política revolucionaria en las luchas concretas – ricardo fuego
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Nada de esto puede sonarle como algo innovador a quien tenga una
experiencia militante que no se limite a una secta. Todo esto ya se est
haciendo. No hay ningn impedimento para que una persona que se
considera de un grupo poltico o ateneo libertario o alguna otra
iniciativa marcada por una definicin poltico-programtica participe
en marchas y actos contra la represin, o en repudio al imperialismo,o en apoyo de alguna huelga, tanto a ttulo individual como en
representacin de su organizacin.
Pero lo que s parece ser innovador es plantear esta flexibilidad
tctica-estratgica como algo permanente, como poltica
revolucionaria.
Poltica revolucionaria?
Hay un convencimiento en la izquierda radical no-leninista de que la
poltica revolucionaria# slo puede ocuparse de determinados temas
ligados a la lucha de clase radical y en cooperacin con gente que, si
no piensa igual, al menos piensa parecido.
No es que esta gente est en contra por principio de las luchas de
gnero, la transformacin de la vida cotidiana, la autotransformacin
personal, etc. Es que slo las considera como un deber de solidaridad
y coherencia personal con lo que se piensa. Lo verdadero est en las
grandes luchas donde nuestras consignas anticapitalistas tienen
cabida inmediata al menos en teora.
Esta concepcin tan limitada de la actividad revolucionaria acorrala a
los grupos que la tienen o en perspectivas voluntaristas de ver espacio
para la lucha anticapitalista inmediata donde no lo hay o en
perspectivas derrotistas y autoexclusivas donde lo nico que queda
por hacer es la actividad de debate y propaganda principistas, por
fuerza limitada a crculos marginales.
En ambos casos se deja a un lado, en los hechos, la mxima feminista
lo personal es poltico. No slo la participacin en la lucha de clases -
el que supuestamente sera el terreno con potencialidades
revolucionarias por excelencia- es marginal y desfasada (resultando
conservadora o extraterrestre), sino que todo lo dems pasa a ser
considerado un asunto privado de cada militante individual (se sigue
manteniendo la divisin alienada vida pblica/vida privada, estandola militancia en la vida pblica). Y as no slo se dan las incoherencias
del militante varn que promueve el fin de la explotacin entre seres
humanos mientras conserva con su pareja y/o familia las relaciones
familiares burguesas y sexistas; tambin se pierden innumerables
posibilidades de cooperacin con movimientos y agrupaciones fuera
del mbito de la lucha de clases pero que tambin persiguen objetivos
progresivos para la autoliberacin de los seres humanos (y, por lo
tanto, de l*s proletari*s en tanto seres humanos).
El origen del apoliticismo actual en el ambiente
revolucionario
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Este apolicitismo revolucionario tiene su origen en una praxis que,
en vez de empezar por los problemas prcticos de la realidad social
empieza por la identidad revolucionaria y la necesidad de su
autoafirmacin:
Soy anticapitalista y por lo tanto me opongo al capitalismo y a
quienes le defienden. Voy a juntarme con quienes se oponen al
capitalismo tanto como yo para criticar al capitalismo, a sus
defensores, y a sus falsos opositores; para llevar adelante acciones de
denuncia, de protesta y de ataque a sus instituciones; y para participar
en las luchas donde nuestras consignas de oposicin radical puedan
ser escuchadas y reivindicadas por otros, que tal vez se nos unan y nos
ayuden a hacer todo lo anterior. As hasta que seamos suficientes para
hacer la revolucin.Este comportamiento lleva inevitablemente al sectarismo en la
prctica y al dogmatismo en la teora. Esta situacin de auto-exclusin
de las luchas y movimientos actuales del proletariado y la
marginalidad que resulta de ella es justificada de dos maneras
principales:
1) El proletariado es estpido y borrego, por ello se deja manipular
por la burguesa y el reformismo. No perderemos tiempo en convencera nadie. Actuaremos sin las masas y, si es preciso, contra ellas. Esto es
una guerra y si no se est del lado revolucionario, se est del lado
capitalista. Ser la profundizacin de la guerra social lo que sacuda a
las masas de su ensueo y les mueva a tomar una posicin definida.
2) Estamos en un periodo histrico contrarrevolucionario y por ello
l*s revolucionari*s vamos a seguir en un estado grupuscular por un
tiempo considerable. Lo que nos queda por hacer en esta situacin es
aferrarnos a nuestros principios y dedicarnos a la propaganda de
palabra y/o de hecho. Eventualmente, de tanto chocarse la cabeza
contra la pared, las masas se darn cuenta de que tenemos razn.
Hay dos explicaciones para que los individuos del ambiente
revolucionario terminen en esta situacin.
1) Lo nico que les motiva a ingresar en el ambiente radical e
identificarse como revolucionari*s es la descarga de sus frustraciones
sociales en forma de oposicin radical a la sociedad actual#.
2) Tienen una aspiracin genuinamente revolucionaria, pero la
decadencia del viejo movimiento obrero y la carencia de alternativas
les hace sentir acorralad*s, y por ello tienden a refugiarse en una
praxis centrfuga, autorreferencial.
En el primer caso, la autoafirmacin es coherente con una motivacin
totalmente egoica. En el segundo caso, la autoafirmacin se utiliza
como defensa ante un exterior hostil. En el primer caso, el anhelo
detrs de su praxis cotidiana es vengarse por ser rechazad*s. En el
segundo caso, el anhelo es que las masas abran sus ojos y vean que l*s
revolucionari*s tienen razn y slo quieren su bien. En el primer caso,
se desprecia la aspiracin a crecer numricamente. En el segundo
caso, se tiene miedo a que si se prioriza lo cualitativo, la cantidad de
revolucionari*s no crezca lo suficiente o incluso disminuya.
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Y entonces?
A esta altura se cae de maduro: los individuos radicales, si quieren
contribuir realmente a la revolucin de la que hablan, deben superar
el apoliticismo y meter los pies en el fango de la transformacin de la
vida cotidiana desde la vida cotidiana real, y no desde unos ideales
cristalinos (y, por lo tanto, inspidos).
En vez de hurle a las contradicciones, debemos empezar por
aceptarlas. Oponindose a las contradicciones no se las resuelve. Y se
supone que si somos revolucionari*s es porque queremos resolver la
contradiccin de ser seres humanos que producen y reproducen una
sociedad que no sirve para realizar nuestra esencia humana.
Sin un esfuerzo consciente por nuestra autoliberacin psicolgica -ya
sea por creer que la revolucin no pasa por ah o que por no ser
racistas/machistas/fascistas/etc. ya somos psquicamente san*s- la
palabra revolucin es un chiste de mal gusto. Dejando a un lado la
transformacin de nuestras relaciones sociales ms inmediatas y
marginndonos en ghettos que slo se comunican con el afuera
mediante panfletos o pginas webs, no somos ms revolucionari*s que
el ciudadano demcrata medio.
La izquierda radical, sea marxista o anarquista, es la forma ms
sofisticada de recuperacin de los individuos que aspiran a una
sociedad comunista y anrquica. Pues ya habiendo superado las
trampas del reformismo burgus y de la socialdemocracia, se cree
haber llegado al smum de la consciencia revolucionaria, a la creencia
de irrecuperabilidad. Y es bien posible que podamos eludir las redesdel reformismo burgus y de la socialdemocracia, pero al
automarginarnos de los movimientos de lucha reales y adoptar
actitudes anti-sociales con la gente de nuestra vida cotidiana que no es
del palo, el capital ni siquiera necesita reprimirnos#, porque
reduciremos nuestra participacin en las luchas cotidianas de l*s
explotad*s a intervenciones puntuales, y solamente en aquellas
luchas que nuestros esquemas legitimen como dignas de nuestra
atencin.
Una vez nos liberemos de las estupideces izquierdistas sobre cmo
debe ser y qu debe hacer un revolucionario, podremos ver cmo
somos y qu podemos hacer en el presente, tanto para transformarnos
a nosotr*s mism*s como para transformar nuestra relacin inmediata
con el medio social y el medio natural y proyectar una cooperacin
revolucionaria local e internacional. Lo que podemos hacer hoy por el
avance de la autoliberacin humana es muchsimo, y una vez que nos
abramos a esto nos daremos cuenta hasta qu grado de
autoaislamiento nos haba llevado la cultura de la izquierda radical
con sus esquemas de participacin y su psicologa centrfuga.
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II. Meterse en las luchas sociales concretas
Breve presentacin
Este texto lo escrib como colaboracin a la publicacin PARRHESIA
N 10, boletn de anarquistas de Baha Blanca (Provincia de Buenos
Aires, Argentina).
Se me ocurri como sntesis rpida de mi ruptura poltica, terica y
metodolgica con la izquierda radical tanto en su cosmovisin, su
programa, su comportamiento poltico y las poses personales
implicadas en todo lo anterior.
Considerando que est escrito al vuelo y con consideraciones de
espacio, me permito aqu algunas clarificaciones previas. El espritu
del artculo no es participemos de TODO lo que haya alrededor
nuestro, sin discriminar, es participemos de manera distinta a cmo
lo venimos haciendo. No va dirigido a revertir el aislamiento a toda
costa, va dirigido a revertir el aislamiento que es producto de
concepciones polticas alienadas (las de la izquierda radical).
Ricardo Fuego, 11 de Agosto de 2010
* * *
Muchos de nosotros hemos empezado nuestro camino radical a partir
de la lucha contra una injusticia en particular. Luego, con experiencia
y con lecturas, nos hemos dado cuenta de que el problema es ms
profundo. No es un polica, es toda la institucin. No es un gobernante
corrupto, es un sistema poltico que responde a la clase dominante. No
es una empresa, es el capitalismo.
Cuando tomamos conciencia de que la raz de todos los problemas
sociales se encuentra en la organizacin social basada en la
explotacin, y que para solucionar esto se necesita un cambio
revolucionario de la misma, solemos perdernos en debates estriles
contra otras visiones que se reclaman revolucionarias e incluso con
gente de nuestra misma visin sobre cmo llevar a cabo esarevolucin. Dependiendo de cmo respondamos esa pregunta, la
identidad de revolucionario que tendremos, desde la cual haremos
nuestra propaganda y nuestras intervenciones en el presente.
Pero luego de identificarnos con una determinada ideologa
revolucionaria pasa algo ms grave. Una vez reconocida la diferencia
entre el camino revolucionario y el reformismo, se suele adoptar un
enfoque anti-reformista. Y de all viene la abstencin de las luchasreivindicativas y por reformas y por lo tanto el aislamiento del
movimiento real de los explotados y oprimidos, al cual consideramos
atrasado por sus ideas y sus mtodos. Pero atrasado respecto a qu?
Respecto a la situacin histrica y los objetivos inmediatos? No,
atrasado respecto a las ideas y mtodos que reclamamos nuestros. Es
un criterio egocntrico. Y es que hacer poltica (aun si se la llama anti-
poltica) desde una identidad, en vez de hacerla desde las necesidades
y posibilidades reales del movimiento de los explotados, es
egocentrismo.
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Desde esta poltica identitaria todo lo que tenemos que hacer es
machacar con nuestras ideas y buscar rendijas en las luchas actuales
donde podamos intervenir sin comprometer nuestra identidad
poltica (a la que llamaremos principios o programa). Desde esta
poltica lo ms prioritario es delimitarse, no integrarse. Es oponerse al
status quo, no pugnar por superarlo.
Algunos que buscan participar en las luchas sociales de su entorno sin
imponer sus ideas habrn asentido con la cabeza al leer esto pensando
que estn exentos de esta crtica. Pero despus en lo que escriben
sobre esas luchas sociales se nota que lo que ms les interesa no son
los obstculos que tienen enfrente y cmo superarlos, sino evaluar en
qu medida estas luchas se acercan a sus ideas, en qu medida el
movimiento avanza adonde ustedes creen- se encuentran parados,esperndolo (por ms retrica antivanguardista que utilicen).
El rol del revolucionario consciente no es esperar a que los frutos
estn maduros para su intervencin. Tampoco es participar en las
luchas sociales haciendo ultimtums (explcitos o implcitos) sobre el
carcter que tendrn que tener para poder ser parte de ellas sin
comprometer sus principios. Tampoco es ser furgn de cola del
reformismo. El rol del revolucionario consciente es participar del
movimiento actual de los explotados -tal como es y no tal como se
quisiera que fuera- para hacerlo avanzar en su desarrollo.
Ahora, el criterio para definir qu es un avance y qu un retroceso del
movimiento de los explotados no debe ser una ideologa
revolucionaria. Debe ser la evaluacin prctica de la lucha en cuestin
y la historia de ese movimiento. Cosa mucho ms compleja de evaluar,
porque significa abordar matices que para la ideologa son
irrelevantes.
Por culpa del enfoque ideolgico y de la poltica identitaria muchos
revolucionarios estn ausentes de luchas tales como:
Las luchas por la igualdad jurdica y los derechos especficos (como el
derecho al aborto).
La proteccin del medio ambiente y los bienes comunes.
Las luchas vecinales (semaforizacin de las calles, asfalto y cordn
cuneta, iluminacin de los barrios, etc.).En qu se justifica esa ausencia? En que esas luchas son reformistas,
slo buscan un cambio de legislacin y de las instituciones y por lo
tanto son un remiendo del sistema (lo cual, para la ideologa del
cuanto peor, mejor, es inaceptable).
De esta manera, los revolucionarios se aislan de muchsimos procesos
sociales cooperativos en los cuales los explotados buscan resolver sus
necesidades (necesidades que un movimiento parcial, como elmovimiento obrero, no resuelve). O esos procesos adoptan formas
organizativas e ideas compatibles con nuestra ideologa
revolucionaria, o nos abstenemos de ellos.
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Una vez nos demos cuenta de cmo nos autolimitamos se abrir ante
nosotros un amplio abanico de posibilidades de participacin
autnoma en lugares tales como la cooperadora de la escuela, las
reuniones de consorcio, el centro vecinal. Lugares que ni en pedo son
revolucionarios ni estn previstos en la ideologa revolucionaria
clsica (como s lo estn los sindicatos, por ejemplo). Se podr objetarque en esos lugares hay mucha ideologa reaccionaria y egosmo. Pero
es que nosotros no vamos a ir ah a hacer proselitismo de nuestras
ideas sobre la sociedad y cmo cambiarla, vamos a aportar terica y
prcticamente para resolver las necesidades comunes que dieron lugar
a esos procesos cooperativos. No vamos a presentarnos como
revolucionarios, sino como personas que tenemos intereses en
comn y quieren aportar.
A lo que tenemos que apuntar es a lograr una superacin de las
actuales formas de cooperacin, y slo podemos hacer la diferencia
cuando participamos autnomamente en los procesos cooperativos tal
como son. Imponer condiciones ideolgicas a nuestra participacin es
lo mismo que abstenerse, y la abstencin nunca es revolucionaria si no
existe una opcin superadora a la que elegir.
III. Los grupos revolucionarios y la lucha por reformas
Producto de la distorsin de las teoras revolucionarias clsicas, se ha
identificado a la actividad revolucionaria con una actividad de
oposicin radical al capitalismo, y al pensamiento revolucionario con
el reflejo de esta oposicin en las ideas. La oposicin radical al
capitalismo significa no slo oposicin radical a las fuerzas que
intenten conservarlo, sino a aquellas que intenten reformarlo o a
aquellas que no sean suficientemente revolucionarias a juicio del
antagonismo radical por excelencia, el anti-todo.
De esta manera, se ha tomado del pensamiento revolucionario-
proletario clsico lo que tena de crtico y opositivo al capitalismo,
excluyendo o subordinando a este aspecto lo que tena de creador y
propositivo de una nueva forma de vida humana. Esto fue posible, enparte, porque el pensamiento revolucionario-proletario clsico se
defini en oposicin al utopismo haciendo eje en la lucha de clases y,
debido a la ilusin optimista de sus actores de encontrarse en un
periodo pre-revolucionario (cuando en realidad, como sabemos ahora,
se encontraba en un periodo pre-reformista), se tuvo una excesiva
confianza en el movimiento obrero de entonces y sus formas de
cooperacin como el embrin de la nueva sociedad dentro de la vieja
sociedad. Siendo esto as, la tarea concreta de l*s revolucionari*s
consista en acelerar ese parto sobre la base del antagonismo radical
del proletariado con la sociedad burguesa (que entonces se tomaba
como algo dado, imposible de revertir) en vez de sobre la base de su
desarrollo positivo como seres humanos integrales.
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Producto del fracaso revolucionario de este joven movimiento obrero
(que tom sus formas de organizacin sindical de los gremios feudales
de artesanos) y de la revolucin productiva de la gran industria y la
expansin imperialista/colonial de los pases capitalistas avanzados,
se pudieron generar condiciones para un mejor nivel de vida de la
clase obrera industrial de los pases capitalistas, lo que hizo posibleobjetiva y subjetivamente la lucha poltica para su inclusin en la
sociedad civil como ciudadan*s, lo cual configur a la democracia
burguesa tal como la conocemos.
Debido a este devenir reformista del movimiento obrero, la teora
revolucionaria clsica sufri una distorsin que, del lado marxiano, se
expres en partidos socialistas parlamentarios o jacobinistas que
integraron la fraseologa histrico-materialista marxiana en unacosmovisin poltica esencialmente burguesa e identificaron al
socialismo con una economa monopolista de Estado manejada por un
gobierno socialista. Del lado anarquista, en cambio, la distorsin de la
teora colectivista y federalista de Bakunin produjo oscilaciones que
iban entre un espontanesmo obrerista que apostaba sus fichas en un
sindicalismo apoltico de masas (con opcin de formar o no grupos
especficos que se dedicaban a propagandizar y agitar la doctrina
anarquista) y entre un terrorismo individual que, con un escepticismo
individualista en el movimiento de masas o con intervenciones
espordicas en l, tena la expectativa de encender la chispa de la
insurreccin mediante la propaganda por el hecho.
Como vemos, tanto en l*s epgon*s de Marx como en l*s de Bakunin,
tenemos un ala moderada (reformista) y un ala radical
(revolucionarista). El ala moderada, caracterizada por el oportunismo,
empez viendo a las prcticas reformistas como una forma de ganarse
a sectores de masas, lo cual le llev a revisar la parte ms rgida de la
teora revolucionaria y eventualmente al abandono abierto de lafinalidad revolucionaria. El ala radical, ms caracterizada por el
sectarismo, reaccion ante la deriva reformista con la abstencin y la
oposicin a la lucha por reformas, y ante la revisin de la teora
revolucionaria con su defensa ortodoxa. Claro que hubo casos
intermedios, como los de Rosa Luxemburgo y Lenin, que supieron
superar esa oposicin inflexible entre reforma y revolucin. Pero en
ambos casos, sobre todo el de Lenin, la participacin del partido
revolucionario en la lucha por reformas se vea como un instrumento
para ganar a las masas a un programa revolucionario diseado por la
intelectualidad socialista, no como un aporte a la autonoma proletaria
y el desarrollo de la subjetividad revolucionaria.
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Debido a todo este lastre que el movimiento proletario viene
arrastrando desde hace un siglo, hoy la relacin entre l*s
revolucionari*s y la lucha por reformas se concibe de estas tres
maneras hegemnicas. Imitacin oportunista del reformismo,
oposicin sectaria al reformismo, o entrismo revolucionario en los
movimientos reformistas. Sin embargo, el punto de vista que mspredomina hoy en los grupos radicales, debido a la decadencia del
reformismo y de sus alternativas pseudorrevolucionarias, es la
oposicin sectaria al reformismo.
El objetivo de la militancia revolucionaria no es denunciar y oponerse
a la actividad reformista, sino superar la actividad reformista, y esto
significa haber aprendido a realizar por nosotr*s mism*s, y mejor, lo
que el reformismo proletario aporta de positivo para el desarrollo de
las luchas inmediatas actuales. Nuestra diferencia con las corrientes
que toman partido por el reformismo (a las que debemos distinguirdel reformismo de la masa) no es que ellas se dedican a las luchas
inmediatas y nosotr*s a la lucha revolucionaria, sino que nosotr*s
participamos de las luchas inmediatas para radicalizarlas
progresivamente en forma y contenido, promoviendo la cooperacin y
la autonoma de l*s proletari*s siempre un paso ms delante de donde
est, con el objetivo de lograr, en el futuro, que la lucha revolucionaria
sea la lucha inmediata del proletariado. En cambio, las corrientes
reformistas participan de las luchas proletarias por reformas
frecuentemente de manera esquemtica, apelando a formas de lucha
que ya fueron superadas por las circunstancias y que hoy no sirven ni
para mantener las reformas que todava no fueron abolidas. Por eso la
participacin revolucionaria en la lucha por reformas en un contexto
no-revolucionario se manifiesta como un reformismo radical,
basado en dinamizar al mximo la actividad autnoma de l*s
proletari*s en vez de poner toda la confianza en un puado de
dirigentes. Las alternativas a esto son o el abstencionismo de la lucha
por reformas (que para quienes deben luchar por sobrevivir es
inadmisible) o la adhesin oportunista al reformismo proletario tal
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como es hoy (lo que es inadmisible ante su insuficiencia para
enfrentar al capitalismo decadente).
Eso en cuanto a nuestra actividad. En cuanto a nuestras ideas, nuestra
cosmovisin revolucionaria no se define por exclur a la cosmovisin
reformista, sino por inclurla en un todo mayor, valorando sus
aspectos positivos y criticando sus aspectos negativos. El reformismoproletario reconoce la explotacin, slo que se limita a intentar
reducirla o hacerla soportable. En cambio l*s revolucionari*s sabemos
que el sistema capitalista nunca fue capaz de mantener a tod*s sus
esclav*s y que, en su fase decadente, necesita elevar la explotacin de
l*s proletari*s no slo en forma relativa (invirtiendo en medios de
produccin ms eficientes) sino en forma absoluta (bajando salarios,
extendiendo la jornada laboral, intensificando el ritmo de produccin,y por lo tanto aumentando la precarizacin y el desempleo). Es
precisamente porque somos conscientes de los lmites de la lucha por
reformas que queremos llevarla a cabo consecuentemente sin los
lmites que le pone el mismo reformismo. Porque ser la vivencia de la
imposibilidad del capitalismo de conceder reformas (o de mantener
las ya concedidas) lo que desarrollar la consciencia prctica, a nivel
de la clase, de la necesidad de suprimir revolucionariamente al
capitalismo.
IV. La praxis revolucionaria de vanguardia
Qu es una vanguardia
En trminos militares, es la parte de una fuerza armada que va
delante del cuerpo principal. Estar a la vanguardia significa ir el
primero, estar en el punto ms avanzado, adelantarse a los dems,
etc.. Vanguardista es quien profesa opiniones o tiene gustos
correspondientes a las avanzadas ideolgicas o artsticas.
En la izquierda se entiende por vanguardia a la parte ms consciente
de un movimiento, a quien porta la teora revolucionaria, a quien
practica los mtodos de lucha ms radicales; en suma: a quien, por sus
opiniones o prcticas, est por delante de las masas.
Con toda esta carga ideolgica, es en parte entendible el recelo del
izquierdismo antiautoritario y el anarquismo al trmino vanguardia,
que les suena tan parecido al de lite. Ms cuando el trmino es
utilizado de manera proclamatoria por las autodenominadas
vanguardias revolucionarias (lase sectas leninistas y similares).
Incluso definiendo a la vanguardia como la parte ms adelantada de
un movimiento existente (y por lo tanto anulando la estupidez de que
pueda existir una vanguardia revolucionaria sin un movimiento
revolucionario), e incluso advirtiendo que lo de ms adelantada es
algo que se comprueba mediante la praxis de esa parte y no mediante
lo que esa parte dice o piensa de s misma, queda por definir
objetivamente qu significa ms adelantada. Respecto a qu y para
qu?
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Es claro que, en relacin a la revolucin proletaria y el comunismo, la
consigna abolicin del trabajo asalariado es ms avanzada que la
consigna aumento de salarios. Sin embargo, esa consigna avanzada,
cumplira un papel de vanguardia en una lucha sindical por salarios?
No, porque esa consigna estara tan por delante del movimiento
existente que ya no formara parte de l.La funcin de la vanguardia no es slo ir adelante. Esa es solamente su
circunstancia. El propsito de ir por delante es mostrar el camino al
resto. Quien est adelante pero camina lento termina siendo empujad*
por quienes van atrs. Quien va demasiado adelante para que l*s
dems le vean tampoco cumple un papel de vanguardia. El propsito
de ser vanguardia es ayudar a avanzar a l*s dems, y ello no slo es
una cuestin de distancia, sino de saber avanzar por un* mism* ysaber ayudar a l*s dems para que tambin lo hagan.
La vanguardia de un movimiento, entonces, es aquella parte
que mejor contribuye al avance general del mismo.
Praxis de vanguardia y praxis revolucionaria
Siendo la praxis la actividad psico-fsica consciente con un fin
determinado, la praxis de vanguardia es aquella que tiene como fin
cumplir un papel de vanguardia respecto a un determinado conjuntode personas. La praxis de vanguardia es la colaboracin consciente
con un grupo de personas en pos de la adecuacin de su praxis a sus
necesidades y capacidades.
La praxis revolucionaria es aquella que cumple un papel
revolucionario. En el caso que nos compete, estamos hablando de la
autoliberacin integral y revolucionaria de la humanidad, lo que
requiere la autotransformacin revolucionaria de los individuos y la
transformacin revolucionaria de las relaciones que establecen entre
ellos y con el medio natural. La praxis revolucionaria es aquella queefectivamente contribuye a este fin.
Cmo se relaciona la praxis revolucionaria con la praxis de
vanguardia?
La transformacin revolucionaria de la vida humana que buscamos es
la adecuacin de la praxis de la humanidad a la realizacin de todas
sus necesidades y capacidades; naturales, sociales y psicolgicas. La
praxis revolucionaria se practica, primero que nada, personalmente,por un* mism*, y tambin, si se encuentra a otras personas que han
elegido el mismo camino, en cooperacin con ellas.
Pero en esta adecuacin de la praxis a las propias necesidades y
capacidades hay personas que estn ms adelantadas que otras,
aunque slo sea a nivel de consciencia#. Ah entra la praxis
revolucionaria de vanguardia como la forma en que las personas ms
adelantadas en su desarrollo revolucionario cooperan con las menosadelantadas en su desarrollo revolucionario. La praxis revolucionaria
de vanguardia es un momento de la praxis revolucionaria integral que
est dedicado a la cooperacin autoliberadora con las personas y los
movimientos que no son (todava) revolucionari*s.
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Es obvio que un individuo o un puado de individuos no puede
autoliberarse plenamente si los dems individuos no se autoliberan
tambin. La autoliberacin individual slo puede ser completa cuando
alcanza tal profundidad y extensin que logra transformar las
relaciones sociales de manera tal que rompa todas las cadenas que
obstaculizan la libertad individual y general. Pero tambin es obvioque, si l*s revolucionari*s sol*s no pueden transformar la sociedad y la
autoliberacin de un*s no puede suplantar la autoliberacin de l*s
otr*s, no se puede esperar a que todas las personas alcancen el mismo
grado de autoliberacin para actuar en el presente y de cara al futuro
en pos de los objetivos revolucionarios a nivel social.
Si la cooperacin libre es la caracterstica distintiva de las
agrupaciones revolucionarias y lo que multiplica los esfuerzos de cadaindividuo revolucionario, entonces la participacin de l*s
revolucionari*s en las luchas y movimientos no-
revolucionarios del presente pasa por contribuir a crear y
establecer formas de cooperacin ms adecuadas a las
necesidades y capacidades presentes en esas luchas y
movimientos.
La praxis revolucionaria de vanguardia no es caer en paracadas en las
luchas actuales proponiendo objetivos ms radicalizados que los
inmanentes a la lucha. Los objetivos y las formas de realizarlos que
tiene cada lucha vienen determinados por el grado de consciencia que
poseen l*s que luchan acerca de sus necesidades y capacidades. Parte
de la praxis revolucionaria de vanguardia es poner a disposicin de l*sdems las herramientas necesarias para adecuar su praxis a las
necesidades y capacidades actuales. Entonces, no se trata de que la
gente luche ms radicalizadamente por objetivos ms radicales, sino
de que tome consciencia de cules son sus necesidades y capacidades y
cul es la mejor manera de emplear las segundas para satisfacer las
primeras.
Cuando hacemos propuestas sobre cmo luchar y cmo organizar lalucha no nos interesa que estas propuestas se adapten a cierto
esquema tcito de cmo debe luchar un revolucionari*, sino que
estas propuestas sirvan en la prctica presente para desarrollar formas
de cooperacin adecuadas a las necesidades y capacidades colectivas, y
que a su vez sirvan para un desarrollo ulterior de las capacidades
colectivas, lo cual permitir formas de cooperacin ms elevadas en el
futuro.
No hay praxis revolucionaria de vanguardia sin insercin en
la dinmica socio-histrica
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La participacin de vanguardia en las luchas y movimientos no-
revolucionarios del presente significa una contradiccin para l*s
revolucionari*s. Porque su participacin no puede ser como
revolucionari*s en lo inmediato, sino como no-revolucionari*s, como
integrantes de aquel movimiento o lucha reformista. En estas luchas
atrasadas, las consignas e ideas propiamente revolucionarias nocumpliran ningn papel fuera del identitario (mrenme, soy
revolucionari*).
Desde una visin anclada en los principios revolucionarios, esta
contradiccin es inaceptable. Desde una visin anclada en la dinmica
socio-histrica, lo inaceptable es evadir esta contradiccin.
Es ms, quien no est dispuest* a enfrentar una contradiccin formal
entre los principios y la prctica concreta, est condenad* a estar encontradiccin esencial con los principios que dice defender. Porque el
abstencionismo que algun*s revolucionari*s practican frente a
algunas luchas impuras les lleva a refugiarse en la teora y no pasar
de la propaganda abstracta de los objetivos revolucionarios y de
criticar a l*s dems por no ser revolucionari*s como ell*s. Cuando
quieren compensar su inactividad con voluntarismo, ven desarrollos
revolucionarios donde no los hay (frecuentemente presumen que una
lucha tiene un contenido revolucionario o proto-revolucionario si
desarrolla formas radicalizadas)#.
Cules son ejemplos de contradiccin formal entre los principios
revolucionarios y la prctica? La lucha por la legalizacin del aborto,
por liberar un compaero de la crcel, por la condena de los
genocidas, por un aumento salarial o por la reincorporacin de una
compaera, etc. Casi todas las luchas actuales implican un grado de
contradiccin con los principios revolucionarios. En las primeras tresla contradiccin est en reconocer al Estado y a la ley burguesa como
autoridad legtima (aun si la accin poltica consiste en presionar a
determinadas autoridades). En las luchas laborales generalmente se
debe reconocer al status quo conformado por sindicatos y funcionari*s
estatales, aun si nos oponemos y nos rebelamos a ese status quo (las
huelgas salvajes).
No hace falta pensar en muchos ejemplos, ni es lo ms importante suexistencia para fundamentar este punto. Ni bien aceptemos la
perspectiva de insertarnos en la dinmica socio-histrica para ser un
factor de cambio en ella -en vez de pretender que sta se adapte a
nuestros deseos- y empecemos a evaluar las cosas prcticamente, nos
daremos cuenta de la futilidad del principismo tanto para el
movimiento en general como para nosotr*s mism*s como
individualidades y agrupaciones revolucionarias. Una vez se renuncie
a la idea de que tenemos alguna pureza que conservar, se nos abrir
un abanico de posibles formas de participacin y de colaboracin con
las personas que tenemos a nuestro alrededor (incluso aquellas que
conocemos y que no quieren tener nada que ver con lo
revolucionario).
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Diferencia entre praxis reformista de vanguardia y praxis
revolucionaria de vanguardia
La diferencia fundamental entre el reformismo y la revolucin no est
en el discurso, los mtodos de accin y organizacin, y las
herramientas tericas. Est a nivel programtico y, por lo tanto,
tambin a nivel de cosmovisin.
El programa revolucionario no se caracteriza por ser opuesto al
programa reformista, sino por continuar all donde ste ltimo se
detiene. Nosotr*s podemos participar como un* ms en una lucha
salarial porque lo consideramos un objetivo vlido y necesario para la
supervivencia de l*s proletari*s como individuos (ms si la lucha nos
involucra personalmente). Pero all donde l*s reformistas se
conforman con la obtencin de la suba salarial y no ven ms all de lavictoria o el fracaso en lograr ese objetivo, l*s revolucionari*s vemos
esta lucha como un escaln ms en el proceso de autoconstitucin de
l*s proletari*s en sujeto social consciente de sus intereses (lo cual, a su
vez, es una fase de la autoconstitucin de l*s proletari*s en sujeto
revolucionario comunista).
La cosmovisin revolucionaria, entonces, debe ser ms amplia que la
reformista y no ms estrecha o especializada. Ya que las posibilidadesque l*s revolucionari*s tenemos para participar en la transformacin
de la vida humana no son menores que las del reformismo: son
mayores. Porque nosotr*s no limitamos nuestra participacin segn
un esquema anti-revolucionario como hacen l*s reformistas.
Una vez liberad*s de la idea de formar un ghetto revolucionario desde
el cual intentar ganar influencia sobre l*s de afuera, podemos
sumergirnos en la dinmica socio-histrica actual para contribuir a
crear un movimiento revolucionario a partir de ella.
Por supuesto que ningn camino est librado de errores. Al
sumergirse en la dinmica socio-histrica hay que cuidar de no serarrastrad* por ella. Eso es conservar nuestra autonoma. Pero el otro
camino, el del purismo, el del principismo, es directamente un callejn
sin salida: autonomizarse de la dinmica socio-histrica, lo cual,
tericamente, lleva a una actitud contemplativa y prcticamente lleva
a una situacin marginal. En definitiva, es otra manera de dejarse
arrastrar por esta dinmica, ya que la consciencia que se tiene de la
misma queda relegada a labores autorreferenciales y no se integra anuestra praxis cotidiana.
La praxis revolucionaria de vanguardia es la que toma como su punto
de partida prctico a los procesos cooperativos reales que
encontramos en nuestra vida cotidiana. Cmo podemos adecuar esos
procesos a las necesidades y capacidades comunes de quienes
cooperan? Es en esta labor donde podemos emplear nuestras
capacidades prcticas y tericas que hemos desarrollado hasta hoy,
comprobar si estn a la altura de las circunstancias, y ver qu nos falta
aprender.
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V. El por qu de la motivacin revolucionaria
Para que la lucha por nuestras condiciones de vida se transforme en
lucha revolucionaria-comunista, debemos aspirar a una vida superior
a la que el capitalismo puede ofrecernos.
El capitalismo, a lo sumo, slo puede ofrecernos una supervivencia
ampliada, donde nuestras necesidades bsicas, de supervivencia,
estn relativamente bien satisfechas, pero nuestras necesidades
superiores a las bsicas (afectivas, intelectuales, artsticas, etc.) estn
infradesarrolladas, y su satisfaccin slo pueda ser parcial y a travs
de medios alienados, funcionales a la valorizacin del capital. La
sociedad alienada transforma la satisfaccin de estas necesidades de
autorrealizacin en nuevos servicios comercializables, logrando que
vuelva a subordinarse lo cualitativo a lo cuantitativo, el ser al tener.
Pero adems, como resulta evidente observando las condiciones de
vida del proletariado, esta supervivencia ampliada slo puede ser
garantizada para una minora del proletariado (sobre todo en los
pases imperialistas). La situacin normal para la mayora del
proletariado mundial es apenas la satisfaccin de sus necesidades de
supervivencia, o ni siquiera eso.
El capitalismo decadente se caracteriza por ser cada vez ms incapaz
de garantizar las necesidades de supervivencia o cuantitativas de la
mayora de la poblacin, y a la vez se caracteriza por desarrollar una
subsuncin de la vida al capital cada vez ms completa. De manera
que el capitalismo actual slo puede sostenerse precarizando cada vez
ms las condiciones de vida de la mayora del proletariado (con laconsiguiente radicalizacin de las luchas y de la represin que esto
implica) y al mismo tiempo llevando al mximo la alienacin de las
necesidades de autorrealizacin del proletariado privilegiado. Esta
frustracin de la autorrealizacin, aun sobre la base de una
satisfaccin de las necesidades bsicas y suntuarias promedio de esa
sociedad, incrementa el vaco existencial de los individuos, la carencia
de sentido de sus vidas, lo que impulsa el aumento de las depresiones
y estados de ansiedad, junto con la descarga de esta frustracin va
agresin (sobre un* mism* o l*s dems).
En este contexto, cmo es posible la existencia de individuos que se
proponen la superacin revolucionaria del capitalismo, una sociedad
comunista, etc.? De dos maneras:
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1) La frustracin radical y repentina de las necesidades de
supervivencia puede llevar al sector afectado a una lucha salvaje que,
en el contexto de decadencia del capitalismo y por lo tanto del
movimiento obrero reformista, debe adoptar formas autnomas de
actividad. Ante la traicin del viejo movimiento obrero y/o la
esterilidad de sus mtodos de lucha, l*s trabajador*s se ven en laobligacin de dirigir su lucha de manera autogestionaria. Es en la
vivencia de esta experiencia de autonoma que algunos de los
individuos toman consciencia de la necesidad de la organizacin
autnoma permanente para la lucha. Y a su vez, algunos individuos de
los que llegaron hasta aqu eventualmente toman consciencia de la
necesidad de la autonoma permanente para la vida, y del
antagonismo de esta aspiracin radical con la vida que ofrece el
capitalismo. El devenir revolucionario de estos individuos empieza por
la rebelin radical ante la explotacin y las condiciones de trabajo
impuestas por el capitalismo decadente.
2) Por otro lado, tambin existe el caso de individuos cuyas
condiciones de existencia entran dentro de la supervivencia
ampliada, pero que por cuestiones de crianza y/o vivencias
particulares, han desarrollado una mayor sensibilidad hacia la
frustracin existencial que caracteriza a las formas socialmente
hegemnicas de objetivacin de las necesidades afectivas, artsticas,intelectuales, y comunitaristas. Perciben como caractersticas de esta
sociedad a la atomizacin de los individuos y la abstraccin
espectacular de la realidad. El devenir revolucionario de estos
individuos empieza por la crtica a la vida zombie.
Como podemos observar, en el caso 1 la radicalizacin depende
fundamentalmente de la frustracin (mediante su negacin
autoritaria) de las necesidades de supervivencia, mientras que en el
caso 2 depende fundamentalmente de la frustracin (mediante su
mercantilizacin) de las necesidades inmediatamente superiores a las
de supervivencia.
El puente que une a la frustracin con la aspiracin revolucionaria es
la experiencia de autonoma, ya sea en un contexto de lucha colectiva
o en un camino de autoconocimiento y superacin personal.
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La praxis revolucionaria consiste, en su aspecto positivo, en la lucha
por la autorrealizacin radical e integral, individual y colectiva, de l*s
proletari*s, autorrealizacin que el capitalismo no puede satisfacer. Si
el capitalismo no puede garantizar la supervivencia de todos los seres
humanos, menos puede garantizar su autorrealizacin plena, la
satisfaccin de todas las necesidades humanas, materiales yespirituales, porque esto es slo posible de realizarse en una sociedad
estructuralmente distinta a la capitalista, donde los individuos se
reapropien de sus condiciones sociales de vida y por lo tanto de la
produccin social que determina estas condiciones.
A qu se orienta la actividad revolucionaria? A la autorrealizacin de
l*s proletari*s como seres humanos totales, empezando por l*s
propi*s revolucionari*s. Slo alguien que ya ha iniciado ese camino
puede ayudar a quien an no lo ha iniciado, y slo alguien avanzado
en ese camino puede ayudar a avanzar a alguien iniciado. Por lo tanto
el primer campo de aplicacin de la autorrealizacin revolucionaria
consciente es siempre la misma persona y la misma vida del
revolucionario.
VI. Sntesis de mi concepcin de la poltica revolucionaria
Juan, vos me hiciste tres preguntas:
1) Y como elevan las masas, desde si mismas, sin ninguna influencia,
su nivel de autoactividad, teorizacin y organizacin?
2) tenemos que esperar que las condiciones objetivas empeoren para
que la explotacin se haga evidente para todos a travs del hambre y la
miseria?
3) como actuamos hoy quienes queremos un cambio radical en los
medios de produccin y la administracin de la sociedad?
Empiezo por responder la tercera, que es la central. Mi respuesta es
que no hay que poner el carro delante del caballo. Primero es cuestin
de ver cul es la dinmica de la praxis proletaria (accin, organizacin
y pensamiento) dentro del capitalismo. Recin despus de eso hay quever cmo los militantes por la revolucin proletaria pueden influir en
la praxis proletaria en un sentido revolucionario. En todo lo que sigue
respondo tambin, en cierto sentido, tu primera pregunta.
Los militantes por la revolucin proletaria no estamos por arriba de la
historia; si revisamos nuestra propia historia personal, veremos que
somos resultado de un proceso de radicalizacin de la praxis
proletaria, ya sea que hayamos participado directamente en l ohayamos empatizado con l. Para influir conscientemente -segn
nuestras fuerzas- en los procesos de radicalizacin proletaria, tenemos
que conocer cul es su dinmica. Qu los origina, cmo se desarrollan,
y por qu se estancan y finalmente mueren -o no.
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La principal influencia que reciben los seres humanos en general y los
proletarios en particular son sus condiciones de vida sociales, las
cuales condicionan su comportamiento y su conciencia. Mientras el
capitalismo tiene cierta estabilidad, las condiciones de vida proletarias
se mantienen o incluso pueden mejorar (aunque siempre es un
proceso desigual en las distintas ramas de la produccin, dependiendodel lugar de la regin en la economa nacional y mundial, etc.). Pero
cuando el capitalismo entra en crisis, est obligado a atacar esas
condiciones de vida proletarias para crear un nuevo punto de partida a
la acumulacin de capital (o sea, para superar la crisis en trminos
capitalistas).
En toda sociedad donde existen clases, existe la lucha de clases. La
lucha de clases es una realidad social-natural desde el momento en
que en una formacin social existen clases con intereses antagnicos.
Ahora, es importante no hacer un fetiche de la lucha de clases. La
lucha de clases es una condicin necesaria de la lucha revolucionaria,
pero no es una condicin suficiente. En condiciones de estabilidad
capitalista la lucha de clases slo funciona como mecanismo de
autorregulacin econmica, poltica y cultural. Slo bajo condiciones
excepcionales la lucha de clases funciona como vehculo de la lucha
revolucionaria (recordar esto para ms adelante).
Ante un ataque del capital a su estndar de supervivencia los
proletarios tienen dos opciones: o acomodarse pasivamente al nuevo
estndar de supervivencia ms bajo que el anterior (la peor clase de
derrota: la derrota sin lucha) o defenderse del ataque del capital y
adoptar un comportamiento combativo, lo cual implica deshacerse de
las formas de conciencia que eran coherentes con el comportamientonormal anterior. Es ah, en ese momento, cuando los proletarios
adoptan formas de praxis ms avanzadas, ms coherentes con sus
intereses y con las circunstancias. Y como todo cambio de
comportamiento implica un cambio de conciencia, tambin tienen
apertura mental hacia ideas ms avanzadas. Es slo en ese contexto
donde la propaganda de ideas avanzadas rinde frutos#.
El carcter de la lucha proletaria depender de la intensidad del
ataque capitalista, de las tradiciones organizativas y de lucha con las
que los proletarios como clase cuenten hasta ese momento, y de la
conciencia de los proletarios individuales. Ese ser el punto de
partida, que contiene dentro de s las posibilidades y las limitaciones
de su desarrollo ulterior.
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De este proceso de radicalizacin surgen los proletarios militantes. En
ese momento no se distinguen de los otros proletarios ms que por su
conciencia individual. Generalmente se trata de individuos que, por
vicisitudes de su vida personal y/o influencia de otros individuos (que
pueden ser militantes que surgieron de un proceso de radicalizacin
anterior), han desarrollado sus capacidades intelectuales y morales(indignacin ante la injusticia, pensamiento crtico, empata,
capacidad organizativa, liderazgo) ms all de la media. Incluso puede
tratarse de personas que no forman parte de la masa proletaria
atacada en ese momento, pero pueden empatizar con ella e
identificarse polticamente con sus intereses.
Si esta reaccin proletaria es recuperada o derrotada por el capital
(como pasa regularmente, siendo la nica excepcin los procesos
revolucionarios), muchos proletarios que por ese momento fueron
luchadores de clase, adaptarn su comportamiento al nuevo estndar
de supervivencia y por lo tanto volvern -aunque slo en apariencia,
porque la historia siempre va para adelante- a la conciencia anterior,
retornando a posiciones polticas ms atrasadas#.
Pero otros proletarios que se han convertido en militantes de su clase,
aun si se repliegan prcticamente, defendern las posiciones
conquistadas en su conciencia. Algunos de entre ellos intentarn ir
ms all, prosiguiendo con su formacin poltico-intelectual y
agrupndose con otros compaeros militantes. Buscarn la
continuidad de su militancia de clase en la discontinuidad de la lucha
de clases.
Con todo esto quise explicar mi concepcin de cmo surgimos los
militantes proletarios. Porque para m es comprendiendo este proceso
como podemos encontrar la clave de qu hacer. Si queremos
acelerar el proceso de radicalizacin proletaria, entonces tenemos que
insertarnos terica y prcticamente en la dinmica socio-histrica en
la que vivimos, y no emplear recetas pensadas para otros tiempos#.Militar por la revolucin proletaria insertados en la actual dinmica
socio-histrica significa hacer poltica revolucionaria. S que desde el
anarquismo hay ciertas resistencias a la idea de que los proletarios
deben hacer poltica, pero como vos dijiste que no te ats a ninguna
bandera, contino.
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Los elementos bsicos de una poltica revolucionaria son: programa,
principios, estrategia, tctica, y cosmovisin.
El programa es el conjunto de medidas necesarias para lograr el
objetivo ltimo desde la fase histrica actual en la que nos
encontramos. En el programa, el nico sujeto es el proletariado
mundial, y no ninguna organizacin o corriente poltica particular. Enla poltica proletaria-revolucionaria el objetivo ltimo es la sociedad
comunista-anrquica. Delinear este programa requiere que
estudiemos la fase histrica actual como una totalidad y como un
proceso, lo cual quiere decir que tenemos que saber cmo llegamos
hasta ac y cules son las tendencias hacia el futuro. Basndonos en
este estudio, vamos a obtener el programa: el conjunto de medidas de
mnima, transitorias, y de mxima para la supresin revolucionaria de
la sociedad de clases y el establecimiento de la sociedad comunista-
anrquica. Las medidas de mnima son las dirigidas a la supervivencia
del proletariado y a la mejora (o defensa) de su calidad de vida dentro
del capitalismo: luchas salariales, ambientales, de gnero, etc. Las
medidas de mxima son la socializacin de los medios de produccin y
de cambio, la abolicin del trabajo asalariado y de la forma mercantil
de produccin, la destruccin de la maquinaria burocrtico-represiva
estatal, etc. Las medidas transitorias son aquellas que hacen de puente
entre las medidas de mnima y las de mxima, y generalmente son las
destinadas a la creacin de organismos de clase que unifiquen las
luchas econmicas, polticas, y culturales y que gestionen o ejerzan un
control sobre la economa y los asuntos comunitarios.
Los principios son los mtodos para realizar el programa. Si el
programa es un mapa que nos indica el camino desde la fase histrica
actual hasta el objetivo final, los principios son los consejos para
recorrer ese camino de la manera ms eficaz posible, sin desviarse.
Los principios revolucionarios son, por ejemplo, la autonoma, el
apoyo mutuo, la cooperacin, el internacionalismo. Como losprincipios dependen del programa, y las medidas de mxima en el
programa son prcticamente las mismas desde que se inici la lucha
proletaria contra el capitalismo, se tiene la impresin de que todos los
principios son eternos, aplicables a toda fase histrica. Esto no es
as. El uso correcto que hay que darles es estos son los mtodos que
funcionaron en el pasado para luchar por estos objetivos, intenten
regir su comportamiento segn ellos y no estos son los
Mandamientos de todo revolucionario, si no los cumplen sern
herejes. Prescindir de los principios es oportunismo, pero intentar
deducir nuestra accin concreta de ellos independientemente del
contexto es sectarismo.
La estrategia es como un programa en miniatura. Una estrategia es un
plan para ganar una lucha, sea sta de duracin corta (por ejemplo:
una huelga en una empresa) o de duracin larga (como la lucha por la
legalizacin del aborto). Se puede armar un modelo de estrategia para
cada tipo de lucha, pero para armar cada estrategia tenemos que tener
en cuenta a la lucha concreta. La estrategia tiene que adecuarse a los
principios y al contexto concreto en que nos encontramos.
Las tcticas son las distintas formas de accin y organizacin que el
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proletariado utiliza para luchar por sus intereses. Las podemos sacar
de la experiencia histrica o pueden ser creaciones nuevas. Si la
estrategia es un plan para ganar la guerra, la tctica es el plan para
ganar una batalla. Las tcticas que adoptamos tienen que ser las
adecuadas tanto a la estrategia que nos hemos dado como a las
circunstancias concretas en las que nos encontramos.La cosmovisin o visin del mundo est determinada por nuestra
experiencia prctica y por nuestro pensamiento. Es el factor que
determina a todos los factores anteriores, pues cuanto ms profunda y
amplia sea nuestra visin del mundo, ms posibilidad tenemos de
desarrollar una poltica revolucionaria adecuada al contexto. Pero a la
vez, es un factor determinado por todos los anteriores, porque cuanto
ms rica es nuestra actividad prctica y terica, ms riqueza adquiere
nuestra cosmovisin (todo esto que estoy escribiendo es parte de mi
cosmovisin, y se relaciona con mi experiencia y mi pensamiento).
Todos estos factores estn interrelacionados. La poltica
revolucionaria en su conjunto debe estar sujeta a revisin, crtica, y
actualizacin. Es en la praxis (ya sea como participantes o testigos en
la praxis presente, o como analistas en el caso de la praxis pasada)
cuando somos capaces de darnos cuenta si una tctica fue correcta o
no, si la estrategia fue adecuada para el contexto, si los principiosfueron vlidos o no (ya sea por caducos o por contrarios al objetivo
programtico), si hemos caracterizado mal la fase histrica actual y
debemos redefinir nuestro programa, o si debemos actualizar nuestra
cosmovisin. De acuerdo a lo que percibimos en la praxis presente o
pasada, podemos reflexionar y hacer deducciones que puedan generar
nuevas propuestas aplicables a nuestra praxis actual. La herramienta
que se encarga de hacer esto se llama teora#.
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Por qu me extend tanto en explicar mi concepcin de la poltica
revolucionaria en vez de directamente exponer mi programa? No
porque no lo tenga, sino porque considero que, entre los militantes
por la revolucin proletaria, hoy es ms urgente la cuestin cmo
hacer que la cuestin qu hacer. Si yo describiera mi versin del
programa de la revolucin proletaria para esta poca sin aclarar cmollegu a l ni fundamentarlo metodolgicamente, es muy probable que
nos metamos en una discusin llena de malentendidos, donde tarde o
temprano tendramos que hablar de todos estos temas. Por eso
prefiero empezar por ello. Porque considero que lo que caracteriza a la
militancia por la revolucin proletaria en estos tiempos es no slo su
carcter ultra-minoritario y su aislamiento, sino su falta de claridad
programtica, de principios, estratgica y tctica, lo cual se explica por
una cosmovisin pobre y atada a las grandes luchas del pasado.
Entonces, cules son las tareas de los militantes revolucionarios hoy?
Mi opinin es: actualizar la cosmovisin proletaria-revolucionaria,
autotransformarse a s mismos en individuos capaces de vivir en el
mundo por el que luchan, e insertarse en las luchas actuales de los
explotados y oprimidos para contribuir a la autonoma de clase de
estas luchas y a la autonoma personal de los individuos que las llevan
adelante.
Para realizar la primera labor, que es el puntapi de las otras dos, es
necesario s o s superar el localismo y el inmediatismo que impera en
los grupos militantes actuales y establecer una cooperacin intelectual
internacional y permanente de los militantes revolucionarios; pues la
revolucin proletaria es mundial y para ello necesitamos formarnos
una visin lo ms aproximada posible del capitalismo mundial y de lasituacin del proletariado mundial dentro de l. Cuantos ms puntos
de vistas incluya, ms acabada ser la imagen que nos formemos de la
totalidad capitalista y de la totalidad proletaria dentro de ella.
Ahora paso a responder la segunda pregunta: tenemos que esperar
que las condiciones objetivas empeoren para que la explotacin se
haga evidente para todos a travs del hambre y la miseria?
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Si estamos hablando de realizar las medidas de mxima del programa
revolucionario (socializar los medios de produccin, suprimir el
Estado, etc.), y s, tenemos que esperar. No vamos a tomar las
medidas revolucionarias nosotros solos. Pero no es a las condiciones
objetivas a las que tenemos que esperar, sino a las condiciones
subjetivas (que suelen ir en retraso con las objetivas). Tendremos queesperar a que las medidas revolucionarias se conviertan en
reivindicaciones urgentes (sentidas como tales) para el proletariado.
Pero no tiene por qu ser una espera pasiva. Ya todo lo expuesto
arriba lo comprueba. La lucha proletaria por la supervivencia y por la
calidad de vida no se detiene a esperarnos, y en algunos contextos
especiales podemos plantear medidas de transicin (por ejemplo, las
dirigidas a la creacin de un nuevo movimiento proletario). Todo esto
sirve para acelerar el desarrollo de las condiciones subjetivas, y por lo
tanto para acortar la espera para aplicar las medidas revolucionarias
(la revolucin es un asunto de las masas explotadas y oprimidas, no un
asunto de los revolucionarios).
En cuanto a las condiciones objetivas, stas siguen desarrollndose
por ms que las condiciones subjetivas -en apariencia- no lo hagan.
Con todo lo que est pasando desde el crack financiero iniciado en el
2008 no hace falta mucha perspicacia para darse cuenta que el
capitalismo, por necesidad y no por placer, va a seguir atacando a las
condiciones de vida proletaria de manera cada vez ms intensa ygeneralizada (a todas las ramas de la produccin, a ocupados y
desocupados, en los pases imperialistas y los perifricos). Esto
ocasionar que los procesos de radicalizacin proletaria sean ms
profundos, ms extensos, mejor coordinados nacional e
internacionalmente, y por lo tanto ms difciles de recuperar o ahogar
represivamente. Por lo tanto, estamos hablando de mayor cantidad de
proletarios que devendrn en militantes revolucionarios, y mayor
radicalizacin de los mismos (pues la decadencia del capitalismo es
tambin la decadencia del reformismo y del falso revolucionarismo,
por lo que los militantes revolucionarios debern deshacerse de sus
taras lo quieran o no).
Entonces, no es cuestin de cuanto peor, mejor. El ataque cada vez
ms brutal del capitalismo sobre las condiciones de vida proletaria
hace que un nuevo estallido revolucionario similar al de la primera
guerra mundial sea inevitable. Lo que por desgracia no es inevitable es
que termine en victoria. La misin de los militantes revolucionarios no
es hacer la revolucin, sino prepararse y preparar a las masas para
que esa revolucin sea el medio para suprimir definitivamente a la
sociedad de clases e instaurar la sociedad comunista-anrquica.
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Notas:
1- Escrito en enero de 2010.
2- Por ms atrasada o limitada que sea su forma. Si una lucha expresa
intereses proletarios es progresiva aunque formalmente permanezca
dentro del sindicalismo. No hay que confundir el conservadurismo en
cuanto a formas de praxis con el conservadurismo en cuanto alcontenido de la praxis. En el reformismo proletario espontneo, el
conservadurismo en las formas de lucha se explica porque l*s
proletari*s no conocen otras formas de lucha que evalen como
mejores. En el reformismo como corriente ideolgica, el
conservadurismo de las formas de lucha es coherente con el objetivo
conservador de preservar el capitalismo. De manera que en el primer
caso tenemos una praxis que se encuentra dentro del reformismo pero
que puede trascenderlo, en el segundo caso tenemos una praxis que
busca conscientemente obstaculizar quedarse dentro del reformismo.
3- Si es que aceptan tal definicin. Algunos grupos reniegan de
cualquier poltica revolucionaria. Hablan, en cambio, de anti-
poltica, lo cual es evidencia de lo predominante que sigue siendo la
concepcin de la revolucin como crtica y oposicin de lo existente en
vez de superacin creativa de lo existente.
4- No es de sorprender que en los ambientes de este tipo predomine
tanto el anti. En los casos ms extremos, incluso se habla de
oposicin a toda forma de sociedad.
5- A menos que, para descargar nuestras frustraciones y racionalizar
esto como actividad subversiva, nos dediquemos a axiones que
atraigan a la represin.
6- Escrito en Julio de 2010.
7- Escrito en Agosto del 2009.
8- Escrito en enero de 2010.
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9- Por ejemplo, quien es consciente de la necesidad que tiene la
humanidad de superar revolucionariamente al capitalismo, tiene una
consciencia ms avanzada respecto a la relacin entre humanidad y
capitalismo que quien ni siquiera se plantea estas cuestiones, o quien
piensa que el capitalismo puede ser reformado para que toda la
humanidad viva digna y libremente, o quien confunde a la superacin
revolucionaria del capitalismo con su oposicin radical (lo cual puede
terminar favoreciendo orientaciones pre-capitalistas, como las
presentes en el fascismo). Aclaracin: estoy hablando de consciencia,
no de teora. La teora geocntrica no me hace consciente del
movimiento de los astros, sino todo lo contrario, me da una falsa
consciencia.
10- Una subvariante de este comportamiento sectario-voluntarista son
aquellas personas que se autoproclaman como la chispa que har
estallar la revolucin, dedicndose a axiones autonomizadas del
verdadero movimiento de lucha contra el capital, bajo la creencia de
que este efectismo lograr despertar al movimiento de su letargo
reformista.
11- Escrito en Agosto del 2009.
12- Escrito en marzo del 2010. Fue en el marco de una discusin en
http://argentina. indymedia. org/news/ 2010/03/723740. php
13- Quien se olvida de este contexto pre-intelectual piensa que el
poder de conviccin de las ideas revolucionarias reside en su propia
argumentacin lgica. De esta manera, convencido de que las
personas pueden cambiar su conciencia reformista por una conciencia
revolucionaria por mera conviccin racional, quien piensa as se
termina convirtiendo en un evangelista de la revolucin, dndole a
la propaganda programtica y de principios mayor importancia de la
que tiene. Si esto prosigue, esta persona se termina refugiando en la
teora pura y aislndose de la prctica impura.
14- Estas nuevas viejas posiciones incluso pueden ser reforzadas por la
constatacin empirista de que como la lucha anterior fracas, la forma
de conciencia de entonces era totalmente errnea. Este es el caso del
despechado Matas, que en vez de responsabilizarse por sus propias
ilusiones sobre la clase obrera se desquita con ella por haber tenido
el descaro de no ajustarse a sus ideales.
15- Recetas que incluso en esos tiempos fracasaron para emancipar al
proletariado o lograron totalmente lo contrario, como pasa con la
mayora de las recetas que conozco.
16- Cuando nuestro pensamiento se aparta de esta misin (sacar
conclusiones generales de la praxis para elevar nuestra comprensin
racional de la misma) se convierte en ideologa. La ideologa es el
pensamiento autonomizado de la praxis actual, el pensamiento que se
pone a s mismo por encima de la accin y la percepcin, el
pensamiento que se da sus propias reglas en vez de regirse por la
realidad.
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