ritos del bautismo

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BIENVENIDOS

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El bautismo es el signo de la alianza del Nuevo Testamento, pues

si la circuncisión lo era para el Antiguo Testamento, hoy, el

bautismo lo es para la iglesia Católica. Nadie pretendía que un

niño de ocho días, que era la edad en la que se circuncidaba a

los niños judíos hiciera una profesión de fe. Él nació como parte

de una familia creyente y fue llamado por Dios.

Igual, los cristianos católicos, no hemos elegido nacer, y sin

embargo hemos recibido la gracia de la vida humana. Los

católicos no pensamos que se necesita elegir el bautismo, en una

edad adulta para recibir la gracia, aunque también la Iglesia

permite que las personas que no se hayan bautizado lo puedan

hacer a una edad adulta.

El bautismo de niños se remonta al

siglo II. Ya que en el siglo I los

apóstoles, bautizaban a adultos, pues

apenas se estaba empezando a formar

la Iglesia y sus miembros era gente

adulta. Aunque también, es posible

pensar que ya para el siglo II cuando se

bautizaban familias enteras se

incluyeran también los niños y desde

ahí, se da la tradición de que los niños

sean bautizados a temprana edad.

También Jesús va al río Jordán a bautizarse para

significar con esto que el inicio a la vida cristiana se da

desde el bautismo como un nacer de nuevo. Como un

proceso de cambio de vida, de conversión, de

arrepentimiento de los pecados según la predicación de

Juan el Bautista.

Normalmente la palabra bautizar

significa sumergir, introducir dentro

del agua, dicha inmersión simboliza el

acto de sepultar al bautizado en la

muerte de Cristo, de donde sale por la

resurrección con Él, como nueva

creatura.

Al respecto san Pablo nos dice en su Carta a los Romanos: “Qué diremos,

pues? ¿Que debemos permanecer en el pecado para que la gracia se

multiplique? ¡De ningún modo! Los que hemos muerto al pecado ¿cómo

seguir viviendo en él? ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en

Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos pues, con Él

sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo

resucitó de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también

nosotros vivamos una vida nueva” (Rm 6, 1-4).

El evangelio de Mateo dice:

“Vayan, pues, a las gentes de

todas las naciones, y háganlas

mis discípulos, bautícenlas en

el nombre del Padre, del Hijo

y del Espíritu Santo” (Mt 28,

19).

El padre Danilo Medina

(Ssp) dice lo siguiente frente

a este sacramento:

“El bautismo por tanto lleva consigo la expectativa de que

cuando el niño madure, vaya creciendo en la fe de sus padres

y padrinos, para que la persona bautizada haga una opción

radical del seguimiento de Cristo desde su familia, desde el

colegio, desde el trabajo, etc”.

3. Trae la virtud de la fe.

4. Imprime el carácter o señal

espiritual de que sí es

cristiano.

1. Borra la mancha del pecado

original y cualquier otro pecado

que tenga.

2. Concede la gracia o amistad con

Dios y los siete dones del

Espíritu Santo.

2. Ser hermano de Jesucristo (cf.

Mt 28,10).

4. Ser heredero del cielo

(cf. Tt 3, 7).

1. Ser hijo de Dios (cf. Jn 3, 1).

3. Ser templo del Espíritu santo (cf 1

Co 6, 19).

El sacerdote o diácono espera a los padres y padrinos con el que

va a ser bautizado a la entrada del templo. Significando con esto

el ingreso a la familia cristiana y por eso el bautismo debe ser

realizado en medio de la comunidad, para dar a entender que el

niño comienza a ser miembro de la familia de Dios. Y la Iglesia

(nosotros) se alegra porque se va a acrecentar el número de los

bautizados en Cristo.

Se da apertura a un diálogo entre el

sacerdote o el diácono con los padres

y padrinos. Con este diálogo se da

inicio al rito, cuando el celebrante

pregunta el nombre que han decidido

colocarle al niño. Con esto se quiere

dar a entender que el sacramento del

bautismo es algo que se pide a la

Iglesia libre y voluntariamente.

Seguidamente el sacerdote o diácono

signa al niño en la frente e invita a los

padres y padrinos a realizar el mismo

gesto.

Con la señal de la cruz en la frente del

niño, se quiere expresar la pertenencia

del él a Cristo que murió en la cruz y

en la cruz adquirió nuestra redención.

Nota: ha de saberse que cuando se

celebra el bautismo de los niños, no es

únicamente para los niños, sino,

también para los padres y

padrinos,quienes a su vez recuerdan

su propio bautismo. Pues en ellos

radica la tarea de educarlos en la fe,

la cual ellos profesan en su nombre.

Es por eso, que la comunidad debe

estar presente, porque esto ha de

llevarlos no a vincularse sino a

comprometerse.

En ella el celebrante invita a los

padres, padrinos y demás

asistentes a participara en la

celebración de la Palabra de

Dios, es decir escuchar con

atención las lecturas bíblicas que

la Iglesia propone para el

momento.

También la celebración de la

Palabra de Dios se ordena a que

antes de realizar el

sacramento, se avive la fe en los

padres y padrinos y de todos los

presentes, y se ruegue en la

oración común por el fruto del

sacramento.

Esta celebración consta de la

lectura de varios textos de la

Sagrada Escritura, de la

homilía o predicación por

parte del celebrante, la oración

de los fieles, en la cual se le

pide a Dios por el niño (a) que

va a ser bautizado (a), por sus

padres, padrinos y por todo el

pueblo santo de Dios, y que

concluye con una oración en

forma de exorcismo y a la vez,

contiene la unción con el óleo

santo o la imposición de

manos.

Significa que se le pide a Dios para que proteja siempre al

bautizado de las acechanzas del demonio, para que su poder

y el pecado no prevalezcan sobre él. Ya lavado del pecado

original se convierte en templo de Dios y del Espíritu Santo

que habitará y vivirá en él.

Cuando el sacerdote está ungiendo al niño en el pecho con

el óleo santo dice: Os fortalezca el poder de Cristo

salvador, que vive y reina por los siglos de los siglos. Y

todos responden: Amén.

E inmediatamente impone las manos sobre el niño sin

decir nada.

Es la parte culminante del rito a la cual

están ordenadas todas las demás.

Comprende una preparación, que consiste

en:

La bendición del agua hace referencia al agua como

elemento de la creación, símbolo de la vida, de la

pureza, de la fecundidad; pero también puede llevar a

la destrucción y a la muerte. Por eso, tiene un sentido

salvador: se muere al pecado y se vive para Dios en

Jesucristo.

El inicio de esta oración hace

referencia al Espíritu originario de

la creación. ¡Oh Dios!, cuyo

Espíritu, en los orígenes del mundo,

se cernía sobre las aguas, para que

desde entonces concibiera el poder

de santificar (cf. Gn 1, 2).

El agua en el diluvio purificó la

humanidad y a toda la creación, dando

así origen a la santidad. ¡Oh Dios!, que

incluso en las aguas torrenciales del

diluvio prefiguraste el nacimiento de la

nueva humanidad, de modo que una

misma agua pusiera fin al pecado y

diera origen a la santidad (cf. Gn 7, 17-

24).

En el mar Rojo las aguas se separaron, para dar paso al pueblo de

Israel hacia la liberación de la esclavitud de Egipto. ¡Oh Dio!, que

hiciste pasar a pie enjuto (seco) por el mar Rojo a los hijos de

Abrahán, para que el pueblo liberado de la esclavitud del Faraón

fuera imagen de la familia de los bautizados (cf. 14, 21; 29-31).

La oración hace eferencia

también al bautismo de Jesús

hecho por Juan en el río

Jordán. ¡Oh Dios!, cuyo Hijo

al ser bautizado en el agua del

Jordán, fue ungido por el

Espíritu Santo. (cf. Mt 3, 13-

17. Mc 1,9-11. Lc 3, 21-22 ).

Crucificado de su costado herido brotó

agua, junto con sangre (cf. Jn 19, 33-34). Y

después de su resurrección mandó a sus

apóstoles: “Id y haced discípulos a todas las

gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y

del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt 28,19. Mc

16, 15-16.).VOLVER

Es la actualización de su propio bautismo,

de su expresión de fe en la Iglesia. A estas

preguntas se responde de manera singular,

porque es un compromiso personal el que

se adquiere, consigo mismo y con la

Iglesia.

Lo que significa que la

vida personal no puede

seguir en el pecado,

sino que debe

comprometerse a

actuar conforme a la

voluntad de Dios, como

su verdadero hijo por

la gracia de su propio

bautismo.

Se renuncia a Satanás, a sus obras, a sus seducciones, al

pecado, a la envidia y al egoísmo, a la injusticia, a la

discriminación, a sentirnos más que los demás, a la falta

de fe, a la desesperanza y la caridad etc. Es decir, a todo

aquello que niega, aparta de la gracia y presencia de

Dios, para así poder vivir en la libertad de los hijos de

Dios Padre.

Ante las renuncias se hace la profesión de fe en Dios Padre todo poderoso

creador del cielo y de la tierra.

En Jesucristo, como el Hijo único del Padre y único salvador, que

padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre.

En el Espíritu Santo, en la Iglesia, en la comunión de los santos, el perdón

de los pecados y la vida eterna.

Después de las renuncias y la profesión de fe, el celebrante

interroga por última vez a los padres y padrinos, acerca de su

decisión del bautismo con base a esta fe pregonada. En la que

se manifiesta el deseo de pedir y aceptar definitivamente el

bautismo para su hijo en la Iglesia Católica.

VOLVER

Es la parte más importante del

sacramento, es el rito de ablución o

Bautismo propiamente dicho. El

celebrante (diácono o sacerdote), invita

a la familia para que se acerque a la

fuente y después de conocer el nombre

del niño, pregunta a los padres y

padrinos:

Celebrante: ¿Queréis, por tanto, que vuestro

hijo N. Sea bautizado en la fe de la Iglesia que

todos juntos acabamos de profesar?

Padres y padrinos: Sí, queremos. (esta parte

es la que se conoce como interrogatorio final).

El celebrante habiendo escuchado la

respuesta afirmativa de los padres y padrinos,

inmediatamente bautiza al niño diciendo:

N., yo te bautizó en el nombre

del Padre y del Hijo y del

Espíritu Santo, mientras va

derramando el agua bendita

sobre su cabeza, por tres

veces.

El bautizando es ungido en la coronilla con el crisma; como signo de la

entrada a formar parte del pueblo de Dios, y lo hace sacerdote, porque

recibe la santidad de Dios y santifica y consagra, es decir, servidor; lo

hace profeta, para escucha y anuncia la Palabra y el reino de Dios y lo

hace rey o pastor, porque goza de la dignidad de ser hijo de Dios, porque

siendo él amado por Dios, ofrecerá amor a sus hermanos o semejantes al

estilo de Cristo.

Después que el celebrante ha realizado el

bautismo, prosigue a ungir al niño con el

santo Crisma, a entregarle la vestidura

blanca y el cirio encendido.

La crismación:

La vestidura blanca: cuando el

celebrante entrega o reviste al bautizado

con esta vestidura significa: que el

bautizado ha sido revestido de la pureza

de la vestidura nueva de Cristo y de su

santidad. La cual tanto padres y

padrinos deben de ayudarle al

bautizado a conservarla sin

mancha, hasta la segunda venida de

Cristo.

El cirio encendido: el

celebrante invita para que tanto

él como padres, padrinos y si es

posible el bautizado tomen

entre todo la luz, que significa

la presencia viva y real de

Jesucristo, que ilumina, a su

Iglesia. VOLVER

.

Los ministros ordenados, es decir, los

obispos, sacerdotes y diáconos. Pero en caso de

emergencia puede bautizar también una persona

laica comprometida con la Iglesia y que viva el

Evangelio en su vida, empleando la formula: “Yo

te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del

Espíritu Santo”.

SIGUIENTE

GRACIAS

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