por qué utilizamos el juego como herramienta de aprendizaje
Post on 21-Jul-2015
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¿Por qué utilizamos el juego como herramienta de
aprendizaje?
Un niño puede tener una gran capacidad para aprender matemáticas, pero eso no
significa que necesariamente las aprenda. ¿Qué más necesita ese mismo niño? En todo
proceso de aprendizaje intervienen otros factores: el interés, la concentración, la
paciencia, un estado emocional equilibrado… Porque la inteligencia es saber pensar,
pero además es tener ganas y perseverar al hacerlo.
Un niño que desde muy pequeño (en sus tres primeros años de vida)
descubre que puede hacer muchas cosas divertidas y que
puede irse superando con las mismas, en el futuro sabrá él mismo hacer interesante su
actividad en las diversas situaciones de la vida, obteniendo el máximo provecho y será
feliz. Aprenderá que cuando siente deseos de realizar alguna acción es capaz de
evaluarlos de forma coherente y luego llevarlos a la práctica, tendrá un buen equilibrio
entre la emoción, el pensamiento y la acción.
Como futuras docentes debemos utilizar el juego, donde se plantean pequeñas
dificultades para que los niños puedan resolverlas a través de su corporalidad. De esta
manera, podrán encontrar los recursos internos necesarios para tomar decisiones con
sentido común en el futuro. Son los únicos juegos en los que los padres pueden
compartir y observar cómo funciona su hijo en la práctica y fomentar su autoestima.
Son situaciones prácticas donde los padres tienen la oportunidad de consultar todas sus
dudas referentes a su hijo y a la dinámica familiar.
Durante sus tres primeros años de vida, el niño tiene un desarrollo muy rápido a todos
los niveles y podemos contribuir para que aproveche al máximo ese potencial del que
dispone. El juego debe ser la ocupación principal de todo niño. A través del juego
desarrolla su creatividad e imaginación, le es más fácil aprender a enfrentarse a
situaciones nuevas y desconocidas, potencia su pensamiento y lógica… Los niños
necesitan disfrutar y jugar junto a sus padres, quienes les transmitirán seguridad y
confianza en sí mismos.
“Si un niño juega mucho y bien, es sin duda alguna, un niño
esencialmente sano” (D. W. Winnicott, pediatra y psicólogo).
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