artículo de martinez sobre policial adn la nación

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 Sábado 15 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa  Novela de misterio Leyes (y transgresiones) de la narración policial  El autor de Acerca de Roderer advierte, con Borges, que la buena literatura de enigma suele dependermenos de la observancia de ciertas reglas estilísticasque de su delicada y sabia infr acción Comentá3Facebook -Twitter 1  A d e m á s de ha ber e sc ri t o d ive r sos e ns a yo s, e s a ut o r d e las nov e la s La m uje r de l mae st r o, La muerte lenta de Luciana B y Crímenes imperceptibles, llevada al cine por el director e sp año l Á le x d e la I gl e si a  En su artículo "Leyes de la narración policial", (de 1933, recogido en Textos recobrados ), Borges propone algunas reglas básicas o "mandamientos" para el relato policial clásico. Estas convenciones, como señala con agudeza, "no propenden a eludir dificultades, sino a imponerlas". Borges escribe explícitamente las siguientes seis: 1. Un límite discrecional de sus personajes Los personajes deben ser pocos y bien determinados, de modo que el lector llegue a conocerlos y a distinguirlos. "La infracción temeraria de esa ley tiene la culpa de la confusión y el hastío de todos los films policiales." 2. Declaración de todos los términos del problema  

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  • Sbado 15 de agosto de 2009 | Publicado en edicin impresa

    Novela de misterio

    Leyes (y transgresiones) de la narracin policial El autor de Acerca de Roderer advierte, con Borges, que la buena literatura de

    enigma suele dependermenos de la observancia de ciertas reglas estilsticasque

    de su delicada y sabia infraccin Coment3Facebook-Twitter1

    Adems de haber escrito diversos ensayos, es autor de las novelas La mujer del maestro,

    La muerte lenta de Luciana B y Crmenes imperceptibles, llevada al cine por el director

    espaol lex de la Iglesia

    En su artculo "Leyes de la narracin policial", (de 1933, recogido en Textos recobrados ),

    Borges propone algunas reglas bsicas o "mandamientos" para el relato policial clsico. Estas

    convenciones, como seala con agudeza, "no propenden a eludir dificultades, sino a

    imponerlas". Borges escribe explcitamente las siguientes seis:

    1. Un lmite discrecional de sus personajes

    Los personajes deben ser pocos y bien determinados, de modo que el lector llegue a

    conocerlos y a distinguirlos. "La infraccin temeraria de esa ley tiene la culpa de la confusin

    y el hasto de todos los films policiales."

    2. Declaracin de todos los trminos del problema

  • Se deben disponer todas las cartas sobre la mesa, sin ases intempestivos de ltimo momento.

    A partir de cierto punto, el lector tendra que contar con todas las pistas necesarias para

    encontrar por s mismo la solucin. "La variada infraccin de esta segunda ley es el defecto

    preferido de Conan Doyle. Se trata, a veces, de unas leves partculas de cenizas recogidas a

    espaldas del lector por el privilegiado Holmes? Otras, el escamoteo es ms grave. Se trata del

    culpable, terriblemente desenmascarado a ltima hora para resultar un desconocido, una

    inspida y torpe interpolacin."

    3. Avara economa de los medios

    Que un personaje se desdoble en dos puede ser admisible, seala Borges. Pero que dos

    individuos finjan ser un tercero para proporcionarle ubicuidad "corre el seguro albur de

    parecer una cargazn". La solucin debe ser lo ms limpia y neta posible, sin engorros

    tecnolgicos, artificios improbables o despliegues abrumadores de movimientos y detalles.

    Tambin: la solucin debe poder inferirse con los recursos ya puestos en juego, como otro

    reordenamiento de lo conocido.

    4. Primaca del cmo sobre el quin

    La verdadera intriga de un buen whodunit no es el nombre final de quin lo hizo, sino cmo

    ser el nuevo orden lgico ms sutil, la verdad subterrnea, que ilumina todo lo ledo de otra

    manera.

    5. El pudor de la muerte

    A diferencia de los thrillers del cine contemporneo, en que la imaginacin se dirige a

    concebir crmenes cada vez ms morbosos y cadveres cada vez ms chocantes, en el relato

    policial clsico la muerte es como la jugada de apertura en el ajedrez, y no tiene en s misma

    tanta importancia. "[Las] pompas de la muerte no caben en la narracin policial, cuyas musas

    glaciales son la higiene, la falacia y el orden."

    Una transgresin ejemplar a esta ley es Navidades trgicas , de Agatha Christie. La idea,

    segn se deja ver en la dedicatoria, surgi como un desafo, despus de que su cuado le

    reproch, justamente, que sus crmenes eludan la sangre. "Te quejaste de que mis asesinatos

    se iban volviendo demasiado refinados, decadentes incluso. Sentas profundos anhelos de ?un

    buen crimen violento, con mucha sangre. Un asesinato que no ofreciera duda alguna de que

    era un verdadero asesinato!". Quiz lo ms notable es que en este crimen, estticamente

    opuesto, Agatha Christie no deja de ser ella misma: el chillido escalofriante, la escena brutal

    del crimen, la profusa sangre son todas claves precisas de la resolucin final.

    6. Necesidad y maravilla de la solucin

    "Lo primero establece que el problema debe ser un problema determinado, apto para una sola

    respuesta. Lo segundo requiere que esa respuesta maraville al lector." Esta sensacin de

    maravilla, aclara Borges, no debe apelar a lo sobrenatural. La solucin de un relato policial

    debe ser como la demostracin de un teorema profundo: difcil de imaginar a partir de las

    premisas, pero cuya necesidad se impone por el ingenio riguroso de una explicacin

    perfectamente lgica.

    Adems de estos seis axiomas declarados, dentro del artculo se postulan de manera indirecta

    tambin algunos otros:

  • El genuino retrato policial -precisar decirlo?- rehsa con parejo desdn las aventuras

    fsicas y la justicia distributiva. Prescinde con serenidad de los calabozos, de las escaleras

    secretas, de los remordimientos, de la gimnasia, de las barbas postizas, de la esgrima, de los

    murcilagos y de Charles Baudelaire y hasta del azar.

    Podemos desglosar de aqu tres reglas ms:

    7. Desdn de las aventuras fsicas

    En el desdn de las aventuras fsicas podra establecerse una de las diferencias principales

    con la novela negra, o con el thriller cinematogrfico. Borges observa que en los primeros

    ejemplos del gnero, "la historia se limita a la discusin y a la resolucin abstracta de un

    crimen, tal vez a muchas leguas del suceso o a muchos aos". Isidro Parodi, el detective que

    imagin junto con Bioy Casares, resolva los casos desde el encierro de una crcel. Tanto en

    las aventuras de Sherlock Holmes como en las de Hrcules Poirot, la vida del detective a

    veces est en peligro inminente, pero estos riesgos son efmeros y nunca la materia narrativa

    principal, salvo quiz en los casos finales de ambos. C. Auguste Dupin, la anciana Miss

    Marple, el padre Brown y Perry Mason son todos ejemplos de detectives a resguardo de las

    aventuras fsicas.

    8. Prescindencia de las consideraciones o juicios morales

    Sobre la cuestin de la "justicia distributiva", La huella del crimen , de Ral Waleis, primera

    novela policial argentina -del ao 1877, recientemente rescatada- tiene una intencin

    declarada de favorecer una nueva legislacin, a travs de la exposicin de un caso que

    desnudara una falta en la justicia: "El derecho es la fuente en que beber mis argumentos.

    Las leyes malas deben conocerse por los efectos que su aplicacin produzca. Yo formo el

    drama en que aplico la ley vigente. Sus fatales consecuencias probarn la necesidad de

    reformarla". Posiblemente, tambin las novelas de Perry Mason y los relatos de Chesterton

    pueden verse dentro de cierto apego a los cnones de la justicia y a las consideraciones

    morales sobre inocentes y culpables.

    9. Rechazo del azar

    En cuanto al rechazo del azar, son interesantes las reflexiones de Patricia Highsmith, a quien

    no la asusta tensar la credulidad del lector:

    Me gusta mucho que en los argumentos haya coincidencias y situaciones casi (pero no del

    todo) increbles, como, por ejemplo, el plan audaz que en el primer captulo de Extraos en

    un tren un hombre propone a otro al que apenas conoce hace un par de horas [...]. Lo ideal

    es que los acontecimientos den un giro inesperado, guardando cierta consonancia con el

    carcter de los protagonistas. Puede estirarse al mximo la credulidad del lector, su sentido

    de la lgica -es muy elstico-, pero no debe romperse. (En Suspense, captulo 5).

    El azar puede aparecer en la narracin a manera de elipsis, tal como en las comedias se acepta

    que una puerta se abra para dejar salir a un personaje y otro aparezca de inmediato. Tambin,

    como el catalizador de una circunstancia propicia, que d la ocasin y oportunidad para un

    crimen cuando el motivo no es tan fuerte. As ocurre, por ejemplo, con la aparicin del

    pariente lejano en coincidencia con el dato financiero en Cuenta pendiente , de Cecil Scott

    Forester. El azar no debera jugar en cambio un papel decisivo en la explicacin final.

  • Notablemente, en La muerte y la brjula , del propio Borges, es un accidente fortuito, una

    muerte azarosa, lo que da al asesino la idea para su serie y su emboscada.

    10. Desconfianza o rechazo de las vas y protocolos de la investigacin policial

    ("Las cotidianas vas de la investigacin policial -los rastros digitales, la tortura y la delacin-

    seran unos solecismos ah.")

    La investigacin policial pertenece al orden prosaico de los hechos y el sentido comn. Esto

    suele establecer la diferencia entre el plano de la investigacin oficial de la justicia y la

    investigacin paralela, del orden de la ficcin -y excntrica respecto a los criterios y

    parmetros usuales- que lleva adelante el detective. En "La muerte y la brjula", como una

    irona, tanto el polica oficial como el detective paralelo tienen razn, cada uno a su manera.

    11. El asesino debe pertenecer al elenco inicial del relato

    "En los cuentos honestos -seala Borges-, el criminal es una de las personas que figuran desde

    el principio." Una variante ms laxa dice que el asesino debe aparecer en la primera mitad del

    relato.

    12. La solucin debe prescindir de lo sobrenatural, que slo puede aparecer como

    conjetura transitoria a descartar

    La respuesta debe maravillar al lector, "sin apelar a lo sobrenatural, claro est, cuyo manejo

    en este gnero de ficciones es una languidez y una felona? Chesterton, siempre, realiza el tour

    de force de proponer una aclaracin sobrenatural y de reemplazarla luego, sin prdida, con

    otra de este mundo".

    13. La solucin no puede incluir elementos o saberes desconocidos para el lector

    ("Tambin estn prohibidos... los elixires de operacin desconocida.")

    Hasta aqu, las leyes que recoge Borges en su artculo. Algunas otras podran ser, quiz:

    14. Omisin de la vida privada del detective y de sus aventuras sentimentales o sexuales

    Regla vulnerada en todas las pelculas policiales, donde asistimos al divorcio obligatorio del

    polica a cargo, a su vida rutinariamente desdichada y a su romance forzoso con la actriz

    principal.

    15. En el caso de un doble o triple desenlace, debe haber un escalamiento, en que cada

    uno de los finales supere en ingenio y rigor al anterior

    Como en la regla de los tres adjetivos que menciona Proust para los salones franceses, el

    ltimo est obligado a sobrepasar los dos primeros.

    16. El asesino no puede ser el mayordomo (a menos que se trate de una convencin de

    mayordomos)

  • El asesino no puede ser un personaje demasiado lateral, que est permanentemente oculto,

    como una carta guardada.

    17. El asesino no puede ser el inmigrante, o el fantico religioso, o el sospechoso de

    extremismo poltico

    Regla observada siempre con cuidado por Agatha Christie. Los motivos del asesinato deben

    ser ntimos y el asesino debe pertenecer al ncleo ntimo de la historia. Esta regla se deja a

    un lado de una manera particularmente decepcionante en Asesinos sin rostro , de Henning

    Mankell.

    18. El asesino no debe ser el narrador

    Regla admirablemente incumplida por Agatha Christie en El crimen de Roger Ackroyd , y de

    manera ms previsible por Anton Chjov en "Extraa confesin".

    19. El asesino no debe ser el investigador

    Regla desoda por Agatha Christie en Navidades trgicas y por Juan Jos Saer en La

    pesquisa .

    Podra extenderse todava ms esta lista? Seguramente. Pero eso quiz dara lugar a una

    ilusin equivocada, la ilusin de que el gnero puede capturarse y reducirse a un formalismo

    de axiomas, a una lista de instrucciones y procedimientos. Una ilusin simtrica y tambin

    equivocada -aunque popular en las mesas redondas, porque permite la pose iconoclasta y las

    metforas blicas- sostiene que el gnero debe dinamitarse, que hay que hacer saltar todas las

    reglas por los aires, que las leyes existen slo para ser violadas. Cualquiera que lo haya

    intentado sabe en todo caso que es difcil -si no imposible- deshacerse de todas a la vez, y

    que hay en el gnero policial una tensin y un desafo extraordinario entre lo que

    efectivamente ya est dicho, en la retrica acumulada en miles de novelas, y aquello que

    todava puede decirse, en el filo de las reglas. Las leyes son, en este sentido, como la altura

    de una valla, que la astucia y la creatividad deben saltar.

    En una de las poqusimas ocasiones en que Borges concibe el plan de una novela propia, (en

    el artculo " vero, ma non tropo", de 1938, revista El Hogar ) no casualmente elige, entre

    todos los gneros, la novela policial. La suya sera, declara, "un poco heterodoxa". Y subraya

    que esto ltimo es importante, porque "el gnero policial, como todos los gneros, vive de la

    continua y delicada infraccin de sus leyes". La delicada infraccin de sus leyes: el subrayado

    es nuestro.

    ADNMARCOS LPEZ (Santa Fe, 1958) Fotgrafo y videasta. Estudi en Cuba, public los libros Pop latino, Sub-

    realismo criollo y Retratos. Su obra integra importantes colecciones como las del Museo

    Reina Sofa (Madrid), la Daros (Suiza), el Musac (Castilla y Len) y el Malba (Buenos

    Aires) .

    Por Guillermo Martnez LA NACION