armando silva. el desplazamiento a una estética ciudadana del artificio
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Presentación de la ponencia de Armando Silva sobre Imgainarios Urbanos y Estéticas Ciudadanas en el Congreso de Afacom, Universidad de Manizales, 2003.TRANSCRIPT
El desplazamiento a una estética ciudadana del artificio.
(Imaginarios sociales y estética ciudadana de Armando Silva)1.
Carlos Fernando Alvarado
Facultad de Comunicación Social y Periodismo.
Universidad de Manizale.
Para comenzar debo confesar que al leer el trabajo del profesor Silva no dejo de
pensar que entre los múltiples aspectos que toca, hay uno que a mi modo de ver es
sumamente relevante sin ser la intención fundamental de su esfuerzo. Tal no es
otro que el desplazamiento del problema estético a un lugar donde no sufra el
desprecio sufrido en otros tiempos como un modo legítimo de explicar o hacer
referencia a la condición humana. No olvidemos que su presensación lleva por
título Imaginarios sociales y estética ciudadana, dejando una provocativa
consigna al descubierto: la relación entre los imaginarios que anticipan, en el caso
urbano, las ciudades colectivamente evocadas y el peso del esfuerzo estético en
materia de ciudadanía donde el problema de lo público parece difuminarse. La
cuestión es que se señala sutilmente la necesidad de trasladar la discusión en el
caso del arte de las ciudades actuales, por ejemplo, a un nuevo nivel; superar la
noción de cuño clasicista que lo asume como una actividad inútil, o desinteresada
al estilo del neokantismo estético, que termina por relegar sus propios productos a
simples objetos de decoración para museos, con fines conmemorativos, para
asumir la necesidad de integrarlos a los flujos de la vida post-industrial, revaluando
los medios tradicionales, encontrando otros nuevos y cumpliendo un rol capital en
las sociedades contemporáneas.
El arte dice el profesor Silva no puede mantenerse bajo la categoría de ilusión que
le niega, en algunos casos, la posibilidad de ser asumido como una de las formas
simbólicas que determina el modo de auto construirnos como seres humanos y
1 Este texto procura ser una segunda voz al documento “Imaginarios sociales y estética ciudadana” del profesor Armando Silva, presentado en el marco del XXI encuentro académico de AFACOM celebrado en la ciudad de Manizales en el mes de agosto de 2003. Su lectura se llevó a cabo luego de la intervención del profesor silva con la intención de develar algunas de las capas profundas de su trabajo para así ampliar el marco de discusión de una obra que viene desarrollando desde hace algunos años en torno al problema estético y al desarrollo de los imaginarios urbanos en América latina y que indudablemente se ha convertido en un lugar obligado para los interesados en esta materia.
debe desplegarse hasta el punto de permitir la orientación creativa de los propios
ciudadanos respecto a los fenómenos urbanos actuales. Una de las proclamas que
resuenan actualmente sobre al problema del arte y la ciudad, incluyendo la
mentada discusión sobre arte público (lugar neurálgico del problema hace algunos
años), propende por un tipo de reconciliación entre el espacio urbano y los
procesos de orden artístico; es decir el arte deja su condición de ornamentación
para convertirse en una figura central al momento de diseñar el espacio físico de la
ciudad.
Ello por supuesto para resaltar el vínculo entre arte y ciudad, pero lo que aquí está
en juego es la revaloración completa de lo que entendemos por estética. En pocas
palabras un intento de superar una disciplina que da cuenta del equilibrio formal
de las expresiones, fruto de la sensibilidad humana, en favor de un discurso sobre
el artificio como herramienta de auto construcción que tiene como dispositivo la
imaginación que, en el caso del trabajo del profesor, dispara los imaginarios
sociales de los ciudadanos del mundo.
Por ello el profesor Silva ha insistido profundamente en establecer un puente entre
las expresiones estéticas de los ciudadanos del nuevo milenio luego de la, en
algunos casos, acelerada disolución de los estados nacionales y del creciente
proceso de mundialización de las actuales naciones, con los imaginarios sociales de
sus habitantes, asociados con la proyección de sus propias evocaciones para
impactar el espacio real de ciudad. Los imaginarios, nos dice, son una categoría
cognitiva que permite hacer referencia a la experiencia humana en tanto existe una
vida social y del mismo modo pone sobre el papel el profundo vínculo que dichos
imaginarios poseen con el modo de determinar las espacialidades y
temporalidades, dadas las nuevas geografías por el movimiento mismo de los
habitantes, sean desplazamientos internos o movimientos de migración y los
nuevos modos de usar el tiempo tras dichos cambios; y, podríamos enfatizar, en el
modo de organizar el tiempo en tanto los imaginarios parecen jugar con el futuro,
como bien lo señala el profesor, anticipar hacia donde se mueve ese juego colectivo
que desborda la ciudad y, como también lo insinúa, la des-territorializa.
Ahora permítaseme aquí hacer una digresión para darle otro orden a los elementos
que pone en juego el profesor Silva. Espacio y tiempo, que como vimos son vitales
para el proceso de comprensión de la ciudad, son formas puras de la sensibilidad
como bien nos lo ha enseñado el hecho de vivir por algo más de dos siglos bajo la
estela kantiana. El apartado dedicado a estudiar dichas formas puras de la
sensibilidad en su obra capital recibe por nombre estética trascendental y explica
cómo se organizan los objetos del mundo fenoménico, de modo tal que puedan ser
conocidos legítimamente, pues se les otorga un lugar en el espacio y una posición
en el tiempo. No podemos olvidar, por otro lado, que Kant había resaltado a la
imaginación como una facultad activa que pone en contacto el mundo de las formas
puras del entendimiento, los conceptos puros, con la sensibilidad. Algo así como
que, efectivamente, el trabajo imaginativo que determina en colectivo los
imaginarios sociales, pone en contacto, mutatis mutandis, las evocaciones de los
ciudadanos con un mudo físico que llamamos urbe.
Para regresar el problema estético, recordemos que este campo como disciplina,
pese a estar aunado al desarrollo espacial y temporal y al tratamiento de las formas,
no se agota en un simple proceso de explicación del goce. Actualmente debe
encaminarse a un proceso de comprensión de las disímiles rutas que recorren las
creaciones humanas. Eso implica en el fondo crear las nuevas especialidades
urbanas e imaginar los posibles usos temporales dados los imaginarios sociales
vigentes. Se trata de asumir, en relación con la vida ciudadana, cómo puede
diseñarse el espacio público de intercambio y cómo las aceleradas temporalidades,
que se fragmentan con la virtualización de la ciudad o las tele-ciudades, cambian el
modo de proyección colectiva.
En el fondo se desea resaltar que lo estético no está asociado a un modo de asumir
la ornamentación de la vida urbana, sino de buscar un horizonte en el cual se abran
fisuras para los imaginarios sociales y se pueda recuperar el uso de lo público en
tanto construcción imaginaria; pues ¿cómo construir una vida pública sino se
reconoce entonces la transformación de las actúales urbes y al parecer, como señala
el profeso Silva, la no correspondencia ente ciudad y urbanismo? o ¿el hecho de
que el propio auto cuidado depende de que los consumos gestados por estos
colectivos sociales vayan aunados a una vitalización de la idea de estética que no le
depare un lugar destinado al simple discurso sobre la armonía o el equilibrio y
apunte a la posibilidad de auto construcción, al asumir la idea de que la creación es
un atributo a la mano de los mismo imaginarios?
Por ello la intervención del profesor silva nos deja con la cuantiosa tarea de seguir
profundizando en esa interesante noción de estética ciudadana. Las pistas están
cautelosamente difuminadas y la multiplicidad de lo estético parece ser la primera
que salta a la vista. La resistencia a un modelo estético univoco es prácticamente un
imperativo. Incluso el miedo a la imposición de una estética aséptica asalta el texto
del profesor. Imponer un modelo estético como se intenta hacer en algunas de
nuestras ciudades, en lo que algunos denominan “estéticas de laboratorio”, no
puede ser la directriz como puede pasar en las urbes de países como Norteamérica
donde los suburbios, nuevas concentraciones de vida ciudadana, operan bajo
criterios estandarizados de funcionalidad que asumen como constante la
uniformidad en el diseño urbanístico.
Pensar el peso de una estética ciudadana implica, a mi modo de ver, la forma de
mantener activos diferentes estilos de construcción de ciudad, en tanto los mismos
imaginarios colectivos se pueden llegar a fragmentar y así, producir nuevas aristas
en las mentalidades urbanas. Porque seguramente el espectáculo nómada del que
participamos al recorrer la ciudad como una gran postal turística, el cual nos
recuerda el profesor Silva cuando habla de la ciudad como desplazamiento, implica
diferentes recorridos dentro del mismo espacio físico, pero, a la vez, diferentes
mapas de ciudad dentro de un grupo de usuarios.
Por supuesto esa figura del ciudadano debe comenzar a evaluarse en tanto implica
superar la idea clásica de un hombre con espacios públicos definidos y asumir el
tránsito que el profesor sugiere por la construcción y sostenimiento de dichos
espacios. El ciudadano debe conciliarse con su vida urbana y dejar de pensarse
como una ficha fuera del juego; es decir de la misma manera que el arte actual
clama por conciliarse con el espacio físico de la urbe, la auto constitución estética
del ciudadano debe integrarse en lo urbano, entre los imaginarios sociales y la
ciudad real que se expande vertiginosamente.
¡Muchas Gracias!