barrios en transformación: los impactos en salud...

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1 Barrios en transformación: los impactos en salud derivados de los cambios urbanos. Marta Gutiérrez Sastre, Paloma Conde, Jesús Rivera, María Sundín, Manuel Franco, E-mail: [email protected] (M. Gutiérrez), [email protected] (J.Rivera), 1. Cambios urbanos y salud La ciudad, entendida como una estructura en continuo movimiento (Jacobs, 1961) donde “lo espacial” difícilmente se distingue de “lo social” (Soja, 2000), ha sido interpretada como motor de cambio constante. Lefebvre, analizando los procesos generados en las ciudades marcadas por la producción industrial, señalaba el dinamismo y la capacidad de la urbe para transformar el entorno, “in urban space something is always happening. Relations change. Differences and contrasts can result in conflict, or are attenuated, erode or corrode.”(Lefebvre, 2003). Esa capacidad de transformación encuentra acomodo en la teoría de estructuración de Giddens (Giddens, 1984) y su interpretación dinámica de las prácticas de los sujetos urbanos que, más allá de acatar los elementos que los circundan, se perciben como portadores de cultura y, en ese sentido, se muestran capaces de modificar su entorno. Cualquier recorrido sobre las transformaciones urbanas parte de los cambios efectuados en el plano productivo. La globalización, el impacto tecnológico, el desplazamiento de la producción a nuevas zonas geográficas, la desregulación de los mercados y las políticas y la rapidez de las comunicaciones definen, en su conjunto, el nuevo contexto urbano (Castells, 1989; Sassen, 1991) Las dimensiones en el anterior epígrafe analizadas, no son las únicas que marcan la vida de las ciudades. El “habitar” urbano de Lefebvre (Lefebvre, 2003), se vincula a la producción del espacio desde lo cotidiano, lo que nos invita a enfocar el análisis de las esferas meso y micro. En este sentido, el barrio sería el marco espacial y social a partir

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Barrios en transformación: los impactos en salud derivados de los cambios urbanos.

Marta Gutiérrez Sastre, Paloma Conde, Jesús Rivera, María Sundín, Manuel Franco,

E-mail: [email protected] (M. Gutiérrez), [email protected] (J.Rivera),

1. Cambios urbanos y salud

La ciudad, entendida como una estructura en continuo movimiento (Jacobs, 1961)

donde “lo espacial” difícilmente se distingue de “lo social” (Soja, 2000), ha sido

interpretada como motor de cambio constante. Lefebvre, analizando los procesos

generados en las ciudades marcadas por la producción industrial, señalaba el

dinamismo y la capacidad de la urbe para transformar el entorno, “in urban space

something is always happening. Relations change. Differences and contrasts can result

in conflict, or are attenuated, erode or corrode.”(Lefebvre, 2003). Esa capacidad de

transformación encuentra acomodo en la teoría de estructuración de Giddens

(Giddens, 1984) y su interpretación dinámica de las prácticas de los sujetos urbanos

que, más allá de acatar los elementos que los circundan, se perciben como portadores

de cultura y, en ese sentido, se muestran capaces de modificar su entorno.

Cualquier recorrido sobre las transformaciones urbanas parte de los cambios

efectuados en el plano productivo. La globalización, el impacto tecnológico, el

desplazamiento de la producción a nuevas zonas geográficas, la desregulación de los

mercados y las políticas y la rapidez de las comunicaciones definen, en su conjunto, el

nuevo contexto urbano (Castells, 1989; Sassen, 1991)

Las dimensiones en el anterior epígrafe analizadas, no son las únicas que marcan la

vida de las ciudades. El “habitar” urbano de Lefebvre (Lefebvre, 2003), se vincula a la

producción del espacio desde lo cotidiano, lo que nos invita a enfocar el análisis de las

esferas meso y micro. En este sentido, el barrio sería el marco espacial y social a partir

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del cual estudiar las nuevas formas de sociabilidad, cada vez más débiles (Granovetter,

1982), y menos apoyadas en la proximidad física y en las relacionas cara a cara, donde

los vecinos del barrio ya no suelen ser amigos de la infancia, compañeros de trabajo o

parientes (Baringo, 2013). Según Sennet, el debilitamiento de los lazos comunitarios es

una de las principales características de nuestro tiempo, donde la creciente

variabilidad y fragmentación de las relaciones corrompen aquellos elementos del

carácter que ligan a los seres humanos entre sí, y que los dotan de una personalidad

sostenible (Sennet, 1998). Otras posturas teóricas más recientes son más optimistas en

relación a los vínculos entre los habitantes urbanos, que aun considerándolos más

abstractos y despersonalizados (García Canclini, 2003), seguirían existiendo a un nivel

más o menos local, llegando a convertirse en espacios de oportunidad para sus

residentes, vehículos potenciales para el acceso e intercambio de soporte emocional,

ayuda material o información en un contexto urbano abierto y de creciente

incertidumbre (Baringo, 2013).

La idea de barrio ha sido estudiada desde diversos puntos de vista: desde la

geografía clásica como una unidad espacial externa al individuo, que delimita un

espacio político y administrativo de una ciudad (Segrelles, 2002), o desde la sociología

como productor de identidades colectivas, con las que compartir códigos simbólicos de

comportamiento, gustos y hábitus (Bourdieu, 1984).

Algunas ciencias de la salud y en concreto la epidemiología social, estudian la

distribución social de la salud y la enfermedad, con especial interés en el barrio como

determinante social (Kawachi, 2003). Sus estudios se centran en explorar y describir las

características que tiene un barrio para que sus residentes tengan mejor o peor salud

(Camacho-Rivera, 2014).

Algunos estudios han explorado como el entorno barrial condiciona prácticas de

salud vinculadas al estilo de vida como el ejercicio físico (Hug, Hartig, Hansmann,

Seeland, & Hornung, 2009), la dieta (Diez-Roux et al., 1999) o la percepciones sobre

salud (Bjornstrom, 2013; Carreño, Franco, & Gullón, 2015; Warr, 2007).

El análisis de las transformaciones urbanas en las prácticas cotidianas de sus vecinos

constituye una necesidad a la hora de abordar los determinantes sociales de la salud.

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La complejidad urbana requiere de un enfoque relacional (Cummins, 2007) e

interdisciplinar (Vlahov et al., 2007) que permita entender de manera dinámica

cuestiones tan variadas como el impacto de los cambios demográficos en la

composición del barrio (Ostir, Eschbach, Markides, & Goodwin, 2003), los procesos de

aislamiento vinculados a las ciudades (Mullins, Elston, & Gutkowski, 1996), o las

políticas municipales y sus programas de salud en los barrios (Guerra & Crockett, 2004;

Silveirinha de Oliveira et al., 2013).

Este artículo pretende describir de forma cualitativa los cambios socioeconómicos y

culturales de un área de nivel socio económico medio-bajo de la ciudad de Madrid, y

sus efectos en las percepciones de salud de sus residentes. Como objetivos específicos

nos planteamos:

• Describir los cambios urbanos y barriales que afectan a un área de Madrid de

extracto económico medio-bajo.

• Explorar como estos cambios en los barrios afectan a las percepciones que los

residentes tienen de su salud.

2. Métodos

Nuestro estudio fue transversal con una duración aproximada de 12 meses (de enero

de 2014 a enero de 2015). Siguiendo una metodología cualitativa se utilizó la técnica

de la entrevista semi-estructurada, con el propósito de captar las percepciones de las

personas participantes en torno a los cambios sociales y urbanos sufridos en el barrio y

su efecto en la salud de los residentes.

Este trabajo es parte del Heart Healthy Hoods (HHH)1; Proyecto europeo de

Investigación financiado por el European Research Council (ERC) que se lleva a cabo en

Madrid desde 2014 hasta 2019 y que se centra en conocer cómo las características

sociales y físicas de la ciudad afectan a la salud de los residentes.

2.1 Emplazamiento

1 http://hhhproject.eu/

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A partir de los años 60 Madrid se desarrolla como una ciudad moderna, foco de la

inmigración rural primero, del desarrollo urbanístico, de la incorporación de la mujer al

mundo laboral y de la inmigración proveniente de otros países a partir del año 2000. A

partir del 2008 da comienzo, la crisis mundial que supuso para España en general y, en

particular, para la ciudad de Madrid, la explosión de problemas como la burbuja

inmobiliaria, la crisis bancaria y un dramático aumento del desempleo. Es importante

destacar también que el paro y la precarización laboral afectan, especialmente, a la

población joven, a las mujeres y a la población inmigrante, pero también a los

nacionales mayores de 45 años.

El envejecimiento es otro de los fenómenos comunes a las sociedades modernas. En el

caso de Madrid, el fenómeno se observa especialmente acelerado, como consecuencia

de la mejora en la calidad de vida, de una mayor esperanza de vida y de una muy baja

natalidad (FOESSA, 2014).

Nuestra área de estudio la conforman tres barrios, Ventas, Quintana y Pueblo Nuevo,

ubicados al este de Madrid, y muy bien comunicados en transporte público al centro

de la ciudad (15 minutos). Se trata de un grupo de barrios de clase media –baja. Como

se muestra en la tabla 1, estos barrios tienen unas mayores tasas de inmigración que la

media de la capital. Respecto al envejecimiento, los tres barrios superan la media de la

capital (20,5%). Las tasas de paro registrado muestran un desempleo por encima del

16,32% de media de la ciudad de Madrid.

Tabla 1. Datos sociodemográficos de los barrios de estudio

España Ciudad de Madrid Ventas Pueblo

Nuevo Quintana

Población nacida fuera de España

12,16% 19,29% 24,73% 25,66% 26,19%

Mayores de 65 18,1% 20,57% 25,33% 22,42% 23,63%

Tasa de desempleo 22,5% 16,32% 15,83% 16,80% 15,64%

Fuente: Elaboración propia a partir de Banco de Datos del Ayuntamiento de Madrid. Datos a 1 de Enero de 2015 y datos del Instituto Nacional de Estadística.

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En cuanto a servicios públicos, la zona cuenta con Centros de Atención Primaria y de

Promoción y Prevención de la salud, Colegios de educación primaria y Centros de

Mayores, siendo estos últimos relevantes en nuestro estudio por tratarse de barrios

con alta población de mayor edad. Los usuarios de dichos centros son la población

mayor de 65 años, en su mayoría jubilados, que acuden a realizar actividades y talleres

programados relacionados con el llamado envejecimiento saludable: el ejercicio físico,

la alimentación, la activación de la memoria y el mantenimiento de las redes sociales.

Así mismo, tienen gran importancia como espacios lúdicos y de socialización, donde ir

a jugar a las cartas, charlar o leer el periódico.

2.2 Muestra

Nuestra población de estudio fueron residentes o trabajadores de los barrios de

Ventas, Quintana y Pueblo Nuevo. La selección de “informantes claves” a entrevistar,

respondía al cumplimiento de perfiles determinados previamente por el equipo

investigador. Para el diseño de los mismos se tuvieron en cuenta las variables que

condicionarían el discurso sobre el barrio (edad, sexo, años residiendo en el barrio,

país de origen y ocupación). Además, otros criterios de inclusión y exclusión fueron

haber residido y/o trabajado en el barrio durante al menos los cinco años anteriores al

estudio, el conocimiento y manejo oral del castellano y no tener ninguna dificultad o

trastorno que pudieran afectar a la comunicación.

El proceso para contactar y reclutar a los participantes incluyó la visita en los barrios de

estudio, a varias asociaciones de vecinos, un centro de Atención Primaria, un centro de

promoción y prevención de la salud, el Departamento de Servicios Sociales de

Atención a personas mayores, un colegio público y en mercado de comida. Tras los

primeros contactos, se empleó la aproximación por bola de nieve (Mack, 2005) para

completar los perfiles a entrevistar.

Finalmente, la muestra resultante la configuraron 16 personas (ver tabla 2). Los

participantes fueron seleccionados de acuerdo al cumplimiento con alguna de las

condiciones relevantes o key variables (ver tabla 2.Columna 5) para narrar el cambio

en el barrio desde diferentes perspectivas.

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Tabla 2. Perfil de las personas entrevistadas

Todas las personas participaron voluntariamente y firmaron un consentimiento informado. Para

salvaguardar la identidad de los participantes, los nombres que aparecen a lo largo del artículo

son seudónimos. Así mismo, siendo un sub-estudio del HHH, el estudio fue aprobado por el

Comité Ético de Investigación del Sistema de Salud de la Comunidad de Madrid.

Seudónimo Sexo

Edad Número Variable de

selección /inclusión

Alberto H 48 1 Comerciante alimentación

Carlos H 85 2 Vecino mayor Carmelo H 63 3 Trabajador Activo Daniel H 62 4 Activista asociación

de vecinos Enrique H 42 5 Vecino Inmigrante Fernando H 65 6 Vecino mayor Germán H 63 7 Político Local Ana M 83 8 Vecina mayor Belén M 58 9 Desempleada

Carmen M 45 10 Vecina Inmigrante Diana M 69 11 Vecina mayor Elena M 41 12 Profesora Colegio

Infantil Felisa M 53 13 Medico Atención

Primaria Gala M 51 14 Responsable

Promoción y Prevención de la Salud

Irene M 57 15 Coordinadora Centros de Mayores

Julia M 38 16 Técnica Animación Sociocultural

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2.3 Entrevistas y recolección de datos

Utilizamos la técnica de entrevista semi-estructurada como instrumento que mejor

capta los relatos y experiencias de los sujetos a cerca de sus prácticas de vida (Callejo

Gallego, 2002), en nuestro caso, acerca de los elementos del barrio que pudieran tener

relación con la salud. Se empleó un guion temático de entrevista (tabla 3) diseñado

para dar respuesta a nuestros objetivos, es decir, describir los cambios sufridos en el

barrio y su posible impacto en la salud. La duración de las entrevistas fue entre 45

minutos-1 hora, se realizaron en los centros de trabajo de los participantes, o en el

caso de las personas residentes, en sus casas y en un centro de mayores en dos

ocasiones.

Las entrevistas fueron realizadas por cuatro investigadores (todos ellos autores de este

artículo), grabadas y transcritas por personal cualificado bajo la supervisión del equipo

investigador. Los verbatines que aparecen en el texto son citas literales (citadas por

seudónimo y selection key variable).

Tabla 3. Guion de la entrevista semiestructurada.

Descripción del barrio • Descripción del barrio y de la gente que habita en él • Delimitación geográfica del barrio • Cambios más importantes

Usos del barrio • Lugar dónde se trabaja, se compra, se realiza ocio • Tiempo que se pasa en el barrio • Preocupaciones de las personas que habitan en el barrio • Satisfacción con el barrio y sus servicios

Salud relacionada con el barrio • Elementos del espacio que influyen en la salud • Prácticas o estilos de vida relacionadas con la salud • Propuestas de mejora del barrio en relación de la salud

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2.4 Análisis

La hermenéutica interpretativa es el marco teórico utilizado para analizar el discurso.

Este paradigma tiene como elementos principales la consideración del contexto en el

que se ubica el objeto del estudio y la particularidad del caso analizado (González

Monteagudo, 2000; Green, 2009); se enfatiza tanto el papel de los factores sociales

como la capacidad de los actores (los entrevistados) en dar significado a su realidad. En

el mundo de la salud, este marco teórico ha sido utilizado en diferentes investigaciones

(Amezcua, 2002; Mercado, 2000; Smith, 2011).

Se realizaron varias lecturas sistemáticas de las transcripciones obteniendo una

primera lista de categorías y subcategorías. Este método de análisis seguía los

siguientes pasos (Hsieh & Shannon, 2005) : 1) Categorización –las categorías tienen un

alto nivel de abstracción y cada categoría puede incluir varias dimensiones; 2)

Subcategorización- las subcategorías tienen un menor nivel de abstracción y sirven

para explicar, de forma más profusa las categorías. Las categorías resultantes no

necesariamente tienen que coincidir ni con los temas y/o preguntas planteadas en el

guion, ni con la organización de los resultados de este paper.

Los cuatro investigadores establecieron categorías y subcategorías de las

transcripciones de las entrevistas de forma independiente para luego consensuarlas en

una única lista mediante acuerdo inter-evaluador, utilizando las pautas de Walker

(Morse, 1995).

1. RESULTADOS

La figura 1 recoge y pone en relación los elementos que moldean la vida y la salud en

los barrios estudiados. Estos elementos los situamos en tres niveles distintos; el

primero tiene componentes globales y alude a los cambios sociales actuales, el

segundo nivel se dirige a los cambios barriales, es decir a las manifestaciones más

concretas o “visibles” de dichos cambios sociales en los barrios, y el tercero se centra

en los efectos en las percepciones de la salud de los residentes derivados de las

prácticas de vida condicionadas por los cambios urbanos. En este tercer nivel, nos

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encontramos a la vez con efectos que se expresan en el contexto colectivo o entorno

(por ejemplo: Pérdida de vínculos comunitarios), y otros que afectan directamente a la

salud de los individuos (por ejemplo: Soledad y aislamiento).

Nuestro análisis parte de elementos macro para ir descendiendo a espacios más

cotidianos, entendiendo que el impacto en la salud no deriva del efecto de un único

elemento aislado, sino de la interacción de varios de ellos. Así mismo, hemos

intentando recoger la ambivalencia en los resultados sobre la salud, pues nos

encontramos con elementos del cambio que pueden tener a la vez efectos positivos y

negativos (señalados en la figura con los símbolos (+) y (-) delante de cada efecto).

Los cambios sociales descritos en el primer nivel incluyen, por un lado, una nueva

composición demográfica, a causa del envejecimiento de la población y de la llegada

de población inmigrante; en segundo lugar, nuevos valores socioculturales,

caracterizados por la ruptura de formas tradicionales, y por último, aspectos

económicos, muy centrados en la crisis económica y el paro.

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Nueva composición demográfica

El primero de los cambios sociales tiene que ver con los cambios en la composición

demográfica experimentados en las últimas décadas en el área, como son el

envejecimiento de la población y la inmigración. El vecindario, que en los años 60 era

muy homogéneo, se muestra hoy heterogéneo y en ocasiones fragmentado en lo

generacional y en lo cultural.

Estos cambios demográficos han conformado un sentido del “nosotros”, que identifica

a la población autóctona que formó el barrio, frente al “ellos”. El “ellos” lo constituyen,

no sólo la población inmigrante sino la población joven o recién llegada al barrio, que

no cuenta con una historia en él. Esta fractura se articula sobre la base de dos aspectos

que marcan relaciones y formas de vida diferentes: uno tiene carácter cultural y

distingue a los nacionales de los inmigrantes y otro es de carácter generacional y

distingue a los mayores de los más jóvenes.

Derivados de esta fractura social y de la nueva composición demográfica, destacamos

los siguientes efectos percibidos en la salud.

La gente mayor que conformó el barrio mantiene una forma de vida marcada por

relaciones sociales de confianza y apoyo mutuo. En cambio, la población más joven, no

estaría tan apegada a dichas relaciones de proximidad desarrollando la mayoría de sus

actividades fuera del barrio. Esta brecha generacional tendría efectos negativos para la

salud como soledad y falta de apoyo social (ver Figura 1, (-) soledad y falta de apoyo

social).

“Los que tienen la edad que nosotros, nos vemos por la calle, nos saludamos hablamos, sabemos ya quienes tienen ganas de charlar un poquito y que están solas, pues les preguntas

“¿Qué tal te encuentras? ¿Cómo vas de esto?”, sabes si ha estado un poquito depresiva, o si se ha caído y tiene una cadera…” (Diana, 69 años. Vecina Mayor)

“… Había un vecino que ya no está, ha venido una pareja joven muy maja y tal pero ya no… la relación por ejemplo como tenía con la de enfrente… había más confianza que ahora con la juventud, claro”

(Carlos, 85 años. Vecino mayor)

“Los chicos jóvenes salen (del barrio) a lo mejor, (…) entonces ellos se desplazan muchísimo mejor a un centro comercial donde pueden comprar de todo”

(Diana, 69 años. Vecina Mayor)

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De cara a la alimentación también se perciben diferencias que se traducen en la

presencia de nuevas dietas, consideradas como poco saludables (ver Figura 1, (-) Dietas

poco saludables).

“Muchas de las cuidadoras de nuestros ancianos son inmigrantes que les hacen sus comidas y las comidas latinoamericanas son muy ricas en hidratos de carbono y en grasas, pero es que las del Este ya son de

morirte (…) porque es fuerte, es graso, mucho maíz, mucha harina”

(Felisa, 53 años. Médico Atención Primaria)

La población autóctona percibe que los recién llegados se relacionan y usan el espacio

público de manera intensa, lo que podría repercutir en el desarrollo de la actividad física

dentro de estos espacios (ver Figura 1, Pérdida del uso del espacio público).

“Antes sí iba la gente [al parque] pero ahora están los rumanos”

(Carmelo, 63 años. Trabajador).

“Yo creo que ellos [los inmigrantes], porque están muchos en casas pequeñas, están más en las calles y dan más utilización al espacio público”

(Daniel, 62 años, A. Vecinos)

Nuevos valores socioculturales

En lo que a valores se refiere, los entrevistados destacan una ruptura con las formas

tradicionales hacia posturas más individualistas, la presencia de ritmos de vida

acelerados además del cambio en los roles de género y edad.

El desarrollo urbano implica la necesidad de desplazamientos constantes por trabajo u

ocio que aceleran el ritmo de vida dificultando el mantenimiento y la calidad de las

relaciones sociales fomentando la aparición de valores más individualistas.

“Sí se disfrutaba de lo que pasaba a uno, lo disfrutaban todos más o menos y las penas y las alegrías,

ahora no, ahora vivimos en nuestra casa, es completamente más individualizado todo, la gente está más

metida en lo suyo, se ocupa bastante menos de los demás (…)

(Belén, 58 años. Desempleada)

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En los adultos más jóvenes, el ritmo de vida acelerado se traducirían en falta de tiempo

como uno de los resultados de la vida urbana (ver Figura 1, (-) Falta de tiempo)

“Como les pasa a mis hijas, trabajan los dos, pues tienen que salir corriendo y no tienen tiempo para nada”. (Carlos, 85años. Vecino mayor)

Según los profesionales, las actuales formas de individualismo estarían provocando en

el colectivo de los mayores, soledad (ver Figura 1, (-) soledad y falta de apoyo social) y

necesidad de relacionarse.

“… muchas veces te cuentan cosas (…), te cuentan sus propios problemas personales. ¿Sabes?

Te vienen a contar. Entonces tú les escuchas, obviamente, porque muchas veces necesitan

desahogarse y que les escuche alguien.”

(Julia, 38 años, Técnico Animación Sociocultural).

La pérdida de apoyo social se vería recompensada con la presencia de vínculos

asociativos de carácter instrumental, como las asociaciones vecinales u otras acciones

de ayuda a los desempleados que tratan de dar respuesta a necesidades concretas de

los vecinos. Estas acciones colectivas son bien valoradas por los vecinos de cara a la

mejora de su salud, fortaleciendo la autoestima, disminuyendo la ansiedad y

aumentando la cohesión social del barrio (ver Figura 1).

“No solamente estoy parado, vengo aquí, pego papeles, cuento mis penas, se lo digo al de al lado que

está en la situación que yo tengo, si no que vienes con la ilusión de a ver si por fin hemos conseguido que

esta panadería haga esta cosa, mira qué bien que este compañero está trabajando”

(Belén, 58 años. Desempleada)

Por otro lado, la ruptura con prácticas y valores tradicionales ha permitido relajar las

normas sociales de comportamiento legitimando cambios en las prácticas y mejorando

los estilos de vida. El desarrollo de programas de promoción y educación para la salud

en los centros de mayores ha facilitado la generalización de estos cambios en la línea

del envejecimiento activo (ver Figura 1, Fomenta el Envejecimiento activo). Sus

principios son muy bien acogidos especialmente por las mujeres, las más beneficiadas

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por este tipo de programas, al ser las que más participan. Además, la asistencia a estas

actividades disminuye la soledad y el aislamiento (ver Figura 1, Disminuye Soledad y

aislamiento).

“Yo me apunto a gimnasia porque me viene muy bien, porque el médico me lo ha recomendado y demás, pero aparte yo también necesito no aislarme, no quedarme en mi casa, necesito una

obligación para salir de casa, para estar en continuo movimiento, y hablar con unos y con otros.”

(Julia 38 años. Técnico Animación Socio-cultural) (hablando de mayores)

La incorporación de hábitos de autocuidado (ver Figura 1, Fomenta el Autocuidado),

con mayor preocupación hacia la alimentación saludable, el ejercicio físico o la

potenciación de la salud mental son algunos ejemplos de ello.

“… La gente tiene más tendencia a hacer ejercicio, a beber agua, cuando le dices que beba agua, es cierto también que se buscan alimentaciones más saludables.”

(Felisa, 53 años. Médico Atención Primaria)

“Comida sana” significa una comida muy variada, que incluya las verduras, las proteínas de carne o pescado o huevos, incluya los cereales, y algún caprichito de chuches”

(Diana, 69 años. Vecina Mayor)

“Nos vamos a andar porque está algo gruesa, y como yo también, nos conviene andar, pues venga

vámonos” (Fernando, 65 años. Vecino mayor)

Dentro de esta relajación de las normas se encuentra el cambio de roles, tanto de

género como de edad. En cuanto al género, se percibe una mayor presencia de las

mujeres mayores en espacios públicos, como su alta participación en los programas de

educación para la salud. No se trataría de una inversión o equiparación de roles, ya

que las mujeres seguirían desempeñando su protagonismo en la esfera doméstica, sino

un incremento en el número de actividades desempeñadas.

“Las señoras mayores participan en todas las actividades programadas (…) Mientras los hombres son más reacios, pero va cambiando y hay algunos hombres que van entrando”

(Irene, 57 años. Coordinadora Centros Mayores)

Respecto a la edad, encontramos un cambio de roles en los mayores, para los que la

activación ha implicado no sólo la realización de nuevas actividades, muchas de ellas

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saludables, sino una prolongación de las responsabilidades tradicionales, como por

ejemplo el papel protagonista en el cuidado de hijos y nietos.

“(…) Yo a las charlas y los cursillos sí que suelo venir, luego las actividades ya tengo bastante en casa, que tengo 5 todavía en casa comiendo: mi marido, mi hijo el okupa, luego el hijo mayor y

la nieta, que viene al colegio aquí al lado. O sea, que…”

(Diana, 69 años. Vecina Mayor)

Aspectos económicos

La tercera línea de cambio tiene que ver con los aspectos de naturaleza económica que

han moldeado la vida del barrio en los últimos años. Según los entrevistados la crisis

económica ha derivado en empobrecimiento y falta de recursos con un aumento del

paro y la precariedad laboral. También hemos recogido opiniones sobre las altas

jornadas laborales así como del deterioro del entorno urbano y la dejación

institucional en la protección al ciudadano.

De cara a la salud, el primer efecto tiene que ver con el menor dinero disponible en los

hogares para la alimentación y el consumo de alimentos frescos (ver Figura 1, (-) Dietas

poco saludables).

“Una paciente mía mayor (…) la mujer ya llorando (…) Ay que yo tengo hamburguesa porque tengo mi nieto a comer y entonces tengo no sé cuánto, 3 o 4 euros, entonces o comemos hamburguesa o no

comemos”

(Felisa, 53 años. Médico de Atención Primaria)

“Es que la gente aquí es económicamente deprimida. Ahora lo que está habiendo mucho son chinos que venden perritos calientes a 80 céntimos.”

(Enrique, 41 años. Vecino Inmigrante).

Junto a esto, la precariedad laboral, el alargamiento de las jornadas laborales y el

desempleo son condicionantes importantes de cara a la salud mental de la población

activa, que se vería afectada negativamente con estrés, ansiedad y falta de autoestima

(ver Figura 1, (-) Stress, (-) Ansiedad, (-) Disminuye la Autoestima).

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“(…) Las sobre-jornadas de trabajo y la competitividad que se sobrepone y los ritmos y las cosas en este sistema económico destrozan a las personas y eso pues a lo mejor no te hace tener una

enfermedad super grave, pero sí te minan en muchos aspectos”

(Daniel, 62 años. Activista asociación de vecinos)

“Te viene la depresión porque no tienes trabajo, porque no tener trabajo es una enfermedad. Yo lo estoy pasando muy requeté mal. (...) Entonces no es una cosa que puedes ir al médico y contarle, “me duele,

me no sé qué, me no sé cuántos”, es algo más dentro y que mina bastante. Pero ya no solamente físicamente (...) yo he pegado un cambio impresionante”.

(Belén, 58 años. Desempleada)

De acuerdo con los discursos obtenidos, la crisis económica, obliga a los núcleos

familiares a solventar el progresivo empobrecimiento de sus miembros. La solidaridad

intergeneracional (ver Figura 1, (+) Presencia de Solidaridad intergeneracional) se muestra

desde las generaciones más estables, los mayores, hacia los más jóvenes e inestables,

siendo los abuelos los encargados de la alimentación y otros gastos.

“…Ahora mismo hay mucho abuelo también que se está haciendo cargo de la familia, eso también es verdad. Muchos hijos en paro. Entonces hábitos de vida saludable, pues ejercicio

poco, poco...”

(Felisa, 53 años. Médico Atención Primaria)

“Si tú antes tenías tu pensión aunque fuese un poquito más alta para poderle hacer frente, si tú tienes que ayudar a tus hijos tu pensión baja. Entonces tienes que ir mirando las cosas. Entonces

se nota, la crisis se ha notado.” (Alberto, 48 años. Comerciante alimentación)

La crisis también se relaciona con el deterioro urbano experimentado en el barrio, que

es percibido por los vecinos como un incremento en la suciedad, la contaminación, el

ruido y la inseguridad, aspectos que, en conjunto, desmotivan el uso de los espacios

públicos -parques y calles- como lugares de socialización, esparcimiento y actividad

física. La percepción de falta de recursos policiales o la escasez de servicios de limpieza

servirían para confirmar la opinión generalizada de que el entorno de los barrios va

perdiendo valor (ver Figura 1, (-) Suciedad, (-) Contaminación, (-) Ruido, (-) Inseguridad.)

“Es un barrio muy sucio, porque antes había un par de barrenderos (…). Ahora viene una máquina (…) Se nota muchísimo que no hay barrendero”.

(Diana, 69 años. Vecina mayor)

“Y entonces el parque se deteriora, está mal, en ese aspecto está mal”

(Alberto, 48 años. Comerciante alimentación)

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“Una inseguridad bastante grande en los parques, el que tengo enfrente de mi casa ha sido tomado por pandillas de chavales, entonces a ciertas horas incluso te daba miedo…”

(Alberto, 48 años. Comerciante alimentación)

2. DISCUSION

El uso de entrevistas ha permitido extraer la percepción de los vecinos acerca de la

influencia del barrio en sus prácticas cotidianas y en su salud. Otros autores también

recogen de forma cualitativa la influencia que tiene o ha tenido el lugar de residencia

en la percepción de salud (Egan, Lawson, Kearns, Conway, & Neary, 2015; Severance &

Zinnah, 2009), mientras otros recogen iniciativas globales de cambio urbano para la

mejora de salud (Thomas, Boufford, & Talukder, 2016).

La influencia del entorno en la salud se produce a través de múltiples procesos

(Berkman, 2000) que interactuarían de forma acumulativa (cumulative interplay), a

diferentes niveles (individual, de barrio, de país) en múltiples dominios (casa, trabajo,

espacio público) y en distintos tiempos y espacios (Krieger, 2008); en los que entran en

juego los elementos presentes en dicho entorno, además de la interpretación y

gestión que de éstos hacen las personas que viven en ellos. En nuestro estudio, estos

elementos serían: la nueva composición demográfica, los nuevos valores

socioculturales y las nuevas estructuras económicas y laborales.

Los cambios demográficos son vitales de cara a la salud (Ostir et al., 2003) y se

materializan en la presencia de grupos –inmigrantes y jóvenes -, que no reproducen

las formas de vida tradicionales, optando por otro tipo de relaciones sociales (de

menos proximidad en el caso de los jóvenes) y usos del barrio. La fractura existente

entre los vecinos mayores y el resto del vecindario atestigua la coexistencia, más o

menos armónica, de formas de vida muy distintas en un mismo espacio (Duque

Galvache, 2010; Gutiérrez de Velasco, 2012), con diferentes efectos sobre la salud

(Baum, Ziersch, Zhang, & Osborne, 2009; Maas, van Dillen, Verheij, & Groenewegen,

2009).

18

Los nuevos principios que forjan la vida en estos barrios enfatizan la primacía del

individualismo sobre formas comunitarias. Frente a los efectos negativos en la salud y

el bienestar (Lamu & Olsen, 2016) producido por el debilitamiento de las relaciones

sociales ( que a su vez provoca aislamiento) (Mullins et al., 1996) y del apoyo social

(que a su vez provoca pérdida de cohesión social) (Cohen, 2009), hay efectos positivos

que tienen relación con la liberación de ciertas normas sociales que potencian la

responsabilidad individual asociada con la salud. Respecto a los cambios que afectan a

los mayores, destaca el valor que cobra la responsabilidad en el cuidado, tanto para sí

mismos como respecto al cuidado y protección a las generaciones más jóvenes (Di

Gessa, Glaser, & Tinker, 2016; Herlofson, 2012).

La coyuntura económica deja rasgos negativos en las prácticas de vida y la salud de la

población (Pratschke & Morlicchio, 2012; Sassen, 1998; Zwiers, Bolt, Van Ham, & Van

Kempen, 2016). La crisis económica y la gestión política de la misma constituyen un eje

que marca la cotidianeidad en los barrios de clase media-baja. Empobrecimiento,

precariedad laboral, dejación institucional en el mantenimiento del espacio público e

infraestructuras y una creciente preocupación por la inseguridad en la zona, son

cuestiones generalizadas (Sorkin, 2007). La solidaridad familiar como respuesta a la

insuficiencia en las políticas sociales puede ser el único aspecto positivo en este

campo.

En definitiva, las transformaciones urbanas contienen elementos ambivalentes en lo

que a salud se refiere; así por ejemplo, frente a la pérdida de apoyo social derivada de

las formas de vida urbana y de la heterogeneidad demográfica, aparecen nuevos

vínculos, algunos de carácter asociativo, otros de naturaleza informal, o de carácter

temporal e instrumental, pero que constituyen valiosos recursos para la protección

social y de la salud. Respecto al papel desempeñado por las instituciones y las políticas

de salud en los barrios (Guerra & Crockett, 2004), se encuentra ese mismo carácter

ambivalente; el impacto positivo derivado de los programas municipales de promoción

19

de la salud y las acciones emprendidas en torno al envejecimiento activo (Edwards,

2006) contrarrestan en parte su dejación respecto al cuidado del entorno físico.

Los efectos de la globalización sobre las transformaciones urbanas, constituyen una

clara muestra de los elementos negativos (Sennet, 1998) para la salud, sin embargo

estos cambios no agotan la vida de estos barrios, que cuentan con aspectos positivos

que convendría potenciar.

4.1 Limitaciones

Respecto a las técnicas de investigación, las entrevistas resultaron ser una buena

herramienta, aunque para poder captar los discursos sociales de manera más eficiente,

podríamos utilizar técnicas colectivas, como el grupo de discusión. Esta técnica

permitiría contrastar las opiniones individuales con otras construidas en el marco de lo

social y cultural.

La selección de la muestra es otra cuestión a tener en cuenta. Se utilizaron centros

públicos y asociaciones como puntos de contacto y reclutamiento. De esta forma

apreciamos que buena parte de las personas entrevistadas tienen algún vínculo con

entidades sociales (bien asociaciones de vecinos, centros de mayores o centros

educativos) estando infra-representada la figura del sujeto desvinculado de las

entidades públicas.

El estudio no se centra en ningún grupo de población específico, de ahí que la muestra

sea heterogénea, con algunos grupos más presentes que otros. La narración que

efectúan las personas mayores nos permite conocer la historia de estos barrios y los

cambios vividos, pero su discurso está sobre-representado respecto al de la población

más joven y activa.

Por último, en términos de generalización, mencionamos que, aunque nuestros

resultados no son aplicables a otras poblaciones y lugares, nos atrevemos a decir que

encontraríamos muchas similitudes en otras áreas urbanas de España con las mismas

características socio-económicas y demográficas que nuestros tres barrios de estudio.

20

4.2 Puntos fuertes

El estudio aborda la relación entre el barrio y la salud de una manera amplia y

ambiciosa tratando de incorporar todos los aspectos que han sido verbalizados por los

propios entrevistados, sin dirigirles hacia dimensiones concretas e incorporando a su

vez la perspectiva de las instituciones y centros públicos que juegan un papel

importante en la zona. La variedad de perfiles permite a su vez recoger variedad de

miradas, que se integran, describiendo el barrio de manera multifacética como

escenario de la diversidad de vidas que alberga.

Por otro lado, el artículo incorpora el aspecto dinámico de los barrios a través del

estudio del cambio en tres dimensiones, la demográfica, la sociocultural y la

económica; cambios analizados desde el punto de vista de los residentes y

profesionales del barrio.

Hemos comprobado la “validez” de conceptos como el vecindario, la capacidad y el

potencial de las técnicas cualitativas así como la idoneidad de los perfiles

seleccionados, con el fin de poder aplicar diseños similares en otras zonas de Madrid

con otras características sociodemográficas.

3. CONCLUSIONES

Los resultados recogen el impacto en salud derivado de los cambios de carácter

demográfico, sociocultural y económico, ofreciendo un desenlace ambivalente sobre la

cotidianeidad urbana y sus efectos en la salud. Aunque la vida urbana en estos barrios

se ha visto afectada negativamente, con la reducción de las relaciones sociales, el

incremento del estrés, la precariedad laboral y el deterioro del espacio público;

también encontramos otros aspectos positivos como son la generación de vínculos

asociativos de apoyo, la incorporación del autocuidado, o el cambio en los roles hacia

un mayor empoderamiento en las mujeres mayores. El papel realizado por las

instituciones resulta igualmente ambivalente ya que, aunque se han producido buenos

resultados en la promoción de la salud, en especial la desarrollada en los centros de

21

mayores, la labor desempeñada en el espacio público, la seguridad, o la vulnerabilidad

social resultan claramente insatisfactorias para los vecinos.

Destacamos también a partir de nuestros resultados, la constatación de que los

efectos negativos o positivos sobre la salud de los residentes son fruto de la

interrelación de varios elementos y niveles cambio. Efectos sobre la salud como son las

dietas poco saludables tendrían su origen en la aparición de nuevas prácticas de

alimentación, por la llegada de población inmigrante, pero también estarían muy

condicionadas por lo económico, ya que la comida menos sana es la más barata; o la

falta de tiempo en las ciudades, para comprar alimentos frescos o cocinar.

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