aviso - san miguel de las rozas · 2020. 1. 21. · gran jubileo del año de domingo xxxiv del t....

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2000. También la humanidad del tercer milenio nece- sita descubrir que Cristo es su Salvador. Este es el anuncio que los cristianos deben transmitir con reno- vada valentía al mundo de hoy. A este respecto, el concilio Vaticano II recordó la responsabilidad especial de los fieles laicos (cf. Apostolicam actuositatem ). En virtud del bautismo y de la confirmación, participan en la misión profética de Cristo. Por consiguiente, están llamados a "buscar el reino de Dios, ocupándose de las realidades tem- porales y ordenándolas según Dios" y también a lle- var a cabo "en la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde (...) con su empeño por evangelizar y santificar a los hombres" (Novo millennio ineunte , 46). Entre todas las criaturas angélicas y terrenas, Dios eligió a la Virgen María para asociarla de modo singularísimo a la realeza de su Hijo hecho hombre. Es lo que contemplamos en el último misterio glorioso del santo Rosario. Que María nos enseñe a testimoniar con valentía el reino de Dios y a acoger a Cristo como rey de nuestra existencia y de todo el universo. madísimos hermanos y hermanas. Se cele- bra hoy la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. Esta fiesta está situada oportuna- mente en el último domingo del Año litúrgi- co, para poner de relieve que Jesucristo es el Señor del tiempo y que en él se cumple a la perfec- ción todo el designio de la creación y de la redención. En la conciencia del pueblo de Israel, la figura del Rey Mesías toma forma a través de la antigua Alian- za. Es Dios mismo quien, especialmente mediante los profetas, revela a los israelitas su voluntad de reunirlos como hace un pastor con su grey, para que vivan libres y en paz en la tierra prometida. Con este fin, enviará a su Ungido, "Cristo" en lengua griega, para rescatar al pueblo del pecado e introducirlo en el Reino. Jesús Nazareno cumple esta misión en el miste- rio pascual. No viene a reinar como los reyes de este mundo, sino a establecer, por decirlo así, la fuerza divi- na del Amor en el corazón del hombre, de la historia y del cosmos. El concilio Vaticano II proclamó con fuerza y cla- ridad al mundo contemporáneo el señorío de Cristo, y su mensaje fue recogido en el gran jubileo del año De Domingo XXXIV del T. Ordinario año XV · número 832 · 21/11/2010 interés n este último domingo del tiempo ordinario celebramos la fiesta de Cristo Rey. El próximo domingo recomenza- remos, una vez más, el ciclo de un nuevo año litúrgico que se inicia con el tiempo del Adviento. Comenzamos el año litúrgico con la preparación a la venida de Jesús, el Hijo de Dios, entre nosotros (Emmanuel) y lo terminamos con la celebración, en la esperanza, de su segunda venida como Rey del universo. De esta forma, el año litúrgico se sitúa entre las dos venidas de Jesús: como un recién nacido en Belén y como Rey triunfa- dor en la “parusía”, el último día. Pero la figura de Jesús como Rey de los judíos es tributaria de la experiencia de Israel en relación con sus reyes. En el Antiguo Testamen- to aparece, por una parte, la necesidad de con- tar con un rey, a semejanza de sus pueblos vecinos, y, por otra, la incompatibilidad, al menos aparente, entre una realeza humana y la realeza de Yahvé sobre su pueblo. Es cierto que, en los primeros tiempos de los patriarcas (Abraham, Isaac, Jacob…) no aparece la idea de un Yahvé-Rey. Pero, una vez instalado el pueblo de Israel en Canaán (hacia 1200 a.C.), rápidamente se recurre a esta representación simbólica para definir las relaciones de Yahvé con su pueblo. Y esta especial relación apare- cerá como incompatible con una monarquía humana: “Las gentes de Israel dijeron a Gede- ón: ‘Reina sobre nosotros tú, tu hijo y los hijos de tu hijo’…Respondióles Gedeón: ‘No reinaré yo sobre vosotros, ni reinará tampoco mi hijo, porque Yahvé será vuestro rey’” (Jueces 8, 22- 23). Finalmente se impondrá, a pesar de todo, la necesidad de contar con reyes (Saúl, David, Salomón – entre 1030 y 931 a.C.-), seguidos luego por dos reinos separados: Israel y Judá (entre 931 y 721 a.C.), quedando Judá como único reino hasta 587 a.C., año de la desaparición de la realeza. La experiencia de la realeza no pasó de ser una especie de parén- tesis en la historia del pueblo elegido. Por otra parte, los profe- tas estaban siempre atentos para llamar al orden a los reyes que se desviaban de la Ley de Dios. Los reyes de Israel no debían copiar el ejemplo de los reyes vecinos. No eran como los demás reyes. Los profetas se lo recordaban con insistencia. El libro del Deuteronomio (17, 14-20) dirá: “en cuanto se siente en el trono de su realeza escribirá para si en un libro una copia de esta Ley…la tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Yahvé…”. A diferencia de las concepcio- nes de los pueblos circundantes, el rey no encarna a Dios en medio de su pueblo. Para Israel, el rey está sometido a la Ley de Dios. Cumple con una función precisa: se trata de una per- sona carismática, guiada por el Espíritu de Yahvé, que debe guiar a su pueblo en la guerra contra sus enemigos. Pero, a pesar de los esfuerzos de los profetas por mantener la fidelidad a Yahvé entre los reyes, la experiencia es juzgada como desas- trosa. Por eso acabó con la toma de Jerusalén por Nabucodo- nosor, la destrucción del Templo y la deportación a Babilonia (mediados de 587 a.C.). Frente a esta experiencia desastrosa los profetas anuncian la restauración de la realeza “en los últi- mos tiempos”: “Nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo, que tiene sobre su hombro la soberanía y que se llamará maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz, para dilatar el imperio y para una paz ilimitada, sobre el trono de David y sobre su reino, para afirmar- lo y consolidarlo en el derecho y la justicia, desde ahora para siempre jamás”(Isaías 9, 6- 7). En los años que precedieron a la venida de Jesús, Israel vuelve a conocer la experien- cia de la realeza con las dinastías Asmonea (l66-63 a.C.) y Herodiana (63 a.C.- 70 d.C.), esta última ya bajo control de Roma. En estas últimas etapas crece en el pueblo la esperan- za de la llegada de un rey que deberá restau- rar el reino de Israel, de un Rey-Mesías que libere a Israel de la opresión extranjera. Y en este contexto aparece Jesús. Jesús se sabe el Mesías, pero no cede ante el entusiasmo que provoca su ministerio en la muchedumbre. La gente, en general, espera la venida del Rey-Mesías, rey libertador de la opresión romana. Jesús no se opone ni a la autoridad del rey Herodes, aunque éste le teme como posible opositor al trono, ni a la del emperador romano (“Dad al Cesar lo que es del Cesar”). Su misión es de otra naturale- za. El interrogatorio de Jesús durante su pro- ceso religioso se concentra en su calidad de Mesías y de Hijo de Dios. En cambio en su proceso civil ante Pilato se hablará de su reinado: “¿Eres tu el rey de los judíos?...Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi reino, mi gente habría luchado para que no fuese entregado a los judíos, pero mi reino no es de aquí” (Juan 18, 33-36). Este reino de Jesús se inaugurará con su Pasión-Resurrección. La bandera y enseña de este Rey no será otra que la Cruz. Paradoja y miste- rio. Por la Cruz Jesús nos ha salvado, al someterse a la volun- tad del Padre, hasta la muerte, por Amor. Lejos de Jesús bus- car el triunfo humano, la gloria terrestre, el poder político. ¡No es eso, no es eso! Y nosotros seguimos sin comprender. ¡Cuántas veces sucumbimos a la tentación del triunfo humano, del poder político…! La propia historia de la Iglesia se nos muestra conta- minada por la concepción del cristianismo como poder tempo- ral, que Jesús tanto combatió. Cada uno de los cristianos, desde el más humilde creyente hasta el Papa, pasando por toda la jerarquía, debería llevar inscrita en la frente la divisa de Cris- to: “MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO”. Cuando el Rey vuel- va el último día ¿nos reconocerá como discípulos suyos? San Miguel Arcángel La voz de la parroquia Mi Reino no es de este mundo E LA PROPIA HISTORIA DE LA IGLESIA SE NOS MUESTRA CONTAMINADA POR LA CON- CEPCIÓN DEL CRISTIANISMO COMO PODER TEMPORAL A. O. aviso s Ángelus del Santo Padre Juan Pablo II en la Solemnidad de Cristo Rey A Os recordamos que el lunes día 22, la Hermandad de de la Virgen del Carmen y Nª. Sra. de los Dolores tendrá la Misa por sus difuntos a las 19 h. y a continuación se reunirán las hermanas en los salones parroquiales. aviso 3 Reunión Hermandad Virgen del Carmen y los Dolores Cáritas parroquial en su Campaña navideña para ayudar a los más necesitados, recogerá los donativos de la tra- dicional “operación kilo” en el supermerca- do Simply (Burgocen- tro), los días 26 y 27 de Noviembre. aviso 2 Operación Kilo El próximo sábado 27 de Noviembre, nos reuniremos a preparar el Adviento en la Casa de la Sagrada Familia a las 10:30., después de la misa parroquial. (C/ Sagrada Familia, 2). aviso 1 Convivencia de Comunidad

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Page 1: aviso - San Miguel de las Rozas · 2020. 1. 21. · gran jubileo del año De Domingo XXXIV del T. Ordinario año XV · número 832 · 21/11/2010 interés n este último domingo del

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itir con reno-vad

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e Cristo, y

su mensaje fue recogid

o en el gran jubileo d

el año

De

Domingo XXXIV del T. Ordinario

año XV · número 832 · 21/11/2010

interés

n este último dom

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ingo recomenza-

remos, una vez m

ás, el ciclo de un nuevo año litúrgicoque se inicia con el tiem

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la celebración, en la esperanza, de su segunda venida como

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e esta forma, el año litúrgico

se sitúa entre las dos venidas de Jesús: como

un recién nacido en Belén y com

o Rey triunfa-

dor en la “parusía”, el último día.

Pero la figura de Jesús com

o Rey de los

judíos es tributaria de la experiencia de Israel enrelación con sus reyes. E

n el Antiguo Testam

en-to aparece, por una parte, la necesidad de con-tar con un rey, a sem

ejanza de sus pueblosvecinos,

y, por

otra, la

incompatibilidad,

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enos aparente, entre una realeza humana y la

realeza de Yahvé sobre su pueblo. Es cierto

que, en los primeros tiem

pos de los patriarcas(A

braham, Isaac, Jacob…

) no aparece la ideade un Yahvé-R

ey. Pero, una vez instalado el

pueblo de Israel en Canaán (hacia 1200 a.C

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ente se recurre a esta representaciónsim

bólica para definir las relaciones de Yahvécon su pueblo. Y

esta especial relación apare-cerá com

o incompatible con una m

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de tu hijo’…R

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porque Yahvé será vuestro rey’”(Jueces 8, 22-

23). Finalmente se im

pondrá, a pesar de todo, lanecesidad de contar con reyes (S

aúl, David, S

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1030 y 931 a.C.-), seguidos luego por dos reinos separados:

Israel y Judá (entre 931 y 721 a.C.), quedando Judá com

o únicoreino hasta 587 a.C

., año de la desaparición de la realeza. Laexperiencia de la realeza no pasó de ser una especie de parén-tesis en la historia del pueblo elegido. P

or otra parte, los profe-tas estaban siem

pre atentos para llamar al orden a los reyes que

se desviaban de la Ley de Dios. Los reyes de Israel no debían

copiar el ejemplo de los reyes vecinos. N

o eran como los dem

ásreyes. Los profetas se lo recordaban con insistencia. E

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euteronomio (17, 14-20) dirá: “en cuanto se siente en el trono

de su realeza escribirá para si en un libro una copia de estaLey…

la tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, paraque aprenda a tem

er a Yahvé…”.A

diferencia de las concepcio-nes de los pueblos circundantes, el rey no encarna a D

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edio de su pueblo. Para Israel, el rey está som

etido a la Leyde D

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ple con una función precisa: se trata de una per-sona carism

ática, guiada por el Espíritu de Yahvé, que debe

guiar a su pueblo en la guerra contra sus enemigos. P

ero, apesar de los esfuerzos de los profetas por m

antener la fidelidad

a Yahvé entre los reyes, la experiencia es juzgada como desas-

trosa. Por eso acabó con la tom

a de Jerusalén por Nabucodo-

nosor, la destrucción del Templo y la deportación a B

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ediados de 587 a.C.). Frente a esta experiencia desastrosa

los profetas anuncian la restauración de la realeza “en los últi-m

os tiempos”: “N

os ha nacido un niño, nos ha sido dado unhijo, que tiene sobre su hom

bro la soberanía y que se llamará

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consejero, D

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piterno, Príncipe de la paz, para dilatar el

imperio y para una paz ilim

itada, sobre eltrono de D

avid y sobre su reino, para afirmar-

lo y consolidarlo en el derecho y la justicia,desde ahora para siem

pre jamás”(Isaías 9, 6-

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n los años que precedieron a la venidade Jesús, Israel vuelve a conocer la experien-cia de la realeza con las dinastías A

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(l66-63 a.C.) y H

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.),esta últim

a ya bajo control de Rom

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últimas etapas crece en el pueblo la esperan-

za de la llegada de un rey que deberá restau-rar el reino de Israel,

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esías quelibere a Israel de la opresión extranjera.

Y en este contexto aparece Jesús.

Jesús se sabe el Mesías, pero no cede ante el

entusiasmo que provoca su m

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uchedumbre. La gente, en general, espera

la venida del Rey-M

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e como posible opositor al trono, ni a la

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n cambio en su proceso civil ante P

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res tu el rey de los judíos?...Jesús respondió: Mi

reino no es de este mundo; si de este m

undo fuera mi reino, m

igente habría luchado para que no fuese entregado a los judíos,pero m

i reino no es de aquí” (Juan 18, 33-36). Este reino de

Jesús se inaugurará con su Pasión-R

esurrección. La bandera yenseña de este R

ey no será otra que la Cruz. P

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rio. Por la C

ruz Jesús nos ha salvado, al someterse a la volun-

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or. Lejos de Jesús bus-car el triunfo hum

ano, la gloria terrestre, el poder político. ¡No es

eso, no es eso! Y nosotros seguim

os sin comprender. ¡C

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bimos a la tentación del triunfo hum

ano, del poderpolítico…

! La propia historia de la Iglesia se nos muestra conta-

minada por la concepción del cristianism

o como poder tem

po-ral, que Jesús tanto com

batió. Cada uno de los cristianos,

desde el más hum

ilde creyente hasta el Papa, pasando por toda

la jerarquía, debería llevar inscrita en la frente la divisa de Cris-

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antiene en él. El es tam

-b

ién la cabeza d

el cuerpo

: de la Ig

lesia. El es el p

rincipio

, elp

rimo

génito

de entre lo

s muerto

s, y así es el prim

ero en to

do

.P

orq

ue en él quiso

Dio

s que resid

iera tod

a la plenitud

. Y p

or

él quiso

reconciliar co

nsigo

tod

os lo

s seres: los d

el cielo y lo

sd

e la tierra, haciendo

la paz p

or la sang

re de su cruz.

Palab

ra de D

ios

EEvvaann

ggeelliioo

Lectu

ra d

el s

anto

Evang

elio

seg

ún S

an L

ucas. L

c 2

3,3

5-4

3.

En aq

uel tiemp

o, las auto

ridad

es y el pueb

lo hacían m

uecas a Jesús, diciend

o: -A

otro

s ha salvado

; que se

salve a sí mism

o si él es el M

esías de D

ios, el E

legid

o.

Se b

urlaban d

e él tamb

ién los so

ldad

os, o

freciéndo

le vinagre y d

iciendo

: -Si eres tú el rey d

e los jud

íos, sál-

vate a ti mism

o.

Hab

ía encima un letrero

en escritura grieg

a, latina y hebrea: E

ST

E E

S E

L RE

Y D

E LO

S JU

DIO

S.

Uno

de lo

s malhecho

res crucificado

s lo insultab

a diciend

o: ¿N

o eres tú el M

esías? Sálvate a ti m

ismo

y ano

sotro

s.P

ero el o

tro lo

increpab

a: -¿Ni siq

uiera temes tú a D

ios estand

o en el m

ismo

suplicio

? Y lo

nuestro es justo

,p

orq

ue recibim

os el p

ago

de lo

que hicim

os; en cam

bio

, éste no ha faltad

o en nad

a. Y d

ecía: -Jesús, acuérda-

te de m

í cuando

llegues a tu reino

.Jesús le resp

ond

ió: -Te lo

aseguro

: hoy estarás co

nmig

o en el p

araíso.

Palab

ra del S

eñor

PPrriimm

eerraa

lleeccttuu

rraaLectu

ra d

el lib

ro s

eg

und

o d

eS

am

uel. 2

Sm

5,1

-3.

En aq

uellos d

ías, tod

as las tri-b

us de Israel fuero

n a Heb

rón a ver

a D

avid

y le

dijero

n: -H

ueso

ycarne tuya so

mo

s; ya hace tiemp

o,

cuando

tod

avía Saúl era nuestro

rey, eras tú quien d

irigías las entra-

das y salid

as de Israel. A

dem

ás, elS

eñor te ha p

rom

etido

: «Tú serás elp

astor d

e mi p

ueblo

Israel, tú serásel jefe d

e Israel». Tod

os lo

s ancia-no

s de Israel fuero

n a Heb

rón a ver

al rey, y el rey David

hizo co

n ellos

un pacto

en Heb

rón, en p

resenciad

el Seño

r, y ellos ung

ieron a D

avidco

mo

rey de Israel.P

alabra d

e Dio

s

Palabra

deDios

VerbumDei

LunesMartes

Miércoles

JuevesViernesSábado

22232425 2627

Santa

Cecilia

SanClem

enteI

Stos.

AndrésDung-Lac

ycom

p.mártires

Santa

Catalina

San

Conrado

NªSra.

dela

Medalla

Milagrosa

Ap14,1-3.4b-5

/Sal23

/Lc

21,1-4Ap

14,14-19/Sal95

/Lc

21,5-11Ap

15,1-4/Sal97

/Lc

21,12-19Ap

18,1-2.21-23;19,1-3.9a/Sal

99/Lc

21,20-28Ap

20,1-4.11-21,2/Sal83

/Lc

21,29-33Ap

22.1-7/Sal9

/Lc

21,34-36

l dom

ingo, d

esp

ués, tu

ve la

ale

gría

verd

ad

era

mente

gra

nd

e d

e p

resid

ir, en B

ar-

celo

na, la

Ded

icació

n d

e la

igle

sia

de la

Sagra

da F

am

i-

lunes22

19:00–Funeral

pordifuntos

dela

Hdad.

Virgendel

Carm

enylos

Dolores

jueves25

19:00–Funeral

porlos

difuntosde

laAsociación

ADEC

UR

sábado27

19:00–1 er

Aniversariode

AntonioBarroso

Martín

lia, q

ue d

ecla

ré B

asílic

a M

enor. A

l con-

tem

pla

r la g

rand

iosid

ad

y la b

elle

za d

e

ese e

dific

io, q

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vita a

ele

var la

mira

-

da y e

l alm

a h

acia

lo A

lto, h

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Dio

s,

record

ab

a la

s g

rand

es c

onstru

ccio

nes

relig

iosas,

com

o

las

cate

dra

les

del

Med

ioevo

, q

ue

marc

aro

n

pro

fund

a-

mente

la h

isto

ria y la

fisio

nom

ía d

e la

s

prin

cip

ale

s ciu

dad

es d

e E

uro

pa.

Esa

ob

ra e

sp

lénd

ida o

pera

– riq

uís

ima e

n

sim

bolo

gía

re

ligio

sa,

pre

cio

sa

en

el

entre

tejid

o d

e la

s fo

rmas, fa

scin

ante

en

el ju

ego d

e lu

ces y c

olo

res –

casi u

na

inm

ensa e

scultu

ra e

n p

ied

ra, fru

to d

e

la p

rofu

nd

a fe

, de la

sensib

ilidad

esp

iri-

tual

y d

el

tale

nto

artís

tico d

e A

nto

ni

Gaud

í, rem

ite a

l verd

ad

ero

santu

ario

, el

lugar

del

culto

re

al,

el

Cie

lo,

dond

e

Cris

to entró

p

ara

ap

are

cer

ante

D

ios

en n

uestro

favo

r (cfr H

b 9

,24). E

l genia

l

arq

uite

cto

, en ese m

agnífic

o te

mp

lo,

sup

o

rep

resenta

r ad

mira

-

ble

mente

el

mis

terio

d

e la

Igle

sia

, a la

q

ue lo

s fie

les

so

n

inco

rpo

rad

os

co

n

el

Bautis

mo

co

mo

p

ied

ras

vivas p

ara

la

constru

cció

n

de u

n e

dific

io e

sp

iritual (c

fr

1P

e 2

,5).La

igle

sia

d

e

la

Sagra

da F

am

ilia fe

conceb

i-

da y p

roye

cta

da p

or G

aud

í

com

o u

na g

ran c

ate

quesis

sob

re J

esucris

to, c

om

o u

n

cántic

o d

e a

lab

anza

al C

re-

ad

or.

En

ese

ed

ificio

ta

n

imp

onente

, él p

uso s

u p

ro-

pia

genia

lidad

al s

ervic

io d

e

lo

bello

. D

e

hecho

, la

extra

ord

inaria

cap

acid

ad

exp

resiva

y sim

bólic

a d

e la

s

form

as

y d

e

los

motivo

s

artís

ticos, c

om

o ta

mb

ién la

s

innova

dora

s té

cnic

as a

rqui-

tectó

nic

as

y

escultu

rale

s,

evo

can la

Fuente

sup

rem

a

de to

da b

elle

za. E

l fam

oso

arq

uite

cto

consid

eró

este

trab

ajo

com

o u

na m

isió

n e

n

la

que

esta

ba

imp

licad

a

tod

a s

u p

ers

ona. D

esd

e e

l

mom

ento

en q

ue a

cep

tó e

l

encarg

o

de

co

nstru

cció

n

de e

sa ig

lesia

, su vid

a fu

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marc

ad

a

po

r un

cam

bio

Mie

ntra

s e

sta

ba e

n B

arc

elo

na, re

inte

nsam

ente

por la

s fa

milia

s, c

élu

las vita

les

y esp

era

nza

de la

socie

dad

y de la

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sia

.

Record

é ta

mb

ién a

aq

uello

s q

ue s

ufre

n, e

n

partic

ula

r en e

sto

s m

om

ento

s d

e s

eria

s d

ifi-

culta

des

eco

mic

as.

Tuve

pre

sente

, al

mis

mo tie

mp

o,

a

los jó

venes –

que m

e a

com

pa-

ñaro

n e

n to

da la

visita

a S

antia

-

go y

Barc

elo

na con su entu

-

sia

sm

o y s

u a

legría

– p

ara

que

descub

ran la

belle

za, e

l valo

r y

el c

om

pro

mis

o d

el M

atrim

onio

,

en

el

que

un

hom

bre

y

una

muje

r form

an u

na fa

milia

, que

con g

enero

sid

ad

acoge la

vida

y la a

com

paña d

esd

e s

u c

on-

cep

ció

n h

asta

su té

rmin

o n

atu

-

ral. To

do lo

que s

e h

aga p

ara

ap

oya

r el m

atrim

onio

y la fa

mi-

lia, p

ara

ayu

dar a

las p

ers

onas

más n

ecesita

das, to

do lo

que

acre

cie

nta

la

g

rand

eza

del

hom

bre

y su d

ignid

ad

invio

la-

ble

, contrib

uye

al p

erfe

ccio

na-

mie

nto

de la

socie

dad

. Nin

gún

esfu

erzo

es va

no e

n e

ste

senti-

do.

Querid

os

am

igos,

doy

gra

cia

s a

Dio

s p

or la

s jo

rnad

as

inte

nsas

que

he

transcurrid

o

en S

antia

go d

e C

om

poste

la y

en B

arc

elo

na. R

enuevo

mi a

gra

decim

iento

al

Rey y a

la R

ein

a d

e E

sp

aña, a

los P

ríncip

es

de A

stu

rias y a

tod

as la

s A

uto

ridad

es. D

irijo

una ve

z más m

i pensam

iento

con re

conoci-

mie

nto

y

afe

cto

a lo

s q

uerid

os herm

anos

arzo

bis

pos d

e e

sas d

os Ig

lesia

s p

artic

ula

res

y a

sus

cola

bora

dore

s,

com

o

tam

bié

n

a

cuanto

s se han p

rod

igad

o genero

sam

ente

para

que m

i visita

a e

sas d

os m

ara

villosas

ciu

dad

es fu

ese fru

ctífe

ra. ¡H

an s

ido d

ías in

ol-

vidab

les,

que

qued

ará

n

imp

resos

en

mi

cora

zón! E

n p

artic

ula

r, las d

os C

ele

bra

cio

nes

eucarís

ticas, c

uid

ad

osam

ente

pre

para

das e

inte

nsam

ente

vivid

as

por

tod

os

los

fiele

s,

tam

bié

n a tra

vés d

e lo

s canto

s,

tom

ad

os

tanto

de la

gra

n tra

dic

ión d

e la

Igle

sia

, com

o

de la

genia

lidad

de a

uto

res m

od

ern

os, fu

e-

ron m

om

ento

s d

e ve

rdad

era

ale

gría

inte

rior.

Que D

ios re

com

pense a

tod

os, c

om

o s

ólo

Él

sab

e h

acer; q

ue la

Santís

ima M

ad

re d

e D

ios

y el A

pósto

l Santia

go s

igan a

com

pañand

o

con su p

rote

cció

n su cam

ino.

El

año q

ue

viene, s

i Dio

s q

uie

re, m

e d

irigiré

de n

uevo

a

Esp

aña, a

Mad

rid, p

ara

la J

orn

ad

a M

und

ial

de la

Juve

ntu

d. C

onfío

desd

e a

hora

a vu

es-

tra ora

ció

n esta

in

icia

tiva p

rovid

encia

l p

ara

que s

ea o

casió

n d

e c

recim

iento

en la

fe p

ara

tanto

s jó

venes.

MIEN

TRAS

GAU

TRAB

AJABA

ENLA

CONSTR

UCCIÓN

DEL

TEMPLO

,DIOS

CONSTR

UÍA

ENÉL

ELED

IFICIO

ESPIRITU

AL

SSaallmm

oo rree

sspp

oonn

ssoo

rriiaall..

Sal 1

21

,1,2

.34

a.4

b-5

.¡Q

ué alegría cuand

o m

e dijero

n: «Vam

os a la casa d

el Seño

r»!

(continua de la sem

ana anterior)