análisis político no 77

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    LAS FARC: AUGE Y QUIEBRE DEL MODELO DE GUERRA Mario Aguilera Pea

    anlisis poltico n 77, Bogot, enero-abril, 2013: pgs. 85 - 111

    que significaba apartarse un poco de la concepcin de los aliados norteamericanos34 que presionaban escoger nicamente a los narcticos o la financiacin como centro de gravedad y que consideraban que slo deba de existir un solo centro de gravedad de acuerdo con las enseanzas de Clausewitz. Para el analista militar Thomas Marks, los equivocados fueron los norteamericanos y su interpretacin de aquel estratega militar, pero en cambio sostiene que en realidad hubo una dualidad de centros de gravedad: las unidades guerrilleras como tales y sus fuentes de apoyo35. La definicin del centro de gravedad en trminos plurales se lig a una estrategia que no pretenda la aniquilacin del enemigo en una sola batalla estrategia de punto sino que aspiraba a su destruccin pero controlando territorios o mantenindose en los mismos. Por tanto, ya no se trataba de atacar y retirarse como hasta entonces haban operado las Fuerzas Armadas sino que se pretenda atacar y permanecer en los territorios como ha ocurrido particularmente en la antigua zona de retaguardia nacional de las FARC.

    Desde finales del Gobierno de Pastrana, las Fuerzas Armadas iniciaron un proceso de reestructuracin tratando de recuperar la ofensiva estratgica, lo que condujo a atacar la estrategia, las operaciones y la tctica de las FARC36. Esa reorganizacin militar corri paralela con la redefinicin de la poltica de ayuda norteamericana a Colombia, pues a raz de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, los recursos del llamado Plan Colombia no solo van a favorecer la guerra contra el narcotrfico sino tambin la lucha contrainsurgente. Con esos cambios, desde el primer semestre de 1999, las Fuerzas Militares logran invertir la situacin colocando los trminos de la confrontacin a su favor.

    Luego en la administracin de lvaro Uribe se inicia el Plan Patriota (2003), que en su primera fase realiza una ofensiva sobre Cundinamarca en la llamada Operacin Libertad, para desmontar el cerco guerrillero que se estaba construyendo sobre la capital del pas. Dicha operacin que involucr a cerca de once mil efectivos de la Fuerza Pblica, repartidos fundamentalmente en escuadras mviles, logran el desintegro en el Occidente de Cundinamarca de los Frentes 22 y 42 (Gualiva y Rionegro) y del Frente 52 que operaba en Sumapaz, el cual qued reducido a tres hombres luego de contar con 200; la desintegracin por el Oriente de los Frentes 53 y 54, y de otras dos columnas guerrilleras; y la baja de Marco Aurelio Buenda el principal jefe de operaciones de las FARC en Cundinamarca37.

    Al triunfo antisubversivo en Cundinamarca tambin contribuyeron las organizaciones paramilitares instaladas desde finales de los noventa en el Oriente y Suroccidente de Cundinamarca, entre ellos el Frente Campesino por el Sumapaz, las Autodefensas de Cundinamarca, las Autodefensas de Yacop, El Bloque Centauros del Llano, etc. Igualmente, con la entrada en accin en el 2000 del Frente Capital, con lo que se neutraliza el avance de las milicias Bolivarianas en Bogot y se compite por la captacin de recursos; las acciones del grupo se prolongaran hasta bien entrado el 2005, cuando se registran fracturas internas y capturas de algunos de sus miembros38.

    34 Ospina. PerspectivasOp.cit.35 Marks, Thomas A. La sostenibilidad del apoyo del apoyo estratgico militar a la Seguridad democrtica. Fundacin Seguridad y

    Democracia. Bogot: Foro de Sostenibilidad democrtica, 2005. p.6 36 Ospina. PerspectivasOp.cit.37 FARC estn debilitadas. Cambio. Noviembre 2 de 2008. Beltrn Beltrn. El papel pp.7279. 38 Prez. El paramilitarismo. op.cit.p..78.

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    La segunda parte del Plan Patriota apunt a destruir la retaguardia estratgica o como dice Marks, el contraEstado de las FARC. La operacin que se desarroll desde el 2004 hasta el 2006, despleg cerca de 18.000 soldados, en su mayora profesionales, pertenecientes a diez brigadas mviles, a la Infantera de Marina, a las unidades elites de la Fuerza Area y la aviacin del Ejrcito. La tropa fue movilizada por cuatro bases de operaciones. El despliegue cont con el apoyo de los aviones Super Tucano, que podan responder de forma inmediata a un ataque de la guerrilla y que cuentan con mayor precisin a la hora de bombardear las posiciones insurgentes.El Plan Patriota signific que el Ejrcito se tomara pequeos poblados y caseros del Guaviare, Caquet y Meta; y segn las autoridades el control de los ros Cagun, Guaviare, Guayabero, alto y medio Caquet, etc. Asimismo, la incautacin de toneladas de cocana, de alimentos y de pertrechos, algunas aeronaves inmovilizadas, ms de 223.000 hectreas de coca erradicadas y 2.000 laboratorios destruidos. Como complemento a los anteriores planes se desarroll en el segundo mandato de Uribe, en el 2007, el Plan Consolidacin que contino con las directrices anteriores y elev el pie de Fuerza Pblica de 307.703 en el 2002 a 424.873, en julio de 2008.39

    En un balance interno de 200640, sobre el plan patriota, la guerrilla reconoca que haba tenido importantes prdidas en vidas, que haba perdido ms hombres en la selva que en combate abierto, que estaba siendo objeto de un bloqueo econmico, que observaba con preocupacin que el Ejrcito se mantena en la zonas despus de los operativos, que estaba perdiendo infraestructura, que estaban un tanto apartados del contacto con la poblacin civil, que el 45% de la organizaciones y partido clandestino haban sido destruidos tanto en el Bloque oriental como en el sur. Sin embargo aspiraban a recuperarse en 3 o 4 aos.

    Entre el 2007 y el 2011, las FARC no solo perdieron a varios de los miembros del secretariado sino que entre el 2007 y el 2009 tuvieron el periodo ms alto de desmovilizaciones individuales tal como se aprecia en la Grfico No 1. Ese mismo proceso de debilitamiento se advierte tambin en el retroceso de la actividad territorial, pues luego de mostrar una presencia activa en el 2002, con presencia en 377 municipios, esta se redujo a 142 en el 2010, manteniendo cierta influencia particularmente en regiones relativamente pobladas y aledaas a zonas fronterizas y selvticas (Ver mapa No 3). Y por otro es tambin diciente que para el periodo 20032006, desarrollaran 3.259 acciones armadas mientras que para el periodo 20072010, hayan bajado a 143741.

    39 Coronel Noguera, Humberto. FARC, dbiles pero no derrotadas. El Espectador. Septiembre 7 de 2008. 40 FARC EP. Informe al Estado Mayor Central de las FARCEP para el estudio y anlisis del Plan Patriota. s.f.41 Echanda Castilla, Camilo. Situacin actual de las FARC: Un anlisis de los cambios en las estrategias y la territorialidad (19992011).

    En: Informe FIP No 13, septiembre de 2011.

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    GRAFICO No. 1SALIDAS INDIVIDUALES POR ORGANIZACION GUERRILLERA (2002 - 2011)

    Fuente: Gahd, 2011. Datos procesados por el Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilizacin y Reintegracin (ODDR),

    2011.

    Mapa No. 3 Influencia Armada FARC, 2011

    4. Las FARC buscando recuperar lo perdido

    Frente a la debilidad del bloque Oriental de las FARC y al repliegue de un importante nmero de sobrevivientes de ese bloque hacia zonas selvticas, algunas investigaciones42 plantearon que esa organizacin ensayaba una nueva estrategia. Se aduca como un nuevo diseo la relativa actividad

    42 Me refiero a los anlisis de la Fundacin Nuevo Arco Iris.

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    de las FARC en Nario y Cauca, a travs de los frentes del Comando Conjunto de Occidente que comandaba hasta su muerte Alfonso Cano; asimismo el retorno a la guerra de guerrillas, el amplio uso de minas quiebrapatas, la actividad con francotiradores, algunas supuestas innovaciones operacionales para nada nuevas como la presunta creacin de las (UTC) Unidades Tcticas de Combate y los ataques con unidades mviles pertenecientes a varios Frentes.

    Todos ellos son cambios de mtodos o cambios tcticos, pero la estrategia o el modelo de guerra con que las FARC imaginaban la toma del poder continu inclume en sus delineamientos bsicos. La actividad de las FARC especialmente en Cauca y Nario, antes que una nueva estrategia fue simplemente un proceso complementario de la estrategia general en el que se percibe entre otros factores el inters de buscar apoyos sociales, la necesidad de sostener rutas del narcotrfico o la de focalizar la atencin del ejrcito para desconcentrar la presin sobre otras zonas del pas (algunas regiones de la antigua retaguardia nacional; el paro en el Choc; etc.)

    Con qu evidencias sustentamos que la FARC continuaron persistiendo en el mismo plan de guerra de 1982?:

    Primero por lo expuesto por las FARC en el Plan 2010, plan que existi pero no en los trminos en que lo plantearon otros anlisis. Este plan haba colocado como objetivo entre el 2007 y el 2010, para el Bloque Oriental y especficamente para los frentes 51, 52, 53 y 54, la tarea de regresar al Sumapaz e iniciar de nuevo un retorno hacia posiciones que haban perdido en el departamento de Cundinamarca; la tarea deba de ser coordinada por alias Gaitn, comandante del frente 54, Antonio Nario.

    Segundo, porque desde diciembre del 2007, las FARC iniciaron el acercamiento hacia el Sumapaz uniendo corredores de movilidad entre el Meta, Huila y Tolima; algunas regiones de estas ltimas zonas por iniciativa del Mono Jojoy comenzaron a ser consideradas como la nueva retaguardia del proyecto de recuperacin de antiguas posiciones. El proceso implic el posicionamiento de combatientes, armas, vveres, material de intendencia y de aproximacin de armas e incluso la instalacin de una economa agraria de carcter familiar43 para evitar que los guerrilleros quedarn desabastecidos en caso de cercos o controles por parte del ejrcito.

    El plan de recuperacin del Sumapaz como un eje articulador del centro de despliegue estratgico termin en fracaso: en abril del 2008, el ejrcito con la Operacin Apolo hizo replegar las primeras avanzadas guerrilleras. Luego, en febrero de 2009, con la Operacin Fuerte el ejrcito asestara el ms rudo golpe al proyecto al dar de baja a alias Gaitn y a otros 10 guerrilleros, y al detener en el Sumapaz al negro Antonio, el segundo al mando del Frente Antonio Nario44. Pese a ello, Jojoy entregara la misma tarea al jefe del frente 53, alias Diego Guarnizo.

    Luego de la muerte del mono Jojoy, en septiembre del 2010, los intentos de regresar al Sumapaz persistieron con nuevas avanzadas del Frente 51 y 53, por lo que se presentaron algunos combates y detenciones en el mes de octubre del 2011 en lmites entre Cundinamarca y Meta y en la poblacin de Cabrera45. La ltima tentativa para retornar a Cundinamarca se hundi en octubre de 2012, cuando se descubri que varios integrantes de las FARC trataban de reinstalar un Frente

    43 Revista Ejrcito, Octubre de 2009, No 146. www.ejercito.mil.co/ (recuperado Marzo 2011.) 44 Semana, Octubre 19 de 2009. 45 El Tiempo, Octubre 5 de 2011.

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    guerrillero a partir del Frente 25, en lmites del Sumapaz, y usando corredores del Meta, Tolima y Cundinamarca46.

    Qu otros elementos confirman la continuidad del plan estratgico? Se advierte igualmente en lo dispuesto por el plan renacer de las FARC esbozado en las rdenes impartidas por el extinto Alfonso Cano a partir de su nombramiento en la comandancia de esa guerrilla.

    Una primera directriz fue la de intentar recomponer la organizacin en diversos sentidos: la reconstruccin de los Bloques guerrilleros, creando nuevos Frentes y elevando el nmero de hombres, en aquellas regiones y lugares que lo permitieran, es decir en los no ocupados por la Fuerza Pblica o por las nuevas organizaciones paramilitares; entre las prioridades para el crecimiento se hallaban las zonas fronterizas. Se pretenda ampliar el nmero de combatientes hasta incrementarlos en algunas zonas hasta en un 50%, colocando cuotas por cada Frente a corto y largo plazo con balances cada 6 meses47; se trataba de colocarlos a la altura en que estaban al comenzar el plan patriota48; el objetivo no tuvo los resultados esperados, pero en cambio permite confirmar la preocupacin por los estragos del desmoronamiento de buena parte de los frentes de las FARC.

    Una segunda directriz se refiere a los planes militares: Las FARC asume el retorno a la guerra de guerrillas pero manteniendo la guerra de movimientos pues se ordena la movilizacin de columnas de 150 hombres para el ataque a bases militares y carreteras. Se haba propuesto igualmente hacer una escalada militar al finalizar el segundo mandato del Gobierno de lvaro Uribe, lo cual apenas se tradujo en pequeo incremento de los ataques a partir del 2009; cierto incremento en la instalacin de minas y algunos atentados que no alcanzaron a cumplir el objetivo pretendido de demoler el ambiente de derrota progresiva de las FARC49.

    Un tercera pauta fue la de incrementar las finanzas. Sobre este punto los documentos referenciados indican que las FARC se proponan recaudar 230 millones para sostener el plan de guerra seguramente apelando a sus conocidas fuentes de financiacin (narcotrfico, extorsin, secuestro); figura tambin entre sus planes la diversificacin de inversiones legales como finca raz, transporte y ganado50. El apremio de fondos puede provenir de la prdida del control de buena parte de los territorios en los que se desarrolla una importante actividad cocalera, lo cual los dejaba con cierta iliquidez y los lanzaba a incrementar actividades como la extorsin y el secuestro en las ciudades.

    Los recursos ms inmediatos sufragaran la compra de armas y otros equipos; al respecto Alfonso Cano dispuso que de los fondos del Secretariado se sacaran seis millones de dlares que luego seran restituidos colectivamente por los bloques con el objetivo de rearmar los frentes y de comprar potentes equipos de comunicacin51. Ese detalle confirmara los testimonios de los desmovilizados que muestran que las FARC han tenido problemas de disponibilidad de municin, posiblemente porque cada vez es ms difcil conseguirla en los mercados negros o por la elevacin de los precios de la misma.52. Entre las adquisiciones estaran fusiles rusos de alta precisin para ser usados por

    46 El Tiempo, Octubre 12 de 1012. Ejrcito Nacional. Quinta divisin. www.quintadivision.mil.co (recuperado Noviembre de 2012 ) 47 Aunque el objetivo entre comillas es anterior, es indicativo del sentido con que se fijan metas.FARC EP. Informe al Estado Mayor

    Central de las FARCEP para el estudio y anlisis del Plan Patriota. s.f.48 El Espectador, Marzo 17 de 2007. 49 Arrazola, Rosario y Laverde, Juan David. La nueva estrategia de Cano. El Espectador. Septiembre 27 de 2008.50 Semana, Marzo 17 de 2007.51 Arrazola y Laverde. La nueva...op.cit. Semana, marzo 10 de 2007.52 Semana. Marzo 10 de 2007.

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    los francotiradores. No se descarta que hayan logrado comprar misiles tierraaire para intentar derribar aviones y helicpteros, como se aprecia en un video incautado recientemente en Morales (Cauca).

    Una cuarta pauta o aspecto al que Cano recomendaba prestarle mucha atencin es al trabajo de masas. Sobre esa preocupacin desde el 2006, se haba sealado la necesidad de reconstruir el PC3 y de organizar masas a nivel de cada bloque. Luego en la IX conferencia de (2007), el tema vuelve a cobrar renovada importancia, pues se reflexionaba reconociendo que se estaba perdiendo al pueblo. Posteriormente en sus primeras directrices Cano planteara que el enemigo haba ganado espacios geogrficos por la mala utilizacin de nuestros recursos sociales; asimismo en las filas guerrilleras gravitaba la preocupacin de que el repliegue y abandono de algunos territorios, los llevara a un aislamiento de la poblacin civil53. Todas esa inquietudes seguramente deban de conllevar que se impulsara el trabajo de organizacin poltica a travs del partido comunista clandestino PC3 y del Movimiento Bolivariano. Igualmente a que se colocara en marcha otra recomendacin de aquella asamblea guerrillera que mandaba penetrar a las organizaciones sociales y avanzar en la tarea de contribuir al surgimiento de un gran movimiento popular de masas.

    Ahora bien, de lo expuesto surge un par de preguntas: Por qu se insiste en un mismo plan de guerra, suficientemente conocido por los estrategas del Ejrcito? Y por otro lado: Por qu insistir en el sacrificio de guerrilleros intentando reconstruir lo perdido en el Sumapaz y volviendo a colocar avanzadas cerca de Bogot y Cundinamarca?

    Probablemente le apostaban a dos contingencias: en primer lugar esperaban que la situacin diera una vuelta a su favor para poder recuperar el terreno perdido. As mismo, es posible que siguieran creyendo que algunos factores de orden poltico y social podran variar haciendo cambiar las condiciones de la confrontacin; entre ellas las siguientes: los efectos de la crisis econmica mundial o de la explosin de conflictos econmicos y sociales no solucionados y temporalmente invisibilizados; el posible agotamiento de recursos para la guerra; el desprestigio de los valores encarnados en la idea del orden y la seguridad como fundamento para resolver los diversos conflictos y problemas de los colombianos; eventuales cambios en la poltica exterior norteamericana que favorecieran posibilidades distintas al apoyo de la guerra antisubversiva; y la continuidad de los gobiernos vecinos inspirados en el proyecto de integracin Bolivariana.

    En segundo lugar, y tal vez sea lo ms factible es que el mantenimiento del viejo Plan Estratgico haya sido un costoso ejercicio de coherencia que les permitiera conservar una imagen de fortaleza, til para devolverle la confianza a los pesimistas al interior de sus filas, para evitar que el deterioro de la organizacin continuara e indispensable para salvaguardar cierta fuerza y cohesin que les permita sostener el pulso poltico en la mesa de negociacin.

    5. Eplogo: cambio de modelo o camino a la negociacin?

    Desde antes de la muerte de Alfonso Cano y con el ascenso de Timochenko a la comandancia del Estado Mayor, se han presentado cambios significativos al interior de las FARC que de alguna manera anuncian la emergencia de una guerrilla ms poltica que militar, es decir ms preocupada

    53 Alfonso Cano ordena una nueva ofensiva de las FARC. Enero 2 de 2009.www.noticias24.con/actualidad. Entrevista a Plotter. Las FARCop.cit. La resaca de las FARC. Febrero 23 de 2008

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    por penetrar e influir en las organizaciones sociales, sin que abandone el intento de detener su retroceso militar y de recuperar el terreno perdido. Esos cambios se ubican en dos sentidos:

    El primero: Esa guerrilla ha comenzado a repensar su modelo de guerra, insinuando la posibilidad de considerar otro plan militar. Es significativo que Timochenko haya sostenido en una de sus recientes cartas pblicas que esta guerrilla no haba contemplado para la toma del poder la guerra de posiciones, una de las modalidades de la GPP en su fase final de ofensiva estratgica, en la que es esencial la lucha por la conservacin de territorios54. El aserto es cierto, en tanto que para la FARC la toma del poder no la pensaba alcanzar con la guerra de posiciones, as fuera esta una modalidad ms de la ofensiva general preliminar a la insurreccin generalizada. La rectificacin se dirige sin duda a restarle importancia a los anlisis que subrayan su evidente debilidad militar, a quienes plantean que nunca han estado en condiciones de defender territorios y derrotar al ejrcito, y a los que ven que el modelo de guerra no es mixto sino de GPP. Sin embargo, esta correccin no logra disminuir la evidente realidad de unas FARC que si bien no aspiraban a la toma del poder en una guerra de posiciones han quedado igualmente disminuidas para lanzar otra opcin por la prdida de sus acumulados estratgicos y de gran parte de su piso operacional.

    En la carta del jefe guerrillero esta correccin esta relacionada con la idea segn la cual las FARC siempre pensaron el acceso al poder como una cuestin de multitudes en agitacin y movimiento55, un concepto bastante ambiguo que insina que su verdadero modelo para la toma del poder ha sido el insurreccional, por aquello de que esta estrategia tiene como fundamento un movimiento social, eventualmente urbano, masivo, organizado, contundente, que pueda producir el derrumbe institucional y rpidos resultados polticos subsiguientes. Si ello es as, no solo se necesitara de especiales condiciones polticas y sociales, que no parecen estar en la escena poltica, (una justificacin compartida por diversas fuerzas sociales; eventualmente fraccionamiento en las lites y el ejrcito, etc.), sino la actividad de una organizacin clandestina y de un frente poltico que recoja la insatisfaccin popular, y cuya construccin implica importantes simpatas urbanas hacia la organizacin guerrillera, con lo cual no contaron ni en los momentos de mayor ascenso de esa organizacin armada.

    Quiz lo que plantea el jefe guerrillero es que los planes podran apuntar ahora hacia una FARC mas polticas que militaristas y a un acento ms decididamente insurreccional lo cual significara una notable preocupacin por influir en organizaciones sociales, mayores intentos de penetrar en las periferias urbanas y en las protestas y conflictos sociales, y ms actividad del Movimiento Bolivariano y el PC3, etc. Objetivos que parecen seguir los trazados de Alfonso Cano, en su plan renacer y en las rdenes de su comandancia, anteriormente citadas.

    54 Sin duda las FARC y el propio Tirofijo no descontaban que la guerra de posiciones fuera una modalidad del asalto final al poder, al menos eso es lo que refleja una respuesta del comandante guerrillero, en 1983, es decir un ao despus de la aprobacin del plan de guerra: En la guerra popular en Colombia, las FARC han previsto la etapa de la guerra de posiciones? Claro, esa es una ley que se da en todas las guerras. Y es una ley de todas las organizaciones armadas revolucionarias, que de pequeos grupos pasan a convertirse en ejrcitos populares grandes. Esa es una ley y donde no se logra esa ley no se logra la toma del poder. Porque es indispensable el despliegue tctico, y el territorio es tal que tiene que llegar el momento en que las tropas del gobierno no pueden penetrar en aquellas reas controladas por el ejrcito revolucionario. ()Cuando ya tengamos un ejrcito suficientemente armado, grande, equipado, consciente de su misin histrica, es apenas natural que vayan a caer muchas zonas en nuestras manos. No sabemos por ahora cules, pero as va a ser, porque para entonces el ejrcito revolucionario ser tan grande y poderoso que ya no estaremos a la defensiva sino a la ofensiva. Y cuando lleguemos a esa etapa, el enemigo podr controlar una zonas y otras las tendr que abandonar y ser entonces cuando nosotros nos consolidemos y nos hagamos fuertes en ellas. Arango, Carlos. FARC Veinte aos. De Marquetalia a la Uribe. Bogot: Ediciones Aurora, 1984, p.p.128130.

    55 Jimnez, Timolen. Comandante del Estado Mayor Central de las FARC. Diciembre de 2011

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    El segundo: Es evidente que las FARC han replanteando su relacin con la poblacin civil recogiendo, -quien lo creyera-, el concepto del ELN de construir poder popular o poder alternativo, y que en el pasado fue un factor que contribuy a que esta fuerza armada se convirtiera un partido en armas antes que una guerrilla con la pretensin de transformarse en ejrcito popular. La perspectiva de trabajo poltico y social, si bien no es extraa a la historia de la guerrilla de las FARC, -la cual ha desarrollado en diversos momentos de su historia con ligas campesinas, juntas de accin comunal, cabildos abiertos, juntas patriticas y partido poltico legales (PC y UP)-, si significa un cambio de tono dado que esta posibilidad haba quedado relegada en funcin de la guerra total o del cumplimiento de los objetivos militares ligados a su viejo plan estratgico, a lo largo de la dcada del noventa y en los comienzos del nuevo siglo.

    Desde mediados de la dcada pasada las FARC volvieron a reconectarse con lo social estableciendo diferencias entre el trabajo legal o abierto (en partidos, sindicatos, acciones comunales, etc.) y el trabajo semilegal (en comits, movimientos cvicos, etc.). Del mismo modo, en desarrollo de esas tareas se ha pretendido que sus militantes diferencien esas acciones de las clandestinas ligadas al Movimiento Bolivariano -a travs de Ncleos Bolivarianos-, de las del PC3 y de las milicias; estas ltimas ms orgnicamente ligadas a la actividad de la guerrilla. Separaciones y compartimentos para evitar que sus miembros se conviertan en blanco de la represin estatal. Para un miembro de la Comisin de Relaciones Polticas de las FARC-EP deba de priorizarse la organizacin social y las formas legales y semilegales pues estas podan servir de paraguas para encubrir las organizaciones clandestinas56 y para evitar que estas quedaran al descubierto en la organizacin de las movilizaciones y luchas sociales. Con tales diseos las FARC no solo se reencuentran con sus orgenes sino que parece adoptar el esquema de aquellas guerrillas de partido57, que cuentan con races sociales y mayor apego a los requerimientos de las comunidades locales; o tal vez se adhiere a la frmula de la guerrilla salvadorea de construir un poder de doble cara que actu al mismo tiempo aprovechando el marco de la institucionalidad y por fuera del mismo, es decir desde un ngulo alternativo58.

    Las experiencias de los nuevos diseos poltico-sociales de las FARC se manifiestan en algunas movilizaciones rurales y urbanas, en ciertos influjos en la vida poltica local y regional de las zonas bajo su influjo; e incluso, en algunas reas de retaguardia, en la configuracin de ordenes ajenos al control estatal. Poderes populares que en criterio del Movimiento Bolivariano se han venido forjando tras largas luchas y sacrificios(que) se atienen a la justicia en sus decisiones y su legalidad alternativa, (que) han ido construyendo como mnimo condiciones para un orden pblico garante de la coexistencia social pacfica59.

    Los nuevos diseos polticos y sociales de las FARC han coincidido con un nuevo oleaje social de organizaciones populares y particularmente rurales, aglutinadas alrededor de la Marcha Patritica, que cobija ms de 2000 organizaciones que expresan mltiples motivos de movilizacin (las explotaciones mineras, la restitucin de tierras, las preocupaciones por el medio ambiente, la ley de desarrollo rural, la financiacin de la educacin publica, etc.), que se declaran partidarias del proceso de paz y parecen tener algunas afinidades polticas con planteamientos de la insurgencia.

    56 Pealosa, Bernardo. Algunas experiencias para el trabajo poltico local. En: Nueva Colombia No 3, Abril de 2005, Revista del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. p.2.1

    57 Para una tipologa de las guerrillas y sus dinmicas ver: Pizarro, Eduardo. Insurgencia sin revolucin. Bogot: Tercer Mundo Editores/IEPRI, p.56 ss.

    58 Binford, Leigh. El ejrcito revolucionario del pueblo de Morazn: la hegemona dentro de la revolucin salvadorea. En: Estudios Centroamericanos, No. 625-626 (El Salvador, noviembre-diciembre 2000)

    59 Resistencia legtima, En: Movimiento Bolivariano. Suroccidente de Colombia. www.mbsuroccidentedecolombia.org/inicio (recuperado marzo de 2012)

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    En conclusin, la guerrilla de las FARC se ha sentado a negociar con el gobierno en plena transicin: por un lado, desprendindose de un plan de guerra mixto para adoptar un plan insurreccional, y por el otro, dejando de ser una mquina de guerra o guerrilla militarista para retomar su olvidada dimensin de guerrilla de partido. Cabe preguntarnos: Qu puede esperarse entonces de la negociacin? Podr en su nueva situacin ser ms proclive a hacer el trnsito a la vida civil?

    Sin duda, las transformaciones que estn operando en las FARC, pueden confluir en un acuerdo de paz porque sus nuevos diseos incluido la adopcin del modelo insurreccional- pasan por la tendencia a recuperar su dimensin poltica. Por otro lado, las FARC de hoy, son muy distintas a las FARC que estuvieron negociando en pasadas coyunturas de paz. No es esta la misma guerrilla que realiz conversaciones entre 19841987. En ese momento se trataba de una guerrilla que haba decidido abandonar aos de estancamiento y de marginamiento social y geogrfico, realizando profundo cambios a partir de las conferencias VI (1978) y VII ((1982), que la colocaban decididamente en una direccin bastante opuesta a la paz y la negociacin. Acababan de realizar definiciones internas tendientes a crecer militarmente y a mejorar sus mtodos de combate hacindoles ms efectivos y contundentes; haban decidido construir un verdadero ejrcito guerrillero; haban incorporado a su racionalidad un cuerpo de normas reglamentarias y disciplinarias; haban aprobado un plan de guerra para direccionar sus acciones. Adicionalmente, las FARC haban empezado a resolver sus problemas de financiacin recibiendo los primeros recursos por la siembra y comercio de la hoja de coca; los estimulaba igualmente los ascensos guerrilleros centroamericanos como el triunfo sandinista en Nicaragua (1979) y la primera ofensiva guerrillera del Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional en Salvador (1981); y asuman que exista un incremento de la lucha social y que se poda estar presentando el inicio de una situacin prerevolucionaria como lo explicaba el discurso marxista de Jacobo Arenas, quien con su papel en dichas conferencias se converta en el nuevo refundador de esa guerrilla.

    Tampoco estn las FARC en la misma situacin con la que se presenta con el gobierno de Andrs Pastrana entre 1998 y el 2002. Por aqul entonces las FARC estaban al alza: haban constituido una retaguardia estratgica de donde extraan recursos de diferente tipo; contaban con una importante presencia de estructuras guerrilleras a nivel nacional; concentraban su fuerza en la cordillera oriental y aproximaban sus lneas a la capital y a los ms importantes centros urbanos del pas; aspiraban al reconocimiento del status de beligerancia; etc.

    Las condiciones de las FARC de hoy son bien distintas. Las FARC estn maltrechas pero no derrotadas: No han vuelto a tener la iniciativa de la guerra; han tenido que correr sus lneas a zonas ms marginales; hacen una guerra meramente defensiva apoyada en buena medida en la implantacin de minas antipersona y expertos tiradores; han tenido importantes volmenes de desercin; en algunas regiones han perdido su relacin con la poblacin civil; padecen un aislamiento internacional y un relativo repudio de la opinin pblica; etc.

    Del balance objetivo de su situacin slo puede esperarse que las FARC acten con el suficiente realismo poltico para entender que la revolucin no puede alcanzarse en una mesa de negociaciones y que los acuerdos sobre el temario de conversaciones pueden llegar a ser muy importantes para el futuro del pas y para las posturas polticas de izquierda. Ese realismo pasa tambin por la necesidad de realizar una lectura objetiva de la actual situacin en la que el nuevo oleaje social no puede ser asumido como una oportunidad de conquistar nuevas simpatas y adhesiones para hacer ms eficaz la guerra, sino como una gran manifestacin social que porta la esperanza de contribuir al cese definitivo de la violencia poltica y la bsqueda de la paz.

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    MS QUE UNA GUERRA ANTIDROGAS: ELEMENTOS PARA UN BALANCE DEL PLAN COLOMBIA

    Diana Marcela Rojas*

    *Docente e investigadora del IEPRI, Universidad Nacional de Colombia. Co-directora del Centro de Estudios Estadounidenses, CEE-Colombia.

    [email protected]

    RESUMENEl objetivo del presente artculo consiste en presentar algunos elementos para un balance de conjunto del Plan Colombia (1999-2010), estrategia de (re)construccin estatal respaldada y financiada en parte por Estados Unidos, y respuesta a la grave situacin de crisis que viva el pas a finales de los aos noventa. Para ello, en primer lugar se analiza cules han sido los trminos del debate en torno a una evaluacin del Plan Colombia; en segundo lugar, se plantean parmetros para analizar los resultados de la estrategia en tres dimensiones: securitaria, poltica y socio-econmica; finalmente, se presentan algunas reflexiones a manera de conclusin.Palabras claves: Plan Colombia, relaciones Colombia-Estados Unidos, Poltica de seguridad democrtica, estrategia contrainsurgente, poltica antinarcticos, construccin estatal, intervencin internacional. MUCH MORE THAN A WAR ON DRUGS: ELEMENTS FOR A BALANCE OF PLAN COLOMBIA

    SUMMARYThe aim of this paper is to present some elements for an overall assessment of Plan Colombia (1999-2010), a state reconstruction strategy, supported and funded -in part- by the United States, in response to the serious crisis of the country by the late 90s. To such purpose, first, it is analyzed which have been the terms of debate around an evaluation of Plan Colombia; secondly, parameters to analyze the results of the strategy in three dimensions are proposed: political, socio-economic and of security. Finally, some thoughts are presented as conclusion.Keywords: Plan Colombia, Colombia-US relations, democratic security policy, counterinsurgency strategy, drug policy, state-building, international intervention.

    Fecha de Recepcin: 12/11/2012Fecha de Aprobacin: 11/12/2012

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    A finales de los aos noventa Colombia era un pas devastado por la guerra; millones de personas haban sido desplazadas de sus hogares y se sumaban a los cinturones de miseria de las grandes ciudades huyendo de la violencia desatada por la disputa territorial entre los grupos paramilitares, los narcotraficantes y las guerrillas. El aumento exponencial de cultivos de coca haba convertido al pas en el primer productor mundial de cocana; el poder corruptor del narcotrfico haba alcanzado las ms altas esferas del gobierno deslegitimando el ejercicio de la democracia; el conflicto armado se recrudeca haciendo que el deterioro de los indicadores de seguridad alcanza niveles sin precedentes, y la economa estaba en franco declive. El pas pareca ir a la deriva ante la mirada atnita de sus dirigentes y la preocupacin de la comunidad internacional frente a la posibilidad de un colapso del estado colombiano.

    Ante este escenario catastrfico las lites colombianas buscaron respaldo internacional, y lo encontraron sobre todo en Estados Unidos. De la visin inicial del gobierno nacional de una gran estrategia de reconstruccin del estado y de recuperacin de la legitimidad, una especie de Plan Marshall para Colombia, la participacin estadounidense hizo que terminara predominando un enfoque centrado en el reforzamiento de la poltica antinarcticos como fundamento para la resolucin del conflicto armado y la superacin de la condicin de fragilidad institucional y poltica.

    De all surge el Plan Colombia como la estrategia de intervencin ms ambiciosa, costosa y prolongada de Estados Unidos en un intento por responder a los desafos que la crisis colombiana planteaba a su propia seguridad nacional. Con ms de US$ 9.000 millones entregados para financiar la estrategia entre 2000 y 20101, el pas se convirti en el principal receptor de ayuda estadounidense en Amrica latina y uno de los primeros en el mundo.

    Bajo esta estrategia, el estado colombiano intensific la lucha contra las drogas y combati a los grupos guerrilleros haciendo de la recuperacin de la seguridad el objetivo principal del proyecto poltico nacional; para ello se increment sustancialmente el gasto militar nacional pasando del 3.0 al 6.5 del PIB en el lapso de una dcada, cifra que ubica al pas en el primer lugar de Amrica Latina en trminos relativos.

    En su evolucin, el Plan Colombia ha llegado a representar no solo una estrategia de carcter militar para hacer frente a la guerra y una prolongacin de la poltica antinarcticos de los aos anteriores, sino tambin la tentativa de implementar un vasto programa de construccin institucional, recuperacin del tejido social y establecimiento de condiciones para el ejercicio de la democracia. Se han alcanzado los propsitos trazados en la estrategia? Se ha debilitado la economa ilcita? Estn derrotadas las guerrillas? Se est ms cerca de una solucin definitiva al conflicto armado? Se ha recuperado la legitimidad del gobierno? Se han fortalecido las instituciones? En suma, En efecto constituye el Plan Colombia una suerte de modelo de intervencin estadounidense para solucionar los problemas vinculados a la debilidad estatal en el siglo XXI?

    EXITOSO O FALLIDO?

    Aunque desde Washington se bautiz como Plan Colombia al paquete de ayuda anualmente aprobado por el Congreso de Estados Unidos en respaldo a la estrategia de pacificacin desarrollada

    1 Para los datos de la ayuda estadounidense hacia Colombia ver: U.S. Overseas Loans and Grants, Obligations and Loan Authorizationscommonly known as the Greenbook: http://gbk.eads.usaidallnet.gov/query/do.

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    por el gobierno nacional entre el 2000 y el 2006, en el marco de este trabajo se ha tomado el trmino de manera ms amplia: la denominacin abarca aqu el conjunto de la intervencin estadounidense entre 1999 y 2010.

    El Plan Colombia no fue una estrategia formulada con claridad y coherencia desde el principio, sino, ms bien, un experimento; se trat de una experiencia que, retomando los elementos de polticas y experiencias anteriores, tanto de Colombia misma como de otras partes del mundo, busc dar respuesta a una situacin indita, difcil en su comprensin as como en su manejo; as, el Plan Colombia fue tomando forma y sentido a punto de ensayo y error, haciendo que, en la prctica, el pas se constituyera en un laboratorio de una forma particular de intervencin.

    En tanto proceso, el plan puede ser analizado en tres fases: la primera fue una etapa de definicin y formulacin, que abarca el gobierno de Andrs Pastrana (1998-2002) y se articula en torno a dos ejes centrales: el proceso de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, y la restructuracin de las Fuerzas Militares en apoyo a la poltica antinarcticos. La segunda fase corresponde al proceso de puesta en marcha de la estrategia a travs de la denominada Poltica de Seguridad Democrtica; esta etapa comprende el primer mandato de Alvaro Uribe (2002-2006) y sus ejes principales fueron la campaa contrainsurgente contra las FARC y el proceso de negociacin con los grupos paramilitares. La tercera fase se orient a la consolidacin del proceso por medio de la formulacin de una estrategia integral (2007-2011). Esta ltima etapa abarca el segundo mandato del gobierno Uribe y se prolonga en el gobierno Santos.

    Ms de una dcada despus, el Plan Colombia sigue siendo una especie de caja negra de la que salen tanto conejos blancos como serpientes. Motivo de agudas controversias e interpretaciones muy dismiles, esta experiencia se constituye en un asunto central de la poltica nacional as como de las relaciones con Estados Unidos. (Shifter 2010).

    El balance detallado y ponderado de experiencia est an por hacerse; las estimaciones e interpretaciones de sus resultados son apenas tentativas, en su mayora, parciales, y en muchos casos, francamente opuestas. Tanto para las instancias gubernamentales como para algunos think tanks en Estados Unidos y en Colombia, la estrategia ha sido exitosa por lo cual se le debe dar continuidad. (DeShazo 2007, 2009), (Ministerio de Defensa Nov 2010), (Marcella 2009), (Beittel 2011), (Lamb 2011). Por el contrario, otros sectores, tales como organizaciones no gubernamentales, algunos organismos internacionales, grupos de oposicin y sectores acadmicos, consideran que aunque se dieron avances en el tema de la seguridad, en general no se resolvieron los problemas estructurales que siguen alimentando el conflicto armado en el pas. (Leal 2010), (Atehorta y Rojas 2010), (Ramrez 2009), (Isacson 2010), (HRW 2010), (Poe e Isacson 2011).

    Tanto el gobierno estadounidense como el colombiano concuerdan en su visin positiva de los resultados. Para Washington, el caso colombiano ha sido un modelo de recuperacin de un estado en riesgo de colapso que podra ser reproducido en otras latitudes, como Afganistn y Mxico. Para el gobierno colombiano, a su vez, sin duda se alcanzaron las metas fijadas inicialmente en 1998, no sin reconocer an quedan algunas tareas pendientes y el esfuerzo tanto militar como econmico y social debe ser mantenido.

    Este optimismo sin embargo no es compartido por otros sectores; el informe del Washington Office on Latin America (WOLA) seala, por ejemplo, que,

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    Las ganancias de Colombia en materia de seguridad, son parciales, posiblemente reversibles, y ensombrecidas por el dao colateral. Ellas han acarreado grandes costos en vidas y recursos. Las mejoras en la seguridad se han estancado e incluso se han revertido. Los escndalos muestran que, el gobierno en su afn por adelantar estas polticas de seguridad ha lesionado los derechos humanos y las instituciones democrticas. Los resultados en la lucha contra las drogas han sido decepcionantes, y la riqueza del pas sigue estando concentrada en unas pocas manos. [En tanto] favorece el uso de la fuerza militar y descuida el gobierno civil y la impunidad, Colombia no es un modelo para ser aplicado en Afganistn, Mxico o en cualquier otro lugar. El nuevo gobierno colombiano as como los decisores polticos estadounidenses se enfrentan a la necesidad, cada vez ms urgente, de hacer cambios. (Isacson Julio 2010: 1).

    Es apenas lgico que el tiempo, los esfuerzos y los recursos empleados hagan que exista un fuerte incentivo en ambos gobiernos para enfatizar en los logros y aspectos positivos de la experiencia en Colombia. Es tambin comprensible que, del otro lado, varios de los sectores independientes, los cuales fueron desde el principio muy crticos con el enfoque del Plan, encuentren grandes deficiencias y sealen la precariedad de los resultados. El Plan Colombia ha sido y seguir siendo tambin un campo de confrontacin ideolgica respecto a cul es la mejor manera de resolver un conflicto armado interno. La ausencia de consenso as como la intensidad de los debates dan cuenta de la extrema complejidad del asunto; el discernimiento de tales divergencias, es parte tambin de las lecciones que arroja esta experiencia.

    Dada la complejidad del caso colombiano, un balance del Plan Colombia no se refiere nicamente a los resultados tangibles obtenidos en virtud de los programas que recibieron la ayuda estadounidense; sus frutos abarcan una serie de dinmicas, de consecuencias y efectos colaterales sobre el sistema poltico, el conflicto armado y la sociedad en su conjunto. En este sentido, hacer un balance del Plan implica adoptar una mirada en perspectiva de los procesos vividos en el pas en la ltima dcada; algunos de ellos, aunque inicialmente no estaban contemplados en la estrategia de intervencin estadounidense, se fueron incorporando paulatinamente de acuerdo con las reacciones y los primeros resultados de los programas implementados; otros procesos fueron dinmicas independientes que en virtud de la magnitud de la estrategia terminaron entrelazndose con el plan.

    De all que resulte difcil, por el momento, plantear una evaluacin integral y definitiva; el objetivo en este trabajo consiste pues en presentar de manera sinttica los resultados ms tangibles de la experiencia con el fin de establecer cules ha sido las limitaciones y los alcances de la estrategia.; a lo largo de una dcada, el pas ha sido un laboratorio de un tipo particular de intervencin y en tanto tal, de su anlisis se pueden extraer valiosas lecciones tanto para la compresin de la complejidad del caso colombiano, en particular, como de la percepcin y la respuesta internacional a la fragilidad estatal, en general.

    PARMETROS DE EVALUACIN

    El Plan Colombia puede ser evaluado en su conjunto como una estrategia de recuperacin de la estatalidad a partir de tres dimensiones: una dimensin de seguridad y control territorial, que se expresa en la presencia militar a lo largo de la geografa nacional y la recuperacin del monopolio de la violencia. Una dimensin poltica, que concierne el fortalecimiento institucional y la legitimidad democrtica. Y una tercera dimensin social y econmica, que tiene que ver el despliegue de actividades productivas lcitas, la atraccin de la inversin extranjera, el desarrollo

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    de una infraestructura adecuada y el mejoramiento de las condiciones de vida de la poblacin.En consecuencia, el balance del Plan Colombia se abordar aqu a partir de estas tres dimensiones: en relacin con el control territorial y el monopolio de la violencia, se presentarn los resultados de la lucha antinarcticos (1), as como los efectos de la estrategia contrainsurgente y los avances en materia de seguridad ciudadana (2); con respecto a la segunda dimensin, se evaluarn los niveles de fortalecimiento institucional particularmente respeto a la reforma del sistema judicial y la situacin de los derechos humanos (3); y en la ltima dimensin, se establecer cul ha sido el impacto del Plan sobre el desarrollo econmico del pas (4).

    1. Resultados de la lucha antinarcticos

    De acuerdo con el International Narcotics Control Strategy Report (INCSR) 2011 del Departamento de Estado, Colombia sigue siendo el mayor productor y exportador de cocana a nivel mundial; el 90% de la droga que se comercializa en las ciudades estadounidenses es de origen colombiano. La mayor parte del trfico de cocana hacia Estados Unidos es controlada por los carteles mexicanos, mientras que hasta mediados de los aos 90, eran los carteles colombianos los que dominaban el negocio.

    La erradicacin de cultivosEl elemento central de la estrategia antinarcticos bajo el Plan Colombia fue la fumigacin de los cultivos ilcitos; el propsito era eliminar la mayor cantidad de cultivos de coca en el menor tiempo posible. La mejora en las condiciones de seguridad y el repliegue de las FARC de las principales zonas de cultivos permiti que el gobierno adelantara una intensiva campaa de erradicacin area.

    Existe una controversia con respecto a la estimacin de la produccin de drogas ilcitas. De acuerdo con los datos de la ONU, el nmero de cultivos de coca en el pas pas de 163.300 hectreas al inicio del Plan Colombia en 2000, a 57.000 en 2010, lo cual representa una disminucin del 65% en 10 aos. (ONUDC 2011). Estas cifras difieren de las presentadas por el Departamento de Estado; segn ste ltimo, mientras en 2001 haba 169.800 hectreas de coca Colombia, en el 2009 se calculan en 119.000 hectreas, lo que implica una disminucin del 32% en 8 aos, cifra muy inferior con respecto a los informes de la ONU. (INCSR 2011).

    As, segn los datos de la ONU, de 58.073 hectreas fumigadas en al ao 2000, se pas a la cifra record de 172.076 en 2006, en el 2010 la erradicacin area se ubic en 101.939 hectreas. En cuanto a la erradicacin manual, sta fue prcticamente inexistente al principio del Plan (apenas 3.495 hectreas), en 2005 comienza un programa sistemtico que se elev a 95.634 hectreas en 2008 y en el 2010 se ubica en 43.792.

    El nmero de hectreas fumigadas ha sido presentado como indicador del xito de la poltica antinarcticos. Sin embargo, como lo han demostrado los hechos, fumigacin area no es igual a erradicacin. En primer lugar, porque la efectividad de las fumigaciones depende del nivel de lluvias, y porque es a veces contrarrestada por los propios campesinos que protegen los cultivos antes de la fumigacin o los limpian una vez han pasado las avionetas. Asimismo se ha desarrollado variedades de coca que son ms resistentes al exfoliante y crecen ms rpidamente. En segundo lugar, porque la campaa intensiva de fumigaciones del Plan Colombia ha generado un efecto globo tanto en la regin andina como en el territorio nacional; para el perodo 2005-2010 se registran aumentos en el nmero de hectreas de coca en Bolivia y Per.

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    A su turno, a nivel interno, los cultivos se han desplazado hacia zonas ms marginales y ms frgiles; a lo largo del Plan Colombia el nmero de departamentos con cultivos aument de 12 a 23. En 2008 la ONU report que el 59% de los cultivos de coca detectados en el pas se localizaban en reas en donde nunca antes se haba plantado este tipo de cultivo. En el 2010 la regin del Pacfico era la regin con el mayor nmero de cultivos de coca, representando el 42% (25.680 hectreas) del total nacional, le sigue la regin Central (25% o 15.310 hts) y el meta-Guaviare (14% o 8.710 hts). (ONUCD 2011:100).

    Las fumigaciones tuvieron tambin efectos colaterales. Una controversia se plante en torno a los efectos de la fumigacin area sobre la salud humana as como sobre los ecosistemas. Se encontr evidencia de que el defoliante puede causar problemas respiratorios, infecciones de la piel, dao al sistema nervioso, y problemas digestivos. (Youngers 2008:5).

    En cuanto a los programas de erradicacin manual, durante la primera etapa del Plan Colombia, el gobierno estableci pactos de erradicacin voluntaria con los campesinos a cambio del apoyo para el establecimiento de cultivos alternativos y de proyectos del desarrollo. No obstante, tales acuerdos no funcionaron. El gobierno procedi entonces a la erradicacin manual a travs de los Grupos Mviles de Erradicacin Manual Forzosa. Ello permiti la erradicacin de 92.850 hectreas en 84 municipios; pese a ser menos agresivo para el medio ambiente, la erradicacin manual no resuelve el problema de la relocalizacin de los cultivos ilcitos. (Youngers 2008:6).

    Del desarrollo alternativo al desarrollo integral?En relacin con el desarrollo alternativo, mientras en los primeros aos los programas se focalizaron en la poblacin cocalera con magros resultados, en la ltima etapa del Plan Colombia, del 2007 al 2010 se trat de avanzar en una direccin nueva al poner el nfasis en la asistencia tcnica, la inversin en infraestructura, la prestacin de servicios pblicos a las poblaciones as como en la ampliacin de la participacin ciudadana en los gobiernos locales. Una vez generadas condiciones favorables, se trataba de atraer a los inversionistas nacionales y extranjeros para que invirtieran en los proyectos productivos asegurando con ello su sostenibilidad y la irradiacin de sus beneficios hacia el conjunto de la regin.

    El propsito del gobierno colombiano ha sido que los proyectos de desarrollo alternativo formen parte de una poltica de desarrollo ms amplia dirigida a potenciar las economas de las regiones. Asimismo se ha buscado que los proyectos sustenten una poltica social que contribuya a paliar las consecuencias de la violencia y el conflicto generados por el narcotrfico; la ley de vctimas y la ley de tierras seran ejemplos de este enfoque ms integral del desarrollo alternativo. El enfoque integral ha tendido en los ltimos aos a abarcar progresivamente el conjunto de la poltica agrcola y con ello, tiene un gran efecto la orientacin del modelo de desarrollo econmico del pas.

    Pese a sus buenas intenciones, el enfoque integral se queda corto en responder a los complejos problemas de subdesarrollo que tiene el pas. Para Vargas (2010:75-77), las dificultades que afrontan los programas de desarrollo alternativo son, en buena medida un reflejo de los problemas de orden estructural que enfrenta el sector agrario y rural, y se constituyen en obstculos al desarrollo nacional en general.

    En otro aspecto de la poltica antidrogas, lo referente a la interdiccin, los resultados dan cuenta del mejoramiento en las capacidades de las autoridades colombianas encargadas de impedir la

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    salida de las drogas hacia los mercados internacionales. La mayor parte de las incautaciones de cocana se han conseguido en Colombia y Estados Unidos. Entre el 2002 y el 2006 fueron confiscadas cantidades similares de droga en ambos pases, pero a partir del 2008, en Colombia se confisca ms del doble que en Estados Unidos. Segn el gobierno colombiano, en 2010 se incautaron 225.9 toneladas de cocana y de base de coca. (INCSR 2011). De acuerdo con la ONU, esto se puede atribuir a los intensos esfuerzos intensificados de las autoridades colombianas as como a la ms estrecha cooperacin internacional con Estados Unidos, el Reino Unido y Espaa. (ONUDC 2011: 108).

    La persecucin a los narcotraficantes y la extradicinEn la persecucin a los narcotraficantes colombianos, la extradicin sigui siendo una de las principales herramientas. Bajo el Plan Colombia la extradicin no slo se intensifico, al punto de convertirse en una poltica prcticamente rutinaria, sino que se hizo parte tambin de la estrategia contrainsurgente. En el periodo comprendido entre 2002 y 2010 se present el mayor nmero de extradiciones hacia Estados Unidos en la historia del pas: se extraditaron ms de 1100 colombianos, destacndose la cifra de 215 en 2008, ao en el cual fueron extraditados 14 jefes paramilitares desmovilizados. (Zuleta 2010a: 5). Para el 2010 la cifra de extradiciones hacia Estados Unidos fue de 148.

    Bajo el Plan Colombia, la extradicin se volvi tambin una espada de Damocles para los grupos armados ilegales; el gobierno Uribe la convirti en uno de los principales instrumentos de la poltica de Seguridad Democrtica bajo la justificacin de la lucha contra el terrorismo. Dos hechos significativos dieron muestra de ello: en primer lugar, por primera vez se extraditaron miembros de las FARC a Estados Unidos, y, en segundo lugar, la extradicin jug como una baza en las negociaciones de Santaf de Ralito entre el gobierno colombiano y los paramilitares.

    Cul es entonces el balance del Plan Colombia en tanto estrategia antinarcticos?Segn el informe mundial sobre las drogas el consumo de cocana en Estados Unidos ha descendido de 2,4 por ciento en 2006 a 1,9 por ciento en 2009, es decir en una quinta parte. Simultneamente, el precio de la cocana ha aumentado sustancialmente; se calcula un 80% entre 2006 y 2009. (ONUDC 2011: 87). Significa esto que se est ganado la guerra contra las drogas? Pueden estos resultados adjudicarse al xito de la erradicacin de cultivos ilcitos en Colombia?

    De acuerdo con Thoumi (julio 2011), la respuesta no puede ser contundente debido a la conjuncin de varios factores: en primer lugar la intensa campaa de erradicacin bajo el Plan Colombia se ha mantenido a lo largo de una dcada y sin embargo el resultado de aumentar los precios y disminuir la demanda en Estados Unidos se ha presentado apenas en los ltimos 4 aos. En segundo lugar, el conflicto al interior de las mafias mexicanas y entre ellas y el estado ha tenido un gran impacto en el aumento de los precios y la disminucin del consumo de cocana en Estados Unidos. No obstante, esa disminucin ha sido compensada con un significativo aumento del consumo en Europa, y en pases de Amrica Latina como Brasil y Argentina. Asimismo, las rutas de comercializacin se han trasladado a otros pases como Venezuela, y la regin de Amrica Central, agudizando sus problemas internos de seguridad.

    En tercer lugar, han surgido compuestos sintticos nuevos que no estn regulados y sustituyen a las drogas ilegales, los ms comunes son las piperazinas y la mefedrona; su consumo en Estados Unidos va en aumento.

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    El ltimo factor concierne a una transformacin de la economa de las drogas ilcitas a escala global: las redes de narcotrfico son cada vez ms sofisticadas e involucran gente de diversas nacionalidades; por ejemplo, las drogas ilcitas se obtienen en Latinoamrica, se trafican a travs de frica y se comercializan en Europa y Estados Unidos.

    Como en el mito de Ssifo, la lucha contra las drogas sigue siendo la guerra fallida de Estados Unidos y de los pases productores en el hemisferio:

    El efecto globo producido por las victorias parciales en la guerra contra las drogas en los cultivos y las rutas de trfico son evidentes. En los ltimos 25 aos o ms, la guerra contra las drogas conducida por Estados Unidos y su aliados en Amrica Latina y el Caribe ha sido repetidamente exitosa en desplazar los cultivos de coca de un rea a otra en los Andes y en forzar frecuentes cambios en las rutas de trfico. Pero ha sido incapaz de interrumpir seriamente, y mucho menos de frenar permanentemente, tanto la produccin como el trfico en el hemisferio. Y lo peor de todo, las exitosas adaptaciones constantes de los traficantes a las medidas de las fuerzas del orden designadas para acabar con sus actividades ha llevado a la progresiva contaminacin de ms y ms pases en la regin con el comercio de drogas y la criminalidad y violencia concomitantes. (Bagley enero 2011).

    2. Resultados de la estrategia contrainsurgente y de la seguridad ciudadana

    Los informes coinciden en sealar que el Plan Colombia tuvo resultados positivos en materia de seguridad a lo largo de una dcada. De acuerdo con las cifras oficiales, la mayor parte de los indicadores muestran una sustancial disminucin de las estadsticas en materia de homicidios, secuestro, extorsiones. Por ejemplo en el perodo 2002-2010, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes pas de 69,8 a 34, lo que representa una disminucin del 51%; los secuestros bajaron de 2.882 a 282; la extorsin descendi en un 50%, pasando de 2.083 a 1.352; los actos de terrorismo descendieron en un 78% pasando de 1645 a 471. (MDN 2011)

    Si bien el punto ms alto se alcanz en el 2008, a partir del 2009 la estrategia empez a estancarse en buena medida debido a la alta capacidad adaptativa de los grupos criminales; se observa pues un retroceso en la mayor parte de los indicadores que se refleja en una expansin del narcomenudeo en las grandes ciudades y la proliferacin de nuevos negocios de las mafias; asimismo hay un aumento del homicidio en las reas urbanas as como de los delitos comunes; por ejemplo entre el 2002 y el 2010, el hurto comn se elev en un 42%; asimismo se observa el fortalecimiento de las bandas criminales y de los llamados neoparamilitares:

    As, en el 2011 el panorama de la seguridad en el pas se caracterizaba por la transformacin de las amenazas y la adaptacin de los actores ilegales a los nuevos escenarios. El final del Plan Colombia se produce en un escenario de trnsito de una situacin de conflicto armado identificable a una violencia ms fragmentada, regionalizada y de carcter ms bien criminal. En el balance de seguridad se destacan tres temas: la recuperacin del control territorial por parte del estado, la ofensiva frente a la FARC, el desmantelamiento del paramilitarismo.

    Recuperacin del control territorialA su llegada al gobierno en agosto de 2010, el presidente Santos plante una continuidad de la Poltica de Seguridad Democrtica del gobierno anterior con el propsito de consolidar los avances en materia de seguridad y enfrentar las amenazas que se mantienen.2 De acuerdo con el

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    Ministerio de la Defensa colombiano el mapa que aparece a continuacin muestra el estado de la seguridad en el pas a finales de 2010:

    Situacin actual de la seguridad y la defensa nacional

    Fuente: Direccin de Estudios Sociales/VPE/MDN

    Fuente: PISDP. Ministerio de la Defensa Colombia 2011

    El Ministerio de Defensa clasifica el territorio nacional en tres zonas, de acuerdo con el grado de xito de la seguridad democrtica: las zonas rojas, son territorios en donde no se ha consolidado el Estado de Derecho y por consiguiente persiste la influencia de los grupos al margen de la ley -GAML- y las bandas criminales -BACRIM. Las zonas amarillas corresponden a territorios recuperados por la accin de las Fuerzas Militares que no obstante, an carecen de una adecuada presencia estatal; y las zonas verdes son regiones consolidadas, caracterizadas por niveles adecuados de institucionalidad, inversin y gobernabilidad. De acuerdo con los datos oficiales, para el 2010, cerca del 70% del territorio nacional se encontrara bajo un slido control estatal mientras el 30% restante est an por alcanzar. Segn la Corporacin Nuevo Arco Iris (CNAI), la poltica de Seguridad Democrtica logr consolidar los grandes centros urbanos, las regiones productivas e industriales del centro del pas y sus vas de comunicacin, lo que significa el control de cerca del 50% del territorio y algo ms del 60% de la poblacin. Sin embargo, el conflicto armado se desplaz a la periferia, al restante 50% del territorio y al 40% de la poblacin. (Avila 2010: 8).

    Los territorios que hace falta recuperar y poner bajo el control efectivo del estado colombiano se corresponden con los tres ejes o corredores del conflicto que, de acuerdo con el informe de la CNAI, se han identificado a partir del 2009: el primer eje se ubica en el Pacfico y comprende

    2 En mayo de 2011, el gobierno Santos present su estrategia de seguridad denominada Poltica de Seguridad y Defensa para la Prosperidad.

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    los departamentos de Choc, Valle del Cauca, Cauca y Nario. El segundo eje se encuentra en la regin de los Llanos Orientales y abarca los departamentos de Arauca, Casanare, Vichada, Meta y Guaviare. El tercer eje de conflicto se localiza hacia el norte de la cordillera central y occidental; esta zona comprende el norte del Choc, Antioquia con el Urab, el norte antioqueo, el Bajo Cauca Antioqueo, el sur de Bolvar y parte de los departamentos de Santander y Norte de Santander.

    As, si bien el estado ha logrado un mayor control del territorio nacional en buena medida debido a una presencia ms extendida y efectiva de la fuerza pblica que una dcada atrs, an se est lejos de conseguir el monopolio de la violencia y controlar la proliferacin de grupos criminales en varias regiones del pas.

    Estn derrotadas las FARC?La ofensiva militar sostenida por parte del estado en estos ltimos aos ha debilitado a las FARC, obligndolas a replegarse hacia sus zonas de retaguardia en las regiones ms remotas del pas; el nmero de efectivos en las filas guerrilleras se redujo de 20.000 en las FARC y 4.000 el ELN a finales de los aos 90, a 8.000 y 1.500 respectivamente en 2010 (EE jul 2010), y se ha neutralizado una buena parte su dirigencia. En respuesta, la organizacin armada decidi adaptarse a las nuevas tcticas de la fuerza pblica, eludiendo los combates abiertos con el Ejrcito y regresando a la tpica guerra de guerrillas. Ante la necesidad de incrementar la movilidad y la imposibilidad de concentrar tropas, las FARC han planteado una guerra de desgaste; ahora acta en pequeas clulas buscando realizar actos de alto impacto negativo en la opinin pblica; ha optado por un uso generalizado de minas antipersonales y francotiradores, as como la realizacin de emboscadas y hostigamientos. (MDN 2011: 17). Asimismo la guerrilla ha buscado fortalecer sus milicias y redes de apoyo, y ha propiciado alianzas con organizaciones de narcotraficantes para mantenerse vigentes en el negocio. (Romero y Arias 2008:42).

    A pesar de los constantes operativos militares en su contra y de las declaraciones optimistas de los mandos militares, la completa derrota de las FARC en el campo de batalla no parece cercana; sin embargo el mayor logro del Plan Colombia, en tanto estrategia contrainsurgente, ha sido de carcter poltico. Como nunca antes, el gobierno logr consenso entre las elites y en la poblacin en torno a la necesidad de apoyar y financiar la guerra contra las guerrillas. Adems, se desprestigi el proyecto poltico insurgente y se foment un rechazo generalizado a los mtodos empleados por la guerrilla como el secuestro, la extorsin y el narcotrfico. Y es precisamente el desafo poltico-ideolgico el que la guerrilla parece no estar en capacidad de afrontar.

    Es el fin del paramilitarismo?La negociacin con los grupos paramilitares form parte de la estrategia del Plan Colombia para hacer frente al desafo planteado por los grupos armados ilegales. El proceso, conocido como Justicia y Paz, arroja unos resultados ambiguos puesto que, si bien la poltica de desmovilizacin permiti la desarticulacin de las grandes estructuras paramilitares, simultneamente deriv en una atomizacin de las organizaciones en grupos delincuenciales ms difcilmente identificables.

    El gobierno Uribe insisti en mostrar el proceso de negociacin como uno de los logros de la Poltica de Seguridad Democrtica, Sin embargo para Leal, la base del argumento oficial del xito pacificador se apoy en que, por primera vez en el pas, fuerzas irregulares no derrotadas haban sido sometidas. Pero lo que ocurri fue que el proyecto antisubversivo que aliment la unificacin paramilitar en 1997 perdi su dinmica, a medida que emergi el afn y el logro de un

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    enriquecimiento depredador de los jefes paras, adems de su ambicin de poder poltico regional con proyeccin nacional. (Leal 2011: 15).

    Por su parte, el proceso de Justicia y Paz tuvo varias fallas, entre ellas se seala la falta de resultados, la lentitud en los procesos, la laxitud en las desmovilizaciones, la precariedad de las confesiones, las bajas penas y los bajos niveles de eficiencia a la hora de reparar a las vctimas y avanzar en la restitucin de las tierras despojadas a los campesinos por parte de los grupos paramilitares.

    Pese a los obstculos los funcionarios estadounidenses y el gobierno colombiano consideraron que el proceso de desmovilizacin de los grupos paramilitares y la Ley de Justicia y Paz (LJP) ha tenido efectos positivos en varios sentidos. En primer lugar, contribuy a deslegitimar a los grupos paramilitares obligndolos a decidir si entrar en el proceso de desmovilizacin o permanecer en la ilegalidad perdiendo su estatus poltico y tornndose en grupos meramente delicuenciales. En segundo lugar, y casi como efecto colateral, el proceso implic abrir el debate nacional en torno al papel central que deben jugar las vctimas en la pacificacin del pas. La LJP contribuy a poner el tema de las vctimas del conflicto en el centro del debate nacional: Hoy por hoy el pas habla de los derechos a la verdad, la justicia, la reparacin y las garantas de no repeticin. En diferentes regiones las vctimas se han organizado para reclamar sus derechos y para que su voz sea escuchada en los procesos contra los paramilitares. (Moreno, agosto 2011).

    Otro de los efectos del proceso de la LJP fue la revelacin de los vnculos de la clase poltica con los grupos paramilitares en lo que se conoce como la parapoltica. (Romero y Arias 2008). De los 268 congresistas que conformaron el Congreso colombiano durante el perodo 2006-2010, 128 han sido acusados de tener vnculos con los paramilitares, 62 de ellos fueron implicados como resultado de los testimonios de los propios paramilitares. Este fue un asunto que suscit debate en los medios y el Congreso de Estados Unidos. (ET 26 febrero 2007).

    En contraste, uno de los efectos negativos de la desmovilizacin de las Autodefensas Unidas de Colombia AUC ha sido la emergencia de los grupos neoparamilitares o Bandas Criminales (Bacrim); estos grupos son estructuras delincuenciales nacionalmente desarticuladas, con un alto poder de coercin violenta y corrupcin, cuyas actividades se desarrollan en las zonas rurales y las periferias de las grandes ciudades. Las Bacrim se dedican a controlar regionalmente el negocio del narcotrfico al mismo tiempo que extienden sus actividades a la extorsin, el microtrfico, el hurto y la explotacin ilegal de minerales y recursos naturales. (MDN 2011: 17).

    En relacin con el programa de reinsercin de los desmovilizados a la vida civil, en total 21.031 miembros de la FARC y el ELN, y 31.810 miembros de las AUC se desmovilizaro3 Entre ellos actualmente hay 34.5000 combatientes desmovilizados que participan activamente en el programa de reinsercin. La Misin de observacin del proceso de paz con los paramilitares de la OEA seala que presenta varias dificultades del programa sobre todo en relacin la falta de oportunidades laborales, la estigmatizacin que sienten los desmovilizados a la hora de buscar empleo, y los problemas operativos que se han presentado en algunos proyectos productivos. Adems, se trata de una poblacin con alto riesgo de volver a verse directamente involucrada en contextos de violencia. (MAPP/OEA. Abril 2011: 8).

    3 Cifras del informe del Alto Comisionado para la Paz Logros. Balance de gobierno 2002-2010. Disponible en: http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/noticias/2010/julio/documentos/10%20logros%20Oficina%20del%20Alto%20Comisionado%20para%20la%20Paz.pdf

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    De all la necesidad de hacer frente a asuntos pendientes como la generacin de empleo para los desmovilizados, el trmino de los beneficios para los participantes activamente reincorporados a la vida civil, la reintegracin comunitaria, el seguimiento a la situacin de los desmovilizados no activos en el Programa, la seguridad de las comunidades garantizando la no repeticin de los hechos delictivos, la creacin de programas alternativos para prevenir el reclutamiento ilcito y evitar el crecimiento y consolidacin de los grupos post desmovilizacin.

    El reforzamiento de la cooperacin militarOtro de los resultados del Plan Colombia en materia de seguridad ha sido el estrechamiento de los vinculo militares entre Colombia y Estados Unidos, el cual tuvo como corolario el Acuerdo de Cooperacin Militar que firmaron los dos pases el 30 de octubre de 2009. El acuerdo le dara a Estados Unidos acceso a siete bases militares en territorio colombiano para llevar a cabo operaciones antinarcticos y antiterroristas conjuntas por un perodo de 10 aos. El acuerdo dio lugar fuertes crticas en la regin especialmente por parte de Venezuela y Ecuador. En agosto de 2010 la Corte Suprema de Colombia suspendi el nuevo acuerdo y el presidente Santos decidi por lo pronto dejar quieto el convenio y no tramitarlo ante el Congreso a la espera de condiciones ms favorables para su aprobacin o del hallazgo de otros mecanismos que permitan implementar las medidas contempladas sin tener que recurrir a un nuevo tratado.

    Asimismo, muestra del estrechamiento de los vnculos militares bilaterales es el posicionamiento del pas como oferente de cooperacin en materia de seguridad en la regin. El gobierno estadounidense ha tenido inters en que Colombia comparta con otros pases el conocimiento y las habilidades adquiridas a travs del Plan Colombia en temas de contrainsurgencia, cumplimiento de la ley y entrenamiento antisecuestro. En los ltimos aos, expertos colombianos han entrenado cerca de 7.000 policas y funcionarios judiciales mexicanos; asimismo se ha proporcionado entrenamiento militar y policial a pases como Haiti, Guatemala, Honduras, Jamaica, Panam, Paraguay y Per. Bajo esta modalidad se ha establecido una especie de outsourcing que le permite al gobierno estadounidense dar cooperacin militar a travs de Colombia a ms bajos costos, bajo la doctrina militar y los parmetros operacionales estadounidenses, a pases en donde la presencia de su propio personal militar resulta polmica o donde sus efectivos corren algn riesgo, como en el caso de Mxico.

    En suma, el Plan Colombia ha representado una mejora significativa de las condiciones de seguridad en el pas; sin embargo, dada la complejidad de las violencias as como la capacidad adaptativa de los actores armados, an no se vislumbra una situacin de postconflicto que se pueda consolidar en el mediano plazo. Ello se debe en parte no slo a la capacidad de reaccin de los actores armados ilegales sino tambin a que el estado colombiano ha tardado en adaptarse a las transformaciones del conflicto; en buena medida, la poltica de seguridad estuvo ms centrada en una estrategia contrainsurgente que en una poltica de seguridad ciudadana. (Leal 2011). Ms recientemente el gobierno Santos ha ido transitando hacia una combinacin de las dos anteriores en el manejo del tema de la seguridad.

    El estado colombiano se enfrenta ahora a una nueva geografa del narcotrfico, del conflicto armado, y una reconfiguracin de los actores que participan en l lo cual exigen una constante reinterpretacin y readaptacin de la estrategia gubernamental, as como recursos crecientes. En ello, el estrechamiento de los vnculos militares generado a travs del Plan Colombia muestra que Estados Unidos seguir jugando un papel central en el escenario de seguridad del pas.

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    3. Resultados fortalecimiento institucional

    El fortalecimiento institucional bajo el Plan Colombia se focaliz en dos temas: la reforma a la justicia y los derechos humanos.

    La modernizacin del sistema judicialEl programa de reforma a la justicia tuvo como propsito descongestionar y volver ms eficiente el sistema judicial colombiano. A travs del Proyecto de Modernizacin y reforma de la Justicia (PMRJ) implementado entre el 2006 y el 2010 por la Universidad Internacional de la Florida y con financiacin de USAID se busc mejorar las condiciones de administracin y gestin del sistema judicial. Uno de los asuntos en donde se han presentado mejoras significativas ha sido en el tema de la descongestin; asimismo se presentan resultados positivos en la ampliacin del acceso a la justicia para la poblacin ms vulnerable a travs de la mejora de la calidad y aumento de la disponibilidad de los servicios de resolucin alternativa de conflictos tales como la instalacin de Casas de Justicia en todo el pas.

    Igualmente, se han modernizado instituciones judiciales fundamentales como la Fiscala, la Procuradura y la Defensora del Pueblo, por medio del mejoramiento de su infraestructura, el acceso a modernas tecnologas de la informacin y la comunicacin, y la capacitacin de personal especializado. Los mayores esfuerzos fueron dedicados a la implementacin del sistema penal oral acusatorio en todo el pas4; sin embargo es en la aplicacin de este nuevo sistema penal donde an se presentan dificultades que impiden que se cumpla con el objetivo de enfrentar la delincuencia y disminuir los niveles de impunidad.

    De acuerdo con el informe de evaluacin de la aplicacin del sistema penal acusatorio, elaborado por la Contralora General de la Nacin, el nuevo sistema enfrenta problemas de escasez de presupuesto, dficit de recursos humano capacitado y limitaciones tcnicas y logsticas. (Contralora 2010: 34-35).

    Desde el 2008, el gobierno colombiano ha aumentado el presupuesto y el personal de la Fiscala para atender la sobrecarga que ha implicado el proceso de Justicia y Paz; no obstante el nmero de personal capacitado no ha sido suficiente para atender las necesidades que el sistema penal oral acusatorio demanda, adems el tipo de capacitacin tampoco fue el adecuado pues no se puso el suficiente nfasis en la investigacin. (Contralora 2010: 43).

    El informe de la Contralora seala que no puede concluirse en este momento, cuando el sistema penal oral acusatorio tiene 5 aos de entrada en vigencia en el pas, que este per se sea ineficaz o que es sinnimo de impunidad generalizada, porque indudablemente el lapso hasta ahora recorrido, resulta corto, sin embargo, las cifras reflejan de una manera preocupante durante el tiempo que se est evaluando, que en su aplicacin no ha sido efectivo y que no ha dado los resultados para los que fue diseado. (Contraloria 2010: 40).

    4 El Sistema Penal Acusatorio se implement de manera gradual en todo el territorio nacional, de acuerdo con la divisin territorial de los Distritos Judiciales y con las Direcciones Seccionales de la Fiscala General. Dicha implementacin inici el 1 de enero de 2005 y culmin el 1 de enero de 2008 con la entrada en vigencia del Sistema en todo el territorio nacional.

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    Derechos HumanosEl tema de los derechos humanos fue un asunto que gravit permanentemente en el Plan Colombia. Varios mecanismos institucionales se implementaron a travs de la ayuda estadounidense con el fin de mejorar los niveles de vigilancia y cumplimiento de las disposiciones legales nacionales e internacionales. La ayuda de carcter militar estuvo condicionada al respeto de los derechos humanos as como a la entrega de resultados en las investigaciones a los militares involucrados en caso de violaciones. Las ONG tanto en Colombia como en Estados Unidos jugaron un papel determinante en ello. Durante los 10 aos de aplicacin de la estrategia, en trminos generales, la situacin de derechos humanos en el pas ha mejorado, sin embargo el tema de los falsos positivos, las escuchas ilegales del DAS y el asesinato de lderes sociales, han sido asuntos que muestran que todava sigue habiendo serios problemas por resolver en esta materia.

    Uno de los efectos positivos del Plan Colombia fue la presin nacional e internacional que oblig al estado colombiano a condenar de manera clara el paramilitarismo; con ello se puso fin a la ambigedad que se mantuvo por varios aos frente a los vnculos entre sectores militares y grupos paramilitares con el propsito de combatir la insurgencia armada.

    La condicionalidad de la ayuda por parte de Estados Unidos oblig a las Fuerzas Militares a ser ms estrictas en la disolucin de tales vnculos y el cumplimiento de los derechos humanos. En las ocasiones en la que se quiso hacer valer la defensa del fuero militar por encima del respeto a los derechos humanos, la presin internacional y los reclamos y denuncias por parte de las ONG cumplieron el papel de no dejar en la impunidad crmenes atroces y desbordamiento de la autoridad. A lo largo de la dcada, varios militares han sido procesados y condenados por violacin a los derechos humanos. La mayor parte de este tipo de casos fue trasladado de la justicia penal militar a la civil.

    Pese a los avances, el desarrollo de la estrategia contrainsurgente gener uno de los problemas ms graves en materia de derechos humanos, los llamados falsos positivos. Bajo la poltica de Seguridad Democrtica, el gobierno de Uribe presion constantemente a las Fuerzas Militares para conseguir resultados en la campaa en contra de las guerrillas; la manera ms sencilla de medir el xito fue a travs del conteo del nmero de guerrilleros dados de baja (bodycounts). (ET oct. 2010). El Ministerio de la Defensa implement una serie de incentivos informales (reconocimientos especiales, permisos, promociones para los soldados), e incentivos formales (recompensas a los informantes civiles) a quienes mostraran mejores resultados.

    En Washington las denuncias causaron revuelo. Desde el 2007 se congelaron US$ 70 millones en ayuda para las Fuerzas Militares por problemas de derechos humanos. A raz de las denuncias por los falsos positivos, la entrega de estos recursos fue condicionada por el Congreso de EEUU a la obtencin de resultados concretos en las investigaciones sobre el asunto. (ET 18 marzo 2009). El tema de los derechos humanos tambin gravit muy fuertemente en las discusiones sobre la aprobacin del Tratado de Libre Comercio con Colombia en el Congreso estadounidense. En su informe de 2010 Human Rights Watch recomendaba continuar postergando la ratificacin del Tratado de Libre Comercio hasta que el gobierno colombiano cumpliera los requisitos sobre derechos humanos, incluida la desarticulacin de las estructuras paramilitares y la adopcin de medidas efectivas para enfrentar a los grupos sucesores que actualmente representan una amenaza para los sindicalistas. (HRW 2010: 16).

    Despus de unas tensas relaciones y a veces de abierta animadversin entre las ONG de derechos

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    humanos y el gobierno de Uribe, la nueva administracin Santos ha buscado acercamientos con las organizaciones de la sociedad civil para establecer un clima de entendimiento.

    En cuanto al derecho a la verdad y a la reparacin integral por parte de las vctimas, las confesiones de los desmovilizados pertenecientes a los grupos paramilitares han permitido conocer de actos criminales que no haban podidos ser judicializados.5

    Por su parte, el gobierno de Santos present el proyecto de Ley de Vctimas que fue aprobado por el Congreso en 2011, en el que se establece que sern reconocidas las vctimas d