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12 Campo de Borja Rutas por Aragón Español Monasterio de Veruela Moncayo Tarazona

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Balnearios Aragon Folletos Turisticos Campo de Borja

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Page 1: Balnearios Aragon Folletos Turisticos Campo de Borja

12Campo de Borja

Rutas porAragón

Español

Monasterio de Veruela

Moncayo

Tarazona

Page 2: Balnearios Aragon Folletos Turisticos Campo de Borja

Magallón. Vista general.

Campo de Borja, tierra de vino y culturasEs necesario comenzar por el río Ebro para partir en su busca. Desde Zaragoza, por la nacional 232 dejamos Gallur y el Ebro a la derecha y nos dirigimos hacia el Campo de Borja. La nacional 122 vertebrará nuestro recorrido hacia la montaña mágica.

Si aguzamos el oído, acercándonos a Bisimbre, escuchando el viento, quizás podremos oír a Imperio Argentina can-tar “La Magallonera”, como así recoge

Auténtica joya del patrimonio histó-rico-artístico nos permite introducirnos en la vida cotidiana de una familia no-ble del siglo XVII-XIX, con el añadido de conocer el día a día de una de las heroínas de los sitios, la Condesa de Bu-reta, llamada María Consolación Azlor y Villavicencio.Magallón.

Moncayo. La seducción de una montaña

Moncayo es signo de identidad aragonesa. Se manifiesta en forma

de naturaleza, de patrimonio histórico-artístico, de gastronomía o

tradiciones. Así se convierte en leyenda.

Los aragoneses siempre han dirigido sus miradas hacia un

horizonte donde la montaña sagrada ayudaba a orientarse.

12Borja Ayuntamiento de Borja

Museo Arqueológico San Miguel

976 852 001

Museo Diocesano de Borja 976 868 740

Bureta

Casa Palacio de los Condes de Bureta

976 868 789

A destacar

un pilar de esta localidad y grabó Florián Rey en la película “Nobleza Baturra”.

En un promontorio, destacando so-bre todo, se nos aparece Magallón, con su iglesia de San Lorenzo. Reconquista-do por las tropas de Alfonso I, fue Gas-tón de Bearne, el mítico propietario del cuerno denominado Olifante, el primer tenente cristiano de la localidad.

Desviándonos en el mismo Magallón, sin dejar de ver la fortaleza e iglesia de Alberite, nos aproximaremos hacia la cercana localidad de Bureta. Un con-junto de edificios sobresalen por enci-ma de todos, la iglesia parroquial de la Santa Cruz y, junto a ella, el palacio de los Condes de Bureta.

Bureta. Casa Palacio de los Condes de Bureta.

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Regresando a la carretera general por Ainzón, sede de la denominación de origen vitivinícola del Campo de Borja, llegamos a la localidad que da nombre a tan importantes caldos, vinos y moscateles, siendo además cabece-ra de comarca: la celtíbera Bursau, la romana Borsao, la islámica Burya o la actual Borja, que a través del convento de Sancti Espíritu y el de la Concepción, nos da la bienvenida.

Alrededor de la fortaleza principal de Borja la población fue ubicándose. Atravesamos las murallas de la antigua localidad por la puerta de la Carrera o de Zaragoza. Estamos accediendo a las huellas de una ciudad con tres culturas: la sefardí, que habitaba junto al cinto del castillo, la islámica del barrio de San Juan y su arco de salida o del Sayón, y el resto de la localidad ocupada por cristianos.

La antigua colegiata, dedicada a Santa María, fue fundación románica de la que quedan restos en la base de las torres y en la escalera de caracol de la torre del reloj. Transformada en el siglo XIV en iglesia-fortaleza, nos muestra an-dadores apuntados y fortificados que indican los graves acontecimientos en-tre Castilla y Aragón que esta tierra de frontera hubo de sufrir.

Un gran artista, Nicolás Zahortiga, dejará en el siglo XV su huella pictórica en el edificio, aunque el altar que hoy

Palacio de la Condesa de BuretaMaría Consolación de Azlor y Villavicencio nace en Gerona en 1775. Se casó con Juan Crisóstomo López Fernández de Heredia, a la sazón, Conde de Bureta. Su esposo murió en 1805.El palacio ubicado en Bureta presenta un buen repertorio de bienes muebles de la época que ayudan a comprender el ambiente sociopolítico que le tocó vivir: entre el absolutismo y la ilustración o el incipiente liberalismo.En los Sitios de Zaragoza destacó por su ayuda a los heridos atendiéndolos en su palacio zaragozano, siendo por ello considerada una de las Heroínas de la ciudad.Se casó en segundas nupcias con Pedro María Ric. Acudió a su boda el general Palafox.Tras la entrada de los franceses en la ciudad, marchará exiliada a Cádiz. Muere en Zaragoza en 1814.

veamos sea del siglo XVII, y fue entre los siglos XV y XVI cuando se levantó el ac-tual claustro de arcos apuntados.

La Semana Santa borjana, con ella el barroco, tienen un lugar en la antigua colegiata. En Borja, la Pasión de Cristo adquirirá categoría de fiesta de interés turístico de Aragón.

Junto a esta edificación podemos lo-calizar el museo de la antigua Colegia-ta, en lo que fue uno de los hospitales de la ciudad, y justo enfrente aparece la denominada casa de las Conchas o de los Vera.

Borja. Vista general.

Edificación palacial del siglo XVI. Su puerta presenta las huellas de conchas marinas, que nos cuentan la historia de una parte del edificio que fue hospital de peregrinos.

Accedemos a la plaza del Merca-do. El conjunto urbano presenta los habituales pórticos bajo los cuales se instalaban los diversos mercaderes. Las edificaciones poseían un piso noble y una logia de arcos de aire medieval y renacentista en sus falsas. Lugar de ocio y negocio, nos muestra el palacio de los Angulo con una espectacular portada.

El ayuntamiento representa, jun-to con el mercado, el poder civil de la ciudad. La articulación de su fachada es similar a las comentadas, destacando su acceso y escalera monumental además de la galería de retratos reales y diverso patrimonio mueble.

El barrio de San Bartolomé nos su-merge en un pasado cristiano medieval. Los ecos del dance nos permiten des-cubrir palacios y casas como las de los Atarés o los Aguilar.

Callejeando, descubriremos la puer-ta de San Francisco y todo su entorno palacial. Tras las murallas, extramuros, aparecerán el convento de Santa Clara, levantado en época Moderna, y la me-dieval iglesia de San Miguel, hoy en día museo arqueológico.

Borja.Fachada del Ayuntamiento.

Bureta. Palacio de los Condes.

Borja. Semana Santa.

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A destacar

Dejando Borja y subiendo hacia el Santuario, por la carretera CV-606, nues-tra vista divagará entre los campos de viñas y la sierra llena de pinos hacia la que subiremos. Cuentan que en el siglo XV los borjanos tenían gran devoción hacia Santa Eulalia y a ella dedicaron la ermita que en este lugar había. Al abrir los cimientos del claustro de la colegia-ta, apareció una imagen de la Virgen que con el tiempo acabaría en este edificio denominado santuario de la Misericordia.

Se modificaría en el siglo XVI con un estilo gótico tardío. Finalmente, los alo-jamientos, cuadras, cocinas y diversas

salas acabarían de ser realizados en el siglo XVIII.

No debe dejar de visitarse este lugar por las vistas de Moncayo y Borja, por el entorno natural, la belleza de la edifica-ción o las tradiciones a ella asociadas. Se sube a este lugar para la celebración de la Virgen, con fiesta grande y dan-zantes.

Cuenta la leyenda, recogida por A. Beltrán, que el mismísimo diablo se pre-sentó en el lugar para impedir que su-bieran los romeros. El cura de la colegia-ta y el alcalde lucharon con el señor de los Avernos. Fue derrotado y le cortaron la cabeza. Cuando fueron a enterrarle, había desaparecido. Como recuerdo de ello todavía se arrojan piedras en un

Talamantes. Vista de la iglesia y castillo.

Borja. Santuario (plaza).

punto del camino, por si el señor de los infiernos se le ocurriera regresar.

Es interesante acercarse por esta ca-rretera hasta la cercana localidad de El Buste. La localidad, abrigada entre las rocas, presenta un interesante trazado urbano que refleja la adaptación del hombre al medio. Las vistas al valle del Ebro desde aquí son espectaculares.

Borja y su comarca van sonando cada vez con más fuerza, como hemos ido viendo a través de la ciudad de tres cul-turas, de conventos extramuros y de mú-sicas tradicionales, (dances) clásicas (en el convento de Santo Domingo) o mo-dernas (Borja en jazz), corales, bandas…

Desde Borja también se puede visitar Fuendejalón. Es zona de vinos y buen

comer. La exposición permanente de El Churro, excavada en una antigua bodega de la localidad, presenta un conjunto de maquinarias vinculadas a la tradición vitivinícola. Pertenecen a los siglos XVIII al XX. Una buena razón para acabar degustando los caldos del lugar.

Tabuenca tampoco se queda atrás. Las bodegas en cerro nos dan la bienve-nida a un caserío escondido, pero muy pintoresco. Puertas de acceso al urba-nismo, primitivos barrios, amurallamien-tos medievales y edificios consistoriales del siglo XVI se combinan con antiguos molinos, museos de oficios en antiguos hospitales, ermitas e iglesias.

Es recomendable acercarse hasta Talamantes para ver la propia localidad con su castillo y sobre todo las Peñas de Herrera. No defraudará la subida a la er-mita de San Miguel, como tampoco un paseo por las bodegas excavadas en la roca, en las faldas de la montaña.

Volviendo atrás y dejando atrás la capital de la comarca, avanzamos ha-cia Moncayo. De nuevo tomamos la N-122. Podemos visitar la localidad de Maleján, con espectaculares vistas a la vega de la Huecha. Un caserío medie-valizante, antiguos ayuntamientos, jue-gos de pelota en las eras del señor y el recuerdo del pasado morisco se agol-parán en nuestras retinas sin dejarnos indiferentes.

Continuando el camino llegamos a Bulbuente. También será buena parada para degustar vinos, aceites y gastro-nomías. Posee una impresionante to-rre-fortaleza y un conjunto de edificios del siglo XVI de gran interés como de

Tabuenca. Entrada al pueblo.

Fuendejalón

Museo El Churro 976 862 048

Novillas

Museo del Labrador 976 861 108

Tabuenca

Museo de Oficios en el Antiguo Hospital de Tabuenca

Antiguo Hospital de Tabuenca

976 865 911

Foto: J.M. Larraz-Asomo. Foto: J.M. Larraz-Asomo.

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Bulbuente. Casa del Magistrado.

Santa Cruz de Moncayo.

Bodegas en cerro. La cultura del vinoLa cultura del vino está inmersa en nuestras vidas. Desde el nacimiento hasta la muerte. Pero esta historia no es nueva, comenzó hace mucho tiempo. Noé se emborrachó en la antigüedad bíblica y los judíos que habitaban en Magallón y Borja también lo hacían ritualmente. Celtíberos y romanos lo bebían. Fortalezas como la de Ambel han poseído importantes bodegas y los monasterios como el de Veruela fueron grandes impulsores vitivinícolas. Tarazona presenta un racimo de uvas en su escudo y Borja con la denominación de origen se une a esa tradición.La población creó en medio de esta vorágine, durante los siglos XVIII, XIX y XX, un conjunto de excavaciones, barrios de bodegas, en cerros junto a los pueblos. Marcó para siempre el urbanismo de lugares como Fuendejalón o Tabuenca. Lugares muy recomendables para ver y visitar.

nuevo el Ayuntamiento. La orilla del río, el dance o incluso un futuro museo de oficios, ya visitable, son alicientes más que suficientes.

Abandonando Bulbuente nos dirigi-mos hacia Ambel por la Z-370. Olivos, almendros y viñas jalonan el paisaje. Los usos de la tierra están claros.

Fue esta localidad dominada por la misteriosa orden del Temple y, tras su disolución, por la Orden de San Juan. Se levantó por ello torre medieval, pala-cio-monasterio e iglesia de San Miguel, mudéjar del siglo XIV con añadidos del siglo XVI, de gran belleza.

Destaca su patrimonio mueble con grandes obras pictóricas góticas. Igual-mente la devoción local creó un dan-ce por las Santas Reliquias y de nuevo hubo combate entre el bien y el mal en estos territorios. San Sebastián luchó contra el diablo, y quien no lo crea le basta con buscar las huellas del caballo del santo cerca del molino, según reco-ge A. Serrano.

Tampoco debe perderse el especta-cular paisaje de las bodegas excavadas en la roca, con sus lumbreras o chime-

neas, ni dejar de pasear por sus calles llenas de detalles arquitectónicos y pa-laciegos.

El territorio borjano abarca desde las orillas del Ebro, en Novillas, fértiles y con un perfil de localidad de ribera,

hasta el secano del Pozuelo de Aragón, con buenos vinos y panaderías sin olvi-darnos de acabar en Talamantes, más húmedo y próximo a la montaña. Un conjunto de contrastes naturales y cul-turales con mucha historia.

Ambel. Entorno.

Maleján. Iglesia Parroquial.

Foto: J.M. Larraz-Asomo. Foto: J.M. Larraz-Asomo.

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Vera de Moncayo. Monasterio de Veruela.

Vera de Moncayo. Claustro del monasterio de Veruela.

Levantado el monasterio en el siglo XIII, un paseo nos lleva hacia la iglesia, de estilo cisterciense con un interesan-te crismón trinitario. “Ora et labora”, la máxima de estos monjes, parece inun-darlo todo. El palacio del abad, levan-tado en el siglo XVI nos marca un ritmo pausado y de ensimismamiento.

Una portada clásica nos invita a pasar hacia la cilla. Los signos de los canteros en la piedra y la sobriedad del monas-terio nos enmudecen. Fueron los monjes de Veruela grandes impulsores de la plantación de viñas, siendo por ello an-tecedentes de lo que después ha sido la denominación de origen del Campo de Borja. Existe un museo del vino entre sus muros.

Quizás por los arcos apuntados, el scriptorium, la sala capitular, la iglesia o

El monasterio de Veruela y la HuechaRetornamos por la misma carretera. De nuevo la N-122. Poco a poco, nos acer-camos hacia Moncayo. Vera nos recibe con los restos de su castillo y las bode-gas amorradas a su falda. Un paseo por la localidad nos ayudará a descubrir los encantos de la arquitectura civil urbana o el rico patrimonio de la iglesia de la Natividad.

El yacimiento arqueológico de la antigua Oruña, conocido como mojón de la Gruña, nos recuerda las historias de aguerridos celtíberos que con las aguas de estos ríos forjaban las míticas espadas, denominadas falcatas. Vera tendrá un centro de interpretación de esta cultura, próximamente.

Continuamos nuestro camino. Es-tamos al pie de Moncayo, esperando, como hiciera el escritor romántico G.A. Bécquer, junto a la Cruz Negra. Ante nuestros ojos: el monasterio de Santa María de Veruela.

Cuenta la leyenda que fue Pedro Ata-rés quien lo fundó en agradecimiento a la Virgen por haberle salvado de una muerte segura en una tormenta. Quizás por ello, San Bartolomé, rompedor de tronadas, es la advocación a quien de-dicaron la capilla que hay en la llamada torre del Homenaje que es la que nos da la bienvenida y ante la cual todo el mundo se inclina.

Añón Centro de Interpretación

de Añón 976 645 558

Trasmoz

Exposición Permanente de brujería y supersticiones de Moncayo

976 198 819 (grupos) 976 646 471 (individuales)

Museo de la Torre y el Caballero

976 646 471

Vera de Moncayo

Espacio Bécquer. Monasterio de Veruela

976 649 025

Monasterio de Veruela 976 649 025

Museo del Vino Monasterio de Veruela 976 649 025-976 198 825

A destacar

Vera de M. Torre de la iglesia de la Natividad.

por la belleza del jardín de piedra del claustro, no nos parecería extraño escu-char el rumor de hábitos o los cantos de miserere. Como si los monjes nunca se hubieran marchado.

La humildad y serenidad del císter me-dieval contrasta con el auge y grandiosi-dad del barroco manifestado a través de las portadas de la sacristía o de la cúpula y escaleras del monasterio nuevo.

La sala de Reyes o las celdas de los monjes parecen reforzar ese contraste de lo bello y lo humilde. Un mundo que los hermanos Bécquer supieron transmi-tirnos y que su legado se ha encargado de difundirlo.

Partimos del monasterio. Avanzamos hacia Morana y Añón. Seguimos el cur-so de la Huecha. Alcalá nos ofrece una vista amurallada espectacular y bien

Page 7: Balnearios Aragon Folletos Turisticos Campo de Borja

Trasmoz. Vista nocturna.

Alcalá de Moncayo. Vista general. Añón de Moncayo. Vista general.

un castillo maldito. Es Trasmoz. La pie-dra negra de las canteras de la localidad sirvieron para levantar una fortaleza, que algunos afirman que fue realizada en una sola noche por un nigromante.

Existe un agradable paseo entre Veruela, La Oruña y el pueblo de las bru-jas. Abundaban en toda esta comarca y tenían esta localidad como sede princi-pal. Hoy en día un centro de interpre-tación recoge las tradiciones, cuentos y leyendas de toda la montaña: desde el pozo de San Juan en Tarazona hasta la Corza Blanca y por supuesto las terribles historias de la Dorotea y la Casca, seño-ras del escobón de esta localidad. Pre-senta una interesante portada su iglesia y por el mes de julio se realiza una diver-tida fiesta brujeril.

El castillo de Trasmoz y las brujasEs conocido en todo Moncayo que no hay que hablar mal de las brujas de Trasmoz, “pues se vengan”. Así lo recogieron en las Ordenanzas de la Hospedería de Veruela en el siglo XIX.Sea por el carácter oscuro de la piedra del castillo, del que conocemos noticias históricas desde el siglo XII, sin olvidar las otras que hablan de magos y demiurgos, sea por la mítica y medieval falsificación de monedas que acabó en muertes y desapariciones, sea por la maldición sobre la fortaleza que recibió desde el monasterio de Veruela, siempre Trasmoz ha sido lugar misterioso.Las leyendas de perros petrificados, gatos que hablan, reuniones en aquelarre y vuelos nocturnos siguen siendo relato habitual. Tan sólo hay que esperar que ocurran. Bécquer lo sabía.

Trasmoz. Vista general, con el Moncayo al fondo.

merece la pena descubrir en su lienzo los restos de arcos de herradura.

Continuamos hacia Añón. Encara-mado en un promontorio, la orden de San Juan dio forma a la localidad tal y como la conocemos. Amurallada en su totalidad. Presenta una de las puertas medievales más hermosas del territorio y un conjunto de torres que nos hacen pensar en el pasado, el territorio y la costumbre.

El castillo, de accesos acodados, con fortificaciones que nos recuerdan a las cruzadas, está asociado a la iglesia de la localidad, con portadas clásicas y romá-nicas, aunque su interior sea de trazas góticas.

Existe un centro de interpretación de la naturaleza en esta localidad. Obser-

vamos en el mismo las huellas que el hombre ha ido dejando en su relación con el medio a través de diversos útiles de trabajo. Un interesante documental ayuda a completar la información de uno de los términos más bellos de este territorio: Añón.

Podemos acercarnos al paraje cono-cido como Las Cuevas. La vegetación de ribera, las cuevas y los propios ríos configuran uno de los lugares más im-presionantes de Moncayo, que tiene como telón de fondo la mítica montaña, los valles escondidos de Morana y las Pe-ñas de Herrera. Al otro lado, Beratón, en rayana tierra. La naturaleza pone al hom-bre en su sitio.

Regresaremos por donde hemos veni-do. En el horizonte iremos descubriendo

Page 8: Balnearios Aragon Folletos Turisticos Campo de Borja

Por las faldas de Moncayo

Abandonamos Trasmoz y nos dirigimos hacia Tarazona. Un puñado de locali-dades jalonan las faldas de Moncayo. Diversas carreteras transversales nos llevan a ellos.

Litago todavía guarda, a través de su arquitectura popular y el trazado de sus calles, el encanto de lo antiguo. Arcos de medio punto, iglesia románica, calle-jeo sinuoso y, sobre todo, la presencia de Moncayo, elegante y majestuoso.

Lituénigo guarda una curiosa tra-dición que se realiza todos los sanmi-

Lituénigo Museo del Labrador 658 676 866

Santa Cruz de Moncayo Museo de alfarería 659 666 367

Agramonte Centro de Interpretación

de Agramonte 976 192 125

A destacar

gueles de septiembre, el Pesaje de los Niños. Una familia no podía tener hijos. Rogaron a San Miguel que les diera descendencia. A cambio donarían al príncipe de los ángeles lo que la criatura pesara en trigo. Lo consiguieron. Desde entonces, todos los años, los niños naci-dos en la localidad son pesados en una balanza romana y su peso, utilizando como contrapeso el trigo, es donado a los pobres. Fiesta grande, tradición viva convertida en símbolo.

Esta fiesta se encuentra representa-da a través de un mosaico existente en el actual Museo del Labrador, una visita muy recomendable para descubrir a tra-vés de los objetos de la vida cotidiana, recopilados por J. Hernández, como se vivía en Moncayo hasta hace muy poco.

El cereal y su transformación, la huer-ta, el pastor, el herrero, carpintero, un hogar tradicional o la matanza del cerdo son sólo algunos de sus bloques temáti-cos con los que descubrimos el sentido de la vida.

Tampoco debe perderse uno el sa-bor de la miel, el orujo o el embutido artesano de esta localidad, que de todo ello puede hacer gala. Realiza una fiesta tradicional de oficios.

Continuamos nuestro camino hacia Tarazona. En uno de los desvíos nos po-demos acercar a San Martín de la Virgen de Moncayo. Una impresionante iglesia

Lituénigo. Vista general.

Los Fayos. Cueva de Hércules.

neorrománica nos hace pensar en sus análogas parisinas o quizás, paseando, descubriremos la separación física entre los dos pueblos antiguos: San Prudencio y San Martín. Lo que sí será seguro es que la música de la banda, con más de 150 años, nos acercará al sonido de Moncayo.

Avanzando hacia Tarazona llegamos a los antiguos dominios de la baronía de Torrellas. Tomando el desvío hacia los Fayos nos acercaremos a esta localidad. Está ubicada al abrigo de un impresio-nante roquedo. Marcada por la presen-cia del Queiles, su urbanismo presenta interesantes edificaciones de carácter popular, de las que destaca el palacio de los Duques de Villahermosa, señores de la baronía pero habitadores en esta localidad. La explicación era simple: Los Fayos era cristiano frente a los mudejari-zados Santa Cruz o Torrellas.

Bien merece un paseo esta localidad para descubrir el antiguo eremitorio de San Benito. Excavado en la roca es uno de los rincones con más encanto de Moncayo.

Dirigiéndonos hacia Torrellas descu-briremos los encantos del mudéjar. La Iglesia de San Martín de Tours presen-ta una torre poligonal levantada en estilo mudéjar, inclinada según algunos por culpa del cierzo. Quizás estemos ante los restos de una mezquita cristianizada posteriormente.

Litago. Vista general.

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Grisel. Castillo.

Parque Natural de MoncayoCon sus 2.315 metros de altura, Moncayo es como una isla en el horizonte. La riqueza natural del mismo hace que nuestra visita pueda orientarse hacia los restos de glaciares en el circo de San Gaudioso, Morca o San Miguel.

Su centro de interpretación está ubi-cado en la misma parroquia. Nos habla de cultura, de fusión y mezcla. Un paseo por la localidad nos permite descubrir interesantes plazas porticadas, barrios verdes o restos de edificaciones nobilia-rias y militares.

Desandando nuestro camino y tor-nando el de la Diezma, en dirección a

Tarazona, nos recibe en la misma carre-tera Santa Cruz de Moncayo. Pueblo alfarero. Con un interesante centro de interpretación sobre ollería de la locali-dad y de todo Aragón.

A través de diversas imágenes de artistas, descubrimos toda la sabiduría que encierra una olla, una cazuela o las manos de un alfarero. También desarro-

lla un encuentro de alfareros para los meses de verano.

Es interesante pasear por su calle Alta, subir a los restos del castillo, im-presionante mirador hacia Tarazona y Moncayo, o acercarse a las bodegas de la localidad.

Junto a Tarazona existe una locali-dad de pasado morisco que bien me-rece una visita. Es Grisel. Ubicada en las faldas de la conocida como Diezma, un conjunto de edificaciones aparecen desparramadas por el monte. Son las casillas.

Levantadas con la técnica de la piedra seca, sin argamasa, y aproximándose las hiladas cada vez más hasta cerrar en forma de bóveda, son curiosa referen-cia de arquitectura popular. El antiguo castillo de Grisel, la ermita de la Virgen de las Mercedes o el pozo de los Aines también merecen una visita.

Cuentan de este lugar que un agri-cultor morisco se encontraba trabajan-do en día sagrado y de fiesta. Su hijo insistió en acudir a misa como manda-ba la tradición, pero el padre continuó labrando la tierra. El castigo divino no tardó en llegar. Un rayo cayó del cielo creando un gigantesco pozo que aún hoy puede ser visto.

Santa Cruz de Moncayo. Vista general.

Añón.

Si es la flora lo que nos interesa, observamos cómo los pisos superiores de la montaña aparecen con escasa vegetación, y conforme descendemos los robles, hayas, encinas, pinos y paisajes transformados por el hombre se suceden. Las moncaínas han sido famosas por ser yerberas y conocedoras de plantas.La fauna de rapaces, como buitres o alimoches entre otros, se combina con alcaudones o alcaravanes y, ya en la tierra, con corzos de becqueriana resonancia. También los insectos, las mariposas, zorros, jabalíes tienen su hueco en este monumento natural.

Torrellas. Torre de la iglesia parroquial.Añón de Moncayo. Puerta de la muralla.

Foto: J.M. Larraz-Asomo.

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Tarazona y el Queiles

Llegamos finalmente a la antigua Turia-so, fundada, según reza su escudo, por Tubalcaín, nieto del mismísimo Noé, y refundada por el gigante Hércules. Su ayuntamiento es uno de los más impre-sionantes de nuestro territorio. Recoge los trabajos de tan insigne héroe unidos a la entrada de Carlos V en la ciudad de Bolonia. Toda una imagen del poder transmitido desde el siglo XVI.

No es lugar cualquiera. La víspera de San Agustín, el 27 de agosto, un per-sonaje denominado Cipotegato sale entre una lluvia de tomates de la puerta del Ayuntamiento. Realiza un recorrido que varía cada año y vuelve a la plaza. El perseguido es convertido en ese mo-mento en auténtico héroe de la ciudad y por un momento Tarazona es tomate, charanga, divertimento y colorido.

Apoyado el consistorio, antigua lon-ja, sobre la muralla, un conjunto de ca-lles sinuosas se agolpan a sus espaldas. Es el primitivo barrio judío. La huella de Sefarad convertida en callejuela, en zig-zag, casa colgante y ecos de primitivos Tarazona. Detalle del ayuntamiento.

apellidos. Crisol de culturas, identidad turiasonense.

A través de la zuda llegaremos al barrio cristiano, el conocido como del Cinto. Nos dará la bienvenida el palacio obispal y junto a él la iglesia de la Mag-dalena, con su torre espigada y mudéjar que parece señalar al cielo. A sus pies, descendiendo hacia el Queiles, el mo-risco barrio de San Juan.

Tarazona. Casas colgadas.

Malón Museo del Agua 976 198 046 - 652 905 248

Novallas Alam. Sala Raíces 976 198 343

Casa de Novallas 976 198 292 - 610 242 528

Tarazona Centro de Interpretación

de Moshé de Portella 976 640 074

Exposición permanente de arqueología de Moncayo

976 640 074

Museo Paco Martínez Soria y Raquel Meller 976 640 074

A destacar

Tarazona. Vista general.

Calles estrechas, pasos en alto, hue-llas de la historia que se convierten en iglesias, como la de San Atilano, en monasterios y conventos en la periferia, como la Concepción, con su torre pe-queña apoyada en la muralla, Santa Ana y San Joaquín o la traducción de todo ese espíritu en una espectacular Sema-na Santa.

Historia viva por los cuatro costados, por las tres culturas, por el Cinto y San Miguel, por el río Queiles. Resumen de todo ello y de la belleza de esta ciudad es la catedral. Impresionante obra levantada en origen en el siglo XII, remodelada tras las guerras de los Pedros, modificada en el siglo XVI. Es la auténtica referencia emocional de la ciudad. Extramuros. Como la Alme-hora, la cuesta de Bayona, el pozo de San Juan o el Crucifijo. Lugar éste para esconjurar tormentas y partir romerías hacia Moncayo.

El Quililay es el nombre con el que se conoce a la costumbre de subir a la Vir-gen de Moncayo. Es una de las tradicio-nes más arraigadas del territorio. Es una sacralización de la montaña que desde antiguo ha tenido un carácter especial.

Esta importancia de la montaña se tradujo a principios del siglo XX en la creación del Parque Natural de Monca-yo. Se protegió la dehesa de Tarazona para gozo y disfrute de todos. En ape-nas unos kilómetros cuatro ecosistemas se nos muestran escalonados, desde la humedad atlántica al secano. Un autén-tico regalo recientemente ampliado.

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Borja Plaza de España, 1

(bajos del ayuntamiento) 976 852 001

Gallur Ctra. N-232, Jaca-Pamplona 976 864 073 Sólo verano

Tarazona Ctra. N-122, km 86 610 416 634 Sólo verano

Tarazona Plaza San Francisco, 1 976 640 074

Vera de Moncayo Ctra. Z-372

(junto al complejo deportivo) 976 649 000 Sólo verano

Oficinas de turismo

Edita: Gobierno de Aragón. Realiza: Fototype, Comunicación Gráfica.Fotografías: Patronato Provincial de Turismo de la Diputación de Zaragoza, Comarca Campo de Borja, Ayuntamiento de Tarazona y J.M. Larraz.

Zaragoza Avda. César Augusto, 25 976 282 181

Eduardo Ibarra, 3 (Auditorio) 976 721 333

Glorieta Pío XII, s/n. (Torreón de la Zuda) 976 201 200

Plaza de España, 2 (El Cuarto Espacio) 976 212 032

Plaza del Pilar, s/n. 976 393 537

Torre, 28, bajo (SIPA) 976 298 438

Teléfono de información turística 902 477 000www.turismodearagon.com

Malón. Lavadero. Malón. Palacio Irazoqui.

Rutas interactivas en www.turismodearagon.comw

CipotegatoLos orígenes de la fiesta del Cipotegato son desconocidos. La imagen más antigua que conocemos, de momento, es la de un personaje denominado Cipotegato asociado al dance de Tarazona y que aparece recogida en una fotografía. Otros proponen la fiesta del Corpus como nacimiento de la misma. Un personaje con un pellexo de gato perseguiría a los chicos que intentaban deslucir las procesiones religiosas y cívicas del momento. También hablan del siglo XVI como momento de nacimiento e, incluso, hay quien habla de un reo al que se le arrojaban piedras. En caso de que sobreviviera, recibía el perdón.Hacia los años 30 se le tiraban troncos de lechuga que, posteriormente, y con más bonanzas económicas, se convirtieron en tomates.Hoy en día es uno de los símbolos de Tarazona.Novallas. Vista general.

No hay que dejarse atrás la plaza de toros de la localidad, levantada en el si-glo XVIII, poligonal, obra civil única, an-tiguo mercado de verduras, donde las yerberas de Moncayo bajaban.

Saliendo de Tarazona, tomaremos la carretera que va hacia Navarra, la N-121, siguiendo aproximadamente el re-corrido de un tren mítico y actual senda verde: el Tarazonica.

Novallas nos mostrará la fértil vega del Queiles y fortalezas templarias junto a una interesante exposición de oficios, la colección de Miguel Ángel Notivoli o un espacio para los artistas, Alam.

Acercándonos a la frontera, como si quisiera despedirse de nosotros, apare-cerá Malón. Todo el conjunto urbano se encuentra presidido por el castillo y la Plaza de España.

En lo más alto de la localidad, un mu-seo, el del Agua, con una vista envidia-ble. Nos recibe Silvis, ninfa del río, como no podía ser de otra forma, que nos invi-tará a recorrer el territorio a través de las huellas que los cauces de acequias, fillas y azudes dibujan en el paisaje.

La montaña ha presidido y guiado nuestro caminar. Nos ha mostrado el pasado y el futuro. Todo ello no habrá hecho otra cosa que engrandecer su magia. Habremos vivido la leyenda de las Tierras de Moncayo.

Tarazona. Cipotegato.

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Vera de Moncayo

Fotos de portada

nVeradeMoncayo.MonasteriodeVeruela.

Arriba,deizquierdaaderecha:

nTarazona.Casascolgadas.nLitago(foto:J.M.Larraz).

Aladerecha,dearribaaabajo:

nAñóndeMoncayo.OtoñoenlosbosquesdelMoncayo.

nTarazona.Detalledelayuntamiento.nBorja.SemanaSanta.nVeradeMoncayo.Monasterio

deVeruela.

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