arnold gehlen - el hombre como ser carencial
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Arnold Gehlen: el hombre como ser carencial
Hace ya mucho tiempo, se observ que el hombre considerado morfolgicamente constituye, por as
decirlo, un caso excepcional. En los dems casos, los progresos de la naturaleza consisten en la
especializacin orgnica de sus especies, o sea, en la formacin de adaptaciones naturales, cada vez ms
eficaces, a determinados ambientes. Gracias a su constitucin especfica, un organismo animal se
mantiene en una multitud de condiciones a las cuales est ajustado sin que vayamos a preguntar aqu
cmo se produjo esta armona. Ahora bien, si se considera al ser humano tericamente, advirtense
algunas caractersticas que enumeraremos.
1. Est orgnicamente desvalido, sin armas naturales, sin rganos de ataque, defensa o huida, con
sentidos de una eficacia no muy significativa; los rganos especializados de los animales superan con
creces cada uno de nuestros sentidos. No est revestido de pelaje ni preparado para la intemperie, y ni
siquiera muchos siglos de auto observacin le han aclarado si en verdad posee instintos, y cuales son.
Esto se comprob hace mucho tiempo; lo sealaron tanto Herder (1772) como Kant (1784). [...] Esta
retardacin, a la cual le debe el hombre un exterior como quien dice embrionario, es un elemento
aclaratorio sumamente valioso, porque permite comprender tambin otras propiedades humanas, sobre
todo el perodo desproporcionadamente largo de desarrollo, la prolongada etapa de desvalimiento del
nio, la tarda maduracin sexual, etc. Todas estas caractersticas se engloban bajo el concepto de falta
de especializacin, que justifica el describir y comparar al hombre en oposicin al animal. [...]
2. Adondequiera que miremos, vemos al ser humano propagado por toda la tierra y sojuzgando cada vez
ms la naturaleza, a pesar de su desvalimiento fsico. No es posible indicar un ambiente, una suma de
condiciones naturales y originarias indispensables para que el hombre pueda vivir, sino que lo vemos
conservarse en todas partes: en el polo y en el ecuador, en el agua y en la tierra, en el bosque, en el
pantano, la montaa y la estepa. Vive como ser cultural, es decir, de los productos de su actividad
previsora, planificada y mancomunada, que le permite procurarse, transformando previsora y
activamente, conjuntos muy diversos de condiciones naturales. De ah que se pueda llamar esfera cultural
a la respectiva suma de condiciones iniciales modificadas por su actividad, en las cuales slo el hombre
vive y puede vivir. Por eso, algunas tcnicas de obtencin y elaboracin de alimentos; algunas armas,
actividades y medidas comunes organizadas para protegerse de enemigos, de la intemperie, etc., forman
parte del haber cultural an de las civilizaciones ms rudimentarias, y en rigor no hay hombres
propiamente primitivos, esto es, sin ningn grado de cultura.
Los productos de esta actividad planificada y transformadora, incluidos los respectivos materiales y
recursos intelectuales -ideas, imgenes-, deben contarse entre las condiciones de vida fsicas del hombre,
enunciado que no rige para ningn animal. Las construcciones del castor, los nidos de las aves, etc.,
nunca estn planificadas de antemano, sino que resultan de actividades puramente instintivas. De ah que
llamar al hombre Prometeo tenga un sentido exacto y razonable. [...]
As pues, el hombre es un ser carencial orgnicamente (Herder), no apto para vivir en ningn ambiente
natural, de modo que debe empezar por fabricarse una segunda naturaleza, un mundo substitutivo
elaborado y adaptado artificialmente que compense su deficiente equipamiento orgnico. Esto es lo que
hace dondequiera que lo vemos. Vive, como quien dice, en una naturaleza artificialmente convertida por
l en inofensiva, manejable y til a su vida, que es justamente la esfera cultural. Tambin se puede decir
que l se ve biolgicamente obligado a dominar la naturaleza.