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PIE DIABÉTICO
ÍNDICE
1. Introducción
2. Material y métodos
3. Resultados
3.1. Introducción
3.2. Definición y etiología
3.3. Fisiopatología del pie diabético
3.4. Estudio de las presiones plantares en paciente s diabéticos
3.5. Protocolo de exploración en el pie diabético
3.6. Profilaxis y tratamiento del pie diabético
4. Discusión
5. Conclusiones
6. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
La diabetes es el trastorno metabólico que más debería preocupar a los
podólogos, puesto que es la enfermedad crónica más extendida en el mundo y
consecuentemente a esto hay un porcentaje elevado de pacientes que acuden
a las consultas podológicas.
La Diabetes Mellitus, que suele denominarse simplemente “diabetes”, consiste
en una disfunción del organismo ante la incapacidad de utilizar el azúcar como
fuente de energía. Ocupa uno de los primeros lugares entre las causas de
mortalidad de la humanidad moderna, así como enfermedades cardio-
vasculares, oncológicas y el SIDA. También podemos denominar otros tipos de
diabetes que no tendrán tanta importancia para el podólogo: la Diabetes
Insípida, que es debida a lesiones diencéfalo-hipofisarias, en la que la
insuficiente producción de hormonas antidiuréticas, determina la eliminación de
grandes cantidades de orina. La Diabetes Renal es una enfermedad congénita
donde nos encontramos con que la orina tiene glucosa, mientras el
metabolismo de los azúcares es normal, se debe a un trastorno funcional del
riñón.
Las áreas cutáneas de las extremidades inferiores van a ser las más afectadas
por esta enfermedad. Los signos que debe tener en cuenta el podólogo ante
un posible paciente diabético serán: prurito, poliuria, polidipsia, polifagia,
pérdida de peso y pérdida de fuerza.
Con la obtención de insulina por Bauting y Besten 1921 se logró un aumento
en el promedio de vida de pacientes diabéticos (de 45 años a 65 años), factor
que nos comporta al mismo tiempo un aumento en la frecuencia y la diversidad
de patologías podológicas en este tipo de pacientes, cuyas lesiones
constituyen la causa fundamental de la invalidez, por ser los órganos de los
pies los menos atendidos, a pesar de sufrir todo tipo de traumatismos y estar
más alejados del resto de los órganos del cuerpo. Así pues, nos encontramos
con pacientes con falta de atención, siendo ellos descuidados o bien que su
estado físico no les permita cuidarse, y precisamente los pies de personas con
diabetes necesitan atención especial, para ello se debe tener presente la figura
del podólogo para prevenir y curar.
2. MATERIAL Y MÉTODOS
Puesto que la diabetes de cara al podólogo es una enfermedad que debe
alertarlo y éste debe tener suficiente información para someterse a una
responsabilidad como esta, será importante reunir en este trabajo los datos
fundamentales para saber actuar ante un caso de estas características. Para
ello necesitamos la información de libros, ya sean de medicina interna, como
podológicos, Internet, y artículos publicados en revistas de este campo, donde
a parte de información también encontraremos estudios detallados de grupos
de personas. También será útil partir de los apuntes de Podología, de la
Universidad de Barcelona.
Gracias a todos los estudios que se han hecho desde distintos campos de la
sanidad podemos partir de mucha información para asegurarnos que nuestro
trabajo como podólogos ante la diabetes será satisfactorio.
3. RESULTADOS
3.1. Introducción
El pie del diabético debe considerarse un pie de riesgo, ya que es más
susceptible de padecer determinados tipos de lesiones ya sean intrínsecas
o extrínsecas.
En un número apreciable de diabéticos crónicos aparecen en sus pies
lesiones caracterizadas por trastornos tróficos de la piel y de la arquitectura
osteo-articular, que terminan con alta frecuencia en lesiones necróticas o
infecciosas.
Las necrosis y las lesiones tróficas de los pies constituyen una complicación
frecuente y a veces grave en los diabéticos. Estas alteraciones son el origen
de intensos sufrimientos, larga permanencia en cama y, a menudo de
importantes pérdidas de sectores anatómicos de los miembros inferiores o
cambios definitivos en su función. Por otra parte traen una seria
descompensación del estado metabólico y humoral, que incluso pueden
poner en peligro la vida del enfermo.
En general, las lesiones necróticas se atribuyen a la isquemia de los tejidos
por obliteraciones arteriales, ocurre en un 30% de los casos, así como a la
neuropatía diabética cuya frecuencia excede del 60% de los enfermos
portadores de esta afección.
A parte del factor vascular y neuropático, que son considerados
responsables en primera línea de estas lesiones, también podemos agregar
el factor infeccioso, que rara vez falta en algún momento de la evolución del
pie diabético.
Puesto que nos encontramos ante dos tipos de pie diabético (pudiendo
haber presentes los dos factores en un mismo enfermo), en el momento de
aplicar una terapia, tendrá que ser acorde con su fisiopatología.
3.2. Definición y etiología
El estudio de esta entidad clínica en busca de una definición etiopatogénica
con base anatomo-patológica nos lleva a las causas que influyen en la
formación de las graves lesiones del pie diabético: alteraciones vasculares,
neurológicas y la presencia de infección. Estos pacientes también suelen
presentar simultáneamente lesiones en la retina, en los capilares renales y
en los nervios periféricos, que se atribuyen a microangiopatía diabética.
Podemos encontrarnos con un paciente ateroscleroso no diabético con
presencia de lesiones macrovasculares o trastornos tróficos de sus pies
coincidiendo con el cuadro clínico del pie isquémico de un diabético, por
coincidencia patológica, ahora bien, deberíamos observar las lesiones
necróticas isquémicas similares en diabéticos con irrigación arterial
conservada y en quienes se comprueba una evidente polineuropatía
diabética y quedaría constituida una entidad anatomoclínica distinta que
conecta con esta enfermedad metabólica. Además podría comprobarse que
en estos mismos pacientes enfermos hay otros sectores orgánicos con
lesiones atribuibles a la característica microangiopatía diabética (retinopatía,
nefropatía, neuropatía), pudiendo llegar a la conclusión que el verdadero pie
diabético es el que depende fundamentalmente de actores neuropáticos.
Así pues, podemos unificar los factores causantes de estos pies de riesgo
ubicándolos en la esfera de esta enfermedad básica: la diabetes mellitus.
Dentro de la etiología del pie diabético se consideran los factores
predisponentes y desencadenantes:
Causas predisponentes:
- Edad: la edad más frecuente se da entre los 50 y 75 años. No es
frecuente encontrar pies diabéticos durante la infancia, aunque se
observe con cierta frecuencia retinopatía y nefropatía.
Frecuencia de la microangiopatía en relación con la edad, en 73
diabéticos.
- Sexo: El pie diabético de origen ateroscleroso tiene la misma
frecuencia en ambos sexos, así como las lesiones de
microangiopatía y neuropatía diabética.
- Raza: dependiendo de la consanguinidad y de los hábitos
alimentarios, podemos destacar que aparece con más frecuencia el
pie diabético en la raza judía.
- Tipo de diabetes: Las lesiones vasculares y la neuropatía se dan en
la diabetes primaria (genética), en la diabetes de origen secundario
(diabetes endocrina, etc.) este tipo de lesiones serán excepcionales.
Frecuencia e intensidad de la microangiopatía en la diabetes primaria
y secundaria, sobre 100 casos investigados.
El factor del tiempo debe tenerse en cuenta al juzgar la etiología de
estos pies, puesto que en la diabetes primaria es excepcional en la
forma infanto-juvenil y frecuente en el adulto.
No hay relación entre la gravedad de las lesiones del pie diabético con
las alteraciones metabólicas.
Algunos autores afirmaban que la insulina agravaba las lesiones
vasculares, finalmente tras investigaciones se le atribuye a la insulina un
mecanismo autoinmune responsable de los depósitos hialinos que
caracterizan a esa lesión vascular. Blumenthal y Mayall, en base a
experiencias clínicas pusieron en manifiesto el efecto vasoconstrictor de
la insulina sobre os vasos periféricos.
Factores desencadenantes:
- Infección: Los microorganismos más frecuentes son estafilococo y
estreptococo. La puerta de entrada más frecuente son las lesiones
cutáneas. Está favorecida factores de orden general, como la menor
resistencia de los diabéticos a los procesos infecciosos, que puede
ocasionar flemones, tenosinovitis y osteomielitis, y por factores de
orden local, como microtraumatismos, compresión del calzado,
disminución de la circulación cutánea por el frío.
- Microtraumatismos: favorecidos por la disminución de sensibilidad
superficial y profunda y la alteración de la estructura anatomo-
funcional del pie (pie plano, relajación e ligamentosarticulares, etc.)
que contribuyen al deterioro de las partes blandas y provocan
lesiones tróficas. También son factores de alto riesgo las maniobras
sobre las uñas y las callosidades. En ocasiones también puede
producir lesiones el tipo de marcha por sobrecarga en puntos de
apoyo.
- La piel húmeda del diabético favorece el desarrollo de hongos.
- Trastornos metabólicos asociados: La hiperlipemia se observa en un
87% de diabéticos contribuyendo a lesiones ateromatosas. Un
aumento de mucoproteínas en sangre es un fenómeno inicial de
microangiopatía. La hiperuricemia influye en el mecanismo de
producción de aterosclerosis. La obesidad por la hiperlipemia y
sobrecarga que comporta puede producir necrosis. La
hipovitaminosis B da lugar un trastorno en el metabolismo del tejido
nervioso que le impide utilizar su fuente de energía (glucosa) y facilita
la producción de neuropatía.
- Factores tóxicos y hábitos: El alcoholismo afecta sobretodo a fibras
sensitivas comportando un deterioro de la inervación. El tabaquismo
agrava la anoxia hística por su efecto vasoconstrictor de vasos
musculares y pequeñas arteriolas favoreciendo las lesiones tróficas y
los intercambios metabólicos anormales entre los capilares de los
tejidos. La falta de hábitos higiénicos favorecen la infección
bacteriana y la micosis interdigital. La condición social obligando a la
persona enferma mucho tiempo de pie, o en lugares fríos o uso de
calzados apretados, influyen negativamente en el pie diabético.
- Enfermedades asociadas: la aterosclerosis(acompaña con frecuencia
a la diabetes) al disminuir el flujo arterial de las partes distales de los
miembros, causa anoxia, que aumenta la producida por la
microangiopatía. La hipertensión arterial (da lugar a la reacción
esclerosa de las arteriolas) acentúa las lesiones vasculares. La
administración de algunos medicamentos (corticoides, tiroxina,
tiazidas y anticonceptivos orales) favorecen la hiperglucemia. Otras
drogas como la ergotamina tb pueden agravar el pie diabético por su
efecto vasocondstrictor sobre las arteriolas.
3.3. Fisiopatología del pie diabético
Varios elementos conforman la clínica del pie diabético, no suelen darse de
forma aislada, y cada uno de ellos empeorará el pronóstico.
a) VASCULOPATÍA: Afecta a grandes vasos o a arteriolas , siendo este
último caso microangiopatía diabética. Los grandes vasos son afectados
normalmente por: hipercolesterinemia, hipertensión arterial y tabaco. Los
pequeños vasos son afectados generalmente por constante aumento de
hiperglicemia, por trastornos metabólicos en la íntima del vaso que van
cerrando su luz.
Clínica:
- Pie frío, cianótico
- Ausencia de pulsos pedio y tibial posterior
- Ausencia de vello en el dorso del pie
- Dolores en pantorrillas al caminar (claudicación intermitente)
b) NEUROPATÍA: los nervios, que nos ponen en contacto con el medio
exterior nos informan de la temperatura, del dolor... pero si se atrofian
dejan de mandarnos información. Esta atrofia es debida a dos factores
fundamentales:
- Microangiopatía: los pequeños capilares que deben irrigar a los
nervios dejan de hacerlo y se isquemian estos nervios.
- Desmineralización de los nervios debido a la hiperglicemia constante.
Todo ello conlleva a trastornos en la sensibilidad.
Clínica:
- Ausencia de reflejos rotulianos u Aquíleos
- Ausencia de dolor frente a heridas, úlceras, etc.
- Presencia de pulsos pedio y tibial posterior
- Presencia de vello en el dorso del pie
- Alteración en la sudoración: hipersudoración, hiposudoración
PIE NEUROPÁTICO PIE ISQUÉMICO
TEMPERATURA Caliente Fría
PULSOS Normales Ausentes
ASPECTO Con vello, piel normal Sin vello, piel seca
COLOR Puede existir cianosis
ÚLCERAS Inflamatorias Necróticas
DOLOR No Sí
PRONÓSTICO Bueno, con tratamiento Desfavorable
Aunque la diabetes se encuentre bien compensada el diabético se comporta
frente a la infección de maneras diferentes que en una persona no diabética.
Es más susceptible a la misma. La diabetes facilita a que aparezca la infección.
Se piensa que la glucosa favorece el desarrollo de las bacterias.
Por otra parte existe un trastorno e el metabolismo tisular, estando reducidas
sus medidas defensivas por la sobrecarga de glucosa.
Es extraño que la infección de un pie diabético sea producida por un solo tipo
de bacterias, suele darse una asociación de las mismas: estafilococos,
estreptococos, proteus, pseudomonas, etc.
Entre infección y diabetes mellitus existe una marcada reciprocidad. La
infección deteriora el control de la diabetes mientras que la descompensaciñon
metabólica hace al paciente más propenso a la misma.
La mayoría de diabéticos de larga evolución están inmunológicamente
deprimidos.
*El dolor puede adoptar múltiples grados en dependencia a la gravedad de la
oclusión arterial y la asociación o no de la infección. Puede presentarse desde
un dolor discreto, pasando por la claudicación intermitente hasta un dolor
intenso que perturba el sueño del paciente.
Patogenia del pie diabético
Angiopatía Neuropatía
Vaso grande: vaso, arteria Autónoma Sensitiva Motora
Enfermedades pequeñas: Perdida sensibilidad Atrofia
Macrovascular Microvascular Traumatismo Lesiones muscular
indoloro óseas
Disminuye mecánico pie
Respiración químico deformable
Térmico
Trombosis gangrena lesiones piel seca
Con oclusión cutáneas grietas variación en la
De un vaso fisuras marcha
Grande ulceración
Puntos de nueva
Infección ulceración presión
Infección
Pequeñas
Amputaciones
Gangrena extensa áreas de tamaño moderado de gangrena
Amputación
3.4. Estudio de las presiones plantares en paciente s diabéticos
Como es bien conocido las ulceraciones del pie en pacientes diabéticos se
asocian a presiones excesivas en el pie.
La neuropatía diabética sensomotora afecta principalmente al pie y conduce a
una atrofia muscular, dedos en garra, deformidad en cabezas metatarsales y
una disminución en la percepción del dolor y propiocepción.
Consecuentemente las presiones elevadas en el pie se sitúan bajo las cabezas
metatarsales, especialmente en lugares de ulceraciones previas.
La presencia de presiones excesivas en el pie diabético sin sensibilidad supone
un factor de riesgo para la ulceración del pie.
Se ha hecho un estudio donde se han observado gran número de casos sanos
y pacientes diabéticos con o sin neuropatía, para poder medir las presiones en
el pie utilizando el podobarógrafo óptico: Los pacientes diabéticos fueron
divididos en dos subgrupos, uno con 83 personas con neuropatía diabética y
otro de 52 sin neuropatía. No había diferencias significativas de peso en los
dos grupos principales, aunque los pacientes diabéticos neuropáticos eran de
edad más avanzada.
En el análisis de presiones fue realizado mediante el pedobarógrafo óptico. Los
pacientes se familiarizaron con la plataforma para medir las presiones de su
marcha con el pie descalzo. Las presiones se midieron bajo las cabezas
metatarsales, el talón, el primer dedo de cada pie y cualquier otra área donde
existieran anomalías de carga.
En los análisis estadísticos cada pie fue tratado como una variable separada
porque cada uno tiene individualmente riesgos de presiones excesivas.
Las cifras de máxima presión encontradas en el grupo diabético fueron más
altas que en el grupo de control, pero éstas son sobretodo la expresión de las
presiones en los sujetos neuropáticos, ya que no se encontraron diferencias
entre el grupo no neuropático y el de control.
En los grupos de control no se encontró correlación entre edad o peso, pero en
los pacientes diabéticos se encontró una pequeña correlación con la edad.
En conclusión se mostró que las presiones más altas en el pie son comunes en
pacientes diabéticos, y que la neuropatía es un factor contribuyente.
Detalles de los pacientes estudiados:
GRUPO DIABÉTICO GRUPO CONTROL
NºPERSONAS 135 69
VARONES/HEMBRAS 75/60 39/30
EDAD(MEDIA) 50(17-86) 46(17-80)
PESO(Kg) 73.5 67
DURACIÓN DIABETES 16.4 0
(años)
(Estudio realizado por A.Veves, D.J.S.Fernando, P.Walewski, A.J.M.Boulton)
3.4. Protocolo de exploración en el pie diabético
Objetivo:
- Detectar un pie de riesgo
- Prevenir la ulceración neuropática
- Retrasar el inicio o progreso de la ulceración
- Evitar la amputación
Metodología: (protocolo)
- Exploración
- Evaluación clínica e la úlcera o lesión
- Visitas de control del proceso ulceroso
Protocolo de exploración:
- Anamnesis de factores de riesgo: edad del paciente, tiempo de
duración de la enfermedad, complicaciones asociadas (retinopatía,
nefropatía, cardiovasculares. H.T.A. alteraciones del sistema
nervioso periférico o autónomo), tabaquismo, alcoholismo y bajo nivel
socio-económico.
- Exploración física: Trastornos trófico-cutáneos, atrofia celular
subcutánea, piel lustrosa, seca o escamosa, fisuras en talón o
prominencias óseas, hiperqueratosis, micosis, patologías ungueales,
trastornos de sudoración y pilificación, trastornos estructurales.
- Exploración neurológica: Reflejos auileo y rotuliano, sensibilidad
táctil, térmica y dolorosa por dermatomas, sensibilidad vibratoria,
signo de Romberg y paciente pierde el equilibrio estando con los pies
juntos y ojos cerrados en bipedestación.
- Exploración vascular: coloración pie-pierna, frialdad cutáneo-plantar,
pulsos tibial posterior y pedio, tiempo de replección venosa,
oscilometría, doppler
- Pruebas complementarias: Pedigrafías (puntos riesgo), radiografías
(trastornos óseos, alteraciones estructurales).
Citaremos al paciente para visitas posteriores para realizar reeducación
sanitaria enfocada a la prevención y revisiones.
3.5. Profilaxis y tratamiento del pie diabético
En este tipo de pies lo más importante es que haya una buena prevención, es
el tratamiento más eficaz, con menos costes biológicos, psíquicos, económicos,
sociales y laborales.
La prevención debe aplicarse a sus tres niveles para realizarla en forma
correcta e integral asegurando así un buen resultado.
El primer nivel se cumple a través de una buena promoción de salud, ya sea
masiva o individual.
En segundo nivel aplicamos un diagnóstico precoz, para aquellos pacientes no
diabéticos conocidos, por medio de un diagnóstico de la enfermedad y para los
pacientes diabéticos conocidos, en un diagnóstico precoz de las repercusiones
crónicas de la enfermedad. Dentro de estas últimas fundamentalmente el pie
diabético, analizamos el polo vascular, ortopédico, neurológico e infeccioso.
Y a tercer nivel lo aplicamos en los pacientes que ya son portadores de “pie
diabético”, en los cuales nuestra tarea será disminuir los factores agravantes:
arterioesclerosis, hiperlipidemias, hipertensión arterial, infecciones, prevención
de neuriopatías, micro y angiopatía diabética.
Por otra parte, debemos educar al paciente acerca de sus cuidados para
conseguir una buena profilaxis:
1. Informar al paciente de la importancia del cuidado de sus pies
2. Examinarse los pies diariamente, por lesiones que pueden pasar
desapercibidas debido a trastornos de su sensibilidad.
3. Lavado diario: Jabón-gel pH ácido. Agua tibia o fría. Durante 5-10 minutos.
El jabón-gel debe ser ácido para resguardar de posibles gérmenes
saprófitos que están en la piel. El agua debe ser tibia o fría porque corren el
riesgo de quemarse debido a la hiposensibilidad. La duración del lavado
debe ser de 5-10 minutos para evitar que se arrugue la piel y se macere y
produzca lesiones o erosiones.
4. Buen secado de sus pies por contacto y no por fricción para no lesionar. El
pie es una zona húmeda de por sí; donde hay humedad puede haber
microorganismos capaces de provocar infecciones. Si no hay un buen
secado aumentamos esta humedad.
5. Hidratación de la piel: después de un buen lavado y buen secado debe
utilizarse una crema hidratante. La diabetes en sí y el uso de insulina hace
que se reseque la piel. Una piel reseca es más fácil que se rompa frente a
pequeñas agresiones. Es válido el uso de cualquier crema hidratante
doméstica ya que todas llevan una lanolina.
6. El corte de las uñas debe ser recto de tal manera que sobresalga la lámina
ungueal 1-2 milímetros por delante del pulpejo.
7. Prohibido andar descalzo.
8. Avisar del cuidado que debe tener ante focos de calor para evitar
quemaduras. No dormir con bolsas de agua caliente ni utilizar esterilla
eléctrica.
9. Ejercicio físico: según la edad del paciente y de su estado físico se
recomendarán los ejercicios que debe realizar. Para quemar azúcar, grasas,
necesitarán menos insulina y haremos prevención a nivel de arteriopatías
obliterantes.
10. Dejar de fumar ya que el tabaco provoca enfermedades respiratorias y es
producto de colesterol y aumenta las arteriopatías.
11. Uso de las prendas a vestir. Evitar prendas excesivamente apretadas (fajas,
calcetines, ligueros, musleras, tobilleras...) para evitar el efecto torniquete.
Las prendas de vestir deben ser de fibras naturales para ayudar a la
transpiración. Si tienen trastornos de sudoración que se cambien las
medias/calcetines varias veces al día. El calzado debe ser ancho, cómodo,
con un poco de tacón (5cm) de piel, con cordones o velcro.
Que el paciente meta la mano dentro del calzado por si hay algún cosido
que provoque hiperpresión. Que compre los zapatos después de caminar
un tiempo por si hay edema. Que se lleve las plantillas, siliconas, demás
prótesis, etc. A la hora de comprar el calzado.
12. Acudir periódicamente a la consulta podológica.
Evitaran el autotratamiento por varias razones: a) es difícil hacérselo uno
mismo, b) si hay retinopatía tendrán limitada la visión, c) por su ignorancia
frente a las distintas lesiones que puedan tener.
El podólogo debe educar, motivar y animar al paciente frente a su
enfermedad y a lo que ésta conlleva. Debe recurrir a cualquier alternativa
podológica destinada a recuperar y/o mantener aquellas funciones que aún
permanecen sanas.
El podólogo debe hacer una buena elección de materiales en el momento de
confeccionar un soporte plantar, silicona o cualquier tipo de ortesis, y evitar
la hipercorrección sobretodo en puntos conflictivos como por ejemplo debe
abrazar bien la apófisis estiloides.
El tratamiento estará dirigido a los polos fundamentales del paciente:
- necrótico, infeccioso local: limpiar la lesión, desinfectar y descargarla
o protegerla.
- arterial: micro, macrovascular. Tener en cuenta la isquemia que
puede presentar el enfermo.
- neurológico: es posible que el paciente no tenga sensibilidad en
algunas zonas de la extremidad, por lo que puede darse
ulceraciones.
- ortopédico: tener en cuenta el tipo de material que utilizamos y el
diseño que confeccionamos, puesto que es posible que no haya
sensibilidad en determinadas zonas del pie y provoque úlceras.
Utilizaremos materiales blandos, capaces de amortiguar, elásticos...
Va encaminado a proteger, prevenir, curar y compensar, y sobretodo
corregir desequilibrios reductibles y distribuir correctamente las
presiones.
Puede constar de ortesiología, soportes plantares o ortopodología
sustitutiva.
- metabólico: no será a cargo del podólogo, aunque sí debemos
preguntar al paciente si sigue un control por su médico.
Puesto que el papel del Podólogo no debe ceñirse únicamente al síntoma,
sino que también a otras vertientes: etiológica, preventiva y educacional. La
actuación terapéutica partirá del diagnóstico etiológico, el cual transcurre
según cuatro vectores:
- Tratamiento sintomático paliativo: patologías provocadas por
alteraciones osteoarticulares, que no son reversibles, evitamos
hiperpresión y roce, un calzado adecuado, ortesis, ortopedia y control
podológico.
- Tratamiento causal: resolutivo-paliativo: traumatismos o
mictotraumatismos (mecánicos, térmicos o químicos) de diversos
orígenes, es un terreno fértil para infecciones, y donde la neuropatía
diabética altera la sensibilidad dolorosa, por lo que ello deriva en
lesiones de mayor entidad.
- Preventivo: primario-secundario: educación y prevención que
debemos impartir al paciente.
4. DISCUSIÓN
Podemos hablar de diabetes desde 1500 A.C. hasta la actualidad, por lo que es
una enfermedad de gran antigüedad.
Existen distintos tipos de diabetes, aunque la que más debe preocuparle al
podólogo es la Diabetes Mellitus, puesto que las lesiones que puedan
provocarse repercutirán en las extremidades inferiores, lo que nosotros
conocemos como “pie diabético”.
Las personas que padecen esta enfermedad endo-metabólica deben prestarle
total atención. Un factor importante que nunca debe dejarse de lado es la
higiene, y en esta enfermedad aún deberá controlarse más, puesto que
padecen un elevado riesgo de infecciones. Además la glucosa favorece el
desarrollo de las bacterias.
También es importante la pérdida de sensibilidad que tienen ya que un simple
roce puede convertirse en una úlcera.
Cabe destacar que hay doctores como Ariel Rocca Villalba y Daniel Machin
Torres que defienden que el pie diabético es más frecuente en el sexo
masculino, aunque también hay doctores como David Grinfeld, Jeorge Salvioli
y Roberto Castelleta que defienden que el pie diabético se da por igual en
ambos sexos.
En cierto modo podemos decir que también influye en la diabetes la raza del
individuo, ya que la más propensa a tener lesiones más graves es la judía. Esto
se debe a la consanguinidad y los hábitos alimentarios, ya que sus costumbres
no favorecen las necesidades de las personas diabéticas.
5. CONCLUSIONES
El pie diabético debe ser una señal de alerta para el podólogo, ya que está
considerado como un pie de elevado riesgo.
Esta enfermedad provoca diversas patologías en nuestro organismo.
Es muy fácil encontrar una úlcera en un pie diabético, puesto que hay gran falta
de sensibilidad e isquemia. Cabe citar que según si se trata de una neuropatía
o una vasculopatía las úlceras van a tener distinto aspecto.
El podólogo tiene un papel importante de cara a este tipo de pacientes, ya que
a parte de curar, tiene una función también muy importante que es la de
prevenir las lesiones y educar al paciente. A parte el profesional también
deberá realizar su trabajo, y tomar precauciones en el momento de utilizar el
instrumental, al hacer ortesis y al elegir los materiales. Así como evitar
hipercorrecciones o hiperadaptaciones.
Es importante informar bien al paciente de la enfermedad que padece y a cerca
de los cuidados y hábitos que cumplir estrictamente.
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