aspectos demogrÁficos de los cacicazgos tainos

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ASPECTOS DEMOGRÁFICOS DE LOS CACICAZGOS TAINOS Karen Anderson Cordova RESUMEN Este trabajo está tomado mayormente de investigaciones realizadas para mi tesis doctoral titulada Hispaniola and Puerto Rico: Indian Acculturation and Heterogeneity, 1492-1550, pu- blicada por UMI en 1991. Resume los principales argumentos relacionados a la demografía abori- gen en el Nuevo Mundo al momento de la conquista española, enfatizando el área de las Antillas Mayores, primer punto de choque entre el mundo occidental e indígena en las Americas. Luego, resume los resultados de investigaciones eínohistóricas en torno a las consecuencias demográficas de la conquista y colonización española sobre la organización de las comunidades tainas en La Española (hoy Haitíy la República Dominicana) y Puerto Rico. Recoge información arqueológica e histórica para explorar los aspectos demográficos de los cacicazgos tainos. 351

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Page 1: ASPECTOS DEMOGRÁFICOS DE LOS CACICAZGOS TAINOS

ASPECTOS DEMOGRÁFICOS DE LOS

CACICAZGOS TAINOS

Karen Anderson Cordova

RESUMEN

Este trabajo está tomado mayormente de investigaciones realizadas para mi tesis doctoral titulada Hispaniola and Puerto Rico: Indian Acculturation and Heterogeneity, 1492-1550, pu­blicada por UMI en 1991. Resume los principales argumentos relacionados a la demografía abori­gen en el Nuevo Mundo al momento de la conquista española, enfatizando el área de las Antillas Mayores, primer punto de choque entre el mundo occidental e indígena en las Americas. Luego, resume los resultados de investigaciones eínohistóricas en torno a las consecuencias demográficas de la conquista y colonización española sobre la organización de las comunidades tainas en La Española (hoy Haitíy la República Dominicana) y Puerto Rico. Recoge información arqueológica e histórica para explorar los aspectos demográficos de los cacicazgos tainos.

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INTRODUCCIÓN

En las Antillas Mayores, contrario a muchas otras áreas del Nuevo Mundo, ya no existen poblaciones indígenas. Es un hecho conocido que las poblaciones nativas de las Antillas pere­cieron rápidamente durante las etapas iniciales de la conquista y colonización española; aun­que sí existe diferencia de opinión en cuanto a las razones para ello.

Se han expuesto razones ecológicas (Denevan, 1970:252), se ha planteado el papel jugado por las enfermedades contagiosas epidémicas, y muchos otros factores que no podemos discu­tir aquí.

Sin embargo, el factor más importante señalado por los historiadores fue el establecimien­to del sistema de trabajo forzado conocido como la encomienda (Lipschutz, 1966:232).

Hasta recientemente, se había asumido que la arqueología y la etnohistoria no tenían mu­cho que aportar a la interrogante de la despoblación aborigen y su relación con el cambio cultural y social durante el siglo dieciseis. Esto ha cambiado en años recientes, gracias a las investigaciones de arqueología histórica que han corroborado la sobrevivencia de comunida­des indígenas y documentado cambios en la cultura material aborigen durante el período histórico (Boomert, 1985; Cusick, 1977; Deagan, 1985, 1987, 1988; Domínguez, 1983,1987; Mendoza, 1980; Ortega y Fondeur, 1978b; Romero Estébanez, 1981; Smith, 1986).

Estudios etnohistóricos, arqueológicos e histórico-demográficos han sido consistentes en señalar que la población aborigen del Nuevo Mundo al momento de la intervención europea era mucho más grande que lo asumido anteriormente (por ejemplo, Borah, 1970, 1976; Cook and Borah, 1971-74; Denevan, 1970; Dobyns, 1966, 1976, 1983; Jacobs, 1974; Ramenofsky, 1987; Smith, 1984). Estudios arqueológicos y etnohistóricos de diferentes áreas de los Estados Uni­dos, (Dobyns, 1983; Ramenofsky, 1987; Smith, 1984; Crosby, 1976; Ewers, 1973; Schleiser, 1976), al igual que estudios en Colombia (Friede:1963 citado en Lipschutz, 1966:233-34), América Central y México han demostrado la importancia de las enfermedades epidémicas en la rápida despoblación durante el período histórico temprano y sus efectos sobre los sobrevivientes. He­chos tales como la simplificación de la cultura y las relaciones sociales, movimientos migrato­rios, cultos milenarios, y alteraciones en los patrones de conflictos armados, entre otros, se atribuyen directamente a la decimación de las poblaciones nativas (ver por ejemplo, Dobyns, 1953, 1983; Ewers, 1973; Krech, 1978; Ramenofsky, 1987; Schleiser 1976; Smith, 1984; Wagley, 1940). Estos estudios sugieren la necesidad de auscultar nuevamente la situación en las Anti­llas.

DEMOGRAFÍA HISTORICA ABORIGEN EN EL NUEVO MUNDO: TRASFONDO

El tema de la demografía histórica aborigen en el Nuevo Mundo es uno sumamente com­plejo. La naturaleza de la evidencia, y las bases teóricas y metodológicas para los varios estima-

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dos de la población aborigen en el período entre el final de su historia independiente y el co­mienzo de los records históricos europeos, es, en el mejor de los casos controversial, y en el peor de los casos, contradictoria.

Los puntos de vista respecto al número de habitantes del Nuevo Mundo al momento de la intervención europea han variado muchísimo a través de los años. Según resumido por Borah (1976:14), las primeras referencias del siglo XVI documentaban una alta densidad poblacional. Estas referencias sirvieron de base para plantear estimados bien altos de población para mu­chas áreas del Nuevo Mundo, en especial en los centros civilizados de México y Perú. Luego, se dio un período de estimados bajos en el siglo XIX y principios del siglo XX, seguido por los estimados altos de investigadores más recientes (Denevan, 1970, 1976; Cooky Borah, 1971-74); Lipschutz, 1966; Rosenblat, 1954, 1967; Dobyns, 1966, 1983; Steward y Faron, 1959; Friede, 1963; Sauer, 1969). La importancia de este tema, en lo que concierne a sus implicaciones para las interpretaciones de las culturas pre-colombinas y los procesos económicos, culturales y sociales del período histórico no puede subestimarse (Denevan, 1976:1; Borah, 1970:184-85; Sánchez-Albornoz, 1974:32).

Borah (1970:183; 1976:151-17) ha resumido los principales estimados postulados por in­vestigadores del siglo XX: fluctúan de un máximo de 100,000,000 sugerido por Borah (1962) y Dobyns (1966), a un mínimo de aproximadamente 8,000,000 postulado por Kroeber (1939). Estas fluctuaciones son el resultado, no sólo de la disponibilidad de nuevas y mejores fuentes documentales en años recientes, sino a un cambio de enfoque relacionado al uso e interpreta­ción de las fuentes históricas. Algunos demógrafos históricos, como Borah, Cook y Dobyns, por ejemplo, han aceptado los estimados hechos por los cronistas del siglo dieciseis que consisten­temente mencionan grandes poblaciones indígenas en las Americas. También es evidente que la variedad de técnicas de proyecciones estadísticas utilizadas y la serie de preceptos un tanto arbitrarios asumidos para hacer estas proyecciones contribuyen a la magnitud en la disparidad de las cifras.

La existencia de poblaciones aborígenes grandes, complejas y densamente pobladas en va­rias áreas de las Americas antes de la conquista ha sido confirmada por varios estudios arqueo­lógicos, como por ejemplo los de Ramenofsky (1987) y Smith (1984). Varios estudios ecológi­cos que enfocan en la productividad de medio-ambientes y estrategias de subsistencia diferen­tes, han demostrado que aún en áreas bajas tropicales pudieron existir grandes poblaciones (Carneiro, 1967; Roosevelt, 1980; Denevan, 1970). Denevan (1970) documenta los extensos sis­temas de terrazas precolombinas en varias áreas del trópico suramericano que demuestran las prácticas agrícolas intensivas que teóricamente pudieron haber mantenido poblaciones gran­des. Como mencionamos en la introducción, los historiadores han postulado muchas razones para explicar la rápida despoblación y extinción de muchos de los pueblos indígenas del Nuevo Mundo. Entre los investigadores de la América Latina, existe un consenso que señala el sistema de encomienda como el factor principal de esta despoblación. Para las Antillas, Cassá (1979) y Moya Pons (1978) estudiosos de los tainos de La Española, y Brau (1966) y Fernández Méndez (1984), estudiosos de Puerto Rico, han sostenido el mismo argumento. Sin embargo, el estudio de informes etnográficos tempranos de diferentes áreas del Nuevo Mundo, y estudios etnohis-tóricos y arqueológicos más recientes, dejan meridianamente claro el papel jugado por enfer­medades epidémicas como un factor causal para la rápida despoblación de los habitantes abo­rígenes de las Americas. Numerosos estudios, basados en documentación histórica y, más re­cientemente en grupos aborígenes contemporáneos, señalan los efectos catastróficos de las epidemias de origen europeo sobre las poblaciones del Nuevo Mundo que carecían de inmuni­dad contraJas mismas (Crosby, 1976; Dobyns, 1963, 1983; Ewers, 1973; Krech, 1978; Schelei-ser, 1976; Wright, 1981; Wagley, 1940).

Aunque la introducción de enfermedades epidémicas quizás no fue la causa más importan­te para la despoblación indígena ocurrida en La Española y Puerto Rico, los estudios arriba mencionados que documentan el rápido cambio social y cultural producido en poblaciones decimadas son relevantes para entender lo que ocurrió en estas islas.

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DEMOGRAFÍA ABORIGEN DE LA ESPAÑOLA

Evidencia arqueológica

Desafortunadamente, la falta de estudios arqueológicos que enfoquen los aspectos demo­gráficos de las poblaciones antillanas precolombinas no nos permite determinar la posible ve­racidad de los muchos estimados propuestos. Según mi conocimiento, este tema, con la excep­ción reciente de los trabajos de Curet (1991), en Puerto Rico ha sido poco investigado en la arqueología antillana. Discusiones recientes relacionadas a la naturaleza de los cacicazgos tai­nos y su nivel de desarrollo evolutivo han aludido a aspectos demográficos, pero no han podido llegar a conclusiones firmes debido a la falta de información arqueológica e histórica fidedigna. En estudios recientes, los arqueólogos dominicanos Guerrero y Veloz Maggiolo (1988) han sugerido una correlación entre numerosos sitios prehistóricos tardíos descubiertos a lo largo de los valles de los ríos Yaque y Verde en la parte norte y central de La Española con los mencio­nados en las fuentes históricas; esto puede ser indicativo de poblaciones grandes. Para La Espa­ñola, se ha documentado remanentes de campos de cultivo de conucos, el uso de la inundación periódica de los valles riverinos (cultivo de várzea), y el cultivo intensivo en áreas de terrenos kársicos. Estos estudios tienden a indicar que por lo menos en algunas áreas de la isla, se estaban llevando a cabo prácticas agrícolas intensivas que pudieron sostener poblaciones con­siderables.

Evidencia histórica

Las fuentes históricas del siglo XVI son unánimes en sus descripciones de una población indígena muy numerosa al momento de la conquista. Con la excepción del Cardenal Fonseca, según citado en la carta dominica del 4 de diciembre de 1519, y Nikolaus Federmann, todas las fuentes estiman una población de 1,000,000 o más. (Vea tabla 1).

Los historiadores han argumentado por décadas sobre el valor de estos estimados. Los argumentos a favor o en contra de una población aborigen extensa se basan casi exclusivamen­te en las mismas fuentes históricas. El material documental disponible para desarrollar estos estimados se ha mantenido idéntico por décadas; el único documento detallado que existe para La Española es el texto del Repartimiento de 1514 (Rodríguez Demorizi, 1971: 3-248). Como para esta fecha ya la población indígena había sufrido grandes pérdidas, no es relevante para estimar la población aborigen al momento de la intervención española.

He decidido abordar este tema, empezando con el estimado más controversial: la conclu­sión de Cook y Borah de que había una población de por lo menos 8,000,000 en 1494 (1971-74:1:376-410). No tengo espacio aquí para resumir los argumentos de Cook y Borah. El punto más importante respecto a sus estimados es la aceptación de que existía una población de 1,000,000 a 1,300,000 en 1496. Esto a su vez depende de aceptar la existencia de un conteo alegadamente efectuado por Bartolomé Colón en este año. (Cook y Borah usan esta cifra como base para extrapolar un promedio de despoblación entre 1496 y 1514, que luego utilizan para continuar extrapolando hacia atrás, asumiendo que en los primeros años el promedio de des­población fue aún más acelerado). Cook y Borah asumen que tuvo que existir un conteo para propósitos de recoger tributo. Sin embargo, Henige (1978), Moya Pons (1976) y Rosenblat (1976) indican que no existe evidencia histórica para este conteo, y que las cifras citadas por varios autores del siglo XVI son probablemente parte de una tradición oral que se remonta a los primeros años de la colonización y probablemente puede trazarse al mismo Cristóbal Colón. Luego de revisar la literatura histórica sobre este particular, tiendo a estar de acuerdo con estos investigadores en lo que concierne a este punto.

Las cifras más bajas presentadas por investigadores recientes, como Cassá, Moya Pons, Rosenblat, entre otros (vea tabla 2) están basadas en las opiniones profesionales de éstos res­pecto a la viabilidad de los estimados de las fuentes del siglo XVI.

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Dependen de estimados de población más tardíos, que son probablemente más fidedignos. El problema con estos estimados más tardíos es que dependen casi invariablemente en prome­dios de descenso poblacional que reflejan una población ya decadente, y como tal pueden no ser relevantes para años anteriores. Desafortunadamente, este problema no puede superarse con la data histórica disponible. Es de esperarse que estudios arqueológicos futuros que enfo­quen el problema de demografía indígena puedan ayudar a esclarecer este asunto.

En un esfuerzo por abordar este problema desde un nuevo ángulo, hemos comparado estos estimados y lo que puedan implicar en términos de densidad poblacional y nivel de organiza­ción socio-política, con las cifras derivadas de varios cacicazgos polinesios (ver tabla 3).

En el caso de Polinesia, Kirch (1989:99) señala que existe una correlación consistente "en­tre el grado de estratificación, según medido por los criterios de Sahlin (1958), y el tamaño de la población de la unidad política máxima" y "entre densidad poblacional por kilómetro cuadrado de tierra cultivable y grado de estratificación" (traducción mía), aunque él no indica que la relación sea causal. Aunque los cacicazgos del Caribe y los polinesios fueron obviamente bien diferentes, una comparación entre ellos, usando los distintos estimados que se han derivado para La Española y el posible tamaño de las unidades políticas máximas, provee resultados interesantes.

En Polinesia, existe evidencia para concluir, según Kirch (1988), que las sociedades caciqui­les altamente estratificadas estaban densamente pobladas y requerían un uso intensivo de los recursos disponibles. Las islas altamente estratificadas del archipiélago de Hawaii, Tonga, la Isla Society y Samoa exhiben densidades poblacionales altas y prácticas agrícolas intensivas.

Si comparamos las cifras poblacionales para Polinesia con las cifras hipotéticas para La Española, estas últimas indican densidades poblacionales mucho más bajas (excepto si se usan los estimados altos de Cook y Borah). Aunque la correlación entre densidad poblacional y estra­tificación social que existe en Polinesia puede no aplicar a La Española, es obvio que debe descartarse la cifra de 8,000,000 de Cook y Borah.

También intentamos estimar lo que pudieron haber sido las unidades de población máxima de La Española bajo varios estimados poblacionales, asumiendo la división de la isla en 5 uni­dades políticas (llamadas provincias en las fuentes históricas). Este ejercicio produjo los si­guientes resultados. Si la evidencia etnohistórica para la existencia de cinco provincias indíge­nas tiene alguna validez y si las unidades políticas máximas de más de 20,000 a 30,000 indivi­duos se correlacionan con cacicazgos altamente estratificados como ha sido demostrado en Polinesia, entonces el estimado poblacional de 100,000 de Rosenblat para La Española puede que aún sea el más válido. Sin embargo, la baja densidad de 1 persona por kilómetro cuadrado que implica una población de 100,000 parece más indicativo de sociedades seminomádicas de las tierras bajas tropicales, o cultivadores de roza, que a las sociedades caciquiles descritas por los cronistas. La evidencia para intensificación agrícola en La Española, aunque no tanta como la reportada para Polinesia, sugiere una densidad poblacional más alta que la estimada por Rosenblat. Existe amplia evidencia etnohistórica y arqueológica que apoya la hipótesis de la productividad agrícola de los cacicazgos de La Española. Interpretaciones que plantean una estratificación social incipiente, prácticas agrícolas intensivas y el desarrollo de una produc­ción artesanal de productos de prestigio también se han postulado para La Española (Moscoso 1986). Nos parece razonable estimar, basándonos en lo arriba discutido, una población abori­gen entre 250,000 (el estimado de Cassá) a 500,000.

Estas cifras, aunque sólo representan posibilidades, implican que el cuadro tradicional de la isla dividida en cinco provincias, cada una gobernada por un cacique es probablemente incorrecta. Si esto fuese cierto, la unidad política máxima hubiese consistido de 50,000 indivi­duos (si se parte de una población estimada de 250,000) a 100,000 individuos (si se parte de una población estimada de 500,000), mucho más alta que la de los cacicazgos polinesios. La exis­tencia de una población en La Española de entre 250,000 a 500,000, organizada en unidades socio-políticas de varios tamaños, cuadra mejor con la evidencia etnohistórica y arqueológica. Esta población todavía implicaría un promedio de descenso poblacional drástico, pero uno que

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podría explicarse sin tener que postular una epidemia catastrófica no documentada para expli­car el descenso de millones, como sugerido por Cook y Borah.

LA POBLACIÓN ABORIGEN DE PUERTO RICO

Evidencia arqueológica

La investigación arqueológica llevada a cabo en Puerto Rico tampoco provee la informa­ción necesaria para estimar la población indígena. Hace falta información cronológica detalla­da, estimados de tamaños de asentamientos e información sobre la distribución de sitios a través de la isla. La impresión general de la mayoría de los arqueólogos que trabajan en Puerto Rico es que la isla probablemente estuvo densamente poblada en los tiempos prehistóricos.

La mayoría de las fuentes arqueológicas e históricas sugieren que Puerto Rico era compara­ble a La Española en el desarrollo de sus cacicazgos y en los aspectos generales de la cultura taina. Aunque muchos yacimientos del interior, en especial bateyes o juegos de pelota, fueron habitados durante los periodos Illb y IVa en Puerto Rico, se desconoce cuántos de estos pudie­ron haber sobrevivido la intervención española. Rouse (1952:566) notó que muy pocos sitios indígenas del período histórico se han encontrado en la isla. Más recientemente, sitios con materiales históricos han sido documentados a través de la isla, especialmente en el suroeste, pero como los mismos no han sido investigados a profundidad, su posición cronológica dentro del período histórico es desconocida. La data arqueológica para sitios del período histórico temprano en Puerto Rico es extremadamente escasa.

Evidencia histórica

La evidencia para el número de indígenas en Puerto Rico durante el período temprano de contacto es aún más pobre que para La Española. No existe ningún documento comparable al repartimiento de 1514. Los cronistas que mencionaron el número de indígenas al momento de contacto usualmente compararon a Puerto Rico favorablemente con La Española, pero no die­ron cifras.

A pesar de estos argumentos para una población densa en Puerto Rico, un estudio más detenido de las fuentes históricas tempranas revela números consistentemente más bajos de indígenas en los repartimientos de la isla. Aunque esto se debe en parte a que los repartimien­tos en Puerto Rico representan conteos parciales, cabe la posibilidad que los indios de Puerto Rico se estuviesen desplazando hacia las islas Vírgenes y otras islas de las Antillas Menores para huirle a los españoles.

Las fuentes históricas del siglo XVI respecto a la población aborigen de Puerto Rico son mínimas. Es prácticamente imposible el tratar de estimar la población aborigen de Puerto Rico en base a estas fuentes^ Si se acepta el promedio para La Española, se puede especular que la población de Puerto Rico fluctuaba entre 30,000 y 60,000. En el caso de Puerto Rico, la demora entre la conquista de la isla vecina de La Española y la colonización de Puerto Rico pudo resultar en que la población nativa de la isla ya fuese alterada previo a la llegada de Ponce de León. El hecho de que los indios de Puerto Rico conocían sobre la existencia de los españoles y sus actividades en La Española ha sido documentado. Los indios, cuando tratados inicial-mente por Ponce de León, estaban aparentemente recelosos debido a experiencias previas con embarcaciones esporádicas que habían venido a là isla antes de la expedición de Ponce de León (Tió, 1961:45-46,86). Es posible que la despoblación de la isla pudo haber comenzado antes de la colonización española, aunque esto no se puede documentar con la evidencia disponible. Lo que sí está claro, sin embargo, es el movimiento rápido de indígenas fuera de Puerto Rico una vez comienza la colonización española de la isla. Esto puede explicar la mención consistente de la escasez de indios en Puerto Rico desde el comienzo de la colonización, como se evidencia en los números del repartimiento de 1511.

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RESUMEN DE LA EVIDENCIA SOBRE POBLACIÓN ABORIGEN EN LA ESPAÑOLA Y PUERTO RICO AL MOMENTO DE LA CONQUISTA Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA

Concluimos que la población de la isla Española pudo ser de entre 250,000 a 500,000 indí­genas. Utilizando data comparativa de las sociedades caciquiles de Polinesia según provistos por Kirch, planteamos que la división de la isla en cinco provincias principales es incorrecta, y que es mucho más probable que los cacicazgos tuvieran una organización territorial más fluida y variable, hecho que ya había planteado Wilson (1990), basándose en un análisis de la narrati­va histórica de varias fuentes del siglo XVI. La evidencia de intensificación de las prácticas agrícolas en algunas áreas de La Española, según sugerido por Veloz Maggiolo y Guerrero, sugiere a su vez que la organización caciquil de La Española no fue homogénea a través de la isla. Es muy probable que al momento de la intervención española, las comunidades tainas de la isla estaban en un proceso de transición y consolidación, con organizaciones caciquiles más fuertes acaparando recursos y aumentando su producción.

Para Puerto Rico tenemos mucha menos información. Se postula una población de 30,000 a 60,000 individuos, asumiendo una densidad comparable a la de La Española. Es posible que Puerto Rico, a diferencia de La Española, haya empezado a sufrir despoblación aún antes de la colonización española, lo que dificulta aún más estimar su población. La posibilidad de que en Puerto Rico también estuviese ocurriendo el fenómeno de intensificación agrícola, según pos­tulado por Ortiz Aguilú, (1991) y corroborado en parte por investigaciones históricas de Sued Badillo (Ortiz Aguilú, comunicación personal, 1993), sugiere que en esta isla pudiera haberse estado dando un fenómeno similar al de la isla Española.

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Page 11: ASPECTOS DEMOGRÁFICOS DE LOS CACICAZGOS TAINOS

362 KAREN ANDERSON CORDOVA

AÑO

1492

1495-1497

1508

1509

1510

1512

1514

1517

1518

1519

1529

1542

1547

1548

1565

1671-74

TABLA 1

INDIOS

3 a 4 millones 2 millones

1,200,000 1,130,000 1,100,000

1,000,000

600.000

500,000

1,100,000

60,000

33,528

40,000

46,000

40,000 20,000

25,540

15 a 16,000

11,000

12,000

2,340

200

150

500

150

100

POBLACIÓN ABORIGEN D E LA ESPAÑOLA FUENTES DEL SIGLO DIECISEIS

FUENTE(S)

Las Casas

Fr. Tomás de Ángulo Benzoni P. Mártir Alonso Zuazo Frailes dominicos Oviedo Jerónimos Cardenal Fonseca Federmann

Bartolomé Colón

Censo de Pasamonte, en Las Casas

Censo de Diego Colón Las Casas

Fr. Bernardino en Las Casas

Jerónimos Las Casas

Repartimiento de 1514

Jerónimos

Jerónimos Alonso Zuazo

Frailes Dominicos

Ramírez de Fuenleal

Las Casas

Dr. Montalvo

Oviedo

Benzoni

López de Velasco

FECHA DE LA(S) FUENTE(S)

1552, 1527-60

1535 informe al Rey

1540

1518, 22 enero 1519, 4 Die.

1516-17 1519, 4 Die.

1532-33

1516, 4 junio

1517

1519, 4 Die.

1514

1517

1518, 18 enero 1518, 18 enero

1519, 4 Die.

1529, 18 julio

1552

1547, 25 julio

Fuentes: Rosemblat (1554: Ap. V:294-95); Lipschutz (1966:236-37, Tablas 3 y 4): Cook y Borah (1971-74-380-401); Cassá (1979:191).

Page 12: ASPECTOS DEMOGRÁFICOS DE LOS CACICAZGOS TAINOS

ACTAS DEL XV CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA DEL CARIBE 363

TABLA 2 POBLACIÓN ABORIGEN DE CONTACTO EN LA ESPAÑOLA: ESTIMADOS DEL SIGLO VEINTE

ESTIMADO AUTOR

60,000 Verlinden (1973:453-62)

100,000 Rosenblat (1954:102, 105-116)

(1967:9-23)

250,000 Cassá (1979:198)

300,000 Morison (1948:393)

377,529 Moya Pons (1976:87)

500,000 Cordova(1968)

1,300,000 Sauer ( 1969:65-69) Chaunu (1963:76-77)

8,000,000 Cook y Borah (1971-74:1:408)

Fuentes: Cassá (1979); Sauer (1969); Rosenblat (1954); Moya Pons (1976); Cooky Borah (1971-74); Henige (1978:219).

Page 13: ASPECTOS DEMOGRÁFICOS DE LOS CACICAZGOS TAINOS

364 KAREN ANDERSON CORDOVA

TABLA 3 COMPARACIÓN E N T R E LA ESPAÑOLA Y ALGUNOS CACICAZGOS POLINESIOS

ISLA O GRUPO

Isl.de Hawaii

Isl. Tonga

Isl. Society

Isl. Samoa

Isl.de Pascua

'Uvea

Mangaia

Isl. Marquesas

Futuna

Nueva Zelandia

La Española

POBLACIÓN TOTAL

200,000

40,000

45,000

80,000

7,000

4,000

3,000

35,000

2,000

115,000

60,000? 100,000? 250,000? 300,000? 377,529? 500,000?

1,300,000? 8,000,000?

POB. UNI. POL. MAX.

30,000

40,000

9,000

25,000

3,500

4,000

3,000

1,500

2,000

3,500

12,000 20,000 50,000 60,000 75,506

100,000 260,000 600,000

AREA (KM)

16,633

696

1,535

2,829

160

59

70

1,058

62

256,146

76,500 76,500 76,500 76,500 76,500 76,500 76,500 76,500

POR AREA TOTAL (KM )

12

57

29

28

44

68

43

33

32

0.43

.78 1 3 4 5 6

17 105

Fuentes: Datos sobre cacicazgos polinesios basados en Kirch (1989:98, Tabla 10). Datos sobre La Española basados en Tabla 2; los números en la columna 3 están basados en asumir que las cinco provincias menciona­das en las fuentes históricas se refieren a las unidades políticas máximas. Columna 4- área total basada en Cook y Borah (1971-74:1-408). Para propósitos comparativos, las densidades poblacionales de la columna 5 para Polinesia y La Española se computaron en base al área total, y no al área de tierra cultivable, según hiciera Kirch (1989:98:10, columna 6).

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ACTAS DEL XV CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA DEL CARIBE 365

TABLA 4 POBLACIÓN ABORIGEN DE PUERTO RICO: ESTIMADOS HISTÓRICOS

ANO

1508-10

1510-11

1511

ESTIMADO

600,000

más de 3,000 indios

11,000 indios guerreros

15,000 indios guerreros

5,500 indios de repartimiento

FUENTE

Las Casas

Oviedo (1959:1:470)

Herrera y Oviedo

Castellanos

Memoria de Melgarejo 1582

1515

1530

1544

menos de 4,000 en el repartimiento

1148

60

Carta del Lie. Velázquez al Rey Fernando

Censo del Gob. F.M. de Lando

Cardenal Bastidas

Fuentes: Brau (1894:312-13); Ramírez de Arellano (1934).