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KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º 6 (vol. 2), pp. 591 a 610, año 2004. ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS PRODUCCIONES DE ALFARERÍA NO VIDRIADA RECUPERADAS EN YACIMIENTOS MEDIEVALES DE LA VIZCAYA NUCLEAR Y DEL DURANGUESADO lntroduction to the study of the Medieval unglazed pottery of archeological site located from the area of Bizkaia Nuclear and Duranguesado José Luis !barra Álvarez RESUMEN El presente artículo centra su interés en las producciones de alfarería no vidriada, de cronología medieval, recuperadas en cuatro yacimientos vizcaínos, situados en el Duranguesado y en la zona oriental de Vizcaya. Persigue exponer, en primer lugar, el estado actual de la investigación sobre este tipo de restos materiales y las limitaciones que se ofrecen a la aplicación histórica del resultado de su estudio. En segundo lugar, recoge algu- nas de las características básicas que permiten definir tales elementos cerámicos, identificando al menos dos grandes grupos diferenciados en función de los desgrasantes presentes en la pasta cerámica. Se anotan, por últi- mo, algunos de los interrogantes que se le ofrecen al investigador que se enfrenta al análisis histórico y tecno- lógico de estas producciones alfareras. Palabras clave: Alfarería, Edad Media, Bizkaia. SUMMARY The present article deals with found the Medieval unglazed pottery from in four archeological locations in Eastern Bizkaia. One of the main purposes is to show an up to date investigation about these pottery. We will indicate sorne problems in its study as well as sorne basic caracteristics. To fininsh off, we will point out sorne queries that the scholar has to face up when analysing the medieval unglazed pottery of that period. Key words: Unglazed pottery, Middle Ages, Bizkaia.

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Page 1: APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS … un primer impulso de investigación sobre la Edad Media de Vizcaya a partir de fuentes históricas materiales, se ha estimado conveniente aproximar

KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º 6 (vol. 2), pp. 591 a 610, año 2004. ISSN 0214-7971 Web http://www.bizkaia.eus/kobie

APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS PRODUCCIONES DE ALFARERÍA NO VIDRIADA RECUPERADAS EN

YACIMIENTOS MEDIEVALES DE LA VIZCAYA NUCLEAR Y DEL DURANGUESADO

lntroduction to the study of the Medieval unglazed pottery of archeological site located from the area of Bizkaia Nuclear and Duranguesado

José Luis !barra Álvarez

RESUMEN

El presente artículo centra su interés en las producciones de alfarería no vidriada, de cronología medieval, recuperadas en cuatro yacimientos vizcaínos, situados en el Duranguesado y en la zona oriental de Vizcaya. Persigue exponer, en primer lugar, el estado actual de la investigación sobre este tipo de restos materiales y las limitaciones que se ofrecen a la aplicación histórica del resultado de su estudio. En segundo lugar, recoge algu-nas de las características básicas que permiten definir tales elementos cerámicos, identificando al menos dos grandes grupos diferenciados en función de los desgrasantes presentes en la pasta cerámica. Se anotan, por últi-mo, algunos de los interrogantes que se le ofrecen al investigador que se enfrenta al análisis histórico y tecno-lógico de estas producciones alfareras.

Palabras clave: Alfarería, Edad Media, Bizkaia.

SUMMARY

The present article deals with found the Medieval unglazed pottery from in four archeological locations in Eastern Bizkaia. One of the main purposes is to show an up to date investigation about these pottery. We will indicate sorne problems in its study as well as sorne basic caracteristics. To fininsh off, we will point out sorne queries that the scholar has to face up when analysing the medieval unglazed pottery of that period.

Key words: Unglazed pottery, Middle Ages, Bizkaia.

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LABURPENA

Beiraztatu gabeko buztinezko pieza batzuk dira aztergai artikulu honetan. Erdi Arokoak dira eta Bizkaiko lau aztarnategitan aurkitu dira, Durangaldean eta Bizkaiko ekialdean. Lehenengo eta behin, honelako aztarnei bu-ruzko ikerketaren oraingo egoera aztertu da, eta ikerketaren emaitzen aplikazio historikoaren mugak ere bai. Bi-garrenik, zerarnika gai horiek definitzeko bidea ematen duten zenbait ezaugarri jaso dira, eta gutxienez bi talde nagusi bereizi, buztinean aurkitu diren deskoipetzaileen arabera. Azkenik, buztingintzako gai hauen azterketa historiko eta teknologikoa egin nahi duen ikertzaileari azaltzen zaizkion zalantzetariko batzuk aipatzen dira.

Gako-hitzak: Buztingintza, Erdi Aroa, Bizkaia.

l. NOTAS INTRODUCTORIAS PARA GLO-SAR LA HISTORIOGRAFÍA, DECLARAR OBJETIVOS Y RESUMIR INTENCIONES

Coincidiendo con la lectura y posterior publica-ción de la tesis doctoral de Iñaki García Camino1

, que cierra un primer impulso de investigación sobre la Edad Media de Vizcaya a partir de fuentes históricas materiales, se ha estimado conveniente aproximar ahora algunos de los caracteres básicos que cabe referir para las producciones de alfarería medieval documentadas en el área oriental del territorio vizcaí-no, marco geográfico en el que se centra la citada tesis, y que se han visto en cierta medida marginadas en dicho estudio.

Tal ausencia, sin embargo, no debe resultamos extraña, primero por la amplia gama de evidencias materiales a las que recurre el citado investigador para extraer la información histórica que le es precisa y necesaria, no pudiendo ser pulsadas todas ellas con idéntica intensidad y aplicación; segundo, porque esa parcela que creemos aparentemente marginada ya fue objeto de un acercamiento previo por parte de Iñaki García Camino, no en vano a él debemos las únicas referencias de relevancia que se señalan en la actuali-dad en la historiografía para las producciones cerámi-cas de cronología medieval en el territorio vizcaíno.

El primero de estos exponentes historiográficos se remonta al año 1989 y queda acogido al amparo de una obra colectiva que aproxima el estudio de la cerámica medieval en el norte y noroeste de la Penín-sula Ibérica2

• Repasa el autor en su artículo los restos de producciones cerámicas no vidriadas de época medieval localizados hasta la fecha en los yacimien-

GARCÍA CAMINO, Iñaki: Arqueología y Poblamiento en Biz­kaia, siglos XI-XII. La configuración de la sociedad feudal. Bil-bao 2002.

2 GARCÍA CAMINO, Iñaki: "La cerámica medieval no esmalta­da en la vertiente marítima del País Vasco: Los territorios de Bizkaia y Guipúzcoa". La cerámica medieval en el norte y noroeste de la·Península Ibérica. Aproximación a su estudio. León 1989. Páginas 87 a 111.

. tos vizcaínos objeto de excavac10n arqueológica: Cerrada de Ranes (Abanto y Ciervana), Momoitio (Garay), Mendraka (Elorrio), Kurtzio (Bermeo), Memaia I (Elorrio) y la abadía de Santa María de Cenarruza (Marquina), en una cronología que abarca desde el siglo XI hasta el siglo XV.

Este esfuerzo plural de distintos investigadores medievalistas, encomiable en muchos aspectos, per-seguía entre sus objetivos, tal y como declaraban en la introducción de su obra, elaborar un corpus tipoló-gico-evolutivo que enmarcase las producciones cerá-micas medievales tanto en el tiempo como en el espa-cio, en un intento por resaltar la cualidad de la cerá-mica como elemento de datación de los estratos a los que se asocia y de las producciones que se le aseme-jan.

El segundo exponente historiográfico data del año 1992119933 y ofrece una clasificación de las produc-ciones de alfarería tardo medievales y posmedievales localizadas en el Palacio de la Bolsa de Bilbao duran-te las excavaciones acometidas en 1990. Más allá de las puntuales críticas que pudieran plantearse sobre algunas de las bases metodológicas y de los resulta-dos de la clasificación lograda4

, no podemos dejar de convenir en lo meritorio de un empeño que buscaba ordenar mínimamente las producciones cerámicas recuperadas durante las actuaciones arqueológicas que se realizaban en yacimientos afectados por obras, en el inicio de lo que se dio en llamar Arqueología de Intervención. Y el mérito se acrecienta, si cabe, por el hecho de ser todavía el único intento de aproxima-

3 GARCÍA CAMINO, Iñaki: "Urbanismo y cultura material en el Bilbao Medieval (Aportaciones desde la Arqueología)". Kobie (Serie Paleoantropología), 1992/93, páginas 235-266

4 Desde nuestra particular posición, la catalogación que se nos propone para el material cerámico del Palacio de la Bolsa, inde-pendientemente de que cumpliese sobradamente los objetivos inmediatos que se persiguieron con tal labor, aparece lastrada, de manera negativa, por los criterios metodológicos utilizados para la clasificación del material, lo que condiciona sobre todo su posterior aplicación en conjuntos de alfarería similares, de manera especial cuando tal aplicación se realiza desde plantea-mientos ajenos a cualquier asomo de actitud y espíritu críticos.

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ción a las producciones alfareras posmedievales que concurrieron en el territorio vizcaíno, cuando se cum-plen casi veinte años desde el momento en el que se diera comienzo a la actuación sistemática en los sola-res de las villas.

Este esfuerzo de 1992/93 enlaza, en alguna medi-da, con la publicación del año 1989, y lo.hace de dos maneras distintas. Primero, por los objetivos e inten-ciones, al prevalecer en el análisis cerámico los crite-rios dirigidos a la consecución de series crono-tipoló-gicas. Segundo, por la cronología, al situar ahora en posición inicial de la clasificación a los grupos cerá-micos bajo medievales, datación final de los conjun-tos analizados en 1989, para prolongar luego su cami-no hacia los elementos de alfarería barrocos y con-temporáneos, ofreciendo en consecuencia una visión general de las distintas producciones cerámicas docu-mentadas en yacimientos vizcaínos en un amplio espacio temporal.

Al margen de estos dos trabajos fundamentales, que pueden ser calificados sin ambages de hitos, vista la marcha y ritmo de los acontecimientos en el campo de la investigación medieval y posmedieval en Vizca-ya, deben señalarse algunas aportaciones más en el ámbito específico de los estudios sobre cerámica medieval, con mayor o menor interés según los casos. Señalaremos en primer lugar el artículo de Francisca Sáenz de Urturi Rodríguez5

, en el que se resume la conferencia que pronunciara en 1991 en el Museo Vasco de Guernica, dentro de las Jornadas de Arqueología Medieval promovidas y organizadas por la Asociación Agiri. Este artículo no revela mayor interés en lo que se refiere al análisis de las produc-ciones de alfarería recuperadas en las tres provincias vascas, al limitarse a reproducir aspectos ya contem-plados, tanto por la propia autora como por Iñaki Gar-cía Camino, en la citada publicación colectiva de 1989. El interés real del trabajo se centra en la sínte-

Entendemos, en este sentido, que el principal inconveniente radica en el uso conjunto de criterios discriminantes de distinto rango como base inicial para la clasificación, al utilizarse tanto caracteres tecnológicos -cerámica con vidriado y sin vidriado-como geográficos -popular o cerámica confeccionada en los alfares locales-. Debe señalarse, igualmente, el hecho de que la clasificación resultante carezca de una organización jerárquica, donde se ponga de relieve el grado de parentesco y diferencia-ción que existe entre todos los grupos acogidos a la clasificación propuesta. La presentación final de nueve grupos cerámicos de similar jerarquía puede conducir a interpretaciones y conclusio-nes erróneas sobre el tipo de relaciones morfo-técnicas existen-tes entre los restos de alfarería contenidos en ellos.

5 SAENZ DE URTURI RODRÍGUEZ, Francisco: "La cerámica medieval y su entorno socioeconómico en el País Vasco". Jllun­zar/92, 1992, páginas 51-62 (texto en español) y páginas 49-62 (texto en vascuence)

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sis de conjunto que persigue elaborar la autora para los restos cerámicos medievales documentados en la Comunidad Autónoma Vasca.

Otro documento a glosar aquí es la Memoria que redactó en 1992 quién esto suscribe, como resumen final de la Beca que le fue concedida por el Departa-mento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia para afrontar el tema de investigación titulado: La cerámica medieval de los conjuntos arqueológicos de Momoitio, Mendraka, Kurtzio y Elgezua (Bizkaia). Aproximación a su estudio. Se señalaba en ella la intención de crear una línea de continuidad con el tra-bajo publicado por García Camino en 1989, al afron-tar nuevamente el análisis de tres de los conjuntos de cerámica medieval que ya habían sido estudiados por éste, sumando entonces un cuarto conjunto de restos materiales procedentes del yacimiento de Elgezua (Yurre ), cuya excavación se había completado por esas fechas y que había proporcionado nuevos vesti-gios de producciones de alfarería atribuidos a una cronología medieval.

Este texto se ha mantenido inédito hasta el presen-te. Las razones que justificaron en su momento, y aún justifican, su sustracción al foro público, ponderaban el relativo interés o validez que se estimaba para las conclusiones alcanzadas tras el análisis. Más allá del cuestionable valor de los restos materiales analizados para informar y aproximar aspectos de la alfarería medieval que no sean aquellos que se refieren a su pro-pia y particular caracterización como producciones específicas de ese periodo histórico, como más adelan-te tendremos ocasión de exponer, entendíamos enton-ces que los limitados resultados del estudio se podían deber además, tanto al.condicionante impuesto por las carencias formativas del investigador respecto a los caracteres que se perseguían identificar y analizar en los conjuntos cerámicos, como al insuficiente apoyo bibliográfico que debía permitir la argumentación y validación de las conclusiones y resultados.

La primera carencia, la formativa, si bien grave y difícil de remontar, sobre todo desde posturas autodi-dactas, podría haber quedado compensada y superada con suficiente satisfacción si se hubiera dispuesto de un fondo bibliográfico de referencia que propusiera modelos, facilitara criterios, guiase el aprendizaje y resolviera dudas. Sin embargo, y sin pretensión algu-na de extendernos en estos asuntos, a pesar de que cada día se impone .más la necesidad de reflexionar sobre ellos, a nadie se le escapa que, antaño como ahora, Vizcaya no es un territorio que reúna y ofrez-ca unas mínimas condiciones como para que se geste, afiance y prospere la investigación en algunas parce-las del conocimiento histórico. En este sentido, no se

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dispone hasta el momento de una infraestructura aca-démica mínima que propicie la investigación y que además la aliente y la sostenga espiritual y material-mente, como tampoco se constata un interés específi-co en idéntica dirección por parte de las instituciones y administraciones con implicación en temas cultura-les. En la mayor parte de las ocasiones, el éxito o el fracaso de muchas investigaciones se cifra casi exclu-sivamente en el esfuerzo, el tesón, la constancia y los medios materiales que ha sido capaz de proyectar el investigador como muro defensivo ante un ambiente adverso y poco propicio a la consecución de su empe-ño.

En cualquier caso, la voluntad decidida por man-tener nuestro trabajo alejado de los foros de debate se ha visto recientemente frustrada con la publicación de la citada tesis de Iñaki García Camino en el año 2002, en la que se hacen diferentes referencias explícitas al documento que redactáramos en 1992. Y son precisa-mente esas anotaciones y referencias las que, en cier-ta medida, nos han obligado a salir de nuestra cómo-da situación en el anonimato, a tomar la pluma, a des-pertar el entendimiento y, sobre todo, a desempolvar los viejos escritos.

Hacíamos mención al principio de nuestro discur-so al hecho de que las producciones cerámicas no habían sido uno de los elementos materiales utiliza-dos por García Camino como fuentes de información histórica. Si bien tal afirmación es correcta, ello no quiere decir que los restos de alfarería no encuentren un lugar para el análisis dentro de su estudio. En el apartado de la referida tesis que se titula "Arqueolo­gía de los asentamientos (siglos VI-XII)", donde se expone un resumen de los resultados más interesantes que se documentaron en cuatro excavaciones medie-vales acometidas en el territorio vizcaíno, se preocu-pa el autor por exponer una descripción mínima de los elementos cerámicos recuperados en los yaci-mientos de Momoitio (Garai) y Mendraka (Elorrio). La caracterización que ahora nos ofrece del material cerámico se manifiesta con un carácter claramente revisionista respecto a pasadas evaluaciones, al recu-perar una parte del análisis que propusiera en su publicación de 1989, pero incorporando aquellas aportaciones y modificaciones que estimaba relevan-tes en el análisis que nosotros realizábamos en 1992 sobre idénticos conjuntos, tal y como declara el autor en su texto en distintas notas a pie de página.

Esta revisión, a nuestro entender, plantea un pro-blema fundamental, puesto que no adopta ni revela actitud crítica ninguna respecto a sus antiguos plan-teamientos y posiciones. Dicho en otras palabras, cualquiera que quiera recuperar la historiografía

sobre cerámica medieval vizcaína para obtener una panorámica del grado de conocimiento alcanzado en ese campo, se enfrentará a la lectura de dos exponen-tes literarios de un mismo autor donde se ofrecen y proponen caracterizaciones diferentes para idénticos conjuntos cerámicos. Tal situación se hará difícil de comprender al carecer el exponente de publicación más tardía de un fondo crítico que indique expresa-mente aquellos rasgos o caracteres que se asumen del análisis de 1989 y aquellos que se modifican, se anu-lan o se incorporan por primera vez en la publicación del 2002. Por otra parte, al quedar las aportaciones revisionistas del 2002 "ocultas y disimuladas" en una obra cuya titulación y características no delatan, necesariamente, la presencia en sus páginas de deter-minados contenidos puntuales de interés, pudiera suceder que pasaran totalmente desapercibidos para muchos curiosos e interesados, continuando entonces el protagonismo incontestado del artículo de 1989, cuyo título expresa claramente el asunto que se diri-me en su texto, a pesar de que muchas de las cuestio-nes que en él se contienen hayan quedado ya supera-das actualmente.

La necesidad de clarificar esta situación y de anti-cipar soluciones a una cuestión que pudiera plantear problemas en el futuro, es una de las razones que nos impulsan a redactar estas líneas, máxime cuando tal labor queda soslayada por aquél a quien le hubiera correspondido naturalmente por derecho. En tal situa-ción, nuestro marco geográfico primero de referencia se situará en el Duranguesado, enclave en el que se localizan los yacimientos de Momoitio6 (Garai) y Mendraka7 (Elorrio).

E implicados ya en el esfuerzo, se impone enton-ces la necesidad de rebasar el ámbito cronológico del siglo XII y aprovechar el impulso para incorporar

6 Tres fases se señalan en la ocupación del yacimiento de Momoi-tio (Garai). La primera fase se situaría en época romana, en el siglo II d. C., componiendo un asentamiento de características no definidas dada la alteración estratigráfica del enclave. Una segunda etapa, medieval, vinculada con la construcción de un pequeño templo que articuló un cementerio externo, se fecha entre el siglo IX y el siglo XI. La tercera fase, también medieval en su cronología y funeraria en su dedicación, con extensión del cementerio sobre nuevas áreas, alcanzaria a cubrir el siglo XI y los inicios del siglo XII, momento en el que se señala el declive y abandono de la necrópolis. (GARCÍA CAMINO, Iñaki: Arqueología y Poblamiento en Bizkaia ... páginas 118 y 119).

7 Todos los indicios recopilados en la necrópolis de Santo Tomás de Mendraka (Elorrio ): tipologías sepulcrales, decoración de las estelas, fragmentos de alfarería, dataciones por carbono 14 de restos óseos humanos y análisis comparado con otras necrópolis cercanas de cronología bajomedieval (San Agustín de Echeva-rría), han permitido fechar la ocupación funeraria del yacimien-to entre los siglos IX y XII (GARCÍA CAMINO, Iñaki: Arqueo­logía y Poblamiento en Bizkaia ... página 149)

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algunas notas referidas a la caracterización de otros restos de alfarería medievales, en especial los que se asocian con el bajo medievo, cuyo interés puede verse notablemente acrecentado por ser ese estadio cronológico uno de los más activos en este momento en la arqueología vizcaína. Frente a la actual ausencia en Vizcaya de proyectos de investigación referidos al periodo alto y pleno medieval que incluyan progra-mas de excavación arqueológica, con lo que no es previsible la aportación inmediata de nuevos restos de alfarería que nos permitan avanzar en nuestro actual grado de conocimiento sobre tales produccio-nes, los crecientes procesos de actuación sobre los solares de las villas vizcaínas, nacidos exclusivamen-te al amparo de una legislación proteccionista sobre los bienes del patrimonio cultural, ofrecen diariamen-te nuevos exponentes de la alfarería bajo medieval que también demandan análisis y estudio.

Y tanto por mantenemos dentro de los límites geográficos que nos propone el estudio de García Camino, la Vizcaya nuclear y el Duranguesado, como por seleccionar aquellos yacimientos que nos son mejor conocidos por haberlos frecuentado en el pasado, sólo incorporaremos a nuestro texto los restos cerámicos procedentes de Elgezua (Yurre)8

, junto con aquellos que se recuperaron en la ermita de Kurtzio9

, en Bermeo. Estos dos últi-mos yacimientos reúnen además un tipo de carac-terísticas que los vinculan con los citados ejempla-res de Momoitio y Mendraka, puesto que todos ellos se han visto sometidos a procesos de excava-ción arqueológica planificada y se corresponden o tienen relación directa con lugares de enterramien-to. Por otra parte, el caso de Kurtzio es especial-

8 En el yacimiento de Elgezua (Yurre) se señalan dos momentos básicos en su formación. Uno primero correspondería al alto medievo, momento al que se asocia una necrópolis de inhuma-ción, con fechaciones por radiocarbono en los siglos VIII y X. La segunda etapa se vincula con el siglo XVII, momento en el que parecen iniciarse los aterrazamientos sufridos por el encla-ve, que cubrirían la necrópolis medieval. En los aportes de tie-rra para estas nivelaciones de la topografía se encontrarían inclusos restos de cultura material de un arco cronológico que abarcaría desde la baja Edad Media hasta el Barroco (GARCÍA CAMINO, Iñaki: Arqueología y Poblamiento en Bizkaia ... pági-na 464 y GARCÍA CAMINO, Iñaki: "Necrópolis de Elgezua (Igorre)". Arkeoikuska 89. Vitoria 1990. Páginas 69-71).

9 "El material cerámico se localizó casi en su totalidad en un con-texto estratigráfico fechado en el siglo XV, por la aparición de un número considerable de monedas acuñadas durante el reina-do de Enrique IV, aunque también se recuperaron algunas de época anterior, así como fragmentos de "terra sigillata" de cro-nología altoimperial y algunos objetos de la edad moderna, pro-ducto de las intrusiones y remociones de tierra que, con el fin de reorganizar el suelo del templo para acoger nuevas sepulturas, se realizaron en el siglo XVI'' (GARCÍA CAMINO, Iñaki: "La cerámica medieval no esmaltada ... ". Páginas 92-93).

KOBIE (Serie Anejos n.º 6. Vol. II), año 2004

mente interesante puesto que posee la capacidad de actuar como enlace con el ámbito de lo urbano, al emplazarse la ermita extramuros de una de las villas que se fundaron en Vizcaya a fines de la Edad Media, frente al componente marcadamente rural de los otros tres yacimientos arriba enuncia-dos. Este yacimiento de Kurtzio, además, resultó modélico en su momento para anticipar los rasgos más significativos que iban a caracterizar a las producciones de la Baja Edad Media que se fueron recuperando en el territorio vizcaíno. Los atributos que se identificaron en las producciones tardo medievales de Kurtzio se reconocieron después en ejemplares de alfarería localizados en niveles arqueológicos de Bilbao, Durango o Plencia, por citar algunas fundaciones urbanas de ese periodo dentro del área geográfica de referencia.

Nuestra intención, sin embargo, no es la de efec-tuar una caracterización concreta de cada uno de los conjuntos de alfarería recuperados en los citados yacimientos, intento para el que sin duda no nos alcanzaría el espacio que aquí nos han reservado. Pre-tendemos más bien afrontar y ofrecer una visión con-junta de esta pluralidad de restos de alfarería, a pesar de ser conscientes de las limitaciones que imponen el tipo de yacimientos del que proceden y lo reducido del lote de referencia, en un intento por analizar e interpretar hasta que punto se asiste, durante la larga marcha del período medieval, a una prolongación y pervivencia de los caracteres definitorios de aquellas producciones alfareras que se documentan en fases cronológicas previas, a medida que se van superando éstas, y en qué medida se constata una modificación y diversificación de los productos cerámicos en uso durante esos periodos.

2. DE LAS DISTINTAS LIMITACIONES QUE SE DEBEN TENER PRESENTES EN EL ANÁLISIS DE LOS RESTOS DE ALFARERÍA MEDIEVALES DE LA VIZCAYA ORIENTAL Y EN LA UTILIZACIÓN CON FINES IDSTÓRICOS DE LOS RESULTADOS

Los lotes cerámicos recuperados en los cuatro yacimientos que hemos citado arriba: Momoitio, Mendraka, Elgezua y Kurtzio, que van a componer el armazón central de nuestro discurso, poseen un con-junto de características que limitan en gran medida tanto el conocimiento que es posible derivar de ellos en relación con la caracterización de las producciones de alfarería medievales,. como en lo relativo a una incontestada aplicación histórica de la información que pudiera desprenderse de su análisis. Tener presen-tes las peculiaridades que acompañan a estos lotes

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cerámicos y a los yacimientos de los que provienen, contribuye a clarificar el modelo de análisis que es posible proponer y afrontar, el tipo de resultados que podrán alcanzarse y la aplicación que cabrá esperar para éstos en el proceso de reconstrucción histórica.

Una primera característica a tener en cuenta es la reducida cantidad de elementos que se integran en cada uno de los citados lotes cerámicos, siendo muy escaso el número total de fragmentos recuperados en cada yacimiento. Tales elementos se singularizan a su vez, como tendencia general y salvo contadas excep-ciones, por su reducido tamaño, carácter que se man-tiene incluso en el caso de que se logre remontar parte de la forma original de los recipientes de alfarería. Esta situación impide disponer de formas completas que permitan asegurar la morfología original de los recipientes y, en consecuencia, deducir desde ella una posible funcionalidad para los mismos. Por otra parte, el reducido tamaño de los fragmentos y de las partes de la morfología de los recipientes que son remonta-das, no permiten disponer de superficies de lectura lo suficientemente amplias como para identificar en ellas, con la debida fiabilidad y solvencia, aquellos atributos que pudieran ser utilizados para derivar las técnicas de fabricación aplicadas en los recipientes, como paso inicial para la consecución de metas con mayor proyección histórica.

Por otra parte, ese reducido grupo de fragmentos no remite a una amplia pluralidad de recipientes de alfarería, tanto en variedad de tipos funcionales dis-tintos como en número de representantes de una misma morfología. Por el contrario, los fragmentos disponibles apenas permiten anotar la presencia de algunos ejemplares de vasos cerámicos únicos y, en ocasiones, la identificación de éstos se realiza gracias a un único fragmento conservado de la materia y forma original. Esta particularidad concreta nos per-mite, de algún modo, enlazar ahora con las limitacio-nes que se imponen en el análisis de estos lotes cerá-micos como derivación de ciertas características de los yacimientos en los que se recuperaron sus compo-nentes, porque pudieran servir para explicar, o no, la concurrencia en tales yacimientos de tan escasos y puntuales ejemplares y así determinar la utilización histórica concreta que cabe hacer de la caracteriza-ción y estudio de esos restos de alfarería.

Coincide la particular circunstancia de que los yacimientos medievales que venimos mencionando en la Vizcaya nuclear y en el Duranguesado, se corresponden con lugares para enterramiento, lo cual se ajusta a la realidad en el caso de Momoitio, Men-draka y Kurtzio, mientras que en Elgezua parece que la relación entre los restos cerámicos y la necrópolis

es meramente circunstancial, al vincularse los hallaz-gos con un nivel carente de vestigios funerarios superpuesto al que contiene los enterramientos alto-medievales, al menos en el área excavada. Con tan específica dedicación, entendemos que se haría obli-gado y prioritario aportar las justificaciones necesa-rias que expliquen las razones de la concurrencia de los restos de alfarería en tales emplazamientos, prin-cipalmente para determinar el tipo de representativi-dad que cabe asignar a los restos recuperados en rela-ción con lo que pudiera ser el conjunto de objetos de alfarería de las poblaciones medievales del área geo-gráfica citada. Justificar la presencia de tales objetos en un sentido u otro, e incluso llevar tales evaluacio-nes a la parte proporcional del artefacto original que pudo ser traslada hasta el enclave, permitiría determi-nar si la información histórica que puede ser inferida desde los restos materiales disponibles en tales yaci-mientos sólo representa, de manera particular y exclusiva, a los objetos cerámicos recuperados en las necrópolis o, por el contrario, permitiría caracterizar de un modo más genérico a los lotes de alfarería medievales.

Esta situación que caracteriza a aquellos restos cerámicos que se asocian con las necrópolis, no pare-ce afectar sin embargo a los objetos que se relacionan con los lugares de habitación, puesto que no es previ-sible que los objetos que se recuperan en estos ambientes sean producto de la sustracción selectiva de una parte del equipamiento cerámico global y, por lo tanto, las presencias y las ausencias de determina-dos elementos son realmente significativas para caracterizar a esos conjuntos de alfarería y a las per-sonas que los utilizaron. Esta situación no parece que pudiera reproducirse en las necrópolis, como lugares cargados de simbolismo y ajustados a unas causas concretas de concurrencia a ellos. Por tanto, es enton-ces cuando se impone descender a dilucidar si algu-nos objetos específicos pudieron ser retirados de ese equipamiento cerámico global propio de las poblacio-nes medievales, así como en qué proporción, grado de representatividad y estado de conservación lo fue-ron, para su posterior traslación a un lugar de función tan determinada como los cementerios.

Evidentemente, el número total de restos de alfa-rería recuperados en cada yacimiento y su representa-tividad, tanto en lo que se refiere al volumen global del recipiente del que cada fragmento es originario, como en su relación con lo que pudo ser el equipa-miento de alfarería de las poblaciones medievales, no sólo habrá de ser evaluado respecto a la tipología del yacimiento, sino que habrán de tomarse en considera-ción otras características importantes; como son la topografía en la que se localiza, alguno en pronuncia-

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da ladera, y la proporción de lo excavado en relación con el área arqueológica estimada para el enclave.

Junto a estos aspectos, otro de las particularidades importantes a tener en cuenta a la hora de valorar la utilización que es posible hacer de los análisis de estos conjuntos cerámicos, es la ausencia en los yacimien-tos arqueológicos medievales de series 'estratigráficas que ordenen rnínirnarnente la secuencia de aconteci-mientos que se sucedieron en el enclave. Privados en la mayor parte de las ocasiones de tales referencias, el procedimiento para lograr una ordenación temporal de los restos de cultura material pasa por el recurso a las tipologías de artefactos corno medio de obtener una asignación cronológica para los mismos. Esta es una de las razones que explican la prioridad concedida durante largo tiempo a los intentos de obtener crono-tipologías que dotasen a la investigación medieval de los fósiles-guías de que se dispone para las culturas prehistóricas o para la antigüedad clásica. La ausencia de tipos y seriaciones o las dificultades para encuadrar determinados elementos en las ya existentes, condu-cen inevitablemente a realizar asignaciones cronológi-cas que se proponen a rnodo de probabilidad, trasfi-riendo al paso del. tiempo y a la progresión de las investigaciones en futuros yacimientos la validación o desestimación de las propuestas realizadas.

Esta situación se ha producido en los lotes de res-tos cerámicos proporcionados por los yacimientos medievales vizcaínos, en los que la sustracción de todos aquellos elementos para los que era posible argumentar una asignación cultural fiable (sigillata o producciones populares barrocas esmaltadas, por ejemplo), permitió aislar un grupo de restos que, bien por su posición o asociación estratigráfica, bien por paralelismos y comparaciones, terminó por quedar asignado al periodo medieval; conjunto del que toda-vía será necesario retirar ejemplares a medida que nuestro conocimiento sea mayor. Lógicamente, el grupo resultante no está exento de contener t;!lernen-tos "sospechosos" que deberán ser investigados para confirmar o desestimar su pertenencia al mencionado conjunto de elementos medievales.

3.APUNTESGENERALESPARA CARACTERIZAR A LOS OBJETOS DE ALFARERÍA MEDIEVAL RECUPERADOS EN YACIMIENTOS DE LA VIZCAYA NUCLEAR Y DEL DURANGUESADO

3.1 Introducción

Más allá de la serie de puntualizaciones que hemos establecido en el epígrafe anterior sobre los

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límites que es necesario evaluar a la hora de utilizar con fines históricos los resultados obtenidos en el análisis de los conjuntos cerámicos de cronología medieval, lo cierto es que en el proceso de su carac-terización se detectan una serie de rasgos básicos y generales que se mantienen comunes a lo largo de todo el periodo y otro conjunto de caracteres que se muestran discriminantes en relación con la mayor o menor frecuencia que registran en alguno de los con-juntos. La presencia de estos últimos es sin duda alta-mente valiosa, si con ellos lograrnos detectar diferen-cias significativas entre las producciones concurren-tes en el territorio vizcaíno en las distintas etapas que cubre el periodo medieval.

Un primer aspecto que interesaría destacar, por-que afecta a todos los conjuntos aquíconternplados y al arco temporal que cubren, es aquél que señala la ausencia de restos cerámicos que identifiquen clara-mente formas abiertas, corno pudieran ser los cuen-cos y las morfologías asimilables. Este hecho no deja de ser llamativo si considerarnos que en áreas geográ-ficas circundantes, como Álava, Cantabria o Navarra, se documentan este tipo de recipientes, si bien con reducida presencia frente a otras formas más repre-sentadas, y si tenemos en cuenta además que los cuencos fueron elementos comunes y frecuentes en los equipamientos alfareros de los estadios previos al medievo. Por otra parte, tal ausencia no se explica desde el recurso al tipo de yacimiento del que proce-den los restos estudiados, toda vez que en etapas cul-turales anteriores y posteriores se descubren este tipo de formas en relación con áreas de enterramiento. Estas constataciones, unidas a que tales morfologías son también extrañas entre la alfarería no vidriada de las instalaciones villanas bajornedievales, parecerían apuntar a la madera corno materia para la fabricación de esta parte de la vajilla del periodo.

También se hace obligado introducir un breve apunte en relación con el término "alfarería no vidria-da" incluido en el título. Si bien las cubriciones vidriadas son ajenas hasta el momento a las produc-ciones alfareras que se documentan en el territorio vizcaíno en yacimientos fechados en el alto medievo, no son sin embargo extrañas a aquellas que se rela-cionan con enclaves bajomedievales, especialmente en los que se vinculan con el mundo urbano. La cir-cunstancia de que no siempre se disponga de estrati-grafías intactas que permitan secuenciar las produc-ciones alfareras documentadas en ellas, individuali-zando aquellos restos que se corresponden con .la Baja Edad Media de"los se producen en etapas poste-riores, o el hecho que la investigación en el ámbito de la cerámica bajo y posmedieval apenas esté iniciada en Vizcaya, conduce inevitablemente a centrar ahora

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nuestro análisis en los elementos que no presentan evidencias claras de vidriado sobre alguna de sus superficies, posponiendo el estudio de los materiales que sí presentan ese tipo de cubriciones para momen-tos más propicios y favorecedores de este tipo de empeños. Bien entendido que nos estamos refiriendo a las alfarerías vidriadas de corte "popular", puesto que otro tipo de producciones bajomedievales docu-mentadas, como pudieran ser las lozas verde-manga-neso o las lozas en azul y reflejo dorado responden a otros parámetros de investigación netamente diferen~ ciados.

A la hora de resumir algunos de los caracteres básicos de las producciones alfareras no vidriadas recuperadas en los yacimientos medievales de refe-rencia, vamos a agrupar inicialmente los restos en dos grandes categorías, a las que denominaremos como Grupo 1 y Grupo 2, por entender que los fragmentos recuperados, independientemente del momento cro-nológico al que puedan.ser referidos y de determina-das particularidades discriminantes que evidencian, reúnen un conjunto de caracteres compartidos que permiten resaltar modos de hacer comunes para todo el periodo, un objetívo que es primordial en nuestros intereses. Desestimamos utilizar la nominación apli-cada por García Camino en su publicación del 2002, cerámicas reductoras y cerámicas oxidantes, por entender, en primer lugar, que no es estrictamente aplicable a todo el periodo medieval en su conjunto; en segundo lugar, porque incluso en el periodo alto-medieval al que se refiere, ese binomio enmascara artificiosamente una realidad algo más plural y com-pleja, donde las aparentes excepciones tienden a que-dar entonces mal definidas y encuadradas y, tercero, porque pudiera pensarse que se otorga a las condicio-nes de cocción de la cerámica un carácter singular y discriminante más importante del que en realidad le pudieran corresponder en la caracterización de los restos de alfarería medievales.

3.2 Las cerámicas del Grupo 1

A partir del número y tamaño de los fragmentos recuperados no es posible deducir, con seguridad, ni formas ni tipos de recipientes para la mayor parte de los conjuntos aquí tratados, invalidándose por tanto su posible capacidad para tratar de establecer diferen-ciaciones cronológicas o geográficas entre los lotes analizados. El caso de Mendraka pudiera suponer un caso excepcional, toda vez que ha sido posible reconstruir la morfología general de algunos de los objetos presentes en' el yacimiento, en los que desta-ca el acusado desarrollo de sus panzas en relación con la dimensión general de los recipientes (Figuranº 1).

Esta característica tiende a matizarse en conjuntos como los de Elgezua o Kurtzio, donde las formas pre-sentes tienden a no hacer tan destacable esa parte de su morfología.

La recuperación de fragmentos correspondientes a dispositivos para vertido son los únicos elementos que aportan información segura respecto a la funcio-nalidad de los recipientes documentados. Exceptuan-do el caso de la vertedera en puente de Momoitio, con paralelos alto medievales en la comisa cantábrica, todos los yacimientos ofrecen ejemplares de tales ele-mentos para vertido, si bien muy escasos en número dentro del conjunto de restos de alfarería, que no per-miten definir la forma del pico vertedor, pero asegu-ran sin embargo su ejecución mediante la deforma-ción de la boca del yaso por pinzamiento o estrangu-lamiento en dos puntos de su desarrollo circular.

En este mismo sentido, cabría destacar también uno de los recipientes reconstruidos en Mendraka que presenta perforaciones circulares dispuestas en la zona del cuello y parte baja de la panza, hacia la base10 (Figura nº 2). La forma general del vaso, el número total de perforaciones que cabría deducir para el recipiente y la disposición de las mismas permiti-rían descartar su identificación con encellas o colado-res, debiendo proponer su posible relación con el oreo de los elementos almacenados en este contene-dor cerámico.

10 No compartimos con García Camino su criterio de que las per-foraciones de este vaso fueron realizadas "después de cocer la vasija" ("Arqueología y poblamiento en Bizkaia ... ", pág. 143). Por el contrario, ya propusimos en 1992 su ejecución mientras la arcilla se encontraba en "dureza cuero" o "pasta firme", al valorar entonces positivamente la correcta definición de su forma en la pared del vaso y la regularidad de sus bordes, caren-tes tanto de rebabas, lo que anula una acusada plasticidad de la arcilla en el momento de la ejecución, como de desportilladuras en los bordes e irregularidades en la forma general y paredes de los orificios, lo que no permite situar su realización una vez seca la arcilla o cocido el vaso. Las perforaciones, por otra parte, se realizaron en un estadio posterior al que se puede señalar para la ejecución de la decora-ción que acompaña al vaso, también aplicada una vez la arcilla hubo perdido parte de su plasticidad. Podemos anotar además que las perforaciones de la base del recipiente son más amplias que las del cuello, al tiempo que aquellas registran diámetro decreciente hacia el interior, quizá debido al propio espesor de la pared y al hecho de que su ejecución fuera realizada con un elemento punzante y no, por ejemplo, con una caña o bastonci-llo de sección transversa regular, instrumento que no hubiera favorecido la divergencia en los lados de la perforación .. Intere-sa destacar por otra parte el hecho de que para ejecutar las per-foraciones el alfarero debió mover el instrumento o la posición del vaso, puesto que los orificios señalan distintas inclinaciones y ejes de ejecución.

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se encuentran presentes, especialmente en los conjuntos de Elgezua y Kurtzio, sin embargo, el desigual número de elementos conservados en cada uno de los lotes no permite interpretar esa constatación como un rasgo discriminante, al menos contem-plado aisladamente.

Figuran.º l. Sto. Tomás de Mendraka (Elorrio). Recipiente reconstruido del Grupo l.

Si en los recipientes de alfarería ligados a Momoitio y Mendraka los bordes tienden a señalarse como una prolongación del cue-llo, componiendo un sencillo remate redon-deado o sufriendo un ligero adelgazamien-to, en los conjuntos bajomedievales de Elgezua y Kurtzio los bordes buscan mar-car su presencia claramente en el perfil del vaso, bien mediante puntos de intersección o inflexión que rompan con la prolonga-ción del trazado del cuello, bien dando entrada a nuevas formas que se sumarán a los sencillos esquemas anteriores (Figuras nº 3, 4 y 5). Esas novedades formales pue-den sintetizarse en tres tendencias principa-les:

Frente a unas bases· que muestran superficies de asiento invariablemente planas en los cuatro conjun-tos analizados11

, son los bordes los primeros elemen-tos que nos permiten establecer distinciones iniciales significativas. Se instalan éstos en el remate de cue-llos que no tienden a quedar marcados en el recipien-te por puntos de intersección y se muestran en gene-ral con perfil cóncavo, exhibiendo según los casos un mayor o menor exvasado. Los cuellos rectos también

11 Iñaki García Camino anota en sus trabajos de 1989 y 2002 la pre-sencia en Momoitio de un fragmento de fondo "con un círculo en bajo relieve impreso", resto que le llevó a situar este yacimiento entre aquellos que documentan "sellos en relieve" con esquemas de circunferencias y cruces en Cantabria, Palencia, León, Zamo-ra y Valladolid. Nosotros, sin embargo, no compartimos la opi-nión del citado autor. La consulta de las descripciones y repre-sentaciones gráficas que se ofrecen para los ejemplares citados y la observación del fragmento SJG.VX27.5 de Momoitio no favo-recen la adscripción de éste al conjunto formado por aquellos, puesto que los caracteres del ejemplar vizcaíno parecen respon-der más a rasgos relacionados con la morfología propia de la base del recipiente, que a las improntas dejadas por los grabados existentes en almas o en las superficies de trabajo del alfarero, explicación que se baraja para los sellos en relieve que aparecen en el asiento de algunos recipientes cerámicos medievales. Ade-más, excepción hecha de un fragmento del yacimiento de Rebo-lledo-Carnesa que registra una circunferencia en relieve, los res-tantes ejemplares ofrecen motivos aspados, bien aislados, bien inscritos en circunferencias (PEÑIL MINGUEZ, Javier: "La cerámica medieval del yacimiento de Rebolledo-Camesa". Sau-tuola lV, 1985, páginas 285-304; VVAA: La cerámica medieval en el norte y noroeste de la Península Ibérica. Aproximación a su estudio. León 1989; TURINA GÓMEZ, Araceli: Cerámica medieval y moderna de Zamora. Zamora 1994).

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a) bordes con bisel al exterior, dotados de un per-fil triangular si se acompaña de un engrosa-miento de la pared

b) bordes con bisel al interior

c) bordes con remate plano horizontal y acanala-dura central

Figuran.º 2. Sto. Tomás de Mendraka (Elorrio). Recipiente reconstruido del Grupo 1.

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Figuran.º 3. Elgezua (Yurre). Fragmentos de recipientes de alfarería del Grupo l.

Entre los elementos de suspensión asociados al grupo de cerámica que describimos ú'nicamente se han documentado asas verticales. En todos los yaci-mientos analizados, e independientemente de la anchura del elemento, presentan similares caracterís-ticas: de cinta, sección plana o poco gruesa y con la zona central del cuerpo ligeramente deprimida res-pecto a la posición que guardan los márgenes latera-les, confiriendo a la sección una forma cóncava (Figuras nº 6 y 7).

Respecto a su implantación en el recipiente, seña-lar que el método más frecuente, por su presencia en los cuatro yacimientos, hace descansar la parte alta del asa directamente sobre el labio, lo que provocará la anulación de su forma original. Junto a esta moda-lidad también se documentan otras posibles variantes que posicionan él extremo superior del asa bien a la

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' .. ICJ Figuran.º 4. Elgezua (Yurre). Fragmentos de recipientes de alfarería del Grupo l.

altura del labio, pero sin borrar u ocultar la forma de éste, al posicionarse contra la pared externa del vaso (Elgezua y Momoitio), bien en el cuello, en localiza-ción inmediata al borde (Momoitio), bien sobre el hombro del recipiente (Mendraka).

Estas asas, que por regla general se presentan completamente lisas en su superficie, pueden acom-pañarse en ocasiones de impresiones punzantes, que tienden a mostrarse plurales en el hombro del ele-mento de suspensión e individuales sobre el eje cen-tral del cuerpo del asa, alineadas entonces con el eje central del mismo (Figura nº 6). Estas punciones, documentadas con un único ejemplar en Momoitio, Mendraka y Elgezua, se presentan profundas, aunque sin llegar a perforar la sección del asa, con discreta presencia en planta, y con formas y contornos varia-dos.

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Figura n.º 5. Kurtzio (Berrneo ). Fragmentos de recipientes de alfarería del Grupo l.

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Junto a recipientes sin decoración, este conjunto de producciones reunidas en el Grupo 1 registran la presencia de elementos decorados, ajustados en casi todos los casos a una técnica incisa corrida, que orga-niza composiciones ornamentales de líneas rectas horizontales, dispuestas según tres modalidades bási-cas

a) incisiones individuales separadas por espacios no decorados

b) plural número de incisiones componiendo ban-das más o menos anchas que alternan con campos no decorados

c) incisiones en sucesión ininterrumpida cubrien-do la totalidad del área decorada

Si bien es cierto que podemos encontrar decora-ciones incisas en los cuatro yacimientos aquí contem-plados, quizá anotando el caso de Momoitio donde se registran pocos ejemplares decorados, también lo es el hecho de que en los conjuntos de Elgezua y Kur-tzio es donde se documenta la presencia de todas las modalidades decorativas señaladas, mientras que los ejemplares de Mendraka exhiben únicamente la ter-cera de ellas.

Las incisiones tienden a localizarse en la parte alta del recipiente, por encima de la zona media de la

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Figura n.º 6. Momoitio (Garai). Asa vertical, con impresiones, de un recipiente de alfarería del Grupo l.

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Figuran.º 7. Kurtzio (Bermeo). Restos de un recipiente de alfarería con decoración incisa, del Grupo l.

panza, pero no en todos los casos el campo a cubrir es el mismo. En Mendraka la decoración incisa cubre el hombro y el cuello, prolongándose hacia el borde (Figuras nº 1 y 2); en los ejemplares de Momoitio la decoración también se concreta en esas mismas par-tes morfológicas. Por el contrario, en Elgezua y Kur-tzio el campo decorativo no suele invadir la zona del cuello, quedando limitada en exclusiva a la zona del hombro o parte alta del cuerpo del vaso (Figuras nº 3, 5 y 7).

Los motivos incisos tienden a mostrar líneas anchas, poco profun-das, bastante regulares en su trazado, con la zona deprimida de la incisión plana y compacta y sus bordes lim-pios. Todo ello indicativo de que las líneas incisas cortaron la pasta.cuan-do la arcilla estaba en dureza cuero 138

(parcialmente seca), con un instru-mento de punta roma y con el recurso a un mecanismo giratorio responsable último de la uniformidad y regulari-

Figura n.º 8. Momoitio (Garai). Fragmento de borde de un recipiente de alfarería con

decoración incisa, del Grupo 1.

, ,

dad de las decoraciones. En los conjuntos de Kurtzio y Elgezua, junto a esta limpieza en la ejecución, se pueden observar, aunque con menor representación, incisiones que remiten a instrumentos de punta afila-da (secciones en V) aplicados sobre una pasta aún plástica, hecho que se señala en la mayor profundidad del corte o en las rebabas y picos que quedan en los márgenes del surco, evidencias de que la pasta pudo fluir rápidamente cuando estaba siendo cortada con la herramienta.

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Frente a la frecuencia de esta modalidad decorati-va, únicamente cabe señalar un ejemplar de Momoi-tio, en -relación con un posible recipiente para vertido, que exhibe sobrepuesta a las incisiones horizontales una línea ondulada (Figura nº 8), y dos ejemplares de Elgezua, que marcan una suave moldura en el perfil exterior del borde.

Si contemplamos ahora este conjunto de restos de alfarería desde un punto de vista tecnológico, pode-mos caracterizarlo en base a dos técnicas de forma-ción: el modelado y el torneado.

El modelado o urdido manual se documenta clara-mente en tres de los yacimientos analizados: Momoi-tio, Mendraka y Elgezua, registrando en los dos pri-meros una presencia casi exclusiva. No se excluye la presencia de un instrumento que permitiera girar o rotar el vaso para exponer al alfarero la sección a tra-bajar, pero entendiendo que tal instrumento reviste un carácter auxiliar en la construcción y formación del vaso. Con este urdido manual se pueden relacionar algunas técnicas de formación secundaria que contri-buyeron a un mejor acabado de las superficies exte-riores del vaso, en especial, aquellas que suponen el alisamiento de la pared exterior, bien con las manos, bien con otros dispositivos.

Un caso específico de estas técnicas se documen-ta en Elgezua, donde algunos fragmentos parecen evidenciar el adelgazamiento de las paredes del vaso mediante una técnica que elimina la pasta que se esti-ma sobrante cortándola con un instrumento afilado, práctica que otorga a la superficie exterior de los frag-mentos conservados un aspecto facetado.

El torneado, por su parte, se documenta amplia-mente en Kurtzio y Elgezua, y con muy escasa repre-sentación en Momoitio. Ahora bien, a partir de los parciales y escasos atributos que pueden leerse en los fragmentos conservados todo parece apuntar al uso del instrumento pero no de la técnica que le sería más propia, esto es, la elaboración del recipiente a partir de una única pella de barro centrada, abierta y levan-tada utilizando la fuerza del tomo. Si el tomo fue uti-lizado para acabar de definir la forma de un recipien-te armado manualmente o se empleó para construir un vaso a partir del continuado ensamblaje de distin-tas adicciones de arcilla, es una cuestión que aún queda por dilucidar.

En general, los vasos que registran la presencia del tomo en sus procesos constructivos evidencian un menor cuidado en el acabado final de su apariencia externa, carentes muchas veces de procesos secunda-rios que alisen sus superficies. Tal característica tal

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vez deba ponerse en relación con el incremento de la demanda sobre determinadas producciones o en lo innecesario de cuidar ciertos caracteres "estéticos" dada la utilidad última del producto.

Las características de la materia arcillosa emplea-da en la confección de los vasos y los procesos de su preparación son aspectos que también permanecen oscuros por el momento. Sin embargo, dos cuestiones nos interesaría tratar ahora en relación con los ele-mentos no plásticos que se documentan en la matriz arcillosa de los restos de alfarería aquí contemplados. El primero señala la presencia de partículas de cuar-zo, que se muestran muy frecuentes y muy bien dis-tribuidas12. Desconocemos si su concurrencia es natu-ral, como un componente más de los materiales arci-llosos o si fue deliberadamente incorporado por el alfarero bien de manera individualizada, bien como integrante contenido en otro elemento que fue adicio-nado a la arcilla, por ejemplo arena de río.

El segundo destaca la presencia de partículas de chamota o arcilla cocida como desgrasante incorpora-do voluntariamente por el alfarero, interpretación que se deriva no tanto porque sea un elemento fruto de la actividad humana, como por la cantidad en la que aparece incorporado a la matriz arcillosa que elimina la posibilidad de atribuir su concurrencia al azar o a la casualidad.

Junto a estos elementos no plásticos, también se hacen evidentes en la observación macroscópica otros minerales, todavía precisados de una correcta caracterización mineralógica, que revelan un carácter marginal en el conjunto de los restos cerámicos con-servados, con tamaños superiores a los 2 milímetros. Se señalan en este momento porque este tipo de inclusiones se asocian con preferencia a los grupos "de Momoitio y Elgezua, mostrándose ausentes en con-juntos como el de Kurtzio, donde la pasta se ve com-pletamente libre de ellos.

12 Iñaki García Camino, en su publicación de 1989, al caracterizar el conjunto cerámico de Kurtzio señala:"Las pastas, de buena cochura, contienen desgrasantes finos, entre los que predominan las micas". Desde la presente nota nos gustaría corregir esa iden-tificación, ya subsanada de algún modo por el citado autor en su publicación de 1992/93 al referir los caracteres de los materiales acogidos al Grupo 7 de la Bolsa de Bilbao, donde se anotan como paralelos de referencia los restos del yacimiento de Kur-tzio, puesto que tales elementos no plásticos no se encuentran presentes en el conjunto señalado. La presencia de producciones alfareras en el territorio vizcaíno templadas con micas debe situarse por el momento, y a falta de estudios completos de los materiales aportados por las excavaciones en los niveles arqueo-lógicos de las villas, en estadios cronológicos algo posteriores al bajomedieval que se reivindica para el conjunto de Kurtzio.

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' Figuran.º 9. Momoitio (Garai). Fragmentos de recipientes de alfarería del Grupo 2.

Básicamente, son tres lo modos de cocción que cabe referir para estas producciones, derivadas a par-tir del único criterio de las coloraciones que ofrecen los fragmentos en superficies y alma:

a) cocción oxidante b) cocción reductora con poscocción oxidante c) cocción reductora con poscocción reductora

En general, parece registrarse una marcada prefe-rencia por la obtención de coloraciones oxidantes, cuantitativamente predominantes en todos los con-

juntos. Las condiciones reductoras durante los proce-sos de cocción y poscocción aparecen en relación con los conjuntos de Elgezua y Kurtzio, estando escasa-mente representadas en los yacimientos de Momoitio y Mendraka, con un único representante de tal moda-lidad entre los restos de alfarería procedentes de este último enclave.

3.2 Las cerámicas del Grupo 2

Morfológicamente, los recipientes de este grupo se caracterizan por sus bordes exvasados, con labios

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simples redondeados o ligeramente adelgazados, por la carencia de cuellos individualizados en el perfil, realizándose la unión del borde con la pan'.?a median-te una curva continua, por cuerpos de tendencia glo-bular u ovoide y por fondos planos (Figura nº 9). Las formas son siempre cerradas.

Como elementos de suspensión tienen asociadas asas verticales, representadas por escaso número de ejemplares. Sus características morfológicas se hacen más evidentes si se comparan con las suspensiones de las cerámicas del Grupo 1, al revelar aquellas seccio-nes más espesas, menor anchura -ningún ejemplar excede los 270 mm- y carencia de rehundimientos en la parte central del asa. Desconocemos, sin embargo, el lugar de implantación de estos elementos en la superficie exterior del vaso. Uno de los fragmentos recuperados, procedente de Momoitio, registra una perforación circular, de casi 50 milímetros de diámetro.

Los fragmentos recuperados con decoración son muy escasos en número. Remiten siempre a decora-ciones incisas peinadas, muy superficiales, puesto que apenas quedan marcadas en la pasta. La dirección de los peines es vertical u oblicua.

Si morfológicamente este grupo se muestra bas-tante homogéneo, técnicamente esa cualidad se man-tiene. El modelado parece caracterizar la construc-ción de todas las vasijas adscritas a este grupo. Reve-lan además acabados superficiales que tienden a igua-lar y alisar la pared exterior del vaso mientras la arci-lla estaba aún húmeda, probablemente enjuagando la superficie con algún elemento blando y flexible. El acabado que resulta de este tratamiento es bastante liso, aunque en ningún caso se puede caracterizar como compacto o lustroso.

Sin embargo, es en el desgrasante que se incorpo-ró a la matriz arcillosa donde este conjunto cerámico muestra su mayor uniformidad, puesto que todos los fragmentos revelan la presencia de granos minerales poliédricos de calcita, abundantes en su frecuencia y muy bien distribuidos por toda la pasta. El hecho de que estos recipientes fueran templados con carbonato cálcico implica que las temperaturas de cocción tuvieron que permanecer por debato de los 800 gra-dos centígrados, escala hasta la que este aditivo mine-ral permanece estable. Temperaturas más altas hubie-ran causado la descomposición de la calcita, provo-cando graves daños en la pared del vaso.

Un rasgo muy característico de la mayor parte de los fragmentos de este Grupo 2 de cerámicas es la pérdida de los desgrasantes de calcita durante los

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sucesos posdeposicionales13, cuya presencia perdura

en la matriz arcillosa mediante una vacuola de formas geométricas, suceso que confiere a los restos cerámi-cos un aspecto extremadamente poroso.

Tres son lo modos de cocción que cabe referir para estas producciones,

a) cocción reductora con poscocción reductora b) cocción reductora con poscocción oxidante c) cocción oxidante

De ellas, la primera es la que se encuentra más representada, destacando los fragmentos así cocidos por sus coloraciones negras en alma y superficies exteriores.

Ejemplares de este grupo cerámico 2 se han docu-mentado en Mendraka, Momoitio, Elgezua y Kurtzio, pero mientras que en los dos primeros yacimientos la muestra recuperada cuenta con variados exponentes, en el caso de Kurtzio y Elgezua su presencia no llega a sumar en el conjunto de fragmentos recuperados un total de cinco elementos para los dos yacimientos.

La apariencia final que se describía para los restos de este Grupo 2, resultado de acciones posdeposicio-nales, en un producto que durante cierto tiempo dio en calificarse "privadamente" como "cerámicas de corcho", es la que se ha utilizado en última instancia para denominar a estas cerámicas como de tradición indígena o para contestar incluso su carácter medie-val. En cuanto al primer aspecto, por nuestra parte, no compartimos con Iñaki García Camino el calificativo de "tradición indígena" que otorga a estas cerámicas del Grupo 2 en su~ publicaciones de 1989 y 2002, por entender que el uso no restrictivo de tales términos, aún cuando oculten en ocasiones un fondo de verdad, puede dar lugar a múltiples equívocos y malas inter-pretaciones, tanto en lo que respecta a los caracteres morfológicos o técnicos que definen al grupo así denominado, como, sobre todo, en relación con el conjunto que se ve privado de tal calificación. Consi-deramos que todavía falta mucha labor por hacer en la caracterización de las producciones cerámicas pre-sentes en Vizcaya desde los momentos prehistóricos, antes de avanzar con paso firme por el terreno de la definición de las tradiciones alfareras y de los rasgos que permiten caracterizarlas y reconocerlas.

13 Para informarse del proceso de disolución de los desgrasantes de calcita en los restos cerámicos y del resultado final de tal proce-so, puede consultarse la obra de Carlos Olaetxea, "La tecnología cerámica en la protohistoria vasca", Munibe (Antropología-Arkeologia). Suplemento nº 12. San Sebastián 2000. La consul-ta de esta obra resulta además interesante por otros muchos aspectos.

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Precisamente, es ese calificativo de "tradición indígena" del que se ha hecho acompañar a las pro-ducciones ahora analizadas, la base que pudiera utili-zarse para una posible contestación del carácter medieval de estas producciones, toda vez que revelan "apariencias superficiales" que las hacen similares a algunos ejemplares de alfarería protohistórica. Se sumaría además como argumento añadido en tal sen-tido, el hecho de que alguno de los yacimientos medievales aquí analizados suministran restos cerá-micos de otras épocas anteriores a la propiamente medieval, siendo la sustracción de dichos restos del conjunto total de elementos de alfarería recuperados la que define, principalmente, lo que cabe definir o no como medieval, en unos yacimientos carentes casi siempre de estratigrafías de referencia, como ya queda dicho en otro lugar.

Sin embargo, y a la espera de que un proceso cre-ciente de investigación vaya despejando estos distin-tos interrogantes y sitúe las cosas en su justo lugar, valoraremos por el momento positivamente el criterio del arqueólogo que definió cronológicamente este conjunto como medieval, que resaltó la ruptura en formas y decoraciones respecto a producciones alfa-reras de etapas cronológicas previas y ofreció distin-tos paralelos para los restos de alfarería del Grupo 2 en otros conjuntos cerámicos de la tardoantigüedad y Edad Media (Finaga, Aldaieta14

, Memaia I o San Román de Tabillas).

3.4 UNAS BREVES NOTAS PARA UNA VALORACIÓN DE CONJUNTO

Hasta el momento presente nos hemos limitado a describir básicamente algunos de los rasgos comunes

14 Iñaki García Camino, en su publicación del año 2002, ha sido el encargado de señalar a la necrópolis tardoantigua de Aldaieta como uno de los enclaves que registran la presencia de ejempla-res de alfarería entroncados con las cerámicas reductoras medie-vales vizcaínas del que nosotros denominamos Grupo 2 y que él denominara reductoras de tradición indígena. Sin embargo, tal paralelo debe ser valorado con precaución, cuando no desestima-do como tal, puesto que, más allá de la apariencia exterior que pudiera reconocerse en las producciones documentadas en el yacimiento alavés y de las morfologías de sus recipientes, el des-grasante incorporado por el alfarero a los mismos no es la calci-ta triturada, circunstancia que separa este conjunto de los ejem-plares altomedievales vizcaínos del Grupo 2. En la descripción que se nos ofrece de algunos de los vasos recuperados en deter-minados enterramientos de Aldaieta, como el B-14, B-15, B-18, B-22 o B-24, se nos informan que "la pasta es de aspecto areno-so, muy tierna y con una gran cantidad de cristales de cuarzo blanco y gran tamaño" (AZKARATE, Agustín: Aldaieta. Necró­polis tardoantigua de Aldaieta (Nanclares de Gamboa. AlavaÁlava). Volumen l. Memoria de la excavación e inventario de los hallazgos. Vitoria 1999).

que pueden señalarse para los dos grupos que cabe identificar entre los restos de alfarería medieval documentados en cuatro yacimientos vizcaínos. Si valoramos ahora las relaciones que se establecen entre ambos grupos en cada yacimiento y las con-templamos a la luz de las cronologías que se han pro-puesto para los distintos conjuntos cerámicos aquí analizados, entonces hay dos aspectos que se revelan de interés y que serán aquellos que centren nuestra atención.

El primero resalta el hecho de que las cerámicas con calcita se asocian a las cerámicas con cuarzo en los yacimientos de Momoitio y Mendraka, aquellos que registran una cronología alto medieval, desapare-ciendo en los yacimientos de Kurtzio y Elgezua, vin-culados con cronologías bajo medievales, en los que el Grupo 1 se erige en protagonista único. De ser este hecho cierto y no deberse a una manifestación de índole local, lo que no parece probable, cabría pre-guntarse por las circunstancias que pudieran explicar la desaparición de las cerámicas del Grupo 2, que no son heredadas por los equipamientos alfareros tardo-medievales. Indudablemente, este es un tema muy complejo para el que, por el momento y en el estado actual de la investigación en el territorio, no dispone-mos de datos suficientes que nos ayuden a ir desve-lando las claves que nos permitan comprenderlo, por lo que nos limitaremos a apuntar algunas notas que creemos de interés.

Un primer apunte que nos parece interesante des-tacar es que este Grupo 2 se sitúa en una línea alfa-rera que entronca con una larga "tradición" que se remota al menos hasta la Edad del Bronce, fácilmen-te rastreable en gran número de yacimientos. Hay que tener presente en este momento, a tenor de lo anotado más arriba, que el término "tradición" única-mente hace referencia a la práctica de templar la cerámica con calcita, porque un hecho importante a tener en cuenta es que en este Grupo 2 están ausen-tes, en primer lugar, decoraciones de larga raigambre histórica, cuya presencia se constata sin embargo en otros ámbitos geográficos durante el medievo y que volverán a hacerse presentes en momentos cronoló-gicos posteriores en el territorio vizcaíno, y, en segundo lugar, no hay diversidad de formas, puesto que no sólo se detecta la ausencia de vasos abiertos, sino que además todos los fragmentos conservados parecen remitir a un tipo funcional conocido como olla.

En este sentido, habría que preguntarse si la con-vivencia en el alto medievo vizcaíno de ambos gru-pos cerámicos respondía al cumplimiento de funcio-nes específicas y distintas para cada uno de ellos:

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APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS PRODUCCIONES DE ALFARERÍA NO VIDRIADA RECUPERADAS EN YACIMIENTOS 607 MEDIEVALES DE LA VIZCAYA NUCLEAR Y DEL DURANGUESADO

a) un Grupo 1 con una matriz arcillosa rica en cuarzo y chamota, con colores derivados de condicio-nes de cocción oxidantes, con superficies exteriores cuidadas y decoradas, con un mayor número de tipos funcionales

b) un Grupo 2 templado con calcita, con colora-ciones negruzcas, escaso en decoraciones y con tipos funcionales que remiten a ollas

Tal vez este segundo grupo pudiera estar destina-do fundamentalmente a cocinar, como se evidenciaría en algunos fragmentos pertenecientes al mismo, coci-dos en atmósfera oxidante, que presentan su superfi-cie exterior ennegrecida como consecuencia derivada más de los gases reductores producidos por los fue-gos de cocina que por una post-cocción reductora. Por otra parte, la calcita tiene una expansión térmica muy similar a la de la arcilla cocida y con su presen-cia asegura que las tensiones debidas a la expansión diferencial de la matriz arcillosa y el templante sean mínimas cuando los vasos se calientan y enfrían durante su utilización coquinaria15

• Al mismo tiempo, el templado grosero que muestran los fragmentos del Grupo 2 tiene relación directa con la mayor resisten-cia y larga duración de los recipientes ante el choque térmico al que se ve sometido a diario un vaso de cocina16

A este respecto, un aspecto a tener también en cuenta es que la existencia de un único tipo funcional en el Grupo 2 y la no presencia, al menos en el con-junto recuperado, de vasos del Grupo 1 con eviden-cias de haber sido sometidos a la acción directa del fuego, invalidarían hasta cierto punto el pensar en una diversificación alfarera en función de demandas diferenciadas o en relación con motivaciones estéti-cas o con convenciones culturales.

Si los acontecimientos se hubieran desarrollando ·como venimos insinuando, el nuevo interrogante que se plantea es si nos encontramos ante una producción alfarera que se diversifica en su oferta, con ollas de cocina al tipo tradicional y vasijas para otros usos con técnicas distintas, o si, por el contrario, existe un aprovisionamiento externo de vasos templados con arcilla cocida y un abastecimiento de recipientes para cocinar templados con calcita obtenidos en obradores locales. Esta circunstancia implicaría la toma de con-

15 RYE, O.S.: Pottery technology: principies and reconstruction. Washington 1981

16 STEPONAITIS, V.P.: "Techonological studies of prehistoric pottery from Alabama: Physical properties and vessel function". The many dimensions ofpottery .. Ceramics in Archaeology and Anthropology. Amsterdam 1984.

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ciencia de que un tipo de cerámica concreta se adap-ta mejor a determinadas necesidades y se conviene, por tanto, bien en especializar las producciones, bien en suprimir la producción de determinados tipos fun-cionales, sustituyéndolos por producciones más ade-cuadas. En este sentido, sería interesante comprobar si existen diferencias acusadas entre los Grupos 1 y 2 en su grado de resistencia tanto al choque térmico como a la rotura por fuerzas mecánicas -el tipo de tensión que podría producirse cuando un vaso se deja caer accidentalmente-, constataciones que pudieran explicar y justificar una especialización de produc-ciones alfareras del tipo de la señalada.

Es indudable, en otro orden de cosas, que diluci-dar parte de estos interrogantes pasa por la necesidad previa de caracterizar mineralógicamente las produc-ciones del Grupo 1 para determinar si existen elemen-tos compositivos discriminantes que permitan identi-ficar tanto producciones importadas como locales, así como sus posibles centros de procedencia. De igual modo se plantea la necesidad de realizar estudios objetivos que caractericen las alfarerías de etapas cro-nológicas previas a la medieval presentes en territorio vizcaíno, a fin de detectar si existen producciones templadas con chamota o si la técnica, por el contra-rio, es completamente extraña al territorio. Entende-mos que esta última cuestión es relevante porque, entre otros aspectos, ayudaría a explicar un hecho que nos resulta curioso: si bien la calcita tiene un grado de expansión térmica similar al de la arcilla, la chamota presente en los fragmentos del Grupo 1 tiene las mis-mas propiedades que la estructura arcillosa a la que se incorpora, con lo que el problema de la resistencia a la tensión térmica quedaría solucionado, contando ademas con la ventaja añadida de que los vasos así templados pueden ser cocidos a mayor temperatura sin el peligro que supone fragilizar la pasta cerámica al utilizar calcita como desgrasante. O, por el contra-rio ¿existe algún atributo tecnológico que resalte las cualidades del Grupo 2 para las funciones de cocina del que carece todavía el Grupo 1?

Si dilucidar este problema de la convivencia de las producciones cerámicas de los Grupos 1 y 2 durante el altomedievo aplicadas a funciones diferenciadas es importante, una cuestión igualmente relevante, aun-que más difícil de solucionar a nuestro entender, será aquella que trate de desentrañar las razones que justi-ficaron que tras un largo tiempo de perfecta convi-vencia, la cerámica del Grupo 2 terminara desapare-ciendo en los siglos finales del medievo. Quizá la única explicación que se nos ocurre en estos momen-tos, es aquella que considera al Grupo 2 como tecno-lógicamente limitado e inviable frente a los caracte-res de los productos del Grupo 1, que debió pasar a

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asumir las funciones que quedaron inicialmente reservadas para aquél al demostrar su plena cualifica-ción. Ahora bien, ¿qué cambios significativos se pro-dujeron en las producciones del Grupo 1 en el pleno o bajo medievo que significaron la supresión definiti-va del Grupo 2 y la usurpación por aquellas del papel jugado hasta entonces por las alfarerías con calcita triturada? ¿Qué cambios se produjeron quizá en los consumidores, en los centros productores o en los mercados para propiciar y justificar ese cambio, desestimando el recurso a unas producciones con cal-cita que hasta entonces resultaron satisfactorias?

En esta misma línea, sería preciso tratar de reconstruir las etapas y circunstancias precisas en las que se desarrolló un proceso del que únicamente se reconoce el resultado final: la desaparición del Grupo 2. En este sentido, resultaría de gran ayuda contar con estratigrafías inalteradas que permitiesen comprobar la importancia numérica de los representantes de ese Grupo 2 en distintos momentos, para entender ade-más si su sustitución fue o no progresiva

El segundo de los aspectos que nos parece impor-tante resaltar en los conjuntos cerámicos que aquí analizamos, afecta a los pequeños cambios aparentes que es posible reconocer en los restos de alfarería adscritos al Grupo 1 desde los momentos altomedie-vales, representados por los yacimientos de Momoi-tio y Mendraka, hasta los bajomedievales. Si bien muchos de los componentes morfológicos y técnicos que caracterizaban a este grupo de cerámicas se reco-nocen invariables a lo largo de todo el periodo medie-val -las formas cerradas, las asas de cinta verticales levemente rehundidas en su zona media, las decora-ciones incisas horizontales, la cocción bajo condicio-nes preferentemente oxidantes, la frecuencia del cuarzo en la matriz arcillosa o la chamota como des-grasante-, es posible identificar en los momentos finales del periodo la presencia de puntuales noveda-des, a las que cabría cargar en consecuencia de signi-ficación cronológica, según se constate su presencia o ausencia en los conjuntos cerámicos. Y esto es así hasta el punto de que pudiera tal vez satisfacerse de algún modo, y dentro de unos límites muy restrictivos por el momento, esa vieja aspiración de los arqueólo-gos medievalista de que la cerámica juegue "un papel de fósil-director, de utilidad comparable al que desempeñan las producciones de épocas protohistóri-ca y clásica"11

17 VV.AA.: La cerámica medieval en el norte y noroeste de la Península Ibérica. Aproximación a su estudio. León 1989. Pági-na 11

Si contemplamos globalmente las características de los restos de alfarería no vidriada de los cuatro yacimientos medievales aquí analizados, la primera constatación que puede realizarse es que los conjun-tos que registran una datación bajomedieval eviden-cian una mayor variedad en sus características o atri-butos cerámicos que la "rígida uniformidad" que cabría referir para los conjuntos altomedievales. Desde un punto de vista morfológico se ha señalado más arriba la variedad de formas que se introducen en los bordes frente al sencillo esquema altomedieval de

. labios redondeados o ligeramente adelgazados, al tiempo que se detectan algunas novedades en la orga-nización de los campos decorativos logrados a partir de los motivos incisos horizontales, que irán quedan-do restringidos finalmente a la zona alta de la panza.

Por otra parte, el bajomedievo suma a las produc-ciones oxidantes aquellas que se logran bajo condi-ciones reductoras, tal vez responsables últimas de la desaparición de la alfarería del Grupo 2, al asumir las funciones que le estaban reservadas a ésta. Esas pro-ducciones reductoras traen además aparejada una mayor compacidad, sonoridad18 y dureza de la pasta cerámica cocida, que quizá sea la responsable última del menor grado de alteración postdeposicional que registran los elementos bajomedievales respecto a sus parientes de etapas anteriores. Técnicamente, ade-más, los conjuntos de la baja Edad Media incorporan el torneado en sus procesos formativos, desterrando el modelado quizá a los procesos primários de forma-ción de los vasos.

La detección de este conjunto plural de caracteres en un lote de fragmentos cerámicos que se sospecha medieval en su cronología, nos llevaría sin duda a proponer su correspondencia con contextos clara-mente bajomedievales, identificando por tanto la variedad en los atributos cerámicos con las cronolo-gías tardomedievales. Es más, ciertos ejemplares de

18 La mayor o menor sonoridad del casco cerámico de un recipien-te de alfarería, en evidente vinculación con su dureza, tal vez se entienda como una cualidad altamente subjetiva, difícil de medir y evaluar. Sin embargo, en este caso concreto, nos sumaríamos al criterio que llevó a D.P.S. Peacock a proponer en 1977 el tacto como "a very real ceramic trait" y, por tanto, un criterio más a tener en cuenta a la hora de caracterizar y describir producciones alfareras. Cualquiera que se haya enfrentado al análisis de con-juntos cerámicos de distintas cronologías entiende que muchas veces las cualidades sonoras y táctiles de los fragmentos contri-buyen a auxiliar a otros criterios aparentemente más objetivos en el momento de encuadrar determinadas producciones en etapas cronológicas concretas. En este sentido, Ja cualidad sonora de un fragmento de alfarería bajomedieval del territorio vizcaíno, de tonos casi "metálicos", y las sensaciones táctiles que aporta no encuentran reproducción alguna en un fragmento altomedieval del mismo contexto geográfico.

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APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS PRODUCCIONES DE ALFARERÍA NO VIDRIADA RECUPERADAS EN YACIMIENTOS 609 MEDIEVALES DE LA VIZCAYA NUCLEAR Y DEL DURANGUESADO

alfarerías concretas que reúnen algunos de los atribu-tos morfológicos y técnicos más representativos, como pudieran ser los bordes engrosados de perfil triangular, decoración incisa horizontal, elaboración a tomo, dureza de la pasta o conservación posdeposi-cional inalterada, permitirían datar niveles arqueoló-gicos allí donde concurrieran, siempre en presencia de estratigrafías intactas. Porque tales caracteres no son privativos de las producciones alfareras que pudieran recuperarse en un área geográfica determi-nada, sino que, por el contrario, alcanzan a reconocer-se en un amplio número de yacimientos vizcaínos de

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la Edad Media tardía. Algunos de los ejemplares de Kurtzio, como aquél que se muestra en la figura nº 7, encuentran exacta reproducción en todas sus caracte-rísticas en niveles arqueológicos de Durango, Ber-meo, Plencia o Bilbao, lo que permite situar esas pro-ducciones en un momento cronológico preciso, no asimilables en sus caracteres ni a las producciones realizadas en etapas precedentes, que quedaron supe-radas técnicamente, ni a las alfarerías que habrán de sucederse en tiempos posteriores marcadas por otros atributos claramente diferenciables.

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