autobiografa de santa gema en espaol

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stgemmagalgani.com http://www.stgemmagalgani.com/2009/03/autobiografia-de-santa-gema-en-espanol.html Autobiografía de Santa Gema en Español La Autobiograf ía de Santa Gema Galgani en Español El webmaster desea agradecer con gratitud el Postulador General de la Passionistas para la concesión de permiso para publicar la Autobiografía de Santa Gema en este sitio web. La presente autobiografía, escrita en forma de carta al P.Germán, es la así llamada confesión general de que nos habla varias veces la Santa en sus canas (véase, cartas 45, 46, 55, 71 y 73 al P. Germán). El término confesión general fué empleado de intento por el sabio Director a fin de inducir a la humildísima Gema a manifestar, sin que se diera cuenta, los tesoros de gracia de que Dios la había enriquecido; pero más que una confesión general lo que él quería era que escribiese una como autobiografía compendiosa de todo lo que hasta entonces le' había sucedido. Cosa dificultosa se hacía a nuestra Santa el escribirla (cf, carta 45), y, según ella misma nos dice al principio, aunque de primera intención quería escribir la confesión general de sus pecados, sin añadir otra cosa, no 'obstante debió, estimulada por el Ángel del P. Germán (cf, carta 46), hacer un como compendio de todo cuanto le había sucedido en la vida, bueno y malo. Conformándose, pues, plenamente con el deseo de su Padre espiritual, la Santa no entendió escribir una verdadera y propia. mente dicha confesión general, lo que se deduce de aquellas palabras: «Aquí tendría que decir muchas cosas, pero si Jesús quiere, se las diré a usted solo (en confesión)», Hemos de concluir, por lo tanto, que las cosas aquí escritas no entendía decirlas bajo sigilo de confesión. Verdad es que era su voluntad que el P. Germán quemase en seguida este escrito" una vez leído, pero esta recomendación, que le "ra sugerida por su profunda humildad, y de la que afortunadamente no se ha hecho caso, la repetía lo mismo en sus cartas y en todos sus escritos (véase carta 16 al P. Germán y carta 13 a Monseñor Volpi). No obstante, dada la índole del escrito, omitiremos alguna cosilla. - Nuestra Santa comenzó a escribir su Autobiografía el 17 de febrero de 1901 (cf.carta 46 al P. Germán) y la terminó el 15 de mayo del mismo año (carta de la señora Cecilia al P. Germán, 18 de mayo de 1901), narrando en ella, con su acostumbrada sencillez y viveza, las vicisitudes de su vida, desde los recuerdos de su infancia hasta el año 1900: 93 páginas escritas en un cuaderno que se ha hecho célebre por obra del diablo. Se sabe, en efecto, que, habiéndolo robado el demonio a primeros de julio (cf. carta 71 al P. Germán), fué otra vez reintegrado a su lugar, según nos cuenta la misma Santa (carta 73 al P. Germán), después de reiterados exorcismos lanzados por el P. Germán en Tarquinia y en Isola de Gran Sasso, aunque bastante mal parado: todas sus páginas, en efecto, están ahumadas y tostadas por el fuego; sólo las que van en blanco, al final, quedaron intactas. Este precioso doenmento se conserva en la Postulación de los Pasionistas. - Las palabras iniciales: "A mi papá, para que lo queme en seguida" , están escritas sobre la cubierta. ______________________________________________________________ A mi papá, para que lo queme en seguida Papa Mío: Óigame: mi intención era hacer sencillamente la conf esión general de mis pecados, sin añadir otra cosa,

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Auto Biografia de Santa Gema em espanhol

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  • st gemmagalgani.co m http://www.stgemmagalgani.com/2009/03/autobiografia-de-santa-gema-en-espanol.html

    Autobiografa de Santa Gema en Espaol

    La Autobiograf a de Santa Gema Galgani en Espaol

    El webmaster desea agradecer con gratitud el PostuladorGeneral de la Passionistas para la concesin de permisopara publicar la Autobiografa de Santa Gema en estesitio web.

    La presente autobiografa, escrita en forma de carta alP.Germn, es la as llamada confesin general de que noshabla varias veces la Santa en sus canas (vase, cartas 45,46, 55, 71 y 73 al P. Germn). El trmino confesin generalfu empleado de intento por el sabio Director a fin de inducira la humildsima Gema a manifestar, sin que se diera cuenta,los tesoros de gracia de que Dios la haba enriquecido; peroms que una confesin general lo que l quera era queescribiese una como autobiografa compendiosa de todo loque hasta entonces le' haba sucedido. Cosa dificultosa sehaca a nuestra Santa el escribirla (cf, carta 45), y, segn ellamisma nos dice al principio, aunque de primera intencinquera escribir la confesin general de sus pecados, sinaadir otra cosa, no 'obstante debi, estimulada por el ngeldel P. Germn (cf, carta 46), hacer un como compendio detodo cuanto le haba sucedido en la vida, bueno y malo. Conformndose, pues, plenamente con el deseo desu Padre espiritual, la Santa no entendi escribir una verdadera y propia. mente dicha confesin general, loque se deduce de aquellas palabras: Aqu tendra que decir muchas cosas, pero si Jess quiere, se las dira usted solo (en confesin), Hemos de concluir, por lo tanto, que las cosas aqu escritas no entenda decirlasbajo sigilo de confesin. Verdad es que era su voluntad que el P. Germn quemase en seguida este escrito"una vez ledo, pero esta recomendacin, que le "ra sugerida por su profunda humildad, y de la queafortunadamente no se ha hecho caso, la repeta lo mismo en sus cartas y en todos sus escritos (vase carta16 al P. Germn y carta 13 a Monseor Volpi). No obstante, dada la ndole del escrito, omitiremos algunacosilla. - Nuestra Santa comenz a escribir su Autobiografa el 17 de febrero de 1901 (cf.carta 46 al P.Germn) y la termin el 15 de mayo del mismo ao (carta de la seora Cecilia al P. Germn, 18 de mayo de1901), narrando en ella, con su acostumbrada sencillez y viveza, las vicisitudes de su vida, desde losrecuerdos de su infancia hasta el ao 1900: 93 pginas escritas en un cuaderno que se ha hecho clebre porobra del diablo. Se sabe, en efecto, que, habindolo robado el demonio a primeros de julio (cf. carta 71 al P.Germn), fu otra vez reintegrado a su lugar, segn nos cuenta la misma Santa (carta 73 al P. Germn),despus de reiterados exorcismos lanzados por el P. Germn en Tarquinia y en Isola de Gran Sasso, aunquebastante mal parado: todas sus pginas, en efecto, estn ahumadas y tostadas por el fuego; slo las que vanen blanco, al final, quedaron intactas. Este precioso doenmento se conserva en la Postulacin de losPasionistas. - Las palabras iniciales:"A mi pap, para que lo queme en seguida", estn escritas sobre la cubierta.______________________________________________________________A mi pap, para que lo queme en seguida

    Papa Mo:

    igame: mi intencin era hacer sencillamente la conf esin general de mis pecados, sin aadir otra cosa,

  • pero su ngel me ha reido, dicindome que obedezca y haga un como compendio de todo cuanto. me hasucedido en la vida, bueno y malo.No sabe cunto me cuesta, pap mo, obedecer a esto! Pero, entienda bien: Usted lo lea y relea cuantasveces quiera, pero nadie ms f uera de usted, y luego lo queme en seguida. Ha entendido?El ngel me ha prometido que me ayudar para que todo se me recuerde ; porque, se lo digo de verdad, hellorado, al tener que hacer esto; me asustaba al pensar que tena que volver a traer a la memoria todocuanto he hecho, pero el ngel me ha prometido ayudarme.

    Y adems, pap mo, pienso: cuando usted haya ledo todas estas cosas y haya visto tantos pecados, seenf adar y ya no querr seguir siendo padre para m; yen este caso ... Pero lo seguir siendo, as lo creo.Se prepare, pues, para orlas de toda especie y pecados de todo gnero.

    Est usted, pap mo, de acuerdo con lo que el ngel me ha dicho, de que escriba toda mi vida? Esmandato suyo, y adems ya s que cuando el ngel me dice una cosa es que mi pap la t iene ya en lamente y en el corazn. Escribindolo todo, bueno y malo, podr entender mejor lo mala que he sido y lobuenos que han sido los .dems para conmigo: cun ingrata me he mostrado para con Jess, y qu reaciahe sido a obedecer a lo que me ordenaban padres y maestras.Pongo, pues, manos a la obra, pap mo.: i Viva Jess!

    Primeros recuerdos. - La madre.De lo primero que me recuerdo es de qu~ mi mam, cuando era pequeita (de menos de 7 aos),acostumbraba a cogerme mny a menudo en brazos y llorando me repeta: He pedido mucho, para queJess me diese una nia; me ha consolado, es verdad, pero bastante tarde. Yo estoy enf erma - repeta - ,pronto morir y t tendr que dejar; i si pudiera conducirte conmigo!, vendras?

    Yo apenas si me daba cuenta de nada y lloraba, porque vea que la mam lloraba. Y dnde iramos? -- lepreguntaba-, Al paraso, con Jess y con los ngeles. Fu mi mam, pap mo, la que comenz desdepequea a hacerme desear el paraso, y si ahora lo deseo y quiero ira l, no tengo ms que rias y un noredondo oigo a cada paso (1).A mam le deca que s, y me recuerdo que despus de haberme dicho por varias veces estas cosas, o seaque quera llevarme al paraso, yo no quera ya separarme de ella, y no sala de su habitacin.[ ..... ]El mdico mand que nadie se arrimase a la cama, pero para m todo mandato. era intil, no obedeca.Todas las noches, antes de irme a la cama, iba con ella a hacer mis oraciones: me pona de rodillas a sucabecera y rezbamos.

    Una tarde, a las acostumbradas oraciones, me hizo aadir un De prof undiss.a las almas del purgatorio, ycinco Gloria a las llagas de Jess. Las dije de hecho, pero, como siempre, de mala gana y sin atencin(en toda mi vida no he podido rezar con atencin), y adems me quej diciendo que era mucho lo querezbamos y que yo ya no tena gana. Mam, indulgente, procur otras noches ser ms breve.

    La confirmacin (1885).La madre en el cielo (1886).Se acercaba el da en que tena que recibir la Conf irmacin. Procur que me instruyeran un poco; pero yo,mala, no quera salir de su habitacin, y tuvo que venir una maestra a casa todas las tardes,paraensearme a la vista de mam (2).El da 26 de mayo de 1885 f u conf irmada (3), pero llorando, porque despus. de la ceremonia quien meacompaaba quiso or Misa, y yo tema que mam muriese sin llevarme tambin a m.

    Escuch a la buena la Misa, rezando por ella : de repente una voz me dij o al corazn: Quieres darme lamam? (4); S -- respond - , pero si me llevis tambin a m. No - me repit i la acostumbrada voz - ,dame de buena gana mam. T debes quedar ahora con pap. Te la llevar al cielo, sabes? Me la dascon gusto? Tuve que responder que s. Acabada la Misa f u corriendo a casa. i Dios mo! Miraba a mam yIloraha ; no poda contenerme.Pasaron otros dos meses: nunca me separaba de ella. Pero pap, que tema viniese a morir antes que ella,me sac un da a la f uerza, y me llev a casa de un hermano de mam, f uera de Luca (5).Pap, pap mo, entonces f u ella ... - i Qu tormento l , ya no vi a nadie, nia pap ni a los hermanos: luego

  • supe que mam haba muerto el da 17 de septiembre de ese ao (6).En san Jenaro con el to.Estando con el to cambi completamente de vida; me encontr con una ta, que no se pareca nada amam: buena, religiosa, pero que no quera saber de iglesia sino hasta cierto punto. i Cmo echaba demenos entonces el t iempo en que mam me haca rezar tanto! Mientras estuve con ella 'no me f u posibleconf esarme, yeso que tena gran deseo: me haba conf esado siete veces y hubiera querido ir todos losdas, despus que muri la mam (Mam, despus de la Conf irmacin, me haca conf esar cada semana.)

    Resolvi la ta tomarme por hija, pero sabida la cosa por mi hermano, muerto ya (7), no quiso en modoalguno; y el da de Navidad volv con la f amilia, con pap, los hermanos, dos hermanitas (8) (una que noconoca, porque la llevaron de casa ape~ nas nacida), y dos personas de servicio.

    Qu consuelo experiment al volver con ellos y salir de paseo con mi ta! Ella me quera mucho, pero yonada: Pap me empez a mandar a la escuela en el Instituto de Santa Z ita ( eran monjas) (9).Mientras estuve con la ta f u siempre mala. Tena un hijo que medespreciaba y pegaba: un da que iba acaballo ( tena 15 aos), la ta me mand que le llevase, no recuerdo qu cosa, paracuhrirse. Se lo llev, y lme di un pellizco: le di un empujn tan f uerte, que vino abajo; se hizo dao en la cabeza. La ta me tuvocon las manos atadas a la espalda por un da entero. y o,despechada, me llen de rabia, le respond y ledije un montn de cosas y que haba de vengarme, pero no lo hice.

    A la escuela con las Zit inas. - Primera comunin (1887).Comenc a ir a la escuela con las monjas: estaba en el paraso. Mostr en seguida deseos de hacer laPrimera Comunin, pero me vieron tan mala e ignorante, que estaban asustadas. Comenzaron a instruirmey darme buenos consejos; pero yo me iba haciendo cada vez peor, teniendo siempre empero mayores deseos de recibir la Primera Comunin, y como vean que eran tan f uertes, decidieron satisf acerlos.

    Acostumbraban las monjas a preparar la Comunin en el mes de junio; lleg este tiempo y tuve que pedirpermiso a pap para entrar en el convento por un poco de tiempo. Pap enf adado no me concedi nada;pero yo, que saba una buena astucia para conseguir de l cuanto quera, la emple y me di resultado.(Siempre que pap me vea llorar, consegua yo cuanto quera.) Llor, de otro modo no hubiera conseguidonada. Por la noche obtuve el permiso, y la maana siguiente me f u ,en seguida al convento, donde estuvepor espacio de quince das. Durante este tiempo no vi a nadie de la f amilia. Pero, qu bien estaba! Quparaso, papa mio! [......]

    Apenas me vi en el convento, y tan contenta, corr a dar gracias a Jess en la iglesita, y le roguf ervorosamente me dispusiera para hacer bien la Comunin.Pero tena otro deseo adems de ste: mam, cuando era pequeita, me enseaba el Crucif ijo y me decaque haba muerto en la Cruz por los hombres: 'ms tarde se lo o repetir a las maestras, pero nunca habaentendido nada, y hubiera deseado saber al 'dedillo toda la vida de Jess y su Pasin. Manif est estedeseo a la maestra, y comenz da por da a explicarme alguna cosa, escogiendo para ello la hora en quelas nias estaban en la cama, y lo haca, creo yo, a escondidas de la Madre Superiora.

    Una tarde en que me explic algo de la crucif ixin, de la coronacin de espinas, de los dolores de Jess,me los explic tan bien, tan al vivo, que sent una compasin tal y tanto dolor,' que me sobrevino al instanteuna f iebre tan f uerte, que tuve que estar todo el da en cama. Desde ese da la maestra cort toda explicacin (10).

    Tambin las monjas quisieron inquietarme : avisaron a pap de que me haba sobrevenido la f iebre; pero lopagaron bien, porque hubo para ellas, para m y para todos los del convento. Esto sucedi especialmentedurante los diez das de ejercicios (11).

    Entr, pues, en Ejercicios el da ... de junio (12), y f ueron predicados por don Raf ael Cianetti (13). Todas lasnias se mostraban muy solcitas para prepararse bien a la recepcin de Jess: sola yo entre tantas era lams descuidada y negligente; no me cuidaba de mudar de vida, oa los sermones, pero luego los 0lvidaha.

    A menudo, o, por mejor decir, todos los das aquel buen pre dicador deca: Quien se alimenta de Jess,

  • vivir de su vida. Palabras que a m me llenaban de consuelo y que me hacan razonar as: Luego cuandoJess est conmigo, yo ya no vivir- 'en m, porque ser Jess el que vivir en m. Y mora del deseo depoder decir' pronto esas palabras. A veces pasaba noches enteras meditando .estas palabras y consumidadel deseo de recibir a Jess.

    Lleg f inalmente el anhelado da. El da antes escrib estas breves lneas a pap:Querido pap:Estamos en la vspera del da de mi Primera Comunin,' da para m de alegra nf nra. Le escribo estaslneas nicamente para asegurarle de mi af ecto, y para que ruegue a Jess, a f in de que la primera vez queviene a m me halle dispuesta para recibir todas aquellas gracias que me tiene preparadas.Le pido perdn por los muchos disgustos y desobediencias que le he causado, y le ruego esta tardequiera olvidarlo todo. Pidindole su bendicin, soy suya, af ma., hija, GEMA.

    Me prepar para la conf esin general con tanto trabajo de aquellas buenas Hermanas, que la hice en tresveces con Monseor Volpi (14); acab de hacerla el sbado, vigilia del da f eliz.

    Lleg por f in la maana del domingo: me levant muy pronto y corr a Jess para recibirlo por primera vez.Fueron apagados f inalmente mis anhelos. Entonces entend por primera vez la promesa de Jess: Quiense alimenta de m, vivir de mi vida.

    Pap mo, lo que pas en esos momentos entre Jess y yo, no s expresarlo. Jess se hizo sentir a mialma de una manera muy f uerte. Comprend entonces que las delicias del cielo no son como las de la t ierra.Me sent presa del deseo de hacer continua aquella unin entre Jess y yo. Cada vez me senta mscansada del mundo, y ms dispuesta para el recogimiento. Fu esa misma maana cuando Jess me dideseos de ser religiosa.

    Los propsitos de la Primera ComuninAntes de salir del convento Mce por m misma algunos propsitos para regular mi vida:1.) Me conf esar y comulgar cada vez, como si f uera la lt ima.2.) Visitar a menudo a Jess Sacramentado, en especial cuando est af ligida.3.) Me preparar para las f iestas de la Virgen con alguna mortif icacin, y todas las noches pedir labendicin a la Madre del cielo.4.) Caminar siempre en la presencia de Dios.5.) Cada vez que oiga sonar el reloj repetir tres veces: Jesus mo, misericordia.Hubiera querido aadir algunos ms, pero no me lo permiti la maestra, y tena razn, porque vuelta a casaolvid, pasado un ao, todos los propsitos hechos, y los buenos consejos, ha. cindome peor que antes.Segu yendo a la escuela con las monjas.: por un tiempo se alegraron. Comulgaba dos o tres veces porsemana: Jess se me haca sentir cada vez ms: hubo das en que me hizo 'sentir consuelos indecibles;pero como pronto lo dej, me hice soberbia, desobediente, dando mal ejemplo a las compaeras y siendopiedra de escndalo para todos.

    En la escuela no pasaha da en que no f uera castigada, no sao ha las lecciones, y poco f alt para que nome arrojasen de ella. En casa no daba paz a nadie, todos los das quera estar de paseo, llevar vestidosnuevos, en lo que pap me complaci, por mucho tiempo. Todas las maanas y todas las noches dejaba dehacer mis oraciones (15); entre tantos pecados nunca empero dej de rezar las tres Ave Mara con lasmanos bajo las rodillas (cosa que me haba enseado mam, para' que Jess me librase de los pecadoscontra la santa pureza).

    Los pobres. - Nueva conversin.En este espacio de tiempo, que se prolong durante un ao entero, la nica cosa que me haba quedadoera la caridad 'para con los pobres. Siempre que sala de casa quera llevar conmigo dinero, y si pap aveces me lo negaba me levaba pan ... harina ... y otras cosas, y parece que Dios quera que siempreencontrase pobres, pues nunca f altaban tres o cuatro cada vez que sala de casa. A los que llamaban a lapuerta les daba ropa blanca y lo que se me vena a las manos.

    El conf esor me lo prohibi y ya no lo volv a hacer. Por este medio obr Jess en m una nueva conversin:

  • pap ya no me daba ni un cntimo, de casa no poda coger nada, y cada vez que sala f uera no encontrahams que pobres que venan co rriendo hacia m. No les poda dar nada, y esto me daba tanta pena queestaba llorando continuamente; por esta causa determin no salir ms f uera de casa sin verdaderanecesidad y acab por asquearme de los vestidos y dems' cosillas.Trat de hacer nueva conf esin general y no me ,. f u concedido (16); me conf es empero de todo, yJess me di un dolor tan grande, que todava lo siento. Ped perdn a las maestras, a las que ms que anadie haba disgustado.

    A pap y a los hermanos no agrad este cambio; en especial de un hermano me toc recibirlas ms de unavez, porque quera ir todas las maanas a misa de madrugada. Pero Jess,desde en. ronces, me ayudms que nunca.

    En familia con las t as.En este tiempo, habiendo muerto el abuelo y el to, dos tas paternas vinieron a vivir con nosotros enf amilia (17). Eran dos tas buenas, religiosas y cariosas, pero no era el cario de mam. Nos llevaban a la,iglesia casi todos los das y no dejaban de instruirnos en las cosas de religin.Entre los hermanos y hermanas los haba ms y menos huenos:' el mayor, el cuarto, que muri (18), y lams pequea, Julia, eran los mejores. y por eso los ms, queridos de las tas; pero los otros, que habanrecibido de m tal ejemplo,eran demasiado vi. vos, y por eso algo descuidados; pero no f altaba a nadie loneo cesarro.

    La peor de todos f u siempre yo, y Dios sabe la estrecha cuenta que tendr que darle por el mal ejemploque he dado a hermanos y compaeros! No dejaban las tas de corregirme siempre que f altaba, pero yo lescontestaba con altanera y no reciban de m respuesta apacible.

    Sin embargo, como he dicho, Jess se vali de ese medio de no poder hacer ya limosnas para convertirme.Comenc entonces a pensar en lo mucho que of enda a Jess con mis pecados: comenc a estudiar yatrabajar, y las maestras siguieron querindome bien. El def ecto por el cual he recibido los mayores, reproches y castigos ha sido la soberbia. La maestra me llamaba muy a menudo la soberbia.

    S, tena, por desgracia, este pecado; pero Jess sabe si lo conoca o no. Muchas veces f u de rodillas a lamaestra, a las discpulas todas y a la Madre Superiora a pedirles perdn de este pecado; por la tarde y aunmuchas noches lloraba a solas conmigo: este pecado yo no lo conoca y en l caa varias veces al da yvolva a recaer, pero sin darme cuenta.

    La buena maestraLa maestra que durante los Ejercicios para la Primera Comunin me haba explicado la Pasin, trat un da(acaso porque vea en m una mudanza) de explicrmela de nuevo: lo hizo muy despacio: a menudo merepeta: Gema ma - . medeca-, t eres de Jess y debes ser toda suya. S buena: Jess est contento deti; pero tienes necesidad de mucha ayuda. La meditacin de la Pasin debe ser para ti la cosa ms querida.Oh, si pudiera tenerte siempre conmigo! ... Aquella buena maestra me haba adivinado e.l pensamiento.

    Otras veces me repeta: Gema, j qu de cosas te hadado Jess l Yo, que nunca entend nada de todoesto, quedaba como muda; pero a veces tena tal necesidad de una palabra y (lo dir) hasta de una cariciade mi maestra, que corra a buscarla. A veces se pona seria; yo, al verla de ese modo, me echaba a llorar, yal f in me tomaba en brazos (aunque ya tena 11 aos) y me acariciaba: por f in me encari con ella de talmanera, que la llamaba mi mam.

    Ejercicios espirituales del 1891Tolos los aos acostumbran las monjas a tener tambin para las externas un curso de Ejercicios: no mepareca verdad que iba de nuevo a recogerme con Jess. Esta vez f u sola sin ayuda ninguna: las monjaslos hacan por su cuenta y las nias por la suya.Comprend bien que Jess me mandaba esta ocasin para que me conociera a m misma y me purif icaratodava ms, y ms le agradase.Ejercicios hechos el ao 1891, en los que Gema debe cambiar y entregarse toda a Jess.

  • Me recuerdo que aquel buen sacerdote repeta : Recordmonos que no somos nada, Dios lo es todo,Dios es nuestro Creador; todo cuanto tenemos, lo tenemos de Dios.Pasados unos das, me recuerdo que el Predicador nos mand hacer la meditacin sobre el pecado.Entonces s que conoc ver. daderamente, Padre mo, que era digna de que todos me despreciasen: mevea tan ingrata para con mi Dios, y tan llena depecados! .

    Luego hicimos la meditacin sobre el inf ierno, del que me reconoc merecedora, yen esta meditacin hiceeste propsito: Har entre da actos de contricin, en especial si cometiere alguna f alta.

    En los lt imos das se consideraron los ejemplos de humildad, dulzura, ohediencia y paciencia [de Jess]:yde esta meditacin saqu tambin dos propsitos:1.) Hacer todos los das la visita a Jess Sacramentado, y hablarle ms con el corazn que con la lengua,2.) Procurar con todas veras no tener nunca discursos in. tiles e indif erentes, sino que hablar de cosasdel cielo.Acabados los Ejercicios, obtuve del Conf esor licencia para comulgar tres das por semana y conf esarmetambin tres veces, cosa en que dur por cerca de tres o cuatro aos, hasta el 1895.

    Meditando la Pasin de Jess.Segua yendo a escuela diariamente, pero el deseo de recibir a Jess y conocer su Pasin iba cada da enaumento, de f orma que obtuve de la maestra que cada vez que consiguiera diez puno tos en la labor o elestudio, me la explicara por espacio de una hora. Para qu ms?: todos los das reciba un diez y todoslos das tena una hora de explicacin sobre la Pasin. Muchas veces, ref lexionando a menudo sobre mispecados y la ingratitud para con Jess, nos ponamos a llorar juntamente.

    Fu tambin en el transcurso de estos cuatro aos cuando esta buena maestra me ense a hacer algunapenitencia ligera por amor a Jess: la primera, llevar una cuerdecita a la cintura, y otras muchas; pero porms que hice, nunca pude conseguir permiso del Conf esor para ponerlas en prctica. Entonces me ense mortif icar los ojos y la lengua: logr hacerme enmendar algo, pero con mucho trabajo.Esta buena maestra muri despus de haberme tenido bajo s durante seis aos (19); pas luego bajo ladireccin de otra, tan buena como la primera, pero tambin sta tuvo que lamentar en m el f eo vicio de lasoberbia (20).

    Comenc bajo su direccin a tener un poco ms af icin a la oracin. Todas las tardes, apenas sala de laescuela, me iba a casa, me encerraba en una habitacin y rezaba el Rosario entero de rodillas, y variasveces durante la noche me levantaba por espacio de un cuarto de hora y encomendaba a Jess mi pobrealma.

    La benjamina del padre. - Su hermano Gins.La's tas y los hermanos poco se ocupaban de m: me deja. ban hacer todo cuanto quera, porque conocanlo mala que era.

    Pap me contentaba en todo: sola decir (cosa que me haca llorar muchas veces): Tengo slo dos hijos,Gins y Gema.y lo deca delante de los otros y, para decir la verdad, ramos por ello un poco mal mirados en casa.

    Tambin yo quera a Ginsms que a los otros: estbamos siempre juntos: durante los das de vacacinnos entretenamos haciendo altarcitos, f iestas, etc.; nos gustaba andar solos. Cuando ya era un pocomayorcito mostr deseos de ser sacerdote; f u admitido en el seminario y visti la sotana; pero pocodespus muo ri (21).Mientras estuvo enf ermo no quera que yo me separase de l. El mdico le haba desahuciado totalmente, yyo, que_senta tanto el que se muriera, a f in de morir yo tambin, me serva de todas sus cosas, y pocof alt para que as f uese, pues un mes despus de su muerte enf erm gravemente.

    No podra decir los muchos cuidados que todos se tomaron por m, en especial pap: muchas veces le vea

  • llorar y pedir su muer. te a Jess para que yo me salvara. Puso en juego tod~s los remedios, y al cabo detres meses cur.

    Adis a la escuela. - Los adornos de una esposa del crucif icado.El mdico me prohibi entonces todo estudio, y sal de la escuela. Muchas veces la Superiora y lasmaestras me mandaron llamar para tenerme con ellas, pero pap no me quiso nunca mandar. Todos losdas me sacaba de paseo; me daba todo cuanto quera, yyo comenc otra vez a abusar de su bondad.Reciba, no obstante, la Comunin tres o cuatro veces a la semana, y Jess, . aunque era mala, vena a m,se estaba conmigo y me deca muo chas cosas.

    Un da, bien lo recuerdo, me regalaron un reloj con cadena de oro; yo, vanidosa como era, no vea elmomento de lucirlo, saliendo f uera con l (mi cabeza, pap mo, se llen de pajarillos).Sal en ef ecto; alvolver e ir a desnudarme, vi a un Angel (que ahora s que era el mo), el cual muy serio me dijo : Re.eurdate que los preciosos arreos que han de hermosear a una esposa de un Rey Crucif icado, no puedenser otros que las espinas y la cruz.

    Estas palabras no se las dije ni siquiera al Conf esor, esta es la primera vez que las digo. Ellas me causaronmiedo, como miedo me caus tambin aquel Angel; poco despus, ref lexionando sobre tales palabras, sinentender nada, hice este propsito: propongo, por amor de Jess, y para iagradarle a l, no llevar ni hablarnunca de cosas de vanidad.

    Tena tambin un anillo en el dedo: me lo quit y nunca ms lo he vuelto a llevar.Propuse entonces (pues Jess me daba seales claras de que me quera religiosa) cambiar de vida, y seme of reci una hermosa ocasin, pues iba a comenzar el ao 1396 (22). Re aqu lo que escrib en unalibreta:Este -nuevo ao hago propsito de empezar una nueva vida; no s que es lo que me espera en estenuevo ao. En vuestras manos, Seor, me pongo. Todas mis aspiraciones, todos mis af ectos han de servuestros, Dbil soy, Jess mo, pero con vuestra ayuda espero y tengo resolucin de vivir de otra manera,estoes, ms cerca de Vos.

    Deseo del cielo.Desde el momento en que mam me inspir deseo de ir al paraso, lo he conservado muy vivo (aun enmedio de tantos pecados), y si Dios me hubiera dado a escoger , hubiera pref erido verme libre del cuerpo yvolar al paraso. Cada vez que tena f iebre y me senta mal, era para m el mayor consuelo ; pero era , encambio. motivo del mayor dolor ver que pasada la enf ermedad tomaba ms f uerza. Un da, despus de laComunin, me atrev a decir a Jess que por qu no me llevaha al paraso. Me respondi: Hija, porque atravs de tu vida te dar ocasiones de mayor mrito, redohlando en ti el deseo de ir al cielo, y soportandoal mismo tiempo con paciencia la vida.

    Palahras stas que no hastaron a disminuir mi deseo de Ir al cielo ; antes al contrario, vea que cada da ihaen aumento.

    Amar a Jess y padeer con l.Tambin este ao, 1896 (23), se despert en m otro deseo: el de amar mucho a Jess Crucif icado, y almismo tiempo padecer y ayudarle en sus dolores.Un da, al mirar f ijamente el, Crucif ijo, se apoder de m tanto dolor, que ca en tierra sin sentido; estabaprecisamente en casa pap, y comenz a reirme, diciendo que f orzosamente tena que hacerme dao elestar tanto tiempo en casa y querer salir de ella tan de madrugada (haca ya dos maanas que no medejaba salir para or Misa). Le respond enf adada: Lo que me hace mal es estar tanto tiempo lejos deJess Sacramentado. Se disgust tanto por esta contestacin que me ech una buena reprimenda: meescond en la hahitacin, y sta f u la primera vez que desahogu mi dolor con Jess.Pap mo, yo no recuerdo las palabras que entonces dije, pero aqu est mi ngel, que me las va dictandopalahra por palahra: Quiero seguirte, custeme lo que me cueste,y quiero seguirte con f ervor; no, Jess,no quiero disgustarte ms con mi ohrar t ibio de hasta ahora: sera ir contigo para disgustarte. Propongo,pues, oracin ms devota, Comunin ms f recuente, padecer y padecer mucho por t i, oh Jess. Tendr la

  • oracin siempre en los labios. Cae muchas veces el que a menudo propone: qu har el que casi nuncapropone?

    Estas palahras, pap mo, me las dict el corazn en aquel momento de dolor y de esperanza', a solas conmi Jess.Haca muchos propsitos, pero jams cumpla ninguno. Todos los das, en medio de tantos pecados detoda clase, peda a Jess que me diese de padecer y padecer mucho.

    El mal del pie.Jess, en medio de todo, me consol: me mand un mal a uno de los pies. Lo tuve secreto por bastantetiempo, pero el dolor creci tanto (24), que vino el mdico y dijo que haba que operar con tiempo, so penade tener que cortar el pie. Gran disgusto se produjo en casa, slo yo permanec indif erente. Recuerdo quemientras me operaban lloraha y gritaha ; pero luego, mirando a Jess, le rogu que me perdonase estedesahogo (25). Todava me mand' Jess otras penas, y bien puedo decir que, desde que muri mi madre,no he pasado un solo da sin haber tenido' alguna cosa que padecer por Jess.Mientras, no cesaba de cometer cada da nuevos pecados: iha de mal en peor ,estaha llena de def ectos yno s cmo Jess no se me mostraha nunca enf adado. Slo una vez he visto a Jess enf adado conmigo,y digo que pref erira suf rir las penas mismas del inf ierno en vida a hallarme delante de Jess irritado,ponindome delante el cuadro horrible de mi alma, como hizo en el t iempo que luego dir (26).

    El primer voto.En la Navidad de este ao, 1396 (27), se me permiti ir a Misa y recibir la sagrada Comunin. Tendra porentonces unos quince aos (28), y haca ya tiempo que vena demandando al Conf esor licencia para hacerel voto de virginidad (cosa que le peda sin saber lo que signif icaba, pero que tena idea era el regalo msprecioso que poda of recer a mi querido Jess).

    No me f u posible obtenerlo, y en lugar del de virginidad me dej hacer el de castidad, y la noche deNavidad hice mi primer voto a Jess. Recuerdo que Jess lo agradeci tanto, que por s mismo, despus decomulgar, me dijo agregase a l el of recmiento de m misma, de' mis sentimientos, y la resignacin al quererdivino. Lo hice con tanta alegra, que pas una noche y un da de paraso.

    El ao tan doloroso (1897): la muerte del padre.Acab el susodicho ao y entramos en el 1397 (29), ao tan doloroso para toda la f amilia. Slo yo, f alta decorazn, quedaba indif erente a tantas desgracias. Lo ms grave f u que quedamos f altos de todorecurso, y para colmo, la grave enf ermedad del padre.

    Comprend una maana la grandeza del sacrif icio que pronto querra Jess; llor mucho, pero Jess, queen aquellos das de dolor se dejaba sentir tan f uertemente a mi alma, y el ver a pap tan resignado a morir,me di una f uerza tan grande, que soport la enorme desgracia con bastante tranquilidad. El da len quemuo ri, me prohibi perderlo en vanos lamentos y lloros, y lo pas rezando yresignada con el querer deDios, que desde aquel momento iba a hacer conmigo las veces de Padre celestial y terreno (30).

    Con la 't a de Camayor.- . Vuelta a, Luca (1898). Despus de su muerte (la del padre), nos encontramos sin nada: no tenamos de qu vivir. Sabido lo cualpor una ta, nos ayud en todo y no quiso que siguiera ms en f amilia; al da siguiente a la muerte de papmand por m, y me llev consigo durante varios meses. (No era la ta que me tuvo despus de muer- tamam, era otra) (31).

    Todas las maanas me llevaba a Misa: la Comunin la haca pocas veces, porque no me las arreglaba bienpara conf esarme con otros, f uera de Monseor. En este tiempo comenc de nuevo a olvidarme de Jess, adescuidar la oracin y amar otra vez las diversiones.

    Otra sobrina, que la ta tena consigo, se hizo amiga ma, y con ella andaba de perf ecto acuerdo en laspilleras. La ta nos dejaba salir muy a menudo solas; . y bien me doy cuenta de que, si Jess no hubierausado conmigo de tanta misericordia, habra cado len pecados graves: el amor del mundo comenz poco apoco a apoderarse de mi corazn; pero Jess vino de nuevo en mi ayuda: de repente comenc a andar

  • jorobada, y a sentir grandes dolores de rin. Resist durante algn tiempo, pero, viendo que la cosa ibacada vez peor, ped a la ta para volverme a Luca, No perdi t iempo; me mand acompaada.

    Pero, pap mo, el pensamiento de esos meses de pecado me haca estremecer; las haba hecho de todasclases; hasta pensamientos impuros pasaban por mi mente; haba 'escuchado malas conversaciones, enlugar de hurlas ; deca mentiras a la ta para no descubrir a mi compaera; en suma, vea el inf ierno abiertopara m (32).

    Enfermedad mortal (1898-1899).Llegada a Luca, me f u arrastrando 'enf erma por algn tiempo; no quise consentir que me visitara el mdico(pues no quera que nadie me viese o tocase). Una tarde vino el mdico de improviso, ya la f uerza meexamin y me hall un acceso al Cuero po, que juzg grave, porque crea que af ectaba gravemente a losriones.Ya haca mucho tiempo que vena sintiendo dolor en esa par. te; pero por m misma no quera ni mirar nitocar, y esto por. que de pequea haba odo un sermn, del que se me haban grabado estas palabras:Nuestro cuerpo es el templo del Espritu Santo. Estas palabras me impresionaron, y he procurado contoo das mis f uerzas conservar puro mi cuerpo.

    El mdico, una vez que me reconoci, pidi consulta. Qu pena, pap mo, tener que descubrirme! Cadavez que oa al mdico lloraba. Despus de la consulta empeor y tuve que guardar cama, sin podermoverme. Echaron mano de todos .Ios remedios, pero, en vez de aprovecharme, me hacan dao. Enlacama no poda estar tranquila, y era una molestia para todos.

    Al segundo da de estar encama no encontraba paz, y escrib a Monseor que deseaba verlo. Vino enseguida, e hice la Conf esin general; no porque me sintiera mal, sino para recobrar la' paz de concienciaque haba perdido. Una vez conf esada me en- . contr en paz con Jess, y como prueba de ello esa mismatarde me di un vivo dolor de mis pecados.

    Pero ahora viene lo ms gordo,padre mo. El mal iba en aumento, los mdicos resolvieron operarme en laparte que he dicho. Vinieron tres; el dolor del mal no f u nada, el verdadero dolor f u el de tener que estarcasi desnuda del todo delante de ellos ... Hubiera, pap mo, pref erido morir ... Los mdicos, viendo quetodos los remedios resultaban intiles, me desahuciaron totalmente: slo de vez 'en cuando venan, casime atrevera a decir que por cumplimiento.

    Esta enf ermedad, que casi todos los mdicos declararon espinit is, slo uno deca que era histerismo. En lacama tena que guardar siempre una misma postura, yo sola no poda moverme; para recibir de vez encuando algn alivio, tena que pedir a los de casa que me ayudasen a levantar ahora un brazo ahora unpierna:eran todos solicitud para conmigo, y yo, en cambio, no les daba ms que disgustos y malascontestaciones (33).

    Es confortada por un ngel.Una tarde, ms disgustada que de ordinario, me lamentaba' con Jess, dicindole que no rezara ms, si nome curaba, y le preguntaba por qu me tena as (34).El ngel me respondi: Si Jess te af lige en el cuerpo, lo hace para purif icarte cada vez ms en el espritu:Procura ser buena. Cuntas veces durante mi enf ermedad me haca sentir al corazn palabras deconsuelo!, pero yo nunca haca caso.

    Lo que ms me af liga estando en la cama era el ver que no poda hacer lo qu hacan los dems, esto es, irtodos los das a misa y a conf esarme. Una maana, en que me Ilevaron la Comunin a casa (35), Jess sehizo sentir con ms f uerza y me reproch, diciendo que era un alma muy dbil. Es tu amor propio el que seresiente por no poder hacer lo que hacen los otros - ' me deca - y por la conf usin - que experimentas altener necesidad de la ayuda ajena; si estuvieras muerta a ti misma no te enf adaras' tanto,Estas palabras de Jess me hicieron gran bien, y por algn tiempo estuve quieta y alegre en el espritu.

    San Gabriel de la Dolorosa.

  • Durante todo este tiempo, en casa no se cesaba de hacer triduos y novenas para conseguir mi curacin,pero de nada serva. Yo misma estaba indif erente: las palabras de Jess me haban conf ortado, pero noconvertido.

    Un da, una seora, que sola venir a visitarme, me trajo para leer la Vida del Venerable Gabriel (36). La tomcasi con desprecio y la puse bajo la almohada; la seora me recomend que me encomendara a l, pero deello no hice caso. En casa comenzaron a rezarle todas las noches tres Pater, Ave y Gloria.

    Un da, estaba sola, ya habran pasado las doce; me sobrevino una f uerte tentacin, y deca para entre mque estaba cansada, que la cama me daba f astidio. El demonio se vali de esto para tentarme, dicindomeque si le haca caso me curara y hara cuanto quisiera. Pap mo, casi estuve a punto de sucumbir; mehallaba agitada y me daba por vencida. De repente me vino un pensamiento; vol con la mente al VenerableGabriel y dije en voz alta: Primero el alma y despus el cuerpo!

    A pesar de todo, el demonio segua con asaltos cada vez ms f uertes: mil pensamientos f eos me pasabanpor la imaginacin.Recurr de nuevo al Venerable Gabriel, y con su ayuda venc: volv en m, me hice la seal de la Santa Cruz yen un cuarto de hora qued unida con Dios, por m tan despreciado. Me recuerdo que aquella misma tardecomenc a leer la vida del Cohermano Gabriel. La le varias veces; no me cansaba de leerla y admirar susvirtudes y sus ejemplos. Los propsitos eran muchos, pero los hechos ningunos.Desde el da en que mi querido protector,' el Venerable Cahriel, me cur el alma, comenc a tenerle unaparticular devocin: por la noche no me dorma si no tena su imagen bajo la cabecera, y desde entoncescomenc a verlo cerca (aqu, pap mo, no s explicarme: senta su presencia). Todo acto, toda accin malaque hiciera, me traa a la memoria el Cohermano Ga hriel, y me retraa. No dejaba ningn da de invocarlecon estas palabras: Primero el alma y despus el cuerpo.Un da vino la antedicha seora a recoger la Vida del Venerable. Al sacarla de debajo la almohada paraentregrsela no pude por menos de llorar, y ella, viendo que me costaba el drsela, me dijo que ya volveraa recogerla cuando se la exigiese quien se la haba prestado. Volvi despus de algunos das, y entonces,'aunque llorando, tuve que drsela: lo sent mucho.

    Pero Dios bendito quiso pronto recompensar este pequeo sacrif icio, y esa misma noche, en sueos, seme apareci vestido de blanco: no lo conoc, Padre mo. l se di cuenta de que no le haba conocido, sequit la veste blanca y se me dej ver vestido de pasionista; en seguida le reconoc. Qued en silencio ensu presencia. Me pregunt que por qu haba llorado al privarme de su Vida; no s lo que le respond, perome dijo: Ya ves cun agradable ha sido tu sacrif icio: lo he agradecido tanto, que he venido yo mismo averte. Me quieres? No le contest, Me acarici varias veces y me repit i: Procura ser buena, y volver averte. Me di a besar su hbito y el rosario, y se f u.

    La f antasa comenz a abultar el hecho. Pero en vano esper otra visita; no volvi sino despus de variosmeses.He aqu cmo sucedi. Era la f iesta de la Inmaculada Concepcin: por ese tiempo solan venir las monjasbarbantinas, Hermanas de la Caridad, a mudarme y servirme; entre ellas vena una que no estaba todavavestida de religiosa, y no lo estara hasta pasados dos aos. Me vino entonces una inspiracin :Si maana,que es la f iesta de mi Mam - deca para entre m - , le prometiese que si me cura me har monja de laCaridad, qu? seria? ....

    Este pensamiento me llen de consuelo; se lo manif est a Sor Lenida, y ella me prometi que, si curaba,me vestira juntamente con aquella novicia de. que he dicho. Quedamos 'en hacer por la maana, despusde la Comunin, esta promesa a Jess. Vino Monseor a conf esarme, y en seguida me di su Iieencia,Adems, me di otro consuelo: el voto de virginidad, que nunca haba dado seales de concedrmelo, me loautoriz y lo hicimos perpetuo, esa misma tarde. l, lo renov, y yo lo hice por primera y lt ima vez. Qugracias tan grandes, a las que yo no he sabido corresponder!

    Aquella tarde disf rutaba de una paz completa. Por la noche me dorm. De repente veo a mis pies a miprotector; me dijo: Gema, haz enhorabuena el voto de ser religiosa, pero no aadas ms, Y por qu?

  • - le pregunt - . Me respondi hacindome una caricia sobre la f rente: Hermana ma! , Y al mismo tiempose sonri y me mir. No entenda nada de esto, y para darle gracias le bes el hbito; se quit la insignia demadera (que los pasionistas llevan sobre el pecho ),me la di a besar, y me la puso sobre el pecho encimade la sbana, repit indome de nuevo:!Hermana ma! y desapareci.

    Por la maana, sobre las sbanas no haba nada; comulgu temprano, hice mi promesa, pero sinparticularizar nada. De esto no habl ni con las monjas ni con el Conf esor; las monjas me recuerdan ahoramuchas veces el' voto hecho, creyendo que yo promet hacerme' Hermana de la Caridad, y hasta me hanllegado a decir que la Virgen puede hacerme enf ermar de nuevo. Jess agradeci mucho esta promesa, yse alegr en mi corazn.

    Curacin milagrosa (3 de marzo de 1899).

    Entre tanto, pasaban los meses y yo no notaba ninguna mejora. El 4 de enero los mdicos hicieron unaltima prueba: me aplicaron doce botones de f uego a los riones. Esto bast, me puse peor. A estos malesse aadi, el 28 de.enero, un dolor de cabeza verdaderamente insoportable. Llamado aprisa el mdico,declar que el mal era peligroso (se trataba de un tumor en la cabeza); la operacin no poda hacerse,porque estaba en extremo debilitada; empeoraba por das, yel da 2 de f ebrero recib la Comunin porVitico. Me conf es y esperaba el momento de volar con Jess. Pero despacio! Los mdicos, creyendoque yo hada oa, dijeron entre s que no llegara a la medianoche.Viva Jess!

    Una de mis maestras (de la que ya he hablado anteriormente) (37) vino a verme y al mismo tiempo adespedirse hasta el cielo. Me suplic, no obstante, que hiciese una novena a la Beata Margarita MaraAlacoque, dicindome que sin duda alguna me concedera la gracia de curar perf ectamente, o bien, apenasmuriera, de volar al cielo en seguida.

    Dicha maestra quiso, antes de retirarse de la cabecera de mi cama, que le prometiese empezar aquellamisma tarde la novena; era el 18 de f ebrero. La comenc en ef ecto, la hice por primera vez esa mismatarde, pero al da. siguiente me olvid. Volv a empezarla el da 20, pero otra vez me la olvid. Vaya cuidadopor la oracin, verdad, padre mo?

    El 23 la empec por tercera vez (o por mejor decir, tuve intencin de empezarla), pero f altaban pocosminutos para la medianoche, cuando oigo agitar un rosario, y una mano viene a posarse sobre mi f rente; oque empezaban un Pater, Ave y Gloria durante nueve veces seguidas. Yo apenas si responda, porqueestaba aplanada por el mal. La misma voz que haba guiado los Padrenuestros me pregunt: Quierescurar? Me da lo mismo, respond. S - aadi - curars; ruega con f ervor al Corazn de Jess; todaslas tardes, mientras no se termine ia Novena, vendr yo aqu contigo, y juntos rogaremos al Corazn deJess. Y la Beata Margarita?, le dije. Aade tambin tres Gloria Patri en su honor.

    As lo hice por nueve noches seguidas i todas ellas volva la misma persona, me pona la mano sobre laf rente, rezbamos juntos ios Padrenuestros al Corazn de Jess, y luego me haca af iadir tres Gloria a laBeata Margarita (38).

    Era el penltimo da de la Novena, y al trmino de l misma quera recibir la sagrada Comunin;' terminaba,precisamente el primer viernes de marzo. Llam al Conf esor y me conf es, muy temprano, comulgu. Qumomentos tan f elices pas con Jess! Me repeta: Cema, quieres curar? La emocin era tan grande,que no poda contestar. Pobre Jess! La gracia haba sido hecha, estaba curada (39).

    Ternuras de Jess.Hija -me deca Jess abrazndome -, yo me doy todo a ti, Y t no querrs ser toda ma?

    Bien vea que Jess me haba quitado los padres, y a veces me desesperaba, porque me pareca estarabandonada.

    Esa maana me quej con Jess, y Jess, siempre bueno, cada vez ms af ectuoso, me repeta: Yo

  • estar, hija, siempr,e contigo. Yo SQY tu Padre, y tu madre ser aquella.....-y me indic a la Virgen Dolorosa-. Jams f altar la paternal asistencia a quien se ponga en mis manos: nada pues te f altar a ti, auncuando te haya privado de todo consuelo y apoyo en la t ierra. Yen, acrcate ... eres hija ma ... No eresf eliz siendo hija de Jess y de Mara? Los muchos sentimientos que Jess haba despertado en micorazn me impidieron responder.

    Habran pasado dos horas, cuando me levant. Los de casa lloraban de alegra: tambin yo estabacontenta, no por la salud adquirida, sino 'porque Jess me haba escogido por hija. Antes de dejarme esamaana, me dijo Jess: Hija ma, a la gracia que te he concedido esta maana seguirn otras muchomayores. y as ha sido en verdad; pues Jess me ha protegido siempre de una manera 'especial; yo, encambio, no he tenido para l ms que f rialdad e indif erencia, pagando as las inf initas pruebas de amor queme ha dado.

    Hambre eucarstica.Comenc desde entonces a no poder estar si no iba todas las maanas con Jess, pero no poda: tenapermiso del Conf esor, pero mi debilidad era tanta, qe apenas si poda tenerme en pie. El segundo viernesde marzo de 1399 sal por primera vez para recibir la sagrada Comunin, y desde esa f echa no la he vueltoa dejar nunca, a no ser alguna vez, porque mis muchos pecados me hacan indigna o porque el Conf esorme la quitaba en castigo.

    Con las Solesas.La misma maana de ese viernes segundo de marzo quisieron verme las monjas Salesas; f ui, en ef ecto, aestar con ellas, y me prometieron que durante el mes de mayo .me admitiran con ellas a hacer un curso deEjercicios, y en junio, si yo quera y tena verdadera vocacin, me recibiran en el convento para siempre. Yo,a la verdad, recib con satisf accin este of recimiento, tanto ms que vea que Monseor estaba tambin deacuerdo.

    Semana santa del 1899.Pas el mes de marzo comulgando cada da, y Jess menenaba de inef ables consuelos (40).Vino la Semana Santa, por m tan deseada, para asistir a las sagradas f unciones; pero Jess lo habadispuesto muy de otra manera: en aquella semana Jess quera de m un gran sacrif icio. Lleg el mircolessanto (ninguna seal se haba manif estado hasta entonces en m, f uera de que, al comulgar, Jess se mehaca sentir de una manera vivsima).

    El ngel de la Guarda maestro y gua.El ngel de la Guarda, desde el da en que me levant, comenz a hacer conmigo las veces de maestro ygua: me reprenda siempre que haca alguna cosa mal, me enseaba a' hablar poco y solamente si erapreguntada. Una vez que los de casa hablaban poco bien de una persona, yo quise tambin meter baza,pero el. ngel me ech una buena ria. Me enseaba a andar con los ojos bajos, y hasta en la iglesia merea de lo lindo, diciendo: Es as cmo se est en la presencia de Dios? Otras veces me rea de estamanera: Si no eres buena, no me' dejar ver de ti. Me ense muchas veces cmo deba estar en lapresencia de Dios: a adorarlo en su inf inita bondad, en su inf inita majestad, en su misericordia y en todossus atributos.

    La primera Hora santa. - Jess crucif icado.Nos hallbamos, como he dicho, en la Semana Santa, y era el mircoles; el Conf esor crey por f inoportuno dejarme hacer una conf esin general, segn era mi deseo desde haca mueho tiempo; escogprecisamente la tarde del mircoles y ya bien entrada. Jess por su inf inita misericordia me di un dolorgrandsimo de mis pecados, y he aqu el modo. El jueves por la tarde comenc a hacer la Hora Santa (habaprometido a Jess que, si curaba, todos los jueves indef ectiblemente- hara la Hora Santa) (41). Era laprimera 'vez que la haca levantada; tambin los otros jueves la haba hecho, pero en la cama, pues elConf esor no me permita, dada mi extrema debilidad, que la hiciera de pie. De la conf esin en adelante melo permiti.

    Me puse, como digo, a hacer la Hor Santa, pero me senta tan penetrada del dolor de mis pecados, que

  • pas das de verdadero martirio. Pero 'en medio de tanto dolor, me quedaba un consuelo: el de llorar,consuelo, y alivio al mismo tiempo. Pas la hora entera rezando y llorando; hasta que, cansada comoestaba, me sent, el dolor segua. Poco despus me sent recogida, yal poco rato, casi todo a la vez, notque empezaban a f altarme las f uerzas (a duras penas pude levantarme para cerrar con llave la puerta de lahabitacin). Dnde me encontr? Me encontr; Padre mo, delante de Jess, crucif icado en ese mismomomento. Derramaba sangre por todas partes. Baj en seguida los ojos, y aquella visin me turb no poco;me hice la seal de la Cruz; pasada la turbacin sobrevino un poco de calma a mi espritu (42). Pero seguasintiendo an con mayor f uerza el dolor de mis pecados; ni una vez levant los ojos para mirar a Jess: nome atreva; me ech en tierra con la f rente por el suelo, y as estuve por espacio de varias horas. Hija - medijo - , mira: 'estas llagas las habas t abierto con tus pecados, pero ahora, algrate, que todas las hascerrado con tu dolor. No me of endas ms. mame, como yo siempre te he amado. mame - me repit imuchas veces.

    Aquel sueo se alej y volv en m; desde entonces comenc a tener horror grandsimo al pecado (la graciams grande que me ha hecho Jess). Las llagas de Jess quedaron tan prof undamente' grabadas en mimente, que jams se han vuelto a borrar.

    Viernes Santo (31 de marzo de 1899)La maana del Viernes Santo recib la Comunin (43), Y durante el da hubiera querido hacer las horas deagona; 'pero los de casa no me lo permitieron, a pesar de mis lloros, y hacindome violencia of rec esteprimer sacrif icio a Jess, y Jess, siempre tan generoso, a pesar de que lo haba hecho a la f uerza" me loquiso premiar, pues habindome encerrado en mi. habitacin para hacerlas yo sola, no estuve sola: vinoconmigo el ngel de la Guarda y oramos juntos : asistimos a Jess en todos sus trabajos, compadecimosa la Virgen nuestra Madre en todos sus dolores. No dejo, sin embargo, mi ngel' de hacerme un dulcereproche, dicindome que no llorase cuando tuviera que hacer algn sacri- , f icio por Jess, sino que dieragracias a los que me of recan ocasinde hacerlo.

    Fu esta la primera vez y el primer viernes que Jess se hizo sentir a mi alma de modo tan f uerte; y auncuando no recibiera, porque era imposible, de manos del sacerdote a Jess verdadero, sin embargo Jessvino por s mismo y sedi en comunin a mi alma. Y f u tan ntima esa nuestra unin, que yo estaba comoestupef acta.

    Jess me habl de modo muy sensible: Qu haces? - me deca - , qu me dices? Ni siquiera teconmueves? Fu entonces cuando, no pudiendo: resistirlo ms, dije con energa :!Oh,Jess, pero, cmo: t, perf ectsimo y santsimo, no tienes otra cosa que amar, sino a m, que soy todaf rialdad e imperf eccin? Estoy loco - me repeta Jess- por unirme a ti; corre" ven todas las maanas.Pero mira bien - . me deca - que yo soy un padre y un esposo celoso, me sers t hija y esposa f iel?Fueron miles de promesas las que hice a Jess esa maana; pero Dios mo! cun pronto las olvid! Tenasiempre horror, al pecado, mas, a pesar de ello, lo cometa continuamente; Y Jess no, no poda estarcontento; sin embargo, segua consolndome, y me mandaba el ngel de la Guarda para que f uera mi guaen todo.Sucedido esto, lo primero que tena que hacer era manif estarlo al Conf esor; f u a conf esarme, pero no meatrev, sal sin haber dicho nada (44). Me f u a casa, y al entrar en mi habitacin vi que mi ngel lloraba; nome atrev a preguntarle nada, pero por s mismo espontneamente me dijo: De modo que t no mequieres ver? Eres mala: callas las cosas al Conf esor. Recuerda bien lo que te digo, te lo repito por lt imavez: - si vuelves a callar lo ms mnimo al Conf esor, yo no me dejar ver ms de ti. Nunca, nunca .Me pusede rodillas y me mand que hiciese el acto de contricin, hacindome prometer que en adelante se lo diratodo al Conf esor, y luego me perdon en nombre de Jess.

    Severo reproche de Jess.Estbamos entonces en el mes de abril; con impaciencia eso, peraba el momento dejr a hacer los Ejercicioscon las Salesas" segn me haban prometido. Una vez , o bien una maana, despus de la Comunin,Jess me di a conocer una cosa' que le haba disgustado: la haba hecho la tarde anterior.

    Acostumbraban a venir a casa dos chicas, amigas de una hermana ma, y se hablaba, no de cosas malas,

  • pero s mundanas; yo tom parte y dije lo mo como las dems; pero por la maana Je ss me ri tansperamente, que se apoder de mi un terror tal, que habra deseado no hablar ni ver a nadie.Jess segua hacindose sentir diariamente a mi alma y llenndome de consuelo; yo, al contrario, seguavolvindole la espalda y of endindole sin reparo alguno.

    Sed de amor y sufrimientos.Dos sentimientos y dos pensamientos bullan a la par en mi corazn, una vez que Jess se hizo sentir porprimera vez y se dej ver de manera sangrante. El primero de amarle, y amarle hasta el sacrif icio; pero,como no saba el modo de amarlo verdaderamente, rogu a mi Conf esor que me lo dijera, y l me respondi: Qu se hace para aprender a leer y escribir? Escribimos y leemos continuamente, y as se aprende.No me convenci esta respuesta, no entend nada absolutamente. Muchas veces le rogu que me'ensease, pero siempre reciba la misma respuesta.

    La otra cosa que naci en mi corazn, despus de haber visto a Jess, f u un deseo, grande de padeceralguna cosa por l, que tanto haba padecido por nosotros. Comenc por proveerme de una cuerdagruesa, que a escondidas qit xle un pozo; hice en ella varios nudos y me puse a la cintura. Pero apenassi pude tenerla un cuarto de hora, porque el ngel de la Guarda, rindome, me la hizo quitar, pues no tenapermiso del Conf esor; se lo ped poco despus, y lo obtuve. Pero lo 'que ms me af liga era el no poderamar a Jess como yo quera; procuraba no of enderle, mas mi mala inclinacin era tan f uerte, que sin unagracia especial de Dios habra cado en el inf ierno.

    Aprende cmo se ama.Me preocupaba el no saber amarlo, pero Jess, en su inf inita bondad no se avergonzaba de humillarsehasta hacerse mi maestro, para tranquilizarme. Un da, al t iempo de hacer mis oraciones de la tarde, mesent toda recogida interiormente y vi por segunda vez a Jess Crucif icado, que me deca estas palabras:Mira, hija, y aprende cmo se ama, y me mostr sus Cinco Ilagas abiertas. Mira esta cruz, estasespinas, estos clavos, esta lividez, estos desgarrones, estas llagas y esta sangre; todo es obra de amor yde amor inf inito. Ves hasta qu 'extremo te he amado? Me quieres amar de verdad? Aprende antes asuf rir. El suf rir ensea a amar.

    Aquella vista produjo en m nuevo dolor, y pensando en el amor inf inito de Jess para con nosotros, y enlos padecimientos que haba tolerado por nuestra salvacin, me' desmay.ca en tierra y volv en mdespus de varias horas. Todo cuanto me suceda en esas horas de oracin eran consuelos grandsimos,que, aun cuando se prolongasen por muchas horas, jams me cansaran.

    Todos los jueves segua haciendo la Hora Santa, pero a veces suceda que esta hora se prolongaba hastacerca de las dos, porque me estaba con Jess, y casi siempre me haca participante de aque- . Ha tristezaque sinti en el Huerto a la vista de mis muchos pecados y de los de todo el mundo: tristeza tal, que bienpuede compararse con la agona de la muerte. Despus d todo esto quedaba' con una paz y un consuelotan dulce, que era menester me desahogase derramando lgrimas, que me hacan gustar de modo incomprensible, y aumentaban en m el deseo de amar a Jess y de padecer por l.

    En el Monasterio de las Salesas.Nos acercbamos entre tanto al momento tan deseado de los Santos Ejercicios, y entr en el convento el1 de mayo de 1899, a las tres. Me pareci entrar en el paraso. Qu consuelo! Prohib, por primeraprecaucin, a los de casa que vinieran a verme durante ese tiempo, pues esos das eran todos das deJess. Monseor vino a verme esa misma tarde y me concedi el permiso (segn deseaba la Superiora) dehacer los Ejercicios privadamente, pero como prueba, haciendo todo lo que hacan las monjas. La MadreSuperiora me remiti a la Maestra de Novicias, la que me di un horario qu atenerme los das queestuviese con ellas (45).

    Tena que levantarme a las cinco, ir al coro a las cinco y media, comulgar y rezar luego con las monjas Primay Sexta; despus salir para la colacin, y pasada media hora ir a. la celda; a las nueve al coro de nuevo, . orla Misa de la Comunidad y recitar Nona (46); a las nueve y media, si Monseor hubiera podido, habravenido a hacerme la pltica, pero como no pudo, me di un libro, para que durante ese tiempo hiciese la

  • meditacin, y por la tarde vena a decirme alguna cosa. A lag diez y cuarto, en que terminaba precisamentela meditacin, iba a visitar a Jess con las monjas, y luego a las diez y media a comer, hasta las once ymedia; d'e esta hora a las doce y media, recreo (obtuve de MOl!seor permiso para no .tener ms que unarecreacin al da, con las monjas, porque por la tarde me gustaba pasarlo con Jess en el coro).

    A las doce y media iba al noviciado hasta las tres, y all estaba ocupada len labores; a las tres, otra vez arezar vsperas; luego se reuna la Comunidad y la Superiora daba algunas instrucciones, hasta las cinco. Alas cinco de nuevo en la iglesia para rezar Completas y tener una hora de meditacin, como mejor creyeraoportuno hacerla; despus de la meditacin volvamos al ref ectorio y luego a la recreacin, t iempo que yopasaba con la Madre Superiora en su clda, o bien en el coro. Se reuna despus la Comunidad a las ocho ymedia por espacio de media hora, y a las nueve se rezaban los Maitines, y por lt imo' a la cama.

    Padre mo, a m me pareci que aquella vida era demasiado 'cmoda . para monjas, y en vez de af icionarme,comenc a disgustarme de ella. Las novicias, que tenan todas para m algn cuidado especial, me avisabande vez en cuando y me decan lo que sera ms grato a la Comunidad, pero yo de ello no me cuidaba, lo queme af liga era tener que volver al mundo, y habra pref erido permanecer all (bien que no sintiera ningnentusiasmo), a volver a los lugares donde las ocasiones de of ender a Jess son tantas; ped a Monseorpara no salir ms del convento.

    Con el consentimiento de la Madre Superiora y d,e toda la Comunidad ped el permiso al Arzobispo (47),que no me lo concedi, diciendo que estaba todava muy dbil de salud, y porque' tena que usar todava uncors de hierro para enderezar la espina dorsal. (No s quin me espiase, para contrselo al Arzohispo.) LaMadre Superiora me mand entonces por obediencia que me quitase el cors; llor a este mandato, porquesaba bien que no poda, tenerme; f u al noviciado, rogu a Jess nio, y luego vol a mi habitacin; me loquit, y ya son dos aos que no me lo he vuelto a poner, y estoy maravillosamente.

    La Superiora, sabida la cosa, se apresur a comunicrselo a Monseor, para que ste se lo dijese alArzobispo. Faltaba un da para terminar los Ejercicios y Monseor V olpi vino a conf esarme y me preguntsi quera quedar todava doce das ms, porque el 21 de mayo era la prof esin de algunas Hermanas yhubiera deseado que yo la presenciase.

    Me alegr inf inito el permanecer entre ellas, pero un pensamiento no se me quitaba de la mente: aquellavida era demasiado cmoda para m; haba pecado mucho, y tena que hacer pe- . nitencia. Manif est mistemores a Jess despus de la Comunin, y Jess,no mirando nunca a mi miseria, me consolaba y se hacasentir cada vez ms a mi alma, y me tranquilizaba con palabras de consuelo. Estuve presente, comodeseha Monsef iorv.a la prof esin de cuatro novicias; aquella maana llor y llor mucho; Jess meconmovi ms de lo ordinario, y algunas Hermanas que. me vieron se me acercaron y me preguntaron sideseaba alguna cosa, porque estaba a punto de perder los sentidos. (Era verdad: las monjas se habanolvidado de darme el desayuno, y olvidaron tambin el darme de comer, porque ese da com bastantedespus del medioda.)

    Recib por ello una buena reprimenda, como lo mereca; ya que yo misma deb hab~r ido al ref ectorio, unavez tocada la cam panilla, pero me di vergenza, o, por mejor decir (ya ve hasta donde llega mi malicia ymi respeto humano, Padre mo), como la Madre Superiora tena costumbre de acompaarme en todo momento y dondequiera que f uese, y el da de la prof esin las monjas que prof esan se ponen al lado de laSuperiora, yo al tener que quedar f uera y no poder estar a su lado, por soberbia, dej de comer (48).

    Ms mereca, Dios mo! pero Jess me suf ri todava; en castigo, no obstante, no se dej sentir poralgunos das. Llor muo cho por esto, hasta que Jess me mand de nuevo al ngel de la Guarda que medijo : !Feliz t, oh, hija, que mereces tan justo castigo! .. Nada entend de tales palabras, pero not queme producangran consuelo.

    Vuelta a la familia. - Nostalgia del claustro y esperanzas que se esfuman.Dos mo! He aqu un nuevo dolor: al da siguiente tena que salir del convento para volver a casa; hubieraquerido que ese momento no llegase jams, pero por desgracia lleg. Eran las cinco de la tarde del 21 demayo, cuando sal; ped llorando la bendicin a la Madre Superiora, salud a las monjas y abandon el

  • convento. Dios mo! Qu dolor!

    Pero a este dolor pronto iba a suceder otro todava mayor. No saba adaptarme ya a la vida de f amilia: mimente y mi corazn andaban f ijos en la idea de ser religiosa, y nada era capaz de apartarlos; para romperdef init ivamente con el mundo determin meterme monja salesa. As todos los das iba al monasterio, y lasmonjas me prometieron que en el mes de junio, en la f iesta del Sagrado Corazn de Jess, me daran elingreso.

    He de conf esar, no obstante, que mi corazn no estaba satisf echo: - la vida de salesa se me antojabademasiado cmoda para m. Jess de cuando en cuando y varias veces repeta a mi corazn: Hija, para ties menester una regla ms austera. Palabras a las que casi nunca daba odos, siguiendo f irme en mipropsito.Entramos en: el mes de junio, y not que las monjas haban cambiado un poco; no por ello me turb,siempre que iba a ver a la Superiora, me respondan que no poda salir,.y me mandaba ya una ya otra ;comenzaron a decirme que si no presentaba, por lo menos, cuatro certif icados mdicos, no me aceptaran.Trat de conseguirlos, pero en vano, los mdicos no queran -hacer nada, y las monjas me dijeron que silos presentaba me aceptaran en seguida, de lo contrario todo sera intil. Esta resolucin no me turb enabsoluto, porque Jess no cesaba de consolarme con abundancia de gracias.

    Una gracia grandsima: Las llagas.El da 8, de junio (49), despus de la Comunin, Jess me avisde que por 'la tarde me hara una graciagrandsima. Fu por la maana a conf esarme y se lo dije a Monseor, quien me dijo que estuviera atenta yse lo contase luego todo.Lleg la tarde: De repente, ms pronto que de ordinario, me sent presa de un dolor interno muy f uerte, demis pecados; tan f uerte como jams lo he' sentido; dolor que estuvo a punto de hacerme morir all mismo(50). Despus de esto me sent recogida en todas las potencias del alma :el entendimiento no conoca' msque mis pecados y la of ensa inf erida a Dios; la memoria me los traa todos a la vista, representndome almismo tiempo todos los tormentos que Jess haba suf rido para salvarme; la voluntad me los hacadetestar todos y prometer querer suf rirlo todo a f in de expiarlos. Multitud de pensamientos bullan 'en mimente: pensamientos de dolor, de amor, de temor, de esperanza y de consuelo.

    Al recogimiento interior sucedi bien pronto la prdida de los sentidos, y me. hall en presencia de mi Mamcelestial, que tena a su derecha al ngel de mi Guarda, quien lo primero que me dijo f u que hiciera el actode contricin. Una vez hecho, la Mam me dijo estas palabras: Hija, en nombre de Jess, te seanperdonados todos tus pecados. Luego, aadi: Mi hijo Jess te ama mucho y quiere hacerte una graciagrande. Sabrs t hacerte digna de ella? Mi miseria no saba qu responder.' Sigui diciendo: Yo serpara ti madre, sabrs t mostrarte ver- . dadera hija? Extendi su manto y me cubri con l.

    En ese instante apareci Jess, con todas las llagas abiertas ; pel,'O de las llagas ya no sala sangre,salan llamas de f uego, que en un momento vinieron a cebarse en mis manos, pies y costado. Cre morir, yhabra cado en tierra, si la Mam celestial no me hubiera sostenido, tenindome siempre cubierta con sumanto. Por 'espacio de varias horas tuve que mantener esa postura. Despus mi Mam me bes en laf rente, desapareci todo y me hall de rodillas en tierra; pero segua sintiendo un dolor f uerte en lasmanos, pies y costado.

    Me levant para meterme en lacama,mas not que de aquellas partes en que me dola sala sangre. Lastap lo mejor que pude, y luego, ayudada por el ngel, pude acostarme en la cama. y estos dolores y estasllagas, en vez de af ligirme, me llenaban de una paz perf ecta. Por la maana, a duras penas pude ir a comulgar, y me puse unos guantes en las manos, para que nada se viera. No poda tenerme en pie; a cadamomento me crea morir. Aquellos dolores me duraron hasta las tres del viernes, f iesta solemne delSagrado Corazn de Jess (51).

    Lo primero que deb hacer f u contar esto al Conf esor, pero en cambio, habiendo ido varias veces aconf esarme, nunca le dije nada, yeso que varias veces l me lo preguntaba; le deca siempre que no.

    Se repiten las llagas.

  • Transcurri bastante tiempo, .. y todos los jueves, a eso de las ocho o antes senta los acostumbradosdolores; pero antes se despertaba en m un dolor tan intenso de mis pecados, que .slo l superaba al delas manos, pies, cabeza y corazn : este dolor me reduca a un estado de tristeza tal que me crea morir.Esta gracia grande que Dios me hizo no consigui mejorarme, cada da cometa pecados sin cuento,desobediencias y f alta de sinceridad con el Conf esor al que callaba siempre alguna cosa (52). El ngel meavisaba muchas veces, diciendo que se ira y no se dejara ver ms, si yo segua de ese modo ;no obedec yse f u, o por mejor decir, ces de dejarse ver por cierto t iempo.

    Deseo ardiente del claustro. -- Consuelos y reproches de Jess.Durante este tiempo los deseos de hacerme monja iban aumentando; se los manif estaba al Conf esor,quien casi siempre me daba palabras de consuelo; me desahogaba Con Jess. y una maana, en que estedeseo era ms vivo que de ordinario, Jess me dijo: Oh, hija, de qu temes? Esconde tu deseo en mi corazn,que de mi corazn nadie podr arrancarlo. Jess me habl de este modo, pQrque era tal mi pasinpor ir al convento, para unirme por siempre a l, que tema pudiera arrebatrmelo alguno; Jess me consolcon esas palabras que yo muy pronto olvid.Jess no dejaba nunca de hacerse sentir y dejarse ver, en especial cuando andaba af ligida. Cierto da (loquiero hacer notar de una manera especial) haba sido, como bien lo mereca,reida por un hermano mo,porque sala para ir a la iglesia. Adems de la ria recib algunos golpes, que bien merecidos tena, de lo queme quej: mi Jess qued poco contento de :ello y me ri, dicindome palabras que quiero ref erir: Hija -me dijo tambin t contribuyes a aumentar las penas de mi corazn? Te he elevado a la categora de hijama, te he honrado con el ttulo de sierva, y t, cmo me correspondes? Hija soberbia, sierva inf iel. Mala!Estas palabras causaron tanto ef ecto en mi corazn que, aun cuando Jess aument luego mis cruces,siempre me di f uerza para darle gracias y no quejarme jams.Un reproche todava ms f uerte me hizo Jess cierto da con estas palabras, que ms adelante conoc sermuy conf ormes a verdad, pero que entonces no entend: Hija - me dijo - te quejasdemasiado en laadversidad, andas demasiado perpleja en las tentaciones, eres demasiado tmida en el gobierno de tusaf ectos, yo de ti no quiero ms que amor : amor en la adversidad, amor -en la oracin, amor en lasaf rentas,' amor en todo. Y dime, hija,' te atrevers a negarme una tan justa satisf accin y cosa de tanpoca monta? Me f altaron palabras para responder a Jess; el corazn parece quera saltar del pecho porel dolor; algunas palabras pronunci de las que bien me recuerdo: Mi corazn, oh Jess - le dije - , estdIspuesto a todo, est pronto a reventar de dolor, si as lo queris. Dios mo!, y ...

    Los Santas misiones en San Martin.Haba pasado el mes de junio, y hacia el f in de ste haban empezado las misiones en San Martn. Pref erdejar de asistir a ellas, a no hacerlo a los sermones, que se tenan sobre el Corazn de Jess [en la iglesiade la Visitacin ] : terminados stos, comenc a ir todas las tardes a la predicacin que se tena en SanMartn (53).

    Mi impresin al ver predicar a aquellos sacerdotes sera dif cil explicada. Fu muy grande, porque reconocen ellos el hbito con que haba visto revestido al Cohermano Gabriel, la primera vez que lo vi. Les cobr uncario especial, y desde ese da no perd ya sermn alguno.

    Estbamos en el lt imo da de las Santas Misiones. Todo el pueblo estaba reunido en la iglesia para laComunin general; tambin yp, entre tantos, tom' parte en ella, y Jess, al que se conoce le agrad esto,se hizo sentir a mi alma y me pregunt : Gema, te agrada el hbito con que est revestido ese sacerdote? (Y al-mismo tiempo me seal a un pasionista que estaba no lejos de m.) No era menester que aJess le respondiera con palabras: el corazn mejor que nada hablaba con sus latidos. Te gustara -aadi Jess - verte' revestida tambin t del mismo hbito? Dios mo ! - exclam -. S - sigui diciendo Jess - t sers una hija de mi Pasin, y una hija predilecta. Uno de estos hijos ser tu Padre. Vetey manif istaselo todo ... . Y en el sealado por Jess reconoc al Padre Ignacio.

    Obedec en ef ecto; la lt ima tarde de las Misiones f u, pero por ms que lo procur, no logr hablar de miscosas ;en lugar de ir con el Padre Ignacio f u con el Padre Cayetano, al que se lo manif est todo,hacindome violencia, aun las cosas que me haban sucedido en el t iempo que va contado hasta aqu. Meescuch con mucha paciencia, y me prometi que el lunes despus de las Santas Misiones volvera a Luca

  • y hara todo lo posible para conf esarme. Quedamos en ello. Pas una semana, y pude . de nuevoconf esarme con l varias veces.Durante este tiempo y por su medio, conoc a una seora (54) a la que desde entonces he prof esado amorde madre, pues la he mirado siempre como a tal.

    Los tres votos.La nica razn por la cual haba ido a conf esarme con ese sacerdote f u una sola: el Conf esor ordinariome haba prohibido varias veces hacer Jos tres votos, de castidad, obediencia y pobreza, pues estando enel mundo no me sera posible observarlos, y yo, que tena siempre vivo deseo de hacerlos, me aprovechde esta ocasin, yeso f u lo primero que le ped, cosa que me permiti hacer del 5 de julio hasta lasolemne f iesta del 8 de septiembre, para luego renovarlos. Esto me content mucho, y aun dira que hasido una de mis mayores satisf acciones.

    Con mucho trabajo para este sacerdote y gran vergenza para m se lo manif est todo: le habl de lasgracias particulares que el Seor me haba concedido, de las f recuentes visitas del ngel de la Guarda, dela presencia de Jess y de algunas penitencias,- que sin permiso de nadie y guiada slo de mi cabeza hadadiariamente. Lo primero que hizo f u prohibrmelo todo, y hasta quiso recoger l mismo algunos de losinstrumentos de que me serva (55); por f in, este sacerdote me habl claro y me dijo que por s mismo nopoda dirigirme bien y que hablase de todo a mi Conf esor.

    Yo no quera condescender en esto, porque prevea ya una buena reprimenda, y el. peligro de vermeabandonada por Monseor, por mi f alta de sinceridad y conf ianza con l; no lo que. ra hacer de ningunamanera, y nunca quise decirle el nombre del Conf esor, af irmando que no lo conoca, y hasta no recuerdobien si llegu a inventar un nombre f also (56).

    Pero esta trampa no poda tardar en descubrirse, y se descubri con gran vergienza ma. El PadreCayetano supo que mi Conf esor era Monseor [Volpi], pero no poda hablarle, si yo no le daba permiso;por f in, despus de haberle hecho enf adar mucho, se lo di, y los dos se pusieron de acuerdo. Monseorme di permiso para que f uera a conf esarme con ese sacerdote, y no me ri [Monseor], como tena bienmerecido; entonces le habl de los votos hechos, lo que tambin aprob, y a los tres dichos me hizoaadir un cuarto: sinceridad con el propio Conf esor. El Conf esor me mand tambin que estuvieraescondida y no hablase a nadie de mis cosas, sino a l solo.

    Vana visita del mdico. -- Lamentos y reproches de Jess.Entre tanto, las cosas del viernes seguan verif icndose, y Monseor crey oportuno hacerme visitar delmdico sin que yo lo supiera ; pero Jess me avis y me dijo: Di al Conf esor que en presencia del mdicono har nada de cuanto l desea. Por orden de Jess 'se lo dije al Conf esor; pero ste procedi 8' sugusto, y las cosas ocurrieron como Jess haba dicho, y como ya usted sabe (56).

    Padre mo, desde ese da comenz una nueva vida para .m, y aqu tendra que decir muchas cosas, pero siJess quiere, se las dir a usted solo [en conf esin].He ah la primera y la ms sonada humillacin que me d Jess; sin embargo, mi gran soberbia y mi amorpropio se resmrieron, y Jess en su inf inita caridad segua colmndome de gracias y de f avores. Un da medijo amorosamente (el por qu Jess mo me dijo estas palabras, se lo dir a usted solo, pero ya acaso loentienda por s mismo) ; Hija, qu he de decir yo cuando t en tus dudas, en tus af licciones y en tusadversidades, de todo te acuerdas menos de m? A todos recurres en busca de consuelo y de ayuda, slode m no te acuerdas.

    Ha entendido, pap mo? Justo reproche de Jess, que yo tena bien merecido; a pesar de todo, yo segucon la ma, y Jess me ri de nuevo, diciendo: Gema, crees t que no me of endes cuando en tusmayores af licciones me pospones a objetos que no pueden reportarte consuelo? Suf ro, hija - aadi - ,cuando veo que te olvidas de m. Este lt imo reproche me bast, f u bastante para despegarme de toda.criaturay entregarme entera. mente a Jess.

    El Padre, Germn.Por entonces me prohibi nuevamente el Conf esor todo lo extraordinario del jueves y el viernes, y Jess

  • obedeci por algn tiempo, pero luego volv a lo acostumbrado, y ami ms que antes. Ya no tem empero eldecrselo todo [al Conf esor], quien me dijo resueltamente que si Jess no le haca ver las cosas claras, nocreera en semejantes f antasmagoras. No perd t iempo, -el mismo . da hice una oracin especial a JessSacramentado a este f in, cuando he aqu que, como a menudo me suceda, me sent recoger interiormentey pronto qued privada de' los sentidos. Me encontr delante de Jess, pero no estaba solo: tena junto as a un hombre de cabellos blancos; por el hbito conoc que se trataba de un sacerdote pasionista ; tenalas manos juntas y oraba, oraba f ervorosamente. Lo mir, y Jess pronunci estas palabras: Hija, loconoces? Respond que no, como era verdad. Mira - aadi - , ese sacerdote ser tu director y. serquien conocer en ti, pobre criatura, la obra inf inita de mi misericordia.

    En lo sueedido ya no pens ms. Un da, por casualidad; vi un pequeo retrato: era precisamente el mismosacerdote que haba visto delante de Jess; el retrato, empero, se le pareca bien poco. Fu entonces,Padre mo, cuando comenz entre usted y yo la unin ntima de oraciones, desde el primer momento enque le vi as, en sueos, delante de Jess. Quise desde entonces tenerle siempre conmigo, pero por msque lo deseara parecame cosa imposible el poder conseguirlo. Rogu y segu rogando constantementemuchas veces al da,y pasados varios meses Jess me consol, hacindolo venir (57). De lo sucedidodespus ya nada dir, porque usted me conoce de sobra y lo sabe todo.N. N.(58)GEMA.

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    Notas a pie de pgina:(1) Del Conf esor y el P. Guzmn.(2) Esta primera catequista de Santa Gema era la buena Isabel Bastiani, En el proceso apostlico de laSanta nos dice con cunto empeo y. provecho aprenda la pequea Gema y con qu ilusin escuchaba sussantos discursos, as como la de. vocin con que deca sus oraciones lo mismo en da iglesia que en casa.Recuerda en particular cmo la ense a hacer meditacin, especialmente sobre la Pasin de Jess, y adirigirse al ngel de la Guarda para que la def endiera y librara del demonio (Summ. super virtut., n. 2, c. 29;n. 5, c. 8385).(3) En el manuscrito la f echa no es exacta: f alta el da y el ao se dice el 1888.Por el registro de conf irmados de la parroquia de San Leonardo en los Burgos de Luca, a que Gemaperteneca, resulta que recibi la Conf irmacin el 26 de mayo de 1885, de manos de Su ExcelenciaMonseor Nicols Ghilardi,. arzobispo de Luca, en la iglesia de San Miguel in Foro; su madrina f u la taElena Galgani. Aquel da cay en martes despus de Pentecosts.(4) Es la primera locucin celestial de que nos habla la Santa, entonces de siete aos y dos meses.(5) Fu llevada a San Jenaro , con su to Antonio Landi.(6) Del ao 1886.(7) Luis, que tena dos aos ms que Gema y muri en el 1894.(8) Los hermanos Guido, Hctor, Luis, Antonio; hermanas Angelita y Julia.(9) Oblatas del Espritu Santo, o Z it inas, f undadas por Elena Guerra.(10) La piadosa maestra, que saba contar tan bien a Gema la Pasin de Jess, era Sor Camila Vagliensi,(11) Como antes ha dicho la Santa que se entretuvo en el convento quince das, hay que suponer que,terminados los diez das de Ejercicios y hecha la primera Comunin, continu all por otros cinco das. Estoes conf irmado por Monseor Volpi, que escribe: Las nias que hacan los santos Ejercicios solan quedaren el Instituto cuatro o cinco das despus de la primera Comunin.(12) Tambin la 'Santa omite aqu la f echa y escribe por error marzo. Si de hecho hizo la primeraComunin el domingo 19 de junio, despus de diez das de Ejercicios, debi entrar en las Z it inas el 9 dejunio o el 10. El P. Germn dice tambin que Gema hizo su primera Comunin- el domingo siguiente a laf iesta del Sagrado Corazn de Jess, pero por un error involuntario, creemos, pone la f echa del 17 dejunio; ese ao, 1887, el 17 de junio cay en viernes, f iesta del Sagrado Corazn.(13) Celoso prroco de San Leonardo en los Burgos de Luca, don Raf ael Cianetti habla de este modo de lainf ancia de Gema en el proceso ordinario de Luca: He conocido [a Gema] porque a la edad de un ao vino

  • a mi parroquia, como aparece por los registros parroquiales, y all permaneci hasta la edad de cerca deocho aos. Mientras estuvo en mi parroquia, iba a menudo a la iglesia parroquial con su mam, que era unasanta mujer. Por lo que s, era una nia de pocas palabras, guardaba siempre un porte edif icante y sucontinente f luctuaba entre lo serio' y lo af able (Summar. super introd., n. 1, c. 9).(14) Monseor Juan Volp, promovido obispo en el 1897, f u el Conf esor ordinario de nuestra Santa hastala muerte.(15) El lector, acostumbrado por las cartas y' los xtasis a oirla siempre hablar de sus graves pecados, yasabe bien qu valor debe dar a estas piadosas exageraciones.(16) Y no me f u concedido: estas palabras conf irman la inocencia de Gema. Si el santo y prudentsimoMonseor Volpi no juzg oportuno hacer nueva con. f esin, es que las graves culpas de que Gema seacusa eran solamente tales a sus ojos iluminados, y por eso hay que decir que la nueva conversin no f usino un paso ms f irme hacia la santidad.(17) Las dos tas Elisa y Elena Galgani,(18) Luis era el cuarto, contando el primognito Carlos, que muri a los seis aos, en el 1875, tres aosantes de que Gema naciera.(19) Hay aqu, al parecer, un error de memora: si Sor Camia muri en marzo del 1887, como f u en ef ecto,Gema, que comenz a f recuentar el Instituto de Santa Z ita en el 1887, no pudo tenerla de maestra msque un ao.(20) La nueva maestra era Sorlulia Sestini, que todava vive.(21) Muri el 1l de septiembre de 1894.(22) La Santa escribe 1397, pero, siendo el ao que precedi a la muerte' del padre, debe leerse 1396.(23) Tambin aqu escribi 1897.(24) El mal, que consista en una caries sea, se agrav por haberle cado en el pie un banco, mientrasestaba ' en las Z it inas,(25) La operacin, ef ectuada por los' tres doctores Del Prete, Giorgi y Gianni, consisti en extirpar el tumorreventado con la cada del banco y raspar el hueso: operacin dolorossima, que nuestra Santa. toler congrande paciencia, hasta llegar a causar la admiracin de los presentes y de los mismos mdicos. Su taElisa nos dice, en ef ecto, en los procesos: Mi hermana Elena y mi sobrino Guido, que se quedaron a verlaoperar, me dijeron que no exhal ni una queja, ni antes, Di durante ni despus de la operacin. Uno de losmdicos, el seor Gilmni, dijo a Gema despus de operada: Muy bien, Gema! Has tenido mucho valor.Gema respondi al mdico con una sonrisa (Summar. super oirtut., n. Ll , C. 14). Por esto como prender ellector que los gritos y lamentos de que' habla Gema no debieron ser otra cosa que algn gemido o lgrimaque la acerbidad del dolor le arrancaba contra su voluntad.(26) Vase la pg. 261. Estas palabras de Gema nos traen ala memoria lo que leemos en la autobiograf ade Santa Margarita Mara Alacoque, con la que nuestra Santa tiene mucho de parecido: No pudiendo suf rirla santidad de Dios mancha alguna, cuando pone delante de mis ojos alguna ma, por' pequea que sea, enla que tenga alguna parte la deliberacin y negligencia (y soy tan Imperf ecta y miserable, que caigo amenudo en f altas, si bien no plenamente deliberadas), es para mi, lo conf ieso, un intolerable suplicio tenerque aguantar las miradas de la Majestad divina cuando encuentro haber cometido - alguna f alta. No haygnero de suplicio que yo no est dispuesta a suf rir antes que' verme obligada a suf rir la vista de un Diostan santo despus de haber contrado cualquier mancha de pecado, y hasta me arrojara, como a cosa mstolerable, al horno ms ardiente (Vita della beata Madre Margherita M. Alaooque scritta da lei stessa.Trento, 1899, pg. 115 s.).(27) La Santa escribe siempre 1897.(28) Curioso modo de contar el de la Santa! Habiendo nacido el 12 de marzo de 1878, tena diecinueveaos, aunque no cumplidos.(29) Escribe, por error, 1898.(30) En el registro de def nnciones de la parroquia de San Frediano en Luca se lee en el ao 1897, n. 39:Da II de noviembre de 1897. Enrique Galgani, hijo de Carlos y Margarita Orsini, viudo de Aurelia Landi, deesta parroquia, conf ortado con los Santos Sacramentos de la Penitencia y de la Extrema Uncin y con laBendicin Apostlica, asistido por el sacerdote hasta el lt imo momento, pas a mejor vida el susodichoda a las 14,30, a la edad de 53 aos. No f u posible adminstrarle el Santo' Vitico por impotencia pararecibirlo. Su cuerpo, despus de las acostumbradas exequias, f u enterrado en el Campo-santo,acompaado por la' Venerable Cof rada de la Misericordia, como cof rade.

  • (31) Era la ta Carolina Galgani casada con Domingo Lencioni en Camayor.(32) Tambin aqu Gema, como de ordinario cuando habla de sus pecados, recalca la nota. Las dosdeposiciones, en cambio, que leemos en el proceso apostlico de Pisa, . relativas a este perodo detiempo, la una del primo Luis Bartelloni, la otra de Alejandra Balsuan, criada de la casa Lenconi, nosmuestran a Gema consagrada enteramente a la oracin, al sacrif icio y a las o-bras de caridad. El primodice, entre otras cosas: No creo que [Gema] cayera en. culpa mortal ni siquiera venial delberada... Gemaanduvo siempre unida a su Dios... Todos sus discursos a Dios se dirigan; no hablaba sino de' Dios y decosas santas (Summar. super oirtut., pginas 356 s.), Y la Balsuani: No me doy cuenta de que Gema hayacado nunca en pecados mortales ni aun veniales deliberados; amaba a Dios de un modo extraordinario,como pueden amarle los ngeles. Gema no se ocupaba de otra cosa. que de estar siempre unida y.conf orme con la voluntad de Dios (Ibd., pg. 348 s.), Gema f u pura como un ngel" (Ibd., pg. 634).Tambin su prima Rosa, compaera inseparable de Gema en la iglesia y negocios del to Lencion, aparece,segn' el testimonio de su hermano Luis, como una joven piadossima, Hay que conf esar, sin embargo, quela Santa, ocupada todo el da en los asuntos de la t ienda para despachar al pblico, no se hallaba ensituacin muy conf orme a sus aspiraciones. La enf ermedad que le sobrevino le di pretexto para pedir alos tos retornar a Luca, pero el verdadero motivo que a ello le indujo hay que buscarlo en otra cosa. Dos'jvenes de Camayor deseaban su mano: eran Romeo Dale Lucche, empleado de f armacia, el uno; y el otro,el hijo del mdico Jernimo Berozzi. Berozzi f u con su padre a pedirla. por esposa a su to Lencioni; yGema, que no quera ms esposo que a Jess, para quitar toda ocasin pidi volver a Luca, Nos lo diceclramente la ta Elisa: Gema, apenas tuvo noticia de esto, escap de Camayor y se vino a Luea.Sorprendida yo, maravillada y disgustada, le pregunt: Pero, Gema, cmo ha sido esto? Es que no tequeran? - El porqu de la venida Gema no lo dijo; pero, a lo de ser querida, dijo: S, me queran, pero habauno que me pretenda, y yo marido no lo quiero; quiero ser toda de Jess (Summar. super virtut.,n. 3, c. 50.Cf , bd., c. 83).(33) Nuestra Santa, siempre severa cuando se juzga a s misma, lo es tambin en este caso. Muy diverso,empero, es el juicio que f ormaron los dems. Su antigua. maestra Julia Sestini, que f u muchas veces avisitarla, nos dice : . Suf ra mucho, pero estaba resignada y tranquila ... No recuerdo haber odo nuncaquejas contra las tas o la enf ermedad; s, en cambio, o muchas palabras de resignacin a la voluntad deDios y deseo de ir al cielo (Summ. super oirtut., n. 11, c. 1). La hermana enf ermera que a menudo la'aaistf a, Sor Mara ngela Ghiselli, de las Barbantinas, escribe: Durante tanto tiempo como la asist norecib jams una sola palabra de queja o de impaciencia. Estas enf ermedades son en verdad muy penosas,pero de ella nunca sent una queja. Quedaba como un tronco en la posicin que tomaba. De extraordinarionada vi, por entonces, en ella, ni apariciones ni nada; lo nico extraordinario era su paciencia edif icante(lbd:, c. 7). Y su ta Elisa: Llamado el doctor Del Prete, aun cuando Gema no quera que' nadie la viese, unavez que la vi, dijo, despus de maduro examen, que haba que aplicarle el f uego. A lo que Gema,sonriendo, dijo: Me lo aplica usted, doctor? - Vinieron de hecho los mdicos Del Prete y Pf anner, y lepusieron a los riones dos botones de f uego, estando presente mi hermana Elena, pues yo no me atreva- presenciarlo. Gema snf ri muchsimo, pero jams sali de sus labios una palabra de queja. El mismoPf anner, hablando con mi hermana Elena, le dijo:' H:; estado muy tranquila, sin moverse, durante laintervencin quirrgica (lbd., c. 16).(34) No era un acto de impaciencia, como parece querer hacer creer Gema, sino un desahogo con suJess, por el deseo que tena de ir a la iglesia y de no ser carga a los dems. Lo dice la misma Santa pocodespus.(35) Le llevaba la Comunin uno de los capellanes de su parroquia de San Fredian, el sacerdote don AndrsBartolon Saint-Omer, primo de Monseor Volpi. Ha depuesto en los procesos, donde dice que le llev laComunin los quince sbados de Nuestra Seora de Pompeya y alguna vez ms; que el da en que podacomulgar era para ella da de f iesta; que la oa hablar- con entusiasmo de la devocin al SagradoCorazn, Y. que le preguntaba con mucho inters por el santuario de' Paray-Le Monial y el culto que allreciba la Beata [Margarita] y las devociones que se practicaban (Summar. super introd., n, 3, c. 130;Summar, super oirtui., n, 2, c. 3).(36) San Gabriel de la Dolorosa, clrigo Pasionista. La Santa lo llama a menudo Cohermano Gabriel. Le dila Vida la seora Cel:i1ia Giannini (Summar. super virtut., nmero. 2, c. 6).(37) Sor Julia Sestini, del Instituto de Santa Z ita. Lo cuenta ella misma en el proceso (Summ. super virtut., n,

  • 17, c. 1).(38) El celestial personaje, que se apareca a Santa Gema, era su querido protector San Gabriel de laDolorosa; As lo depone la susodicha Sor Julia Sestini (1. c.): La Novena comenz el jueves [lasemircoles]; yo f u a visitar a Gema el domingo siguiente. Me dijo: Quiere saber con quin hago laNovena?. Con las tas o con' las hermanas, le respond yo, y ella me contestaba siempre con una.sonrisa: No,. no, hasta que f inalmente aadi: Con el Venerable Gabrielito,' que viene a ayudarme ydecir los Padrenuestros. Por una f eliz coincidencia, San Gabriel de la Dolorosa y Santa Margarita' MaraAlacoque f ueron canonizados juntamente por ,Benedicto XV el 13 de mayo de 1920. Ese mismo ao, el 28de abril, ru introducida tambin la causa de beatif icacin de Santa Gema.(39) La Santa, que ha aludido anteriormente a un tumor en la cabeza, nada dice aqu de otra graveenf ermedad que se le manif est los lt imos das de esta novena; a saber: una otit is supurada en el odoizquierdo, de la que f u operada la vigilia de su curacin. Nos la da a conocer con todos sus pormenores elmismo especialista, prof esor Santiago Tomassi, quien al da siguiente, con gran asombro, encontr aGema curada. Dice l que, rogado por el doctor Carlos Gianni, f u a visitarla a eso- de las cuatro de latarde; narra el detenido examen que hizo del odo y aade: Habindolo lavado para quitar el pus' y secadocon algodones, comprob del lado anatomopatolgico la perf oracin de 'la membrana del tmpano conenrojecimiento de la misma. Entonces dije: Vamos a operar para ensanchar la cavidad y f acilitar la salidadel pus. Lo hice, y nuevamente sequ con algodn; hice luego la limpieza y cur con gasas y algodn. Laenf erma no se quej ni lo ms mnimo ni habl nada; poda mover la cabeza, pero no lo intent ni siquierainstintivamente; me pareca estar operando sobre, nn cadver. Y, sin embargo, tena que suf rir bastante. Lapregunt: No has suf rido? Respondi sonriendo y moviendo ligeramente la cabeza, como dando aentender que haba sido cosa sin importancia. Y recuerdo que no haba usado ni siquiera cocana para laanestesia local. Tena un ligero acceso de f iebre, creo que 37,3 37,4, que juzgo provena de la otit issupurada aguda con participacin de la mastoides. Hecho esto me f u y volv a la maana siguiente a esode las once. Entr en la habitacin y pregunt: Cmo va?. A lo que respondi en seguida: Estoycurada). Encog los hombros Y prepar todas mis cosas para hacer la cura; pero al extraer la gasa y verlacompletamente seca, qued maravillado sobremanera y dije: j S, est realmente curada! ... En cuanto asu rpida curacin de la otit is susodicha, he de conf esar que en toda mi larga carrera y por todo lo que hevisto en los libros de texto italianos Y extranjeros, as como en la prctica de las clnicas de Berln y deViena, donde estos casos son numerossimos, no he encontrado nunca un caso semejante de curacincompleta y comprobada en el espacio de slo diecinueve horas despus de declarada) (Proc. apostlico,f ol. 934-935. Cf . Summar. super virtut., n. 3, c. H). Era .el 3 de marzo y primer viernes de mes. De estacuracin escribi la Santa, en seal .de reconocimiento, el 9 de marzo, una larga relacin, quereproducimos entre los Escritos varios. Causa, por lo tanto, maravilla la lectura de la siguiente declaracindel testigo y mdico que la atenda, doctor Lorenzo del Prete: Retengo para m que el curso de laenf