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MI nombre es Thomas MUN No tienen por qué conocerme. Aunque creo tuve vida venturosa, la historia no me ha tratado bien. Puedo dirigirles a una breve reseña de mi vida en http://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Mun No es mucha cosa. He sido mercader internacional -la profesión más bonita del mundo- junto con lo que denominarían Uds. economista. Entonces, hace más tiempo del que me gustaría confesar sin sonrojo, no se nos conocía con este nombre: políticos y panfletistas nos etiqueta Schumpeter en el capítulo de su monumental obra sobre Historia del Pensamiento Económico y donde hago breve aparición. Quizás es denominación acertada, apropiada para lo que me traigo entre manos. Mis ideas -buenas o malas- están básicamente condenadas: Adam Smith dedicó su poco clemente pluma y más de 200 páginas de su afamado libro a despedazar mis ideas y las de mis colaboradores. Su labor de destrucción ha sido prácticamente total. Los supervivientes de mi tradición ocupan despachos oscuros al final de pasillos estrechos en universidades indiferentes. Proscritos de la economía convencional, les queda el consuelo de compartir pasillo con representantes de otras visiones de la vida económica, igualmente relegados a la indiferencia. Economistas no ortodoxos; queda claro. Pero sí; todo el mundo tiene su momento de gloria. El mio sin duda ha sido entrar hace no muchos años en un despacho universitario y observar un poster de más de un metro de alto colgando en la pared. Regalo de McGraw Hill al profesor, según creo, de la famosa editorial de libros de economía. En él aparecen -en orden descendiente desde el más antiguo a los más modernos- los rostros de más cien economistas de todo el mundo, escogidos por su relumbrón, con indicaciones de afiliación e influencia, todo ello expuesto con la ayuda de flechas y anotaciones. Muy ilustrativo. Arriba, arriba del todo, a la izquierda, el primero de todos, aparezco yo. No digan que no es para estar orgulloso. Si exteriorizo este pequeño destello de vanidad es porque creo necesario recabar al inicio de mi mensaje un poco de autoridad moral para afrontar estos quehaceres que nos vamos a imponer: ya veremos si al final me la merezco. Mi imprevista aparición ante Uds. después de tantos siglos merece una explicación. No todos los días nos encontramos ante documentos literarios sobre aspectos económicos y políticos de la importancia de lo que vamos a analizar. Nada menos que el que promete ser el documento más importante de la historia política española de los últimos años. Un auténtico panfleto político merecedor del mejor aprecio en la tradición que Schumpeter nos solía adjudicar. Se necesita un gourmet habituado a estas delicatesen para valorar el producto final. No he podido resistirme a reaparecer.

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MI nombre es Thomas MUN

No tienen por qué conocerme. Aunque creo tuve vida venturosa, la historia no

me ha tratado bien. Puedo dirigirles a una breve reseña de mi vida en

http://en.wikipedia.org/wiki/Thomas_Mun No es mucha cosa.

He sido mercader internacional -la profesión más bonita del mundo- junto con

lo que denominarían Uds. economista. Entonces, hace más tiempo del que me

gustaría confesar sin sonrojo, no se nos conocía con este nombre: políticos y

panfletistas nos etiqueta Schumpeter en el capítulo de su monumental obra

sobre Historia del Pensamiento Económico y donde hago breve aparición.

Quizás es denominación acertada, apropiada para lo que me traigo entre

manos.

Mis ideas -buenas o malas- están básicamente condenadas: Adam Smith

dedicó su poco clemente pluma y más de 200 páginas de su afamado libro a

despedazar mis ideas y las de mis colaboradores. Su labor de destrucción ha

sido prácticamente total. Los supervivientes de mi tradición ocupan despachos

oscuros al final de pasillos estrechos en universidades indiferentes. Proscritos

de la economía convencional, les queda el consuelo de compartir pasillo con

representantes de otras visiones de la vida económica, igualmente relegados a

la indiferencia. Economistas no ortodoxos; queda claro.

Pero sí; todo el mundo tiene su momento de gloria. El mio sin duda ha sido

entrar hace no muchos años en un despacho universitario y observar un poster

de más de un metro de alto colgando en la pared. Regalo de McGraw Hill al

profesor, según creo, de la famosa editorial de libros de economía. En él

aparecen -en orden descendiente desde el más antiguo a los más modernos-

los rostros de más cien economistas de todo el mundo, escogidos por su

relumbrón, con indicaciones de afiliación e influencia, todo ello expuesto con la

ayuda de flechas y anotaciones. Muy ilustrativo. Arriba, arriba del todo, a la

izquierda, el primero de todos, aparezco yo. No digan que no es para estar

orgulloso.

Si exteriorizo este pequeño destello de vanidad es porque creo necesario

recabar al inicio de mi mensaje un poco de autoridad moral para afrontar estos

quehaceres que nos vamos a imponer: ya veremos si al final me la merezco.

Mi imprevista aparición ante Uds. después de tantos siglos merece una

explicación. No todos los días nos encontramos ante documentos literarios

sobre aspectos económicos y políticos de la importancia de lo que vamos a

analizar. Nada menos que el que promete ser el documento más importante de

la historia política española de los últimos años. Un auténtico panfleto político

merecedor del mejor aprecio en la tradición que Schumpeter nos solía

adjudicar. Se necesita un gourmet habituado a estas delicatesen para valorar el

producto final. No he podido resistirme a reaparecer.

Si las anteriores razones gastronómicas se les apetecen poco creíbles (tendrán

razón) añadiré que tengo un gran arrebato. Una serie de economistas

convencionales (azuzados por políticos) -cuya mayor credencial es que nunca

han vendido un peine- se tratan de apropiar trapaceramente de mis

enseñanzas con la idea final de renunciar a las ventajas que mis políticas

garantizan. Ya lo irán viendo. Rocambolesco. Y estoy muy enfadado.

Resultados de la balanza fiscal de Cataluña con el sector público central 2006-

2009. Este es el documento. Vaya sosería de nombre, dirán Uds. Sí. (lo

denominaremos DOCUMENTO de ahora en adelante, a falta de una mejor y

breve denominación)

Cuando se publicó hace unos meses (Marzo 2012) podía uno pensar que era

un documento más entre los muchos informes económicos que pasarían

desapercibidos… en este caso, si cabe, incluso más justificado: la publicación

de balanzas fiscales interregionales –me he informado- es un deporte catalán

con la casi regularidad de los Juegos Olímpicos. En el momento de su

publicación suscitó poco interés nacional, sus efectos limitados al ámbito

catalán. Aquí, el error valorativo fuera del ámbito independentista ha sido

monumental. Todo debido a que el separatismo catalán ha tomado la decisión

de hacer de este documento el manifiesto fundacional de su independentismo.

Ni más ni menos. Y –claro- es lógico sospechar que, y tal como los

acontecimientos se han desarrollado, este documento haya sido diseñado

desde el origen con una finalidad específica.

A falta de otros razonamientos más viscerales sobre las cuales basar la

independencia, razones que aparentemente no son capaces de suscitar mucha

adhesión al proyecto, el documento proporciona otra serie de razones, estas

ya más ligadas al bolsillo de los ciudadanos, al objeto de tocar una fibra

sensible en todos nosotros: el que nos estén robando y –sobre todo- que

estemos haciendo el primo.

El documento trata de reflejar el expolio al cual el sector público central somete

a Cataluña. La herramienta que sirve para evaluar la existencia o no del expolio

es lo que se denomina balanza fiscal. Es un concepto sencillo en principio,

aunque en su aplicación práctica tiene algunos pequeños problemas. Tal como

indica el documento “La acción del sector público central origina flujos fiscales

entre regiones en la medida en que los impuestos y los gastos públicos se

distribuyen territorialmente. Las balanzas fiscales miden el efecto redistributivo

entre territorios de la política fiscal que lleva a cabo el Gobierno central.” Es

decir la balanza fiscal trata de determinar el saldo entre los ingresos que un

sector público central detrae de una región y los gastos que realiza o imputa a

la región. Si la balanza fiscal es negativa para una región eso indica que el

Gobierno central detrae más que aporta, redistribuyendo el saldo a las regiones

con balanza positiva. Esto es lo que sucede en Cataluña, región muy

penalizada, se aduce.

Esta penalización se traduce en el caso catalán en una balanza fiscal negativa

de 16.409 millones de euros para el año 2009, cantidad que representa el 8,4

% del PIB de Cataluña. En la traducción populista del documento que los

independentistas catalanes proporcionan esto se traduce en el equivalente de

un “robo” del 8.4% de los ingresos de cada año a todos los catalanes. Si

parece que los catalanes estén haciendo el primo. Y a lo grande.

Esta balanza fiscal negativa de 16.409 millones aparece calificada como

“Balanza fiscal. Flujo monetario”. ¡Vaya! ¡Complicaciones! Con esto ya

podemos empezar a sospechar algo. ¡Efectivamente! El documento incluye una

segunda estimación de balanza fiscal denominada “Balanza fiscal. Flujo del

beneficio”, balanza que en este caso, y para el año 2009, recoge un saldo

negativo de 11.261 millones de euros, 5,8% del PIB catalán. Es una cantidad

importante, aunque ya un 30% inferior a la anterior. En este formato los

catalanes aparecen haciendo el primo, pero ya no tanto.i

Lo anterior, ya ven, es un ejemplo más de la “información” que nos

proporcionan nuestros “políticos panfletistas” para ayudarnos a los mortales de

a pie a tomar decisiones, en este caso decisiones que se nos aparecen como

críticas. No es que esto se aplique a mí, que yo ya estoy en el purgatorio;

simplemente con ello trato de entrar en complicidad con Uds.

¿Y con cual balanza nos quedamos al final? El documento nos brinda ambas

balanzas, ofrece razones que justifican el uso de un criterio u otro, pero se

decanta claramente por el enfoque de Flujo Monetario aunque no sea más que

por el uso abusivo del método de la tenacidad, y la eliminación de referencias

al enfoque Flujo de beneficio en los capítulos fundamentales finales, capítulos 5

y 6, en donde aparecen las tablas resumen: Evolución de la balanza fiscal de

Cataluña 1986-2009 y el Saldo fiscal en el ciclo económico. Aquí, cualquier

referencia que debiera haber habido al Flujo de Beneficio ha sido purgada y el

enfoque Flujo Monetario emerge triunfante.

El documento -como no podía ser menos- ha sido objeto de críticas, pero no

demasiado numerosas ni demasiado profundas para lo que un documento de

esta característica merece. La razón fundamental de esta insuficiencia de

crítica ha sido su falta de importancia en el momento de su publicación,

considerarlo una repetición más de ejercicios similares ya hechos con

anterioridad,… los problemas económicos que desvían la atención a asuntos

más premiosos, y –muy probablemente- el abandono profesional de gente que

debería haber glosado (porque sabe) y se ha callado. Como veremos.

Además, y en la mayoría de los casos, las críticas razonables aparecen

mezcladas con invectivas poco sólidas, el efecto estético resultante poco

atractivo. Lo que suele ser siempre el resultado cuando se manejan

demasiados argumentos.

Las críticas fundamentales se han centrado sobre lo adecuado o no de

promocionar prácticamente en exclusiva el enfoque de Flujo Monetario (crítica

muy fundamentada como veremos), método y cálculo de imputaciones de

ingresos de los impuestos de sociedades e IVA (bastante fundamentadas) y

crítica sobre la neutralización de las balanzas fiscales ajustadas al ciclo

económico (poco fundamentadas), esto último de gran importancia y derivado

del gran desfase entre gastos e ingresos de los últimos años que han

ocasionado el aumento del endeudamiento bien conocido (muy importante para

el año 2009): la operación de neutralización, imputando proporcionalmente los

déficits del sector público central como supuestos ingresos derivados de

Cataluña, trata de corregir esto. Si no, la aportación catalana aparecería como

limitada y el saldo fiscal prácticamente nulo en esta época de grandes gastos

públicos y pocos ingresos.

Nosotros vamos a ser más bien parcos en críticas, haremos sólo una

fundamental, pero que nos transportará por las pintorescas derivaciones que el

enfoque del Flujo Monetario produce. Espero que se diviertan en el viaje.

Un paseo por el Enfoque Flujo Monetario

Espero poder demostrarles que la utilización casi en exclusiva que en el

documento se proporciona a las balanzas fiscales calculadas por el método del

Flujo Monetario se debe exclusivamente a que -tal como se calculan- dan

saldos negativos sustancialmente mayores a los saldos calculados por el

método de Flujo de Beneficio. De 8,4 a 5,8%. Es mucho. Y soy de la opinión

que -de dar cifras inferiores- la balanza Flujo Monetario ni aparecería en el

informe. Muchos de ustedes lectores, inveterados escritores de panfletos, tan

profesionales como yo en este menester, seguro que no se sorprenden con la

anterior declaración. Como somos los que escribimos, escogemos lo que nos

parece. Pero no del todo. A veces hay restricciones. A los redactores del

documento seguro les hubiera gustado eliminar la engorrosa referencia al Flujo

de Beneficio (puede sembrar dudas en mentes no muy maleables), pero ya

veremos que no pueden; imposible. Esto básicamente les está vedado.

8,4% a 5,8%. Pocas veces un 2.6% de diferencia puede resultar tan

importante. Un saldo negativo del 8,4% es una cuantía muy alta. Con cierta

imaginación podemos intentar estirarla hasta… un 10%, ocasión que el

consejero de Economía y Conocimiento de la Generalitat, Andreu Mas-Colell,

no dejó ocasión de desaprovechar al presentar los resultados del estudio el 12

de Marzo. “Según el conseller, el porcentaje de solidaridad se aproxima al

10%, por lo que ha indicado que es como si Catalunya pagase el "diezmo",

tributo histórico que se pagaba a la Iglesia”… hemos leído que comentó. Hay

que reconocerle habilidad retórica al Sr. Mas-Colell.

5.8%... es alto, pero ya no tanto. Además se corre el peligro en este caso de

encoger. Teniendo en cuenta que la balanza ha sido calculada por la zorra que

guarda las gallinas fiscales ya podemos deducir con seguridad que la cifra es

un máximo, maximorum. De ahí para abajo. Y así es; haciendo uso positivo de

las críticas con base antes comentadas es razonable pensar que el déficit Flujo

Beneficio esté alrededor del 4% (mis cálculos), pero no necesito que se crean

lo anterior para mi argumento. En cualquier caso un 4% es una cifra en el límite

máximo de lo aceptable para una región grande (pero no por las razones de

equidad redistributiva de regiones ricas a pobres, sino de equilibrios

comerciales interregionales que termina penalizando a las regiones pobres) y

que habría que reducir algo. Pero aquí, con estos reducidos déficits, ya es

difícil pensar que estos saldos justifiquen una sensación de “atraco”, y más

sabedores los catalanes que a nivel regional tienen que contribuir más que

otras regiones menos avanzadas.

Llevamos ya un tiempo hablando de balanzas Flujo Monetario y Flujo de

Beneficio y quizás vaya siendo hora de que profundicemos en el tema y de

paso explicar estos conceptos para el lector que los desconozca. Para ello

nada mejor que acudir al mismo DOCUMENTO. Expone lo siguiente.

El grupo de expertos para el cálculo de la balanza fiscal de Cataluña acordó

utilizar las dos aproximaciones metodológicas estándares: el flujo monetario y

el flujo del beneficio. La utilización de un enfoque u otro depende del objetivo

del análisis que se pretenda realizar. El enfoque del flujo monetario intenta

medir el impacto económico generado por la actividad del sector público en un

territorio, mientras que el enfoque del flujo del beneficio intenta calcular cómo

incrementa el grado de bienestar de los individuos residentes en un territorio

ante la actuación del sector público.

Se trata de dos enfoques válidos, que se fundamentan en criterios sólidos, pero

cada uno explica efectos económicos diferentes; no son sustitutivos, sino

complementarios.

Así, el criterio del flujo monetario es más correcto para analizar la influencia

que tiene la acción del sector público sobre el crecimiento económico de un

territorio; en cambio, el criterio del flujo del beneficio es más adecuado para

analizar la acción del sector público en términos redistributivos y de equidad.

La metodología de flujo de beneficio es perfectamente razonable, pero su

materialización empírica es a menudo complicada por la existencia de una

multiplicidad de aproximaciones e imputaciones que, aunque pueden ser

válidas, provocan que el resultado final sea mucho más sensible a pequeños

cambios en estas imputaciones.

Por esta razón, el grupo de expertos creyó necesario poner más énfasis en las

medidas basadas en el flujo monetario. Esta metodología también requiere

adoptar aproximaciones e imputaciones, pero la naturaleza más concreta de

los conceptos de pago permite evaluar empíricamente las balanzas fiscales

territoriales de forma más robusta y atribuir a los resultados un significado más

sólido que en el caso anterior.

Además, como el método del flujo monetario mide el impacto que la política

fiscal del Gobierno central tiene sobre la situación macroeconómica de un

territorio, en épocas de crisis económica y tasas de paro elevadas, el saldo

estimado con este método adquiere todavía más relevancia.

En estos párrafos se explica bastante bien lo que se pretende con la utilización

de un criterio u otro. Puede el lector detectar la habilidad con la que el método

del Flujo Monetario termina imponiéndose, casi como por selección natural.

Empieza el párrafo contándosenos que existen dos aproximaciones

metodológicas estándares: el flujo monetario y el flujo del beneficio. De

entrada, a ambos métodos o aproximaciones metodológicas se les concede

legitimidad. Pero esta es una afirmación incorrecta. Totalmente falsa, en

realidad. No existen dos aproximaciones metodológicas estándares. Un

estándar obtiene su justificación tras el uso repetido y numeroso de una

actividad llevada a cabo dentro de los límites del estándar. Uno podría pensar

que esto de realizar balanzas fiscales es una actividad cotidiana a la cual se

dedican los economistas del mundo con celo, con la ayuda de precisos

estándares. Pero no es así; es una actividad muy limitada a España (líderes

mundiales con gran diferencia), Canadá, y algo de Bélgica, Italia y Reino Unido

(Escocia), ya ven de interés sólo en ambientes independentistas, lo que da a la

disciplina un toque peculiar. Los esfuerzos continuados de economistas de

primera línea que hubieran podido conformar estándares aceptados no existen.

Lo que existe más bien, como veremos, es un cocido hispano catalán estándar.

Bueno. En vez de estándares específicos apropiados para analizar estos

problemas - dado el escaso interés del tema a nivel internacional- lo que

existe es la utilización del criterio por defecto que los economistas actuales

aplican a cualquier problema que se enfrentan: evaluar el beneficio (utilidad, en

realidad) que un agente individual obtiene en su faceta de consumidor. De ahí

lo de Flujo de Beneficio. Es por esta razón, su ubicuidad como criterio en la

mente de los economistas, que la evaluación de los saldos fiscales por el Flujo

de Beneficio siempre estará presente en todo estudio y que no pueda ser

eliminada. Se detectaría fácilmente su inexcusable ausencia.

Al margen de lo anterior, los economistas pueden utilizar –y utilizan- a su riesgo

profesional los esquemas que más les puedan interesar. Así, dentro de la

pequeña ecología hispana ha florecido provisionalmente un enfoque

metodológico novedoso denominado Flujo Monetario. La razón fundamental de

este florecimiento ya la hemos explicado; genera cifras “más adecuadas” para

ciertos intereses. Este es un poderoso rasgo que garantiza su continuidad de

uso.

Pero el criterio del Flujo Monetario adolece de fatales deficiencias. Aunque de

momento sobrevive en el nicho ecológico hispano-catalán, una vez sujeto a

escrutinio detallado y competencia en ecologías menos favorables, es decir

analizado ampliamente y desde los criterios que los economistas aplican con

regularidad, sería sumariamente rechazado. Predecir lo inevitable es sencillo,

aunque dado el mínimo interés que los economistas del mundo dedican a los

aspectos de balanzas fiscales puede que esto proporcione la posibilidad de

supervivencia del enfoque durante algunos lustros más.

La deficiencia fatal del método del Flujo Monetario -que convierte la predicción

de su desaparición en inevitable- es que proporciona un enfoque “Mercantilista”

de la actividad económica. Ante la simple mención del calificativo mercantilista

los economistas huirán despavoridos no vaya ser resulten contaminados sin

remisión. Por eso este enfoque no sobrevivirá en un marco más amplio. Ya les

he revelado antes mi triste destino fraguado en manos de Adam Smith. La

razón de tal destino es que yo, sí, era mercantilista. El mejor. Así me fue.

Aunque no es fácil sintetizar en breves líneas una tradición económica tan

sofisticada como el mercantilismo (en los libros aparecemos de una manera un

tanto simplista; maldición del perdedor) para los efectos actuales podemos

definir el mercantilismo como aquella aproximación a los asuntos económicos

que ponen en lugar de primacía a los agentes económicos en cuanto

productores, junto con la pretensión pública –desde el punto de vista de la

política económica- de ayudarles a conseguir sus objetivos; agentes cuyo

objetivo directo (el mío, el de Uds. como productores) es obtener un excedente

que quede nítidamente reflejado en un incremento en el saldo de nuestra

cuenta corriente en el banco. En un segundo paso ya veremos que hacemos y

cómo nos gastamos ese dinero, pero el mercantilismo ya no está muy

interesado en esas derivaciones.

Pueden ver que el mercantilismo (y el método Flujo Monetario) es un enfoque

radicalmente opuesto al aplicado por los economistas en la actualidad, que

como hemos explicado analiza los efectos de la política económica según

incrementen o no la utilidad del agente económico (lo cual sólo se puede

realizar mediante el consumo – u ocio) y que de aparecer en el radar de estos

economistas sería exterminado sin esfuerzo. Puede uno suponer que conjugar

ambos esquemas conduce a estados esquizofrénicos, como la que se les

induce a los lectores cuando se les exige valorar los saldos calculados por

ambos métodos.

La diferencia numérica más grande de los saldos en las balanzas fiscales

calculados por el método del Flujo de Beneficio y por el método del Flujo

Monetario tal como aparecen en el DOCUMENTO hace referencia a gastos que

el sector público central realiza en actividades de producción de bienes

públicos no delegadas en otras administraciones territoriales (sector público

autonómico y municipal) Las cantidades más importantes corresponden a

gastos de defensa nacional, justicia, política exterior, otros servicios de carácter

general… y un apunte sobre deuda pública.

Según el criterio del Flujo de Beneficio todo español se beneficia del servicio de

defensa nacional, independientemente de donde esté. Prorratear esos gastos

entre todos los españoles es lo correcto, asignándosele a Cataluña su cuota

proporcional. Según este criterio, pues, el objetivo del Sistema Defensa

Nacional es… proporcionar defensa.

El criterio Flujo Monetario asigna al Sistema de Defensa Nacional otro objetivo.

Su objetivo es proporcionar ingresos a los factores productivos reconocidos en

el sistema defensa –legionarios, generales, fabricantes de tanques,

abastecedores de rancho, oficiales médicos en Afganistán- al objeto de

ayudarles a cumplir su objetivo de incrementar el saldo de su cuenta corriente

en el banco. Si el Sistema de Defensa Nacional termina defendiendo algo o no,

no es objeto de consideración.

Resulta que el sistema defensa no tiene –o tiene pocos- factores productivos

reconocidos en Cataluña (si hay algún catalán en Afganistán no cuenta dado

que no está en Cataluña; algún suministrador de rancho si habrá) Por lo tanto

es de rigor que de acuerdo con el criterio de Flujo Monetario esos gastos tan

beneficiosos a sus receptores reales, salvo los escaso desembolsos en

Cataluña, no se imputen como realizados en Cataluña. Creo que se va

entendiendo la idea general. Con la política exterior, justicia, etc. pasa algo

similar.

Aunque auténticos economistas mercantilistas ya casi no hay -es adoptar una

posición arriesgada para la salud profesional- hay que indicar que el mundo

está lleno de ciudadanos mercantilistas. Una plaga. Casi todos los habitantes

del planeta lo son a nivel personal, situación quizás más visible en Cataluña

que en ninguna otra parte; cientos de miles convocados al amparo del más

famoso slogan mercantilista jamás concebido “la pela es la pela”. Sí. Ya me

hubiera gustado a mi ser su creador, pero “the pound is the pound” ya no suena

igual. No. Y esta es la razón por la que argumentos de tintes mercantilistas

siempre pueden terminar escurriéndose en los documentos o sean provistos a

conciencia. Hay mucho lector cliente potencial.

Lo que puede explicar el hecho que un documento “mercantilista” haya sido

redactado por economistas que no creen en la doctrina. Ninguno de los autores

del documento es mercantilista, algunos igual ni saben cuales eran nuestras

preocupaciones, mientras en sus clases habrán explicado a los alumnos mil

veces que hacer con funciones del estilo U = F (C1, C2,…), piedra sillar del

método Flujo de Beneficio. Paradoja que requerirá de explicación.

Las razones aducidas hasta ahora tratan de demostrar que el enfoque Flujo

Monetario, el realmente utilizado y vendido a la ciudanía como correcto a la

hora de calcular el saldo de la balanza fiscal, no es un enfoque legítimo a tal

efecto. La ciencia económica convencional lo rechaza de plano, y hay razones

para pensar que ni los autores que en el escrito lo justifican, crean realmente

en él. ¡Sorprendente!

¿En dónde nos deja todo lo anterior? Bueno, no hemos acabado todavía…

puede que los economistas tomen realmente cartas en el asunto y consigan la

eliminación del concepto Flujo Monetario como método de calcular balanzas

fiscales, lo que sería –a su manera- científicamente correcto, pero…

…sería una pena… El autor no es contrario al enfoque Flujo Monetario.

¡Sorpresa! Sí, si se lee lo anterior con premura. Pero no debería serlo. Sólo he

expuesto que es un criterio inaceptable para los economistas actuales, lo que

para mi no es un poderoso argumento en su contra. Yo, subrayo de nuevo, soy

mercantilista, y estoy al margen –y más bien en contra- de las ideas y

valoraciones que sobre estos temas tengan los economistas convencionales.

Yo ya he sufrido lo mío en sus manos. Lo que me permite invocar que para un

mercantilista el enfoque Flujo Monetario es el método correcto para analizar los

efectos económicos derivados de las relaciones interregionales. Es nuestro

reflejo natural.

Pero hay más: los economistas pueden opinar lo que quieran y desterrar

enfoques poco gratos al limbo de los justos, pero si los ciudadanos de un país

o región concreta –mercantilistas ellos como hemos visto- demandan conocer

como las relaciones económicas entre las diversas administraciones públicas

de un estado inciden sobre como y a quién se realizan pagos y- por lo tanto- se

generan recursos a su receptor, y cómo y a quién se les penaliza fiscalmente

con cargas y tributos para posibilitar los anteriores pagos, entonces es de

justicia proporcionarles esa información. Así de claro. El método Flujo Beneficio

es irrelevante para esta función, y desde este punto de vista puede ser

eliminado sin lamento.

El paseo nos lleva a lugares sorprendentes

Una vez liberados de las anteriores restricciones podemos poner manos a la

obra y realizar la tarea bien. No dejarla a medias, lo que es mi queja. Parte del

problema de la confusión sobre los saldos de las balanzas fiscales derivan de

la deficiente manera en la cual se computan siguiendo el criterio Flujo

Monetario. Tal como se ha venido realizando (en el DOCUMENTO) es un

cúmulo de despropósitos. Esto era quizás previsible, delegada su preparación

a economistas que no confían plenamente en el enfoque y a los que les puede

temblar el pulso a la hora de seguir la pela hasta el bolsillo final. También es

una tarea de cierto porte, de realizarse a fondo. Los esfuerzos realizados hasta

la fecha para el cálculo de las balanzas fiscales ya producidas palidecen en

comparación. Pero seguro que compensa. Claro que, disponiendo de buen

criterio y experiencia, uno obtiene razonables grados de aproximación a coste

reducido. Algo de esto intentaremos a continuación.

La falta de competencia, o directamente incompetencia, empleada en la

confección de las balanzas fiscales Flujo Monetario en el DOCUMENTO deriva

de la violación de dos leyes fundamentales bien conocidas en la tradición

mercantilista y de obligado cumplimiento que deben ser tenidas en cuenta para

esta actividad de cálculo.

Todo el mundo reconoce (pero ya veremos que luego olvida) “que hacer una

balanza fiscal es una tarea compleja y laboriosa en la que hay que tomar

decisiones metodológicas que deben ser razonablemente justificadas. Según

cuáles sean esas opciones, los resultados finales pueden variar de forma

extraordinaria”ii. Al objeto de ayudar a tomar decisiones metodológicas que

deben ser razonablemente justificadas se proponen las dos leyes siguientes; su

fiel seguimiento garantizará la solidez del resultado. Son autoevidentes… una

vez se medita un poco.

Primera Ley de Mun, o ley de la invariancia. El saldo de la balanza fiscal de una

región debe permanecer invariante (ser el mismo) independientemente de los

niveles de estructura organizacional adoptados por el gobierno (departamentos

y jerarquías) para llevar a cabo la organización de la provisión de los servicios.

Sólo a las variaciones de la carga fiscal (pagos) y la forma territorial de la

función de producción de los servicios (ingresos) se admite influyen sobre el

saldo de la balanza fiscal monetaria de la región.

Segunda Ley de Mun, o ley sobre el perímetro de consolidación al nivel

recursivo más amplio posible. La forma de computar los totales de ingresos y

pagos de una región debe incluir y consolidar las operaciones monetarias

realizadas con todos los niveles organizacionales definidos como sector público

fuera de la región.

Lo anterior es deliberadamente “científico”, un poco adrede, pero yo también

tenía mis debilidades teóricas. Pero ya verán que son leyes sencillas: daremos

muchos ejemplos explicativos.

El documento principal clave donde se toman las decisiones metodológicas

razonablemente justificadas para la elaboración de las balanzas fiscales

regionales en España es el INFORME SOBRE METODOLOGÍA DE CÁLCULO

DE LAS BALANZAS FISCALES realizado por la COMISIÓN DE EXPERTOS

SOBRE METODOLOGÍA PARA LA ELABORACIÓN DE LAS BALANZAS

FISCALES DE LAS REGIONES ESPAÑOLAS en SEPTIEMBRE 2006

realizado bajo la dirección del INSTITUTO DE ESTUDIOS FISCALES y que

pueden consultar en la web. Es un informe cuya seriedad debe ser recalcada;

encargado por el Parlamento español para analizar un tema de importancia. Es

un informe al Parlamento.

El DOCUMENTO “Resultados de la balanza fiscal de Cataluña con el sector

público central 2006-2009” sigue en sus aspectos fundamentales la

metodología del INFORME. Hay unidad de criterio. ¡Vaya! Pero no hay lugar a

sorpresa aquí dado que el INFORME al parlamento español –seguro que no se

lo cree- sigue religiosamente en los aspectos fundamentales las directrices

previas de un documento catalán anterior sobre la elaboración de balanzas

fiscales de Octubre 2004 encargado por la Generalitat de Cataluña a otra

“comisión de Expertos”. ¡Fantastic!iii

En referencia al respeto o no de la primera y segunda leyes de Mun por parte

del INFORME los párrafos claves aparecen en el apartado 3.1 Ámbito

Institucional (pag.17), que transcribimos a continuación.

En principio, la balanza fiscal podría plantearse como la agregación de seis

sub-balanzas correspondientes a las siguientes agrupaciones de unidades

institucionales del sector público:

1. Administración Central.

2. Seguridad Social.

3. Comunidades Autónomas (CC.AA.).

4. Corporaciones Locales (CC.LL.).

5. Empresas públicas de naturaleza inversora.

6. Unión Europea.

Las cuatro primeras agregaciones se corresponden con los subsectores que,

en el marco de la Contabilidad Nacional, integran el sector de las

Administraciones Públicas. De ellos, la Administración Central y la Seguridad

Social son, en el marco institucional y jurídico vigente, los únicos que con su

actuación de carácter estatal tienen capacidad para incidir directamente en

cada uno de los territorios, cualquiera que sea su delimitación espacial. Por su

parte, la actuación de las CC.AA. y CC.LL. se limita básicamente al ámbito de

sus respectivas demarcaciones territoriales, sin que existan en principio

actuaciones financieras horizontales relevantes entre ellas. Consecuentemente,

en tanto que las balanzas fiscales se hagan para territorios que coincidan con

la demarcación territorial de las CC.AA. y mientras no haya una alteración

sustancial del marco institucional y jurídico vigente, las sub-balanzas de

CC.AA. y CC.LL. pueden omitirse en los estudios correspondientes.

Puede apreciarse claramente que la metodología en vigor expuesta en los

anteriores párrafos viola las leyes de una manera nítida, llegando incluso a

reconocer que quebranta expresamente la primera ley. Se dice que

“Consecuentemente, en tanto que las balanzas fiscales se hagan para

territorios que coincidan con la demarcación territorial de las CC.AA. y mientras

no haya una alteración sustancial del marco institucional y jurídico vigente, las

sub-balanzas de CC.AA. y CC.LL. pueden omitirse en los estudios

correspondientes”. Es decir que, si cambia el marco institucional, los saldos de

las balanzas fiscales deberían ser recomputados pues esto podría resultar en

la necesidad de incorporar las balanzas de las CC.AA y CC.LL. Queda claro

entonces que los saldos no son invariantes ante meras modificaciones de la

estructura organizacional. Esto, claro, es crítico y fundamental. La razón de ello

–la violación de la primera ley- es el muy reducido perímetro de consolidación

contemplado en el INFORME. El perímetro de consolidación adecuado debería

incluir las seis sub-balanzas, fundamentalmente incorporar a las Comunidades

Autónomas y Corporaciones Locales.

La redacción de estos puntos en el INFORME es confusa (en la mejor tradición

panfletaria) porque en definitiva termina justificando el estrecho perímetro de

consolidación considerado mezclando aspectos de lógica contable

(persistencia del marco institucional) con aspectos de importancia económica

en la práctica. Así…

Por su parte, la actuación de las CC.AA. y CC.LL. se limita básicamente al

ámbito de sus respectivas demarcaciones territoriales, sin que existan en

principio actuaciones financieras horizontales relevantes entre ellas.

Esto permite decidir de entrada, con el único argumento que “la actuación de

las CC.AA. y CC.LL. se limita básicamente al ámbito de sus respectivas

demarcaciones territoriales” que entre las diversas CC.AA y CC.LL no existen

pagos sustanciales (lo de la actuación financiera relevante) En realidad, y es lo

que pretenden los redactores del INFORME, lo correcto sería decir entre el

sector público de cada autonomía y corporación local con el resto de las

unidades económicas de las autonomías y corporaciones locales.iv

Este arrinconamiento de las CC.AA y CC.LL en el cálculo de los saldos de las

balanzas fiscales tiene ya un cierto pedigrí, con deficiencias desde su origen.

En una entrevista de 1.999 en el Paísva D. Jesús Ruiz-Huerta Carbonell (y al

que hemos hecho referencia en la nota 2) he leído lo siguiente:

Las balanzas fiscales tienen un especial interés en países descentralizados, o

en procesos de descentralización, para intentar medir cuánto contribuye (o se

beneficia) cada territorio de la acción pública. Aunque, en sentido estricto, las

balanzas deberían tomar en consideración el volumen total de gastos e

ingresos públicos, tanto estatales como regionales, normalmente el cálculo se

limita al estudio de lo que el Gobierno central hace respecto a los Gobiernos

descentralizados.

Se reconoce que debería incluirse el total de gastos regionales en sentido

estricto; luego se relaja este criterio (como para ser estrictos estamos) y

“normalmente” se limita el estudio a lo que hace el Gobierno central. Bueno,

curioso lo de lo “normalmente”, como si se hiciera todos los días. D. Jesús

Ruiz-Huerta Carbonell, seis años después, como Director del Instituto de

Estudios Fiscales fue el presidente de la comisión encargada de la elaboración

del INFORME, donde “normalmente el cálculo se limita al estudio de lo que el

Gobierno central hace respecto a los Gobiernos descentralizados”.

Llegados aquí hay que volver a recordar que el objetivo de realizar una balanza

fiscal de las diversas regiones españolas de acuerdo con el criterio Flujo

Monetario es delimitar como beneficia y perjudica en sus ingresos a las

unidades económicas residentes de las diversas regiones (personas, empresas

y asociaciones sin ánimo de lucro) la actuación económica del sector público.

El sector público español como ya hemos visto, entre otras cosas, provee

servicios de defensa a toda la sociedad española, lo que desde el punto de

vista del criterio Flujo Monetario termina resultando en pagos a diversas

personas, empresas y asociaciones sin ánimo de lucro que están repartidas por

toda la geografía y que resultan beneficiadas en proporción a las cantidades

recibidas. Ya hemos visto que Cataluña (en realidad, los beneficiarios

individuales de los pagos) recibe poco de este dinero. El saldo del Flujo

Monetario está calculado teniendo esto en cuenta.

Otra función muy importante del sector público español es la protección de la

salud de los españoles a través de prestaciones de la sanidad pública

articulada a través del Sistema Nacional de Salud. Es una función cuya

ejecución es generalmente muy bien valorada internacionalmente, y motivo de

cierto orgullo nacional. Puede que la sanidad pública cuide de los españoles y

no lo haga mal, pero los resultados en este campo son irrelevantes a la hora de

evaluar la incidencia económica en los receptores de dinero de los pagos que

la sanidad pública distribuye. Hay que entender que desde el punto de vista del

enfoque Flujo Monetario la sanidad pública es simplemente un gigantesco

aparato de reparto de dinero entre médicos, enfermeras, constructores de

hospitales, fabricantes de medicamentos y equipos médicos, empresas de

ambulancias, y la miríada adicional de suministradores y profesionales cuya

enumeración desafía la imaginación.

Los beneficiarios del anterior reparto se distribuyen por la geografía hispana de

acuerdo con patrones bastante distintivos e identificables. Médicos y

enfermeras, p.ej. se encuentran en todos lados. Otros beneficiarios están más

concentrados.

La sanidad pública española se gasta en medicamentos la cantidad anual de

16.000 millones de euros. Los beneficiarios más directos de estos pagos son

las empresas farmacéuticas, farmacias y distribuidoras (un 75% para las

empresas farmacéuticas). Existe una concentración de estos beneficiarios en

algunas zonas de España, entre las que destaca con mucho Cataluña. En una

notavi al final del documento se pueden examinar los cálculos y las fuentes de

los datos: De acuerdo con el criterio Flujo Monetario, la balanza fiscal catalana

recoge un saldo neto positivo de 6.000 millones de euros por este concepto.

Bueno, en realidad no lo recoge. Debería, pero no. ¡Increíble! ¿No? El saldo de

la balanza fiscal por el método Flujo Monetario calculado en el DOCUMENTO,

que recordarán era de 16.409 millones de euros para el año 2009, está

calculado sin incorporar estos ingresos, dado que entre las CC.CC no existen

“en principio actuaciones financieras horizontales relevantes entre ellas” La

sanidad pública (autonómica) española se gasta un fortunón en Cataluña y esto

no es considerado una “actuación financiera relevante”.

De incluir los anteriores pagos, como es de rigor, el saldo negativo de la

balanza fiscal que estamos considerando se reduce a 10.400 millones de

euros. Ya ven, es como si los autores del DOCUMENTO hubieran birlado 6.000

millones de euros a sus conciudadanos catalanes. Hay un flujo de dinero hacia

Cataluña que proporciona la administración sanitaria pública española que

desaparece en un agujero negro contable.

Las anteriores cifras no recogen el saldo neto de todos los ingresos que la

sanidad pública española inyecta en las cuentas corrientes bancarias

catalanas. A ello hay que añadir el gasto en equipamientos médicos,

instalaciones, instrumental, accesorios, servicios de mantenimiento, y un

sinnúmero de otros productos y servicios que yo he estimado en otros 2.100

millones de euros.

Dejando al margen el sector público sanitario, el sector de educación nacional y

la investigación pública en universidades es el segundo sector con fuerte saldo

positivo para Cataluña. Unos 1.700 millones, sin contar el gasto privado (esto

queda fuera del perímetro de consolidación) de las familias españolas en libros

y material escolar inevitable para beneficiarse del sistema educativo tal como

está actualmente diseñado.

Podemos seguir enumerando partidas, ya menos importantes, de las compras

del sector público autonómico que repercuten en otra región del país. E

incorporar en el perímetro de consolidación a las Corporaciones Locales

(aspecto muy importante que hay que reconocer), con cifras muy importantes

de gasto interregional. Pero no quiero aparecer muy tedioso, y además hay

mejores procedimientos como podría detallar, más completos y avanzados

para clarificar estos asuntos.

Resumiendo, podemos sumar lo específico anterior y lo oculto tras el tedio: mis

cálculos del saldo neto de todos estos desembolsos de las administraciones

públicas autonómicas y locales que no aparecen reflejados en el actual saldo

del Flujo Monetario es de 14.100 millones de euros. Teniendo esto en

consideración e incluyéndolo en lo que debería ser el saldo fiscal bien

computado nos queda que este queda reducido de 16.400 millones a 2.300

millones de saldo negativo. Ya no es mucho. En realidad, aunque no sea más

que por cuestiones estéticas, podemos considerar que el saldo es CERO. El

argumento estético lo introduzco para intentar ahorrarme explicaciones

detalladas y quizás pesadas… pero si requieren precisión, se la doy… en

realidad esos 2.300 millones que nos faltan para alcanzar el saldo CERO son

de sencilla explicación. Ya hemos visto hablando del déficit de la balanza fiscal

calculada por el flujo beneficio que hay una serie de críticas razonables que

hacen que la citada balanza deba reflejar en realidad un saldo menor. Los

argumentos los trasladamos al método flujo monetario (aunque difieren de los

del flujo beneficio), junto con alguna modificación (no muy grande, pero con

sustancia, unos 900 millones de euros) que hay que realizar derivada de los

esquemas de neutralización que hemos contemplado e incluido (como

proponen los autores del DOCUMENTO) en el cálculo de las balanzas fiscales.

De todas formas las anteriores cifras son las mías y puede que necesiten de

otra gestación sobre su precisión; pero puedo proporcionarles otra visión sobre

las mismas, diferente del cómputo sector por sector que he pacientemente

elaborado. Esta vez haremos un análisis de forma global. En 2009 la

Administración pública española se gastó 60.000 millones de euros

(redondeando a la baja) en consumos intermedios, 10.000 correspondientes a

la administración central, 30.000 a las CC.AA y 20.000 a las CC-LL (partida P2

de la Contabilidad Nacional). A eso hay que añadir una partida de gastos

denominada “Transferencias sociales en especie de productores de mercado”

por otros 30.000 millones de euros, prácticamente todos ellos realizados por las

comunidades autónomas. Es aquí donde aparecen computados los gastos en

medicamentos y otros que antes comentábamos. Se denominan así porque la

transferencia a los beneficiarios se realiza en especie (medicinas, etc., que no

pagan los beneficiarios) y la administración autonómica paga a las empresas

suministradoras (partida D.63*). Vemos así que de los 90.000 millones de

euros que las autoridades públicas españolas se gastan en compras a

empresas por bienes y servicios sólo 10.000 corresponden a la administración

central. Sólo esta cantidad es considerada a la hora de influir en el saldo fiscal

Flujo Monetario tal como se apunta en el INFORME y el DOCUMENTO. Los

80.000 millones restantes, eliminados por método, aparentemente son

calderilla sin importancia. De chiste.

De estos 80.000 millones que nosotros sí computamos, claro, ¿Cuánto calculan

Uds. se llevarán de saldo neto las empresas catalanas? ¿Y más teniendo en

cuenta que se gastan en productos en los que la presencia catalana es

mayoritaria? Los 14.100 millones que yo he computado ya no parecen muchos.

Será más, probablemente, dirán Uds. Así que mi cifra de 14.100 millones la

podemos considerar el mínimo de un rango de gastos netos del sector público

español en Cataluña por estos conceptos.

Pero bueno, el tema es tan importante como para requerir un estudio a fondo

que deje a todo el mundo de acuerdo. Podemos así conceder a los autores del

DOCUMENTO una segunda oportunidad, o castigo, que les redima de su

patético primer intento y calculen así la balanza fiscal Flujo Monetario de la

manera correcta. No se preocupen mucho, aunque visto lo visto puede que

haya motivos de preocupación en que sigan arrimando el ascua a su sardina;

pero yo les estaría vigilando. No tengo mucho más divertido que hacer.

Para que tengan un poco de perspectiva de lo que esta omisión significa, el

DOCUMENTO asigna como resultadovii de la imputación territorial de los gastos

de la Administración pública central por todo concepto (descontados los pagos

derivados de la Seguridad Social)viii realizados en Cataluña en 2009 la cantidad

de 15.721 millones de euros según el método Flujo Monetario. Esto,

aparentemente es en lo que se beneficia Cataluña, nada más; lo que como

pueden fácilmente ver es más o menos la mitad de lo que en realidad es la

aportación del sector público español a Cataluña, que son 30.000 millones, si

añadimos las cifras recobradas anteriormente. De broma.

Para dar una idea de la importancia que el olvido de estas cifras tiene a la hora

de computar el saldo de una balanza fiscal Flujo Monetario y estar así bien

informados del impacto económico del sector público en Cataluña, quizás

podemos ilustrarlo algo. En el último año existe una tremenda preocupación en

Cataluña por la futura viabilidad de su sector farmacéutico, que está

atravesando una situación complicada. La razón fundamental de este deterioro

es la delicada situación financiera que atraviesa el principal cliente de la

industria: toda la sanidad pública española. Alarmados por los fuertes

incrementos del gasto en el sector sanitario de los pasados años junto a la

escasez de dinero en las arcas públicas ha terminado por provocar la toma de

una serie de medidas destinadas a reducir el gasto público en farmacia. Las

medidas han sido una reducción de los precios pagados a los laboratorios,

junto con medidas como el euro sanitario. El resultado de todo ello, ha sido -y

se va a acentuar más en el futuro- una caída grande del gasto sanitario en

farmacia. Muy probablemente del 20% en los sólo 18 meses en los que se

desarrolla este proceso. Es un desplome asombroso. La preocupación de los

proveedores de productos farmacéuticos es entendible. Toda esta información,

de valor incalculable para entender como los efectos del gasto público inciden

en las diversas regiones, queda oculta tras la deficiente formulación de como

se computa el Flujo Monetario en la actualidad.

Todo este problema deriva de la “omisión” de eliminar las transacciones

anteriormente detalladas, todo ese enorme trasiego de dinero público entre

autonomías que los expertos del INFORME han decidido no considerar y los

creadores del DOCUMENTO ignorar.

Lo anterior puede mínimamente defenderse –veremos argumentos en los

próximos meses una vez queda desvelada la situación real (mucha gente

tendrá que justificar su contribución en este juego)- como resultado derivado

de la configuración de un sector público central no territorial que se considera

mantiene relaciones bilaterales directas con unidades territoriales subordinadas

en vez de considerarse como poco más que un esquema contable de las

actividades no descentralizadas del conjunto del estado territorial español

configurado en autonomías. Si lo anterior les ha resultado confuso, es porque

lo es. Pero nos puede servir como pequeño entrenamiento para lo que puede

venir si –como esperamos- se profundiza en la discusión de estos temas.

El sector público central anterior está dibujado y tiene las competencias que

tiene de una manera que siempre será transitoria. Pero en realidad, en su

conformación actual, es un invento útil a los autores del documento. Les

permite hacer referencia a saldos fiscales de las autonomías con el sector

público central –algo técnico, pero irrelevante en el enfoque monetario- saldos

que dan resultados muy negativos para Cataluña, para luego permitir su uso

como referido a todo el sector público español. Así el Sr. Mas Colell, que ha

abandonado toda pretensión de precisiónix… “El consejero ha constatado que

el déficit fiscal que sufre Cataluña es el resultado de una aportación a los

ingresos del Estado muy superior al gasto que éste hace en Cataluña, ya que

Cataluña ha estado aportando de media alrededor del 19,5% de los ingresos

de la administración central y la Seguridad Social, mientras que los catalanes

han recibido de media el 14% de todos los recursos”. Se asimila al Estado al

concepto mucho más limitado de “sector público central”. Ya ven.

En la misma tarea podemos ver (en www.youtube.com/watch?v=URS9t3sDFuk

ESPANYA ENS ROBA: Què és l'espoli fiscal de Catalunya?) al Sr. Sala-i-

Martin, otro de los “expertos” en balanzas fiscales aplicándose con éxito a la

tarea de confundir, equiparando al sector público central (al que prácticamente

no se refiere nunca con precisión, lo que debería) con todo el sector público

español, gobierno, Madrid, etc. en un popurrí terminológico ejemplar.

El Sr. Artur Más –que se nos aparece como director de orquesta de toda esta

operación de prestidigitación- no podría ser de menos, claro, equiparando

claramente al estado español con el sector público central, en respuesta a una

interpelación en la que se pregunta sobre la posible publicación de una serie da

balanzas fiscales entre las que se hace a una entre Cataluña y el resto de las

autonomías. Es la única referencia -entre todo lo que hemos leído, visto y oído-

que haga referencia a este importante detalle de las balanzas autonómicas.

Probablemente habrá más que se nos han escapado. .

http://www.youtube.com/watch?v=xmlfWqRIGRU

Podríamos repetir ejemplos sin fin.

Bueno, un ejemplo más, del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol:x

"En nuestro camino nos hemos encontrado una gran roca que nos obstaculiza

el progreso", ha afirmado Pujol, que visualiza tres alternativas: "escalar, pasar

por un lado o dinamitar (la roca)", según ha informado la ACEDE en un

comunicado. Si bien ha reconocido que hay quien puede tener dudas sobre la

viabilidad de un Estado catalán, ha asegurado que, de entrada, al menos un

8% de su PIB, que ahora retiene el conjunto del Estado, podría conservarlo la

propia Catalunya.

Lo del conjunto del Estado, claro, es absolutamente falso, asimilando como les

gusta hacer para confundir “al sector público central”, esa figura tan

escasamente representativa del gasto público con el los gastos del conjunto del

Estado.

Retomando un párrafo anterior en el recogíamos declaraciones del INFORME

“Consecuentemente, en tanto que las balanzas fiscales se hagan para

territorios que coincidan con la demarcación territorial de las CC.AA. y mientras

no haya una alteración sustancial del marco institucional y jurídico vigente, las

sub-balanzas de CC.AA. y CC.LL. pueden omitirse en los estudios

correspondientes” puede uno pensar que es pensamiento profundo, pero no

llega muy allá. En realidad parece que es un párrafo destinado a despistar. Un

red herring, que decimos en Inglaterra. Con la metodología actual se asegura

que aún con profundas alteraciones del marco institucional y jurídico vigente los

saldos de las sub-balanzas de las CC.AA. y CC.LL puedan omitirse; están

esterilizadas por definición dado que no se consideran económicamente

relevantes.

Lo que el INFORME no dice -y por lo tanto esconde- es que con pequeñas

alteraciones del marco institucional y jurídico la balanza del sector público

central con las diversas regiones cambiaría radicalmente. Las alteraciones del

marco institucional que pueden contemplarse seguramente no se producirán,

pero me reconocerán Uds. que un cambio contable presupuestario de la

manera en cómo se pagan los medicamentos –podrían concebirse esquemas

en los cuales el sector público central asume esta competencia por razones

justificadas de incentivos y ahorro de costes, p.ej.- no puede considerarse una

profunda alteración del marco institucional. Este pequeño cambio aseguraría la

afloración de todos esos pagos a Cataluña que ahora están ocultos.xi

Todo esto nos permite clarificar y confiar en la solidez de los resultados

anteriores de CERO saldo fiscal con el criterio Flujo Monetario correctamente

utilizado. Con toda la publicidad dada a la información contraria sobre el gran

quebranto de Cataluña a manos del sector público español hace falta gran

entereza para asimilar toda esta nueva información. Pero en realidad no

debería sorprender. Suponer que una sociedad tan sofisticada como Cataluña,

con tantos siglos de experiencia en el manejo eficiente de sus habilidades

mercantilistas, con toda su capacidad política y hábil manejo de acuerdos y

alianzas pueda terminar siendo penalizada en la carrera por la pela fiscal es de

una inocencia conmovedora. Por lo que hay que recalcar que la “subvención”

catalana al resto de españoles, de acuerdo con este criterio monetario, no

existe; ya vemos que no llegan al final tantas pelas presupuestarias al resto de

españoles como se podía suponer; a medio camino son desviadas de vuelta a

Cataluña. El argumento oficial catalán de que la “recaudación fiscal” catalana

se tiene que quedar “en casa” se cumple a rajatabla. Con el dinero catalán no

se redistribuye nada.

Desde un punto de vista de especialización regional y de cómo las autoridades

públicas españolas se gastan el dinero se perfila un patrón sencillo de explicar.

Los servicios públicos que provee el sector público español son provistos

según especializaciones regionales derivadas de una tradición ya secular. Los

catalanes no proveen defensa, ni una gran variedad de servicios centrales que

han considerado adecuado no realizar (y no reciben pago por ello),

probablemente porque las remuneraciones en esas actividades son pequeñas.

A cambio, proveen servicios o productos de sanidad, educación, suministros,

etc. por los cuales reciben buena contraprestación. No hay nada extraño en

todo esto.

Un ejemplo gráfico más, este más impetuoso que el sosegado comentario

anterior. Pueden elegir. Los españoles acuden al ordeño de la vaca fiscal

pública según sus posibilidades. Para la mayoría, estas no son muchas.

Pretendiendo –y más en estas épocas- una mínima subsistencia al amparo de

las políticas redistributivas del gobierno, arriman su boca a la teta pública

obteniendo exiguo nutriente, pero alimento al fin y al cabo. Es un espectáculo

que desde Cataluña se trata de traspasar al imaginario popular en forma de

colas de parásitos cuyo enorme número desborda las posibilidades de las

contribuciones redistributivas del pueblo catalán. Colas, o parásitos –se aduce-

en Cataluña hay menos. Lo que sin duda es cierto –concedámoslo-, pero que

no debe despistar. A la hora de mamar se pueden utilizar otros medios: los

catalanes lo hacen con la ayuda de potentes ordeñadoras dispersadas por toda

la geografía autonómica española, como hemos visto.

El paseo nos aproxima a la atalaya de auténticas vistas

Si lo anterior les ha parecido increíble, es porque lo es. Un parlamento español

al que un “comité de expertos” le ha colado un gol en forma de Informe

metodológico que facilita la creación de documentos en promoción del

independentismo catalán. Cientos de miles de catalanes convocados como

pardillos a una manifestación independentista en base a unos datos

interpretados muy tendenciosamente. Porque ha quedado claro que el déficit

fiscal calculado por el método Flujo Monetario, aquél que todas las autoridades

independentistas catalanas han promocionado como correcto, aquellos 16.408

millones de déficit anual, ese atraco al pueblo catalán, no es tal. Lo más

correcto que podemos decir de él es que es CERO, como hemos detallado.

Ocultando la mayoría de los pagos que el estado español hace a Cataluña a

través de una metodología que equipara a un capado sector público central

como equivalente a todo el sector público español, y considerando solo los

limitados desembolsos de este como representantes del total, se consuma el

fraude contable. ¡Los hay golfos! “…como si Catalunya pagase el "diezmo",

tributo histórico que se pagaba a la Iglesia”, recordarán. Todo ello no muy

edificante. Pero bueno, es lo que me he encontrado.

Debe quedar ya despejado que los ciudadanos catalanes pueden dormir

tranquilos; al menos en lo que respecta a la distribución de los dineros públicos

de España no quedan como primos; en realidad están en una sorprendente

situación de equilibrio, cuando en realidad deberían aportar algo, cosa que

queda claro no hacen. Ningún euro de los pagos fiscales de los catalanes

termina generando un solo empleo fuera de Cataluña –preocupación del Sr.

Mas-Colell-xii. En realidad, claro, no lo han hecho nunca. Todos los pagos –al

final- incidiendo solo en el nivel de empleo catalán. Ya hemos visto

anteriormente, cuando analizábamos las ventajas que el DOCUMENTO

atribuía al criterio Flujo Monetario, se decía: “Así, el criterio del flujo monetario

es más correcto para analizar la influencia que tiene la acción del sector público

sobre el crecimiento económico de un territorio”. Queda claro que la acción del

sector público español no ejerce ninguna influencia negativa sobre el

crecimiento económico del territorio catalán. Catalanes y resto de españoles

pueden ya tener una situación más clara de como se organiza la cosa pública

desde el punto de vista monetario.

Ya verán lo poco que les gusta lo anterior a los autores del DOCUMENTO.

Abriendo como listillos la lata monetaria se habrán encontrado con una buena

sorpresa. Se tenían que haber quedado con su déficit de Flujo de Beneficio, no

muy grande, pero déficit al fin y el cabo. Y quedarse ahí; no embarcarse en

aventuras que no controlan bien. Que junto con el riesgo profesional evidente

de ser denostados como mercantilistas han demostrado incompetencia

profesional en el manejo de paradigmas ajenos. Es un coste alto.

Está claro, ya verán, que el saldo fiscal calculado por el método del Flujo

Monetario será eliminado de futuras estimaciones de balanzas fiscales en

Cataluña. El método actual fraudulento –según el criterio de los economistas-

ha quedado al descubierto y no cometerán la indecencia de mantenerlo. Se

quedarán con el saldo Flujo Beneficio.

Pero reconocerán que lo del Flujo Monetario tiene su qué. No deberíamos

perderlo. Nos enseña casi todo. Esta ha sido una primera excursión en las

cálidas aguas del mercantilismo, profundo instrumento para la mejora del

conocimiento económico como habrán visto. Es mercantilismo del sector

público, una variedad no muy central dentro de esquemas más amplios de

nuestra disciplina. Pero en esto, si leen las anteriores páginas dos veces, están

ya graduados. Y les prometo que si estas líneas son bien recibidas volveré de

nuevo con el estímulo de doctorarles en mercantilismo total. Nunca antes he

tenido esta posibilidad, ni publico –quizás- mejor dispuesto.

Pueden imaginarse que en el purgatorio no tenemos mucha necesidad –ni podemos

beneficiarnos- de copyright, ni cosas por el estilo. Así que pueden Uds. libremente

difundir, archivar, imprimir, publicar por cualquier medio este documento, sin más

limitación que la buena propagación de mi querida doctrina mercantilista, la cual

también se avanza si somos objetos de críticas al menos moderadamente razonadas.

No pido mucho. Firmado: Thomas Mun

i Las denominaciones de Balanza fiscal: Flujo Monetario y Flujo de Beneficio las adoptamos del

DOCUMENTO tal cual. Ni tal siquiera juzgo si me gustarían más otras denominaciones que a veces se

dan a estos o conceptos similares; ni analizo otro tipo de balanzas fiscales que se han propuesto. Puede

verse un estudio de todas las variedades propuestas de balanzas en el Anexo 5 REVISIÓN DE LOS

ESTUDIOS SOBRE BALANZAS FISCALES REGIONALES EN ESPAÑA: METODOLOGÍA Y

RESULTADOS por Ramón Barberán Ortí, Profesor Titular de Economía Aplicada (Economía Pública)

Universidad de Zaragoza Noviembre de 2005

ii Balanzas fiscales y financiación autonómica Carlos Monasterio Escudero / Jesus Ruiz-Huerta Carbonell

El Páis 10 ABR 1999 http://elpais.com/diario/1999/04/10/economia/923695214_850215.html

iii Nota sobre este documento metodológico. Decir que en realidad esto viene de bastante más lejos, todas

las balanzas fiscales de Cataluña realizadas omitiendo esto.

iv Nota dedicada a honestos (si hay) “expertos” diseñadores de metodologías para el cálculo de balanzas

fiscales. Si se sorprenden de haber participado en un experimento y haber puesto su firma a un

documento que ahora –leyendo lo anterior- consideran equivocado, y se encuentran en la situación de

como explicar como pudieron Uds. no detectar el conejo sacado de la chistera de eliminar del cómputo del

saldo fiscal por el método del flujo monetario las transacciones de las autoridades públicas autonómicas,

quizás podemos proporcionarles una escusa. Les podemos consolar un poco comentándoles que quizás

era lógico no prestaran demasiada atención a la diferencia sustancial que los aspectos y la importancia de

los pagos de las autoridades públicas regionales tienen en un cálculo del saldo por el método del

beneficio (quizás lo que han utilizado Uds. normalmente) a otro basado en el monetario. Por el método del

beneficio los pagos de una autoridad regional a un proveedor de bienes o servicios de otra región pueden

obviarse dado que el receptor del dinero entrega a cambio un bien o servicio del mismo valor, con lo que

su beneficio neto no cambia, haga o no la operación. Al margen de estas operaciones comerciales las

autoridades autonómicas no tienen ninguna relación económica de ingresos o gastos (transferencias) con

ciudadanos de otras autonomías que pueda inducir un desequilibrio de gastos e ingresos. Pero si

abandonamos el mundo del flujo beneficio y adoptamos la metodología Flujo Monetario se ve claramente

que esto ya no es así. Los desequilibrios entre las diversas autonomías son fáciles de detectar según las

diversas autoridades públicas autonómicas gasten su presupuesto en bienes y servicios que provienen de

otras regiones

v http://elpais.com/diario/1999/04/10/economia/923695214_850215.html

vi El mercado farmacéutico español de especialidades farmacéuticas en 2009 ascendió a 14.863 millones

a precios de laboratorio (i.e. sin incluir márgenes de distribuidoras y farmacias) (Farmaindustria 2011

Memoria anual). Si añadimos otros 1.700 millones en otros suministros hospitalarios relacionados no

estrictamente de especialidades farmacéuticas obtenemos un total de 16.563 millones, de los cuales un

75% corresponden al sistema público de sanidad. Es decir, la sanidad pública se gasta un total de 12.422

millones de euros de estos productos. Descontando la participación catalana en este total (17%, 2.111

millones) queda un resto de gasto farmacéutico del resto de autonomías por un total de 10.310 millones.

La industria farmacéutica catalana supone el 60% del VAB del total español (para dar una idea de su

importancia relativa), lo que supondría 6.186 millones de euros de saldo neto de compras del resto de

España a las empresas farmacéuticas catalanas.

vii Cuadro 3.5.1 página 52

viii

Poco relevantes porque dado la magnitud de las cifras que estamos contemplando los saldos netos de

la balanza fiscal de la seguridad social en Cataluña los podemos considerar cero. Las cotizaciones y las

prestaciones recibidas son parecidas.

ix http://www.europapress.es/economia/noticia-amp-cataluna-arrastra-deficit-fiscal-medio-1986-

20120312193944.html

x http://www.lavanguardia.com/politica/20121022/54353352267/pujol-camino-soberania-catalunya-marcha-

atras.html#ixzz2A3OkP4TX

xi De vez en cuando nos hemos encontrado con argumentos rocambolescos al efecto de la elaboración de

balanzas fiscales que me han producido buenas carcajadas. Según he podido comprobar, el Sr. Guillem

López Casasnovas aparece como uno de los “expertos” destacados en este campo. Hemos visto su

nombre incluido en todos los saraos catalanes y centrales que han elaborado la anterior metodología. En

«El déficit fiscal de una comunidad autónoma con la Administración central: ¿de qué estamos

hablando?», Papeles de Economía Española, núm. 99, 2004, p. 182-197, se encuentra la siguiente cita:

“Segundo, que lo que permite hablar de catalanes como un conjunto, por encima de las partes

(gerundenses, ciudadanos de los barrios pudientes de las ciudades, etc.) es un sentido de pertenencia

colectiva que antepone el sentimiento de catalán al sentimiento de español. Pocas comunidades como

Cataluña superan la doble valla. De ahí que a mi no me parezca lógica la generalización del estudio de

las balanzas fiscales al conjunto de las CC.AA., como si todas ellas expresasen sentimientos idénticos.

Vamos, como si los madrileños o riojanos se sintieran más de su comunidad que españoles”. Es decir, el

Sr. López Casanovas es partidario de no realizar más balanza fiscal que la catalana, por cuestiones de

sentimientos. Es genial. ¿Para que vamos a hacer una balanza fiscal de Baleares, o Madrid? Les falta

sentimiento idéntico, ya ven, aunque quizás sea más bien para ocultar de que hay regiones que en esto

de las balanzas igual lo tienen peor que Cataluña.

Pero la verdad es que estoy de acuerdo con el Sr. López Casasnovas. No deberían realizarse más

balanzas fiscales que la de Cataluña. A los demás les importa más bien nada. Les falta sentimiento

balancil. Lo cual, curiosamente, tendría consecuencias edificantes. Se realizaría una balanza fiscal de

Cataluña con el sector público español. Para este ejercicio nos podemos olvidar ya que existen otras

autonomías. Todas las administraciones centrales, autonómicas y locales consolidarían así sus cuentas y

se vería claramente que el saldo Flujo Monetario sería cero. ¡Vaya!

Ya que estamos aquí, recomendarles encarecidamente un intento de lectura del documento del Sr. López

Casasnovas “La estimación de los saldos fiscales y su interpretación en el estudio de las balanzas

fiscales: la utilización del enfoque monetario” Revista catalana de dret públic, núm. 32, 2006. Es el único

documento que he encontrado donde se defiende la utilización del enfoque monetario como aspecto

central de un documento. La defensa no va muy allá porque no creo que nadie en la tierra haya pasado

de la segunda página de tal documento. Es un glorioso, absolutamente ilegible galimatías. Aquí en el

purgatorio, de todas formas, hemos sido indulgentes y nos hemos entretenido con él. Si he entendido

algo, lo que el documento persigue es la justificación básica de este enfoque dentro sólo en esquemas de

federalismo fiscal (con regiones que recaudan impuestos en gran cantidad y según sus criterios fiscales,

al margen del gobierno federal). Es un intento inteligente que permite eliminar posteriormente las compras

interestatales de las diferentes autoridades públicas estatales. Todo queda diluido. No voy a explicar por

qué. Bastante inteligente.

xii En http://www.lavanguardia.com/politica/20120313/54268220823/mas-colell-deficit-fiscal-catalunya-

crea-ocupacion-otros-territorios.html#ixzz29EYtLUlW se puede leer:

Son en total 16.000 millones de euros al año, el 8% del PIB, 43 céntimos por cada euro, 2.252 euros por

cada catalán o 500 euros cada segundo los que Catalunya paga al Estado en forma de impuestos y no se

reinvierten en la comunidad catalana en forma alguna, ni de servicios públicos ni de inversiones, de

manera. Son las cifras de la balanza fiscal que el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell ha explicado

tras su presentación de este lunes y que le ha servido para dejar claro que si este déficit fiscal se redujera

"los catalanes lo notaríamos y mucho" en ámbitos como el del bienestar y la ocupación. Así, que el 8% del

PIB se gaste fuera tiene un efecto de contracción que no ayuda a la ocupación", de manera que "el dinero

que no viene se gasta en otros territorios, crean ocupación en otros territorios del Estado".

Ya vemos que lo anterior es todo falso. Con los impuestos que pagan los catalanes no se genera ni un

solo empleo neto fuera de Cataluña.