argentina en el siglo xix

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LENGUAJE DIGITAL / 2011 corte integrador Alumnas: Bovina Martijena, Florencia Gaido, Gabriela Eugenia. Profesora: Mayra Farías B

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Compilado de textos expositivos de la Argentina durante finales del S XIX

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Page 1: Argentina en el siglo XIX

LENGUAJE DIGITAL / 2011corte integradorAlumnas:Bovina Martijena, FlorenciaGaido, Gabriela Eugenia.Profesora: Mayra Farías

B

Page 2: Argentina en el siglo XIX

ÍNDICE

Los conventillos

Partidos Políticos

Ley de Educación

Común 1420

La Campaña del Desierto

El Ferrocarril

3

5

9

11

13

Idea y dirección: Mayra, FaríasTextos: Arrigo, Carla; Bovina, FlorenciaGaido, Gabriela; Giacone, Magalí; Machado, Marta; Pernochi, Sol; Rinaldi, Belén; Zapata, CarlaRedacción y corrección: Amado, BibianaDiseño y compaginación: Bovina, Florencia y Gaido, Gabriela.

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Los Conventillos

Uno de los propósitos de los gobiernos corres-pondientes al periodo de 1862-1880 era integrar a la eco-nomía argentina en el circuito productivo mundial y a la di-visión internacional del trabajo. La demanda de productos primarios por parte de los países centrales llevó a los dirigentes de Argentina a estimular e incrementar la activi-dad agropecuaria y las consecuentes exportacio-nes. Para ello fue necesario realizar algunas ac-ciones, que sortearían dificultades reinantes, como ser: la atracción de capitales que serían in-vertidos sobre todo en infraestructura y produc-ción; el desarrollo de los medios de transporte y comunicación destinados a la circulación de bienes, información y mano de obra, como por ejemplo los ferrocarriles; adquisición de nuevas tierras destinadas a la producción mediante la lla-mada conquista del desierto y por último la capta-ción de mano de obra de bajo costo, la cual se lo-graría mediante las políticas de inmigración y co-lonización. Como consecuencia de la aplicación de tales medidas, el período posterior a 1880 se ca-racterizó por tener gran estabilidad política y económica proveniente del aumento de produc-ción que permitía un gran porcentaje de exporta-ción. Con respecto a la última de las acciones cita-das, la llegada de los inmigrantes, se realizaron diversos programas de la mano de los grupos go-bernantes y la elite terrateniente. Sin embargo, sólo algunos de los recién llegados pudieron gozar de las promesas de un espacio de tierra. En Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes principalmente, reci-

bieron extensiones de campo, subsidios, semillas y animales, con el objetivo de que comenzaran una vida digna y próspera. Aquellos que se esta-blecieron en Buenos Aires no fueron recibidos de la misma forma ya que los grandes hacendados porteños quienes era dueños de casi todo el terri-torio, no propiciaron la subdivisión del espacio, por lo que los inmigrantes terminaron como arrendatarios o peones de dichos latifundistas. De los tantos que llegaban al puerto, unos cuantos venían con un puesto de trabajo, por lo que el Estado argentino les otorgaba gratuitamen-te un boleto de tren hacia destino. Otros se hospe-daban por unos días en el Hotel de Inmigrantes: un sitio creado con el fin de alojar la creciente masa de extranjeros que pisaban por primera vez, día a día, nuestro suelo. En el asilo sólo podían permanecer entre tres y cinco días, para luego buscar su propio techo. La excesiva oferta de trabajo causó una sobrepoblación de las ciudades emergentes, viajeros que no pudieron dirigirse a la zona de producción agropecuaria y tuvieron que instalarse en la zona urbana. La precaria situación de los recién llega-dos hacía utópica la idea de contar con una resi-dencia propia, ni siquiera podían alquilar vivien-das particulares, y el precio de los hoteles era irrisorio para sus bolsillos. Algunos especulado-res notaron esta situación y comenzaron a adqui-rir antiguas casonas del barrio norte que se erigían obsoletas, desiertas tras la epidemia de fiebre amarilla que causó el éxodo de las familias tradicionales. Así fue como estos vetustos edifi-cios fueron convertidos en gallineros, suma de pequeñas y precarias habitaciones improvisadas, de rudimentarios servicios sanitarios que servi-

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Gabriela GaidoArgentina

rían de endeble techo para la demanda poco exigente. De esta forma nacieron los primeros conventillos de Buenos Aires.Se designaron con ese nombre que derivaba de una expresión irónica española, el convento como prostíbulo. Su parecido radicaba en el pequeño tamaño y en el amueblamiento, una o varias camas. Aún se conservaban los rasgos coloniales de las viviendas, que alguna vez habían destilado lujo y confort, y de alguna manera, estas características moldearon la forma de vida de los conventillos. Las habitaciones daban a un patio central, que se convirtió en el lugar de convivencia y sede de reclamos comunes. Allí se forjaron familias, desamores e intercambio de idiomas y tradicio-nes, en este panorama nació el Tango y el Sainete como género teatral. La ciudad no estaba preparada para recibir en tan poco tiempo a tantas personas, por lo que el agua potable se hizo esperar. Por lo tanto el Estado debió dar una respuesta a esta situación: en el patio de distribución de cada vivienda había un piletón que era abastecido periódicamente por carros aguateros. Los enfrentamientos entre los huéspedes eran constantes, y durante los meses de verano, la falta de agua era intolerable. Además, no había redes cloacales y los baños eran compartidos, se calcula que cada diez habitacio-nes había un retrete y un lavabo común. Esta situación provocaba epidemias como el cólera, la fiebre amarilla, el paludismo, los parásitos y las infecciones. En algunos casos había cocinas comunes, pero lo más frecuente era que se cocinara en los cuartos o en algún rincón del patio. La tradición estaba explícita en la preparación de las comidas de cada familia: por ejemplo, los piamonteses y genoveses comían legumbres crudas, queso y pan, en cambio, los criollos comían puchero, plato típico argentino de las clases más bajas. A pesar de la precariedad y miseria de las vivien-das, los precios de los alquileres resultaban eleva-dos para su capacidad adquisitiva. De a poco creció el descontento en los pasillos de las caso-nas hasta que los conventillos se convirtieron en focos de conflicto. Los cobradores debían pasar a

recolectar la renta custodiados por la Policía. Además los pagos debían realizarse en tiempo y forma, de lo contrario, el inquilino moroso era desalojado por la fuerza pública, sus muebles se subían a un carro municipal y eran transportados a un depósito. Millones de inmigrantes pisaron nuestro suelo con las ansias de un pedazo de tierra, de un traba-jo y una vida digna repleta de paz y abundancia. Poco a poco, las ilusiones y fantasías de prosperi-dad se esfumaron como el vapor de los barcos.

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A través del tiempo, en los diferentes estados, han existido grupos de personas que se han diferenciado en la actividad política por sus opiniones y principios ideológicos. A estas agru-paciones se las puede denominar partidos políti-cos. Éstos presentan una organización interna es-tableciendo un proyecto, donde se visualiza la esencia del pensamiento del partido y su objetivo primordial es acceder al poder para llevar a cabo sus principios. La actividad política en Argentina, en sus comienzos, estaba en manos de un reducido grupo de personas pertenecientes a familias tra-dicionales, la intervención del resto de los ciuda-danos era escasa y no demostraban interés alguno, ya sea por que la participación en la vida política no era igualitaria, por los fraudes electo-rales que se realizaban o bien por la democracia restringida que sufrían los ciudadanos.

En aquella época, no era posible diferen-ciar los programas de gobierno ni las plataformas electorales, por lo cual los partidos se distinguían entre sí más por razones personales que por dife-rencias sustanciales de ideas. A través del tiempo fueron conformándose diversas agrupaciones que presentaban sus ideas y proyectos, a los cuales fueron adhiriéndose gran parte de la población, según sus preferencias.

A partir de la reforma electoral, planteada en base al proyecto de ley de Roque Sáenz Peña en 1912, comienzan a consolidarse y reorganizarse los partidos políticos. Entre las agrupaciones po-líticas predominantes de principios de siglo se encontraban: la Unión Cívica Radical, el Partido Demócrata Progresista y el Partido Socialista.

PartidosPolíticosPrimera Parte

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Bovina M. M. Florencia Argentina

En relación al primero, tenía un programa basado en la vigencia plena de la Constitución. Estaba conformado por hombres de distinta posi-ción social, que se negaban al apoyo del fraude político que ejercía el régimen dominante. Por su parte, el Partido Demócrata Progresista, plantea-ba sus ideas como liberales, de progreso y critica-ban fuertemente a los conservadores. En relación al tercer partido, los socialistas, lo integraban gran parte de trabajadores e inmigrantes, quienes planteaban reformas sociales para mejorar su si-tuación y poder participar en el Congreso. Con el paso de los años, cada partido fue bifurcándose para crear otros nuevos que compartían en algu-nas ocasiones las mismas ideologías y principios.

Hoy en día coexisten diversas agrupacio-nes, derivadas de aquellos primeros grupos de personas que establecieron sus bases políticas dominantes en la época, las cuales presentan principios fijos que guían su accionar partidista y que constituyen la brújula que marcará su rumbo.

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PartidosPolíticosSegunda Parte

Los primeros partidos políticos en con-solidarse a partir de 1880 fueron: el Partido De-mócrata Progresista (PDP), la Unión Cívica Radi-cal (UCR) y el Partido socialista (PS).

El Partido Demócrata Progresista, que se origino en la Liga del Sur, y tuvo como presidente a Lisandro de la Torre, tuvo su origen en la liga del sur. Este partido participo en la reforma de la constitución de Santa Fe donde influyó, en gran medida con su objetivo de progreso. Dicha cons-titución garantiza la estabilidad del empleo pu-blico, establece las condiciones de la jornada de trabajo, fija el salario mínimo, otorga una vivien-da a los obreros, el descaso dominical y la promo-ción de la colonia agraria.

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Carla ZapataArgentina

Por su parte, la UCR se creó el 2 de julio de 1891. Su programa esta basado en la vigencia de la constitución Nacional. Tras la ruptura de lo que hasta ese momento se conocía con el nombre de Unión Cívica se fundo lo que hoy en día se conoce como Unión Cívica Radical. Este partido estaba integrado por los seguidores de Alem y por las fa-milias de buena posición que se negaban a apoyar el fraude político que ejercía la elite dominante.

Finalmente el Partido Socialista se fundó en 1896. Su programa estaba basado en la obten-ción de reformas sociales que mejoraran la situa-ción de los trabajadores y la representación en el congreso. Dicho programa establecía la legisla-ción directa del pueblo, la jornada de trabajo, la educación laica, gratuita y obligatoria hasta los 14 (catorce) años y la anulación de la privacidad.Este partido estaba integrado por habitantes de la ciudad y por trabajadores inmigrantes y otras na-cionalizaciones, este partido impulso la naciona-lización de los inmigrantes en el país, les otorgo el derecho a votar.

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Ley de Educación

Común 1420

El sistema educativo argentino, hacia 1870, con contaba con un sistema escolar único. Esto no quiere decir que no hubiera escolariza-ción, por el contrario al escuela elemental tenía amplia difusión, aunque la acción del estado fuera limitada, en este sentido.

La situación educativa era compleja debido a que existía una población por demás he-terogénea culturalmente como consecuencia de las masivas inmigraciones europeas de personas analfabetas, a quienes era necesario formar como ciudadanos que integran un Estado en vías de consolidación y respondieran a un ideal de Nación.

Por otro lado, había disparidad de institu-ciones, como colegios de enseñanza de conoci-mientos mínimos o preparatorios, un magisterio corporativo y en conflicto con el Estado y, por ultimo, falta de profesionalismo en los docentes. En este marco, aparece la Ley de Educación Común 1420, aprobada el 8 de julio de 1884, que ocupó un lugar central debido a la gran relevancia de dicho estatuto.

La disputa acerca de la misma fue uno de los debates más intensos y largos en el Congreso Nacional. Distintos tipos de ejes como la ense-ñanza religiosa, la escuela mixta y el control del Estado sobre la educación, fragmentaron a la élite gobernante del ochenta. Las principales discon-formidades se centralizaron en la identificación común de la necesidad de una ley de educación, la gratuidad y la obligatoriedad de las escuelas.

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María M. MachadoArgentina

Uno de los temas más tratados consistió en la inclusión de contenidos religiosos en los programas escolares. Coexistían opiniones con-trapuestas acerca del papel de la iglesia en la so-ciedad y el Estado. Finalmente, la ley decretada no hizo mención al carácter laico de la educación, pero la instrucción religiosa quedó a disposición voluntaria con el permiso de los padres y con la posibilidad de serlo.

La ley sancionada estableció la educación primaria obligatoria, que suponía la existencia de la escuela pública al alcance de todos los niños; y gratuita, para que todos tuvieran acceso a un con-junto de mínimos saberes y desarrollados de modo gradual. Por último, la formación de maes-tros, el financiamiento de las escuelas públicas y el control de la educación, privada o pública, quedó en manos del Estado.

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La Campañaal desierto

La Conquista del Desierto o Campaña del Desierto fue una campaña militar llevada a cabo por el gobierno argentino contra las naciones ma-puche y ranquel, con el objetivo de obtener el do-minio territorial de la Pampa y la Patagonia oriental, hasta entonces bajo dominio indígena.

Antecedentes

La Pampa y la Patagonia constituyó una amplia región de los pueblos originarios, que nunca pudo ser conquistada por los europeos, y que desde el siglo XVII se fue unificando bajo la cultura mapuche. Recién a fines del siglo XIX, Ar-gentina y Chile, lograron ocupar la región me-diante la guerra contra los indígenas. Durante el siglo XVI, se produjeron las primeras confrontaciones entre los españoles y el pueblo originario que habitaba la región pampeana, los pampas ó querandíes, una vez integrados a la cul-tura mapuche en el siglo XVIII.

Tanto los pampas y mapuches, ocupantes de esos territorios, como los españoles y gauchos libres, se dedicaron a la caza de esos animales, lo que llevó a enfrentamientos entre unos y otros. Entre los siglos XVII y XVIII los mapuches impu-sieron su cultura a la mayor parte de los pueblos indígenas que habitaban la pampa y la Patagonia. El origen social de los gauchos está relacionado con este proceso de mestizaje.

Tras la independencia en 1816 Argentina mostró una abierta intención de ocupar las tierras de los ranqueles y mapuches. Las ofensivas coor-dinadas por Martín Rodríguez en 1823 y Juan Manuel de Rosas en 1833, tuvieron como objetivo conquistar nuevos territorios en poder de ran-queles y mapuches, causando grandes bajas a estos últimos. Para la segunda mitad del siglo XIX, tanto Argentina como Chile se dispusieron a con-quistar completamente los territorios habitados por los mapuches. En 1872 el jefe ranquel Cuful-curá, con un ejército originario de 6.000 comba-tientes, atacó las ciudades de General Alvear, re-sultando muertos 300 criollos

La campaña de Alsina

En 1875, Adolfo Alsina, , se presentó al gobierno con un plan que más tarde describió como apuntar a poblar el desierto y no a destruir. Entonces se firmó un tratado de paz con el cacique Juan José Catriel, sólo para ser roto corto tiempo después cuando atacó junto al cacique Namuncu-rá, Los originarios continuaron sus ataques al re-colectar vacas de las chacras en la provincia de Buenos Aires y el sur de la provincia de Mendoza, pero la hallaron difícil para escapar con los ani-males que hacían su marcha lenta y tuvieron que enfrentar a las unidades de patrullaje que los se-guirían. Después de que Alsina muriera en 1877, Julio Argentino Roca fue nombrado nuevo Minis-tro de Guerra y prosiguió su trabajo.

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Carla ArrigoArgentina

La campaña de Roca

Roca, creía que la única solución contra la amenaza de los pueblos de origen era extinguir-los, subyugarlos o expulsarlos. A finales de 1878, empezó la primera ola para "limpiar" la zona, a través de ataques sistemáticos y continuos a los establecimientos de los indígenas. Muchos esta-blecimientos fueron construidos en la cuenca de estos dos ríos, así como también en el río Colora-do. Por mar, algunos establecimientos fueron erigidos en la cuenca sur del río Santa Cruz, prin-cipalmente por colonos galeses.

La campaña final

Roca siguió a Nicolás Avellaneda como presidente. Creyó que era imperativo conquistar el territorio al sur del río Negro lo más pronto po-sible y ordenó la campaña de 1881 bajo el mando del coronel Conrado Villegas. Dentro de un año, Villegas conquistó el territorio de la actual pro-vincia de Neuquén. La campaña continuó presio-nando a la resistencia de los pueblos originarios más al sur, para luchar la última batalla, el 18 de octubre de 1884. El último grupo rebelde de más de 3.000 miembros, se rindio dos meses después en la actual provincia de Chubut.

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El Ferrocarril

Hacia fines del siglo XIX y principios del XX comenzó, en Argentina, un proceso de reorga-nización económica. Para lograr este objetivo, la nación llevo a cabo una serie de proyectos de gran auge, dentro de los cuales se halla el desarrollo de los ferrocarriles. Hacia mediados del siglo XIX hubo una consolidación empresaria de la red ferroviaria (EFEA). Este fue un fortalecimiento del sistema férreo que se debió en gran medida gracias a la ex-pansión del modelo agroexportador basado en la producción agrícola y ganadera que fue un moti-vador para llevar a cabo el proyecto que facilitaría el tráfico de estos productos.

Comenzó de esta manera a tenderse la red férrea por todos los sectores del país donde hu-biera producción agrícola o ganadera. Este tendi-do tuvo auge entre 1870 y 1914 y estaba trazado en forma de abanico, con cabeceras en las capitales por donde pasaba y con una totalidad de vías que desembarcaban en el puerto de Buenos Aires no por simple coincidencia. Al contrario, esta dispo-sición perfectamente diseñada, era la más óptima para facilitar el traslado de la producción de los sectores ya mencionados hacia el puerto, donde más tarde serían exportados. De este modo se aceleraban los tiempos, se podía exportar más y se disminuían los costos.

Es de suma importancia aclarar que en primer lugar los capitales para lograr realizar dicha infraestructura fueron argentinos. Sin em-bargo, las inversiones fueron en su mayoría ex-tranjeras: principalmente inglesas y en menor medida francesas.

A pesar de los grandes beneficios que produjo este nuevo medio de transporte, dos dé-cadas y media después de su consolidación, el sis-tema cayó debido a dos causas: la caída del tráfico de cargas en un 50% y la disminución del tráfico de pasajeros tanto de la región metropolitana como de la interurbana.

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Magalí GiaconeArgentina

Por otro lado, varios años más tarde, ya hacia fines del siglo XX, ciertas razones ma-croeconomías como la hiperinflación, el déficit fiscal y la caída de reservas, llevaron al gobierno de la época a tomar medidas. Uno de los aspectos que tuvo en cuenta fue el transporte. El régimen llevo a cabo, de este modo, un proceso de privati-zación del sistema férreo. Como consecuencia de esta acción se constituyó la empresa ferroviaria nacional, Ferrocarriles Argentinos.

Concluyendo, a pesar de que hoy en día el ferrocarril no es el medio de transporte por exce-lencia, es necesario tener en cuenta que la dispo-sición de las vías y la gran exportación que se dio gracias al mejoramiento ferroviario y las facilida-des que este atrajo, fueron el motor del desarrollo y poblamiento del país. Paralelo a esto, y no menos importante, dio origen a numerosos asen-tamientos urbanos en todo el país.