mi nombre es thomas mun - vozpópuli...las críticas con base antes comentadas es razonable pensar...
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MI nombre es Thomas MUN
No tienen por qué conocerme. Aunque creo tuve vida venturosa, la historia no
me ha tratado bien. Puedo dirigirles a una breve reseña de mi vida en
http://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Mun No es mucha cosa.
He sido mercader internacional -la profesión más bonita del mundo- junto con
lo que denominarían Uds. economista. Entonces, hace más tiempo del que me
gustaría confesar sin sonrojo, no se nos conocía con este nombre: políticos y
panfletistas nos etiqueta Schumpeter en el capítulo de su monumental obra
sobre Historia del Pensamiento Económico y donde hago breve aparición.
Quizás es denominación acertada, apropiada para lo que me traigo entre
manos.
Mis ideas -buenas o malas- están básicamente condenadas: Adam Smith
dedicó su poco clemente pluma y más de 200 páginas de su afamado libro a
despedazar mis ideas y las de mis colaboradores. Su labor de destrucción ha
sido prácticamente total. Los supervivientes de mi tradición ocupan despachos
oscuros al final de pasillos estrechos en universidades indiferentes. Proscritos
de la economía convencional, les queda el consuelo de compartir pasillo con
representantes de otras visiones de la vida económica, igualmente relegados a
la indiferencia. Economistas no ortodoxos; queda claro.
Pero sí; todo el mundo tiene su momento de gloria. El mio sin duda ha sido
entrar hace no muchos años en un despacho universitario y observar un poster
de más de un metro de alto colgando en la pared. Regalo de McGraw Hill al
profesor, según creo, de la famosa editorial de libros de economía. En él
aparecen -en orden descendiente desde el más antiguo a los más modernos-
los rostros de más cien economistas de todo el mundo, escogidos por su
relumbrón, con indicaciones de afiliación e influencia, todo ello expuesto con la
ayuda de flechas y anotaciones. Muy ilustrativo. Arriba, arriba del todo, a la
izquierda, el primero de todos, aparezco yo. No digan que no es para estar
orgulloso.
Si exteriorizo este pequeño destello de vanidad es porque creo necesario
recabar al inicio de mi mensaje un poco de autoridad moral para afrontar estos
quehaceres que nos vamos a imponer: ya veremos si al final me la merezco.
Mi imprevista aparición ante Uds. después de tantos siglos merece una
explicación. No todos los días nos encontramos ante documentos literarios
sobre aspectos económicos y políticos de la importancia de lo que vamos a
analizar. Nada menos que el que promete ser el documento más importante de
la historia política española de los últimos años. Un auténtico panfleto político
merecedor del mejor aprecio en la tradición que Schumpeter nos solía
adjudicar. Se necesita un gourmet habituado a estas delicatesen para valorar el
producto final. No he podido resistirme a reaparecer.
Si las anteriores razones gastronómicas se les apetecen poco creíbles (tendrán
razón) añadiré que tengo un gran arrebato. Una serie de economistas
convencionales (azuzados por políticos) -cuya mayor credencial es que nunca
han vendido un peine- se tratan de apropiar trapaceramente de mis
enseñanzas con la idea final de renunciar a las ventajas que mis políticas
garantizan. Ya lo irán viendo. Rocambolesco. Y estoy muy enfadado.
Resultados de la balanza fiscal de Cataluña con el sector público central 2006-
2009. Este es el documento. Vaya sosería de nombre, dirán Uds. Sí. (lo
denominaremos DOCUMENTO de ahora en adelante, a falta de una mejor y
breve denominación)
Cuando se publicó hace unos meses (Marzo 2012) podía uno pensar que era
un documento más entre los muchos informes económicos que pasarían
desapercibidos… en este caso, si cabe, incluso más justificado: la publicación
de balanzas fiscales interregionales –me he informado- es un deporte catalán
con la casi regularidad de los Juegos Olímpicos. En el momento de su
publicación suscitó poco interés nacional, sus efectos limitados al ámbito
catalán. Aquí, el error valorativo fuera del ámbito independentista ha sido
monumental. Todo debido a que el separatismo catalán ha tomado la decisión
de hacer de este documento el manifiesto fundacional de su independentismo.
Ni más ni menos. Y –claro- es lógico sospechar que, y tal como los
acontecimientos se han desarrollado, este documento haya sido diseñado
desde el origen con una finalidad específica.
A falta de otros razonamientos más viscerales sobre las cuales basar la
independencia, razones que aparentemente no son capaces de suscitar mucha
adhesión al proyecto, el documento proporciona otra serie de razones, estas
ya más ligadas al bolsillo de los ciudadanos, al objeto de tocar una fibra
sensible en todos nosotros: el que nos estén robando y –sobre todo- que
estemos haciendo el primo.
El documento trata de reflejar el expolio al cual el sector público central somete
a Cataluña. La herramienta que sirve para evaluar la existencia o no del expolio
es lo que se denomina balanza fiscal. Es un concepto sencillo en principio,
aunque en su aplicación práctica tiene algunos pequeños problemas. Tal como
indica el documento “La acción del sector público central origina flujos fiscales
entre regiones en la medida en que los impuestos y los gastos públicos se
distribuyen territorialmente. Las balanzas fiscales miden el efecto redistributivo
entre territorios de la política fiscal que lleva a cabo el Gobierno central.” Es
decir la balanza fiscal trata de determinar el saldo entre los ingresos que un
sector público central detrae de una región y los gastos que realiza o imputa a
la región. Si la balanza fiscal es negativa para una región eso indica que el
Gobierno central detrae más que aporta, redistribuyendo el saldo a las regiones
con balanza positiva. Esto es lo que sucede en Cataluña, región muy
penalizada, se aduce.
Esta penalización se traduce en el caso catalán en una balanza fiscal negativa
de 16.409 millones de euros para el año 2009, cantidad que representa el 8,4
% del PIB de Cataluña. En la traducción populista del documento que los
independentistas catalanes proporcionan esto se traduce en el equivalente de
un “robo” del 8.4% de los ingresos de cada año a todos los catalanes. Si
parece que los catalanes estén haciendo el primo. Y a lo grande.
Esta balanza fiscal negativa de 16.409 millones aparece calificada como
“Balanza fiscal. Flujo monetario”. ¡Vaya! ¡Complicaciones! Con esto ya
podemos empezar a sospechar algo. ¡Efectivamente! El documento incluye una
segunda estimación de balanza fiscal denominada “Balanza fiscal. Flujo del
beneficio”, balanza que en este caso, y para el año 2009, recoge un saldo
negativo de 11.261 millones de euros, 5,8% del PIB catalán. Es una cantidad
importante, aunque ya un 30% inferior a la anterior. En este formato los
catalanes aparecen haciendo el primo, pero ya no tanto.i
Lo anterior, ya ven, es un ejemplo más de la “información” que nos
proporcionan nuestros “políticos panfletistas” para ayudarnos a los mortales de
a pie a tomar decisiones, en este caso decisiones que se nos aparecen como
críticas. No es que esto se aplique a mí, que yo ya estoy en el purgatorio;
simplemente con ello trato de entrar en complicidad con Uds.
¿Y con cual balanza nos quedamos al final? El documento nos brinda ambas
balanzas, ofrece razones que justifican el uso de un criterio u otro, pero se
decanta claramente por el enfoque de Flujo Monetario aunque no sea más que
por el uso abusivo del método de la tenacidad, y la eliminación de referencias
al enfoque Flujo de beneficio en los capítulos fundamentales finales, capítulos 5
y 6, en donde aparecen las tablas resumen: Evolución de la balanza fiscal de
Cataluña 1986-2009 y el Saldo fiscal en el ciclo económico. Aquí, cualquier
referencia que debiera haber habido al Flujo de Beneficio ha sido purgada y el
enfoque Flujo Monetario emerge triunfante.
El documento -como no podía ser menos- ha sido objeto de críticas, pero no
demasiado numerosas ni demasiado profundas para lo que un documento de
esta característica merece. La razón fundamental de esta insuficiencia de
crítica ha sido su falta de importancia en el momento de su publicación,
considerarlo una repetición más de ejercicios similares ya hechos con
anterioridad,… los problemas económicos que desvían la atención a asuntos
más premiosos, y –muy probablemente- el abandono profesional de gente que
debería haber glosado (porque sabe) y se ha callado. Como veremos.
Además, y en la mayoría de los casos, las críticas razonables aparecen
mezcladas con invectivas poco sólidas, el efecto estético resultante poco
atractivo. Lo que suele ser siempre el resultado cuando se manejan
demasiados argumentos.
Las críticas fundamentales se han centrado sobre lo adecuado o no de
promocionar prácticamente en exclusiva el enfoque de Flujo Monetario (crítica
muy fundamentada como veremos), método y cálculo de imputaciones de
ingresos de los impuestos de sociedades e IVA (bastante fundamentadas) y
crítica sobre la neutralización de las balanzas fiscales ajustadas al ciclo
económico (poco fundamentadas), esto último de gran importancia y derivado
del gran desfase entre gastos e ingresos de los últimos años que han
ocasionado el aumento del endeudamiento bien conocido (muy importante para
el año 2009): la operación de neutralización, imputando proporcionalmente los
déficits del sector público central como supuestos ingresos derivados de
Cataluña, trata de corregir esto. Si no, la aportación catalana aparecería como
limitada y el saldo fiscal prácticamente nulo en esta época de grandes gastos
públicos y pocos ingresos.
Nosotros vamos a ser más bien parcos en críticas, haremos sólo una
fundamental, pero que nos transportará por las pintorescas derivaciones que el
enfoque del Flujo Monetario produce. Espero que se diviertan en el viaje.
Un paseo por el Enfoque Flujo Monetario
Espero poder demostrarles que la utilización casi en exclusiva que en el
documento se proporciona a las balanzas fiscales calculadas por el método del
Flujo Monetario se debe exclusivamente a que -tal como se calculan- dan
saldos negativos sustancialmente mayores a los saldos calculados por el
método de Flujo de Beneficio. De 8,4 a 5,8%. Es mucho. Y soy de la opinión
que -de dar cifras inferiores- la balanza Flujo Monetario ni aparecería en el
informe. Muchos de ustedes lectores, inveterados escritores de panfletos, tan
profesionales como yo en este menester, seguro que no se sorprenden con la
anterior declaración. Como somos los que escribimos, escogemos lo que nos
parece. Pero no del todo. A veces hay restricciones. A los redactores del
documento seguro les hubiera gustado eliminar la engorrosa referencia al Flujo
de Beneficio (puede sembrar dudas en mentes no muy maleables), pero ya
veremos que no pueden; imposible. Esto básicamente les está vedado.
8,4% a 5,8%. Pocas veces un 2.6% de diferencia puede resultar tan
importante. Un saldo negativo del 8,4% es una cuantía muy alta. Con cierta
imaginación podemos intentar estirarla hasta… un 10%, ocasión que el
consejero de Economía y Conocimiento de la Generalitat, Andreu Mas-Colell,
no dejó ocasión de desaprovechar al presentar los resultados del estudio el 12
de Marzo. “Según el conseller, el porcentaje de solidaridad se aproxima al
10%, por lo que ha indicado que es como si Catalunya pagase el "diezmo",
tributo histórico que se pagaba a la Iglesia”… hemos leído que comentó. Hay
que reconocerle habilidad retórica al Sr. Mas-Colell.
5.8%... es alto, pero ya no tanto. Además se corre el peligro en este caso de
encoger. Teniendo en cuenta que la balanza ha sido calculada por la zorra que
guarda las gallinas fiscales ya podemos deducir con seguridad que la cifra es
un máximo, maximorum. De ahí para abajo. Y así es; haciendo uso positivo de
las críticas con base antes comentadas es razonable pensar que el déficit Flujo
Beneficio esté alrededor del 4% (mis cálculos), pero no necesito que se crean
lo anterior para mi argumento. En cualquier caso un 4% es una cifra en el límite
máximo de lo aceptable para una región grande (pero no por las razones de
equidad redistributiva de regiones ricas a pobres, sino de equilibrios
comerciales interregionales que termina penalizando a las regiones pobres) y
que habría que reducir algo. Pero aquí, con estos reducidos déficits, ya es
difícil pensar que estos saldos justifiquen una sensación de “atraco”, y más
sabedores los catalanes que a nivel regional tienen que contribuir más que
otras regiones menos avanzadas.
Llevamos ya un tiempo hablando de balanzas Flujo Monetario y Flujo de
Beneficio y quizás vaya siendo hora de que profundicemos en el tema y de
paso explicar estos conceptos para el lector que los desconozca. Para ello
nada mejor que acudir al mismo DOCUMENTO. Expone lo siguiente.
El grupo de expertos para el cálculo de la balanza fiscal de Cataluña acordó
utilizar las dos aproximaciones metodológicas estándares: el flujo monetario y
el flujo del beneficio. La utilización de un enfoque u otro depende del objetivo
del análisis que se pretenda realizar. El enfoque del flujo monetario intenta
medir el impacto económico generado por la actividad del sector público en un
territorio, mientras que el enfoque del flujo del beneficio intenta calcular cómo
incrementa el grado de bienestar de los individuos residentes en un territorio
ante la actuación del sector público.
Se trata de dos enfoques válidos, que se fundamentan en criterios sólidos, pero
cada uno explica efectos económicos diferentes; no son sustitutivos, sino
complementarios.
Así, el criterio del flujo monetario es más correcto para analizar la influencia
que tiene la acción del sector público sobre el crecimiento económico de un
territorio; en cambio, el criterio del flujo del beneficio es más adecuado para
analizar la acción del sector público en términos redistributivos y de equidad.
La metodología de flujo de beneficio es perfectamente razonable, pero su
materialización empírica es a menudo complicada por la existencia de una
multiplicidad de aproximaciones e imputaciones que, aunque pueden ser
válidas, provocan que el resultado final sea mucho más sensible a pequeños
cambios en estas imputaciones.
Por esta razón, el grupo de expertos creyó necesario poner más énfasis en las
medidas basadas en el flujo monetario. Esta metodología también requiere
adoptar aproximaciones e imputaciones, pero la naturaleza más concreta de
los conceptos de pago permite evaluar empíricamente las balanzas fiscales
territoriales de forma más robusta y atribuir a los resultados un significado más
sólido que en el caso anterior.
Además, como el método del flujo monetario mide el impacto que la política
fiscal del Gobierno central tiene sobre la situación macroeconómica de un
territorio, en épocas de crisis económica y tasas de paro elevadas, el saldo
estimado con este método adquiere todavía más relevancia.
En estos párrafos se explica bastante bien lo que se pretende con la utilización
de un criterio u otro. Puede el lector detectar la habilidad con la que el método
del Flujo Monetario termina imponiéndose, casi como por selección natural.
Empieza el párrafo contándosenos que existen dos aproximaciones
metodológicas estándares: el flujo monetario y el flujo del beneficio. De
entrada, a ambos métodos o aproximaciones metodológicas se les concede
legitimidad. Pero esta es una afirmación incorrecta. Totalmente falsa, en
realidad. No existen dos aproximaciones metodológicas estándares. Un
estándar obtiene su justificación tras el uso repetido y numeroso de una
actividad llevada a cabo dentro de los límites del estándar. Uno podría pensar
que esto de realizar balanzas fiscales es una actividad cotidiana a la cual se
dedican los economistas del mundo con celo, con la ayuda de precisos
estándares. Pero no es así; es una actividad muy limitada a España (líderes
mundiales con gran diferencia), Canadá, y algo de Bélgica, Italia y Reino Unido
(Escocia), ya ven de interés sólo en ambientes independentistas, lo que da a la
disciplina un toque peculiar. Los esfuerzos continuados de economistas de
primera línea que hubieran podido conformar estándares aceptados no existen.
Lo que existe más bien, como veremos, es un cocido hispano catalán estándar.
Bueno. En vez de estándares específicos apropiados para analizar estos
problemas - dado el escaso interés del tema a nivel internacional- lo que
existe es la utilización del criterio por defecto que los economistas actuales
aplican a cualquier problema que se enfrentan: evaluar el beneficio (utilidad, en
realidad) que un agente individual obtiene en su faceta de consumidor. De ahí
lo de Flujo de Beneficio. Es por esta razón, su ubicuidad como criterio en la
mente de los economistas, que la evaluación de los saldos fiscales por el Flujo
de Beneficio siempre estará presente en todo estudio y que no pueda ser
eliminada. Se detectaría fácilmente su inexcusable ausencia.
Al margen de lo anterior, los economistas pueden utilizar –y utilizan- a su riesgo
profesional los esquemas que más les puedan interesar. Así, dentro de la
pequeña ecología hispana ha florecido provisionalmente un enfoque
metodológico novedoso denominado Flujo Monetario. La razón fundamental de
este florecimiento ya la hemos explicado; genera cifras “más adecuadas” para
ciertos intereses. Este es un poderoso rasgo que garantiza su continuidad de
uso.
Pero el criterio del Flujo Monetario adolece de fatales deficiencias. Aunque de
momento sobrevive en el nicho ecológico hispano-catalán, una vez sujeto a
escrutinio detallado y competencia en ecologías menos favorables, es decir
analizado ampliamente y desde los criterios que los economistas aplican con
regularidad, sería sumariamente rechazado. Predecir lo inevitable es sencillo,
aunque dado el mínimo interés que los economistas del mundo dedican a los
aspectos de balanzas fiscales puede que esto proporcione la posibilidad de
supervivencia del enfoque durante algunos lustros más.
La deficiencia fatal del método del Flujo Monetario -que convierte la predicción
de su desaparición en inevitable- es que proporciona un enfoque “Mercantilista”
de la actividad económica. Ante la simple mención del calificativo mercantilista
los economistas huirán despavoridos no vaya ser resulten contaminados sin
remisión. Por eso este enfoque no sobrevivirá en un marco más amplio. Ya les
he revelado antes mi triste destino fraguado en manos de Adam Smith. La
razón de tal destino es que yo, sí, era mercantilista. El mejor. Así me fue.
Aunque no es fácil sintetizar en breves líneas una tradición económica tan
sofisticada como el mercantilismo (en los libros aparecemos de una manera un
tanto simplista; maldición del perdedor) para los efectos actuales podemos
definir el mercantilismo como aquella aproximación a los asuntos económicos
que ponen en lugar de primacía a los agentes económicos en cuanto
productores, junto con la pretensión pública –desde el punto de vista de la
política económica- de ayudarles a conseguir sus objetivos; agentes cuyo
objetivo directo (el mío, el de Uds. como productores) es obtener un excedente
que quede nítidamente reflejado en un incremento en el saldo de nuestra
cuenta corriente en el banco. En un segundo paso ya veremos que hacemos y
cómo nos gastamos ese dinero, pero el mercantilismo ya no está muy
interesado en esas derivaciones.
Pueden ver que el mercantilismo (y el método Flujo Monetario) es un enfoque
radicalmente opuesto al aplicado por los economistas en la actualidad, que
como hemos explicado analiza los efectos de la política económica según
incrementen o no la utilidad del agente económico (lo cual sólo se puede
realizar mediante el consumo – u ocio) y que de aparecer en el radar de estos
economistas sería exterminado sin esfuerzo. Puede uno suponer que conjugar
ambos esquemas conduce a estados esquizofrénicos, como la que se les
induce a los lectores cuando se les exige valorar los saldos calculados por
ambos métodos.
La diferencia numérica más grande de los saldos en las balanzas fiscales
calculados por el método del Flujo de Beneficio y por el método del Flujo
Monetario tal como aparecen en el DOCUMENTO hace referencia a gastos que
el sector público central realiza en actividades de producción de bienes
públicos no delegadas en otras administraciones territoriales (sector público
autonómico y municipal) Las cantidades más importantes corresponden a
gastos de defensa nacional, justicia, política exterior, otros servicios de carácter
general… y un apunte sobre deuda pública.
Según el criterio del Flujo de Beneficio todo español se beneficia del servicio de
defensa nacional, independientemente de donde esté. Prorratear esos gastos
entre todos los españoles es lo correcto, asignándosele a Cataluña su cuota
proporcional. Según este criterio, pues, el objetivo del Sistema Defensa
Nacional es… proporcionar defensa.
El criterio Flujo Monetario asigna al Sistema de Defensa Nacional otro objetivo.
Su objetivo es proporcionar ingresos a los factores productivos reconocidos en
el sistema defensa –legionarios, generales, fabricantes de tanques,
abastecedores de rancho, oficiales médicos en Afganistán- al objeto de
ayudarles a cumplir su objetivo de incrementar el saldo de su cuenta corriente
en el banco. Si el Sistema de Defensa Nacional termina defendiendo algo o no,
no es objeto de consideración.
Resulta que el sistema defensa no tiene –o tiene pocos- factores productivos
reconocidos en Cataluña (si hay algún catalán en Afganistán no cuenta dado
que no está en Cataluña; algún suministrador de rancho si habrá) Por lo tanto
es de rigor que de acuerdo con el criterio de Flujo Monetario esos gastos tan
beneficiosos a sus receptores reales, salvo los escaso desembolsos en
Cataluña, no se imputen como realizados en Cataluña. Creo que se va
entendiendo la idea general. Con la política exterior, justicia, etc. pasa algo
similar.
Aunque auténticos economistas mercantilistas ya casi no hay -es adoptar una
posición arriesgada para la salud profesional- hay que indicar que el mundo
está lleno de ciudadanos mercantilistas. Una plaga. Casi todos los habitantes
del planeta lo son a nivel personal, situación quizás más visible en Cataluña
que en ninguna otra parte; cientos de miles convocados al amparo del más
famoso slogan mercantilista jamás concebido “la pela es la pela”. Sí. Ya me
hubiera gustado a mi ser su creador, pero “the pound is the pound” ya no suena
igual. No. Y esta es la razón por la que argumentos de tintes mercantilistas
siempre pueden terminar escurriéndose en los documentos o sean provistos a
conciencia. Hay mucho lector cliente potencial.
Lo que puede explicar el hecho que un documento “mercantilista” haya sido
redactado por economistas que no creen en la doctrina. Ninguno de los autores
del documento es mercantilista, algunos igual ni saben cuales eran nuestras
preocupaciones, mientras en sus clases habrán explicado a los alumnos mil
veces que hacer con funciones del estilo U = F (C1, C2,…), piedra sillar del
método Flujo de Beneficio. Paradoja que requerirá de explicación.
Las razones aducidas hasta ahora tratan de demostrar que el enfoque Flujo
Monetario, el realmente utilizado y vendido a la ciudanía como correcto a la
hora de calcular el saldo de la balanza fiscal, no es un enfoque legítimo a tal
efecto. La ciencia económica convencional lo rechaza de plano, y hay razones
para pensar que ni los autores que en el escrito lo justifican, crean realmente
en él. ¡Sorprendente!
¿En dónde nos deja todo lo anterior? Bueno, no hemos acabado todavía…
puede que los economistas tomen realmente cartas en el asunto y consigan la
eliminación del concepto Flujo Monetario como método de calcular balanzas
fiscales, lo que sería –a su manera- científicamente correcto, pero…
…sería una pena… El autor no es contrario al enfoque Flujo Monetario.
¡Sorpresa! Sí, si se lee lo anterior con premura. Pero no debería serlo. Sólo he
expuesto que es un criterio inaceptable para los economistas actuales, lo que
para mi no es un poderoso argumento en su contra. Yo, subrayo de nuevo, soy
mercantilista, y estoy al margen –y más bien en contra- de las ideas y
valoraciones que sobre estos temas tengan los economistas convencionales.
Yo ya he sufrido lo mío en sus manos. Lo que me permite invocar que para un
mercantilista el enfoque Flujo Monetario es el método correcto para analizar los
efectos económicos derivados de las relaciones interregionales. Es nuestro
reflejo natural.
Pero hay más: los economistas pueden opinar lo que quieran y desterrar
enfoques poco gratos al limbo de los justos, pero si los ciudadanos de un país
o región concreta –mercantilistas ellos como hemos visto- demandan conocer
como las relaciones económicas entre las diversas administraciones públicas
de un estado inciden sobre como y a quién se realizan pagos y- por lo tanto- se
generan recursos a su receptor, y cómo y a quién se les penaliza fiscalmente
con cargas y tributos para posibilitar los anteriores pagos, entonces es de
justicia proporcionarles esa información. Así de claro. El método Flujo Beneficio
es irrelevante para esta función, y desde este punto de vista puede ser
eliminado sin lamento.
El paseo nos lleva a lugares sorprendentes
Una vez liberados de las anteriores restricciones podemos poner manos a la
obra y realizar la tarea bien. No dejarla a medias, lo que es mi queja. Parte del
problema de la confusión sobre los saldos de las balanzas fiscales derivan de
la deficiente manera en la cual se computan siguiendo el criterio Flujo
Monetario. Tal como se ha venido realizando (en el DOCUMENTO) es un
cúmulo de despropósitos. Esto era quizás previsible, delegada su preparación
a economistas que no confían plenamente en el enfoque y a los que les puede
temblar el pulso a la hora de seguir la pela hasta el bolsillo final. También es
una tarea de cierto porte, de realizarse a fondo. Los esfuerzos realizados hasta
la fecha para el cálculo de las balanzas fiscales ya producidas palidecen en
comparación. Pero seguro que compensa. Claro que, disponiendo de buen
criterio y experiencia, uno obtiene razonables grados de aproximación a coste
reducido. Algo de esto intentaremos a continuación.
La falta de competencia, o directamente incompetencia, empleada en la
confección de las balanzas fiscales Flujo Monetario en el DOCUMENTO deriva
de la violación de dos leyes fundamentales bien conocidas en la tradición
mercantilista y de obligado cumplimiento que deben ser tenidas en cuenta para
esta actividad de cálculo.
Todo el mundo reconoce (pero ya veremos que luego olvida) “que hacer una
balanza fiscal es una tarea compleja y laboriosa en la que hay que tomar
decisiones metodológicas que deben ser razonablemente justificadas. Según
cuáles sean esas opciones, los resultados finales pueden variar de forma
extraordinaria”ii. Al objeto de ayudar a tomar decisiones metodológicas que
deben ser razonablemente justificadas se proponen las dos leyes siguientes; su
fiel seguimiento garantizará la solidez del resultado. Son autoevidentes… una
vez se medita un poco.
Primera Ley de Mun, o ley de la invariancia. El saldo de la balanza fiscal de una
región debe permanecer invariante (ser el mismo) independientemente de los
niveles de estructura organizacional adoptados por el gobierno (departamentos
y jerarquías) para llevar a cabo la organización de la provisión de los servicios.
Sólo a las variaciones de la carga fiscal (pagos) y la forma territorial de la
función de producción de los servicios (ingresos) se admite influyen sobre el
saldo de la balanza fiscal monetaria de la región.
Segunda Ley de Mun, o ley sobre el perímetro de consolidación al nivel
recursivo más amplio posible. La forma de computar los totales de ingresos y
pagos de una región debe incluir y consolidar las operaciones monetarias
realizadas con todos los niveles organizacionales definidos como sector público
fuera de la región.
Lo anterior es deliberadamente “científico”, un poco adrede, pero yo también
tenía mis debilidades teóricas. Pero ya verán que son leyes sencillas: daremos
muchos ejemplos explicativos.
El documento principal clave donde se toman las decisiones metodológicas
razonablemente justificadas para la elaboración de las balanzas fiscales
regionales en España es el INFORME SOBRE METODOLOGÍA DE CÁLCULO
DE LAS BALANZAS FISCALES realizado por la COMISIÓN DE EXPERTOS
SOBRE METODOLOGÍA PARA LA ELABORACIÓN DE LAS BALANZAS
FISCALES DE LAS REGIONES ESPAÑOLAS en SEPTIEMBRE 2006
realizado bajo la dirección del INSTITUTO DE ESTUDIOS FISCALES y que
pueden consultar en la web. Es un informe cuya seriedad debe ser recalcada;
encargado por el Parlamento español para analizar un tema de importancia. Es
un informe al Parlamento.
El DOCUMENTO “Resultados de la balanza fiscal de Cataluña con el sector
público central 2006-2009” sigue en sus aspectos fundamentales la
metodología del INFORME. Hay unidad de criterio. ¡Vaya! Pero no hay lugar a
sorpresa aquí dado que el INFORME al parlamento español –seguro que no se
lo cree- sigue religiosamente en los aspectos fundamentales las directrices
previas de un documento catalán anterior sobre la elaboración de balanzas
fiscales de Octubre 2004 encargado por la Generalitat de Cataluña a otra
“comisión de Expertos”. ¡Fantastic!iii
En referencia al respeto o no de la primera y segunda leyes de Mun por parte
del INFORME los párrafos claves aparecen en el apartado 3.1 Ámbito
Institucional (pag.17), que transcribimos a continuación.
En principio, la balanza fiscal podría plantearse como la agregación de seis
sub-balanzas correspondientes a las siguientes agrupaciones de unidades
institucionales del sector público:
1. Administración Central.
2. Seguridad Social.
3. Comunidades Autónomas (CC.AA.).
4. Corporaciones Locales (CC.LL.).
5. Empresas públicas de naturaleza inversora.
6. Unión Europea.
Las cuatro primeras agregaciones se corresponden con los subsectores que,
en el marco de la Contabilidad Nacional, integran el sector de las
Administraciones Públicas. De ellos, la Administración Central y la Seguridad
Social son, en el marco institucional y jurídico vigente, los únicos que con su
actuación de carácter estatal tienen capacidad para incidir directamente en
cada uno de los territorios, cualquiera que sea su delimitación espacial. Por su
parte, la actuación de las CC.AA. y CC.LL. se limita básicamente al ámbito de
sus respectivas demarcaciones territoriales, sin que existan en principio
actuaciones financieras horizontales relevantes entre ellas. Consecuentemente,
en tanto que las balanzas fiscales se hagan para territorios que coincidan con
la demarcación territorial de las CC.AA. y mientras no haya una alteración
sustancial del marco institucional y jurídico vigente, las sub-balanzas de
CC.AA. y CC.LL. pueden omitirse en los estudios correspondientes.
Puede apreciarse claramente que la metodología en vigor expuesta en los
anteriores párrafos viola las leyes de una manera nítida, llegando incluso a
reconocer que quebranta expresamente la primera ley. Se dice que
“Consecuentemente, en tanto que las balanzas fiscales se hagan para
territorios que coincidan con la demarcación territorial de las CC.AA. y mientras
no haya una alteración sustancial del marco institucional y jurídico vigente, las
sub-balanzas de CC.AA. y CC.LL. pueden omitirse en los estudios
correspondientes”. Es decir que, si cambia el marco institucional, los saldos de
las balanzas fiscales deberían ser recomputados pues esto podría resultar en
la necesidad de incorporar las balanzas de las CC.AA y CC.LL. Queda claro
entonces que los saldos no son invariantes ante meras modificaciones de la
estructura organizacional. Esto, claro, es crítico y fundamental. La razón de ello
–la violación de la primera ley- es el muy reducido perímetro de consolidación
contemplado en el INFORME. El perímetro de consolidación adecuado debería
incluir las seis sub-balanzas, fundamentalmente incorporar a las Comunidades
Autónomas y Corporaciones Locales.
La redacción de estos puntos en el INFORME es confusa (en la mejor tradición
panfletaria) porque en definitiva termina justificando el estrecho perímetro de
consolidación considerado mezclando aspectos de lógica contable
(persistencia del marco institucional) con aspectos de importancia económica
en la práctica. Así…
Por su parte, la actuación de las CC.AA. y CC.LL. se limita básicamente al
ámbito de sus respectivas demarcaciones territoriales, sin que existan en
principio actuaciones financieras horizontales relevantes entre ellas.
Esto permite decidir de entrada, con el único argumento que “la actuación de
las CC.AA. y CC.LL. se limita básicamente al ámbito de sus respectivas
demarcaciones territoriales” que entre las diversas CC.AA y CC.LL no existen
pagos sustanciales (lo de la actuación financiera relevante) En realidad, y es lo
que pretenden los redactores del INFORME, lo correcto sería decir entre el
sector público de cada autonomía y corporación local con el resto de las
unidades económicas de las autonomías y corporaciones locales.iv
Este arrinconamiento de las CC.AA y CC.LL en el cálculo de los saldos de las
balanzas fiscales tiene ya un cierto pedigrí, con deficiencias desde su origen.
En una entrevista de 1.999 en el Paísva D. Jesús Ruiz-Huerta Carbonell (y al
que hemos hecho referencia en la nota 2) he leído lo siguiente:
Las balanzas fiscales tienen un especial interés en países descentralizados, o
en procesos de descentralización, para intentar medir cuánto contribuye (o se
beneficia) cada territorio de la acción pública. Aunque, en sentido estricto, las
balanzas deberían tomar en consideración el volumen total de gastos e
ingresos públicos, tanto estatales como regionales, normalmente el cálculo se
limita al estudio de lo que el Gobierno central hace respecto a los Gobiernos
descentralizados.
Se reconoce que debería incluirse el total de gastos regionales en sentido
estricto; luego se relaja este criterio (como para ser estrictos estamos) y
“normalmente” se limita el estudio a lo que hace el Gobierno central. Bueno,
curioso lo de lo “normalmente”, como si se hiciera todos los días. D. Jesús
Ruiz-Huerta Carbonell, seis años después, como Director del Instituto de
Estudios Fiscales fue el presidente de la comisión encargada de la elaboración
del INFORME, donde “normalmente el cálculo se limita al estudio de lo que el
Gobierno central hace respecto a los Gobiernos descentralizados”.
Llegados aquí hay que volver a recordar que el objetivo de realizar una balanza
fiscal de las diversas regiones españolas de acuerdo con el criterio Flujo
Monetario es delimitar como beneficia y perjudica en sus ingresos a las
unidades económicas residentes de las diversas regiones (personas, empresas
y asociaciones sin ánimo de lucro) la actuación económica del sector público.
El sector público español como ya hemos visto, entre otras cosas, provee
servicios de defensa a toda la sociedad española, lo que desde el punto de
vista del criterio Flujo Monetario termina resultando en pagos a diversas
personas, empresas y asociaciones sin ánimo de lucro que están repartidas por
toda la geografía y que resultan beneficiadas en proporción a las cantidades
recibidas. Ya hemos visto que Cataluña (en realidad, los beneficiarios
individuales de los pagos) recibe poco de este dinero. El saldo del Flujo
Monetario está calculado teniendo esto en cuenta.
Otra función muy importante del sector público español es la protección de la
salud de los españoles a través de prestaciones de la sanidad pública
articulada a través del Sistema Nacional de Salud. Es una función cuya
ejecución es generalmente muy bien valorada internacionalmente, y motivo de
cierto orgullo nacional. Puede que la sanidad pública cuide de los españoles y
no lo haga mal, pero los resultados en este campo son irrelevantes a la hora de
evaluar la incidencia económica en los receptores de dinero de los pagos que
la sanidad pública distribuye. Hay que entender que desde el punto de vista del
enfoque Flujo Monetario la sanidad pública es simplemente un gigantesco
aparato de reparto de dinero entre médicos, enfermeras, constructores de
hospitales, fabricantes de medicamentos y equipos médicos, empresas de
ambulancias, y la miríada adicional de suministradores y profesionales cuya
enumeración desafía la imaginación.
Los beneficiarios del anterior reparto se distribuyen por la geografía hispana de
acuerdo con patrones bastante distintivos e identificables. Médicos y
enfermeras, p.ej. se encuentran en todos lados. Otros beneficiarios están más
concentrados.
La sanidad pública española se gasta en medicamentos la cantidad anual de
16.000 millones de euros. Los beneficiarios más directos de estos pagos son
las empresas farmacéuticas, farmacias y distribuidoras (un 75% para las
empresas farmacéuticas). Existe una concentración de estos beneficiarios en
algunas zonas de España, entre las que destaca con mucho Cataluña. En una
notavi al final del documento se pueden examinar los cálculos y las fuentes de
los datos: De acuerdo con el criterio Flujo Monetario, la balanza fiscal catalana
recoge un saldo neto positivo de 6.000 millones de euros por este concepto.
Bueno, en realidad no lo recoge. Debería, pero no. ¡Increíble! ¿No? El saldo de
la balanza fiscal por el método Flujo Monetario calculado en el DOCUMENTO,
que recordarán era de 16.409 millones de euros para el año 2009, está
calculado sin incorporar estos ingresos, dado que entre las CC.CC no existen
“en principio actuaciones financieras horizontales relevantes entre ellas” La
sanidad pública (autonómica) española se gasta un fortunón en Cataluña y esto
no es considerado una “actuación financiera relevante”.
De incluir los anteriores pagos, como es de rigor, el saldo negativo de la
balanza fiscal que estamos considerando se reduce a 10.400 millones de
euros. Ya ven, es como si los autores del DOCUMENTO hubieran birlado 6.000
millones de euros a sus conciudadanos catalanes. Hay un flujo de dinero hacia
Cataluña que proporciona la administración sanitaria pública española que
desaparece en un agujero negro contable.
Las anteriores cifras no recogen el saldo neto de todos los ingresos que la
sanidad pública española inyecta en las cuentas corrientes bancarias
catalanas. A ello hay que añadir el gasto en equipamientos médicos,
instalaciones, instrumental, accesorios, servicios de mantenimiento, y un
sinnúmero de otros productos y servicios que yo he estimado en otros 2.100
millones de euros.
Dejando al margen el sector público sanitario, el sector de educación nacional y
la investigación pública en universidades es el segundo sector con fuerte saldo
positivo para Cataluña. Unos 1.700 millones, sin contar el gasto privado (esto
queda fuera del perímetro de consolidación) de las familias españolas en libros
y material escolar inevitable para beneficiarse del sistema educativo tal como
está actualmente diseñado.
Podemos seguir enumerando partidas, ya menos importantes, de las compras
del sector público autonómico que repercuten en otra región del país. E
incorporar en el perímetro de consolidación a las Corporaciones Locales
(aspecto muy importante que hay que reconocer), con cifras muy importantes
de gasto interregional. Pero no quiero aparecer muy tedioso, y además hay
mejores procedimientos como podría detallar, más completos y avanzados
para clarificar estos asuntos.
Resumiendo, podemos sumar lo específico anterior y lo oculto tras el tedio: mis
cálculos del saldo neto de todos estos desembolsos de las administraciones
públicas autonómicas y locales que no aparecen reflejados en el actual saldo
del Flujo Monetario es de 14.100 millones de euros. Teniendo esto en
consideración e incluyéndolo en lo que debería ser el saldo fiscal bien
computado nos queda que este queda reducido de 16.400 millones a 2.300
millones de saldo negativo. Ya no es mucho. En realidad, aunque no sea más
que por cuestiones estéticas, podemos considerar que el saldo es CERO. El
argumento estético lo introduzco para intentar ahorrarme explicaciones
detalladas y quizás pesadas… pero si requieren precisión, se la doy… en
realidad esos 2.300 millones que nos faltan para alcanzar el saldo CERO son
de sencilla explicación. Ya hemos visto hablando del déficit de la balanza fiscal
calculada por el flujo beneficio que hay una serie de críticas razonables que
hacen que la citada balanza deba reflejar en realidad un saldo menor. Los
argumentos los trasladamos al método flujo monetario (aunque difieren de los
del flujo beneficio), junto con alguna modificación (no muy grande, pero con
sustancia, unos 900 millones de euros) que hay que realizar derivada de los
esquemas de neutralización que hemos contemplado e incluido (como
proponen los autores del DOCUMENTO) en el cálculo de las balanzas fiscales.
De todas formas las anteriores cifras son las mías y puede que necesiten de
otra gestación sobre su precisión; pero puedo proporcionarles otra visión sobre
las mismas, diferente del cómputo sector por sector que he pacientemente
elaborado. Esta vez haremos un análisis de forma global. En 2009 la
Administración pública española se gastó 60.000 millones de euros
(redondeando a la baja) en consumos intermedios, 10.000 correspondientes a
la administración central, 30.000 a las CC.AA y 20.000 a las CC-LL (partida P2
de la Contabilidad Nacional). A eso hay que añadir una partida de gastos
denominada “Transferencias sociales en especie de productores de mercado”
por otros 30.000 millones de euros, prácticamente todos ellos realizados por las
comunidades autónomas. Es aquí donde aparecen computados los gastos en
medicamentos y otros que antes comentábamos. Se denominan así porque la
transferencia a los beneficiarios se realiza en especie (medicinas, etc., que no
pagan los beneficiarios) y la administración autonómica paga a las empresas
suministradoras (partida D.63*). Vemos así que de los 90.000 millones de
euros que las autoridades públicas españolas se gastan en compras a
empresas por bienes y servicios sólo 10.000 corresponden a la administración
central. Sólo esta cantidad es considerada a la hora de influir en el saldo fiscal
Flujo Monetario tal como se apunta en el INFORME y el DOCUMENTO. Los
80.000 millones restantes, eliminados por método, aparentemente son
calderilla sin importancia. De chiste.
De estos 80.000 millones que nosotros sí computamos, claro, ¿Cuánto calculan
Uds. se llevarán de saldo neto las empresas catalanas? ¿Y más teniendo en
cuenta que se gastan en productos en los que la presencia catalana es
mayoritaria? Los 14.100 millones que yo he computado ya no parecen muchos.
Será más, probablemente, dirán Uds. Así que mi cifra de 14.100 millones la
podemos considerar el mínimo de un rango de gastos netos del sector público
español en Cataluña por estos conceptos.
Pero bueno, el tema es tan importante como para requerir un estudio a fondo
que deje a todo el mundo de acuerdo. Podemos así conceder a los autores del
DOCUMENTO una segunda oportunidad, o castigo, que les redima de su
patético primer intento y calculen así la balanza fiscal Flujo Monetario de la
manera correcta. No se preocupen mucho, aunque visto lo visto puede que
haya motivos de preocupación en que sigan arrimando el ascua a su sardina;
pero yo les estaría vigilando. No tengo mucho más divertido que hacer.
Para que tengan un poco de perspectiva de lo que esta omisión significa, el
DOCUMENTO asigna como resultadovii de la imputación territorial de los gastos
de la Administración pública central por todo concepto (descontados los pagos
derivados de la Seguridad Social)viii realizados en Cataluña en 2009 la cantidad
de 15.721 millones de euros según el método Flujo Monetario. Esto,
aparentemente es en lo que se beneficia Cataluña, nada más; lo que como
pueden fácilmente ver es más o menos la mitad de lo que en realidad es la
aportación del sector público español a Cataluña, que son 30.000 millones, si
añadimos las cifras recobradas anteriormente. De broma.
Para dar una idea de la importancia que el olvido de estas cifras tiene a la hora
de computar el saldo de una balanza fiscal Flujo Monetario y estar así bien
informados del impacto económico del sector público en Cataluña, quizás
podemos ilustrarlo algo. En el último año existe una tremenda preocupación en
Cataluña por la futura viabilidad de su sector farmacéutico, que está
atravesando una situación complicada. La razón fundamental de este deterioro
es la delicada situación financiera que atraviesa el principal cliente de la
industria: toda la sanidad pública española. Alarmados por los fuertes
incrementos del gasto en el sector sanitario de los pasados años junto a la
escasez de dinero en las arcas públicas ha terminado por provocar la toma de
una serie de medidas destinadas a reducir el gasto público en farmacia. Las
medidas han sido una reducción de los precios pagados a los laboratorios,
junto con medidas como el euro sanitario. El resultado de todo ello, ha sido -y
se va a acentuar más en el futuro- una caída grande del gasto sanitario en
farmacia. Muy probablemente del 20% en los sólo 18 meses en los que se
desarrolla este proceso. Es un desplome asombroso. La preocupación de los
proveedores de productos farmacéuticos es entendible. Toda esta información,
de valor incalculable para entender como los efectos del gasto público inciden
en las diversas regiones, queda oculta tras la deficiente formulación de como
se computa el Flujo Monetario en la actualidad.
Todo este problema deriva de la “omisión” de eliminar las transacciones
anteriormente detalladas, todo ese enorme trasiego de dinero público entre
autonomías que los expertos del INFORME han decidido no considerar y los
creadores del DOCUMENTO ignorar.
Lo anterior puede mínimamente defenderse –veremos argumentos en los
próximos meses una vez queda desvelada la situación real (mucha gente
tendrá que justificar su contribución en este juego)- como resultado derivado
de la configuración de un sector público central no territorial que se considera
mantiene relaciones bilaterales directas con unidades territoriales subordinadas
en vez de considerarse como poco más que un esquema contable de las
actividades no descentralizadas del conjunto del estado territorial español
configurado en autonomías. Si lo anterior les ha resultado confuso, es porque
lo es. Pero nos puede servir como pequeño entrenamiento para lo que puede
venir si –como esperamos- se profundiza en la discusión de estos temas.
El sector público central anterior está dibujado y tiene las competencias que
tiene de una manera que siempre será transitoria. Pero en realidad, en su
conformación actual, es un invento útil a los autores del documento. Les
permite hacer referencia a saldos fiscales de las autonomías con el sector
público central –algo técnico, pero irrelevante en el enfoque monetario- saldos
que dan resultados muy negativos para Cataluña, para luego permitir su uso
como referido a todo el sector público español. Así el Sr. Mas Colell, que ha
abandonado toda pretensión de precisiónix… “El consejero ha constatado que
el déficit fiscal que sufre Cataluña es el resultado de una aportación a los
ingresos del Estado muy superior al gasto que éste hace en Cataluña, ya que
Cataluña ha estado aportando de media alrededor del 19,5% de los ingresos
de la administración central y la Seguridad Social, mientras que los catalanes
han recibido de media el 14% de todos los recursos”. Se asimila al Estado al
concepto mucho más limitado de “sector público central”. Ya ven.
En la misma tarea podemos ver (en www.youtube.com/watch?v=URS9t3sDFuk
ESPANYA ENS ROBA: Què és l'espoli fiscal de Catalunya?) al Sr. Sala-i-
Martin, otro de los “expertos” en balanzas fiscales aplicándose con éxito a la
tarea de confundir, equiparando al sector público central (al que prácticamente
no se refiere nunca con precisión, lo que debería) con todo el sector público
español, gobierno, Madrid, etc. en un popurrí terminológico ejemplar.
El Sr. Artur Más –que se nos aparece como director de orquesta de toda esta
operación de prestidigitación- no podría ser de menos, claro, equiparando
claramente al estado español con el sector público central, en respuesta a una
interpelación en la que se pregunta sobre la posible publicación de una serie da
balanzas fiscales entre las que se hace a una entre Cataluña y el resto de las
autonomías. Es la única referencia -entre todo lo que hemos leído, visto y oído-
que haga referencia a este importante detalle de las balanzas autonómicas.
Probablemente habrá más que se nos han escapado. .
http://www.youtube.com/watch?v=xmlfWqRIGRU
Podríamos repetir ejemplos sin fin.
Bueno, un ejemplo más, del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol:x
"En nuestro camino nos hemos encontrado una gran roca que nos obstaculiza
el progreso", ha afirmado Pujol, que visualiza tres alternativas: "escalar, pasar
por un lado o dinamitar (la roca)", según ha informado la ACEDE en un
comunicado. Si bien ha reconocido que hay quien puede tener dudas sobre la
viabilidad de un Estado catalán, ha asegurado que, de entrada, al menos un
8% de su PIB, que ahora retiene el conjunto del Estado, podría conservarlo la
propia Catalunya.
Lo del conjunto del Estado, claro, es absolutamente falso, asimilando como les
gusta hacer para confundir “al sector público central”, esa figura tan
escasamente representativa del gasto público con el los gastos del conjunto del
Estado.
Retomando un párrafo anterior en el recogíamos declaraciones del INFORME
“Consecuentemente, en tanto que las balanzas fiscales se hagan para
territorios que coincidan con la demarcación territorial de las CC.AA. y mientras
no haya una alteración sustancial del marco institucional y jurídico vigente, las
sub-balanzas de CC.AA. y CC.LL. pueden omitirse en los estudios
correspondientes” puede uno pensar que es pensamiento profundo, pero no
llega muy allá. En realidad parece que es un párrafo destinado a despistar. Un
red herring, que decimos en Inglaterra. Con la metodología actual se asegura
que aún con profundas alteraciones del marco institucional y jurídico vigente los
saldos de las sub-balanzas de las CC.AA. y CC.LL puedan omitirse; están
esterilizadas por definición dado que no se consideran económicamente
relevantes.
Lo que el INFORME no dice -y por lo tanto esconde- es que con pequeñas
alteraciones del marco institucional y jurídico la balanza del sector público
central con las diversas regiones cambiaría radicalmente. Las alteraciones del
marco institucional que pueden contemplarse seguramente no se producirán,
pero me reconocerán Uds. que un cambio contable presupuestario de la
manera en cómo se pagan los medicamentos –podrían concebirse esquemas
en los cuales el sector público central asume esta competencia por razones
justificadas de incentivos y ahorro de costes, p.ej.- no puede considerarse una
profunda alteración del marco institucional. Este pequeño cambio aseguraría la
afloración de todos esos pagos a Cataluña que ahora están ocultos.xi
Todo esto nos permite clarificar y confiar en la solidez de los resultados
anteriores de CERO saldo fiscal con el criterio Flujo Monetario correctamente
utilizado. Con toda la publicidad dada a la información contraria sobre el gran
quebranto de Cataluña a manos del sector público español hace falta gran
entereza para asimilar toda esta nueva información. Pero en realidad no
debería sorprender. Suponer que una sociedad tan sofisticada como Cataluña,
con tantos siglos de experiencia en el manejo eficiente de sus habilidades
mercantilistas, con toda su capacidad política y hábil manejo de acuerdos y
alianzas pueda terminar siendo penalizada en la carrera por la pela fiscal es de
una inocencia conmovedora. Por lo que hay que recalcar que la “subvención”
catalana al resto de españoles, de acuerdo con este criterio monetario, no
existe; ya vemos que no llegan al final tantas pelas presupuestarias al resto de
españoles como se podía suponer; a medio camino son desviadas de vuelta a
Cataluña. El argumento oficial catalán de que la “recaudación fiscal” catalana
se tiene que quedar “en casa” se cumple a rajatabla. Con el dinero catalán no
se redistribuye nada.
Desde un punto de vista de especialización regional y de cómo las autoridades
públicas españolas se gastan el dinero se perfila un patrón sencillo de explicar.
Los servicios públicos que provee el sector público español son provistos
según especializaciones regionales derivadas de una tradición ya secular. Los
catalanes no proveen defensa, ni una gran variedad de servicios centrales que
han considerado adecuado no realizar (y no reciben pago por ello),
probablemente porque las remuneraciones en esas actividades son pequeñas.
A cambio, proveen servicios o productos de sanidad, educación, suministros,
etc. por los cuales reciben buena contraprestación. No hay nada extraño en
todo esto.
Un ejemplo gráfico más, este más impetuoso que el sosegado comentario
anterior. Pueden elegir. Los españoles acuden al ordeño de la vaca fiscal
pública según sus posibilidades. Para la mayoría, estas no son muchas.
Pretendiendo –y más en estas épocas- una mínima subsistencia al amparo de
las políticas redistributivas del gobierno, arriman su boca a la teta pública
obteniendo exiguo nutriente, pero alimento al fin y al cabo. Es un espectáculo
que desde Cataluña se trata de traspasar al imaginario popular en forma de
colas de parásitos cuyo enorme número desborda las posibilidades de las
contribuciones redistributivas del pueblo catalán. Colas, o parásitos –se aduce-
en Cataluña hay menos. Lo que sin duda es cierto –concedámoslo-, pero que
no debe despistar. A la hora de mamar se pueden utilizar otros medios: los
catalanes lo hacen con la ayuda de potentes ordeñadoras dispersadas por toda
la geografía autonómica española, como hemos visto.
El paseo nos aproxima a la atalaya de auténticas vistas
Si lo anterior les ha parecido increíble, es porque lo es. Un parlamento español
al que un “comité de expertos” le ha colado un gol en forma de Informe
metodológico que facilita la creación de documentos en promoción del
independentismo catalán. Cientos de miles de catalanes convocados como
pardillos a una manifestación independentista en base a unos datos
interpretados muy tendenciosamente. Porque ha quedado claro que el déficit
fiscal calculado por el método Flujo Monetario, aquél que todas las autoridades
independentistas catalanas han promocionado como correcto, aquellos 16.408
millones de déficit anual, ese atraco al pueblo catalán, no es tal. Lo más
correcto que podemos decir de él es que es CERO, como hemos detallado.
Ocultando la mayoría de los pagos que el estado español hace a Cataluña a
través de una metodología que equipara a un capado sector público central
como equivalente a todo el sector público español, y considerando solo los
limitados desembolsos de este como representantes del total, se consuma el
fraude contable. ¡Los hay golfos! “…como si Catalunya pagase el "diezmo",
tributo histórico que se pagaba a la Iglesia”, recordarán. Todo ello no muy
edificante. Pero bueno, es lo que me he encontrado.
Debe quedar ya despejado que los ciudadanos catalanes pueden dormir
tranquilos; al menos en lo que respecta a la distribución de los dineros públicos
de España no quedan como primos; en realidad están en una sorprendente
situación de equilibrio, cuando en realidad deberían aportar algo, cosa que
queda claro no hacen. Ningún euro de los pagos fiscales de los catalanes
termina generando un solo empleo fuera de Cataluña –preocupación del Sr.
Mas-Colell-xii. En realidad, claro, no lo han hecho nunca. Todos los pagos –al
final- incidiendo solo en el nivel de empleo catalán. Ya hemos visto
anteriormente, cuando analizábamos las ventajas que el DOCUMENTO
atribuía al criterio Flujo Monetario, se decía: “Así, el criterio del flujo monetario
es más correcto para analizar la influencia que tiene la acción del sector público
sobre el crecimiento económico de un territorio”. Queda claro que la acción del
sector público español no ejerce ninguna influencia negativa sobre el
crecimiento económico del territorio catalán. Catalanes y resto de españoles
pueden ya tener una situación más clara de como se organiza la cosa pública
desde el punto de vista monetario.
Ya verán lo poco que les gusta lo anterior a los autores del DOCUMENTO.
Abriendo como listillos la lata monetaria se habrán encontrado con una buena
sorpresa. Se tenían que haber quedado con su déficit de Flujo de Beneficio, no
muy grande, pero déficit al fin y el cabo. Y quedarse ahí; no embarcarse en
aventuras que no controlan bien. Que junto con el riesgo profesional evidente
de ser denostados como mercantilistas han demostrado incompetencia
profesional en el manejo de paradigmas ajenos. Es un coste alto.
Está claro, ya verán, que el saldo fiscal calculado por el método del Flujo
Monetario será eliminado de futuras estimaciones de balanzas fiscales en
Cataluña. El método actual fraudulento –según el criterio de los economistas-
ha quedado al descubierto y no cometerán la indecencia de mantenerlo. Se
quedarán con el saldo Flujo Beneficio.
Pero reconocerán que lo del Flujo Monetario tiene su qué. No deberíamos
perderlo. Nos enseña casi todo. Esta ha sido una primera excursión en las
cálidas aguas del mercantilismo, profundo instrumento para la mejora del
conocimiento económico como habrán visto. Es mercantilismo del sector
público, una variedad no muy central dentro de esquemas más amplios de
nuestra disciplina. Pero en esto, si leen las anteriores páginas dos veces, están
ya graduados. Y les prometo que si estas líneas son bien recibidas volveré de
nuevo con el estímulo de doctorarles en mercantilismo total. Nunca antes he
tenido esta posibilidad, ni publico –quizás- mejor dispuesto.
Pueden imaginarse que en el purgatorio no tenemos mucha necesidad –ni podemos
beneficiarnos- de copyright, ni cosas por el estilo. Así que pueden Uds. libremente
difundir, archivar, imprimir, publicar por cualquier medio este documento, sin más
limitación que la buena propagación de mi querida doctrina mercantilista, la cual
también se avanza si somos objetos de críticas al menos moderadamente razonadas.
No pido mucho. Firmado: Thomas Mun
i Las denominaciones de Balanza fiscal: Flujo Monetario y Flujo de Beneficio las adoptamos del
DOCUMENTO tal cual. Ni tal siquiera juzgo si me gustarían más otras denominaciones que a veces se
dan a estos o conceptos similares; ni analizo otro tipo de balanzas fiscales que se han propuesto. Puede
verse un estudio de todas las variedades propuestas de balanzas en el Anexo 5 REVISIÓN DE LOS
ESTUDIOS SOBRE BALANZAS FISCALES REGIONALES EN ESPAÑA: METODOLOGÍA Y
RESULTADOS por Ramón Barberán Ortí, Profesor Titular de Economía Aplicada (Economía Pública)
Universidad de Zaragoza Noviembre de 2005
ii Balanzas fiscales y financiación autonómica Carlos Monasterio Escudero / Jesus Ruiz-Huerta Carbonell
El Páis 10 ABR 1999 http://elpais.com/diario/1999/04/10/economia/923695214_850215.html
iii Nota sobre este documento metodológico. Decir que en realidad esto viene de bastante más lejos, todas
las balanzas fiscales de Cataluña realizadas omitiendo esto.
iv Nota dedicada a honestos (si hay) “expertos” diseñadores de metodologías para el cálculo de balanzas
fiscales. Si se sorprenden de haber participado en un experimento y haber puesto su firma a un
documento que ahora –leyendo lo anterior- consideran equivocado, y se encuentran en la situación de
como explicar como pudieron Uds. no detectar el conejo sacado de la chistera de eliminar del cómputo del
saldo fiscal por el método del flujo monetario las transacciones de las autoridades públicas autonómicas,
quizás podemos proporcionarles una escusa. Les podemos consolar un poco comentándoles que quizás
era lógico no prestaran demasiada atención a la diferencia sustancial que los aspectos y la importancia de
los pagos de las autoridades públicas regionales tienen en un cálculo del saldo por el método del
beneficio (quizás lo que han utilizado Uds. normalmente) a otro basado en el monetario. Por el método del
beneficio los pagos de una autoridad regional a un proveedor de bienes o servicios de otra región pueden
obviarse dado que el receptor del dinero entrega a cambio un bien o servicio del mismo valor, con lo que
su beneficio neto no cambia, haga o no la operación. Al margen de estas operaciones comerciales las
autoridades autonómicas no tienen ninguna relación económica de ingresos o gastos (transferencias) con
ciudadanos de otras autonomías que pueda inducir un desequilibrio de gastos e ingresos. Pero si
abandonamos el mundo del flujo beneficio y adoptamos la metodología Flujo Monetario se ve claramente
que esto ya no es así. Los desequilibrios entre las diversas autonomías son fáciles de detectar según las
diversas autoridades públicas autonómicas gasten su presupuesto en bienes y servicios que provienen de
otras regiones
v http://elpais.com/diario/1999/04/10/economia/923695214_850215.html
vi El mercado farmacéutico español de especialidades farmacéuticas en 2009 ascendió a 14.863 millones
a precios de laboratorio (i.e. sin incluir márgenes de distribuidoras y farmacias) (Farmaindustria 2011
Memoria anual). Si añadimos otros 1.700 millones en otros suministros hospitalarios relacionados no
estrictamente de especialidades farmacéuticas obtenemos un total de 16.563 millones, de los cuales un
75% corresponden al sistema público de sanidad. Es decir, la sanidad pública se gasta un total de 12.422
millones de euros de estos productos. Descontando la participación catalana en este total (17%, 2.111
millones) queda un resto de gasto farmacéutico del resto de autonomías por un total de 10.310 millones.
La industria farmacéutica catalana supone el 60% del VAB del total español (para dar una idea de su
importancia relativa), lo que supondría 6.186 millones de euros de saldo neto de compras del resto de
España a las empresas farmacéuticas catalanas.
vii Cuadro 3.5.1 página 52
viii
Poco relevantes porque dado la magnitud de las cifras que estamos contemplando los saldos netos de
la balanza fiscal de la seguridad social en Cataluña los podemos considerar cero. Las cotizaciones y las
prestaciones recibidas son parecidas.
ix http://www.europapress.es/economia/noticia-amp-cataluna-arrastra-deficit-fiscal-medio-1986-
20120312193944.html
x http://www.lavanguardia.com/politica/20121022/54353352267/pujol-camino-soberania-catalunya-marcha-
atras.html#ixzz2A3OkP4TX
xi De vez en cuando nos hemos encontrado con argumentos rocambolescos al efecto de la elaboración de
balanzas fiscales que me han producido buenas carcajadas. Según he podido comprobar, el Sr. Guillem
López Casasnovas aparece como uno de los “expertos” destacados en este campo. Hemos visto su
nombre incluido en todos los saraos catalanes y centrales que han elaborado la anterior metodología. En
«El déficit fiscal de una comunidad autónoma con la Administración central: ¿de qué estamos
hablando?», Papeles de Economía Española, núm. 99, 2004, p. 182-197, se encuentra la siguiente cita:
“Segundo, que lo que permite hablar de catalanes como un conjunto, por encima de las partes
(gerundenses, ciudadanos de los barrios pudientes de las ciudades, etc.) es un sentido de pertenencia
colectiva que antepone el sentimiento de catalán al sentimiento de español. Pocas comunidades como
Cataluña superan la doble valla. De ahí que a mi no me parezca lógica la generalización del estudio de
las balanzas fiscales al conjunto de las CC.AA., como si todas ellas expresasen sentimientos idénticos.
Vamos, como si los madrileños o riojanos se sintieran más de su comunidad que españoles”. Es decir, el
Sr. López Casanovas es partidario de no realizar más balanza fiscal que la catalana, por cuestiones de
sentimientos. Es genial. ¿Para que vamos a hacer una balanza fiscal de Baleares, o Madrid? Les falta
sentimiento idéntico, ya ven, aunque quizás sea más bien para ocultar de que hay regiones que en esto
de las balanzas igual lo tienen peor que Cataluña.
Pero la verdad es que estoy de acuerdo con el Sr. López Casasnovas. No deberían realizarse más
balanzas fiscales que la de Cataluña. A los demás les importa más bien nada. Les falta sentimiento
balancil. Lo cual, curiosamente, tendría consecuencias edificantes. Se realizaría una balanza fiscal de
Cataluña con el sector público español. Para este ejercicio nos podemos olvidar ya que existen otras
autonomías. Todas las administraciones centrales, autonómicas y locales consolidarían así sus cuentas y
se vería claramente que el saldo Flujo Monetario sería cero. ¡Vaya!
Ya que estamos aquí, recomendarles encarecidamente un intento de lectura del documento del Sr. López
Casasnovas “La estimación de los saldos fiscales y su interpretación en el estudio de las balanzas
fiscales: la utilización del enfoque monetario” Revista catalana de dret públic, núm. 32, 2006. Es el único
documento que he encontrado donde se defiende la utilización del enfoque monetario como aspecto
central de un documento. La defensa no va muy allá porque no creo que nadie en la tierra haya pasado
de la segunda página de tal documento. Es un glorioso, absolutamente ilegible galimatías. Aquí en el
purgatorio, de todas formas, hemos sido indulgentes y nos hemos entretenido con él. Si he entendido
algo, lo que el documento persigue es la justificación básica de este enfoque dentro sólo en esquemas de
federalismo fiscal (con regiones que recaudan impuestos en gran cantidad y según sus criterios fiscales,
al margen del gobierno federal). Es un intento inteligente que permite eliminar posteriormente las compras
interestatales de las diferentes autoridades públicas estatales. Todo queda diluido. No voy a explicar por
qué. Bastante inteligente.
xii En http://www.lavanguardia.com/politica/20120313/54268220823/mas-colell-deficit-fiscal-catalunya-
crea-ocupacion-otros-territorios.html#ixzz29EYtLUlW se puede leer:
Son en total 16.000 millones de euros al año, el 8% del PIB, 43 céntimos por cada euro, 2.252 euros por
cada catalán o 500 euros cada segundo los que Catalunya paga al Estado en forma de impuestos y no se
reinvierten en la comunidad catalana en forma alguna, ni de servicios públicos ni de inversiones, de
manera. Son las cifras de la balanza fiscal que el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell ha explicado
tras su presentación de este lunes y que le ha servido para dejar claro que si este déficit fiscal se redujera
"los catalanes lo notaríamos y mucho" en ámbitos como el del bienestar y la ocupación. Así, que el 8% del
PIB se gaste fuera tiene un efecto de contracción que no ayuda a la ocupación", de manera que "el dinero
que no viene se gasta en otros territorios, crean ocupación en otros territorios del Estado".
Ya vemos que lo anterior es todo falso. Con los impuestos que pagan los catalanes no se genera ni un
solo empleo neto fuera de Cataluña.
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