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32 El Hombre y la Máquina No. 23 • Julio - Diciembre de 2004 Resiliencia y adolescencia. La desintegración de las instituciones es la desintegración del psiquismo WILLIAM GONZÁLEZ V.* * Postdoctor en Filosofía, Universidad París VIII Francia. Director, Grupo Etología y Filosofía reconocido por Colciencias. Profesor, Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. «El enemigo de la verdad no es la mentira, ¡es el mito! Desconfiamos de las mentiras y tratamos de representarlas, mientras que adoramos los mitos y pedimos someternos a ellos. No es la persuasión la que produce la sumisión, es una puesta en escena comportamental la que estructura la emoción y la hace circular». BORIS CYRULNIK Fernando Botero, Mujer llorando. Tomado del libro, Arte y Violencia en Colombia

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  • 32 El Hombre y la Mquina No. 23 Julio - Diciembre de 2004

    Resiliencia y adolescencia.La desintegracin de lasinstituciones es ladesintegracin del psiquismo

    WILLIAM GONZLEZ V.*

    * Postdoctor en Filosofa, Universidad Pars VIII Francia. Director, Grupo Etologa y Filosofa reconocido por Colciencias. Profesor, Departamento de Filosofa, Universidad del Valle.

    El enemigo de la verdad noes la mentira, es el mito!Desconfiamos de las mentirasy tratamos de representarlas,mientras que adoramos losmitos y pedimos someternos aellos. No es la persuasin laque produce la sumisin, esuna puesta en escenacomportamental la queestructura la emocin y lahace circular.

    BORIS CYRULNIK

    Fernando Botero, Mujer llorando. Tomado del libro, Arte y Violencia en Colombia

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    Resumen

    Partiendo de una teora de laneotenia humana que nos mues-tra el estado carente en el que elhombre llega al mundo (L. Bolk)este artculo trata de reflexionarcon las categoras de la teora delapego (J. Bowlby) y de la resilien-cia (B. Cyrulnik) sobre el tema dela adolescencia y la resiliencia. Laresiliencia es la capacidad que tie-nen ciertos individuos para trans-formar un golpe en algo positivoy hacerlo aceptable. Las institu-ciones y en especial la cultura de-ben funcionar como tutores dedesarrollo para orientar el com-portamiento de la juventud. Elcaso concreto de nuestro pas noes la excepcin a la regla.

    Palabras claveResiliencia, emocin, Apego,

    Neotenia, Etologa, Oximoron.RsumPartant dune thorie de la

    notnie humaine que prouve ltat carentiel dans lequel lhom-me arrive au monde (L. Bolk) cetarticle essai de rflchir autour dela rsilience et la adolescenceavec les catgories de la thoriede lattachement (J. Bowlby) etde la rsilience (B. Cyrulnik). Larsilience est la capacit qui ontcertains individus pour transfor-mer un coup dans quelque chosede positif, le faire acceptable. Lesinstitutions et plus prcisment laculture doivent fonctionner com-me des tuteurs de dveloppe-ment pour orienter le compor-tement de la jeunesse. Le cas denotre pays nest pas une excep-tion la rgle.

    Mots clsRsiliense, Emotion. Atta-

    chement, thologie, Notenia,Oximoron.

    1. De la emocin al apegoSegn Cyrulnik la emocin

    existe cuando hay una materialidadde la comunicacin encarnada enlo sensorial. Lo afectivo es otracosa, requiere copresencia, mira-das, objetos sonoros, vocalizacio-nes, posturas, etc. Con el transpor-te afectivo a travs de los canalessensoriales puedo disparar en elotro, emociones. La afectividad esen suma un transporte de emocio-nes. En lo afectivo hay una inten-cin de intercambio, mientras quelo emocional se queda en lo biol-gico. Por eso la emocin tiene mu-cho que ver con sonrojar, palide-cer, corazn que se acelera, bocaque se seca, manos que sudan, unsujeto que tiembla. Para percibiresto hay que verse sobre una ima-gen, repensar lo que le ha sucedi-do, representarlo, hablar en sumundo interpersonal. A esto se lollamar el mundo interpersonal deintercambios afectivos. Y no setrata de telepata. Hay una mate-rialidad de la comunicacin que laetologa estudia y que es esencialpara la antropologa.

    La emocin y la afectividad es-tn mediadas por el apego (atta-chement). El apego est definidopor relaciones particulares que sos-tienen numerosos animales conelementos de su entorno social yno social. Para el caso no social seconocen apegos realizados frentea un objeto, a un biotipo particu-lar, a un territorio geogrfico. So-bre el plano biosocial, el apego esuna dependencia entre individuos,una necesidad para su desarrollo:esto sucede sobre todo entre losmiembros de una pareja (lazo con-yugal), entre los recin nacidos yla madre (apego madre-nio) oentre los miembros de un grupo(cohesin social). De manera msestricta se habla de apego cuandoun animal reserva ciertas conduc-tas particulares a otro, inhibiendopor ejemplo su agresividad. El

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    comportamiento de apego madre-nio se observa en casi todos losmamferos, pero es ms evidenteen los primates, ya que el contactocorporal juega un papel importan-te como lo haba visto Harry F.Harlow.1 Se sabe que el contactocon la madre, en animales y huma-nos, favorece la transmisin decomportamientos adquiridos. Laperturbacin del apego produce elsndrome del aislamiento. Se tra-ta de una privacin de experienciasque finaliza en apatas, agitacin yconductas estereotipadas. Truncarel apego es truncar la capacidadpara expresar un comportamiento.As los simios Rhsus en cautive-rio son apticos, tienen gestos au-tocentrados, se cubren los ojos, seagreden a s mismos, se ubican enuna esquina de su jaula, se mastur-ban, etc., este es un comportamien-to tpico de animales criados sinsistemas de apego. La separacinde la madre en etapas tempranaspuede ser perjudicial (fenmenodel hospitalismo descrito porRen Spitz), pero la no separacinpuede ser funesta, como en el casode las madres que se convierten enprisiones afectivas, sus peque-os son temerosos, titubeantes, ln-guidos e incapaces de experimen-tar la aventura de la vida.

    Un nio, por ejemplo, slo pue-de pensar, si percibe la diferencia;diferencia con su madre, con el me-dio ambiente, con su padre y con to-dos los dems. De la sensacin dediferencia nace el pensamiento. Peroesta diferencia slo es posible si albuen apego le sigue una buena sepa-racin. Cuando no se tiene un induc-tor, un atractor (padre, madre o untutor de desarrollo para utilizar laexpresin de B. Cyrulnik) se obser-va cmo los nios centran su mirada

    sobre s mismos evitando la de losotros, se cogen la cabeza, cierran loshombros, se balancean, se mastur-ban, chupan su pulgar, etc. Neurlo-gicamente tienen todo pero les faltauna diferencia, algo en qu percibirlo otro. Esto implica cambiar la ma-nera como pensamos la biologa, yaque seguimos creyendo que el ob-servador no modifica la biologa delotro. Esto prueba igualmente queexiste una biologa pericorporal cen-trada en las interrelaciones.2 Unejemplo basta para apoyar esta hi-ptesis: las madres cuyo embarazoes fruto de un incesto muchas vecestienen una baja autoestima debido ala carga social, familiar y moral queeste acontecimiento tiene, lo cualhace que estas madres se relacionenpoco con su beb. El poco contactomodifica la secrecin de neurohor-monas de esta criatura, que como re-sultado tendr trastornos en su desa-rrollo. Se sabe que los relatos lings-ticos modifican igualmente la secre-cin de inmonuglobulinas, lo cualpermite pensar que la palabra, en tan-to que tratamiento de la emocin, tie-ne consecuencias biolgicas. Aspues, el animal humano necesita dela interrelacin para poder vivir. Estainterrelacin se traduce en la cons-truccin de apegos representados enpersonas, objetos, ideas u otros me-canismos; su funcin consiste endarnos seguridad, en ofrecernos unabase segura. Veamos ahora cmola posesin de un buen apego duran-te la infancia permite afrontar losretos y los momentos de desgracia alos que nos somete muchas veces lavida.

    2. La resiliencia o la lgica delsufrimientoPartiendo igualmente de la eto-

    loga, John Bowlby3 demostr con-

    1. Harlow H., Las afectividades, En Del animal al hombre, Ediciones Extremo Occidente, Cali, 2004 (Trad. William Gonzlez).2. Ver Cyrulnik B., De la parole comme dune molcule, Le Seuil, Pars, 1995.3. En cuanto al tema del apego podemos citar la obra de Bowlby J., Attachement and Loss I, The hogarth Press, Londres, 3 Vol. 1969. Ainsworth, M.D.S, Infancy in Uganda: Infant Care and Growth of Love.

    Baltomire, MD: Johns Hopkins Press, 1967. En cuanto al tema de la resiliencia, la obra de Rutter M, Sdlier K, Lenfant et la rsilience Le journal des psychologues, Pars, No. 162, p. 46-49. Cyrulnik B,Le murmure des fantomes, Odile Jacob, Pars, 2003.

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    tra la psicologa algo aplicable tam-bin a la filosofa: la creencia ciegaen el hecho implcito de que cuantoms dura es la vida ms cerca se estde la depresin. O lo que es lo mis-mo, mientras ms una vida se haceinsoportable, ms las vctimas soninfelices ante tal padecimiento. Esas como los intelectuales hemosaceptado a priori el que haya vcti-mas y victimarios, y sobre todo quedebemos correr en auxilio de lasvctimas. En estos anlisis la histo-ria es vista como un destino y eldesarrollo futuro de los individuosall implicados es percibido comosombro. A esto se agrega el que lasciencias humanas analizan slo a lasvctimas y no a aquellos que a pe-sar de ser acechados por el sufri-miento logran sin embargo construirsu propia vida. Los intelectuales lle-gan as a la idea de un mundo so-cial e histrico que mantiene some-tido al mundo interior que habraque salvar. Se olvidan de esos indi-viduos que habiendo padecido se-veras catstrofes y heridas de alma,logran sin embargo llevar una viday construir ilusiones. A estos indi-viduos que al encajar un golpe loconvierten en aliciente de vida o encreacin se les llamar resilientes.Pero de manera ms profunda, ques la resiliencia? Sobrevolemos untanto el concepto.

    Boris Cyrulnik dice que es unproceso diacrnico y sincrnico enel que fuerzas biolgicas, histricas,afectivas y sociales se articulan parametamorfosear un golpe recibido enalgo soportable. Resiliencia es untrmino trado de la fsica, pero queen ciencias sociales ya no designasolamente la resistencia de un ma-terial o su capacidad para deformar-se y retomar su forma, sino que de-signa el conjunto de estrategias queemplea un individuo para hacer deuna situacin amarga algo soporta-ble. Ms que diacrnico y sincrni-

    co, la resiliencia es un proceso psi-cobiolgico tanto intensivo comoestratgico. Es la oposicin de fuer-zas y tensiones que hacen que unindividuo, aun sin poseer una armo-na o un equilibrio perfecto, puedavivir su vida de manera intensa yfeliz.4 La resiliencia atae a lo se-creto y a lo crptico que hay en todoindividuo. Si bien es cierto que elpunto mximo de manifestacin dela resiliencia es el oxmoron y lapoesa, ella tambin puede ser ges-to, postura, accin. La resiliencia notiene nada que ver con la invulne-rabilidad, es la capacidad para trans-formar un acontecimiento insopor-table en algo vivible, no es borrar-lo, es transformarlo, metamorfo-searlo.

    La lengua sigue siendo, sin em-bargo, un instrumento privilegiadode resiliencia. Cuando otro nos es-cucha, es una historia ntima que nosune a l, es una relacin ntima quecomienza. Decir lo sucedido es sen-tirlo de otra manera. Confiarse a al-guien es crear un vnculo con el otro.Hacer un relato de s mismo es dif-cil, ya que hay que salvar a narciso.Es mostrar la parte no convencio-

    4. Cyrulnik B., Un merveilleux malheur, Odile Jacob, Pars, 1999.

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    nal (crptica dir Cyrulnik) de my luchar para que la cultura me acep-te tal cual soy. Apreciar la historiade otra persona es aceptar una rela-cin ntima por relato o libro inter-puesto. Al contrario, esos que semolestan con la confesin y sien-ten una sensacin de impudor (po-nerse al desnudo) atestiguan no po-der establecer una relacin ms quea travs de circuitos sociales con-venientes. Ellos se protegen de unencuentro ntimo con el autor de-trs de la convencin, los estereoti-pos sociales. Yo no existe msque por el se. Cuando el yo es fr-gil, el nosotros nos sirve de prte-sis. Este cuadro identitario es muyagradable, puesto que permite lacomunin al adorar al mismo doloy al recitar las mismas letanas. Peroaqu el individuo no tiene derechoa expresarse ms que siendo miem-bro de esta comunidad. El senti-miento de pertenencia es deliciosopero conlleva la amputacin del in-dividuo y el desprecio de esos queadoran a otros dolos y recitan otroseslganes. El relato de s mismo esel blsamo para las penas de narci-so. Es la plenitud del individuo que,casi siempre, cuando se abre, cuen-ta los sufrimientos infligidos por lasociedad.5

    Construir un relato sobre nues-tra propia historia es metamorfo-searla, es historizar y estetizar nues-tra existencia, poco importa si elrelato que realizamos es una ficcin,pues de lo que se trata es de domi-nar nuestras emociones. Por esoencontramos casos como el de Bau-delaire, Byron, Swift, Voltaire, Tols-toi, es decir, 17 de los 35 autorescitados en los manuales de literatu-ra francesa, segn Cyrulnik, queconvirtieron su orfandad tempranay su sufrimiento en magnficasobras. Estos mecanismos pueden

    extenderse incluso a las institucio-nes. La escuela por ejemplo puedeser un paraso para un nio cuyohogar es un infierno y convertirseanormalmente buen estudiante.Para otras personas ms adultassabe que el trabajo puede ser un lu-gar de afectividad cuando el matri-monio es un horror, y uno puedeconvertirse en anormalmente buenempleado. Ms que una reparacin,la resiliencia es una restauracin, deall que la historia y nuestro pasadono puedan ser concebidos como undestino. Ni acero, ni superhom-bres, el resiliente no puede escaparal oxmoron cuyo emblema podraser la perla de la ostra: un grano dearena penetra la ostra y la agrede,hasta el punto que para defendersedebe secretar el ncar redondeado.Esta reaccin de defensa da comoresultado una joya dura, brillante ypreciosa.6

    El oxmoron es el precio a pagarpor la resiliencia. El oxmoron no esuna ambivalencia ya que esta ltimaes una pulsin entre cosas en con-flicto; el oxmoron es un contraste,un acontecimiento, una agitacin dis-creta. Los melanclicos hablan de lahorrible maravilla de la muerte,que es horrible por que van a morir,pero al mismo tiempo maravillosaporque as dejarn de sufrir. El ox-moron es caracterstico de una per-sonalidad herida, pero que resiste, deuna personalidad que sufre, pero estencantada de esperar (...) La resilien-cia define la fuerza de esos que, ha-biendo recibido un golpe, han podi-do superarlo. El oxmoron describeel mundo ntimo de esos vencedoresheridos.7

    3. Adolescencia y resiliencia: eldrama de nuestra sociedadLos estudios muestran que al-

    rededor de once millones de habi-

    5. Ibd., p. 134.6. Cyrulnik B., Les vilains petits canards, Odile Jacob, Pars, 2001, p. 207.7. Cyrulnik B., Un merveilleux malheur, Op. Cit, p. 24.

    Las teoras del apego y laresiliencia muestran desdehace ms de treinta aos queno todo nio o jovenmaltratado ser un adultomaltratador; que muchas delas personas sometidas agraves situaciones durante lainfancia y la adolescencia seconvirtieron en vidascoherentes y hasta en grandescreadores.

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    tantes de nuestro pas estn entre los14 y 26 aos de edad. En la regindel Valle del Cauca para el ao 2003hay una poblacin de 4.344.074habitantes, de los cuales el 34.49%son jvenes. Para el caso de Cali elporcentaje de jvenes es de 33.4%.Si se observan las estadsticas de losndices de violencia, los jvenesentre 14 y 29 aos cuentan con un14.2% de las muertes del departa-mento, la mayora por muerte vio-lenta, y son ms afectados los hom-bres (19.4%) que las mujeres(6.4%). Esta dinmica es idnticapara el caso de Santiago de Cali.8Estos simples datos sealan dos co-sas importantes y poco tenidas encuenta: 1. Nuestro pas es un pasde jvenes. 2. No hay polticas ade-cuadas para atender este nuevo fe-nmeno que es el adolescente.

    Ahora bien, qu sucede con elresto de la poblacin joven, es de-cir, con ese 66.6% restante? Porqu ellos no estn dentro de estaestadstica fatdica que les prefigu-ra un horizonte negativo de desa-rrollo y muerte? Qu han hechoestos jvenes para escapar a estedestino sangriento y mortal, a pesarde su falta de educacin, del des-empleo, de la escasez de oportuni-dades y del abandono social al quehan sido sometidos? Son simple-mente potenciales delincuentes ovctimas que tarde o temprano cae-rn dentro de ese horizonte nefas-to? Lo ms sorprendente es que noes as. En su mayora son resilien-tes por excelencia.

    El estudio de esta capa de lapoblacin juvenil, que sometida alas mismas condiciones negativas,desarrolla sin embargo su vida den-tro de prcticas totalmente diferen-tes y muchas veces contrarias a loque las teoras ya hechas y prefa-bricadas desean mostrar, puede en-searnos tanto sobre el hombre,

    como el anlisis de los casos-pro-blema. Esto deber generar un sa-ber nuevo sobre nuestros propiosquehaceres, nuestras formas devida, sobre el qu somos? y ha-cia dnde nos dirigimos? Slo enuna sociedad del conocimiento, queest por fuera de las ideas recibidas,y de los a priori tericos, podremostomar decisiones polticas adecua-das a la situacin de nuestros ado-lescentes. Si estudiamos esta capade la poblacin que no cae en el fra-caso, como lo predicen las teoras,podremos obtener nuevos datospara comprender esa otra franja depoblacin que se desintegra.

    Las teoras del apego y la resi-liencia muestran desde hace ms detreinta aos que no todo nio o jo-ven maltratado ser un adulto mal-

    8. Fuente: Juventud y Regin. Estudio exploratorio sobre la juventud en el Valle del Cauca, Gobernacin del Valle del Cauca/Secretara de Desarrollo Social/Corpovalle, 2000.9. Cyrulnik B., Les vilains pe-tits canards, p. 31.

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    construirse. Esto se ve en los ado-lescentes: cuando el deseo sexualsurge, la prohibicin del incesto ylos circuitos sociales moldean suestilo relacional con ms facilidad.La biologa es importante para mol-dear lo que se es, pero igualmenteel medio. Un ambiente constituidopor mltiples sistemas de apego ybases de seguridad aumenta los fac-tores de resiliencia, ya que se con-vierte en un lugar significante en elque la persona puede ir a la aventu-ra; por el contrario un ambiente cul-turalmente pobre crea factores deriesgo.

    Los desengaos y los desencan-tos son soportables mientras se hagaun relato, la vida debe ser relatadao teatralizada para ser soportada.Ahora bien, en medios en donde elexceso de moralizacin o simple-mente la represin prohbe que sehable de ciertos temas, como porejemplo el incesto, la masturbacin,el desarraigo por la vida, estos rela-tos, sean hablados o teatralizados,no se producen jams y dan paso aformas de expresin en las que lasemociones son ingobernables. Con-tar su desastre, dice B. Cyrulnik, eshacerlo existir en el espritu de otrapersona, es crear la ilusin de sercomprendido y aceptado a pesar dela herida, es tambin una confiden-cia. Cuando la pena es compartida,cambia de forma. Sin embargo notodo puede ser dicho de manera bru-tal, tal cual se piensa. Muchas ve-ces es necesario amputar una partede la personalidad para lograr curarlas heridas del alma. El que cuentasu pasado no lo revive, sino que loreconstruye, lo cual no quiere decirque lo invente o que mienta, se tra-ta ms bien de una reelaboracin dela emocin. Boris Cyrulnik, AlainBraconnier, Michel Rutter y otrosconsideran que el relato es un siste-ma de reparacin, una sutura quenos permite estetizar nuestra exis-tencia, para hacer de un golpe o unaherida algo aceptable y productivo,

    tratador; que muchas de las perso-nas sometidas a graves situacionesdurante la infancia y la adolescen-cia se convirtieron en vidas cohe-rentes y hasta en grandes creadores.Cmo lo han logrado?

    Antes que nada enfrentemos demanera sucinta los dos conceptosmayores que tocan a esta problem-tica: resiliencia y adolescencia.

    Resiliencia decamos es unapalabra francesa nueva que vienedel latn re-salire, que significa re-botar y define a un cuerpo que per-manece estable frente a los fuertesgolpes y a las presiones del medio.Es una palabra corriente en los pa-ses anglosajones, es una prcticacotidiana en los pases de Amricadel Sur en donde el concepto de re-siliencia, debido a los fracasos cons-tantes que conocen los nios y losjvenes, ha adquirido una gran re-levancia. Esta capacidad para sopor-tar un golpe (resiliencia) es unametfora y las metforas son tiles,pero muchas veces peligrosas. Nohay que tomar la imagen por la cosa.No se trata de decir que la heridano existe. La herida las personas latienen, pero sin embargo crean es-

    trategias que les permiten seguiradelante. Es en este contexto de lasestrategias frente a un sufrimien-to donde utilizaremos esta metfo-ra. El concepto de resiliencia desig-na una respuesta frente a golpes dela vida, no se trata de una aptitud dereflejo frente a la felicidad, es unmecanismo de defensa que se opo-ne a esa infelicidad.

    La resiliencia es un tema aban-donado por los crculos intelectua-les, puesto que nos son ms confor-tables las teoras que predicen loscomportamientos. As, se nos hadicho que los nios que tienen unaprivacin materna en el perodo lla-mado crtico, durante el primermes son llorones, en el segundo mesrechazan el contacto, en el terceroson inexpresivos, luego se ponenboca abajo y se dejan morir. Aque-llos que sobreviven se convierten endelincuentes y dbiles. Pero el mis-mo Ren Spitz, que trabaj en estecampo, demostr lo contrario: quesi se substituye a la madre, las dosterceras partes de estos nios tienenun desarrollo normal.

    La gente metamorfosea lo su-frido a travs de muchos y diferen-tes mecanismos costosos pero efi-cientes: niega la memoria, se vuel-ve un loco soador, milita y se vuel-ve altruista. En todos estos meca-nismos el lenguaje juega un papelcentral. Pero por lenguaje hay queentender los mecanismos verbales,pero tambin los posturales, gestua-les, ilustradores, acciones.

    La resiliencia nos invita a con-siderar el traumatismo como un de-safo, puesto que obliga a afrontarla vida como un tejido de innume-rables posibilidades. Ahora bien, enun contexto familiar, social o cul-turalmente petrificado ser difcilcrear situaciones de refuerzo rela-cional. All donde el contexto esvivo y las fuerzas moldeantes nocesan de cambiar, los resilientes tie-nes mayores posibilidades de re-

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    es un reacomodamiento de las par-tes heridas de nuestra personalidad.Por eso detrs de una personalidadserena y clara puede haber una par-te penosa e inconfesable. El sim-ple hecho de constatar que un cier-to nmero de nios traumatizadosresisten estas duras pruebas, e in-cluso las utilizan para volverse mshumanos, puede explicarse, no entrminos del superhombre o de lainvulnerabilidad, sino asociando laadquisicin de las fuentes internasafectivas y comportamentales de losprimeros aos, con la disposicin derecursos externos sociales y cultu-rales.9

    En cuanto a la palabra adoles-cencia, es tambin un nuevo concep-to desde el punto de vista histrico ydel tratamiento social, puesto que eladolescente tiene una definicinesencialmente social. Mientras quela pubertad tiene una definicinbiolgica [lo hormonal (menstrua-cin y erecciones incontroladas], loscambios morfolgicos, el alto inte-rs por lo sexual], la adolescenciatiene una definicin social (la for-ma de comportarse, la reivindica-cin de ciertos derechos y prcticas,la aparicin de nuevas formas deproblematizar su existencia). Si estadiferenciacin entre pubertad yadolescencia es necesaria, lo esporque en los pases pobres, endonde los jvenes no estudian, notienen acceso a la cultura, all don-de los mecanismos sociales no lesproponen nada, sencillamente nohay adolescencia. En estos casos,desde el momento en que las niasson susceptibles de embarazo (pu-bertad), son empujadas a la repro-duccin y, desde el momento enque los muchachos son suscepti-bles de trabajar, son empujados ala produccin. En estos casos, loque se produce como capa socialson adultos preadolescentes.

    Ahora bien, no todos los secto-res de la poblacin pasan de la pu-bertad a una adultez sin adolescen-cia. Se pueden encontrar casos endonde el progreso realizado en laalimentacin, en las prcticas dehigiene, de relacin social y educa-tiva nos dan ejemplos de adolescen-tes prepberos en medios cerrados,ya que la sociedad no posee estruc-turas ms amplias que les permitandesarrollarse como personas. Estosson jvenes cada vez ms aptos f-sica y psicolgicamente, pero de-pendientes de los padres, y que apesar de sus enormes progresos ac-ceden a la autonoma cada vez mstarde. Adultos preadolescentes yadolescentes prepberos son un lu-gar problemtico y caracterstico denuestra sociedad, en donde unos yotros recurren a sus propios mediosy estrategias para lograr darle unaesencia a su vida. A estas estrate-gias en busca de la autonoma y larealizacin de s, las denominare-mos resiliencia.

    Se sabe que en el siglo XVII lasmujeres obtenan su menstruacina los 18 aos, hoy nuestras jovenci-tas tienen su primera menstruacinentre 10 aos y medio y 11 aos. Esdecir, que el mejoramiento de nues-tras condiciones de higiene y devida ha hecho que la inteligencia denuestros nios se desarrolle cadavez ms rpido, lean y hablen cadavez ms temprano; se trata de per-sonas que estn perfectamente de-sarrolladas, que tienen una perso-nalidad que comienza a afirmarsecuando biolgicamente son an ni-os (neotenia)10 y por lo tanto em-piezan a exigir autonoma. El resul-tado es que la sociedad no tienecmo asumir este nuevo reto. Ni si-quiera lo comprende y por lo tantolas medidas polticas que se tomanson en la mayora de los casos des-adaptadas frente al problema real.

    9. Cyrulnik B., Les vilains petits canards, p. 31.

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    Si tenemos en cuenta estas for-mas de resiliar propias de los jve-nes, podemos encontrar factores paramejorar este pasaje desarrollando esoque Maryse Vaillant llama las estruc-turas de mediacin o espacios demediacin11 que inciten mecanismosde resiliencia y que ofrezcan facto-res de desarrollo. Y en esto proba-blemente falla nuestra cultura; almismo tiempo que progresa en bio-loga, en psicologa, en derechoshumanos y en educacin durante losprimeros aos de vida, no ha progre-sado en estructuras de mediacinpara los adolescentes, pues estas slopueden ser definidas analizando lasestrategias de resiliencia que ellosutilizan. Una buena parte de las teo-ras de la resiliencia que han sidodesarrolladas en Europa desconocende manera total las formas de resilarde nuestros adolescentes y condenansus formas de vida a la categora decomportamientos antisociales y per-versos. Pensamos notablemente enciertas formas religiosas que algunostericos europeos consideran comoformas de resilienca y bsqueda debases seguras, en nuestro ambientepueden funcionar como una ampu-tacin de la facultad de juzgar pro-pia de cada individuo, debido a lafalta de oportunidades culturales queno tienen comparacin con Europa.En nuestro medio podemos fcil-mente encontrar casos de jvenesque se reparan a s mismos a travsde la violencia y la droga por ejem-plo. No queremos decir que estaprctica deba ser aceptada social-mente, pero s comprendida. Enmuchos casos la violencia, la drogay otros comportamientos considera-dos como anti-sociales son meca-

    nismos resilientes que impiden elsuicidio, pero que no facilitan la so-cializacin. Lograr cambiar esta con-cepcin intelectual es un primerpaso. No podemos generalizar di-ciendo a travs de las polticas na-cionales y regionales que la violen-cia se convirti en una estrategia parasobrevivir y la agresividad en unaactitud ante la vida. A la expresinde la juventud comunera la marc laprecariedad de sus condiciones devida, la inconformidad, la desadap-tacin, la represin a sus formas deexpresin y la caracterizacin de suexistencia como un problema...12Para refutar esta concepcin en laque la pobreza est asociada a la vio-lencia, es suficiente con revisar loscomportamientos de los sectores in-dgenas, igualmente sometidos acondiciones de pobreza extremas, yque no funcionan al interior de di-cha ecuacin. Muchas de las pocasinstituciones que existen para ayu-dar a los jvenes aplastan las estra-tegias de resiliencia ya que se mue-ven dentro de esa lgica pobreza-vio-lencia o comportamientos atpicos-vctimas. Es necesario comprenderla lgica en que se mueven aquellosque habiendo sido sometidos a con-diciones atroces, inventan mecanis-mos de resiliencia para hacer la vidaaceptable, incluso si en un primermomento estas estrategias son aso-ciales.

    La autonoma social de los j-venes est tan retrasada que se ob-servan cada vez ms adolescentesque tienen relaciones sexuales en elmismo apartamento que sus padres.Lo que hace, segn M. Vaillant yB. Cyrulnik, que ahora veamos a

    10. Neotenia es la capacidad de un organismo para reproducirse cuando an es larvario. L. Bolk defini al hombre como un feto de primate cuya neotenia afectaba el desarrollo de su vida. Cuanto msavancemos en el camino del progreso ms nuestra sociedad se infantiliza. Louis Bolk mostr en 1926 los diversos primitivismos orgnicos que lo caracterizan si lo comparamos con los mamferos superiores.Nombremos algunos: carencia de pelaje en el momento de su nacimiento que hace de su piel una de las ms inadaptadas del reino animal, carencia de rganos de ataque para su defensa, denticin primitiva,estructura indeterminada de la mandbula que no es ni herbvora ni carnvora, disfuncionamiento del ovario femenino cuyo germen es funcional a cinco aos mientras que su estructura corporal no puedesoportar un embarazo ms que a doce aos y la madurez psquica est alrededor de los 18 aos, prdida de pigmentacin de los cabellos, la piel y los ojos, adiposidad creciente, crecimiento incontrolado delapetito, la dificultad para elegir de manera estable un compaero sexual, suturas craneales abiertas al momento de nacer, falta de maduracin en el desarrollo cerebral al no poder recordar los acontecimientosde sus primeros cuatro aos de vida, la desintegracin de los sistemas instintivos, etc. En fin, si aceptamos la comparacin con los grandes simios, el hombre, como lo dir con fuerza Portmann, es un serdesesperadamente inadaptado, un feto de primate. Ver Bolk L, Gnesis del Hombre, en El hombre en cuestin, Grupo Etologa y Filosofa, Universidad del Valle, Cali, 2001 (Trad. William GonzlezV). Ver igualmente Gonzlez W, Gnalogie et pragmatique. Lhomme lpreuve de lui-mme, Editions de LHarmattan, Pars, 2003.

    11. Vaillant M, et Leblanc J-P, Nouvelles problmatiques adolescentes. Pratiques institutionnelles en recherche, ditions de LHarmattan, Pars, 2001.12. Fuente: Sistematizacin del proyecto de servicios integrados para jvenes, Colombia Joven, Presidencia de la Repblica, Bogot, Mdulo II, 2003, p. 13-14.

    Resiliencia y adolescenciaWilliam Gonzlez V.

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    dos generaciones tener relacionessexuales separadas por un muro queno est siempre bien aislado. Es ascomo llegamos a este resultado, pro-bablemente nuevo en nuestra cul-tura. Los padres no saben qu ha-cer para no escuchar los juegosamorosos de sus jvenes y vicever-sa; el resultado es que hemos llega-do al desarrollo del sentimiento in-cestuoso. De esta forma la familia,que es donde se comparten las vi-das y se crean los lugares de apego,se convierte tambin en el lugar deincitacin y construccin, si no deprcticas incestuosas, al menos sdel sentimiento incestuoso. Ve-mos actualmente adolescentes queimpiden a sus parientes dormir de-bido a sus juegos sexuales, vemosadolescentes fastidiados por el es-cote de su madre; vemos lindas ado-lescentes transformarse en golosi-nas sexuales y, que se esconden du-rante la noche porque tienen miedode su padre. Este resultado podemosprobablemente atribuirlo a una so-ciedad que ha progresado, pero noen todos los planos de igual maneray que no ha previsto an estructu-ras de mediacin para la adolescen-cia que les permitan socializarse ysuperar las pruebas inevitables. Nohay estructuras, all est la confu-sin.13 Si la adolescencia no estenmarcada dentro de un cuadroidentitario y rodeada de proyectosde vida posibilitados por la culturay las instancias polticas, queda go-bernada exclusivamente por pulsio-nes, emociones y la agresividad pro-pia a todo mamfero superior. Poreso la represin, en tanto que nicarespuesta social que se encuentraante estos casos, agrava en el fondola cuestin.

    Hay que propender a una so-ciedad del conocimiento ya que lavida misma es filosfica, es nece-sario ofrecer desde un punto de vis-ta real, circuitos de expresin queles permitan a los individuos desa-rrollarse dentro de un ambiente deconocimiento y debate. Si no hayestructuras el individuo no se desa-rrolla, l ritualiza los comporta-mientos antisociales. Un hombreque no puede acceder a la palabra,produce reacciones violentas. Perotambin es importante pertenecer aalgo, esta es una condicin necesa-ria para fabricar un proyecto de vida,ya que sin proyecto no hay vidaposible. Todo esto se logra a travsde la cultura.

    Los estudios realizados sobrenios abandonados y sobre gruposen donde la pobreza, no slo social,sino tambin cultural reina, mues-tran que desde el punto de vistacomportamental estos nios aumen-tan las actividades autocentradas, nose pueden controlar las emociones,hasta el caso extremo en que atacana quienes traten de amarlos. Que losamen los desespera, los angustia.Ellos slo pueden jerarquizar unarelacin social a travs de la violen-cia. Padecen una confusin en losgestos ya que no aprendieron a amaren su primera infancia y no poseenmecanismos culturales que les sir-van de guas del comportamiento ode la creacin. Con esto no quere-mos sealar una fatalidad. Su desa-rrollo sigue siendo posible, ya quelas estructuras biolgicas y compor-tamentales que nos constituyen sonmaleables y moldeables, siempre esposible reelaborar lo sucedido. Lostextos de Spitz, de Anna Freud y deFranois Dolto muestran cmo en

    13. Cyrulnik Boris, Rsilience et capacit dvolution En Nouvelles problmatiques adolescentes. Pratiques institutionnelles en recherche, Sous la direction de Maryse Vaillant et Jean-Paul Leblanc, ditionsde LHarmattan, 2001, p. 94.

    14. Ibd. p. 97.

    una cohorte de 123 nios, 19 mue-ren por edemas, 23 se convirtieronen psicpatas delincuentes con pasoal acto, sin representarse la heridaque ellos infligen a otro puesto queestn sometidos a sus propias pul-siones, no tienen empata, no hanpodido desarrollarse, hablar, y crearel mundo subjetivo con los otros,estn sometidos a su clera, a sudisputa, a su miedo, a sus angustias,y entonces pasan al acto. Estos 23nios se convirtieron en delincuen-tes y lo que haba escrito Spitz, to-dos pudimos verificarlo. Lo aterra-dor es que nadie se interes en losotros 81 nios que, habiendo cono-cido la misma brutalidad, lograronsin embargo desarrollarse.14 Porqu no aprender de estos ejemplos?Por qu no tomar en serio a estosindividuos que en medio de la ca-tstrofe, construyeron estrategiaspara hacer su vida soportable? Escierto que esto contradice nuestravisin actual de las vctimas, perola verdad es que, desde el punto devista prctico, ellos tienen muchoque ensearnos.

    La cultura es el ms amplio delos sistemas institucionales, y dadala neotenia creciente del hombre, lasinstituciones son un sistema deorientacin del ser humano. Cuan-do las instituciones naufragan los in-dividuos se desorientan, por esocuando la mayor parte de una po-blacin de adolescentes abandona-dos son delincuentes, esto no prue-ba que la carencia afectiva conlle-ve la delincuencia, sino que la so-ciedad organiza los circuitos socia-les que la hacen existir. La maneracomo los adolescentes estn cons-tituidos, muestra cmo la institucinlos piensa.

    Resiliencia y adolescenciaWilliam Gonzlez V.