apología de sócrates, critón, y otros

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Apología de Sócrates Ésta es, probablemente, la primera obra que fue escrita por el filósofo, exceptuando la poesía trágica que fue mencionada anteriormente en la cronología. Se sitúa en el 396 a.c., luego de que Platón volviera de Egipto. Ésta obra es un diálogo, no estricto claro está, y en él se hace referencia cómo fue la discusión que Sócrates tuvo con Melero (representando poetas), Anido (representando artesanos y políticos) y Licón (representando a los oradores), quienes lo acusaron y condenaron a muerte para el año 399 a.c. Luego de la conquista de los Espartanos en Atenas ésta fue llena de conservadores que veían en los progresistas, en éste caso el mismo Sócrates, una forma de amenaza para el gobierno de turno. Se acusó al maestro principalmente por dos razones, veremos cuáles fueron éstas y cómo respondió el filósofo a ellas a lo largo de su “Juicio Democrático”: I. Asébeia (Impiedad y Sacrilegio): Ésta acusación, a su vez, se clasifica de dos maneras distintas: a) La no creencia en los Dioses Paganos: Se le acusa de “Ateísmo Radical”. b) La intromisión de nuevos Dioses: Se le acusa de la intromisión de nuevo Daímones. Critón. Éste diálogo es, de aquellos que conocemos se han redactado, el último antes de la muerte del maestro. En éste sólo distinguimos dos personajes: Sócrates y Critón. Lo que Platón trató de representar a través de éste diálogo es el “por qué”, teniendo la posibilidad fácil y abierta de poder escapar, el maestro decide cumplir su condena que, a la luz de todos, parece ser más injusta que injusta; por lo tanto, no e de extrañarnos que la discusión, en su médula, se fecunde dentro del concepto de Justicia. Todo comienza cuando Critón crítica a su maestro recalcando, por tres razones específicas, que su actitud es encontrada por él y por todos sus seguidores como un acto “injusto”: 1) Se deja a disposición abierta de sus enemigos para que éstos obren mal en él deliberadamente. 2) Traiciona a sus hijos, ya que podría criarlos y educarlos; en vez de eso prefiere la muerte. 3) Ocasionará que todos los demás critiquen a sus

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La Apología de Sócrates, Critón, Eutifrón y otros, nos refiere a la filosofía socrática.

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Page 1: Apología de Sócrates, Critón, y Otros

Apología de Sócrates

Ésta es, probablemente, la primera obra que fue escrita por el filósofo, exceptuando la poesía trágica que fue mencionada anteriormente en la cronología. Se sitúa en el 396 a.c., luego de que Platón volviera de Egipto. Ésta obra es un diálogo, no estricto claro está, y en él se hace referencia cómo fue la discusión que Sócrates tuvo con Melero (representando poetas), Anido (representando artesanos y políticos) y Licón (representando a los oradores), quienes lo acusaron y condenaron a muerte para el año 399 a.c. Luego de la conquista de los Espartanos en Atenas ésta fue llena de conservadores que veían en los progresistas, en éste caso el mismo Sócrates, una forma de amenaza para el gobierno de turno. Se acusó al maestro principalmente por dos razones, veremos cuáles fueron éstas y cómo respondió el filósofo a ellas a lo largo de su “Juicio Democrático”: I. Asébeia (Impiedad y Sacrilegio): Ésta acusación, a su vez, se clasifica de dos maneras distintas: a) La no creencia en los Dioses Paganos: Se le acusa de “Ateísmo Radical”. b) La intromisión de nuevos Dioses: Se le acusa de la intromisión de nuevo Daímones.

Critón. Éste diálogo es, de aquellos que conocemos se han redactado, el último antes de la muerte del maestro. En éste sólo distinguimos dos personajes: Sócrates y Critón. Lo que Platón trató de representar a través de éste diálogo es el “por qué”, teniendo la posibilidad fácil y abierta de poder escapar, el maestro decide cumplir su condena que, a la luz de todos, parece ser más injusta que injusta; por lo tanto, no e de extrañarnos que la discusión, en su médula, se fecunde dentro del concepto de Justicia. Todo comienza cuando Critón crítica a su maestro recalcando, por tres razones específicas, que su actitud es encontrada por él y por todos sus seguidores como un acto “injusto”: 1) Se deja a disposición abierta de sus enemigos para que éstos obren mal en él deliberadamente. 2) Traiciona a sus hijos, ya que podría criarlos y educarlos; en vez de eso prefiere la muerte. 3) Ocasionará que todos los demás critiquen a sus discípulos, ya que creerán que éstos no hicieron nada por intentar salvarlo frente a ésta errónea decisión condena. Todo parece estar en contra de Sócrates, pero entonces, a través de una seguidilla de preguntas, muy característica de lo que conocemos de la personalidad del filósofo, comienza a construir un nuevo concepto de justicia a través del cual cambia, completamente, el panorama del diálogo discusivo: << Sócrates plantea, primero que todo, que así como un gimnasta sólo acude a un especialista de su materia, sea en lo psicológico, técnico, deportivo o fisiológico, para pedir ayuda e interés respecto a algún tema relacionado con su pericia, así, de la misma manera, es como el filósofo debería preocuparse sólo de las personas “virtuosas y de criterio justo”, por lo tanto el tercer punto queda desacreditado en lo absoluto. >> Más adelante el maestro se arma de una nueva estrategia para atacar los dos primero argumentos de si discípulo, y es aquí cuando comenzamos a construir un nuevo concepto de justicia. Ésta vez Sócrates vuelve con motivo de repaso a un par de conceptos ya interiorizados, tales como “no se debe devolver la injusticia con más injusticia, ni los golpes con más golpes, ni mal con mal (en general)”, por lo tanto si demostramos que es justo quedarse, entonces, ni siquiera bajo condición de una condena torcida, el ya no podrá escapar de su destino; el maestro habrá demostrado que debe quedarse. << Luego de una extensa recopilación de anécdotas de infancia y juventud de él mismo, el maestro comienza a dilucidar un aspecto un tanto ofuscado y escondido a la mente de los críticos de la época, y corresponde a que “pese a toda corrupción, en general, la Polis es algo creado por los Dioses para dar bien a las personas” y entonces, por ésta razón, un acto de rebeldía, en contraposición a la opción de

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reclamo o de obedecimiento que el estado da, sería una forma de injusticia y desobediencia (definitivamente no virtuoso) de responder ante éste orden general que la misma Polis engendró; inclusive tratando de rehacer su vida, todo está destinado al fracaso. En general Sócrates hace entender que, así como él siempre disfrutó y usó de la Polis para su buen desarrollo, ahora le corresponde hacerse cargo de su propia vida y en aquellas cosas que él a creído. >> Sócrates logró demostrar que, frente a todo lo que la Polis le ha entregado a lo largo de su vida, al menos en su caso, la rebeldía correspondería a un acto de injusticia; y como era de esperarse, Critón acepta la defensa, y asume que una vida de injusticia no sería lo adecuado para su maestro; es más favorable una muerte en virtud y justicia.

Fedón. El objetivo fundamental de estos diálogos es demostrar, mediante el más puto ejercicio intelectual, que el alma preexiste y sobrevive a nuestra vida carnal actual y que éste es el principal motivo por el cual el filósofo pasó de manera tan serena y mesurada sus últimos momentos de vida: tan sólo se venía aquello por lo cual luchó toda su vida; despegarse lo carnal y elevarse en la purificación del alma. Fedón, discípulo predilecto de Sócrates, es el encargado de relatar la historia de las actitudes y pensamiento que su maestro vivió poco antes de su muerte, en presencia de una gran cantidad de espectadores; tales como Apolodoro, Critón, Hermógenes, Epigenes, Esquines, Antístenes, Simmias, Cebes, Fedondes y muchos más. Si bien ésta afirmación jamás podrá ser absolutamente categórica, como sí ocurrió con otras enseñanzas del filósofo, de todas formas el maestro tratará, con todas sus fuerzas, de convencer a sus amigos y seguidores de la importancia del alma y su trascendencia.

Eutifrón o Sobre la piedad es un diálogo de Platón perteneciente a la serie llamada Primeros diálogos, escritos en la época en que el autor era aún joven. La fecha exacta permanece, sin embargo, incierta: los comentadores la hacen variar desde el año 399 a. C., justo antes del proceso de Sócrates, hasta el 395 a. C., algunos años después de su muerte.

El diálogo gira en torno de la definición de piedad. Sócrates se dirige al pórtico del arconte-rey con el fin de acudir a la acusación pública efectuada por Meleto en su contra. Los cargos consisten en acusar a Sócrates de fabricar nuevos dioses, no rendir culto a los antiguos y de corromper a los jóvenes.

En tal circunstancia se encuentra con Eutifrón quien acude también a las instancias del arconte-rey, pero contrario a Sócrates quien es acusado, él va en calidad de acusador. Pero lo que sorprende es que la acusación va en contra de su propio padre por haber dejado morir a un jornalero, quien en medio de una borrachera asesinó a un esclavo. Su padre ató al homicida de pies y manos y lo arrojó a una fosa, esto mientras enviaba a preguntar al exégeta lo que debía hacerse con él. Sin embargo, durante ese lapso su padre se mostró negligente y dejó morir al jornalero.

Eutifrón justifica tal acusación en que es un acto pío, a pesar de los reproches de su padre y del resto de sus familiares. Para Eutifrón sólo de esta forma podrá purificar del crimen a su padre y a él mismo, pues de lo contrario sería cómplice. La narración de este acontecimiento da pie a Sócrates para cuestionar a Eutifrón respecto a la diferencia entre lo pío y lo impío y cómo es posible hacer la diferencia en cualquier acción, dado que acusar al propio padre puede ser un acto impío.