aznar en el falso relato del secesionismo catalán

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Ignacio Martín Blanco es periodista y politólogo. Colaborador habitual en medios tanto audiovi- suales como escritos. ABRIL / JUNIO 2015 35 AZNAR EN EL FALSO RELATO DEL SECESIONISMO CATALÁN ¿Por qué en Cataluña se ha multiplicado el número de independentis- tas en los últimos años?”, le preguntaba Jordi Évole, presentador del programa “Salvados” (La Sexta), al presidente de la Generalitat de Ca- taluña, Artur Mas, en un cara a cara entre este y el expresidente del Go- bierno Felipe González emitido el 2 de febrero del 2014. Para cualquiera que haya seguido mínimamente la política catalana de los últimos años, y conozca el relato teleológico que el nacionalismo catalán ha ido construyendo con más o menos éxito en pro de la secesión, la respuesta de Mas era previsible: “El punto de inflexión hacia donde estamos ahora se produce en la segunda mitad de la mayoría absoluta del presidente Aznar (…). Ahí empezamos, no solamente una regresión en términos autonómicos (…), sino una actitud de desprecio, de menosprecio en muchos sentidos, al- gunas veces incluso humillante. Eso no toca directamente el bolsillo, pero toca la dignidad”. Y remató: “Segunda fase determinante, el punto final: la desconexión mental de una parte de la ciudadanía catalana respecto al Estado español se produce en junio del 2010 con la sentencia del Tribunal Constitu- IGNACIO MARTÍN BLANCO

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Autor: Ignacio Martín

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  • Ignacio Martn Blanco es periodista y politlogo. Colaborador habitual en medios tanto audiovi-suales como escritos.

    ABRIL / JUNIO 2015 35

    AZNAR EN EL FALSO RELATO DEL SECESIONISMO CATALN

    Por qu en Catalua se ha multiplicado el nmero de independentis-tas en los ltimos aos?, le preguntaba Jordi vole, presentador delprograma Salvados (La Sexta), al presidente de la Generalitat de Ca-talua, Artur Mas, en un cara a cara entre este y el expresidente del Go-bierno Felipe Gonzlez emitido el 2 de febrero del 2014.

    Para cualquiera que haya seguido mnimamente la poltica catalana de losltimos aos, y conozca el relato teleolgico que el nacionalismo cataln haido construyendo con ms o menos xito en pro de la secesin, la respuestade Mas era previsible: El punto de inflexin hacia donde estamos ahora seproduce en la segunda mitad de la mayora absoluta del presidente Aznar(). Ah empezamos, no solamente una regresin en trminos autonmicos(), sino una actitud de desprecio, de menosprecio en muchos sentidos, al-gunas veces incluso humillante. Eso no toca directamente el bolsillo, perotoca la dignidad. Y remat: Segunda fase determinante, el punto final: ladesconexin mental de una parte de la ciudadana catalana respecto al Estadoespaol se produce en junio del 2010 con la sentencia del Tribunal Constitu-

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    CUADERNOS de pensamiento poltico

    cional (sobre el nuevo Estatuto cataln), sentencia absolutamente innecesa-ria pero absolutamente humillante.

    Esa relacin de causalidad directa entre, por un lado, la segunda legisla-tura de Aznar y la sentencia del Alto Tribunal sobre el Estatuto cataln y, porotro, el crecimiento del separatismo que, ms all de las multitudinarias ma-nifestaciones de los ltimos tres aos, las encuestas vienen reflejando de untiempo a esta parte es hoy un lugar comn en el debate poltico y medi-tico de Catalua. Polticos y opinantes la repiten hasta la saciedad, y no hayduda de que la especie ha calado en la sociedad catalana.

    Pero, existe realmente esa correlacin o el auge del secesionismo sedebe principalmente a otras causas ms prosaicas que nada tienen que vercon la dignidad de la que habla Mas? En otras palabras, qu importanciahan tenido la crisis econmica o la lucha interpartidista por la hegemonadel poder poltico en Catalua en la eclosin secesionista? Teniendo encuenta que se trata de dos momentos segunda legislatura de Aznar y STC31/2010 perfectamente delimitados, qu dice el histrico de encuestas yresultados electorales al respecto? Cabe apuntar un crecimiento sostenidode los partidarios de la secesin desde la segunda legislatura de Aznar o,por el contrario, el grueso del crecimiento se produce mucho despus y deforma ms bien repentina? Se dispara el secesionismo tras la sentencia delTC o permanece en porcentajes similares en las encuestas y en las urnashasta que la crisis empieza a hacer estragos en el bienestar de los ciudada-nos de Catalua? Hasta qu punto incide en el auge del secesionismo lavictoria del PP, tantas veces presentado por sus oponentes como enemigode Catalua, en las elecciones generales del 2011?

    Partiendo del anlisis de encuestas y resultados electorales, as como dedeclaraciones y artculos de prensa de representantes polticos catalanes, esteartculo cuestiona ese relato que, asumiendo implcitamente la incapacidadde los nacionalistas para granjearse por mritos propios una mayora sociala favor de la secesin, necesita atribuir su propia evolucin a un enemigo ex-terior: Aznar y el PP. Segn ese relato, el considerable aumento del nmerode independentistas que, por otra parte, hasta ahora solo se observa en lasencuestas, pues en las ltimas elecciones autonmicas los partidos que se

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    AZNAR EN EL FALSO RELATO DEL SECESIONISMO CATALN / IGNACIO MARTN BLANCO

    presentaban con un programa ntidamente independentista (ERC y la CUP)obtuvieron el 17,17% de los votos empieza tras la segunda legislatura deAznar y alcanza velocidad de crucero coincidiendo con la sentencia del TCsobre el Estatut. Pero qu dice la realidad?

    ESPEJISMOS COLECTIVOS DE PERSECUCIN

    El secesionismo es un ejemplo paradigmtico de lo que el pensador brit-nico John Gray denomina religiones polticas contemporneas, basadasen mitos laicos que reproducen la forma narrativa del gnero apocalp-tico cristiano y que no son ms que modos de aceptar aquello que es im-posible saber1. As, en la medida en que renuncia a un conocimientomnimamente ecunime de la realidad, el secesionismo solo puede ser unacto de fe en una comunidad imaginada como blanco de una conspiracinplanetaria cuyo objetivo es acabar con dicha comunidad.

    Lo nico que nos podra y nos podr salvar del intento de Espaa de re-sidualizar (sic) a los catalanes sera y ser el pensamiento y la actitud inde-pendentistas, deca en marzo del 2012 uno de los padres de la criatura, JordiPujol, que, tras 32 aos diciendo que no lo era, se presentaba en sociedadcomo flamante partidario de la secesin. Y esa es precisamente la base apo-calptica del relato independentista que su sucesor, Artur Mas, propala a loscuatro vientos, como en su ltimo mensaje de fin de ao (2014): El Estadonos quiere divididos porque sabe que as somos ms vulnerables.

    Seala Gray que los espejismos colectivos de persecucin sirven parafortalecer una frgil sensacin de accin propia, observacin que me pa-rece aplicable al caso que nos ocupa, pues la accin de gobierno de la Ge-neralitat, sobre todo en estos ltimos dos aos, ha estado marcada por elvictimismo y el ensimismamiento. Pero lo cierto es que esa pretendida au-toafirmacin reactiva conlleva necesariamente el alejamiento entre los ca-talanes que creen experimentarla y los que no vivimos nuestra catalanidad

    1 Gray, John (2007), Misa negra. La religin apocalptica y la muerte de la utopa, Barcelona: Pai-ds, p. 277.

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    conforme a ese relato divisivo que, desgraciadamente, preside la vida p-blica de Catalua como una suerte de fe revelada.

    Gray concluye que esos credos seculares son ms irracionales que nin-guna fe tradicional, aunque solo sea porque se esfuerzan mucho ms pordar muestras de racionalidad. Eso esforzarse por dar muestras de racio-nalidad es precisamente lo que hacen los nacionalistas cuando relacio-nan la efervescencia secesionista de los ltimos aos con esos espejismoscolectivos de persecucin, que por otra parte tan concienzudamente hanido construyendo y difundiendo ellos mismos, a travs de una tupida redde medios de comunicacin tanto pblicos como privados, pero siempresubvencionados con prodigalidad.

    En lugar de reconocer que la escalada secesionista pueda tener muchoque ver con factores como la incertidumbre y el malestar social derivadosde la crisis, los nacionalistas catalanes tratan denodadamente de demostrarque esa escalada se debe a que el pueblo cataln por fin ha comprendidocul es su destino manifiesto, porque Espaa no nos quiere, nos roba,no nos deja votar y blablabl... Por no decir que se niegan a admitir que,como recientemente apuntaba Jrgen Habermas, el secesionismo en terri-torios como Catalua, Escocia o Flandes sea el equivalente funcional delxito del Front Nationale de Marine Le Pen en Francia, en el sentido deque es una respuesta a la creciente desigualdad social, ansiedad y aumentode la inseguridad dentro de una poblacin. Todo ello, aade Habermas,deriva en la tentacin de replegarse tras fronteras familiares en las quecreemos que podemos confiar, y aferrarse a entidades natales, ya sean na-turalizadas o heredadas, como la nacin, la lengua, la historia2.

    LA CRISIS Y LAS CONFESIONES DE PUJOL

    Lo que en ningn caso explican los nacionalistas es cmo es posible queel mismo discurso victimista que ellos llevan predicando desde el adveni-

    2 LExpress, 17 de noviembre de 2014: http://www.lexpress.fr/actualite/monde/europe/jurgen-habermas-en-europe-les-nationalismes-sont-de-retour_1621409.html

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    miento de la democracia sin conseguir durante dcadas incrementar sus-tancialmente el porcentaje de catalanes que se declaran partidarios de queCatalua se constituya en un Estado independiente logre dispararse degolpe y porrazo no en las urnas pero s en las encuestas. Aunque no pre-cisamente tras la segunda legislatura de Aznar, ni tampoco de resultas dela sentencia del TC sobre el Estatut, sino sobre todo desde finales del 2011,coincidiendo con la victoria del PP en las elecciones generales.

    Segn el barmetro del Centro de Estudios de Opinin (CEO) de laGeneralitat, en abril del 2010 los partidarios de que Catalua se convir-tiera en un Estado independiente los que completaban la frase Cataluadebera ser indicando que un Estado independiente, pues el CEO noempez a preguntar explcitamente por la secesin hasta junio del 2011eran el 21,5% de los catalanes. Pues bien, en octubre del 2010 primer ba-rmetro tras la sentencia del TC ese porcentaje se haba elevado hasta el25,2%, pero se mantendra estable en torno al 25%, con pequeas fluctua-ciones arriba y abajo, hasta finales del 2011. Es decir, la sentencia del TChabra supuesto la conversin a la causa secesionista de alrededor de ape-nas un 3,5% de los catalanes.

    En junio del 2011 el apoyo al Estado independiente segua siendodel 25,5%, es decir, llevaba casi un ao estancado. Sin embargo, en febrerodel 2012 haba escalado hasta el 29%, pero es que en octubre de esemismo ao se situaba ya en el 44,3%, nada menos que un 15% ms que alempezar el ao y casi un 20% ms que en junio del 2011. Pero qu ocu-rri entre junio del 2011 y octubre del 2012? Pues, entre otras cosas, queel PP gan las elecciones de noviembre del 2011 con mayora absoluta yque el 2012 fue probablemente el ao ms duro de la crisis, con el paro yla deuda pblica en mximos histricos y la prima de riesgo disparadahasta los 638 puntos bsicos. As las cosas, el Gobierno del PP se vio obli-gado a aplicar a lo largo del 2012 una serie de ajustes y reformas estruc-turales, entre ellas la reforma laboral, que resultaron de lo msimpopulares. As pues, la correlacin entre el aumento del malestar socialpor la crisis y la escalada independentista parece evidente. De hecho,desde finales del 2014, coincidiendo con la mejora de la percepcin ciu-dadana sobre la economa que detectan los ltimos barmetros del Cen-

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    tro de Investigaciones Sociolgicas (CIS), el apoyo a la secesin ha em-pezado a declinar. En el ltimo barmetro del CEO (primer trimestre del2015), el apoyo a la opcin de que Catalua se constituya en un Estadoindependiente, tras dos aos alrededor del 45%, se situaba en el 39,1%, un5% menos que en octubre del 2012.

    El CEO se fund en el 2005, por lo que los primeros datos comparablesde los que disponemos son inmediatamente posteriores a la segunda legis-latura de Aznar, la de la mayora absoluta, que acab en marzo del 2004.Pues bien, un ao despus, en junio del 2005, solo el 13,6% de los catalanesse declaraba partidario de que Catalua se constituyera en un Estado inde-pendiente, porcentaje que apenas seis meses despus, en noviembre del 2005,se reduca al 12,9%. No parece, pues, que la segunda legislatura de Aznar tu-viera el formidable efecto que le atribuye el relato oficial.

    A partir del 2006 el secesionismo ira creciendo paulatinamente, con li-geras oscilaciones arriba y abajo, hasta situarse desde enero del 2008 hastaabril del 2010 alrededor del 20%. Un 7% en cinco aos parece un creci-miento bastante modesto, mxime si lo comparamos con el 20% que cre-ci la opcin secesionista en ese azaroso ao y medio escaso que va desdejunio del 2011 a octubre del 2012, el pinculo de la crisis.

    Otro factor que, a juzgar por la evolucin demoscpica, pudo influir enel auge del secesionismo fue que como apuntbamos ms arriba enmarzo del 2012 el padre del nacionalismo cataln contemporneo, JordiPujol, se declarara por primera vez partidario de la secesin. Entonces laopinin de Pujol tena todava mucho predicamento en amplios sectoresde la sociedad catalana, si bien su ascendiente se ha diluido tras su confe-sin, en julio del 2014, sobre la fortuna que ha mantenido oculta en el ex-tranjero durante 34 aos. No cabe duda de que as como el anuncio de sudespertar independentista alent el secesionismo, la confesin de la evasinfiscal de Pujol ha debilitado sobremanera el proceso separatista.

    As pues, las encuestas del CEO no parecen abonar la respuesta de Masa vole sobre por qu se ha multiplicado el nmero de independentistasen los ltimos aos.

  • DEL PACTO DEL MAJESTIC AL PACTO DEL TINELL

    En todo caso, qu es lo que se supone que hizo Aznar que en 1996 habafirmado el Pacto del Majestic con Jordi Pujol para supuestamente desataruna escalada independentista? Quien ms, quien menos, casi todo el mundoreconoca que el acuerdo entre PP y CiU haba supuesto una mejora sus-tancial en el autogobierno cataln. El Pacto del Majestic es lo mejor quese ha hecho nunca en el avance del autogobierno, deca todava en el 2009Ramon Tremosa3, el entonces cabeza de lista de CiU para las elecciones eu-ropeas de aquel ao. Hubo incluso quien consider que el acuerdo habaido demasiado lejos. El PSOE que en 1993 haba llegado a un acuerdo delegislatura con CiU y haba recibido por ello duras crticas del PP por suentreguismo a los nacionalistas culp en 1996 al PP de poner en peli-gro la cohesin nacional con el Pacto del Majestic. El histrico dirigentesocialista Jos Mara (Txiki) Benegas lleg a decir: Se corre el riesgo de di-luir la identidad de Espaa como nacin () dotada de personalidad, his-toria y cultura propias4.

    Por su parte, Josep Maria Sala (PSC-PSOE) acusaba a CiU y a Pujol deromper con la tradicin del mejor catalanismo poltico, que teoriza y prac-tica que nunca se ha de pactar con la derecha espaola y que, en Espaa,los aliados de Catalua hay que buscarlos siempre en la izquierda5. Paral, claro est, el mejor catalanismo poltico no lo encarna Camb proba-blemente el poltico cataln ms influyente de la primera mitad del sigloXX sino Maci y Companys, a quienes Sala ensalza porque jams hu-bieran pactado con Aznar (sic). Las palabras de Sala destilan un tufo decordn sanitario con relacin a una fuerza de indiscutible compromisodemocrtico como el PP, que acababa de ganar las elecciones generales

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    3 Tremosa, partidario declarado de la secesin, haca estas declaraciones cinco aos despus deque Aznar abandonara la presidencia del Gobierno, en una entrevista publicada por el diario ABCel 26/01/2009. http://www.abc.es/hemeroteca/historico-26-01-2009/abc/Catalunya/el-pacto-d e l - m a j e s t i c - e s - l o - m e j o r - q u e - s e - h a - h e c h o - n u n c a - e n - e l - a v a n c e - d e l -autogobierno_912697814939.html

    4 Benegas, J. M.: El Partido Socialista y Espaa, Temas para el debate, nm. 30, mayo de1997, p. 40.

    5 Sala, J. M.: Por una Catalua plena, La Vanguardia, 11 de enero de 1998, p. 41.

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    gracias al apoyo de ms de 9,5 millones de espaoles, casi 700.000 de elloscatalanes. No en vano la afirmacin de que los aliados de Catalua hayque buscarlos siempre en la izquierda se encuentra en la base de episodiosposteriores como el antidemocrtico Pacto del Tinell (2003), por el quelas fuerzas del tripartito se autoimponan la prohibicin de llegar a acuer-dos de gobernabilidad con el PP6, o la inslita decisin de Artur Mas de fir-mar ante notario su compromiso de no llegar a ningn acuerdopermanente o estable con el PP tras las autonmicas del 2006. Una autn-tica patochada, por decirlo en palabras del entonces lder del PP cataln,Josep Piqu.

    El caso es que en el ao 2000 el PP obtiene la mayora absoluta que leha de permitir gobernar sin necesidad del apoyo de los nacionalistas cata-lanes, entonces moderados, quienes, tras dos legislaturas siendo decisivospara la gobernabilidad de Espaa y obteniendo a cambio importantes ven-tajas, se sienten despechados y recuperan a todo trapo su proverbial victi-mismo. Bien es cierto que nunca lo abandonaron del todo, ni siquiera enplena vigencia del Majestic: Catalua no acaba de encontrar su lugar enEspaa y el conjunto de Espaa no acaba de vernos como uno ms, decaPujol en 1997. Pero en el 2001, en su mensaje de fin de ao, Pujol, pese aadmitir que Catalua no haba disfrutado de tanto poder poltico en losltimos 300 aos, deca sentirse obligado a advertir al pueblo de Cata-lua de que, francamente, existe un peligro.

    Poco despus, en enero del 2002, Aznar anunciaba que, a pesar de go-bernar con mayora absoluta, le acababa de proponer a Pujol la entrada deCiU en el Gobierno central, propuesta que Pujol declin. As y todo, elmantra de la segunda legislatura de Aznar como pecado original se siguerecitando en Catalua hasta la saciedad.

    6 El Pacto del Tinell, suscrito el 14 de diciembre del 2003, fue la antesala del primer tripartitode izquierdas (PSC, ERC e ICV-EUiA), que gobern la Generalitat entre 2003 y 2006. Entreotras cosas, el acuerdo deca lo siguiente: Los partidos firmantes del presente acuerdo secomprometen a no establecer ningn acuerdo de gobernabilidad (acuerdo de investidura yacuerdo parlamentario estable) con el PP en el Govern de la Generalitat. Igualmente estasfuerzas se comprometen a impedir la presencia del PP en el Gobierno del Estado, y renunciana establecer pactos de gobierno y pactos parlamentarios estables en las cmaras estatales.

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    TODO EMPEZ CON LA MAYORA ABSOLUTA DE AZNAR

    Todo empez con la mayora absoluta de Aznar, repite como un au-tmata el independentista de nuevo cuo. Pero, cuando le preguntas qufue eso tan grave que ocurri durante aquella legislatura y que justifica unadeterminacin tan calamitosa como la de fragmentar un pas, no acierta aresponder y suele salir con lo de la enorme bandera de Espaa de la plazade Coln de Madrid, sin duda un argumento de peso.

    Luego, vino lo del Estatut..., prosigue el independentista sobrevenido, in-dignado por la decisin del PP de presentar recurso de inconstitucionalidadcontra una ley refrendada por el pueblo de Catalua. Bueno, concretamentepor el 36% de los catalanes con derecho a voto!, por lo que es probable quems de uno de esos independentistas por despecho estatutario ni siquiera se to-mara en su da la molestia de ir a votar, y no digamos de echarle un vistazo alEstatut. Por supuesto, tampoco le importa el hecho capital de que en Espaano exista la posibilidad de presentar recurso previo de inconstitucionalidad, esdecir, anterior al referndum de aprobacin del estatuto de autonoma en cues-tin, posibilidad suprimida en 1985 por decisin del PSOE. Bah, eso son tec-nicismos del lenguaje poltico-jurdico!, contesta nuestro independentista novelcomo si los trminos que l trae siempre en la boca referndum, plebiscito,etc. no fueran tambin tecnicismos del mismo lenguaje. Si la mayora de loscatalanes somos capaces de entender la diferencia entre unas elecciones y unplebiscito, o entre una consulta y un referndum, tambin podemos entenderque el Estatut acab en el Tribunal Constitucional tras ser refrendado por elpueblo cataln porque solo poda acabar as. No en vano el PP haba quedadoal margen del consenso estatutario de resultas como el propio Maragall7 re-conocera a posteriori del excluyente y antidemocrtico Pacto del Tinell. Quesperaban que hiciera el PP ante una propuesta de tan incierta constituciona-lidad promovida por quienes se haban comprometido a arrinconarlo?

    Y el remate fue la sentencia del Tribunal Constitucional, concluye eliniciado independentista, que obviamente ni siquiera ha hojeado la sentencia.

    7 El Pas, Barcelona, 16 de noviembre de 2005. http://elpais.com/diario/2005/11/16/espana/1132095611_850215.html

  • De haberlo hecho, habra podido constatar que se trata de un ejemplo de loque los constitucionalistas llaman self-restraint o deferencia del Alto Tribunalcon el legislador, en este caso autonmico, para salvar la constitucionalidadde la ley recurrida, a travs de la tcnica de la interpretacin conforme. Esdecir, no solo no lamina por utilizar la expresin al uso de los nacionalistascompetencias de la Generalitat, sino que supone un desarrollo considerabledel autogobierno cataln. Ahora bien, lo que, afortunadamente, s hizo el Tri-bunal Constitucional fue desproveer de alcance jurdico interpretativo el tr-mino nacin del prembulo del Estatut. No lo elimin, pero s lo despojde los efectos maximalistas que, sin duda, los partidos nacionalistas todavahoy pretenden atribuirle, como si la sentencia del TC fuera letra muerta.

    Curiosamente, el Consejo de Garantas Estatutarias (antes Consejo Con-sultivo), el rgano consultivo de la Generalitat que vela por la adecuacin delas leyes autonmicas a la Constitucin y al Estatut, ya adverta en el ao2005 sobre los posibles vicios de inconstitucionalidad del Estatuto aprobadopor la Cmara catalana. Entre otras cosas, el Consejo avisaba de que el sus-tantivo nacin y el adjetivo nacional aplicados a Catalua solo podan serconstitucionales en la medida en que no entraran en contradiccin con el tr-mino nacin que recoge la Constitucin espaola en su artculo 2, que hacereferencia al concepto de soberana y que solo es predicable con respecto ala nacin espaola. Lo mismo que, mutatis mutandis, dira el TC cinco aosdespus, que Catalua no es sujeto de soberana; por lo que la indignacin conque los promotores del Estatut recibieron la sentencia solo puede entendersecomo un ejercicio de deshonestidad y cinismo.

    EL SECESIONISMO EN LAS URNAS: LA DESCONEXIN DE LA REALIDAD

    Los partidos explcitamente independentistas (ERC y los antisistema dela CUP) obtuvieron en las ltimas elecciones autonmicas (2012) la frio-lera del 17,17% de los votos. Ni siquiera contando como independentista aCiU que, ms all de perder 12 diputados, se present y gan las elec-ciones con un programa en el que la palabra independencia no apareca porningn lado, los partidos independentistas suman la mayora de los votos.Contando con el ardid de CiU, resulta que las fuerzas secesionistas ni si-

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  • quiera alcanzaron la mitad de los votos en el 2012 (se quedaron en un47,87%), y aun as no hacen ms que apelar a una supuesta mayora delpueblo de Catalua que apuesta por la secesin.

    Cabe suponer que, dentro de la lgica alternativa que preside el llamadoproceso soberanista, esa mayora imaginaria es la que justifica con creces laconstruccin preventiva de estructuras de Estado para ir preparando la des-conexin, por decirlo en palabras de Mas. Se entiende que, aplicando la m-xima de que quien puede lo ms puede lo menos, de lo que se trata es deasegurar el tiro, no vaya a ser que la ya consumada desconexin de la reali-dad de las fuerzas nacionalistas no asegure el principal objetivo del proceso,en teora mucho ms fcil: la desconexin entre Catalua y el resto de Espaa.

    Pero lo cierto es que, como ocurre con las encuestas, no parece que nila mayora absoluta de Aznar, ni el recurso del PP ni la subsiguiente sen-tencia del Tribunal Constitucional supusieran un crecimiento decisivo entrminos electorales del independentismo. No lo parece si nos atenemos alos resultados electorales de los partidos abiertamente independentistasdesde las autonmicas del 2003 hasta las del 2012. Veamos:

    Es verdad que en los comicios del 2003, en plena mayora absoluta deAznar, la nica fuerza explcitamente partidaria de la secesin, ERC expe-riment un crecimiento espectacular al pasar de 12 a 23 escaos y cosecharel 16,47% de los votos, por otra parte un porcentaje que casi se corres-ponde con el que los partidos secesionistas (ERC y la CUP) obtendrannueve aos despus, en el 2012 (17,17%). Curiosamente, si a ese porcentajede apoyo a ERC (16,47%) en el 2003 le sumamos el 30,93% que logr CiUa juzgar por sus programas electorales, tan procedente resulta considerarindependentista a la federacin nacionalista en el 2003 como en el 2012,pues en ninguno de los dos casos se habla explcitamente de secesin, elapoyo electoral que obtiene el secesionismo es prcticamente idntico(47,4% en el 2003; 47,87% en el 2012). Dnde est el avance?

    Tampoco en las autonmicas inmediatamente posteriores a la senten-cia del TC, celebradas el 28 de noviembre del 2010, se observa un acele-rn independentista. ERC obtuvo 10 diputados y Solidaritat per la

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  • Independncia otros 4, mientras que el PP, el partido que haba presen-tado el recurso que dio lugar a la sentencia, logr 18 escaos, cuatro msque todas las fuerzas explcitamente independentistas juntas!

    De hecho, ni siquiera parece que esa relacin de causalidad directa con quelos nacionalistas pretenden explicar el auge que hasta ahora venan reflejandolas encuestas exista, a juzgar por la magnitud preferida por los independen-tistas, las manifestaciones del 11 de septiembre (en la del 2011, sin ir ms lejos,unas 10.000 personas recorrieron las calles de Barcelona). Pero, qu ocurreentre la exigua Diada del 2011 y la exuberante Diada del 2012? Pues proba-blemente que sin perjuicio de que la crisis econmica haya favorecido elauge de soluciones mgicas como la del pas nuevo, el equivalente funcio-nal del xito del Front Nationale el hecho de que el PP ganara las eleccio-nes de noviembre del 2011, dos meses despus de la ltima Diadaconvencional, ha permitido a los partidos nacionalistas recoger la cosechadel odio sembrado a conciencia desde las ms altas instancias autonmicas deCatalua con la patraa de que todo empez con la mayora absoluta deAznar. Lo raro es que todava haya quien se trague el cuento de que la efer-vescencia independentista, tan manifiestamente basada en propaganda parti-dista, surge espontneamente de la sociedad y que va de abajo arriba.

    Uno de los argumentos ms repetidos ltimamente en Catalua para ex-plicar el auge secesionista que hasta ahora apuntaban las encuestas, consisteen la idea de que los independentistas han sabido construir un relato ilusio-nante sobre las bondades de la secesin, mientras que los constitucionalistashemos sido incapaces de elaborar un relato sugestivo en pro de la unidad deEspaa. Sorprende la naturalidad con que algunos, implcitamente, recono-cen satisfechos que la secesin se basa en un relato inventado, una fbula, uncuento para no dormir basado en una espuria reconstruccin del pasado, unaobscena interpretacin del presente y una utpica proyeccin del futuro pos-terior al inminente advenimiento del Estado cataln.

    La leyenda de que todo empez con la mayora absoluta de Aznar es soloun captulo de ese relato mendaz. Pero, qu pasa si su relato no se ajusta a larealidad? Pues tanto peor para la realidad!, parecen responder parafraseandoa Hegel los nacionalistas, que como Procrustes estiran la realidad para adap-

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  • tarla a su hiptesis previa. De ah la importancia de seguir poniendo en cues-tin los dogmas de ese credo secular que es el independentismo, aun a riesgode pasar a engrosar la ya de por s abundante demonologa del nacionalismo.

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    PALABRAS CLAVEEspaaCataluaEstado de derechoSecesionismo

    RESUMENEl secesionismo es un ejemplo paradig-mtico de las religiones polticas con-temporneas, basadas en mitos laicos.Uno de ellos es atribuir a un enemigo ex-terior el crecimiento del secesionismo queapuntan las encuestas. Este artculo cues-tiona el relato oficial en Catalua, que atri-buye ese auge a factores como la mayoraabsoluta de Aznar (2000) o la sentenciadel TC sobre el Estatut (2010), en lugar dereconocer que ms bien responde a cau-sas menos provechosas para el movi-miento independentista, como el malestarsocial derivado de la crisis o la lucha inter-partidista por la hegemona del poder pol-tico en Catalua.

    ABSTRACTSecessionism is a paradigmatic exampleof contemporary political religionsbased on secular myths. One of them isattributing to an external enemy thegrowth of secessionism noted bysurveys. This article questions the officialaccount in Catalonia, which traces thisrise to factors such as the absolutemajority of Aznar (2000) or the judgmentof the TC on the Statute (2010), insteadof recognizing that it corresponds tocauses which are less profitable for theindependence movement, like the socialunrest caused by the crisis or interpartystruggle for hegemony of political powerin Catalonia.

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