barbero. comunicación y culturas populares

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-i II . tMiicación en nuesu-os países. . Esperamos que teóricos e invtstigadorei, profesores y alum- nos convienan esta serie en un espacio de encuentro y discu- sión de contenidos verdaderzmente'transformadores para la en- señanza y para la investigación; y que ella ofrezca, a todos aque- llos que actúan en el campo de ,1a comunicación, la posibilidad de reroonder mejor a las necesidades sociales de un continente en el cual la comunicación es factor'decisr.-o en la búsqueda de una sociedad mis paríicipativ'a, libre y justa. El proyecto de pulíScaciones emprendido hoy por FELAFACS y ALAIC ha sido posible gracias al-.esfuerzo conjunto de un grupo de profesores e investigadores iatinoamericanos que duran- .te dos aüos han contribuido a ñjar sus orientaciones generales. Queremos destacar la Lmponante ayuda que hemos recibido de la World Association for Christiaji Communication (WACC), del Centre for Síudy of Conunumcation and Culture (CSCC) de Londres, y de la Fundación Koniad Adenauer, asi como el in- terés de la Editorial Gustavo Güi que ha permitido que la idea se convierta en una realidad. A todos ellos, nuestro reconoci- m.iento. ! i PA7PJCL\\ Presidente Asociición Latinoinicricini ds Investigadores de la Comunicaccn JOAQUIN SAÍNOÍEZ G. Pissidente Federación Laünoamericani d: Aiociaciones de raculuóet de Comunicicicn Sociai Introducción Díidí híce aJjrunos afios los estudios sobre comunicación en .Amé.rica LatLia han incorporado, cada vez con mayor frecuencia c InTcréi. el ictni de h cultura popular. Eli verdad no jc traía únicimíP.-.e ce la ampliación de un caxQpo Je cnudioj pues la introducción de esa problemática está . rTpúnleindo jlrJnoj de los ejes desde los que se ha pensado la cormmicsción. Pero, ¿3 que obedece e! interés de los investigado- res de U comunicación por las culturas populares? ¿Y qué recubre ex concepto, esto es, CTJÍ sentido >• alcmce íisne hoy lo popular? ¿Deidc dónde ícóricmenie, y cómo, pensaj- la relación comuni- cnción-culturas populares? Esas fveron lis tres interrogantes"" ceni .TJes que se planteó el Segundo ssrrdnario de la comisión de comunicación de CLACSO, reunido en Buenos Aires del 12 al 16 de septiembre de 1933, y cuyas ponencias recoge este libro. 1. ¿Ft)r qué los invEstÍEdores de !a comunicación se interesan por las culturas popuiareí? La respuesta 3 esa pregunta exije que desbordemos et campo estricto de h comunicación, yz que el Uiierés por lo popular en ios últimos afics no es sóio asunto de l o i i;7vesti=adores de comu- nicación sino de ¡as ciencias socialíft en ger.eral y éfi, los organi.-- mos y organizaciones políticas. En_su_ori°en hay causas socioeconómicas como ¡a expansión del mercado e ^mcorpoiació'n de nuevos'íeclOres popürares ai consumó, asfcomo !a complejización de ios conflictos en y entre el campo__vja_ciudad. Existpn tam.bjén factores poüticos a dife- renterTiiveles. Está per una pane la profunda "transformación de lo político, a la que apunta la prioridad que ¡as izquierdas latinoamericanas le dar. a ios procesos de democratización, prio- .ndad que al fin parece situarse en ei terreno de ias estrategias de Iransi'ormación social y no únjcant«nie «n el de las tácticas para llegar al poder.

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Page 1: Barbero. Comunicación y Culturas Populares

- i

II .

tMiicación en nuesu-os países. . Esperamos que teóricos e invtstigadorei, profesores y alum­

nos convienan esta serie en un espacio de encuentro y discu­sión de contenidos verdaderzmente'transformadores para la en­señanza y para la investigación; y que ella ofrezca, a todos aque­llos que actúan en el campo de ,1a comunicación, la posibilidad de reroonder mejor a las necesidades sociales de un continente

• en el cual la comunicación es factor'decisr.-o en la búsqueda de una sociedad mis paríicipativ'a, libre y justa.

El proyecto de pulíScaciones emprendido hoy por F E L A F A C S y ALAIC ha sido posible gracias al-.esfuerzo conjunto de un grupo de profesores e investigadores iatinoamericanos que duran-.te dos aüos han contribuido a ñjar sus orientaciones generales. Queremos destacar la Lmponante ayuda que hemos recibido de la World Association for Christiaji Communication (WACC), del Centre for Síudy of Conunumcation and Culture (CSCC) de Londres, y de la Fundación Koniad Adenauer, asi como el in­terés de la Editorial Gustavo Güi que ha permitido que la idea se convierta en una realidad. A todos ellos, nuestro reconoci-m.iento.

• ! • i

PA7PJCL\\ Presidente Asociición L a t i n o i n i c r i c i n i ds Investigadores de la C o m u n i c a c c n

J O A Q U I N SAÍNOÍEZ G. Pissidente Federación Laünoamericani d : Aiociaciones de raculuóet de C o m u n i c i c i c n Sociai

I n t r o d u c c i ó n

D í i d í híce aJjrunos afios los estudios sobre comunicación en .Amé.rica LatLia han incorporado, cada vez con mayor frecuencia c InTcréi. el i c t n i de h cultura popular.

Eli verdad no jc traía únicimíP.-.e ce la ampliación de un caxQpo Je cnudioj pues la introducción de esa problemática está

. rTpúnleindo j l r Jnoj de los ejes d e s d e los que se ha pensado la cormmicsción. Pero, ¿3 que obedece e! interés de los investigado­res de U comunicación por las culturas populares? ¿Y qué recubre ex concepto, esto es, CTJÍ sentido >• alcmce íisne hoy lo popular? ¿Deidc dónde ícór icmenie , y cómo, pensaj- la relación comuni-cnción-culturas populares? Esas fveron lis tres interrogantes"" ceni.TJes que se planteó el Segundo ssrrdnario de la comisión de comunicación de CLACSO, reunido en Buenos Aires del 12 al 16 de septiembre de 1933, y cuyas ponencias recoge este libro.

1. ¿Ft)r qué los invEstÍEdores de !a comunicación se interesan por las culturas popuiareí?

La respuesta 3 esa pregunta exije que desbordemos et campo estricto de h comunicación, yz que el Uiierés por lo popular en ios últimos afics no es sóio asunto de l o i i;7vesti=adores de comu­nicación sino de ¡as ciencias socialíft en ger.eral y éfi, los organi.--mos y organizaciones políticas.

En_su_ori°en hay causas socioeconómicas como ¡a expansión del mercado e ^mcorpoiació'n de nuevos'íeclOres popürares ai consumó, asfcomo !a complejización de ios conflictos en y entre el campo__vja_ciudad. Existpn tam.bjén factores poüticos a dife-renterTiiveles. Está per una pane la profunda "transformación de lo político, a la que apunta la prioridad que ¡as izquierdas latinoamericanas le dar. a ios procesos de democratización, prio-.ndad que al fin parece situarse en ei terreno de ias estrategias de Iransi'ormación social y no únjcant«nie «n el de las tácticas para llegar al poder.

Page 2: Barbero. Comunicación y Culturas Populares

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3.*íjir.

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- ; . F r í r . t e ' á las propuestas que orientaron el pensamiento y 1; •••acción de las izquierdas hasta mediados ce los años setenta

—organización e.xcluyente del proletariado, la política como j totalización, la denuncia de la trampa burguesa parlamentaria, , e tc .- en los últimos años se va abijenco camino OL-O provecto

ligado estechamente aJ retiescucrzmiento de lo DOo^^lai\ que expresa el nuevo contenido que-esa noción cobra: revaionzación de las articulaciones y .meaiaciones oe la sociedad civil, sentido social de los conflictos más allá de su formulación y sinietización políticas, reconocLmiento ce e.\periencias colectivas no encua­dradas en formas panidarias.

) En otro plano, aunque conectado a lo anterior, se halla esa £.V2e££n£/£_GUe_nos viene de los pa íses bajo los regímenes autori­tarios dei cono sur, y según la cual sus gentes, sin distinción de clases, encontraron en la cultura popular el m.odo di: superviven­cia de! sentido, un modo de resistir y preser/ar la memoria fun­damental, el sentido de la vida y de la historia. Estrategias de desvío, interrupción, ocuitamiento, reutilización de los lenguajes o de resignii"icación de los objetos y los recuerdos, que materia­lizan una percepción nueva de ias relaciones entre cultura y política.

Ahí se halla el te.'cer tipo de causas que e.xplican el interés por ró~pci"Dular:~irTe'valoriz3cTon ge )o cuituraiTCierto que para algunos esa valorización puede no ser más que una forma de evasión política, resultado de h incapacidad paxa asumir la crisis de las instituciones y los panidos. Es innegable que en no pocos casos la imponancia adquirida por lo cultural huele a re­cambio puramente táctico: hacemos cultura mientras no pode­mos hacer política. Pe-'O algo nuevo emerge sin embargo en e! ret"iotamiento de la probiemátjca cuiturai, y que tiene que ver con la percepción de dimensiones inédita: de! conñicto social con ia formación ae nuevos objetos y_formas de rebeld<i, y con ulial-econceptuaJizacrórrdt la cultura que iegitima^'tantc teori-CSITiTTtrpDrrncSiieüie. (a exisUnn'a 4v cTWe-itperiencia cultural: lo popúFar no soTc como ooieto ce estudio cuiturai sino como sujeto de-producción de cultura. .Más alia de ias modas, de ia recu-peracióií por si mercado y de los opcnunismos as toaa iaya, en el espacio de la cultura y de lo popular se halla hoy una d i ias vetas claves del desbloqueo de los proyectos de transformación social en .América Latina.

Regresando, ahora sí. al campo de la investigación de comu­nicación encontramos que el inFeTes por las culturas populares tiene que'"ver7'érr"primer'lugar,"con"la incapacrdad del modelo dominanI^. esto es e! construido desde e! o3já"o'i¿Tn3~."ñrorm3-cionai, para dar cuenta de la comunicación en cuanto compor­tamiento colectivo y cotidiano. Si al modelo de los medios y los mensajes le faltó siempre un entramado coherente de conceptos

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a.

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nentes, el d^ünde operado por la teoría de la información de-3 demasiadas cosas fuera. Deja fuera e! sentido__socia! - p o l í t i c o - -de los procesos de cornunic3CÍón_al_ppner._e.atr.e. paréat.e^i.sja: c'ondjcrón"ei~üé~p.rÓQUcción y reproducción social dei sentido. Deja ruera las reiaciBnerdí'foéftá y oe poaer qu¿ aJií actúan, y • las luchas por la hege.monía en el terreno de loj discursos que •

• compiten por la "articulación" deL sentido de una sociedad. r-^T*ero.en e! campo de los estudios de comunicación lo popular í no indica sólo lo que no cabe en el modelo domiO«Jn;e, ta.mbién

re.mite a un nuevo modo de pensar la investigación m.isma. Hasta hace pocos a.1os ¡a investigación críiica.había sido incapaz de tematizar serii-T.ente la contradicción qué, vigoe de la amal­gama entre comu.'ucacionismo y denuncia. Df ui> lado, la comu-lucación era concebida como, un en sí, comprertsible desde sí misma (o dete.mtinada economicistamente desde un exterior con tal tufo platónico que resultaba siendo paradójicamente lo mismo). A esa comprensión se le añadía una componente de denuncia que, al no poder articularse a lo específico de la comu­nicación, pues esta recortaba su pertinencia por aislamiento, terminaba colgada de lo genérico; la recuperación por el sistema, , la manipulación, etc. La reubicación de ios procesos de comuni­cación en el espacio de lo cuiturai hizo posible la ruptura con a! inm.inenris—.0 comunicacional, permitiendo perNiSria desde las mediaciones en que se constituyen- los procesos d « producción simbólica: instituciones, organizaciones, lenguajes, sujetos.

Ei redescubrimiento de lo popu.l3t_sej>aia-ahr_cj)mo_lo poli- . tico atraviesa la uama misma de lo cultural sacando a flote ios confiictos—cui—afticuI^^»-cu^mrS~Parl^U•e, a dfrerencis de'la cultura cürta"y5ir1endenc¡a"i"pensarse como lacuHura. la popu­lar no puede ser mencionada sin nombrar a '4tí aquella cu; )a niega y frente a ia cual se afirma a travéTs d íuna luch» desiauaíy con frecuencia ambigua. Por eso no sólo la tucura culta sino tambié^-la nusiv> - e s » dft \s que estamco hablando cuando investigamos U comunicación- miradas desde la popular dejan ai descubierro su caríctei áe culturas de cjaíe. Pues b cultura popular nc puede dtfmiise tn ningún stniido hoy, nf tomo aquel-lia QUí producen, ni como ia que consumen o de la que se alimen­tan las clases populares, por fuera de los procesos de dominación y las contradicciones y los conflicios que esa domanación mo­viliza.

Una últL—.a rezón, ha sido justamente en el te.Teno de ias prácticas comunicativas donde 1̂ modernización, en cuanto proceso prete.-.dicarr.ente irreversible, ha revelado más claramente su laiacia. .Ahí está, lo mismo bajo regímenes autoritarios que en los áemccnticos. esa pluralidad de prácticas de comunicación '' aún vizsntes jpt:; clases populares, que constiluyen la mayo-

' ú±. ...... .

Page 3: Barbero. Comunicación y Culturas Populares

ría d i la población, y cuyo ssnddo y eficacia apenas conaenza-mos a comprender y valorar. Se traía de practicas rradicionaJes, unas y de otras que se apropian de lo moderno. Las hay que viven aún de la cultura oral y que van desde el valor social de la palabra empeñada hasta la fuerza comunicativa ce: rumor y el chisme, y la capacidad de resistencia irónica, ce ccn.''rontación y buria de los ciiistes, y b lldelidad creativa de las diferentes modiüdades de rciato popular dicho o cantado. Em.parentadas con esas, oero en una mediación más ancha y ccmpl-.-ja están esas otras modali­dades claves de comunicación popular que son las üesias, los motines, ias huelgas y las asociaciones de todo tipo desde las re-Ugiosas hasta las deportivas o políticas. .

2. ¿De qué estamos habland'^cuando hablamos de lo popular?

La formulación de la pregunta es de García Canclini, 3 quien debemos la tematización e.xplícita y más lúcida de los paradig­mas con que en .América Latina se piensa lo popular. Desde la derecha las concepciones claves son aún la biológico-relúrica - la del pueblo-raza y la identidad que viene de la tierra y la tra­dición sustanciaiizadas, la 'del sentimiento nacional diluyendo las ciases y los conllictos históricos y materializándose en esen­cias como la familia, la propiedad, el ejército, la iglesia- y la estatal-populisia que deposita en el Estado tanto los valores como la razón de ser de la nación, ya que en él se funden los diversos intereses y de él emerge el orden que regula los con­flictos.

En la izquierda lo popuiar es concebido desde un romar¡-ticismo aliado al voluntarismo revolucionario que ve en ei pueble ei sujeto de toda acción verdaderamente histórica, fuente de i : fuerza perdida y modelo de toaz realización cuiturai; o desee un marxismo que apenas comienza a tomar en serio ias pro­puestas gramscianas sobre \Í hegemonía y e¡ sentido de subai-lemidaá de ias culturas oopuiares: pero ai que ys amenazan ia: tendencias a sustanciaiizar la resistencia .íiue viene ce io popuia: disolviendo la trama de los reconocimientos y ias complicidades en la vieja dicotomía con la que n-aáicionaimence era pensada la dominación, sólo que ahora en sentido inverso.

Pero los paradigmas no lo dicen todo. También lo popuiar nombra, o se asocia a conflictos y luchas, hechos y pistas que apenas comienzan a adquirir relieve social y forma. Así, la nueva configuración de la problemática del consumo en cuanto apropia­ción desigual del capital cultural, y en cuanto espacio de produc-t ión cultural inserta en las prácticas cotidianas. O la de la cultura como instancia constitutiva de los actores sociales y en la que lo popular nombra, frente a los sustancialismos racistas o estatalis-

12 .

• • ' t is, el proceso y la'diversidad de relacio.nes de que están hecnos ^ los'sectores subalternos, y frente a los cukuraüstTios las dete.-mi-

."f naciones de clase que lo venebran. J-.-^Z-T' En dos direcciones o pistas hoy lo popular designa una leno-

vición profunda: en la reconceptualiración de lo indígena y en ' b investigación ds lo urbano. Respecto a lo indígena, nos refe-

^Jj- runos a b a'piur; con una concepción, aún predominante, que i¿ : - Yc en esas culturas lo más propio - la piedra de toque de la iden-fk '• l i d j d - V lo puro. Identidad y pureza que ss ccnsenan sólo a t cosía, cñ primer lugar, de colocar la verdad de le Indígena en un

paudo initicü, fuera de b dominación y la historia, de tal ma-•g' .. ncra que lodu cuanto implique cambio, afiance, auTomáiica-

mente mancha, borta. y quita identidíd. Y en segundo lugir, a cotTa de mirar lo indígena siempre como lo contrario de lo moderno, desarrollado, esto es como pre-realidad y nunca tomo J I ^ con c i i í icncb propia.

^-^••7tr:.--.v.-^'^ Cotno ináiic Mirko Laucr, en b rcconcepnjaiización de lo imporunic aprehender su cafáctet de culturas

^v^G'^i/Jii-'A''--"..-' i^v~rr ir« como el de poseedoras d: una existencia positiva a "i%3':i .;'ií'--r:7 ¿í-ttm>iUr. Se dciconocc lo primero cuando se rfmiie su auten-

••. iJcviwJ cultural i un tiempo mítico o se coloca su identidad 1'., V.',. • en u.-j continuidad liisiórica inmuubie, lo que jhace imposible .... .-.V- pcnur en los cambios sufridos por esa identidoa y, más aún, la i:'i.- . consradicioria realidad del hoy; éste es e! .modo en que ias cul­

turas indígenas sobreviven no comra sino conío pane de ¡a lógica capiiaiisia, integradas a su estructura productiva. Pero desconocer lo segundo sería justamente hacerle e| juego a esa

^:rcrl-^.' lógica, caer en b trampa de atribuir!» b car)ac¡dad de aaotai " b reaüdad d; le actual, que es lo que hacemci cuando ie ness-

mo: 2 lo indígena b dimensión de su aiirmacjón é tnica su capa-cidjii de prooudir y desarroliarse como cuJtora. caoacicac que nc puede ser reconociüa en ia reducción -asrsea.es\a iní tancia" '- de lo cuhutí l a k> tconcjnJco o en poliíizaciÓR inmcdiattsta.

• Lo popuiar-urocnc apenas coraienía a pensarse. Ta* tenaz es el miio, que decir popular *ewc£a" casi sieíjjpre io rural, campesino, y con eiio Qos rasgos: natural y simple. Que sería exacíimenie lo perdido por la ciuaai. Luego lo popuiar es con­trario a lo urbano, que es lo ani:~ci=j y compieje. Hemos nece­sitado todo el coraje y b ironía á:. Carlos .Monsiyáis para hacer­nos visible b presencia y ¡os modos ce lo ooot»lar en el leiido de lo urbano, una trama a la que no hay acceso «vas que desde h hisroris. Esa hisiorb, que en el i:aso de México arranca de los

^ ^ , : ^ ; ; . , . . ^os veinie-treinta, en los que la cui:t:ra .oouiar urbana está ™ ^ ' ? ' ^ ' ° ' « í 6 n . y teatro, albur canc¿n y murailsmo oue

':¿?ri-'° -legenoarias- a ias ms^: las Trasmutó, a la vez "en Sf^:^. .. y convienen SUS rasios en arquetipoi. I * , .

13

Page 4: Barbero. Comunicación y Culturas Populares

.^••^De lo£ treints a les cincuenta lo apuntado por Monnváis sobre . los populismos culturales y ei papel icentiílcatorio jugado por e!

cine —en ei que el pueblo-público descubre ante todo ia posibi­lidad de experimentar con su vida'cotidiana- y ei papel media-

_^dor de lá radio entre cam.po y ciudad a la hora de las standes ;'rnÍgraciones, entre tradición oral y complejidad-novedad urbana,

puede ser aplicado a ia mayoría de los países latinoamericanos. Dejos años sesenta para acá lo importante está en ver en ¡o

• urbano-popular no sólo la homogeniiación de los consumos o •.• -la transnacionaliiación de los patrones culturales efectuada por

la televisión sino los modos en que las masas populares recician su incierta relación con el Estado, su distancia al desarrollo tec­nológico, la persistencia de elementos que vienen ce las cul­turas campesinas y del mantenimiento del aparato popular de transmisión del saber, la refuncionalización del machismo, la mélodram.atización de la vida y los usos de la religión. Porque "las clases subalternas -dice Monsiváis- asumen una industria vulgar y la transforman en fatalismo, autocomplacencia y degra-

.. dación, pero también en identidad regocijante y combativa".

3. ¿Desde dónde pensar la relación comimicación<ulturas populares?

La cuestión puede situarse, y se sitúa de hecho, en pianos tan diferentes y discares, que cualquier intento de respuesta sería incapaz de tematizarlos todos. Eso sin tener en cuenta aquella posición que juzga sencillamente aberrante la relación, pues no habría marco conceptual capaz de abarcar el contenido actual de ambos términos. Sin embargo la reiación se__3bre cami­no estilianco dualismos a derecha e izquierda.! Prim.erc, ei que sobrevive tenazmente apoyado en oponcrjo_culrc-a1c ooouiar (0" á tC~m»asivo r 'pór~dos ca,míño£: negándole a jc 'cequia: ¡a posibilidad misma de 'ser un esuacio de oroducción de cuitura-y esto io hace no sóic ia aristocracia de derechas sino ias iz­quierdas que tomando c; píe áe k ierre aquella afirmación de .Marx según ia cual ias ideas áom.inantes son ias de ia ciase dom.i-nante, concluyen que per io :an:c ias ciases pcpuiarc: no piensar,-0 concibiendo )c ^stJiiaki^no en oposición intrínseco-míufísica a lo hegemónico./Segundo\l otro dualismo que consiste en que para rescatar íoTroptiiár haya que maidecir io m.asivo, o vice-

; versa, para enjuiciar lo masivo se necesita mitiilcar lo popular conviniéndolo en el lugar en sí de la horizontalidad y ia recipro-

¡cidad, de la participación y el diálogo. Con lo que la hegemonía, .reconocida formalmente es negada en la práctica -anal í t ica y apolítica- al desconocer los "mestizajes", ias compiicidades y •contradicciones de que está hecho lo popuiar, y que es precisa-i'mente por donde conecta con lo masivo.

^ ^ í : ' : p - r o '"¿'si "conex ión" -que construye el hu'eso'cárb <l«tó reia^v> f."';,- >ción entre comunicación y culturas populares- ejdge no sólo ' •. superar los dualismos sino dota-mos de un concepto ^de cultura

•. Que haea posibie penianTTñedbcuinJ t i s tó • l.iTorrn"3ir"oue"~sc]o""püé"de aponarncs una hJsicriaJaJQ<;.incisos rulturaies eTcuanio anicuiadores c£ l3S_jiácnc,asj;omu con los movin-.ientos sociajes. Unico modo no cukuraliíira de Lns-cTibirfóTop'iirarén e¡ anáiisís cultura!. —-

Apenas se comienza a escribir esa historia —Le 6dff, EJ". Thotñ.pson, G!nzburg,.Muchembied,y en .-ijnérica Latina, Jo ié Luis Romero, Carlos Mcnsináis, Fals Borda- que nos iaca óí{ progre­sismo ilustrado y el pesimismo culturali. de los de Francfort, y nos descubre io masivo gestándose conttadicpoiidmewte desee lo popular. Así eR\p«Z2mos a entender que unas iimponante " que seguir lamentándonos, al menos en América LariíVi, por lo que la cultura m.asiva efectúa de degrsdación sebre \ cultura culta, es pian:ea.-no5 lo que la masiva ha hecho / hace con las culturas popuiares. ¡ Jür ' t i s ia •soia'pista'pára poder ct\-t<;nder los mlKíürrorno~!o"popular recicia lo .masivo: desdólos usoc obreros en ei siglo .XIX del folletín y la caricatura hasta les uios aeria­les de! afiche o !a radio. Con lo que dese.mbocam.os «n el otro ámbito fundamental de mediación, que es el de la cottturticación popular.

Para enfrentar la confusión política y conceptual que "cubren" las palabras —aJteniativa, participativa, comunitaria, etc.— y ese dualismo consistente en oponer h comunicación popular, en cuanto no mediada, esto es, áirecic y por tanto verdadera, a la masiva en cuanto rrndhá: y por lo tanto ¡"alsa, no nos <ju«da otro cammo oue hacer expiícitos ios referentes y los contextos de i í comunicación pcpuiir . HoS 'Teftrim.oS'' a la nis:on<x d& ¡tos modos áe comunicación que. come expresiones de.uaai ^iHeñtldlaies

Martí cuando escribía soore e\o mudo" c rsu ' ia Frg!r(»jsc|y* Is "cükura ^ silencio". Y ai siíiewia de comumcacian acTuaj ef> su LnjerciCa en un cr.Géo de. f íeducción que cwciuye. a. las mayortas de h toma de decisione:, lo cual implica an perms-nente secuestro de la palabra colectiva i la que se ie impide hablar ¿e io que interesa, y se le obüía a hablar "ccr\a voz ce su amo''. Perí> ios modos poDuiares de corntirucacic« remiten también a ias conrrcdicciones de esé"'sistema]aue]^gor ma^ ñacicnil que ieS fccy, lo rasgan y Horadan tanto e;) la produc-_ ción como en e! consumo, introduciendo una pemoanente y múltiple fractura e n u » discurso y sentido, entre imsjii^arjo y ex­periencia, L—pidienáo así la homogenización absoluti del hacia socici.

15

Page 5: Barbero. Comunicación y Culturas Populares

.•'Por Ú'.'.LTIO, remitsn a la persistencia de unos modos de comu-: nicación otra en los que, por una^parte, -̂̂ n,-;-' vi<;in|» Is na .d» -

sactivación aciertos niveles de'la memotia.i:QÍect!va, esto es la co'ñrncffCa e.xTsíéncia en nuestra sociedad de culturas dominadas,

: peroo£er3nie5.en_sus_muoiogia5 V" simboiozías de las lucnas y • • sus rituaies ce resistencia; y-por. otra, a !á no SLme'.n'a~Trñre

To s-̂ aó d i 2 cs.£lsl-i m iío r-y\^£l^i ce p ̂ ^̂ ^ la h'egem'o'ñiV."

i En esa concepción de ia comunicación popular reencontra-w/ mos la articulación ce las prácticas de.cómunicación con los mo-•<j;;unientos sociales. Pocos espacios tan precisos para obse.-̂ .'ar el

desafío que viene "de abajo" como el de la comunicación po-pular>.^ci¿ndonos patente la irradecuación que parees una con­cepción estrecha y unidimensional de lo político para asumir la complejidad de lo cultural, esto es la envergadura política de la producción y reproducción de lo simbólico. Y ayudándonos a distinguir la dimensión, la trama política de la comunicación

' de las políticas de los Estados o ¡os partidos, confusión que nos llevó durante largo tiempo a desconocer ei sentido y el "lugar" de lo popular no en contraposición a sino en relación con los procesos-macro de lo social y con los de transnacionaii-zación económica y cultura!. Pero lo que ahí está en juego no es la políti-ca de comunicación sino la política cultural y la cultura política de nuestros países. En los ténminos que plantean los úl t lnos trabajos de Oscar Landi: al diseñar una concepción de lo político en la que las clases, las instituciones y los panidos dejan de ser pensados como entes dotados de atributos esencia­les para pasar a ser espacios de constitución permanente de los sujetos políticos y ias identidades sociaje:, Y donde io cuiturai no se limita a reilejar io que pasa en otra pane ya que se define por su capacidad de convertirse en ¡a intersección dei orden simbólico, ios individuos y ias ciases scciajcs. ;

Esta introducción no pretende resumir o sintetizar ias ponen­cias presentadas, sino ofrece: una lectun trans\'er3aJ de: deoate destacando las que a mi juicio fueron susjíneas de íue.Ta. De hecho ias ponencias no se ciñeron, en ningiin caso, a la respuesta particularizada de una de ias preguntas, y casi todas combinaron elementos pertinentes a las tres. De aha que al agruparlas para armar este libro optemos por reunirías siguiendo, m.ás bien, un criterio metodológico: Propuestas generales, Dimensiones especi­ficas, Experiencias e Investigaciones.

Claro que más de una ponencia podría estar en dos sitios, puesto que tanto en las que relatan e.xperiencias como en las que dan cuenta de investigaciones hay a veces reilexiones de tipo general o que atañen a lo que llamamos dimensiones específicas. Pero la agruoación en los items Indicados, arbitraria sin duda,

15 .

pretende únicamente ayudar al .lector y no caracií.ázar todos y

cada uno de los textos. En las Propuestas generales se recogen los liXTes que trazan

lo que podemos llamar marco conceptúai o ¡eoría-macrc, pata pensar las relaciones entre com.unicación y culturas populares. P-ro ello es realizado desde ángulos y modos muy diversos, como el episiemolócico, el histórico o análisis di las etapas, el sociológico, el "enciclopédico" y hasta el irónico.

En Dimensiones especificas agrupamos tiabajoi que tema-tizan zonas particulares de la relación: lo pcpularAirlsano, tópica y recepción, literatura-radio, el lugar del intieleaual en h cuestión o las micro-historias como trama cultural y poh'tica.

En Experiencias se agrupan los textos que dan cuenta de practicas de comunicación en las que trabaja ia memoria popular o las organizaciones que se dan los moi/imieniiis populares o los modos de expresión en el uso de medios.

Por último, en Investigaciones agrupamos las ponencias que relatan procesos o resultados de investigaciones en las que se estudian las formas de presencia-ausencia ce lo papular en la televisión o la radio o en sus usos o se hace historia del barrio como lugar en el que cuaja una etapa y visión clave de lo popular.

Jesús .MarJn Barbero.