bases economicas de la revolucion artigu - benjamin nahum, jose pedro barran

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  • INDICE

    INTRODUCCION .......................................... 7 PRIMERA PARTE: BASES ECONOMICAS DEL FEDE-RALISMO ........................:.........,.............. 9 Capitulo I: Las bases fsicas y humanas del localism ... 11

    1. El contorno .fsico ................:................ 11 2. La poblacin ........................................... 13 3. Comunicaciones ................:................: 15

    Captulo 11: Buenos Aires, la provincia-puerto ............ 18 1. La lucha por el libre comercio .................... 18 2. Causas de su hegemona .................................. 22 3. Caracterizacin ideolgica del patriciado porteo .25

    Captulo 111: Las provincias del Interior .................. 27 1. Las producciones locales ......:................... 27 2. Proteccionismo o librecambismo ................... 28 3. Una forma de justicia, regional: el Federalismo .... 32

    Captulo IV: Las provincias del Litoral ....,.............. 34 Captulo V: Banda Oriental, la otra provincia-puerto ...... 37 1. Montevideo, puerto con privilegios .................. 37 2. La lucha de puertos ............................... 39 3. La Dominacin Portea, episodio clave de la lucha

    de puertos .................................................... 46 4. Originalidad de la Banda Oriental ................ 47 Captulo VI: La visin de Artigas ................................. 49

    1. El federalismo: justicia interregional y america- nismo ............................................ 49 2. Conclusin ........................................................ 53

    NOTAS A LA PRIMERA PARTE ............................ 54 SEGUNDA PARTE: LA REVOLUCION Y LA TIERRA ........ 57 Captulo I: La realidad: la Campaa de la Banda Dfiental durante la dominacin espaola .................................. 59

  • 1. Originalidad de la Banda Oriental como colonia es-' paola ........................................... 59

    2. Las primeras formas de la propiedad de la tierra 60 3. ~El latifundio colonial: orgenes y causas .......... 62 4. Valoracin del latifundio colonial ................. 65 5. Los simples poseedores de la tierra .............. 70 6. El desorden 'en la delimitacin de las tierras y en

    la propiedad del ganado .......................... 72 7. Las formas de explotacin y el peligro de extincin

    de la riqueza ganadera ............................ 74

    Captulo I1: La teora: los planes espaoles para el "arre-glo de los campos" ....................................... 76

    1. Anlisis de los principales planes espaoles ...... 77 2. Las directivas principales contenidas en los planes

    espaoles ........................................ - 823. Las dificultades de pasar dla teora a la prctica:

    la accin de las autoridades espaolas para solu-cionar "el arreglo de los campos" ................ 84

    4. Los hacendados v los planes espaoles ........... 87

    Captulo III: La accin revolucionaria .................... 1. La originalidad de la Revolucin Oriental .. 89 2. Los efectos de la Revolucin en la economa de la

    Banda Oriental .................................... 91 3. Antecedentes de la poltica agraria de Artigas .. 96 4. "Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental

    para el fomento de su Campaa y Seguridad de sus Hacendados", lo de setiembre de 1915 ............ 98

    S. Revolucin y tradicin ............................ 103 6. La aplicacin del Reglamento Provisorio de 1815. 106 7. Las concesiones de tierra artguistas y su futuro . 115 8. Valoracin del Reglamento Provisorio .............. 116

    NOTAS A LA SEGUNDA PARTE ........................... 117

    TERCERA PARTE: LA REVOLUCION Y LA AGRICULTURA .. 119 Captulo 1: La agricultura durante la Colonia ............ 121

    1. La debilidad agrcola ............................. 121 2. La tierra y la agricultura ......................... 126

    Capitulo II: Los efectos de la Revolucin y las primeras formas del "arreglo" de la agricultura ....:................. 128 Captulo 111: Los proyectos de colonizacin agrcola ...... 130

    1. "Proyecto de Agricultura para la Villa Guadalupe" 130 2. Artigas y la poltica agrcola ...................... 137

    CONCLUSIONES GENERALES ............................. 139NOTAS A LA TERCERA PARTE............................ 140

  • Depsito legal N 29182

    impreso m forma cooperativa en loa talleres grficos de la comunidad del sur, canelones 1484. montevideo, m marco de 1972. edicin amparada m el art. 79, de la ley 13.349. precio de venta al pblico suieto a modifica~ de acuerdo a la ley, 13.750 del 8/XII/1988:

  • BASES ECONOMICAS DE LA

    REVOLUCION ARTIGUISTA

  • A los profesores de la Seccin Historia delInstituto de profesores "Artigas"

    EDICIONES DE L11 BANDA ORIENTAL TI 1786 - Tel.: 98 28 la - Montevideo Queda hecho el depsito que mama la ley - Impuso en Uruguay - 1972

  • Este no es un estudio original, sino la simple ordenacin de un tema que otros han analizado ms profundamente pero sin que adquiriera el carcter autnomo que tiene en este volumen.

    Una aproximacin a las ideas econmicas artiguistas puede ser til para evidenciar que la significacin de Artigas no termina con la exposicin de su pensamiento poltico. El acento que se ha puesto en ste, particularmente por el academismo oficial, en defi-nitiva disminuye su estatura de conductor y hombre de estado, in. clinado no slo sobre los problemas polticos, sino tambin cultu-rales, sociales, econmicos. El tuvo la comprensin cabal de que un estado independiente y soberano, deba adems ser justo en lo que el lenguaje actual llama la esfera socio-econmica, V Artigas llamaba, ms modestamente, "el sistema'.'.

    Esta justicia tiene en el pensamiento artiguista dos vertientes: la primera, y no en orden de preferencias, es el sistema federal. El federalismo, lejos de ser slo una organizacin poltica particular que se deba dar el naciente estado de las Provincias Unidas del Ro de la Plata, era sobre todo para l, la nica garanta de un desarrollo integral y autonmica de las economas regionales, opues-tas a toda poltica centralista, avasalladora e Injusta. Las causas econmicas de ese sistema han sido estudiadas en la primera parte.

    Ca segunda vertiente de la idea de justicia se refiere a b interno de la Provincia Oriental, que era la que dependa direc-tamente de su persona. Encuentra el principio de su concrecin ms lucida. y madura en el "Reglamento Provisorio de la Provincia 0~ tal para el Fomento de su Campana y Seguridad de sus Hacenda-dos', del 10 de setiembre de 1815, que analizamos en sus orgenes y en sus intenciones, como en cuanto ala realidad que pretenda modificar, en la segunda parte de este trabajo.

    introduccin.

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  • ADVERTENCIA A LA 2 EDICIONEn la 2a edicin se han introducido varias modificaciones. Las

    ms importantes corresponden a los siguientes temas: "Efectos do la Revolucin sobre la Economa de la Banda Oriental" y 'Apli-cacin del Reglamento Provisorio". Aderns, se ha agregado la ser cera parte, relativa ala Revolucin y la agrlcultura.

    ADVERTENCIA A LA 3 EDICION

    . Se ha mantenido casi ntegramente el texto de la 2 edicin, con algunos ajustes en lo referente al origen del latifundio colo y a.la aplicacin del Reglamento Provisorio de 1816.

  • PRIMERA PARTE

    BASES ECONOMICAS DEL FEDERALISMO

  • I. LAS BASES FISICAS Y HUMANAS DEL LOCALISMO.

    Son diversas las causs que puedan explicr el surgimiento de la idea federal como forma constitucional de gobierno, y aun como solucin de los problemas locales, en el territorio de las Pro-vincias Unidas del Ro de la Plata

    Hay, factores polticos, sociales, de tradicin, entre otros. Pero aqu slo nos vamos a ocupar de los econmicos, y de los que le estn ms vinculados: geogrficos, demogrficos, de comunicaciones y transportes. Son estos elementos los que van constituir la' trama, el tejido, sobre el que se darn las caractersticas econmicas opues, las de cada regin, sus inevitables divergencias polticas, y su co-mn necesidad de una armonizacin de intereses a travs del sis-tema federal.

    Las condiciones materiales en que las provincias se desenvol, vieron, no son siempre fclles de aprehender. Existe escasez de datos sobre poblacin, dimensiones territoriales (por la indefinicin de la frontera indgena), comunicaciones. Pero el estado actual de las investigaciones permite dar una idea de, la aproximada situacin material ea que so encontraban los criollos en los aos anterior a la Indepedencia.

    Al mismo tiempo, intentaremos describir los intereses econ-micas de cada regin virreinal, y las ideologas polticas opuestas con que surgirn la vida independiente, basadas fundamentalmente en la defensa de los propios objetivos locales. As, en Buenos. Aires nos encontrremos con el unitarismo, y en las dems provincias, ne-cesariamente, con el federalismo.

    1. El contono fsico

    La geografa de la zona que comprende el ex-Virreinato del Ro de la Plata tiene caractersticas particulares, que van a influir en su organizacin econmica y poltica. Esto no quiere decir que se admita la existencia de m detenimismo geogrfico, capaz de

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  • sealar los derroteros precisos por los que habra de transcurrir la historia de estas regiones.

    Pero, sin embargo, la geografa tiene su importancia en rela-cin a las producciones especficas que permite, a las estructuras econmico-sociales que de ellas dependen, a la dificultad de comu-nicaciones, el consiguiente aislamiento interprovincial y el reforza-miento del sentimiento localista. La geografa se impone an ms todava por el escaso dominio tcnico, que, como veremos, el hom-bre tena sobre el medio.

    El Virreinato comprenda tres regiones fsicas opuestas, que Juan Alvarez expone de la siguiente manera:

    "El litoral limitado al oeste por los contrafuertes de la cordi-llera hasta el 'ro Salado, y luego, siguiendo ste hasta su codo en Matar; de all hacia el sur, bordeando las sierras de Crdoba; p, por fin, al este, hasta terminar en el antiguo estuario de Baha Blanca. Por los otros rumbos, la regin del litoral coincide con los Lmites exteriores de la Repblica. Se caracteriza por la llanura, fa-sorable a la ala de ganados, y al uso de mquinas agrcolas; sus productos tienen fcil salida al mar o a los ros navegables; abunda .en lluvias, y por la benignidad de sa clima es la parte del pas ms apta para el desarrollo de la agricultura sin riego artificial y sin grandes gastos de produccin." tr) En esta zona se encuentran las provincias de Santa Fe Corrientes, Entre Ros, Buenos Aires y nues-tro pas, todos predestinados por esas condiciones bsicas, par ser emporios ganaderos, que contaban con inmensas praderas para su desarrollo sin trabas, y para la comercializacin de cuyos productos se abran las vas naturales de agua: Esto lo vieron con suma cla-ridad los contemporneos, quienes lo expresaran en numerosos docu-mentos de la poca. Veamos por ejemplo, lo que se dice en el Memorial a Diego Gardoquf": "por estar situado en un clima tem-plado con una extensin inmensa de buenas y frtiles tierras, rega-das por medio de los infinitos ras y arroyos, los que forman Va. treros y rinconadas que sirven para la crbma de ganado vacuno, eabllar, lanar y porcino, de modo que cada especie se cuenta por .millones teniendo salinas abundantes y uno infinidad de parajes y puertos a propsito para formar saladeros, el arte pastoril es el de ouiyor atencin por las bellas proporciones que hay para formar estancias numerosas, por la grande extensin de terrenos, a cual tnsfrtil para apacentar ganados, que con el buen temple del clima, y 14 situacin de este pas por sus muchos puertos es e1 mejor paro el comercio." (z)

    "La regin central o mediterrnea -contina Alvarez-, zona de transicin "ira les tierras donde es posible producir agricultura sin riego ni abono y aquellas donde no se la logra sin esos elemen-tos. El clima es ms seco y el suelo ms quebrado e improductivo que en la ata~. La frontera oriental de esta regin dista cente-nares de kilmetros del puerto de embarque ms prximo..." (s)

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  • Aqu estn las provincias de Crdoba, San Luis, San Juan, Men-doza, Tucumn, Salta, Jujuy, La Rioja, con un clima ms clido que las habilita para determinados productos (azcar, por ejem-plo), con tierras menos frtiles que las hace econmicamente ms dbiles que las anteriores."La regin serrana, correspondiente a la parte occidental de! territorio, que comprenda en au totalidad la cordillera de los Andes, lindando al sur con el ro Limay. Excepcin hecha del borde orien-tal de la parte norte, desde Yacoiba a Tucumn y la zona de los lagos del Neuqun, esta regin tiene un clima extraordinariamente seco; y salvo las pqueas cuencas susceptibles de riego, parece destinada por ahora/a vivir de la minera. Se halla ms prxima a los puertos del afico que a los del Atlntico.'iai Son las pro-vincias de UIF huquisaca, Cochabamba La Paz, en el Alto Per, que se ar te an precisamente por su produccin de mine-rales, funda a ment lata, y se encuentran ms relacionadas coa las rufas eYPacficanatural desembocadura, donde, por otra parte, se lallaba el~balp3rte de la dominacin espaola en la Ama rica del Sur, el Per.La regin patgnica, que sera la ltima, no tiene mayor fin-portancia para nuestro estudio, porque permaneci casi despoblada. Las diferencias fsicas de estas tres grandes zonas principalesvan a engendrar situaciones econmicas dispares que, si se contra-. ponen con violencia a medida que se acerque la Lndependencia, ya son notorias en la propia sociedad indgena que los espaoles encontraron y usufructuaron.

    2. La poblacin

    Las especiales caractersticas de poblamiento de estas zonas -re-sultado de su geografa- van a incidir en la, conformacin futura de la sociedad colonial, no slo desde el punto de vista social -por la diferente mezcla de los elementos espaoles e indios- sino tam-bin, y sobre todo, desde el punto de vista econmico, ya que en ciertas zonas los espaoles encontraron culturas sedentarias con de-terminada produccin tradicional, sobre las que se colocaron, domi-nantes, aprovechando la fuerza de trabajo de esas sociedades para aventar una sociedad rural de tipo seorial.

    En este sentido. la regin puede dividirse en dos partes: el interior y el litoral. Dice Vedoya al respecto: "La primera, el ir#a-rior, con una numerosa poblacin organizada en una sociedad por lo general ms perfecta que la del litoral; asentada en pobladse estables, rodeados de cultivos da regado, en posesin de animales domsticos y una tcnica de tejidos, cermica y traba/o instrumental, lo suficientemente perfeccionado como para cubrir con exceso y hasta con lujo sus necesidades. Las confederaciones diaguitae y cal.

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  • chaqu, la huarpe, constituan los grupos sociales. ms caractersticos, El litoral, en cambio, excepcin hecha de su regin norte y noroeste, poblada por los ncleos ms adelantados de la rama guaran, se hallaba habitado por grupos nmadas o semi-nmadas; los ms desa-rrollados, eran agricultores incipientes que combinaban an lb reco-leccin natural con sus cultivos muy primitivos; la pluma de aves-truz reemplazaba en esta regin o completaba al tejido. Esta dife-rencia notoria, entre el interior y litoral precolombino, unidas a la que determin .la geografa, condicionaron el desenvolvimiento pos-terior de la sociedad indgena-espaola que result de la conquista iniciada.' (b)Con la conquista y la colonizacin, la realidad poblacional de toda la regin sufri modificaciones, por lo menos en cuanto se re-fiere a las zonas habitadas' y el nmero de habitantes.Respecto a1 ltimo punto, los informes son escasos y contradic, torios. Burgin cita los de los' comisionados estadounidenses Rodney y Graham en 1819, que difieren considerablemente. Mientras el pri-mero da una poblacin aproximada de 2 millones, el segundo reduce la cifra a poco ms de 500 mil. Datos ms verosmiles se encuen-tran en el "Primer censo de la Repblica Argentina" realizado por Diego de la Fuente en 1870: tal

    Ao Total B. Aires 13 Provincias

    1809 408.000 92.000 314.0001819 527.000 125.000 402.0001829 834.000 153.000 481.0001839 . 788.000 180.000 580.000

    La cifra de 500 mil podra aceptarse entonces como referencia aproximada para el ao 1819, con una evidente concentracin en Buenos Aires y algunas ciudades provinciales, como Crdoba. Aqu aparece otro rasgo que caracteriza esta situacin demogrfica: la desigualdad de la poblacin en el campo .y la ciudad, y el relativo despoblamiento de las provincias.

    En Buenos Aires y Crdoba se concentraba la tercera parte del total. En Buenos Aires solamente, el 50 % de los habitantes de la provincia residan en la ciudad. En las provincias del noroeste, la poblacin descenda bruscamente salvo en sus capitales como San Luis, San Juan, La Rioja.

    En las provincias del litoral el comercio exterior a travs de los ros y su actividad fundamentalmente ganadera que exiga poca mano de obra, limit la poblacin en el campo y la concentr en los puertos, que se fueron convirtiendo en importantes emporios co,merciales. Adems, y como sucede siempre, a lo largo de las rutas comerciales de tierra se establecieron y crecieron aceleradamente los ncleos de poblacin que funcionaron como estaciones comerciales de paso o terminales. Es el caso de las ya citadas Crdoba y San Luis, y el de Menduz, Tucumn, Santiago del Estero, Salta, Jujuy.

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  • La indefinicin de las fronteras con rspecto al norte (en las ao-tuales Bolivia y Paraguay) y al sur (la' Patagonia), no permite cal-cular exactamente tampoco la superficie en kilmetros cuadrados de este inmenso territorio. Burgia cree que la densidad poblacional no deba exceder de mi habitante por milla cuadrada.

    Esto explica las continuas referencias de los documentos de la poca a la "soledad de los campos". Est soledad, producto de la escasa poblacin, es factor principal que favorece el localismo y refirma las tradiciones particularistas (y foralists) que se conser-, vaban de Espaa,

    La despoblacin de las campaas, la concentracin de los cen-tros urbanos, el precoz predominio de Buenos Aires en este aspecto, son todos hechos que van a aclarar los problemas econmicos y polticos de las distintas zonas provinciales y por lo tanto, sus dife-rentes potencialidades materiales e ideolgicas, que adoptan carac-tersticas opuestas como lo veremos oportunamente.

    3. Comunicaciones

    Otro punto importante para nuestro trabajo, es el que se refiere las rutas terrestres, las comunicaciones y los transportes.

    Existan dos caminos principales que comunicaban a Buenos Aires con el Per y Chile: uno pasaba por Crdoba Santiago, Tu-cumn, Salta, Potos y Lima; el otro se desviaba hasta San Luis y Mendoza. Las distancias a recorrer eran enormes. Juan Alvarez seala algunas de ellas:

    de Buenos Aires a Crdoba . ................ 998 km,a Santiago . ................. 1074 =a Tucumn . ................ 1882 "a Salta .... ................ 2350 "a Juluy . ................. 2444 " Mendoza ................. 1058 "

    En invierno se empleaban 30 das para recorrer, en carreta, la distancia entre Buenos Aires y Crdoba, y as proporcionalmente. En el interior y el litoral, y para las cargas de mercaderas, se usaban las pesadas carretas tucumanas o salteas tiradas por bueyes, que recorran lentamente su camino aprovechando las aguadas para detenerse y el pasto como "combustibles" gratuito. En ese sentido, bien dice Astesano que el buey fue "la locomotora de nuestro 'tren indiano' durante tres siglos sosteniendo el intercambio comercial de la casi totalidad del pas." (7)

    En la: regin serrana, par los caminos de los Andes, se emple sobre todo la mula, nica capaz de trasponer los altos pasos monta-osos con seguridad. De all las inmensas caravanas de mulas que

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  • se comunicaban con el Per y Alto Per, donde aran vendidas pan el trabajo en las minas.

    Los escasos y malos caminos, las cargas reducidas que se poi dan transportar en las carretas, la inseguridad de su arribo moti-vada por causas naturales como las lluvias, los ros, los pantanos, y las dificultades que.muchas veces creaban los indios, adems de las enormes distancias a recorrer, encarecan muchsio los fletes, dificultando todava ms las posibilidades de comunicacin comer-cial entre las provincias. Se poseen numerosos datos sobre los prez cobrados a los comerciantes que deban emprender peridicamente, hacia o desala el interior, esos viajes comerciales que eran el nico medio de desarrollo de las economas provinciales.

    Dice Burgin: "El costo de una tonelada por legua entre Salta y Chuquisaca era de pesos plata 1,200. Entre Mendoza y Chile la tarifa era de peso plata 0,300. De Buenos Aires a Salta el precio medio era de pesos aro 0,374, mientras que de Buenos Aires e Crdoba se cobraba por el transporte a razn de pesos plata 0,259. Al mismo tiempo el costo del transporte por agua de Buenos Aires a Corrientes era de pesos plata 0,060 por legua de tonelada, y slo de 0,006 a los puertos europeos." (s) Por su parte, Juan Alvarez citando a Woodbine Parish, anota que "cada tropa de catorce vehcu-los ocupaba al ao un capataz y veinte o veinticinco 'peones para recorrer con treinta toneladas mtricas de carga el circuito Buenos Aires-Salta-Buenos Aires (4700 km. por camino red); y requera un flete de mil libras esterlinas, buena parte de las cuales, iban como et de suponer, al numeroso personal. Cada tonelada lleg asl a costear d salario de un hombre durante casi todo el aso; g proporcional-mente, en los trayectos ms cortos." (a)

    Lgicamente las provincias del interior vean terriblemente en-carecidos los precios de los artculos que compraban', y tambin, citando sus propios productos llegaban a los mercados de venta, sus elevados precios dificultaban su colocacin, y a veces la impe-dan, si tenan que enfrentar la competencia de produccin extrae, jera. Escribe Burgin: "Por ejemplo, los productores de vino de San Luis reciban menos de la mitad del precio obtenido en el mercado de Buerws Aires. Los productores de vino de Mendoza, San luan y Tucumn sufran trabas ms serlas todava. Si no hubiese sido por los gravdmenes impuestos a los vinos importados, los mercados de Buenos Aires y las Provincias del litoral habran sido comple-tamente inaccesibles para la industria vincola del pas. Aun as el gravamen del 25 % ad valorem impuesto por Buenas Aires al vino importado se consideraba insuficiente para asegurar beneficios ade-cuados a la industria propia. Can respecto al comercio de exporta-cin la posicin de las provincias del interior era igualmente des-ventajosa. De los artculos exportables, como tasajo, cueros (secos y salados), sebo, lana y cerdas, slo los cueros, la lana y las cerdas podan afrontar los largos viajes terrestres. Las provincias del inte-

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  • rior no tenan ninguna participacin en el comercio de exportacin de tasajo, ni siquiera en el de sebo. Y el precio que reciban por los cueros secos, la lana o las cerdas era un 20 6 30 por ciento inferior al que obtenan los productores de Buenos Aires." (to)

    Levene cita un petitorio de 1730 de los comerciantes de Men, dota para que se les rebaje los impuestos sobre el vino y el aguar-diente que llevaban a Santa Fe, Crdoba del Tucumn y Buenos Aires, que distaban ms de 250 leguas. Los costos del transporte eran tan altos que les ventas no compensaban el propio costo: `el flete de una carreta, que lleva 21 botijas con capa~ para 38 arrobas de vino, cuesta al vecino 110 pesos, fuera del precio de los botijas, que es de pesos 31. En la ciudad de Mendoza pagaban dos pesos y un real por licencia para cada botija, agregando que en el viaje se despedazan las carretas, quibranse btijas, avin6grase el vine no pocas veces, de suerte que el pobre vecino muchas veces apenas alcanzaba para enterar los costos y gastos." (tl) 1 En resumen, la suma grficos, poblacionales, y de transporte) nos presenta el panorama de un inmenso territorio con diversas regiones que engendraron dis, miles producciones, escassima poblacin, y grandes desventajas del transporte comercial. Ellas impiden la concrecin de una verdadera conciencia nacional y limitan los objetivos de las provincias a reaff-raciones de tipo regional o inclusive, local.

    No se les poda exigir, de primer intento, la adopcin de una poltica supra-provincial; los problemas que las afectaban eran trictamente particulares y sus primeros esfuerzos se volcaron a en-contrarles solucin. La agudizacin de sus dificultades econmicas, como lo veremos ms adelante sirvi para cambiarles la ptica loca-. lista en una visin nacional. Pero una visin que no pasara por encima de sus problemas, sino que intentara resolverlos por medio de la comprensin, de la integracin de sus posibilidades econ-micas en un gran complejo nacional. Y ya veremos cmo esa solu-cin era la ofrecida por el "sistema" federal, que intentar englobar las tres regiones ya descritas, y que llamaremos Buenos Aires, Inte-rior, Litoral; y una cuarta que habremos de agregar: la Banda Oriental.

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  • II. BUENOS AIRES, LA PROVINCIA-PUERTO.

    1. La lucha por el libre comercioEl desarrollo econmico creciente de las colonias del Plata en

    el siglo XVIII va agravando los defectos del rgimen monopolista espaol. De acuerdo a ste, Espaa era la nica proveedora de los artculos y productos manufacturados que las colonias necesitaban, y la nica compradora de los crecientes rubros de exportacin (cueros, sebos, ete,). Pero la Espaa rica y poderosa del siglo XVI, ya haba entrado en una decadencia que se haca cada vez ms profunda por la falta de una industria suficiente para abastecersa s misma y poder abastecer a las colonias. Estas deficiencias de la industria espaola son fundamentales para explicar las dificul-tades que el Plata tena para proveerse los artculos que necesi-taba, y tambin para ver por qu Espaa no poda absorber toda la produccin colonial sobrante. Adems no se debe olvidar que la enorme afluencia de oro y plata americanos en el siglo XVI desencaden un proceso inflacionario en Europa que Espaa fue la primera en sentir, y que en ella se agudiz ms por su cong-nita debilidad econmica. Esto haca que los productos que venda a Amrica fueran considerablemente ms caros que los de otras naciones, que, por contar con una industria mucho ms desarro-llada, pudieron producir a menor costo y necesitaban colocar sus mercaderas en cualquier mercado apto, y de cualquier manera, fuera la forma legal o ilegal. Esto explica en gran parte el desa-rrollo del contrabando en Amrica: necesidades de las colonias, im-potencia de Espaa para llenarlas sobrantes crecientes de los pases en camino de fuerte industrializacin, sobre todo Inglaterra.

    Tales hechos, condujeron las colonias, por fuerza de sus pro-pias necesidades econmicas, a buscar los mercados aptos para ab-sorber su produccin, y a la vez, comprar a quienes les ofrecieran todo lo que necesitaban a los precios ms bajos. Ambas condicio-.. nos se cumplan comerciando con Inglaterra, o con su filial, Por-tugal. Espaa se. convirti as en un obstculo, o en mero interme-diario, en el proceso econmico desbordante del Plata. Lgicamente, en ltimo trmino la solucin consistira en prescindir de ella, para

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  • que no siguiera ahogando las posibilidades materiales de ests :e. giones. En la propia Espaa se toma conciencia de eso y se' pro-duce un movimiento de liberalizacin comercial. Sus objetivos fue-ron continuar controlando el comercio mericano, impedir o por lo menos frenar el contrabando, y posibilitar la supervivencia de las colonias en los perodos de guerra, cundo Espaa vea interrum-pidas sus comunicaciones martimas con ellas debido a la debilidad de su flota y a la incontestable supremaca martima de Ingla-terra. Los perodos de conflictos blicos son otros tantos momentos de agudos problemas para el Plata limitado a sus solas fuerzas y sin recursos para mantener siquiera el funcionamiento de la admi-nistracin. Estos fueron los aos de mayor crisis en el Virreinato del Plata:

    1779-1783 Guerra con Inglaterra. 1793-1795 Guerra con Francia. 1796-1802 Guerra con Inglaterra. 1808-1807 Invasiones inglesas.1808 Invasin de Espaa por Napoleon.

    Cada una de estas situaciones obliga a los gobiernos coloniales a tomar medidas extraordinarias para mantener el comercio, sostener el erario pblico y cumplir con las funciones mnimas de adminis-tracin. Esas medidas eran siempre liberalizacin de las trabas co-merciales, o simplemente sil desconocimiento, pasando por encima de las reglamentaciones que asfixiaban la economa y buscando di-rectamente los mercados con cuyo comercio podan volver a col-. marse las arcas fiscales.

    Todas ests medidas componen un proceso que concluye al co-mercio libre, y que mencionaremos a continuacin:

    El 20 de enero de 1774: permiso de comercio interprovincial en-tre Per, Nueva Espaa, Nueva Granada y Guatemala..

    El 10 de julio de 1776: extensin del permiso Buenos Aires y Chile.

    El 2 de febrero de 1778: comercio libre entre Espaa y Am-, rica. Se fijaba un impuesto del 3 % sobre los gneros espaoles y del 7 % sobre ley extranjeros. Para que se vea la debilidad eco-nmica de Espaa y su creciente rol de intermediaria entre Europa y Amrica transcribimos las cifras de la recaudacin de la Aduana de Buenos' Aires sobre ambos derechos. (12)

    3 % 7 %(gen, esp.) (gen. ext.)

    1778 (de 19 set. a 30 dic.) 2.988 5.8491779 20.723 114.2511785 22.305 315.0781790 19.582 107.2381795 117.702 732.1471800 - 8.084 30.484

    19

  • Con las disposiciones liberalizadoras de 1776 y 1778, el co-mercio y la economa general de Buenos Aires progresan notable. mente. Estas son algunas cifras de las que da Levene referentes a los Libros de Contadura y Tesorera,' y a las rentas de la Aduana de Buenos Aires: (1a)

    -

    DiferenciaAo Cargo Data _ a favor

    . 1773 978.079 852.022 126 .0561774 1.098.191 983.375 114 .8161775 1.457.684 1.182.593 275 .0901776 2.105.283 1.818.873 286 .4091777 3.509.274 2.262.082. 1.247 .1921778 4.662.851 3.896.828 766. 023

    RENTAS DE ADUANA:Ao Total1775 29.0981776 - 13.615,7 rs.1777 15.3481778 53.7251779 169.9741780 143.019

    CARTAS CUENTAS:

    El 4 de marzo de 1795: permiso de romercio con las colonias extranjeras (comercio de ensayo con las colonias portuguesas de Brasil de donde traan negros, azcar, caf, algodn).

    EL 18 de noviembre de 1797: permiso de comercio con nacio-nes neutrales (concedido especialmente para que no se intemsm-piera el comercio con Amrica a causa de la guerra contra Inglate-rra; fue derogado en 1799).

    Y finalmente, nombrando slo algunas otras medidas igualmen-te importantes dentro de este mismo proceso (por ejemplo, decreto de Cevallos para la internacin de productos a Per y Chile de 1777, introduccin de esclavos por Montevideo, Chile y Lima de 1787 libertad de comercio de esclavos de 1791), el famoso de-aet de Cisneros del 6 de noviembre de 1809, autorizando el co-mercio con los ingleses. Dice Ciberti: "en 1808 Napolen invade a Espaa, y quedan nuevamente rotas las comunicaciones; un,ao des-pus, aguda crisis econmica y financiera afecta al Ro de la Plata. Desde 1806 el intercambio comercial arroja fuerte saldo en contra; las arcas estn exhaustas por las escasas exportaciones, el saqueo de 1.438,514 pesos fuertes que hiciera Beresford, los gastos de la lucha contra los ingleses y el mantenimiento de mayores fuerzas armadas. La Real Tesorera debe tres millones de pesos fuertes." (r4) Y ms adelante cita a Serres: "...como el virrey tena positivo in-

    20

  • ters en recibir fondos, como los consejeros lo tenan tambin en que se les pagasen los sueldas que se les deban, la resolucin fue favorable a los hacendados: se abri el puerto a los buques ingle-ses y portugueses, con gran contento de los argentinos." (15)Las cifras queda. Levene de la recaudacin de la Aduana se-alan mr salto enorme: en 1806 se haban percibido 400.000 pesos, en 1807, 215.000, y en 1810 pasan a 2.600.000 pesos. Dice Bar-tolom Mitre: "Abierto el comercio, no solo se sufragaron los gastos y se abonaron las deudas atrasadas, sino que qued en caja un remanente de doscientos mil pesos mensuales, produciendo por con. secuencia la renta al cabo del ao un total de cinco millones cua-trocientos mil pesos fuertes, o sea un aumento de cuatro millones doscientos mil pesos sobre el monto de la renta ordinaria, hecho sin ejemplo en los fastos econmicos del Ro de la Plata." (1a)El proceso de liberalizacin comercial haba alcanzado su obje-tivo: comerciar directamente con las naciones industrializadas y ca-paces de absorber casi toda la produccin del Virreinato. El sistema espaol ya no se levantaria. Frente al pequeo grupo de comer-ciantes monopolistas de Buenos Aires (representantes de las grandes casas de comercio de Cdiz), se levantaba el. ya poderoso sector de hacendados y comerciantes porteos vitalmente interesados m el comercio libre, que significaba el contacto directo con las prin-cipales metrpolis industriales del mundo. El poder econmico de la capital virreinal era tan fuerte que busc liberarse del sistema restrictivo espaol. Esa liberacin econmica, para ser permanente y en exclusivo beneficio del grupo que la. haba logrado, necesitaba su complementacin poltica. Detrs de la libertad de comercio, y para reafirmarla; venia la libertad poltica. Esta responda directa-mente a los intereses de los fuertes hacendados y comerciantes bo-naerenses, que surgieron a la actividad poltica como grupo econ-mico relacionado con el exterior. Ms an, viviendo de su rela-cin con el exterior, dependiendo cada vez .ms de l a medida que centralizaban en Inglaterra todas sus operaciones comerciales, y, sur-giendo, al mismo tiempo que cromo clase dirigente, como grupo no-nacional, ligado a los intereses ingleses y contrario a una econo-ma integrada.En la misma medida en que algunas provincias aspiraban a esta economa, tenan que oponerse forzosamente a esa alienacin econmica. As se explica *el caso tan especial de esta oligarqua . portea; que nace a la vida poltica defendiendo intereses xtrana-cionales, que son la base de su propia fuerza. Como se compren-der, las provincias, que no se beneficiaban como Buenos Aires, necesitaban sacudirse esa direccin portea si queran formar una nacin.

    21

  • 2. Causas de su hegemona

    Esta oposicin, que ya exista en los arios anteriores a la Inde-pendencia, se agudizar despus de 1810. La provincia de Buenos Aires tena una situacin de privilegio respecto a las dems pro-vincias: grandes praderas, numerosas aguadas, creciente explotacin -ganadera, numerosa poblacin (en relacin con el interior), amplio mercado interno, puerto que la comunicaba directamente con los mercados de exportacin, grandes rentas que le produca su Adua-na. Buenos Aires vino a cumplir con relacin al interior, el mismo papel que desempe Espaa con relacin a Amrica, el de inter-mediaria, Las producciones de las provincias iban a Buenos Aires para ser exportadas (nico puerto) y all dejaban la mayor parte de sus ganancias. A la vez, todas las necesidades de las provincias se satisfacan con los productos extranjeros que Buenos, Aires les mandaba y les cobraba con suculentas ganancias. Adems, la directa importacin que la ex capital haca de los productos eurpeos para su consumo, les cerraba a las provincias sus posibilidades de venta y les haca perder su mercado principal.

    Buenos Aires, que dependa de los mercados europeos, se iba amoldando a los intereses y a las necesidades de stos. Creci .as rpidamente su podero econmico, y su afn por mantenerlo la llev a colocarse de espaldas a la: nacin.

    La situacin de las provincias era otra. Como ya lo veremos, se empobrecan progresivamente, y su subo:dinacin econmica con respecto a Buenos Aires se acentuaba. La desigualdad de sus res-pectivas capacidades materiales se fue haciendo ms aguda. Las provincias empiezan a realizar esfuerzos para asegurarse una parte de los enormes beneficios que lograba la ex-capital. Dice Burgin:"No es extrao, por lo tanto, que el interior llegara a interesarse profundamente en los asuntos econmicos y en la poltica de Buenos Aires, ni que la provincia y sus relaciones con el pas se convir-tieran en un problema nacional casi inmediatamente despus de la revolucin de 1810. Tampoco es sorprendente que el problema lle-gara a ser en definitiva el ele central alrededor del cual se desarro-llaron las primeras etapas de la lucha entre unitarismo y federa-lismo." l1r>

    El progreso de Buenos Aires se aceler en la dcada siguiente a. la Independencia. Los datos que se poseen sobre su poblacin, aunque contradictorios, hablan de un sensible aumento. Entre los proporcionados por Burgin destacamos: en 1809, para la provincia entera, 92.000 habitantes, en 1810, pana la ciudad, sin los subur-bios 35.000 habitantes; en 1819, para la provincia, 125.000; en 1823, para la ciudad 68.896 y para la campaa 74.600. Sin em-bargo este aumento no acompa el an ms rpido crecimiento econmico, y cre problemas a la agricultura sobre todo, por la escasez de mano de obra.

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  • El sector de produccin que ms se desarroll fue la gana-dera. Las exigencias de los mercados exteriores, los que ahora estaba ligada Buenos Aires, convirtieron en gran negocio las am-pliaciones realizadas en la explotacin ganadera. Todo el tasajo y los ueros que se produjeran podan vendarse sin problemas de oo-.. locacin. De all el inters por acrecentar las tierras dedicadas la ganadera, y de perfeccionar los procedimientos. tradicionales de cra de ganado en las estancias: En primer lugar, se expulsa a los indios cada vez ms al sur de la provincia y lA tierras libres se dedican al ganado. Se trataba de incorporas nuevas tierras un rgimen de produccin que se transformaba en capitalista. El hecho de que estas tierras produjeran mayores cantidades de ganado, im-puls a su vez el desarrollo del comercio exterior.

    Adems, ya: que ahora el ganado vala y tena salida, se trat de aprovecharlo ntegramente. Se cuid no slo el cuero y la carne, sino tambin las astas y el sebo. Para ello haba que invertir ca-pital, tecnificar levemente, por lo menos, las estancias, cuidar los gastos, llevar una contabilidad, y empezar a guiarse por.las estrictas "relaciones de prdidas y ganancias. Es decir que la estancia se fue convirtiendo en una empresa comercial, de importancia econmica creciente, que formaba tambin' la base de ese poderoso grupo de hacendados porteos cuyo peso se haca sentir en el gobierno. Anota Burgin: "En la primera dcada posterior a la revolucin el precio del ganado subi casi al triple, de $ 3.30 por cabeza en 1809 a $ 9.60 en 1819. Los precios altos se mantuvieron durante la se-gunda dcada, asegurando una continuada prosperidad a la indus-tria. 'Nuestra industria rural, anunci el gobierno en 1823, crece rpidamente, y la afluencia de capitales a la campaa es tan grande que promete aumentos y riquezas incalculables':' lrs)

    Esta riqueza que Se fabricaba en el territorio de Id provincia, hizo de la capital la ciudad ms importante del ex-Virreinato. La provincia era lo que se ha dado en llamar el "hinterland" del puerto de Buenos Aires. Y este puerto detentaba de hecho el mo-nopolio del comercio exterior. Las mercaderas exportables de las provincias terminaban all su recorrido antes de emprender viaje al exterior; y las mercaderas extranjeras necesarias para el interior penetraban por Buenos Aires, que cobraba sus servicios en ambos sentidos.

    Grandes cantidades de dinero se movan en ese trfico; en 1822, se export por valor de 3.641.814 pesos oro; en 1825, 3.999.079 pesos oro; en 1829, 4.477.045 pesos oro. Las exporta-ciones comprendan los siguientes rubros: tasajo (7,36 %" del total), pieles de nutria (4 %a), cuernos (2,02 %), cerda (2,46 por ciento), sebo (1,45 %); pero sobre todo se exportaban cueros, su porcen-taje en estos datos que da Burgin referentes a 1829, alcanza. a 76,37 %, lo que corrobora lo que vimos anteriormente respecto a la supremaca de la industria ganadera en la regin y Id riqueza de

    23

  • 24

    los hacendados, que recogieron, slo por esa venta, 3.419.196 pesos oro.

    Las importaciones, para el mismo ao de 1829, habran alcanzado un total de 8.900.000

    pesos oro (segn datos de Woodbine Parish, el cnsul ingls citado por Burgin), que comprenden

    los siguientes efectos: artculos de lana y algodn, calzado, ropa: 55% del total; comestibles y

    bebidas: 30%; mquinas, equipos militares, hierro, plomo, etc., el 15% restante.

    Estas importaciones se hacan de los siguientes pases (en 1825): 19

    Gran Bretaa4.000.000 pesos oro

    Francia550.000

    Gibraltar Espaa.575.000

    Europa Septentrional...425.000

    Estados Unidos....900.000

    Brasil....950.000

    Habana y otras regiones...425.000

    Como se aprecia, exista un considerable dficit de la balanza comercial que deba ser

    enjugado con exportaciones de oro y plata. Adems, resulta notorio el predominio de Inglaterra en

    el intercambio, hecho que va a mantener la situacin de dependencia de Buenos Aires con relacin

    a esos intereses.

    El comercio con el interior no era uniforme. Las provincias interiores, como ya dijimos,

    enviaban sus escasos artculos exportables a Buenos Aires, pero sobre todo le enviaban los artculos

    que los propios porteos consuman. Buenos Aires intermediaba entre el exterior y el interior

    gracias a su capacidad econmica, a que posea el nico puerto de salida, y a las relaciones que

    mantena con ambas zonas. Burgin habla de un comercio triangular en esta relacin con el

    interior: La provincia importaba para su consumo interno los productos agrcolas e industriales del interior,

    remitindole en pago artculos extranjeros, los que a su vez obtena a cambio de cueros, carne y otros subproductos de

    la industria ganadera. Esta parte del comercio era, por lo tanto, triangular, ocupando el centro Buenos Aires, ciudad

    y provincia 20. Las provincias le enviaban cueros, pieles, algodn, vino, aguardiente, tejidos, frutas,

    quesos, dulces; y reciban de Buenos Aires tejidos, ropas, mquinas.

    La relacin comercial con las provincias del litoral no era igual pero tena un punto comn:

    el predominio de Buenos Aires. Como veremos ms adelante, la economa del litoral era

    fundamentalmente ganadera y por lo tanto similar a la portea. Las salidas del Paran y el Uruguay

    la podan comunicar directamente con Europa, con los mercados exteriores. Pero dice Burgin-

    dada la poltica comercial del gobierno de Buenos Aires (nacional y provincial), y el hecho de que Buenos Aires

    fiscalizaba la entrada del ro Paran, las provincias del litoral se volvieron comercial y financieramente dependientes

    de Buenos Aires 21. Y entonces el Paran, que pudo ser el camino de la produccin litoralea al

    exterior, slo fue va que la conduca a Buenos Aires, de donde iba a Europa, y va por donde la

  • 25

    capital portea le mandaba los artculos que necesitaba, cobrando otra vez ampliamente sus

    servicios.

    Para tener una idea de lo que le significaban a Buenos Aires esos servicios en dinero,

    vamos a transcribir algunas cifras de sus ingresos aduaneros, en la segunda dcada de su

    independencia: 22

    1822 $ 1.987.199,3 r. 82,5 % de sus

    1824 2.032.945,3 r. 78,3 % ingresos

    1829 (pesos papel) 6.474.520,6 r. 81,9 % totales

    1830 (dem.) 9.131.712,5 r. 75,7 %

    Este es el origen del monopolio financiero de Buenos Aires. Esas grandes cantidades de

    dinero, que no comparta con ninguna provincia, a pesar de ser stas causa importante de esa

    riqueza, le permitieron levantar ejrcitos para imponer su predominio poltico en la nacin. Su

    predominio financiero respaldaba su hegemona poltica.

    3. Caracterizacin ideolgica del patriciado porteo

    Tanto en una direccin como en otra (litoral, interior) Buenos Aires estaba en el centro del

    comercio, tena el monopolio portuario y financiero. Con esas llaves poda dominar a todas las

    provincias. Esta es la base de la concepcin poltica portea: el unitarismo.

    Esa ideologa era sostenida por el ncleo de comerciantes y banqueros porteos que se

    beneficiaba con los privilegios de la ciudad-puerto. Postulaban el establecimiento de un fuerte

    estado centralizado, con amplios poderes polticos y econmicos, que impusiera un orden y un

    rgimen poltico favorables a sus intereses subordinando los intereses propios de las provincias.

    Esto implicara la dependencia de stas a sus directivas, reduciendo al mnimo la autonoma

    provincial. Cada provincia pasara a ser una reparticin administrativa del pas, con gobernantes

    nombrados por el gobierno central, donde se cumpliran las funciones de la administracin nacional

    en un plano de neta jerarquizacin, con vistas a la obtencin de estabilidad poltica, de

    ordenamiento econmico. Todo en provecho del grupo que ejerciera ese poder central casi

    omnipotente, que lgicamente iba a gobernar en beneficio de sus propios intereses, desconociendo

    las necesidades locales y regionales.

    Consideraban necesario ese poder central fuerte para estimular un desarrollo econmico general,

    que sacara al pas de su situacin de atraso. Anota Burgin: Era el programa de la europeizacin en

  • el menor plazo posible de una economa atrasada y semifeudal." (za) Pero esta afirmacin no es correcta; el programa estaba viciado en su base, ya que la clase que quera llevarlo a cabo, y usufructuarlo, era, como hemos visto una clase que deba su existencia a inte-, reses no-nacionales, estrictamente dependiente del comercio exterior y de los intereses exteriores. No se quera convertir el pas en europeo, se quera adscribirlo _-como apndice- a Europa.

    Actuando como precursor de todas las lites sudamericanas a lo largo del siglo XIX, el grupo porteo se empear en reforzar la situacin de monoproduccin y exportacin del pas. Como l manejaba con exclusividad -hasta la entrada masiva de capitales y administradores ingleses- ambas fuentes de riqueza, su situacin no poda verse sino mejorada con el libre .comercio con Inglaterra. Este no slo le ofreca los amplios mercados de colocacin que ya conocernos, sino tambin las fuentes de aprovisionamiento para un consumo suntuario, o por lo menos refinado,

    ` . . el modelo de una economa de exportacin no contrariaba .sus intereses ni implicaba cambios sustanciales en la estructura tra-dicional. Ms bien la proyectaba a un nivel ms alto al abrir las fuentes antiguas de riqueza al horizonte ms amplio de la demanda externa. As se explica tambin que llegara a establecerse un venta-joso "matrimonio de conveniencia" entre las clases propietarias del suelo, ligadas al comercio exterior, y los intereses forneos," (z4)

    El menosprecio por las industrias artesanales del interior no estaba fundado en el anlisis objetivo de su posible incapacidad para desarrollarse, sino en la defensa de estos intereses porteos que slo sobreviviran en funcin del extranjero. Lo que hay entonces es una subordinacin de las conveniencias nacionales frente a las de grupo.

    Mal poda hacer la clase dirigente bonaerense mr gobierno "na-, eional", sin contar que ninguna provincia poda aceptar su sumisin a la que, al fin y al cabo, no era ms que una provincia entre tantas, y tericamente, iguala las dems.

    La aplicacin del pensamiento poltico unitario es conocida y no vernos a examinarla. Cran parte de la lucha de Artigas se dirigi a combatir el centralismo porteo en un intento de impedir la asfixia y la. subordinacin de las provincias. Buenos Aires tuvo que recurrir a todos los medios para imponerse: los tratados, la guerra, y finalmente la intervencin extranjera, lo. que demuestra que el ncleo liberal y unitario no estaba tan interesado en la nacin como en la defensa a ultranza de sus propios intereses, y que si la nacin poda hacerse, se hara subordinada a su poder.

    De lo contrario, Buenos Aires permanecera fuera de las Pro-vincias Unidas (que fue lo que hizo desde 1852 1881).

    26

  • III_ LAS PROVINCIAS DEL INTERIOR.

    1. Las producciones localesLas provincias del interior consiguieron desarrollar, a pesas y al

    amparo de la poltica mercantilista espaola, sus propias industrias ar-tesanaleg de abasto local e interprovincial. A pesar, porque haba toda una legislacin mercantilista restrictiva de la posible industrializacin colonial'; al amparo, po,que esa legislacin no pudo ser cumplida eficazmente, ya que las dificultades de comunicaciones con la me-trpoli, obligaban a las colonias a proveer inmediatamente a sus necesidades, y por lo tanto, a montar las industrias que ms falta hacan, ante la tolerancia de las autoridades.

    En general, cada provincia tena sus industrias especiales a las que se agregaban materias primas propias.

    En Salta se celebraba una famosa feria de mulas que luego se vendian al Per para sus minas. Reuna comerciantes de Buenos Aires y del interior del pas y comercializ basta 50.000 mulas (en 1803) y 4.000 caballos. Adems produca azcar, tabaco y arroz.

    "La ciudad de Tucurnn es centro vital en la ruta entre Buenos Aires G Alto Per", escribe Halperin (25), Su produccin de madera proporcionaba trabajo a numerosos artesanos que fabricaban muebles objetos de ebanistera, y sobre todo, carretas. Las carretas tucumanas son el medio de transporte ms usado en el pais. Produca adems trigo, arroz y lana, que se mandaban al Per. De all se reciban lienzos, porque la tejedura local no era suficiente para satisfacer sus necesidades.

    Santiago del Estero produca miel y cera, estribos de madera y ponchos. Era mr lugar de invernada par las tropillas de mulas que llegaban de Salta. Constitua una de las regiones pobres del interior.

    Crdoba tena un.pasado agrcola que iba siendo lentamente sus-tituido por la ganader. Dice el mismo autor: "Crdoba es sede, adems, de una industria textil domstica que produce para toda la regin rioplatense, utilizando la lana de los ganados locales. Esta industria, de telares desperdigados en la vasta campaa, puede sub-

    27

  • sistir gracias a los comerciantes que recorren las 'escabrosidades y serranas' vendiendo a crdito a los tejedores, para cobrarse con sus telas. En los papeles del consulado de Buenos Aires estos comer-ciantes y habilitadores no se canean de ponderar sus peregrinaciones rsticas en pro de las 'manifecturas de tejidos de ponchos, jergas, pellones, fresadas:" (28) Tambin produca jabones, curta cueros, y mandaba mulas al Alto Per.

    Catamarca y La Rioja producan tejidos de lana y algodn. Levme expresa: "El diputado de Catamarca elogiaba la habilidad del sexti femenino dedicado a la fabricacin de lienzos de todas calidades, de los que se provean les provincias cercanas. 'No ay casa ni rancho en todo su distrito que no tenga uno o dos telares con su torno pa hilar y otro pa desmotar algodn.' (27) .Mendoza y San Juan producan sobre todo vino y aguardiente, famosos en todo el pas, que tanto iban a Buenos Aires como al Alto Per. "A Buenos Aires, dice Giberti, llegaban por ao 7.500 barriles de vino y 4.000 de aguardiente' (28).

    2. Proteccionismo o librecambismo

    La gran mayora de estas producciones, como hemos visto, tenan como mercado de exportacin las otras provincias, Buenos Aires y el Alto Per. Nacieron y se desarrollaron, paradojalmte,gracias al sistema mercantilista espaol, que tuvo que permitir el surgimiento de esas industrias competitivas con su propia produccin debido a la debilidad de sta y a las dificultades de aprovisiona-. miento por la distancia. El monopolio espaol, al impedir mr co-mercio normal y continuo con la Europa industrial, hizo econmica-. mente viable, y rentable, la produccin del interior y le permiti desarrollarse sin sobresaltos. Pero con la progresiva liberalizacin del rgimen econmico, que ya conocemos, los perjuicios que se le ocasionan a esta economa van a provocar transformaciones radi-cales. Es a partir de la implantacin del libre comercio entre Espaa e Indias, en 1778, que las industrias provinciales inician una rpida decadencia.

    Apunta Levene: "Deca el diputado de San Juan: 'la razn es clara, como aqullos (se refiere a los productos similares de la pentnsula. y extranjeros) tienen menos costo y menos dros. dan el barril con casco pr. diez pesos q.do ms, todava no es nada esto sin se introdujera con mayor exceso del Portugal'. Hasta aquella fecha, los sanjuaninos vendan en Buenos Aires a treinta y seis Pesos el barril, de lo que haba que deducir de catorce a diez y seis pesos, solamente en fletes." (29)

    El.interior necesitaba: del litoral y de Buenos Aires para colocar su produccin. Pero esa produccin sala de una estructura social

    28

  • y tcnica considerablemente atrasada, y lgicamente no poda compe-tir con los artculos similares que empezaban a introducirg'e desde Europa. Las franquicias comerciales permitieron la entrada masiva de artculos ingleses, que, provenientes de su sistema maquinista, con-taban con las ventajas de mayor cantidad y menor precio.Juan Alvarez seala la diferencia en el precio de dos artculos fundamentales en la industria artesanal de las provincias con relacin a sus similares ingleses: la vara de tejido de algodn del interior vala de 2 a 2s/a reales, y sus ponchos 7 pesos; la vara de tejido de algodn ingls costaba 11/4 reales, y sus ponchos slo 3 pesos. La diferenciase explica muy sencillamente porque la mquina inglesa produca centenares de ponchos mientras el artesano argentino, con su telex rstico y sus manosproduca uno solo. La mayor produccin permita iras considerable baja en los costos, y a pesar de las dis-, tahcias, el artculo precias tan bajos, que la industria local no poda enfrentarlos. Ante el permiso de comercio con los ingleses de 1809, Miguel Fernndez de Agero apoderado del Consulado de Cdiz, alert sobre los males que traera: "pero el ms sensible y que tocamos ms de cerco es el que van a sufrir muchas de vuestras Provincias Interioes que con la entrada de Efectos Ingleses en estos Puertos can a experimentar una ruina,ineuitatile y a encenderse acaso entre ellas el fuego de la divisin y rivalidad." (s)Efectivamente, la situacin se agrava a medida que se acerca la independencia y hace crisis en 1810. Buenos Aires haba: conseguido lo que buscaba desde haca tiempo: la libertad de comercio, (9) pero esa libertad significaba, la ruina econmica de las provincias, y la prdida de sus mercados ms importantes: Buenos Aires y el litoral, que ahora podan abastecerse a precios ms bajos aun la produccin del exterior, y el Per, con el que la guerra, de indepen,dexicia corta, o por lo menos disminuye muy considerablemente, la relacin comercial. Como dice Burgin: "Lo que hizo la revolucin de 1810 fue transformar el ambiente poltico y geogrfico que pro-lujo el progreso y desarrollo de la economa del interior. f ... 1 aboli el mercantilismo corea instrumento de poltica econmica; sustituy la competencia con la reglamentacin tl 1a proteccin paternales; enlazo la economa del pas con las mercados de ultramar, al misma tiempo que separaba e1 interior de zonas de las que, era parte inte-grante en la poca colonial." (sl)La: revolucin haba ido demasiado lejos para las provincias, la instalacin del libre comercio las dej expuestas -a la ruinosa competencia extranjera, que no slo les quit sus mercados del litoral, los ms importantes, sino que hizo que los artculos extranjeros

    () Buenos Aires confunda coneientemeate libertad de co-mercio (comerciar con todos loe pases del mundo), con librecam-bio (eliminacin de loe derechos aduaneros). De esta manera el interior se perjudicaba doblemente.

    29

  • penetraran hasta las mismas provincias y les perturbaran sus propios mercados locales. En resumen, 'Para el interior, por lo tanto, la emancipacin y las relaciones comerciales sin restricciones con Europa equivalan a un considerable cercenamiento de produccin de algunas de sus ms importantes industrias, al aniquilamiento de su comercio trasandino y a la reduccin de su comercio interprooincial." (az)Las industrias del interior slo podan vivir en el marcado sis-tema pfoteccionista que les dio nacimiento, y por lo tanto su rgimen econmico ideal era el pre-revoluoionmio.La industria textil, l vitivincola, la del cuero, protegidas su-ficientemente, piensa Burgin, podran no slo salvarse de la ruina, "sino tambin permitir una gradual modernizacin de los equipos industrials del interior". l33) La posicin opuesta, con referencia a este problema del libre cambio o proteccionismo, puede ser bien representada por Giberti, quien escribe: "S en 1810 era disculpable que no todos comprendieran la disyuntiva, siglo y medio despus no caben vacilaciones para reprobar la defensa a ultranza de pro-ducciones locales atrasadas; equivaldra a impedir e1 desarrollo auto-motor para defender a los fabricantes de carros." t34) Esta divergen-cia de opiniones respecto a un problema tan importante, es carac-teristica de la historiografa actual. La corriente revisionista argentina ataca duramente al unitarismo porteo que abri el pas a los intereses extranjeros y arruin la industria -que ellos suponen floreciente y capaz de progresa- del interior. Otros historiador -como Ciberti-piensan en cambio, que debido a su atraso tcnico esa industria local estaba destinada a perecer, y es bueno que as fuera para permitir el progreso econmico nacional.Sin nimo de terciar en la polmica, que para su dflucidacin necesitara un estudio muchsimo ms amplio y detallado de la si-tuacin y posibilidades econmicas generales del pas, creemos que hay un par de elementos a tener muy en cuenta para una correcta interpretacin del hecho.Es cierto el punto, ya analizado, de que Buenos Aires se velm al exterior en busca de su propio beneficio provincial y no porque la gue el pensamiento de un equitativo progreso econmico conjunto con el resto del pas. De ah su esfuerzo en la abolicin de las trabas de un comercio exterior que pasaba exclusivamente por su puerto y-en l dejaba sus beneficios arancelarios. Por eso tambin, cualquier intento de retorno a una poltica proteccionista, que neca sitaban las provincias, no poda contar ron el apoyo bonaerense, que .vera disminuir inmediatamente el comercio exterior y por lo tanto, sus rentas aduaneras. Es decir, que la posicin de Buenos Aires no defiende el inters nacional sino provincial, y an ms, de los grupos directamente favorecidos por las circunstancias econ-micas: ganaderos y comerciantes porteos.Pero tambin cabe preguntarse si la aplicacin de una poltica prptegeionista, como pedan las provincias para su industria, era

    30

  • suficiente para que stas lograran desarrollarse lo necesario como para superar su carcter artesanal, y entrar en un desarrollo tcnico que lasl condujera al maquinismo. Los factores negativos para esta evolucin parecen evidentes; faltaban dos elementos, por lo menos, sin los cuales tal evolucin era prcticamente imposible: el capital y la mano de obra preparada tcnicamente. Sin capital, y las pro-vincias no lo tenan, no era posible la sustitucin de sus primitivos telares por mquinas, y sin obreros que conocieran. su manejo tam-poco (). Que esta evolucin pudo hacerse disponiendo las pro-vincias de las inmensas rentas porteas y contratando gente espe-cializada del exterior, es cierto, pero las dificultades polticas que esto supona eran insuperables. Jams Buenos Aires hubiera consen-tido en sacrificar su monopolio financiero en exclusivo beneficio de las provincias. Por eso las provincias, que no podan separarse de Buenos Aires, porque aisladas no sobreviviran, buscaron dominarla antes que segregarla. Y en la lucha por esa dominacin, y en la con-siguiente oposicin portea, est la clave de la oposicin entre interior y puerto, entre federalismo y nnitarismo.

    A1 no poder obligar a Buenos Aires a retomar la poltica pro-teccionista que era su nica salvacin, las provincias inten!aron rea-lizarla en un plano regional y local-. Establecieron tarifas provinciales y reglamentaciones especiales para proteger sus industrias y lercados locales, y tambin trataron de incrementar el comercio interprovincial, nico que les quedaba. al disminuir o desaparecer el mercado ho-naerense y el altoperuano.

    Perq esta poltica no era salida porque ninguna provincia estaba en condiciones de lograr autonoma econmica, ni desde el punto de vista del aprovisionamiento, ni desde el punto de vista financiero. Las finanzas fueron siempre un problema especial para ellas; estaban en continuo dficit. La escasez de fondos no permita a veces ni mantener el servicio de administracin ms imprescindible para el funcionamiento del gobierno. El empobrecimiento se agudiza en las dcadas posteriores a la Independencia, y la desigualdad con relacin a Buenos Aires se hace cada vez ms notoria. Escribe Burgin: "Por ejemplo, el presupuesto de Jujuy para el ao 1839 fijaba en .$ 9.040 los gastos totales de la provincia. De esta suma correspondan $ 2.860 al ministerio de. gobierno incluido el sueldo de $ 1.500 del gober-nador. !La provincia destinaba 480 pesos para instruccin pblica!

    Es verdad que Muy era una de las provincias ms pobres de

    (") Tambin se ha seflalado como un obstculo fundamental la carencia de carbn y otros materiales energticos. Sin embargo, en las provincias Interiores no faltaban bosques y lea, que fueron los primeros combustibles utilizados en la Revolucin Industrial de Inglaterra. Tampoco se debe olvidar que en sta, y posteriormen-te en el Continente europeo, las primeras industrias que surgieron y se desarrollaron fueron las livianas, las de consumo (industria textil) y slo posteriormente -y en parte a causa de ellas- se desarrollaron las industrias pesadas (metalrgica. y siderrgica),

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  • la Confederacin, pero en otras provincias la situacin no era mucho mejor. Crdoba, una de las provincias ms grande.., del interior, con una poblacin estimada en 60.000 habitantes y situada en la mar importante ruta comercial que una la casta con los Andes, tena en 1824 una renta de un poco ms de # 70,000. Este mismo ao las ingresos de Buenos Aires pasaban de los $ 2.500.000. Lo que perciba Buenos Aires solamente por derecho de sellado y patentes exceda en ms del 50 % los ingresos totales de la provincia de Crdoba." (3d

    Si bien los derechos de aduana proporcionaban los ms impor-, tantes ingresos en algunas provincias del interior, es sorprendente comprobar el destacado papel que tienen en sus presupuestos los impuestos que conservaron de la colonia. Por ejemplo, en la provincia de San Juan en el ao 1823, los derechos de aduana proporcionaban el 28,8 % de los ingresos totales, mientras que el diezmo, tpico impuesto colonial, daba 30,8 % de los mismos. Esto demuestra hasta qu punto conservaban algunas provincias la marca de la econo-ma colonial, y cun difcil les era amoldarse a las nuevas condi-ciones polticas y econmicas que Buenos Aires haba creado con la independencia.

    Sin embargo, por las causas ya anotadas, y siguiendo el modelo bonaerense, las provincias empezaron a desarrollar su rgimen impo-sitivo proteccionista local, gravando las mercaderas provinciales que competan con las propias. A veces lo hacan simplemente para ob-tener recursos, pero a menudo su objetivo era abiertamente proteo-sionista. "As por ejemplo la tarifa de Crdoba de 1822 sealaba un derecho de importacin del 16 % en lugar de la tasa normal del 8 %, para todos los artculos que competan con la produccin domstica." (38). Se impona: un derecho del 16% a la seda, al hilo y a la lana: fina; del 20 % a la ropa, muebles, y comestibles; del 25 % al tabaco y vino; del 40 % al coac, ginebra y otras bebidas alcohlicas. Similares disposiciones adoptaron las dems provincias.

    Escribe Burgin: "La formacin de los gobiernos provinciales que se produjo durante la crisis de 1820 y despus de. ella fue no solamente el reflejo de una disgregacin social y econmica, sino tambin una protesta espontnea formulada contra la total subor-dinacin de los intereses locales a los de Buenos Aires. Al asumir la direccin de los mecanismos econmicos y fiscales las gobiernos provinciales aserraron los principios fundamentales de la organizacin nacional. Porque las provincias estaban resueltas a conservar la auto-noma, cualquiera fuera la forma que adoptara finalmente el gobierna central. La autonoma era la defensa de las provincias contra futuras intrusiones en el statu quo econmico." (37)

    3 Una forma de justicia regional: el Federalismo

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  • El centro del pensamiento provincial estaba en la defensa de la autonoma de las provincias y en la reparticin de los beneficios que obtena el puerto de Buenos Aires entre todas ellas: Esas rentas, que eran nacionales (porque las provincias "contribuan a formar el volumen total del comercio que pasaba por Buenos Aires"), deban tener un destino nacional, cosa imposible de conseguir si continuaban dominadas por el grupo unitario porteo. Por eso las provincias se vuelcan al federalismo. Esta doctrina les ofreca la formacin de la nacin respetando las particularidades provinciales, e integrando lis provincias en vio organismo armnico donde no existan provincias pobres y provine:as ricas, provincias subordinadas y provincias direc-toras. El objetivo no consista en segregarse de Buenos Aires (ya lo dijimos: solas no podan sobrevivir) sino en apoderarse de Buenos .Aires y nacionalizarlo, para que sus ingresos beneficiaran a todo el pas. Para el federalismo provincial el problema de la organizacin nacional se enfocaba desde el punto de vista de los intereses provin-ciales y locales. De all las diferencias de los partidos federales segn la provincia. Pero todos coincidan en que las diferencias econmicas regionales slo podan ser subsanadas con un organismo federativo que comprendiera a las provincias en pie de igualdad, y donde l poder central fuera el resultado de su directa intervencin. De esa manera no' habra privilegios para unas y no para las otras, y el desarrollo del pas sera encarado con una visin nacional (y an nacionalista ).

    Como se puede apreciar, la doctrina federal era, tena que ser, rardicalrnente opositora a la poltica unitaria. Era el reclamo de tina poltica nacional frente a otra poltica no-nacional, la preocupacin por las realidades locales -que eran naturalmente las que ms les concernan porque las tenan delante-, delegadas a un organismo conjunto habilitado para resolverlas, frente a la preocupacin y el iu;ers particulares de los porteos. Estos tenan cultur, ideologa importada, medios financieros. Los provinciales surgieron a la vida poltica munidos de un conjunto de ideas espontneas, nacidas de su propia realidad de todos los das, sin alcanzar en muchos casos rhsarrollo orgnico suficiente pasa convertirse en una doctrina. Sin embargo, y quizs a causa de eso, ste era el pensamiento nacional, 'y el otro el extranjerizante. El aislamiento provincial, la dispersin de la poblacin, las dificultades econmicas, la tradicin localista espaola, todo conduca al federalismo. Les faltaba un conductor y ni organizador nativo; lo encontraron en Amigas.

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  • IV. LAS PROVINCIAS DEL LITORAL.

    Las provincias del litoral Corrientes, Entre Ros, Santa Fe (n contamos a Buenos Aires qu ya vimos, ni a la Banda Oriental que ya veremos), tenan una produccin fundamentalmente ganadera.

    Corrientes, sobre la unin de los ros Panar y Paraguay, en me zona pobre del Virreinato. Escribe Haiperin: -Mientras los grandes propietarios de tierras viven en la ciudad, en sus estancias los capataces, los peones, los esclavos comercian con la abundancia de un ganado que crece rpidamente en nmero. Mercaderes de cueros recorren la campaa correntina: en la alta costa del Paran cada lugar puede ser un puerto improvisado y embarcaciones frgiles, cargadas hasta desbordar (a menudo hasta zozobrar) llevan a Buenos Aires los cueros adquiridos en una gira fructuosa." (es) A la cra de ganado se sumaba la industria de la curtiembre de cueros, que -tambin se llevaban a Buenos Aires. Esto. permita el desarrollo de una, no muy, considerable industria naval que fabricaba barcos que hacan el recorrido por el Paran y el Plata.

    Entre Ros y Santa Fe eran tambin importantes centros gana-. deros que sacaban su produccin por los ros. Santa Fe, adems "aprovechando, ea relativa cercana del interior y los viejas rutas que con l la unen se enriquece con la cra y el comercio de mulas; que los grandes productores llevan a vender, en recuas inmensas, hasta Salta y Potos. Son estos productores. los que dominan la vida santafesina; el mayor de ellos, Candiotti, dirigir a la regin an su primera experiencia poltica, luego de la Revolucin." (as)

    En general, entonces, y salvo alguna.escasa industria como la' naval y textil en Corrientes el litoral .viva de su ganado y de la comercializacin de cueros, 'sebos, cerdas, carnes astas, etc.

    Esta produccin era la misma que la de' Buenos Aires, y el litoral necesitaba tanto como ella, la liberalizacin del comercio para aumentar la exportacin de sus productos a Europa. As que la lucha que Buenos Aires realiza por esa libertad, va en su directo beneficio. Como no tena industrias locales considerables, como el interior, la llegada de artculos extranjeros no slo no lo perjudicaba, sino que. lo favoreca porque poda comprarlos ms baratos que los que le haban vendido hasta entonces las provincias, interiores.

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  • Pero, como anota Burgin, si "Por el interior la revolucin de 1810 fue demasiado ljos; para el litoral no fue bastante lejos. (40) Efectivamente; para el interior fue demasiado lejos porque aboli el proteccionismo, estableci la libertad de comercio y arruin la indus-tria local. '

    Pero para el litoral no fue bastante lejos porque el omercio libre no pas de la apertura dol puerto de Buenos Aires, y como slo Buenos Aires tuvo salida al exterior, las necesidades bsicas de las provincias' litorales (que eran similares las porteas), no fueron satisfechas. Seguan estando cortadas de Europa, continuaban sin contacto directo con los mercados exteriores capaces de absorber toda su produccin ganadera. Su posicin era parecida a la de Buens. Aires antes de 1810, que necesitaba scudirse a la inter, '~medmria-Espaa para relacionarse con Europa. Ahora, despus de la revolucin, el litoral se encontr con que tena que sacudirse a la intermediaria Buenos Aires si quera obtener el mismo objetivo, y aprovechar plena y directamente las ventajas de su produccin. Bue-nos Aires, al monopolizar el comercio, monopolizaba tambin lao ganancias que de l resultaban, lo cual era evidentemente injusto para los litoraleos,'ya que buena parte de ese comercio estaba formado por su propia produccin, que contribua a enriquecer a otros, no a ellos.

    La situacin se tomaba ms' insatisfactoria todava, cuando esas provincias pensaban que siendo lbs ros Uruguay y Paran navegables por los barcos de ultramar, esas relaciones directas con Europa eran perfectamente- factibles, y poi lo tanto, no era fatal desde el punto de vista geogrfico. (como suceda con las provincias del interior) su dependencia del monopolio portuario bonae,ense. Los gastos de era-. barque a Buenos Aires, impuestos de trnsito, comisiones a exporta, dores portefios, cte., desapareceran. Y tambin saldran beneficiado! en el otro trmino del intercambio, es decir, en cuanto a la impor,, tacin. Los barcos europeos podan entrar por los mismos ros al litoral y dejar all sus productos a precios mar bajos, al elimina la intermediacin portea. '

    Es cierto que de toda, maneras el litoral se benefici con la independencia y el libre cambio, cosa que no sucedi con las pro-vincias interiores, como ya sabemos. Pero en el. momento de su implantacin, el litoral crea que el libre comercio sera integral, es decir para todas las regiones del ex-Virreinato, mientras_que. Buenos 'Aires haba trabajado desde el primer Tomen o_por-el'libre comercio para s y no par toda la nacin.-E rsimo lugar, porque buena parte de acin estaba formada por los productos ganad ue le venan del litoral. Concedrl a ste el libre co-

    significara renunciar a su extraordinario volumen comercial (de exportacin y de importacin), y a considerables recursos adua,,, neros. Por eso Buenos Aires, que controlaba la desembocadura de los ros interiores, no poda permitir,, y no permiti, su utilizacin

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  • por las provincias ribereas, ms que como va, de trnsito a sus propios depsitos para, desde all, realizar la exportacin.

    Se comprende entonces que el litoral se sintiera defraudado en sus expectativas de las ventajas de la independencia, y resentida ante el monopolio portuario y financiero bonaerense, tanto ms cuanto estaba en su mano, por medio de una fuerte poltica de oposicin, vencer a Buenos Aires, y conseguir liberarse del torniquete que sta le aplicaba en la desembocadura de los ros, -para someterlo a sus directivas. He ah la base de la adhesin del litbral al federalismo. la doctrina poltica que, contemplando los intereses econmicos regio-nales, los integrara armnicamente en un organismo nacional. El litoral no estaba en la situacin de las provincias del interior. que, si se separaban de Bnenos Aires, no podrn sobrevivir. Con la libre navegu.cin de sps ros y asegurndose Id solida al Atlntico, era perfectamente capaz de prescindir de Bnenns Aires. La prueba est en que durante "el transcurso de la lucha anti-rosista, se habl de lo creacin de ten estado del litoral, al que a veces se pens vincular al.E.virtdo Oriental" f4rl,.y las pactos de Corrientes y la Repblica Oriental de 1838_ y las reuniones de 1842 entre Rivera y los gober-n,dores de Corrientes, Entre Ros y Santa Pe, lo ratifican.

    Su separacin de la capital era econmicamente viable, pero, s el federalismo lograba ser implantado, si Buenos Aires poda ser sometida, esa separacin no tena objeto, y si lo tena por el con-trario, la unidad de todas las provincias, ligadas par tantos lazos de tipo institucional, tradicional religioso, idiomtico.

    El litoral se aproximaba entonces, por la frmula constitucional que proclamaba para la organizacin nacional, a las provincias del interior. Y ambos se oponan necesariamente a Buenos Aires por el minino motivo: Buenos Aires haba Inccho la independencia en provecho propio, en provecho de su provincia y de su ciudad. No haba favorecido, por lo menos en la medida en que las provincias lo reclamaban, al resto del pas; y por su poltica centralista y auto-ritaria, evidentemente 'no pensaba hacerlo en el futuro. Entonces todo el pas debi unirse, mucho ms tarde contra Buenos Aires, hasta que sta, para no ceder, se separo de las dems previn-cias (1852),

    Pero ahora, en este momento de la primera dcada de la inde-pendencia que estamos analizando, cul poda ser la actitud espe-cfica del litoral? Indudablemente, intentar liberarse de Buenos Aires, buscar una salida al mar no vigilada por ella, y tratar de imponer por todos los medios una solucin federal en el ex-Virreinato. Todas e,slas posibilidades. se las ofreca un hombre: Amigas, y una provincia: la Oriental. - '--___

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  • V. BANDA ORIENTAL, LA OTRA PROVINCIA-PUERTO.

    1. Montevideo, puerto con privilegiosLa eiaurta zona geogrfica y econmica del Virreinato platease

    era lit Banda Oriental. Poseedora de grandes praderas y munerosas aguadas, su situacin era ideal para la cria de ganado, tarea quo absorba las actividades de sus pobladores. Su cabeza es Monte-video, centro (le poblacin instalado sobre el Plata para contener u los portugueses, y puerto por done empezaron a salir los pro-ductos del campo. "Su situacin excepcional -dice Pablo Blanco colocada en la entrada de los extensos territorios del Atlntico del Sur, su vecindad con las posesiones portuguesas y las caractersticas de su puerto que lo haeian punto obligado de recalada en 1a. navegacin al Per, dieron a Montevideo Va ya en sus comienzos, un aspecto de plaza comercial en donde se realizarovc importantes operaciones de exportacin." (42) Ya en 1760, el Cabildo- anunciaba que se podan exportar anualmente de 20 a 30.000 cae-os.

    En el permiso de libre comercio de -1778 concedido a Buenos Aires se facult a sta para extender el beneficio al puerto de Monevideo, cosa que decidi favorablemente instalando su Aduana el 22 de agosto de 1778. Esta resolucin fue aprobada por el Rey al ao siguiente, establecindose adems que "la mayor parte de' las embarcaciones de registro que .saliesen de los puertos espaoles ten-dran por destino el de Montevideo, donde seran desembarcadas les mercaderas que luego deban ser trasladadas a la eapitaP'. l43> El mismo ao de 1770 se cre la Comandancia del Resguardo de todas las tientas en Montevideo y Costas del Ro de la Plata, con sede en Montevideo, encargada de controlar buques y cargas, y reprimir el contrabando. La decisin de radicarla en esta-ciudad era lgica, ya que se prevea su contacto directo con Espaa y la posterior introduccin de mercaderas a Buenos Aires e interior. "Montevideo .`en'a en su rentojn su mejor posicin geogrfica y la prctica, ya establecida por los capitanes de buques, de hacer de su baha surgi-dero obligado de las expediciones al Plata o de trnsito al Per. El acceso a Buenos Aires, en cambio, era difcil. Ni el desembarque

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  • de mercaderas poda efectuarse con regularidad en embarcaciones grandes, ni el trnsito del ro, sin balizas ni faros, era viable, ya siguiendo el derrotero de la Punta del Indio o atravesando diago-nalmente el estuario. En los dos rumbos, el Banco Ingls o, el de Ortiz intrponanse al libre pasaje." (44)

    . El libre comercio del 78 estimul enormemente la explotacin ganadera de la Banda. Se valorizaron los ganados ante la perspec-tiva de su segura: venta .y exportacin, y se empez el aprovechamien-to del animal ea forma ms racional y completa, utilizndose ya no slo los cueros, sino tambin el sebo la grasa, la carne, las astas, etc.

    En 1781, en un convoy de 25 barcos se exportaron 423.000 cueros, y segn Prez Castellano, en 1787 se lleg a una cifra superior los 300.000. El capitn de Fragata Juan Francism Aguirre escribi: "En la-actualidad ofrece una vista el puerto de considerable atencin; se cuentan diversas embarcaciones de Espaa, bastantes portuguesas del Brasil, y hasta dos francesas de la isla de Mauricio. Entran y salen con tanta frecuencia las embarcaciones que estn admiradas estas gentes de ver tanto comercio. Y aun por la circunstancia de la guerra se contempla que vienen menos de las que ocurran en tiempo de paz." (45)

    En 1787 se concedi permiso la Compaa de Filipinas para la introduccin de esclavos por Montevideo, Chile y Lima. Los barcos podan ser armados en puertos ingleses y llevar de retomo cueros y frutos del pas. Esto provoc el contacto directo can -Inglaterra y Portugal, lo que estimul la introduccin de numerosos efectos de contrabando que venan con los esclavos. Adems, y es importante, la relacin directa puso en comunicacin a Montevideo y su Banda, con los mercados compradores ms amplios del mundo, lo que imuls un aumento notable de la cra de ganado y del comercio.

    Este beneficio se ampli y confirm con el permiso de 1791, que convirti a Montevideo en el nico puerto del Plata habilitado para la introduccin de esclavos, y suscit la consiguiente oposicin de Buenos Aires: En Montevideo se centraliz la compraventa de esclavos para todo el Virseinato y an par el Per, retornando los buques ,a sus puertos con los frutos locales. A esto se una la expor-tacin creciente de tasajo, iniciada en 1785 por el capitn Juan Ros, quien condujo un primer cargamento hasta La Habana donde lo coloc completamente, abriendo as un nuevo mercado que habra de revelarse como, muy importante para el comercio oriental.

    En 1795 se autoriz el comercio del Plata con las colonias portuguesas del Brasil: Se exportaban los tradicionales productos ga-naderos y se traan esclavos, azcar, caf, y algodn; todo este comercio, por resolucin del Virrey, deba concentrarse en Mon-tevideo. Esta situacin provoc nueva protesta de Buenos Aires, por-que facilitaba el contrabando y permita la evasin de dinero. Las embarcaciones que salan del Ro de la Plata con cargamentos redu-

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  • cidos que no alcanzaban e cubrir los fletes y dems gastos de navegacin, llegaban a los puertos del Brasil; sus fletadores llevaban pocos frutos, pero buena cantidad do pesos fuertes con los que adqui-ran productos portugueses que eran vendidos luego ere Montvideo y Buenos Aires coma si procedieran de Espaa." (4e)

    En 1797, para que la guerra con Inglaterra no interrumpiese la comunicacin y el comercio con Amrica, se concedi permiso para hacerlo en buques y con naciones neutrales, lo que acrecent las exportaciones, pero mucho ms las importaciones, y determin la- salida de considerables sumas de dinero hacia el extranjero. Por eso en 1799, se anul dicho permiso. Expresaba al respecto el Prior del Consulado de Buenos Aires: "desfallece la industria del comer-ciante escrupuloso porque todos sus clculos prudentes se pierden con la, introduccin de los Contrabandos; no hay equilibrio ni igualdad; el comercio directo solo promete quiebras, por q.e los generos que se introducen clandestinamente de Puertos extrangeros se venden menos precio q-pueden darse los de lcito comercio introducidos de Cadiz s otros Puertos de la Pennsula; ni las de aqu se atreven p.r esta Causa emprender negociaciones; padece el erario y los caudales son de presa del extrangero," (47)

    Pero la anulacin no fue respetada y siguieron llegando los barcos extranjeros trayendo y llevando productos, coa gran beneficio para los productores y con evidente perjuicio para los navieros y armadores.

    Todas estas reglamentaciones que hemos revisado le dieron a Montevideo notables facilidades de comercio exterior, lo relacionamn directamente coa los principales mercados europeos, lo convirtieron en centro importante del intercambio del Plata con Europa, y por con-siguiente, la economa de la Banda se encontr em un grado elevado de desarrollo que comprometi fuertemente a los hacendados -coa los destinos del puerto, salida natural para su produccin.

    2. La lucha de puertos` Cmo se ha: visto, la Corona adoptaba mr poltica de concesin

    de privilegios y facilidades con respecto a Montevideo. Esta actitud provoc el encono de la capital virreinal, que tema ser desplazada a corto plam como metrpoli comercial. De all la accin del. Consulado de Buenos Aires (establecido m'1794 con las atribuciones genricas de tribunal da comercio y estimulador de la economa), cuya poltica se dirigi principalmente borrar el obstculo que Montevideo significaba al predominio comercial en el Plata por parte de los porteos.

    Porque coa el tiempo, Montevideo va a disputar Buenos Airea el monopolio de comunicacin con el continente europeo, y por lo tanto, la hegemona sobre las tierras interiores y Btomleas del

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  • Virreinato. La oposicin se centrar entonces en un doble problemas la subordinacin poltico-administrativa de Montevideo a Buenos Aires y los esfuerzos de ste para superarla; y la competencia de ambos puertos para desplazar al otro y convertirse en el monopolizador de las vas comerciales del Virreinato.

    En ltima instancia, el conflicto radicaba en que los dos puertos posean un "hinterland" similar. El choque era ms violento, y la crmpetencia su enconaba ms, en la zona del litoral. Precisamente porque la influencia de Montevideo llegaba hasta all con particular nfasis. Adems debe destacarse que no es casual que en esa regin coincidieran la zona de influencia de Artigas (hegemona poltica) y la zona ele influencia de Montevideo (hegemona mercsintil).

    Buenos Aires, al atacar a Montevideo, estaba defendiendo su elormnio total del "binterland" virreinal. La serie ininterrumpida de medidas lesivas para el comercio montevideano y su puerto que tom el Consulado, constituyen una clara manifestacin de esta lacha.

    En 179-1, el virrey Arredondo haba establecido no impuesto del medio por ciemo_ sobre todas las mercaderas que entrasen y saliesen por mar y por tierra, a los comerciantes de Montevideo y Bnenos Aires. La medida provoc una pronta reaccin de los comer-ciantes montevideanos, quienes en nmero de setenta y siete, se reunieron para protestar contra dicha exae^-in. Se nombraron dele-gados que gestionaran su derogacin, expresndose en sus instruc-ciones: "que el dicho comercio de la Capital de Buenos Aires es enteramente independiente riel de esta Plaza, el cual por lo mismo ,unen ha estado, ni est subordinado, a las determinaciones de aquel en ninguna clase, ni especie que sea, como no lo est tampoco ninguno de los de las dems ciudades, y cabezas de Partido de las restantes Provincias de este Ro de la Plata como son Paraguay y Tucumn; y que de consiguiente se (vaga entender de oro de ex.a (impetrn-dolo as de su alta integridad) a los Diputados de aquel comercio, adviertan a sus instituyentes que en lo sucesiva se abstengan de determinar a su arbitrio y de motu propio, cosa alguna relativa a pensionar los intereses de este comercio sin haber antes obtenido ,le l la necesaria anuencia, y consentimiento bajo las sabias forma-lidades que estn prescriptas por derecho.. (28)

    El documento es revelador de las ansias de sacudirse el predo-rninio bonaerense que demostraba el comercio local, y de su celosa vigilancia por su autonoma.

    El Consulado instituy, tambin, en virtud del artculo XXXI de la real cdula de 1794 que lo organizaba, el impuesto de avera que "se cobrara en un medio por ciento sobre e1 calor de todos los gneros, frutos y efectos comerciales que se extrajeran e introdujeran por mar en todos los puertos de su distrito", (9e) lo que afectaba directamente a Montevideo.

    Pero el artculo XXIII estableca entre las obligaciones del orga-nismo, la de "limpiar y mantener limpio el Puerto de Monteui-

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  • de,,>- iaai, cosa que abiertnmen'e el Consulado no cumpla, porque chocaba con sus intereses. As lo dicen los montevideanos en no documento posterior: "Dejaron a su vez constancia los comerciantes del abandono en que el Consulado tena al puerto de Montevideo, el que no obstante su importancia, careca de desembarcadero, .de manera que m,s peligroso era poner el pie en tierra que la nave-gacin de la Pennsula a este Puerto., por lo que el Gobernador de la plaza (rabia solicitado el concurso del comercio para hacer las mejoras indispensables, las que se verificaron sin que el Consulado hablara contribuido .ni con un quartillo." (51), a pesar que el total del impuesto de ave ia pagado por Montevideo desde su institucin hasta 1803, alcanz a la suma de 46.360 pesos. En 1798, el Consulado nombr como Diputado de Comercio (su delegado) en Monievideo, al Dr. ,fos de Revuelta, contraviniendo claras dispiasi-erunes que indicaban que los letrados no podan ocupar ese cargo, y menospreciando (le hecho a los comerciantes de la ciudad, que es:aban perfecttrmente habilitados pira ocuparlo. Esto dio lugar a or! reunin de protesta, en la que se expres: "La reputacin en general de los vecinos, y Comerciantes de esta Ciudad es evidente-mente atacarla cuando le han antepuesto un Letrado casi diciendo con menosprecio, que han considerado a todos, y cada uno de por s, inepios para poder desempeiiar el cargo de la Diputacin de esta Ciudud; en cuyo .supuesto fue preciso que la Junta recurriese al Extremo remedio de poner sus miras en un furisPrudente a pesar que lo prohibe la ley expresamente..." tczl

    Estos y otros incidentes, que veremos oportunamente, estaban Jcrriostrando el inters del comercio porteo por reducir en lo posible la importancia econmica de Montevideo, y la conciencia que de ello tenan los comerciantes de esta ciudad. La dependencia admi-nistrativa de Buenos- Aires se les haca tan pesada, que buscaron la salirla lgica que su realidad econmica les estaba dictando: In creacin de un Consulado propio. Esta iniciativa surge de la reunin de comerciantes y hacendados realizada en 1799 redactora de un informe para la Corona donde se detallan los abusos y exacciones que reinos visto, y se le informa de la realidad de la Banda y su puerto: "El Comercio de Montevideo nace de unos arranques subs-tanciales, y tan slidos, que si V.M. le ofrece como lo esperamos, con la gracia, que pedimos serd en breve tiempo el mds floreciente (le estos Reynos: .sus proporciones excelentes: la dedicacin de estos naturales, y cecines al aumento de toda especie de Ganados; el increble nmero de Saladeros, y establecimientos para utilizar su trabajo en la carne, cueros, sebo, y astas son unos manantiales de tesoro inagotable por la extensin, y fertilidad de estos Campos" (5a>. Torio esto "basta tambin para concluir la monstruosidad de humi-llarse a otro cuerpo inconexo, y distinto por naturaleza, y ubicacin que no slo le sirve, de fomento y conservacin, sino que le op