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Desde que en la época colonial, las Ordenes de Jesuitas y Franciscanos instalaron las primeras escuelas en nuestro territorio, el sistema de educación de gestión privada, ha acompañado el desarrollo del país. Por eso la misma Constitución de la República reconoce y valora el aporte público y social de la Educación de gestión privada.

Desde pequeños centros de educación inicial, a establecimientos inclusivos o especiales, pasando por colegios de distinto tipo y tamaño, hasta las universidades e institutos terciarios, la educación privada ha sido propulsor de nuevas iniciativas y modalidades de enseñanza. Ha incorporado, más allá de la currícula oficial, una serie de innovaciones algunas de las cuales se han generalizado poco a poco.

Ante la problemática que hoy tiene nuestro sistema educativo en su conjunto, Punto edu se propuso conocer la opinión de distintas personalidades, para saber cuáles entienden que son los principales aportes que hace este sistema de gestión, y en que medida podrían ser trasladables.

Aportes públicos de la Educación Privada

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“La homogeneidad es enemiga de la equidad”El Director Nacional de la asociación que nuclea a las instituciones educativas católicas (AUDEC), entiende que sus centros han sido pioneros en la creación de comunidades educativas y proyectos de Centro, en la formación en valores, la integración, la actividad deportiva y recreativa, así como en la incorporación de importantes innovaciones. Indicó que, si se fortalece la autonomía de las instituciones estatales, muchas de esas experiencias pueden ser transferidas.

P. Marcelo Fontona:

¿Qué aporte hace la educación privada al sistema educativo?

Nosotros preferimos hablar de la educación ca-tólica, más que de educación privada. Somos edu-cación pública, de gestión privada, sin fines de lu-cro, donde la persona de Jesús es nuestra fuente y energía para educar. Educamos en colegios, en proyectos socio educativos y en la universidad; esta-mos en todo el país, com-prometidos con todos los sectores sociales, también donde no llega el Estado. Creo que esto nos da una especificidad propia que nos distingue del resto de la educación de gestión pri-vada. Hemos aportado a la creación de comunidades educativas, entendiendo por tales el accionar articu-lado de alumnos, docentes, personal técnico y de servicio y familias, donde cada actor debe cumplir su rol, ser respetado en su especificidad y participar en el proceso educativo. Este accionar presupone la centralidad del alumno como sujeto y como actor. Hemos contribuido desde las comunidades edu-cativas el valor del proyecto de centro, como unidad que puede y debe ser controlada, pero que debe

tener la libertad y autonomía suficientes para desa-rrollar todo su potencial creativo. Hemos trabajado sobre la base de la unidad en la diversidad. La homogeneidad es enemiga de mu-chas cosas, entre ellas de la creatividad, de la inno-vación, de la eficacia en términos educativos, pero sobre todo de la equidad. Tratar igual a los que son diferentes no solo es una aberración pedagógica

sino que viola los derechos de las personas y en parti-cular de los niños y jóve-nes. Somos conscientes de la dificultad que implica al-canzar la justicia, pero esta-mos convencidos de que el respeto a la diversidad no se opone, sino que posibili-ta la construcción de la uni-dad y la equidad. Cada centro desde su identidad apunta a la edu-cación integral del educan-do. Hemos aprendido que

no es posible educar en compartimientos estancos y hemos ensayado diferentes modelos de educación integral que ponen el acento en esta convicción. Un centro educativo es mucho más que un conjunto de salones donde se da clase (aunque esto sea condi-ción necesaria). En un mundo complejo y cambiante, en socie-dades que aumentan sus conflictos e incertidum-

La homogeneidad es enemiga de muchas cosas, entre ellas de

la creatividad, de la innovación, de la eficacia en términos

educativos, pero sobre todo de la equidad.

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bres, existe una verdadera inflación de demandas a las instituciones educativas. Hoy no parece haber contradictores de la idea de que el centro educati-vo, cualquiera sea, debe desarrollar una educación en valores. Sin duda la educación católica desde siempre lo ha practicado de forma sistemática e ins-titucionalizada, aun antes de que tuviera nombre. Y también en esto hemos generado aprendizajes desde nuestros aciertos y errores, en diálogo perma-nente con la sociedad y la familia. Lo cierto es que jamás promovimos la educación en valores como novelería, consigna hueca o estrategia de marketing. Lo hicimos desde una identidad y una propuesta definidas, pero a la vez respetando y reconociendo dentro de las propias instituciones diversas concep-ciones y posiciones. Muy vinculado a lo anterior, desde nuestros co-legios intentamos educar para la ciudadanía des-de una perspectiva solidaria y comprometida en la construcción de una sociedad más justa y más hu-mana. Son incontables las experiencias educativas realizadas en tal sentido: talleres, proyectos transver-sales, experiencias de voluntariado social, de partici-pación, trabajos manuales, misiones, campañas soli-darias, etc. La educación sexual y en la afectividad forma parte de la educación en valores en el marco de una educación integral. Asumiendo que una verdadera educación sexual es imposible sin un marco axioló-gico y que ello involucra decisiones y opciones de las familias, de las instituciones y de los educandos,

los colegios católicos han sido pioneros en el país en introducirla en el currículo y han acumulado expe-riencias muy valiosas para la educación toda. Integración de la diversidad. Muchos de nues-tros centros han promovido el modelo de integra-ción de alumnos con capacidades diferentes a los grupos comunes. Es sin duda un debe de la edu-cación uruguaya, sobre todo en el nivel de la ense-ñanza media y más aún de la terciaria. No se trata solo de la defensa de los derechos de quienes tie-nen capacidades diferentes; es parte del modelo de educación integral que intentamos promover. La in-tegración en grupos comunes no solo es beneficiosa para quienes tienen capacidades diferentes, por las interacciones entre pares que se producen, sino que genera oportunidades para educar en la tolerancia, en la aceptación del diferente, tan necesarias en es-tos tiempos para todos los integrantes del grupo. En el ámbito de la educación no formal, hemos sido pioneros en la experiencia de la educación por el trabajo (Tacurú): Jóvenes que no estudian, ni tra-bajan se re encuentran con el aprendizaje a través del trabajo. Así nacen los convenios educativo la-borales que más tarde incorporados por organismos públicos y que hoy son parte de políticas del MI-DES, de Intendencias y otros organismos. Lo mismo podemos decir del acompañamiento de madres/pa-dres adolescentes y sus hijos (Casa Luna), donde la temprana maternidad es asumida y trabajada como una oportunidad para construir otros proyectos de vida para la persona o la pareja, que los ayude a vivir más activamente su ciudadanía. No es posible en esta nota relatar, las innova-ciones de todo tipo que en diferentes épocas y contextos los distintos centros han introducido en la práctica educativa. Ellas no son patrimonio ex-clusivo de los centros católicos, pero nuestra ex-periencia, reflexión e iniciativa han contribuido significativamente a veces a comenzarlas, otras a enriquecerlas o a consolidarlas. Mencionemos al-

Los colegios católicos han desarrollado, como parte de la educación integral,

una larga trayectoria y acumulación en la

hoy llamada extensión extracurricular.

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gunas: Tiempos personalizados, consultorías, tu-torías; creación de nuevos perfiles en cargos edu-cativos innovadores: adscriptos, coordinadores, maestros de apoyo, sicólogos, sicomotricistas, si-copedagogos, etc.; agregados curriculares; ense-ñanza de idiomas y de informática; atención de dificultades de aprendizaje; investigación por par-te de los estudiantes; pasantías; viajes y paseos didácticos; innovaciones en sistemas de apoyo y en evaluación; equipos interdisciplinarios de in-tervención; educación ambiental y vial; proyectos comunitarios; trabajo con las familias; educación para la salud; prevención en adicciones (alcohol, drogas ilegales…); deportes. Por ejemplo, la liga más importante, ADIC, hoy llamada Asociación Deportiva de Instituciones Co-legiales, en los orígenes la “C” significaba “católi-cas”, luego se fueron incorporando otras entidades y la asociación modificó la denominación. Los colegios católicos han desarrollado como parte de la educación integral una larga trayectoria y acumulación en la hoy llamada extensión extra-curricular. Campamentos de trabajo o recreación, jornadas, talleres, viajes culturales y educativos, es-cuelas de animadores, etc., constituyen un capital educativo innegable. Lo importante es que los colegios han posibi-litado introducir, probar y evaluar un sinnúmero de innovaciones que hoy constituyen un capital de conocimiento para todo el sistema. La educación católica ha hecho un gran es-fuerzo mediante la profesionalización de los do-centes por mejorar sus centros educativos y la formación de los educadores. Con sistemas de apoyo, de contención, de incentivos, de parti-cipación, de acompañamiento y una política de formación y actualización permanentes a cargo de los colegios, de AUDEC y de la Universidad Católica, han contribuido y contribuyen a comba-tir uno de los más graves problemas de la educa-ción uruguaya, como es la desprofesionalización. Los primeros posgrados y maestrías en educación fueron brindados por la Universidad Católica, allí se formaron muchos de los que directivos del sis-tema educativo nacional.

La innovación para que se den aportes, necesi-ta de liderazgo y de un “ambiente”. Esto es lo que se ha dado y se da en la educación católica. Más que grandes reformas pensadas para siempre, he-mos aprendido que se trata de generar las condi-ciones para el cambio permanente, sin novelerías, improvisaciones, autoritarismos o rigideces conser-vadoras.

¿Qué cree Usted que puede trasladarse a todo el sistema educativo?

Estos aportes son históricos, muchos de ellos consolidados desde la década de 80. Quienes más rápidamente han ido incorporando aportes de la educación católica han sido algunos Colegios de gestión privada no católica. En la educación esta-tal, las incorporaciones son más lentas, basta ver las dificultades que hay con el Promejora que se basa en el trabajo sobre la comunidad educativa, el proyecto de centro, la evaluación institucional y los proyectos de mejora. Ahora están apareciendo equipos interdiscipli-nares en los centros oficiales; educación física y campamentos, en Primaria, etc. Entiendo que si se fortalece la autonomía en la gestión de los Centros Educativos, en los servicios estatales se pueden transferir casi todas las expe-riencias. Ahora bien, no es un traslado automático de un set de innovaciones, cada comunidad edu-cativa tiene que determinar lo que necesita y quie-re, según su identidad y su proyecto, para alcanzar la calidad educativa siendo realista respecto de la capacidad que tiene para gestionar la innovación.

No quisiera que termine la nota, sin decir una pa-labra, respecto de la reciprocidad. La educación es una tarea y una responsabilidad de todos, en el subsistema que sea. Nosotros nos enriquecemos también de los aportes del sistema estatal, el Plan Ceibal. Otro ejemplo elocuente, es la apertura del Ministerio de Deportes para que los adolescentes de los centros de gestión privada participen del campeonato pre clasificatorio para los Juegos Estu-diantiles Panamericanos.

Marcelo Fontona es Magister. Sacerdote Salesiano. Director Nacional de la Asociación Nacional de Educación Católica (AUDEC). Ex Director del Instituto Juan XXIII. Coordinador de las Escuelas Salesianas de Uruguay

Si se fortalece la autonomía en la gestión de los Centros Educativos, en los servicios estatales se

pueden transferir casi todas las experiencias.

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“El modelo de gestión que da lugar a un ambiente

propicio al desarrollo del alumno es lo que hace

la diferencia”

El Presidente de la Asociación de Institutos de Educación Privada (AIDEP), Profesor Eduardo Tornaría, planteó la posibilidad de crear un sistema educativo similar al de la salud, donde el Estado facilite a las familias la elección de la institución que prefieren, con becas que no superen el costo que le significaría mantenerlos dentro de sus instalaciones.

Prof. Eduardo Tornaría:

¿Qué aporte hace la educación privada al siste-ma educativo? y ¿qué puede trasladarse a todo el sistema?

En nuestro país el sistema de educación pública presenta dos variantes, la de gestión estatal y la de gestión privada. A veces se las quiere comparar por los resultados académicos, lo que no siempre se hace correc-tamente pues cuando se valoran promociones o repeticiones, ubicaciones en un ranking o en una prueba, se olvida consi-derar el contexto en el que se producen esos re-sultados. Tampoco alcan-za con contrastar valores absolutos, porque en ri-gor se deberían ponderar los cambios relativos que se logran en los educan-

dos, para realizar una correcta comparación. A partir de los resultados que se acostumbra considerar, que en muchos casos favorecen a la opción privada, podría pensarse que el aporte diferencial de la educación de gestión privada está en la propuesta pedagógica curricular. Pero no debe olvidarse la falta de autonomía pedagó-gica que existe en los aspectos curriculares. En efecto, las asignaturas con sus programas, y los regímenes de evaluación y pasaje de grado son

los mismos en todo el sis-tema, y también los son los procedimientos de su-pervisión, orientación y control por parte de las inspecciones. De manera que, si más allá de algu-nos planteos específicos, la propuesta pedagógica curricular es la misma, ella no puede ser la expli-

En las instituciones privadas se genera

un ambiente propicio para el desarrollo del

educando que permite obtener mejores tasas

de crecimiento.

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cación de los resultados diferentes. Tampoco debe perderse de vista que, en térmi-nos generales, los recursos humanos empleados se comparten en ambas variantes. Y que la in-fraestructura material inicial, (edificios, equipa-miento didáctico y de laboratorio) es en general superior en las instituciones del estado, aunque finalmente las carencias en la gestión de su man-tenimiento las desvaloricen.

Más bien las diferencias parecen estar relacio-nadas con los distintos contextos. En las institu-ciones privadas se genera un ambiente propicio para el desarrollo del educando que permite ob-tener mejores tasas de crecimiento. Ese contexto favorable tiene su vinculación con las propues-tas de los centros, que introducen en su matriz pedagógica un desarrollo curricular local con

actividades extracurriculares, así como con el contexto familiar que, en general, potencia el desenvolvimiento del alumno.El ambiente propicio que se logra en las institu-ciones de gestión privada, y también en algunas estatales, tiene una incidencia tan importante que permite que en muchos casos los alumnos con dificultades ante el aprendizaje logren resul-tados que disimulan sus carencias.Ese ambiente enriquecedor habilita la innova-ción y la adecuación a nuevas propuestas, y por ello es que la educación de gestión privada ha actuado muchas veces como banco de pruebas y ensayo de innovaciones que después pudieron generalizarse a toda la educación.

El modelo de gestión que da lugar a un ambiente propicio al desarrollo del alumno es lo que hace

¿Por qué el Estado no facilita a las familias con dificultades económicas, la elección de la institución que prefieren para

sus hijos, con becas que se adecuen a las necesidades familiares y que no superen el costo que le significaría

al Estado mantenerlos dentro de sus instalaciones?

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la diferencia, y por allí hay que buscar los apor-tes. Porque el ambiente es lo que posibilita que niños y jóvenes encuentren los recursos que les permitan vivir y crecer, sanos y felices, de acuer-do con sus vocaciones. En ese marco, los buenos resultados académicos surgen como una conse-cuencia natural.

El testimonio de una gestión eficiente es el gran aporte que pueden realizar las instituciones no estatales. Y se trata de un modelo que podría extenderse a toda la educación pública, con una propuesta autogestionada por los protagonistas que pueden ser agentes estatales (departamenta-les, municipales) o incluso comunitarios.Es interesante realizar una comparación con el actual modelo de la salud, donde existe un orga-nismo de diseño, planificación y control (MSP), separado de las instituciones de ejecución de las actividades que pueden ser de gestión estatal o privada (ASSE, mutualistas, seguros).Las instituciones de educación estatales, podrían tener diferentes modalidades de gestión, en un esquema de descentralización que aprovechara los recursos locales. Quizás haya que retomar, entre otros paradigmas, al modelo de escuelas y liceos populares que dio origen a muchas de las que después fueron prestigiosas instituciones es-tatales. Y a un nivel diferente, y equidistante de las instituciones de gestión estatal y de gestión privada, estaría el organismo de planeamiento educativo, supervisión y control de todo el sis-tema.

La educación de gestión privada forma parte in-disoluble de la educación pública, y su destino y resultados están íntimamente condicionados e interrelacionados. Su objetivo no es otro que educar a los futuros ciudadanos de nuestro país.Si la educación es una sola, con el mismo objeti-vo, y el estado debe poner sus recursos a dispo-sición de todos los niños y jóvenes, entonces... ¿por qué el estado no facilita a las familias con dificultades económicas, la elección de la institu-ción que prefieren para sus hijos, con becas que se adecuen a las necesidades familiares y que no superen el costo que le significaría al estado mantenerlos dentro de sus instalaciones? No se trata de subvencionar a la escuela priva-da, sino de posibilitar la libre opción de todas las familias. Sería un procedimiento para que los aportes de la educación de gestión privada que-daran al alcance de todos.

- la independencia para la toma de decisiones, lo que mejora la rapidez con que se responde a la problemática planteada,

- la dimensión de la institución cuya escala permite una actuación menos burocratizada,

- la promoción de los proyectos loca-les que permiten la adecuación de la propuesta general a la realidad del me-dio en que están insertas lo que incre-menta el compromiso de los protago-nistas del lugar,

- la adecuación de los recursos, sean humanos o materiales, a las necesidades de los alumnos,

- la optimización de los recursos exis-tentes, al condicionar a ellos las pro-puestas a realizar,

- la continuidad en el tiempo de los equipos de trabajo,

- la autonomía y la disponibilidad de medios en el plano económico que posi-bilita las decisiones rápidas, adecuadas al medio y al problema que se debe re-solver,

- la capacidad que todo lo anterior ge-nera para realizar el cuidado y manteni-miento de los bienes a su cargo.

LA GESTIÓN DE LA EDUCACIÓN PRIVADA SE CARACTERIZA POR:

Ex Director General del Colegio Nacional José Pedro Varela entre 1986 y 1998Director General de la Escuela Integral Hebreo Uruguaya desde 1999 y Presidente de AIDEP desde 2007

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“Los problemas que comparten la educación pública y la privada, tienen que ver con los tiempos en que vivimos”

Conversamos con Lucía Topolansky, primera senadora del Frente Amplio, tercera en la línea de sucesión presidencial, y esposa del Presidente de la República, a los efectos de conocer su opinión respecto al aporte que la educación privada puede hacerle al sistema educativo en su conjunto.

Sen. Lucía Topolansky:

¿Cuáles entiende Usted que son los principales aportes que la educación privada puede hacer-le al sistema?

La educación privada cubre una parte muy pe-queña del sistema, en cualquiera de los niveles, y tiene otra lógica de funcionamiento y en reali-dad comparte con la educación pública los mis-mos problemas. Para muchos, queda como que en la educación privada todo corre sobre rieles, y eso va en desmedro de la pública. Creo que los problemas que comparten tanto la educación privada como la pública, tienen que ver con los tiempos en que vivi-mos, cuando la vio-lencia de la sociedad y la desintegración de la familia, se cuela en los centros de estudio. De modo que creo que la educación pública le puede aportar muchí-

simo a la privada, y la privada mucho a la públi-ca. Pero quiero aclarar que no hay un equilibrio como se ha querido presentar.

Hace poco escuché decir a un cura miembro de la educación privada que “nosotros nos debe-mos a los clientes que nos pagan” y es así. Dijo la “verdad de la milanesa”, ese buen señor dijo algo clave. Entonces si alguien hace un esfuerzo económico va a exigir una cantidad de cosas.

Estamos en el segundo período de gobierno que se preocupa por la educación, primero dando ru-

bros, aunque nos gus-taría darle tres veces más a los salarios do-centes, pero no nos da la plata. Hemos hecho un gran esfuerzo para mejorar la infraestruc-tura, laboratorios, etc. ¿por qué habían des-

“Entre la educación privada y la pública no hay un equilibrio, como se ha

querido presentar”

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armado la UTU? porque es una educación cara, que necesita laboratorios, materia prima, etc. En-tonces, me indigna que se quiera presentar como ideal algo que cubre una pequeñita parte del sis-tema, y no se mira el esfuerzo brutal que se hace en más del 80%. No tengo nada contra ellas, y le agradezco que haya escuelas privadas, y que con-tribuyan al país, pero son iguales a las públicas.

¿Cree que algunas de las exitosas innovaciones que ciertas instituciones privadas han realizado podrían trasladarse a todo el sistema?

Yo nunca voy a negar eso y creo que todo lo que sirva puede tras-ladarse de un lado al otro, así como la educación pública le puede trasladar tam-bién cosas relevantes como el Plan Ceibal.

Por eso yo lo que pido es un poco de equidad cuando se valoran las cosas. Por supuesto que habrá cosas mejores del lado privado. Capaz que las instalaciones son mejores, capaz que por el mismo poder adquisitivo de las familias que envían sus hijos allí, es más distendido para el profesor trabajar en el ámbito privado, por-que hay problemas a los que no se va a enfren-tar. Por todo eso es fantástica la educación pú-blica, porque los profesores y profesoras, y las maestras, son la primera trinchera para atender los problemas sociales y esto muchas veces lo

olvidamos. Hay pro-blemas sociales que la educación privada no tiene que atender, y eso le permite “chi-vear” en otras cosas. Pero lo que nos ten-ga que aportar que lo aporte, bienvenido sea, no soy sectaria en

“Hay problemas sociales que la educación privada

no tiene que atender, y eso le permite chivear

en otras cosas”

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eso. Lo que quiero es destacar los valores de la educación pública, que son grandes y mu-chos, y se quieren “invisibilizar”.

En las pruebas PISA los resultados de alumnos de liceos públicos y privados, de igual contex-to, dieron iguales, y no se dijo.

Yo le he facilitado a muchos alumnos de esta-blecimientos públicos que estén en la Estancia Anchorena, y nunca se rompió nada.

El presidente ha dicho que ahora que no existe más el acuerdo educativo con la opo-sición, se siente con las manos libres. Y Us-ted ha hecho propuestas como la supresión del Codicen, por nombrar alguna. ¿Cuáles son las medidas concretas que el gobierno y el Frente Amplio tienen previsto llevar ade-lante en lo que queda del período?

Nosotros tenemos propuestas e ideas que vie-nen del gobierno anterior, y de éste, y que las vamos a seguir haciendo. En el marco de esas propuestas intentamos el acuerdo educativo, por la importancia que tiene la cuestión, pero el país no está a la altura de esa madurez y quedó demostrado. Por tanto nosotros segui-remos en nuestro camino, el cual supone dar-le un soporte económico posible a la educa-ción, para que tenga edificios en condiciones pero también una buena plantilla docente. Se está creando el Instituto de Formación Docen-te, que es algo crucial, porque hace al educa-dor, y cuando éste tiene una formación renga, transmite menos.

Nosotros no hablamos, ni nos indignamos por la descentralización, la estamos haciendo, y quedó demostrado en la interpelación. Aspi-

ramos a descentralizar la UTU (y ya enviamos el proyecto). Me gustaría, y esto es una idea personal, que tuviéramos cinco Universidades de la República, ubicadas cuatro de ellas en el interior, y espero que ese proyecto salga de la propia Universidad.Aspiramos que el Codicen se transforme en una coordinación fuerte y no en un embudo burocrático como es hoy, y que cada pata de la educación pueda desarrollarse y potenciar-se en la cuestión curricular, en el comando de la educación, y en la cuestión edilicia.

¿Usted cree que los directores de los cen-tros públicos están capacitados para mane-jar un centro con más autonomía?

Lo que tiene que tener el establecimiento es su Comisión de Centro (la mitad de ellos ya la tiene), y es ahí donde tiene que tener auto-nomía, es esa Comisión quien tiene que darle vuelo al centro, donde tienen que estar incor-porada la comunidad.

Por otro lado tiene que haber un plan para Primaria, el cual tiene que contemplar toda esa autonomía y esa diversidad, otro para Se-cundaria, y otro para la UTU. Tiene que ha-ber una fuerte interconexión, donde los chi-quilines puedan ir de un lado para otro, y formar su propia currícula con total libertad y mucha motivación. La coordinación del Co-dicen tiene que pasar por formar una red de vasos comunicantes, donde la escuela X pue-da conveniar con el liceo X, o con una UTU o con una escuela privada, y ahí es donde está la autonomía. Ya hay experimentos en ese sentido, y ya tienen autonomía para vincular-se, lo que hay que hacer es incentivarlos para que lo hagan.

“La educación privada tiene otra lógica de funcionamiento”

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“Tenemos que procurar un proceso

de integración”

En diálogo con Punto edu, el Director Nacional de Educación, Maestro Luis Garibaldi, dijo que debería producirse un mayor relacionamiento entre las instituciones privadas y públicas, que permitiera un intercambio de experiencias, más allá de las que los propios docentes realizan.

Luis Garibaldi:

¿Usted cree que la educación privada puede aportar para mejorar el sistema educativo en su conjunto?

Uruguay tiene en su educación un sustento fuerte en la enseñanza pública, tanto en ma-trícula (más del 80%) como en la constitución de su identidad y nosotros creemos que es pa-pel del Estado garantizar el derecho a la edu-cación, que no es solo acceso sino calidad de la misma. Pero también es un país donde la educación privada cumple un rol importante, por un lado para aten-der a quienes optan por ella por razones filosófi-cas, personales, o lo que fuera, y cumplió en algu-nos períodos de la histo-ria un papel destacado.

Particularmente durante la dictadura, la educa-ción privada, o por lo menos ciertos sectores de ella, fueron lugares de resistencia. Indepen-diente de esto, los cambios y las transformacio-nes que se tienen que hacer en la educación, se tienen que hacer en la educación pública. No creo que la educación privada sea mejor que la pública, y los resultados PISA por ejemplo, así lo demuestran. Nuestros alumnos no se di-ferencian por el sistema de gestión, sino por el condicionamiento socio económico cultural de las familias. Esto para aclarar que lo que yo pro-

ponga que tiene que ha-cer la educación privada, no es en sustitución de lo que tiene que hacer la educación pública. No creo en política de be-cas y vouchers por parte

La educación privada puede aportar mucho,

proponiendo líneas de encuentro.

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del Estado, porque ya se otorga una serie faci-lidades a la educación privada que se tienen que mantener. No creo que haya que promover sistemas duales como hay en Chile o en Espa-ña. Sin embargo creo que la educación privada tiene una serie de posibilidades del desarrollo de innovación del punto de vista pedagógico y educativo, por la mayor flexibilidad y posibili-dad de aplicar en circunstancias acotadas y li-mitadas algunas propuestas que históricamente han sido útiles, y deberían seguir siéndolo. Para dar algunos ejemplos: Maestros Comunitarios se desarrolló antes en el ámbito privado y lue-go se adoptó por Primaria. En educación inicial también se han desarrollado innovaciones que luego se aplicaron a nivel general.

Después tenemos otra cuestión que es de do-ble vía, y es que tenemos que procurar un pro-ceso de integración que permita relación entre las instituciones, sobre todo en cada territorio. Me refiero a que tenemos que evitar (también a nivel público) es el aislamiento de las insti-tuciones. Lamentablemente hay un proceso de segmentación territorial que nos lleva a que en los barrios pobres haya niños pobres, y en los barrios ricos niños ricos. Estamos tomando ca-minos para evitar eso, por ejemplo se intenta no poner escuelas en el medio de los asenta-mientos, sino instalarlas en avenidas, porque la educación tiene un papel fundamental para ge-nerar ciudadanía, y ella se produce cuando hay integración social de personas. Varela decía que los que se sentaron juntos en el banco de la es-cuela y aprendieron a ser iguales, aprenderán a ser iguales como ciudadanos y a tener las mis-mas obligaciones. Por eso tenemos que procu-rar un relacionamiento entre la escuela pública y la privada, de esa manera podremos cortar esa diferencia, y esos estigmas mutuos. En eso

aprenden todos. En este marco creo que la edu-cación privada puede aportar mucho, propo-niendo líneas de encuentro. Otro punto en que creo que el Estado tiene retraso es en la prime-ra infancia, principalmente en los 2 años y allí los privados cumplen un aporte fundamental, sobre todo en el tema de la cobertura. Institu-cionalmente, tanto Audec como Aidep, no han mantenido una atención continua en este tema. Entiendo que es difícil, por una cuestión de dis-persión y de tamaño, pero creo que se debería propender a que esas propuestas sean cada vez de mayor calidad.

Hay otro nivel educativo donde la educación privada ha tenido un papel fundamental, y es en el nivel terciario. Hoy en alguna medida (no porque lo haga poco, sino porque no lo hacen todos) las instituciones se están preocupando por un aseguramiento de la calidad y que eso ayuda a promover esa educación. El debate interuniversitario, aunque en algunos momen-tos ha sido ríspido, hay cada vez más colabora-ción para lograr una mayor calidad.

Esas creo que han sido los mayores aportes de la educación privada, más allá de otros que es-tán en la tapa del libro como su contribución a los objetivos nacionales. Otro ámbito en el que muchas instituciones educativas han colabora-do mucho, es en el tema de la inclusión de per-sonas con discapacidad, y creo que podría co-laborar mucho más, si lo tomáramos como una política nacional.

De las propuestas innovadoras que la educa-ción privada ha tenido, ¿cree que algunas po-drían trasladarse a todo el sistema?

Las experiencias como la del Jubilar, por ejem-

La educación privada debería buscar formas de trasladar experiencias sin que se lo vea como una

estrategia de marketing.

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plo, no pueden ser trasladadas mecánicamente. Fue efectiva para una comunidad, para deter-minados adolescentes, en un liceo específico, en un momento determinado, y con un plantel docente también determinado, y eso no nece-sariamente es replicable a todo el sistema. Lo que buscamos en la educación pública es repli-car de manera universal, por lo menos para los objetivos planteados, y reitero, como se hizo con la experiencia de maestros comunitarios, que estaba pensada en una micro experiencia y se generalizó. Se pueden hacer otros liceos Jubilar, pero no todos pueden serlo. Para em-pezar, no se puede sortear que alumnos pue-den ingresar, la educación pública no puede y no debe hacerlo. Sí es importante tener, como allí hay, un liderazgo fuerte y claro de un direc-tor y un equipo directivo, pero es difícil porque obedece a características personales, y tenemos que hacerlo en 280 liceos, 2200 escuelas y 125 UTU. Tiene otras características muy importan-tes, pero creo que tenemos que adaptarlas, y no copiarlas.

¿De quién debe partir la iniciativa de colaboración?

Creo que este es un mecanismo de múltiple dirección. Cuando generamos ámbitos de in-tercambio, la educación privada siempre está presente, quizás sería bueno que se buscaran formas, tanto desde el MEC como desde la ANEP, de detectar esas experiencias exitosas, y que los privados también se puedan acercar. Creo que cada ámbito tiene determinados pre-conceptos, cuando la opinión pública habla de educación pública lo hace con esos precon-ceptos (que serán ciertas o no, pero es así). Por ejemplo no es lo mismo la educación pública en Montevideo que en el interior. Lo que quie-ro decir, y no deseo que se me entienda mal,

es que la educación privada debería buscar formas de trasladar experiencias sin que se lo vea como una estrategia de marketing. La edu-cación privada vive de familias que estén dis-puestas a pagar por eso, y está bien que así sea, si acabo de decir que estoy en contra de los vouchers, es porque no hay otra manera de que subsista. Entonces, cuando se promociona una determinada institución educativa por su perfil (idiomas, carga horaria, por integración, etc.), creo que se deberían difundir esas experiencias exitosas, sin que se deje entrever que es mejor que la pública, sino porque se pueden hacer porque tienen determinadas condiciones para hacerlo. Mucho de estas experiencias se trasla-dan hoy, entre otras cosas porque los docentes son los mismos, entonces llevan lo bueno de un lado a otro. No hay duda que esto podríamos incentivarlo y promoverlo.

No creo en política de becas y vouchers por

parte del Estado.

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HAY OTRA MANERALa Educación Católica, que es mayoritariamente privada por imposición estatal, no por vocación, tiene por definición un aporte enriquecedor a la educación toda. Plantea implícita y explícitamente una dimensión de la persona humana, que de manera casi suicida la “cultura oficial” ha despreciado: la trascendencia e interioridad, sea esta religiosa o no. Una mujer, un hombre, que no descubra, cultive y disfrute los más profundo e íntimo de si mismo y que no se proyecte más allá de lo inmediato, es un ser incompleto. ¡Pequeña contribución de nuestras escuelas!

Pero, más allá de su importancia, no es la úni-ca. Una larga historia de sensibilización y com-promiso para construir una sociedad más justa y solidaria, como Dios quiere, se lleva adelante día a día en nuestras aulas, en nuestros patios, en nuestras calles, donde nos necesiten. Con con-tradicciones, con errores, con logros y transformaciones, so-mos continuadores y protago-nistas del verdadero cambio donde más cambia: en cada uno de nosotros.

Así mismo colaboramos con múltiples experiencias en el área académica que han ido dando frutos, generosamente compartidos, de innovación y mejora continua, que nos per-miten trascender los estrechos límites de la currícula oficial de ” talle único” y responder a las realidades de nuestros educan-dos. El desafío de que la vida empape nuestras clases, nuestros programas, nuestra docencia, ha

impulsado a los educadores a cultivar la creativi-dad y el trabajo en equipo. Con un fuerte lideraz-go educativo buscamos una propuesta actualiza-da que ayude a nuestros alumnos a crecer cada día más: en inteligencia, en sensibilidad, en aper-tura, en sentido.

Y sin duda la búsque-da de sentido, de una razón y un objetivo de nuestro exis-tir, es una invitación ineludi-ble a plantear una y mil veces a nuestros niños, adolescen-tes y jóvenes. Dar herramien-tas para que cada uno elabore sus respuestas, acercar pistas, testimonios, sueños, discutir y construir, caminar y revisar, es el andar diario de nuestras instituciones, para ayudar así a

que puedan florecer proyectos de vida persona-les. Creyentes o no. Hablamos de trascendencia, interioridad, sen-

Por Pablo Villarmarzo

La larga experiencia de nuestras escuelas es un argumento de que hay una forma

descentralizada de gestionar que

fundamentalmente es viable y eficaz,

controlable y honesta.

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tido de la vida. ¿Es un patrimonio privativo de la Educación Católica? No debería. Frente a este bombardeo mediático de hacé la tuya, todo vale, tanto consumís tanto valés, lo quiero y lo tengo, ¿no deberíamos revisar el mínimo común deno-minador valórico (Mons. Del Castillo dixit) en que nos encorseta la tan desfigurada laicidad urugua-ya? ¿No será hora de que los padres y madres se-pamos cuales son los valores que les van a plan-tear a nuestros hijos y elijamos? ¿No tendremos que tener instituciones educativas que definan su marco valórico y lo expliciten? ¿Seguiremos con el nefasto “cada maestro con su librito”? Misión y visión, proyecto de centro, objetivos anuales y por nivel son desafíos que hace años venimos ma-nejando en nuestras instituciones y que con dife-rentes logros y fracasos forman parte de nuestra tarea cotidiana.

Y también en el tema económico: la gestión de los recursos debe cambiar para superar la pa-rálisis burocrática que no garantiza un uso edu-cativo de los mismos. Los centros educativos católicos utilizamos y disponemos de nuestros recursos, (promedialmente por centro, menores a los del estado) y rendimos cuenta estricta del destino de los mismos, porque no son nuestros dineros, son dineros comunitarios. Nuestras so-luciones son acotadas a nuestras posibilidades pero son rápidas, útiles y como sabemos que tenemos poco, cuidamos mucho. ¿No estará ju-gando en contra de la gestión estatal el hecho

de que los abundantes bienes públicos son de todos, y parece que no son de nadie? Desde mi ignorancia, ¿no habrá que revisar el TOCAF? La larga experiencia de nuestras escuelas es un ar-gumento de que hay una forma descentralizada de gestionar que fundamentalmente es viable y eficaz, controlable y honesta. Nadie puede plantear soluciones para todos y para siempre, la búsqueda es diversa e inte-gradora, el desafío de la Educación Uruguaya es comunitario e incluyente, un ejercicio coral sin duda. Desde esa perspectiva es nuestra re-flexión e intención. Como resumen, podemos plantearnos centros educativos públicos de ges-tión estatal, que pasen del centralismo, unifor-midad y burocratismo a una amplia autonomía (dentro de marcos comunes), que les permi-ta adecuar sus propuestas a la realidad de sus alumnos. Centros que elaboren proyectos edu-cativos participativos, que gestionen sus recur-sos (de acuerdo al número de alumnos y el con-texto) y rindan cuentas de ellos. Que expliciten valores y sentido y que puedan ser distintos en cada uno de ellos. Y ante propuestas claras y transparentes en su intencionalidad educativa, familias que puedan elegir, ahora sí, frente a la diversidad de invitaciones, qué educación que-remos para nuestras hijas e hijos. Y por último, o tal vez como primero, que definamos, estado y sociedad, sindicatos e iglesias, derecha e iz-quierda, para qué futuro educamos.

Pablo Villarmarzo es Director General del Colegio Santa María. HH. Maristas

Podemos plantearnos centros educativos públicos de

gestión estatal, que pasen del centralismo, uniformidad y burocratismo a una amplia

autonomía (dentro de marcos comunes), que les permita

adecuar sus propuestas a la realidad de sus alumnos.