arqueoimagen, conjuntos históricos desde el objetivo de los arqueólogos

Upload: michel-munoz

Post on 08-Jul-2015

313 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Arqueoimagen, Conjuntos Históricos desde el Objetivo de los Arqueólogos, es el catálogo de la exposición itinerante que ha recorrido buena parte de los conjuntos históricos de Castilla la Mancha entre el año 2004 y 2008. Sus comisarios son los arqueólogos D. Carlos Villar Díaz y D. Bienvenido Maquedano Carrasco y fue promovida por la Junta de Castilla de Mancha y Anabad entre otros. Incluyen textos propios sobre intervenciones arqueológicas nuestras en Cuenca, Moya y Alarcón.

TRANSCRIPT

ArqueoimagenConjuntos Histricos desde el objetivo de los arquelogos

2Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo

Arqueoimagen, Conjuntos Histricos desde el objetivo de los arquelogos: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo / [comisarios de la exposicin, Bienvenido Maquedano Carrasco y Carlos Villar Daz; presentacin, Blanca Calvo Alonso Corts y Antonio Casado Poyales; arquelogos, Ignacio lvarez Jimnez... (et al.); catlogo de piezas, Elena-Isabel Snchez Pelez... (et al.); diseo y maquetacin, Zoom-3000]. -- Toledo : Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; Unin Territorial de Castilla-La Mancha de la Federacin Espaola de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arquelogos, Muselogos y Documentalistas, 2007. 1 Disco compacto Catlogo de la Exposicin Arqueoimagen, los conjuntos histricos de Castilla-La Mancha desde el objetivo de los arquelogos, celebrada en el antiguo convento de Madre de Dios de Toledo entre el 6 de marzo y el 4 de abril de 2007, Organizada por la Unin Territorial de Castilla-La Mancha de la Federacin Espaola de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arquelogos, Muselogos y Documentalistas (ANABAD) y la Consejera de Cultura de Castilla-La Mancha, en colaboracin con la Universidad de Castilla-La Mancha, la Obra Social y Cultural de la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha (CCM) y el Consorcio del Real Patronato de la Ciudad de Toledo.

DL: CUISBN: En tramitacin 902.2 (064) 903/904 (064) 908(460.28)

Idea original y comisariado:Bienvenido Maquedano Carrasco Carlos Villar Daz

Restauradores:Mar Brox Osma Ftima Marcos Fernndez Luis Miguel Muoz Fragua Cristina Orna Daz Elena Suay Vara Dolores Torrero Ortiz

Organizacin:ANABAD CASTILLA LA MANCHAFederacin Espaola de Asociaciones de Archiveros Bibliotecarios, Arquelogos y Muselogos, y Documentalstas

Direccin General de Patrimonio y Museos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

Catlogo de piezas:Ernesto Garca Soto (E.G.S.) Isidro G. Hidalgo Guerreros (I.G.H.) Jos Mara Lpez Ruiz (J.M.L.R) Jos Luis Simn (J.L.S.) Paz Martnez Seco (P.M.S.) Domingo Martnez Gmez (D.M.G.) Adela M Muoz Marquina (A.M.M.) Michel Muoz Garca (M.M.G.) Juan Manuel Milln Martnez (J.M.M.M.) Ildefonso Ramos Gonzlez (I.R.G.) Carmen Ruiz Trevio (C.R.T.) Elena I. Snchez Pelez (E.S.P)

Patrocinio:ANABAD-CLM Consejera de Cultura Junta de Comunidades de Castilla La Mancha Caja de Ahorros de Castilla La Mancha. Obra Social y Cultural Consorcio del Real Patronato de la Ciudad de Toledo

Coordinacin:Antonio Casado Poyales. Subdir. de Adquisiciones de Biblioteca del Campus de Toledo Carmen Jimnez Moran. Tcnico Sup. de Museos de la D.G.P.y M. J. Ramn Villa Gonzlez. Arquelogo de la D.G.P.y M.

Numismtica:Juan Jos Moreno Casanova

Colaboracin:Universidad de Castilla-La Mancha

Colaboraciones:Domingo Martnez Gmez Juan Pablo Martnez Naranjo M Piedad Martnez Ramos Paz Martnez Seco Juan Manuel Milln Martnez Jorge Morn de Pablos Michel Muoz Garca Adela M Muoz Marquina Manuel Osuna Ruiz Javier Peces Jaime Perera Rodrguez Javier Prez Lpez-Trivio Ildefonso Ramrez Gonzlez Manuel Retuerce Velasco Santiago Rodrguez Untoria Juan Manuel Rojas Rodrguez-Malo Enrique Rontom Notario Carmen Ruz Trevio Mara Jess Sinz Pascual Sergio Snchez Sanz Elena I. Snchez Pelez Gabriel Segura Herrero Jose Luis Simn Garca Arturo Surez Yubero Juan Manuel Rojas Rodrguez-Malo Julin Torrecillas Miguel ngel Valero Tvar Elena Vega Rises Fernando Vela Cossio Ramn Villa Gonzlez Esther Villafruela Arranz Raul Cruz Lamarca Cndido Barba Peces Concepcin Claros Bastante Nieves Escudero Navarro M Teresa Rico Snchez Carmen Fernndez Ochoa Mar Zarzalejos Prieto Elena Cardenal Montero Teodomiro Ibaez Caada Juan Ramos Caracena Jess Ramos Caracena Jess Corroto Briceo ngel Gmez Castao

Arquelogos:Ignacio lvarez Jimnez Jess Alberto Arenas Estban Carlos Barrio Aldea Rafael Caballero Garca Lucia Catallops Isabel Cardn Lpez Roberto Carmona Cantn Mario Castillejo Martnez M Luz Crespo Cano Miguel . Cuadrado Prieto Marta Chord Esteban Escribano Chauvign Chantl Esquivias Argelaguet Enrique Daza Pardo Susana Ferrero Ros Cristina Forteza de Rey Ernesto Garca Agust Julin Garca Snchez de Pedro Ernesto Garca-Soto Mateos Gema M Garrido Resino Francisco Miguel Gmez Garca de Marina Antonio J. Gmez Laguna Isidro G. Hidalgo Guerreros Mario Hernndez Asuncin Limpo Llofri Miguel . Lpez Blanco Jos Ramn Lpez Lancha Jos Mara Lpez Ruiz Gonzalo Lpez-Muiz Moragas Raul Maqueda Garca Morales Sergio Martnez Lillo

Agradecimientos:Amparo Donderis Guastarino. Archivo Municipal de Sigenza Jess Madero Jarabo. Museo de las Ciencias de Castilla la Mancha

Seguros:AXA- ART

Maquetacin y Diseo: ZOOM-3000 Imprime D.L. ISBN: En tramitacin

Cum tacent, clamant

In Catilinam, I, 21 M.T. Cicern

Coincide la llegada a Toledo de la exposicin Arqueoimagen con el desarrollo de las II Jornadas de Arqueologa de Castilla-La Mancha. En ambos casos, nos encontramos ante dos relevantes ejemplos del trabajo arqueolgico que se hace da a da en nuestra Comunidad. Indudablemente, todo lo que tiene ver con el patrimonio histrico est de actualidad, especialmente la arqueologa. En este hecho, aparte de circunstancias puntuales, creo que tiene que ver mucho el esfuerzo del Gobierno regional, a travs de la Consejera de Cultura, para recuperar, conservar y difundir una riqueza que pertenece no a la Administracin, ni a un grupo de eruditos, sino al conjunto de los ciudadanos. Arqueoimagen es una exposicin peculiar, pues nos muestra la mirada de los propios arquelogos sobre su trabajo. Un trabajo que pese a estar ligado indisolublemente al concepto de antigedad, es cambiante, y que ha de adaptarse a las necesidades que la sociedad les demanda para poder seguir cumpliendo los objetivos de proteccin, acrecentamiento y transmisin a las generaciones futuras que, como sociedad, nos hemos marcado. Los arquelogos son, permtanme que lo diga sin que nadie se considere ofendido, seres especiales, porque hacen ciencia sobre materiales que para los dems humanos pertenecen al mundo de los mitos, las leyendas y los sueos. Mitos, leyendas y sueos que, por otra parte, son el origen de la historia o, si lo preeren, la primera manera de contar la historia que tuvieron los seres humanos. En este sentido, espero que disfruten de la oportunidad triple que nos brinda Arqueoimagen: conocer un poco ms a los arquelogos, conocer su trabajo y conocer el fruto de ese trabajo, que no es otro que el descubrimiento de los legados que la historia nos dej.

Blanca Calvo Alonso-Corts Consejera de Cultura

9

Como Presidente de la Unin Territorial de Castilla-La Mancha de la Federacin ANABAD, la cual representa en Castilla-La Mancha -entre otras asociaciones federadas- a la Asociacin Espaola de Arquelogos y Muselogos, es para m un grato placer escribir unas palabras previas al montaje de este proyecto de ndole regional de difusin de nuestro Patrimonio Cultural. Arqueoimagen se inaugur por primera vez el da de San Urbano de 2004, novecientos diecinueve aos justos despus de la incorporacin por Alfonso VI a la Corona de Castilla del territorio ms o menos- de lo que hoy conforma Castilla-La Mancha. Y se inaugur como un proyecto que parta de las ciudades de Cuenca y Toledo, las nicas de nuestra comunidad declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero que desde entonces ha ido incorporando a su fondo no slo piezas e informacin de todas las localidades por las que ha ido pasando, sino tambin, valiosas experiencias y renovados conocimientos. Y no deja de ser una afortunada casualidad escribir estas lneas cuando nuestra Consejera de Cultura acaba de presentar ante las Cortes Regionales la propuesta de modicacin de la Ley 4/1990 de Patrimonio de Castilla-La Mancha que aade dos apartados al Artculo 21, el cual habilitar expresamente a la Administracin regional a la ejecucin subsidiaria de trabajos de excavacin arqueolgica y de proteccin de restos, pudiendo intervenir cuando no acte por algn motivo quien por Ley est obligado. Ahora Arqueoimagen se convierte en regional, ya que incorpora informacin de todas las provincias de Castilla-La Mancha. Y se convierte en un evidente ejemplo de colaboracin interinstitucional, ya que participan diferentes institucio nes y administraciones: en la organizacin, la Federacin Espaola de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arquelogos, Muselogos y Documentalistas a la que me honro en representar en nuestra regin-, la Consejera de Cultura de Castilla-La Mancha y la Universidad de Castilla-La Mancha. Y como imprescindibles colaboradores, la Obra Social de Caja Castilla-La Mancha y, por supuesto, los Ayuntamientos de las diferentes localidades por las que ha ido pasando -y las que vendrn a buen seguro-, descubrindoles el otro lado del vallado, mucho ms humano y cercano, donde estaba el trabajo arqueolgico urbano. Deseo agradecer a todos ellos que creyeran en una idea ya convertida, en una bella realidad. El astuto lector recordar que a nales de 2005 y durante ms de medio 2006, la opinin pblica, algunos polticos, y muchos profesionales de la construccin se planteaban en todos los medios de comunicacin de nuestra regin cul era la utilidad de algunos yacimientos, y qu se poda sacar de ellos, aparte de un bonito y valioso- solar. El hacer ver al pblico qu es, dnde trabaja, para qu sirve un arquelogo, y qu utilidad tiene conservar para la posteridad lo que, antes de su correcta presentacin, en apariencia no son ms que cuatro piedras sin valor, es el espritu que nos mueve. Si lo hemos conseguido, siquiera parcialmente, podemos darnos por satisfechos. Que la musa Clo proteja a quienes, tanto desde los puestos de responsabilidad poltica como desde los despachos o a pie de obra, se ocupan de preservar para nuestros hijos el Patrimonio Cultural que heredamos de nuestros antepasados y del que disfrutamos en usufructo. Espero que disfruten con lo que van a ver y leer a continuacin. Antonio Casado Poyales Presidente de la Unin Territorial de ANABAD Castilla-La Mancha

11

De la Obra Social y Cultural de Caja Castilla La Mancha podramos decir que tiene cierta vocacin arqueolgica: Sacar a la luz, poner en valor, acercar a los ciudadanos, el acerbo cultural que muchas veces permanece escondido en las alacenas de los habitculos o, lo que es peor, en los rincones de las sensibilidades. Nuestra apuesta por la Cultura va en tal sentido, de ah que iniciativas como esta que nos ocupa, que se perla esquemticamente en este Catlogo que presentamos, tan slo sea un acicate, un estmulo ms, para contemplar con los ojos de la sorpresa el trabajo de la Federacin Espaola de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Muselogos y Documentalistas (ANABAD). Cuando el grupo de profesionales implicados bajo estas siglas tomaron la Imagen como un verstil instrumento de trabajo para acercar al profano y al especialista toda esta cascada de hallazgos, que habitualmente quedan guardados sobre la mesa del especialista, slo disfrutados por los cientcos de esta ciencia, de alguna forma se acercaron a nuestra losofa de mecenazgo, de divulgadores del saber, de transmisores de civilizaciones. Por ello desde CCM no nos hemos podido sustraer a esta invitacin para colaborar, sobre la base de la declaracin de principios que antes se adujo, en este evento. En esta ocasin y ampliando en conocimiento y el acercamiento de los conjuntos histricos de Toledo y Cuenca, se suman un numeroso grupo de ciudades y pueblos de Castilla-La Mancha que paulatinamente se vienen incorporando al dicil proceso de la arqueologa urbana, poniendo a disposicin del ciudadano todas las facetas ms desconocidas de esta disciplina: la bsqueda, la recopilacin, la seleccin, el registro, la clasicacin, la conservacin y un largo etctera de materias, tangibles o intangibles, que pocas veces son objeto de acercamiento objetivo y claro. Con todo un planteamiento moderno, utilizando las ms novedosas tecnologas, por un lado, y los soportes ms clsicos por otro, se ha concebido una metodologa expositiva muy singular pero con unas profundas races insertas en los ms estrictos criterios museogrcos.

Desde Caja Castilla La Mancha slo nos cabe felicitar a cuantos han donado con altruismo su saber, su inteligencia, su tiempo, haciendo realidad este proyecto que aqu se presenta. Sin duda podramos calicarlo de hito, sin concesiones a la exageracin, pues no abundan en la oferta ordinaria exposiciones de este tipo, donde se conjuga en el mismo tiempo verbal pedagoga, curiosidad y, sobre todo, estmulo hacia cuantos la visiten. A no quedar indiferentes frente a la labor de tantos expertos, con maniesta erudicin, que aqu se convocan espontneamente para darnos a conocer, a todos y cada uno de nosotros, un poco ms del pasado. Para hacernos ms conscientes del presente y asentar unas bases coherentes con vistas al futuro. A rescatarnos de cierta suerte de ignorancia, ante tanta riqueza patrimonial, que las ms de las veces queda sepultada por la ptina del polvo que envuelve a cuanto no se palpa, no se percibe, con los sentidos. Mucho sentido tiene vuestra labor: Ponis ante los ojos del profano esta suerte de grmenes que slo se aprecian por el microscopio del naturalista. Fuera de formas y geometras, de lneas y curvas, de enfoscados y colores, de estilos y adornos estticos. Es a travs de vuestra investigacin como podemos percibir cuanto nos es vedado en virtud de que nos es oculto a los ojos de un racionalismo que no concibe nada ms all de lo visible. De alguna forma la arqueologa tiene un halo de misticismo, un plus mgico. Esperamos que el pblico as lo sepa entender y valorar. Nosotros ya lo hemos hecho. Por ello nos sentimos orgullosos de estar presentes, junto a vosotros, en este acontecimiento que, indudablemente, no pasar desapercibido para nadie. Caja Castilla La Mancha Obra Social y Cultural

13

El porqu de esta produccin museogrca

A la actividad documental especializada en todas sus vertientes y facetas relacionadas con la bsqueda, recopilacin, seleccin, registro, clasicacin, conservacin, etc., incluida la explicacin e interpretacin de los datos histricos contenidos en los diversos soportes materiales utilizados y su variada divulgacin, se incorpor muy tempranamente a todo el proceso la realizacin de imgenes (jas, a travs de la fotografa; secuenciales, mediante la lmacin) como una tcnica paralela especca que ha llegado a convertirse en imprescindible por dos motivos: objetividad y celeridad. Si a ello le sumamos que, con el gran avance de las ltimas tecnologas visuales e informticas, se nos permite incorporar nuevas herramientas que facilitan el trabajo documental desde el anlisis previo hasta la interpretacin diferencial, debemos considerar a la Imagen como un gran til de trabajo, pero tambin como un soporte o vehculo excelente para mostrar el desarrollo de la documentacin histrica. Es precisamente en el marco particular de la arqueologa donde ANABAD-CLM, que recoge y aglutina entre sus miembros a numerosos profesionales de esta ciencia, tambin considera que se ha hecho especialmente presente y vlida la realizacin de imgenes en los diferentes formatos conocidos y futuros.

Por ello y como ejemplo de acercamiento informativo y explicativo, incluso didctico, a la propia actividad arqueolgica urbana, tan desconocida an en sus diferentes actuaciones, se ha planteado esta iniciativa de carcter museogrco para que las imgenes generadas en los entornos ms cercanos a la actividad cotidiana urbana como consecuencia de variadas intervenciones arqueolgicas, pudieran servir para comprender, interpretar y valorar aquellos mbitos que han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por agregar, reunir y mantener valores sociales, culturales y medioambientales a lo largo de su dilatada historia, y que an muchos en sus diferentes estados (materiales o intangibles) estn por identicar, documentar, valorar y asegurar para su adecuada transmisin a generaciones futuras. As nos referamos a los Conjuntos Histricos de Toledo y Cuenca en la primera edicin de la muestra, pero el trasiego de la produccin y su instalacin en los ms variados inmuebles de diversas localidades que as la solicitaban, nos mostr desde el primer momento una necesidad y tambin una ulterior satisfaccin-, pues debamos aadir un objetivo a los previstos, tangible, real e inmediato, que nos facilitara enormemente la comprensin y aceptacin general del proyecto.

15

Aquellos objetivos planteados de inicio programaban una iniciativa museogrca de carcter expositivo como base del proyecto que aunaba: .- La muestra de imgenes relacionadas con la arqueologa, ya fueran stas de carcter tcnico, especializadas o de los propios ambientes en los que se desarrolla de forma habitual, ante su evidente y contrastada capacidad de registro objetivo y transmisin directa de informacin; .- Fundamental y necesario: su realizacin en entornos inmediatos donde cotidianamente se practica sin tener una constancia pblica de carcter divulgativo en forma adecuada o deseada por su propia metodologa; y .- La incorporacin de otras actividades extensivas y paralelas, pero diversicadas que permitieran obtener de forma directa una valoracin particular del pblico asistente. Evidentemente, creamos que tambin era incuestionable como reejo y muestra de autenticidad y veracidad, la exposicin de las ltimas piezas halladas y an en proceso de estudio que todava no haban pasado a formar parte de las muestras permanentes de nuestros museos provinciales. La intencin de todo ello era acercar a los diferentes grupos sociales y culturales que, de forma directa o indirecta, desarrollan su actividad laboral y profesional, educativa, didctica, constructiva, turstica o simplemente ldica, con

una actividad tan fundamental y necesaria como obligatoria, tanto en los mbitos de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de nuestra comunidad como en los del resto de nuestros conjuntos histricos, precisamente en estos momentos en que la actividad turstica cultural se ofrece como un factor de desarrollo econmico local, comarcal y regional imprescindible e incuestionable. Y aqu encontramos el espacio en el que encajar y desarrollar el nuevo y necesario objetivo, que iba a formalizarse como fundamental, porque su principal caracterstica consista en servir de vinculacin o enlace directo tanto a la comprensin de la actividad arqueolgica en aqullos espacios urbanos que ya disponan de su particular soporte legal y normativo- como en sus propias localidades, pues era ms notorio y conocido que tambin se desarrollaba circunstancialmente de una forma an ms incipiente, y por lo tanto sorprendente y menos diluida entre la actividad general de rehabilitacin de numerosos inmuebles. De este modo, tanto el inmueble que acoga la produccin previamente seleccionado- o el espacio urbano que lo contena, era incorporado como protagonista arqueolgico a los formatos expositivos bsicos, constituyendo el soporte tangible y cercano para los visitantes y residentes y vehculo de comprensin del objetivo general. El resultado de la muestra se ha presentado altamente satisfactorio socialmente, rentable culturalmente y gra-

16

ticante profesionalmente, tanto en aquellos casos donde era posible la exhibicin de piezas arqueolgicas extradas en la propia localidad Sigenza, Caudete, San Clemente, Iniesta, etc.- como en los que la sala formaba parte de un inmueble recuperado, restaurado y/o rehabilitado Molina de Aragn, Alarcn, Valeria, etc.Y este hecho nos ha animado a continuar. El presente volumen recoge de nuevo la interpretacin divulgativa de aqullas primeras intervenciones que desebamos mostrar como ejemplo variado de actuaciones arqueolgicas en procesos de obras de restauracin, rehabilitacin, recuperacin o incluso urbanizacin unas afortunadas y bastante menos otras- con la actualizacin y resultado nal en cada caso y la aplicacin de su metodologa reejada en el mbito toledano, pues sigue dando reejo y criterio del quehacer de este trabajo. Pero evidentemente incorpora todas aqullas que se han ido sumando y las que, ya iniciados contactos a travs de ayuntamientos, asociaciones o diversas entidades para su prxima instalacin en diferentes localidades, han previsto su muestra presentando sus intervenciones, tanto al proceso expositivo e interpretativo local y particular como ahora al divulgativo general.

De este modo, ampliado el mbito de la actividad al territorio de la comunidad castellanomanchega, el referente geogrco y administrativo provincial, y la valoracin profesional y cercana de los tcnicos arquelogos que desde los mbitos de competencia han gestionado estos proyectos, se presenta ms como espiral de necesaria progresin de implantacin y aceptacin social hacia la experiencia del ncleo toledano, que como eje conductor comn y compartido de la situacin de la arqueologa urbana desarrollada slo en ciertos conjuntos y otros ncleos de entidad histrica. Y es innegable que Arqueoimagen no presenta una actividad profesional en exclusiva, sino que sta adems no se producira si no se realizara en connivencia y colaboracin en unos casos o roce y desasosiego en otros muchos, con todas las relacionadas con la investigacin histrica y la educacin formal; el urbanismo actual y la construccin; la poltica social y los recursos laborales; etc.. Por ello, en esa espiral de conocimiento y de sinergia de nuestra actividad en el mbito urbano incorporamos la visin o el enfoque de otros afectados por nuestro trabajo, otros profesionales en su ms variada procedencia o relacin. Su experiencia particular ante la labor arqueolgica urbana posiblemente nos ayudar a encajar mejor en esta sociedad actual y a conseguir desarrollar consecuentemente nuestra labor.

17

18

La imagen en el proceso documental arqueolgico

La accin arqueolgica hoyFue a nales del siglo XIX cuando se comenz a adoptar de forma generalizada una slida metodologa en la excavacin arqueolgica que desarroll la realizacin de planos, secciones, e incluso maquetas, registrndose la posicin de todos y cada uno de los objetos encontrados para su posterior interpretacin y entendimiento. No obstante, mucho tiempo antes, desde el s. XVI, con los hallazgos realizados de forma fortuita o indagando en las fuentes escritas, ya se venan realizando descripciones, informes y por supuesto dibujos, grabados y todo tipo de ilustraciones para documentar, investigar, estudiar, mostrar y divulgar diferentes versiones y realidades de un mismo hecho: el pasado se mostraba en el presente a travs de sus restos materiales. Y de este mismo modo fueron registrados a partir de 1738 en los viajes de los miembros de la Comisin de Antigedades de la Real Academia de la Historia, en los cuales la fotografa se fue incorporando a las tcnicas de campo. Primero para dejar constancia a modo de noticia y protagonismo particular, pero muy pronto para lo realmente propio y adecuado: la completa documentacin del hallazgo. Desde entonces la imagen fotogrca pas a constituir, junto a la descripcin textual y el dibujo el, un documento de registro de la informacin complementario, necesario e insustituible en ciertos momentos, como veremos ms adelante.1

Numerosas jornadas, congresos, seminarios, reuniones, publicaciones peridicas, revistas especializadas, etc., etc., vienen tratando profundamente el tema de la arqueologa urbana, y de ellos resultan otros tantos artculos y alguna que otra conocida y reciente monografa que desde diferentes posturas irremediablemente traslucen y abogan por un entendimiento y coordinacin disciplinar bajo el soporte normativo. Sin embargo, de la mayora de las actuaciones de tal naturaleza que se producen en estos ncleos urbanos, seguimos encontrndonos a diario en los ms variados medios y soportes de comunicacin diferentes informaciones, valoraciones y evidentemente crticas parciales e interesadas, ante la situacin de cierta incomprensin generalizada por su localizacin, precisamente en aqullos entornos que son objeto de amplio reconocimiento cultural, y que a su vez vienen motivadas con la proteccin del patrimonio edicado en el propio proceso de conservacin y revalorizacin de los conjuntos o de los inmuebles histricos, porque se desconoce o existe un gran vaco entre el mundo profesional que realiza un trabajo ciertamente especializado y el marco o mbito social, cultural y laboral donde se desarrolla1. La propia actuacin en su vertiente o concepto de control arqueolgico motiva que si en una ulterior intencin se debiera llegar al nal del proceso de gestin, ya sea por parte del rgano competente en materia de difusin cultural

Situacin que sin embargo se viene solventando de forma paulatina, favorable y sorprendente en los mbitos de los yacimientos arqueolgicos localizados en el marco rural, que vienen siendo objeto de trabajos sistemticos de investigacin y puesta en valor, mediante jornadas de puertas abiertas, eventos didcticos y ldicos, incluso a travs de colaboraciones de tipo laboral y gestin turstica, cuya mxima expresin en la comunidad son los Parques Arqueolgicos.

19

y patrimonial, ya sea por el propio promotor como vehculo de publicidad de calidad del trabajo, o incluso por parte del propio profesional -como ocurre en la mayora de las ocasiones, pretendiendo que su labor sea conocida y quizs reconocida, al menos por el sector profesional-, nicamente se vea adecuadamente divulgada en contadas ocasiones al amplio pblico, que debera ser social y culturalmente el ltimo gran beneciario de dicha actuacin. Es cierto que en stas ciudades histricas, y cada vez ms en otros conjuntos declarados e incoados y potentes ncleos histricos, se vienen promoviendo desde diferentes sectores sociales, econmicos, polticos y culturales, la inclusin de los ltimos resultados de estas actuaciones no como intervenciones unvocas, sino como diversicacin de recursos en el propio marco de desarrollo del concepto de sostenibilidad, ms an en estos momentos en los que la gran mayora de ellos se vienen acogiendo a la suscripcin de la Agenda Local 21 y, suponemos, a la efectiva aplicacin de criterios de gestin adoptados desde el mbito medioambiental. Sin embargo, an dicho carcter de calidad patrimonial es imperceptible porque carecemos de acciones especcas, incluso desde la perspectiva turstico-cultual de acercamiento y comprensin entre los afectados o, mejor dicho, los beneciarios, gestores, promotores y el propio espacio comn, que debe ser entendido de forma diacrnica para su adecuado conocimiento y aprovechamiento actual. Hacer llegar de una forma sencilla y comprensible la realidad normativa a los residentes y promotores de obras, sin olvidar tambin a los responsables y gestores pblicos, es ciertamente difcil aunque como venimos mostrando, posible.

No es una idea nueva ni mucho menos, y los ejemplos britnicos de hace dcadas ya demostraron su validez. En aquellas actuaciones siempre exista el elemento de conexin informativa o de transmisin de conocimientos entre la accin, el producto de la misma y el observador, que principalmente se basaba en la oralidad, que a su vez ha sido el sistema adoptado parcialmente para los yacimientos arqueolgicos visitables y parques arqueolgicos. Ahora adems debemos incorporarnos a su divulgacin adecuada y consecuente, entrando en el juego de la amplia comunicacin social y cultural, pero sin caer en sus propias redes efectistas. Sin embargo, el concepto de control arqueolgico no se adapta fcilmente a un proceso permanente de carcter informativo, divulgativo o incluso didctico, precisamente porque ste debe realizarse durante todo el proceso de la obra, o al menos hasta que queda garantizado el primer objetivo o fundamento; la proteccin del patrimonio arqueolgico. El ms all, pero en ningn caso desligado del preceptivo informe, es la propia y necesaria investigacin que debe generarse por sus resultados. La Arqueologa es investigacin o no es nada, y la ciudad histrica no se puede entender ni explicar sin ella. Ya est sucientemente demostrado que para la aplicacin de la proteccin arqueolgica efectiva sobre el bien afectado, intervenido, estudiado y conservado in situ en tal caso, sta debe venir sustentada desde la actividad preventiva y la planicacin coherente. Si, aun conociendo detalladamente la documentacin histrica disponible, no nos ayudamos de los estudios auxiliares o incluso medioambientales relativos a nuestras ciudades, ncleos e inmuebles histricos; no se nos permite entrar en colaboracin interdisciplinar con el resto de agentes que pretenden la ordenacin actual de la ciudad histrica; o no comenzamos por realizar, actualizar e insertar las cartas arqueolgicas urbanas y de riesgo

Pero sera menos complicado entender dnde, porqu y cundo se realiza la accin arqueolgica si desde el comienzo del proceso de la intervencin sta pudiera ser objeto de observacin sin barreras y con una difusin adecuada.

20

en la gestin urbana solidaria y consecuente con el resto de la actividad transfor madora, toda accin directa sobre las mismas, tanto en sus inmuebles histricos o tradicionales como en los espacios pblicos, producir prdidas parciales de informacin irrecuperables porque cualquier actuacin de proteccin resultar parcial siempre a posteriori, y la propia accin del control arqueolgico asumir un concepto temporal que no engrana solidariamente con el momento en que se desarrolla. Ni siquiera en aquellas donde ya hemos observado la puesta en marcha de un incipiente servicio arqueolgico municipal o de una entidad gestora de mbito patrimonial. Y donde intuimos que se pretende cercana su implantacin irremediablemente creemos que aunque desearamos equivocarnos- sin las adecuadas garantas de desarrollo y soporte legal y normativo, pues sus objetivos se diluyen y derivan hacia el mero control puntual y no al estudio y conocimiento de la ciudad, lo cual es perfectamente compatible como ha quedado demostrado ya en numerosos casos.

no deja de resultar sino producto de una evolucin constructiva y destructiva que debe ser conocida previamente a cualquier actuacin, no exclusivamente por criterios histricos sino por la correcta y adecuada accin rehabilitadora. Circunstancialmente podremos realizar en este desarrollo actividades informativas, interpretativas, de educacin no formal o divulgativas, siempre que no ralenticen el ritmo propio de la ejecucin del trabajo general sometido a unos plazos invariables, y en todo caso, dispuestos a reducirse. Este tipo de trabajo arqueolgico en la ciudad histrica est ligado incuestionablemente, como le ocurre al resto de agentes que en ella intervienen, a las presiones derivadas de los intereses econmicos de empresas constructoras, la escasez de tiempo para acometer de forma ideal las intervenciones, la dependencia presupuestaria particular de los promotores privados, e incluso la demanda de profesionales en relacin a la abundancia de proyectos. An hoy representamos el eslabn ms dbil de la cadena. Sorprendentemente todava debemos justificar nuestra presencia y labor ante las entidades competentes y responsables de dichas obras, cuando la realidad normativa pareca no tener ya suras2, y cuando en los objetivos de aqullas confluyen o se superan la propia proteccin y conservacin hacia modelos formativos y de reinsercin laboral en los que no parece plantearse que haya cabida para una formacin especializada intermedia tan demandada en nuestro campo profesional. Y por otra parte, cierto es que en numerosos equipamientos culturales en uso en los que se ha desarrollado este proceso

Y lamentablemente nos venimos encontrando que en numerosas ocasiones se exige nuestra presencia -que no nuestra correcta labor-, una vez desarrollada gran parte de la planicacin o de la propia obra, y la solucin inmediata para su continuacin -ya conocemos cul es y tambin debemos decirlo y reconocerlo, al que entramos cada vez ms al paso de este rtmico desden y vorgine empresarial abandonando nuestros principios y objetivos metodolgicos-; cuando la conguracin actual del inmueble o el espacio2

En el momento de redactar este texto se ha presentado ante las Cortes de Castilla La Mancha una propuesta de reforma del artculo 21 de la Ley de Patrimonio Histrico de Castilla La Mancha, precisamente ante las suras de dicha ley puestas de maniesto en la gestin del yacimiento de la Vega Baja de Toledo.

21

rehabilitador y se ha alcanzado el ltimo escaln de la situacin terica ideal de proteccin, conservacin y divulgacin del patrimonio arqueolgico no exista o nicamente haya informacin parcial, distorsionada y posiblemente errnea sobre los restos estructurales conservados e integrados o sobre los bienes materiales exhumados y mnimamente expuestos, porque la misma no es objeto de renovacin, contraste y

Por ello queremos ensear la realidad cotidiana del trabajo arqueolgico, que tambin se muestra desde la visin implcitamente objetiva, documental, por corresponder a una necesidad humana y no solo normativa: la de tener un punto de referencia verdico que exige una tremenda obligacin moral ante las generaciones futuras. Esperamos tambin que en esta segunda edicin del catlogo como en su anterior- ahora adems con formato digital y plenamente accesible en el lugar de la muestra, puedan comparar, reconocer y valorar paralelos y diferencias formales y de contenido, no slo entre las ciudades de Cuenca y Toledo, sino con todo el grupo que se ha venido incorporando a esta adelantada edicin y a las prximas, demostrando que la actividad arqueolgica urbana ha comenzado a desarrollarse desde las primeras intervenciones puntuales escondidas y limitadas a los stanos y traseras de singulares edicios histricos para salir a las calles, plazas pblicas y nuevos sectores urbanizables o areas de rehabilitacin de nuestros conjuntos declarados e incoados y de otros ncleos histricos, que en ocasiones demuestran su mayor y mejor preocupacin por la conservacin y adecuada rentabilidad del patrimonio histrico de la comunidad.

actualizacin en funcin del amplio espectro de pblico que resultara demandante de la misma. Pero no nos engaemos, el objetivo tampoco era ste sino su recuperacin como mero contenedor cultural que paradjicamente, no ha reaprovechado el valor aadido. Adems es significativo que todava hoy la propia actividad profesional genera hacia el gran pblico cierta dosis de escepticismo, y en aqullos casos que se revela adecuadamente, como hemos venido comprobando en el desarrollo de la produccin y la exposicin, una desmiticacin que de forma inmediata reclama autenticidad y cercana.

Y por supuesto, de nuevo desde estas lneas queremos agradecer a todos los arquelogos, restauradores, gestores y colaboradores la contestacin favorable mostrada de inmediato a pesar de encontrarse inmersos en innidad de trabajos y proyectos- con la renovada propuesta que presentamos, de la que ahora esperamos disfruten, valoren y reclamen en adelante este actualizado enfoque en nuestras ciudades histricas, siempre presente y ahora saliendo de la cmara oscura.

Bienvenido Maquedano Carrasco Carlos Villar Daz

22

GlosarioArqueologa.- Campo cientco y conocimientos que se ocupan del estudio de las sociedades y culturas del pasado a partir de sus restos materiales y los datos del contexto natural y sociocultural mediante la exploracin supercial del terreno y la excavacin estratigrca. Arqueologa urbana.- Calicacin, rasgo o subtipo de actuacin, sin distincin conceptual metodolgica, que viene motivada por la localizacin y desarrollo de las intervenciones en los ncleos urbanos en el marco de la actual gestin preventiva de la proteccin del patrimonio arqueolgico. Arqueologa de la arquitectura.- Disciplina, rama o especializacin temtica de la arqueologa, de carcter interdisciplinar, que engloba distintas metodologas desarrolladas para la investigacin del espacio construido como producto humano, desde un punto de vista estructural, funcional y simblico. Junto a los anlisis cronotipolgicos, espaciales, perceptivos, etc. e indicadores cronolgicos, el anlisis estratigrco vertical o lectura de paramentos es una de estas metodologas que se aplica sobre las construcciones histricas. Dado que cualquier edicio est sujeto al proceso estratigrco de acciones constructivas (reparaciones, ampliaciones, recrecidos, restauraciones y rehabilitaciones, etc.) y destrucciones (derrumbe, ruina, demolicin, expolio, etc.), desde su creacin al momento de estudio, debe ser tratado con categora de yacimiento arqueolgico para entender el subsuelo y el edicio como un nico documento producto del proceso histrico. Su directa vinculacin al patrimonio arquitectnico ha redenido los criterios de intervencin ante el dilogo previo entre la documentacin material y el diagnstico de problemas estructurales junto con la adecuada restauracin y rehabilitacin respetuosa y la puesta en valor.

Conjunto Histrico.- Segn establece el artculo 14.1 de la Ley 16/1985 del Patrimonio Histrico Espaol y el artculo 10 de la Ley 4/1990 del Patrimonio Histrico de Castilla La Mancha, se trata de una de las denominaciones que puede recibir un bien inmueble declarado Bien de Inters Cultural. El artculo 15.3 de la primera Ley lo dene como ...la agrupacin de bienes inmuebles que forman una unidad de asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura fsica representativa de la evolucin de una comunidad humana por ser testimonio de su cultura o constituir un valor de uso y disfrute para la colectividad. (...) cualquier ncleo individualizado de inmuebles comprendidos en una unidad superior de poblacin que rena esas caractersticas y pueda ser delimitado. Y en el articulado que le sigue en la primera se indican las consecuencias de la incoacin de su expediente de declaracin, especialmente interesantes o curiosos, si se analizan con la perspectiva temporal desde su publicacinpor determinar la obligatoriedad para el municipio que as lo contenga de redactar un Plan Especial de Proteccin, del rea afectada por dicha declaracin, pero tambin sorprendente, al no establecer un plazo o al menos un cuando. Esto ha supuesto seguramente la puerta abierta, para la huida o evasin de los ayuntamientos de su obligada cooperacin en la conservacin y custodia (artculo 7 de la referida norma y artculo 4 de la Ley 4/1990 del Patrimonio Histrico de Castilla La Mancha). Pero no menos interesante resulta el que contina en la segunda norma, la regional, pues establece la realizacin de la catalogacin de los elementos unitarios que conforman el Conjunto, pero con arreglo a lo dispuesto en la legislacin urbanstica, lo que de nuevo implica un desconocimiento real para las administraciones gestoras y competentes en las licencias urbansticas del propio valor histrico, intrnseco, evolutivo de los inmuebles, a pesar de la disposicin de proteccin integral y de su entorno, lo cual revierte su mbito inmediato hacia nicas tendencias proteccionistas de carcter esttico o contemplativo y nunca a la comprensin de su espacio en el paisaje y territorio urbano.23

Plan Especial de Proteccin.- En nuestra comunidad autnoma la normativa de ordenacin de territorio y de la actividad urbanstica vigente (Decreto Legislativo 1/2004, de 28 de diciembre de 2004, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Ordenacin del Territorio y de la Actividad Urbanstica, y la Ley 12/2005, de 27 de diciembre, que lo modica) podramos decir, que organiza los planes como instrumentos de ordenacin territorial en tres niveles, segn su carcter supramunicipal, de ordenacin urbanstica y especial. De este modo, los planes especiales son planes de ordenacin territorial y urbanstica que pueden tener carcter municipal o no. Sirven para desarrollar, complementar, modicar y cumplir objetivos sectoriales. Una de stos precisamente viene denido en su artculo 29. 1. c: Adoptar medidas para la mejor conservacin de los inmuebles, conjuntos o jardines de inters cultural o arquitectnico. Debiendo redactarse con el mismo grado de detalle que el instrumento que complementa o modica. Catlogos de Bienes y Espacios Protegidos.- Son los instrumentos que formalizarn las polticas pblicas de conservacin, rehabilitacin o proteccin de los bienes inmuebles, siendo el rgano competente en materia de ordenacin territorial y urbanstica quien mantendr su registro actualizado con informacin suciente de su situacin fsica y jurdica y expresin de las medidas y grado de proteccin a que estn sujetos segn las categoras que el reglamento establece en su artculo 68 (Decreto 248/2004, de 14-09, por el que se aprueba el Reglamento de Planeamiento de la Ley 2/1998, de 4 de junio, de Ordenacin del Territorio y de la Actividad Urbanstica). Se brinda un tratamiento especco y acorde con la legislacin de patrimonio cultural o de medio ambiente, a aquellos bienes o espacios que estn sujetos y amparados precisamente por su propia legislacin.

Como podemos observar, en teora vamos de la mano en muy pocos ncleos histricos hacia similares objetivos; en la prctica, cada cual transita por un lado de la calle y circunstancialmente nos encontramos para adems, no saludarnos. Consorcio.- La creacin reciente de Reales Patronatos, primero en Toledo, ahora en Cuenca, como rganos para el desarrollo, promocin, revitalizacin y conservacin de los bienes culturales de una ciudad incluida en la Lista de lugares y ciudades Patrimonio de la Humanidad, requieren de una descentralizacin funcional para trasladar competencias a un ente instrumental, creado con personalidad jurdica propia, y la gura adoptada para gestionar dichas competencias es el Consorcio, el cul mediante un Consejo de Administracin donde estn integradas las diferentes administraciones competentes del mbito territorial Ayuntamiento, Diputacin Provincial, Junta de Comunidades y Ministerio de Economa, Cultura, Fomento y Vivienda-, promueve las diferentes acciones que considere oportunas y gestiona los fondos econmicos para alcanzar aqullos nes patrimoniales. Puesto que participan y nancian en comn hacia un objetivo general, suponen una canalizacin de inversin pblica y facilitacin de la privada, que debiera ser adaptada, priorizada y consecuentemente gestionada de forma coherente a las necesidades especcas de los mbitos, inmuebles y actividades patrimoniales, culturales, sociales y econmicas que interactan en la ciudad histrica. Esta gestin patrimonial compartida entre las instituciones pblicas que los componen no implica la asuncin de la competencia en materia arqueolgica, aunque, pueden promover y desarrollar proyectos, actuaciones e intervenciones de tal naturaleza, como es notorio y veremos ms adelante. No obstante, mientras en el mbito toledano existe una programacin arqueolgica desde el enfoque global de investigacin hacia la difusin y amortizacin social, en el caso

24

conquense, an no se asume parte de la carga nanciera del control arqueolgico al promotor o propietario, adoleciendo y manteniendo incluso el concepto metodolgicamente obsoleto de yacimiento arqueolgico en parcelas muy concretas del conjunto, obviando muchas otras. Control arqueolgico.- En el artculo 21 de la Ley 4/1990 del Patrimonio Histrico de Castilla La Mancha se dice que En las zonas, solares o edicaciones en los que existan o razonablemente se presuma la existencia de restos arqueolgicos, el propietario o promotor de las obras deber aportar un estudio referente al valor arqueolgico del solar o edicacin y la incidencia que pueda tener en el proyecto de obras. Estos estudios prospeccin, sondeo, excavacin, anlisis y/o lectura de paramentos, labores de proteccin, consolidacin y restauracin, y manipulacin con diferentes tcnicas agresivas o no- de los restos y bienes muebles arqueolgicos- sern autorizados y programados por la Consejera de Cultura (...) que a la vista del resultado establecer las condiciones que deben incorporarse a la licencia de obras.(...). Esta sistemtica de intervencin queda reejada en las Ordenanzas del Plan Especial de Proteccin de Toledo (PECHT), en el art.: 1.11, Captulo 3. Licencia de Obras, del Ttulo I. Disposiciones Generales para la Proteccin del Patrimonio Histrico. Y en similares trminos se encuentra igualmente recogido en las Ordenanzas del Plan Especial de Proteccin de Cuenca (PEPCAH), en los arts. 5.1.3 y 5.2.1 del Ttulo V. Proteccin y Vigilancia Arqueolgica y Proteccin del Paisaje. Entienden y asumen que Conjunto Histrico sea sinnimo de Zona Arqueolgica y as reejan la totalidad de su mbito o espacio delimitado, tanto en subsuelo o en alzados, como probada, probable y presunta la existencia de restos arqueolgicos mediante identicacin de zonas, sectores o inmuebles especcos con asignacin de niveles de proteccin y posibilidades de actuacin.

Constituyen los dos nicos Planes Especiales vigentes en el mbito de la comunidad con ordenanzas especcas para la proteccin arqueolgica. No obstante, stas y los Programas de Actuacin Arqueolgica o Proyectos de Intervencin especcos respectivamente, quedan sujetas y vinculadas por su parte a lo establecido por la Comisin Tcnica del Patrimonio Histrico de Toledo y en su caso, al rgano competente en materia de Patrimonio Histrico, la Comisin Especial del Conjunto Histrico de Toledo, y a la Comisin Provincial del Patrimonio Histrico de Cuenca pues la Comisin de Seguimiento del Plan Especial de Cuenca nunca ha llegado a constituirse-. Lista del Patrimonio de la Humanidad.- La Convencin para la proteccin del patrimonio mundial cultural y natural aprobada en las 32 y 33 Sesiones Plenarias de la UNESCO en Noviembre de 1972, especic los criterios seguidos para que un monumento, un conjunto o un sitio pudiera ser incluido en la Lista del Patrimonio Mundial. La ciudad de Toledo tras la evaluacin del rgano, fue inscrita en base al Informe de la 10 Sesin del Comit, celebrado en Paris, en noviembre de 1986. Los criterios justicados fueron: I. representar una obra maestra del genio creativo humano. II. ser la manifestacin de un intercambio considerable de valores humanos durante un determinado perodo o en un rea cultural especca, en el desarrollo de la arquitectura, las artes monumentales, la planicacin urbana o el diseo paisajstico. III. ser y aportar un testimonio nico o por lo menos excepcional, de una tradicin cultural o de una civilizacin desaparecida o que sigue viva. IV. ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de edicio o de conjunto arquitectnico o tecnolgico, o de paisaje que ilustre una etapa signicativa o etapas signicativas de la historia de la humanidad.25

La ciudad de Cuenca tras la referida evaluacin, tambin fue inscrita en dicha en base al Informe de 20 Sesin del Comit, celebrado en Mrida, Mxico, en diciembre de 1986 y los criterios justicados fueron los anteriores II y V. Intervencin.- Actividad que incide directa o indirectamente en la materialidad y funcionalidad de los bienes del Patrimonio Histrico Espaol respecto a ellos como a su entorno. Arqueolgicamente, cualquier actuacin desarrollada sobre un elemento singular del registro arqueolgico, desde el trabajo supercial de la prospeccin (no destructivo) a la remocin de terrenos o excavacin (destructivo). Metodologa arqueolgica estratigrca.- Si la estratigrafa se ocupa del estudio de la composicin y anlisis de las rocas depositadas sucesivamente, los procesos que originaron sta deposicin, el tiempo, los condicionantes y alteraciones con su clasicacin, la arqueologa toma de ella el mtodo de estudio e interpretacin y lo adapta a los estratos arqueolgicos para ordenar en secuencias estratigrcas a partir de sus propias caractersticas y de los fenmenos ocurridos durante su desarrollo temporal estableciendo relaciones de anterioridad, sincrona o posterioridad que permitan llegar a su ordenacin cronolgica relativa. As, mientras la estraticacin geolgica es el resultado de fuerzas naturales, la arqueolgica se debe a la combinacin tanto de la accin humana como la natural. El hombre de forma continua y permanentemente altera el medio donde habita, es constructor y excavador, acumula estraticaciones y crea cuencas de deposicin. Por lo tanto, la estratigrafa arqueolgica se ocupa de las relaciones cronolgicas y secuenciales que se establecen entre estratos antrpicos y naturales, su composicin, su aspecto topogrco, su contenido artefactual o de otro tipo y la interpretacin del origen de sus componentes. Y por ello, la excavacin arqueolgica estratigrca es

aqulla en la que los estratos identicados de un yacimiento o inmueble se excavan respetando sus contornos y dimensiones en orden inverso al que fueron depositados. Patrimonio.- Tal como lo dene la propia UNESCO es el legado del pasado, con lo que vivimos ahora, y que ser recibido por generaciones futuras. Patrimonio Arqueolgico.- segn la Ley 16/85 del PHE ...los bienes muebles e inmuebles de carcter histrico susceptibles de ser estudiados con metodologa arqueolgica, hayan sido o no extrados y tanto si se encuentran en la supercie o en el subsuelo (...), y los elementos geolgicos y paleontolgicos relacionados con la historia de hombre y sus orgenes y antecedentes. Registro documental de la informacin.- Una intervencin arqueolgica, cualesquiera que sean las circunstancias en que se desarrolla, siempre consiste en la obtencin de un registro, de unas evidencias, de un conocimiento acerca del pasado a cambio de la transformacin en el caso de la excavacin, total- que va a sufrir el documento; y que por su irrepetibilidad implica su realizacin de forma completa y objetiva, tanto textual como grca, con carcter riguroso, sistemtico, comprensible y adaptable a cualquier posible lector. El objetivo es documentar; la interpretacin queda para un momento posterior siendo invalidada por indemostrable sin la existencia del registro basado en tcnicas y metodologas ampliamente reconocidas y validadas. Agenda Local 21.- Acuerdo general de carcter histrico, que en 1992 suscribieron casi doscientos pases en la Cumbre de la Tierra, de Ro de Janeiro, para llevar a cabo un plan de accin hacia sostenibilidad. Las ciudades muy pronto lo trasladaron a su mbito y en 1994, en Aalborg se celebr una Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles, en la

26

que se aprob el documento denominado Carta de Aalborg. Bsicamente supone el compromiso de pueblos y ciudades con el desarrollo sostenible, hacer compatible el progreso y el medio ambiente. La Conferencia, tras el balance de la primera dcada, aprob un nuevo documento, Construyendo el Futuro, que marcar el devenir de la gestin pblica de la sostenibilidad en los prximos aos. Propone 21 objetivos que constituyen, probablemente, el marco de actuacin ms claro y ambicioso que los municipios se hayan planteado nunca en esta materia. Es innegable que en la nueva perspectiva de gestin y entendimiento alcanzada por el Medio Ambiente el Patrimonio Histrico y Arqueolgico forma parte intrnseca, solidaria y de identidad del paisaje y el territorio, de modo que uno de los objetivos es precisamente la conservacin, renovacin y puesta en valor del patrimonio cultural urbano. Sin la participacin activa y coherente multidisciplinar en la planicacin del territorio urbano y especialmente en el histrico, dicho objetivo es a todas luces inalcanzable en estos momentos para nuestros conjuntos y ncleos histricos.

27

28

Otros enfoques

29

30

Sobre la teora y la praxis de la arqueologa urbana en Castilla-La Mancha o el difcil equilibrio entre lo deseable y lo polticamente correctoCarmen Fernndez Ochoa. Catedrtica de Arqueologa de la UAM. Mar Zarzalejos Prieto. Profesora de Arqueologa de la UNED.Con motivo de esta nueva edicin de la exposicin Arqueoimagen, cuyo bagaje previo ha consolidado su carcter de ventana abierta a la difusin de los resultados de las intervenciones arqueolgicas en suelo urbano en nuestra regin, se nos ha solicitado una visin sinttica sobre la marcha de esta disciplina en Castilla-La Mancha. En primer lugar, debemos hacer constar nuestra gratitud a los comisarios de Arqueoimagen por la conanza depositada en nosotras y por ofrecernos la posibilidad de expresarnos en este foro vinculado a una regin en la que venimos trabajando desde hace ya muchos aos. Por imperativos de la organizacin general de este Catlogo, esta aportacin debe ser necesariamente breve, por cuanto se plantea, no como una introduccin general sobre la prctica de la Arqueologa Urbana en Castilla-La Mancha, sino como una ms de las visiones focalizadas desde los diversos puntos de vista que convergen en esta parcela de la gestin patrimonial. As, no debe esperarse de estas lneas tanto un abundamiento exhaustivo en este asunto1, como una opinin versada en la doble experiencia que poseemos desde la ptica de la investigacin radicada en el mbito universitario y en la propia actividad de gestin desarrollada por una de nosotras en el marco territorial de una de las provincias castellano-manchegas2. Es bien sabido que la consolidacin de la red urbana que cristaliza en tiempos romanos y el mantenimiento de su trama bsica desde el Medievo hasta nuestros das coneren a muchos de los ncleos de la regin castellano-manchega, como sucede en toda la geografa hispana-, el carcter de ciudades histricas y, por ende, el de espacios urbanos con una estraticacin compleja, lo que los convierte en autnticos archivos de Historia y en testimonios inestimables de su propio proceso formativo. El inters por valorizar estos aspectos en la doble dimensin que representa su investigacin histrica y su inters patrimonial es muy reciente. Desde un punto de vista normativo y tambin prctico, la preocupacin por gestionar los restos arqueolgicos en el mbito urbano surge a raz de que se hicieran efectivas las transferencias de la responsabilidad en materia de proteccin del Patrimonio Histrico a las CCAA, circunstancia que se produce, como es bien sabido, en el arranque de la dcada de los 80 y, sobre todo, a partir de la implantacin de la vigente Ley de Patrimonio Histrico Espaol (Ley 16/1985) en 1985. A partir de este momento, las CCAA comenzarn a disear nuevas frmulas de gestin que intentan poner n a la etapa de las actuaciones de urgencia o rescate de restos arqueolgicos en suelo urbano apuntando las miras hacia un concepto preventivo, dentro de una dinmica que ha sido extensamente analizada por diversos autores (Querol y Martnez, 1996; Rodrguez Temio, 2003; Fernndez Ochoa y Querol, 2000; Fernndez Ochoa, e.p. a y b, entre otros). En el mbito castellano-manchego, la legislacin autonmica

1 No en vano, esta tarea ha sido abordada recientemente por una de nosotras (Fernndez Ochoa, e. p. a) 2 M. Zarzalejos ha sido Tcnico de Gestin del Patrimonio en la Delegacin Provincial de Cultura de Albacete entre 1998 y 2004.

31

de Patrimonio Histrico (Ley 4/1990) promulgada en 1990, a pesar de su excesivo apego a la norma estatal, introdujo como novedad a los efectos que ahora nos interesan, el art. 21, que establece la exigencia de implantar el control arqueolgico en aquellos lugares en los que existan o razonablemente se presuma la existencia de restos arqueolgicos, al tiempo que hace recaer sobre el propietario o promotor de las obras la responsabilidad econmica del citado estudio que, en todo caso, ser autorizado y programado por la Consejera de Cultura. Se trataba as de hacer frente con una herramienta normativa al grave problema que haba supuesto hasta entonces la financiacin pblica de las actividades arqueolgicas de salvamento, asegurando, por un lado, la obligatoriedad de las intervenciones y, por otro, que el freno a su realizacin no se hallara en el agotamiento de la partida presupuestaria dedicada anualmente a este asunto. Con el n de proveer de una base informativa previa a los ayuntamientos, la misma ley dispone en su art. 20, la obligatoriedad de incorporar al planeamiento urbanstico la Carta Arqueolgica, documento que, segn esta norma, ser proporcionado por la propia Consejera de Cultura. Este marco legal se complementa, en lo que atae a la Arqueologa Urbana, con la legislacin urbanstica que encuentra su versin vigente en el Texto Refundido de la Ley de Ordenacin del Territorio y de la Actividad Urbanstica de Castilla-La Mancha (DL 1/2004). Esta norma establece entre otras prescripciones la concertacin interadministrativa de los instrumentos de ordenacin, as como las diferentes categoras de planicacin, entre las que debe destacarse por su relacin con el Patrimonio Arqueolgico la del Plan Especial, una de cuyas finalidades ser la de adoptar medidas para la mejor conservacin de los inmuebles, conjuntos o jardines de inters cultural o arquitectnico (art. 29.1 c). A efectos de asegurar una gestin ms ecaz, a partir de 1998 comenzaron a funcionar las Unidades de Patrimonio Histrico en las Delegaciones Provinciales de la Consejera de Cultura y se ampli la plantilla de tcnicos en el Servicio

de Patrimonio, Museos y Arqueologa, radicado en Toledo. Para establecer los objetivos a cubrir en este terreno, la propia Consejera disea un Plan Director de Patrimonio Histrico incluido en un Plan Estratgico de Cultura (19972006) en el que se plantea la necesidad de establecer reglas para vericar el cumplimiento del articulado anteriormente citado, as como para asegurar la coordinacin con los Ayuntamientos, que son, en denitiva, los gestores ordinarios de las licencias urbansticas. Sin embargo, la disposicin de una estructura de base suciente para realizar una gestin ecaz del patrimonio arqueolgico urbano no asegura por s misma el resultado nal. Ciertamente, si hubiera que comparar la situacin actual con la imperante hace slo una dcada hemos de reconocer que el avance ha sido importante, pues se parta de un estadio muy poco desarrollado en el proceso de investigacin arqueolgica de las ciudades histricas castellano-manchegas. En este sentido, el autntico mascarn de proa ser Toledo, con un Plan Especial aplicado a partir de 1998 y la creacin del Consorcio de la Ciudad de Toledo en 2001, rgano que coordina las actuaciones. A lo largo de estos aos las intervenciones se han convertido en sistemticas y afectan tanto al patrimonio conservado en el subsuelo como al patrimonio construido, asumiendo la ineludible necesidad de extender la metodologa arqueolgica a los restos emergentes de las pocas postclsicas (AA.VV. 1995). Puede decirse que en el presente se ha logrado imponer un modelo de trabajo homogneo que considera la ciudad de Toledo como un nico yacimiento, dentro de una lnea conceptual fuera de la cual resultara poco ecaz cualquier actividad de gestin patrimonial en el mbito urbano. Toledo es, pues, un espejo en el que debieran buscar su referente el resto de las ciudades histricas adscritas a esta regin. Sin embargo, este modelo sita el listn demasiado alto para ser adoptado por ncleos con menor protagonismo poltico, administrativo y, sobre todo, econmico. Slo Cuenca parece estar encaminando sus pasos hacia un proceso similar al de la capital regional mediante la publicacin de un Plan

32

Especial en 2001 y el proyecto de creacin de un Consorcio, si bien persisten an en esta ciudad muchos de los problemas que aquejan al buen funcionamiento de la gestin de la Arqueologa Urbana (Fernndez Ochoa, e.p. a). Si hubiera que glosar algunos de los puntos de tensin que con mayor frecuencia dicultan la puesta en prctica de una gestin ecaz en la Arqueologa Urbana de Castilla-La Mancha habra que mencionar, en primer lugar, la escasa colaboracin prestada por las administraciones municipales. Debe reconocerse, no obstante, la actitud positiva de algunos ayuntamientos plenamente concienciados de su papel como gestores directos de las actividades urbansticas que mayor injerencia pueden suponer sobre los restos arqueolgicos en el solar urbano, algunos de los cuales incluso cuentan con la gura de un arquelogo municipal. Sin embargo, no es sta la norma y siguen siendo muchos los ayuntamientos de ncleos histricos que se resisten a introducir los necesarios controles arqueolgicos en los solares con carcter previo a las remociones del terreno, cuando no proceden a otorgar licencias de demolicin y construccin sin que medie el oportuno informe de la respectiva Comisin Provincial del Patrimonio Histrico3. Este desinters no slo se maniesta en las obras privadas, apelando a un mal entendido servicio de liberacin de cargas econmicas a los ciudadanos, sino que incluso llega a afectar a las obras de promocin pblica, revelando una falta de coordinacin interadministrativa que no creemos imputable a los servicios tcnicos autonmicos, muchas veces impotentes ante los desmanes de algunos ediles4. En el fondo de todo este problema sigue subyaciendo la falta de una educacin patrimonial que haga comprender a la sociedad y a sus representantes pblicos el inters por conocer el proceso histrico de la ciudad y el valor aadido que supone la recuperacin de los testimonios fsicos de su historia como parte de los recursos con proyeccin econmica para la misma. Desafortunadamente en muchas de nuestras

ciudades histricas la documentacin y conservacin del Patrimonio Arqueolgico siguen siendo contempladas como una sobrecarga econmica para las obras y, las ms de las veces, como un freno a su crecimiento y a la mejora de sus espacios. Por tanto, a da de hoy, hemos de reconocer que la tensin entre el binomio urbanismo-arqueologa que el Plan Director de Patrimonio Histrico de Castilla-La Mancha pretenda aminorar con diversas medidas (AA.VV. 1998, 65) sigue vigente en algunos de sus aspectos. Aunque durante algn tiempo se ha esgrimido como uno de los ingredientes del problema, creemos superado ya el momento de desconcierto inicial que supuso para los arquelogos el enfrentamiento al ejercicio libre de la profesin en condiciones de responder con ecacia a las demandas planteadas por el planeamiento y la ejecucin de las obras. Pensamos que el problema es ahora eminentemente poltico y debe atajarse, en primer lugar, desde la doble direccin que supone la vigilancia del cumplimiento de la normativa legal y la educacin de la sociedad a travs de la difusin. El planteamiento no es nuevo; hace poco ms de una dcada ya lo apuntaban A. Querol y B. Martnez (1996, 283), defendiendo la necesidad de que la proteccin del Patrimonio Arqueolgico no discurriera en paralelo a la sociedad. En ambos casos la voluntad poltica desempea un papel esencial y as lo reconoce el conjunto de autores que forman parte del Grupo Federal de Patrimonio Histrico y Artes Plsticas del PSOE (AA.VV. 2000, 82-83). Pero llegados a este punto, creemos tambin que es imprescindible la adopcin de un concepto unitario de Arqueologa Urbana en la regin. La simple recuperacin de estructuras y materiales, an realizada con mtodos adecuados, no es Arqueologa Urbana tal y como se concibe de modo genrico en Europa. Porque un acto de proteccin de la informacin no es un acto de investigacin, ni un relato ordenado de lo que se hace o excava en un centro histrico puede considerarse Arqueologa Urbana. La Arqueologa

3 Son varios los casos que podran citarse slo en la provincia de Albacete, que es la que conocemos ms directamente, aunque no

creemos que sea ste el foro donde deban analizarse estos incumplimientos ni dirimirse las consecuencias de los mismos.

4 Esta impotencia tiene que ver, en parte, con la propia limitacin cuantitativa de los recursos humanos destinados a la inspeccin,

coordinacin y control de las intervenciones, pero tambin a veces con el freno impuesto por los responsables polticos de la gestin. 33

Urbana, segn hemos expuesto en numerosas ocasiones (Fernndez Ochoa y Querol, 2000; Fernndez Ochoa, e.p. a y b) slo puede entenderse como un proyecto integral de investigacin arqueolgica cuya nalidad es el conocimiento de la historia de la ciudad, tanto en su sentido vertical (tiempo) como horizontal (espacio), y cuyo objetivo no son los solares aislados, sino la ciudad en s, concebida como un slo yacimiento. Tambin hemos repetido insistentemente, que la Arqueologa o es investigacin o no es nada, o sirve para elaborar conocimiento histrico o es un esfuerzo desaprovechado que incluso puede llegar a ser perjudicial. Por ello, es imprescindible que todo centro urbano, al menos los que presentan una largo itinerario histrico, cuente con un proyecto de actuaciones coherente que sin interceptar el normal desarrollo urbanstico de la ciudad, facilite la salvaguarda y proteccin de los testimonios de su pasado, es decir, que disponga de un proyecto integral de Arqueologa Urbana. Como tal, pensamos que todo proyecto de Arqueologa Urbana exige la combinacin de la investigacin histricoarqueolgica con la restauracin, la integracin y la difusin del patrimonio existente en suelo urbano. La garanta de las actuaciones se basar en un sistema de registro unicado tanto para las intervenciones en el subsuelo como para el estudio de los testimonios arquitectnicos conservados. Igualmente, exige una coordinacin nica bien sea de una persona o de un equipo con capacidad integradora, as como la cooperacin estrecha entre Arqueologa y Urbanismo con participacin de los profesionales de la Arqueologa en el debate sobre conservacin/destruccin a la hora de proceder a la integracin de los restos exhumados en el tejido urbano. Debe existir, igualmente, una permeabilidad efectiva

entre Arqueologa y universidades/centros de investigacin mediante convenios o asesoras especcas. Finalmente, todo proyecto de actuacin urbana ha de encontrar cauces para la difusin cientca, pedaggica y patrimonial. Fruto de la importancia cobrada por esta dimensin es esta exposicin de Arqueoimagen, por lo que hemos de concluir que existe voluntad para la puesta en marcha de las soluciones ms convenientes y, sobre todo, que esta voluntad toma cuerpo en iniciativas como la presente. Bibliografa citada AA. VV. (1995): Toledo. Arqueologa en la ciudad, Toledo. AA.VV. (1998): Planes Directores 1997-2000. Plan Estratgico de Cultura 1997-2006, Toledo. AA. VV. (2000): Un futuro para la memoria. Sobre la administracin y el disfrute del Patrimonio Histrico Espaol, PSOE, Madrid. FERNNDEZ OCHOA, C. y QUEROL, M.A. (2000): Arqueologa Urbana en Espaa, III Congreso Peninsular de Arqueologa, vol. VIII, Porto, 11-20 FERNNDEZ OCHOA, C. (e.p. a): La Arqueologa Urbana como proyecto integral. Modelos de aplicacin prctica en Castilla-la- Mancha, I Congreso de Patrimonio Histrico. La gestin del Patrimonio Histrico, Valdepeas. FERNNDEZ OCHOA, C. (e.p. b): Arqueologa Urbana. Arqueologa e historia de los centros urbanos, A Distancia, Madrid. QUEROL, M. A. y MARTNEZ, B. (1996): La gestin del Patrimonio Arqueolgico en Espaa, Madrid, RODRGUEZ TEMIO, I. (2003): Arqueologa urbana en Espaa, Madrid.

34

La Arqueologa en seis metros cuadradosMiguel . Lpez Blanco y Sergio Snchez Sanz. Arquelogos.

Cuando uno se plantea por primera vez la posibilidad de escoger la Historia y ms en concreto la Arqueologa como opcin universitaria, se encuentra impregnado de esa visin romntica y misteriosa que, por alguna razn desconocida, ha transmitido la literatura. Cazatesoros, rescates, piezas magncas... todo eso que hoy da parte de la sociedad piensa que es el ser arquelogo. Poco a poco el estudiante va hacindose un hueco en la universidad, desempeando todo tipo de labores, pero contento, y sin tener aun muy claro que es lo que va a ser de l cuando, aos despus, salga con un ttulo bajo el brazo. En este marco, se pasea al estudiante, lleno de entusiasmo, por yacimientos de gran valor patrimonial, grandes excavaciones, llevadas a un ritmo de investigacin determinado, con medios... En el fondo, todo ello hace que siga soando con los grandes arquelogos de las pirmides, Creta, Micenas, los beros, los grandes tesoros de la arqueologa espaola. En ese momento, uno (o al menos nosotros) no cae en que aos despus deber saber hacer muchas otras cosas que no se aprenden en las aulas, pese a la enorme voluntad de la universidad espaola. De esta manera el choque entre el mundo universitario y la verdadera oferta laboral, es muy grande. La transicin apenas deja tiempo para darse cuenta de lo que es la arqueologa real, la arqueologa profesional.

Gran parte del trabajo arqueolgico de este pas viene de la mano de las obras privadas, que obligadas por la ley, deben contar con los estudios previos y simultneos de un arquelogo a lo largo del desarrollo de sus proyectos. En concreto, es cada da mas frecuente la presencia de tcnicos en las obras de los cascos urbanos. La verdad es que pasar de imaginarse uno descubriendo depsitos votivos, a encontrarse controlando zanjeos, vaciados, obras pblicas, etc... puede resultar un autentico shock. Eso sin contar las carencias de conocimientos que nos deja la universidad acerca de temas scales, administrativos, etc... Y que al recin llegado al mundo profesional le resulta un obstculo para poder empezar a trabajar. La obra, la obra urbana supervisada por un arquelogo es un microcosmos en s mismo. Por lo general, y todos los colegas lo conrmarn, nos precede un halo de mala fama muy distinto de la visin que todava la sociedad tiene de nosotros. Esa mala fama, esa reputacin es la que en un numero quiz demasiado elevado de veces nos convierte en enemigos de los promotores, constructores, que miran con recelo la posibilidad de cualquier hallazgo que pueda trastornar sus planes. Sin embargo, el profesional no hace otra cosa que intentar gestionar todo lo mejor posible, y aunar esto con una calidad cientca, que le haga sentir todava esa emocin estudiantil. Es de esperar que poco a poco, el mundo de la construccin empiece a comprender y a admitir sin recelos la gura del arquelogo, como

35

alguien que hace autnticos malabarismos para llevar a cabo un trabajo cientco, bajo la presin a la que muchas veces nos vemos sometidos por las necesidades imperiosas y los ritmos de la construccin. Es este un buen marco para reivindicar la excelente calidad cientca que muchos profesionales ofrecen en estos trabajos, muchas veces denostados desde otras esferas. Son muchos los compaeros que an conservan esa emocin al abrir un pequeo sondeo en un casco urbano, ese deseo infantil de realizar un hallazgo, de ser el primero en cientos o miles de aos en ver o tocar algo, de investigar, de desenterrar el pasado, aunque sea en pequeas porciones de seis metros cuadrados. Estas pequeas porciones nos acercan cada da ms a un mapa del conocimiento histrico y arqueolgico de nuestras ciudades. Son adems muchas veces informaciones efmeras, que quiz queden ocultas bajo losas de cimentacin, armados, etc... Por lo que uno queda y debe estar obligado a realizar cada intervencin, cada pequeo trabajo como si de un gran descubrimiento se tratara. Y tras el trabajo del da a da, casi sin tiempo, el profesional tiene que encontrar hueco para desarrollar su verdadera parte vocacional, la de investigar, aqul momento en que todos nos desarrollamos personalmente para poder publicar nuestros trabajos, y dar a conocer a la sociedad la

Historia que esconden nuestras ciudades, nuestros cascos histricos. La difusin de estos conocimientos se realiza tanto a nivel particular, publicando en prensa, libros y revistas los hallazgos, como a nivel colectivo, mediante catlogos, congresos, etc... y sobre todo por medio de exposiciones como la que nos ocupa, en donde se acerca al ciudadano un pedazo de su historia. Es a travs de estas publicaciones colectivas en donde cada uno presentamos nuestra pieza del puzzle, que encaja con la de los otros colegas y nos permite ir completando el mismo, es decir, la parcelacin de los solares se ana y el ciudadano puede entender la ciudad como un todo, como un nico yacimiento.

36

Rodeada de arquelogosElena Cardenal Montero. Archivera.

Leyendo una novela romntica fue como decid, cuando tena unos 12 13 aos, que mi futuro estaba en la Arqueologa, como la herona de la historia. Al nal, despus de muchos aos, result que no, que mi vida estara siempre junto a la Arqueologa, pero no en ella. Y es que la vida real de los arquelogos tiene muy poco que ver con el glamour, ms bien nada. Adems, mis experiencias y tentativas de ser arqueloga nunca resultaron: la primera vez, la posibilidad de ir a excavar a una cueva paleoltica coincida con unas vacaciones en Menorca, y gan la playa. La siguiente vez, despus de pasar un buen rato dibujando un muro en la excavacin de un castillo, me colocaron en una zanja con un pico, y aquello no tuvo nada de divertido. Y la tercera vez, me dieron la oportunidad de ayudar a excavar un muerto, que estaba ya casi desenterrado. Cog mi pincel, empec a retirar tierra, y segua, y segua y segua, buscando el fmur de la pierna derecha. Pero... result que no haba hueso, le faltaba la pierna entera!. As que ya desist. Y desde entonces, como ya he dicho, me he limitado a compartir la vida con los arquelogos, pero siempre desde fuera. Y reconozco que me sigue pareciendo muy entretenido, que me divierte enterarme de las cosas que aparecen y en los contextos en que lo hacen, pero no les envidio.

Lo hara si en cada intervencin que hicieran saliera algo emocionante, nuevo, interesantsimo, que diese luz sobre algn acontecimiento del pasado, que fuese valioso, o sorprendente. Si trabajasen en buenas condiciones, sin morirse de fro o de calor, sin la presin de los promotores, constructores, etc., y si su trabajo estuviese siempre reconocido y apoyado. Pero la realidad es que la mayora de los hallazgos me parecen morralla, restos de cermica que yo ni siquiera distinguira en el suelo de tierra; las veces que aparece algo realmente interesante, alguien de ms altas instancias consigue apropiarse de ello, pasando por encima del arquelogo; los profesionales con los que tienen que lidiar en su trabajo, arquitectos, ingenieros, constructores, peones les consideran ms bien un estorbo del que hay que librarse de cualquier forma, y sobre todo, cuanto antes; e incluso la propia administracin, con sus procesos de tramitacin, pone trabas difciles de justicar ante los clientes. Su trabajo se desarrolla en la calle, de cara al pblico, (cuntas veces he tenido que oir eso de qu fro pas aqu excavando!) pero tambin en las ocinas y laboratorios, realizando informes y planos, lavando, inventariando y dibujando cantidades ingentes de material que queda sepultado y olvidado en los depsitos de los museos, desarrollando una investigacin documental para apoyar sus conclusiones, y muchas otras tareas a las que yo he dejado hace mucho tiempo de prestar atencin.

37

Porque como ya dije al principio, de glamour, nada de nada. A pesar de todo ello, sigo viviendo junto a la Arqueologa y me encanta. Me divierte conocer las cosas que hacen, no me aburro en conversaciones eternas sobre lo que se ha encontrado en tal o cual sitio, me indigno tanto o ms que ellos cuando nos enteramos de alguno de los mltiples y cercanos!- atentados que se producen contra nuestro patrimonio, casi siempre con mnimas o nulas consecuencias. Y es que, a pesar de todo, sigue parecindome una profesin apasionante, porque, como dicen en las pelculas americanas es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Y porque es bonito que todava haya gente que intente, junto con otros profesionales de la Historia y de sus ciencias auxiliares, como es mi caso, averiguar cmo ramos en el pasado, cmo vivamos. Y s que no soy la nica que piensa as, que hay muchos otros cada vez ms, afortunadamente- no relacionados con estos mundos, que estn igual de interesados que yo en echar una mirada a nuestros antepasados. La prueba est en el xito de esta exposicin produccin-, que nos acerca a la vida de los arquelogos, y nos abre los ojos sobre su trabajo cotidiano.

38

Desde Valeria....Teodomiro Ibez Caadas. Alcalde.

Qu difcil es ser alcalde de un pueblo pequeo, de algo ms de cien habitantes, que se encuentra protegido por las Leyes del Patrimonio Histrico y qu placer se siente al ver una obra bien acabada, un edicio recuperado, una calle en sintona con el pueblo....., aunque, en la mayora de ocasiones te haya costado un gran trabajo, encendido debate e incluso algn fuerte disgusto para convencer al propietario correspondiente de la necesidad de redaccin de un proyecto o de la exigencia de direccin tcnica en una obra o del imposible control arqueolgico. Llevaba exactamente un ao como Alcalde cuando, el 20 de Mayo de 2004, tuvo lugar la incoacin del primer expediente sobre la delimitacin de la zona arqueolgica de Valeria. No tena conocimiento alguno de dicha delimitacin, ni de su amplitud, ni de quin fue la idea, pero para algunos vecinos era yo el que lo haba solicitado por la defensa, que siempre he hecho de la cultura como socialista y como maestro. Pareca ser segn ellos que esas cosas slo las promueven los de izquierdas. Apoyamos decididamente el expediente y el decreto que lo protega a sabiendas que nos igualaba a los pueblos declarados conjuntos histricos y comenzamos a desarrollar tareas de convencimiento entre la poblacin, dando los primeros pasos en el cumplimiento de las exigencias que marcaba la normativa, llegando a tener que excavar una cuadrcula como cumplimiento del control arqueolgico presentado para el proyecto de acondicionamiento de la calle Valera de Arriba.39

Nos encontrbamos con el primer problema grave de la legislatura, ni el dinero de la excavacin ni el control estaba contemplado en el P.O.S. (Programa de Obras y Servicios de la Diputacin Provincial) y el Ayuntamiento no tena fondos para llevar a cabo la obra. Se solucion entonces gracias al altruismo de los arquelogos que dirigieron los trabajos y no a una reforma del proyecto. Pero otros problemas parecidos han ido surgiendo a lo largo de estos aos: paradas de obra, reclamacin de proyectos o decisiones necesarias con respecto a la modicacin de estructuras han supuesto no pocos desequilibrios vecinales al equipo municipal con los particulares y con la administracin competente. Lo hemos hecho, sin calcular el desgaste personal y social porque pensamos que nuestro patrimonio puede ser la nica solucin viable para los graves problemas demogrcos, laborales y econmicos que atraviesa el pueblo y porque estamos convencidos de que una buena gestin urbanstica, acorde con las peculiaridades de nuestra localidad, nos llevar al desarrollo que tanto deseamos. Pero para lograrlo debe haber un equilibrio y un espritu colaborador entre los tcnicos -arquelogos, arquitectos, ingenieros, etc.- y el Ayuntamiento pero sobre todo, entre las distintas administraciones. Al arquelogo le corresponde el estudio de los aspectos

cientcos como persona dedicada a descubrir, conservar y difundir las evidencias del pasado; a los arquitectos e ingenieros la redaccin de los proyectos de obra y su direccin; al Ayuntamiento le compete la bsqueda de los canales de inuencia en el desarrollo local; pero al resto de administraciones les corresponde dotarlos no slo del contenido legal para asegurar las tareas de vigilancia o legislacin urbanstica, sino que adems, para tener en cuenta todos los aspectos que inciden sobre la conservacin del Patrimonio, debe disponer de una dotacin de recursos humanos y presupuestarios que le permitan ejercer las labores propias de su responsabilidad, ya que muchos ayuntamientos, por no decir todos, carecemos de esos medios. Es necesario disear, adems, modelos de proteccin urbanstica diferentes y negociados con los propietarios y responsables municipales, segn la localidad, el espacio en el que se va a actuar y la nalidad a la que se va a dedicar. No es lo mismo hoy por hoy, rehabilitar una casa del siglo XVII en el casco antiguo de Cuenca o Toledo, que hacerlo en Valeria o en cualquier otro conjunto histrico. El proteccionismo ocial debe ser igual para un lugar que para el otro desde el punto de vista estricto de la ley, pero ante los distintos intereses de las obras, deben ser tambin diferentes los modelos. Valga como ejemplo la diferencia entre el particular que quiere vivir en el casco antiguo de una ciudad y el regreso de un jubilado, generalmente con escasos recursos, a su pueblo y desea arreglar su casa para

quedarse a vivir el resto de sus das en ella; a los dos debemos exigirles un comportamiento urbanstico y patrimonial acorde con la legislacin, pero la administracin tiene que volcarse un poco ms con el segundo, porque sin en vez de ayudas recibe trabas nos quedamos sin arreglos urbansticos y sin pueblo. Estoy seguro, para terminar, de que si la Administracin provincial y regional aplica estos modelos negociados, entre lo privado y lo pblico, apoyando con tcnicos, para no olvidar el lado cientco y con presupuesto, para la correcta realizacin de las obras, habremos conseguido la defensa de un recurso que, en nuestro caso, no slo es esencial, sino existencial.

40

Arquelogo?, pues habr que tenerlo...Juan y Jess Ramos Caracena. Constuctores y contratistas.En estos ms de veinte aos de trabajo en varias ciudades y pueblos construyendo, reformando o rehabilitando inmuebles cada vez se van sumando mas cuestiones o requerimientos por la administracin que llegan a convertirse en inasumibles, y la obra termina por no realizarse. Desde los aparejadores y el proyecto tcnico, el arquitecto y la OCT Ocina de Control Tcnico-, el seguro decenal, la seguridad y desde hace unos aos, la supervisin del arquelogo. Todos ellos van y vienen de las obras y tienes que ajustarte a los presupuestos para rentabilizar el trabajo contratado, tu trabajo, pues llegar a un modicado es hacer de nuevo la obra y el tiempo siempre es la cuanta que ms nos repercute a todos. La primera vez que nos pidieron la supervisin de un arquelogo en una reforma general en el casco antiguo, a la hora de solicitar la licencia, no lo entendamos entonces aunque ya habamos contratado en obras de carreteras o gaseoductos como apoyo en las que hasta que l no estaba no se abra una zanja. Pero hoy, despus de muchas obras en las que se han encontrado restos de muros y cientos de piezas, tampoco lo tenemos nada claro. Hasta ahora, lo hemos tenido cuando se han realizado las excavaciones y cimentaciones, donde se haca un vaciado del solar, que adems suelen ser poco amplios y complicados de acceder para la maquinaria adecuada, que hemos ido adquiriendo poco a poco. Se puede decir que hemos tenido suerte, pues el inconveniente que tenemos es no podemos seguir trabajando en la obra hasta que l termina, ya que ni merece la pena ni puedes seguir en otra zona del edicio. Te marchas a otra obra y cuando acaba, continas, pero nunca sabes cuando va terminar por mucha prisa que le pidas. En muy pocos casos hemos tenido que modificar una o varias zapatas para conservar un muro y la mayora de los entramados de madera se encontraban secos y se podan reaprovechar, pero donde haba que cambiar la estructura y hacer un modicado, es cambiar el proyecto y eso es un nuevo coste aadido y tiempo perdido. Las parcelas o los edicios en los que hemos trabajado se encontraban bien conservados y se han reaprovechado forjados y cimentaciones originales, pero en alguna ocasin no sabemos qu sentido tiene conservar y hormigonar uno o varios muros en un stano que le impiden al cliente hacer un trastero o meter dos coches en el bajo. El particular tiene saber de antemano que una obra en estos lugares le va a suponer un gasto muy fuerte que adems no va a aprovechar, y si no el solar o el edicio se quedar sin reformar o construir. Lo lgico sera en estos solares y parcelas pedir el estudio arqueolgico, como se hace en otros casos con el geotcnico, antes de que se proyecte la obra y el propietario, el promotor o el contratista conocera de antemano si le interesa construir, reformar, rehabilitar o esperar hasta encontrar un buen comprador o como ha pasado en muchos casos, abandonarlo hasta su ruina...41

Por otra parte, si nos lo exigen tambin en las rehabilitaciones, como hemos visto ya a otros contratistas, pues tendremos que tenerlo y aceptarlo. Pero como ocurre en otros sitios, los ayuntamientos o el patronato los deberan tener en plantilla como tienen sus arquitectos y aparejadores, para hacer que esos trabajos no repercutieran en los particulares aunque luego supervisaran las obras que lo necesitan. O al menos, cuando licitaras a cualquier concurso en una de sus obras sabras lo que te vas a encontrar, y al igual que cuento con un aparejador o un arquitecto, tendra un arquelogo cuando lo necesitara y as las obras no seran tan lentas, pues hasta que no pasan por todas las autorizaciones no hay forma de comenzar, pues siempre se puede dar el caso del doble lo y nunca quieres que te salga algo. En cualquier caso, cuando se conservaran restos en los solares siempre tendran que ser visitables y as los propietarios o la comunidad, si no pueden aprovecharlo de alguna forma como puede hacerlo un comercial que instala un local en el que se pueden ver los restos, cederles el uso de plazas en garajes pblicos del casco o compensar en otros impuestos. De momento, cuando tenemos que contratarlo y aparece algn resto, me habla de la historia de esta zona o de aqulla otra y cuando acaba su trabajo me pasa las copias de muchos informes que no me sirven para nada.

42

En busca del equilibrio, la verdad y el respeto.Jess Corroto Briceo. Arquitecto.

Cuntos conictos por no saber mirar, cuntos atentados al patrimonio por dejarse llevar por el orgullo, cuntos enemigos de la historia por querer imponer nuestra versin de la misma, cuntos edicios sin alma, cuntas piedras desubicadas, cuntos desencuentros por no escuchar. Me encuentro bien, s,....... entre arquelogos y arquitectos amigos de las piedras!. Pero ocurre que algunos compaeros de profesin haciendo gala de su ttulo malinterpretan y colocan su huella, su rma. Y esto no es malo... si integras, complementas, respetas, pides permiso a su historia y mejoras un edicio que lleva en pie mas tiempo de lo que cualquiera de nosotros podemos vivir. Me gustara decir que llegar a este punto de encuentro, de bienestar, no es fcil ni cmodo, ni mucho menos causa del azar. Hace ms de diez aos en la Escuela de Aparejadores pens que esto de la rehabilitacin era una forma romntica de realizar un trabajo, pero nadie me cont que era muy difcil el equilibrio, que los lmites son sutiles, que la verdad se camua y las ideas, los conceptos, se encuentran escondidos. Desde mi punto de vista la relacin profesional entre arquelogo y arquitecto, tan mal llevada por unos e incmoda para otros, debe ser complementarIa y no una lucha de poder, un concurso por ver quin de los dos es el mas esnob o el mas conservacionista atado al barco de Chanquete del no nos movern.

La evolucin en la interpretacin del patrimonio nos ha llevado a la colaboracin; no dejas de ser arquitecto, (de verdad, nadie me ha quitado el ttulo todava), cuando un arquelogo ha tenido una buena idea y se ha llevado a cabo. Del mismo modo, ningn arquelogo ha dejado de serlo cuando eres ms proteccionista que con el lince Ibrico y te pones al frente de los olvidados, de los materiales y los espacios que pasan desapercibidos ante los guardianes de la cermica, las piedras y los metales. Les muestras rehabilitaciones de tejados de caizo y jara en mal estado, de tapial escondido (como tiene que estar y ha estado toda la vida); te empeas en mantener la estructura portante de una escalera carcomida, endeble y difcil de verla til en la actualidad; sorprendes al mantener un tabique que aparentemente estorba porque a un iluminado, es decir a t mismo, se te ocurri demolerlo cuando redactaste el proyecto, y recticas en la intencin de hacer desaparecer para siempre a un triste tabique de entramado de madera y panderete, sin valor ni proteccin, por otro estupendo de pladur... 30 mseros centmetros mas a la izquierda. Creo que algunos pensaran que los arquitectos nos estamos volviendo locos porque somos algunas veces ms radicales que ellos. Pues no, creo que esta actitud se resume en tres ideas:

43

1.- Ser un poco humildes, y no ante los tcnicos colaboradores, que tambin, sino ante el edicio y su historia. Tener el sentido comn y el equilibrio para respetar el patrimonio, pero no tratar de hacer un lugar inhabitable o llevar al extremo las decisiones que causen destruccin ante la falta de empata por las necesidades. 2.- Redactar un proyecto abierto y exible. Las personas que nos dedicamos a la rehabilitacin no debemos ser perezosas, ni pensar que lo pensado y diseado con esfuerzo est por encima de los restos arqueolgicos que aoren, o de los elementos que nos sugieran formas de reciclar y poner en valor ahorrndonos energa y materiales. 3.- Abordar la rehabilitacin como una aventura llena de motivaciones, de retos, y no de conictos y problemas. Deberamos apostarnos que esta vez vamos a distribuir el espacio colocando el saln encima de una bveda romana, que comunica a travs de una escalera de caracol con una biblioteca, que aprovecha el hueco que se practic por ignorancia hace 60 aos, y que de paso nos facilita la ventilacin cruzada, cumpliendo sin saberlo el Cdigo Tcnico de la Edicacin.

44

Slo un eslabn ms en la cadenangel Gmez Castao. PromotorMuchos de nosotros, la primera vez que vimos a un arquelogo hacer su trabajo fue en la pelcula En busca del Arca perdida. All Indiana Jones se deshaca de la competencia a golpe de ltigo y revolver para al n recuperar el valioso objeto que depositara en un museo para disfrute de todos. En la vida real el trabajo de recuperar esos objetos enterrados durante siglos resulta quizs menos blico y ms rduo. Es muy posible que de todos los estudiantes que nalizan una carrera universitaria, los arquelogos sean los que realizan un mayor esfuerzo fsico, trabajando a campo abierto en invierno y verano, siempre enfangados de barro y teniendo al mismo tiempo que contentar a constructores, promotores y Administracin. En una ciudad com