artículos - el mundo

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m Ahora que voy a vivir solo y sin televisión, supongo que aprove- ch& más el tiempo y leeré y escribs con una cierta disciplina. En cuanto ter- mine este artículo, me adentrar6 en las páginas de El Necronomic6n nazi, a última novela de %cente Alvarez, que se presentó este martes en el Café Es- paiia. Vicente ÁIvarez ha pu- blicado ya seis titulos (al- gunos de eUos con premios importantes), pero jamás le han hecho una reseña en los suplementos literarios de los periódicos ni en las ATXJANDRO CUEVAS revistas especializadas.En España, los críticos viven empefiados en subrayar lo obvio o en encumbrar obras del tipo NociIla Drearn, «la revelación de la temporada», que es una inane baratija posmoder- na. Sin embargo, suelen mirar por encima del hom- bro eso que Uaman novela de género y que sigo sin sa- ber muy bien qué es, por- que lo lógico sería clasifi- car las novelas en malas y buenas, en bodrios y joyas. Las historias que nos cuenta Vicente Alvarez siempre han tenido perso- najes bien trazados, cinefi- lia, enigmas, acción, una voz reconocible y ambi- ción est&ca. Cada uno de sus libros es un firme can- didato a convertirse en un best-serter de calidad. Cuando dé definitivamente la campanada y las porta- das de sus novelas enladri- llen los quioscos de los ae- ropuertos, los críticos, en- tonces si, le dedicarán re- señas, naturalmente, para ponerle a caer de un burro. Los presentadores de El Necronomicón nazi fueron César Sanz y Gabriel Can- dau, que publicaron la pri- mera novela de Vicente en el siglo pasado, cuando la editorial Difácil era un tán- dem. En su larga trayecto- ria, Difácil (con César Sanz ya en solitario) ha ido elaborando un catálogo de un nivel y una coherencia que para si quisieran mu- chas de 1,as editoriales con- sideradas grandes y ha vis- to cómo algunos de sus au- tores volaban fuera del ni- do. Un escritor vuelca en sus proyectos esfuerzo, ilu- sión y muchas horas de trabajo; el editor indepen- diente pone también todo eso y, además, arriesga su dinero. Lamentablemente,salvo - - -- contadas excepciones, en España cuesta mucho ven- der libros. Lineas arriba hablábamos del best-seller; pero lo más habitual es el fami@-seller, que es un tér- mino que me acabo de in- ventar y que podría defuiir la novela que sale al mer- cado y sólo es adquirida por los amigos y los pa- rientes del autor (hasta el segundo grado de consan- guinidad); los conocidos no la comprarán en la li- brería, sino que la sacarán gratis de la biblioteca, por- que ya se sabe que la litera- tura es cara y efímera, a di- ferencia del whisky, las en- tradas para un partido de Eútbol, las mariscadas y la ropa de marca.

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Page 1: Artículos - El Mundo

m Ahora que voy a vivir solo y sin televisión, s u p o n g o que aprove-

ch& más el tiempo y leeré y escribs con una cierta disciplina. En cuanto ter- mine este artículo, me adentrar6 en las páginas de El Necronomic6n nazi, a última novela de %cente Alvarez, que se presentó este martes en el Café Es- paiia.

Vicente ÁIvarez ha pu- blicado ya seis titulos (al- gunos de eUos con premios importantes), pero jamás le han hecho una reseña en los suplementos literarios de los periódicos ni en las

ATXJANDRO CUEVAS

revistas especializadas. En España, los críticos viven empefiados en subrayar lo obvio o en encumbrar obras del tipo NociIla Drearn, «la revelación de la temporada», que es una inane baratija posmoder- na. Sin embargo, suelen mirar por encima del hom- bro eso que Uaman novela de género y que sigo sin sa- ber muy bien qué es, por- que lo lógico sería clasifi- car las novelas en malas y buenas, en bodrios y joyas.

Las historias que nos cuenta Vicente Alvarez

siempre han tenido perso- najes bien trazados, cinefi- lia, enigmas, acción, una voz reconocible y ambi- ción est&ca. Cada uno de sus libros es un firme can- didato a convertirse en un best-serter de calidad. Cuando dé definitivamente la campanada y las porta- das de sus novelas enladri- llen los quioscos de los ae- ropuertos, los críticos, en- tonces si, le dedicarán re- señas, naturalmente, para ponerle a caer de un burro.

Los presentadores de El Necronomicón nazi fueron

César Sanz y Gabriel Can- dau, que publicaron la pri- mera novela de Vicente en el siglo pasado, cuando la editorial Difácil era un tán- dem. En su larga trayecto- ria, Difácil (con César Sanz ya en solitario) ha ido elaborando un catálogo de un nivel y una coherencia que para si quisieran mu- chas de 1,as editoriales con- sideradas grandes y ha vis- to cómo algunos de sus au- tores volaban fuera del ni- do. Un escritor vuelca en sus proyectos esfuerzo, ilu- sión y muchas horas de trabajo; el editor indepen- diente pone también todo eso y, además, arriesga su dinero.

Lamentablemente, salvo - - --

contadas excepciones, en España cuesta mucho ven- der libros. Lineas arriba hablábamos del best-seller; pero lo más habitual es el fami@-seller, que es un tér- mino que me acabo de in- ventar y que podría defuiir la novela que sale al mer- cado y sólo es adquirida por los amigos y los pa- rientes del autor (hasta el segundo grado de consan- guinidad); los conocidos no la comprarán en la li- brería, sino que la sacarán gratis de la biblioteca, por- que ya se sabe que la litera- tura es cara y efímera, a di- ferencia del whisky, las en- tradas para un partido de Eútbol, las mariscadas y la ropa de marca.