araucanización de la argentina (notas)

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(NOTAS) ARAUCANIZACIÓN DE LA ARGENTINA -Historia Mapuche 1: Incas y españoles - expansión en la Pampa y en Patagonia -LA MAPUCHIZACIÓN DE LAS PAMPAS -El complejo Tehuelche 6 - Araucanización -La Conquista del Desierto La araucanización de la pampa: A fines del siglo XVIII la frontera sur de la Intendencia de Buenos Aires pasaba por las guardias y fortines avanzados de Melincué, Rojas, Salto, Carmen de Areco, Mercedes, Navarro, Lobos, Monte, Ranchos y Chas- comús, y el grueso de la vida activa se desarrollaba en un círculo de pocas leguas cuyo centro obligado era el puerto. Más allá de esa línea solo existían establecimientos aislados y algunas reducciones misioneras sobre la costa atlántica, como Concepción de los Pampas y Nuestra Señora de los Desamparados. El resto era el De-

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(NOTAS) ARAUCANIZACIÓN DE LA ARGENTINA -Historia Mapuche 1: Incas y españoles - expansión en la Pampa y en Patagonia -LA MAPUCHIZACIÓN DE LAS PAMPAS -El complejo Tehuelche 6 - Araucanización -La Conquista del Desierto La araucanización de la pampa: A fines del siglo XVIII la frontera sur de la Intendencia de Buenos Aires pasaba por las guardias y for¬tines avanzados de Melincué, Rojas, Salto, Carmen de Areco, Mercedes, Nava¬rro, Lobos, Monte, Ran¬chos y Chas¬comús, y el grueso de la vida activa se desarrollaba en un círculo de po¬cas leguas cuyo centro obligado era el puerto. Más allá de esa línea solo existían establecimientos aislados y algunas reducciones misioneras sobre la costa atlántica, como Concepción de los Pampas y Nuestra Señora de los Desamparados. El resto era el Desierto, indomable y misterioso reducto de pampas y patagones, que se extendía hasta el estrecho de Magallanes.

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Page 1: Araucanización de la argentina (NOTAS)

(NOTAS)

ARAUCANIZACIÓN DE

LA ARGENTINA

-Historia Mapuche 1: Incas y españoles - expansión en la

Pampa y en Patagonia

-LA MAPUCHIZACIÓN DE LAS PAMPAS

-El complejo Tehuelche 6 - Araucanización

-La Conquista del Desierto

La araucanización de la pampa:

A fines del siglo XVIII la frontera sur de la Intendencia de Buenos Aires pasaba por las guardias y fortines

avanzados de Melincué, Rojas, Salto, Carmen de Areco, Mercedes, Navarro, Lobos, Monte, Ranchos y Chas-

comús, y el grueso de la vida activa se desarrollaba en un círculo de pocas leguas cuyo centro obligado era el

puerto. Más allá de esa línea solo existían establecimientos aislados y algunas reducciones misioneras sobre

la costa atlántica, como Concepción de los Pampas y Nuestra Señora de los Desamparados. El resto era el De-

Page 2: Araucanización de la argentina (NOTAS)

sierto, indomable y misterioso reducto de pampas y patagones, que se extendía hasta el estrecho de Maga-

llanes.

Los dilatados territorios del Sur habían suscitado la curiosidad de los europeos desde los días del Descubri-

miento, y entre los viajeros y expedicionarios célebres que reconocieron sus costas y regiones interiores a lo

largo de los siglos XVI, XVII y XVIII podemos citar a colonizadores, marinos, misioneros, exploradores y natu-

ralistas como Garay, Hernandarias de Saavedra, Bougainville, Anson, Cook, Cardiel, Mascardi, Falkner,

Villarino, Amigorena, Azara, etcétera.

La multiplicación del ganado caballar y vacuno traído por los españoles en los territorios de la actual

provincia de Buenos Aires, sur de Córdoba y Santa Fe, a favor de las excepcionales condiciones climáticas y

naturales de la pampa húmeda, había convertido a dicha región en el eje de la vida económica de indios y

blancos, y basta señalar en este sentido, para forjarse una idea aproximada de su importancia, que según

cálculos de don Félix de Azara un área de 42 mil leguas cuadradas contenía hacia 1750 la nada desdeñable

suma de 48 millones de cabezas de ganado cimarrón, esto es, sin dueño conocido. Los vastos territorios del

Sur, como dijimos, eran a comienzos del siglo XVIII el habitat de numerosas parcialidades indias, que se

escalonaban desde Tierra del Fuego hasta las cercanías del río Negro en yaganes, onas, alacalufes y

tehuelches, y desde la cordillera de los Andes hasta el Atlántico, en una amplia franja que abarcaba las

actuales provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa, sur de Mendoza, San Luis, Córdoba y Buenos Aires,

en huiliches, pehuenches, ranqueles, vorogas y pehuelches, etc. Las tribus que ocupaban esta última franja, y

que fueron en líneas generales las protagonistas más activas de la lucha contra el blanco, o huinca,

pertenecían -con la excepción de algunos grupos de dudosa raíz autóctona al gran tronco mapuche (de

origen chileno, como generalmente se admite), y habían comenzado a ocupar dichas regiones en el

momento mismo de la Conquista (siglo XVI).

El problema de la dispersión de los araucanos (o mapuches, en un sentido más genérico) por las pampas

argentinas se ha prestado desde temprano a las más diversas y opuestas conjeturas, y aun en nuestros días

no se ha elaborado una síntesis satisfactoria y más o menos definitiva sobre tan compleja cuestión. De todos

modos parece evidente que los mapuches comenzaron su lento proceso de migración hacia las fértiles tierras

del Este sobre el filo del siglo XVI. como lo prueban algunos documentos relativos a sus tratos comerciales

con los indios de la vertiente cordillerana oriental, que los habían antecedido en la ocupación.

La presencia de los araucanos es ya evidente a comienzos del siglo XVII, y hacia 1708 se los encuentra plena-

mente asentados sobre el río Quinto y en las proximidades de Salinas Grandes, efectuando arreos de ganado

cimarrón hacia Chile; e inclusive se tienen referencias, una década después, de sus guerras contra los

tehuelches, que venían avanzando a su vez desde el sur patagónico.

El proceso de penetración desde Chile se verificó en forma lenta y sostenida, en estrecha vinculación con el

empleo del caballo, la relativa debilidad de los primitivos pobladores y la fabulosa riqueza tanto del ganado

cimarrón como de la fauna autóctona (guanacos, avestruces y ciervos pampeanos), que constituían el núcleo

de su nueva economía cazadora.

Los mapuches -que antes de convertirse en cazadores y depredadores de las llanuras, por asimilación del

caballo, habían sido agricultores superiores- impusieron muchos de sus rasgos culturales a los núcleos

pámpidos y patagónicos que encontraron en su avance, en un proceso que se conoce con el nombre

de araucanización de la pampa. En esta intrincada madeja de préstamos y contactos intervinieron también

los blancos que se movían a lo largo de la línea de fronteras (contrabandistas, pulperos, vaqueadores,

misioneros, pobladores, soldados, etc.), quienes, a su vez, hibridaron fuertemente muchas de las pautas

culturales indígenas.

Ganado cimarrón, cautivos y tributos

Page 3: Araucanización de la argentina (NOTAS)

La presencia de los indios no tardó en convertirse en un serio problema para las autoridades coloniales, que

vieron constantemente amenazada por ellos su débil línea de fronteras. Desde el siglo XVIII, en efecto, el

abundante ganado cimarrón -verdadera mina de la que se extraían los cueros, sebos y astas que constituían

la fuente de recursos exclusiva de Buenos Aires-, resultaba un señuelo igualmente tentador para indios y

blancos. Los primeros extendían sus correrías con frecuencia cada vez mayor, llegando en algunos casos

hasta las mismas inmediaciones de Buenos Aires, y los segundos hacían lo propio en dirección inversa,

buscando ganado salvaje en el mismo corazón de Tierra Adentro.

A lo largo de los siglos XVIII y XIX una de las actividades principales de los indios -además de la caza para el

trueque de cueros y plumas, que se verificaba con los pulperos y pobladores más avanzados- fue la

apropiación de ganado, actividad que llegó a adquirir una importancia fundamental en su vida económica,

pues el grueso porcentaje no destinado al consumo de las tribus era negociado en Chile -y también, en

menor mediada, en nuestro país- a cambio de patacones, ropas, bebidas, tabaco, platería y otros elementos

más o menos suntuarios a que eran aficionados.

Las costumbres indias se habían alterado profundamente con la presencia de la hacienda cimarrona y en

especial con la comentada aparición del caballo, que había convertido en nómades a tribus primitivamente

sedentarias, e impulsado a muchos grupos indígenas a abandonar su antigua condición de agricultores para

dedicarse a la caza del abundante ganado que vagaba por las despobladas llanuras pampeanas. Cuando este

ganado comenzó a escasear, debido a las intensas "vaqueadas" llevadas a cabo por los "accioneros" criollos y

españoles, el indio se consideró con derecho suficiente para proveerse en las nuevas estancias del norte del

río Salado, con las previsibles consecuencias.

Como es fácil comprender, la ocupación de tierras que consideraban suyas, o la interferencia en la libre

disposición de las haciendas alzadas (o marcadas, según los casos), agravada por ataques muchas veces

alevosos por parte de los huincas, se convirtió para los indios en un agravio mayor que justificó sus

expediciones punitivas. Tiempo después los progresivos contactos con la línea de fronteras fueron mo-

dificando el carácter económico y cultural de base de los arreos de hacienda cimarrona y del malón, y les

otorgaron un tono cada vez más difuso (no específicamente abastecedor), que con el tiempo derivó en pillaje

organizado y sistemático

Años más tarde descubrieron un nuevo y provechoso filón en la percepción de tributos, práctica iniciada por

los blancos para tranquilizar la línea de fronteras o para obtener la libertad de cautivos, que los indios

convirtieron rápidamente en una verdadera industria. Para tener idea de la importancia que los pampas

asignaban a los tributos y regalos basta con recorrer la correspondencia que recibían constantemente las

autoridades, y en la cual los caciques pedían, con absoluto desenfado, desde centenares de cabezas de

ganado hasta pomadas para el pelo o zapatos con tacos Luis XV.

Pero la percepción de tributos, vale la pena recordarlo, no fue un renglón con el que prosperaron exclu-

sivamente los indios. Basta releer la correspondencia a que hacemos referencia, o las valientes denuncias

realizadas por jefes de frontera como el coronel Álvaro Barros, para adivinar el porcentaje que se quedó

entre las uñas largas e insaciables de muchos proveedores pulperos y comandantes.

Con respecto a los cautivos conviene recordar, independientemente de la consideraciones económicas

implícitas en las dilatadas maniobras y regateos a que daba lugar su rescate que entre los araucanos existía

des de los tiempos primitivos la costumbre de vengar agravios mediante e exterminio del causante y el

apresamiento de su familia, amigos y aliados, lo que se verificaba, como ya dijimos, a través del malón

ejercido en forma colectiva y solidaria.

Conviene detenerse brevemente en un aspecto económico de gran importancia, que comienza a confi-

gurarse en estos años. Nos referimos a los saladeros, o establecimientos destinados a la preparación de

Page 4: Araucanización de la argentina (NOTAS)

carnes saladas para la exportación a los mercados esclavistas del Brasil e Indias Occidentales. La expansión

del saladero (hacia 1810 el único técnicamente avanzado era el que poseía John McNeile en Ensenada), con

sus exigencias de carnes de mayor calidad y conservación, significaba un freno para la actividad centrada en

el cuero, que había constituido hasta entonces el rubro más importante de la provincia, Coherentemente con

este proceso de sustitución económica la Primera Junta declaró libre de derechos la extracción de carnes

saladas, tasajo, lenguas, tocinos, etc., concesión que se amplió más tarde a los barriles y herramientas

necesarias para la elaboración de carnes saladas. En 1815 se instaló en Quilmes el saladero de la firma Rosas,

Dorrego y Terrero, y al mismo tiempo el gobierno adoptó diversas medidas para limitar las matanzas

indiscriminadas del ganado, rigiendo la exhibición de los certificados de propiedad de las reses faenadas.

Este nuevo fenómeno y la adopción de medidas de control como las comentadas se tradujo inmediatamente

en una nueva valorización de las haciendas y de los campos de pastoreo, que comenzaban a extenderse

sobre territorios anteriormente reconocidos a los indios. Pocos años después del decreto de libre extracción

la vieja frontera del río Salado resultaba naturalmente estrecha para los hacendados y saladeristas de la

provincia. Pero no solo se adoptaron medidas contra los indios. A partir de 1815 la actividad de los cuerpos

de milicias también se dirigió contra los gauchos sin propiedad u ocupación conocida —los rezagos de la

"época del cuero" y la "vaquería", sin ajuste a la nueva situación económica—, a los que se reputaba como

"vagos y mal-entretenidos" y se destinaba al servicio de fronteras o a trabajar durante dos años con un

patrón determinado: "Todo individuo que no tenga propiedad legítima de qué subsistir será reputado en la

clase de sirviente, debiéndolo hacer constar ante el juez territorial de su partido. Es obligación que se muña

de una papeleta de su patrón, visada por el juez. Estas papeletas se renovarán cada tres meses. Los que no

tengan este documento serán tenidos por vagos...

Para transitar esta papeleta debe ser visada y con licencia del juez. Se castiga a los vagos con cinco años de

servicios en el ejército de línea.

Los que no sirvan para este destino, están obligados a reconocer un patrón, a quien servirán por obligación

durante dos años..."

Indios y milicianos

La frontera bonaerense de 1815 era aproximadamente la misma de fines del siglo XVIII, dividida en su zona

interior en seis regiones militares con un fuerte como cabecera. La conmoción provocada por la organización

de los ejércitos de los Andes y del Norte, el peligro de la invasión portuguesa, la inminencia de la expedición

de Morillo y las presiones ejercidas por los caudillos, obligaron a desatender transitoriamente la vigilancia de

los indios, hasta el punto de que los únicos cuerpos que custodiaban activamente el tránsito a Buenos Aires

desde los territorios del Sur eran los blandengues del capitán Ramón Lara, con asiento en Kakel y Chascomús.

El período comprendido entre 1816 y 1820 fue fundamentalmente de reorganización de los cuerpos de mili-

cia y de esporádicos golpes por parte de ambos bandos, con unas paces inestables suscriptas con

los ranqueles por el activo Feliciano Chiclana, uno de los pocos blancos con una visión justa y comprensiva —

teniendo en cuenta la naturaleza de los intereses en juego— del problema indio.

La apatía de algunos y el temor de otros permitió que el director Pueyrredón expidiese en 1816 un decreto

que estimulaba la participación en la lucha contra el indio mediante la concesión de gracias para la

adquisición de tierras públicas, gracia que alcanzaba especialmente a quienes contribuyesen materialmente

a la organización de expediciones y que veremos repetirse en distintos momentos a lo largo de esta historia.

Sin embargo las precarias condiciones en que se desempeñaban los milicianos le hacía decir a Cornelio

Saavedra en 1819: "A los soldados de estos regimientos, formados por milicias, cuesta mucho contenerlos

porque no se les pasa por el Estado gratificación alguna, ni siquiera para rancho, en cuyo caso están todos los

demás de la frontera, de lo que resulta que cada vez que se trata de relevarlos cuesta infinito trabajo y

Page 5: Araucanización de la argentina (NOTAS)

muchas veces no se consiguen". Se organizan, no obstante, algunos cuerpos especiales, como los famo-

sos Colorados del Monte, creados y costeados por Juan Manuel de Rosas para la vigilancia de fronteras y

para el cuidado de sus dilatadas estancias. En este terreno —tan ligado a sus intereses— Rosas había dado a

conocer su opinión al Directorio en un interesante proyecto suscripto por una Sociedad de Labradores y

Hacendados, y en forma práctica a través de sus estrechos y beneficiosos contactos con los indios, a los que

acogía y utilizaba como peones en sus establecimientos, al igual que Ramos Mejía en su estancia Miraflores.

Los cautivos

Los indios, como ya anotamos, conservaron a lo largo del siglo XIX la primitiva costumbre de tomar cautivos,

y agregaron en esta forma a las habituales depredaciones de ganado un factor de permanente inquietud

para las poblaciones fronterizas. Las versiones sobre la vida de los cautivos —cuyo número a lo largo de

ambos siglos resulta de problemática dilucidación— son igualmente contradictorias y varían desde la pintura

escalofriante de torturas y vejaciones sin cuento (los versos de Hernández sobre la residencia de Cruz y Fierro

en las tolderías son ejemplo excelente de la visión señalada), hasta la imagen quizá idílica de una total y

convincente (acaso feliz) asimilación a las pautas de la toldería, como lo demostrarían las palabras del

ingeniero francés Narciso Parchappe cuando refiere que en oportunidad de la expedición del coronel Rauch

contra las tribus del Sur "numerosas mujeres blancas que rescató, huyeron para volver con los indios.

Durante las marchas nocturnas se arrojaban de las grupas de los caballos, donde las llevaban los soldados y

se fugaban a favor de las tinieblas".

Ambas versiones son indudablemente ciertas, y se conocen numerosos testimonios responsables que las

ratifican con pareja convicción y ligeros retoques. La permanencia entre los indios y la asimilación a sus

pautas vitales dependían, ciertamente, de variables de edad, clase y temperamento, a las que obviamente

exponían a dura prueba las peculiaridades culturales de la vida tribal, agravadas en este caso por la condición

servil del cautiverio. Es tan cierta, en este sentido, la versión casi optimista de la cautiva que había

establecido vínculos maritales y tenía hijos casi indios (el caso de Dorotea Bazán, referido por Mansilla), o del

cautivo que había logrado la protección de algún cacique o capitanejo principal por sus habilidades, valor o

conocimientos (el caso del francés Guinnard, secretario de Calfucurá), como la versión dramática de aquellos

que añoraban la familia y el hogar perdido y no soportaban el trato salvaje de los pampas.

Publicado 14th March 2009 por Alejandro IORAS

FUENTE: http://guadasociales.blogspot.com.ar/2009/03/la-araucanizacion-de-la-pampa.html

RELACIONADO: http://tierradevientos.blogspot.com.ar/2012/06/los-mapuche-de-argentina.html

Historia Mapuche 1: Incas y españoles -

expansión en la Pampa y en Patagonia Región original - Incas - españoles - comercio - adaptaciones - expansión mapuche a la Pampa y a Patagonia -

producción e intercambio - comercio y guerra

Page 6: Araucanización de la argentina (NOTAS)

Mapa del territorio de

los Mapuche in el estado

de Chile de hoy (2011):

Primero el territorio de

los Mapuche fue hasta

el valle Illapel (1540),

después al río Bio Bio

(1641 y 1880), y en 2003

solo hasta Angol [1].

Huemul [5]

presentado por Michael Palomino (2011)

de: María Espósito; en: Diccionario Mapuche mapuche-español / español-mapuche; personajes de la

mitología; toponimia indígena de la Patagonia; nombres propios del pueblo mapuche; leyendas; Editorial

Guadal S.A., 2003; ISBN 987-1134-51-7

Incas y españoles

Los Mapuche entre el valle de Illapel y la isla de Chiloé

En el siglo XVI. los mapuches vivían en lo que los conquistadores llamaron Arauco o Araucania, las tierras

comprendidas entre el valle de Illapel al norte y la isla de Chiloé al sur, en el actual Chile.

Así el territorio original de los Mapuches tenía su frontera 281 km. al norte de Santiago de hoy y se extendió

hasta la isla de Chiloé [web01].

Primero vinieron los Incas, después los españoles, pero la defensa fue fuerte

Los españoles lucharon duramente en esos años para conquistar a los araucanos, pero no pudieron dominar

a ese pueblo guerrero y tenaz. Anteriormente, hacia fines del siglo XV, los incas habían penetrado en las

tierras mapuches, y parecería ser que, en la zona norte, ejercieron su dominio, aunque no hubo una

absorción de su cultura (p.230).

La cerámica incáica fue adaptada, más no (p.236).

Comercio con los europeos - los Mapuche adaptan el caballo, crían vacas y ovejas - comercio con los tribus

de Patagonia y emigraciones a Patagonia

Page 7: Araucanización de la argentina (NOTAS)

Lo cierto es que ya en el siglo XVI, en medio de idas y vueltas, de ataques y contraataques, se fue

desarrollando entre los dos bandos, blancos e indios, un comercio fluido. Los mapuches adoptaron

rápidamente el caballo, un compañero que pronto se hizo casi imprescindible, y comenzaron a criar vacas y

ovejas, que obtenían en los malones (ataques rápidos [web02]). Además, empezaron a intercambiar bienes

con tribus del otro lado de la cordillera. Cada vez más a menudo, algunos grupos entraban en la Pampa y la

Patagonia en busca de ganado y mercancías. Desde el siglo XVIII, muchas tribus se establecieron

definitivamente en lo que hoy es la Argentina (p.230).

Mapa con el territorio Mapuche en Chile y Argentina [2]

Cruzando la Cordillera

Mapuches colonizando la Pampa y Patagonia con comercio - "araucanización" de la Pampa y del norte de

Patagonia

En el territorio que hoy llamamos Argentina, los mapuches se encontraron con aborígenes bastante distintos

de ellos. Sin embargo, durante los años de relación comercial, los pueblos del norte de la Patagonia y de La

Pampa se fueron modificando, adoptando costumbres de los mapuches. Y cuando éstos se instalaron en la

región, varios pueblos, como los Pehuenches, adoptaron primero la lengua mapuche, el

(p.230) mapudungun, y luego, muchos elementos de su cultura. El idioma fue usado desde que el comercio a

uno y otro lado de la cordillera se hizo fluido. Como el inglés de nuestros tiempos [en el siglo XX] ,

el mapudungun se convirtió en una lengua conocida para parlamentar con españoles y grupos indígenas,

para intercambiar bienes, para entenderse con los misioneros que recorrían la región.

Mapa de los Mapuches en la llanura y los Pehuenches en la Sierra alta [3]

En total se encuentra aquí los Picunches (en el norte), los Lafkenche (en la costa pacífica), los Mapuches (en la región de Temuco), los Pehuenches (al

este de Temuco en la Sierra

Page 8: Araucanización de la argentina (NOTAS)

alta), los Puelches (al este de Valdivia en la

Sierra alta), y los Huilliche (al sur de Valdivia).

Al tener un idioma en común, también fueron difundiéndose las creencias religiosas, los relatos, las

tradiciones.

Sin embargo, también los mapuches fueron variando sus costumbres, adaptándose a vivir en una llanura

bastante diferente de la que conocían. Cambiaron su vivienda, su vestimenta, sus armas de caza y otros

rasgos, incorporando hábitos y tecnología de los pueblos de esa región. Este proceso de mezcla de aspectos

culturales de pueblos de la Araucania con los de los pueblos de La Pampa y el norte de la Patagonia es

conocido como araucanización.

Las comunidades recién instaladas fueron llamadas según el lugar en que habitaban: manzaneros (los que

vivían en la cordillera neuquina), salineros (en las salinas pampeanas), etcétera (p.231).

Producción e intercambio

Los Mapuches con pez, mariscos, plantas, y ganado importado de Europa

Los mapuches fueron, en sus orígenes, un pueblo de cazadores y recolectores, que practicaba una agricultura

en pequeña escala.

Según el lugar en que habitaban, obtenían diversos productos. En Chile, los grupos que se establecieron

cerca de las costas del océano Pacífico pescaban y recolectaban mariscos. En la zona cordillerana se recogían

Page 9: Araucanización de la argentina (NOTAS)

plantas silvestres (desde piñones de araucaria hasta frutillas) y hongos. Además, cazaban guanacos y

huemules.

Guanaco [4]

Antiguamente, también criaban llamas, que (p.231) luego fueron reemplazadas por las ovejas. De los

españoles adoptaron, además del caballo, las vacas, las gallinas y patos europeos, y los cerdos. Los distintos

pueblos intercambiaban los productos típicos de su zona.

Cuando se trasladaron a la Argentina, aprovecharon lo que les daba la tierra en esta nueva zona, como las

manzanas en Neuquén. Siguieron cazando y practicando la agricultura. Cultivaban maíz, quinoa (una planta

de la que se aprovechaban hojas y granos), papa, calabaza, habas, cebada y trigo (p.232).

Mapa con los estados de Chile y Argentina con las provincias argentinas Neuquén,

Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego [6]

Page 10: Araucanización de la argentina (NOTAS)

Comercio y guerra

Menos ganado cimarrón - y los españoles trasladan la "frontera blanca" siempre más al sur - los Mapuches

ejecutan ataques y robos contra granjas españoles en su territorio

En el siglo XVIII, los mapuches controlaban el comercio de ganado que iba desde La Pampa hasta los pasos

cordilleranos neuquinos y pasaba a Chile. Pero para esa época comenzó a escasear el ganado cimarrón

(animales domésticos todavía salvajes escapados [web03]) y, al mismo tiempo, se trasladó la frontera

"blanca" cada vez más sobre territorio indígena. Así, los aborígenes comenzaron a organizar grandes malones

(ataques rápidos [web02]), ataques a pueblos o estancias, donde, por la fuerza, se apropiaban de ganado y

cautivos. Las mujeres, sobre todo, se consideraban valiosas; generalmente se convertían en esposas de algún

indio (p.232).

Fuentes

[web01] Illapel: http://es.wikipedia.org/wiki/Illapel

[web02] malón: http://es.wikipedia.org/wiki/Malón

[web03] http://es.wikipedia.org/wiki/Cimarrón

Fuentes de fotos

[1] Mapa con el territorio Mapuche en Chile:

http://losindigeasenlacolonia.blogspot.com/2010/05/mapas.html

[2] Mapa con el territorio Mapuche en Chile y Argentina: http://nuevomundo.revues.org/2405

[3] Mapa con los Mapuches y los Pehuenches: http://elblocdelafranylaly.blogspot.com/

[4] Guanaco: http://de.wikipedia.org/wiki/Guanako

[5] huemul: http://www.profesorenlinea.cl/fauna/Huemul.htm

[6] mapa con Chile y Argentina con Neuquén, Rio Negro, Chubut etc.:

http://patagonialsur.wordpress.com/mapa-de-la-patagonia/

FUENTE: http://www.am-sur.com/am-sur/Mapuche/Esposito_historia-ESP/historia01-incas-espanoles-

pampa-patagonia.html

LA MAPUCHIZACIÓN DE LAS PAMPAS

LA ARAUCANIZACIÓN DE NUESTRAS PAMPAS

La historia de nuestro Tandil tiene además de los hombres por todos conocidos, otros que pertenecen al

pasado más remoto y que es de aborígenes que habitaron este suelo, luego de haber desplazado a los

pampas. Algunos adquirieron fama y llegaron hasta nosotros por sus hazañas o antihazañas.

En este artículo-seguramente polémico especialmente para quienes no comparten los términos- trataremos,

apretadamente, de dar un panorama de lo que fue el proceso de araucanización de nuestra llanura

pampeana y la consiguiente desaparición de los verdaderos antiguos habitantes-dueños de estas tierras.

En el tomo I de nuestra "Historias del Tandil", dimos a conocer el poblamiento más antiguo de la zona. Los

estudios más recientes reafirman que pobladores provenientes de allende los Andes, del actual Chile más

exactamente, invadieron nuestro territorio y paulatinamente fueron absorbiendo a las culturas originarias de

Page 11: Araucanización de la argentina (NOTAS)

estas llanuras, sobre cuya denominación hay varias teorías-posturas-denominaciones- pero que en definitiva

se trató de aquellos que llegaron tempranamente del sur patagónico y aquí se instalaron como nómades con

sus costumbres, su o sus lenguas y que estaban cuando vinieron los primeros españoles, en el siglo XVI. Son

varios los autores que a ellos los denominaron pampas, pero que es abarcativo de varios otros, presentando

prima facie una confusión en la que todavía no hay un acuerdo definitivo, al menos que nosotros

conozcamos.

LOS PAMPAS Vocablo de origen quechua que significa llanura, denominó a estos indígenas citados por varios de los

viajeros y por los misioneros jesuitas desde el siglo XVII en adelante, que los encontraron en estas extensas

tierras y más exactamente entre las sierras del Tandil y las de Ventania o Casuhati-en lengua pampa-como los

aborígenes que las poblaban desde muy antiguo, denominados-según el autor- también como serranos y

confundidos en algunos casos con nombres como los de borogas y otros.

Si nos atenemos a los valiosos estudios del más importante tehuelchista, Rodolfo Casamiquela, esta zona fue

poblada tempranamente por los tehuelches septentrionales, también denominados guénaken o günuna -

kena., conocidos posteriormente también como puelches, pero ya bajo dominación araucana, dado que el

nombre en esa lengua significaba “habitantes o gente del este” (puel: este y che: gente). Misioneros jesuitas

como Falkner, a mediados del siglo XVIII, los llamaron chechehet (Ver “Entre los Pampas de Buenos Aires”).

Lo cierto es que desde Sánchez Labrador en su Paraguay Cathólico y otros misioneros contemporáneos

suyos, los pampas aparecen como los pobladores indiscutidos de esta zona. Ya el padre Ovalle (1643) citaba

a los pampas y algunas de sus costumbres y hasta sus armas: boleadoras, arco y flecha, describiéndolos

además como grandes caminadores por sus características nómades, al igual que lo hicieron los padres

Falkner y Lozano.

Algunos autores- incluidos locales- han insistido hasta el cansancio en ensalzar a los araucanos o mapuches,

como los habitantes más importantes de nuestra zona, dejando de lado cómo fue que llegaron a dominar

estos territorios y posteriormente imponer lo más destacado de cualquier conquista: su cultura y su lengua.

La más antigua referencia en la zona sobre relaciones entre pampas y araucanos la hizo Juan de Garay

cuando en 1582 recorrió la zona bonaerense hasta lo que es hoy la actual Mar del Plata y dejó testimoniado

el comercio de intercambio y si bien son muchos los autores que hablan de una gradual y pacífica

dominación por parte de los araucanos- a los que luego y más recientemente, comenzó a denominarse

mapuches ( gente de la tierra)-, los hay, en contraposición, quienes refieren sus cualidades guerreras y su

apropiación de las tierras de la zona pampeana por vía de la conquista, posterior mestización con las mujeres

pampas y la cuasi desaparición de los hombres de ese origen. .Lo cierto es que aquí quedó plasmado lo que

en la historia universal se considera como el signo de la dominación total: la impronta de su cultura y

especialmente de su lengua, y en ese sentido debemos aceptar que prácticamente casi todos los topónimos

que hoy se usan son mapuches. De la lengua de los primitivos pobladores casi nada quedó, sólo algunas

pocas palabras tales como: casu, cerro; gleter, padre; meme, madre; het, gente; kel, zorrino; chui, país; ya,

cacique; tehuel, sur; auenk, lengua; yagep, agua; apubiuk, sol; atek, tierra; kua, yo y keman, tu, entre otras

pocas.

Lo cierto es que en el siglo XVIII y más decididamente en el siguiente, fueron los absolutos dominadores de

nuestras tierras hasta el oeste y norte patagónicos, llegando hasta las proximidades de la misma Buenos

Aires.

Así las cosas, resulta difícil sostener que los primitivos habitantes de nuestras tierras fueron los araucanos-

mapuches, cuando en realidad fueron-a la luz de los siglos-los recién llegados, casi como los blancos, con

quienes se enfrentaron y se aliaron en vaivenes socio-políticos-militares. Fueron en realidad el último

elemento indígena que se estableció en el país, en un proceso aún no acabadamente estudiado y sujeto a

polémicas.

En estas consideraciones no faltan las posturas extremas de uno y otro lado y desde exaltar a Calfucurá como

Page 12: Araucanización de la argentina (NOTAS)

un genio estratega, en una sesgada visión de los malones-por ejemplo-a tratar de genocida a Roca, contra la

posición de quienes sostienen que fue quien geopolíticamente actuó por razones de estado en la necesidad

de preservar la Patagonia bajo soberanía argentina, ante la posibilidad cierta de su chilenización por arte del

agresivo poblamiento araucano o chileno.

Un estudioso, científicamente el más importante, en materia de los aborígenes patagónicos, el ya citado

Rodolfo Casamiquela, se ubica decididamente en esta tesitura, lo que le valió numerosos encontronazos con

la dirigencia mapuche actual de la zona patagónica. En tanto, ideologizados autores como Osvaldo Bayer,

quieren borrar de la historia a Roca, que no hizo sino cumplir con el mandato de la Ley Nº 215 .dictada por el

Congreso Nacional de la República Argentina.

¿Cuál es la verdad?

Puede haber interpretaciones, visiones diferentes, lo que no puede haber en ciencias es dos verdades sobre

un mismo tema. Como decía Unamuno “no me dividan la verdad”, verdad hay una sola….interpretaciones

puede haber varias, sobre todo tratándose de ciencias sociales.

Casamiquela sostiene que: “Estudié y aprendí que primero vino el mundo tehuelche paleolítico, muy antiguo.

Los antepasados de sus antepasados se remontan a 10 mil o 12 mil años atrás y evolucionan en la Patagonia.

Mucho después de la llegada de los españoles, alrededor de 1600, el caballo permite que los tehuelches

copen todo el ámbito pampeano y Neuquén. En esa misma época empieza la mapuchización”.

..........

“Hubo un sincretismo religioso y. lo tehuelche se mapuchizó. Pero el mapuche como pueblo estaba del otro

lado de la cordillera.”

..........

“Por ello digo que acá no había ningún mapuche en 1865 y que recién llegaron en 1890, digo que es la

historia, no la invento”.

........

“En 1960 como un homenaje, el Primer Congreso del Área Araucana Argentina propuso que a los araucanos

se les dijera Mapuche como en Chile”

……..

”.Los primeros se radican en el centro de La Pampa en 1820 y en 1890, al sur del río Limay Negro, los

primeros pobladores de origen chileno fueron los mapuches.”

Por su parte Martínez Sarasola sostiene que “…los araucanos acceden al poder de la zona pampeana por a) la

extinción de los caciques tehuelches en La Pampa y Río Negro y b) las victorias militares, procesos que

culminarán ya en el siglo XIX con la llegada de Calfucurá a Salinas Grandes ” que señalará le hegemonía

definitiva de los araucanos”

Norberto Ras va más atrás en el tiempo y recuerda los desastres ocasionados por los araucanos a los

tehuelches entre fines del siglo XVIII y principios del XIX en Longuiñeo, Senguer y Piedra Sotel, que significó

“la masacre de los tehuelches”, el mismo Ras señala que ya avanzado el siglo XIX, los araucanos se

comportarían como verdaderos conquistadores culturales pero también por la vía de los hechos violentos.

Habían pasado los tiempos del gran cacique Cacapol y de su hijo Cangapol o Cacique Bravo, citados por los

misioneros jesuitas de la Reducción de Nuestra Señora del Pilar (en la actual Sierra de los Padres).

Más adelante, antes y después de la fundación de Bahía Blanca (1828), hubo otros caciques destacados de

ese origen como Tretuel, Lepil, Curitripay y otros como Chanil, en el Río Colorado.

“Los pampas y tehuelches que aún resistían caer bajo el dominio de los mapuches quedaron apresados entre

éstos y los blancos, su ubicación en el sur bonaerense era muy expuesta y la disponibilidad de recursos

comestibles y de .ropas era cada vez mas difícil de superar pasando periodos de francas hambrunas. La

experiencia que tenían de muchos años sobre el tema les enseñaba que serían los más castigados.

Seguramente en la tradición oral el recuerdo de caciques como Mayupilqui Ya, Yahati y otros era suficiente

Page 13: Araucanización de la argentina (NOTAS)

como para tenerlos sosegados.”- afirma Ras.

Por su parte, estudiosos como Julio Vezub (2005) y otros prestigiosos como Bechis, Boccara, Mandrini y

Villar, sostienen que “...el proceso de construcción de una forma genérica de la identidad se remonta por lo

menos al siglo XVIII. A principios del siglo XIX estaba consolidado en la Pampa y en el norte de la Patagonia, y

pocas décadas después, siempre antes de las campañas militares, el mestizaje y la hibridación cultural

alcanzaban la actual provincia de Chubut, fruto de los enfrentamientos por la territorialidad, la toma de

cautivos, las alianzas cambiantes, el comercio de media y larga distancia, los canjes de mujeres y los

matrimonios interétnicos con fines políticos”

La supremacía mapuche en todos estos hechos descriptos por Vezub, ponen de manifiesto la absorción de las

etnias pampas hasta su casi desaparición.

Cuando en 1875 el recordado Perito Francisco P. Moreno afirmaba que en su recorrida por el norte

patagónico, encontró grupos indígenas que hablaban una lengua que no era ni mapuche ni tehuelche y que

le refirieron que sus antepasados habían habitado las sierras bonaerenses, Moreno creyó hallarse con los

restos de los antiguos pampas, que en su tiempo se dudaba si eran confundidos con los mapuches que ya se

habían instalado en Salinas Grandes. Después se supo que lo que Moreno vio eran puelches-guénaken,

descendientes directos de nuestros pampas antiguos.

Siguiendo ahora a Rubén Guaman Carrasco sobre el tema de la araucanización, este autor nos dice:” Sucedió

que a principios de 1800 la antigua población pampa que hasta entonces dominara la inmensa llanura

comenzó a desaparecer, siendo reemplazada por otra de caracteres distintos y de estirpe araucana o

mapuche”.

El investigador chileno Álvaro Bello, por su parte, en su trabajo:” El viaje de los mapuches de Araucanía a las

pampas argentinas...”, Santiago de Chile, 2000,

sostiene que “Diversos autores se han referido a los procesos de movilidad espacial mapuche durante los

siglos XVII al XX. La araucanización de las Pampas, el intercambio comercial y las alianzas militares y las

malocas son temáticas relevantes en el estudio de los procesos históricos del pueblo mapuche y en los

estudios denominados “de frontera”.

La llegada de los mapuches al Puelmapu (tierras del este) tenía especial significado y les daba un status

especial a quienes aquí venían....

“Las Pampas, son para los mapuches de la Araucanía, un espacio de confluencia de múltiples disputas e

intereses”.-nos dice Bello.

En la “Proclama Mapuche-Tehuelche” del 15 de julio de 2004, datada en Puelmapu (territorio mapuche en el

Chubut), se hace referencia al Wallmapu como sus territorios y a “nuestro mapuzungun, el habla de la tierra,

nuestro idioma...”

Allí definen claramente su postura respecto a su visión como pueblo y dicen: “No somos ni chilenos ni

argentinos, ni neuquinos, ni chubutenses, somos Mapuche, gente de la tierra” y sostienen que al nacer los

Estados dividieron “nuestro territorio en dos”, no reconociendo en forma implícita, que originalmente fueron

del oeste chileno.

Cuando se fundó nuestro Fuerte de la Independencia en 1823, ya la mapuchización era evidente y los años

posteriores acentuaron ésta, que fue una conquista, aunque a algunos les cueste aceptarlo....

En esta apretadísima e incompleta síntesis por obvias razones de espacio, queda claro-así lo creemos-que en

estas tierras de la llanura pampeana donde está enclavado Tandil, los antiguos, primitivos, originarios

habitantes descendientes de aquellos prehistóricos pobladores, fueron lo llamados pampas. Sin embargo de

ellos no nos quedó prácticamente nada porque, por la vía que se prefiera, la araucanización o mapuchización

de ellos llevó a su casi desaparición en menos de dos siglos…entonces: ¿no sería prudente, justo y legítimo

reivindicar a aquéllos y no tanto a quienes los conquistaron, cualquiera haya sido la vía o el método hasta

hacerlos desaparecer?

Las modas también se dan en las consideraciones de carácter histórico y hoy parece que es tiempo que en

estas tierras, éstas y no otras, se viva reivindicando a los araucanos-mapuches, aquéllos que llegaron hasta

aquí tardíamente e impusieron su forma de vida y su lengua, que es la manera más perdurable de una

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verdadera conquista, como ya lo hemos expresado.

Daniel Eduardo Pérez

Publicado por Daniel Eduardo Pérez

FUENTE: http://historicus-daniel.blogspot.com.ar/2010/03/la-mapuchizacion-de-las-pampas.html

El complejo Tehuelche 6 - Araucanización

Los grupos araucanos, conocidos en forma general como Mapuches, comenzaron a llegar desde el Oeste

trasandino, en actual territorio chileno, desde tiempos prehispánicos. Sin embargo, estas corrientes

migratorias se daban en grupos pequeños y en forma asilada.

A mediados del siglo XVII la interacción de los araucanos con los tehuelches se intensifica a partir de las

relaciones comerciales y los primeros comienzan a tomar un papel cada vez más activo y central en la vida de

la pampa y la región patagónica. Finalmente, en los últimos años del siglo XVIII se hicieron con el poder en la

región por varias razones, entre las que destacamos dos de mayor relevancia: la desaparición de los

principales caciques de las actuales provincias de La Pampa y Río Negro, y las victorias en la guerra contra los

grupos locales.

Por otra parte, en la provincia de Santa Cruz el contacto con los recién llegados fue pacífico, aunque el

predominio mapuche marcó a la región y dio como resultado el mestizaje, que en el norte de la región

pampeana se dio como consecuencia de la victoria militar de los araucanos, que tomaron por esposas a

mujeres tehuelches.

Como ya se dijo en esta serie, los tehuelches no tenían jefaturas sólidas, sino que más bien la autoridad de

los caciques se limitaba a decidir los cursos de marcha y las cacerías. La arraigada y fuerte cultura guerrera de

los araucanos va a producir un fuerte cambio en este sentido y, en pos de la supervivencia de sus grupos, los

caciques tehuelches ganaron en poder, aunque como se ve, el cambio no fue suficiente para evitar el

dominio de la nueva cultura y la derrota en la guerra.

Otro cambio introducido por esta cultura se dio en la vestimenta, que ya no sólo sería el típico quillango o

manto patagónico, sino que ahora además se comenzaría a usar la lana de llama, traída por los araucanos.

Algunas características de los araucanos.

Los grupos araucanos estaban constituidos por tres parcialidades, asentados al oeste de la Cordillera de los

Andes en actual territorio chileno. Estas eran: picunches (al norte), mapuches (al centro), huilliches (al sur).

Todos practicaban la agricultura, sobre todo sembrando maíz y papa; la caza de pumas, guanacos y aves; y la

pesca. Además, habían desarrollado la cría de llamas, de las que utilizaban la lana en sus vestimentas.

Las mujeres eran propiedad absoluta del hombre. Los caciques podían llegar a tener diez esposas, que se

Page 15: Araucanización de la argentina (NOTAS)

heredaban junto con el cargo. Sin embargo, el chamanismo era desarrollado por las mujeres de gran

prestigio, llamadas machi, y tenía múltiples funciones, como el diagnóstico y cura de enfermedades,

interpretación de sueños, comunicación con el mundo sobrenatural, etc.

Los araucanos creían en la existencia de Nguenechen, creador de todas las cosas, dueño de la naturaleza y

dador de la vida, y a él se dirigían las plegarias para pedirle gracias como comida abundante y larga vida. Este

rito es el Nguillatún, y aún hoy persiste.

El mapa con la localización de estos grupos, aquí.

FUENTES: http://elestudiantedehistoria.blogspot.com.ar/2008/01/el-complejo-tehuelche-6-

araucanizacin.html

Page 16: Araucanización de la argentina (NOTAS)

La Conquista del Desierto

por Roberto Azaretto

28 de noviembre de 2014 | Diario Los Andes

Por Roberto Azaretto*

En la cuarta y penúltima nota acerca del centenario del fallecimiento de Julio Argentino Roca, el autor se

ocupa de dar una lectura diferente de la lucha contra los indios.

La Conquista del Desierto fue una epopeya. Hoy algunos hablan con total banalidad de un genocidio,

concepto inexistente en el siglo XIX y que no refleja lo sucedido. El cuestionamiento se centra en la figura del

General Roca y su campaña al sur.

Poco se habla de las tribus que poblaron el Chaco, en el que Roca avanza en su primera presidencia pero

cuya pacificación total recién se concluye a principios del siglo XX. En este territorio hoy las poblaciones

indígenas subsistentes son pisoteadas en sus derechos más elementales, por el gobierno, que promueve

denostar al dos veces presidente, Julio Argentino Roca.

El proceso de disgregación del Río de la Plata, la ocupación portuguesa y luego la independencia del Uruguay

fueron motivando la expansión hacia el sur de las fronteras de Buenos Aires que en 1810 apenas ocupaba el

10% de la superficie actual. Otro factor poco tenido en cuenta, que llevó a la violencia, fue la participación de

tribus indígenas chilenas en las fuerzas realistas, dirigidas por oficiales peninsulares o criollos monárquicos.

A partir 1820 grandes malones llegados desde Chile asaltan las poblaciones bonaerenses de Rojas y

Pergamino al grito de “¡Viva Fernando VII!”. Los hermanos Pincheira acaudillaron esos malones que partían

desde Neuquén o de Malargüe y que llegaban a Bahía Blanca e incluso entraron a la ciudad de Mendoza en

1829 imponiendo al gobernador Juan Rege Corvalán el tratado del Carrizal -el 15 de julio de ese año-

recibiendo Pincheira pertrechos, ganado y hasta grado militar; pero al año siguiente, en la masacre de El

Chacay, asesinan al gobernador y a Juan Agustín Maza, entre otros.

El cuatro veces gobernador de Mendoza, don Pedro Molina, es el primer gobernante que advierte la

necesidad de una “campaña nacional contra los indios”, que están asolando los campos desde Mendoza a

Buenos Aires. Esta cuestión lo lleva a un intercambio de cartas con Martín Rodríguez y su ministro Rivadavia,

y envía a Tomás Godoy Cruz para convencer, sin éxito, a los porteños de lanzar una campaña nacional que

dan, en cambio, prioridad a los avances sobre Tandil y Azul.

Los ataques de las tribus chilenas dirigidas por oficiales realistas perduran durante toda la década, obligando

al gobierno mendocino a estar en campaña en medio de los conflictos civiles de unitarios y federales. Será el

general chileno Bulnes quien al frente de dos mil hombres del ejército transandino entra en el sur mendocino

Page 17: Araucanización de la argentina (NOTAS)

y termina con los Pincheira, luego incursiona en Neuquén regresando a su país con cuarenta mil cabezas de

ganado de los campos de Mendoza.

Estos acontecimientos motivan a Juan Manuel de Rosas a promover su expedición al desierto otorgando la

dirección de la guerra a Facundo Quiroga, quien se queda en San Juan. Aldao se hace cargo de la columna

cuyana y Ruiz Huidobro del frente cordobés que no tiene el éxito esperado pues los Reinafé estaban en

negocios con el cacique ranquelino Yanquetruz.

La columna de Buenos Aires al mando de Rosas, con Ángel Pacheco como jefe de estado mayor, llegará al río

Negro y Pacheco a la confluencia del Limay con el Neuquén. Mueren unos tres mil doscientos indígenas, mil

quinientos son prisioneros y se rescatan mil cautivos. La orden era fusilar a los indios chilenos y mandar a

trabajar a los argentinos.

Se avanzó pero no se ocupó el territorio que se adjudicó nominalmente la provincia de Buenos Aires. Era un

país despoblado, no había suficientes habitantes para colonizar las tierras. Se optó por permitir la radicación

de Calfucurá, recién llegado de Chile, en Salinas Grandes esperando que sometiera a otras tribus.

Por el contrario, fue logrando el control sobre las mismas y así formar -como describiera Oscar Alende- “un

Estado tapón al servicio de la política de Chile de obstaculizar la colonización argentina, basado en el robo de

ganado”.

Los conflictos entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, luego de Caseros, complicaron la

situación y luego la Guerra de la Triple Alianza distrajo fuerzas militares y recursos financieros.

Sarmiento, que mandó a confeccionar el primer mapa en el que la Argentina sobrepasa el río Negro como

frontera, incorporando a la Patagonia, prepara un plan pero la guerra contra López Jordán impide

concretarlo.

La presidencia del sanjuanino se produce luego de malones al mando de Calfucurá, que atacan las

poblaciones de 25 de Mayo, o de Olavarría, General Alvear, matando centenares de pobladores, llevando a

las tolderías mil cautivos y doscientas mil cabezas de ganado.

El general Rivas, con menos de 700 soldados y casi mil indios de las tribus de Coliqueo y Catriel, vence en San

Carlos de Bolívar a Calfucurá que cuenta con cinco mil guerreros, entre ellos mil recién llegados de Chile. Al

año siguiente muere en Carhué.

En 1867 se aprueba la Ley 215 estableciendo la línea de frontera en las márgenes de los ríos Neuquén y

Negro desde la cordillera hasta el Atlántico.

En 1875 se aprueba el establecimiento de comunicaciones con la costa patagónica, donde en la presidencia

de Mitre se establecieron colonos galeses, motivando la protesta de Chile, que luego manda una flota a

Santa Cruz replicada por Avellaneda con el envío de barcos argentinos.

Su ministro de guerra, Adolfo Alsina, prepara un plan basado en un avance gradual y la excavación de una

zanja para dificultar los arreos de ganado.

El general Roca, quien luego del triunfo en Santa Rosa ha sido nombrado comandante de la frontera desde

Córdoba hasta Mendoza, critica la propuesta de Alsina que expande solamente las fronteras de Buenos Aires

y propone un plan ofensivo similar al de Rosas.

El fallecimiento de Alsina en campaña lleva al presidente Avellaneda a ofrecer el Ministerio de Guerra a su

comprovinciano, el general Roca.

Page 18: Araucanización de la argentina (NOTAS)

Por ley del Congreso 947 se aprueba la campaña que personalmente defiende el ministro en el recinto

legislativo. La Ley 954 /78 crea la gobernación de Patagonia con capital en Mercedes de Patagones (Viedma).

Roca equipa a sus fuerzas y promueve acciones ofensivas que van empujando hacia el sur a las tribus. Para el

asalto final divide a sus seis mil hombres, entre los que hay algunos centenares de indios aliados en cinco

columnas que avanzan desde Buenos Aires hasta San Rafael a sus objetivos que es llegar al río Negro y

ocupar Neuquén.

En los combates mueren poco más de mil trescientos indígenas y se toman prisioneros dos mil trescientos

guerreros y unos diez mil indios de “chusma”, ancianos, mujeres y niños. Parte de los guerreros se mandan a

Martín García y unos trescientos se incorporan como tripulantes de la Marina de Guerra, remplazando a la

marinería extranjera. Otros indios serán soldados del ejército y muchos irán a trabajar en los ingenios

tucumanos.

Se evaluó el sistema de reservaciones de los Estados Unidos, pero se consideró que no era adecuado pues se

buscaba la integración dentro de la sociedad.

Algunos caciques se convirtieron en coroneles del ejército, como Namuncurá, el ranquelino Ramón. El

platero mencionado por Lucio Mansilla en su célebre “Excursión a los indios ranqueles” se radicará en Villa

Mercedes convirtiéndose en estanciero. En 1883 se establece en Viedma el subvicariato con la instalación de

los padres salesianos.

La campaña tiene una segunda etapa en la primera presidencia de Julio Argentino Roca pues ocupa Neuquén

y avanza por los valles cordilleranos del Chubut y Santa Cruz con fuertes combates con indígenas armados

con fusiles de repetición provistos desde Chile e incluso con la participación de pelotones de soldados de ese

país.

Roca promueve la Ley 1532 creándose las gobernaciones en los territorios nacionales que han dando lugar a

las provincias de la Pampa, Río Negro Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Entre 1820 y 1880 se robaron diez millones de vacunos, un millón y medio de caballos, dos millones de

ovejas. Entre cautivos y asesinados hubo cincuenta mil víctimas, criollos e inmigrantes. En los combates, las

bajas militares se estiman en unos seis mil y entre

los indígenas alrededor de diez mil. ¿Donde está el genocidio?

La Argentina pampeana, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y La Pampa pasa de trescientos mil

kilómetros cuadrados a ochocientos mil. A ello se agrega la expansión de Mendoza y San Luis y las provincias

sureñas.

Roca aprovechó la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile con Bolivia y Perú para llevar los límites

argentinos al extremo sur que culmina en la segunda presidencia con la base en la Antártida.

*Academia Argentina de Historia

FUENTE: Los Andes

http://julioarocahoy.wordpress.com/2014/11/28/opinion-la-conquista-del-desierto-por-roberto-azaretto-

los-andes-28112014/

RELACIONADO: PORCEL, Roberto Edelmiro: La araucanización de nuestra pampa. Los tehuelches y

pehuenches. Los mapuches invasores. Buenos Aires, 2007, 62 pp.

Descargue el libro completo aquí.