serrano - límites (2010)

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    QUIN IMPONE LOS LMITESDE LA LINGSTICA? UNA REFLEXIN

    SOBRE LA LINGSTICA EN MXICO

    1. INTRODUCCIN1

    Un reciente encuentro acadmicoen la ciudad de Mxico (junio de 2008) me permiti observar de cerca unpequeo, diverso y actualizado muestrario de las investigaciones lingsti-cas mexicanas, especficamente en el mbito de las lenguas indgenas. Estu-diantes de licenciatura, posgrado e investigadores tuvimos la oportunidad dediscutir problemticas terico-descriptivas con autoridades acadmicas enmateria de tipologa, cambio por contacto y gramtica comparada. Durantelas interesantes y bien argumentadas discusiones, ejemplos iban y venan, yafueran sobre nhuatl, chol, tseltal, cora, tsotsil, zapoteco, entre otras. Todosgiraban en torno a los procesos de cambio debidos al influjo de lenguas comoel espaol. Muchas afirmaciones eran del tipo: en esta variedad la funcinlingsticaxse manifiesta en la forma r, pero tambin como s, como t, etc.

    Durante todo el congreso, sin embargo, nadie mencionaba el concepto clavedetrs de tales procesos: variacin lingstica; mucho menos, por supuesto,se preguntaban sobre el patrn social que seguan estos procesos de cambio.

    1 Este ensayo se basa principalmente en mis recientes hallazgos de investigacin y miexperiencia profesional en instituciones mexicanas dedicadas a la educacin indgena. Es unainvitacin a la discusin sobre el trabajo que estamos realizando los lingistas en Mxico,los alcances de la descripcin lingstica, sus posibilidades de aplicacin y la pertinencia detrazar prioridades de investigacin. No pretende por lo tanto ser un anlisis histrico de la

    lingstica mexicana para ello ya existen estudios y trabajos de investigacin bibliogrficae historiogrfica muy detallados como los de Parodi (1981), Barriga & Parodi (1998), Barri-ga (2009) o Barriga & Butragueo (en prensa). Agradezco los valiosos comentarios de dosrevisores annimos; trat de incorporar, en la medida de lo posible, sus observaciones. Porsupuesto, toda responsabilidad por el contenido final es ma solamente.

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    Incluso, en la charla informal de los recesos algunos colegas se sorprendanal escuchar la propuesta de este autor de estudiar dichos fenmenos de varia-cin y cambio con una metodologa sociolingstica que tratara de ser cuali-tativamente fiel al entramado social de sus comunidades o que, como podradecirse tambin, hicieran lingstica socialmente realista. Ante estas impresiones quizs demasiado personales y forzosamentelimitadas y el silencio de los asistentes cuando hice un llamado a la incor-poracin de informacin subjetiva de los hablantes para la delimitacin delenguas y dialectos (sobre todo cuando esta informacin sirva para establecerpolticas lingsticas), me pregunt: en qu momento la indisociable rela-cin lenguaje-sociedad dej de ser pertinente para la investigacin lings-

    tica mexicana? Por qu la opinin de un hablante debe ser despreciada? Larespuesta es difcil, pero podra explorarse al menos en dos factores: la pervi-vencia de una perspectiva cientfica que define al lenguaje como una entidadabstracta y esttica y su peso en los curriculade las universidades y cen-tros encargados de la formacin de lingistas y, por otro lado, la ausenciarelativa de una tradicin de estudios sociolingsticos en Mxico y la con-secuente ignorancia de sus mtodos y logros.

    2. LALINGSTICACOMOCIENCIA ENMXICO

    Recordemos que la lingstica moderna se constituye con un objeto de estu-dio de claros lmites, de carcter homogneo, ideal y convencional: la len-gua(Saussure, 1988 [1916]). Como sabemos, este constructo terico al quepor necesidad de mtodo

    se le atribuye una estructura uniforme (cf. Cose-riu, 1958, o el axioma de categoricidadde Chambers, 1995), fue el de mayorpeso en el pensamiento lingstico americano y europeo por muchos aos, sin

    un cuestionamiento serio por parte de la comunidad cientfica que integrabala joven disciplina y, como lo seala el propio Coseriu (1958), termin porconfundirse dicha necesidad de mtodo con la realidaddel objeto de estu-dio. Aunque Antoine Meillet y antes de l, Whitney y el mismo Saussure(cf. Koerner 1991) haba llamado la atencin muy tempranamente sobrela importancia del carcter social de la lengua2, la lingstica ignor casi porcompleto este aspecto durante la primera mitad del siglo XX. Por otra parte, ladialectologa europea y americana, desde fines del siglo XIX(Georg Wenkeren Alemania, Jules Gilliron en la campia francesa) y durante la primera

    2 We must determine which social structure corresponds to a given linguistic structure,and how, in a general manner, changes in social structure are translated into changes in lin-guistic structures (Labov 1966: 15).

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    mitad del XX(Hans Kurath y colegas en la Costa Este norteamericana),estabaaportando conocimiento sistemtico sobre la variacin lingstica, pero sinmayores pretensiones en el plano terico (cf. Chambers & Trudgill 1980,Koerner 1991). Tendramos que esperar a la dcada de 1950 para la llegadade una generacin de lingistas preocupados por un aspecto important-simo para toda descripcin lingstica cientfica que se haba dejado de ladosistemticamente: la lengua natural, tal como es producida por los hablan-tes reales, en situaciones reales de uso. Haugen (1956), Ferguson (1959),Labov (1966), Bright (1966), Fishman (1971), Hymes (1974), Gumperz(1974), todos ellos compartan una idea fundamental (aunque sus temti-cas, focos y aproximaciones metodolgicas fueran divergentes): la lengua

    natural es variable y se encuentra vinculada ntimamente con el tejido cul-tural y social de las comunidades de habla, quienes dictan no slo las regu-laridades del sistema lingstico lo homogneo, las reglas categricas ycompartidas por todos sino los procesos de cambio lingstico, la reten-cin o desplazamiento de la lengua materna, las polticas lingsticas inter-nas y su repercusin en el comercio, la educacin, la organizacin polticay religiosa, etctera. Precisamente es en esta poca que toman fuerza temascomo el bilingismo, el cambio de cdigos, el desplazamiento lingstico,el cambio lingstico en marcha, entre otros3. Puede decirse que la primera y fundamental aportacin que trata de con-ciliar los propsitos descriptivos de la lingstica estructural con los del estu-dio sincrnico del cambio lingstico es la de Weinreich, Labov & Herzog(1968: 100), quienes proponen una revisin del concepto mismo de estruc-tura lingstica. Desde esta perspectiva, la lengua no es una entidad monol-tica, sino una heterogeneidad ordenada. William Labov (1996 [1994], 2006 [2001]) ha venido sistematizando loshallazgos de la lingstica variacionista del cambio y ha propuesto principios

    empricos (inductivos) sobre los factores internos y externos que intervie-nen en estos procesos. Sin embargo, mi parecer es que pervive en la comu-nidad cientfica mexicana una especie de ceguera voluntaria para reconocery analizar los procesos variables en las lenguas, sobre todo desde aproxima-ciones metodolgicas rigurosamente empricas4. Toda descripcin de una len-gua preferira decir, de una comunidad de habla (Gumperz 1974) debeincluir una descripcin de los procesos variables, ms an cuando exista claraevidencia de que se trata de procesos sociolingsticos: variacin y cambio

    3 Para una historia de la sociolingstica son fundamentales los trabajos de Shuy (1990)y Koerner (1991). 4Aunque no faltan las notables excepciones, como el trabajo de Sandra Cruz (2008)quien analiza la interaccin de estilos de habla en Tseltal de Oxchuc desde una perspectivavariacionista.

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    claramente asociados a diferenciacin social, sexual o etaria dentro de lacomunidad, o donde intervengan estereotipos, actitudes lingsticas clara-mente definidas, etctera5. La importancia de prestar atencin a estos procesos puede ser radicalen pases como Mxico, donde el contacto con el espaol genera importan-tes procesos de cambio (o linguistic replicationcomo lo nombran Heine &Kuteva 2005). Sin embargo, debe reconocerse que la realidad de la investi-gacin lingstica mexicana nos ofrece un panorama ms bien pobre al res-pecto6, lo que nos lleva a ciertas reflexiones:

    1. Cules son (o deben ser) los lmites de la descripcin lingstica?

    En todo caso: quin establece esos lmites? 2. Adems del anlisis riguroso del lingista, es vlido incorporar losjuicios gramaticales y opiniones subjetivas de los hablantes nativosdel restode la comunidad para no conformarnos con los juicios deuno o dos hablantes nativos?

    3. En el plano de las polticas lingsticas que son, a final de cuentas,ejercicios en el marco de la lingstica aplicada: basta solamente conlas delimitaciones dialectales, lingsticas o sociolingsticas que elinvestigador, desde la perspectiva terica que fuere, proponga? Cules el papel de la opinin de los hablantes nativos respecto de las pol-ticas que han de funcionar en sus propias comunidades?

    4. En el terreno de la tica profesional: lingstica descriptiva paraqu? Para hacer aportaciones al conocimiento o la teora lings-tica, o para contribuir a los procesos de desarrollo lingstico (y porende, humano) de las comunidades que investigamos? Hasta dndees lcito plantear que el lingista no debe involucrarse en la vida delas comunidades que estudia?

    La perspectiva que aqu defiendo es aquella que impulsa a llevar msall la descripcin lingstica y dar cuenta tanto de los procesos categri-cos, como de los procesos variables en la comunidad, atendiendo esto meparece fundamental no solamente lo que como lingistas podemos detec-

    5 Es interesante que el estudio de las actitudes lingsticas es un campo que s se trabajaen las lenguas indgenas mexicanas (Barriga & Parodi 1998: 346-347), pero no suele acom-paar al anlisis de procesos de cambio de estructuras formales (v. infra).

    6 Un solo ejemplo:Lingmex(http://lingmex.colmex.mx) registra 92 trabajos publicadosentre 1980 y 2009 que contienen la palabra cambio o change en el ttulo. De estos, slo18 tienen que ver con lenguas indgenas. Dichas bsqueda no agota, por supuesto, todas lasinvestigaciones posibles sobre variacin y cambio en lenguas indgenas, pero no deja de serun buen indicador.

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    tar, sino lo que los hablantes de la comunidad tienen que decir respecto tantode la estructura de su lengua materna como de los procesos sociolingsticosque viven cotidianamente. La investigacin lingstica mexicana, en general, ignora de manera sis-temtica el imaginario lingstico o ideologas lingsticas(cf. Silverstein1979) que los hablantes tienen sobre la interaccin comunicativa en suscomunidades7. Cundo empezaremos a escucharlosrealmente? Es impor-tante incorporar a la lingstica, como disciplina cientfica, las aportacionesproducto del estudio del conocimiento subjetivo de los hablantes sobre sulengua, lo que Niedzielsky y Preston (2000) llaman lingstica folk.Desde miperspectiva, ste es un tipo de lingstica que, complementando la descrip-

    cin sociolingstica, no solamente nos permitira contar con un panoramaglobal e integral de la lengua como entidad sistemtica y abstracta y a la vezcomo institucin social, sino tener una perspectiva bien fundamentada paraorientar las acciones de los gobiernos sobre la educacin, los usos y derechoslingsticos de los pueblos y culturas indgenas. Sabemos de los lmites queel estudio de la subjetividad de los hablantes tiene (cf. Moreno Fernndez1990), pero no por ello debemos descartarlos y sacarlos de los curriculadelicenciaturas y posgrados o de las lneas de investigacin en las institucionesque acogen el trabajo lingstico as como tampoco se ha dejado de traba-jar sobre ambiciosos programas como la bsqueda de una Gramtica Univer-sal que casi nadie discute pero que puede verse como una aventura de difcilsostn cientfico desde ciertas perspectivas (cf. Lara 2001).

    3. DATOSDELANALISTAVS.DATOSDELHABLANTE

    Los estudios de dialectologa perceptual(Preston 1989), que surgieron de

    manera independiente en Japn y los pases escandinavos (Grootaers 1959) enla dcada de 1950, son prcticamente inexistentes en Mxico. Quizs existael prejuicio de obtener datos poco sistemticos, aleatorios o la mejor de lasveces curiosos. Sin embargo, con muestreos relativamente pequeos puedenencontrarse tendencias bastante claras, al menos respecto de la delimitacinde zonas dialectales subjetivas. Por ejemplo, hablantes de espaol del estado deSonora y el Distrito Federal coinciden en identificar al menos tres grandes dia-lectos mexicanos: del Norte, Centro y Sur (cf. Mora & Serrano 2004). El 60%

    7 Lo que no significa que el estudio de otros problemas sociolingsticos vinculados conmacroprocesos sociales como el desplazamiento y muerte lingstica, o la (des)educacinin-dgena ( laChomsky 2007) no se hayan tratado en Mxico con relativa profusin (v. Parodi1981, Barriga & Parodi 1998, Barriga 2009).

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    de los informantes en el estudio de Serrano (en prensa) reconocen una varie-dad lingstica del Noroeste mexicano distinta de la de otras variedades nor-teas. Los trabajos mencionados son los primeros intentos por trazar fronteraslingsticas a partir de la opinin de hablantes comunes, y debemos mencio-nar que tienen sus limitaciones8. Sin embargo, la experiencia de estos ensa-yos sugiere seguir explorando esta veta de investigacin y que este tipo dedatos puede ser til para explicar procesos de resistencia ante la homogeneiza-cin lingstica, o la existencia de subregiones culturales mestizas e indgenasen Mxico (con ayuda de disciplinas como la historia y la antropologa)9.

    4. LOSPROCESOSDEPRODUCCINDELDISCURSOLINGSTICOMEXICANO

    Recientemente me encontr con un caso interesante que invita a la reflexinsobre la artificial divisin entre lenguay comunidad de hablaque pervive enla lingstica contempornea. Se trata de una investigacin sobre una lenguamuy poco estudiada en Mxico (por tratarse obviamente de un tema muy loca-lizado, omito nombres). El producto es una gramtica descriptiva de la lengua,con toda la complejidad que esto implica: anlisis fonolgico, morfo-sintc-tico y semntico, trabajo llevado a cabo por un solo investigador durante sieteaos. Esta investigacin incluy tambin un breve recuento sobre la comu-nidad de habla en la que se realiz el estudio (estatus de la lengua, nmeroaproximado de hablantes, actitudes de los hablantes nativos ante su prdida ymantenimiento, historia de la comunidad y su asentamiento en Mxico, entreotros). Para muchos, este esfuerzo va ms all de los requerimientos de unagramtica descriptiva. El autor invirti tiempo y esfuerzo para introducir-nos a la realidad social de la lengua y sus hablantes, y busc una contextuali-zacin del proceso mismo de investigacin. Sin embargo, la reaccin que tuvo

    un miembro de la comisin lectora de dicho trabajo es, por decir lo menos,desconcertante. Coment que dicha seccin del estudio es innecesaria ydebera eliminarse. Nuevamente formulo la pregunta: en qu momento lalengua dej de verse como lo que es, un fenmeno social? Por qu el estudiode lo social en el lenguaje es visto como una tarea intil e imposible de rea-lizar? Es ms cientficoel estudio del sistema de la lengua (extirpado delentorno social y cultural en el que se configura y manifiesta) que un anlisis

    8 La poblacin encuestada en el D. F. es de educacin universitaria en su mayora (Se-

    rrano en prensa); y los muestreos en Hermosillo y el D. F. fueron levantados en condicionesdistintas (Mora & Serrano 2004). 9 La importancia del estudio detenido de las identidades lingsticas y su complejarelacin con la identidad tnica ha sido resaltada por Luis Fernando Lara respecto al caso delas lenguas indgenas de Chiapas (Lara 2004).

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    sociolingstico sistemtico? Creo que la resistencia de ciertos investigado-res a reflexionar con detenimiento sobre estas cuestiones se debe en parte auna serie de prejuicios que deben estar muy arraigados en ciertos sectores dela comunidad cientfica mexicana: Primero, los estudios sociolingsticos no son de lingstica dura o te-rica. Desde un principio la sociolingstica dialog con distintos modelos lin-gsticos (gramtica generativa, funcionalismo, lingstica de textos, anlisisdel discurso, etc.), precisamente porque sus pioneros vean las limitaciones delestudio de las lenguas con datos de escritorio y pugnaban aunque no expl-citamente por una lingstica de la actuacinpostergada indefinidamentepor el programa generativista de Chomsky (1957, 1965) que diera cuenta

    del sistema de la lengua tal y como es producido por sus hablantes en los con-textos ms naturales posibles de obtener. Slo mencionar dos ejemplos sobreel alcance terico de la discusin sociolingstica. En 1966 Dell Hymes (1974)propuso que la estructura de la lengua no estaba limitada a una competencialingsticachomskyana que permite a los hablantes producir oracionesgramaticales (o bien formadas): para ser un hablante competente tambin serequiere el conocimiento cultural sobre el uso apropiado de las reglas del sis-tema de acuerdo con el contexto, situacin e interlocutor(es) en turno, a lo queHymes llamar competencia comunicativa. El concepto mismo de lenguase expande desde esta perspectiva que abreva de la antropologa y la etnogra-fa de la comunicacin en sociedades no occidentales. Un segundo ejemplo esla ya mencionada nocin del sistema lingstico como heterogeneidad orde-nada de Weinreich, Labov & Herzog (1968), quienes proponen una teoradel cambio lingstico de fuerte base emprica. Cuando la teora lingsticaen boga aceptaba sin reparos la idea de que el cambio lingstico es abrupto,que ste no es observable y que existe una variacin libre, dichos autoresproponan el estudio sistemtico de la variacin y el cambio en la comunidad

    de habla que se constituira en la fuente primaria de datos, menos abstractaque el hablante oyente ideal en una comunidad homognea valindosede muestreos socialmente realistas, el diseo de entrevistas que buscan dis-tintos grados de formalidad discursiva los llamados estilos contextuales(cf. Labov 1972) y clculos estadsticos refinados para obtener certezasinductivas acerca de los procesos estudiados (Sankoff 1988). No se trata dedeterminar la competencia lingstica de un individuo, sino la de la comuni-dadque es, a final de cuentas, la que dicta el devenir de los procesos de inno-vacin, difusin, adquisicin y consolidacin de los cambios a travs de sucomplejo entramado social. La sociolingstica no ha dejado de discutir conlos avances tericos ms recientes; por sealar un ejemplo, actualmente setrabaja la variacin y el cambio lingstico en el marco de teoras como la deoptimidad (Anttila 2002).

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    Segundo, la sociolingstica implica invertir muchsimos recursoshumanos, financieros y tiempo para realizarla. Un solo investigador, enun lapso razonable, puede tener un recuento relativamente adecuado delos principales problemas sociolingsticos de su comunidad de estudiovalindose de recursos de grabacin e instrumentos informticos mnimos.Debemos recordar que en sociolingstica se buscan siempre muestreossocialmente realistas de la comunidad de habla. La experiencia en el campodemuestra que cuando se trata de fenmenos lingsticos, muestreos cuanti-tativamente pequeos suelen reflejar fielmente la tendencia general de todala comunidad. Por ejemplo, mis datos recogidos en 2006 sobre la asibila-cin de vibrantes en espaol de la ciudad de Mxico (Serrano 2008a) sur-

    gieron de un muestreo con slo 12 informantes. Ahora que la muestra seexpandi a 48 informantes, las tendencias son exactamente las mismas (cf.Serrano 2008b). Lo mismo ocurri respecto al estudio de la africada palatal(/t/) en espaol sonorense en el que un muestreo de 14 informantes (Serrano2000) produjo resultados de probabilidad que se repitieron por supuesto,con ligeras diferencias en cuanto al peso final de cada factor en la mues-tra total de 26 hablantes (Serrano 2008c)10. Tercero, los hablantes ignoran cmo se estructura su propia lengua y suopinin no es vlida para proponer afirmaciones cientficas y mucho menossustituir el anlisis riguroso por parte del lingista. La reciente experienciade investigacin sobre el trazo de fronteras subjetivas del espaol mexicano(Serrano en prensa) indica que las percepciones de los hablantes no lingis-tas son prcticamente las mismas que trazan los lingistas11. Sesenta infor-mantes en el D. F. y cincuenta en Hermosillo, Sonora, coinciden al sealarla existencia de al menos tres grandes variedades de espaol mexicano: nor-teo, central y sureo (Mora & Serrano 2004). Esta dialectologa percep-tiva coincide bastante con las regiones histricas en Mxico, que se poblaron

    en etapas distintas, con colonizadores y condiciones polticas, geogrficas ehistricas muy particulares (Garca Martnez 2008). Estas coincidencias entreregiones lingsticas e histricas no se deben, por supuesto, al azar, y mues-tran en cambio estar bien estructuradas en el imaginario lingstico-identitariode los hablantes. El imaginario lingstico de una comunidad de habla puedeobtenerse a travs de experimentos de inter-inteligibilidad, trazo de mapasperceptuales, cuestionarios sobre diversidad dialectal regional (el mtodo delas flechas), entrevistas sobre actitudes lingsticas, etc. (cf.Preston & Long

    10 Por supuesto, ambos ejemplos tratan de variables fonticas de las que puede obte-nerse un gran nmero de ejemplos con relativa facilidad. Encontrar una repeticin del patrnestadstico de una muestra a otra se vuelve ms complicado cuando tratamos con fenmenossintcticos, lxicos o conversacionales. 11 Un total de 103 mapas trazados por no lingistas y nueve por lingistas.

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    1999). Desde mi personal punto de vista, informacin de este tipo puedeorientar la bsqueda de realidades sociolingsticas por parte del lingista quecomplementaran el anlisis y la descripcin del complejo entorno comuni-cativo de las comunidades de habla en las que trabajamos (dicha descripcinincluira las consecuencias del contacto de lenguas y dialectos, procesos decambio en marcha, actitudes lingsticas, bilingismo, polticas lingsticasde iurey de facto, etctera). La generacin de conocimiento cientfico sobre la realidad sociolings-tica de Mxico, en especial de sus lenguas indgenas, es una tarea que ya nodebe posponerse. Hemos avanzado, ciertamente, en el mbito de las descrip-ciones sistmicas en un buen nmero de lenguas, pero seguimos ignorando

    su realidad sociolingstica12

    . Las instituciones encargadas de la formacinde profesionistas de la lengua deben hacer hincapi en la importancia de noignorar los aspectos sociales del lenguaje a la hora de plantear nuevas investi-gaciones que, a la larga, deberan apoyar a los procesos de desarrollo culturaly lingstico de las comunidades que nos acogen y, en muchos sentidos, sol-ventan nuestra labor.

    5. LINGSTICAMEXICANAYEDUCACININDGENA

    Una poltica lingstica que no haga caso de la opinin que tienen los hablan-tes sobre cuestiones vitales para ellos como el prestigio de ciertas variedadespatente o encubierto (Trudgill 1986), las fronteras dialectales y lings-ticas, ventajas y desventajas econmicas, psicosociales, polticas, jurdicas oeducativas del uso de la lengua originaria, etctera, est destinada al fracaso.El mejor ejemplo: la educacin indgena mexicana. Mxico es el nico pas latinoamericano con una poltica de Estado para

    las lenguas que repercute directamente en su complejo sistema educativo.La educacin destinada a nios indgenas mexicanos parte ahora de unmodelo intercultural-bilinge (DGEI-SEP1999)13. La experiencia en las comu-nidades con maestros y alumnos indgenas denota, sin embargo, una prctica

    12 Barriga & Martn Butragueo (en prensa) presentan un estado de la cuestin bastanteactualizado sobre la sociolingstica en Mxico. 13 Un modelo interesante de educacin indgena basado en el desarrollo del oficio deinvestigador en los nios que tampoco arroja resultados alentadores es el del Consejo Na-

    cional de Fomento Educativo (CONAFE2000). Independientemente de la calidad o pertinenciade los modelos educativos, el fracaso de la educacin indgena mexicana se debe en buenamedida a las deficiencias en la puesta en prctica de estos modelos una prctica que sueleresponder a intereses ms bien polticos e ideolgicos y no educativos. Un punto de vistasimilar lo encontramos en Lastra (1992: 461-463).

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    muy deficiente de dicho modelo14. Uno de los principales objetivos del sub-sistema de educacin indgena, que es dotar de libros de texto en la lenguaoriginaria, ha mostrado su rotundo fracaso una y otra vez15. La problemticaes sumamente compleja, pero podemos afirmar que uno de los problemas defondo que se suma a las condiciones socioeconmicas de marginacin quetodos conocemos es la crnica desvinculacin entre la investigacin lings-tico-pedaggico-antropolgica con las comunidades y sus autoridades tci-tas, tradicionales, simblicas o de facto. Con posturas rayanas en la pedantera,llegamos a las comunidades indgenas con propuestas de alfabetizacin ylibros de texto que poco o nada tienen que ver con su realidad sociolings-tica, educativa o cultural. Es importante mencionar que, curiosamente, son

    hablantes nativos quienes elaboran los libros de texto en lenguas indgenasmexicanas, asesorados por lingistas. Sin embargo estos libros son sistem-ticamente rechazados por los maestros frente al grupo, quienes argumentanque no fueron tomados en cuenta para su diseo y que, en ltima instancia,dichos libros estn escritos en una variante dialectal distinta a la suya. Sumado a lo anterior, la realidad del profesorado indgena es de muy bajo per-fil acadmico y profesional de hecho es el ms bajo de todo el sistema educativode educacin bsica, lo que se ve reflejado tambin en los alumnos indgenas16.Un nmero importante muy difcil de determinar si seguimos la estadsticaoficial de maestros indgenas presenta alguna o todas estas caractersticas:

    1) Cuentan con el nivel de estudios ms bajo de todo el sistema educa-tivo mexicano: la mayora de profesores indgenas ingres con estu-dios de secundaria o preparatoria (9-12 aos de escolaridad)17.

    14 Respecto al modelo de educacin bilinge bicultural de los aos ochenta en Mxi-co, Lastra es contundente: la educacin bilinge y bicultural es un mito (1992: 100). El mo-delo actual sigue siendo un fracaso si atendemos al bajo desempeo escolar de los alumnos

    (v. infra). 15 Mi experiencia personal en la Direccin General de Educacin Indgena (DGEI) entre1998 y 2007 en el diseo e imparticin de cursos a maestros (SEP-CONAFE-DGEI1999, 2000)y la evaluacin de los servicios educativos en diversas regiones del pas, me permiti verel verdadero uso de los libros de texto en lenguas indgenas en varias comunidades: comocombustible para encender fogatas, como sustitutos del papel higinico, para cubrir ventanas,o como objetos de ornato. Debo aclarar que no en todos los contextos indgenas ocurre esto,sin embargo, la opinin generalizada de los maestros es que los libros no sirven. 16 Vase la estadstica que al respecto ofrece el Instituto Nacional para la Evaluacinde la Educacin (INEE), donde los alumnos indgenas de 6to grado son los de ms bajo apro-

    vechamiento de todo el pas (incluidos alumnos de DGEIy Cursos Comunitarios del CONAFE):. Cuadro RE02a-A1 (pg. 783) sobre desempeo en matemticas yRE02b-B1 desempeo en espaol (pg. 785). 17 Por otra parte, contrasta mucho el supuesto 70.7% de profesores indgenas con li-

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    2) A pesar de que el 63.2% de profesores indgenas habla una lenguaoriginaria (INEE2006), la mayora de ellos fueron obligados a utilizarel espaol como la nica lengua que les permita acceder al sistemaeducativo, con las consecuencias lingstico-cognitivas y socialesque esto acarrea: serios problemas para leer y escribir, deficientecomprensin de los contenidos de los programas que manejan, pobreprctica pedaggica, etc. Adems, algunos de estos profesores indge-nas trabajan en comunidades de lengua distinta a la suya, por lo quepodemos encontrar a un profesor hablante de nhuatl en una reginotom.

    3) Su formacin como maestros bilinges se limit, en un primer

    momento, a cursos de induccin a la docencia de slo tres meses. 4) La mayora de los maestros indgenas, adems de no contar consuficientes conocimientos sistematizados sobre su lengua materna(gramatical, lxico, estructuras contrastivas, mtodos de enseanzabilinge) una exigencia que les impone el sistema educativo notienen la voluntad de conciliar las necesidades lingstico-educativasde sus alumnos sobre todo asegurar el desarrollo adecuado de sulengua materna con la urgencia de las comunidades por aprenderel espaol como un medio importantsimo de supervivencia18. Real-mente son raras las experiencias en las que los profesores indgenasimpulsan el uso de la lengua originaria en el saln de clases unejemplo es el de los profesores purpecha de San Isidro, Michoacn(Hamel et al. 2004).

    Como lingistas podremos contribuir en las comunidades con alfabetos,cartillas de alfabetizacin, interesantes programas de revitalizacin lingsticay cultural, libros de texto, recopilaciones de textos tradicionales por escrito,

    etc. Sin embargo, si no se parte de la opinin, inquietudes y conocimiento his-trico-cultural de los hablantes a quienes los dirigimos, tales esfuerzos habrnsido en vano.

    cenciatura o ms que reporta el INEE: con el 17.44% de profesores deprimaria titulados de licenciatura que registra la propia DGEI (DGEI-SEP, 2008: 25) . Sobre los pobres

    hbitos de lectura de los maestros mexicanos (indgenas y mestizos): . Cuadro AR02-1 (pg. 116). 18 Una discusin interesante sobre bilingismo, actitudes y educacin indgena la en-contramos en Muoz Cruz (2008).

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    6. CONCLUSIN

    Son dos los niveles de compromiso del investigador con las realidades socio-lingsticas con las que se enfrenta. El primer nivel es el de la descripcin lin-gstica misma, que no debe ignorar los fenmenos variables en pos de unamayor regularidad en los datos19; a esta descripcin deben contribuir tam-bin los hablantes nativos, no slo a travs de juicios de gramaticalidad,sino tambin de sus percepciones de la variacin interna en la lengua y losprocesos sociolingsticos en su comunidad. El segundo nivel es quizs ms controvertido, ya que implica la vincula-cin del lingista con las comunidades donde trabaja en un sentido humano

    y tico (cf. Silva-Corvaln 2001: 41-42). La lingstica, como ciencia matrizde las disciplinas sociales, no debe desprenderse de la realidad material delos hablantes que le dan vida y razn de ser, sino tratar de, en la medida de loposible y cuando nuestros acompaantes en el recorrido de nuestras investiga-ciones lo permitan y soliciten, trabajar junto a ellos y contribuir a sus propiosproyectos de crecimiento individual, social y cultural. Varios investigadoreshan hecho un llamado explcito a esta vinculacin y actan en consecuen-cia: en Estados Unidos William Labov ha trabajado como perito en juicios afavor de la comunidad de habla negra (Labov 2000: 563-616), Walt Wolframy colegas han echado a andar interesantes proyectos para revitalizar y aca-bar con los prejuicios contra el ingls de la Costa Este (Schilling-Estes 2007:187-189). Algunos colegas que trabajan en Mxico me han informado de losalfabetos prcticos que proponen para las comunidades indgenas donde tra-bajan o su incorporacin a programas locales de revitalizacin lingstico-cultural. Desafortunadamente, estos ejemplos siguen siendo excepcionales yno una generalidad. La bsqueda del sistema de una lengua particular del Mxico indgena

    por supuesto complicada y que suele llevar aos de investigacin nodebe impedirnos explorar la manera de apoyar a estas comunidades, al reali-zar investigaciones que no slo exploten el conocimiento de nuestros infor-mantes sino que les retribuyan en la misma medida que ellos apoyan nuestrocrecimiento acadmico, profesional y humano. Hay muchas vertientes dondenuestro trabajo puede ser til: educacin, asesora legal o administrativa, salude higiene, apoyo en la difusin de proyectos productivos locales, revitaliza-cin lingstica y cultural. Slo hay que proponerlo.

    19 Por supuesto, los anlisis ms abstractos son necesarios porque aportan a las teoraslingsticas generales, pero recordemos que nuestra postura es que la heterogeneidad naturalde la lengua no es aleatoria (y por lo tanto impredecible) sino sistemtica (y determinable atravs de procesos de investigacin inductivos).

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    Finalmente, una respuesta a la pregunta inicial puede ser la siguiente: loslmites de la lingstica han sido impuestos por las corrientes intelectuales quereducen el inters terico y descriptivo al discernimiento de un sistema idea-lizado y homogneo, debido a las escuelas y universidades que nos formarondesde tal perspectiva20. Y por ltimo, debe reconocerse que estos lmites tam-bin son autoimpuestos por nosotros como investigadores. Debemos cruzarel umbral y plantearnos programas de trabajo ms ambiciosos que contribu-yan al desarrollo de la sociedad mexicana en el marco de pluralidad, respetoy aprecio genuino por la diversidad lingstica y cultural que sta requiere.

    Julio Csar Serrano

    Centro de Lingstica Hispnica Juan M. Lope BlanchInstituto de Investigaciones Filolgicas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    juliuserrano@gmail.com

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    20 Un ejercicio interesante es analizar los programas de estudio de las licenciaturas en

    lingstica en Mxico. Revis los programas de la Escuela Nacional de Antropologa e Histo-ria (), Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapala-pa () y Universidad de Sonora (), las cuales dedican slo una materia a la sociolingstica(alguna otra para dialectologa o polticas del lenguaje) en el grupo de materias obligatorias.

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