«autoconstrucción espontánea» solución o problema?

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Vivienda, vol. 4, núm. 2, México, marzo/abril de 1979, pp. 144-153 «Autoconstrucción espontánea» ^ solución o problema? ARQ. PRISCILLA CONNOLLY En esta ponencia se expondrán algunas considera- ciones sobre el papel de la autoconstrucción "es- pontánea" en relación con las características y estructura del problema habitacional. Se referirá básicamente a dos aspectos del significado de este fenómeno. Primero, se examinará la función de la "autoconstrucción espontánea" como respuesta al problema habitacional creado a raíz del acelerado proceso de industrialización y urbanización experi- mentado durante los últimos 40 años. En otras palabras se pretende aquí señalar algunos elementos que permitan evaluar la autoconstrucción "espon- tánea" en términos de sus efectos sobre las condi- ciones habitacionales de la población urbana en general. En un segundo término, se analizarán bre- vemente las implicaciones de la solución de la auto- construcción "espontánea" frente a las causas estructurales del problema habitacional. Es decir, se tratará de medir los efectos de la autoconstruc- ción sobre las condiciones generales que determinan la capacidad de una sociedad de dar respuesta a las necesidades de vivienda. El término de referencia de los puntos mencio- nados será la experiencia de la Ciudad de México, aunque los argumentos presentados pretenden plantear ciertas consideraciones a nivel más bien ge- neral. En todo caso, las limitaciones de tiempo no permiten más que un tratamiento muy esquemático de los puntos. Espero, sin embargo, que esta ponen- cia pueda contribuir a una discusión en torno a las siguientes preguntas: ¿Qué ha significado la autoconstrucción "espon- tánea" como solución habitacional en sí? ¿Qué significa la autoconstrucción "espontánea" para las posibilidades futuras de mejorar las condi- ciones generales de vivienda? Estas dos preguntas se plantean con el fin último de contribuir indirectamente a una cuestión que se acerca más al tema central de este seminario: ¿Qué lecciones debería aprender la "autoconstrucción planificada" de la experiencia de la autoconstruc- ción espontánea? De éste último planteamiento surge la necesidad de empezar con algunas definiciones de la termino- logía utilizada, antes de tratar los temas centrales de la ponencia. Al parecer, existen algunas confusiones respecto a la palabra autoconstrucción: Se entiende que el término "autoconstrucción espontánea", adoptado en este seminario, se refiere

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Page 1: «Autoconstrucción espontánea» solución o problema?

Vivienda, vol. 4, núm. 2,México, marzo/abril de 1979, pp. 144-153

«Autoconstrucciónespontánea»^ solucióno problema?

ARQ. PRISCILLA CONNOLLY

En esta ponencia se expondrán algunas considera-ciones sobre el papel de la autoconstrucción "es-pontánea" en relación con las características yestructura del problema habitacional. Se referirábásicamente a dos aspectos del significado de estefenómeno. Primero, se examinará la función de la"autoconstrucción espontánea" como respuesta alproblema habitacional creado a raíz del aceleradoproceso de industrialización y urbanización experi-mentado durante los últimos 40 años. En otraspalabras se pretende aquí señalar algunos elementosque permitan evaluar la autoconstrucción "espon-tánea" en términos de sus efectos sobre las condi-ciones habitacionales de la población urbana engeneral. En un segundo término, se analizarán bre-vemente las implicaciones de la solución de la auto-construcción "espontánea" frente a las causasestructurales del problema habitacional. Es decir,se tratará de medir los efectos de la autoconstruc-ción sobre las condiciones generales que determinanla capacidad de una sociedad de dar respuesta a lasnecesidades de vivienda.

El término de referencia de los puntos mencio-nados será la experiencia de la Ciudad de México,aunque los argumentos presentados pretendenplantear ciertas consideraciones a nivel más bien ge-neral. En todo caso, las limitaciones de tiempo no

permiten más que un tratamiento muy esquemáticode los puntos. Espero, sin embargo, que esta ponen-cia pueda contribuir a una discusión en torno a lassiguientes preguntas:

¿Qué ha significado la autoconstrucción "espon-tánea" como solución habitacional en sí?

¿Qué significa la autoconstrucción "espontánea"para las posibilidades futuras de mejorar las condi-ciones generales de vivienda?

Estas dos preguntas se plantean con el fin últimode contribuir indirectamente a una cuestión que seacerca más al tema central de este seminario: ¿Quélecciones debería aprender la "autoconstrucciónplanificada" de la experiencia de la autoconstruc-ción espontánea?

De éste último planteamiento surge la necesidadde empezar con algunas definiciones de la termino-logía utilizada, antes de tratar los temas centrales dela ponencia.

Al parecer, existen algunas confusiones respectoa la palabra autoconstrucción:

Se entiende que el término "autoconstrucciónespontánea", adoptado en este seminario, se refiere

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a la vivienda que se ha construido en los asenta-mientos irregulares, tales como las colonias pcpula-res que se han establecido en la Ciudad de Méxicodurante los últimos 40 años. La definición de la"autoconstrucción espontánea" se hace entoncesen función de las características más generalizablesde la vivienda en este tipo de asentamiento. En estesentido, quizá el factor que tiene mayor importan-cia en esta definición sea la ausencia total de unaintervención de cualquier mecanismo formal decrédito que pudiera financiar la construcción de lasviviendas. La implicación de esto da lugar a una ca-racterística generalizable de la vivienda "autocons-truida" o más bien, "autofinanciada", en el sentidode que la construcción procede sólo en la medidaque exista un superávit del ingreso familiar parainvertir en la vivienda. Por lo tanto la construcciónes paulatina o por etapas y las viviendas se quedanincompletas durante mucho tiempo.

Una segunda característica que contribuye a unadefinición de la autoconstrucción "espontánea" esla forma irregular en que se desarrolla tanto la ur-banización como el proceso de construcción. Por logeneral, la producción de las viviendas se da en unmarco ilegal, o semilegal y, por lo tanto, fuera delcontrol de los instrumentos reglamentarios existen-tes. Esto no quiere decir que el gobierno necesaria-mente haya quedado al margen de los procesos deautoconstrucción: encontramos múltiples instan-cias donde existe por lo menos una u otra institu-ción gubernamental en el establecimiento inicial deun asentamiento irregular y, por supuesto, en lasetapas posteriores de su consolidación, los organis-mos especializados deben intervenir para la regula-rización y aprovisionamiento de servicios. (Entreparéntesis, esto plantea ciertas dudas respecto a laadecuación del adjetivo "espontáneo" ya que, en lamayoría de los casos, la creación de una coloniapopular, en el caso de México, no es tan "espontá-nea", sino al contrario, es promovida por algúnagente determinado, con o sin la colaboración de laautoridad). No obstante, se puede afirmar sin equi-vocación que el desarrollo de los asentamientosirregulares no ha obedecido a ningún intento con-certado de planificación urbana.

Estas dos características que, empiezan a definir,a nivel general, la autoconstrucción "espontánea",también sirven para diferenciar ésta de la autocons-trucción planificada. Las posibles características y

modalidades que podrían tomar los programas de"autoconstrucción planeada" serán discutidas enuna ponencia posterior. Por lo pronto, es de supo-ner que todo programa gubernamental de autocons-trucción requeriría, en primer lugar, la canalizaciónde algún tipo de financiamiento hacia el usuario enforma de créditos y, en segundo, se enmarcaríadentro de ciertos controles normativos.

La confusión mayor surge entonces en torno a lapalabra autoconstrucción misma. Por un lado, losconocimientos acerca de los procesos reales de lallamada autoconstrucción revelan que, de hecho,esta idea de que el usuario construya su casa con suspropias manos no es, en lo absoluto, una regla gene-ral. Si bien es cierto que los usuarios efectivamenteaportan algo de trabajo, la mano de obra contratadatambién juega un papel fundamental en la construc-ción de las casas "autoconstrucción". Por otro lado,sería difícil vislumbrar un programa de "autocons-trucción " en el cual el 100 0 /o del trabajo necesa-rio fuera aportado por los usuarios.

Este intento de desmitificar la imagen del usuariopegando tabiques que tiende a caracterizar la auto-construcción lleva a una última consideración en

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torno a la autoconstrucción espontánea. Respectoa este término se quisiera aclarar que, a lb que seestá refiriendo en esta ponencia es a un fenómenoespecífico que ha surgido en un contexto de urba-nización, en un lugar y en un momento determina-dos. Si bien es cierto que, a través de la historia lagente ha construido su propia vivienda, individualo colectivamente, esto no implica que la autocons-trucción espontánea que nos concierne sea necesa-riamente una solución "natural" o que correspondaa una de las actividades básicas del hombre. Es muydiferente la casa autoconstruida en un contexto ur-bano del siglo 20, donde la población depende deun salario para resolver sus necesidades materialesbásicas, a la vivienda indígena, por ejemplo, que en-cuentra su razón de ser dentro de todo el sistemade organización de la producción material de unasociedad campesina. En este sentido, se quiereplantear que la "autoconstrucción espontánea" queha acompañado al reciente proceso de urbanizaciónen la mayoría de los países del tercer mundo, lejosde ser una solución tradicional, es un fenómeno re-lativamente nuevo, tan nuevo como los cambiosexperimentados en la estructura socioeconómica dedichos países.

Ya definido más o menos lo que se quiere decircon el término autoconstrucción "espontánea", re-tomemos las dos interrogantes planteadas inicial-mente respecto al significado de esta forma deproducción de vivienda como "solución" al proble-ma habitacional. Sin embargo, antes de entrar alexamen de la autoconstrucción como "solución" esnecesario decir algo sobre la naturaleza del proble-ma. Aunque aquí de ninguna manera cabe unaexposición larga en este respecto, se considera quees necesario subrayar los siguientes puntos básicosen relación con las determinantes causales de la pe-nuria de vivienda.

Se podría decir que existe un concenso amplioen el sentido de que las deficiencias y carencias ha-bitacionales se derivan de la incapacidad de produ-cir vivienda en número y calidad suficiente pararesponder a las necesidades generales de este bienindispensable, y, sobre todo, a un precio accesible ala capacidad de pago de la población mayoritaria.

Se puede argumentar que esta inadecuación es-tructural del aparato de la producción habitacionalse debe a una serie de factores interrelacionados

que caracterizan la vivienda y su proceso general deproducción. Entre estos factores se destaca la nece-sidad de ocupar, en forma permanente, un terreno.Dada la escasez relativa de tierras urbanas y la exis-tencia de la propiedad privada de este elemento, elfactor suelo se presenta como un obstáculo primor-dial que impide abatir el precio de producción de lavivienda. Una manifestación de esto es el hecho,bien reconocido, del atraso relativo de la industriade la edificación y la baja productividad de ésta, loque contribuye a elevar el precio de la vivienda.Otro problema que caracteriza la producción habi-tacional es el largo lapso de tiempo necesario paraque el capital invertido empiece a realizar ganancias.Esto, no sólo por la relativa larga duración del pro-ceso de construcción en sí, 8 ó 9 meses por lo me-nos, sino también por la dificultad para que el pro-ducto se venda en el mercado. El alto precio de lavivienda en relación con la capacidad de pago de lademanda, es decir del nivel salarial, implica la nece-sidad de sistemas de crédito hipotecario u otrosmecanismos como el alquiler que permita al usuariopagar el precio de la vivienda paulatinamente. Comoejemplo de esta brecha entre precio de vivienda ysalario sólo hay que acordar que actualmente enMéxico el precio de una vivienda de dos recámarasequivale a aproximadamente 5 ó 6 años del sueloentero de un trabajador con salario mínimo.

Ahora bien, si esta serie de factores interrelacio-nados impide una producción mercantilista de lavivienda para la mayoría de la población, lasnecesi-dades en este renglón tienen que ser resueltas enalguna forma, ya sea a través del alquiler o, con laintervención económica del Estado mediante subsi-dios directos o indirectos: es decir, la canalizaciónde recursos hacia la construcción habitacional, laadecuación de terrenos y, sobre todo, el otorga-miento de créditos hipotecarios a largo plazo y conbajas tasas de interés. Otra alternativa, claro está, esla autoconstrucción.

En el caso de la Ciudad de México, la autocons-trucción en colonias populares empieza a manifes-tarse desde mediados de la década 1930-1940 y asu-me un papel numéricamente importante a partir delos años cuarenta en adelante, justamente cuandoen este país despega el proceso definitivo del desa-rrollo industrial-urbano. Para este periodo el proble-ma habitacional en México puede plantearse en lostérminos siguientes:

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Por un lado, se presentaban aumentos inucitadosen la demanda de vivienda urbana a raíz de la urba-nización acelerada, centrada, principalmente en laCiudad de México, cuya población se quintuplicaentre 1930 y 1960. Pero no sólo aumenta la deman-da real de viviendas, sino que, paralelamente, dismi-nuye la capacidad adquisitiva de esta demanda. Enrelación con el problema habitacional es importan-tísimo notar la trayectoria del salario real. En elDistrito Federal el poder adquisitivo del salario sereduce en un 50°/o entre 1939 y 1946 y sólo alcan-za su nivel original en 1969 después de una muylenta recuperación. Aunque en los primeros años delos setenta se da un ligero aumento en el salarioreal, después de 1976, como es bien sabido, el po-der adquisitivo del asalariado se desploma nota-blemente.

En cuanto a las posibilidades de producción devivienda para esta población empobrecida se eviden-cia que, a partir de la década 1940 a 1950, la pro-ducción de la solución tradicional del alojamientode bajo precio, los cuartos de alquiler en vecinda-des, empieza a disminuir y no da abasto a lasnecesidades de nueva vivienda. Por otra parte, unaparticipación económica del estado en materia ha-

bitacional prácticamente no existe, ya que no essino hasta la década actual cuando el gobiernomexicano empieza a intervenir en forma significativaen la producción habitacional para la poblaciónmayoritaria.

Durante las décadas posteriores a la Segunda Gue-rra Mundial, se presenta entonces un problema ha-bitacional que podría resumirse en los términossiguientes:

En un momento en que la producción de habita-ciones para alquiler a bajo costo estaba claramenteen decadencia, ¿cómo se podían alojar las crecien-tes masas urbanas en tal forma que no entrara enconflicto con los bajos niveles salariales, pero que almismo tiempo no requiera subsidios gubernamen-tales ni tampoco provocara conflictos socialesimportantes?

La respuesta ante este problema, en la Ciudad deMéxico, es ciertamente la autoconstrucción en elasentamiento irregular: una "solución" cuyo éxitoes innegable en vista del hecho de que, en la actuali-dad, más del 50°/o de la población de esta ciudadse aloja en una u otra modalidad de colonia po-pular.

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La pregunta que se plantea no es, entonces, si laautoconstrucción es una solución o no, sino, cómoresuelve el problema: ¿En qué forma y con cuálesimplicaciones de la vivienda para que sea accesiblea la mayoría de la población urbana, es decir, paraque su precio mensual efectivo sea compatible conlos bajos ingresos?

Ahora bien, existen varios mecanismos que pue-den llevar a un abatimiento del precio de la vivienda.

Primero, el precio efectivo frente al ingreso realdel usuario se reduce en la medida en que el pagode dicho precio se extienda durante un largo tiempo.

Segundo, una reducción de la calidad y volumende la vivienda construida llevaría a una reducciónen el precio de la misma, siendo constante el costounitario de producción.

Tercero, se puede reducir el precio de la viviendaa través de una disminución en el precio unitario deproducción. Esto a su vez se consigue mediante la

reducción o eliminación de algún componente delprecio de la vivienda (el precio del suelo, o de lamano de obra por ejemplo) o bien con un aumentode productividad en la edificación.

Con la excepción de este último factor, la pro-ductividad en la construcción y de la reducción delprecio de los materiales, es probable que la auto-construcción, en una primera instancia por lo menos,logre abatir el precio de la vivienda a través de to-dos estos mecanismos, ¿pero con qué implicacionesrespecto a las condiciones generales de vivienda dela población?

Planteado de esta manera, podría parecer eviden-te la respuesta a nuestra primera interrogante, peroen todo caso examinemos brevemente algunas im-plicaciones generales del abatimiento del precioefectivo de la vivienda autoconstruida.

Primero, aunque efectivamente la autoconstruc-ción permite extender el pago de la vivienda a unperiodo indefinido de tiempo, el usuario debe finan-

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ciar la vivienda antes de poderla disfrutar, y sólo enla medida en que lo permitan sus ingresos. Estoimplica por lo general, como ya se ha señalado, unproceso paulatino de construcción: la vivienda amedio hacer durante mucho tiempo con los incon-venientes que esto acarrea.

Segundo, para saber si la autoconstrucción haabaratado el precio de la vivienda mediante una re-ducción de calidad y tamaño de ésta se requiereconocer las tendencias generales de las condicioneshabitacionales que han acompañado la implantaciónde esta forma de producción general. La preguntasería si la autoconstrucción ha logrado mantener elnivel medio de habitabilidad o no. En el caso deMéxico existen pocos datos empíricos confiables alrespecto. Sin embargo, un examen cuidadoso dedatos censales y estudios de vivienda realizados endistintas fechas por entidades gubernamentales—BANOBRAS e IMSS principalmente— permitellegar a la conclusión con cierto grado de seguridadque, efectivamente, las condiciones habitacionalesen el área metropolitana han empeorado desde ladécada 1940-1950 en adelante, por lo menos en loque se refiere a la calidad estructural de las vivien-das y al número promedio de m2 construidos porhabitante. Aunque sin duda es posible encontrarnumerosos casos individuales en los que a través dela "autoconstrucción" se haya producido viviendade buena calidad, en términos generales, esta formade producción habitacional no ha logrado un mejo-ramiento de las condiciones de vivienda de la pobla-ción, sino al contrario, la situación ha empeoradodesde el momento que surge la autoconstrucción agran escala.

Volviendo al tercer punto: la reducción del pre-cio de la vivienda a través de una disminución en elprecio de la producción, se considerará solamenteel aspecto de la tierra y de la mano de obra.

En relación con una reducción del precio del sue-lo, resulta evidente que este factor constituye unade las condiciones básicas para el establecimiento decolonias populares. El acceso a un lote gratuito o abajo costo es el primer paso para el autoconstructorde bajos ingresos. Sin embargo, un análisis somerode cualquier plano que señale los patrones de segre-gación urbana en México y en la mayor parte de fospaíses latinoamericanos demostraría que el accesoa tierras baratas no deja de tener implicaciones ne-

gativas en cuanto a la calidad del hábitat. Las tierrasson de bajo precio cuando no sirven para usos másrentables que la habitación popular. Por eso, encon-tramos las colonias populares en los sitios más ale-jados del centro, como Nezahualcóyotl y Ecatepec,en los lechos de ríos, en barrancas, carentes de unmínimo de infraestructura y servicios. Un denomi-nador común del factor tierra en las colonias popu-lares, donde su autoconstruye la vivienda, es lailegalidad de tenencia y transacciones fraudulentasen torno a la renta o alquiler de los lotes.

Aunque con la consolidación de la colonia popu-lar, la situación relativa a infraestructura, serviciosy tenencia irregular mejora, no es sin costo para loscolonos. Los mismos autoconstructores deben pa-gar, en muchos casos varias veces, la introducciónde servicios y la regularización para lograr lo que,generalmente, no es más que una solución parcialen estos renglones.

Si bien es cierto que en un principio el precioque el autoconstructor paga pdr el suelo es necesa-riamente bajo, éste excluye los elementos general-mente asociados con la tierra-accesibilidad, trans-porte, seguridad, infraestructura, servicios, etcétera.Y, cuando estos elementos son eventualmente in-corporados, el colono debe pagar un precio compa-rable en algunas instancias al precio del mercado deun terreno en cualquier fraccionamiento bien equi-pado.

Respecto a la reducción en el precio de la cons-trucción por el aporte de mano de obra del usuario,mucho se ha dicho. Aquí solamente se quisiera sub-rayar dos puntos:

Primero, en el caso en que el "autoconstructor"mismo efectivamente trabaja en la construcción desu casa, hay que acordar que este trabajo correspon-de a una extensión de su jornada normal, a un tra-bajo no pagado, pero necesario para la sobrevivenciadel trabajador y de su familia.

En un segundo término, como se dijo al princi-pio, la norma general para los autoconstructores esmás bien la contratación de mano de obra pagada-albañiles y peones- para la edificación de la mayorparte de la casa. Esta mano de obra es, en la mayo-ría de los casos, sumamente mal pagada, debido alos bajísimos salarios vigentes en la industria de la

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construcción, al carácter eventual del trabajo enesta rama, a la desocupación y a la falta de organi-zación de los trabajadores. Este factor está a su vezíntimamente relacionado con una de las determinan-tes básicas del problema habitacional: la baja pro-ductividad de la industria de la construcción. A es-te respecto, habrá que señalar que el bajo costo dela mano de obra en esta rama seguramente contribu-ye a retrasar el desarrollo técnico de la construcción.

Una última consideración respecto a la reduccióndel precio de la construcción en el proceso de auto-construcción espontánea se refiere a la cuestión delos materiales. En este sentido resulta evidente que,lejos de lograr un abaratamiento en este renglón, elprecio de los materiales contribuye a encarecer lavivienda autoconstruida. Los materiales de construc-ción se producen industrialmente y tienen preciode mercado. Sin embargo, cuando se adquieren encantidades reducidas y de distribuidores al menu-deo, este precio resulta mucho mayor que cuandouna constructora los compra directamente de la fá-brica. Por otra parte, se ha observado la tendenciade sobreestructurar las viviendas autoconstruidas;por falta de conocimientos y asesoría técnica, porlo que el consumo de fierro y cemento tiende a ser

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mayor que lo necesario aumentando así el preciototal de la casa por concepto de materiales.

Ahora bien, volvemos entonces a la segunda in-terrogante planteada al principio, referente al im-pacto de la autoconstrucción sobre las causas es-tructurales del problema habitacional.

Ya hemos visto que a nivel de las viviendas cons-truidas en sí, la autoconstrucción necesariamentepermite reducir el precio de estas viviendas, perocon múltiples implicaciones negativas respecto a lascondiciones de habitabilidad creadas. Se preguntaahora, ¿qué efecto ha tenido la autoconstrucciónsobre el precio general de la construcción?

En este sentido se considerarán aquí únicamentedos aspectos relacionados con las causas fundamen-tales del problema habitacional:

El primero se refiere a la cuestión del suelo, elproblema que constituye la propiedad privada y laparcelación de este elemento para la producción ha-bitacional. En cuanto a los efectos de los procesosde autoconstrucción sobre la estructura de la pro-piedad del terreno basta analizar la situación delárea metropolitana para concluir que ésta no ha per-mitido ningún avance en este sentido. Se puedeconstatar que no hay mecanismo más eficaz para lo-grar la privatización y parcelación de terrenos, ori-ginalmente de propiedad social, que el desarrollode un asentamiento irregular: tierras ejidales y co-munales, propiedades de la Nación, parques nacio-nales y ex-lagos son fraccionados, vendidos y regu-larizados a título personal y privado del posesiona-rio. El resultado de este proceso tiene graves impli-caciones a nivel urbano, cuestión que se examinarácon más detalle en la próxima ponencia, pero tam-bién tiene efectos negativos sobre las condicionesde producción de la vivienda en sí y por lo tanto so-bre la potencialidad del país para enfrentar el pro-blema habitacional. Desde el momento en que un

, lote en una colonia popular entra al mercado libredel suelo, a través de la regularización, sube el precioy con ello, hace aumentar los precios del suelo a to-dos los niveles. Se fortalece de esta manera uno delos obstáculos básicos a la producción de vivienda abajo costo, el acceso a la tierra, con consecuenciasregresivas en relación con las posibilidades de solu-ción habitacional para las grandes mayorías.

El segundo aspecto corresponde al efecto de laautoconstrucción sobre el precio general de la cons-trucción en cuanto a la productividad en esta rama.Es bien sabido que un aumento de productividad selogra a través de dos posibles vías: en primer lugarpor una mejor cooperación en el proceso de trabajo,es decir, por una organización más eficiente de laproducción, y, en segundo lugar, por el desarrollotecnológico, la incorporación de técnicas y equi-po que hacen más productivo el trabajo del obrero.

Claro está que la forma en que se realiza el proce-so de construcción de las viviendas autoconstruidasno se presta mucho a innovaciones técnicas u orga-nizativas: la construcción individual, a pequeña es-cala, y en etapas lentas, no conduce a un desarrollogeneral de la productividad en la edificación. Alcontrario, el bajo nivel tecnológico utilizado en laautoconstrucción y el alto precio unitario resultanteactuan como un lastre frente al precio general de laconstrucción, retrasando su abatimiento. Si bienpuede haber innovaciones técnicas en otros sectoresde la construcción, en la producción de la viviendadel sector público por ejemplo, el hecho de que lavivienda "autoconstruida" siga siendo mayoritariadentro de un mercado habitacional unificado a tra-vés del mercado de suelo, impide que dichas innova-ciones puedan tener un impacto favorable sobre elprecio unitario general de la construcción habitacio-nal. La mayor productividad alcanzada en los secto-res de la construcción más avanzada se conviertemás bien en sobreganancias para aquellos sectores,y no conducen necesariamente a rebajar el preciogeneral de la vivienda.

Resumiendo en pocas palabras los puntos princi-pales propuestos en esta ponencia, se quiere subra-yar los siguientes:

Primero, es incontrovertible que la autoconstruc-ción espontánea, en el caso de México por lo menos,ha sido una solución, y una solución sumamentefuncional, del problema habitacional surgido a par-tir del desarrollo urbano industrial iniciado en la dé-cada de los 40. Dados los bajos niveles de ingreso, yla ausencia de otras soluciones que podrían haberenfrentando las necesidades habitacionales de la po-blación urbana mayoritaria, la autoconstrucción re-presentaba casi la única alternativa para maximizarlos recursos personales disponibles para la vivienda.Ahora, esto se podría expresar de otra manera: sería

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igualmente acertado decir que la autoconstrucciónconstituye uno de muchos mecanismos que ha per-mitido mantener al muy bajo nivel a que están, lossalarios de la población trabajadora urbana.

En segundo término, se propone que la autocons-trucción "espontánea" no sólo debería entenderse,como una solución, si no también como un proble-ma.

Constituye un problema en la medida que hayaproducido a grandes rasgos un deterioro relativo enlas condiciones habitacionales de los usuarios de lavivienda autoconstruida. Sin embargo quizá es másimportante para la temática de este seminario, reco-nocer los efectos regresivos de la generalización dela autoconstrucción espontánea sobre las condicio-nes generales de producción de vivienda, y por lotanto, sobre las causas estructurales del problemahabitacional en sí.

La ponencia de la Arq. Priscilla Connolly "Autoconstrucción espon-tánea" ¿solución o problema?, corresponde ala primera parte de laintervención del Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento A.C. (COPEV I), en la Primera Reunión Nacional de Autoconstrucción.La segunda parte, bajo el título de "El Significado Potencial de laAutoconstrucción Planificada", estuvo a cargo del Arq. AlejandroSuárez Pareyón. Ambos estudios se publican en este número deVIVIENDA,

Priscilla Connolly realizó sus estudios profesionales y de posgrado enla Facultad de Arquitectura de la Univers i dad de Cambridge, Inglate-rra. Su práctica profesional incluye participación en programas de vi-vienda del sector público, proyectos de vivienda por medio de auto-construcción, así como docencia universitaria. Desde 1972 ha colabo-rado en COPEV I, A. C. Asimismo, participó en el estudio realizadopor el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Me-tropolitana, Azcapotzalco, para el INFONAVITen 1976. Actualmen-te, es la coordinadora del Area de Investigaciones de COPEVI, A. C.