anochece, señor, y estás tú en getsemaní. con tu ...la sanación del lisiado: “el dios de...

Comunidad Pasionista | Santuario de Santa Gema | 28002 Madrid | Abril 2019 | Nº 1.046 | Año CIIComunidad Pasionista | Santuario de Santa Gema | 28002 Madrid | Abril 2019 | Nº 1.046 | Año CII

Anochece, Señor, y estás Túen Getsemaní.con tu eucaristía reciente,en oración ferviente,y fuego en tu corazón

Anochece, Señor, y estás Túen Getsemaní.con tu eucaristía reciente,en oración ferviente,y fuego en tu corazón

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PASIONISTAS - Madrid

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Depósito Legal: SA Nº 1 - 1978Imprime: GRÁFICAS DEHON

PP. Reparadores - Tel. 916 751 536Preimpresión: Francisco Antón

SUMARIO

❚ Desde mi ventana MIGUEL GONZÁLEZ, C.P.

❚ Mirada contemplativa al Señor Crucificado JOSÉ LUIS QUINTERO SÁNCHEZ, C.P.

❚ Santa Gema y la Cruz de cada día PEDRO JESÚS LASANTA

❚ Escuela de S. Pablo de la Cruz SOR CATI DE LA SS. TRINIDAD, C.P.

❚ Desde la otra orilla GREGORIO SANTOS ZAYAS

❚ Familia y vida JULIA MERODIO A.

❚ Las obras buenas del hombre, espejo de la sabiduría y providencia de Dios JAVIER GARRALDA ALONSO

❚ Para qué Pasionista? JUAN IGNACIO VILLAR (VILY)

❚ Damián de Molokai, un mártir “de película” MIGUEL GONZÁLEZ, C.P.

❚ Mensaje de un hombre bueno a todos los hombres de buena voluntad❚ Alegrémonos juntos RAFAEL SÁNCHEZ A., C.P.

❚ Con gritos de júbilo ALBERTO BUSTO

❚ Encuentros al caminar PEPE FERNÁNDEZ DEL CACHO

❚ El evangelio cada día ANTONIO SAN JUAN

❚ Rincón familiar “Santa Gema”❚ Pascua, Luz, Esperanza, Juventud MIGUEL G.

❚ Próxima parada... M.G.


Revista Pasionario | 111

Desde mi ventana

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Desde mi ventana



La alegría del PerdónNo hay alegría tan grande como la alegría de perdonar. Y la alegría de

saberse uno perdonado, reconciliado con uno mismo, con Dios. Conlos hermanos. Con la naturaleza que nos recrea y nos acompaña.

¡La alegría del perdón!

Esa alegría irradia desde el interior hacia afuera. Nunca al revés.

Para el creyente, para el cristiano, esa alegría, y el perdón, revisten una cate-goría especial: son dones y son regalos de Dios. Y se fundamentan en una con-vicción firme, en una certeza fundamental: tenemos un Padre que siempre,¡siempre! nos comprenden y nos perdona, porque nos ama. Sobre todo cuandose lo pedimos así, de verdad y desde el corazón: “Padre, perdónanos, como tam-bién nosotros perdonamos…”

El perdón de Dios es una puerta de acceso, siempre abierta, para todos. EnCuaresma y en Semana Santa, de manera muy especial. Más allá de que en la vidase dan siempre circunstancias…

En realidad, es siempre Dios-Padre quien nos perdona. Pero Él ha querido quesea a través y por medio de un mediador-mensajero, su representante aquí en la tierra. Ese mensajero es alguien que nos dice: “en su nombre, yo te perdono,porque Él te ha perdonado”. ¡Ánimo! Y sigue viviendo la vida con mucha alegría.

¡La alegría del perdón de Dios!

❚ MIGUEL GONZÁLEZ, C.P


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Mirada contemplativa al Señor Crucificado

LAS REFERENCIAS AL POEMADEL SIERVO DE ISAÍASEN EL NUEVO TESTAMENTO

Después de ser bautizado por Juan,la voz del Padre indica a Jesús

como “Mi Hijo predilecto, en el que mecomplazco”. En el Evangelio de San Mateo3,17 se cita al profeta Isaías 42,1, el primercántico del Siervo de Yahvé. Cuando des-pués Jesús haga el triple anuncio de sumuerte-resurrección (cf. Mc 8,31-32; 9,31;10,33-34) se aplicará a símismo la figura del Siervosufriente de Yahvé antici-pado en Isaías (52,13-53,12).Para el evangelio de Mateo,Jesús es el Siervo que anun-cia la justicia a las naciones yen su nombre se encuentrala esperanza (Mt 12, 18-21 serefiere a Isaías 42,1-4). Enocasión de la Última Cena, alreferirse a las palabras de lainstitución sobre el cáliz,dice: “Este cáliz es la NuevaAlianza en mi sangre, que sederrama por vosotros” (Lc22,20), lo mismo como elSiervo de Yahvé que “de-rrama” su vida en sacrificio“por los pecados de mu-chos” (cf. Is 53,12). La predi-cación apostólica aplicó rápidamente aCristo el título de Siervo para anunciar elmisterio de su muerte (Hec 3,13.18; 4,27),fuente de bendición y luz para las naciones(Hec 3,25; 26,23). A partir de ese momentoel Nombre del santo Siervo de Yahvé, JesúsCrucificado y Resucitado, es la fuente de lasalvación (Hec 4,12). “En nombre del santoSiervo Jesús” sus siervos podemos anunciarcon toda confianza su palabra, acompa-ñada de signos y prodigios (Hec 4,29).

En el relato de la Crucifixión, Marcosescribe: “Con él crucificaron dos ladrones,

EL “SIERVO DE YAHVÉ”Prefiguraciones de la Cruz y el Crucificado en el Antiguo Testamento (IV)

“Se despojó de sí mismo, asumiendo la condición de siervo” (Fil 2,7)“He aquí mi Siervo” (Is 52,13)

uno a la derecha y otro a la izquierda” (Mc15,27). Algunos códices, probablementeen consonancia con Isaías 53,12 añadenun v.28 que dice: “así se cumplió la Escri-tura que dice: contado entre los malhe-chores” (cf. Lc 22,37).

El Crucificado viene anunciado comoaquel que realiza la profecía del Siervo deYahvé. El mismo Pedro así lo hace al explicarla sanación del lisiado: “El Dios de Abraham,de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros Pa-dres ha glorificado a su Siervo Jesús, que

vosotros habéis arrestadoy entregado a Pilatos…”(Hec 3,13).

Pedro usa este temadel Siervo para explicar la presencia del Crucifi-cado-Resucitado en me-dio de la Comunidad:“Dios, después de haberresucitado a su Siervo, loha enviado en primerlugar a vosotros…” (Hec3,26). También la cate-quesis de Felipe al minis-tro etíope consiste enanunciarle “la buena no-ticia de Jesús” (Hec 8,35)refiriendo a Él cuanto elProfeta Isaías había dichoacerca del Siervo deYahvé que “como oveja

fue llevado al matadero…” (Is 52,7-8). Tam-bién la primera comunidad cristiana, comolo muestra el apóstol Pablo en su carta alos Filipenses en el cántico que incluye, serefiere a Cristo muerto y exaltado comoaquel que “despojándose de sí mismo,asumiendo la condición de siervo…hacién-dose obediente hasta la muerte y muertede Cruz” (Fil 2,6-11).

Llevando a cumplimiento la Escrituraacerca del Siervo de Yahvé, el Crucificado“recapitula” toda una economía de la sal-vación que el profeta Isaías había expre-



sado a través de esta “figura” misteriosa del“Siervo”, el “Ebed Yahvé”, paciente (Is 50,6),humilde (Is 53,7), capaz de ofrecer la pro-pia vida, cumpliendo, mediante el sufri-miento, el designio de Yahvé (Is 54, 4.10);así el justificará a los pecadores de todaslas naciones (Is 53, 8).

Aplicando la economía salvífica delSiervo a Cristo, podemos decir que el Cru-cificado es aquel que “fue entregado acausa de nuestros pecados, fue torturadoa causa de nuestras culpas. El castigo quenos trae la paz cayó sobre él y por su ple-garia somos salvados” (Is 53,5; cf. 2 Cor5,21; Gal 3,13; Rm 4,25).

EL SIERVO QUE OFRECIÉNDOSENOS LIBERA

El Crucificado, por tanto, es aquel queintercede ante Dios en favor de los pe-cadores, para obtener el perdón de los pe-cados, el favor divino. El intercede ofre-ciendo a Dios su misma vida inocentecomo “sacrificio de propiciación” por lospecados (Rm 3,25; 1 Jn 2,2; 4,10). En elgran día de la expiación (Lv 16,1), en el queel Propiciatorio se aspergeaba con la san-gre (Lv 16,15). La sangre de Cristo ha reali-zado realmente la purificación del pecadoque este rito apenas podía significar. Diosacepta, lo propicia: El desea y acoge lamuerte propiciatoria del Siervo; la disponeÉl mismo: Por ello la acepta y lo acoge.

El Siervo sabe que no basta ofrecer aDios los sacrificios ordinarios: El ofrece alPadre el sacrificio de la propia vida “sin pe-cado”; expresa así todo suservicio, hasta la muerte, in-justa y violenta. La interce-sión del Crucificado en favor“de los muchos” (es decir,“de todos”) le es doloroso ycaro: La vida vivida en sufri-miento, rechazo y muerte…Todo esto a causa de nues-tros pecados; para obtenerdel Padre el perdón denuestros pecados. Viendonuestra incapacidad, El quees el “sin pecado” nos susti-tuye para hacernos a Diospropicio. La expiación tiene

como rostro primario la propiciación, lapaz, la salvación. Al acogerlo el Padre nosacoge en Él, en su bondad ve nuestro pe-cado disuelto y su nueva vida en nosotros.

El Crucificado, en esta su cualidad deSiervo-intercesor por sus hermanos y portoda la humanidad, obtiene del Padre eldon de la reconciliación, de la paz, de lasalvación y la funda sobre sí, sobre su sa-crificio, sobre su muerte propiciatoria. ElCrucificado es así alianza entre Dios y lahumanidad: “Le daré una multitud comopremio… porque se entregó a la muerte ycon los pecadores fue contado” (Is 53,12)

Por su servicio hasta la muerte Cristorecibe del Padre un premio y una recom-pensa. Este premio consiste en obtenerdel Padre no solo la salvación “de muchos”sino “a los muchos” mismos. Recibe hijosen Él, hermanos en comunión y fraterni-dad. Estos “muchos”, convertidos y purifi-cados de sus pecados, adhiriéndose a él yllegando a ser partícipes de su reino y desu alianza desde el momento en que eljusto Siervo del Señor viene exaltado yglorificado sobre la muerte. Su Exaltaciónes nuestra gloria y salvación.

EN LA EXALTACIÓNDEL SIERVO EL PADRE DONAEL ESPÍRITU

Sobre estos muchos el Padre derramael agua-Espíritu (cf. Is 44,3-5) como co-municación de la vida gloriosa e inmortalque brota del Crucificado-Resucitado.Como en la persona de los padres la hu-

manidad entera pasa del es-tado de vida y bendicióndivina al estado de muerte yde culpa que se transmite atodos, así en la persona delSiervo-Crucificado, toda lahumanidad retorna del es-tado de pecado al de la viday la bendición divina.

El Siervo, que muere enfuerza de la antigua mal-dición, fruto del primer pe-cado, rápidamente es re-sucitado, retornando a lavida, adquiriendo así con su intercesión-propiciación


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de hacerse siervos de Cristosegún la novedad y la liber-tad que viene del Espíritu:“En efecto, todos los que sedejan guiar por el Espíritude Dios, son hijos de Dios. Yvosotros no habéis recibidoun espíritu de esclavos pararecaer en el temor; antesbien, habéis recibido un es-píritu de hijos adoptivos quenos hace exclamar: ¡Abbá,Padre! El Espíritu mismo se

une a nuestro espíritu para dar testimoniode que somos hijos de Dios. Y, si hijos;también herederos: herederos de Dios ycoherederos de Cristo, si compartimos sussufrimientos, para ser también con él glo-rificados” (Rm 8,14-17).

Como los discípulos de Emaús somosencaminados hacia una tarde que no co-nocerá ocaso. Esta certeza que alimentala fe no excluye que la peregrinación dela vida sea a veces triste, llena de sufri-miento, influenciado mas por la cruz quepor la resurrección. Para aligerar nuestrocamino sale a nuestro encuentro el Mise-ricordioso, aquel que fue crucificado yahora es el Resucitado. El benévolamentenos reprende por nuestra torpeza y du-reza de corazón “no creyendo a la palabrade los profetas que anunciaban que erapreciso que Cristo soportase este sufri-miento para entrar en la gloria” (cf. Lc24,26). Y porque “un siervo no es mayorque su señor” (Jn 15,20), aunque los sier-vos deben pasar por la misma vía del su-frimiento antes de entrar en la gloria delReino (Ap 7,14).

“La fortaleza de Cristo te creó y la debi-lidad de Cristo te reanimó. La fortaleza deCristo hizo que existiera lo que no existía;la debilidad de Cristo hizo que lo que exis-tía no pereciese. Con su fortaleza noscreó, con su debilidad nos buscó…Jesús esdébil en su carne; pero tú no te debilites;tú sé fuerte por su debilidad, porque lo quees débil de Dios es más fuerte que loshombres” (San Agustín. Comentario alEvangelio de San Juan 15,6-7).

❚ JOSÉ LUIS QUINTERO

SÁNCHEZ, C.P.

la bendición divina para to-dos.

El Padre, propiciando laintercesión de Cristo suSiervo y acogiendo su sacri-ficio como don de propicia-ción por los pecados,manifiesta su reconciliacióncon la humanidad derra-mando el don del EspírituSanto, transmitiendo a suSiervo y la “posteridad” deéste un don perpetuo e ina-lienable: “donando su Espíritu a la pos-teridad, su bendición a la descendencia”(Is 43,3).

El Espíritu de Dios que ha constituidoKyrios a Nuestro Señor Jesucristo, me-diante la resurrección de los muertos (cf.Rm 1,4), es ahora comunicado, participadoy transmitido a su pueblo. Es así posibleuna regeneración interior, una vida nuevaque constituye el verdadero pueblo delSeñor. El pecado es perdonado, Dios se hareconciliado con los pecadores, restable-ciéndose el orden y la justicia.

El Crucificado, en cuanto Siervo deYahvé, es la fuente del agua-Espíritu quegenera vida y verdadera felicidad. Es el quehace posible recuperar la relación entreDios y la humanidad antes del pecado.Sobre Él, sobre sus méritos, en su sacrificiode propiciación es constituida, eterna-mente, la gran reconciliación entre Dios yla humanidad. Es por medio de Él que re-cibimos los frutos salvadores de esta Re-conciliación.

EL SIERVO INAUGURA UNA NUEVAEXISTENCIA

El Crucificado, encuanto Siervo deYahvé, es el modelo aseguir e imitar paraexistir ante el Padre:“Tened en vosotroslos mismos senti-mientos de CristoJesús” (Fil 2,5). Y laexhortación de SanPablo que pide atodos los cristianos

Mirada contemplativa al Señor Crucificado



Como todos los santos, Gema sesintió muy atraída –robada, diría

yo– por el amor de la cruz. Son hermo-sas las palabras que escribiera el Santode Fontiveros: “El que no busca la cruzde Cristo no busca la gloria de Cristo.

De la importancia de la cruz en lavida cristiana, sabemos bienpor las enseñanzas evangé-licas: El que no toma sucruz y sigue en pos de míno es digno de mi (Mt10,37). También dijo elSeñor: El que quiera veniren pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz ysígame (Mt 16,24; Mc8,35; Lc 9,23). Y el queno toma su cruz yviene en pos de mí, nopuede ser mi discípulo(Lc 14,27). Con todoesto ¡está claro que elSeñor no quiso queolvidáramos cuál esel camino!...

Su invitación acargar con la cruzes una llamada deamor y confianza. ¡No a gol-pe seco, ni por masoquismo!... ¡Es unallamada a identificarnos con Él, y a coo-perar con Él mismo en la prodigiosaaventura de la salvación de los hom-bres!... Así lo significó brillantementesan Pablo: Suplo en mi carne lo quefalta a las tribulaciones de Cristo por suCuerpo, que es la Iglesia (Co 1,24).

Además, en ese cargar con su cruz,el Señor nos ha prometido que jamásestaremos solos: ¡Él será nuestro ciri-

neo!, que nos ayudará a cargar con ella,como Él fue ayudado cuando se dirigíaa la cumbre del Calvario para ser inmo-lado como víctima de suave olor (cf. Ef5,2) grata al Padre.

Nuestro Señor Jesucristo y el Ángelde la Guarda enseñaron a Gema a abra-zar la cruz. Desde el primer momento,

ella quiso abrazarla contodo su amor.Pero reconociósu debilidad. Deahí que pidiera alSeñor las fuerzas yla gracia necesariapara identificarsecon el querer deCristo, pues ella solano podía…

El Señor le dio adescubrir algo muyimportante. Lo refiereella misma: “¡Oh! québien me doy cuenta,papá mío, que haciendolo que quiere la bondadde Jesús, toda cruz secambia en gozo, se hacehasta dulce el padecer.No hay cruz ni temor paraquien se une estrecha-

mente a Jesús”.Sabiendo que gozar de la cruz es una

muestra de la predilección de Jesús porlos que más ama, ¡no queramos vivir sincruz!... ¡Ningún día sin cruz!...

¡Qué importante, esencial, fue la cruzen la vida de Gema! Lo Iglesia lo ha re-conocido y nos lo recuerda en su liturgia.

❚ PEDRO JESÚS LASANTA

Santa Gemay la CRUZ de cada día


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Escuela de San Pablo de la Cruz

“En la Pasión santísima de Jesús está todo. Procure permanecer escondido enlas llagas de Jesús, y será enriquecido de todo bien y de verdadera luz”

(S. Pablo de la Cruz)

Pasión de Jesús, confórtame

✱ PASIÓN DE JESÚS

La pasión de Jesús me conforta por-que es la Pasión del “Hijo de Dios, queme amó y se entregó por mí” (Gal. 2,20),que se entregó por nosotros y nuestrasalvación, como rezamos en el Credo.

No es un sufrimiento aparente el denuestro Señor, sino el dolor por amordel “Cordero que quita el pecado delmundo” (Jn. 1,29), verdadero Dios yverdadero hombre.

Y siendo una Pasión concreta e his-tórica –bajo Poncio Pilato– es, tam-bién, la pasión que hoy, por el EspírituSanto, se hace presente en cada Euca-ristía y actúa, con su poder salvador yvivificador, en todos los Sacramentosde la Iglesia.

Esta Pasión y no otra es la que meconforta.

Por eso nuestra Madre, la Iglesia, queno sólo nos da la vida bautismal, sinoque vela para que no seamos llevadosa la deriva por cualquier viento de doc-trina, cuida de nuestro alimento, denuestro crecimiento para que llegue-mos a la medida de Cristo (Cf. Ef. 3.4),nos exhorta a que la Pasión de Cristohabite por la fe en nuestros corazones.Porque esta Pasión –con su poder deconfortarme– solo me confortará si yome dejo impregnar de ella, instruir porella, si su sombra me refugia, si su pu-

reza me lava, si su sangre me embriaga,si sus llagas me esconden, si su miradame acompaña y quiero estar más conCristo en la cruz que saber de los bie-nes de este mundo.

“De nada me aprovecharán los confi-nes del mundo ni los reinos todos deeste siglo. Para mí, mejor es morir enJesucristo que ser rey de los términosde la tierra. A Aquel quiero que muriópor nosotros. A Aquel quiero que por no-sotros resucitó” (S. Ignacio de Antio-quía).

✱ CONFÓRTAME

Confortar significa “con fuerza”. Más,como esta fuerza no la genero yo niestá en mis manos tenerla, acudo a laPasión de Cristo, suplico a la Pasión deCristo: ¡confórtame!

Ser confortado no es una magia queelimina mi cruz, sino el Espíritu cris-tiano, el Espíritu de Cristo (Cf. Rm.8,23)que alienta en mi sufrimiento, que melevanta si decaigo, que me sostiene sino tengo fuerza. Es el Espíritu quien dasentido a mi sufrimiento al unirlo al denuestro Señor. Esta es mi salvación: elamor de Dios manifestado en CristoJesús (Cf. Rm.8, 38ss).

S. Bernardo en su Sermón 61 sobreel Cantar de los Cantares nos dejó es-crito:



“¿Dónde podrá encontrar nuestra de-bilidad un descanso seguro y tran-quilo, sino en las llagas del Salvador?En ellas habito con plena seguridadporque sé que él puede salvarme. Gritael mundo, me oprime el cuerpo, el diablome tiende asechanzas; pero yo no caigo,porque estoy cimentado sobre la rocafirme. Si cometo un gran pecado, me re-mordará la conciencia, pero no perderéla paz acordándome de las llagas delSalvador… Por esto, si me acuerdo deeste remedio tan poderoso y eficaz, ya

no me atemoriza ninguna dolencia pormaligna que sea”.

✱ S. PABLO DE LA CRUZ

S. Pablo de la Cruz meditaba, con-templaba, reposaba y se sumergía a dia-rio en el amor y dolor de la Pasión deCristo. Para nuestro fundador, pensar enla Pasión santísima del Señor y haceroración sobre ella, despertaba en sualma (y en la de todo creyente) un“sexto” sentido: la Pasión del dulceJesús, por un don del Espíritu Santo, seinterioriza y se penetra amorosamentehasta realizarse un intercambio de vida yamor entre el Señor Crucificado y quienmedita la Pasión. Entonces ya no sepuede vivir más que en la Cruz de Cristo,ni encenderse en amor si no es en elfuego de las llagas de Cristo, ni descan-sar si no es en el Costado de Cristo.

En la Pasión santísima de Jesús estátodo y para que ella lo sea todo para míes necesario meditar a Cristo paciente,como han hecho y enseñado tantossantos:

“Los que tenéis costumbre de pensaren la Pasión de Cristo, mirad cuál es elpaso por donde os llama Jesucristo y enese pensad más; si lo veis en el cruci-fijo, quiero decir, que os viene másveces al pensamiento Jesucristo cruci-ficado, procurad pensar mucho en Él; sicuando llevaba la cruz a cuestas; sicuando estaba en la columna; en fin,aquello que más veces os viene al pen-samiento, eso meditad más, porque esseñal que Dios quiere que vayáis porahí” (S. Juan de Ávila).

❚ SOR CATI DE LA SS. TRINIDAD, C.P.OVIEDO

María, la madre, ante la Cruz y el Hijo muerto(Iglesia en Rodas. Grecia).


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Desde la otra orilla

En los relatos evangélicos de lapasión están contenidos los últi-

mos momentos de la vida de Jesús. Setrata de los sucesos más sorprendentesy más difíciles de asimilar de su historia:la condena a muerta y la muerte decruz. Este es el tema central en su na-rración teológica de todos los evange-listas.

Jesús había realizado hasta enton-ces numerosos milagros y signos po-derosos: curaba a los enfermos yresucitaba a los muertos, a la vez queproclamaba un mensaje lleno de sabi-duría.

Discípulos y multitudes habían po-dido observar innumerables señales in-dicadoras de que Jesús era un granmaestro y un gran profeta.

La escena de la Última Cena está in-disolublemente unida a aquella otra es-cena cercana a la Pascua, junto al lagode Galilea, en que Jesús dio de comera la multitud que se apiñaba para escu-charle; y vemos cómo en aquella oca-sión, lo central fue la negativa de Jesúsa satisfacer las ansias mesiánicas queen Él había depositado la multitud con-gregada.

El Dios del Amor que Jesús predi-caba, nada tenía que ver con un mesíastemporal. Sin embargo, aquella multi-tud que solo veía en Jesús la esperanzade un mesías revolucionario, político,que les librase de la dominación extra-jera, defraudados, se volvieron en con-tra. Y como sus esperanzas habían sidotan grandes, su desencanto se trans-formó en odio, hasta tal punto, que in-tentaron matarle despeñándole poraquel precipicio de Nazaret.

Hacia unos días que Jesús había lle-gado a Jerusalén con sus discípulospara celebrar la Pascua; ya había inte-riorizado que era llegado el momentode romper definitivamente con sus seguidores y demás gente que se afe-rraban a su figura; había llegado el mo-mento de romper con todos los que leapoyaban por razones equivocadas. Élera el Mesías de amor, no el mesías po-lítico que el pueblo esperaba.

La última Cena de JesúsLa Cena sería su último contacto;

este era el motivo principal de la ÚltimaCena. Y sucedió que, en el transcursode la cena, Jesús instituye el misterio dela Eucarística mediante la distribucióndel pan y el vino entre los comensales,afirmando que se trata de su cuerpo ysu sangre; al instituir el sacramento dela Eucaristía, Jesús demuestra su deseode seguir siendo, para siempre y porencima de la muerte, el compañero yamigo irresistible de todos y cada uno

Acto sublimede amor

Eucaristía.



de los seres humanos. Les repite elanuncio de su pasión y muerte; desvelalo concerniente a la apostasía de Judasy predice las negaciones de Pedro.Jesús nos deja también su testamento:La Eucaristía, el Sacerdocio y el man-dato de amarnos los unos a los otros.

Entonces, Jesús, en el intento de lle-var a cabo su misión, se vio abocado aun conflicto con el Sanedrín de Jerusa-lén, el cual lo remitió a Pilato y, mástarde, a Herodes Antipas, pero fue suamor la razón última de su ejecución.

En desamparo totalEn los respectivos relatos de la pa-

sión, los evangelistas no vacilan en ha-blar del Jesús impotente, del Jesúsdesamparado, del que únicamente fluyea torrentes el amor, del Jesús abru-mado, del Jesús totalmente rendido.

Jesús estaba allí, en una cruz, cruci-ficado, siendo la burla de todos aquelhombre al cual miles habían seguidoviendo los milagros y obras que reali-zada, ahora estaban al pie de una cruzviéndolo morir, algunos decepciona-dos, esperando que mostrara el poderque había mostrado durante los añosde su ministerio, esperando que bajarade esa cruz y les demostrara a todos sumagnífico poder y que era el Hijo deDios. Sin embargo, su misión no erahacer alarde de su divino poder, su mi-sión era servir como sacrificio perfectopara perdón de los pecados de toda lahumanidad. Y, precisamente bajo esarealidad del Jesús débil e ineficaz, seoculta el misterio de auténtica ense-ñanza cristiana.

El relato de la pasión no nos ofrecemás imagen de Jesús que la de una ab-soluta impotencia. Lo más llamativo delrelato de la pasión es la forma en quedestaca la debilidad y abandono de lafigura de Jesús. Jesús no exhibió sino

la más absoluta debilidad y desamparo,pero, con su impotencia en la Cruz, esla encarnación del Amor.

Sede de la Cruz, la viday la salvación universal

Según los Evangelios, Jesús fue cla-vado en la cruz hacia mediodía, y ex-haló su último suspiro sobre las tres dela tarde.

La cruz, signo de ignominia, en Jesússe convierte en símbolo de salvación, enrealizadad liberadora. La forma de actuarde Dios no es la de la condenación, sinola de dar vida. El Dios de Jesús es el Diosde la vida. Y la cruz de Jesús es sinónimode vida sinfín, de vida eterna.

Los cristianos celebramos la “Exalta-ción de la Santa Cruz”, es decir, que lacruz de Jesucristo ha sido encumbrada,ennoblecida, santificada; algo que ori-ginalmente era juzgado como signo dela maldición de Dios. Y es que la cruz,en Jesús, se ha convertido en la mayorprueba del amor de Dios al ser hu-mano. Dios quiere que vivamos, queseamos felices, que nuestra vida tengasentido, que pregustemos la eternidadya aquí, en nuestra existencia cotidiana.

La “buena noticia” de Jesús para lospobres, los excluidos, los enfermos…,para todos, tiene su fase álgida en lacruz, donde el fracaso se convierte enesperanza, la desesperación en con-fianza, la muerte en resurrección, envida. Dios Padre está del lado de Jesús,su Hijo. Su causa no ha fracasado. Laexaltación de la cruz significa la eleva-ción de todo lo pequeño, inútil o despre-ciable, según el mundo. Dios es un Diosde vida, que ha querido quedarse entrenosotros con su Cuerpo y Sangrepara ser alimento de Eternidad.

❚ GREGORIO SANTOS ZAYAS

BARCELONA


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Familia y vida

Los que de verdad queremos vivir eltiempo de Pascua, es preciso que

lo hagamos con ojos resucitados, conojos nuevos… pues, todo ha de incitarnosa la alegría, al gozo, a la alabanza, a la ac-ción de gracias…

Sin embargo, no nos resulta fácil vivircon esta disposición. Cuando salimos ala calle, cuando nos insertamos en la vida,cuando miramos a nuestra familia… estaalegría se difumina haciéndonos toparcon rostros tristes, expectantes, interro-gantes, apenados… Personas incapacesde entrar en la fiesta, en la celebración yen la dicha.

Pero ahí estamos nosotros, los que elSeñor ha escogido, para que seamos sig-nos, para que gritemos con –nuestra ma-nera de vivir– que Cristo ha resucitado. Más:

• ¿Cómo llevar a cabo tan importantemisión?

Nuestra sociedad no está pasando sumejor momento. La iglesia lo sabe. Lasinstituciones lo saben, la familia lo sabe…Ahí tenemos ante nosotros: el paro, elmalestar general, el descontento entodos los ámbitos… pero, de manera es-pecial lo encontramos en la crisis de va-lores, en las tendencias en las que estáentrando la juventud, en el de pensarcada uno en sí mismo, en la despreocu-pación por los que conviven a nuestrolado No hace falta incidir en ello. Salta ala vista esta degradación. No hay día queno nos levantemos con un sobresaltomayor que el anterior, todo lo que nosrodea nos impide encontrar esos signosde Resurrección que tanto ansiamos.

Pero en lugar de lamentarnos, seríabueno pensar que sí hay algo que noso-tros podemos hacer personalmente es,

regalar signos de resurrección. Para ellopodemos comenzar por preguntarnos:

• ¿Qué signos, pequeños, habituales,descubro yo en mi vida que, realmentepudieran ser signo de resurrecciónpara los demás?

Nosotros sabemos bien que Dios noscreo para ser felices. Es más, si nos aden-tramos en el evangelio de Jesucristo, en-contramos en él ese hilo conductor quees la alegría y el gozo, cualidades que noshacen afianzar nuestro criterio de que,algo de fondo está fallando en nuestroentorno, algo que nos lleva a vivir estadiscrepancia constante entre lo que nosgustaría hacer y lo que hacemos; entre loque nos gustaría ser y lo que somos,entre lo que nos gustaría vivir y lo que vi-vimos,

No hemos sido capaces de entenderque, la vida de Dios, al contrario de lo quela gente cree, lejos de sacarnos delmundo nos inserta en él; lejos de alejar-nos de los desfavorecidos, nos acerca a

La alegría:SIGNO EVIDENTE DE RESURRECCIÓN

Vivir en familia la alegríadel Señor Resucitado.



ellos; lejos de rechazar a los molestos,nos invita a acogerles y ayudarles y, sobretodo, lejos de censurar a la familia nos in-vita a amarla. Por eso:

NO ESPEREMOS A MAÑANAPARA VIVIR LO IMPORTANTE

Y precisamente lo importante es, elque nosotros queramos optar por vivir deotra manera. Porque hemos compro-bado que, cuando dejamos de hacerloasí, cuando no nos dejamos llevar por loefímero, se produce el milagro.

Nosotros hemos comprobado quecuando somos capaces de mirar a nues-tra familia, a nuestro grupo, a nuestra co-munidad… con ojos nuevos, con miradaresucitada, nuestro ser se llena de alegría.

Que cuando somos capaces de dejarque esa vida de resucitado nos inunde yentre dentro de nuestra casa, de nuestroshijos, de nuestra actividad… cuandohemos sido capaces de abrirle la puerta,de quitar obstáculos, de acogerla en loprofundo de nuestro ser, el gozo con-duce todo lo que hacemos.

Por eso, cuando la resurrección llega,el gozo la preside. Porque, la resurrec-ción, no es algo inalcanzable es algo que,no sólo ha llegado ya, sino que sigue lle-gando, que nos alcanza hoy –precisa-mente hoy– Por eso:

• La palabra de consuelo más impor-tante, la podemos pronunciar hoy.

• La sonrisa más sincera, la podemos re-galar hoy.

• El compartir más desinteresado, lo po-demos realizar hoy.

• El abrazo más cálido, lo podemos con-ceder hoy.

• Porque, también la Resurrección entraen cada una de nuestras vidas, para lle-narlas de una profunda alegría, HOY.

Vamos a dejarnos alcanzar por el Re-sucitado. Vamos a dejar esa vida rutinariay opaca que nos envuelve; dejemos el

cansancio, la apatía, el tedio… Dejemosque Jesús Resucitado nos repita denuevo ¡¡Alegraos!!

¡Qué importante sería esto para estemundo singular en el que, la alegría y elgozo, no proliferaban demasiado! Al po-nerse ante esta realidad, la gente cree,que los cristianos vivimos una vida de pri-vaciones y dolor, que somos personastristes y mortecinas, que tenemos quepasarnos la vida cumpliendo normas queno nos gustan... Nada más lejos de la re-alidad, lo que Dios quiere es que sus hijosestén siempre gozosos. Un gozo que en-contramos en todo lo que sabe a Dios.

Sin embargo, advertimos con tristeza,que esta realidad, muchos la rechazanabiertamente, no quieren esforzarse porvivir desde la alegría, la verdad y la libertad,no quieren acoger las demandas de losdemás, no quieren compartir con ellos,ofrecerles sus dones, no quieren vivircomo resucitados… y, ahí está el resultado:

• Un mundo que ríe, pero que no estáalegre.

• Un mundo que disfruta a tope, perono encuentra el gozo.

• Un mundo que se mueve sin parar,pero no es libre.

• Un mundo que hace obras de arte ad-mirables, pero no tiene tiempo pararegocijarse con ellas…

Con qué fuerza quiero invitaros, aacoger la Resurrección como la mejornoticia que pueda llegar a nuestra vida.Con qué fuerza deciros que ella es comola brisa suave que refresca cada rostro;como si el agua fresca bañase nuestroser, como si la luz de la mañana disipa lastinieblas, haciendo resplandecer nuestraexistencia. Tomémonoslo en serio:

¡¡Alegrémonos!!¡¡Cristo ha resucitado!!

❚ JULIA MERODIO [email protected] / Madrid


Cuando uno ve unmoderno reactor

que vuela por el espacio agrandes velocidades, loprimero que se le ocurrees admirar la sabiduría ytécnica del hombre, quese refleja en un aparatotan asombroso que lepermite viajar de unpunto a otro en el remotoextremo de la Tierra.

En la fabricación delavión han intervenidomuchísimas persona bajola dirección del inventory del fabricante. Y pareceque por una misteriosaarmonía todas ellas hanconfluido para dar naci-miento a esa maravilla dela técnica.

Quien contempla unreactor puede considerarun ordenador o una naveespacial o un barco ul-tramoderno, o, en otroorden de cosas, una obramusical o literaria.

¿Quién ha dado inteli-gencia a los hombres paraque hagan tales maravi-llas? ¿Quién les ha pro-porcionado los materia-les físicos o intelectuae-les que precisan? ¿Quiénha permitido esos gran-

des equipos que a vecesabarcan varias genera-ciones humanas paraposibilitar que trabajandojuntos tengan éxito en lacreación de tal o cualobra? La gestación deuna obra humana mara-villosa es como un mi-lagro que supera las fuer-zas de cada uno de susprotagonistas.

LA SABIDURÍA

DE SALOMÓN

Hablando de las obrasdel hombre de sutiempo, en concreto delas naves que ya enton-ces surcaban los marescomerciando o llevandoviajeros, nos dice Salo-món, en su libro de la Sabiduría: “(la nave) fueinventada por la codiciadel lucro y fabricada consabiduría por un artífi-ce. Pero tu providencia,Padre, la gobierna, por-que tú preparaste un ca-mino en el mar y en lasondas senda segura.Mostrando que puedessalvar de todo peligro,para que cualquiera, aunsin el conocimiento del

arte, pueda embarcarse.No quieres que las obrasde tu sabiduría esténociosas. Por esto loshombres confían susvidas a un frágil leño, yatravesando las ondas enuna balsa, llegan a salvo.”(Sabiduría 14, 2-5).

El hombre puede lle-narse de orgullo al con-siderar sus obras, y elSeñor nos advierte: “No

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La obras buenas del hombre,espejo de la sabiduríay providencia de Dios


digas: Mi fuerza y elpoder de mi mano me ha dado esta riqueza.Acuérdate, pues de Yavé,tu Dios, que es quien teda poder para adquirirla”(Dt 8, 17-18).

GRACIAS SEAN DADAS

A DIOS

Hemos de dar graciasa Dios por las obras de

nuestras manos, ya queÉl en su providencia noshace factibles cosas deuna complejidad tal queno son humanamenteposibles.

La sabiduría buenaviene de Dios: “Porque Élnos dio la ciencia verda-dera de las cosas y elconocer la constitucióndel universo y la fuerzade los elementos” (Sabi-duría 7.17).

“Él mismo dio a loshombres la ciencia, paramostrase glorioso en susmaravillas”. (Eclesiástico38,6).

Así como las obrasbuenas del hombre con-ducen al hombre sabio adar gloria a Dios y a agra-decerle la inteligencia de que ha dotado alhombre mortal, asi lasobras malas le apartan desu Padre Dios: “No es sa-biduría la ciencia de lamaldad, y no hay pru-dencia en los consejosde los pecadores”.

Dios no quiere que elhombre dirigiendo torci-damente su inteligenciafabrique obras de muerte.Pero, aunque no es su vo-luntad, lo permite, respe-tando la libertad humana.Así ha permitido que el hombre fabrique, porejemplo, bombas atómi-cas. Cuando la personahumana da oídos a espíri-tus malignos y emplea sus

fuerzas en concebir obrasmalvadas se daña a símismo: Misterio de la li-bertad humana que puedaemplear, por ejemplo., suconocimiento del mundosubatómico, para salvarvidas médicamente, parageneral energía, o paramasacrar indiscriminada-mente poblaciones en-teras.

“Hay una sabiduríaque es execrable (…)”(Eclesiástico 19,20).

Con todo, el orgullohumano tiene su correc-tivo y las obras malas delhombre y de los espíritusmalignos tienen el límiteinsalvable de la omnipo-tencia de Dios.

Así, en cuanto al orgu-llo, alguien dijo teme-rariamente cuando seterminó el barco másmoderno de su época, el“Titanic”, que “no lo podíahundir ni Dios”, pero ensu primera orgullosa sin-gladura chocó con uniceberg y se hundió.

Así pues alabemos aDios por nuestra inteli-gencia y por las obrasbuenas de nuestras ma-nos, que cantan y procla-man su gloria, y pidamossu protección contra lasobras malas de loshombres.


❚ JAVIER GARRALDA ALONSO

BARCELONA


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Para qué Pasionista?


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Damián de Molokai,un mártir “de película”

Yo viví, por los añossesenta, y en plenajuventud, el im-

pacto de “MOLOKAI”, lapelícula sobre el PadreDamián. Aquella escenade un cura joven desem-barcando en Hawai, casisolo frente a tantos peli-gros, se me grabó parasiempre en el corazón…Luego fue la lectura de“Damián de Molokai”, deGavan Daws. Aquel libro,leído en el comedor, alcenar, desaceleró mi ape-tito, aligerándome tam-bién el sueño…”!No, nopuede ser…!”, me repetíayo luego, de día. Y aquelno, aquel impacto, se-guía repercutiendo en minoche.

–“¿No puede ser, qué?Me preguntó una vezJosé María, el amigo en-trañable.

–No puede ser –ledije– que aquellos lepro-sos de Molokai estuvie-ran tan solos, fueran tanrechazados…No puedeser una sociedad tan de-sentendida, tan cruel…No puede ser que unhombre solo, Damián, secomprometiera a tanto.No puede ser que entraratan a dentro en el túnelde una situación y de una

enfermedad repelente eincurable…No puede serque calara tan hondo enel alma y en la vida deaquellos leprosos, tandesventurados y tan bue-nos.

Luego de conversa-ción larga, José María y

yo compartimos el im-pacto por igual.

José María y yo segui-mos luego caminos dis-tintos, alcanzando metasdiferentes. Personalmen-te pedo afirmar que aquelimpacto primero ya no seme cayó del alma. Tam-

Mirada muy personal sobre un creyenteque vivió un cristianismo en plenitud,en una Iglesia libre y sin fronteras.



poco el imborrable deaquella estampa: una ca-rita de un hombre bueno,de un hombre santo, ba-jo un sombrero pobre,sobre una esclavina raíday manos también raídaspor el ácido impenetra-ble, capaz de penetrarlotodo, de la lepra.

Otro día, en un fe-brero lejano, me ordenéde cura. Mi opción fun-damental, definitiva, es-taba hecha. Mi decisiónapostólica, de cara almañana, aún no se dibu-jaba con claridad en elhorizonte de mi juven-tud… Aquella estampa deDamián de Molokai, ladel sombrero pobre, lacara santa y los dedosrotos, me seguía aúngolpeando. “¿Y por quéno hacer yo como Da-

mián hizo? Con y paracon los leprosos, no mees posible. Quizá, aúnqueriendo y pudiendo, nifuera capaz de hacerlo.Pero aquel entusiasmo,aquel desprendimiento,aquella entrega, aquelpoco hablar y muchohacer en beneficio decuerpos y almas solas ysangrantes, de corazonesrotos, de inteligencias yorganismos depaupera-dos, eso sí será posible.Para mi ver, es, incluso,necesario.

Así pensé y eso decidíEn el fondo de mi deci-sión estuvo, sin duda Da-mián. Y lo sigue estando.También para decirme,desde su eternidad feliz,que no he sido, ni muchomenos, tan héroe comoél lo fue; que mi genero-

sidad ha sido noventa ki-lates inferior a la suya.Pero importa menos,aunque siempre importa.Damián de Molokai, ade-más de Pablo de Tarso y de Pablo de la Cruz…,han seguido manteniendoviva mi tenue lámpara de aceite; una inquietudevangelizadora-misioneranunca extinguida.

Un primero de octu-bre de 1988, viajando a Roma, me encon-tré, sorpresivamente, conBeltrán. Beltrán es unhermano de Damián. Unreligioso de los SagradosCorazones. Otro admira-dor, no podía ser menos,del “mártir de Molokai”. Yhacia Damián giró tam-bién nuestra conversa-ción ocasional.

–¿Cuándo veremosen los altares al PadreDamián?

–Tú y yo, ya lo esta-mos viendo, y lo venera-mos allí. Tantos miles decreyentes, amigos deDamían, en el mundoentero, no sé… Yo esperoy confío que pronto. Es-pero y confío que esteaño centenario signifi-quen un paso grande,sino ya un paso defini-tivo, hacia aquella meta.

–Espero y confío yotambién. Aunque Da-mián, por su parte, ya niespera ni no espera. Él ve,contempla, constata, queaquí y allí, por doquier, loadmiran, lo invocan y leIglesia que el padre Damián construyó con sus leprosos en Molokai


agradecen como a santo,teniéndolo por auténticomártir.

Yo no sé si habrá in-fluido en este incom-prensible atraso endeclarar mártir al PadreDamián el hecho de queno “derramó” su sangrepor Cristo. Ciertamente,esa sangre no aparece.Sus destellos rojos nodeslumbran. A Damiánno le “arrebataron” lavida. Un poco como aJesús, “nadie me la quita,yo la entrego”. El de-rramó la sangre del cora-zón que es el amor,entregando a Dios, demodo incondicional, elcorazón y la vida. Él nofue “mártir” bajo la es-pada o la metralleta; fuemártir de una caridadque no tuvo límites.

La vocación misioneray martirial de Damián deMolokai fue fruto de unadocilidad al Espíritu quemaduró paulatinamente.Al atracar en el Molokai el1 de marzo de 1864, alconsagrarse de por vida asus leprosos, la suerteestuvo echada. Al vivirluego aquella consagra-ción “con la inmensa ale-gría de los misioneros”, alseparar sus leprosos deMolokai sacerdote, mé-dico, maestro, amigo,confidente, enterrador...,al morir como ellos, porellos y entre ellos, un 15de abril de 1889, el mar-tirio está consumado.

Testigos de la ofrendamartirial, los mismos le-prosos, solos, rechaza-dos, gritando de Damiánen pos, como a Jesús ensu tiempo, “ten compa-sión de nosotros”. Testi-gos, políticos, artistas,pastores sin cuento. Tes-tigo, el mundo. Testimo-nio indesmentible, la cara“ sin rostro definido”, acausa de la lepra, de Da-mián.

Sin un amor ilimitadoen su corazón, hubierasido imposible. Damiánfue un hombre pobre y,como tal, un hombreverdaderamente libre, in-cluso para ofrendar suvida, en gesto por demásheroico. Él fue hombrepráctico más que teó-rico, de eso que hoy sellama y es “fraternidaduniversal”, “compromisocon la justicia y la paz”,“teología y praxis de libe-ración”.

Nadie tiene amor másgrande que el que en-trega su vida. Damián laentregó. Imposible en-tonces que no sea unsanto, un mártir grande.

Al anhelar y esperar subeatificación por partede la Iglesia, nadie pre-tende dar pábulo a unatisbo de vanidad, o sa-car adelante una obse-sión. Se pretende soloproyectar sobre el mun-do, como torrente de luz,el testimonio de una viday de una muerte heroicas

hasta el extremo, paraque Damián de Molokai,grano de trigo de lamejor clase, siga dandofruto abundante.

❚ MIGUEL GONZÁLEZ, C.P.

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POST DATA. San Damiánde Molokai fue beatifi-cado por el Papa SanJuan Pablo II el 4 de juniode 1995, y canonizadopor el Papa Benedicto XVIel 11 de octubre de 2009.La iglesia celebra su fiestaanual el 15 de abril.

Este artículo fue publi-cado en la Revista “VidaNueva” en julio de 1989,obteniendo el premio pe-riodístico “Padre Damián”.Fue publicado también enla revista “Reinado Social”en mayo de 1990.



MENSAJE DE UN HOMBRE BUENOA TODOS LOS HOMBRESDE BUENA VOLUNTAD

Raúl Follerau fue mundialmente conocido por su apostolado a favorde los leprosos, de la caridad y la paz, dirigió, en su momento, unmensaje a todos los hombres de buena voluntad. Dice así:

“Lo que más necesita el mundo es un mensaje de esperanza propuestopor alguien cuya vida le conceda alguna autoridad para hablar… Me dirijoa todos. Tengo ya muchos años. Hace ya cincuenta que combato. Contrala lepra, y cotra todas esas “lepras” que son el egoísmo, el fanatismo, la cobardía. En socorro y en servicio de las minorías más dolorosamente oprimidas del mundo, he dado 33 veces la vuelta a nuestra tierra. He vistoun universo inimaginable de horrores, de dolores y de desesperación. Y, sinembargo, os digo: algún día florecerá una nueva primavera.”

“Hay que reanimar la llamita de la esperanza. Siempre somos libres paraamar y enterrar a fuerza de amor la historia inhumana de la humanidad. Noexiste otra jerarquía que la capacidad de servir y el poder de amar. La peordesgracia que le puede ocurrir a un hombre es la de no ser útil para nadie.La violencia es el arma de los cobardes… Llevad en vosotros el fermentorevolucionario y misericordioso del evangelio. Sed los sembradores de esteamor. Hacedlo contagioso, radiactivo. Y que contamine el mundo…”

Construyamos el hombre nuevo, la Patria nueva,aceptando los criterios de Cristo, el Dios hombreque, al resucitar, renovó la creación entera.


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Alegrémonos juntos

En una conferencia dada en Múnichen la semana de Pascua de 1931(Vocación del hombre y de la

mujer según el orden de la naturaleza y dela gracia) enseña Edith Stein: “Ser total-mente de Dios, entregarse a Él y a su servi-cio por amor, es la vocación, no sólo dealgunos elegidos, sino de todo cristiano:consagrado o no, hombre o mujer… Todosson llamados a seguir a Cristo. Y cuantomás se avanza por este camino, más sehace semejante a Cristo, y puesto queCristo personifica el ideal de la perfecciónhumana –libre de toda mancha, rica de ca-racteres masculinos y femeninos–, sus se-guidores fieles son elevados por encima delos confines naturales.”

Tal vez, afable lector o lectora, se estarápreguntando quién es Edith Stein. Nació enBreslau de Alemania (en la actualidad Wro-claw, Polonia) el 12 de octubre de 1891 (eldía del Gran Perdón), la última de once her-manos de una familia judía dedicada al ne-gocio de madera, filósofa, convertida a la fecatólica, religiosa y mártir en el campo deconcentración de Auschwitz-Birkenau (Po-lonia) el 9 de agosto de 1942. En su vidacabe distinguir tres etapas: [1] judía estudiosay servicial (1891-1921); [2] cristiana conven-cida y comprometida (1922-1933); [3] mujerconsagrada, Carmelita Descalza (1933-1942). De sus 50 años de existencia, 30 losvivió como judía y 20 como cristiana, por loque es razonable afirmar que murió comomártir judía y cristiana. Escribe el sacerdoteOchayta: “La muerte martirial de Edith Steinconstituye de hecho un signo de reconcilia-ción entre el pueblo judío y el nuevo pueblode Dios.” (Félix Ochayta, Edith Stein, nuestrahermana, editorial Monte Carmelo, Burgos,1999 [2ª edición], p. 119)

El nombre religioso que Edith eligió enla toma de hábito, el 15 de abril de 1934,nos permitirá conocer algunos rasgos de surica y profunda personalidad, a saber: Te-resa Benedicta de la Cruz.

Teresa

La razón es bien sencilla: por santa Te-resa de Jesús, religiosa del siglo XVI, refor-madora del Carmelo junto con san Juan dela Cruz. La lectura de la “Vida” de santa Te-resa, en julio de 1921, impulsó a Edith atomar la decisión de convertirse a la fe ca-tólica. ¿Qué halló en la autobiografía de lainsigne mística española? Leyó el libro du-rante toda la noche de un tirón. Al concluirsu lectura, cerró el libro y exclamó: “Esta esla verdad”. No se refería a la verdad metafí-sica, sino a la relación, en el amor, con laVerdad: Jesucristo (Jn 14, 6). La “Vida” desanta Teresa fue un ‘rayo de luz’ en la noche‘desasosiego’ y ‘búsqueda’ (crisis interna)que atravesaba la joven filósofa. La graciade Dios llegó a ella para quedarse en ella yactuar con ella. La Dra. Edith, que obtuvo eltítulo académico en 1916 con la calificación

Edith Stein“CRISTIANA POR AMOR”


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“Summa cum laude”, supo sinto-nizar a las mil maravillas con la‘andariega de Dios’, Teresa deÁvila que, sin haber obtenidoninguna titulación universitaria,por su escritos y testimonio cris-tiano, fue declarada Doctora dela Iglesia por el papa san Pablo VIen 1970. En un lenguaje popularsabio, diáfano, concreto, fami-liar, vivencial, contemplativo yconstructivo nos habla de Dios,de su amor manifestado en Jesucristo: “Pues quiero concluircon esto: que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor conque nos hizo tantas mercedes, y cuángrande nos le mostró Dios en darnos talprenda del que nos tiene; que amor sacaamor.” (V 22, 14)

Benedicta

Que significa ‘la bendecida’. Edith Stein,mujer dotada una inteligencia excepcionaly un corazón sediento de verdad, es doble-mente bendecida por Dios: [1] Su conver-sión no fue ocasional y ‘por deduccióntrascendental’, sino constante y ‘por amor’.Ella fue ‘tierra buena’ (cf. Mt 13, 8); abrió lapuerta al Amado (cf. Ap 3, 21); se fió de Él(cf. 2 Tm, 1 12); se entregó a Él (cf. Mt 10, 37-39); [2] Además de hacerse cristiana, recibióotra bendición de Dios: el don de la voca-ción a la vida religiosa contemplativa. Enambos momentos, estamos ante una mujerconsecuente en sus decisiones, sincera ensus reflexiones y experiencia de Dios, hu-mana y espiritual. Con otras palabras, laHna. Teresa Benedicta asumió con firmezay responsabilidad su identidad cristiana y suvocación específica, considerándose uninstrumento del Señor que conduce a losdemás a Él. Respondió a la bendición deDios con el don total a su santa Voluntad.En ella confluyen en simetría el “estar de-lante del rostro de Dios” (adoración, silen-cio, oración) “por todos” (apertura a losproblemas humanos que pululan en elmundo) Escribe a un amigo filósofo: “Quienva al Carmelo no está perdido para lossuyos, sino verdadera y ampliamente ga-

nado; pues nuestra vocación/profesiónconsiste en estar delante de Dios por todos”(Félix Ochayta, op. cit., p. 92)

De la Cruz

La vocación de la Hna. Teresa Benedictatenía una fragancia especial: la Cruz. A lolargo de su peregrinación en la tierra vivió si-tuaciones ‘de cruz’ que, a la par, fueron ‘deluz’. El caso de su amiga Anna que, al morirsu esposo Adolf en 1917 en el frente de Flan-des, en la Primera Guerra Mundial, Edith sesorprendió al verla llena de paz y esperanza.Anna le explicó el motivo: Cristo crucificadoes su consuelo y fortaleza. Fue su primercontacto con la Cruz. En la Cruz encontróel sentido de su vida, su vocación, su dispo-nibilidad sin reservas a Dios. Unida a Cristocrucificado, vivió su consagración religiosay bebió el cáliz del martirio en el campo deexterminio de Auschwitz. Al amparo María,Madre Dolorosa, participó en la Pasión deCristo. El último libro que escribió fue “Laciencia de la cruz” (1938). La cruz, manantialde amor y resplandor de sabiduría: “Porquelos judíos exigen signos, los griegos buscansabiduría; pero nosotros predicamos aCristo crucificado: escándalo para los judíos,necedad para los gentiles; pero para los lla-mados –judíos o griegos–, un Mesías que esfuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lonecio de Dios es más sabio que los hom-bres; y lo débil de Dios es más fuerte que loshombres.” (1 Co 1, 22-25) Santa Teresa Be-nedicta de la Cruz, ruega por nosotros.

❚ RAFAEL SÁNCHEZ A., C.P.


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Con gritos de júbilo

Aello nos invitaba, (y todavía lorecuerdo hoy, que estamoscelebrando el tiempo de la

Santa Cuaresma) la antífona de entradade la santa misa del domingo sexto dePascua:

Con gritos de júbilo anunciadlo y pro-clamadlo; publicadlo hasta el confín de latierra. Decid: el Señor ha redimido a supueblo. Aleluya.

Somos Iglesia y así lo confesamosen voz alta cuando rezamos el Credo.Ahora bien; la viña de Dios (que somoslos creyentes) no puede ser una viñadecorativa, un elemento ornamentaldel paisaje, puesto a la vista como ob-jeto de admiración. No. La Iglesia en laque yo creo debe dar mucho fruto siquiere convencer y, sobre todo, darenvidia.

El amor constituye la tarea funda-mental del cristiano. Si el cristiano serevela incapaz de amar es un fraca-sado. No se saca nada con pasarnos lavida lamentando los pecados propios yajenos.

La palabra de Dios es como una se-milla que, penetrando en el corazóndel hombre, está destinada a germinar,crecer y “dar fruto el ciento por uno”.Frutos de misericordia, de generosidad,de perdón...

No tardaremos mucho en recordarotra vez la despedida de Jesús parasubir al Padre. Hay un martilleo inquie-tante de frases que precisan el deberfundamental del cristiano: “Como elPadre me ha amado así os he amadoyo. Si guardáis mis mandamientos per-maneceréis en mi amor”.

Sí, es cierto; cuando nos confesa-mos vamos recorriendo mentalmente



el texto de todos los mandamientos dela Ley de Dios. Pero no olvidemos quelos diez mandamientos se reducen auno solo que los encierra a todos y re-presenta la síntesis y el espíritu de laley: el amor.

Eso sí; tú ama y muévete. Porque Cristo nos ha amado no

quedándose en su sitio, sino anona-dándose, haciéndose siervo de todos.Yo, por el contrario, prefiero que no mecueste demasiado en materia de sacri-ficios. Yo quiero ser el que decida aquién deba amar, quien establezcaquién es digno y quién no merece miinterés. Y Cristo me hace entender queno debo excluir a nadie. Ni siquiera alos que me han hecho algún mal, a losantipáticos, a los malos...

Señor, aquí estoy para escuchar tupalabra. No me tengas más en suspenso.Estamos entre amigos, lo has dicho tú.

Y oigo como un murmullo: Esto osmando: que os améis unos a otroscomo yo os he amado.

Hagamos la prueba. Y el mundocambiará por completo. Y las lágrimasse convertirán en sonrisas. Y estemundo nuestro ya no será un infierno,sino un paraíso. Aquel que salió de tusmanos, Señor, el primer día de la Crea-ción.

Qué duda cabe que lo tenemos di-fícil también los que tenemos fe enDios. Tampoco Él lo tuvo fácil. Ni Él nilos primeros cristianos. “La primera co-munidad apostólica había aprendidobien la lección de peligrosidad de sufundador. De hecho las primeras pági-nas de los Hechos de los Apóstolesestán repletas de gente que va a la cár-cel, comparece ante los tribunales, co-lecciona amenazas y castigos”.

Sin embargo estos hombres, muje-res y niños, capaces de darhasta la propia vida porCristo no pierden la paz nila alegría. Lo dejó escritoaquel santo (Ireneo) de tanfeliz memoria por cierto:“La gloria de Dios es elhombre viviente”. O dichode otro modo más envidia-ble aún y más preciso: “ADios quien más le honra esel hombre más lleno devida y con más ganas devivir”.

Pues a vivir se ha dicho.

La vida de ahora a topey la vida eterna,tan feliz.❚ ALBERTO BUSTO

[email protected]


136 | Nº 1.046 | Abril 2019

Encuentros al caminar

Entre 1973 y 1978 estu-dia Historia y Antropologíaen la Universidad de París,de la Plaza Jussieu, en el VDistrito de la capital fran-cesa.

Colaborador asiduo enlos medio de prensa extran-jeros y nacionales, ha traba-jado como investigador envarios libros de su tío, Do-minique Lapierre, y LarryCollins, y coproducido pe-lículas como “Crónica delalba. Valentina” (1982), y“1919: Crónica del alba 2ªparte” (1983), basadas en laobra de Ramón J. Sender ydirigidas por Antonio JoséBetancor.

AJavier Moro le gustaviajar y es uno de los

autores más querido por loslectores, valorado por lacrítica del panorama litera-rio. Premio Planeta 2011 porla novela “El Imperio erestú”. Periodista y escritor,también ha trabajado en elmundo del cine comoguionista y productor, enesta faceta de su vida viviócinco años en Hollywood(Los Ángeles, California).

Apuntes de una vida

Javier Rafael Moro Lapie-rre nació en Madrid, el 11 defebrero de 1955, hijo de

Julio Moro, ejecutivo de lacompañía aérea TWA, y de latraductora francesa Berna-dette Lapierre. Tiene un her-mano menor, y es sobrinodel escritor francés Domini-que Lapierre (1931). Javierestudió el bachillerato en elLiceo Francés de Madrid.Desde muy niño viajó consu padre a países de África,Asia y América. Esos viajesen familia, en los que descu-bre el mundo, constituyenlos mejores recuerdos de lainfancia y dejan una huellaque aparecerá más tarde ensus libros, aunque el padrede familia fallece de cáncercuando Javier tiene 12 años.

La aventura de viajar y la pasiónde escribir

JAVIER MORO:

Javier Moro en su “laboratorio de ideas”, el lugar donde las musas le guían a través de múltiples historias...



Sus novelas

Para escribir su primeranovela, “Senderos de liber-tad” (1992) viajó durantetres años por la Amazoniaen avioneta, canoa, autocary a pie… para reconstruir lahistoria de Chico Mendes,un humilde cauchero quese convirtió en símbolo in-ternacional de la defensadel medio ambiente.

Su segunda novela, “Elpie de Jaipur” (1995), es laprimera ambientada, almenos en parte, en Asia:trata de un joven estudiantefrancés accidentado y uncamboyano supervivientede la época de los jemeresrojos que coinciden en unaclínica y se unen para en-frentar la adversidad y lu-char en la vida.

Siguen: “Las montañasde Buda” (1998) que se de-sarrolla en el Tíbet y sulucha con China; “Era me-dianoche en Bhopal” (2001),catástrofe química ocurridael 3 de diciembre de 1984;“Pasión india” (2005), histo-ria de amor y traición entrela bailarina española AnitaDelgado (1890-1962) y elmajarás de Kapurtala Jagat-jit Singh Bahadur (1872-1949); “El sari rojo” (2008), lahistoria dramatizada de lafamilia Gandhi a través delos ojos de Sonia Gandhi; “ElImperio eres tú” (2011) estáambientada sobre la vida elemperador Pedro I de Brasil,que también lo fue, porbreve periodo, rey de Portu-gal; “A flor de piel” (2016),narra la epopeya de la Real

Expedición Filantrópica dela Vacuna, donde aparece elpersonaje histórico de Isa-bel Zendal, enfermera queacompañó a los niños queformaron parte de la expe-dición; “Mi pecado” (2018),es una historia ambien-tada en el Hollywood de1930 con la actriz españolaConcepción Andrés Pica-do (1911-2007), conocidacomo Conchita Montene-gro como protagonista. Lanovela fue Premio Prima-vera 2018.

–Javier, háblanos de tuúltima novela “Mi pecado” yde su protagonista…

–A los 19 años, en 1930,Conchita Montenegro llegaa Hollywood, justo cuandocomienza el cine sonoro,en esa época hay actoresescritores españoles porquese hacían dobles versiones,no se había inventado el do-blaje todavía y lo que sehacía era que se usaba unmismo decorado, venía el

equipo americano y rodabaen inglés, y después venía elespañol y rodaban en espa-ñol… allí estaban Luis Buñuely Javier Poncela… “Mi pe-cado” es una historia deamor sobre el fondo de la IIGuerra Mundial y con la vidaloca de aquellos años enHollywood… allí Conchitafue famosa por abofetear aClark Gable, menuda eraella, vasca y con carácter yel otro que iba de prepo-tente se encontró con unabofetada de campeonato yse hizo famosa por eso…, in-cluso Charles Chaplin quisoconocerla y se ofreció a sersu profesor de inglés, lo queella aceptó encantada.

Javier Moro se emo-ciona y entusiasma conpersonajes e historias quedescubre en cualquier partedel mundo… Lo suyo es laaventura de viajar y la pa-sión de escribir.

❚ PEPE FERNÁNDEZ DEL CACHO

Javier Moro y Pepe Fernández del Cacho en uno de los encuentrosentre lectores y autores que organizan las editoriales para dar

a conocer las diferentes obras publicadas.


138 | Nº 1.046 | Abril 2019

El evangelio cada día

¡La lepra! La lepra entiempos de Jesús ya sabe-mos que era una de las en-fermedades más temibles,por repugnante e incurableen aquel entonces. La de-formación externa infundíaterror a todos, y los desdi-chados que la padecían yno podían ocultarla eranexpulsados de la sociedad.Los abandonaba incluso sumisma familia. Y puestoque se temía el contagio,raramente encontrabancompasión y ayuda entrela gente. Su situación desoledad y desamparo eraterrible.

El grito que le lanzan aJesús es desgarrador: Je-sús, ten compasión de no-sotros. Ni siquiera le pidenla curación. Sencillamenteinvocan la compasión delMaestro que pasa haciendoel bien.

A Jesús se le mueven lasentrañas, y les envía a lossacerdotes con un man-

El leproso agradecido

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando ibaa entrar en un pueblo vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon

a lo lejos y a gritos le decían: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”.Al verlos, Jesús les dijo: “Id a presentaros a los sacerdotes”. Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba

curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies deJesús, dándole gracias. Este era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo: “¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve,¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?

Y le dijo: “Levántate; tu fe te ha salvado”.(Lucas 17,11-19).

Tu palabrame da vida.

dato que va a procurarlesla curación. Y mientras ibande camino, los diez quedancurados por obedecer alMaestro sin titubeos.

UNA OBEDIENCIAQUE CURA

Jesús, amigo de los po-bres y los enfermos, siguecaminando hoy entre no-

sotros. Aunque a los cris-tianos de esta generaciónnos cueste confiar en supoder sanador, y sigamoscaminando por nuestracuenta con el corazón he-rido.

Y tanto como la fe, nosfalta la obediencia paraobtener por ese camino lacuración que estamos necesitando todos. Este



gratitud salva al leprosoque vuelve agradecido.Agradecido se siente elMaestro ante ese leprosoque vuelve a darle gracias.

Sería una pena que solonos acerquemos al Señorcon nuestras necesidadesy nuestras penas. Y que noencontremos tiempo paraagradecerle todo lo que hahecho y sigue haciendopor nosotros. La apenamás grande, para ti y paramí, está en no sentirnosqueridos por El, al no re-conocer y agradecer susdones.

Y hablando de gratitudy de amistad, qué buenoque hoy le demos las mássentidas gracias al Señor,porque “El nos amó pri-mero”. Muchas gracias, Se-ñor, porque todo lo demáses puro regalo de tu mise-

ricordia. Tu amor y tu mi-sericordia entrañable, nosobligan a vivir en continuaacción de gracias.

Sí, muchas gracias, Se-ñor, porque tú escuchassiempre nuestros gritos deauxilio; como escuchasteel grito de los diez lepro-sos de tu camino: Jesús,Maestro, ten compasiónde nosotros. Muchísimasgracias, porque siempreatiendes nuestras súplicasy siempre acudes a auxi-liarnos. Porque tú eres li-beración de nuestra per-sona y haces brotar ennosotros la misericordia yel amor.

Envuélvenos, Señor, enese amor y en esa miseri-cordia tuya tan en-trañable.

❚ANTONIO SAN JUAN

evangelio nos está di-ciendo bien claro que losdiez leprosos fueron cura-dos no solo por la com-pasión de Jesús, sino tam-bién por obedecer a Jesúsa ponerse en camino hacialos sacerdotes. Además desentir en el alma nuestraspenas, Jesús nos sigue en-viando a los demás, paraque también nosotros en-contremos la sanación enellos.

Cada uno de los discí-pulos del Maestro debiéra-mos aprender de los lepro-sos que solo la obedienciafilial puede curarnos lasenfermedades que cadacual llevamos dentro.

A los leprosos no lescuró otra cosa que la Pa-labra de Jesús. Esa palabraque también hoy nos di-rige a nosotros. Si nuestrocorazón no acaba de en-contrar la salud que solopuede darnos El, será porno escucharle: por no irdonde Jesús nos envía,por no ir hacia los demás.

Aunque lo peor quepuede pasarnos es lo queles pasó a los nueve le-prosos curados: que novolvieron a agradecerle alSeñor la curación. Encon-traron la salud, pero per-dieron, se olvidaron de Je-sús, su salvador.

Y UNA GRATITUDQUE SE IMPONE

La obediencia a Jesúscura a los diez leprosos.Pero además de curarle, la

Grito de los leprosos:“Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros”


140 | Nº 1.046 | Abril 2019

Rincón familiar “Santa Gema”

(En memoria del Padre Leandro G. Monge, Pasionista)

DonacionesA.Z., 20 €; Elena Cotallo García (Gijón, Asturias) 20 €; Una devota (Zarzaquemada, Ma-drid) 20 €.

Esta Beca se destina a la formación de jóvenes aspirantes al sacerdocioy a la vida pasionista, en España y América.

Colaboradores y amigos de nuestras Misiones, ¡muchas gracias!

Agradecen y piden favores a Santa GemaUna devota (Zarzaquemada, Madrid); Santa Gema, amiga y hermana, gracias por tantosfavores obtenidos por tu mediciación ante el Señor. Hoy, una vez más, acudo a ti, y te pidopor mi hijo, por su trabajo. También salud y bienestar para mis hijos y toda mi familia. Te pidotambién por la Iglesia, y paz para el mundo. Siempre agradecida (H, S., Valladolid) .

Cuantos agradecen y piden favores a Santa Gema, si desean salir en esta página,deben dirigirse a REVISTA PASIONARIO, C/ Leizarán, 24. 28002 Madrid,

Teléfono 915 635 407. http://www.libreriaelpasionariomadrid.com

Descansan para siempre en el SeñorEnriqueta Martínez Martínez (Vara del Rey, Cuenca); Alejandro Escolar (Segovia); CriptanaCruz Escribano (Campo de Criptana, Ciudad Real); Angeles Rojo Sánchez (Gálvez, Toledo);Ana María López Molina (Lucena, Cordoba); Lorenzo Pascual de Vicente (Madrid).

Por su eterno descanso celebramos la Santa Misaen el Santuario el día 14 de cada mes a las cuatro de la tarde

Santa Gema que se venera en el Santuario de Ntra. Sra. del Villar

en Corella (Navarra).ARCHIVO ICONOGRÁFICO

DE FRANCISCO SALLERAS

Los Pasionistas se van de Corella,pero Santa Gema se queda

Alejandro Escolar, hermanode nuestra corresponsal enSantander, Juana Escolar,gran amigo también él deSanta Gema, que ya descan-sa en el Señor.



Pascua, Luz,Esperanza, Juventud

– Después del Invierno, siempre laPrimavera, el Verano.

– Después del dolor, la alegría.

– Después de la lucha, la victoria.

– Después de la muerte, la vida.

– Después del Viernes Santo, laPascua.

Así es la vida. Así fue la vidade Cristo. Así será también

nuestra vida.

La vida es un misterio demuerte y resurrección.

Cuando nacimos, partimos –Dios no hizo partir– de la nada.

Vivimos luego caminadohacia una plenitud de vida. Paradesembocar, antes o más tarde, en la muerte, queserá para nosotros, como fue para Cristo, el principio de la Pascual. De la suprema vida.

La Pascua es la cumbre del misterio cristiano. Porque en ella confluyen lamuerte y la vida en una vida ya indestructible. Durante todo el año la Iglesiaprepara a sus hijos para la Pascua: culto, liturgia, vida cristiana. Todo tiene enla Pascua su punto culminante. Por eso Pascua de Resurrección es la fiestamás grande del año. Por eso Pascua es Luz, Juventud, Alegría. Por eso losSantos –Gema Galgani– sufrían y morían felices. Porque sabían que cruz ymuerte eran la puerta de entrada en la Vida, en la Pascua, en la Luz.

Por eso los cristianos nunca nos cansamos de repetir: Cristo ha resucitado.¡Aleluya!

❚ MIGUEL G.


142 | Nº 1.046 | Abril 2019

Me gusta leer cartas de otroslectores en el periódico decada día. Con frecuencia, in-

vitan a pensar, y también enseñan pordónde va y por dónde debe ir la vida. Mepermito transcribir una de esas cartas,por demás aleccionadora, en un perió-dico del día 11 de diciembre:

“Por lo general, todas las cartas quepublican son para quejarse de algo. Yaestoy cansada de leer tantas cosas nega-tivas, y por eso me he decidido a escribirbrevemente para decir algo que a mí me parece muy positivo. Soy usuaria deltransporte público, en especial de los au-tobuses de la EMT de diferentes líneas yquiero agradecer y elogiar el buen servicioque nos dan. Vienen con una frecuenciaregular, están calentitos en invierno, fres-cos en verano, limpios, en buen estado defuncionamiento y conservación. Los con-ductores, todos, son muy amables, salu-dan, sonríen, no se impacientan con loscarritos, ni con los viajeros que les cuestaacomodarse, por edad o incapacidad, ocon los que no tienen tarjeta y han depagar en efectivo. En especial me llama laatención algo que antes no hacían, in-cluso he pensado que les han dado una

consigna. Y ese algo es que te abren lapuerta cuando llegas corriendo a la pa-rada y ya han cerrado porque han subidoy bajado los viajeros. Todo un buen ejem-plo de servicio y de solidaridad…”

Estoy plenamente de acuerdo. En loreferente a los autobuses de servicio pú-blico, en general, con frecuencia se oyencríticas de todo género quizá en algunoscasos justificadas sin reparar, por el con-trario, en tantos aspectos positivos delservicio que empresas, conductores, etc.,nos brindan, parada tras parada, con ab-negación, desinterés y espíritu de verda-dero servicio. Esta observación seríatambién válida para profesionales de lamedicina, en supermercados, empleadosde la limpieza en calles y plazas de pue-blos y ciudades, etc., etc. Se requiere sersiempre positivo sin dejar de ser sana-mente críticos, con vistas siempre al biende todos. Como lo es nuestro PadreDios, que regala siempre sol, luz y calorpara unos y otros y que repara siempremucho más en “nuestras buenas volun-tades y en nuestras flaquezas” que ennuestras incontables deficiencias.

❚ M. G.

PRÓXIMA PARADA...


El que fue crucificado

Es el mismo que ha resucitado


Imponente Cruz del Tercer Milenio, sobre el puerto de Coquimbo.

Luz clara de RESURRECCIÓN perpetua, universal, desde la Cruz.Luz que nunca se extingue, luz que alcanza a todos los confines,proclamando la gran noticia:

CRISTO HA RESUCITADO Y VIVEALELUYA!!

FELIZ PASCUA 2019Bajo la luz clara de la Cruz y la Resurrección para nuestros redactores, corresponsales

suscriptores y devotos de Santa Gema

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anochece, señor, y estás tú en getsemaní. con tu ...la sanación del lisiado: “el dios de...

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