san clemente

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Fiesta 15 de Marzo

Su nombre de pila era Juan (Hansl) Dvorak. Nació en Tasswitz, Moravia,

actual República Checa, el 26 de diciembre de 1751.

Clemente

Hofbauer

Fue el noveno de los doce hijos de

Pablo Hofbauer (Dvoràk) y de María Steer.

Su padre era carnicero y

murió en 1757.

Al morir su padre, la familia se encontró en circunstancias tales que

Juan frecuentó muy poco la escuela en sus años juveniles.

Aprende latín con ayuda del vicario de su parroquia, pero al morir este cuando tenía catorce

años, se ve en la necesidad de aprender algún oficio. En 1767 es aceptado como aprendiz de

panadero.

En 1770 entra como sirviente al monasterio premonstratense de Bruk, donde desempeñó el oficio

de panadero.

Aunque no se trata del tan anhelado sacerdocio, puede allí hacer pan para calmar el hambre de los pobres que

tocan a las puertas del monasterio en busca de ayuda por la carestía a

consecuencias de la guerra.

Aún así encontró tiempo para hacer los estudios de

sacerdote.

Durante algún tiempo vivió como eremita, primero en Austria y después,

con el permiso del obispo de Tivoli, junto a la capilla de Quintilio. Aquí fue

donde cambió su nombre por el de Clemente María .

En 1776 termina sus estudios de filosofía. Aun así le fue imposible entrar al sacerdocio, seis veces lo

intenta y las seis veces tiene que desistir. Varias por pobreza, y otras por oposiciones de diversas clases.

Regresa a su casa y durante dos años vive como ermitaño en Muehlfraun.

Tras la insistencia de su madre, deja una vez más la ermita y se dedica

nuevamente a cocer pan.

Esta vez halla trabajo en una famosa panadería de Viena. A los 30 años, un día ve que dos señoras en pleno aguacero

necesitan una carroza para dirigirse a su casa, y él se ofrece a conseguirla.

Por este favor, las dos señoras, quienes eran muy ricas, al saber que él deseaba ser sacerdote, pero que no tenía con qué costearse los estudios, se hicieron cargo de los gastos

de su seminario.

Va a la universidad y así a los 34 años llegó al sacerdocio.

En 1784, insatisfecho por el clima josefinista de la universidad de Viena, viajó de nuevo a Roma

junto con un amigo estudiante: Thaddeus Hüble.

Los dos seminaristas son recibidos en el noviciado

redentorista de San Julián, en Italia.

Tras un breve noviciado, hicieron la profesión pública de los votos de

pobreza, castidad y obediencia el 19 de marzo de 1785, fiesta de san José.

Diez díasmás tarde,

el 29 de marzo de

1785, fueron ordenados sacerdotes en Alatri.

Juntamente con el Padre Hüble, volvió a Viena donde deseaba establecer la

Congregación. Pero esto no fue posible debido a las leyes josefinistas.

Se dirigió entonces a Varsovia donde, en 1787, se hizo cargo

de la iglesia alemana de San Bennón.  

Comenzó allí una actividad pastoral muy intensa y atrajo a

numerosos candidatos deseosos de unirse a él y al Padre Hüble.

La iglesia de San Bennón se convirtió en sede de “una misión continua” con un

programa diario de predicaciones, instrucciones, confesiones y devociones.

Para suministrarles vestido y alimento,

él y sus compañeros tienen que salir a

mendigar.

Fundó, además, un orfanato el albergue del Niño Jesús, para los niños, niñas y jóvenes sin techo.

Se cuenta que en una ocasión, entró Clemente en un bar local a mendigar. Al

pedir la limosna, uno de los encargados le escupió la cerveza a la cara.

Él tranquilamente se limpió y respondió: "Esto es para mí. Pero ahora ¿qué me da para mis chicos?" Los clientes atónitos por aquella

respuesta le dieron más de 100 monedas de plata.

En 1791, cuatro años después, es transformado el albergue de los chicos en

academia. Abren un internado para chicas y confían su dirección a algunas nobles

matronas de Varsovia.

Esta actividad la continuó hasta 1808, cuando Napoleón cerró la iglesia de San

Benón y los 40 Redentoristas que la atendían son encarcelados, reteniéndoles

en prisión durante cuatro semanas; y luego se les ordenó a que abandonaran el país.

Clemente se estableció de nuevo en Viena con un compañero y allí permaneció hasta su muerte, acaecida 13 años después .

Como capellán del convento y de la iglesia de las Ursulinas, tuvo

una extraordinaria influencia en toda la

ciudad y aún más allá de la misma.

Sobre todo, aconsejó y alentó a algunos dirigentes del nuevo movimiento romántico y

a otros que trabajaban por la renovación católica en los países de lengua alemana.

Su gran actividad atrajo la atención de la policía.

En Viena, es de nuevo atacado y durante un tiempo se le prohíbe predicar. Es

amenazado con la expulsión por ponerse en contacto con su Superior General

Redentorista, en Roma.

Para hacer efectiva la expulsión debía ser firmada por el emperador Franz de Austria.

Pero el emperador se entera de lo apreciada que es la obra de Clemente, en

su visita al Papa Pío VII en Roma.

Entonces en recompensa por su entregado servicio, le autoriza una fundación

Redentorista en Austria.

Es por ello que en vez de la orden de expulsión, se le concede una audiencia

con el emperador.

Los planes se hacen a prisa. Se elige una iglesia y se la acondiciona para que sirva de primera fundación de los Redentorista en Austria. Pero, desgraciadamente, se

efectuará ya sin Clemente.

Al cambiar las circunstancias, estas comunidades, bajo la dirección del

Venerable Padre Passerat, se convirtieron, tras la muerte de San

Clemente, en la base de la renovación de la vida  redentorista en Europa Norte.

San Clemente murió en Viena el 15 de marzo de 1820.  Cuando Pío VII tuvo noticia de la

misma, dijo: “La religión ha perdido en Austria a su principal sostén”.

Beatificado por León XIII el 29 de enero de 1888, fue canonizado por San Pío X el

20 de mayo de 1909.

En 1914, San Pío X

lo proclamó

Patrono de Viena.

Los redentoristas lo veneran como su principal propagador.

REFLEXIÓN

No hay duda de que Clemente es un regalo de Dios para nuestra

Congregación.

No pertenece sólo al pasado, ocupa un lugar en la historia, pero proyecta su luz hasta el presente y

apunta al futuro.

Es un estímulo para salir al encuentro del mundo

de hoy y de mañana, con valentía, con humildad.

Por otro lado, no hay duda de que “no podemos desligar su espiritualidad y su apostolado de su persona” y del tiempo en que vivió. “Sería un error querer imitarlo o copiarlo en

todas sus dimensiones.

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