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ANTECEDENTES EN LA PRODUCCIÓN ESCRITURAL SOBRE
COOPERATIVISMO Y ECONOMIA SOLIDARIA EN COLOMBIA 1930 - 1960♣
Resumen:
Este artículo, producto de las investigaciones sobre “Estado del arte de la
economía solidaria en Antioquia” y “Análisis del pensamiento intelectual y
organización de la memoria documental del cooperativista Francisco Luis
Jiménez Arcila” , realizadas por el grupo de investigación Ecosol de la
Funlam, pretende hacer reconocimiento de las primeras producciones
escritas logradas en el contexto nacional sobre el tema del cooperativismo y
la economía solidaria.
Dichas producciones, desde posturas analíticas, críticas y comparativas
con los desarrollos logrados en otros países y contextos geográficos,
contribuyen al conocimiento de los antecedentes relacionados con la
conformación del movimiento y a la comprensión de la racionalidad, de los
principios, de la filosofía , de los valores y de las primeras disposiciones
legales y normativas que caracterizan a las organizaciones cooperativas de
la época .
Reconocer la tradición en la producción escrita sobre el cooperativismo y la
economía solidaria en Colombia, requiere del rastreo y abordaje de obras de
autores nacionales y extranjeros que , desde los años 30, en calidad de expertos
comprometidos con los principios de la cooperación, fueron artífices de las
primeras producciones logradas en nuestro medio.
♣ Autores Olga Lucía Arboleda Álvarez, Hernando Zabala Salazar y Mario Cadavid Fonnegra. Investigadores y docentes de la Facultad de Administración de la Funlam. Abril de 2005.
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Al respecto se identifican obras escritas por Antonio Fabra Rivas, Francisco Luis
Jiménez, Samuel Ruiz Lujan , Narses Salazar y J. M. García. Es importante
señalar , en términos de intentar hacer una contextualización socioeconómica,
que esta producción se enmarca en una época caracterizada por una serie de
movimientos sociales (sindicalismo, movimiento campesino, movimientos urbanos)
y por la gestación de formas organizativas y asociativas (cooperativas,
asociaciones mutuales, empresas comunitarias rurales y urbanas) que son
elemento esencial de la transformación de la economía y de la sociedad y que se
convierten en alternativa de sobrevivencia para distintos grupos humanos.
Puede decirse entonces que en los años comprendidos entre las décadas de 1930
a 1960 el desarrollo del movimiento social colombiano se desarrolló principalmente
entre las huelgas de trabajadores y el impulso a la conformación de
organizaciones que representaban sus intereses, como también entre conflictos
agrarios y campesinos, en los que la tierra era el motivo de dicha agitación, y entre
luchas urbanas, cada vez más candentes, a lo cual se unió el proceso de reforma
del Estado, que buscaba acercarse a propuestas económicas de corte
Keynesiano.
A continuación se reseñan y describen los contenidos de algunas de las obras de
éstos autores, las cuales pudieron identificarse en diversas colecciones
documentales de la ciudad.
Antonio Fabra Ribas: Promoción y desarrollo del pesamiento cooperativo en
América Latina
Antonio Fabra Ribas nació en la municipalidad de Reus (España) en 1879 y
murió en Cambrills, provincia de Tarragona (España), en enero de 1958. Cursó
Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona entre 1895 y 1900,
ampliando sus estudios en la Universidad de "La Sorbonne" (París), también en
Gran Bretaña y Alemania.
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Fue redactor en París del periódico "L`Humanité", órgano del Partido Socialista
Francés. También del "Worwaerts", periódico socialista alemán; en 1920 dirigió el
periódico madrileño "El Socialista"; fue Director de la "Revista Internacional del
Trabajo" (órgano en español de la O.I.T.), de 1923 a 1936. Durante esta etapa de
su vida, publicó "Origen y carácter del movimiento laboralista" (Calpe, Madrid,
1924), "La Organización Internacional del Trabajo" (Minerva, Madrid, 1925) y "La
O.I.T. y el Progreso Social" (Madrid, 1928).
Fabra Ribas llegó a Colombia como exilado, en 1939, apoyado por el Presidente
Eduardo Santos. Fue acogido en la ciudad de Popayán por el Maestro Guillermo
Valencia y unido a la comunidad universitaria al otorgársele cátedra en la
Universidad del Cauca.
Durante 1940 fue creado al interior de la Cooperativa Caucana de Empleados el
Instituto de Estudios Cooperativos del Cauca, el cual, posteriormente, con la
llegada del Profesor Fabra Ribas, fue incorporado a la Universidad del Cauca.
Desde la dirección del Instituto, Fabra Ribas inició el proceso de promoción de la
doctrina cooperativa y, en conjunción con los dirigentes del cooperativismo
antioqueño, inició el proceso de fundación de los Centros de Estudios en todas las
ciudades e impulsó la unidad con el movimiento de los países bolivarianos.
Durante estos años, publicó varias obras que influyeron en el desarrollo del
pensamiento cooperativista en América Latina: "La Cooperación al alcance de
todos", "La economía cooperativa", "La neutralidad política y religiosa en el
movimiento cooperati vo", "Haciendo cooperación", “Hacia un nuevo orden
económico. Reflexiones dedicadas a la juventud latinoamericana” , "Los católicos
de las Américas y las cooperativas", "Hacia un mundo mejor por la acción
cooperativa", "La cooperación: su porvenir está en las Américas" y Las
cooperativas, principales causas que determinan su éxito o su fracaso”,
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Específicamente en el texto “Las cooperativas, principales causas que
determinan su éxito o su fracaso”, publicado en 1948 por la Cooperativa Familiar
de Medellín, expresa que la cooperación nace de una necesidad, responde a unos
principios y se ajusta a una leyes que importa comprender e interpretar
debidamente. Señala que los aspectos que deben distinguir a una cooperativa son
las ventajas económicas que deben procurar a sus asociados y por la eficacia de
la función social que desempeña .
Asegura que el éxito y fracaso de estas organizaciones puede conocerse
mediante el planteamiento de casos típicos. En términos generales identifica como
causas del fracaso de las cooperativas las siguientes: socios poco numerosos,
falta de competitividad frente a organizaciones con ánimo de lucro, cooperadores
no comprometidos con los principios de la organización, incapacidad de dirigentes
y administradores de la organización, falta de preparación de los empleados y falta
de educación y cultura cooperativa en los asociados.
En otro de los textos publicado en 1943 por la imprenta de la Universidad de
Antioquia y denominado “ Hacia un nuevo órden económico. Reflexiones
Dedicadas a la juventud latinoamericana” recoge el producto de cuatro
conferencias sobre temas como: las cooperativas y los poderes públicos; el
despertar del extremo oriente; la cooperación triunfante y la juventud
iberoamericana y la cooperación.
La primera conferencia, que se constituye en el primer artículo del texto, plantea
básicamente el papel de los gobiernos frente a la economía de la cooperación y
sostiene que el tratamiento del tema debe alejarse de todo doctrinarismo. Señala
que si bien los cooperadores han defendido siempre la autonomía de sus
asociaciones “ ello no debe confundirse nunca con el aislamiento, ni mucho menos
con la siempre útil y a veces indispensable colaboración con las entidades
públicas (...) y en ciertas ocasiones también con las privadas” (op cit p 6-7)
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El autor ve este proceso de intervención del Estado como favorable y
específicamente para el caso de Colombia, desde el apoyo que el ente
gubernamental da a los almacenes de víveres que existen en varias ciudades,
con lo cual según él, se beneficia el cooperativismo en general; como ejemplo
plantea el caso de la Cooperativa de Municipalidades de Antioquia, experiencia
que el Estado ha avalado, encargándole incluso la ejecución de varias obras en
municipios.
Las demás conferencias, que componen a su vez los siguientes capítulos del libro,
dan cuenta de los modelos cooperativos en la India y en la China; en Suecia y
Gran Bretaña, a los que el autor califica “(…)de alta técnica y del más depurado
espíritu ciudadano.” (op.cit. p.19) .
Finalmente en la descripción de los contenidos de estos textos es importante
destacar el concepto de cooperación propuesto por Fabra Ribas: “ La cooperación
no es un fin en si misma, sino un medio para llegar a un fin perfectamente claro y
concreto. Que es éste: fomentar el bienestar general, considerado como el mejor
camino para asegurar el bienestar propio” (op.ci. p. t17).
Francisco Luis Jiménez: Nuevas teorías de la cooperación fundamentadas
en el pensamiento europeo
Doctor en Derecho y Licenciado en Ciencias Sociales y Económicas de la
Universidad de Antioquia, nacido en el municipio de Granada (Antioquia) en 1902.
Su propuesta teórica contiene un conocimiento previo del pensamiento de la
cooperación europea, encarnado especialmente en la obra del apóstol de la
cooperación francesa Charles Gide.
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El pensamiento de Gide se expresa claramente en la primera obra de Jiménez
“Cooperativas de Consumo”, producto de su tesis de grado en Derecho, la cual
fue laureada y publicada por la Universidad de Antioquia en octubre de 1930; se
constituyo en documento de análisis durante el proceso de discusión de la ley 134
de 1931.
Esta inicial producción del Maestro Jiménez, tuvo como intención principal realizar
un análisis jurídico de una forma especial de sociedad que no se había estudiado
en los medios académicos colombianos y que podría contribuir al desarrollo de
una política social de gran trascendencia; a la vez presenta los elementos
principales de la doctrina de la cooperación.
En la primera parte del texto, el autor define las cooperativas de consumo: su
conformación, administración, patrimonio. Se detiene en presentar los métodos de
operación de la organización cooperativa: "una acción, un voto", compras y
ventas, la abolición del provecho, la repartición de los excedentes, la disolución y
liquidación.
Partiendo de considerar una serie de propósitos generales que caracterizaban a
las diferentes formas de cooperación, conocidas hasta entonces, se extiende el
autor en establecer los principales elementos identificadores de la cooperativa de
consumo, realizando, en primer término, un breve recorrido en torno a la
experiencia de los Pioneros de Rochdale y las principales normas que ellos
acataron.
En opinión de Jiménez, los principales elementos representativos de una
cooperativa, son:
1) Su constitución como asociación de personas y la condición de la fórmula “un
cooperador, un voto”. El respeto a los derechos fundamentales de los socios,
entre los cuales se destacan: participación en todas las ventajas económicas
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de la sociedad, no ser responsable sino hasta el monto de su capital, participar
en la administración, percibir beneficios provenientes de los excedentes y
libertad de retiro. En materia de deberes de los socios, explica que se
sintetizan en “pagar el valor de la acción o acciones que reciba” y “someterse a
los estatutos”.
2) La conformación de un patrimonio corporativo representado en acciones
pagadas por los socios, fondos y reservas provenientes del excedente, así
como préstamos y donaciones para responder a situaciones particulares de la
sociedad.
3) El sistema de compras y ventas, mediante el cual se cumple el fin principal de
dichas cooperativas, donde destaca su utilidad pública: regular el comercio,
establecer el justo precio y vender al contado.
4) La administración directa y dirigida. En la administración directa los socios
asumen la gestión de la cooperativa participando en la asamblea general y en
el nombramiento del consejo de administración y el gerente. La administración
dirigida es la que se produce bajo la orientación del gerente para cumplir con
los propósitos de beneficio a los socios.
5) Las condiciones del trabajo en las cooperativas, sirve a Jiménez para explicar
los diferentes debates entre socialistas y cooperativistas en torno al problema
del trabajo asalariado.
6) La distribución del excedente en cumplimiento del principio de abolición del
provecho expuesto por Charles Gide. Acá se detiene el autor en precisar los
mecanismos de repartición de excedentes a prorrata de las compras, como
una de las reglas más sabias del cooperativismo.
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7) Los mecanismos de disolución y liquidación de estas cooperativas, señalando
las diferencias con una sociedad anónima.
En la segunda parte identifica el desarrollo histórico de las cooperativas, su
aspecto jurídico y el estado de su estudio para la época en Colombia. Los
contenidos básicos de esta parte del texto son:
1) Análisis de la federalización de las cooperativas en los órdenes local y
nacional, así como en las funciones que cumple dicho proceso integrativo.
2) Descripción de los almacenes al por mayor (en Inglaterra y Francia) como
mecanismos de economías de escala.
3) Formulación de las experiencias y funciones de los bancos cooperativos sobre
la base de las experiencias en Francia y Alemania.
4) Definición de los mecanismos de producción del cooperativismo de consumo,
explicando el concepto de las “tres etapas” de Charles Gide.
5) Análisis del carácter jurídico de las cooperativas de consumo y su relación con
el ordenamiento legislativo colombiano. Se detiene en revisar las
características del contrato y los actos de cooperación y la normativa que le
pueda ser aplicable.
Jiménez justifica la presencia del cooperativismo de consumo en Colombia como
respuesta a múltiples necesidades de ordenamiento de la economía y de
mejoramiento de la vida del pueblo.
En el capitulo final propone un modelo de ordenamiento estatutario, de un lado, y
el proyecto legislativo, del otro. El modelo de proyecto de ley sobre cooperativas
en general consta de veintiséis artículos, de los cuales se destacan los siguientes:
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El carácter ilimitado del capital, duración y socios de la cooperativa; la formación
exclusiva del capital social por parte de los socios; la condición de asociación; la
limitación de un voto por socio; la administración a carago de la asamblea
general; la sustitución por asamblea de delegados; la forma de liquidación del
excedente; la forma de constituirse la cooperativa.; las exenciones de impuestos a
las cooperativas y las formas de integración.
Puede decirse que la influencia de Gide se manifiesta también en cada uno de
los procesos fundacionales de organizaciones cooperativas, que emprende el Dr.
Francisco Luis Jiménez a partir de 1933. La propuesta teórica del genio de la
cooperación francesa logra en el líder del cooperativismo antioqueño ser
interpretada a través de la Doctrina Social Católica, especialmente en la Encíclica
del Papa León XIII.
La simbiosis entre el pensamiento puro de la cooperación, nacido de las primeras
experiencias europeas y sistematizado en Gide, con los desarrollos pragmáticos
de un movimiento social que se vio fuertemente influenciado por las problemáticas
de la posguerra y la recesión económica, produce en Jiménez una especie de
nueva teoría que va a ser aplicada en el contexto regional antioqueño
Una vez identificados los postulados básicos del pensamiento de Gide, Jiménez
afirma que así se proponía los dos grandes pilares de la cooperación que siempre
ha seguido como guía y norte de sus estudios y prácticas: el trabajo y el consumo.
El trabajo para acreditar su dominio sobre el capital y ponerlo a su servicio; el
consumo para satisfacer las necesidades del hombre, especialmente las
denominadas vitales.
Es importante anotar que la cuestión social como problema sociológico ocupa un
alto porcentaje de su obra, de ahí que la categoría de análisis más significativa en
su pensamiento sea la de la Sociología de la Cooperación. La identificación de la
llamada cuestión social la encuentra primero en el estudio profundo de los autores
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franceses que dieron orden a la disciplina de la Sociología, pero se perfila con el
hallazgo en la doctrina cooperativa de intencionalidades similares relacionadas
directamente con la perspectiva de lograr la redención de lo que el llama “ los más
desfavorecidos de la fortuna”. La misma formación universitaria -como Doctor en
Derecho y Ciencias Sociales- lo lleva a beber en aportes teóricos de los llamados
solidaristas, lo que consolida con las enseñanzas del Papa León XIII.
Samuel Ruiz Lujan y Narses Salazar Cuartas: La utopía cooperativa en
Colombia
Estos autores son representativos, para lo que puede considerarse una segunda
época de producción intelectual sobre el tema del cooperativismo en nuestro
medio, a ellos se les atribuye las primeras formulaciones sobre la utopía
cooperativa colombiana .
Aunque se reconoce que los primeros esfuerzos teóricos en nuestro medio fueron
los realizados por Fabra Ribas y Francisco Luis Jiménez, es posteriormente
cuando se deja volar la imaginación hacia la idea de la construcción de un mundo
cooperativizado para una nación agobiada por las injusticias, los desequilibrios y la
violencia. Es entonces cuando hay que referirsea la obra de Samuel Ruiz Lujan y
Narses Salazar Cuartas
Así, desde Guasabra, jurisdicción del Municipio de Frontino (Antioquia), se dirigió
a Medellín su Cura Párroco, el sacerdote Samuel Ruiz Luján, en busca de
colaboración técnica para constituir la cooperativa de la localidad y encontró en el
grupo de dirigentes del Centro de Estudios de Antioquia sus mejores maestros en
estas lides; muy pronto se dio el paso hacia la organización de la Cooperativa
Campesina de Guasabra.
Ruiz Luján participó en el Primer Congreso Cooperativo en 1943 y, por intermedio
de Francisco Luis Jiménez, fue el primer colombiano invitado a realizar estudios
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especializados en la Escuela de la Cooperación de Kansas City. A su regreso se
vinculó más enérgicamente al movimiento cooperativo y participó en el Segundo
Congreso Nacional Cooperativo y luego se desplazó al exterior, vinculándose
como experto al servicio de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.).
Samuel Ruiz Luján, formula, hacia finales de 1948, su primera gran obra titulada
"Para Construir un Nuevo Orden Económico", la cual está dedicada al pueblo
hispanoamericano, en la pretensión de "descubrirle nuevos, fáciles, seguros y
cristianos senderos para su redención económica".
La primera parte de su obra es un alegato teórico-filosófico, utilizando el método
silogístico, que demuestra las posibilidades de la cooperación como principio de
organización económica universal, como sistema socioeconómico que puede
enfrentarse a los predominantes en la época: hay que demostrar -dice- si los
principios cooperativos son tales que puedan ser base de un nuevo orden
universal. Concluye su planteamiento argumentando que "el régimen cooperativo
tiene una determinada mentalidad económica, una determinada organización
social y una determinada técnica", que son componentes esenciales de un
sistema económico social.
La construcción de este sistema, parte de la organización del consumo, para lo
cual no son suficientes los decretos y los inagotables fondos financieros, sino que
el camino fue el trazado por Los Pioneros de Rochdale al emprender la tarea de
"la organización de la suficiencia económica del pueblo, a través de la propia
acción, del mutuo servicio y de métodos técnicos" (op.cit.p.50). Desde esta
perspectiva, expone la manera de organizar las cooperativas rurales de consumo,
base de la reorganización de la economía campesina. Avanza más allá de la
conceptualización clásica, en la medida en que define la economía cooperativa
como “una economía de trabajo, una economía de productores, organizados
cooperativamente hacia el consumo"; de ahí que proponga la organización
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cooperativa de los obreros y los profesionales que se encuentren en conexión
directa con las federaciones de consumo.
Por efecto de la participación laboral en un mundo que busca la planificación en
todos los campos, Ruiz Luján propone "una economía planeada
democráticamente por el mismo pueblo organizado" y, advierte, que no es una
economía planificada por el Estado, porque éste "atropella frecuentemente la
dignidad de la persona humana; tiene que imponerse por la fuerza; se convierte en
una odiosa regimentación y asume carácter político".
De esta manera, según Ruiz Lujan, la planificación de la economía
cooperativizada contiene los siguientes elementos:
1o. Una integración democrática, hacia una estructura articulada del sistema
cooperativo, en la cual alcanzan especial importancia el Congreso Cooperativo
Nacional, la Confederación o Unión Nacional de Cooperativas y los Tribunales
Cooperativos.
2o. El Sistema debe contener una serie de organismos auxiliares que orienten
permanentemente el proceso. Ellos son: el Instituto Nacional de Planeamiento
General, el Instituto Cooperativo de Finanzas, el Instituto Indigenista Cooperativo,
el Instituto Cooperativo de Colonización, el Instituto Técnico Nacional del Trabajo,
el Instituto Cooperativo Agropecuario, el Instituto de Investigaciones Científicas y
el Instituto de Fomento del Arte.
3o. El sistema financiero, orientado hacia la triple fuente del ahorro, el crédito y el
seguro, será regido por el Banco Central Cooperativo, el cual se encontrará
vinculado a un Banco Mundial dirigido por la Alianza Cooperativa Internacional.
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4o. Finalmente, las cooperativas tienen responsabilidades sociales que cumplir.
Para ello, propone la constitución de cooperativas de Asistencia Social, las cuales
tendrán una Sección de Agencias Sociales y otra de Asistencia al Mendigo.
A diferencia de la tendencia predominante en las agencias del Estado y entre
algunos grupos de la intelectualidad colombiana, Ruiz Luján se aparta del punto
de vista que cifraba todas las esperanzas de construir cooperativismo sobre la
base de una amplia colaboración del Estado. Contundentemente sostiene que "la
Cooperación puede organizarse sin ayuda alguna del Estado y obtener rotundo
éxito", pero acepta el accionar conjunto con éste en la medida en que el camino de
la independencia es muy lento y "se necesita un remedio pronto, porque la
descomposición avanza".
Ruiz Luján presenta un ante-proyecto de Unión Panamericana de Cooperativas,
como necesaria y urgente tarea en el camino de hacer realidad la utopía de
transformación social, mediante el predominio del nuevo sistema socioeconómico.
Por tal razón, se le considera precursor de la Organización de Cooperativas de
América.
Hacia mediados de siglo, por invitación especial del General Rojas Pinilla, visitó al
país (en febrero de 1954) David E. Lilienthal, planificador de desarrollos regionales
en los Estados Unidos. De su visita y estudios elaboró el informe denominado
"Recomendación para el establecimiento de Entidades de Fomento Regional en la
República de Colombia"., en el cual se proponens procesos de organización de un
sistema de planificación nacional dando el paso hacia el desarrollo integral sobre
bases regionales.
Como consecuencia de la atención suscitada por este informe, Narses Salazar
Cuartas, dirigente cooperativo cundinamarqués, escribe, con la colaboración de la
Universidad Jorge Tadeo Lozano y el estímulo del maestro Antonio García, el
libro "La Cooperación en Colombia. Balance Crítico y Programa", en el cual parte
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de considerar la proposición de que las agencias de fomento señaladas por
Lilienthal "deben tener un tipo de economía cooperativa, porque este formidable
instrumento no sólo facilita la técnica en el desarrollo de la productividad, sino que
vincula al individuo a la función social en sus más variados aspectos"(op.cit.
p.213).
El plan esbozado por Salazar Cuartas presenta las siguientes características:
1o. Organización de los Consumos Nacionales, mediante la fundación de 815
cooperativas de consumo en cada una de las localidades municipales, con
capitales aportados por el Estado Nacional, Departamental y Municipal y los
particulares (con un 60% de participación). Estas cooperativas tendrían
transportes propios para recoger los productos agrícolas y movilizar los
campesinos; las organizadas en las ciudades capitales, "deberán tener
procedimientos modernos" y un buen servicio en la administración. En las
capitales de Departamento se ordenará una Cooperativa Departamental de
Compras al por Mayor, con capitales distribuidos entre el Departamento (15%), el
Municipio (25%) y las cooperativas de consumo (60%), la cual establecerá un
mínimo de seis almacenes de ventas al detal en los barrios o sectores que más
convengan.
2o. En cada municipio se formarán, por cada 100 pequeños propietarios, las
cooperativas de producción agrícola. Estas conectarán sus ventas con las de
consumo municipal. La cooperativa de consumo establecerá un almacén de
insumos para la de producción agrícola. Esta cooperativa realizará cultivos de su
propiedad y atenderá otros frentes de trabajo en áreas de tecnificación,
distribución de semillas, electrificación, abonos, apertura de caminos, asistencia
médica, etc. Las diferentes cooperativas de una zona geográfica, conformarán una
Cooperativa Regional Agrícola que operará en coordinación con las diferentes
agencias del Estado para proporcionar crédito, bodegaje, vivienda, asistencia
médica, etc. También la Cooperativa Regional será la encargada de parcelar
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latifundios y entregar a los colonos el patrimonio necesario. De otro lado, es
necesaria la formación de cooperativas de pequeños caficultores y tabacaleros
que se vinculen a las actividades de las cooperativas de consumo en cada
municipio. Todas estas formas de cooperación, se complementarán con la
"organización de un cuerpo técnico de Cooperadores Agrónomos".
3o. En cada gran ciudad se constituirán Cooperativas Artesanales en un número
no superior a 200, que afilien a los pequeños industriales y artesanos de todo tipo,
facilitándoles crédito y comercialización de sus productos. El capital inicial
provendrá de préstamos del Instituto de Fomento Industrial. Estas cooperativas
contribuirán a la mejor formación laboral de los trabajadores y participarán del
mejoramiento de la productividad nacional.
4o. Para lograr la planificación cooperativa nacional, es indispensable la
financiación del proceso; en ese sentido, propone la creación de un Banco
Cooperativo con un 40% de capital aportado por el Gobierno y las Reservas
acumuladas de todas las cooperativas. El Banco, además de movilizar los ahorros
del pueblo cooperativizado, lo distribuirá a través de la cooperativas de vivienda y
otras formas de organización para la seguridad social de naturaleza cooperativa.
5o. La Superintendencia Nacional de Cooperativas "no es entidad de orientación,
ni de fomento, ni de fiscalización", es decir, para 1955 no estaba cumpliendo
ninguna de las funciones que por Ley se le habían asignado. Este organismo debe
reemplazarse por Instituto Técnico de Fomento Cooperativo, estructurado
mediante departamentos especializados de investigaciones economía, estadística
y planeamiento, fomento y financiación, y auditoría fiscal.
Finalmente, el Estado debe abordar rápidamente el problema de la actualización
legislativa, tal como era recomendado por los diversos eventos académicos del
movimiento.
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Salazar Cuartas, recogiendo las iniciativas de la plataforma gaitanista y, en
especial, las formulaciones del Profesor Antonio García, aboga por una
planificación total del sistema cooperativo, ya que "no puede continuar aislado,
disperso, inconexo, incapacitado para las grandes tareas de la regulación
económica considerada como un todo en la planificación del Estado". Por esa
misma razón, explica la necesidad de insistir en los procesos de integración,
dándole solidez a la Alianza Cooperativa Colombiana y las integraciones de línea;
advierte que "la planeación, financiación y coordinación de los servicios inter-
cooperativos representan la primera preocupación y la más apremiante necesidad
actual. Se requiere conectar la producción con el transporte y el consumo, para
llevar alivio a las masas consumidoras y para que estas sociedades operen en
razón de servicio público"(op.cit. p.191).
De esta forma, presenta una visión de organización del sistema cooperativo
colombiano con fuertes raíces de intervencionismo estatal, claramente
influenciado por los esquemas de planificación económica totalizante. Salazar
Cuartas es el primer cooperativista que se atreve a proponer una serie de
fórmulas para la creación de circuitos económicos locales y regionales con base
cooperativa, que tuviesen en cuenta las condiciones socioeconómicas específicas
de la nación; tesis que sólo reaparecen en la escena teórica del cooperativismo
colombiano comenzando la década de los ochenta.
José María García Rengifo: Las cooperativas y el problema agrario
Otro de los aportes a la producción escrita sobre cooperativismo durante la
primera mitad del siglo XX lo constituye el texto de J. M García “Apuntes sobre
agricultura y ganaderia colombiana. La agricultura aplicada a los problemas del
campo”, en el cual el autor presenta reflexiones que vinculan dicha problemática a
la alternativa ofrecida por la organización cooperativa; algunas de estas
reflexiones son las siguientes:
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- Todos los problemas de orden económico que se plantean en el sector agrario
pueden resolverse de manera práctica y eficaz por medio de la cooperación;
ejemplo de ello en la antigüedad lo dan los pueblos como Egipto con sus graneros
faraónicos, en América la civilización Incaica destruida por la codicia de los
conquistadores, debió su grandeza y prosperidad a la organización gremial dada
por Atahualpa. El poderío de Estados Unidos se lo debe a la gremialización y a la
cooperación en los últimos tiempos. La Unión Soviética encontró en el campesino
tradicionalista y rutinario la más seria resistencia pasiva a los sistemas Marxistas
preconizados por Lenín y sus adeptos.
- Lo más aconsejable para Colombia es establecer primero cooperativas agrícolas
de venta, las cuales aplicando constantemente las normas establecidas por la
cooperación pueden llegar a educar a sus socios. Estas cooperativas así como las
de consumo tienen como misión principal eliminar a los intermediarios, al mismo
tiempo que buscar mercados más favorables y los momentos más oportunos para
la venta de los productos. El Estado y la cooperación tienen que defender al
productor contra los abusos de los compradores.
- La cooperación aplicada a los problemas del campo se debe desarrollar bajo los
siguientes parámetros: Educar la nueva generación, crear escuelas vocacionales,
observar experiencias extranjeras exitosas, colocar las universidades al servicio
de las clases trabajadoras, facilitar crédito para el campesino .
El autor también plantea reflexiones sobre cooperativismo y la economía latino
americana, al respecto señala:
- La cooperativa no es un sistema económico en si, y se puede calificar como
instrumento adaptable a los distintos sistemas, su eficiencia depende entonces de
las formas de utilización, del grado de desenvolvimiento social y del tipo de
relaciones con el Estado.
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- La democracia no ha tenido hasta la actualidad su sistema económico propio y la
cooperación es el sistema económico propio que la democracia busca y necesita,
para que la cooperación contribuya a la realización plena de la democracia se
debe llegar a una nueva concepción : La de la cooperación orgánica o sistema
integrado de cooperativas, que se manejan como una sola empresa o como una
sola unidad económica, sometidas al poder ordenador y regulador del Estado, no
limitadas al autoservicio, despojadas de toda huella capitalista como la devolución
de utilidades; desde el punto de vista general de las concepciones políticas la
cooperativa no tiene filiación definida pues igual cabe dentro del socialismo
utópico, el anarco sindicalismo, el liberalismo o el socialismo.
- La naturaleza del orden cooperativo no solo depende de la orientación política
general, de la manera como se le conciba teóricamente, sino que es una
expresión de las condiciones específicas cuantitativas y cualitativas de una
economía nacional.
En varios capítulos, a manera de contrastación con la realidad colombiana el
autor describe los sistemas cooperativos de Suecia, Inglaterra y Rusia,
ponderando su orientación, eficiencia y logros.
Finalmente, hace una crítica severa al cooperativismo latinoamericano y
colombiano. Expresa que la cooperación latinoamericana ha sido un orden
artificial, carente de fundamentos vitales, la cooperativa solo ha logrado
conservarse como institución precaria, consumidor estéril de ahorros, individualista
y burocrática, mantenida por el aliciente de los auxilios y los privilegios estatales.
Argumenta que el error latinoamericano ha consistido en creer que la cooperación
podía ser la consecuencia mecánica de la adopción de ciertos principios legales y
no la consecuencia de un proceso de adaptación de la cooperativa a una
determinada condición social; concluye que la cooperativa es un organismo ajeno
a la vida social y un sistema de encubrimiento de la sociedad anónima.
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A manera de conclusión
La revisión de algunas de las primeras obras de los autores que se ocuparon de
conceptualizar y caracterizar criticamente la lógica del cooperativismo colombiano,
dejan ver que este contó en su etapa de forjamiento con contribuciones teóricas,
que no solamente respondían a pragmatismos, sino a tesis que se sustentaban en
el pensamiento sobre la cooperación propuesto por autores europeos como Gide
y por corrientes como la de la Escuela solidarista.
Tales producciones teóricas contribuyeron a la estructuración de una primera
normatividad y a la conformación de experiencias exitosas sobre todo en la
región antioqueña. Muchos de estos aportes continúan haciendo parte del
imaginario normativo y del deber ser de las experiencias contemporáneas.
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BIBLIOGRAFÍA
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