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  • 7/28/2019 ASCT Thuillier Unidad 1

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    Este material se utiliza exclusivamente con fines didcticosPierre Tuillier. El saber ventrlocuo: cmo habla la cultura a travs de la ciencia.Cap.II: La ciencia moderna. Mxico, FCE, 1990. Pginas: 36 a 51.

    II. LA CIENCIA MODERNA

    ENTRE EL DIABLO Y EL BUEN DIOS

    Por qu la "ciencia moderna" naci en Europa, en los siglos XVI y XVII? La cuestin es

    apasionante pero difcil y el libro que el historiador holands de las ciencias, R. Hooykaas, le ha

    consagrado, nos recuerda una vez ms la complejidad de la "revolucin cientfica"1. Como es

    obvio, las interpretaciones propuestas por los especialistas son numerosas y a menudo

    divergentes. Esto depende en parte de las lagunas de la informacin histrica, pero por ciertono slo de ellas. Los conflictos, a veces violentos, que se manifiestan entre historiadores de las

    ciencias tienen una causa ms profunda: sus desacuerdos sobre la naturaleza misma de "la

    ciencia". Es, por otra parte, una razn del inters de esos debates; lejos de ser puramente

    tcnicos, involucran directamente la imagen que nos hacemos de la actividad cientfica y de su

    lugar dentro de la vida de la sociedad. No olvidemos jams que a travs de las sabias

    controversias sobre la civilizacin del Renacimiento son nuestras propias ideas sobre la cultura,

    el saber, el trabajo y la vida las que se ponen a prueba.

    DE LA CIENCIA COMO TEORA Y COMOPRCTICA SOCIAL

    Para ciertos historiadores, laciencia es esencialmente una construccin intelectual. Elacento sepone sobre la especificidad de la actividad cientfica, sobre los procedimientos lgicos puestos

    en juego y por el "mtodo" as como sobre la elaboracin progresiva del "contenido" de las

    ciencias. El problema mayor es el del conocimiento como tal. Estudiar la gnesis de la ciencia

    (o de las ciencias) es hacer la historia de las ideas y de los conceptos que han permitido la

    eclosin de las diversas teoras. Ciertas "influencias", provenientes del exterior, se toman en

    consideracin (en particular las influencias filosficas) pero, prcticamente, la ciencia est

    considerada como un terreno autnomo, cuyas relaciones con el mundo de la accin son del

    todo accesorias. El historiador se especializa de manera bastante estrecha, cavando as un foso

    profundo entre ese tipo de historia de las ciencias y las dems "historias", historia de lastcnicas, historia de las artes, historia de la divisin del trabajo, historia poltica, etc. Es lo que

    llamamos comn y corrientemente el punto de vista "internalista".

    Otros historiadores, juzgando ese punto de vista demasiado estrecho, insisten sobre los vnculos

    que unen los diversos sectores de la actividad humana. Reconocen que la ciencia es una

    bsqueda del saber; pero estiman que no podemos quedarnos all. La ciencia es siempre

    histrica, en el sentido fuerte. Es decir, que se despliega dentro de condiciones muy variadas y

    1 R. Hooykaas,Religion andthe rise of Modern science, ScottishAcademic Press, 1972 .

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    muy variables que hay que escudriar de cerca, para comprender, con un mnimo de exactitud,

    en qu sentido constituye un esfuerzo hacia el conocimiento.

    Los historiadores de Ias ciencias tienden con frecuencia a referirse a Ias nicosdocumentos escritos. Pero para comprender cmo una poca percibi Ia empresacientfica y Ia integr en el conjunto de sus dems actividades, es quiz til consultar

    muchos tipos de documentos. Este grabado de Brueghel, por ejemplo titulado Latemperancia, hecho por Jernimo Cock no deja de tener inters. Aunque su significadosea discutido, sugiere una real unin de la teora y de Ia prctica. Los "sabios" quemiden Ia Tierra y Ias distancias que separan los cuerpos celestes (esquina superiorderecha), no son filsofos encerrados entre los cuatro muros de una bibliotoca songente activa que, a su manera, toman posesin dei espacio. Ntese que usan losmismos instrumentos de medida que tos albailes y los arquitectos. Los caones y lasbalas (a Ia derecha) recuerdan que Ia mecnica moderna naci en un medio dondelos ingenieros haban hecho progresar mucho a Ia balstica. Abajo a la izquierda, seve que la aritmtica est siendo utilizada para Ias necesidades del comercio. Citemosa Bertrand Gille: "El vuelo emprendido por Ias cuestiones de contabilidad, estuvociertamente en el origen de especulaciones matemticas ms abstractas."

    Aunque esos historiadores dan un lugar a la historia interna de las ciencias, se les llama

    "externalistas"2. Son, en efecto, sensibles a la multiplicidad de las formas que revisten las

    "ciencias" en las diversas civilizaciones y estn particularmente preocupados por analizar la

    insercin del "saber" en sentido amplio, dentro de sus diversos contextos. Los occidentales, al

    2

    Bien entendido, "internalismo" y "externalismo" son dos polos entre los cuales existenconcepciones intermedias muy variadas.

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    estimar implcita o explcitamente que su ciencia es superior a todas las dems, hablan a

    menudo de la ciencia para designar la ciencia "moderna", la ciencia "experimental" nacida de

    El reloj fue una de las grandes realizaciones de la Edad Media. A quienes queranexplicar los movimientos celestes y terrestres, proporcion una especie de modelointeligible (y tanto ms inteligible era, directamente, el fruto del invento humano). La

    ciencia ya no se ocupar ms de principios, almas, esencias; en lo sucesivo su tareaser descubrir diversos engranajes en los mecanismos naturales. De all laimportancia para el Occidente de esta metfora de la mquina. En el siglo XVII Boylecomparar el mundo al reloj de Estrasburgo (que aqu se representa). La filosofamecanicista fue resultado de la prctica mecnica. Newton percibi este gnesis ysu significado. Al inicio de los Principia Mathematica, escribi: La geometra estfundada sobre la prctica mecnica universal, que propone y demuestra exactamenteel arte de medir. (Clchs Rogerviollet.)

    Galileo. Eso permite imaginar que la ciencia es trascendente, que no hay sino una ciencia- una

    ciencia en alguna forma intemporal y la nica capaz de revelar a los hombres la Verdad. Pero

    entonces, cmo explicar que dicha ciencia haya nacido en ciertos pases de Europa en las

    postrimeras del siglo XVI?

    POR QU LA CIENCIA MODERNA NO NACI

    EN CHINA?

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    Joseph Needham, en sus notables trabajos, plantea la misma cuestin bajo otra forma: por qu

    la ciencia moderna no naci en China?3 Los historiadores internalistas responden, por ejemplo,

    que la revolucin cientfica se desencaden mediante una "revolucin filosfica". Para un

    externalista, esta pretendida explicacin revela idealismo, pues se sita en el nivel de las ideas

    puras y desplaza nicamente la pregunta en lugar de darle respuesta. Se necesitara saber, en

    efecto, por qu tal sociedad tuvo el derecho a esa iluminacin "filosfica" y no tal otra. Loshistoriadores internalistas, segn Needham, tropiezan siempre con ese obstculo: quiranlo o

    no, abiertamente o con palabras encubiertas, no pueden ms que invocar el azar o admitir una

    interpretacin "racista".

    De hecho, afirma Needham, hay que recurrir a un estudio sociolgico e histrico. Si "la

    ciencia" no naci en China, es intil creer que fue porque los chinos no habran tenido la idea

    de experimentacin o porque carecieron de imaginacin en virtud de no se sabe qu fatalidad;

    es porque socialmente las condiciones eran desfavorables ("feudalismo burocrtico", ausencia

    de una clase de mercaderes, etc.) Durante nuestra Edad Media, los chinos, por otra parte, haban

    adelantado a Europa en muchos terrenos cientficos y tcnicos. Si nos empeamos en hablar de

    ideas,podemos y debemos reconocer que, en un muy amplio sentido, las tradiciones culturalesy filosficas de China eran muy poco aptas para suscitar un pensamiento "mecanicista". Pero

    esto slo demuestra que el estudio sociolgico, del que habla Needham, debe englobar el

    estudio de las mentalidades y de los conceptos -mentalidades y conceptos que a su vez exigen

    ser vistos en su situacin. No sirve para nada hablar en forma abstracta del Espritu europeo y

    del Espritu chino. En cambio, hay que esforzarse en vincular los modos de pensamiento a las

    situaciones histricas globales (medios geogrficos, medios de produccin, estructuras

    econmicas, sociales, polticas, lenguaje, instituciones culturales, etctera).

    Para explicar el nacimiento de la ciencia no basta explicar (o localizar) el origen de las ideas en

    el sentido ms intelectual de lapalabra. Conviene tambin comprender por qu tal o cualcolectividad humana llev especialmente su atencin sobre esas ideas y consagr importantes

    esfuerzos para elaborarlas. Los historiadores externalistas no niegan que haya innovacionesintelectuales, pero estudian el desarrollo teniendo muy en cuenta las coyunturas histricas. As,

    pues, rechazan ver, en el surgimiento de la "ciencia experimental" en Italia, en Inglaterra o en

    Francia, un simple favor otorgado por los dioses. Ese surgimiento, segn ellos, est ntima y

    esencialmente vinculado al desarrollo de un cierto tipo de sociedad postfeudal, desarrollo

    martimo, comercial, industrial, financiero, etc. No hay que separar los factores intelectuales de

    su entorno concreto; primer capitalismo y progreso del sistema bancario, aceleracin muy neta

    de la tcnica (navegacin, textiles, minas, artillera, arquitectura, imprenta), promocin social

    de los ingenieros y de los artistas, grandes expediciones martimas. Reforma y Contrarreforma.

    PREJUICIOS MATERIALISTAS Y PREJUICIOSIDEALISTAS...

    En la actualidad, es evidente que muchos puntos permanecen oscuros; los historiadores

    externalistas tienen trabajo para rato. Pero es injusto condenar, de buenas a primeras, la

    orientacin de sus investigaciones bajo el pretexto de que el medio econmico y social de un

    3 Ver J. Needham, The great titration, Allen and Unwin, 1969, y la monumental Science and

    civilization in China (Cambridge University Press) de la cual no todos los volmenes han sidopublicados.

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    investigador no puede ser "la causa" de sus ideas tericas. Claro que, como lo not el socilogo

    R. K. Merton, los trabajos de Galileo no fueron, "causados" por las aplicaciones posibles de su

    dinmica. Pero ello no impide que, al principio de susDiscourssur deux sciences nouvelles,

    Galileo declare: Qu extenso campo de reflexin parceme que abre a los espritus

    especulativos la frecuentacin asidua de vuestro famoso arsenal, seores venecianos, y

    particularmente, la parte de los trabajos mecnicos!. Y haciendo esto, sita su trabajoprecisamente dentro de la perspectiva que es la de Needham o la de Merton4. El aspecto terico

    de las ciencias no se niega; pero la prctica de las ciencias se pone en relacin con las dems

    prcticas sociales. Los idealistas se complacen en sealar que no podemos deducir de la

    biografa de Einstein la teora de la relatividad. Podra ser que fuera una manera muy estrecha

    de plantear los problemas de la historia de las ciencias en Occidente, respecto de su objeto y de

    su mtodo. Una vez ms, los rboles tapan el bosque. Ms vale admitir como hiptesis de

    trabajo que la ciencia no es solamente la produccin intelectual de las teoras, sino tambin, y al

    mismo tiempo, un fenmeno de civilizacin, una prctica social inseparable de las dems

    prcticas. Carecemos de conceptos para definir exactamente ciertas relaciones; no tenemos

    todava un cuadro terico suficiente para reconstituir y evaluar las diversas dialcticas de lahistoria de las ciencias. Pero existen ya trabajos que confirman la legitimidad y la fecundidad de

    las investigaciones externalistas.5

    Alexandre Koyr, que ha sido uno de los mejores representantes de la historia internalista,

    reprochaba a todos aquellos que insistan sobre el papel de las necesidades prcticas y los

    factores econmicos que caen dentro de los "prejuicios baconianos y marxistas". Pero l

    mismo, seguramente, no estaba exento de prejuicios idealistas. Y, prejuicios por prejuicios, es

    mejor escoger los prejuicios que abren las perspectivas en lugar de cerrarlas. A este respecto, el

    libro que Koyr escribi sobre el espacio en el Renacimiento (y sobre su geometrizacin) es

    muy significativo: logr dar una prueba de destreza al no citar ni a Brunelleschi, ni a Alberti, ni

    a Piero della Francesca, ni a Leonardo da Vinci, ni a Mercator, ni a los grandes navegantes

    (para no mencionar sino unos cuantos ejemplos). As, es posible comprender cabalmente queJoseph Needham haya podido expresar, de una manera al mismo tiempo injusta y lcida, "a los

    internalistas no les gusta admitir que los cientficos tienen un cuerpo, comen, beben y participan

    de la vida social...". 6

    DE LA TRADICIN BBLICA A LA FILOSOFAMECANICISTA

    4 Ver R. K, Merton, Science, technology and society in seventeenth century England, Harper

    Torchbooks, 1970 (1 ed., 1938), as como Bertrand GilIe, Les ingnieurs de la Renaissance,

    Hermann, 1964. Ed. du Seuil, 1978, y Serge Moscovici, Essai sur1'histoire humaine de la

    nature, Flammarion, 1968.

    5Habra que citar diversos trabajos debidos, entre otros, a L. Olschki, E. Zilsel, J. D. Bernal, G.

    di Santillana, J. Kuczynski, J.Ben-David, Lynn White jr., D. S. L. Cardwell, A. E. Muson, E.

    Robinson, E. Panofsky, P. Francastel, R. Klein, W. P. D. Whightman, R. Hahn, etctera.

    6Notemos que, histricamente, las interpretaciones idealistas de Koyr han constituido una

    reaccin esencialmente dirigida en contra de los trabajos de L. Olschki (Galileiund seine Zeit,

    1927) y de diversos marxistas (Hessen, Borkenau, Zilsel, etctera) . Se pudo hablar de una

    verdadera "contrarrevolucin".

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    Para comprender cmo naci "la ciencia", tendramos que saber cmo vean el mundo aquellos

    que la crearon; cmo perciban el espacio, cmo se situaban en relacin con las necesidades

    prcticas y con los diversos oficios encargados de satisfacerlas, qu lmites y qu fines

    asignaban a la accin humana, qu concepto se forjaban de la naturaleza, qu valores sociales

    les parecan esenciales, qu formas sensibles o intelectuales les daban mayor satisfaccin,etctera. En sentido amplio, todo esto depende de la historia de las ideas (y es particularmente

    claro si el historiador utiliza como fuentes documentos escritos, donde todo ya se encuentra

    conceptualizado, "intelectualizado"). Pero al mismo tiempo, esta historia de las ideas depende

    de la sociologa; pues por su origen, por su propagacin y por la manera como se encarnan en

    las diversas prcticas, tienen una existencia social. El libro de R. Hooykaas sobre la Religion et

    la Naissance de la science moderne, se ocupa de estos dos aspectos: no es tan slo una

    contribucin a la historia de las ciencias bajo su forma tradicional, sino un esfuerzo para

    demostrar en qu forma la tradicin judeocristiana ha contribuido, a veces muy indirectamente,

    a preparar la revolucin cientfica. Como el ttulo puede engaar a ciertos lectores,

    precisemos dos puntos. Por una parte, no se trata (por lo menos en principio) de un alegato enfavor de la religin, en el sentido apologtico de la expresin. Por otro lado, el autor no

    pretende que la Biblia haya proporcionado a los "sabios" una especie de esbozo de sus ideas

    tericas (Por otra parte se sabe que las iglesias, en tanto que instituciones, en ocasiones

    reaccionaron mal frente a las ciencias nuevas.) La finalidad de Hooykaas es diferente.

    Tomando en sentido contrario la opinin corriente, segn la cual la ciencia moderna debe

    mucho a los griegos y casi nada a la Biblia, sostiene que de hecho esta ltima ha proporcionado

    diversas "concepciones sociales y metodolgicas" cuyo papel ha sido esencial. Se puede decir

    que la tesis de Hooykaas atae a la sociologa de las mentalidades y de las ideas. El mensaje

    bblico, segn l, est en el origen de ciertas actitudes ante la naturaleza, ante la experiencia,

    ante el trabajo; y es en gran medida gracias a dichas actitudes que la nueva ciencia se desarroll

    tal como lo ha hecho.Demos algunos ejemplos, bajo una forma evidentemente muy simplificada. La ciencia

    moderna, dice Hooykaas, es mecanicista: considera a la naturaleza como una mquina, como un

    conjunto de mecanismos cuyas leyes se trata de descubrir. Para llegar a esta concepcin era

    necesario (siempre segn Hooykaas), superar las ideas de Platn y de Aristteles as como las

    de los atomistas; y es la nocin bblica de un Dios creador lo que hizo posible ese cambio; un

    Dios ingeniero cuya obra va a poder ser analizada metdica y matemticamente7. La Naturaleza

    ya no est deificada, ya no est comparada a un organismo gobernado por uno (o varios)

    principio(s) imnanente(s). En lo sucesivo Boyle puede comparar el mundo con el reloj de

    Estrasburgo; la visin "mecanisista" sirve de marco a la astronoma y a la fsica modernas.

    En el terreno de la biologa, esta nueva filosofa se manifiesta de manera extremadamenteclara: as, Mersenne compara a los animales con unas mquinas cuyos resortes hay que estudiar.

    En 1634, desea que se construya un autmata que posea circulacin sangunea: se sera el

    mejor medio de acrecentar nuestros conocimientos en fisiologa. En su Trait deL'homme,

    Descartes "supone" que el hombre es una mquina, una especie de autmata; el corazn y las

    arterias son "como los fuelles de esos rganos que empujan el aire en los tubos"...

    7 Por su parte, Needham hace notar que la idea de un Dios creador les falt a los chinos; en

    consecuencia, no pudieron formular la nocin de "la ley de la naturaleza" en el sentidooccidental. Eso confirma la tesis de Hooykaas.

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    ISAAS Y EL EMPIRISMO

    Hooykaas sostiene tambin que ciertos temas bblicos favorecieron el remplazo del

    racionalismo dogmtico por el racionalismo crtico. Contra los racionalistas dogmticos, que

    pretendan descubrir los secretos de la naturaleza slo a travs de la especulacin deductiva, la

    ciencia moderna ha sido "empirista", en el sentido de que ha recurrido a la experiencia, a laexperimentacin8. Citemos a Isaas (55, 8, 9): "Pues el Seor ha dicho: mis pensamientos no

    son los vuestros, mis pensamientos sobrepasan a los vuestros." Lo que significa en relacin con

    los sabios: Dios ha escogido libremente las leyes de la naturaleza y para saber lo que ello es, el

    hombre no puede fiarse slo de su razn.

    El pato digeridor de Vaucanson. En el Siglo XVII los filsofos utilizaron a menudo lametfora de la mquina para describir los fenmenos de la vida As, segn el P.Mersenne, la fisiologa y el comportamiento de los animales deben explicarse demodo mecnico, como una sucesin de causas y efectos necesarios. Es interesantenotar que se refiere explcitamente al modelo del reloj, cuyas ruedas siguen laspesas o el resorte que las jala" En su Tratado del hombre, Descartes imagina tambin

    al hombre como una mquina construida a la manera de los relojes, de las fuentesartificiales, de los molinos y otras mquinas semejantes. Nada de principios vitales,ni de entelequias imposibles de aprehenderse; los seres vivientes son autmatas. Elfilsofo materialista La Mettrie, en el siglo XVIII dar a esta idea toda su fuerza en sulibro El hombre-mquina. Y se complacer en comparar al hombre con los autmatasconstruidos por Vaucanson. (dibujo de Harlingue-Viollet)

    8 Eso no significa que la ciencia moderna se haya contentado con coleccionar hechos. Su

    "empirismo" fue ante todo una reaccin contra el dogmatismo especulativo.

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    La investigacin experimental correspondera, pues, a una orientacin latente del concepto

    judeocristiano del mundo. Acerca de otros varios puntos, Hoykaas presenta una

    argumentacin anloga. As, la Biblia valoriza el trabajo manual, e incluso alienta al hombre a

    dominar a la naturaleza. Ha contribuido, de ese modo, a formar la mentalidad tcnica y

    experimentalista del Renacimiento.Las indicaciones reunidas por Hooykaas son de gran inters. Debemos admitir que la Biblia

    contiene un cierto nmero (las ideas susceptibles de modificar las actitudes humanas en el

    sentido que ya hemos visto. Pero, podemos decir, como lo sugiere el autor, que la ciencia es

    una "consecuencia" de esos conceptos bblicos? Despus de todo, es en efecto tentador hacer

    un repertorio de esos conceptos y atribuirles una cierta influencia, ya manifiesta, ya oculta.

    Pero el hecho es que, durante siglos, esos textos bblicos no tuvieron mayor efecto "cientfico".

    Por qu esas ideas se volvieron actuantes a partir de los siglos XIV y XV? Siempre la misma

    pregunta. Ciertamente el pensamiento bblico constitua un marcoposiblepara el pensamiento

    mecanicista y para la filosofa experimental. Pero para decirlo en trminos claros, los textos

    sagrados jugaron, verdaderamente, un papel desencadenante, de motor? O acaso noproporcionaron ms bien una ideologa oportuna a una sociedad emprendedora y dinmica en

    todos los planos?

    NATURALEZA Y LMITES DEL FACTOR "RELIGIN"

    La respuesta que da Hooykaas es pasablemente ambigua. Aislando el factorreligin, tiende a

    menudo a sobrevaluar su importancia y su eficacia histricas. Pero, por otro lado, reconoce

    explcitamente qu influencias "sociales, econmicas, polticas o geogrficas" se ejercieron. Y

    es una lstima que no haya profundizado el anlisis llevndolo ms lejos en dicha direccin.

    Habra podido, entonces, sealar que el ascenso de la filosofa "mecanicista" sigui unapromocin econmica y social innegable de la mecnica (arte de las mquinas) y de los

    mecnicos. Si las analogas y las metforas que recurren a la idea de mquina se han

    multiplicado, es sin duda en primer trmino por razones prcticas que dependen de la historia

    del trabajo y de las tcnicas en el seno de una sociedad dada. Es seguramente un abuso dejar

    creer, aun vagamente, que la Biblia haya en verdad podido orientar el movimiento. El "ascenso

    de los ingenieros" es cuando menos tambin esencial y sin duda mucho ms.

    De la misma manera podemos preguntarnos en qu medida "la religin" valoriz el trabajo

    manual y la investigacin emprica. Hooykaas mismo da argumentosque hacen pensar que laBiblia ms bien sigui que precedi. Los descubrimientos de los navegantes portugueses, por

    ejemplo, mostraron que los marinos podan echar por tierra las opiniones de los "sabios", de los"filsofos". Esta idea de que gentes con poca o ninguna instruccin podan amonestar a loseruditos dogmticos, gracias a sus conocimientos prcticos, es frecuente en el Renacimiento.

    As, Bernard Palissy explica que sus visitantes aprendern ms pasando dos horas con l, que

    leyendo a los filsofos durante cincuenta aos. Hooykaas por cierto aceptara que tales

    testimonios reflejan una realidad social que slo se explica muy parcialmente por la influencia

    bblica.

    Es sin duda lamentable que, a falta de hacer un amplio lugar a los factores "externos", este

    estudio d una imagen un tanto empobrecida y deformada (as nos lo parece), de las

    circunstancias en las cuales naci la nueva ciencia. La "religin" tiene indudablemente un lugar

    en la historia de las ciencias. Pero hara falta un balance ms completo, que haga resaltar mejor

    las prdidas y las ganancias; que analice con ms precisin las diferentes manifestaciones de lareligin (la Biblia, la teologa, las decisiones oficiales de la Iglesia, etc.) y que permita

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    distinguir mejor los casos donde la Biblia haya sobre todo servido para justificar o amplificar

    las corrientes nacidas fuera de ella. Vemos muy bien por qu el externalismo, bajo los rasgos

    del Diablo marxista, provoca miedo a ciertos historiadores; pero no es una razn para dejar al

    buen Dios la parte ms bella.