arquitecto y sociedad

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ÉTICA PROFESIONAL DEL ARQUITECTO CATEDRÁTICO: ARQ. ALEJANDRA ZERMEÑO RAMÍREZ ENSAYO: “El arquitecto y la banalización de la vivienda” PRESENTADO POR: YURIDIA ZEBADÚA GONZÁLEZ 9° B

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Ensayo que aborda el creciente desinterés por parte de las constructoras por visualizar el valor de uso de las viviendas, aumentando su mercantilización y valor como producto.

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ÉTICA PROFESIONAL DEL ARQUITECTO

CATEDRÁTICO: ARQ. ALEJANDRA ZERMEÑO RAMÍREZ

ENSAYO: “El arquitecto y la banalización de la vivienda”

PRESENTADO POR: YURIDIA ZEBADÚA GONZÁLEZ

25 DE NOVIEMBRE DEL 20014 9° B

ARQUITECTO Y SOCIEDAD

El arquitecto y la banalización de la vivienda

Introducción

Este ensayo busca abarcar el inicio de un problema que ha terminado por absorber la responsabilidad de muchos profesionales, entre ellos la del arquitecto, encargado en parte de formar las ciudades.

Olvidar en primera instancia, la relación que guarda la arquitectura junto con las otras disciplinas y la importancia de servir al ser humano como medio de satisfacción para la construcción de su hábitat ha traído a flote la injusticia del arquitecto.

Desarrollo

Es bien sabido sobre los conflictos morales y éticos que la autoridad de gobierno soslaya, anteponiendo su bienestar ante el de los demás. Es bien sabida la decadencia a la que se está viendo sometida la arquitectura debido a que su intervención no solo se da de forma tangible en la construcción de edificaciones. De acuerdo con el tratado de arquitectura de Vitruvio1, mantiene relaciones intrínsecas tanto con las disciplinas técnicas como con las humanas y las naturales.

De las relaciones mencionadas, la parte humana donde se ubica la sociedad se ha establecido como la principal, debido a que es la sociedad la que necesita espacios para desenvolver sus actividades. A su vez la relación que ha establecido con la sociedad le ha dado a la arquitectura cierta acepción elitista, debido a que el diseño de edificios, desde que se ha reconocido al arquitecto como el especialista para sacar el mayor provecho a los espacios, han sido encargados por quienes disponen de medio y autoridad, es decir por los capitanes del capital (Lesta).

No obstante, las transformaciones suscitadas luego de la segunda guerra mundial plantearon una nueva ideología de edificación dirigida a la producción del hábitat social que se extendieron por el mundo. De acuerdo con el arquitecto Jorge Andrade2 , el concepto que se arraigó fue el de vivienda masiva, cuya producción debía ser estandarizada; disponiendo de las tecnologías recién estrenadas a manos de la Revolución industrial, y por el aumento de mano de obra industrial, la

1 De architectura (Vitruvio, 15 a.c.)2 Conferencista magistral CUMEX, 2014. “Producción social del Hábitat”.

producción de vivienda debió ser rápida para alojar a las masas campesinas empobrecidas de la posguerra.

Si bien el panorama fue propio de las naciones europeas, en México las manifestaciones de esta forma habitacional se dieron a partir 1982, cuando se adecuó la Ley de fraccionamientos. Cabe destacar que en un principio solo establecía tipología de viviendas populares y residenciales, que a parte de romper la concepción de la vivienda tradicional mexicana de vecindad y cuarto redondo por viviendas unifamiliares con espacios divididos y solo para uso habitacional no fue asequible para gran parte de la población que buscó solución a su problema estableciéndose en las zonas periféricas como asentamientos irregulares.

Retomando la inserción de la vivienda masiva en México, el gobierno federal se vio obligado a planificar la oferta de suelo urbano a las personas de escasos recursos bajo el concepto específico de fraccionamiento social progresivo que siendo propiamente un objetivo político se avocó en la construcción de cantidad y no de calidad de diseño de las viviendas. Se inició la consideración de usuarios como números y no como seres humanos (Lesta, pág. 514).

En la actualidad, las voces de alarmas que pudieron haber sonado al inicio de esta política de vivienda, hoy siguen resonando como ecos ante su resultado catastrófico; no solo afectó la calidad de vida de millones, sino que aumentó la discriminación de los sectores de escaso ingreso desplazados a vivir en los bordes de las ciudades y de manera ilegal.

Ahora no basta conocer la realidad, pues a pesar de reconocer que el diseño va enfocado a las necesidades del usuario, el problema estriba en que no son contempladas como prioridad las necesidades del 60% de población 3que vive a expensas del tiempo y de casas improvisadas con materiales de desecho.

Parece fácil deducir donde entran nuestras capacidades de acción, sin embargo, el inicio del planteamiento ético respecto a este problema se manifiesta al poner los honorarios como condicionante de disponibilidad y creer que el trabajo solo le compete a la persona del título. La incapacidad del arquitecto para aceptar una labor más humanitaria no es solo su responsabilidad, es un arraigo de conocimiento, de instinto de supervivencia, que parte del sistema capitalista, donde las decisiones terminan por ser en función del máximo beneficio que se obtenga.

La formación del arquitecto, de manera subliminal encamina a abrir un panorama de responsabilidad social condicionado por los ingresos; además, se figura la

3 Mesa de trabajo 2, CUMEX 2014, Mtro. José Luis Jiménez. “Formación del arquitecto: El momento incómodo”

función de eslabón entre la ejecución del proceso de diseño y la consecución de la obra. La realidad es otra, al reconocer el telón de fondo donde se denotan las carencias de todos alrededor y donde los artesanos, usuarios y profesionales de otras disciplinas terminan formando eslabones en la cadena de construcción.

Debe entenderse que la posición que el arquitecto guarda, dada sus aptitudes, es la de brindar un servicio a cualquier sector de población y que en función de sus actitudes proponer la manera más acorde de sobrellevarla para solucionarla. Debe actuar para revalorizar el equilibrio entre el usuario, las técnicas más apropiadas para la solución de su espacio habitable y el entorno donde se ubica. A estas alturas ya no son solo nuestras necesidades, sino también las del ambiente.

Conclusión

La venda colocada en los inicios de la producción masiva de vivienda debe deshacerse. La acción del arquitecto no debe enfrascarse en la contabilización de los metros cuadrados, deben rememorarse las cualidades del quehacer arquitectónico. En este caso, la vivienda no debe ser construida como un objeto económico, debe plantear una configuración en conjunción con la forma de vivir del usuario, de forma premeditada. La ética debe jugar a don pepe Grillo, para no banalizar los espacios de descanso.

Es difícil eliminar las secuelas de las decisiones políticas que han sumido a la mayoría de la población en situaciones adversas, pero ahora no es posible intentar actuar como única posibilidad de cambio, debe actuar en conjunto y como medio para elevar la importancia de satisfacer las necesidades básicas del ser humano.

Por último debe recalcarse lo siguiente: no se diseña para uno mismo, se diseña para la persona que habitará el espacio; no se diseña solo para quien posee el poder económico, se diseña acorde a las posibilidades y de forma estratégica.