antropologia teologica_dejarse amar

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DEJARSE AMAR!!! Lo más difícil no es amar a Dios sino dejarse amar por Él!!!! Papa Francisco. Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. 1. EL AMOR DE DIOS El amor de Dios, don tan grande y maravilloso, pero cuán difícil para el hombre es entenderlo, sentirlo y vivirlo; entender que no es simplemente una idea abstracta sino que es personal para cada hombre. Debemos reconocer en primera instancia que es el amor de Dios. San Juan nos dice: “Dios es amor” (1Jn 4,16). Dios por supuesto carece de cuerpo material, es Espíritu puro, es en esencia amor y solo amor. Por lo tanto, Dios no es que tenga amor, es que Él mismo es el amor y si nosotros somos capaces de amar, es porque Dios nos amó antes a nosotros: “Nosotros amamos, porque él nos amó primero”. (1Jn 4,19). La palabra nos dice “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8); (1 Juan 4:10), aun siendo pecadores aun dándole nuestras espaldas, aun negándonos a amarlo, aun así el entregó a su hijo amado: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn 3,16). Y Él nos amó, desde el momento en que nos creó y desde entonces nunca a ha dejado de amarnos, ni nos dejará de amar, su amor es eterno “…Con amor eterno te he amado” (Jer 31,1), y desde la eternidad fuimos elegidos, “Por cuanto nos ha elegido en Èl (Cristo) antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor” (Ef 4,1). El Papa Francisco, en la celebración de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que él tan hermosamente a llamado "la fiesta del amor", de un "corazón que ha amado tanto", destaco que dos son los pilares, las bases de un amor verdadero, acogiendo las palabras de San Ignacio: El amor "se manifiesta más en las obras que en las palabras" y; Es especialmente "más un dar que recibir". También el Santo Padre pone de relieve dos aspectos del amor de Dios: la ternura y la cercanía: Y dice: "¡La ternura! Pero si el Señor nos ama tiernamente. El Señor sabe aquella hermosa ciencia de las caricias, aquella ternura de Dios. No se ama con las palabras. Él se acerca --cercanía--, y nos da aquel amor con ternura. ¡Cercanía y ternura! Estos dos estilos del Señor que se hace cercano y da todo su amor con las cosas aún más pequeñas: con la ternura. Y este es un amor fuerte, porque la cercanía y la ternura nos hacen ver la fortaleza del amor de Dios”. 2. DEJARSE AMAR El Santo Padre dijo: "Esto puede sonar como una herejía, ¡pero es la verdad más grande! Más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él!.

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  • DEJARSE AMAR!!!

    Lo ms difcil no es amar a Dios sino dejarse amar por l!!!!

    Papa Francisco.

    Solemnidad del Sagrado Corazn de Jess.

    1. EL AMOR DE DIOS

    El amor de Dios, don tan grande y maravilloso, pero cun difcil para el hombre es entenderlo, sentirlo y

    vivirlo; entender que no es simplemente una idea abstracta sino que es personal para cada hombre.

    Debemos reconocer en primera instancia que es el amor de Dios. San Juan nos dice: Dios es amor (1Jn

    4,16). Dios por supuesto carece de cuerpo material, es Espritu puro, es en esencia amor y solo amor. Por lo

    tanto, Dios no es que tenga amor, es que l mismo es el amor y si nosotros somos capaces de amar, es

    porque Dios nos am antes a nosotros: Nosotros amamos, porque l nos am primero. (1Jn 4,19). La

    palabra nos dice Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo an pecadores, Cristo muri

    por nosotros (Romanos 5:8); (1 Juan 4:10), aun siendo pecadores aun dndole nuestras espaldas, aun

    negndonos a amarlo, aun as el entreg a su hijo amado: Porque de tal manera am Dios al mundo, que dio

    a su Hijo unignito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3,16).

    Y l nos am, desde el momento en que nos cre y desde entonces nunca a ha dejado de amarnos, ni nos

    dejar de amar, su amor es eterno Con amor eterno te he amado (Jer 31,1), y desde la eternidad fuimos

    elegidos, Por cuanto nos ha elegido en l (Cristo) antes de la fundacin del mundo, para ser santos e

    inmaculados en su presencia, en el amor (Ef 4,1).

    El Papa Francisco, en la celebracin de la solemnidad del Sagrado Corazn de Jess, que l tan

    hermosamente a llamado "la fiesta del amor", de un "corazn que ha amado tanto", destaco que dos son los

    pilares, las bases de un amor verdadero, acogiendo las palabras de San Ignacio:

    El amor "se manifiesta ms en las obras que en las palabras" y;

    Es especialmente "ms un dar que recibir".

    Tambin el Santo Padre pone de relieve dos aspectos del amor de Dios:

    la ternura y

    la cercana:

    Y dice: "La ternura! Pero si el Seor nos ama tiernamente. El Seor sabe aquella hermosa ciencia de las

    caricias, aquella ternura de Dios. No se ama con las palabras. l se acerca --cercana--, y nos da aquel amor

    con ternura. Cercana y ternura! Estos dos estilos del Seor que se hace cercano y da todo su amor con las

    cosas an ms pequeas: con la ternura. Y este es un amor fuerte, porque la cercana y la ternura nos hacen

    ver la fortaleza del amor de Dios.

    2. DEJARSE AMAR

    El Santo Padre dijo:

    "Esto puede sonar como una hereja, pero es la verdad ms grande! Ms difcil que amar a Dios es dejarse amar por l!.

  • La manera de devolver tanto amor es abrir el corazn y dejarse amar. Dejar que l est cerca de nosotros y sentirlo cerca. Permitirle que sea tierno, que nos acaricie. Eso es muy difcil: dejarse amar por l. Y esto es quizs lo que debemos pedir hoy en la misa: "Seor, yo quiero amarte, pero ensame la difcil ciencia, el difcil hbito de dejarme amar por T, de sentirte cercano y tierno!. Que el Seor nos d esta gracia".

    Hoy en da el hombre se ha alejado del amor de Dios, lo ha marginado y desplazado completamente de su vida. Muchos lo han hecho por temor, porque no lo conocen, porque aun guardan en su corazn la idea arcaica de un Dios castigador o vengativo; otros ms bien, reconocen de su presencia pero el pecado es dueo de sus vidas y su conciencia no encuentra paz, por lo tanto no pueden ver la misericordia y amor de Dios. Otros en cambio prefieren suponer que Dios no existe y as terminar con cualquier rastro de compromiso con lo que sucede en sus vidas.

    Pero para quien lo busca, lo reconoce y siente necesidad de l, como no poder dejarse amar por el amor

    puro, el amor de un Padre, un Padre amoroso y carioso, que lo nico que quiere es hacernos felices, porque

    somos sus hijos, el mismo nos lo ha dicho, Porque el Espritu mismo da testimonio a nuestro espritu de que

    somos hijos de Dios. Y s hijos, tambin herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Rom 8,17).

    Y como Padre amoroso debemos simplemente responder su amor, confiar y abandonarnos en l

    No debemos temerle, l mismo nos dice No tengas miedo, solamente confa en M (Mc 5,36). Como un

    Padre tiene ternura con sus hijos, as el Seor tiene ternura con sus fieles (Sal 103,13). l nos toma en sus

    brazos y nos hace caricias como a un nio pequeo. Cuando Israel era un nio yo le am... lo levant en mis

    brazos, lo atra con ligaduras humanas, con lazos de amor. Fui para ellos como quien alza una criatura contra

    su mejilla y me bajaba hasta ella para darle de comer (Os 11,1-4). Yo os consolar como cuando a uno le

    consuela su madre (Is 66,13).

    Por eso, nuestro corazn puede confiar en su amor y decirle con sinceridad: Abba, papito. Aunque mi

    padre y mi madre me abandonen, T me acogers (Sal 27,10). Dios mo, gurdame como a la nia de tus

    ojos, escndeme bajo la sombra de tus alas (Sal 17,8). T eres mi Padre, mi Dios, la roca de mi salvacin

    (Sal 89,27). Y podemos decirle, como Jess: Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lc 22,42).

    Padre, en tus manos encomiendo mi vida (Lc 23,46).

    3. JESUCRISTO, LA MUESTRA DEL AMOR DEL DIOS

    Para nosotros, que queremos dejarnos amar por el Seor luego de reconocer todo su amor, toda su bondad,

    toda su misericordia debemos encontrar en las palabras del Papa Francisco, verdad, ya ha de ser solo el

    amor de Dios quien guie nuestro actuar.

    El Papa dijo que: El amor de Dios es el verdadero tesoro del hombre, que es precisamente el amor que da

    sentidos a nuestros pequeos compromisos de cada da y nos ayuda a afrontar las grandes pruebas. ste es

    el verdadero tesoro del hombre. Caminar hacia adelante en la vida con amor, con el amor que el Seor

    sembr en el corazn, con el amor de Dios. El Papa precis que el amor de Dios no es algo vago, un

    sentimiento genrico, sino que tiene un nombre y un rostro: Jesucristo.

    Lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos, Jesucristo ya lo ha hecho, l nos muestra el amor

    del Padre en su sacrificio.. "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo an pecadores,

    Cristo muri por nosotros" (Rom 5:8). l muri en la cruz por nosotros, y resucit de entre los muertos para

    demostrar que su sacrificio o pago fue aceptado por Dios. La salvacin es el regalo de Dios para nosotros.

    "La ddiva de Dios es vida eterna en Cristo Jess Seor nuestro" (Rom 6:23).

  • Es Cristo quien nos lleva a la verdadera comunin con el Padre, es Jesucristo quien nos da a conocer el

    amor de Dios, les he dado a conocer tu nombre, y lo dar a conocer an, para que el amor con que me has

    amado, est en ellos, y yo en ellos (Jn 17,26); conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,

    para que seis llenos de toda la plenitud de Dios (Ef 3,19).

    En Jesucristo nada nos apartar del amor de Dios, Antes, en todas estas cosas somos ms que vencedores

    por medio de aquel que nos am. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ngeles, ni

    principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada

    nos podr separar del amor de Dios, que es en Cristo Jess Seor nuestro (Rom 8,35).

    San Juan de la cruz escribe:

    En aquel amor inmenso que de los dos proceda,

    palabras de gran regalo el Padre al Hijo deca,

    de tan profundo deleite, que nadie las entenda;

    slo el Hijo lo gozaba, que es a quien perteneca.

    Pero aquello que se entiende de esta manera deca:

    Nada me contenta, Hijo, fuera de tu compaa;

    y si algo me contenta, en ti mismo lo quera.

    El que a ti ms se parece a mi ms satisfaca,

    y el que en nada te semeja en m nada hallara.

    En ti solo me he agradado, Oh vida de vida ma!.

    Eres lumbre de mi lumbre, eres mi sabidura,

    figura de mi sustancia, en quien bien me complaca.

    Al que a ti te amare, Hijo, a m mismo le dara,

    y el amor que yo en ti tengo ese mismo en l pondra,

    en razn de haber amado a quien yo tanto quera.