análisis teórico del proceso de intervención psicológica en el deporte

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    Copyright 2013: Servicio de Publicaciones de la Universidad de MurciaMurcia (Espaa)

    ISSN edicin impresa: 1578-8423ISSN edicin web (http://revistas.um.es/cpd): 1989-5879

    Cuadernos de Psicologa del Deporte, vol. 13, 2, 113-124Recibido: 22/11/2012

    Aceptado: 03/07/2013

    Direccin para correspondencia: Departamento de Psicologa

    Experimental, Universidad de Sevilla.Calle Camino Jos Cela s/n .41018. e-mail: [email protected]

    Anlisis terico del proceso de intervencin psicolgica en el deporte

    Teoretical analysis of the process of psychological intervention in the sport

    Analises terica do processo de interveno psicolgica no esporte

    Eugenio A. Prez-Crdoba

    Universidad de Sevilla, Espaa

    Resumen: En la Universidad aprendemos las tcnicas ms usadas para laintervencin en psicolgica, en nuestro caso en el deporte y el ejercicio.ambin aprendemos las bases tericas en las que se asientan dichas tc-nicas. Incluso aprendemos a realizar estadsticas adecuadas y desarrollarprocedimientos metodolgicos adecuados de intervencin, pero rara vezanalizamos el proceso de la propia intervencin en s mismo. En este trabajorealizaremos ese anlisis basndonos en las competencias profesionales quedebe tener un psiclogo segn nos plantea la EFPA (Federacin Europeade Asociaciones de Psicologa), de manera que el lector pueda entender que,para poder intervenir, adecuadamente claro, debe poseer no solo esos cono-cimientos, sino, tambin, unas competencias adecuadas para poder llevar ala prctica los conocimientos tericos obtenidos durante su periodo estu-diantil. Este anlisis empezar en la primera toma de contacto y terminarcon la presentacin del informe final, pasando por la evaluacin y el diseoy puesta en prctica de la intervencin diseada.Palabras clave: Competencias profesionales, psicologa del deporte, inter-

    vencin.Abstract: In college we learn the techniques used for psychological inter-vention, in our case in sport and exercise. Also learn the theoretical basison which these techniques are based. Even learn to perform appropriatestatistical procedures and develop appropriate methodological intervention,but rarely analyze the process of the intervention itself in itself. In this re-search work that analysis based on the skills that you need a psychologist as

    we face the EFPA (European Federation of Psychology), so that the readercan understand that in order to intervene appropriately clear, must possessnot only such knowledge, but also adequate competences to implement theknowledge obtained during their student. Tis analysis will begin in thefirst contact and ends with the final report, through the eva luation and thedesign and implementation of intervention designed.Key words: Professional skills, sport psychology, intervention.Resumo: Na Universidade aprendemos as tcnicas mais utilizadas para ainterveno psicolgica no mbito do esporte e do exerccio fsico. am-bm aprendemos as bases tericas das fichas tcnicas, incluso aprendemosa realizar estatsticas adequadas e desenvolver procedimentos metodolgi-cos adequados de interveno, mas dificilmente analisamos o processo daprpria interveno. Nesse trabalho realizaremos uma analises baseandonas competncias profissionais que deve ter um psiclogo de acordo coma EFPA (Federao Europeia de Associaes de Psicologia), dessa maneirao leitor entender que para poder intervir adequadamente dever possuir

    umas capacidades para realizar na pratica os conhecimentos tericos ad-quiridos durante sua formao universitria. Esta analise comear como primeiro contato e terminar com a apresentao de um informe final,passando pela avaliao, o desenho e a posta em pratica da intervenodesenhada.Palavras Chave: Capacidades profissionais, psicologia do esporte, inter-veno.

    En este trabajo vamos a revisar el proceso de intervencin delpsiclogo del deporte. Para ello nos basaremos en las compe-tencias profesionales que propone la Federacin Europea de

    Asociaciones de Psiclogos Profesionales (EFPPA)la cual plan-

    tea una serie de competencias, que debe poseer el profesionalque se encarga de aplicar los conocimientos psicolgicos (In-focop online, 2008), en nuestro caso, al deporte y el ejercicio.

    La competencia debe definirse, segn Roe (2002) comouna capacidad aprendida para realizar adecuadamente unatarea, funcin o rol, es decir, que las competencias definenlas capacidades que debe poseer el futuro profesional parapoder ser efectivo en su labor aplicando la psicologa en lasdiferentes reas de intervencin de la psicologa de la activi-dad fsica y el deporte.

    En nuestro anlisis revisaremos esas competencias o ca-pacidades analizando el proceso de intervencin psicolgicadesde el primer contacto con el cliente hasta la realizacin delinforme final, el lector interesado puede leer tambin, para

    el tema de las competencias,Prez Crdoba (2010) y PrezCrdoba (2012a).

    En esta revisin, adems de definir y describir las tareaspropias del profesional, las compararemos con las que realizaotro profesional de la salud como es el mdico, o con un pro-fesional del aprendizaje como es un profesor, no sin dejar deexponer, a modo de ejemplo, el posible proceso de interven-cin psicolgica en un supuesto con un deportista.

    1. Toma de contacto y definicinoperativa del problema

    Lo primero que ocurre en el proceso de intervencin -en cual-quier proceso de relacin se podra decir- es la toma de contac-

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    to. Durante esta primera visita, se deben identificar las varia-bles relevantes, en base a los sntomas descritos por el cliente.

    Es evidente que, en un primer momento, el sujeto que nosvisita puede no saber describirnos exactamente el problemausando una terminologa cientfica y correcta. Ms bien sueleocurrir que nos explica, a su manera, los sntomas y los com-portamientos que l considera como problema a solucionar,estableciendo falsas atribuciones y generando expectativaspropias que, a menudo, no coinciden con la realidad.

    Con frecuencia ser necesaria una reformulacin de lasdemandas y de las expectativas- del usuario, de manera quese pueda operativizar el problema en cuestin y puedan es-pecificarse, de manera realista, las posibles metas a conseguir

    tras la intervencin.En nuestro trabajo iremos estableciendo comparaciones

    con el trabajo de un profesional de la salud, como es el mdi-co, y con un profesional de la educacin, como sera un pro-fesor, aunque queremos dejar claro en este punto que nuestroenfoque en psicologa del deporte ha ido cambiando desde unenfoque ms teraputico de intervencin hacia un enfoquems educativo y de aprendizaje, basado en el entrenamientode habilidades psicolgicas.

    As, y en un smil con un mdico debemos reconocer nues-tra propia ignorancia al exponer al galeno nuestras dolencias.De esta forma, suele ser normal que, de manera genrica, ha-

    blemos con el profesional y le digamos que tenemos un res-friado en un lenguaje mucho ms coloquial que tenemosun trancazo de padre y muy seor mio-, cuando, en realidadal mdico no le damos una informacin precisa de nuestra do-lencia, sino que usamos un lenguaje coloquial que hace men-cin, de manera genrica a unos ciertos sntomas, dado que eltrmino resfriado es un trmino coloquial y no cientfico.

    No es el momento de realizar un anlisis detallado sobresi nuestro lenguaje psicolgico es cientfico o coloquial (PrezCrdoba y Caracuel, 1995), pero baste ahora con sealar quetrminos como motivacin, atencin o emocin son palabrasque no estn definidas por la psicologa, de una forma unvo-ca y por tanto cientfica- siendo muchas las referencias a las

    que puede hacer mencin cada uno de esos conceptos.Siguiendo con el caso del profesional mdico, y dado que

    en esta fase del proceso es en la que debemos obtener el mxi-mo de informacin de cara al planteamiento de acciones con-cretas de intervencin, el mdico debe informarse medianteuna anamnesis y auscultarnos para comprobar si nuestroresfriado es de las vas altas o si tenemos algn problemacentrado en los pulmones, o, simplemente, es una pequeaobstruccin pasajera de las vas respiratorias. Es decir, debediagnosticar, con ms exactitud, nuestro problema, parapoder realizar una definicin operativa de la dolencia que lepermita, posteriormente, realizar una adecuada intervencin.

    Ese paso de obtencin de una mayor informacin yapodra entrar, ms exactamente, en el siguiente paso eva-

    luacin y psicodiagnstico-, aunque en esta primera fase deanlisis de las necesidades del cliente, se deben clarificar lasdemandas hasta un punto en el que se puedan determinar lasacciones significativas a realizar.

    En el smil mdico que estamos utilizando, conviene se-alar que, dada la escasez de tiempo del que disponen en susconsultas, toma de contacto y evaluacin suelen coincidir ennuestra primera visita, incluso podramos decir que, en estaprimera y a veces nica- visita ya se produce el diagnsticoy la prescripcin de la intervencin. Eso s, siempre que elproblema no revista la suficiente gravedad como para que sehaga necesario una evaluacin y diagnstico mas especfico

    pruebas analticas, radiografas, etc.

    Si hablramos del profesional de la educacin, en la pri-mera entrevista con los tutores para determinar el objetivode la intervencin, suele ser normal que los padres no sepandefinir, con exactitud, el problema especifico, sino que, msbien, suelen plantear problemas generales de adaptacin a laescuela o de rendimiento en alguna materia en concreto oen general-, pues, hemos de entender, que ellos no son profe-sionales, sino que somos nosotros los verdaderos profesiona-les competentes para definir el verdadero objetivo de nuestraintervencin.

    Es decir, que, si queremos realizar una actuacin eficaz, yasea el profesional que fuese, no debemos olvidar que, lo pri-

    mero, es delimitar adecuadamente el objetivo de nuestra in-tervencin, debiendo ser descrito el tratamiento solo despusde este paso, y no antes, como por desgracia, hacemos conuna mala praxis, en la que damos soluciones antes de haberdefinido operativamente el problema (y es entonces cuandonos comparan con unos simples amigos del cliente, no sinrazn, pues los amigos, casi sin escucharnos, ya nos dicen loque ellos haran.)

    Diferenciando en nuestro caso ambos pasos toma decontacto y evaluacin-, aunque puedan, a veces, darse en elmismo da, es, en esta primera toma de contacto, el momentode realizar una adecuada anamnesis, recabando el mximode informacin del cliente y si es posible de otras personas

    que le rodean-, pues, como veremos en el siguiente apartado,no solo hemos de evaluar al sujeto deportista en nuestrocaso- sino tambin a las circunstancias.

    Esto nos permitir construir un buen modelo explicativode las relaciones que se producen en el mbito deportivo, yes que, no debemos olvidar, como nos comenta Riera (1985)que lo que debe estudiar la psicologa del deporte son las rela-ciones que se producen en el mbito del deporte y el ejercicio.

    Continuando con nuestro anlisis de esta primera tomade contacto, no debemos olvidar que, adems de analizar lademanda y de especificar el objetivo de nuestra intervencin,hemos de establecer una adecuada empata con el cliente,

    pues si no se establece esta adecuada confianza entre am-bos, difcilmente podremos conseguir nuestros objetivos. A

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    este respecto habra que aadir que esta buena relacin y laconsecucin de la adecuada y necesaria confianza puede quenecesite ms tiempo que el que se utiliza en una primera onica- sesin de toma de contacto.

    ambin debemos indicar que, al igual que nosotros ob-servamos y evaluamos, estamos siendo observados y evalua-dos por el cliente, y de esta evaluacin puede depender elresto del proceso si es que se deciden a seguir con nosotros.

    En este sentido, tambin es importante determinar si elpropio profesional est capacitado para aportar valor y res-ponder de forma adecuada para satisfacer esa demanda. As,en esta fase de analizar necesidades y establecer objetivos, he-mos de analizar, adems, los recursos necesarios y disponibles

    para incrementar la probabilidad de xito y las garantas decalidad de la intervencin, incluyendo nuestras propias com-petencias y habilidades.

    No queremos terminar este apartado sin indicar las di-ferencias entre trabajar en una consulta individual, con unproceso de intervencin mas parecido a lo que estamos des-cribiendo aqu, y trabajar en una organizacin o club, en elque debemos de asegurarnos de que, nuestra intervencin,no supone un conflicto con la organizacin que nos contra-ta, siendo necesario, si es este el caso, analizar tambin lasnecesidades de la organizacin y las relaciones de poder for-males e informales, las comunicaciones, y, la distribucinde recursos asociadas a stas, en general, que se producen eneste tipo de complejas organizaciones. Y, por ende, debere-mos ajustar los objetivos a conseguir con los individuos y losde la organizacin de manera que encajen entre ambos y no

    supongan un conflicto mas a aadir a los que ocasionaronla consulta.

    Cuadro 1.oma de contacto y definicin operativa del problema en un deportista.

    Ejemplo

    En estos pequeos cuadros iremos analizando un supuesto de un deportista que llega a nuestra consulta para que le inten-temos ayudar con su problema.

    En esta ocasin expondremos el caso de un futbolista, delantero centro mas especficamente, que marcaba muchos golesde saque de esquina, pero que ltimamente no acierta ni una.

    Es un caso que nos llega por la informacin que nos proporciona su entrenador, quien aade que cree que su futbolistaesta ansioso. Pese a que le preguntamos, toda la informacin que nos aporta redunda en el hecho de que, ltimamente, loencuentra mas nervioso de la cuenta.

    Dado que necesitamos mas informacin, para poder establecer una adecuada definicin operativa del problema, acudimosa la prensa escrita en la que encontramos continuas alusiones a la falta de concentracin de ese deportista.

    No contentos con dicha informacin aportada por entrenador y prensa- acudimos a un antiguo profesor nuestro, quiennos imparta una asignatura en la que se analizaban los pensamientos. Dicho profesor nos asegura que, muy probablemente,sea un problema de pensamientos negativos.

    Una ltima informacin recabamos sobre el posible problema, y acudimos a un compaero de promocin quien nos afir-ma que, en su opinin, podra ser un problema de motivacin extrnseca frente a la intrnseca.

    Ante tan diferente informacin ansiedad, concentracin, pensamientos negativos y motivacin- no sabemos, con exacti-tud, cual es el problema, definido de una forma operativa, por lo que decidimos obtener ms informacin pero de una formams precisa, y preguntamos a un entrenador experto nosotros somos psiclogos, no expertos en ese deporte- sobre cul es la

    mejor forma de conseguir un gol tras un saque de esquina. Este nos dice que lo mejor es estar atento al que saca el baln, ala portera y el portero y a los posibles contarios que estn cerca del que intenta rematar.

    Con esta informacin ya podemos, al menos, establecer el objetivo ltimo de nuestra intervencin que es, ni ms ni menos,conseguir que el comportamiento de dicho jugador se parezca lo ms posible al descrito por el experto como ideal.

    En este punto conviene recalcar que no somos expertos en tal o cual deporte, pero s expertos en cambiar comportamien-tos, de manera que, si evaluamos en la fase siguiente- cul es el comportamiento actual del jugador, y lo comparamos con el

    ptimo podremos definir, con ms exactitud, los pasos necesarios para ese cambio de comportamiento, y podremos disearintervenciones concretas y especficas, para promover ese cambio de comportamiento.

    2. Evaluacin y psicodiagnstico

    Una segunda fase del proceso insistimos en que las fases notienen por qu coincidir con las sesiones- sera la de evaluacin

    y psicodiagnstico, entendiendo que no solo hemos de evaluar alos individuos, sino que, adems, hemos de diagnosticar al gru-

    po y a la organizacin a la que pertenecen, y el contexto, en nues-tro caso deportivo, en el que desarrollan su comportamiento.

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    As, si bien antes hemos realizado una primera toma decontacto y una primera estimacin de las necesidades delcliente para poder operativizar el problema, es ahora cuandose realiza una mas detallada evaluacin y diagnstico de di-cho problema.

    De esta forma, y en el smil mdico, si este ha decididoque, pese a su auscultacin y anamnesis, sera convenien-te realizar unas analticas para evaluar con ms detalle elproblema, es, en esta fase, en la que se solicita dicha eva-luacin.

    Hemos de aadir que, para esta evaluacin, el personalmdico cuenta con otros profesionales diplomados en enfer-mera- que realizan algunas de estas labores, tales como la ex-

    traccin de sangre y el anlisis bioqumico de sta, mientrasque, en el caso del psiclogo, no solemos disponer de estosayudantes, si bien es cierto que, por ejemplo, para una obser-vacin y registro del comportamiento, podemos contar consuerte- con ayudantes que nos registren dichas conductas.

    En el caso que nos ocupa, la labor del psiclogo del de-porte, disponemos de cuestionares, tests, procedimientos deobservacin, etc., adecuados para la realizacin de esta mscompleta evaluacin.

    Hemos de aadir que, esta evaluacin de comportamien-tos, debe realizarse, preferentemente, en el contexto en elque nos ocupa, en nuestro caso, el deportivo, pues sabido es

    que los comportamientos son relaciones entre el sujeto y elcontexto y que pueden darse comportamientos diferentes delmismo sujeto en diferentes contextos, siendo el objetivo denuestro trabajo evaluar los comportamientos, las relaciones,en los contextos lo mas similares a los reales, siendo lo ideal

    que se observen en dichas conductas en los contextos en quese han de producir (Prez Crdoba, 2011)

    Siguiendo con el smil mdico, aunque con sus diferenciasobvias, no olvidemos que los mdicos han de preguntar, almenos, por el contexto del paciente, pues puede que su res-friado se debe a carencias en dicho contexto o a simples con-tagios de otros miembros de la familia, debindose analizar,en algunos casos, incluso los antecedentes familiares, puespueden transmitirse enfermedades de padres a hijos.

    En el caso de la psicologa, y sin llegar a esos extremos, sque podemos convenir en que el contexto en el que se desa-rrolla el comportamiento es tan importante ni mas ni me-nos- que el propio organismo o persona que analizamos, y

    que conviene evaluar no solo el contexto elementos fsicos,otras personas, normas, etc.-, sino, que, adems, resulta im-portante evaluar al grupo y sus relaciones el equipo depor-tivo- y a la organizacin en la que se desarrollo el comporta-miento club- pues, como venimos apuntando en todo estetrabajo, hay que analizar las relaciones que se producen en elmbito deportivo, complejo sistema, compuesto, a su vez, pormltiples subsistema.

    En este sentido, la evaluacin del contexto, nos acercamosms a la labor del profesional de la educacin que al de lamedicina, aunque debemos convenir que, en ambos tipos deprofesionales tres si contamos el de la psicologa del depor-

    te-, la evaluacin debe realizarse tanto de la persona comodel contexto, pues lo que nos interesa a los psiclogos, comoestamos repitiendo una y otra vez, es la relacin.

    Cuadro 2.Evaluacin y psicodiagnstico.

    Siguiendo con el ejemplo del futbolista que no marca goles, disearamos una hoja de observacin y registro de dichocomportamiento, entendiendo que hay comportamientos que no podemos observar (pensamientos, comportamiento verbal,autoinstrucciones, etc.) y que debemos cuestionar a nuestro deportista para poder obtener dicha informacin.

    ambin se le podran pasar cuestionarios y tests especficos para valorar su nivel de atencin y de ansiedad, as comopreguntas especficas para conocer su tipo de motivacin, etc., entendiendo que hay que tener informacin sobre lo que hace

    (observacin) y sobre lo que dice (cuestionarios, test, etc.) entendiendo que ambas informaciones son parciales.En esta fase de evaluacin no debemos olvidar la evaluacin de los aspectos del grupo y de la organizacin, tales como

    relaciones de grupo, posicin en la tabla del equipo, objetivos del club, etc., pues podran ayudarnos a definir mejor nuestraintervencin.

    En esta evaluacin intentamos analizar su comportamiento y lo comparamos con el ptimo, detectando que dicho fut-bolista piensa justo cuando van a lanzar el saque de esquina, y que lo que piensa es que si marca el gol puede conseguir serpichichi, centrando, por tanto, su atencin en el tiempo que falta para acabar el partido y en la posible prima que le dara elclub por conseguir la victoria.

    Podemos comprobar, tambin, que este comportamiento no se parece en nada al ideal definido por el tcnico o expertoen dicho comportamiento, pues se dan comportamientos que sobran (pensar en pichichi, etc.) y faltan comportamientosque instaurar (autoinstrucciones para centrarse en tarea, en baln, portero, etc.)

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    Esto sera similar a la analtica en la que el mdico detecta que sobra azcar y que falta hierro. Evaluacin que le permi-tir al mdico implementar las medidas oportunas para corregir dichas diferencias con el estado ideal fisiolgicamentehablando- del cliente. Como es obvio, gracias a nuestra analtica, sabemos lo que falta y sobrapsicolgicamente hablando- ypodremos, en la siguiente fase, implementar las medidas adecuadas para que el comportamiento deportivo se asemeje lo masposible al ideal (segn ese tcnico, claro).

    Como conclusin o diagnstico, objetivo de esta fase, no debemos olvidar que podemos establecer diferentes niveles dediagnstico, el individual, el colectivo, el organizacional, pues, de cara al diseo del trabajo en la fase siguiente, debemos tenerclaro que todo puede influir sobre todo (mulifactorial e interdependiente).

    3. Definicin de la intervencin

    Una vez que hemos definido operativamente el problema, y

    hemos hecho todas las evaluaciones pertinentes, debemosproceder a desarrollar el producto o servicio psicolgico conel que vamos a intervenir, aunque no debemos olvidar que laevaluacin, por s misma, ya es una intervencin (pues es unavariable que interviene en el proceso)

    Para ello son necesarios todos nuestros conocimientos b-sicos sobre psicologa, pues hemos de disear nuestra inter-vencin a partir de la teora y de los mtodos psicolgicos, yno de forma intuitiva y poco sistemtica.

    No olvidemos que, si queremos ser profesionales, y portanto diferentes a los mal llamados psiclogos de calle nopodemos, ni debemos, basar nuestras intervenciones en la

    casualidad ni en la suerte de que los factores que vamos atrabajar coincidan adecuadamente, sino que hemos de dis-poner dichos factores de una forma sistemtica y coherentepara que se produzcan los cambios esperados.

    Continuando con el smil mdico acaso el mdico recetalos componentes qumicos, denominados pastillas, de unaforma aleatoria?

    Es obvio que no, ms bien las prescribe basndose en losconocimientos ampliamente desarrollados y experimentadospor la ciencia mdica, de manera que, una vez evaluado loque falta o lo que sobra, simplemente nos receta que tomemosaquellos componentes que nos faltan v.g. hierro- y que deje-mos de tomar aquellos otros elementos que nos sobran por

    ejemplo, azcar. A veces nos prescribe otros elementos quepotencian la desaparicin de los unos o fomentan la asimila-cin de los otros.

    En nuestra ciencia no prescribimos productos qumicos,pues sabemos por la historia de nuestra disciplina (Pavlov,1970, 1972)que un simple sonido puede provocar cambios fi-siolgicos y de comportamiento. Estos resultados se han vistoconfirmados en deportistas al presentarles palabras e imge-nes positivas para modificar estados de activacin fisiolgi-ca provocados por frustraciones. (Estrada y Prez Crdoba,2008: Estrada, Prez Crdoba y lvarez, 2010)

    Esto, en la prctica real, viene a confirmar que, unas pala-

    bras adecuadamente dichas, pueden modificar el nivel emo-cional y de activacin- o el control atencional, por ejemplo

    (Mari, 1994) de los sujetos, de manera que, nuestra interven-cin, puede pasar por hacer que esas palabras (a modo deautoinstrucciones o de instrucciones de otro, por ejemplo el

    entrenador) aparezcan o no aparezcan, si es el caso- hacien-do modificar el comportamiento del deportista.

    Una vez diseado el producto, hay que contrastar la ade-cuacin y eficacia del prototipo de servicio o producto desa-rrollado antes de utilizarlo en la intervencin. Esto nos lleva apensar que, la evaluacin propuesta en el paso anterior, debeser continua, pues hemos de conocer los efectos que dichaintervencin provoca realmente.

    Siguiendo con el smil mdico, no bastara con prescribirel frmaco, sino que habra que comprobar que provoca losefectos oportunos, pues, aunque sabemos que, en general, losproduce, podra ocurrir que, en ese organismo y con esas

    circunstancias- provocara los efectos contrarios. Ya sabemosque en nuestra Seguridad Social los tiempos de los que se dis-ponen no son lo adecuados, y, si el paciente no va mejorando

    ya volver a la consulta, o, simplemente, ya lo ingresaremosen un hospital donde podremos hacer esta evaluacin mascontinua.

    En lo psicolgico puede ocurrir algo similar, pues, comosabemos por la experimentacin con animales, la comida

    suele ser un reforzador til, pero, ojo, solo en los casos enque hay una privacin previa de alimentos peso ad libitum-,pues, caso contrario, la comida puede funcionar incluso comoestmulo aversivo. En este sentido, unas frases muy exigentesa un deportista pueden resultar eficientes en unos casos y a

    unos deportistas- mientras que puede resultar incluso perju-dicial en otros momentos o con otras personas.

    Esto nos debe llevar a la adaptacin de los productos oservicios que el profesional tiene disponibles, o al desarrollode nuevos productos, dado que la simple utilizacin no resul-tara adecuada, eficaz y/o eficiente.

    En este sentido, hay que adaptar el diseo a las circuns-tancias, y, esto, solo es posible de realizar por el profesionalque disea y realiza la intervencin en base a la evaluacinpropuesta en el apartado anterior- pues, como hemos dichoen otro lugar (Prez Crdoba, 1997), el terico tiene comofuncin la de establecer teoras generales, abstrayendo y

    por tanto, generalizando- de los mltiples casos individualesde intervenciones reales o simuladas en el laboratorio, corres-

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    pondiendo al aplicado particularizar dicha teora para elcaso y el momento persona y circunstancias- para las que vaa proponer dicho diseo de intervencin. al vez lo ideal seaque haya mas unin entre teora y aplicacin, como plantean

    Weinberg y Gould, (1996)Esta adaptacin a las circunstancias persigue optimizar la

    intervencin, y no solo proponer una intervencin generalque nos ofrezca altas probabilidades de xito, en general,pero que, podra ser, en este caso en particular, no tan eficazpor no adaptarse a la persona y las circunstancias concretas.

    As, y ahora con el smil del educador, cabra decir que,pese a que cada maestrillo tiene su librillo o forma generalde impartir su docencia, el psiclogo en la educacin ha de

    intentar poseer muchos librillos para poder as adaptar sumtodo a cada sujeto/situacin.

    Este tener en cuenta la situacin especfica debe teneren cuenta, tambin, que los cambios se producen de maneragradual pese a que podamos advertirlos de golpe- de maneraque, en el diseo, no solo se tendr en cuenta los cambiosque se van a introducir, a modo de aparicin/desaparicinde estmulos frases, imgenes, etc.-, sino su progresividad,partiendo, siempre, de la lnea base del sujeto detectada enla evaluacin previa-. Esto permitir el cambio gradual enla forma de comportamiento, siendo tan complejo el decidirlos elementos a introducir/eliminar como la graduacin del

    cambio que se va a requerir.Retomando el caso del profesional mdico, ste no solodebe decidir qu frmaco va a tomar el paciente o que cosasva a dejar de comer- sino que debe prescribir en qu cantida-des debe hacerlo, teniendo en cuenta que, incluso un simpleresfriado permtasenos la expresin coloquial- necesita de

    una semana para su curacin.Se imagina el lector tomarse todo el bote de pastillas com-

    pleto por ejemplo de antibiticos- en el primer da para ace-lerar el proceso?

    Es evidente que esto no acelerara el proceso, mas bien,producira unos cambios contraproducentes, pues no olvide-mos que, todos los frmacos son veneno, en segn qu dosis.

    En este mismo sentido, unas frases de aprobacin, introdu-cidas en el momento oportuno por el entrenador y/o padres,

    si se producen en exceso, pueden ser tan contraproducentescomo el exceso de frmaco podramos decir que el exceso deinformacin tambin acta como el veneno? Lo que s es cier-to que el exceso de reforzadores acta como elemento quesacia, y, por tanto, provoca el efecto contrario en el procesode aprender.

    No creemos que sea necesario abundar en este aspecto,pues la tcnica de establecimiento de objetivos ya nos hablasuficientemente de ello, tan solo queremos mencionar que, sidifcil resulta decidir sobre qu elementos vamos a trabajar,tambin tiene su dificultad el establecer los criterios de re-forzamiento adecuados para que el proceso de cambio no seamas lento o rpido de lo necesario.

    Como dira el dicho popular, hay que estar en el sitioexacto, y en el momento oportuno, sabiendo, adems, quhacer o dejar de hacer- en cada situacin, entendiendo queel pleno acierto en todas las condiciones es algo menosque imposible o escasamente probable-, lo que no nos debellevar a no hacer nada, sino, ms bien, a entender que, loimportante, es ir introduciendo los cambios y comprobandoque se van produciendo esos cambios en el comportamientoque queremos modificar.

    En este diseo tambin debemos prever cmo o quin va aintroducir los cambios, pues, si bien es cierto que en el labo-ratorio la aparicin/desaparicin de estmulos se produce de

    una forma mecnica y pre-programada de una forma mec-nica en el ordenador-, los dispensadores de reforzadores comederos en el laboratorio, padres y entrenadores, por ejem-plo, aqu- no son tan fcilmente manipulables como lo sonen el laboratorio, debindose prever, en el diseo, la formaen que dichos dispensadores de estmulos actuarn en la rea-lidad, y debemos prever tambin si disponemos de recursossuficientes como profesionales- para provocar esos cambiosen los dispensadores de estmulos en la realidad.

    En cualquier caso, solo tras un buen diseo, en el que he-mos de tener en cuenta todo lo anterior en la mejor medidaposible-, y tras un periodo de prueba a modo de estudiopiloto- se podr pasar a la puesta en prctica de dicho diseo,

    aunque esto ya es el paso siguiente.

    Cuadro 3. Definicin de la intervencin.

    Continuando con nuestro ejemplo del futbolista, una vez definido el problema (no marca tantos goles como antes en lossaques de esquina), y evaluado (su comportamiento incluye autoinstrucciones y pensamientos no adecuados justo en el mo-mento de la ejecucin), hemos de pasar al diseo de la intervencin.

    As, nuestra intervencin, lejos de ser abstracta o poco definida puede pasar a ser diseada de una forma mas operativa,pues, el objetivo final est claro: que el deportista deje de emitir dichos comportamientos (pensamientos, etc.) en ese momen-to y pase a darse autoinstrrucciones especficas en dicho momento, al menos en una primera fase de la intervencin, pues elobjetivo final es que lo automatice y, ni siquiera tenga que darse esa autoinstruccin.

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    Claro que el problema est ahora en cmo lo vamos a conseguir, y, para ello, lo primero que tenemos que pensar es quvamos a hacer con los estmulos adecuados para que aparezcan, o para que los hagan aparecer otras personas- y qu o cmovamos a actuar para que, una vez que aparezca el comportamiento adecuado y desaparezca el inadecuado- se refuerce di-cho comportamiento, es decir, se produzca con una mayor tasa.

    eniendo en cuenta que, en este artculo trabajamos con supuestos, plantearamos un diseo basado en etapas la rea-lidad podra hacernos cambiar este diseo y tener que adaptarlo a la persona y las circunstancias reales-, de manera que, enuna primera fase a lgn estmulo externo (por ejemplo una voz del entrenador) puede hacer que el sujeto empiece a decirse lasautoinstrucciones en voz alta. Ello le impedira pensar en otras cosas no tiles para la eficacia del comportamiento.

    En posteriores fases se ira disminuyendo la intensidad de la voz del entrenador (hasta el punto de hacerla desaparecer) yse le pedira al deportista que no se dijera las instrucciones en voz alta sino que las pensara.

    Una ltima fase nos llevara q automatizarlo todo de manera que, durante el comportamiento centrara su atencin enaquellos elementos de la tarea que le haran ser eficaz (segn nos defini el entrenador)

    endremos que pensar, adems, cmo reforzar los diferentes avances, y cmo se registrar la evaluacin, tendiendo en

    cuenta que, quien dispensa los reforzadores puede ser el compaero y/o el entrenador adems del autorrefuerzo o el refuerzogenerado por la consecucin del gol en el entrenamiento.

    odo este diseo de la intervencin, debe preceder a su puesta en prctica, pues no podemos o no debemos- actuarsobre la marcha, como podra hacerlo el que no es profesional de la psicologa psiclogo de calle, le hemos llamado-, sinque ello nos lleve a ser tan inflexibles que no podamos modificar el diseo en funcin de la evaluacin de los resultados quese van obteniendo (como podra hacerlo un mdico al cambiar el tratamiento si se ve necesario)

    4. Puesta en prctica de laintervencin diseada

    ras los pasos anteriores (definicin operativa, evaluacin y

    diseo) nos toca poner en prctica la intervencin planificada.En este punto conviene sealar que existen unas tcnicas,que aprendemos a aplicar en situaciones estndar situacio-nes tericas y por tanto aplicaciones estndar- y que se estu-dian durante la carrera, pero que existen unas condicionesreales que son las que acabamos de evaluar- en las que he-mos de aplicarlas.

    Estas condiciones, adems, pueden ser cambiantes, tantolos estmulos situacionales externos o del contexto- comolos del propio organismo (Kantor, 1967; Ribes y Lpez, 1985),siendo evidente que dichas condiciones condicionan -comosu nombre indica- la relacin y se disponen de una formaespecfica. S, adems, tenemos en cuenta que las relaciones

    entre ese individuo y ese contexto poseen una historia previaque las pre-dispone (Prez Crdoba y Llanes, 2010), podre-mos fcilmente comprender que no hay dos situaciones exac-tamente iguales.

    Es decir, que pese a que en la Universidad se nos enseanlas tcnicas de intervencin psicolgicas, en su implementa-cin genrica o terica tcnica- hemos de actuar con tactopara adecuarlas a las circunstancias en argot deportivo, concierta tctica. (Prez Crdoba, 2012b)

    As, y pese a que el diseo lo hemos elaborado ya en elpaso anterior-, el profesional ha de ser competente en la pla-nificacin de la intervencin especfica que va a realizar, pre-

    viendo, entre otros aspectos, las dificultades que pueden sur-gir y los aspectos que pudieran poner en peligro o cuestin su

    eficacia, o incluso los efectos colaterales no pretendidos- quepudieran resultar negativos, teniendo en cuenta los diferentesescenarios posibles.

    Si seguimos con el smil mdico, tendremos que tener en

    cuenta si ese paciente tiene diabetes o no para que no inte-racte negativamente con el tratamiento encomendado, puessucede que dicha medicacin no est recomendada para estetipo de pacientes. Del mismo modo tendr que ver si el con-texto padres, familiares, amigos, etc.- son los adecuadospara administrar el tratamiento, si el paciente no est capa-citado para ello por su enfermedad, su edad, etc.-, pues laeficacia del mismo depende, en gran medida, de su correctaadministracin.

    En este sentido, hemos de recordar aqu que, si bien elmdico es el que disea la intervencin, no es el que la ad-ministra, contando, para ello, con los familiares o el mismopaciente, o, en su caso, con los enfermeros que visitan al pa-

    ciente o en el propio hospital o centro de salud.Esto, desgraciadamente no ocurre en psicologa, pues, an,

    no disponemos de enfermeros para la aplicacin incluso meatrevera a decir que al psiclogo no se le prepara para ello,sino, ms bien, para disear la intervencin, como al mdico,aunque esto sera otra reflexin- siendo el propio psiclogo elque debe implementar dicha intervencin.

    Si esto es, y es el propio psiclogo el que administra laintervencin, se le denomina intervencin directa, aunquetambin puede ocurrir que el psiclogo pida a entrenadores,familiares, etc., que sean ellos los que aporten las informacio-nes a modo de pastillas- o que eliminen los estmulos aver-

    sivos a modo de quejas de esto, por ejemplo- o, en definitiva,que pongan en prctica dicho diseo. En este caso estaramos

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    hablando de intervencin indirecta, muy usada en psicologadel deporte.

    Sea quien sea quien aporte la estimulacin o la elimine,en su caso-, estas modificaciones pueden consistir tanto encambios en el contexto, como en cambios en la persona enlas relaciones que ste describe sobre la realidad, sus expecta-tivas, creencias, etc.

    Visto as, y dado que el psiclogo trabaja con relaciones,tan efectivo puede ser trabajar con un elemento el contex-to- como con el otro la persona- de manera que, al cambiaralguno de ellos o ambos si podemos y si es el caso- puedamodificarse la relacin.

    Y estos cambios pueden ser propiciados tanto por el propio

    psiclogo de una forma directa hablando con el deportista,presentando estmulos asociados con algo, etc.- como indi-

    recta haciendo que esto lo haga otra persona. Este ltimocaso es mas parecido al quehacer del mdico en una consul-ta, si bien es cierto que el trabajo del psiclogo, en muchasocasiones, es ms de campo que de despacho, no olvidemosel famoso artculo de Martens sobre batas y chndales (Mar-tens, 1979).

    Este ltimo modo, el directo, hace que nuestro trabajo seasemeje ms al de educador que al del profesional de la salud.

    Por ltimo, ni que decir tiene que el objetivo de la in-tervencin puede ser tanto rehabilitador como preventivo,de manera que, en ambos casos, se favorezcan las relacionesajustadas al objetivo ya sea rendimiento, ocio y recreacin obienestar- consiguindose, lejos de perfecciones, mejoras en

    cuanto al grado de ajuste a la consecucin de dicho objetivo.

    Cuadro 4.Puesta en prctica.

    En el caso del futbolista que nos ocupa, hemos decidido hacer una intervencin mixta, de un lado indirecta, con la ayudade entrenador y compaeros, y de otra directa, para trabajar las creencias y evaluar la evolucin en cuanto a su nivel de con-centracin, focalizacin de la tarea y control emocional.

    En cuanto a la indirecta, contamos con la ayuda de, al menos, dos compaeros y el entrenador. Uno de ellos es el que lanzalos saques de esquina, quien, adems de sealar hacia donde va a dirigir su lanzamiento estmulo discriminativo- se seala lacabeza mirando hacia nuestro delantero, lo que hemos convertido, previamente, en sea l de que el delantero debe de pensaro, mejor dicho, darse las autoinstrucciones pertinentes.

    El segundo compaero se sita junto al delantero y le indica en voz alta que debe centrar su atencin mediante una sealde voz cntrate. Y, el entrenador es el encargado de animar si se hace bien y de extinguir cuando no se hace adecuadamente,acompaando dicho comportamiento de un recordatorio de cmo deben de realizarse las autoinstrucciones.

    Poco a poco haremos que vayan desvanecindose dichas estimulaciones hasta que consigamos que se produzca el compor-tamiento sin ningn estmulo externo.

    ambin contamos con nuestra propia intervencin, pues trabajamos a diario con el deportista, contabilizando las ocasio-nes correctas y trabajando estrategias para mejorar sus recursos y habilidades psicolgicas para centrar su atencin. Adems,se ha trabajado el hecho de que, cua lquier cambio, sobre todo al principio, suele empeorar la ejecucin, siendo su mejora lentay dependiente, entre otras cosas, de la cantidad de prctica y de la calidad de la misma.

    En este caso, y solo a modo de ejemplo recordemos que es un supuesto, no un caso real con sus circunstancias especficas-hemos detectado que el entrenador no suele reforzar siempre, por lo que trabajaremos con l mas especficamente de cara aconseguir que sus elogios se produzcan en un mayor nmero de ocasiones en cada caso las realidades superan esta ficcionesy el psiclogo deber estar atento a ellas para las necesarias adaptaciones.

    No olvidemos, por ltimo, que hemos de ajustar los dispensadores de reforzadores positivos (entrenadores, por ejemplo)para que refuercen de manera contingente con la respuesta correcta (decir, en voz alta al principio, dnde est el portero,dnde los contrarios y describiendo hacia dnde ir la pelota segn los gestos del lanzador, en definitiva, manipulando losestimuladores pero no del laboratorio, sino de la realidad).

    5. Evaluacin de programas e intervenciones

    Un penltimo paso consistira en la eva luacin de la interven-cin, evaluacin que debe ser diseada junto con el diseo dela intervencin.

    Esto viene a decir que, desde el principio, ya definido el

    objetivo y diseada la intervencin, debemos planificar elcmo vamos a valorar el cambio producido por nuestra ac-

    tuacin, y si ste va a ser evaluado solo mediante la opininsubjetiva del cliente o, mejor, si va a ser medida de algunaotra forma, como test, registro de frecuencias, etc. Es decir,hay que definir qu indicadores se van a utilizar en la medidade la eficacia del tratamiento.

    Esta evaluacin nos servir para poder realizar un infor-

    me ms correcto, en el siguiente y ltimo paso, o para poderanalizar si los cambios que se van produciendo, si los hubiese,

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    se han debido a nuestras intervenciones, y nos servir pareapoder ir modificando los plazos de nuestras actuaciones o laspropias medidas que vamos adoptando.

    En definitiva, sera una evaluacin continua, que nos ser-vira para dar cuenta y razn de las actuaciones y de losefectos que han producido. ambin es importante conocersi se han producido efectos colaterales positivos o negativosy otros aspectos relacionados con la eficacia y eficiencia delproceso.

    En el smil mdico, ste nos debe prescribir continuas ana-lticas en la justa medida, sin excesos tampoco- para com-probar la evolucin del enfermo. Esta evaluacin, no sueleproducirse en las consultas extra hospitalarias, donde a menu-

    do se tratan las enfermedades leves, pero s que es comn en

    los hospitales, donde el mdico realiza una visita diaria y serealizan continuas mediciones de los indicadores relevantes.

    En el caso de la psicologa del deporte resulta convenientela evaluacin continua sin exceso tambin- de los cambiosproducidos, y de la correcta dispensacin de los estmulos,pues no debemos olvidar que el objetivo de nuestra interven-cin no es solo conseguir el objetivo establecido, sino el hacer-lo en el menor plazo posible y con el menor gasto de recursosposibles, cuestin esta la de los plazos- que se muestra demayor importancia en el deporte de alta competicin.

    La evaluacin de programas e intervenciones es un aspectoya estudiado por otros autores, por lo que no nos extendere-mos sobre ello (Hernndez Mendo, 2001; Morales, Hernn-

    dez Mendo y Blanco, 2005)

    Cuadro 5. Evaluacin de programas e intervenciones.

    En el ejemplo que nos ocupa, hemos de medir si se presentan los estmulos tal y como se ha programado, es decir, si ellanzador se toca la cabeza, si el entrenador, previamente, ha dicho en voz alta lo que tena que decir, si el compaero le grita

    concntrate y, como dato fundamental, si el sujeto emite (al principio en voz alta y en posteriores ensayos de manera desva-necida hasta no llegar a emitirlas) las autoinstrucciones.

    Este registro debe ser lo mas continuo posible, aunque, a medida que se van desvaneciendo estos estmulos, y las autoins-trucciones pasan a ser en voz baja, resulta mas difcil de evaluar. No obstante, tenemos que tener previsto esto y disearel modo en que vamos a registrar este hecho , por ejemplo, con un observador mejor dos- puesto tras la portera y que lecuestionan al delantero tras la ejecucin- si se produjo o no este comportamiento, todo ello, por ejemplo, mediante signos o

    seas previamente pactadas entre los participantes.Esta evaluacin del registro de la efectividad de la intervencin debe llevarse a cabo por indicadores tales como la efecti-vidad de la accin del delantero, en primer lugar -por el porcentaje de goles marcados-, y, la forma en que se va produciendosu comportamiento, en segundo lugar, aunque no debemos olvidar que, muy probablemente, la efectividad tenga que ver conla forma en que se ejecuta (al menos segn las indicaciones del tcnico en la materia, no olvidemos que nosotros sabemos decambiar comportamientos, no de ejecuciones tcnicas en el deporte)

    De esta forma, la eva luacin debe servir para que, caso de que no se vayan produciendo los resultados esperados, se puedanir proponiendo las modificaciones pertinentes si fuesen necesarias- para conseguir otros resultados, sirviendo adems, paraque, posteriormente, podamos realizar un adecuado informe final, como sealaremos en el siguiente punto.

    6. Informe final

    Como ltimo paso, hemos de elaborar un informe de lo suce-dido, informe que debe servir para dar a conocer los avances,condiciones, y resultados producidos con la intervencin, demanera que se comuniquen esos resultados y se proporcioneun feedback adecuado para el sujeto, de manera que, inclusoesta informacin final pueda servir para mantener y/o instau-rar posteriores comportamientos.

    Este informe debe servir, adems, para que no se realicen,por parte del cliente o de sus allegados, falsas interpretacionessobre las causas del cambio comportamental, pues pudieraocurrir que, a la postre, se achacaran las causas de la mejora,a circunstancias un tanto etreas tales como la suerte, las

    meigas o cualquiera otros factores de difcil localizacin sino imposible- pero a la que se suele acudir para explicar los

    comportamientos y las causas de stos. En este sentido nodebemos olvidar que nosotros mismos queremos seguir tra-

    bajando en un futuro, y, as, al conocer los verdaderos mo-tivos del cambio, podr contar con nosotros en posterioresocasiones.

    Vista la necesidad de evaluar y de presentar informes so-bre dichas evaluaciones y cambios de comportamiento, es elmomento de plantearnos si dichos informes deben darse aldeportista o el entrenador o al club, remitiendo al lector in-teresado a las normas ticas que figuran en el cdigo deonto-lgico de la profesin (Colegio Oficial de Psiclogos, 2003).Baste ahora con sealar que el informe debe ser confidencialpara la persona que nos ocupa como objetivo de la interven-cin a menudo el propio deportista-, pudindose informar

    a entrenador y/o club siempre que exista un adecuado con-sentimiento del deportista en cuestin. Decir, adems, que,

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    si se trata de menores, esta informacin, debe ser mucho mscuidadosa en cuanto a su administracin.

    Un ltima alusin al smil del mdico, nos llevara a re-conocer que, siempre que se produce una intervencin m-dica no nos referimos, claro est, a la ambulatoria, aunqueen sta, a veces, tambin se dan estos informes- se entregaun diagnstico al paciente, informe que, no solo sirve paraque ste conozca la evolucin de su enfermedad y los frma-cos y dems intervenciones que se han producido, sino que, amenudo, incluye tambin la prescripcin de cmo debe com-portarse el paciente a partir de entonces y, si fuese necesario,cundo debe volver a la visita ambulatoria el propio paciente.

    En el caso del psiclogo del deporte dicho informe puede y

    debe tener las mismas funciones, aunque aadiramos desdeeste trabajo un artculo de una revista cientfica- el valor deinformar a los dems compaeros -y a nosotros mismos enmomentos posteriores- de cmo se ha producido la interven-cin y los resultados que se han ido obteniendo, por ejemplo,mediante un artculo o un captulo en un libro.

    Ni que decir tiene que este trabajo o informe escrito puedeservir tambin para el terico, pues, como dijimos antes, la

    labor de ste consiste en abstraer de muchos casos individua-les, por lo que conviene que haya muchos casos individuales,descritos por informes, con los que poder abstraer. De hecho,cada vez existen ms revistas que incluyen este tipo de infor-mes sobre intervenciones y no solo los que incluyen grandesestadsticas realizadas sobre un gran nmero de sujetos queavalen los datos de sus investigaciones.

    Este ltimo tipo de informes, los de intervenciones, nosayudaran a analizar la evolucin longitudinal y no tanto latransversal, y, no olvidemos, que la psicologa estudia o debeestudiar- esa evolucin individual, entendiendo que no solola persona es nica y diferente estudio de las diferencias in-dividuales- sino que, adems, las circunstancias tambin son

    nicas y diferentes pese a que se puedan establecerse para-lelismos entre diferentes situaciones o se puedan manipularlas circunstancias para que sean totalmente iguales comoocurre en el laboratorio- de manera que, como dijimos en unprincipio, no existen dos situaciones que incluyen personay contexto- iguales, a lo sumo, parecidas o clasificadas en lamisma categora.

    Cuadro 6.Informe final.

    En este ltimo apartado sobre el ejemplo, tan solo mencionaremos la necesidad de realizar un informe adecuado sobre

    nuestra intervencin. Informe que debe incluir tanto la evaluacin inicial como los diferentes cambios producidos en la con-ducta del sujeto como los pertinentes cambios propuestos por el psiclogo.No nos extenderemos en esta parte pero s que diremos que no se trata de un informe experimental, al uso y segn las

    normas APA, pero s de un informe en el que se especifiquen los aspectos tratados en este escrito: una definicin operativadel problema, los resultados de la evaluacin y el esquema de la intervencin realizada, as como los resultados de la misma.

    Ni que decir tiene que este informe debe cumplir unos mnimos para que el cliente pueda obtener la informacin adecuaday pueda seguir las instrucciones pertinentes (si las hubiere), para continuar con la intervencin si esto fuese necesario, de caraa que el comportamiento instaurado se mantenga en el tiempo, incluyendo al final unas conclusiones y, si es preciso, unasinstrucciones a modo de recomendaciones futuras.

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