avance el club de los kakamonstruos

7/24/2019 Avance El Club de Los Kakamonstruos

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is problemas comenzaban cada ao siempre con

el inicio del curso. Pero ese ao, sin embargo,

despus de varias semanas de clase, todo parecaen calma. No haba risas, ni trampas, ni monstruos por nin-

gn lado. Estaba tan contento que hasta tena ganas de

ir al cole por las maanas!!!

No saba si los monstruos continuaban de vacacio-

nes, si se haban mudado a otro cole, o si quiz todos mis

encuentros con aquellas malvadas criaturas en los ltimosaos eran algo que solo ocurra en mis sueos. Terribles y

horripilantes, pero sueos al n y al cabo. Lo nico que me

importaba en realidad era que ya no haba rastro de ellos

por ningn lado. Con ellos fuera de mi vida, mis das seran

ms tranquilos.

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Pero las cosas estaban a punto de cambiar. Yo no lo

saba, pero los fantasmas, las brujas, los trolls, los zombis

y los pequeos duendecillos me haban estado vigilando a

escondidas desde el primer da de clase.

No se haban ido, no. Siempre haban estado all, ala espera del mejor momento para hacer de las suyas. Y lo

ms alucinante es que no eran los nicos que me espiaban

desde las sombras. Ese curso me esperaban muchas sor-

presas y muchos secretos por descubrir. Algunos increbles,

aunque otros ms bien espeluznantes...


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Apenas llevbamos un mes de curso, cuando los duendeci-

llos comenzaron con sus jueguecitos.Como sabis, los duendes son seres pequeos y tre-

mendamente traviesos. Pero lo que casi nadie sabe, es que al-

gunos de ellos son adems terriblemente malvados. Yo nunca

me he dejado engaar por su reducido tamao, as que desde

siempre me los he tomado muy, pero que muy en serio.

Aquellos diminutos diablillos de orejas puntiagudas,ojos pequeos y sonrisa de dientes alados, se lo haban

estado pasando en grande desde que comenc primaria es-

condindome los bolis, los lpices, las gomas, la tijera, el

pegamento y hasta las pinturas. Pero eso no era nada en

comparacin con lo que estaba a punto de ocurrir. Esa vez,

la iban a liar bien gorda

Todo comenz cuando doa Mati, la profesora de Matem-

ticas, nos pidi que sacramos el libro y el cuaderno.

Vamos, chicos, empezaremos con el tema dos.

Quiero todos los libros y libretas sobre la mesa a la de ya,

que no hay tiempo que perder.No, no, no, no, no repet aterrado en voz alta

sin darme cuenta, incapaz de entender cmo era posible

que no estuviera ni mi libro ni mi libreta .

Marco, ocurre algo? me pregunt doa Mati

preocupada, mientras yo buscaba y rebuscaba en mi mo-


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chila y en mi pupitre una y otra vez, como esperando a que

mis cosas fuesen a aparecer como por arte de magia de unmomento a otro si volva a mirar.

Yo, es que

Marco Charco Marco Charco Marcooo

Marco Charcooo escuch a mi espalda, como en un

eco aterrador al que cada vez se iban sumando ms y ms

vocecillas.

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Doa Mati, es que no

Ji, ji, ji, ji, ji, ji repiquetearon las risas de losduendecillos por todas partes, mezcladas con las de algunos

de mis compaeros de clase.

Los pelos se me pusieron de punta, mis peores pesadi-

llas regresaban. Ellos estaban all mismo, a mi alrededor,

susurrando mi nombre. Estaba seguro de que eran los res-

ponsables de que yo no encontrara ni mi libro ni mi cuader-no de mates, pero qu poda hacer? Echarles la culpa?

Era intil porque nadie me creera! Ya lo haba intentado el

curso anterior, y lo nico que haba conseguido era que se

rieran de m, y que me llamaran mentiroso y llorn.


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Marco, ests bien? me pregunt doa Mati en-tre preocupada y enfadada.

Yo

Sent tanto miedo, que las palabras se me atragantaron

en la garganta. Cuanto ms intentaba explicarle a la profe

que no encontraba mis cosas, ms mudo me quedaba.

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Marco Charco Marco Charco Marcooo

Marco Charcooo resonaba una y otra vez en mi cabe-za, hasta que transcurrieron varios segundos ms, y todas

las voces se silenciaron.

Y el resultado, al nal, fue una buena regaina por parte

de doa Mati. Que estaba ms enfadada por mi silencio, que por

el hecho de que se me pudieran haber olvidado los libros. Pero

bueno, no me qued otra que aguantarme. Al menos, lo peorhaba pasado. O eso cre yo, claro. Y de nuevo, me equivocaba.

Hoy nos tocan las fracciones comenz explicando doa

Mati, antes de que mi mente desconectara de la leccin del da.

Recuerdo que me pas ms de media clase de mates, re-

pasando mentalmente todos mis movimientos desde que mam

me haba despertado aquella maana. Pero nada, no haba ma-

nera, no se me ocurra dnde podan estar mi libro y mi libreta.Encima del escritorio, estaba seguro de que no; sobre

la cama, tampoco; en el saln o en el bao, menos an

Estaba casi seguro de que haba metido en la mochila

mis cosas la noche anterior, pero no recordaba haberlo sa-

cado despus.

Finalmente me convenc de que era muy posible queCarlitos, el bichito de mi hermano pequeo, me los hubiera

cogido para jugar. No era la primera vez que me quitaba las

cosas sin permiso y que me la liaba, as que

Era mi sospechoso nmero uno!, y se iba a enterar

cuando llegara a casa.

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(Seguro que si tienes hermanos pequeos sabes de qu

te estoy hablando: tus cosas por los suelos, arrugadas enel mejor de los casos, o rotas o perdidas en el peor. Buff,

hermanos Al nal no nos queda otra que arreglar sus

estropicios si no queremos terminar castigados, qu le

vamos a hacer!)


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Quiero los ejercicios de la pgina doce y trece para ma-

ana, as que espero que hayis estado muy, pero que muyatentos a mis explicaciones pronunci doa Mati, muy

seria y sin quitarme el ojo de encima, antes de dar por ter-

minada la clase.

Menos mal que el timbre del recreo me salv, porque

si me llega a preguntar algo de lo que haba estado expli-

cando me la iba a cargar otra vez. El ringgggme salv porlos pelos, s, pero me provoc tal sobresalto que, del brinco

que di, casi me caigo de la silla. Y s, mis compaeros se

rieron de m por segunda vez en el da .

Ya estaba bastante acostumbrado a sus risas, as que

tampoco me import demasiado. En aquel instante es-

taba bastante ms preocupado por no salir el ltimo de

clase, que por cualquier otra cosa. La posibilidad de que-darme solo en el aula, buff, me aterraba. El recuerdo de

aquellas vocecillas chillonas pronunciando mi nombre

me pona los pelos de punta: Marco Charco, Marcooo

Charcooo

En menos de un suspiro cog mi chaqueta y me fui a

toda pastilla, colndome por el primer hueco que vi libre.No tena ganas de averiguar si aquellos duendecillos ladro-

nes seguan por all. Era mejor creer que el ladrn haba

sido mi hermano. Los duendes estaban muy bien para los

cuentos, pero no para la vida real. Y menos, si solo los po-

da ver yo.

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Mis aventuras de aquel da, no obstante, no se quedaron

ah. La historia se repiti en clase de Lengua y en clase deIngls. Solo que en esas ocasiones ya no escuch las voces

de aquellos diminutos diablillos.

Don Jacinto, el profe de Lengua, me ech otro ser-

mn similar al de doa Mati. Todo lo que me estaba ocu-

rriendo era muy injusto, pero no me qued ms remedio

que aguantar sin rechistar. Lo que ms me fastidi ademsfue el punto negativo que me puso doa Claudia, la profe

de Ingls. Nunca se me han dado demasiado bien los idio-

mas, y ese negativo me doli ms que todas las regainas

del mundo.

Genial! Mi da estaba siendo un verdadero desastre, y

no tena pinta de que fuese a mejorar.

Cuando pillara a mi hermano, se la iba a cargar! Por-que tena que haber sido l s o s. O quiz no?

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