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    UNIVERSIDADDECIENCIASYARTESDECHIAPAS

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    Anuario 2012, nueva poca

    Primera edicin: 2013

    D. R. 2013. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas1 Avenida Sur Poniente nmero 1460C. P. 29000, Tuxtla Gutirrez, Chiapas, Mexco.www.unicach.edu.mx

    Centro de Estudios Superiores de Mxico y CentroamricaCalle Bugambilia #30, Fracc. La Buena Esperanza, manzana 17,C.P. 29243, San Cristbal de Las Casas, Chiapas, Mxico.

    ISBN 978-607-7510-98-7

    Impreso en Mxico

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    DIRECTORIO

    Roberto Domnguez Castellanos

    RectorRodolfo Calvo Fonseca

    Secretario General

    Adolfo Guerra TalayeroAbogado General

    Ricardo Cruz GonzlezDirector de Administracin

    Florentino Prez PrezSecretario Acadmico

    Alain Basail RodrguezDirector del CESMECA

    Lic. Mara de los ngeles Vzquez AmanchaEncargada de la Direccin de Extensin Universitaria

    CENTRODEESTUDIOSSUPERIORESDEMXICOYCENTROAMRICA

    Profesores/Investigadores:Alain Basail Rodrguez, Ana Mara Parrilla Albuerne, Ana Mara RincnMontoya, Astrid Maribel Pinto Durn, Axel Khler, Carlos Gutirrez Alfonzo, Carlos Uriel del Carpio

    Penagos, Daniel Villafuerte Sols, Efran Ascencio Cedillo, Flor Marina Bermdez Urbina, Ins CastroApreza, Jan Rus, Jess Morales Bermdez, Jess Sols Cruz, Juana de Dios Lpez Jimnez, Leocadio dgarSulca Bez, Magda Estrella Ziga Zenteno, Mara del Carmen Garca Aguilar, Mara Eugenia ClapsArenas, Mara del Roco Ortiz Herrera, Mara Luisa de la Garza Chvez, Mara Teresa Ramos Maza, Martnde la Cruz Lpez Moya, Mercedes Olivera Bustamante, Rafael Araujo, Sergio Nicols Gutirrez Cruz,Thomas Arvol Lee Whiting, Vctor Manuel Esponda Jimeno, Rafal Bartlomiej Reichert.

    Coordinadores del volumen:Jess Morales Bermdez, Vctor Esponda Jimeno, Carlos Gutirrez Alfonzo.

    Coordinacin de Investigacin y Docencia: Mara Luisa de la Garza Chvez.Coordinacin Editorial, Comunicacin y Vinculacin: Tania Mara Bautista Gutirrez.

    Coordinacin Administrativa:Jenny Araceli Molina Gmez.Consejo Editorial: Carlos Gutirrez Alfonzo, Vctor Manuel Esponda Jimeno, Miguel Lisbona Guilln,Thomas A. Lee Withing, Martn de la Cruz Lpez Moya, Mara Luisa de la Garza Chvez, Jess MoralesBermdez, Astrid Maribel Pinto Durn, Flor Marina Bermdez Urbina, Magda Estrella Ziga Zenteno.

    Formacin y diseo tipogrco:Irma Cecilia Medina Villafuerte.Correccin de estilo: Roberto Rico Chong.Diseo de portada: Tania Mara Bautista Gutirrez.

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    NDICE

    Presentacin 9

    Movilidad social en el pueblo bicultural de Pinola, Chiapas

    Mara Esther lvarez-de Hermitte12

    El vagabundo albail: texto zoque de Copainal

    William Roy Harrison

    47

    Cinco haciendas del Valle de las Xiquipilas (breves apuntes)

    Vctor Manuel Esponda-Jimeno

    56

    El Pararrayo de la capital de Chiapas

    Mara Eugenia Claps-Arenas

    86

    Chiapas: la construccin de una lite cultural a a travs de la prensa

    Rafael Araujo-Gonzlez

    97

    Torre de Babel. La poltica cultural en Chiapas de 1948 a 1952. Acercamiento

    desde los informes de gobierno de Francisco Grajales GodoyVladimir Gonzlez-Robledo 113

    Uso de la lengua, identidad tnica y organizacin festiva en pueblos de la

    vertiente de Mezcalapa y el corazn zoque de Chiapas

    Roco Ortiz-Herrera

    134

    Tradicin y modernidad en el cultivo de tabaco en el municipio de Simojovel,

    Chiapas

    Carlos Uriel del Carpio-Penagos

    151

    Reexiones en torno a un signicado del carnaval de Ocozocoautla de

    Espinosa, Chiapas

    Gillian E. Newell

    170

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    El impacto de la migracin indocumentada a los Estados Unidos en una

    comunidad tsotsil de Los Altos de Chiapas, 2002-2012

    Diane L. Rus y Jan Rus

    199

    El stencilpoltico en San Cristbal de Las Casas. Una metfora del discurso

    Mara de Lourdes Morales-Vargas

    219

    El mundo hoy: medio ambiente y crisis del capitalismo

    Leocadio Edgar Sulka-Bez

    240

    El riesgo como dispositivo de poltica simblica. Sobre las inseguridades

    imaginadas entre fronteras y desastres socionaturalesAlain Basail-Rodrguez

    258

    Sobre el tiempo y la experiencia capturada en la obra literaria

    Carlos Gutirrez-Alfonzo

    287

    Yo no soy un gnster. Empata y percepcin de la violencia en la poesa de

    Domingo de Ramos

    Riccardo Badini

    305

    Experiencias humanas en internet: tecnologas, innovaciones, aplicaciones,

    riesgos y problemas sociales

    Ramn Abraham Mena-Farrera

    316

    Neoliberalismo, gnero y universidad. Viejos problemas en nuevos contextos

    Mercedes Olivera-Bustamante

    Flor Marina Bermdez-Urbina

    338

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    PRESENTACIN

    En cada ocasin que vemos denida la empresa de organizar los materialesque integran cada uno de los Anuarios, nos sentimos satisfechos de haberconcretado ese compromiso que, dicho sea de paso, hemos asumido comouna improrrogable responsabilidad que precisa de esfuerzos conjuntos y deespecial dedicacin. He aqu el producto de esta entrega.

    La diversidad tnica y las manifestaciones culturales que le son propiasse sintetizan en un binomio que es, sin duda, el legado ms importante quecaracteriza a la sociedad humana: el conocimiento e intelecto, mbitos que debenser considerados detenidamente bajo las perspectivas diacrnica y sincrnica.Estas dimensiones son precisamente las que pretende retomar y difundir elcontenido de los Anuariosa lo largo de su considerable trayectoria que, a pesar delos avatares polticos, ha mantenido su secuencia no sin dicultades y sinsabores.En esta ocasin se dan cita importantes contribuciones que cubren diversas

    expresiones del quehacer acadmico de varios estudiosos, enfocadas en diferentestemporalidades y contextos que acrecentarn el vasto horizonte que comprendeel entendimiento humano, en particular el que se genera en esta parte austral de larepblica mexicana.

    El presente volumen, producto del esmero y empeo de los coordinadores, sefavorece con las contribuciones, que a la sazn le sirven de prtico, de EstherHermitte, antroploga argentina, formada en la prestigiada escuela de Chicagoe iniciada como etngrafa entre los tseltales de Pinola, Chiapas. Mara Estherlvarez de Hermitte (1921-1990) nos leg en vida dos importantes estudios que

    tratan de los aspectos fundamentales de la vida de los pinoltecos de principios dela segunda mitad del siglo XX, nativos de habla tseltal, lengua que en la actualidadse encuentra en franco declive en Villa Las Rosas (antes Pinola). El primero essu tesis de maestra traducida y publicada en castellano en 1968 por el InstitutoTorcuato Di Tela, de Argentina, y el segundo, su tesis doctoral traducida en lamisma lengua y publicada en Mxico por el Instituto Indigenista Interamericano,en 1970; ambas obras seeras y fundamentales para entender la antropologa yahora historia de los tseltales de Pinola. En 2008, la Universidad Intercultural, por

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    las ecientes gestiones de Roxana Guber y por los buenos ocios del Dr. AndrsFbregas, entonces rector de dicha Universidad, public el diario de campo con elttulo: Chiapas en las notas de campo de Esther Hermitte, manuscrito donde se sustentan

    los trabajos referidos.Le sigue el texto del lingista canadiense, tambin fallecido, William Roy

    Harrison, ministro protestante que inici su quehacer en la regin zoque delnoroeste. Al igual que el texto anteriormente referido, este trabajo de transcripcincuenta con ms de media centuria de existencia; ambos son desconocidos para lamayora de los lectores, tanto expertos como profanos.

    Conservando la secuencia temporal se presenta el signicativo avance deuna investigacin ms amplia que Esponda Jimeno tiene en proceso, relativa a laimportancia, funcin y destino que corrieron las grandes haciendas coloniales que

    se establecieron en el antiguo Valle de las Xiquipilas.La prensa ha sido uno de los grandes vehculos de informacin e induccin de

    las poblaciones y, para el caso chiapaneco, Claps Arenas se dio a la tarea de indagaren torno a las tendencias, el propsito y las metas que se j el primer rotativoque se public en Chiapas. En la misma temtica, pero en diferente temporalidady enfoque, Araujo Gonzlez se encarga de presentar sus impresiones acerca delquehacer intelectual de los escritores chiapanecos a travs de la prensa local.

    Ortiz Herrera se ocupa de revisar los trabajos que se consideran ms

    representativos del rea zoque, abordando las cuestiones alusivas a la lenguay la identidad temas que la antropologa ha tratado de forma recurrentebajo un enfoque crtico y en mbito emprico, binomio que con frecuencia escontemplado como el punto central de la organizacin social, en el que se articulandiversas esferas de la vida prctica.

    Del Carpio Penagos explora una vieja tradicin agrcola que en tiempos pasadosfue una actividad importante para la economa de algunos habitantes del norte delestado, en particular los de Simojovel y puntos circunvecinos, donde de maneratradicional se empez a cultivar una variedad de tabaco para nes comerciales

    desde 1840, poca en que se dio impulso ocial a su fomento.Gillian E. Newell, basada en sus experiencias etnogrcas del carnaval de

    Ocozocoautla, da a conocer sus reexiones e impresiones preliminares en torno adicha festividad, en la cual ha sido atenta espectadora de sus eventos, secuencia ytemporalidades.

    Las migraciones son tema candente, polmico, vigente y renovado. Dianey Jan Rus, con informacin de primera mano, producto de su prolongado ymeticuloso trabajo entre los tsotsiles, dan cuenta de este fenmeno que impacta

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    diversos dominios de la prctica social de estos mayas alteos. Las estadsticasy las modicaciones generadas por esta prctica son realmente sorprendentes,constituyndose en el principal factor de cambio cultural de numerosos pueblos

    indgenas de Los Altos y de otras regiones de Chiapas.Basail Rodrguez, de manera muy ordenada y analtica, examina una temtica

    de gran inters: seguridadversusriesgo en la zona fronteriza de Chiapas, a travs dela prensa enmarcada dentro del mbito del simbolismo poltico.

    Gutirrez Alfonzo retoma la temtica que orient el sentido de una antologade poemas por l seleccionada y publicada en la dcada pasada; emprende ahorael asunto desde la perspectiva del discurso literario, en la cual, podra decirse,parafraseando a Renato Leduc, se recrea aprovechando la inmensidad del tiempo.

    Buena parte de los trabajos que integran el presente Anuario son respectivos

    avances de las investigaciones que llevan a cabo los distintos miembros del Centrode Estudios Superiores de Mxico y Centroamrica (CESMECA); varios de ellosparticiparon en el Coloquio Anual de Investigacin decembrino, espacio en quefueron presentados y discutidos. Asimismo, acuerpan al Anuariocolaboraciones deotros colegas que enriquecen su miscelneo contenido, tales son los de GonzlezRoblero, Morales Vargas, Badini y Mena Farrera.

    Siendo ya una bien conocida tradicin, el Anuariopresenta en cada una de susediciones valiosos e importantes materiales que sin duda fortalecen la identidad y

    la historia chiapanecas, a la vez que difunden los afanes intelectuales de distintoscolegas que socializan sus conocimientos y pesquisas a travs de un medioacadmico que est en vsperas de alcanzar un cuarto de centuria divulgandoininterrumpidamente el quehacer mltiple de los estudiosos que han canalizadosu inters en la regin ms mexicana y marginada del territorio mexicano.

    Sirvan las presentes contribuciones como referentes regionales del quehaceracadmico de perspicaces y sagaces estudiosos cuyo principal cometido es lailustracin y divulgacin de conocimiento del pueblo chiapaneco en particular yde todo lector en general.

    San Cristbal de Las Casas, julio de 2013.

    Dr. Vctor Manuel Esponda-JimenoDr. Andrs Fbregas-Puig

    Dr. Alain Basail-RodrguezDr. Jess Morales-Bermdez

    Dr. Carlos Gutirrez-Alfonzo

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    MOVILIDADSOCIALENELPUEBLOBICULTURALDEPINOLA, CHIAPAS1

    Mara Esther Hermitte lvarez-de Hermitte

    Introduccin

    El uso del traje tradicional indgena, idntico para todos los miembros

    de cada sexo, constituye, en opinin de muchos antroplogos que hanrealizado estudios en Mesoamrica, uno de los indicadores de cohesin

    grupal e identicacin con lo indgena. En consecuencia, llegan a la conclusinde que el abandono de ese traje y la consiguiente adopcin de indumentaria detipo occidental reejan un proceso de cambio social en las comunidades dondeello ocurre y que los individuos revestidos2estn orientados hacia la movilidadsocial. Presentar aqu el caso de una comunidad bicultural (indomestiza) del Surde Mxico,3adecuada para este tipo de anlisis ya que el nmero de revestidos es

    grande y contina en aumento.Es mi propsito demostrar que, a menos de que existan otros tipos de cambioms sutiles y profundos que acompaan al inmediatamente discernible dela indumentaria habitual, no podemos hablar de indgenas4socialmente mvilesni suponer que estamos frente a un proceso de cambio social. Slo cabe hacer

    1 Publicado en la Revista Latinoamericana de Sociologa, No. 1, 1968, pp. 6-37. Centro deInvestigaciones Sociales. Instituto Torcuato Di Tella. Traduccin de Noem Rosemblatt.Este trabajo es la tesis que la autora defendi en 1962 bajo el ttulo Social Movility in a Chiapas

    bicultural town. M. A. Dissertation. Department of Anthropology, University of Chicago. Elttulo de la presente edicin fue ligeramente modicado.2Nombre con que se designa en Mxico a los indgenas que han adoptado la indumentaria

    occidental.3Efectu el trabajo de campo para este trabajo en Pinola, una aldea indo-mestiza en el estado

    de Chiapas, en el sudeste de Mxico, desde julio de 1960 hasta diciembre de 1961, comomiembro de la University of Chicago Chiapas Project, con subsidios del National Instituteof Mental Health.

    4Al hablar de los indgenas de Pinola, los trminos indgena y tseltal se usan en formaindistinta.

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    esa armacin cuando los indgenas realizan un intento consciente de lograr quelas clases altas locales los reconozcan como miembros de la comunidad ladina5(proceso al que me referir como ladinizacin). Los otros tipos de cambio que

    afectan a la comunidad indgena pertenecen a la esfera del cambio cultural y sonintrnsecamente diferentes de lo que constituye el tema de este trabajo.6

    El estudio de campo se efectu inicialmente con diez informantes revestidos,grupo que ms tarde se ampli a n de incluir la familia nuclear y los grupos msamplios de parentesco de esos diez individuos. Puesto que Pinola es una comunidadbicultural, se incluyeron representantes de los grupos indgenas y ladinos, a n deobtener un cuadro completo de la forma en que los revestidos interactan con losindgenas ms tradicionales y con los ladinos, y de la actitud de ambos grupos hacialos revestidos.

    Decid prestar particular atencin a los diez informantes revestidos, porqueme interesaba obtener una muestra diagnstica y no estadstica. Consider queuna intensa observacin participante de las actividades de un nmero limitadode revestidos, junto con la obtencin de historias de vidas, genealgicas, tipos deactividades, relatos de sus experiencias fuera de la comunidad, sus imgenes deotros grupos, etctera, me proporcionaran un conocimiento ms acabado de lacualidad y la profundidad de los posibles cambios culturales y/o sociales inherentesal hecho de convertirse en un revestido.

    En la muestra se incluyeron algunas variaciones tales como: (1) una persona quehaba cambiado haca poco tiempoversusotra que haba adoptado la indumentaria

    5 Trmino con que se designa en el sur de Mxico al portador de la cultura nacionalmexicana, cuya lengua materna es el castellano.

    6Un estudio que tiene muchos puntos de contacto con el tema tratado aqu es Caste in aPeasant Society de Melvin Tumin. La comunidad a la que se reere, San Luis Jilotepeque,en Guatemala, es indo-ladina, como Pinola. Adems, Tumin examina las formas deinteraccin y los patrones de evitacin. La estructura social de San Luis parece tener unalto grado de coincidencia con la de este pueblo de Chiapas. Con todo, la tesis del autor es

    que la estraticacin en San Luis es de tipo casta, con dos castas que constituyen un nicosistema social cuyo equilibrio requiere su participacin comn en muchos aspectos de lavida social (1952: 59), pero donde las vas para la movilidad entre clases no estn abiertas alos individuos denidos como indgenas (1952: 215). En las pginas subsiguientes incluiralgunos comentarios sobre aspectos del estudio de Tumin con el cual diero. En notas apie el lector hallar en especial crticas ms a I) la informacin incompleta sobre una de lascastas, lo cual obliga a establecer supuestos en relacin con los valores, las creencias, y lasactitudes, que no corresponden a la realidad; 2) una compleja pero feliz descripcin de losencuentros entre las dos castas y 3) una curiosa falta de elaboracin en ciertas partes de ladescripcin de los posibles cambios de San Luis.

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    ladina ms de diez aos antes; (2) un nico revestido en toda una familia que seguallevando la vestimenta indgena versusotro que formaba parte de toda una familiade revestidos; (3) informantes revestidos que tenan una prolongada experiencia

    fuera de Pinola versusotros que jams haban salido de la aldea; (4) los que tenanestatus especial, tales como chamanes, en comparacin con otros que no lo tenan,y (5) revestidos jvenes versusrevestidos de mayor edad.

    El estudio tena tambin como nalidad determinar si el cambio era profundoy abarcaba el sistema de creencias y los valores; o bien supercial, es decir, siimplicaba tan slo la adopcin del idioma castellano y algunos elementos de lacultura material ladina.

    Tal objetivo supona un profundo conocimiento de la cultura y la estructurasocial indgena. Sin l, me sera evidentemente imposible establecer una gama de

    variaciones, ya que carecera de los medios para determinar el punto de partida detales modicaciones.

    A medida que reuna datos sobre creencias indgenas y formas de controlsocial, se me hizo evidente que algunos de mis informantes revestidos saban mso menos que los otros habitantes de la aldea sobre el mundo exterior; hablabancastellano peor o mejor que aqullos, y en algunos casos se dedicaban a actividadesdistintas de las tareas agrcolas tradicionales; no obstante, todos eran miembrosde la comunidad indgena, participaban de sus creencias, estaban sometidos a

    sus controles, y regan su conducta por las estrictas reglas emanadas del planosobrenatural. En esencia, eran tan indgenas como los miembros tradicionalmentevestidos de la comunidad. Slo que adoptaban los cambios que tenan lugar en lacomunidad como un todo, a pesar de lo cual su autoimagen segua siendo india. Notenan intencin de modicar su aliacin tnica y tomar a los ladinos como grupode referencia.

    Al mismo tiempo, una gama de variacin se puso de maniesto: la de losrevestidos que se describen ms adelante, cuya conducta era diferente de la delos primeros. Los individuos de este segundo grupo estaban orientados hacia la

    movilidad, conocan muy bien las costumbres ladinas y rechazaban cada vez mslas normas indias; de hecho, estaban ladinizados. Antes de describir el procesode movilidad social que tiene lugar en Pinola, se hace necesario sealar lascaractersticas generales de la comunidad, las actividades econmicas de indgenasy ladinos, la interaccin entre ambos grupos, las imgenes mutuas y la estructurade clases. Ello proporcionar al lector la informacin necesaria para comprendermejor los cursos de accin adoptados por los individuos socialmente mviles a nde alcanzar su meta.

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    La comunidad

    Pinola, cabecera del municipio de Villa Las Rosas, tiene 7764 habitantes, de acuerdo

    con el censo de 1960. De la poblacin total, aproximadamente el 75% son indgenasmayas, que hablan un dialecto (sic) tseltal,7y el resto son ladinos.

    La aldea se encuentra situada en Tierra Templada. Las principales variacionesclimticas se producen entre la estacin seca de diciembre a abril y la estacinlluviosa de mayo a noviembre la temperatura es muy estable, con una medidade 20 grados centgrados durante todo el ao.

    Pinola comparte con varias comunidades del rea de Chiapas (ubicadas en unazona ecolgica cuya altura sobre el nivel del mar oscila entre los 3000 y los 6000pies) caractersticas comunes basadas en rasgos de la topografa y la vegetacin

    que son importantes para algunos aspectos de la actividad humana. En esta zonaencontraremos: 1) poblacin indo-ladinas nucleadas; 2) casas indgenas construidascon paredes de adobe y techo de palma; 3) un plan tipo de construccin abierta,debido al calor imperante, con la cocina independiente de la estructura principal;4) tres tipos de tierra cultivada: de riego, de roza y huertas, y 5) gran abundancia defrutas tropicales como zapote, mango y papaya y cultivos como bananas, ctricos,caa de azcar y caf.

    No obstante, Pinola tiene una situacin ms ventajosa que muchas otras

    comunidades de esa rea, porque su ubicacin cerca del lmite superior dealtitud para algunos cultivos como caf, caa de azcar y frutas tropicales hacede esta poblacin un lugar ptimo para la produccin comercial de los indgenas(Wagner, 1959: parte II, p. II). El mercado local es un centro activo en el queadquieren esos productos los indgenas de aldeas vecinas donde las condicionesclimticas limitan los cultivos. Las actividades comerciales y la produccin en granescala de caa de azcar y caf explican, en parte, el crecimiento demogrco de laaldea que, segn el censo de 1778, tena 479 indgenas y 4 negros y hoy cuenta con7761 habitantes.

    Desde 1954 la poblacin ha quedado unida a la Carretera Panamericana y aciudades ms importantes de la zona por medio de un camino mejorado, lo cualfacilita la venta de los productos locales en estos lugares.

    Pinola est construida con calles trazadas en damero, forma tpica de laspoblaciones coloniales espaolas. Alrededor de la plaza central se levanta el edicio

    7Aunque casi todos los indgenas son bilinges, en las relaciones intragrupales se utiliza eltseltal.

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    del Ayuntamiento, sede del gobierno municipal, el mercado y la iglesia principal.Los ladinos viven casi exclusivamente en las manzanas que rodean al parquecentral. Hacia las afueras hay algunas casas de ladinos pobres ubicadas en barrios

    considerados estrictamente indgenas. El alto valor de la tierra y la propiedad, juntocon las barreras de clase, hara imposible que un tseltal viviera en el rea cntrica.De hecho, los que en alguna poca poseyeron lotes en esa ubicacin los han vendidoa los ladinos y se han mudado hacia las orillas.

    Una primera impresin de que Pinola es una comunidad bicultural surge dela observacin de tres aspectos: el lenguaje, el tipo de vivienda y la indumentaria.Estos constituyen criterios vlidos pero no absolutos porque, como se ver, losprocesos de aculturacin han trado aparejadas algunas diferencias.

    Los hombres tseltales usan un traje distintivo de algodn blanco, compuesto

    por pantalones que llegan hasta media pantorrilla, camisa del mismo material ycolor, y fajas rojas o multicolores. Los sombreros blancos, hechos de paja, tienenalas anchas. El clima clido hace innecesaria toda otra proteccin. Algunosancianos llevan cotones, abrigados ponchos de lana. La tradicional capa de lluviahecha con hojas de palmera est siendo rpidamente reemplazada por una ampliacapa de hule.

    La indumentaria tseltal femenina consiste en una falda larga de algodn,blusa estampada y un chal blanco y negro jaspeado con blanco. La tejedura ha

    desaparecido completamente, de modo que los materiales necesarios para el vestidode ambos sexos se obtienen en los comercios de la localidad.Entre los indgenas existe un consenso general en el sentido de que los ladinos

    han vivido en Pinola durante un tiempo relativamente breve, quizs los ltimos40 50 aos. Algunos viejos todava recuerdan que, en su juventud, todo elcentro de la ciudad estaba habitado por indgenas. Esto no es histricamenteexacto, ya que los registros de los bautismos efectuados en la iglesia parroquialmuestran que ya exista un ncleo de poblacin ladina en la aldea a mediadosdel siglo pasado. La iglesia lleva registros separados para los bautismos y los

    casamientos ladinos, lo cual permiti vericar esta informacin. Los primeroscasamientos indgenas celebrados en la iglesia datan de 1884, pero ya en 1840,segn esos registros, se bautizaba a los hijos de los ladinos instalados en elpueblo.

    En la actualidad, el gobierno, la educacin y el ritual catlico estn en manosde los ladinos, quienes tambin son los comerciantes en gran escala. Los indgenastienen un representante en el gobierno municipal, pero siempre en un nivel desubordinacin, sometido al liderazgo ladino.

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    El presidente municipal es la autoridad mxima. Colaboran con l unjuez, un secretario, un tesorero y otros funcionarios de menor categora. Lajurisdiccin del gobierno local sigue el patrn jerrquico de los cabildos coloniales

    hispanoamericanos, es decir, las cuestiones judiciales y econmicas de importanciason sometidas al arbitrio de autoridades de mayor rango fuera del pueblo.

    Hay un sacerdote residente que celebra misa en el templo de San Miguel, santopatrono de Pinola. Ha creado una serie de cofradas catlicas encargadas del cuidadodel templo y de la organizacin de ceremonias, absorbiendo as las funciones queantes desempeaba la jerarqua religiosa indgena.

    La aldea cuenta con dos establecimientos de instruccin primaria: una escuelapblica, ubicada cerca de la plaza principal, a la que asisten sobre todo los niosladinos, y una escuela rural situada en las afueras, cuyo alumnado est compuesto

    en su mayor parte por nios ladinos pobres y unos pocos indgenas.La nica institucin formal indgena es la jerarqua poltica tseltal, sobre cuyas

    funciones se hablar ms adelante. Los hombres prestan servicio durante un aoy luego se reintegran a sus tareas habituales durante dos o tres aos, para volverluego a ocupar el cargo inmediato superior. Varias categoras de mayordomo y deregidor constituyen las etapas sucesivas para llegar al cargo de alcalde, cspide dela jerarqua.

    Actividades econmicas

    Las actividades tpicas de indgenas y ladinos, as como las numerosas formasde su interdependencia, muestran que los contactos, frecuentes y mltiples, sonrestringidos y sumamente estructurados.

    Las tseltales de Pinola son agricultores en pequea escala dedicada al cultivode maz, frijol y calabazas, elementos bsicos de su dieta; algunos cultivan caa deazcar en las tierras bajas situadas al oeste de la aldea, pero, aunque el benecioeconmico es provechoso, no todos los indgenas poseen tierras en esa rea y son

    pocos los que pueden afrontar el costo de la molienda de la caa.Una pequea proporcin de la poblacin indgena tiene otras actividades

    econmicas tocan en conjunto de marimba, hacen trabajos de carpintera,cermica, etctera pero casi siempre como una actividad secundaria que noimplica abandonar las tareas agrcolas tradicionales.

    Si exceptuamos a los ladinos de clase baja (localmente conocidos como medio-ladinos o medio-comitecos), el resto del grupo superordinado es estrictamente no-agrcola. Como propietarios de estancias slo se dedican a la administracin de las

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    mismas, pero las tareas agrcolas estn a cargo de aparceros o peones indgenas oladinos pobres.

    Los ladinos se dedican tambin a otras actividades comerciales, tales como

    el transporte en camin de los productos locales hasta los mercados vecinos y elabastecimiento de las necesidades locales en cuanto a artculos provenientes deotras ciudades; el hecho de poseer tales vehculos constituye, en s mismo, unsmbolo de prestigio.

    A continuacin se describen seis aspectos de la dependencia intertnica. Aunquetal descripcin est hecha en general desde el punto de vista de los indgenas, elrol de los ladinos en todas las transacciones, sea como compradores, vendedores,terratenientes o propietarios de medios de transporte, no podra continuarsin la produccin en pequea escala del indgena y son las ganancias obtenidas

    satisfaciendo las necesidades de aqullos en lo que respecta a bienes y servicios.1. Los indgenas compran en los comercios locales de los ladinos: (a) prendas

    de vestir; (b) herramientas para las labores agrcolas; (c) elementos para susprcticas curativas e ingredientes culinarios, y (d) artculos para el hogar.

    2. Los indgenas dependen de los ladinos para la venta del excedente dela cosecha. Hay un pequeo grupo de agricultores indgenas locales cuyaproduccin es sucientemente grande como para que les resulte convenientepagar a los ladinos por el transporte de sus productos hasta los mercados

    vecinos, donde los precios son ms ventajosos. Con todo, ello presupone lacapacidad necesaria para tratar con los comerciantes de las ciudades cercanas,as como una reserva de dinero suciente como para obtener benecios una vezdeducidos los costos de transporte.

    3. Las mujeres indgenas venden en el mercado local verduras, frutas, huevosy, slo ocasionalmente, algn pollo.

    4. Los ladinos de clase alta prestan dinero a los indgenas. La economa de lamayor parte de la poblacin tseltal, de un nivel rayano en la mera subsistencia, losobliga a pedir dinero prestado cuando se produce una situacin de emergencia. Un

    acontecimiento familiar, tal como una boda o un bautismo, la necesidad de adquirirropa, la enfermedad o la muerte de un miembro de la familia, bastan para perturbarel delicado equilibrio de los recursos domsticos. Las tasas de inters son elevadas,hasta el 20% mensual, y quienes solicitan los prstamos suelen ofrecer en garantasus futuras cosechas. En este caso, los ladinos prestan tan slo un tercio del montoreal que los productos obtendrn en la poca de su recoleccin.

    5. Los hombres trabajan ocasionalmente en el ingenio azucarero cercano dePujiltik, o en la plantacin de arroz en El Arrozal. Por lo general lo hacen slo

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    durante una o dos semanas, ya sea cuando el trabajo en general escasea en lasmilpas(maizales) o cuando surge un problema econmico.

    6. Una ltima forma de dependencia corresponde a los indgenas ms pobres,

    que disponen de muy poca tierra para el cultivo y que, a n de aumentar susescasos ingresos, arriendan parcelas en las grandes ncas o trabajan all comoaparceros.

    La estructura de clases en Pinola

    El uso del concepto de casta

    Antes de considerar los procesos particulares que intervienen en la transicin de

    un individuo de un estrato social a otro, se hace necesario precisar la denicinde los diferentes estratos en la sociedad pinolteca. Ello me apartar algo de mitema, debido a que los antroplogos que han realizado estudios en comunidadesde Mesoamrica han descrito las relaciones intertnicas como sistema de casta;de ah la necesidad de rastrear el uso de este trmino, a n de comprender cmo selo dene para sta y otras reas, as como mis razones para rechazar esa denicin.

    Se dice que las sociedades donde existe un estrato inferior (sea un grupo decolor, como en Estados Unidos, o un grupo tnico, como los indgenas de Amrica

    Central y del Sur) para cuyos miembros la movilidad social ascendente es difcil oimposible, tienen sistemas de castas. Tanto los socilogos como los antroplogosparecen inclinarse cada vez ms a utilizar el trmino en este sentido. Warneradopt el trmino casta de color para describir el estatus de los negros en losEstados Unidos. Aplic dicho trmino al sector de la poblacin

    que las reglas formales e informales de nuestra sociedad castigan severamente

    cuando contraen matrimonio mixto; si se viola esta regla de endogamia de

    casta, los hijos sufren la pena que impone nuestro sistema de castas, pues se

    los ubica en la casta inferior de color. Al revs de lo que ocurre con las clases,

    las reglas del sistema prohben a los miembros de la casta inferior salir de ella.

    Su status y el de sus hijos estn jos para siempre. No puede haber movilidad

    social desde la casta inferior hacia las superiores (Warner, 1960: 20).

    Dollard, en su estudio sobre las castas en una poblacin surea de los EstadosUnidos, analiza las barreras erigidas al contacto social, o por lo menos a algunasformas del contacto social... a las relaciones sexuales entre mujeres de la casta

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    superior y hombres de la casta inferior y a la legitimidad del nio nacido de unaunin mixta. Luego agrega:

    La casta americana no depende de rasgos culturales sino biolgicos, decolor, el tipo de cabello, etc. La casta inferior trae aparejado un cierto grado

    de aislamiento social para los individuos en ella. Ninguna otra cosa parece

    absoluta en cuanto a la barrera de casta que no excluye totalmente el contacto

    social y cuya caracterstica ms distintiva parecen ser las prohibiciones

    relativas al matrimonio y al contacto sexual (Dollard, 1957: 62).

    La aceptacin del trmino casta en las publicaciones tericas (Weber, 1957: 71;Parsons, 1958: 78; y Barber, 1957: 335-36) est muy generalizada. Como seala

    Barber, las barreras relativas a la movilidad constituyen los principales criteriospara denir los distintos sistemas sociales como sistemas de casta

    sobre la base de actitudes valorativas institucionalizadas con respecto

    a la movilidad social, podemos denir dos modelos bsicos; el sistema

    de clases abiertas que decididamente aprueba la movilidad ascendente

    y alienta a todos a mejorar su posicin actual en cuanto a la clase social,

    y el de tipo de casta, que claramente desaprueba la movilidad social

    y considera pecaminoso el deseo de mejorar la actual posicin de clase(Barber, 1957: 335).

    No interesan aqu ni las citas exhaustivas del uso de la palabra casta para describirel sistema de status en Estados Unidos ni la crtica de fondo a tal uso; si lo menciono,es slo por la inuencia que ha ejercido en estudios efectuados recientemente enAmrica Central y del Sur donde se ha extendido un uso impreciso del conceptode casta, lo cual a menudo contribuye a disimular la falta de rigor cientco en ladescripcin de sistemas sociales diferentes.

    De la Fuente (1952: 76-96), en un anlisis de las relaciones intertnicas enMxico y Guatemala, compara las diferencias en cuanto a la movilidad social (deindgena a ladino) existente entre distintas reas de los pases mencionados, ydivide las comunidades en tres tipos:

    1. Comunidades en las que una ausencia total de pase, dentro de las que se considerandos subtipos: (a) ningn indgena es reconocido como ladino, cualquiera sea sugrado de ladinizacin o su ocupacin, y ningn hijo de un matrimonio mixto,

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    educado como ladino, es socialmente aceptado como tal. El estatus ladino sebusca y se logra fuera de la comunidad de origen; (B) un individuo ladinizado seraconsiderado como ladino si fuera criado o educado como tal; o bien se lo clasicar

    como racialmente indgena y culturalmente ladino.2. Comunidades en las que hay un cierto grado de pase: (a) los individuos ladinizados,

    con una prolongada residencia en comunidades ladinas o de ocupacin artesanal,se casan a veces con mujeres ladinas y tratan de pasar por ladinos, pero stos nolos reconocen como tales o bien los aceptan como ladinos de clase baja; (b) losindividuos algo ladinizados, las mujeres criadas como ladinas y los hijos de unionesmixtas, formales e informales, se reconocen como ladinos.

    3. Comunidades en la que se produce un pase total o ms completo: (a) se consideranladinos los individuos ladinizados en cuanto al lenguaje y las costumbres, los de

    estatus elevado o los hijos de matrimonios mixtos criados como ladinos: (b) unaindgena casada con un ladino adquiere el estatus de este ltimo.

    Las comunidades de tipo 1 y 2 tienen sistemas de casta, mientras que el tipo 3tiene un sistema de clases. Pero puesto que la movilidad vara dentro de los tipos1 y 2, De la Fuente (1952: 61) arma que la estructura social en comunidadesparticulares puede describirse como una estructura de castas o algo que se parece.

    Beals se muestra ms cauteloso al emplear el trmino casta. Cuando se reerea la estraticacin en Mxico, dice que

    no hay una sola casta, sino varias docenas. En tales casos, los grupos indgenas

    estn ubicados en el nivel jerrquico ms bajo o en el que corresponde al

    nivel inferior en la cultura mestiza. Los grupos tienen auto-identicacin,

    estn organizados en aldeas o tribus y poseen atributos sociales culturales,

    lingsticos y de otro tipo claramente distintivos (1952: 327).

    Luego de esta descripcin, Beals deja de lado el trmino, diciendo que esosgrupos ser llamados aqu culturas plurales, en lugar de castas. Reichel-

    Dolmatoff describe la comunidad bicultural de Aritama donde la movilidadest restringida a los tres estratos superiores y donde los indgenas no puedenaspirar a incorporarse a ellos. Tambin l adopta las barreras a la movilidad comocriterio para armar que el Aritama es un sistema de dos castas, por as decirlo(Reichel-Dolmatoff 1961: 132).

    Las citas precedentes demuestran que (1) se utiliza sin excepcin la ausenciade movilidad ascendente como principal criterio para la denicin del sistemacastas; (2) el concepto de casta se aplica a un amplio espectro de variacin en

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    los sistemas descritos con imprecisin notable, y (3) cuando la estructura de lascomunidades en estudio parece no encuadrar en la denicin se evita simplementeel problema recurriendo a expresiones como de tipo casta, casta por as decirlo

    o, peor an, algo que se parece a una casta.En mi descripcin del sistema de desigualdad social en Pinola me atendr al

    concepto de clase, ya que no creo que se justique tomar un rasgo pertenecientea todo un sistema social, por ejemplo el de la India, y aplicarlo a otro sistema totalcompletamente distinto. Trminos como casta de color o casta cultural son unmagro recurso para claricar el uso del concepto de casta o hacerlo ms especco.

    Dumont (1960:91-112) hace una acertada crtica a la aplicacin del concepto decasta a sistemas sociales que no sean similares al que existe en la India. Ofrece unanlisis detallado y erudito de los estudios sociolgicos y antropolgicos en los que

    las diferencias de estatus entre sectores de la poblacin se han descrito en trminosde casta. En particular, ataca a la escuela de Warner en los Estados Unidos, por eluso del trmino casta para designar las interrelaciones de negros y blancos.

    Los principales argumentos de Dumont contra el uso del trmino casta, que meparece justicado aplicar a la situacin que se describe aqu, son los siguientes: (I)el sistema de castas en la India constituye un sistema social coherente, fundadoen el principio de desigualdad, mientras que la barrera de color (o la barreratnica en Pinola) contradice el ideal igualitario y constituye, en cierto sentido, una

    enfermedad social; (2) una suma de rasgos tales como la endogamia, la evitacinmutua en ciertas situaciones y la ausencia de movilidad social fcil, no constituyetodo un sistema social; (3) los rasgos del sistema de castas de la India que noencuentran equivalentes se eliminan de la comparacin con las otras sociedades; (4)al seleccionar un conjunto de rasgos, los socilogos y los antroplogos han pasadopor alto la funcin que determinados rasgos particulares pueden desempeardentro del sistema total.

    Anlisis de la estructura de clases

    El estatus econmico constituye uno de los factores que determinan la jerarquasocial en esta comunidad. Con todo, esto no basta por s solo para describir conexactitud la verdadera estructura de clases. Otros criterios importantes son ciertasdistinciones, ocupaciones y la frontera tnica que separa la clase baja (la de losindgenas) de las tres clases altas.8La clase alta est limitada a unas pocas familias

    8En el anlisis de clases de esta comunidad sigo el modelo folk pinolteco de estraticacin social.

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    acaudaladas que viven, sin excepcin, en la zona que rodea a la plaza central, y quese enorgullecen de sus industriosos esfuerzos por adquirir riqueza a partir de unorigen relativamente humilde.

    Los ladinos de clase alta viajan con frecuencia a la Ciudad de Mxico. Las razonespara efectuar estos viajes, aunque en su mayor parte de ndole comercial, incluyentambin visitas a amigos y parientes y la participacin en ciertas actividadespolticas en la capital. Estos ladinos no intervienen abiertamente en la vida polticade la aldea, pero inuyen sobre algunas decisiones que se toman en este campo, atravs de sus contactos con las autoridades estatales y nacionales.

    Sus actividades recreativas privadas son muy exclusivas, y en ellas participanslo los pares de la comunidad, visitantes de otras ciudades y una minora limitadade representantes locales de la clase media ladina.

    En los ltimos diez o quince aos, los lmites de clase se han reforzado, sobretodo en lo relativo a este estrato superior. La distancia social con respecto al restode la poblacin ha aumentado debido a la rpida adquisicin de riquezas y delpoder que la acompaa. Tendencia que probablemente contine.

    La clase media ladina est compuesta por pequeos terratenientes, empleadosfederales y estatales que residen en la poblacin, maestros y pequeos comerciantes. Noincluye a individuos dedicados a la agricultura. Los miembros de esta clase media tienenmenos conexiones con el exterior. Los maestros de las escuelas primarias constituyen la

    inteligencialocal, pero, aparte de ellos, el nivel de educacin en esta clase es bajo.Desde el punto de vista de los indgenas y de los ladinos pobres, los miembros delas dos clases altas son los verdaderos ladinos. Un maestro o un empleado, por eltipo de su actividad, est ubicado en el mismo nivel que el hombre rico. La minoraacaudalada sospecha que todos los que estn por debajo de ellos son indgenas,mientras que los miembros de la clase media no atribuyen prestigio alguno a lasactividades lucrativas de los ladinos de clase alta. Me referir con mayores detallesa las dos clases bajas (ladinos pobres e indios), ya que estn bsicamente vinculadascon el tema principal de este trabajo.

    Los medio-ladinos o medio-comitecos

    En Pinola hay un grupo de nivel econmico bajo al que los ladinos de clase mediay alta se reeren como la gente pobre. Los indgenas utilizan dos trminosintercambiables para designarlos: medio-comitecos o medio-ladinos.

    El origen del trmino medio-comitecos es oscuro. Hace unos treinta ocuarenta aos, se produjo una migracin de varias familias procedentes de la

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    ciudad de Comitn. Era gente pobre que se traslad a Pinola en busca de mejoresoportunidades. Hay muchos medio-comitecos que realmente son oriundos deComitn, pero, desde esa poca, el trmino ha adquirido una aplicacin ms amplia

    y dene con precisin a un grupo caracterizado por una combinacin de rasgoseconmicos y culturales, que permite distinguirlo tanto de los ladinos de clase altay media como de los indgenas.

    La principal actividad econmica de los medio-comitecos es la agricultura,pero algunos trabajan como artesanos, obreros, ayudantes de camioneros y enmuchas otras tareas necesarias en la comunidad para las que los miembros delgrupo indgena carecen de la habilidad requerida. Las jvenes medio-comitecastrabajan a menudo como mucamas en las casas de los ladinos ricos.

    Los medio-comitecos hablan castellano, aunque unos pocos han aprendido el

    dialecto (sic) tseltal despus de muchos aos de interaccin con los indgenas. Susviviendas son muy similares a las de estos ltimos.

    El indgena tiene una clara imagen de lo que es un medio-comiteco. Denea este ladino pobre sobre la base de algunos rasgos similares a los de su propiogrupo, pero, al mismo tiempo, tiene conciencia de las diferencias. En general, losprincipales criterios para identicar al medio-comiteco son los siguientes: (1) niveleconmico bajo, (2) el castellano como lengua materna, (3) hbitos de trabajo yotras costumbres similares a las indgenas y (4) diferencias con los ladinos de las

    dos clases altas.Para el ladino, medio-comiteco es, sencillamente, un hombre pobre. Aqu labrecha cultural no es tan amplia, pero el ladino pobre suele quedar excluido de losacontecimientos sociales privados, a menos que participe en ellos por motivos detrabajo.

    El medio-comiteco tiene de s mismo una imagen que coincide en alto gradocon la que de l tienen los tseltales. La principal distincin que establece entre smismo y un indgena radica en el hecho de que entre los tseltales hay una buenadosis de brujera, con lo cual enfatizan las diferencias de los respectivos sistemas

    de creencias.Cuando interactan con miembros de las otras clases, se sienten mucho ms

    cmodos con los indgenas. En muchas ocasiones, en que se tuvo oportunidad deobservar estos contactos, el terreno para la comunicacin era amplio y variado.Intereses comunes en cuanto a la agricultura, prcticas de curacin similares ymuchas correlaciones en aspectos de la cultura material, crean una base para lacomprensin y, hasta cierto punto, para una participacin emocional que se vereforzada por mltiples lazos de compadrazgo y, en muchos casos, matrimoniales.

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    La competencia econmica que podra crear conictos entre estas clasesestrechamente relacionadas est ausente. Ambas producen en general para elconsumo domstico, y los mercados locales de pueblos vecinos absorben cualquier

    posible excedente.

    Los indgenas

    A n de comprender la conducta de un tseltal haca su propio pueblo, as como enla interaccin con los ladinos, es necesario describir su sistema de creencias y devalores. Estos determinan un estilo de vida y mantienen integrada a la sociedadtseltal al dar al individuo un marco de referencia dentro del cual puede actuar conseguridad. La comunidad indgena tiene un cdigo moral que refuerza hbitos

    de duro trabajo, respeto por los mayores, igualdad econmica y obligacionesrecprocas. Todos los miembros de la comunidad saben qu sanciones se lesaplicarn si cometen una transgresin.

    No existen instituciones formales encargadas de aplicar sanciones legales. Lajerarqua religiosa indgena ces hace unos treinta aos, y la iglesia catlica localha ido absorbiendo gradualmente la organizacin de las ceremonias. La jerarquapoltica est sometida de hecho a los nes de la presidencia ladina, por lo cualha perdido prestigio entre los indgenas de orientacin tradicional. Se encarga

    principalmente de mantener en buen estado los senderos que unen la aldea conlos campos de cultivo, contribuir al cuidado del cementerio y reparar los puentesconstruidos sobre los arroyos. Los miembros de esta jerarqua ejercen muy pocainuencia sobre su propio pueblo, y el hecho de ocupar los peldaos superiores enella no implica necesariamente ser uno de los verdaderos lderes indgenas.

    La creciente inuencia de los ladinos sobre una institucin, y la desaparicin deotra, plantean algunos interrogantes: cules son los medios de control social, qutipo de sanciones pueden aplicarse realmente y cules son los hilos de la trama delpoder necesarios para que los indgenas sigan respetando las normas, a pesar del

    impacto de las fuerzas externas?Hay dos tipos de transgresiones que los miembros del grupo tseltal pueden

    cometer. El primer tipo incluye delitos tales como robar, dejar que los animalesentren en tierras cultivadas ajenas, y los conictos con respecto a la propiedad dela tierra, que caen bajo la jurisdiccin de las autoridades ladinas.

    En un contexto totalmente distinto, el respeto del indgena por las normasde la comunidad tseltal est reforzado por sanciones negativas sobrenaturalesbrujera dirigidas a las manifestaciones espirituales del hombre. El poder

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    para castigar mediante la brujera, atribuido a los hombres de espritu fuerte,constituye el medio ms ecaz para el control social en esta rea. Por lo tanto,a n de comprender la dinmica del control social, se hace necesario describir

    brevemente la ontologa del indgena pinolteco.Los indgenas creen que toda persona tiene un nahual (una manifestacin

    espiritual del hombre en forma de un animal o un fenmeno atmosfrico) y unchulel(un espritu etreo). La energa fsica, la capacidad para embrujar, para curaro para proteger a la comunidad, e incluso la vida misma, dependen del vigor y elbienestar del propio nahual y el chulel. Aunque el nahual y el chulelson distintos,se complementan recprocamente y se fusionan con la persona en una unidadperfecta; ms an, participan de la misma esencia. Mientras el cuerpo est dormidopor la noche, que es el momento ms propicio para los ataques sobrenaturales, el

    chulello abandona y se dedica a vagabundear, visitando lugares o comunicndosecon otros espritus; es entonces cuando tambin el nahual se dedica a merodear,abandonando las cuevas montaosas donde permanece durante el da.

    El nahual y el chulelconstituyen la fuerza y la vulnerabilidad de un hombre. Lasprincipales diferencias entre los hombres comunes y los lderes importantes delcontrol sobrenatural radican en el nmero y el rango de nahuales y el dominio queun hombre ejerce sobre ellos. Mientras que se necesita un mnimo de tres para lasupervivencia y el bienestar, a los guardianes sobrenaturales se atribuye un mximo

    de trece nahuales, uno de los cuales es siempre un nahual de rango superior, talcomo Rayo, Meteorito o Torbellino, que, debido a su capacidad de volar alto, estfuera del alcance del ataque de nahuales enemigos menos poderosos, y que tambinpuede observar mejor desde esa altura, que en Pinola signica poder, la conductadel hombre comn. Los hombres que ejercen el control sobrenatural en Pinola sonancianos. La edad constituye uno de los primeros requisitos para obtener el respetode la poblacin. Puesto que la expectativa de vida es relativamente baja, el merohecho de llegar a viejo hace que se atribuya a un hombre un espritu poderoso. Contodo, hay otros criterios que refuerzan la importancia de la edad avanzada. Uno

    de ellos es la conducta acorde con el cdigo moral de la comunidad. Otro criterio,que por su importancia debera colocarse quizs en primer lugar, es el de tenersueos con cierto contenido cultural aceptado. Dichos sueos constituyen, segnla teora onrica de los indgenas de Pinola, una verdadera forma de accin, ya quedurante el dormir el chulelest activo y se comunica con otros chuleleso se dedicaa otras actividades. El consenso con respecto al poder sobrenatural de un hombrese establece al cabo de un largo perodo, durante el cual se observa una interaccincontinua de los tres requisitos mencionados.

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    Los chulelesde los guardianes sobrenaturales se renen los jueves y los viernes(das mgicos para los tseltales) y deciden cul ser el destino de los miembrosde la comunidad. El castigo que aplican emplea slo una va: la brujera. Toda la

    coordinacin entre los guardianes tiene lugar a un nivel sobrenatural. No hay unaorganizacin formal, como ya se seal, y los ancianos no se renen realmente.No obstante, el transgresor experimenta formidables inuencias que le llevan atener una conducta virtuosa cuando sus sueos, interpretados por un especialista,anuncian el peligro inminente de la brujera o, peor an, cuando una enfermedadprovocada por aqulla hace presa de l

    El resultado de la prctica de la brujera es la enfermedad para la persona contra laque est dirigida. Los indgenas saben que una amplia variedad de sntomas puedentener su origen en la brujera, y recurren al chamn para obtener un diagnstico.

    A partir de ese momento el paciente, pasivo y fatalista, puede comunicarse conlos guardianes, obtener el perdn para su paciente y devolverle la salud, as comola relacin armoniosa con su grupo. Como mediador entre el individuo enfermoy los jueces de su conducta, este poder hace del chamn una gura decisiva en elsistema de control social. La descripcin precedente de las creencias de los indiostseltales se ha hecho en un plano sobrenatural. Intencionalmente he dejado de ladoel anlisis de todas las funciones que cumple la brujera en la estructura social dela aldea, porque me propuse describir, precisamente, las creencias que determinan

    la conducta indgena. Como puede observarse, las formas de la ansiedad y lasmaneras para aliviarlas estn estructuradas. A travs de la accin mediadora delchamn y de los guardianes, el conicto intrapsquico e intragrupal se resuelvedentro de un sistema perfectamente coherente, que explica al indgena su xito osu fracaso, la salud o la enfermedad, en un mundo poblado por espritus poderososque lo protegen y lo atacan. Su conducta es una bsqueda continua de armona conesas fuerzas. El respeto por los mayores, la igualdad econmica, el cumplimientode las obligaciones de reciprocidad y la cooperacin en lugar de la competencia,son altamente valoradas en el cdigo moral tseltal. Pero la recompensa por la

    obediencia a las normas sigue vas particulares. La persona que demuestra ser dignade su grupo ocupar, al nal de una vida larga y dura, un lugar entre los individuospoderosos; si se establece un consenso en el sentido de que posee un espritu fuerte,slo a travs de la adquisicin de poderes sobrenaturales se alcanza la cumbre delprestigio en esta cultura.9

    9No cabe esperar que las formas de control en Pinola constituyan una rplica exacta de lasque imperan en San Luis. Con todo, pueden inferirse muchas similitudes del contexto,

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    Barreras para la movilidad y medios para lograrla

    Interaccin indio-ladina

    Las relaciones intertnicas en Pinola tienen lugar en ciertos contextos especcos.Las formas de interdependencia descritas ms arriba ilustraban varios tipos deinteraccin, aunque breves y limitados a transacciones particulares. Pero hayadems una multiplicidad de situaciones en que los grupos entran en contacto.Todo intento de clasicarlas en unas pocas categoras puede traer aparejado elpeligro de descripciones superpuestas o, peor an, un anlisis incompleto.10Contodo, cabe intentar esa clasicacin, si tenemos presente que el aspecto msimportante de todo encuentro entre indgena y ladino es el rol que desempea cada

    actor. La distancia social entre los estratos es tan marcada que las relaciones desuperordinacin-subordinacin se ponen claramente de maniesto en casi todaslas situaciones. Este enfoque nos permitir un anlisis mucho ms dinmico delfuncionamiento de los mecanismos sociales pinoltecos para denir la situacin deencuentro y mantener las barreras de clase.

    Las dos situaciones que varan profundamente en lo que se reere a los rolesde los grupos o individuos que interactan son los contactos estructurados

    versus los no estructurados. C. McGuire establece una distincin til entre

    aunque Tumin evidentemente ignora la importancia de las sanciones negativas en el casode la violacin de las normas igualitarias de la comunidad, de la brujera como mecanismodel control social, del nahual como causante principal en enfermedades. Esa falta deinformacin sobre el sistema de creencias indgenas perjudica y a veces invalida totalmentelas conclusiones a que llega el autor (ver Tumin: 44-45, 107-8).

    10 Tumin clasica la interaccin indo-latina en situaciones caracterizadas por una de lassiguientes condiciones: 1) los ladinos y los indgenas son mutuamente dependientes parael xito del esfuerzo en torno del cual est construida la situacin (vendedor-comprador;empleador-empleado; terrateniente-arrendatario); 2) un grupo necesita del otro y se

    benecia con su participacin sin que el segundo experimente prdida alguna o se sientaespecialmente usado (padrinos; prostitucin); 3) ambos grupos se ven obligados por unafuerza o costumbre exterior y compulsiva a participar conjuntamente (asuntos polticos yreligiosos ladinos, educacin); 4) la participacin conjunta es inevitable y de corta duracin,aun cuando puede ser habitual (encuentros en la calle, los caminos y la plaza) ( ibd.: 174).Resulta evidente que esta clasicacin no es ideal cuando se considera la armacin delautor en el sentido de que muchos de tales encuentros incluyen ms de una de las condicionesenumeradas. Sin duda, si la interaccin entre castas en San Luis prescribe un tratamientodespreciativo para con los indgenas, a n de reforzar la distancia social, es evidentementeimprobable que una prostituta indgena no se sienta usada por un ladino.

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    la interaccin en situaciones estructuradas y la interaccin en situacionesinformales.

    una organizacin formal, una situacin estructurada permite a susmiembros tener contactos con personas pertenecientes a diversas clases sin

    necesidad de que haya intimidad. La aceptacin en asociaciones relativamente

    informales es lo crucial para la atribucin de status (1950: 197).

    Por situaciones estructurales se entiende aqu aquellos acontecimientosorganizados, en la mayora de los casos, por instituciones formales, en los que laparticipacin est prescrita de antemano, o que se limitan a propsitos especcosen los que falta el ingrediente emotivo y las actitudes competitivas. Tales

    situaciones, patrocinadas por autoridades ociales o religiosas, renen a los dosgrupos tnicos sin llevarlos a participar en una forma ntima.

    Un caso de situacin estructurada es, por ejemplo, el que se produce cuando elsector indgena de la aldea o algunos de sus representantes, tales como miembrosde la jerarqua poltica o de la organizacin de bienes comunales, son invitados aparticipar en una celebracin poltica ocial. La asuncin del mando por el nuevopresidente municipal es una de tales ocasiones; las estas nacionales mexicanas,celebradas con desles y actos en la escuela, constituyen otro ejemplo. Dos o tres

    de los lderes indgenas conocidos por los ladinos son invitados y ocupan asientosjunto a las autoridades municipales.Aunque algo distintas en cuanto a su carcter, hay toda una serie de reuniones

    que incluyen a ladinos e indgenas en las que se tratan asuntos concernientes ala propiedad de la tierra, obtencin de permisos del agente forestal para recogerlea o el mantenimiento de caminos, puentes y acequias. En todos estos casosque se plantean problemas al presidente municipal, los indgenas actan comorepresentantes del sector tseltal de Pinola y la accin grupal otorga fuerza a lasdelegaciones. Los ladinos se cuidan de no entrometerse en algunas reas de los

    derechos indgenas, ya que tienen conciencia de que este grupo constituye lainmensa mayora.

    Las situaciones mencionadas hasta ahora son aquellas en que la distancia sociales mxima, a pesar de lo cual pueden ser armoniosas. Ello se debe a que el indgenaest denido como tal a los ojos de los ladinos, quienes, a su vez, desempean el rolde protectores indulgentes.

    La coparticipacin indo-ladina tambin tiene lugar en la esfera religiosa, peroaqu sus relaciones son menos tensas que en cualquier otra circunstancia. Bajo la

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    direccin del sacerdote, cada individuo se convierte en un participante annimodel culto catlico. Sea durante la misa, donde no existe la separacin fsica entreladinos e indgenas durante las novenas, o en las cofradas ms formalmente

    organizadas que se ocupan del cuidado del templo y organizan las celebracionesreligiosas, el grado de conicto siempre es mnimo. Ello se debe a que, en esos tiposde situaciones, no hay actitudes competitivas; ninguno de los grupos utiliza al otroy, en todo caso, se trata de situaciones estructuradas en las que la conducta estclaramente delimitada. Ambos grupos participan en las celebraciones organizadaspor los ladinos para conmemorar acontecimientos nacionales o religiosos, conactos que se realizan en el parque central. Pero, dentro de este marco, hay reassocialmente restringidas, para uso exclusivo de las clases altas, tales como ciertascantinas o el cabildo, donde jvenes parejas de ladinos bailan al comps de

    la marimba. La plaza est a disposicin de todos, pero el rol de los indios es deobservadores que contemplan las actividades de los ladinos. Slo interactan conlos ladinos cuando compran bebidas en las cantinas, o dulces y alimentos en loscomercios o en los quioscos levantados para las celebraciones. Como parroquianosen breve contacto con las clases altas, tienen un rol denido que contiene pocosingredientes susceptibles de provocar conictos.

    Ahora bien, en la mayora de las formas no estructuradas de interaccin que tienenlugar en las esferas poltica, legal y econmica, la superordinacin de los ladinos

    resulta muy clara. En este tipo de encuentro las imgenes mutuas, que incluyen unelemento de desconanza, refuerzan las barreras para la comunicacin. En tantoel indgena puede ser identicado como tal, el ladino se muestra benevolente yprotector con respecto a sus problemas. Pero toda vez que el curso de la interaccinparece anular las diferencias de estatus y existe alguna duda con respecto al rolsubordinado de los indgenas, el ladino reacciona sin tardanza para evitar cualquierposibilidad de tratarlo como a un igual. El desprecio y una humillacin descarnadason entonces las actitudes manifestadas por los ladinos a n de restablecer unadiferencia de estatus que corre peligro de desaparecer.

    La delicada lnea que separa la tolerancia benvola del ladino y su despreciohacia el indgena puede romperse ante el menor gesto o palabra de este ltimo queimplique intimidad o algn reclamo que no est en consonancia con los derechosacordados a las clases bajas. Es por ello que en todas las situaciones en queparticipan ladinos, el indgena desempea un rol muy inseguro.11

    11 Resulta difcil estar de acuerdo con la armacin de que el hecho de no compartir losvalores es, en sntesis, lo que hace posible que el ladino insulte al indgena, tal como el ladino

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    Cuando surgen problemas legales, cuando los indgenas sienten que la solucindepende de la intervencin de las autoridades ladinas, recurren a stas en buscade consejo y ayuda. Como ya se seal, se incluyen aqu conictos tales como

    divorcios, robos, entrada de animales en propiedad ajena, etctera. El juez local,el secretario o el presidente, segn el tipo de problema, se mostrar paternalistao admonitorio con respecto al peticionario, en tanto ste mantenga la distanciasocial, tenga una actitud de sometimiento y siga las instrucciones recibidas. Si noexisten estos signos de respeto, los indgenas se ven sometidos a las ms estrictassanciones legales; as se mantienen la autoridad y los privilegios de las clases altas,personicadas, en este caso, por las autoridades.

    En la esfera de la interaccin econmica privada, hay algunos casos en quela situacin es ms estructurada y menos propensa al conicto. Estos tipos de

    contacto tienen lugar al comprar y vender en el mercado local, o cuando lasmujeres indgenas venden productos domsticos de casa en casa. A pesar decierto regateo, habitual en las transacciones econmicas entre los indgenas yladinos de Pinola, los precios estn bastante estandarizados de acuerdo con laproduccin de la regin. Los encuentros necesariamente breves y estn limitadosa un propsito especco.

    Las formas de interaccin no estructuradas son varias. Entre otras guran lasvisitas de un indgena a su compadre o comadre ladino. En la casa de clase se le

    recibe cordialmente, se le regala ropa en desuso, se le agradecen los regalos quelleva, por lo comn fruta, un pollo o huevos, e incluso se le permite comer en lacocina; pero ms all de eso no hay contacto posible. Si el indgena no acta deacuerdo con las expectativas del ladino, que lo dene como miembro de un grupo

    lo entiende pero no como el indgena lo ve los indgenas saben que los ladinos tienen unamuy pobre opinin de ellos, pero este conocimiento es distinto de la conciencia queimplica reconocimiento y adems sensibilidad (Tumin, 1952: 138). Del material obtenidoen Pinola surge con claridad que, tanto el reconocimiento como la sensibilidad ante los

    desaires, eran sumamente marcados entre los indgenas, quienes verbalizaban claramentelas formas en que los ladinos los explotaban en la esfera econmica, despreciaban algunascostumbres tradicionales a las que, en consecuencia, era necesario renunciar, insultaban alos indgenas en pblico si no obedecan rpidamente sus rdenes, etctera. Mis datos nocorroboran la armacin de que el hecho de no compartir valores contribuye a aislar lossentimientos de los indgenas. Antes bien, los valores y las normas estrictas de conductaque regulan a la comunidad indgena no les proporcionan un rol a travs del cual puedanreaccionar frente al insulto, ya que en su propia cultura faltan evidentemente a los modosde resolver los conictos cara a cara y, adems, su estatus de subordinacin a los ladinos losexpondra a severas sanciones negativas si se comportan de otra manera.

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    subordinado a pesar del vnculo de parentesco ritual, ser objeto de una sancinnegativa, ya sea trato despreciativo o, en casos extremos, ruptura de la relacin.

    Otras instancias de situaciones no estructuradas son, por ejemplo, cuando

    los ladinos van de casa en casa en el barrio indgena de la aldea, en busca devendedores de productos agrcolas, y cuando los indgenas tratan con elpropietario ladino de una estancia a n de trabajar en ellas como aparceros.Resulta innecesario sealar que aqu se plantean los mismos problemas que enotros contactos no estructurados. En estos casos, la ambivalencia de la actitudladina hacia el indgena se ve acentuada por la posibilidad de obtener benecioseconmicos en las transacciones. Se mantiene una actitud conciliatoria en tantola negociacin promete resultar en el amplio margen de ganancia que el ladinoespera. En caso contrario, demostrar con su conducta hacia el indgena que

    ste no tiene derecho a hacer reclamo alguno o a esperar privilegios de ningunaespecie en su relacin con miembros de la clase alta.

    Restricciones a la coparticipacin

    Ciertas esferas de la vida social pblica y privada estn completamente limitadas auno de los grupos con total exclusin del otro.

    En tales situaciones, las barreras que impiden la participacin conjunta son

    esencialmente culturales. En algunos casos, y ya me refer a esto en la seccinprecedente, uno de los grupos acta como simple espectador de las actividades delotro. En los casos extremos, cada grupo lleva a cabo actividades simultneas, perototalmente distintas. El mismo espacio fsico (es) utilizado como marco para msde una ocasin social y, por ende, como lugar para ms de una serie de expectativas(Goffman, 1963: 21). Las celebraciones pblicas que estn ms teidas de carcterindgena y en las que los ladinos se abstienen de participar son Carnaval, el Da dela Santa Cruz y el Da de los Muertos.

    El Da de la Santa Cruz est restringido a los miembros de la jerarqua poltica

    indgena, cuyos miembros visitan las cruces que, erigidas junto a los ojos de agua,se encuentran diseminadas por la zona de Pinola. Durante los tres das de Carnaval,los indgenas se disfrazan, contratan conjuntos de marimba y bailan en las casas querecorren y en las calles hasta llegar a la plaza. Una vez en ella continan bailando ybebiendo copiosamente mientras que los ladinos se ubican en grupos y observan adistancia el comportamiento de los inditos.

    Pero el que es caso extremo, revelador del desencuentro de dos culturas,es el Da de los Muertos. La poblacin de Pinola oye misa y luego cumple con

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    sus muertos visitando el cementerio, pero una vez all se separan ladinos deindgenas.

    Despus de una temprana visita a las tumbas, los ladinos dedican el resto del da

    a carreras de caballos que se realizan en una amplia planicie frente al cementerio.Las mujeres ladinas caminan por el lugar observando las carreras, o bien pasean deida y vuelta al pueblo en camiones. Los indgenas, mujeres y hombres, permanecenen el cementerio desde la maana hasta bien entrada la noche. Se sientan alrededorde las tumbas, a veces directamente sobre ellas, y disfrutan de una comida tranquilaacompaada de abundante aguardiente.

    Las ocasiones privadas para las reuniones sociales, tanto en el caso de los ladinoscomo de los indgenas, son el onomstico de un miembro de la familia, bautismos,bodas y funerales. La participacin conjunta es imposible en cualquiera de ellos. No

    se conoce ningn caso de un acontecimiento social privado en Pinola en el que hayaestado presente un miembro de la clase opuesta. En este pueblo, donde una reuninprivada signica identicacin interpersonal, igualdad y modos caractersticos deentretenimiento, el grupo opuesto queda excluido porque su presencia implicarauna restriccin en la conducta y la adopcin de normas de interaccin que sonobligatorias toda vez que los dos grupos estn juntos. La conducta que imperadurante una reunin social privada en cualquiera de los dos grupos, en forma decooperacin y respeto, es el resultado de sistemas de valores que tienen muy pocos

    puntos en comn entre ladinos e indgenas.

    Imgenes mutuas indo-ladinas

    La distancia cultural y social entre los dos grupos tnicos est reforzada por lasimgenes que cada uno de ellos tiene del otro. En cuanto al conocimiento mutuosobre sus personalidades y costumbres, existe mejor informacin entre los indgenas,aunque estereotipada en muchos sentidos; este conocimiento por parte de losindgenas no implica que hayan interactuado con los ladinos fuera de los contextos

    estrictamente delimitados, en general de carcter econmico, sino que los ladinos,como clase alta, son noticia en la comunidad. El indgena trata con los ladinos encalidad de cliente en sus comercios y como un vendedor de productos agrcolas,contactos que le proporcionan una cierta idea no slo de los smbolos que denotanpertenencia a la clase alta, sino tambin de la forma en que los ladinos interactanentre s, en contraste con su conducta frente a personas de estatus distinto. As,la informacin se obtiene ms a travs de los roles desempeados durante lainteraccin que de un conocimiento real de las caractersticas individuales.

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    El indgena tiene plena conciencia de las diferencias entre los miembros de sugrupo y los de las clases altas. Los criterios ms evidentes en su denicin de losladinos son las diferencias en cuanto a cultura y tipo de personalidad.

    Al describir a los ladinos, los indgenas acentan esas diferencias a pesar de que,como habitantes de la misma aldea, ambos grupos estn sometidos a inuenciasque los afectan, hasta cierto punto, del mismo modo, para no mencionar losprstamos mutuos, especialmente en el rea de la cultura material y en algunasprcticas curativas.

    Uno de los principales criterios elegidos por los indgenas para identicar a losladinos es el econmico. En esto podemos incluir: tipo de vivienda, indumentaria,hbitos de comida, medios de vida y actividades recreativas. La presencia de unmarcado elemento cultural en esa distincin, aunque no est especcamente

    verbalizado, queda demostrada por el hecho de que, segn informantes, hayalgunos indgenas ricos que pueden darse el lujo de adquirir artculos que sonde posesin exclusiva de los ladinos, pero no lo hacen no slo porque no estnacostumbrados a ellos, sino porque (y aqu nos adentramos en la esfera del controlsocial sobrenatural) un tseltal rico que invierte dinero en la construccin de unacasa lujosa de estilo ladino corre el riesgo de ser embrujado en castigo por sutransgresin a las normas igualitarias.

    La capacidad para hablar bien constituye un importante rasgo de la

    personalidad atribuido a los ladinos. Hablar bien signica pensar con claridad,salir airoso en el trato con las autoridades y, ms an, poder prever el resultado decualquier empresa.

    Otro aspecto importante de la imagen que un indgena tiene de los ladinos sereere al plano sobrenatural, y su importancia se debe a que refuerza la imagensocial de un exogrupo del que los indgenas estn separados por diferenciasclaramente sentidas. Los ladinos no practican la brujera entre ellos. Para elindgena la prueba de ello es que los ladinos se enriquecen y no les pasa nada.Pero an ms importante es el hecho de que los indgenas no pueden embrujar a

    un ladino, por lo cual ste queda fuera de la esfera del control, tanto en lo relativoa la proteccin como a las sanciones negativas. En un nivel psicolgico, esta es labarrera ms formidable entre las clases de Pinola. Cuando el indgena trata conmiembros de su propio grupo, sabe qu puede esperar o cmo debe comportarse,pero tiene dicultades para relacionarse con personas que estn fuera del alcancede quienes establecen las normas para la comunidad tseltal.

    El conocimiento que un ladino tiene de las costumbres indgenas es msesquemtico, y tambin ms estereotipado. Los ladinos consideran que los

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    indgenas son ignorantes, sucios, holgazanes y traicioneros y que su ignorancia estms relacionada con una incapacidad inherente para aprender y progresar que conuna verdadera falta de educacin.

    Las costumbres y creencias de los indgenas slo se conocen a determinadosniveles. Con respecto al control social, cuyo principal resorte es la brujera, losladinos conocen las consecuencias, pero no los mecanismos subyacentes.

    Esta falta de informacin sobre la estructura social indgena se maniesta enmuchos aspectos. Por ejemplo, para los ladinos, los lderes indgenas son cuatrohombres que saben leer y escribir, conocen las costumbres ladinas, han viajado ala Ciudad de Mxico y representan al sector indgena cuando surgen problemasentre los dos grupos tnicos, es decir, actan como especialistas de la comunidadindgena en lo que se reere a salvar la brecha entre las dos culturas locales. Los

    indgenas no consideran a estos intermediarios culturales como lderes, pero sabenexactamente en qu tipo de circunstancias pueden ser tiles. Estos lderes nocumplen los requisitos necesarios para que un hombre se convierta en un miembrorespetado del grupo de guardianes que ejercen el control sobrenatural. Uno de elloses muy joven, otro es un huixteco que lleg a la poblacin hace algunos aos, ylos otros dos son ricos segn el criterio indgena. Todos poseen caractersticas quelos colocan al margen de los principios de igualdad econmica y respeto por suadultez, fundamentales para adquirir ascenso personal entre los tseltales.

    Los hombres verdaderamente importantes, los ancianos que por la calidadde su espritu integran el grupo de guardianes sobrenaturales, son virtualmentedesconocidos fuera del ncleo indgena.

    Esto se hace evidente cuando recordamos, primero, que un indgena vive en unbarrio en el que los ladinos rara vez se aventuran, salvo con el propsito especcode comprar; segundo, que los ladinos tratan a los indgenas como subordinadosy a veces ni siquiera conocen sus nombres; tercero, la clase alta, en una posicindominante, cierra sus las ante la posibilidad del ingreso de un indgena y slo lorecibe en circunstancias especiales que excluyen contactos ntimos.

    Quizs la imagen ms clara de un indgena es la que surge durante la celebracinque conmemora la Revolucin mexicana. Por la noche se realiza un acto en laescuela local, organizado por ladinos que tambin desempean los principalespapeles en la representacin. En varias ocasiones tuve oportunidad de presenciarestos espectculos que incluyen msica, recitales poticos y un nmero cmico.El argumento de este ltimo, recibido con tremendo entusiasmo por el pblicoladino, fue notablemente similar en todas las ocasiones. Se refera a un indgenamuy pobre, muy sucio y muy holgazn, que hablaba castellano con suma dicultad

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    y que se mostraba muy astuto en sus mtodos para obtener dinero sin trabajar,dinero que destinaba en su totalidad a comprar aguardiente.

    Hasta aqu la descripcin de lo que aparenta ser una sociedad formada por dos

    grandes bloques monolticos. La distancia social, las imgenes mutuas, el abismocultural, etc.: todo conduce a pensar que la movilidad social, si tiene lugar, debeseguir vas muy especiales. La dinmica de ese proceso, ncleo de este trabajo, es loque se describe a continuacin.

    El proceso de ladinizacin

    De lo expuesto resulta evidente que la distancia social que separa a indgenas yladinos es demasiado grande como para que los tipos de contacto que existen entre

    ambos grupos puedan salvarla. No obstante, hay un activo proceso de cambioen la comunidad en general y, en un nivel supercial, se podra considerar que elritmo de proceso de ladinizacin es muy acelerado, ya que casi todos los indgenasms jvenes han abandonado el traje tradicional para adoptar la indumentaria detipo occidental. Asimismo el bilingismo, esto es, el uso del castellano adems deldialecto (sic) tseltal, es, con excepcin de algunos indgenas muy ancianos, general.Precisamente porque algunos cambios han adquirido gran impulso en la aldea, sehizo necesario reexaminar en parte el supuesto de que la ladinizacin se desarrollaba

    sin tropiezos en Pinola. Es imposible negar que el indgena que abandona el trajeblanco tradicional, fcilmente identicable, se siente ms seguro en su interaccincon los ladinos de la localidad o cuando trabaja en empresas industriales vecinas,tales como Pujiltik. Sabe, o espera, que nadie le dir indio en su propia cara. Peroesto no es ladinizacin, sino ms bien una adaptacin a la estructura peculiarde la sociedad en que vive. Su nuevo atuendo elimina el smbolo ms obvio de loindgena. En su interior se siente tan identicado con la cultura indgena comocualquier otro tseltal que an viste de blanco. Slo podemos hablar de individuosladinizados cuando se descubren normas sustitutivas de conducta.

    En muchos revestidos aculturados se observ la adopcin de rasgos de la culturaladina, pero tambin su desconocimiento de las normas del sector superordinado.En esto ofrecan un marcado contraste con los individuos socialmente mviles dela comunidad, que se describirn ms adelante. Esto constituye una distincinfundamental que debe tenerse presente para comprender los cambios en Pinola.En tanto no haya un intento consciente de adoptar a los ladinos como grupo dereferencia, las otras adopciones pueden entenderse como un lento y sostenidoproceso de aculturacin que afecta a toda la poblacin. No es el mantenimiento

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    de ciertos smbolos exteriores lo que permite que la comunidad tseltal sigafuncionando como un sistema tradicionalmente indgena, sino un conjunto decreencias, congruente y slidamente integrado, que exige la lealtad de todos y cada

    uno de los miembros de esa comunidad.Con todo, hay un grupo de indgenas que intentan ascender y pasar por

    verdaderos ladinos. Su xito, en tal sentido, no se hace evidente en un breve perodode tiempo, e incluso dira que durante toda su vida, por mucho que se esfuercen,tanto los ladinos como los otros indgenas de la aldea los seguirn considerandorevestidos. No obstante, las formas en que este grupo ladinizado presenta unyo muy coherente en su interaccin con indgenas y con ladinos siguen lneassimilares en todos los casos. Es la estructura de clases de Pinola, donde los estratosestn caracterizados por diferencias econmicas y culturales, la que determina

    que el cambio slo pueda producirse a travs de la negacin de los smbolos, lasnormas de conducta y las creencias de uno de los grupos y la adopcin de los queson caractersticos del otro.

    Desde luego, ste no constituye un fenmeno exclusivo de las comunidades deltipo que aqu se describe. Cualquier forma de movilidad social implica un procesode aprendizaje de las normas de la clase alta y la adquisicin de los smbolos quesus miembros exhiben. Pero aqu las barreras que es necesario cruzar son de unandole particular.

    Las personas que intentan cambiar deben volver la espalda a lo indgena ypresentar una fachada ladina tpica. Puesto que la imagen que de los indgenastienen los ladinos es una de las vallas a la movilidad, los ladinizados eliminande su conducta todo aquello que pueda ser considerado indgena. Como sealaacertadamente Goffman: La movilidad ascendente siempre implica actuacionesadecuadas y los refuerzos para ascender se expresan en trminos de sacriciosque se hacen para mantener la fachada (1959: 36). Los ladinizados son hbilesactores y, como se ver en la descripcin del rechazo de los rasgos indgenas y laadaptacin de caractersticas ladinas, acentan ciertos aspectos y ocultan otros

    (porque) el control de lo que se percibe es el control de contacto que se establece,y la limitacin y regulacin de lo que se muestra es una limitacin y regulacindel contacto la imposibilidad de regular la informacin adquirida por el auditorioimplica un posible desbaratamiento de la denicin de la situacin que se habaplaneado (Goffman 1959: 67).

    El indgena que trata de tender un puente entre las dos culturas debe hacerlosiguiendo dos canales de accin. El primero implica cerrar la puerta al pasadoindgena y rechazar todos los smbolos que hacen evidente aquella condicin. El

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    segundo consiste en presentarse como ladino, pero, y aqu resulta importantesealarlo, como miembro de la clase alta. Puesto que todos los individuosladinizados que se estudiaron tenan un comportamiento notablemente similar en

    estos aspectos, intentar describir las formas de conducta que adoptan.12

    Despus de la indumentaria y es innecesario aclarar que ninguno de losladinizados viste de blanco el smbolo ms maniesto es el uso del dialecto(sic) tseltal. Todos los miembros del grupo al que me reero aqu negaron todoconocimiento de la lengua indgena y slo bromeando imitaban palabras tseltales,pronuncindolas tan mal que hacan evidente al auditorio que en su condicin deladinos, su conocimiento del tseltal estaba limitado a unas pocas expresiones. Lanegacin del lenguaje indgena llega incluso a la eliminacin de algunos vocabloscastellanos, caractersticos de los indgenas; por ejemplo Tata en lugar de padre,

    y Nana en lugar de madre. Cuando algn ladinizado era descubierto hablandoen tseltal se apresuraba a justicarse aclarando que ninguno de sus progenitoreshablaba el dialecto (sic), pero que l durante su niez lo aprendi oyendo a losnios indgenas, o bien trabajando con ellos en su juventud.

    Otro tipo de smbolo de clase en Pinola son los hbitos de comida. Si bienlos indgenas estn limitados en cuanto a su eleccin de alimentos por razoneseconmicas, tienen marcadas preferencias. Una variedad de plantas silvestresconstituye parte de su dieta, y su alimento bsico es maz, preparado de diversas

    maneras, y frijoles. Los ladinizados niegan toda preferencia por estos alimentos; ysi en alguna ocasin reciben visitas de status superior, hacen todos los esfuerzosposibles para ofrecerles cerveza, refrescos o cualquier otra cosa que contribuya a laimagen de ladinos que quieren proyectar.

    Los indgenas llevan apellidos espaoles. Aun cuando en otras comunidades de

    12En su descripcin de indgenas que parecen ser muy semejantes a los individuos ladinizadosde Pinola, Tumin dice que la mxima insatisfaccin con el patrn tradicional existe entrelos hombres jvenes que ha comenzado a actuar dentro de una economa monetaria, a

    abandonar las prcticas religiosas, aceptar las deniciones ladinas seculares de lo que esdeseable, e ignorar el prestigio y el respeto tradicionalmente debidos a los ancianos delgrupo (ibd. 228). Tumin no va ms all en este punto y se limita a describir brevementedos casos de indgenas que intentaron pasar de una cultura a otra. En cuanto a la verdaderaconducta de estos hombres o las deniciones ladinas seculares de lo que es deseable queaqullos adoptan, o, ms en particular, de qu manera se ignora el prestigio de los ancianos,no se da ninguna informacin. Habr sido interesante para el lector saber algo ms acercade lo que hay detrs de armaciones tales como: los cambios sociales y culturales soniniciados, en parte, por individuos que se ven apartados de las principales corrientes de lacultura por las inadecuaciones de esta ltima y/o de ellos mismos (ibd. 139).

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    la zona persisten los apellidos mayas, me result imposible vericar su existencia oel momento de la sustitucin en Pinola, ya que los informantes los desconocan y losregistros parroquiales no conservaban rastro alguno de ellos. La costumbre de dar

    a los indgenas apellidos espaoles, en especial los de misioneros o encomenderos,fue comn en Hispanoamrica. En Pinola los caractersticamente indgenas son:Solano, Montoya, Bautista y Santis y no hay ningn ladino con esos apellidos. Porlo tanto, el apellido por s mismo constituye un claro indicador de pertenencia algrupo indgena. En situaciones de encuentro con forasteros o personas que no losconocen bien, los ladinizados se atribuyen un apellido ladino.

    Lgicamente la actuacin de un individuo que se autodene como ladino puedepercibir un serio revs si alguien lo relaciona de inmediato con indgenas msconservadores que son sus parientes cercanos. Una de las primeras medidas que

    toman los individuos ladinizados consiste en reducir a un mnimo la interaccin conlos miembros de la familia que continan respetando la tradicin tseltal. En algunoscasos, cuando conviven con parientes que usan la indumentaria indgena puedenllegar a negar todo vnculo de parentesco y armar que el compartir la viviendase deriva de razones de convivencia. En los casos extremos, hay una interrupcintotal del contacto. Cuando alguien descubre los vnculos de parentesco, sea unladino o un forastero (los que menos informacin pueden tener con respecto a lasverdaderas aliaciones familiares indgenas), se ofrecen explicaciones sumamente

    originales; la ms comn es que las personas de la casa que llevan el traje tradicionalfueron criados como ladinos, pero consideran la indumentaria indgena muchoms cmoda para e