingenieros Luis Mario Montero como director de los traba-jos que debían practicarse en la pla-nicie mayor de El Calvario. De igual forma, se le asignó a la responsabili-dad de los trabajos del puente Caño Amarillo, uno de los más grandes de la ciudad para la época y que unía a Caracas con el paseo Guzmán Blan-co por la calle Solís.

Para la transformación de El Cal-vario de un cerro escarpado y estéril en una frondosa colina, se nombro al General Luis Manuel García encarga-do de la plantación del bosque en el paseo Guzmán Blanco mediante re-solución del 29 de mayo.

BolívaR naciDo en octuBReDurante el siglo XIX se acostumbró

conmemorar el natalicio del Liberta-dor el día 28 de octubre, por ser este el día de su onomástico (día de San Simón). Una ley del 14 de marzo de 1849, declara el 28 de octubre fecha nacional, porque en ese día “se ha celebrado siempre el nacimiento del ciudadano Simón Bolívar”.

Esta fecha no fue modificada sino hasta 1918 mediante la ley del 19 de mayo, en la cual se sustituye la fe-cha de celebración del 28 de octu-bre por el 24 de julio.

En 1873 fue prioridad del Estado la celebración el natalicio del Liber-tador como parte del proyecto de configuración de la identidad nacio-nal, lo que convirtiò a Bolívar en un símbolo de progreso y civismo. Las fiestas se preparaban con esmero y júbilo. Toda la ciudad se engalana-ba para la fecha, y esperaba ofrecer los mayores honores al libertador

de la patria. Se organizaron comi-siones de decoración y adornos, y los ciudadanos de las parroquias de Caracas embellecían la ciudad.

Para la celebración se designó una comisión directiva conformada por Jesús María Paúl, Pedro Toledo Ber-múdez, Heraclio de La Guardia, Arís-tides Rojas, y los generales Ramòn de la Plaza y Nicanor Bolet Peraza.

Esta directiva publicó un anun-cio el 18 de octubre en la Opinión Nacional, informando a las comi-siones de decoración y adornos que el día 27 debían amanecer concluidos todos los trabajos que se preparaban para las fiestas de natalicio del Libertador e inaugu-ración del acueducto.

Se informaba también que la di-rectiva estaría los días 26 y 27 re-cibiendo “las guirnaldas, coronas, y flores que quisieran dedicar a la grata conmemoración”.

caRacas fue una fiestaEn la edición de La Opinión Nacio-

nal del 21 de octubre de 1873 podía leerse: “Todas las parroquias se

La estatua de Guzmán Blanco dominaba a toda la ciudad, en, Graciano Gasparini, Juan Pedro Posani, “Caracas a través de su arquitectura”, Caracas, Armitano Editores, 1998.

Antonio Guzmán Blanco. Colección Personajes del siglo XIX, Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE20168 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 9

la conStrUcción del acUedUcto y el paSeo fUe Un gran reto para la adminiStración de gUzmán blanco

Las obras comenzaron el mismo mes de febrero y en ellas traba-jaron más de 5.000 personas. Según la “Memoria del Ministerio de Fomento al Congreso de Los Estados Unidos de Venezuela en 1874”, los trabajadores eran remunerados con el pago que se acostumbraba en cada locali-dad, pero en ningún caso podía exceder los siguientes montos semanales: para aparejadores: 2 venezolanos, para oficiales de primer orden: 1,60 venezolanos, para oficiales de segundo orden: 1,20 venezolanos, para oficiales de tercer orden: 1,00 venezola-nos, para caporales 1,20 venezo-lanos, para peones: 0,70 vene-zolanos, y para muchachos: 0,40 venezolanos. Cabe destacar que un decreto de junio de 1874, del recién creado Ministerio de Obras Públicas, prohibió a las juntas emplear en las obras públicas a niños menores de 12 años.

disputan a porfía el derecho del entusiasmo cívico, y según se ve la ciudad amanecerá decorada y alegre desde la aurora del 27 (…) Su-cedense suscripciones voluntarias entre los ciudadanos.” Además, se invitaba a las familias a concurrir al paseo desde el 27 ya que estaría “(…) abierto un hermoso y elegante res-taurant, bien provisto de fiambres, dulces, refrigerantes, helados, y todo cuanto pueda desear el buen tono y gusto de esta sociedad”.

También se publicaron anuncios como el del almacén de los Hnos. Rojas, ofreciendo farolitos de varios tamaños y clases para las fiestas del 28. O vestidos, perfumes, abanicos, y plumas para las damas caraqueñas, así como surtidos de ropa parisina, paltós de alpaca, fluxes y sobreto-dos de casimir para los hombres.

No había casa por pequeña que fuera donde no se tejiera una coro-na, se engalanara con una bandera o se formara un ramillete. Para el 27 y 28 se esperaba con gran expec-tativa un espectáculo de luces en la Plaza Bolívar y sus alrededores. Entre las maravillas pirotécnicas se esperaban los globos del artista Pedro Rosales, que iluminarían la atmósfera como “lámparas aéreas”, y los aparatos de luz eléctrica del profesor Vicente Marcano.

El 28 en la tarde habría una reu-nión general –en la gran planicie del paseo Guzmán Blanco– de todos los gremios, juntas y corporaciones en rigurosa etiqueta, para rendir ho-nores al Libertador e inaugurar las magnas obras.

campanazos y cañonazosDesde el día 27 se declaró el jú-

bilo por las vísperas del gran día. Al amanecer retumbaron las salvas de artillería y el repique de campanas. Los edificios y casas lucían el pabe-llón nacional. A las 12:00 m y a las 6:00 pm hubo salvas de artillería, y se inició la iluminación general, que junto con los fuegos artificiales, ale-graba las retretas en la Plaza Bolívar y Guzmán Blanco.

Al despuntar la aurora una salva de artillería en la cima del paseo

Guzmán Blanco anunció la llegada del tan esperado día 28. “Las calles, plazas y demás lugares públicos se engalanaron como por encanto (…) los colores nacionales y símbo-los patrios decoraban los frentes y las ventanas: en todas las esquinas levantaron arcos simbólicos”, relata Nicanor Bolet Peraza. A las 9:00 de la mañana hubo una recepción ofi-cial en el palacio de Gobierno en-cabezada por Presidente, el cuerpo diplomático y consular y los altos cuerpos del Estado.

A esta recepción le siguió una ce-remonia religiosa en la Iglesia me-tropolitana, a cargo del Reverendo Vicario Apostólico Baralt. Finalizada la ceremonia, el Presidente se diri-gió a la capilla donde estaban los restos del Libertador para rendir los respectivos honores.

y se aBRió el acueDucto Para las 4:00 de la tarde estaba

preparada la recepción en el Acue-ducto y Paseo Guzmán Blanco. No se escatimaron esfuerzos para adornar la colina. Por la entrada del Paseo que comunicaba con las ca-lles del Juncal y el Triunfo estaba colocada la gran columna de Abril. En la entrada principal del paseo,

por el puente de Caño Amarillo, se veía un arco monumental erigido por la junta de fomento de la obra.

La elipse que coronaba el paseo estaba adornada con gallardetes amarillos sobre columnatas de ma-dera con kioscos de luz, que par-tiendo de una gran asta sobre cuyo tope flameaba el pabellón nacional, terminaba en dos árboles de glo-bos de cristal destinados a iluminar la estatua del Ilustre Americano. La escultura fue hechura de los her-manos Bolet con la ayuda del es-cultor Manuel González.

El empresario León Suarez, en-cargado de la iluminación, colocó cerca de ocho mil faroles a distan-cia de un metro a lo largo del paseo para brindar luz al caer la noche. Los obreros del paseo fijaron en la piedra tallada para el estanque una lápida de mármol con la siguiente inscripción: “Acueducto, Estanque y Paseo Guzmán Blanco, construi-do en 1873, A la Gloria del General Guzmán Blanco la gratitud de los obreros de Caracas”.

Una enorme muchedumbre co-menzó a subir por las avenidas que conducían al paseo desde las tres de la tarde. Al pasar el tiempo la multitud crecía y los caminos se

obstruían. “Por donde quiera fla-meaban pañuelos y se agitaban sombreros, en señal de regocijo”, reseñó Bolet Peraza.

Pasadas las 4:00 de la tarde as-cendió el presidente Guzmán Blan-co al Paseo junto con su familia. La artillería comenzó a disparar, y la música marcial junto con fuegos artificiales y 100 globos de colores ascendieron al cielo anunciando la llegada del Ilustre Americano. Cuando Guzmán llego a al estan-que ubicado en la colina que co-ronaba el paseo, fueron soltadas al aire 500 aves blancas.

En el paseo se concentraban al-rededor de 25 mil personas dis-frutando de la celebración. Luego de la ceremonia de bendición, H.L Boulton tomó la palabra por parte de la Junta de Fomento para en-tregar la obra al concejo munici-pal de Caracas: “Os felicito ilustre General y felicito a la Republica (…) por la grande y filantrópica idea de abastecer de agua a una capital cuyas necesidades se hacen cada días más imperiosas (…) y como si no fuera suficiente (…) habéis que-rido regalar igualmente (…) el Paseo Guzmán Blanco, convirtiendo una colina estéril (…) en un jardín ameno

(…) vuestro nombre queda asociado a las grandes conquistas de la civili-zación moderna”.

oRo paRa Guzmán Blanco Posteriormente tomó la pala-

bra Modesto Urbaneja, ministro de Fomento, seguido por Jesús Ma-ría Paúl, gobernador del Distrito y presidente del Concejo Municipal, quien hizo entrega a Guzmán de

oro y brillanteS para gUzmán blanco pagadoS por la mUnicipalidad

La medalla de agradecimiento que el Concejo Municipal de Caracas le entregó a Guzmán Blanco era una pieza de oro sembrada de hermosos brillantes. Tenía en el anverso una fuente en forma de tritón que portaba una copa de donde brotaba agua, además de dos ninfas que recibían en copas de oro los cristales de la fuente. Alrededor de la alegoría se leía “Paseo y Acueducto Guzmán Blanco, 1873”. En el reverso tenía una inscripción: “La ciudad de Caracas agradecida con su ilustre hijo y bien-hechor Guzmán Blanco”.

siglo XiXsiglo XiX

J.M Chirinos y Joyería y Relojería La Margarita, Estanque del Calvario, Caracas, 1900. Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional. Joseph Thomas, Vista de Caracas, 1851. Colección Galería de Arte Nacional

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201610 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 11

Una obra de envergadUra

Para octubre de 1873 las obras del acueducto se hallaban casi con-cluidas. Este tenía 45 mil metros de longitud, en su carrera habían sido construidos 34 puentes, 8.705 m3 de mampostería, 51 bó-vedas, 350 m3 de paredón y 1.080 m2 de encalado. A la par de la construcción del Acueducto, en el cerro de El Calvario desaparecían los riscos y despeñaderos, ocupando su lugar “bien trazadas carreteras, que (…) conducen a los habitan-tes de esta capital á contemplar las encantadoras vistas de la ciudad y sus alrededores”. Habían sido construidos en el paseo un estanque grande con 100 metros de largo, 20 de ancho y 2 de profundidad; un pedestal para la estatua del Ilustre americano que se levantaría en el centro de la planicie; el puente de “Caño Amarillo”; un di-que, 120 m3 de cañería, una cloaca; 3.194 m3 de paredón; 2.462 m3 de mampostería, 434 m2 de empe-drado; 2 bóvedas y 4971 m lineales de desagüe. Según los datos de la Memoria del Ministerio de Fomento de 1874, habían sido invertidos has-ta el 30 de noviembre de 1873 en el acueducto: 378.227,93 venezola-nos, y 213.039,81 venezolanos, en la construcción del paseo.

Para seguir Leyendo:

� Memorias del Ministerio de Fomento al congreso de los Estados Unidos de Venezuela en 1874, Caracas, Edición Oficial, Imprenta de la Opinión Nacional, 1874. � Memorias del Ministerio de Obras Publicas al con-greso de los Estados Unidos de Venezuela en 1875, Caracas, Imprenta Federal, 1875. � Nicanor Bolet Peraza, “Las Grandes Fiestas Nacio-nales de Octubre de 1873”, en La Opinión Nacional, Caracas, Tipografía de la Opinión Nacional, del 30 de Octubre de 1873 al 27 de Noviembre de 1873.� La Opinión Nacional, Caracas, Tipografía de la Opi-nión Nacional, Octubre- Noviembre de 1873.� René de Sola, “Cuando Nació Bolívar”, en Boletín ANH, tomo LXVI, Caracas, Julio Septiembre 1983, N°263, pp. 803-805.

una medalla de agradecimiento a nombre del Concejo Municipal del Distrito Federal.

A la entrega de la medalla le siguió una salva de aplausos, lue-go una delegación de obreros le regaló una representación del es-cudo de armas moldeado en cera, y tomo la palabra Ramón Goiticoa para hablar por los obreros.

Ya había caído la noche y de im-proviso la colina se iluminó, al igual que la ciudad. “Ráfagas de luz cer-caron el espacio (…) en las eminen-cias que rodean el paseo (…) se al-canzaba a ver focos de vivo fuego”, en palabras de Bolet Peraza.

Llegó el momento de las pala-bras del Presidente, quien excla-mó emocionado: “Esta es la fiesta del progreso y la civilización (…) las

obras que acaba de entregar la junta de fomento (…) no son obra mía, que nada podría haber eje-cutado solo, sino del pueblo de Venezuela, de este pueblo ab-negado y heroico en el combate, inteligente, manso y laborioso en medio de la paz”.

El presidente prosiguió: “No se hable de los desmanes del pueblo sin tener en cuenta sus desenga-ños. En el pueblo existe todo lo que es bueno y generoso (…) Este paseo (…) la transformación de esta colina (…) donde huella el pie mul-titud de tumbas de venezolanos muertos en la guerra civil (…) es obra del pueblo (…) parece que al traer las aguas del Macarao, para que sirvieran de bienestar a los hombres y a fecundar el hermo-

so valle de Caracas, haya querido simbolizar con ellas el bautismo de la nueva era de paz, de progre-so, y de honra nacional”.

Guzmán Blanco habló también de su propia gloria:

“Mía no es más que la gloria de haber sido fiel a la bandera popu-lar y honradamente leal a la inten-ción revolucionaria: y si he per-mitido que me levanten estatuas (…) es que para que enseñen a los que me suceden en el poder que el pueblo conserva la memoria de sus leales servidores (…)”.

Luego el presidente tuvo unas palabras para con el Libertador en

su día y terminó exclamando: “Viva Bolívar, viva el Pueblo de Venezue-la, viva la Federación”.

El discurso fue acogido con estre-pitosos aplausos y vítores por la mul-titud. Luego la concurrencia solicitó escuchar al invitado especial Héctor F. Varela, redactor del periódico libe-ral El Americano, quien gozaba de gran prestigio y fama en la audiencia. Este no tuvo más que odas para con Guzmán y la obra de la regeneración.

En la noche caraqueña se sentía un clima de exaltación y entusias-mo, los focos de bengala ilumina-ban los brazos levantados en alto, y los blancos pañuelos que ondu-laban con expresivas movimientos.

Luego tomó la palabra un joven oriental llamado Marco Antoni Gan-dolphi, a quien le siguió Trinidad Ce-lis Ávila, representante del estado Guzmán Blanco. Al terminar la felici-tación de los estados, el cielo se po-bló de fuegos artificiales de colores, y centenares de globos alegóricos.

A las 9 de la noche descendió Guzmán con su familia y la comitiva. Continuó paseando en una carreta cubierta por las calles de la ciudad, repletas de gente. “Todavía los pri-

meros albores del día 29 sorpren-dieron a las alegres parejas que en los festejos pasados se habían de-jado llevar por los arrebatos de la música en la cordial celebración de tan glorioso acontecimiento”, des-cribió Bolet Peraza.

caRacas ReciBe las aGuas Del macaRao

Si bien el día 28 de octubre fue inaugurado el Acueducto y el Paseo Guzmán Blanco, pasadas las fiestas del natalicio, aún no había llegado el agua del Macarao al estanque principal del paseo. La artillería se mantenía en la explanada para anunciar a la población la llegada de las aguas del río.

Fue a primeras horas del 4 de no-viembre cuando retumbó la artillería anunciando la llegada del Macarao al Paseo Guzmán Blanco. De inme-diato, centenares de cohetes su-bieron en ráfagas al cielo. Al poco tiempo una multitud ascendió al paseo, haciendo difícil el acceso al estanque principal. Cientos de tra-bajadores recorrían el acueducto sin disimular su júbilo. A las 10:00 de la mañana hizo acto de presencia Guz-mán Blanco, quien bebió un vaso de agua del estanque y en medio de vítores y aclamaciones se dirigió al restaurante donde estaban los inge-nieros para felicitarlos por la obra.

Todo el día estuvo visitado el pa-seo y creció su concurrencia por la tarde. En medio de los incesantes disparos de artillería ascendían por centenares hombres y mujeres en-vueltos en las nubes de humo. Has-ta las 9:00 de la noche estuvo sobre la elipse una orquesta de aficiona-dos festejando con alegre armonía la llegada del Macarao

comelona de ternera

“Ecos de Caracas”: Se prepara para breves días, por disposición del Presidente de la Republica, un banquete popular de ternera en el hermoso sitio del El Algodonal, en el Acueducto Guzmán Blanco, al que concurrirán los altos digna-tarios de la Nación. Numerosos señores y señoritas y muchos ca-balleros (…) el lugar elegido para este obsequio que tendrá todos los atributos y el genuino carácter de nuestras fiestas populares se arreglara después de una manera conveniente (…)”. La Opinión Na-cional, 6 de Noviembre 1873.

siglo XiXsiglo XiX

Nangeot, Papel para abanico con retrato del Libertador, 1820. Colección Museo cuadra de Bolívar.

James Mudie Spence, Espectáculo de fuegos artificiales en la Plaza Bolívar de Caracas, circa 1871-73, en, James Mudie Spence, “The land of Bolívar, or war, peace and adventure in the Republic of Venezuela”, London, Searle and Rivington, 1878.

Ramón Bolet Peraza. Colección Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional.

Nicanor Bolet Peraza. Colección Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional.

Plaza Guzmán Blanco en Caracas, en, H Neum, “Álbum de Caracas y Venezuela”,Caracas, Litografía de la Sociedad, 1877-1878.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201612

DOSSIER

fotohistoria

�Héctor Rattia

La época de los grandes estudios fotográficos en Venezuela y el mundo no duraría para siempre, Ko-

dak introdujo al mercado equipos fotográficos de fácil uso, “presio-ne el botón y nosotros hacemos el resto” anunciaban. En Vene-zuela este aparato fue comercia-lizado como la “Cámara Bolívar”, y permitía a cualquier aficionado hacer fotografías sin conocimien-tos técnicos, como consecuencia la asistencia a los estudios de-clinó. En 1918, antes del fin de la época dorada para los fotógrafos artistas, Marceliano Ramírez logró un retrato que pasaría a la poste-ridad e inmortalizaría la imagen y la belleza de Carmen Elena de las Casas, “la mujer más hermo-sa de Caracas” a decir de Miguel Otero Silva.

Desde los catorce años Ra-mírez trabajó como aprendiz en el Taller Fotográfico de Pedro Ignacio Manrique, y en 1909, de Principal a Santa Capilla, inau-gura el que probablemente sea el último de los grandes estu-dios en Venezuela, desde julio de 1909, Ramírez colabora en El Cojo Ilustrado, siendo su prime-ra publicación unas fotografías tituladas “Bellezas caraqueñas” y “Flores caraqueñas”, Al igual que su maestro Manrique, ensaya sus retratos a lo “Rembrandt”, una técnica de claro oscuro que hace afirmar al investigador Douglas Monroy que “estos trabajos com-parten los mismos intereses que los de los pintores del Círculo de Bellas Artes, por representar los efectos lumínicos”.

El tema de “Bellezas cara-queñas” sería recurrente, María

Teresa Boulton afirma que en El Cojo Ilustrado a partir de 1908 los retratos “aumentan consi-derablemente, sobre todo los de las mujeres que llaman be-llezas caraqueñas”, y en 1911 podemos ver a Manrique anun-ciando en El Universal su “ex-posición artística fotográfica de bellezas caraqueñas” en la que solo participarían “postales mo-dernistas del bello sexo”.

En esta tradición, Ramírez foto-grafió en 1918 a Carmen Elena de las Casas, quien, aunque amante de las bellas artes, era esquiva al galanteo de los creadores de la época: el escritor Ramos Sucre y el pintor Antonio Edmundo Mon-santo fueron algunos de sus mu-chos pretendientes. De las Casas estudió pintura en París y se dedi-có a la decoración, en 1931 decoró el Teatro Principal, según Miguel Otero Silva, viajaba mucho y “leía incesantemente”, además “ex-perimentaba una curiosidad sin límites”. No solo fue musa del fo-tógrafo Ramírez, su amiga, Teresa de la Parra se inspiró en ella para crear su personaje María Eugenia Alonso, protagonista de Ifigenia y el libro Las formas del fuego de José Antonio Ramos Sucre está dedicado a de las Casas.

Esta imagen de Ramírez como diría el escritor Gabriel Gonza-lez “en una pose elegante, con un atuendo y una coreografía de objetos”, signos convencionali-zados que hacen a las modelos “envidiables, dignas de emularse, deseables”, confirma la importan-cia de la fotografía como registro, el “esto ha sido” de Barthes, sin la foto de Ramírez, aunque sea una puesta en escena, la afirmación de Otero Silva no es más que un acto de fé

Marceliano Ramírez fotografió a “Ifigenia”

La comuna en la historiaEn 1781 el espíritu comunero estremeció a los Andes venezolanos. Pequeños agricultores, labradores,

artesanas y artesanos se constituyeron como fuerza popular para luchar en contra de la implementación de nuevos tributos por parte de las instituciones españolas.

Este episodio del siglo XVIII no solo evidencia el malestar social que entonces existía en el país, también es prueba de los modos de organización propios del pueblo venezolano.No obstante, tal como lo afirman los profesores Iraida Vargas y Mario Sanoja, la vida comunal no es solo un hecho que ocurrió hace muchos años atrás; por el contrario, la comuna existe y es parte de nuestro presente.En el siguiente dossier ambos investigadores –autores del libro La larga marcha hacia la sociedad comunal– plantean como la solidaridad, la reciprocidad y el carácter colectivo son un sustrato de la sociedad venezolana.Asimismo, el historiador Manuel Almeida, nos habla sobre las dimensiones cultural, histórica, económica y política de la comuna en relación a un modo de resistencia para la consolidación del buen vivir en colectivo.

13SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA

Marcha comunera, Comuna Socialista Ataroa, Caracas, 2014. En, http://patriagrande.org.ar

Marceliano Ramírez, Carmen Elena de las Casas, 1918. Colección María Fernanda Palacios

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1514 MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE2016 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA

dossierdossier La comuna en la historia La comuna en la historia

� Jeylú Pereda

Las personas podrían abrir el dicciona-rio, apelar al recuadro de búsqueda de Google o escuchar algunos discurso para hacerse de una noción de la palabra co-

muna. Pero si la intención es conocer “lo que hace a una comuna”, es probable que los ca-minos deban ser otros.

De acuerdo con el historiador e investiga-dor del Centro Nacional de Historia (CNH), Manuel Almeida, no necesariamente un co-lectivo tiene que llamarse comuna para fun-cionar como tal.

Lejos de ser solo una denominación —des-de el punto de vista filosófico— en esencia la comuna es “una comunidad que busca caminos para la autosustentación y para la

Manuel Almeida: “Nos han entrenado para aborrecer el pasado”

La comuna es la expresión de valores y relaciones de cooperación que se consolidan en un territorio

construcción de un poder político que le de autonomía, que le de capacidad de articula-ción con otras localidades y con lo nacional”.

Pero además, “no te haces comuna sino cuando buscas en tus procesos las capaci-dades de hacerte con soberanía”. Para poder lograr eso, agregó, el colectivo tiene que te-ner unos valores básico: solidaridad, apoyo al otro, búsqueda de la complementariedad, disposición para el intercambio. “Y eso no se fabrica; eso se construye”.

Almeida no dejó de lado la dimensión legal de la comuna. En ese sentido también se esta-blecen parámetros; entre ellos el hecho de que deben haber comunidades organizadas, con sustento histórico —en este caso los consejos comunales— que a su vez hayan surgido de la organización de varios grupos de familias.

La comuna, explicó, no es solo una cons-trucción política, sino que también es una dimensión cultural en la que las relaciones sociales se consolidan en un territorio. Y esto se fundamenta en la cotidianidad de la gente.

De acuerdo con Almeida, la comuna intenta convertir esos elementos en bases para “la sustentación económica, la organización polí-tica y para la toparquía; es decir, la generación del autopoder”.

SÍMBOLO DE REBELDÍA El historiador define también a la comuna

como un símbolo de rebeldía; pero no solo en términos del poder político y en función del Estado-nacional. Se refiere a la resistencia para la consolidación del buen vivir en colecti-vo y de lo que los hace cultura.

Más allá de levantar la bandera comunal por la reivindicación de los saberes ances-trales y las luchas políticas, Almeida destaca también cómo este tipo de organización se convierte en sujeto histórico cuando su gente asume que en colectivo tienen un proceso de vida que los interrelaciona con la historia na-cional pero les da un carácter propio.

En este sentido, la dimensión histórica de la comuna es fundamental. A partir de la ob-servación de los valores locales y su interre-lación con lo nacional, “es de donde vamos a tener sustento para consolidar otros procesos sociales... La historia tiene la perspectiva de darle sentido a un futuro de transformación”.

A decir de Almeida, “nuestra visión actual tiende a diluir los valores de la comunidad en los valores nacionales”. Sin embargo, los pri-meros son en realidad la base para lograr los segundos: “Es la comunidad la que te da po-sibilidades, la que te da referentes culturales, te genera una identidad”.

DEJAR DE DEPENDER En lo económico, la comuna implica el sur-

gimiento de proyectos que garanticen susten-tabilidad y abastecimiento de sus habitantes. El objetivo es ponerle fin a la dependencia, principalmente alimentaria.

“Eso es una esperanza, una utopía. Que el entorno promueva la diversidad alimentaria, que la gente reivindique lo que ha consumido históricamente”, indicó Almeida. Y aquí se ra-tifica la importancia de que la gente conozca su historia; porque “es la historia la que te da un sentido para esa conciencia”.

En la memoria de las localidades, por ejem-plo, están los molinos de maíz. Según Almei-

da, cada sector tenía una familia que se de-dicaba a moler los granos, a hacer la masa y hasta a vender las arepas. Sin embargo, “con la imposición de un producto” y la consolida-ción de las grandes empresas productoras de maíz —privadas y públicas— esos procesos quedaron a un lado.

Y es que “con la comuna pasa igual que pasa con la historia misma”. A juicio de Al-meida, “nos han entrenado para aborrecer el pasado”; sobre todo cuando esas memorias buscan romper con el “status quo de la so-ciedad”. Incluso, “en este momento tenemos estructuras que funcionan como comuna y no se llaman como tal; y hasta pueden aborrecer del termino”.

El entrenamiento del que habla Almeida, ha impedido en cierta medida que la comu-na sea vista y entendida como “un elemento nuevo de un elemento antiguo”. Recordó que “nuestros pueblos originarios vivían así no porque se llamaran comuna, sino porque era su forma de organizarse, su visión de vida, tenían una dinámica”.

Sin embargo, señaló, la sociedad occiden-tal ha logrado sustituir ese modo de vivir en la medida que ve los productos de la tierra como una mercancía: “Esa visión convirtió todo lo que comes en un producto, lo que te hace de-pendiente del sistema de mercado”.

Lo que se quiere promover con la comuna, dejó en claro Almeida, no es que todo el mun-do siembre, porque no todos tienen esa capa-cidad; pero sí que se genere una conciencia al respecto.

“Tenemos niños que creen que la carne viene del supermercado y no de la vaca. Se pierde conciencia y se diluye la realidad. En-

tonces debemos conocer cuáles han sido los mecanismos para ejercer ese control sobre la gente y cómo podemos romperlos”, planteó.

EL COMPROMISO DEL HISTORIADOR El historiador, respondió Almeida, tiene

el compromiso de ser un facilitador en ese proceso de desarrollo de la comuna. “Debe ser un generador de experiencias y dinámicas para convertir la historia en un hecho permanente, en algo de gusto, de afecto”. No obstante, “la historia es la que se genera en el colectivo no la pala-bra del historiador”.

En este momento, indicó, se puede decir que hay dos tendencias. Una tiene que ver con la historia comunal, que es una propuesta de cambios de paradigmas, de puntos de ob-servación: “No ver la realidad solo desde de la nación, sino desde la comunidad”.

La otra arista es la historia de las comunas, “que no es solo lo que conocemos, sino la rei-vindicación de ancestros que no se llamaban como tal, pero que vivían bajo esa organiza-ción colectiva”.

De acuerdo con Almeida, “la comuna es una búsqueda, y la historia comunal es la representación de esa búsqueda”. La misión es “darle sentido a un proyecto que intenta devolver el poder a la comunidad, no desde la visión occidental del poder, sino desde la redimensión de los valores culturales”.

La ventaja en este momento, comentó, es que el Estado —“a partir de que el presidente Hugo Chávez decide cuestionar el principio de la propiedad y generarlo de la historia lo-cal”— tiene “disposición de cuestionarse y cambiar su estructura” Comuna El Tambor, La Azulita, Municipio Andrés Bello, estado Mérida. Fotografía: Verónica Canino.

Comuna Máximo Vizcaya, Estado Yaracuy. Fotografía: Verónica Canino Fotografía: Nicolas Janot.

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1716 MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE2016 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA

� Jeylú Pereda

Los antropólogos e historiadores Iraida Vargas y Mario Sanoja coinciden en afirmar que “la estructura comunal si-gue existiendo”. La prueba de ello es

que aún hay comunidades que “son solida-rias, que no creen en el individualismo sino en la reciprocidad y en el carácter colectivo”. Todo esto, señalaron, “es un sustrato en la sociedad venezolana”.

No obstante, Vargas cree que esa historia comunal ha sido “escondida”, “escamotea-da”; y al mismo tiempo “olvidada, negada, difamada”: “Nos dicen que las comunas de-jaron de existir porque eso era atraso; y esa valoración negativa se sigue repitiendo”.

Por el contrario, la profesora Vargas está convencida de que la vida comunal también es presente. Su trabajo en el área feminista le ha permitido, por ejemplo, observar de primera mano a las comunidades matricéntricas, que están presentes en todas las barriadas popu-lares del país y a lo largo de todo el continente.

Entonces, ¿por qué se niega la existencia de la vida comunal?. De acuerdo con Vargas, “lo que pasa es que la clase media y la bur-guesía no son nada comunitarias”.

Pero además, esto ocurre, en principio, “porque una de las cosas más difíciles de re-vertir —cuando uno está tratando de plantear modelos alternativos al capitalismo— son esos discursos, categorías y planteamientos que se han convertido en lo único posible: Desarrollo, transformación, en el capitalismo han sido vistos como algo que no se puede ir hacia el pasado”.

A decir de Sanoja, aunque se ha tratado de negar lo comunitario, también es cierto que “la humanidad ha sido más terca; y existe y con mucha fuerza”. Luego de regresar de Francia, el profesor estudió culturas que no tenían ningún sentido a los ojos del capital. En su experiencia, se encontró, por ejemplo, en Los Andes con sociedades campesinas muy bien organizadas, capaces de producir y autosustentarse.

Sin embargo, Vargas enfatizó que ese sus-trato mencionado “es algo más, es una prac-tica”, y no solo se refiere al mundo rural o de

Vargas y Sanoja: Nuestra historia comunal nos ha sido escamoteada pero existe

La solidaridad, la reciprocidad y el carácter colectivo son un sustrato de la sociedad venezolana

la artesanía. “La comuna tiene sentido porque parte de una noción determinada de comuni-dad”, sostuvo

En el caso de la sociedad campesina, expli-có, hay una relación social fundamental que es de carácter solidario, o al menos de coope-ración. Por ejemplo, comentó, está un organi-zación que se llama Cecosesola, que abarca varios estados en el occidente de Venezuela, y que a su vez son decenas de miles de familias que trabajan juntas.

“Eso es lo que es la vida comunal”, apuntó Vargas. Y pasa por una noción fundamental: “Asumirse como miembros de una comunidad. Lo cual sucede porque la gente tiene una iden-tidad con los objetivos de esa comunidad”.

LA SANCIÓN DE LA SOLIDARIDAD Con la aparición del petróleo, expuso Var-

gas, se tendió a “sancionar negativamente la solidaridad”. Se generó ese contexto del “no seas pendejo”, y se estimuló el egoísmo. Por lo que no duda en afirmar que “el modelo ren-tista estimuló a que se abandonaran prácticas solidarias que eran comunes”.

Con 70 años de vida, la profesora da fe de que antes, durante las situaciones de mayor pobreza, la gente demostraba la mayor soli-

daridad y gentileza entre ellos. “Y a medida que uno se mete al interior del país encuentra que esos comportamientos aún están vivos en grandes sectores de la población; pero a me-dida que te vienes a las grandes ciudades ves que es menos frecuente y respetado”.

Reiteró que las comunidades matricéntricas son una realidad cercana. Son la expresión de “la solidaridad y el amor por la vida, que era muy característico de la población venezolana en su conjunto”. No obstante, reconoció que no se puede pensar que el rentismo ha pasa-do sin pena ni gloria: “El egoísmo existe y el individualismo existe”.

RESISTENCIA AL MODELO RENTISTA Para la profesora Vargas hay algo que es cla-

rísimo: Venezuela no hubiera resistido los de-sastres de la economía petrolera y del modo de vida rentista si no hubiera tenido ese elemento fundamental (lo comunal) en su población.

“Nosotros que hemos visitado todos los estados de Venezuela; que hemos hecho arqueología en zonas rurales y urbanas, nos hemos encontrado directamente con este fe-nómeno”, comentó.

Uno de los casos, mencionó, es la comuni-dad de los que producen carne en vara. Según

Vargas, esa organización no podría haber sur-gido “si no hay una relación social que hace que esa gente se sienta solidaria, que com-parta intereses”.

Eso no quiere decir, dejó en claro la profeso-ra, que las comunas tienen que ser solamente rurales o agrícolas. Hay comunas industriales, en la que la comunidad es dueña de los instru-mentos de producción; “un poco lo que quiso hacer el comandante Hugo Chávez”.

En todo el país hay comunidades y es un he-cho: “unas más exitosas que otras, unas más claras ideológicamente que otras, y unas más distorsionadas por el capitalismo, porque na-die puede negar que estamos en una sociedad plenamente capitalista”.

No obstante, ambos consideran que en un proceso revolucionario como el que vive Venezuela, es necesario estimular todas las experiencias que existan y que tengan como características el ser solidarios, cooperativos, recíprocos y con amor por la naturaleza y el otro.

“Son cosas que deben ser estimuladas, más que la noción de productividad, lo cual no quiere decir que se justifique la ineficacia”, expresó Vargas.

El profesor Sanoja recordó que cuando comenzó la lucha armada, en los años 60, la organización no se dio por “una experiencia divina”, sino que todo el conocimiento de la historia comenzó a utilizarse. Y se intentó re-cuperar ese espíritu en las comunidades.

Yaracuy, señaló, fue uno de los sitios donde más se trabajó, y eso se mantiene; al igual que en Barquisimeto. Sin embargo, “una de las características del capitalismo es ignorar eso... Para ellos del enemigo ni se habla”.

Vargas sostiene que esa visión es coheren-te con la derecha, no solo respecto a la co-muna, sino también con el Poder Popular: “Si ellos pueden no hablar del poder comunal o de la comuna, eso es lo mejor”.

Es por eso, agregó, que si la Revolución Bolivariana logra que la economía venezola-na sea una economía de carácter comunita-rio —“y en consecuencia que la gente coma pero que no por eso esté vendiendo su alma al diablo”— y que el Poder Popular “no solo aumente en número, sino que tenga claridad ideológica y compromiso con los destinos de la patria, entonces la transformación será realmente revolucionaria y no declarativa”.

EL ROL DE LA HISTORIA A juicio de los profesores, el compromiso

de los historiadores progresistas es “develar la historia para el resto de la sociedad, y no orientarla en un sentido que todos sabemos ayuda a reforzar la idea de que somos un pueblo lleno de limitaciones, que es la que se manejó durante el siglo XX”.

Vargas y Sanoja consideran fundamental estimular los estudios de las historias locales

La mentalidad rentista es de vieja data

Esa manera de pensar: “importar, sacarle capital al Estado y no poner dinero propio”, es un problema de vieja data. Según la profesora Iraida Vargas, “el rentismo es una cosa que se improvisa aquí en el siglo XVIII, y entonces ni siquiera había aparecido el petróleo”.

Cuando llega la explotación pe-trolera, “no hace más que insertarse en esa corriente”. La diferencia al respecto entre los siglos XVIII y XX, es que en el primero se trataba de los productos del agro, y en el segundo la materia prima era el petroleo. No obs-tante, “la mentalidad era la misma”.

De acuerdo con Vargas, ese fe-nómeno no ocurrió en otros países de la región: “Es esta burguesía que es así, porque la argentina comienza a invertir, crea fabricas; igual en México y Brasil. Por eso me da risa cuando dicen que aquí hay empresarios, porque ellos solo han sido comerciantes”.

D

y regionales “porque ahí está ese sentido de comunidad”. Y “la noción de comunidad es la base de todo”.

Una de las cosas más terribles que ha sufri-do el pueblo venezolano, “es que este manejo distorsionado de nuestra historia nos ha lleva-do a la vergüenza étnica”, indicó Vargas. Sin embargo, “eso no es casual; eso es caracterís-tico en los procesos de dominación”.

Recordó que ese proceso se inició desde la Colonia, pero es en la neocolonia —“que es donde estamos en este momento”— se reactiva sobre nuevas bases y elementos. En este sentido, “la historia tiene una enor-me responsabilidad”.

Sanoja hizo hincapié en la necesidad de darle a la historia un sentido más integral, más allá de centrarse solo en los documentos. Consideró que es importante mirar hacia la vida cotidiana.

De todas las disciplinas sociales, aseveró Vargas, “la Historia tiene la mayor responsa-bilidad en la creación de un horizonte que le de orientación a los pueblos”. Opinó que “hay un nivel de compromiso social que es ineludi-ble en la historia”.

En este sentido, reiteró que esta ciencia tiene un papel que cumplir en la comuna. Dejó en claro que ninguna organización comunal debe existir de espalda a su historia, a su lo-calidad, a su origen.

“Yo me sentiría muy triste si nuestro país llegara a ser una gran potencia tecnológica. Me gustaría más que pudiéramos llegar a co-mer alimentos sanos, que nuestros niños se puedan bañar en ríos limpios. Si eso es regre-sar al pasado, que así sea”, expresó Vargas

dossierdossier La comuna en la historia La comuna en la historia

Comuna Yaguaina, estado Sucre. Fotografía:Verónica Canino

La Vega, Caracas, Comuna El Renacer de Bolívar.

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1918 MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE2016 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA

La rebelión de los comuneros en los andes abonó el terreno para la lucha definitiva contra España

� Osman Hernández Trujillo

Uno de los episodios más determi-nantes del siglo XVIII, tanto para la metrópoli como para América, fue el cambio dinástico de la Co-

rona española. Carlos III, rey de España, proveniente de la Casa de los Borbón, apli-

caría una serie de reformas en las colonias americanas con el fin de obtener mayores beneficios económicos y políticos, no solo para tener el control político de las mis-mas, sino también para frenar el gran azote de las alforjas: el contrabando.

Frente a estas medidas, las clases opri-midas fueron rebelándose muy pronto

desde Lima hasta Quito, desde Trujillo a El Socorro: los esclavos, campesinos, pe-queños comerciantes, inclusive los blancos criollos. Más allá de las divisiones político-territoriales entre los virreinatos y las ca-pitanías, los pueblos asentados a lo largo de la cordillera de los Andes, demostrarían que formaban parte de una región histó-rica: “una federación de revoluciones”, como diría Arciniegas.

El Socorro: “¡Arriba el Reyy muera el mal gobierno!”

La rebelión comunera original tendría como epicentro central la ciudad de El So-corro (actual Departamento de Santander,

Colombia). El 16 de marzo de 1781, sus habitantes protestarían contra las medi-das implementadas por el régimen espa-ñol. Allí tuvo importante papel Manuela Beltrán, quien bajo el lema “¡Arriba el Rey y muera el mal gobierno!”, rompería el edicto que obligaba a cancelar los nue-vos tributos.

Este hecho se propagaría en varios rin-cones del Virreinato de la Nueva Granada convirtiéndose el movimiento en una ver-dadera fuerza popular, constituyéndose en un nuevo gobierno revolucionario integra-do por los terratenientes Juan Francisco Berbeo y Salvador Plata, entre otros.

La traición inevitableAnte el rápido avance de los comuneros,

el gobierno de Santa Fe firma unas capitula-

En 1781 estallaría en la región andina venezolana —actuales estados Mérida y Táchira— el movimiento comunero en contra de la implementación de nuevos tributos y estancos por parte de las instituciones españolas. Esta revuelta puso en evidenciael malestar social existente en Venezuela a finales del siglo XVIII

ciones en la comunidad de Zipaquirá, en las cuales se aceptan casi todas las peticiones de los rebeldes.

Pero estas eran letra muerta. Su acep-tación solo era una estrategia para ganar tiempo y poder organizar la reacción contra los insurgentes. Con ellas el pueblo tomaba el poder central, liderado por el mestizo de origen pobre José Antonio Galán.

Pero, temerosos de que el movimiento se popularizara y sus metas se radicalizaran, los falsos capitanes Berbeo y Plata comienzan a negociar con las autoridades coloniales para frenar la sublevación, traicionando y entre-gando a Galán, el más popular y aguerrido de los jefes del movimiento comunero neograna-dino, a los funcionarios españoles.

Sin embargo, las autoridades judiciales reaccionarían en contra de la sublevación,

Volante 5 de julio de 1781

“Los principales lugares de este rei-no, cansados de sufrir las continuas pensiones con que el mal gobierno de España nos oprime, con la esperanza de ir a peor, según noticias, hemos resuelto sacudir tan pesado yugo y seguir otro partido para vivir con ali-vio. Sabemos que esta provincia toda desea lo mismo, y así emprenden sus mejores resoluciones, que las fuerzas unidas son invencibles.

Del Perú tenemos ayuda para tomar los puertos. En todo, Dios nos ayude”.

Joseph Pérez. “Los comuneros de Mérida”, en Los comuneros de Mérida. Caracas, ANH, 1981, v. 1, p. 163.

D

Imágenes cortesía de Néstor Abad Sánchez.

Anton Raphael Mengs. Retrato de Carlos III de España, 1761. Museo del Prado, Madrid

Juan Francisco Berbeo.Imagen tomada de ManuelBriceño. “Los comuneros:

historia de la insurrección de1781”. Bogotá, Imprenta deSilvestre y Compañía, 1880.

Escudo de Armas de Charalá, pueblo natal de José Antonio Galán, el líder más fiel de los comuneros deEl Socorro

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reduciendo pronto a todos los implicados. Con todo y esto, el movimiento cruzaría las fronteras hacia territorio venezolano.

El malestar llega a los Andes venezolanos

De igual forma que en El Socorro, el detonante del movimiento de los comune-ros venezolanos fue económico: el cobro de nuevos impuestos y los estancos a los productos tales como el tabaco, el chimó y el aguardiente. Con esto, el Estado co-lonial se reservaba la comercialización y venta, prohibiendo su cultivo, de lo cual se exceptuaban los lugares avalados por el intendente.

Para ello, se adoptaron severas medi-das de fiscalización, destrucción de siem-bras, decomisos, embargos de bienes e incluso la prisión de algunos productores. Y aunque la acción de los comuneros fue integrada y apoyada por sectores de todas las clases sociales, los que emprendieron la lucha fueron los pequeños agricultores,

Una vez que toman una ciudad o una comunidad, el procedimiento es el mismo: quitan de su cargo al administrador de la Real Hacienda, se apoderan del dinero recabado, eliminan los impuestos y liberan los productos del estanco, y por ingenuidad o por estrategia política (tanto en la Nueva Granada como en Venezuela) escogen como capitanes a personajes de las clases dominantes.

Mapa de Mérida colonial. Colección Jesús Rondón Nucete. Imágenes cortesía de Néstor Abad Sánchez.

La rebelión de Túpac Amaru (noviembre, 1780)

La rebelión indígena de Túpac Amaru fue uno de los episodios más importantes y dolorosos del siglo XVIII nuestrameri-cano, que estuvo a punto de romper el orden colonial en Perú y logró adhesio-nes en el continente, influyendo de forma abrumadora en el movimiento de los comuneros. En palabras de Arciniegas: “A los pueblos más distantes llegan los bandos de Túpac Amaru y no hay en la Nueva Granada ni en la capitanía de Ve-nezuela quien no sepa de sus victorias y arrestos. En Neiva, cuando el gobernador manda a los alzados que depongan las armas, el que hace de cabeza en el motín le contesta que tiene orden de su rey de arriba —es decir, de Túpac— para levantar los pechos”.

Germán Arciniegas. Los comuneros. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1992, t. 2, p. 77.

D

Detalle del billete peruano de 100 soles, puesto en circulación entre 1976 y 1985.

labradores y artesanos, entre ellos gran cantidad de mujeres dedicadas a la pro-ducción de tabaco.

Los Andes revelados Para junio de 1781, por Mérida y La Grita

circulan los primeros panfletos que instan a la insurrección, en los cuales se dan vivas al rey y se culpa a los funcionarios adminis-trativos por los atropellos. Aunado a esto, desde Cúcuta y Pamplona llegarían a San Antonio del Táchira emisarios de los comu-neros de El Socorro.

Esta confluencia de intereses impulsaría con más fuerza el levantamiento. Se suman a la lucha las poblaciones de San Cristóbal y Lobaterra, y logran tomar La Grita el 11 de julio, teniendo como líder a Juan José Gar-cía de Hevia, designado como capitán gene-ral del alzamiento.

Entre el 15 y el 25 de julio tomarían Baila-dores, Estanques, Lagunillas, El Morro, Ace-quias, Pueblo Nuevo y Ejido. El 28 de julio en-tran triunfantes a Mérida. Saben los rebeldes que es indispensable seguir llevando la insu-rrección a los pueblos vecinos. La meta era ex-tender el movimiento hasta Trujillo, Barinas, e incluso Caracas. En este punto la alarma es

Para seguir leyendo...

• Arciniegas, Germán. Los comuneros. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1992, 2 tomos.• Dávila, Vicente, et alter. Los comuneros de Mérida. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1981, 2 tomos.• Felice Cardot, Carlos. Rebeliones, motines y movimientos de masas en el siglo XVIII venezola-no, 1730-1781. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1977.

Palabras de los merideños

“Hermanos —dicen los de Méri-da—, hasta aquí habíamos venido engañados con los mandatos de aquellos crueles ministros, que mostrándonos la piel de oveja tenían para nosotros el corazón de lobo: bien habréis conocido que así los mismos de Santa Fe como los de Caracas nos han dado el veneno en taza de oro, esto es: que paliendo sus robos en cedulas reales, nos han hecho reventar con el tosigo de alcabalas duplicadas, donativos desarreglados, etc.

Y así, basta ya de martirios y ver morir de hambre a nuestros padres, mujeres, hijos y familias”.

Germán Arciniegas. Los comuneros. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1992, t. 2, p. 64.

D

tal que el gobernador de Maracaibo, Manuel de Ayala, y el de la Provincia de Venezuela, Luis de Unzaga y Amézaga, ordenan la salida de una expedición en contra de los comuneros reunidos en aquella ciudad.

El cabildo de Trujillo se oponeTras la adhesión de la mayoría de las ciu-

dades andinas, el cabildo y gran parte del pueblo trujillano prefirieron no sumarse a la insurrección e incluso amenazaron con en-frentarla y se declararon fieles a la Corona. Bien sabían los sublevados que el apoyo de Trujillo era clave para avanzar hasta Barinas y luego Caracas: sin ellos el movimiento per-dería coherencia.

Liquidado el cabecilla máximo del movi-miento comunero en el continente, Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui No-guera), el 18 de mayo de 1871 en el Cuzco, la rebelión que asumía fortaleza regional en la Nueva Granada había sido derrotada, y desde Maracaibo y Caracas se aproxima-ban contingentes militares para aplastar el levantamiento. En efecto, el miedo a la represión mermó el apoyo popular de la re-vuelta: deserciones y traiciones dieron fin al levantamiento.

Capitulación de un malestarEl gobernador de Maracaibo había prome-

tido perdonar a los rebeldes si se rendían. Pero dudando de su palabra, los comuneros, tras su rendición en el mes de octubre, re-solvieron huir a otras regiones de Venezuela e incluso a la Nueva Granada.

Para junio de 1782, se comenzaron a abrir expedientes a los líderes implicados en el movimiento. No obstante, el 6 de agosto de 1782, el virrey Caballero y Góngora concede el indulto a todos los comuneros, siendo ra-tificado por otro del propio rey Carlos III el 31 de enero de 1783. Así concluían las jornadas heroicas de los comuneros venezolanos; sin el terreno abonado por ellos, difícilmente se comprenda la rápida incorporación de los pueblos andinos a la lucha independentista del siglo XIX

Carta de los comuneros de El Socorro a los capitanes de Mogotes, 7 de septiembre de 1781. Colección Biblioteca Nacional de Colombia.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201622 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 23

Libros que hicieron historiaLibros que hicieron historia

�Carlos Ortiz

Por correo le llegó a Charles Darwin la bomba que apuraría su paso a la inmorta-

lidad. Después de 16 años de redactar el primer borrador de un libro que pensaba titular “Selección natural”, descubrió que otro hombre ya tenía listo un texto que recogía su propia teoría sobre la evolución de las especies.

La noticia la recibió a comien-zos de junio de 1858 y provenía de la pequeñísima isla de Terna-te, ubicada en el archipiélago de las Molucas (hoy Indonesia). Allí, a más de 12.000 kilómetros de Londres, Alfred Russel Wallace redactó un ensayo en el que sos-tenía que la evolución se explica-ba por un proceso de selección natural. Y se lo envió a Darwin.

Un brillante aUtodidactaWallace era un naturalista autodi-

dacta que vivía de recoger y vender especímenes de aves y animales exóticos a museos, laboratorios, coleccionistas e investigadores, como el propio Darwin, quien lo había incorporado a una red de co-laboradores que le proporcionaban datos y piezas para sus estudios. Por la relación que mantenía con él, sabía que aquel hombre se le había adelantado honestamente.

Darwin ya era una celebridad; su fama trascendía el ámbito acadé-mico, desde que en 1839 publicó el diario de su viaje en el Beagle, la gran expedición que recorrió el Pa-cífico en una travesía de cinco años. Esa experiencia fue clave para el desarrollo de su teoría, especial-mente por la oportunidad que le dio de observar ciertas especies de

reptiles y ves en las islas Galápagos (Ecuador). Este libro fue un éxito editorial que le ganó reconocimien-to y popularidad.

Aquel mismo año comenzó la publicación de Zoología del viaje del H.M.S Beagle, obra finaciada con fondos públicos, que requirió de cinco grandes volúmenes, el último de los cuales salió a la luz en 1843.

Una teoría y dos aUtoresCon la autoridad de la que goza-

ba, era difícil que se pusiera en duda que Darwin había tenido la misma idea sobre la selección natural an-tes que Wallace. Además, varios de sus colegas conocían el manuscrito en el que venía trabajando desde 1842. Así que decidió plantearles el problema en que se encontraba.

La solución propuesta por sus amigos Charles Lyell y John Hoo-

ker –reputados miembros de la principal asociación científica británica (Sociedad Linneana de Londres)– fue salomónica: publi-car el ensayo de Wallace “junto con una breve exposición de los hallazgos de Darwin”, cuenta Ja-net Browne en La historia de El origen de las especies. Así, “am-bos compartirían el honor de ha-ber sido los primeros en haber hecho el descubrimiento”.

Lyell y Hooker consideraban injusto que Darwin renunciara a “su derecho a ser el padre de la teoría”, señala Browne. Y aunque este aceptó, sentía que publi-car un adelanto de su trabajo en aquellas circunstancias podía ser “deshonesto y mezquino”. Sus colegas lo convencieron de lo contario, y el propio Wallace le expresó en una carta su satis-facción con la decisión que se tomó. Con el tiempo, llegaron a

ser grandes amigos.El anuncio del hallazgo com-

partido se hizo el 30 de junio de 1858. Wallace no lo supo sino meses después, cuando la carta en la que la Sociedad Linneana le informaba sobre el evento llegó a sus manos. Darwin no asistió por-que uno de sus hijos murió dos días antes.

la carrera de Un libro La revelación de aquel aporte

científico no tuvo mayor repercu-sión en la opinión pública, pero en Darwin tuvo un efecto electrizan-te. A pesar del abatimiento por la muerte de su hijo, de sus proble-mas de salud y de la inseguridad que le causaba no haber juntado todavía las pruebas suficientes para sostener su teoría, se encerró a redactar el libro durante 14 me-ses sin parar.

El origen de las especies sacó a Dios de la naturaleza

A Darwin le amargaba verse for-zado a ofrecer una versión abrevia-da del manuscrito en el que celo-samente trabajó por tanto tiempo. De hecho, el título que le puso fue “Un resumen de un ensayo sobre el origen de las especies y las varieda-des a través de la selección natural”.

El título definitivo, como suele ocurrir, lo propuso el editor, John Murray: Sobre el origen de las espe-cies por medio de la selección natu-ral, o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la exis-tencia. Así salió a la luz el 24 de no-viembre de 1859.

lUcha de opinión públicaPrimero en Inglaterra, luego en

Francia y Alemania, y rápidamente en toda Europa y Estados Unidos, se desató otra lucha, entre huma-nos. Unos celebraban la teoría y otros la condenaban. Fue una au-téntica guerra de opinión pública en la que no faltaron exageracio-nes, grotescas distorsiones e inclu-so manipulaciones y mentiras.

Mucha gente se despertó con la noticia de que los seres vivos no eran criaturas de Dios, no tenían la misma apariencia de otras épocas y seguirían cambiando para adaptar-se a las exigencias del medio. Como en el globo no cabía toda la des-cendencia de todas las especies, una serie de variaciones entre unos especímenes y otros, favorecían su adaptación al medio. Esos caracte-res se iban transmitiendo a su des-cendencia, que le ganaba terreno a la prole de los menos favorecidos.

natUraleza sin dios Las especies que poblaban la

Tierra eran aquellas que lograron sobrevivir a esa lucha. En la natura-leza la vida se abría paso por sí sola. Dios no contaba para nada.

Darwin evitó hacer mención a la especie humana en su libro, pero eso no evitó que la gente –incluidos científicos y clérigos– dedujera que los humanos eran descendientes de los simios. Se hizo el escándalo: “¿Cómo que mi abuelo era un mono?”. No había

nada explícito en el libro que sos-tuviera la idea de que “el hombre desciende del mono”, pero el he-cho de que hoy se siga repitien-do indica lo hondo que caló la propaganda antidarwinista.

Darwin no fue el primero en pro-poner la idea de la evolución. Ya los primeros filósofos griegos in-tuyeron que en la naturaleza ha-bía una dinámica de permanente transformación. El primer cien-tífico al que se le reconoce una teoría sólida de la evolución es el francés Jen-Baptiste Lamarck (1744-1829), padre de la biología. Su planteamiento era que los or-ganismos de los animales se iban haciendo cada vez más complejos y esto causaba transformaciones a largo plazo.

Darwinm, que buscaba otra la ex-plicación, expuso su visión con base en observaciones y ejemplos tan bien argumentados que resultó ser esclarecedora e inspiradora no sólo en el campo de las ciencias natura-les sino en el de la filosofía y las ciencias sociales. En los hechos, no se propuso que su teoría produjera una ruptura con Dios, aunque terminó por declararse “ag-nóstico” en medio de la polémica, en la que nunca pariticipó, pues temía que sus ideas se vieran desviadas a un terreno donde era muy fácil reducirlo todo a simplificacio-nes maniqueas o invocaciones a dogmas de fe. Pero eso no evitó que la fuerza de su argumento disolviera la poca autoridad que le podía quedar al mito de la creación en el mundo de la ciencia

CinCo ediCiones Corregidas Ce-losamente por su autor

En vida de su autor, El origen de las especies tuvo seis ediciones, todas co-rregidas por él, pues nunca estuvo con-forme con su “resumen”. La primera, de 1.250 ejemplares, se agotó el mismo día de su lanzamiento. Esta contenía un capítulo en el que Darwin exponía las objeciones que se le podían hacer a teoría. La segunda, de 3.000 copias, salió en enero de 1860. En la tercera (1861), incluyó un capítulo sobre otras teorías evolucionistas. En la quinta edi-ción, por sugerencia de Alfred Russell Wallace, introdujo el término “supervi-vencia de los más aptos”.

Cada vez que revisaba el texto intro-ducía cambios, al punto de que la sexta edición (1872) era considerablemente distinta de la primera. No aprobó las versiones en francés y alemán que sa-lieron a la venta casi al mismo tiempo que la segunda edición, y exigió que se cambiara a los traductores para las edi-ciones subsiguientes.

En la sexta edición –la última que pudo corregir– incorporó un

capítulo en el que respondía a las críticas de las

que había sido objeto.

Un venerable Orangután. Una contribución a la historia antinatural caricatura de Charles Darwin como un simio, en Hornet Magazine, 22 de marzo 1871.

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DOSSIER De qué va DOSSIERDe qué va

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�Carlos Ortiz*

En los procesos históricos “casi nunca las causas úni-cas funcionan; establecer los detonantes de una rebelión

siempre es un gran reto”, advierte el historiador Neller Ochoa antes de responder la pregunta acerca de qué empujó a los campesinos a la insurrección de los años 1846-1848. Y entonces señala algunos elementos que considera relevan-tes, si bien insiste en que “no son los únicos”.

En primer lugar, Ochoa señala “las tensiones socioeconómicas que no resolvió la guerra de independen-cia. Haberes militares que no se pa-garon, estratos intermedios y bajos que vieron frenadas sus ansias de movilidad, leyes punitivas que re-gulaban la mano de obra y asfixia-ban al campesinado con su excesi-vo control social”.

En ese contexto, llama la atención sobre “el fortalecimiento de una clase terrateniente mercantil que hacía de la usura su principal virtud”.

tensiones De laRGa Data Las tensiones de las que habla

Ochoa ya eran fuertes en tiempos de Bolívar, quien “hacia 1825 de-nuncia preocupado el avance de la ‘pardocracia’ que amenazaba con acabarlo todo al estilo de 1814”. Ante esa perspectiva, “no extraña que la República de Colombia de-cretara una ley de hurtos en 1826 y luego la República de Venezuela

Fue una rebelión popular que revivió los miedos de 1814

la reforzara en 1836, con la popular ‘ley de azotes’, sin contar las nume-rosas ordenanzas de las Diputacio-nes Provinciales”.

Todas esas medidas, señala el in-vestigador del Centro Nacional de Historia, “dejan ver un poco la grave problemática social y la desespera-ción por aplacarla”.

el paRtiDo liBeRal En el recuento de las insurrec-

ciones que estallaron la primera semana de septiembre de 1846, aparece la disputa por el poder en-tre la oligarquía conservadora y la dirigencia del Partido Liberal, “quizá el primer partido de masas en Ve-nezuela”, en palabras de Ochoa.

Los liberales activaron una má-quina de agitación, que tenía por motor el periódico El Venezolano,

dirigido por Antonio Leocadio Guz-mán. Cuando la crisis económica de 1842 agravó las condiciones de miseria en que vivía la mayoría, el Partido Liberal, sostuvo Ochoa, “se encargó de radicalizar el discurso y ofrecer prebendas que ilusiona-ran a los sectores más desposeí-dos del país”.

El historiador aclaró que cuando años después los liberales lograron gobernar, muchas de esas ofertas, “no se cumplieron, pero en este país no importa tanto cumplir como de saber ofrecer”.

Al hacer esa acotación, puso de relieve lo discutible que son las “divisiones clásicas entre conser-vadores y liberales, o civiles y mi-litares”. “¿Hasta qué punto un libe-ral no era conservador en materia

Neller Ochoa señala que mujeres, niños, campesinos,.comerciantes, artesanos se aliaron en una fuerza que el propio Guzmán quiso frenar

continúa en la página 26 Continúa en la página 27

Omar Hurtado Rayugsen afirma que Zamora entendió la razón de ser de la lucha de los excluidos

� Jeylú Pereda

El historiador Omar Hurtado Rayugsen no duda en afir-mar que las rebeliones cam-pesinas que ocurrieron a fi-

nales de la cuarta década del siglo XIX —años 1846-1848— “tienen sus raíces en la inconclusión de la Gue-rra Nacional de Independencia”.

A su juicio, la gesta independen-tista solo resolvió la dimensión po-lítica del problema en Venezuela. “El poder imperial español fue des-plazado por la clase pudiente de la Colonia”; el cambio solo implicó que “los blancos mantuanos susti-tuyeran a los blancos peninsulares”.

Esa transformación política, indicó el historiador, no tocó las estructuras económica y social. Por el contrario, “los grandes propietarios se hicieron mayores propietarios de la tierra y de esclavos”. Y “algunos peninsula-res fueron sustituidos por próceres de la independencia que se convir-tieron en grandes terratenientes”.

Tal situación generó en las clases explotadas un sentimiento de insa-tisfacción y de rechazo hacia esa nueva relación de propiedad, ex-plicó Hurtado Rayugsen. A su vez, germinó una en el colectivo una re-beldía, que contó con el apoyo de los héroes de la Independencia que no estaban en la alta estructura del poder político y económico.

“Ese es el germen que explica las rebeliones campesinas. Ese es el terreno fértil en el que van a abonar las predicas de los que —formando parte de los desplaza-dos— van a constituir el liberalis-mo”, sostuvo el historiador.

Las rebeliones campesinas tienen sus raíces en una Independencia inconclusa

populaR poRque es el pueBlo Hurtado Rayugsen también res-

ponde sin vacilaciones sobre el carácter de las rebeliones campe-sinas. Afirma que “son de carácter popular porque evidentemente es el pueblo, los excluidos; un pueblo que en buena medida se había in-corporado a la guerra nacional de Independencia y no vio los frutos de su lucha”.

Para entonces, acotó el historia-dor, la gente veía en la guerra la po-sibilidad de ascender. Un ejemplo, comentó, es el caso del teniente Pedro Camejo, que había estado en el bando realista y al ser consulta-das sus razones por el Libertador, él contó cómo vio a su compadre ir a la guerra descalzo y luego regresar a caballo y con uniforme.

Otro caso, refirió el historiador, es el de el corneta Agraz. En una inves-

tigación en Villa de Cura, comentó, se pudo conocer lo que se cuenta de este personaje, quien a pesar de estar bajo los ordenes del Liberta-dor y apoyar la lucha independen-tista, nunca logró que se hicieran efectivo su beneficios.

Hurtado Rayugsen indicó que el pueblo que se incorporó a la lu-cha independentista no obtuvo sus lauros. Y esa frustración se agudizó con la continuidad del sistema de explotación e injusticia.

entenDeR y completaR la lucha

A decir de Hurtado Rayugsen, Ezequiel Zamora tiene un rol fun-damental en ese momento históri-co. “Él tiene la virtud —como la tuvo el Libertador Simón Bolívar y años después la tendrá Hugo Chávez—

Martin Tovar y Tovar. Ezequiel Zamora. 1874. Colección Instituto Autónomo Circulo Militar de las Fuerzas Armadas, Galería de Arte Nacional

Arturo Michelena, Llanero, 1882. Colección Museo Arturo Michelena.

¿Cuál fue el carácter de las insurrecciones campesinas de 1846?

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2726 MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE2016 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA

¿Cuál fue el carácter de las insurrecciones campesinas de 1846?

económica, o hasta qué punto mu-chas de las decisiones autoritarias tomadas por un militar no estaban asesoradas por un civil”, reflexionó.

el GRan estalliDoCuando en 1842 se produjo la

caída de los precios del café, las tensiones socioeconómicas es-taban en un punto crítico. Leyes de como la de Espera y Quita, de 1841, XXX XXX, destacó Ochoa. En un ambiente de inestabilidad po-lítica, las elecciones de 1846 “en las que Antonio Leocadio Guzmán cantó fraude”, atizaron el juego, y se produjo “una gran explosión social que se extendió por la zona central y llanera de la Provincia de Caracas”. Entre las “máximas” de la insurrección “estaban el odio étnico −presente desde la inde-pendencia−, el derecho a la tierra y el cese de las condiciones inhu-manas para los jornaleros”

A la cabeza de la insurrección estaban “hombres como Juan Celestino Centeno, Francisco José Rangel y Ezequiel Zamo-ra, quienes lograron amalgamar momentáneamente a esclavos, jornaleros, artesanos y a todo aquel que estuviera dispuesto a reclamar su pedazo de patria con una lanza”.

“Creo que estas rebeliones revi-vieron un miedo que desde 1814

¿QUién y por QUé le teme a ezeQUiel zamora?

“A mí me llama más la atención este Zamora de las rebeliones campesinas, pues es un pulpero que se ve atraído por las premisas liberales y las aplica a su microcosmos. Cuando es detenido en 1847 por el levantamiento en Guam-bra y su participación en las revueltas, se le abre un juicio criminal cuyas actas yo considero una verdadera joya, porque aporta datos importantísimos. Entre otras cosas, habla de cómo leía en voz alta los papeles que le llegaban a su pulpería de Villa de Cura. Uno

puede imaginarse el impacto que sobre los arrieros, peones y campesinos que eso pudo haber tenido”

“Zamora desde sus comienzos fue un hombre convencido, con ideas rudimentarias, claro, pero convencido. Quien le pida a este hombre un progra-ma acabado y orgánico y lo juzgue por esto, pues creo no entiende nada de historia. Zamora no es el hombre que tenía todas las respuestas a las injusti-cias del siglo XIX, pero tampoco es un bandido más de esa época. Y bueno, si existe algún miedo hacia la figura, pues habría que averiguar quién le teme y por qué”.

permanecía latente y alcanzó ma-yor intensidad con la Guerra Fede-ral”, sentenció Ochoa.

una insuRRección populaR Ochoa se inclina por la tesis de que

aquellos alzamientos constituyeron una insurrección popular: “Cuando estudias detenidamente los expe-dientes civiles, las memorias de la Secretaría de Interior y Justicia, o los pleitos por sedición que se levan-taron en plazas y pulperías, puedes observar que la gama de participan-tes fue amplia: mujeres, niños, co-merciantes, campesinos, artesanos”

Para el investigador, ese vario-pinto conjunto encarna al “pueblo en armas”. “La palabra ‘pueblo’ tan

conflictiva y heterogénea está aquí reflejada, no como la unidad que sabía perfectamente hacia dónde iba, sino en la potencia de sus actos”.

“No todas las revueltas devienen revolución, pero casi siempre, toda revolución comienza con una revuel-ta. Las rebeliones campesinas que van desde 1846 hasta 1848, aunque son alimentadas por las máximas del Partido Liberal, muchas veces reconfiguran esas órdenes y las apli-can al contexto donde se realizan. Por lo tanto, no extraña que el mismo Antonio Leocadio Guzmán buscara ponerle freno a una fuerza que se le salía de las manos y amenazaba con destruir todo a su paso” *Con la colaboración de Yilanith Rodríguez

de entender la razón de ser del re-chazo de los sectores populares al orden social injusto”.

Lejos de ser un “sargentón igno-rante” —“como se ha empeñado en presentarlo la derecha”—, Zamo-ra estudió en el colegio de mayor prestigio de Caracas y se nutrió de una importante biblioteca revolu-cionaria que le puso a disposición su cuñado Juan Gáspers.

Luego, cuando se radicó en Villa de Cura, se involucró con los mo-vimientos sociales que se estaban dando en la región. De acuerdo con Hurtado Rayugsen, su oficio de pul-pero le permitió entrar en contacto con todos los sectores, y pronto se convirtió en un difusor de las ideas del naciente movimiento liberal; en especial de las que eran difundidas a través del diario El Venezolano.

Hurtado Rayugsen contó que Za-mora solía envolver los productos de la pulpería en las páginas del periódico, lo que servía para que las ideas liberales entraran y se co-mentaran en todas las casas.

Luego de vivir un fraude electoral, Zamora entendió que debía recurrir a otras alternativas, diferentes a las del sistema político establecido. Así que se declaró en rebeldía con unas armas distintas: “Él no era un bandido o un saqueador”.

Contrario a eso, Hurtado Rayug-sen dejó en claro que “Zamora fue un revolucionario integral identifica-do con los ideales de transforma-ción de la sociedad para completar la Independencia; él colocó en pri-mer lugar al pueblo”.

El historiador hizo hincapié en que la importancia del rol de Zamora es que “él logró identificar el deseo de justicia que el pueblo reclamaba”.

el olviDo De la DeRecha

Hurtado Rayugsen criticó que actualmente la derecha pretenda ignorar el hecho de que la lucha independentistas en Venezuela es un proceso inconcluso. “Ellos mis-mos, en otros momentos, han ha-blado sobre la inconclusión de la guerra de Independencia”, expresó.

De acuerdo con el historiador, la derecha cuando ha estado al fren-te del gobierno nacional ha desa-rrollado acciones como la reforma agraria y la nacionalización del hie-rro y del petroleo bajo la consigna de una segunda independencia.

Asimismo, “Historiadores consa-grados, defensores de corrientes como el positivismo, han habla-do y escrito que la Guerra de In-dependencia solo obtuvo logros políticos. Incluso hay uno de ellos, muy citado, que dice que la Gue-rra Federal fue en el plano social lo que la de independencia en el plano político”.

Eso significa, alegó Hurtado Rayugsen, “que independiente-mente de que ahora lo nieguen, existe casi conciencia en cuanto que no hemos completado la In-dependencia porque las estructu-ras fundamentales de producción siguen en manos del gran capital y están al servicio del imperio”

Anónimo, La pulpería de Ezequiel Zamora, s/f. Colección Archivo fotográfico del Instituto de Patrimonio Cultural

Anónimo, Domando caballo, s/d, s/f. Colección Banco Central de Venezuela.

veien de la página 24

viene de la página 25

Cesar Prieto, 1904, en, Caupolican Ovalles, “El General Páez, el llano y los llaneros”. Caracas, Concejo Municipal del Distrito Federal, 1973.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201628 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 29

documentodocumento

�Alicia Herrera (AGN)

La necesidad de una comu-nicación rápida, confiable y efectiva durante la guerra de independencia dentro el

bando patriota convirtió la orga-nización del Correo de Postas en una tarea primordial y de especial atención. Su efectivo ordenamiento tanto en la provincia de Venezuela como en toda la América del Sur no fue tarea sencilla para los republi-canos. Las enormes distancias, la escasez de vías de comunicación y la latente amenaza de intercepción por las tropas realistas convertían en una proeza llevar a buen puerto las órdenes y las comunicaciones emitidas por los líderes patriotas.

Pero no solo las condiciones del terreno y la amenaza de la intercep-ción de las comunicaciones eran un obstáculo para el servicio de postas, también el “abandono” y la inoperancia de muchos de los de-signados para esta tarea la hacían sensible al fracaso.

postas y santo y señaA los patriotas les urgía tener un

medio eficaz para poder enviar sus correspondencias con mayor segu-ridad y escapar de la vigilancia del enemigo para evitar dejar expuestos su ubicación y sus planes. Para ello establecieron las rutas del correo de postas en toda la Provincia de Vene-zuela y en toda la América del Sur con la participación del pueblo llano. En efecto, la mayoría de las casas de postas pertenecían gente común.

Para alcanzar la mayor discreción y seguridad en las comunicacio-nes, se utilizó un sistema de santo, seña y contraseña en la entrega de la correspondencia patriota. Los portadores y receptores de dicha

Bolívar fue muy estricto al exigir sanciones para quienes actuaban con negligencia

Durante la independencia el correo ya daba dolores de cabeza

reclamo de pedro briceño méndez al comandante general del departamento del occidente de caracaS

Trujillo, Agosto 25 de 1821.

Al Comandante General del Departa-mento del Occidente de Caracas:

Por casualidad ha sabido S.E. el Li-bertador Presidente que el servicio de la posta en su departamento se hace con la mayor inexactitud y abandono. Una correspondencia importante que venía para este Ministerio dirigida de Cúcuta y Bogotá, compuesta en todo de siete piezas, llegó al Tocuyo des-pués de haber pasado yo por allí, y el Administrador lejos de devolverla a alcanzarme, o de dirigírsela a S.E. por Carora, la despachó para Barquisime-to. A las inmediaciones de los Hor-cones encontró el posta al Comisario Silva, quien trajo la que correspondía al Ministerio y la entregó en Quíbor al Maestro de Postas para que la enviara volando a alcanzarme. Hasta ahora no ha aparecido ni sé qué se haya hecho. S.E. quiere que aplique Vd. su atención a reformar el servicio de la posta para que se haga con exactitud, sino con celeridad: que los Maestros o Administradores que se nombren , sean hombres inteligentes y patriotas que tengan interés por el bien público y que sean capaces de dirigir la correspondencia : que tanto al Administrador de Quíbor como al del Tocuyo se les castigue las faltas que han cometido esta vez, con quince días de prisión ,haciéndoles saber el motivo, para que se corrijan en adelante.

Lo comunico a Vd., Dios guarde.

Pedro Briceño Méndez.

Archivo del Libertador .O’Leary. Vol.XVIII, 2, f 112 vto.

correspondencia debían conocerla para así evitar que cayera en ma-nos enemigas o contrarias a la cau-sa. Los Santos y Señas pueden ser consultados en los tomos 94 y 95 de la Colección O’Leary del Archivo del Libertador.

neGliGencia en el coRReoLa efectividad en la conducción

de las comunicaciones fue moti-vo de gran preocupación para los republicanos. En muchas oportu-

nidades líderes patriotas y el Liber-tador denunciaron la inexactitud y el abandono de tan importante ta-rea. En un oficio del general Pedro Briceño Méndez al Comandante General del Departamento del Oc-cidente de Caracas, fechado en Trujillo el 25 de Agosto de 1821, este ordena prisión durante quince días para los administradores de Quíbor y el Tocuyo por la negligencia con la que operaron al punto de extraviar vital correspondencia.

En el mismo documento se exi-ge: “reformar el servicio de la pos-ta para que se haga con exactitud, sino con celeridad: que los Maes-tros o Administradores que se nom-bren, sean hombres inteligentes y patriotas que tengan interés por el bien público y que sean capaces de dirigir la correspondencia”

En un oficio fechado en Pedregal el 24 de diciembre de 1821, Bolívar le exige al Gobernador de Neiva (Nueva Granada) constituir el ramo de postas a cargo de personas pa-triotas y le pide que castigue a los postillones que cometan la me-nor infracción, ya que debe haber exactitud en la conducción de la correspondencia. El señalamien-to del Libertador se debía a que el servicio estaba “enteramente

abandonado y en manos de perso-nas desconocidas que llevan o no correspondencia y las demoran a su arbitrio con incalculable perjui-cio de la República”

De igual forma el Libertador or-dena: “establecer en distancias proporcionadas, casas de postas dotadas de Postillones montados o a pie, según la naturaleza del te-rreno que deban correr. Estas Ca-sas estarán a cargo de personas patriotas, celosas del bien de la patria. Los Directores y los Posti-llones serán pagados conforme a V.S. parezca”

Además se dan indicaciones acerca de los protocolos y formas de obrar en la conducción de las correspondencias, señalando que sin “esta exactitud, seguridad y

Tito Salas, Toma de las Flecheras (detalle), Caracas, 1921. Colección Casa Natal del Libertador.

Cesar Prieto, 1904, en, Caupolican Ovalles, “El General Páez, el llano y los llaneros”. Caracas, Concejo Municipal del Distrito Federal, 1973.

Serie de santos, señas y contraseñas vigentes para 1820Fecha Santo Señas Contraseñas

Noviembre 1820 24 San Ignacio Itaca Gratitud

Noviembre 1820 25 San Zenon Zetara Zelosa

Noviembre 1820 26 San Ambrosio Angostura Amistad

Noviembre 1820 27 San Benedicto Boconó Benignidad

Noviembre 1820 28 San Camilo Carora Caridad

Noviembre 1820 29 San Diego Darier Dignidad

Noviembre 1820 30 San Eugenio Escaque Electricidad

Diciembre 1820 1 San Florencio Felipina Fortuna

Diciembre 1820 2 San Gregorio Guayana Gratitud

Diciembre 1820 3 San Hipolito Honda Humildad

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201630 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 31

los objetos hablan

�Osmán Hernández

En el siglo XVI, du-rante la época de los conquistado-res, esta era una

pieza fundamental de su vestuario porque su uso cumplía una función de camuflaje: la capa les per-mitía ir elegantes mientras ocultaban su pobreza re-flejada en el desgaste de sus ropas a la vez que les proporcionaba “un aspec-to de poder y severidad a su figura” al decir de Car-los Duarte en su Historia del traje durante la época colonial venezolana.

El uso de la capa fue corriente durante todo el periodo colonial en Vene-zuela y bastante extendi-do entre los distintos gru-pos sociales a excepción de los esclavos, según el historiador del traje Carlos Duarte. La capa sobre todo era para usar en la calle para protegerse de la lluvia y el viento, a excepción de algunos uniformes militares y religiosos que incluían esta prenda y podía llevarse bajo techo.

los oRíGenes De la capaEsta pieza de vestir es una

prenda predilecta españo-la y tiene su origen en los pueblos celtas que poblaban la península ibéri-

ca antes de la coloniza-ción romana. Posterior-mente, durante la Edad Media su uso y variacio-nes se extendían por to-dos los sectores socia-les. Tiene su origen en Salamanca, cuando los Duques de Béjar crearon su industria textil en el siglo XIII. En España du-rante el siglo XVI la capa era signo de linaje y su tamaño representaba la nobleza de quien la usa-ra. Por ejemplo el rey la llevaba por la cintura, los cortesanos por el muslo, los artesanos por la rodi-lla y los campesinos por los pies.

Aunque por mucho tiempo su uso estu-vo relacionado con un tema de status, con el tiempo era mal visto su uso porque se asoció a

conductas delictivas o conspirativas. So-bre todo luego del Motin de Esquilache que fue una revuelta popular ocurrida en

marzo de 1766 en contra de Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache

y ministro del rey Carlos III, quien prohibió el uso de capas y som-

breros de ala ancha

bolívar exige aSegUrar QUe el correo de poStaS lo manejen patriotaS

Pedregal, 24 de Diciembre de 1821. Al Gobernador de Neiva.

[…] Es la primera necesidad, pues interesa nada menos que la salud del Estado, que V.S. inmediatamente organice el Ramo de Postas que está enteramente abandonado y en manos de personas desconocidas que llevan o no correspondencia y las demoran a su arbitrio con incalculable perjuicio de la República. Así V.S. procederá inme-diatamente a establecer en distancias proporcionadas, casas de postas dotadas de Postillones montados o a pie, según la naturaleza del terreno que deban correr. Estas Casas estarán a cargo de personas patriotas, celosas del bien de la patria.[…] Estás casas de postas se establecerán desde Caloto hasta el Guamo o el Espinal, cerca de Tocaima y durarán hasta nueva orden en él y castigará severamente a los directores y postillones que cometan la menor falta en la segura conducción de las correspondencias que se les entregue. En cada Casa de Postas se anotará en el Pasaporte con que será conducido el pliego o pliegos, nombre del Postillón a quien se entrega, las horas a que sale y las que debe invertir para conducirlas a la Posta inmediata. Sin esta exactitud, seguridad y prontitud en las conducciones de las correspon-dencias se expone a las contingencias de una extraordinaria consecuencia el resultado de la próxima campaña.V.S. pues será el responsable de las faltas que se notan en este importante ramo del servicio de aquí en adelante si por su falta no recibe la perfecta organización que debe dársele.

Dios guarde.Bolívar.Se duplicó en Abirama.

Archivo del Libertador. O’Leary. Volumen XVIII, 2, Folio 251 y vto.

La infraestructura del correo iba más allá de unos jinetes y unos puntos donde entregar las encomiendas o cambiar de caballo. A continuación se describen los � La Casa de Postas o Posadas: Es una posada que contaba de caballerías, que se componían de 8 a 16 caballos. Estaban ubicadas en los caminos principales a dis-tancias convenientes para que los correos pudieran cambiar de montura y proseguir su viaje sin tener que detenerse a esperar que los caballos fatigados se recuperaran. � El Correo Oficial: Es el encargado de prestar un servicio regular, con hora y fecha pautados para salir a sus destinos. Debido a las dificultades de los caminos y a grandes las distancias que debía recorrer, siempre había tardanza en los envíos. Por esa razón se creó un correo no oficial llamado “correo de postas” o de a caballo.� El Correo de Postas: Se llamaba así porque se transportaba a caballo, realizan-do un recorrido más rápido y seguro. Lo formaban grupos de oficiales y personal de tropa soldados de confianza que se encargaban de llevar las comunicaciones o correspondencia de mayor urgencia. El cual cuenta con ciertas paradas en las distintas

casas de postas o postas a lo largo de los caminos establecidos como la ruta de las postas en toda la Provincia de Venezuela.� Oficial de Enlace: Que es un Oficial de alto rango militar, de confianza el cual es el que portaba la información y tenía el conocimiento de lo que iba a entregar, ejemplo: podía dar detalles de la noticia o información.Hombre de Enlace: es el individuo de tropa el soldado raso, que se encarga de llevar la correspondencia pero sin tener conoci-miento de la información contenida en la correspondencia a entregar.� El Maestro de Postas o Jefe de Postas: es el encargado de la dirección y manejo de las casas de postas, ósea es el que suministra los caballos y víveres para el relevo de los correos de postas o viajeros que deseen utilizar sus servicios hacia la siguiente casa de postas.� Postillones: grupos de dos o tres perso-nas que acompañaban al correo de postas hasta que llegara a su destino. En muchos casos marchaban adelante para guiar al que llevaba la posta. Cuando el correo legaba a una posta o a su destino, estos se regresa-ban con los caballos que eran sustituidos por monturas frescas.

el correo neceSitaba máS QUe Una caSa de poStaS

prontitud en las conducciones de las correspondencias se expone a las contingencias de una extraordi-naria consecuencia el resultado de la próxima campaña”

Finalmente, y en clara manifes-tación de la importancia vital de la conducción de las corresponden-cias, el Libertador advierte al gober-nador de Neiva que “será el respon-sable de las faltas que se notan en este importante ramo del servicio

de aquí en adelante si por su falta no recibe la perfecta organización que debe dársele”

Los patriotas para resguardar sus correspondencias y con ella la vic-toria de sus planes y estrategias die-ron mucha relevancia a la organiza-ción del servicio de postas, teniendo este servicio una importancia fun-damental dentro de la proyección y realización de las Campañas para la Independencia de América

La capa española en Venezuela: herramienta básica de los conquistadores

documento

Autor desconocido, Retrato de Don Juan Mijares de Solórzano, Siglo XVII. Colección Casa Natal del Libertador.

Muceta (capa corta) de terciopelo rojo y azul que perteneció a Nicolás Anzola. Colección Museo Bolivariano

Afligido, Torturado, Tranquilo, en “El Cojo Ilustrado”, Caracas, Empresa el Cojo, 1 de Marzo 1892.

Para seguir leyendo

� Carlos Duarte, Historia del traje durante la época colonial vene-

zolana, Caracas, Fundación Pampero, 1984

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201632 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 33

perfilesperfiles

�Alexis Delgado Alfonzo

María Antonia Bolívar, siempre fue fiel partida-ria de la Corona españo-la, la hermana mayor de

Simón Bolívar.Son pocos los datos biográficos

que tenemos sobre María Antonia y, las escasas aproximaciones que solemos encontrar están, frecuen-temente sesgadas a inclinarse a demonizarla o a santificarla, lo cual nubla notablemente la imagen del personaje histórico.

Para comenzar, creemos pruden-te comentar que, la familia Bolívar era una de las de mayor abolengo y prosapia de la Venezuela colonial. Su extirpe data desde los inicios de la consolidación colonial en nuestro territorio, en donde en cada una de las generaciones que se sucedieron desde el inicio hasta que naciera María Antonia, podemos encontrar numerosos personajes destacados en los cargos públicos. Lo que es sencillo imaginar es que las pro-piedades de la familia Bolívar, em-parentadas con los sagrados lazos del matrimonio con otras familias de calidad como la Palacios, Cle-mente, Toro, Blanco, entre otras, as-cendían de manera exponencial. En este escenario encontramos a una María Antonia totalmente formada e hija de su tiempo, costumbres, educación y calidad social.

A la muerte de sus padres, el pe-queño Simón Bolívar es puesto bajo la tutela de uno de sus tíos mater-nos, decisión que el chico no agra-dó, por lo que María Antonia llevó a juicio la tutela de su joven hermano al cual prodigaba maternal afecto. Luego de muchos avatares lega-les, María Antonia pierde la querella pero se inicia un afecto profundo que solo lo disolverá la muerte.

María Antonia Bolívar, una Mantuana en tiempos de revolución

tiempos De exilio y pensamientos Realistas

Luego de los formidables acon-tecimientos de la Campaña admira-ble, el establecimiento efímero de la segunda República, el apellido Bolí-var fue sinónimo de adhesión insur-gente, situación que a la señora Ma-ría Antonia le parecía un desatino de su hermano menor, ya que ella era marcadamente fiel a su educación de valores realistas y, por ende las acciones de su hermano enlodaban la prosapia de su limpio apellido.

Con el avance y retoma del te-rritorio por parte de los realistas, acaudillados por José Tomás Boves, la población de Caracas y pueblos

aledaños son forzados a huir en masa en un peligroso tránsito que la historia recuerda como el éxodo de Oriente (migración a Oriente); María Antonia se negó con todas sus energías a acompañar al grupo de, en su concepto “descamisados pata en el suelo” que emigraban de la inminente llegada de Boves. No obstante, Simón Bolívar dio ór-denes expresas que la obligaran a ella y sus hijos a irse al puerto de la Guaira para embarcarse a Curaçao.

ReGReso a la patRia e inseRción en la RepúBlica

Desde esa isla se desplaza a Cuba -asentamiento realista- desde don-

de muy humildemente le suplica al Rey de España, para explicarle que era una de sus principales adeptas y que había caído en desgracia; le solicitaba una pensión para poder mantener a sus hijos ya que era una viuda desvalida en el exilio y total-mente apartada de sus bienes de fortuna. Dicha ayuda económica fue concedida por un tiempo y reti-rada luego que su hermano Simón reconquistara el territorio venezola-no para la causa patriota.

En esas circunstancias de fragili-dad, Simón Bolívar la logra conven-cer después de muchas cartas para que regresara al suelo patrio bajo su protección.

asuntos De heRencia y caRtas con su heRmano

Es así como una de las más gran-des criollas principales del extin-to sistema monárquico regresa al país en condición de ciudadana. A su retorno, la Bolívar se dedica a poner en orden todo lo relativo al patrimonio familiar y al mayorazgo de su extirpe que, por sus múltiples responsabilidades su hermano no podía atender.

Esto no fue tan sencillo, porque después del terremoto de 1812 y los efectos de las guerras, las pro-piedades familiares se encontraban notablemente deterioradas. En aras de administrar el patrimonio fami-

liar, María Antonia mantiene fluida correspondencia con su hermano y le persuade de sustituir como ad-ministrador a su hijo Anacleto Bolí-var, quien era un real derrochador y mal individuo para que quedara ella como única administradora de todas las propiedades familiares, las cuales protegió a capa y espada a su manera que, en no pocas ocasio-nes causó gran enojo a su hermano.

Cuando Simón Bolívar alcanzó su punto más alto de gloria latinoa-mericana, María Antonia le escribió para aconsejarle que no prestara atención a los consejos de adulado-res y que no se aceptara el consejo de volverse monarca de América y que no renunciara a su título de Li-bertador, con el cual aprovechara su autoridad para poner orden en la anarquía reinante en Venezuela.

Esta correspondencia junto con el consejo antes referido, es la

participación histórica con la cual se recuerda para la posteridad a la gran criolla principal, pero como hemos podido darnos cuenta a lo largo de estas breves líneas, María Antonia fue un personaje mucho más valioso para la historia. Con el cual podemos darnos cuenta de una realidad histórica y no juzgar a la ligera a una mujer, que cuyos pensamientos son cónsonos con la educación que recibió y que po-demos entenderla como un pro-ducto del prolongado tiempo de dominación y genocidio europeo en Venezuela.

A la muerte del Libertador, a Ma-ría Antonia le tocó sobrevivir en un escenario totalmente ajeno a su pensamiento y convicción política y, no obstante se las arregló para vi-vir los últimos 12 años de vida en un país con un cambio social que no se detendría jamás

Lewis Brian Adams, Retrato de Maria Antonia Bolívar, Caracas, circa 1840. Colección Casa Natal, Museo Bolivariano.

Simón Bolívar, “Poder otorgado a su hermana Maria Antonia Bolívar”, Perú, 13 de diciembre de 1824. Colección Museo Bolivariano.

Tito Salas, La emigración de 1814, Caracas, Circa 1913. Colección Casa Natal, Museo Bolivariano.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201634 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 35

venezuela contemporánea

� Jeylú Pereda

“Unión y combinación de sonidos simul-táneos y diferentes, pero acordes”; “amis-

tad y buena correspondencia entre personas”, son dos de las defini-ciones que la Real Academia Es-pañola (RAE) da a la palabra armo-nía. La misma palabra que utiliza el periodista Eleazar Díaz Rangel para caracterizar la relación entre la política informativa de las agencias internacionales y los gobiernos de sus respectivos países.

A lo largo del tiempo, esa “buena correspondencia” ha tenido un gran impacto respecto a la percepción internacional de los países y los go-biernos. Un ejemplo actual, señaló Díaz Rangel, es cómo a través de las agencias “el ciudadano español percibe una imagen errónea del pueblo venezolano”.

Esto ocurre, explicó, porque las informaciones de los tres medios de comunicación más importan-tes de España —El País, El Mundo y ABC— coinciden “en contra del gobierno de Venezuela”; al igual que la política gubernamental de ese país. Esa línea informativa “se repite en la prensa catalana y los demás medios de radio y televi-sión, y trasciende de un continen-te a otro”.

Aunque el periodismo debe apostar por la difusión de la ver-dad, Díaz Rangel considera que las grandes corporaciones informati-vas lo “están utilizando para res-ponder a intereses puntuales” o a ideas que los gobiernos tengan “a propósito de un tema o situación determinada”.

Díaz Rangel: Vamos de la repartición del mundo a la guerra mediática

Agencias internacionales manejan una política informativa que favorece “intereses puntuales”

los que “se cReen Dueños Del munDo”

Sin embargo, Díaz Rangel advierte que ese poder no solo reposa en los gobiernos; sino que “a su vez está en manos de unos pocos que se creen dueños del mundo”. Pero, ¿desde cuándo ocurre esto?

A mediados del siglo XIX, precisó, se comienzan a fundar las prime-ras agencias de noticias. Entre ellas la agencia francesa Havas (1835), la alemana Wolff (1849) y la inglesa Reuters (1850). Sus fundadores fue-ron periodistas.

En esa época era muy cara la transmisión de información. Esto hizo que Havas y Reuters se unieran para sufragar unos gastos que eran realmente cuantiosos para enton-ces. Así estuvieron mucho tiempo.

En el año 1859 “comenzó el mo-nopolio de la información interna-cional”. Ya se había producido lo que se denominó “el reparto del mundo entre las grandes potencias”, lo cual se reprodujo en el ámbito de las agencias internacionales, detalló Díaz Rangel.

Ese año se llevó a cabo una reu-nión en París entre las tres agencias, en la que se acordó un método para la distribución de la información in-ternacional. A Havas le tocó el mun-do latino, a Reuters el anglosajón y Wolf —“que era la más débil— le to-caron las migajas”.

En Estados Unidos ya existía Asso-ciated Press (AP, 1846). De acuerdo con Díaz Rangel, en 1870 ellos lo-graron que los aceptaran en el con-sorcio de las grandes agencias, pero con la limitación de no poder enviar noticias a Europa ni a América del Sur, que era de Havas por haber es-tablecido el cable submarino entre Europa y esa región. De manera que a América Latina no llegaba ninguna información que no enviara la agen-cia Havas.

Esto significaba, explicó el perio-dista, que todo lo que se difundía en América Latina era de orientación francesa. Este convenio duró varias décadas, y no fue sino hasta la Pri-mera Guerra Mundial cuando em-pezó a romperse.

La ruptura se da en América del Sur. Como los servicios que llegaban eran los franceses, eso significaba que eran partidarios de una parte de la guerra. Díaz Rangel indicó que Es-tados Unidos se dio cuenta de que de esa manera se deformaba la ver-dad y que solo se informaba a favor de las fuerzas aliadas y se obviaban las victorias de Alemania.

No obstante, en América Latina, sobre todo en el sur, apuntó Díaz Rangel, había mucha presencia ale-mana, entonces había cierto des-contento con esa manera de infor-mar. Así que comenzaron a exigir un mayor equilibrio en la información.

Así se creó en los Estados Unidos una nueva agencia, la United Press (UP). De acuerdo con el periodis-ta, esta agencia, como no tenía los compromisos de AP, comenzó a pe-netrar América del Sur, lo que oca-sionó la fractura del monopolio de los acuerdos de 1869.

una háBil estRateGia Las empresas norteamericanas

desarrollaron una “hábil estrategia” para desplazar a los ingleses y a los

franceses del lugar ocupado por muchos años. Díaz Rangel señaló que es así como las agencias esta-dounidenses se apoderaron de la distribución de la información en el mundo e impactaron con un gran al-cance cultural.

Sin embargo, América Latina reaccionó a esa situación. Díaz Ran-gel, comentó que en contrapeso se fueron creando agencias regio-nales, como la Agencia Latinoame-ricana de Servicios Especiales In-formativos y Acciones de Servicios Informativos Nacionales.

En África también se crearon dos agencias y una en los países árabes; y se comenzó a mostrar otra de las caras de lo que ocurría en el mundo.

una Difícil taRea Desde entonces, la tarea para

diversificar la información inter-nacional no ha sido tarea fácil. Durante su participación en la Cátedra de Historia Insurgen-te Federico Brito Figueroa, Díaz Rangel sostuvo que uno de los retos —en el caso concreto de Venezuela— es “¿cómo hace-mos que la verdad se difunda?” y compita con las grandes agen-cias que están informando “men-tiras o verdades deformadas”.

No tiene dudas de que a esca-la internacional se desarrolla una guerra mediática en contra del país. Y la solución, opinó, no es solo contar la verdad, sino también lograr superar las barreras que di-ficultan el dar a conocer esa infor-mación en el exterior.

“Es un problema realmente com-plejo, sobre todo si se conoce el poder de la información manejada por grupos que controlan la esfera internacional”, comentó.

El periodista recordó que toda la gran prensa de América Latina di-funde información enviada por esas grandes agencias. Resulta enton-ces “casi imposible” conseguir que algo que esté en contradicción con esos intereses pueda circular fácil-mente en los medios. No obstante, consideró que aún hay opciones como Telesur y Prensa Latina

Anónimo, Retrato de Eleazar Díaz Rangel, s/f. Colección Últimas Noticias

Anónimo, Fachada de la Agencia de Publicidad Havas, Francia, s/f. En, http://www.lahistoriadelapublicidad.com

Logos de las siguientes Agencias de Noticias: TeleSur, El Mundo, Ap, El país, Reuters.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201636 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 37

mundo en movimiento

�Víctor Salcedo

Entre 1963 y 1964, la protes-ta de la población negra en Estados Unidos, había ge-nerado importantes trans-

formaciones y reivindicaciones con respecto a la situación de la segre-gación racial, que los impactaba di-rectamente. La Ley de los Derechos Civiles, firmada el 2 de julio de 1964 por el presidente Lyndon B. Jhon-son, es muestra de estas victorias.

La Ley de los Derechos Civiles es considerada una de las legis-laciones históricas de los Estados Unidos, la misma prohibió la dis-criminación por motivos de raza, origen nacional, religión o sexo. Sin embargo, y aunque las autorida-des gubernamentales esperaban un apaciguamiento de la protesta tras dicha promulgación, los años subsiguientes estuvieron caracteri-zados por un reimpulso y radicali-zación de la rebelión iniciada años atrás. Los negros estadounidenses cuestionaron las limitantes de la le-gislación, pues de esta manera no

La protesta y el conflicto no se apaciguaron

La ley de Derechos Civiles no le ofreció respuestas reales a la población negra de Estados Unidos

se solucionaban el problema del racismo, la pobreza, el desempleo, la deserción escolar, etc.

violencia y Revueltas

Entre 1965 y 1967, se desarro-llaron los mayores disturbios en los principales guetos del país en contra de las injusticas y desigual-dades sociales a las que están sometidos los negros en Estados Unidos. Al respecto, el Historiador Howard Zinn, en su libro La otra Historia de los Estados Unidos que en ese lapso “hubo ocho alza-mientos importantes, treinta y tres sublevaciones graves”, así como “123 pequeños disturbios”

Zinn señala, además, que 83 per-sonas murieron “por disparos de armas de fuego, en su mayoría en Newark y Detroit. La abrumadora mayoría de personas que murieron o resultaron heridas en todos los disturbios eran civiles negros”.

Rechazo unánimeEn medio de esta nueva ola de

revueltas surgió el llamado Black Power, una consigna que tenía a la vez el espíritu de un gran movimien-to. Aunque no existía un colectivo a una asociación específica que reci-biera este nombre, este lema agru-pó e inspiró a una amplia diversidad de grupos que expresaban la des-confianza de un sector de la pobla-ción hacia el “progreso” o “ayuda” proveniente a de la ideología domi-nante, la clase blanca y el poder po-lítico-económico de la nación.

Quienes se identificaban con el Black Power integraban una multi-tud heterogénea, en la que se en-contraban desde el Comité Coor-dinador de Estudiantes por la No Violencia hasta las Panteras Ne-

gras, que practicaban la acción di-recta. En general, se trataba de las iniciativas más radicales.

En su conjunto, todos rechazaban la Ley de Derechos Civiles, inclui-do el propio Kimg, aun cuando fue unos de sus promoteroes. A la luz de los hechos, quedaba en claro que no aportaba soluciones reales a los problemas que pretendía corregir.

En una entrevista realizada por el escritor Alex Haley, en 1965, éste expresaba que “la Ley de los Dere-chos Civiles no va lo suficientemen-te lejos en algunos aspectos que cubre. En primer lugar, necesita un

martin lUther King

Nacido en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929 , fue un pastor de la iglesia bautista que lideró el Movimiento por los Derechos Ci-viles, que promovió una serie de novedosas protestas no violentas, tales como el boicot de los auto-buses de Montgomery, Alabama entre 1955 y 1956.

King es el autor del histórico discurso Yo tengo sueño, pronun-ciado por éste en la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad el 28 de agosto de 1963. Por su lucha, fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Fue asesinado en 1968 por un racista blanco.

Para seguir leyendo:

� BELGRAFE, Cedric (Compilador), La protesta Negra. México, Ediciones ERA, 1965.� SEGRERA, Martin, Poder blanco y negro: el conflic-to racial estadounidense y su repercusión mundial. Caracas, Monteavila Editores, 1970.� SILBERMAN, Charles, El problema racial en Nortea-mérica. México D.F., Ediciones ERA, 1966.� ZINN, Howard, La otra historia de los Estados Unidos. México D.F., Siglo XXI Editores, 1999.

capítulo más enérgico en lo relativo al voto. Nunca habrá una verdadera democracia mientras no se elimi-nen todas las restricciones”

“Necesitamos en la ley una sec-ción vigorosa y vigorosamente apli-cada en lo tocante al problema de la discriminación en las viviendas (…) necesitamos una extensión de la Comisión de Trato Justo en los empleos para hacerles frente más efectivamente a los problemas de la pobreza (…) es preciso que se to-men medidas definitivas y eficaces, en el nivel federal, para ponerle coto al creciente reino del terror en el Sur, que es estimulado y favorecido, como todo el mundo lo sabe, por las autoridades estatales y locales”.

King fue asesinado tres años después, precisamente cuando empezaba a objetar abiertamente las instituciones del poder políti-co estadounidense. Hacia finales de la década de los años sesen-ta, el sistema político-económico

imperial había concentrado toda su fuerza para bloquear el resur-gimiento de la rebelión, caracte-rizada, como ya se mencionó, por la radicalización de la violencia organizada y un fuerte debate so-bre dicho sistema. El avance en al-gunos aspectos era palpable, por ejemplo el hecho de que muchos negros estuviesen ejerciendo su derecho al voto en el Sur o que los mismos ocuparan cargos políti-cos y en diversas instituciones era muestra de estas reivindicaciones obtenidas. Asimismo, ya no se les prohibía la entrada a los locales, restaurantes, hoteles, etc.

No obstante, el odio racial siguió estando latente en la sociedad es-tadounidense. En la actualidad, podemos contrastar esta idea con los últimos acontecimientos que se han desarrollado en diversos estados y localidades, donde han muerto personas negras a manos de las acciones desmedidas de los cuerpos policiales, reavivando de esta manera la protesta contra el racismo a nivel local y nacional, y reabriendo la polémica problemá-tica racial en los Estados Unidos

Dick De Marsico, La policía se enfrenta a un grupo en Seventh Ave. y 126º St. durante el resurgimiento de la violencia en Harlem, 1964. En https://www.loc.gov Dick De Marsico, Incidente en San 133º y Séptima Ave., 1964. En https://www.loc.gov

Warren K. Leffler, Pres, Lyndon B. Johnson firma el proyecto de derechos civiles de 1968, 11 de Abril 1968. En https://www.loc.gov

Warren K. Leffler, Marcha de los derechos civiles en Washington D.C, 28 de Agosto 1963. En https://www.loc.govCarol Highsmith, Monumento a Martin Luther King en Washington. En https://www.loc.gov

Don Cravens, Rosa Parks se sienta cerca de la parte delantera de un autobús recientemente integrado en Montgomery, Alabama. En http://www.timeforkids.com

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Gregorio Escalona. Adicionalmente, se dispone de un computador para consultar el archivo Colombeia.

En la sala contigua se recrea la insurgencia de Miranda a bordo del buque Leander. El crujir de las maderas es el primer elemento que traslada a los visitantes a la cubierta de la embarcación.

De entrada se encuentra el ju-ramento de fidelidad y la impren-ta instalada para reproducir la proclama dirigida a los pueblos habitantes del continente Ame-ricano-Colombiano. Cerca del ti-món, hay un mapa que muestra toda la travesía que hizo Miranda desde Nueva York hasta lograr el desembarco en Coro, el 3 de agosto de 1806.

Ambas exposiciones pueden ser visitadas de martes a sábado de 9:00 de la mañana a 12:00 de me-diodía, y de 1:00 a 4:00 de la tarde

visita la historiavisita la historia

Francisco de Miranda está de vuelta en el centro de Caracas

� Jeylú Pereda

De cuerpo entero se erige la figura de Francisco de Mi-randa en el Museo Boliva-riano. Se trata de un mani-

quí de cera —hecho en Rusia— que evoca la estampa del Generalísimo portando el uniforme del Regimien-to de Coraceros Ekaterinoslav, el mismo que usó en la época de la emperatriz Catalina II.

El modelo forma parte de la exposición que se instaló en el mes de julio para conmemorar los 200 años de la muerte de Miranda. Los visitantes pueden observar de cerca los detalles de esta reconstrucción ordena-

da por José Gregorio Escalona, diplomático de la Embajada de Venezuela en Rusia.

La exhibición se realiza en la Sala 4, donde también se muestra al pú-blico el escritorio portátil, la banda militar y el sable y la vaina que usó el Generalísimo. La pintura Miranda en la mira, de Edgar Álvarez Estra-da, es otro de los elementos de la exposición, junto con dos retratos del prócer hechos en litografía, uno por José Gabriel Aramburú, y otro por Delannoy y Hermanos Granier.

En la sala también hay una pan-talla interactiva en la que los visi-tantes pueden conocer información sobre los viajes que realizó Miranda. La muestra está a disposición del

público de martes a viernes desde las 9:00 de la mañana hasta las 4:30 de la tarde. Los días sábado, domin-go y feriados el horario es de 10:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.

Pero el recorrido tras la pista de Miranda no termina ahí. A pocas cuadras del Museo Bolivariano se encuentra el Complejo Casa Bi-centenario. En el recinto permane-ce —hasta el mes de diciembre— la exposición denominada El Viaje por el Gran Libro del Universo: El Imperio Ruso.

La muestra abarca un recorrido gráfico por la estancia de Miranda en Rusia. Se pueden observar imá-genes en las que se recrean mo-mentos como su salida de Cons-tantinopla, su encuentro con la emperatriz Catalina II y su llegada a Moscú.

La ambientación escenográfica evoca un salón ruso del siglo XVIII, en el que se dan encuentro Miran-da y Catalina La Grande. La utilería y vestuario son el mismo que fue utilizado en la película Miranda re-gresa, de Luis Alberto Lamata.

Los visitantes además pueden hojear el catálogo Francisco de Mi-randa en el imperio ruso, de José

Objetos exihibidos en la exposición: Miranda, El Generalísimo, 2016. Museo Bolivariano. Colección AVN. 1,2,3,4

Natalia Konarovskaya, Maniquí de Francisco de Miranda, Rusia, 2016. El maniquí posteriormente fue exhibido en la exposición: Miranda, El Generalísimo, 2016. Museo Bolivariano.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201640 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 41

culturacultura

observar que en el escenario fic-cional sus acciones responden a estímulos muy concretos, propios de una realidad caótica, generada por la ineficiencia de las autorida-des”, reseñó.

En el recorrido Antillano también precisó la obra de Denzil Romero. Destacó cómo el escritor se apropia del personaje de Francisco de Mi-randa y construye La tragedia del Generalísimo. Esta novela “tiene un particular diseño porque el autor lo-gra hacer una propuesta desde lo visual y la memoria colectiva, utili-zando el cuadro de Arturo Michele-na, Miranda en la Carraca”.

A partir de ese cuadro, agregó, el lector pasa del presente al pasado y a un futuro imaginario que trata de “desmitificar el discurso oficial de la historia a través de lo personal”. Con ese análisis ficcional de los pensa-mientos de Miranda, que emanan de actitud contemplativa del mun-do, Romero establece una nueva codificación del referente, explicó

� Jeylú Pereda

La escritora Laura Antillano señala que José Saramago era un escritor de ficción al que le interesaba mucho la

Historia. Ese interés lo condujo a plantear un criterio muy respetado por ella: “¿Por qué la literatura no ha de tener también su propia versión de la Historia?”.

Antillano coincide con Sarama-go en aclarar que no se trata de que la literatura se superponga a la historia. No obstante, precisa que no se puede dejar de lado que el escritor de este género también realiza un proceso de investiga-ción, se aproxima a los hechos y a partir de ahí recurre a diversos mo-dos de la ficción.

En este sentido, en la novela histó-rica, “la historia es revisada” y “no es un simple telón de fondo que le da una dimensión temporal a los per-sonajes y a su quehacer novelesco”. Tal como lo señala la literata Judith Gerendas, el contexto histórico es en este género “la parte sustantiva del tema; forma parte activa del ar-gumento, participa en la dinámica”.

Por tal razón, citó Antillano, “las mejores novelas históricas, sean de la corriente que sean, son aquellas que logran captar el devenir de los

Laura Antillano: Al venezolano le interesa la peculiaridad de la novela histórica

¿Puede la literatura tener su propia versión de la Historia?

procesos económicos, sociales, po-líticos y culturales en el pasado y ponerlos a dialogar con el presente”.

un GÉneRo De inteRÉs A juicio de la escritora, a las vene-

zolanas y los venezolanos “les inte-resa la historia”. Tal interés le deja las puertas abiertas a la novela histórica. Antillano cree que “la peculiaridad de esta forma novelesca tiene el atractivo de la introducción de lo no-vedoso, el detalle inesperado, el re-contar desde otra mirada”. De allí, co-mentó, el impacto de novelas como Cubagua o Venezuela heroica.

Pero, ¿es posible precisar las par-ticularidades de la novela histórica

venezolana?. Antillano piensa que las obras nacionales no son dife-rentes a las escritas en latitudes cercanas. Aunque, “definitivamente le dio “aire” el asumir otras voces protagónicas”.

Por otra parte, Antillano planteó que el gran auge de esta forma na-rrativa tiene que ver con “la explosión de un continente como el nuestro donde la mixtura, el híbrido cultural, pone en vigencia el atractivo induda-ble de nuevos modos de concebir lo real a través de su ficcionalización”.

De acuerdo con Antillano, los auto-res de la novela histórica, desde una postura crítica, “ponen en cuestión a la llamada historia oficial para dimen-sionar nuevas miradas... desaparece la distancia entre el pasado histórico y el presente”.

la novela históRica venezolana

Durante un conversatorio en la Feria del Libro de Caracas 2016, An-tillano hizo un breve recorrido por la novela histórica venezolana. Ve-nezuela heroica, de Eduardo Blan-co, fue la primera estación. Detalló cómo esta obra —estructurada en cuadros— describe las diferentes contiendas en las que se baten pa-triotas y realistas durante las luchas de independencia.

La particularidad de la pieza li-teraria, señaló, es que su autor —“que fue edecán de José Antonio Páez”— contó con la ventaja de ha-ber tenido a los propios actuantes y testigos de esos acontecimientos como sus relatores.

A decir de Antillano, en esta nove-la “más que una preocupación del escritor por hacer una novela, hubo un deseo de construir un texto de exaltación al sentimiento patriótico o de constitución de la nación”.

pocateRRa y Díaz sánchez En la segunda estación, Antillanó

trajo al debate las obras de José Rafael Pocaterra y Ramón Díaz Sán-chez, cuya narrativa se vincula al in-terés historiográfico.

A través de Tierra del sol amado y Memorias de un venezolano en la decadencia, Pocaterra revisa críti-camente varias décadas de nuestra historia venezolana, y fundamental-mente el proceso de la dictadura gomecista, precisó la escritora.

Ramón Díaz Sánchez con Mene y Cumboto, señaló Antillano, en-trega suficiente testimonio para “considerar el lugar del escritor en este compendio de la relación en-tre historia y literatura en la confor-mación de una obra”.

Mene, explicó, conforma la nove-la del petróleo cuando tal contex-to apenas se iniciaba en este país. Antillano la describe como una obra testimonial, periodística, cuya fuente básica es la propia experien-cia de su autor, durante su perma-nencia en la zona petrolera del Zulia desde 1924 hasta 1935.

Antillano comentó que Gustavo Luis Carrero defiende esta novela al decir: “Si la crítica revisa los juicios emitidos y se subleva contra el lu-gar común, podrá ver la originalidad temática y estructural de Mene”.

Por su parte, Cumboto “es una novela que insiste en el mestizaje, producto de la unión de negros y blancos como circunstancias con-cluyentes, revisando un periplo histórico con circunstancias desde el siglo XIX hasta mediados del XX”, apuntó la escritora.

González león y oteRo silvaPaís portátil, de Adriano González

León, es publicado en 1968. De acuerdo con Antillano, esta obra “en-tra en el canon dada la elaboración de un texto múltiple donde la histo-riografía revela al escritor datos y cir-cunstancias sobre las cuales se rea-liza el proceso de ficcionalización”.

En la década del 70 ubicó a Lope de Aguirre, príncipe de la libertad, de Miguel Otero Silva. La escritora refirió que esta es una novela con una interesante propuesta porque “hace una revisión de la imagen his-tórica que hemos reconocido del tirano Aguirre, que siempre ha sido acusada y temida”.

Asimismo, agregó, Otero Silva pone esa imagen en cuestión a partir de plantearse una perspecti-va humana que revisa el por qué de ese personaje.

“Si bien es cierto que su figura no se despoja del carácter sanguina-rio que tradicionalmente se le ha atribuido, no podemos dejar de

Anónimo, Retrato de Laura Antillano, s/d, s/f. En, http://www.panorama.com.ve

Antonio Herrera Toro, Retrato de Eduardo Blanco, Caracas, 1883.

Jorge Humberto Cardenas, Adriano Gonzales León, Caracas, s/f. En, http://www.hableconmigo.com

Arturo Michelena, Miranda en la Carraca, Caracas, 1896. Colección Galería de Arte Nacional.

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El historiador colombiano sostiene que una vía para salir de cierto “enjaulamiento” es encuadrar la investigación en las coordenadas internacionales

�Eduardo Cobos y Mireya Dávila

¿Los estudios históri-cos gozan de buena salud?

La disciplina históri-ca está viviendo procesos muy inte-resantes. Se habló hace más de tres decenios de la crisis de los meta-rrelatos. Hoy existe, efectivamente, una recuperación de la necesidad de análisis de largo, larguísimo pla-zo como nunca lo ha habido. Por ello, creo que vivimos en una época fascinante, donde se está superan-do ese pesimismo cognitivo induci-do por los modelos postmodernos.

En este sentido, ¿el historiador tendría mayor libertad para esco-ger sus métodos de investigación?

Diría que sí. En la actualidad to-das las aproximaciones a la inves-tigación histórica se muestran fe-cundas. Por mi parte, he dedicado tiempo, preocupaciones e investi-gación a la historia comparada, tra-tando de comprender su metodo-logía y luego tratando de aplicarla a la investigación.

Usted cita en uno de sus traba-jos a Germán Colmenares, quien alude al “ensimismamiento” de los historiadores. ¿La historia com-parada serviría como una salida a ese “ensimismamiento”?

De cierta manera. Yo traía a cuen-to el término de Colmenares para afianzar la necesidad de salir de una historia enjaulada en lo nacio-nal. Para los historiadores la inves-tigación de su propio país es un

Medófilo Medina: Se está superando el “pesimismo cognitivo” de “los modelos postmodernos”

Una historia nacional no se puede hacer de espaldas a otras realidades

compromiso, un reto que siempre estará presente. Pero asumirlo no quiere decir que tenga que hacer-se únicamente desde lo particular desconociéndose otras realidades. Creo que por el camino de la com-paración pueden establecerse qué rasgos en común tienen los países y qué rasgos específicos presentan.

Estamos hablando de una histo-ria más plural…

Por supuesto. No es la compa-ración el único camino para salir de eso que llamo el enjaulamiento nacional en términos del queha-cer histórico. Puede haber historias transversales. Puede haber, simple-mente, una preocupación mayor por encuadrar la historia nacional en los marcos de las coordenadas internacionales.

¿Cuáles serían las coordenadas de la historia comparada?

A mi juicio, la historia comparada ha sido elaborada desde la obra de John Stuart Mill, quien le dio, si

se quiere, bases filosóficas. Tam-bién han cultivado la comparación histórica, de manera muy gene-ral, los clásicos del pensamiento social como lo son Marx, Engels o Weber. Y explícitamente, desde la sociología los primeros com-parativistas, quizá, aparte de Max Weber, fueron Emile Durkheim y Alexis de Tocqueville, este úl-timo en su libro La democracia en América donde establece una metodología de la comparación.

En la práctica, ¿qué sería com-parar realidades históricas?

Voy a mi experiencia, ya que elaboré un proyecto de historia comparada entre Colombia y Ve-nezuela que abarcaba el período 1830-2004. Allí quise construir un modelo de comparación. Es decir, tomé los dos procesos históricos como unidades de comparación y configuré una serie de atributos alrededor de los cuales esta se realiza. A continuación, establecí

un parámetro orientador con el que se hace la comparación, que eran la construcción de institucio-nes modernas y los elementos de los sistemas políticos de inclusión social. También entre estos atri-butos se inserta la comparación de las economías. En el siglo XIX son economías muy similares en ambos países, volviéndose par-ticularmente muy interesantes en el transcurso del siglo XX. En este caso, quería usar la compa-ración para tratar de descubrir lo que puede ser peculiar en el de-sarrollo colombiano, que puede, a su vez, resultar singular para el desarrollo venezolano.

Se harían explicitas las similitu-des y las diferencias…

Así es. Toda comparación des-cansa sobre esto. Por supuesto, hay una graduación según las estra-tegias en la realización de la com-paración que te propongas. Los historiadores Charles Tilly y Jürgen Kocka, por ejemplo, presentan una tipología de comparaciones, aque-llas que recargan las tintas sobre las diferencias o esas estrategias comparadas que quieren ver más y buscar las similitudes

�Eduardo Cobos y Mireya Dávila

Usted ha hecho un análisis com-parativo de acontecimientos

que involucraron a Juan Domingo Perón y a Hugo Chávez Frías.

Efectivamente. A Perón lo envían a una isla como a Chávez a la isla La Orchila. Y la reacción de la gen-te, para que los dejen en libertad, es similar en ambas situaciones. Ahí se trata, si se quiere, de la ac-tuación de dos muchedumbres políticas: las del 17 de octubre de 1945 en Buenos Aires y las del 13 de abril de 2002 en Caracas. Sobre todo el día 13, el retorno de las mu-chedumbres políticas que acom-

Medófilo Medina: Perón y Chávez crearon formas no convencionales de comunicación política

pañan, hacen posible, el retorno de Chávez a la presidencia. Es una comparación asimétrica en el sentido de que son períodos his-tóricos diferentes de más de cin-cuenta años de diferencia, aunque sigue siendo la época contempo-ránea de América Latina.

En ambos hechos coincide la re-posición en el poder de personali-dades fundamentales.

Esos fueron, especialmente, los elementos que me indujeron a la comparación. Inicialmente cuan-do se produjo el golpe del 11 de abril en Venezuela, las primeras imágenes que acudieron de ma-nera muy sombría fueron las

la historia a debate

Federico Engels. En: https://awestruckwanderer.wordpress.com

London Stereoscopic Company, John Stuart Mill, circa 1870, Colección Hulton Archive.

Alexis de Tocqueville, “Democracy in America”, New York, George Dearborn & Co., Adlard and Saunders.

Regreso del Presidente constitucional Hugo Rafael Chávez, Caracas, 14 de abril de 2002.Colección Hugo Chávez del Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201644 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 45

la historia a debatela historia a debate

ca que no obedecen a las conven-ciones de la democracia tradicio-nal. Son formas directas. En el caso de Chávez, incluso el movimiento corporal jugaba un papel. Y, por su-puesto, todo esto era una comuni-cación política que estaba remitida a su peculiar asimilación del socialis-mo y del pensamiento bolivariano

del 11 de septiembre de 1973 en Chile. Pero pasado el tiempo, no para grandes sectores de la opinión pública, pero sí para quie-nes tenemos algún conocimiento de la historia contemporánea de América Latina, esa comparación entre el octubre argentino y el abril venezolano era llevada por unas similitudes muy evidentes, por lo menos en lo circunstancial.

¿Por ejemplo?En Venezuela se habían avanzado

reformas con las Leyes Habilitantes de 2001 (de tierras, de agricultura y pesca, de hidrocarburos, entre otras). Esas leyes le dieron una di-mensión y un desarrollo al proceso que llevó a la burguesía a pensar: bueno, esto va en serio, ahora sí es el momento de enfrentar esto. Por su parte, en Argentina, desde el año

44, en un período corto, igualmen-te se produjeron reformas sociales importantes propiciadas desde el gobierno por Perón.

Aunque Perón en ese momento no era Presidente…

Así es. No es un golpe de Estado como tal, ya que Perón era Vicepre-sidente pero tenía una incidencia enorme en las decisiones políticas relacionadas con las reivindicacio-nes de los trabajadores; y lo sacan los militares que están en el poder. Luego comenzaría la eliminación de las medidas que él había im-pulsado a favor de la clase obrera. Entonces, la gente se pregunta: y aquí qué pasó, por qué se llevaron a Perón. Es un momento crucial, antes de eso no podemos hablar propiamente de peronismo. Creo que la noche del 17 octubre del 45,

cuando reaparece Perón gracias a la presión popular, es la iniciación del peronismo como fenómeno.

Digamos que nace el líder de una clase social…

Sí. Perón le da expresión y re-presentación a una clase obrera que no había sido recogida has-ta ese momento por los partidos políticos. En cierto modo, contri-buye a hacerla sujeto político y el peronismo se fortalece porque esas masas de nueva formación, esa clase obrera naciente, porque había una clase obrera anterior-mente configurada pero no fue la que salió a la Plaza de Mayo en octubre del 45, Perón le ofrece elementos de identificación.

¿Y con el presidente Chávez?En el caso de Chávez se presenta

el mismo fenómeno, pero los sec-

tores sociales que lo viven son dis-tintos. La antigua clase obrera de nueva formación en Venezuela son sectores que tienden a clasificarse de informales, de capas medias-bajas. Mejor dicho, la burguesía había ofrecido canales para la in-corporación de sindicatos, y en ese trayecto los corrompió y fue una gente de formación de nuevas ca-pas medias, pero desde mediados de los años 80 ya el capitalismo ve-nezolano y el sistema político que lo acompañaba no estuvieron en condiciones de absorber ni social ni políticamente a los nuevos sec-tores. Para estos no había nada en el reparto.

Es cuando aparecería la pro-puesta de Chávez.

Claro. Chávez crea políticas para esos sectores excluidos, que en-

tonces iniciarían con él su par-ticipación política. Por eso no me cabe duda que la influen-cia del chavismo será un fe-nómeno que va a acompañar a la historia venezolana por larguísimo tiempo.

Desde otra perspectiva, a Perón y a Chávez se los ha querido comparar, desde-ñosamente, en términos de comunicadores “populistas”. ¿Qué opinión le merece este señalamiento?

Lo que sucede es que ese terreno de comparación es un campo cenagoso, dado que el término populismo ha sido contaminado des-pués de la caída del socia-lismo real. En cierto modo, se ha acudido al término populismo, con el consenso de Washington, para buscar un vocablo y un concepto de des-calificación que permita construir una amenaza.

Entonces, ¿sería un tipo de ex-presión política distinta?

Perón indujo unas formas nuevas de cultura política y comunicación política. No son exactamente las mismas que creó o contribuyó a crear Chávez, pero lo común es que son formas de comunicación políti-

Movilizacion en Plaza de Mayo a las horas de la tarde, Buenos Aires, 17 de Octubre 1945. En, http://www.villamanuelita.org

13 de abril de 2002. Colección Archivo Audiovisual de la Biblioteca Nacional.

17 de octubre - Inconmovible. Afiche conmemorativo del segundo aniversario del Día de la Lealtad. 1947. Colección Museo del Bicentenario, Argentina.

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MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201646 SEPTIEMBRE2016 N.º40 MEMORIASDEVENEZUELA 47

la historia asombrala historia asombra

�Noelis Moreno

María de Meneses, no quería caer en las ten-taciones del demonio. Esperaba tener una vida

ejemplar que le permitiera ser reco-nocida. Inspirada en la vida de algu-nas místicas medievales, decidió in-tegrarse desde joven al monasterio de La Anunciada de Lisboa.

Al ser una mujer paciente y obe-diente, cumplía diariamente el estricto régimen (ayunas, vigilias, oraciones, meditación, autoflage-lación) para acercarse a Dios, es-pecialmente a la figura de Cristo, su anhelado esposo. Era tal su co-nexión con Cristo, que al esposarse tuvo una visión en la que era acep-tada por él. Este era apenas era el inicio de sus trances y visiones.

sus pRimeRos estiGmasYa internada en el monasterio,

empezó a experimentar episo-dios de La Pasión de Cristo refle-jados en su cuerpo. En 1575, tuvo su primera vivencia mística con la corona de espinas que llevó Jesu-cristo. Según su biógrafo fray Luis de Granada así surgió su primer estigma: “(…) le apareció el Esposo con grande resplandor y hermo-sura, el cual traía en la cabeza una corona de espinas y venía todo bañado en sangre. Y viéndolo de esta manera cayó en tierra dicien-do: ¡Ah, Señor Jesús! ¡A mí esos dolores y espinas que merezco por mis pecados! Entonces Él qui-tó la corona de su cabeza y púso-la en la de ella, apretándola con las manos. Con lo cual sintió gran dolor y salió de ahí mucha sangre, quedándole las señales de las es-pinas en la cabeza (…)”.

Una monja falsificó en su cuerpo los estigmas de Cristo

Desde ese momento todos los viernes padecía fuertes dolores de cabeza.

Tres años después, un miércoles de Semana Santa, María vio a Je-sucristo en la cruz levitando en su celda. De Él surgió un rayo que la hi-rió en el pecho, dejándole una llaga

que sangraba todos los viernes. Su buena reputación, humildad y re-ligiosidad disipaba cualquier duda sobre a veracidad de su testimonio.

De santa a pRioRa oDiaDaLos estigmas y demás experien-

cias místicas de María de Meneses

la llevaron a conseguir el reconocimiento de la alta jerarquía de la Iglesia. Fue nombrada Priora en 1583, a los 32 años, algo no es-tablecido en el Concilio de Trento. Ahora tenía una cuota de poder dentro del gobierno en la comu-nidad de religiosas y de-bía seguir un camino aún más perfecto.

El 7 de marzo de 1584, en su celda, vio a Cris-to clavado en la cruz. De él brotaron cinco rayos que le hirieron el pecho las manos y los pies, ca-sualmente tenía la misma edad de Cristo crucifica-do: 33 años. Su conexión no se detenía, todos lo viernes de la llaga del costado le aparecían cin-co gotas de sangre en forma de cruz, las cuales ella regalaba como reli-quia a sus devotos.

Ante la sociedad la priora María era una santa, sus experiencias sobrenaturales no eran consideras malignas por su vin-culación a la cruz y a Jesucristo. La autenticidad de sus estigmas, visiones y milagros fueron certifi-cados por autoridades religiosas y civiles. Teólogos, Cardenales, incluso el virrey de Portugal, es-taban convencidos de sus facul-tades sobrenaturales. Su recono-cimiento la llevó a liderar grandes actos de fe, como lo fue su bendi-ción a La Armada Invencible.

En una vida muy santa no podía faltar la figura del demonio y sus males. Las adversarias de María de la Visitación, que rivalizaban con ella por el priorato, comenzaron a decir que era una embaucadora. No podían creer que pudiera enga-ñar a todos, especialmente a hom-bres preparados, letrados y que en otras oportunidades habían conde-nado a otras mujeres. Para muchos solo se trataba de envidia, a lo cual la ejemplar mujer respondía humil-

Para seguir leyendo:

� Huerga, A. Historia de los alumbrados: 1570-1630, Madrid, FUE, 1994.� Moreno Doris, Protestantes, visionarios profetas y místicos. España, Debols!llo, 2005.

demente. Su fama le facilitó conse-guir donaciones y privilegios que beneficiaban al convento.

Las constantes denuncias obli-garon al cardenal a encargar el exa-men de los estigmas de la Monja de Lisboa. Como era de esperarse, los teólogos reafirmaron el origen divino de las marcas, lo que desa-tó la molestia de los opositores de María. El rumor de su vínculo con el mal, no hizo sino aumentar, se le señalaba como una mujer que fin-gía sus conexión con Dios por inte-reses egoístas.

en la miRa De la inquisiciónEn 1588, Sor María afirmó que

“el reino de Portugal no pertene-ce a Felipe II, rey de España, sino a la familia de Braganza”. Ella se consideraba la encarnación de los sufrimientos del reino portugués oprimido por los españoles. El rey, furioso, ordenó a la Inquisición a

que la procesase; para él una religiosa que se ocu-paba de la política y su-blevara al pueblo, no era una santa. Así se inició un juicio en su contra, el 9 de agosto de 1588.

En un primer momen-to, fueron convocados 59 monjas para que testifi-caran sobre la acusada, la mayoría afirmó que las llagas, visiones y levitacio-nes eran falsas. Seguida-mente, María fue interro-gada. Inicialmente intentó mantener su postura. Pero los inquisidores decidie-ron lavar y restregar con jabón las llagas de los pies y las manos con una tela gruesa, quedaron asombrados: todos los desaparecieron sin dejar marca alguna.

Al día siguiente, la acu-sada declaró que todo era mentira pero que ja-más había pactado con el demonio. La había tenta-do la vanidad, quería ser reconocida. Para alcanzar

sus metas comenzó a punzar su ca-beza y el costado con un alfiler y un cuchillo hasta derramar sangre su-ficiente. Esa sangre la utilizaba para manchar otras parte de su cuerpo y para pintar en los pañuelos formas de cruces. Posteriormente los es-condía en su pecho y fingía los sín-tomas de sus experiencias.

El Tribunal del Santo Oficio la con-denó al encarcelamiento en el con-vento de la Madre de Deus. Perdió todos los privilegios, no podía reci-bir visitas, ni hablar con otras religio-sas, debía comer en el suelo. Sólo podía cumplir el estricto régimen religioso impuesto. Estuvo conde-nada a una vida expiatoria, la cual afrontó, según registran las fuentes, con devoción y fe

José Fernández de Otaz, Las cinco llagas de Nuestro Señor Jesucristo, México,circa siglo XVIII. Colección Galerías de la Pinacoteca de La Profesa.

Jacopo Ligozzi, Santa Catalina de Siena, Florencia, circa 1620. María de Meneses admiraba a Catalina de Siena, ella era su ejemplo a seguir.

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Simón Bolívar, Poder otorgado a su hermana María Antonia Bolívar, Perú, 13 de diciembre de 1824.Colección Museo Bolivariano.

MEMORIASDEVENEZUELA N.º40 SEPTIEMBRE201648

LugAR DE mEmORIA

�MDV

El 7 de octubre de 1892 en-tró triunfante a Caracas una multitud de hombres y mu-jeres liderados por el general

Joaquín Crespo. Ellos y ellas, duran-te aproximadamente seis meses de combate, defendieron la llamada Revolución Legalista.

La revolución congregó a hombres y mujeres del pue-

Las mujeres de la Revoluciónblo llano, quienes desconten-tos ante la magnitud de la crisis provocada por la pretensión de Raimundo Andueza Palacios de continuar en la Presidencia de la República, decidieron tomar las armas en contra de una acción arbitraria que buscó imponer la continuidad de un gobierno por vía ilegítima.

En la Revolución Legalista el protagonismo de las mujeres — un

aspecto que ha sido omitido cons-tantemente en muchos momen-tos históricos del pasado venezo-lano— se hizo presente. De esta manera, la mujer se incorporaba decididamente a la lucha por la restitución de la legalidad.

Esta imagen constituye una ma-nifestación irrefutable de la presen-cia y la visibilidad del género feme-nino en la vida política venezolana del siglo XIX

Imagen tomada de William Nephew King. Recuerdos de la revolución en venezuela. (Estudio preliminar de Inés Quintero) Caracas, 2001, ministerio de la defensa.

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Bases que rigen el concurso

II Premio Bicentenario de Ensayo HistóricoEzequiel Zamora y su época

1. Podrán participar los venezolanos, venezolanas, extranjeros y extranjeras residentes en el país.

2. Solo podrán presentarse ensayos inéditos que cumplan con los requisitos expresados en estas bases.

3. Quienes hayan resultado favorecidos en la edición anterior del premio no podrán concursar.

4. Los ensayos históricos presentados deberán centrarse en el estudio y análisis de la figura de Ezequiel Zamora y su tiempo histórico, el cual se caracterizó por las luchas populares; producto de las contradicciones sociales posteriores a la independencia política en Venezuela en 1830. A partir de esto, se podrán abordar diversos ejes temáticos (política, sociedad, economía, es-trategia militar, cotidianidad, entre otros) con los hechos históricos acaecidos durante la época en cuestión y la figura de Zamora como eje de reflexión histórica. Los ensayos deberán estar debidamente fundamentados y documentados, lo cual debe evidenciarse en el aparato crítico presente en el trabajo.

5. Los ensayos tendrán una extensión mínima de 40.000 caracteres y máx-ima de 80.000 caracteres, escritos en letra Times New Roman a 12 puntos con interlineado de 1,5. Se present-arán 3 (tres) ejemplares en físico y una (1) copia en CD.

6. Los y las participantes concursarán con un seudónimo y entregarán junto al ensayo una síntesis curricular con datos de identificación y localización, en un sobre debidamente sellado.

7. Se otorgará un premio único Bs 200.000. El jurado tendrá la potestad de otorgar men-ciones especiales.

8. El premio podrá ser declarado desierto por el jurado.

9. El período de recepción de las obras par-ticipantes abrirá el 15 de febrero de 2016 y cerrará el 15 de julio del mismo año.

10. Los y las concursantes podrán en-tregar los ejemplares directamente en el

Centro Nacional de Historia, en la siguiente dirección: Final de la Av. Panteón, Foro Libertador, Edificio del Archivo General de la Nación, Planta Principal, Apartado Postal 1010. En su defecto podrán ser remitidos a través de un servicio de correo certificado a nombre de Centro Nacional de Historia en la misma dirección.

11. El jurado calificador estará formado por tres especialistas, quienes luego de las re-spectivas deliberaciones, emitirán el veredicto el 1º de febrero de 2017, a través de los medios de comunicación.

12. La entrega de los trabajos parti-cipantes conlleva a la aceptación de todos los parámetros establecidos en estas bases.

El Premio Bicentenario de Ensayo Histórico, es un esfuerzo emprendido el año 2015 por el Centro

Nacional de Historia, adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, para fomentar la investigación

y el análisis en torno a diversas etapas y procesos de nuestro pasado. Con ello se procura promover

la participación y discusión entre investigadores, profesores, estudiantes, cronistas e interesados

como una vía hacia la comprensión de momentos clave de la historia venezolana. Esta segunda

edición se centrará en la figura de Ezequiel Zamora –de cuyo nacimiento se cumplen 200 años

en 2017– y su tiempo histórico

CORREO ELECTRÓNICO [email protected] / [email protected] PÁGINA WEB www.cnh.gob.ve TWITTER @Memoriasvzla | / @cnh_ven FACEBOOK Memorias de Venezuela / Centro Nacional de Historia TELÉFONO (0212) 509.58.32

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