animal político noviembre 2010

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PERSONALISMO 0 REPUBLICA A NIMAL P OL ÍTICO PUBLICACIONES DE FORO REPUBLICANO NºXXVII, AÑO IV, Noviembre 2010 La desaparición repentina del principal actor político de nuestro país invita a la reflexión. En pocos días, toneladas de tinta intentan pintar un rompecabezas, entrever quién tomará la posta, quién ro- deará a la presidente, habrá una retirada ordenada o caótica, un futuro con Scioli o un intento de retener un poder con demasiadas cabezas enfrentadas en catego- rías amigo-enemigo. Pero la gran discusión de nuestros tiempos persiste imperturbable por encima de las sesudas disqui- siciones de los analistas coyuntu- rales: esto es, qué modelo político queremos para nuestro país. Debemos elegir entre mantenernos en el Sistema Personalista, que permite que un individuo aca- pare todo el poder, sin restricción alguna. O por el contrario, volver al Sistema Insti- tucionalista propuesto por nuestros padres fundadores en la Consti- tución, donde se controla al soberano a través de la división de poderes y se respetan los de- rechos del indi- viduo. - LOS RONIN K -CUANDO LA LEYENDA SE VUELVE HECHO - FANATISMO INSTITUCIONAL - LA ESPERANZA -CÓMO CREAR POBREZA EN NOMBRE DE LA JUSTICIA SOCIAL -AMÉRICA LATINA INVERTEBRADA - LA LEY Y EL ORDEN WWW.FOROREPUBLICANO.COM (Desarrollado en pág. 3) Un análisis del sistema kirchnerista

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"Personalismo o República: Un análisis del sistema kirchnerista" La desaparición repentina del principal actor político de nuestro país invita a la reflexión. En pocos días, toneladas de tinta intentan pintar un rompecabezas, entrever quién tomará la posta, quién rodeará a la presidente, habrá una retirada ordenada o caótica, un futuro con Scioli o un intento de retener un poder con demasiadas cabezas enfrentadas en categorías amigo-enemigo. Pero la gran discusión de nuestros tiempos persiste imperturbable por encima de las sesudas disquisiciones de los analistas coyunturales: esto es, qué modelo político queremos para nuestro país.

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Page 1: Animal Político Noviembre 2010

PERSONALISMO 0 REPUBLICA

AnimAlPolíticoPUBLICACIO

NES DE FORO REPUBLICANO

NºXXVII, AÑO IV, N

oviembre 2010

La desaparición repentina del principal actor político de nuestro país invita a la reflexión. En pocos días, toneladas de tinta intentan pintar un rompecabezas, entrever quién tomará la posta, quién ro-deará a la presidente, habrá una retirada ordenada o caótica, un futuro con Scioli o un intento de retener un poder con demasiadas cabezas enfrentadas en catego-rías amigo-enemigo.

Pero la gran discusión de nuestros tiempos persiste imperturbable por encima de las sesudas disqui-siciones de los analistas coyuntu-rales: esto es, qué modelo político queremos para nuestro país.

Debemos elegir entre mantenernos en el Sistema Personalista, que permite que un individuo aca-pare todo el poder, sin restricción alguna. O por el contrario, volver al Sistema Insti-tucionalista propuesto por nuestros padres fundadores en la Consti-tución, donde se controla al soberano a través de la división de poderes y se respetan los de-rechos del indi-viduo.

- LOS RONIN K

-CUANDO LA LEYENDA SE VUELVE HECHO

- FANATISMO INSTITUCIONAL

- LA ESPERANZA

-CÓMO CREAR POBREZA EN NOMBRE DE LA JUSTICIA SOCIAL

-AMÉRICA LATINA INVERTEBRADA

- LA LEY Y EL ORDENWWW.FOROREPUBLICANO.COM

(Desarrollado en pág. 3)

U n a n á l i s i s d e l s i s t e m a k i r c h n e r i s t a

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2 ANIMAL POLÍTICO NºXXVII Año IV Noviembre 2010 Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com

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W W W . E T I C G R O U P . N E T

1 5 - 6 7 4 7 - 9 3 6 [email protected]

Casamientos - Eventos

fotografíaFrancisco X

escribe Leonel Di Camillo*

LOS RONIN DEL SR. KIRCHNER

¿Cómo quedará el panorama político argentino tras el falle-cimiento de Néstor Kirchner?

¿Cómo será la nueva topografía de un poder político sin la cima que lo domi-nó por más de 7 años? Aún más, en particular y al margen de toda es-peculación r e s p e c t o de una po-sible con-solidación, aunque sea parcial, del poder pú-blico (¿será Cristina Fernández de Kirchner capaz de hacer gravitar sobre sí la suma del poder, tal como lo lo-gró su marido?), lo incuestionable es que ese poder está distribuido en un pequeño puñado –pero dudosamente homogéneo- de manos. Esas manos carecen ya de la dirección precisa y férrea del ex-presidente. Ese grupo de sagaces operadores políticos ha quedado huérfano del padre que, con rigor los llevó consigo a acumular y usar un poder que, muy probablemen-te, ningún otro gobierno en el úl-timo período democrático argen-tino haya tenido la capacidad y oportunidad de ganar, sostener y aplicar para el logro de sus objeti-vos. Estos operadores, verdaderos samurai políticos, han perdido a su señor, pero no su porción –en

algunos casos, cuantiosa- de po-der.

En el Japón feudal, un “ronin” era un guerrero samurai cuyo se-

ñor había caído en desgracia o muerte. Unos 700 años des-pués, a más de 20.000 kilóme-tros, la historia de los ronin se reedita en la Argentina con-temporánea. El referido deceso del expresidente Néstor Kirchner transforma a sus principales ope-

radores en auténticos ronin: ¿ge-nerales de ejércitos cuyas lealtades han terminado con la muerte de su señor?

Por supuesto, siem-pre han existido estos “ronin políti-cos” y cada nuevo presidente ha pro-movido su propia tropa y sus propios generales, despla-zando al ostracismo o al exilio a los anti-guos. Sin embargo, hoy se presenta una grave diferencia que puede impulsar al país hacia un ciclo de crecimiento im-

pulsado por inversiones (tal pa-reciera ser la lectura inicial que hicieran los mercados internacio-nales: el índice de riesgo país bajó a 511 puntos básicos) o bien, a una disputa feroz por la herencia del entramado de influencias que había logrado consolidar Néstor Kirchner. Recordemos que, en de-finitiva, un ronin no era más que un guerrero sin señor ni causa, sin otro oficio que el bushido (la disciplina del guerrero) y sin ma-yor instrumento que su katana (la espada propia del samurai); y en esto radica la distinción: los leales al fallecido, no están limitados por el bushido y detentan cargos cla-ve desde los que tienen control di-recto y amplio sobre vastos recur-sos. Ese control puede tentarlos a ensayar algún proyecto propio o,

tal vez, con mayor probabilidad, ofrecerlos a quien estimen con más chances de acceder a la máxi-ma magistratura nacional en las próximas elecciones. El problema sería, en cualquier caso, que ese uso de ese poder parcial afecte la normal marcha de los asuntos del gobierno, o también, genere roces y conflictos internos.

Sin la fuerte unidad de mando que proveía Kirchner, será éste el mo-mento en que su viuda deba des-plegar toda su capacidad política. Será éste también el momento en que se revelarán los intereses rea-les de cada sector y de cada uno de los ronin del Sr. Kirchner.

“llevó consigo a acumular y usar un poder que nin-gún otro gobierno en el último período democrá-tico argentino haya teni-do la capacidad y oportu-nidad de ganar, sostener y aplicar para el logro de sus objetivos.”

*Director del área de Comunicación y Prensa de Foro Republicano e integran-

te del equipo de investigación.

¡Seguí la discusión en las redes sociales!Buscanos como “Foro Re-publicano” y en Facebook como “EL Foro”

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ANIMAL POLÍTICO NºXXVII Año IV Noviembre 2010 3

escribe Agustín Etchebarne*

LA MATANZA LA ESPERANZA

“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus dere-chos, si cada hombre no co-

noce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar al-gún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de ti-ranos, sin destruir la tiranía.” Mariano Moreno

La desaparición repentina del prin-cipal actor político de nuestro país invita a la reflexión. En pocos días, toneladas de tinta intentan pintar un rompecabezas, entrever quién tomará la posta, quién rodeará a la presidente, habrá una retirada orde-nada o caótica, un futuro con Scioli o un intento de retener un poder con demasiadas cabezas enfrenta-das en categorías amigo-enemigo.

Pero la gran dis-cusión de nues-tros tiempos persiste imper-turbable por en-cima de las sesudas disquisiciones de los analistas coyunturales. Esto es, si nos mantendremos dentro de la esfera del populismo, una ideo-logía que tiene una visión política centrada en el conflicto permanente, el antagonismo, la puja distributiva, la necesidad de un líder carismático que pueda “articular” la infinidad de demandas sociales, con la amena-za siempre latente de caer en una despiadada lucha de clases ante su ausencia. O bien, si lograremos con-solidar institucio-nes que regulen los distintos dere-chos de las familias e individuos que componen nuestra sociedad, apostan-do a la cooperación con libertad y entu-siasmo para desa-rrollar nuestro país, buscando cada uno su propia felicidad individual y al mismo tiempo, y sin conflicto, ayudar a nuestro prójimo voluntariamente.

La primera alternativa, tal como la describe el filósofo Laclau, surge en las sociedades donde existen una cantidad de demandas insatisfechas de los vecinos del campo y de la ciudad, algunas por temas de salud, otras por salarios, otras referentes a la vivienda, a la seguridad, y tal vez algunas sobre educación. Lo que

tienen en común es que no son sa-tisfechas por el Estado, esto permite crear una identidad de los de abajo frente a instituciones que ignoran sus demandas. De esta forma sur-gen las que Laclau llama “demandas equivalenciales”, es decir, demandas que tienen un componente particu-lar que deja de atenderse y que se suman a un conjunto difuso de de-mandas que sólo tienen en común que no son atendidas por el Estado.

Estas demandas no son procesadas por el sistema institucional y apare-cen aglutinadas por un líder que dice enfrentar al sistema, y lo hace con un discurso meticulosamente prepara-do para ser ambiguo, vago, obscu-ro. El líder con el objeto de unificar

las de-m a n d a s elige un enemigo i n t e r n o que es-tigmatiza y a quien adjudica todos los

males, “la p… oligarquía”, “los cipa-yos”, “los contras”, “los enemigos del pueblo”, “los blancos”... Ese sector es excluído de la sociedad y el resto pasa a ser un todo al que denominan “pueblo”. En esta visión entonces, de un lado queda el líder que defiende al “pueblo”, y del otro, los oligarcas que están unidos con las potencias extranjeras para explotar al “pueblo”. El líder verdaderamente populista lo-gra entonces desarrollar una relación

libidino-sa con el p u e b l o , es decir, que el p u e b l o proyecta parte de su líbi-do sobre el líder. El líder e n t o n -ces logra s u p e r -

poderes para “articular” el conflicto, negociando con las corporaciones de sindicatos, empresas nacionales, empresas extranjeras, la iglesia, etc., alternando la zanahoria y el garrote, y con la amenaza siempre latente de un caos mayor o hasta de una guerra civil. Las grandes empresas aceptan este estado de cosas e intentan apro-vecharlas en su favor obteniendo “protecciones o subsidios” especia-les. Las masas populares son tranqui-lizadas con el discurso agresivo por

el que se sienten pro-tegidos por un lado y con el sistema de punteros que otorga beneficios sociales (incluyendo salud, vivienda, planes de ayuda, etc.) a cambio de favores políticos.

De todos modos, el populismo argentino de hoy día no sería un populismo puro -como el de Chávez o Perón- dado que el líder no actúa cara a cara con grandes masas sino que lo hace a través de los medios (mediatiza) y, por lo tanto, las masas no actúan tan irracional y degradadamente como actúan la multitudes (en el análisis freudiano) sino en algún punto in-termedio que podemos denominar “el público”, de allí la importancia de controlar los medios. Además, utili-za al Estado administrado por un el tradicional sistema de punteros cada uno con su clientela a quienes va sa-tisfaciendo sus necesidades puntua-les sin llegar nunca a que logren salir de la pobreza por sus propios me-dios. Laclau llama a este un sistema “semi-populista”.

El filósofo Laclau tiene una visión estructuralista posmoderna con raíces en Lacan, Freud, Gramsci, He-gel, Marx. Para él el populismo no es malo sino una forma de construcción de lo político inserta en un proceso histórico, es un análisis racional de cómo articular una sociedad que está necesariamente en conflicto, y puede ser tanto de izquierda como de derecha sin que esto altere su es-tructura esencial.

Enfrentada a esta forma de hacer política se encuentra el enfoque ins-titucionalista que también puede ser de derecha, liberal o de centro iz-quierda, como pueden ser los casos de Suiza, Australia, Canadá, o Suecia y el resto de los países escandinavos. En este sistema las demandas de las personas son diferenciadas, cada una es tratada por separado -salud, educación, seguridad, empleo, más o menos impuestos, etc.- en el lugar que corresponde, y van resolviéndo-se de una manera democrática y re-publicana. El presupuesto pasa a ser la herramienta principal de gobierno y la toma de decisiones presupuesta-rias es mucho más descentralizada, y por ende, permite mayor participa-ción ciudadana, para definir las dife-rentes prioridades de cada ciudad.

Según Laclau esto implicaría la des-aparición de la política para dar lu-

gar a la administración que resuelve cada demanda individual. Pero esto no es así, simplemente la política se encarrila dentro de las instituciones democráticas y la gente va eligiendo a sus representantes, debatiendo y obteniendo consenso para lograr ciertas acciones del Estado.

El institucionalismo requiere una sociedad compuesta por ciudada-nos comprometidos con la política, involucrados en el proceso de toma de decisiones, no sólo para votar en las elecciones, sino en todos los di-ferentes niveles. La democracia que tenemos en Argentina desde 1983 tuvo como resultado un aumento de la pobreza de un 5% al 35%. Si que-remos cambiar el rumbo se requiere desesperadamente mayor participa-ción ciudadana y mayor calidad en dicha participación.

Por fortuna, las nuevas tecnologías hacen cada vez más viable bajar el poder al ciudadano para que sea él mismo quien tome las decisiones. La principal herramienta anti-populista será el presupuesto participativo, para lo cual requiere que los ciuda-danos participen en la transparencia, control y toma de decisiones.

Finalmente, podemos agregar una forma concreta de trabajar para su-perar el antagonismo, el conflicto y la lógica amigo-enemigo, es acercarse a la Matanza y colaborar para resol-ver las demandas puntuales de esa localidad donde se encuentra el co-razón del populismo argentino. Allí, las ONG´s, los pools de siembra, las organizaciones sociales locales y las empresas pueden colaborar con el Estado para resolver problemas con-cretos como la regularización de la propiedad, servicios esenciales para todos, electricidad, agua corriente, cloacas, calles asfaltadas, educación de excelencia, incluyendo el progra-ma “una computadora por chico”, hospitales, etc.

De este modo, la Matanza puede transformarse en la Esperanza Ar-gentina.

El sistema populista presupo-ne un líder, que con el objeto de unificar las demandas eli-ge un enemigo interno que estigmatiza y a quien adjudi-ca todos los males.

*Director Ejecutivo de Foro Republi-cano. Economista y profesor de ESEA-DE y de la Universidad de Belgrano.

“El institucionalismo re-quiere una sociedad com-puesta por ciudadanos comprometidos con la polí-tica, involucrados en el pro-ceso de toma de decisiones, no sólo para votar en las elecciones, sino en todos los diferentes niveles.”

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EL FANATISMO INSTITUCIONAL

escribe Federico Perazzo*

El problema aparente frente a estos planteos es la sobre-valoración del voto, como si

éste fuese la única respuesta a todos nuestros problemas. Lo que olvidan quie-nes así razonan, es que el gobierno de las mayorías, como comúnmente se de-nomina al sistema de sufragio actual, también puede de-venir en tiranía si no se da un fuerte respaldo a la supremacía de la ley.

Aún así hay ejemplos de dictadores provenientes de la voluntad popular. Es por eso que se hace harto necesa-rio entender que ciertos personajes que terminan por ser un flagelo para los pueblos son independientes a la forma de gobierno que se adopte, sino que están sujetos a la infinidad de variables que conlleva la conduc-ta de una determinada sociedad.

Defender a capa y espada a un pre-sidente electo por habernos casado

con el somero slogan que nos recuer-da que es un “elegido del pueblo” sin importar cuantas atrocidades come-ta lo que ya pareciera ser un profeta,

resulta, indeclinablemen-te, un acto liso y llano contra el sentido común.

Nadie plantea mirar con recelo a las instituciones “per se”, sino a aquellos que las corrompen vil-mente pese a proclamar-

se los guardianes de cada bastión de la democracia y la república.

Dijo alguna vez Friedrich Hayek: “Sú-bitamente empezó a pensarse que el hecho de que el gobierno hubiera quedado sometido al control de la mayoría hacía innecesario mantener sobre él cualquier limitación, por lo que cabía impunemente abandonar todas las salvaguardias constitucio-nales”. Sin dudas sus palabras están más latentes que nunca en la Latino-américa actual, donde las limitacio-nes a los gobiernos no existen y las voces disidentes son acalladas con

el peso de la propaganda oficial y sus muchas chicanas. Adjetivaciones como la de fascista o golpista se ha-cen moneda corriente en las diatri-bas que proponen quienes blanden las riendas del poder, que se acopian con esta impronta tramposa y mali-ciosa la ética social. Así han destrui-do las muchas vertientes que nos legara la mágica aventura de pensar, hoy relegada por un maniqueísmo casi ortodoxo.

A medida que pasan los minutos se torna cada vez más necesario que no caigamos por completo en el letargo intelectual al que quieren someter-nos. Por ello es que debemos resis-tir como hombres libres que somos, capaces de discernir que las institu-ciones no son cavidades vacías sino instrumentos destinados al bienestar de una sociedad. El no comprenderlo hará que vivamos solo de una facha-da… de un fanatismo sin sentido.

Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com 4 ANIMAL POLÍTICO NºXXVII Año IV Noviembre 2010

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“Lo que acostumbramos a llamar instituciones necesarias, muchas veces son instituciones a las que nos hemos acostumbrado” (Alexandre de Tocqueville)

PARTICIPÁ:i n f o @ f o r o r e p u b l i c a n o.

c o m

t e l: 011-5252- 0 6 22 / 23/ 24

w w w.f o r o r e p u b lic ano.co m

Estas ideas, las que

fundaron la Argentina, se

difunden gracias al valio-

so aporte de nuestros

anunciantes.

FORO REPUBLICANO:Es un centro de pensamiento cr í -t ico (think tank) e invest igación de pol ít icas públ icas, apl icadas a resol-ver los problemas de la c iudadanía, promoviendo los valores y pr inci -pios de la Repú-bl ica Representa-t iva Federal.

E s u n a a s o c i a -

c i ó n c i v i l s i n f i n e s

d e l u c r o, p r i v a d a

e i n d e p e n d i e n -

t e d e t o d o g r u p o

p o l í t i c o, r e l i g i o -

s o, e m p r e s a r i a l o

g u b e r n a m e n t a l .

N o a c e p t a d i n e r o

d e l E s t a d o.

Busca generar “el cambio desde adentro”. Partici-pando activamen-te en la vida pú-blica. Acercando propuestas a nues-tros representan-tes en el Congreso. Tendiendo puen-tes para acercar la política al ciuda-dano común.

“las instituciones no son cavidades vacías sino instru-mentos destina-dos al bienestar de una sociedad.”

*investigación - Foro Republicano

S I C O I N C I D Í S C O N E S T A S I D E A S , C O N T A C T A T E Y C O N O C É N U E S T R A S A C T I V I D A D E S

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Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com ANIMAL POLÍTICO NºXXVII Año IV Noviembre 2010 5

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Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com

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escribe Pierre de Vitton**

**Lic. en Ciencias Políticas, University of Bristol, Inglaterra. Maestría en Ciencias Sociales. Especialización: Politica y eco-nomia comparativa en Latinoamérica. La Sorbonne, Universidad Paris, Francia.

Néstor Kirchner ha muerto. Pa-sado el impacto provocado por su fallecimiento, llega el

momento de hacer un primer análisis de la herencia que nos lega su presi-dencia. Antes que nada, cabe pregun-tarse si es justo analizar a un persona-je histórico sin gozar de la perspectiva necesaria para ello. El tiempo moldea y le da forma a la historia. A veces también suele distorsionarla. Por eso es necesario ser precavido a la hora de escribir sobre un personaje histórico como Kirchner. La visión que se tiene ahora de Néstor Kirchner seguramen-te no será la misma a la que tendre-mos dentro de 10 años. 10 años es el tiempo normal de la maduración y de la digestión, 10 años permiten atenuar, redondear los ángulos más marcados de los conflictos simbólicos inspirados por todo personaje que haya ocupado un espacio importante en la historia de su país. Recién dentro de una década estaremos en condi-ciones objetivas de hacer análisis mas sereno acerca de lo que significó Kir-chner para la Argentina.

En política, como en todo movimiento que afecta a las masas, la percepción muchas veces pasa a ser considerada como realidad. El primer análisis debe superar la percepción para hablar de hechos concretos. ¿Qué generó un personaje como Kirchner en la políti-ca Argentina? Antes que nada, mucha controversia. Hasta quienes no con-cordaban con sus ideas y su manera de hacer política no niegan que Kir-chner ocupa un lugar de peso en la historia argentina reciente, aunque sea por el enorme poder que detentó. El estupor que generó su muerte, no solo entre sus condiscípulos sino tam-bién entre sus opositores, no se debe únicamente a su brusquedad. Algo más insidioso se esconde detrás del simple recogimiento frente a la muer-te y esta vinculado con una especie de fascinación del ser humano por el po-der y hacia el hombre que lo detiene.

Kirchner fue antes que nada un aven-turero político. Entendió que las grandes aventuras políticas son las de un hombre y no las de un peque-ño grupo o de las masas. Las masas producen representantes pero no producen jefes. Para presidente de la Republica, uno elige a un jefe y no a un comité. Y Néstor Kirchner ejerció siempre de jefe. Ejerció el poder con tanta decisión, con tanta voracidad y de un modo tan férreo (por lo menos en apariencia) que generó respeto y adhesión entre sus admiradores y te-mor y recelo entre sus opositores. Por eso la sensación de vacío y de titubeo que predominan en el oficialismo y en la oposición desde que se dio a co-nocer la noticia de su muerte. La des-aparición de un jefe, de una persona que constituye el centro neurálgico

alrededor del cual todo organismo se articula, siempre deja una sensación de desorientación que tiende a ideali-zar (a veces de manera inmerecida) al líder que se fue.

Para hablar de Kirchner, conviene an-tes que nada hacer la distinción entre el jefe y el estadista. No son siempre lo mismo. Si bien todo estadista es un jefe, no todo jefe es un estadista. El es-tadista es el líder autentico, es quien detiene un poder verdadero y no ilu-sorio. Y si bien todo poder se basa so-bre la percepción del mismo, eso no siempre significa que sea verdadero. Una vez hecha esa sutil distinción, de-bemos preguntarnos a qué categoría pertenecía Néstor Kirchner. ¿Fue so-lamente un jefe? ¿O fue un estadista?

Una de las cualidades más valorables de los estadistas -y la más certera para detectar quién es un verdadero es-tadista y quién solamente simula ser uno- es la capacidad de cambiar la vi-sión popular. Todos los jefes políticos, y mas aun en una democracia, se fijan mucho en las encuestas populares y las usan como un marco de referencia importante para concebir su hoja de ruta política. Pero pocos son aquellos verdaderos líderes que en lugar de seguir como ovejas a las encuestas en cada momento, se proponen trans-formarlas al generar un cambio en el punto de vista de la opinión públi-ca cuando la causa lo merece. Ese es el estadista. El deber de un estadista reside en aceptar asumir a veces una impopularidad pasajera para hacer triunfar a una gran idea. Un jefe inca-paz de correr voluntariamente el ries-go de la impopularidad no puede ser un verdadero líder. Es a la luz de esta definición que uno tiene que analizar las acciones de Kirchner. Desconstrucción, histerización y de-gradación general de los términos de un debate público que ya no trataba las cuestiones de fondo: estos han sido los defectos mayores del lideraz-go Kirchner. El problema de Kirchner siempre fue su personalidad de jefe descarado. No tenía ningún filtro y cada día nuevo nunca se sabía qué nuevo límite o qué nueva frontera iba a autorizarse sobrepasar. En realidad, la división que Kirchner provocaba entre los argentinos nos confrontaba cotidianamente a una cuestión insti-tucional fundamental para toda de-mocracia y que casi nadie en Argen-tina suele tomar en serio: el concepto del superpoder presidencial.

Las intervenciones brutales de Kirch-ner en todo tipo de asuntos (peque-ños o grandes) solo creaban tensión ahí mismo donde debía tranquilizar y proteger. Concebir el poder a través de la confrontación solo creó una ló-gica guerrera en la sociedad, con una fidelidad total de sus defensores (lo

que explica las escenas de viva emo-ción en su velatorio) y un rechazo vis-ceral de sus opositores que el propio Kirchner se encargaba de exacerbar al tratarlos como enemigos. Néstor Kirchner no ha sabido concebir un modelo de país que incluya a todos los argentinos. Eso le impide ser con-siderado como un estadista. Ha sido en realidad un jefe corporativista que monopolizo el poder (con fuertes sospechas de corrupción mientras lo ejercía) para gobernar solamente para algunos argentinos y no para TODOS los argentinos.

Un poder solitario que no escucha.

Tanto en materia política, económica y social, Néstor Kirchner nunca acepto tener a su alrededor verdaderos inter-locutores. Ni siquiera su esposa podía convencerlo de tomar una decisión que él no quería tomar. Excepto Hugo Moyano, nadie en su entorno cercano se animó jamás en contradecirlo en la cara. Los únicos que en algún mo-mento lo intentaron (Alberto Fernán-dez, Roberto Lavagna, Gustavo Beliz) fueron despedidos sin miramientos e inmediatamente catalogados por los militantes K como traidores a la causa « popular » (que de popular no tenía mucho ya que en las elecciones del 2009 solo cosecho el voto de menos de un tercio de los argentinos).

Hay que decir que Néstor Kirchner siempre se considero a si mismo como el único competente. Es así como la ausencia de filtros y de peritajes de comprobación -ni hablar de contra-poderes- hacia que Néstor Kirchner, cuando ya no controlaba una situa-ción, no tenía más a nadie que le so-plara en la oreja que podía actuar de otra manera. Esto explica sus increí-bles errores de juicio en los últimos 2 años, errores que podría haber evita-do si hubiese sabido escuchar.

Pero quizás el Kirchner de la última hora, el mismo que rechazaba toda moderación y todo sentido común, quizás ese era el verdadero Kirchner... Podríamos pensarlo, mismo si nunca tendremos la respuesta definitiva de este misterio. Porque al morir, Kirch-ner nos legó el enigma de saber quien se escondía detrás de ese hombre con 1000 caras: capaz a la vez de luchar ac-tivamente por los derechos humanos al anular las leyes de amnistía y luego darles la espalda por completo al otor-garle un injustificado asilo político a un terrorista como Apablaza Guerra. Capaz de luchar por la justicia al pro-mover la reforma de la Corte Suprema menemista de la década del 90, para después intentar pervertirla a través de una larga campaña de agresiones a la justicia independiente, reformando el Consejo de la Magistratura para que éste se vuelva un organismo adultera-

do que termine produciendo algunos jueces impresentables como el caso de Faggionato Marquez.

Capaz también de denunciar desde los atriles del poder la corrupción política mientras su propio patrimonio econó-mico aumentaba de manera alucinan-te y desenfrenada (e injustificada) a través de prácticas deshonestas como la adquisición de tierras fiscales a pre-cios artificialmente reducidos, la des-aparición inexplicable de los fondos de Santa Cruz que tenía bajo su man-do o las transacciones financieras con delitos de insider trading incluídos. Sin olvidar de mencionar también las prácticas escandalosas de corrupción de su entorno mas cercano (varios mi-nistros de su gobierno como Ricardo Jaime, Felisa Miceli etc).

Todas estas contradicciones forman también parte de su legado. Las esce-nas de tristeza y de emoción popular en su velatorio (en su mayoría genui-nas) no pueden sin embargo esconder debajo de la alfombra los graves erro-res cometidos porque eso también era Kirchner. La fascinación argentina por la necrofilia ha permitido muchas veces en pasado la falsificación de la verdad para reemplazarla por el mito. La prensa y los medios de comunica-ción, bajo influencia del reflejo políti-camente correcto de no querer criti-car a un muerto, eligieron descartar la objetividad y le dedicaron a Kirchner un panegírico digno de los más gran-des estadistas, cosa que Néstor Kirch-ner jamás ha sido. Quizás hay que ver en ese exceso de complacencia hacia un jefe muerto un defecto caracterís-tico de los medios de comunicación modernos que disfrutan más del mito que de la verdad porque el mito se vende mejor en momentos de gran emoción popular como la muerte de un ex-presidente.

En la extraordinaria película de John Ford, « Un tiro en la noche», cuando el periodista descubre que el respe-table senador que todos creían ser un héroe no es nada mas que un fraude, se niega a pesar de todo a publicar la verdad porque entiende que el públi-co prefiere creer en su héroe y se re-husaría a aceptar la verdad: « cuando la leyenda se vuelve hecho, nosotros publicamos la leyenda » declara en-tonces para justificar su decisión. Da para pensarlo en el caso de Néstor Kirchner.

CUANDO LA LEYENDA SE VUELVE HECHO, SE PUBLICA LA LEYENDA*

* Ver trabajo completo en http://forore-publicano.wordpress.com/2010/11/08/cuando-la-leyenda-se-vuelve-hecho-se-publica-la-leyenda/

Page 6: Animal Político Noviembre 2010

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escribe Roberto Cachanosky*

Cuando era chico e iba al co-legio mis maestros me ense-ñaban que Argentina era rica

porque tenía la pampa húmeda, pe-tróleo, una amplia plataforma maríti-ma, ríos caudalosos, etc.

En su paso por Alemania, Cristina Fernández invitó a los empresarios alemanes a invertir en Latinoamérica en general y en Argentina en particu-lar porque, según la presidente, en la región se encuentra el 15 por ciento del petróleo del planeta, el 43 por ciento del cobre y el 46 por ciento del agua potable. Al leer esta frase recordé lo que me enseñaban en el colegio: éramos un país rico porque teníamos todos esos recursos natura-les. Claro, con el tiempo y habiendo estudiado economía advertí que lo que me enseñaron en el colegio es-taba mal. Lo que mis maestros me mostraban como riqueza no era tal cosa, eran solo recursos naturales y éstos por sí so-los no se transforman en riqueza. Para que ello ocu-rra alguien tiene que estar dispuesto a destinar traba-jo y capital para extraer el petróleo, la pesca, sembrar los campos, etc.

Ahora bien, ese error con-ceptual de mis maestros creo que se ha impregnado en la población argentina. Creemos que somos ricos porque dis-ponemos de recursos naturales y, por lo tanto, todo se limita a un problema de una equitativa o justa distribución del ingreso.

Esta confusión entre riqueza y recur-sos naturales nos ha llevado a adop-tar políticas públicas que desestimu-lan la inversión y estimulan la lucha por la distribución del ingreso. Se ha creado una cultura de la dádiva por la cual todos se sienten con derecho a participar de una riqueza que no existe. Y, para colmo, de la escasa ri-queza que generamos, mucha gente se siente con derecho a recibir una parte de la misma sin haber hecho el esfuerzo por merecer ese ingreso. Vi-vir a costa de nuestros semejantes se ha transformado en la regla de juego básica de la Argentina. Y esa regla de juego se ha traducido en un extendi-do populismo que ha calado hondo en la población y en buena parte de las dirigencias políticas.

Gobierno tras gobierno han hecho de la distribución de la riqueza la base de sus discursos políticos y, lo peor, es que lo han llevado a la práctica a través de un sistema impositivo con-fiscatorio, el flagelo de la inflación, la destrucción monetaria, la confis-cación de ahorros, regulaciones as-fixiantes y demás medidas interven-cionistas y estatistas. El resultado es que los recursos naturales están pero la riqueza sigue sin aparecer. No es casualidad que cada 7 años prome-dio caigamos en una tremenda crisis inflacionaria, confiscatoria, con deva-luaciones y estallidos de pobreza. Es que continuamente se busca la for-ma de cumplir con las promesas po-pulistas y, por un tiempo se financian consumiendo capital, ahorros y con inflación hasta que el sistema entra en tensiones y se produce un nuevo estallido económico. Para colmo, tanta arbitrariedad en las

reglas de juego ha hecho desapare-cer el ahorro de la economía argen-tina con lo cual no hay posibilidad de financiar el crecimiento, porque siempre es bueno recordar, el ahorro es la contracara del crédito. Sin aho-rro no hay crédito. Así de sencillo. Y sin crédito no hay proyecto de pro-ducción de largo plazo. Se vive al día.

De lo anterior surge que el pro-blema económico argentino tiene como base fundamental un serio problema cultural, entendiendo por problema cultural el pretender vivir sin producir o vivir a costa de lo que produce el otro u obtener ganancias sin competir.

Todos pretenden que el Estado los bendiga transfiriéndoles ingresos y patrimonios de terceros, por lo tan-to, de esa cultura de vivir a costa de otro no puede surgir otra cosa que un conflicto social permanente y re-currentes crisis económicas.

¿Qué futuro económico puede tener un país en que el éxito es castigado y la holgazanería y la extorsión son premiadas? Su futuro no puede ser otro que el de la pobreza, la indigen-cia, el populismo y pseudodemocra-

cias que aprovechan esa cultura de vivir a costa del otro para gritar desde las tribunas políticas sus pro-mesas de justicia social y equidad distributiva. Quie-ro decir, buena parte de la dirigencia política se ha en-cargado de exacerbar esa conducta destructiva y mu-chos colegas economistas han terminado implemen-tado políticas económicas para satisfacer la oferta

populista de los dirigentes políticos. Esos mismos economistas que hoy uno ve por televisión dictando cáte-dra de cómo se resuelve el problema que va a dejar el kirchnerismo. Los mismos economistas que fueron partícipes de este gobierno y de otros que literalmente dinamitaron la economía argentina. Algunos eco-nomistas lo hicieron por ignorancia y otros porque siempre es bueno estar cerca del próximo posible go-bernante dado que en un país pre-bendario como el nuestro más de un empresario está dispuesto a contra-tar a esos potenciales ministros de economía para que, llegado el mo-mento, le firmen alguna resolución que les permita obtener rentas no surgidas del mercado. Como podrá observar el lector, el párrafo anterior muestra que no tengo inclinaciones corporativas en defensa de mi profe-sión. Como en todas las profesiones hay buenos y malos economistas. Honestos y deshonestos. Y la profe-

sión de economista no escapa a las generales de la ley.

El gran desafío que tenemos por de-lante es que los populistas corren con la ventaja que es más fácil convencer a la gente que es pobre porque otro es rico, que estar explicando que es pobre porque al no haber reglas de juego estables y eficientes no hay in-versiones, al no haber inversiones no hay nuevos puestos de trabajo y el salario real no puede crecer porque la productividad de la economía no aumenta. Como se ve, explicar el lar-go camino del crecimiento es mucho más complicado que el de decir Ud. es pobre porque el otro aumenta los precios, gana mucho o lo explota. Es más fácil atizar la llama de la envidia que estimular la virtud del trabajo.

Ese es, en definitiva, el gran desafío de la Argentina para lograr el camino del crecimiento. Hacerle comprender a la gente que quienes le prometen la justicia social y la equidad distributi-va los van a hundir más en la pobreza.

La lucha es muy despareja, porque mientras unos prometen, en nom-bre de la justicia social, la felicidad de repartir la riqueza (que no existe) los otros solo podemos ofrecer un largo camino de respeto por los derechos de propiedad, seguridad jurídica, estabilidad de precios, disciplina fiscal y monetaria y mucha compe-tencia para estimular las inversio-nes para crear trabajo y que cada uno puede prosperar en base a su esfuerzo personal.

“más fácil convencer a la gente que es pobre porque otro es rico, que es-tar explicando que es pobre porque al no haber reglas de juego estables y eficientes no hay inversiones, al no haber inversiones no hay nuevos puestos de trabajo y el salario real no puede crecer porque la productividad de la economía no aumenta.”

Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com 6 ANIMAL POLÍTICO NºXXVII Año IV Noviembre 2010

CÓMO CREAR POBREZA EN NOMBRE DE LA JUSTICIA SOCIAL

*Publicado en www.economiaparatodos.com.ar**Economista, escritor, conslutor y profesor de economía.

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Recuerdo que cuando tenía menos de veinte años leí la obra de Ortega y Gasset: “Es-

paña Invertebrada”. En la misma encontré una observación que me sorprendió y quedó en mi mente hasta la fecha. “España no podía dar a sus colonias lo que ella no tenía. Cultura y civilización progre-siva”.

Me resisto a aceptar que la histo-ria de la cultura determina nuestro presente y nuestro futuro. Si hubie-se sido así jamás el hombre hubie-se salido de la edad Media. Soy un convencido de Protágoras, es decir que “el hombre es la medida de to-dos las cosas, de las cosas que son, que son y de las que no son, que no son”. Este pensamiento trascen-dente que en gran medida explica la evolución de la sociedad, pre-tendió ser descalificado con el ar-gumento de que del mismo surgía un absolutismo, y caso contrario un relativismo. Tal presupuesto a mi juicio parte de una interpretación platónica falsa, que es la suposición que la medida significa el bien en sí mismo. Protágoras contestó racio-nalmente a este argumento falaz, según Platón que “algunos juicios producen mejores resultados que otros”.

Esta es la esencia del presupuesto anterior, que significa no otra cosa que el mundo no está predetermi-nado, sino que es el resultado de las ideas y de las acciones de los hom-bres. Y esas ideas y acciones han sido determinantes de la evolución histórica. El otro presupuesto que a nuestro juicio, cambió el curso de la historia fue la concepción ética de David Hume como presupuesto del sistema político. Así dijo Hume: “si los hombres fueran generosos y la naturaleza pródiga, la justicia no tendría razón de ser… La natu-raleza humana es inmodificable, si queremos cambiar los comporta-mientos debemos cambiar las cir-cunstancias”. Esa circunstancia no es otra cosa que el sistema político que se deriva de la concepción éti-ca del hombre como es y no del fal-so presupuesto del hombre como debe ser.

Fue en esta concepción que se basó el sistema político america-no que derivara del pensamiento de los Founding Fathers, y que hoy lamentablemente pareciera igno-rarse en la Casa Blanca. Si bien fue en Inglaterra, donde a partir de la Revolución Gloriosa (1688) bajo la égida del pensamiento de Locke

respecto a la limitación del poder político y el respeto por los de-rechos individuales, se iniciase el proceso de libertad humana, fue en Estados Unidos donde se llevó a sus últimas consecuencias.

Fue en Estados Unidos donde se estableció la Constitución de 1787, que establecía los límites al poder político y por tanto el Departamen-to de Justicia fuera, como dijera el Juez Marshall, el encargado de decir qué es la ley, pues toda ley contraria a la Constitución era nula. En ese mismo sentido se estableció el principio de que las mayorías no tienen el derecho de violar los de-rechos de las minorías. Es decir el respeto por los derechos individua-les, a la vida, a la libertad, a la pro-piedad privada y la búsqueda de la propia felicidad.

Fue la Argentina el segundo país en el mundo, que iniciara un proce-so político republica-no de esa naturaleza, a partir de la Consti-tución de 1853 – 60. Así bajo el influjo de Alberdi, y la conducción de Urquiza, Mitre y Sarmiento, seguidos por la conocida generación del 80, que Argentina se adelantó a Europa, que vivía bajo las férulas dictato-riales del “pequeño Napoleón y del Canciller de Hierro”. La noción sobre las tendencia dictatorial de la ideo-logía socialista que había de sobre-venir a Europa de la que Alberdi se percatara y así en carta a Sarmiento le escribió: “Tenga cuidado Sr. Sar-miento, en vista de los ejemplos célebres que acaban de probar ante el mundo aterrorizado, que se puede ser bárbaro sin dejar de ser instruido; y que hay una barbarie letrada mil veces más desastrosa para la civiliza-ción verdadera, que la de todos los salvajes de la América de-sierta. Los que han quemado París, eran más instruidos que el Sr. Sarmiento”

He hecho todo este recuento histórico–filo-

sófico, pues es indudable que la idea de democracia mayoritaria tiene comprado al mundo y prác-ticamente sumergido a nuestro continente. A partir de la idea de la mayoría se pretende modificar la Constitución a fin de ampliar el poder político y convertir la demo-cracia en lo que Jefferson deno-minara un “despotismo electivo”. Y consecuentemente, en virtud de la noción de los derechos humanos, se determina la violación de los de-rechos individuales.

Creo que el principio fundamental de los derechos individuales es el derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad. Ése es el re-conocimiento ético de los intereses particulares, en función del hom-bre tal cual es y no como debe de ser. Pues discrepo con Kierkegaard que sostiene que hay una opción en la vida entre la ética y la estética. Mi criterio es que ética y estética no

son antitéticas, sino sintéticas. Por tal razón, cuando por el contrario se considera éti-camente que los intereses privados son contrarios al interés gene-ral, lo que pre-

valece es el interés privado de los gobernantes que forman los go-biernos.

No hay dudas que en la Declara-ción Universal de los Derechos Hu-manos, se reconocen una serie de derechos que conforman los prin-cipios de los derechos individuales, pero no es el caso del art. 25 que dice: “toda persona tiene el dere-cho a un nivel de vida adecuado que le asegure así como a su fami-lia, la salud, la vivienda, la asistencia médica…”. Pues bien en el concep-to anterior tenemos, el principio antitético al derecho del hombre a la búsqueda de la propia felicidad.

Es supuestamente el derecho del hombre a que la sociedad le provea la “felicidad” que él no es capaz de proveerse por si mismo. En ese pre-supuesto encontramos la razón de ser ética para la violación de los de-rechos individuales, y fundamen-talmente del derecho de propie-dad. De ese principio pues resulta el socialismo, que es la denomina-ción dada por el Iluminismo a la demagogia, tal como la describiera Aristóteles, hace 2500 años. La con-secuencia es la pobreza colectiva, ante la inseguridad jurídica, y la riqueza de los gobernantes, en fun-ción del llanto por los pobres. En nuestra América, las diferencias de riquezas no surgen en función de la producción sino del reparto

Fue la aceptación de los derechos individuales y no los humanos, incluidos los supuestos derechos sociales, lo que le permitió a la Ar-gentina pasar de la pobreza a la ri-queza en menos de cuarenta años en la segunda mitad del siglo XIX. Asimismo hoy el cambio producido por Allan García en Perú ha consti-tuido a ese país en uno de los prin-cipales centros de América Latina para la inversión extranjera. Por el contrario Venezuela supuestamen-te nadando en oro a partir del pe-tróleo, permanece en la pobreza.

Es hora de que aprendamos que el sistema ético – político es determi-nante de la evolución de los países. Si por el contrario aceptásemos que las diferencias de riqueza son la consecuencia de la raza, la cultu-ra o la religión, estaríamos conde-nados de antemano. Vale recordar las palabras de Tocqueville al res-pecto cuando dijo: “Hasta tal punto son más fuertes los vicios del siste-ma que la virtud de los que lo prac-tican”. Y ese sistema que los ame-ricanos denominan el Rule of Law, solo es posible de implementarse si las clases dirigentes lo aceptan, y no que se escudan en las masas para violarlo.

DIRECCIÓN EDITORIAL: Leonel Di CamilloREDACCIÓN: Francisco AriasADMINISTRACIÓN: Ignacio AimiCOORDINACIÓN: Candelaria de ElizaldeDISEÑO: Sebastián Arango Hincapié

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Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com ANIMAL POLÍTICO NºXXVI! Año IV Noviembre 2010 7

“si los hombres fueran gene-rosos y la naturaleza pródiga, la justicia no tendría razón de ser… La naturaleza humana es inmodificable, si queremos cam-biar los comportamientos debe-mos cambiar las circunstancias. Esa circunstancia no es otra cosa que el sistema político.”

escribe Armando Ribas*

AMERICA LATINA INVERTEBRADA

** abogado, profesor de Filosofía Política, periodista, y escritor - Foro Republicano

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8 ANIMAL POLÍTICO NºXXVII Año IV Noviembre 2010 Una publicación de Foro Republicano - www.fororepublicano.com

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En el origen de los tiempos del common law y del derecho ro-mano durante gran parte de la

República y principios del Imperio, a pesar de las consabidas trifulcas con los gobiernos de turno, la idea de la Ley (con mayúscula) resultaba de un proceso de descubrimiento de nor-mas extramuros de las resoluciones positivas, básicamente a través de fa-llos judiciales en competencia que, en un mecanismo de prueba y error, iban sentando precedentes solo justifica-damente modificados para mejorar el resultado. Esa era la Ley y la con-secuencia era el establecimiento del consiguiente orden.

Luego, poco a poco, muchas veces de contrabando y otras abiertamente, se fue sustituyendo la Ley por legislación fabricada por poderes legislativos cuya misión original era la de limitarse a la administración de los recursos y los gastos de la corona, el cónsul o el emperador. Misión original que se fue transformando en el dictado de leyes para todos los propósitos imaginables de la vida cotidiana con un sentido de diseño y de ingeniería social que lo transformó en omnipotencia legislati-va y, naturalmente, la inflación de las leyes deterioró su valor.

Tal vez uno de los juristas de mayor ca-lado sea Bruno Leoni que en su obra Freedom and the Law (también en castellano con el título de La libertad y la ley) precisa conceptos de gran valor

en línea con nuestras anteriores pre-ocupaciones legislativas. Estimamos muy oportuno transcribir a continua-ción cuatro pasajes que dan una idea de la envergadura del trabajo:

• “De hecho la importancia crecien-te de la legislación en la mayor parte de los sistemas legales en el mun-do contemporáneo es, posiblemen-te, el acontecimiento más chocante de nuestra época […] La legislación aparece hoy como un expediente rá-pido para remediar todo mal y todo inconveniente, en contraste con las resoluciones judiciales, la resolución de disputas a través de árbitros priva-dos, convenciones y modos similares de acuerdos espontáneos por parte de los individuos. Incluso cuando se percibe el mal resultado de la legis-lación […] la crítica se dirige a deter-minados códigos en lugar de apuntar a la legislación como tal […] Por otra parte, cada vez menos gente parece darse cuenta que, como el lenguaje y la moda que son el producto de la convergencia de actos y decisiones espontáneas por parte de un gran nú-mero de individuos, en teoría la ley también puede resultar de convergen-cias similares […] Si uno valora la li-bertad individual para decidir y actuar, uno no puede eludir la conclusión de que debe haber algo malo en todo el sistema” (p.4,5,7 y 9).

• “Estamos tan acostumbrados a pen-sar en el sistema del derecho romano

en términos del Corpus Juris de Justi-niano, esto es, en términos de una ley escrita en un libro, que hemos perdido de vista como operaba el derecho ro-mano […] El derecho romano privado, que los romanos llamaban jus civile, en la práctica, no estuvo al alcance del legislador durante la mayor parte de la larga historia de la república roma-na y durante buena parte del imperio […] por tanto, los romanos disponían de una certidumbre respecto de la ley que permitía a los ciudadanos hacer planes para el futuro de modo libre y confiado y esto sin que exista para nada el derecho escrito en el sentido de leyes y códigos” (p.82-84).

• “En realidad no tiene mucho senti-do establecer anticipadamente quien designa a los jueces puesto que cual-quiera lo puede hacer como sucede en cierto sentido cuando la gente recurre a los árbitros privados para arreglar sus diferencias […] La designación de jueces no constituye problema es-pecial, como sería la “designación” de médicos o profesiones similares […] En realidad se basa en el consenso de los clientes, colegas y del público en general” (p.183).

• “El proceso de votación no es una reproducción de lo que sucede en el mercado, sino más bien simboliza lo que sucede en un campo de batalla […] Se acumulan votos como se acu-mulan piedras o proyectiles […] El lenguaje político refleja naturalmen-

te este aspecto del voto: los políticos hablan de comenzar campañas, de batallas que deben ganarse, de ene-migos con los que hay que pelear, etc. Este lenguaje no se emplea en el mer-cado. Existe un razón obvia para eso: mientras que en el mercado oferta y demanda no son sólo compatibles sino también complementarias, en el campo político, al que pertenece la legislación, la elección de los ganado-res por un lado y la de los perdedores por otro no son ni complementarias ni compatibles […] Lo que ahora nos de-bemos preguntar y tratar de contestar es: ¿Podemos hacer un comparación exitosa entre el mercado y una for-ma no-legislativa de producir leyes?” (p.235-36 y 248).

Las telarañas mentales no dejan lugar al pensamiento, siempre lo nuevo y distinto es rechazado por el oscuran-tismo cavernario. No podemos quejar-nos por lo que nos ocurre y, al mismo tiempo, pretender revertir la situación insistiendo con los mismos métodos que generaron el problema. Como reza el aforismo: “las mentes son como los paraguas, solo funcionan si están abiertas”.

*Por Alberto Benegas Lynch (h), Doctor en economía.

-Publicado originalmente en Diario América (EE.UU.).

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