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¡Madre, ayuda nuestra fe!
Abre nuestro oído a la Palabra,
para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada.
Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos,
saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.
Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor,
para que podamos tocarlo en la fe.
Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor,
sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz,
cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.
Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.
Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.
Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,
para que él sea luz en nuestro camino.
Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros,
hasta que llegue el día sin ocaso,
que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.
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PRESENTACIÓN
Seguimos la entrañable y participativa tradición de honrar a la Virgen María, la
Inmaculada de la Medalla Milagrosa, con la celebración de la novena en la iglesia a
ella dedicada y conocida en Pamplona como “iglesia de La Milagrosa”.
Seguimos la arraigada tradición de preparar con esmero, y con la participación
de toda la comunidad de los Misioneros Paúles y el apoyo de la Asociación Medalla
Milagrosa de Pamplona, los materiales o subsidios litúrgicos para celebrar
gozosamente esos días de reflexión, de oración, de Palabra y mesa compartidas, de
comunidad de fe en torno a la “primera creyente”. Gozosamente, también, ponemos a
disposición de quienes festejan a la Virgen Milagrosa con triduos o novenas en otras
partes este sencillo material. Ya rompimos el año pasado la tradición de editar los
“libros de la novena”, no por la crisis económica, sino por facilitar a más personas la
posibilidad de acceder a este servicio y llegar a otros lugares con el mensaje que
queremos compartir y celebrar. El “libro” se puede encontrar en las páginas web:
www.pauleszaragoza.org y www.somos.vicencianos.org.
En la Novena de 2012 abríamos el año de la fe, convocado por el Papa
Benedicto XVI, entrando por “La Puerta de la FE”, Carta Apostólica de su puño y letra.
La Novena - 2013 coincide con la clausura del Año de la Fe, que tendrá lugar el
próximo día 24 de noviembre. Este Año de la fe ha sido una gracia para la Iglesia, las
comunidades cristianas y los fieles seguidores de Jesucristo. Y hemos contemplado y
vivido dos sorpresas históricas en la Iglesia y, tal vez, para el mundo: la renuncia a la
Sede Apostólica de Benedicto XVI y la elección de un Papa que rompe los límites de
Roma y las fronteras Europeas, que muestra un nuevo estilo de ejercer su ministerio
episcopal y papal, que rompe viejos esquemas y que lanza a toda la Iglesia a vivir su
fe encarnada en la historia pequeña y grande de las personas y de los pueblos.
Estas dos sorpresas, y el Año en el que han sucedido, han dado lugar a un
mensaje escrito “a cuatro manos”, como ha dicho alguien, que es legado espiritual
inacabado de Benedicto XVI y primera Encíclica del Papa Francisco: “LA LUZ DE LA
FE”. El mismo Francisco escribe en la Encíclica que Benedicto XVI “ya había
completado prácticamente una primera redacción de esta Carta encíclica sobre la fe.
Se lo agradezco de corazón y, en la fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo,
añadiendo al texto algunas aportaciones”. (LF 7).
Esta Carta encíclica, esta Luz de la Fe, queremos que nos guíe e ilumine en
esta Novena. También ha guiado e iluminado los pasos dados en la preparación de
este material litúrgico, lo que nos ha hecho entrar y vivir por adelantado, y hará entrar
y vivir a quienes se sirvan de él, en la Novena y nos ha abierto a acoger las
bendiciones antes de la llegada de los días de Gracia.
El material que tenemos en las manos es, como hemos dicho, un servicio, una
ayuda, para la celebración litúrgica. De ninguna manera pretende hacer un estudio
exhaustivo de la Encíclica, tampoco ofrecer conferencias o clases sobre ella. Para
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todo eso hay otros ámbitos que deberemos aprovechar siempre que tengamos
ocasión.
En la celebración queremos situarnos, como Iglesia, cerca de la palabra del
Papa, cerca de la Familia Vicenciana con la Asociación Medalla Milagrosa, cerca del
pueblo sencillo, para valorar la fe, para profundizarla, para purificarla y para vivirla. Y
queremos situarnos en torno a la Mesa, a la escucha de la Palabra, cerca del Dios-
con-nosotros y cerca de su Madre y nuestra Madre.
El “temario de la Novena” nos lo ha sugerido la oración con la que el Papa
Francisco termina la Encíclica. Sus peticiones son título y marco de cada día de
celebración. Desde esa oración, echamos una mirada atrás a todo el texto. En esa
oración el Papa sintetiza los contenidos teológicos, cristológicos y eclesiológicos de la
Encíclica, pero lo hace también como hijo que pide a su Madre por todos sus hijos.
La celebración de cada día dibuja trazos abiertos a la creatividad, bosqueja el
fondo de una obra que tiene que ser de cada uno y de todos. Esos trazos están
marcados por pinceladas de pintor, en cuya paleta se mezclan diversos colores:
1. El color de la Palabra de Dios, proclamada en asamblea de fe.
2. El color del mensaje de la Encíclica “Luz de la Fe” (Lumen Fidei).
3. El color difuminado de la experiencia de fe de Santa Catalina Labouré, agraciada con las apariciones de la Virgen Milagrosa. Algunos textos de su vida y algunas palabras suyas reflejarán su camino de fe y orientarán el nuestro.
4. Y el color envolvente de la fe de la Virgen María.
Las manos de todos los que celebramos esta Novena sostienen paleta y pincel
para realizar su pequeña/gran obra, con colores de fiesta, de celebración, de devoción,
de comunión de hermanos, de fe vivida y encarnada, de compromiso con los pobres.
Recordar, sobre todo, lo que decíamos el año pasado: “las sugerencias para la
homilía son exactamente eso: sugerencias. El que sirve el Pan de la Palabra a la
comunidad debe primero amasar y cocer ese Pan en su corazón, en su mente, para
que sea Pan reciente, el Pan que le gusta a la gente sencilla”
Además de esta preparación y de estos materiales hay otras muchas cosas
que cada uno vive y no se pueden escribir. “Ir a la Novena” es una peregrinación
abierta a la sorpresa de un Dios que sigue haciéndose cercano por medio de María,
por una medalla de la Inmaculada que el pueblo llamó milagrosa, y cuya devoción se
extiende por todo el mundo, en el que se le reza:
“OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA,
RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI.”
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MADRE de la Iglesia y de nuestra fe…:
¡Ayuda nuestra fe!
El evangelista San Lucas “habla de la memoria de María,
que conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía,
de modo que la Palabra diese fruto en su vida. La Madre
del Señor es icono perfecto de la fe, como dice Santa Isabel:
“Bienaventurada la que ha creído”. (LF 58) Madre, en esta Novena, ¡ayuda nuestra fe! Ayúdanos a abrirnos al don de la
Palabra, al don de la fe; ayúdanos a cuidar esta fe, de manera que, aunque
expuesta siempre a la tentación, brille como luz en nuestras propias
oscuridades y en la oscuridad del mundo. Amén
Abre nuestro oído a la PALABRA,
para que reconozcamos la voz de Dios y su
llamada.
(Vocación de Santa Catalina)
“…la fe de Abrahán será un acto de memoria. Sin embargo
esta memoria no se queda en el pasado, sino que, siendo
memoria de una promesa, es capaz de abrir al futuro, de iluminar los pasos a
lo largo del camino.” (LF 9) La Palabra hace brotar la fe, y la fe entiende la palabra reveladora de quien la
pronuncia. Es lámpara en ese caminar, es presente y es futuro. La fe acoge
esa Palabra de Dios como roca firme sobre la que construye la vida.
Aviva en nosotros el deseo
de SEGUIR LOS PASOS DE JESÚS,
saliendo de nuestra tierra y confiando en su
promesa. (Dificultades para seguir la vocación)
“«Creemos a» Jesús cuando aceptamos su Palabra, su testimonio, porque él es veraz (cf Jn 6,30), «creemos en» Jesús cuando lo acogemos personalmente en nuestra vida y nos confiamos a él mediante
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el amor y siguiéndolo a lo largo del camino (cf Jn 2,11; 6,47; 12,44).” (LF 18)
Tras la palabra y la llamada viene el seguimiento. El seguimiento aparece
muchas veces, y en distintas circunstancias en los evangelios. El seguimiento
exige salir, renunciar, buscar, despojarse, arriesgarse, crear, encontrar
dificultades, pero perseverar.
Ayúdanos a DEJARNOS TOCAR
por el amor de Jesús,
para que podamos tocarlo en la fe.
(Las visiones y apariciones a Santa Catalina)
Con su encarnación, con su venida entre nosotros, Jesús
nos ha tocado y, a través de los sacramentos, también hoy nos toca; de este modo transformando nuestro corazón, nos ha permitido y nos sigue permitiendo reconocerlo y confesarlo como Hijo de Dios. Con la fe, nosotros podemos tocarlo, y recibir la fuerza de su gracia”. (LF, 31) ¿Dónde podemos encontrarnos con Jesucristo hoy? ¿Cuándo nos dejamos
tocar por su mano que cura y perdona? ¿En qué mesa podemos comer con Él?
¿A qué aguas hemos de acudir para saciar nuestra sed? ¿Sabemos tocar a
Jesucristo en la comunidad de hermanos, en su presencia oculta y sacramental
en los pobres?
Ayúdanos a fiarnos plenamente de Jesús, a creer en
su amor, sobre todo en los momentos de
TRIBULACIÓN Y DE CRUZ, cuando nuestra fe es
llamada a crecer y madurar.
(Las dificultades en el cumplimiento de la misión)
El cristiano sabe que siempre habrá sufrimiento, pero que le puede dar sentido, puede convertirlo en acto de amor, de entrega confiada en las manos de Dios, que no abandona y, de este modo, puede constituir una etapa de crecimiento en la fe y en el amor.” (LF 56) María, junto a la cruz, recibe una catequesis de amor. La que sufre en el dolor
es hecha madre universal. La madre del Hijo de Dios se hace desde el
sufrimiento Madre de la Humanidad.
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Siembra en nuestra fe
la ALEGRÍA DEL RESUCITADO.
(Solemnidad de Cristo Rey)
Clausura del Año de la Fe - Día de la misión de
Honduras
“Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso.” (LF 1) Hoy también nos sorprende la fe que aclama a Cristo como Rey del Universo. El rey esperado por los pobres para que les haga justicia, el rey cuyo trono es la cruz, cuya grandeza está en el amor arrodillado, en la humildad, cuyo poder se hace servicio. Hoy confesamos nuestra fe en ese Rey y Señor.
Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.
(La comunidad y la Iglesia)
“Es imposible creer cada uno por su cuenta. La fe no es únicamente una opción individual que se hace en la
intimidad del creyente, no es una relación exclusiva entre el «yo» del fiel y el «Tú» divino, entre un sujeto autónomo y Dios. Por su misma naturaleza, se abre al «nosotros», se da siempre dentro de la comunión de la Iglesia.” (LF 39). María ha recorrido el camino de su Hijo hasta la cruz, desde donde Él le encomienda la maternidad de la Iglesia y desde donde a ésta le encomienda que la acoja en su casa como Madre.
Enséñanos a MIRAR CON LOS OJOS DE JESÚS,
para que Él sea luz en nuestro camino.
(La mirada de fe, dad vuelta a la medalla)
“La fe no solo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver”. (LF 18). Nos toca dejarnos mirar por Jesús y llenarnos de su mirada, para ver a las personas como Él, para contemplar y aprender, y enseñar, la naturaleza como Él, para interpretar la historia como Él.
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Y que esta luz de la fe
CREZCA CONTINUAMENTE EN NOSOTROS,
hasta que llegue el día sin ocaso,
que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.
“En el centro de la fe se encuentra la confesión de Jesús, Hijo de Dios, nacido de mujer, que nos introduce, mediante el don del Espíritu santo en la filiación adoptiva”. (LF 59)
Hemos de concluir diciendo que la fe ilumina nuestro caminar, se hace escucha y visión, entra en diálogo con Dios y con el mundo. La fe se recibe en Iglesia, se expresa en sacramento vivo y en evangelización. La fe no se desentiende del bien común, de la familia, de la vida social y es una fuerza que conforta en el sufrimiento.
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MADRE de la Iglesia y de nuestra fe…: ¡Ayuda nuestra fe!
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a esta celebración. Como todos los años comenzamos hoy,
martes 19 de noviembre de 2013, las celebraciones en honor a la Virgen
Milagrosa. Durante nueve días, a la luz de la palabra de Dios, de la
palabra del Papa Francisco, fijándonos en Santa Catalina y sobretodo en
la Virgen María y en su Hijo, meditaremos nuestra fe para robustecer
nuestro compromiso cristiano, misionero y caritativo al estilo de Vicente
de Paúl, que como muchos de nosotros, desde niño, tuvo devoción a la
Madre de Dios. Él peregrinaba a Buglose y nosotros peregrinamos a la
Novena para meditar, contemplar y orar, sabiendo que nuestras
alabanzas serán recibidas y nuestras peticiones escuchadas.
Celebremos gozosos nuestra fe en la Mesa de la Eucaristía.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que nos has dado a la Virgen María como modelo de amor sublime y de gran humildad, concede a tu Iglesia que, siguiendo como ella el precepto del amor, se entregue plenamente a tu gloria y al servicio de los hombres, y se manifieste ante todos los pueblos como sacramento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Día 1º - 19 de noviembre - martes
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LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro de Judit (13, 14.17-20)
En aquellos días, Judit dijo al pueblo gritando: «¡Alabad a Dios, alabadlo!
Alabad a Dios, que no ha retirado su misericordia de la casa de Israel; que
por mi mano ha dado muerte al enemigo esta misma noche.»
Todos se quedaron asombrados y, postrándose en adoración a Dios, dijeron
a una voz: «Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoy a los
enemigos de tu pueblo.»
Y Ozías dijo a Judit: «Que el Altísimo te bendiga, hija, más que a todas las
mujeres de la tierra. Bendito el Señor, creador del cielo y tierra, que
enderezó tu golpe contra la cabeza del general enemigo. Los que recuerden
esta hazaña de Dios jamás perderán la confianza que tú inspiras. Que el
Señor te engrandezca siempre y te dé prosperidad, porque no dudaste en
exponer tu vida, ante la humillación de nuestra raza, sino que vengaste
nuestra ruina, procediendo con rectitud en presencia de nuestro Dios.»
Todos aclamaron: «¡Así sea, así sea!»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 26, 1.3.4.5
R/. Tú eres mi auxilio, Dios de mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
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Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R/.
Aleluya
Afianzó mis pies sobre roca,
me puso en la boca un cántico nuevo.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (11, 27-28)
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el
gentío levantó la voz, diciendo:
- «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso:
- «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la
cumplen.»
Palabra del Señor.
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) En medio de la oscuridad de nuestra historia pasada y presente,
aparece la fe como luz, para algunos ilusoria, para otros algo asociado al
oscurantismo, para muchos una luz por descubrir (cf. LF 1-5).
“El mismo evangelista [San Lucas] habla de la memoria de María, que
conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía, de modo que la
Palabra diese fruto en su vida. La Madre del Señor es icono perfecto
de la fe, como dice Santa Isabel: “Bienaventurada la que ha creído”.
(LF 58)
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2) El creyente reconoce que en la fe, don de Dios, se nos ha dado un gran
Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena y encarnada,
Jesucristo, que nos transforma, por la fuerza del Espíritu Santo, ilumina
nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para
recorrerlo con alegría (cf. LF 7).
3) Y el creyente pide ayuda para acoger ese don de Dios, para encarnarlo
en su vida y en su historia, “porque la Iglesia nunca presupone la fe
como algo descontado, sino que sabe que este don de Dios tiene que
ser alimentado y robustecido para que siga guiando su camino” (LF 6),
recorriendo los caminos del hombre contemporáneo. Y hoy suplicamos a
“la dichosa porque ha creído” que ayude nuestra fe.
4) La Madre del Señor es icono perfecto de la fe (cf. LF 58). Ella conserva
en su corazón todo lo que ve y oye para que la Palabra, que escucha y
ve, florezca en su vida. En el Evangelio que acabamos de proclamar,
vemos, que tras oír la voz de una mujer que ensalza al vientre que llevó
a Jesús y los pechos que lo criaron, Él reafirma la alabanza a su madre
por haber escuchado la Palabra de Dios y cumplirla: “Dichosos los que
escuchan la palabra de Dios y la cumplen” .
5) Como esa mujer del pueblo y como Jesús, nosotros reconocemos y
ensalzamos la fe de María. En ella nos miramos como en un espejo y
vemos que, a veces, nuestra fe se apaga, que se debilita, que hay que
purificarla y robustecerla y por eso acudimos en esta Novena, para
soplar sobre las cenizas que tapan o guardan la brasa y encender la
llamarada que se ve y contagia.
6) Por eso, Madre, en esta Novena, ¡ayuda nuestra fe! Ayúdanos a
abrirnos al don de la Palabra, al don de la fe; ayúdanos a cuidar esta fe,
de manera que, aunque expuesta siempre a la tentación, brille como luz
en nuestras propias oscuridades y en la oscuridad del mundo. Amén
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Presentamos a Dios Padre nuestra oración por la necesidades de
nuestro mundo y las de su Iglesia, y lo hacemos por intercesión
de la Virgen María.
Lector/a: Para que la Palabra de Dios llene los corazones de los
hombres y su fuerza transforme nuestra sociedad.
Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
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Lector/a: Para que los pastores y catequistas de la Iglesia se
entreguen de corazón al ministerio que se les ha confiado,
busquen a Dios, lo anuncien y den testimonio de
misericordia, comprensión y servicio. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que, en nombre de Dios, procuremos siempre el bien
de nuestros hermanos y lo reconozcamos en los que no
tienen fe, pero viven con honradez. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por los que han entregado su vida al anuncio del
Evangelio: para que encuentren en Cristo la fuerza que
necesitan para permanecer en su vocación. Roguemos al
Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por nosotros: para que vivamos la misma disponibilidad
que la Madre de Dios y para que su entrega nos impulse a
abrir nuestros corazones a la Palabra de Dios, Roguemos
al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Padre, mira con amor las oraciones que te hemos
presentado por medio de la Madre de tu Hijo y haz que por
los méritos de su vida y la fidelidad de María, alcancemos
un día la gloria de la vida eterna. Por Jesucristo Nuestro
Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Convierte, Señor, en sacramento de salvación los dones que con gozo hemos traído a tu altar en esta memoria de la gloriosa Virgen María; ella resplandece para tu Iglesia como modelo del verdadero culto espiritual
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con el que nosotros mismos debemos mostrarnos como víctima santa y agradable a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA BIENAVENTURADA VIRGEN, MODELO DEL CULTO VERDADERO
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, por Cristo, Señor nuestro.
Porque por tu inmensa bondad has dado a tu Iglesia, como modelo del verdadero culto, a la Virgen María.
Ella, Virgen oyente, escucha con gozo tus palabras y las medita en silencio en lo hondo de su corazón.
Ella, Virgen orante, ensalza tu misericordia con su cántico de alabanza, intercede solícita por los novios en Caná y está unida a los apóstoles en su oración.
Ella, Virgen fecunda, concibe al hijo por obra del Espíritu Santo y, junto a la cruz, es proclamada madre del pueblo de la nueva Alianza.
Ella, Virgen oferente, te presenta en el templo a su Hijo Primogénito
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y al pie del árbol de la vida se une a la ofrenda de su vida.
Ella, Virgen vigilante, espera sin vacilar la resurrección de su Hijo y aguarda fielmente la efusión del Santo Espíritu.
Por eso, asociados a los coros de los ángeles, te alabamos diciendo con gozo: Santo, Santo, Santo...
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Participando, Señor, de los santos misterios de tu mesa, hemos recibido con espíritu de piedad el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; concede, te rogamos, que tu Iglesia, contemplando a la Virgen María, se vea siempre llena del fervor de la fe, confirmada en el amor y robustecida por la esperanza de la futura gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
“No sé expresar lo que sentí y lo que vi: la belleza y el
resplandor, los rayos…
«Yo derramo estas gracias sobre las personas que me las piden [oyó
Catalina]. Ella me hizo comprender cuánto le agrada que se rece a la
Sma. Virgen y cuán generosa se muestra con las personas que se
encomiendan a ella. ¡Cuántas gracias concede a las personas que se lo
piden y cuanta alegría siente al concederlas! Disfruta, como madre, al
conceder gracias y dones a sus hijos que suplican»”. (René Laurentin,
Vida de Catalina Labouré, p. 69).
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Abre nuestro oído a la PALABRA, para que reconozcamos la voz de
Dios y su llamada.
(Vocación de Santa Catalina)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la celebración. Hoy le pedimos a la Milagrosa, siguiendo
la oración del Papa Francisco, que abra nuestro oído a la Palabra de
Dios, que reconozcamos la voz de Dios y su llamada, entre tanto ruido,
voces y palabras que oímos. Ayuda María nuestra fe, porque nuestro
Dios es un Dios que habla a las personas: a Abrahán, a los profetas, a
María, a Catalina Labouré, a cada uno de nosotros. No hay ser humano
a quien Dios no le hable.
Participemos activamente en la celebración.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, que, según lo anunciaste por el ángel, has querido que tu Hijo se encarnara en el seno de María, la Virgen, escucha nuestras súplicas y haz que sintamos la protección de María los que la proclamamos verdadera Madre de Dios. Por nuestro Señor Jesucristo.
Día 2º - 20 de noviembre - miércoles
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LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del Primer Libro de Samuel (3, 1-10)
El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del
Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente. Un día, Elí
estaba acostado en su habitación. Sus ojos comenzaban a debilitarse y no
podía ver.
La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba acostado en
el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor llamó
a Samuel, y él respondió: "Aquí estoy".
Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me
has llamado". Pero Elí le dijo: "Yo no te llamé; vuelve a acostarte". Y él se
fue a acostar.
El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde estaba Elí
y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Elí le respondió: "Yo no te
llamé, hijo mío; vuelve a acostarte".
Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había
sido revelada.
El Señor llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba
Elí y le dijo: "Aquí estoy, porque me has llamado". Entonces Elí
comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: "Ve
a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor
escucha". Y Samuel fue a acostarse en su sitio.
Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: "¡Samuel,
Samuel!". Él respondió: "Habla, porque tu servidor escucha".
Palabra de Dios
Salmo responsorial Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.
«-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
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Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor; tú lo sabes. R/.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.
Aleluya (Jn 1, l4ab)
La Palabra se hizo carne
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 26-38)
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando
en su presencia, dijo:
- «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante
estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
- «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor
Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
- «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
- «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de
Dios.Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha
concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril,
porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
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- «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) Relación entre La Palabra y La Fe. Si recordamos nuestra experiencia
de cristianos, vendrán a nuestra memoria las voces de las personas que
nos hablaron de Dios, que nos mostraron su Palabra. Palabras y Palabra
que nos abrieron a acoger el don de la fe.
2) La fe es respuesta a la palabra de un Dios que nos llama por nuestro
nombre, que nos hace una promesa y nos invita a salir hacia el
cumplimiento de esa promesa, como a nuestro padre en la fe Abrahán.
La Palabra hace brotar la fe, y la fe entiende la palabra reveladora de
quien la pronuncia. Es lámpara en ese caminar, es presente y es futuro.
La fe acoge esa Palabra de Dios como roca firme sobre la que construye
la vida. Esa palabra es fiel, no falla, y el que la sigue es también fiel. “El
hombre es fiel creyendo a Dios, que promete; Dios es fiel dando lo que
promete al hombre”. Esa fe no es ajena a nuestra naturaleza, Abrahán
reconoce en esa voz que se le dirige una llamada profunda, inscrita
desde siempre en su corazón”. (cf. LF n.º 8, 9, 10 y 11).
3) Las lecturas que escuchamos hoy nos presentan al joven Samuel,
llamado repetidas veces por su nombre. (Sam. 3, 1-10) Esta llamada de
Dios, esta palabra, que a veces se confunde y hay que clarificar, pide
“Es verdad que, en cuanto respuesta a una Palabra que le precede, la
fe de Abrahán será un acto de memoria. Sin embargo esta memoria no
se queda en el pasado, sino que, siendo memoria de una promesa, es
capaz de abrir al futuro, de iluminar los pasos a lo largo del camino.
De este modo, la fe, en cuanto memoria del futuro, memoria futuri,
está estrechamente ligada con la esperanza”. (LF 9)
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escucha, aclaración y respuesta confiada como la de María en el
evangelio (Lc 1, 26-38).
Riesgo y seguridad en la escucha de la Palabra, invitación a salir a la aventura, fiados en una promesa, a mirar con mirada amplia, mirada de fe, la realidad que nos rodea. Palabra y llamada que nos introduce en el misterio. La llamada garantiza la gracia para responder a esa Palabra.
4) Tanto a Abrahán como a Samuel, como a María, o como a Santa
Catalina Labouré, les sorprende la Palabra que les habla de futuro, de
promesa de salvación. Volviendo al recuerdo de nuestra historia de
creyentes, también tuvo que haber un momento para aceptar el riesgo y
la aventura de fiarse de Dios, mirando lejos, soñando en estrellas y
arenas de la playa, como Abrahán, pronunciando, con la confianza del
joven Samuel, “aquí estoy, Señor”, o diciendo el Sí más comprometido
de toda la historia con María, en un “Hágase en mí según tu Palabra”.
5) María, abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de
Dios y su llamada.
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Para que la Iglesia anuncie a todos los hombres el
camino de la salvación que nos mereció Jesús.
Roguemos al Señor.
Lector/a: Por los hogares divididos, que retornen a la unidad y el
Señor conforte y sostenga a los hijos que crecen en
ellos. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por Caritas Diocesana y sus trabajadores y
colaboradores, que sientan siempre la cercanía de
quienes somos solidarios con el mundo de la pobreza y
la marginación. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos
Lector/a: Por los que viven sin fe, por los que están desesperados,
por los que viven en tristeza y soledad, para que
experimenten la bondad de Dios. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos
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Lector/a: Para que, como María, nos preparemos para acoger al
Señor en nuestro corazón y, como Ella, hagamos lo que
El nos dice. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos
Lector/a: Por los que estamos celebrando nuestra fe en el Señor: para que alimentados de su Cuerpo y de su Sangre, se afiance nuestra esperanza y se fortalezca nuestra caridad, Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida
Sacerdote: Escucha, Señor, las súplicas que te dirigimos, bendice
nuestras intenciones y haz fecunda nuestra entrega a la
causa de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
El Espíritu Santo, que fecundó con su poder el seno de María, santifique, Señor, los dones que te presentamos sobre el altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA OYÓ CONFIADAMENTE AL MENSAJERO CELESTE
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
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siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque la Virgen creyó el anuncio del ángel: que Cristo, por obra del Espíritu Santo, iba a hacerse hombre por salvar a los hombres; y lo llevó en sus purísimas entrañas con amor. Así, Dios cumplió sus promesas al pueblo de Israel y colmó de manera insospechada la esperanza de los otros pueblos.
Por eso, los ángeles te cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
Un Sueño.
SUEÑO
“Pero una noche esta llamada toma la forma de un sueño. Catalina se
encuentra en la Iglesia de Fain, en su sitio de costumbre, en la capilla de
los Labouré. Está rezando. Llega un anciano sacerdote vestido con los
ornamentos sacerdotales y se pone a celebrar misa en el altar blanco con
molduras doradas. Lo que más le impresiona es su mirada cuando se
vuelve para el Dominus vobiscum. En el Ite, missa est le hace una señal
para que se acerque. El temor la sobrecoge. Retrocede fascinada. No
puede apartar de si aquella mirada. Durante toda su vida la recordará. A
la salida de la iglesia va a visitar a una enferma (todavía en sueños). Allí
la encuentra el anciano sacerdote que le dice:
-Hija mía, es una buena obra cuidar a los enfermos. Ahora huyes de mí,
pero algún día te sentirás feliz de poder venir conmigo. Dios tiene sus
designios sobre ti. No lo olvides”. (René Laurentin, o.c., p. 31)
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que los sacramentos que hemos recibido nos otorguen siempre tu misericordia, y, por la encarnación de tu Hijo Jesucristo, salva a los que veneramos fielmente la memoria de su Madre, la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Aviva en nosotros
el deseo de SEGUIR LOS PASOS DE JESÚS,
saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.
(Dificultades para seguir la vocación)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos al pie de este altar. Si ayer la oración del Papa nos llevaba a
escuchar la Palabra y la Llamada, hoy la misma oración nos invita al
seguimiento de Jesús. Y para seguir a alguien hay que tener fe en él. Y
ese él tiene que ser fiable y experto en medicina si se trata de la salud,
experto en arquitectura si de construir una casa se trata y fiable y
experto en las cosas de Dios, si de Dios se trata. Pedimos hoy a la
Virgen, en su Presentación: que avive en nosotros el deseo de seguir los
pasos de su Hijo experto en las cosas de Dios. Él es el mismo Dios. ¡Que
sigamos a su Hijo, como ella lo siguió, con Fe!
Participemos con gozo en la celebración.
ORACIÓN COLECTA
Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte de la salvación. Que vive y reina contigo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro de los Proverbios (8, 17-21.34-35)
Así dice la sabiduría de Dios:
«Yo amo a los que me aman, y los que madrugan por mí me encuentran;
Día 3º - 21 de noviembre - jueves
26
yo traigo riqueza y gloria, fortuna copiosa y bien ganada; mi fruto es mejor
que el oro puro, y mi renta vale más que la plata, camino por sendero justo,
por las sendas del derecho, para legar riquezas a mis amigos y colmar sus
tesoros.
Dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día,
guardando las jambas de mi puerta.
Quien me alcanza, alcanza la vida y goza del favor del Señor.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5
R/. El justo habitará en tu monte santo, Señor.
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Aleluya (cf. Lc 2, 19)
Dichosa es la Virgen María,
que conservaba la palabra de Dios,
meditándola en su corazón.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 39-56)
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
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En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se
llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
- « ¡ Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto
tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se
cumplirá.»
María dijo:
- «Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
“Junto a «es verdad» lo que Jesús nos dice (cf Jn 14,10; 20,31), san
Juan usa también las locuciones «creer a» Jesús y “creer en” Jesús.
«Creemos a» Jesús cuando aceptamos su Palabra, su testimonio,
porque él es veraz (cf Jn 6,30), «creemos en» Jesús cuando lo acogemos
personalmente en nuestra vida y nos confiamos a él mediante el amor y
siguiéndolo a lo largo del camino (cf Jn 2,11; 6,47; 12,44).” (LF 18)
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SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) La forma de expresar la fe los cristianos nos revela en quién creemos o a quién seguimos. Podemos seguir una idea, una tradición, unas normas e, incluso, unas costumbres. Podemos ser cumplidores y estar contentos con serlo. Podemos vivir nuestra fe en tensión y lucha por lo que tenemos que dejar o por los riesgos que debemos asumir. Le pedimos hoy a nuestra Madre que avive en nosotros el deseo de seguir los pasos de Jesús, saliendo de nuestra tierra y confiando en sus promesas.
2) El Papa Francisco nos apremia a “creer a Jesús”, aceptando su palabra, y a “creer en Jesús”, acogiéndolo personalmente en nuestra vida, confiándonos a él mediante el amor y siguiéndolo a lo largo del camino (cf. LF 18).
3) Tras la palabra y la llamada viene el seguimiento. El seguimiento aparece muchas veces, y en distintas circunstancias en los evangelios. El seguimiento exige salir, renunciar, buscar, despojarse, arriesgarse, crear, encontrar dificultades, pero perseverar. Es llamada y respuesta permanente. La Palabra que hemos escuchado muestra el fruto del seguimiento (amor de Dios, caminar por sendas de justicia, felicidad al escuchar la Palabra y estar en la presencia de Dios, alcanzar la vida). En el evangelio vemos que los que le siguen son su nueva familia.
4) El seguimiento es universal, para todos el mismo, pero por distintos caminos. No es voluntarista, sino que él nos elige, para que identificados con él, seamos artífices de nuestra propia misión y su misión. Identificados con él en el ser y en el actuar. Santa Catalina Labouré tiene dificultades en este seguimiento. Dificultades familiares. Con su director, dificultades de comunidad pero acude al pie del altar, como le dijo la Virgen y persevera en el seguimiento porque cree en Jesús y la Virgen le aviva el deseo de seguir sus pasos.
5) María es una peregrina de la fe, siguiendo los pasos del Hijo. Hace un largo proceso para pasar de madre a discípula, para desapropiarse del hijo y acoger al Salvador. La fe para María, como para los discípulos de Jesús, o las personas que acuden a Él, es siempre compañera de la vida y del caminar.
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Venimos ante este altar a presentar las necesidades de nuestro
mundo, de la Iglesia, de nuestras comunidades y de todos los que siguen los
pasos de Jesús.
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Lector/a: Para que la Iglesia sea el lugar donde todos puedan
acercarse a Jesús, conocerle, amarle y experimentar su
misericordia y perdón. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que Jesucristo sostenga a los que son marginados o
perseguidos por confesar con palabras y obras su fe, y
para que Él los conforte y puedan permanecer fieles a su
vocación y a su misión. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que el Dios de la vida sea la riqueza de los que son
empobrecidos por la ambición y el poder de unos pocos.
Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que la sencillez, la humildad y la pobreza de María
sea imitada por todos los hombres y mujeres de buena
voluntad. Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Mira a la Madre de tu Hijo, inclina tu oído a nuestras
oraciones y bendícenos con tu gracia para que vivamos
como Ella en continua fidelidad a tu plan de salvación. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Por estos dones, que te presentamos con alegría, santifica, Señor, a tus siervos, instruidos en el ejemplo de la santísima Virgen y amparados por su protección, para que, cumpliendo fielmente las promesas bautismales, te sirvan a ti y a los hermanos con un corazón sincero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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PREFACIO
LA VIRGEN MARÍA, MADRE Y MAESTRA, QUE ESTIMULA A SUS HIJOS CON AMOR
Y LOS INSTRUYE CON SU EJEMPLO
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la memoria de santa María, siempre Virgen. Que, asociada íntimamente al misterio de Cristo, no cesa de engendrar nuevos hijos con la Iglesia, a los que estimula con amor y atrae con su ejemplo, para conducirlos a la caridad perfecta. Ella es modelo de vida evangélica, de ella nosotros aprendemos: con su inspiración nos enseña a amarte sobre todas las cosas, con su actitud nos invita a contemplar tu Palabra, y con su corazón nos mueve a servir a los hermanos. Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
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TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Fortalecidos con el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, te suplicamos, Señor, que la gracia de tu amor nos disponga a imitar fielmente las virtudes de la Santísima Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Un drama:
“Llega finalmente el 2 de mayo de 1827.Ha cumplido 21 años.
Expone su decisión. Su padre la rechaza encolerizado. Ya le ha dado
a Dios una hija. Siempre ha dicho que no le daría dos. Además,
Catalina es útil, es normal, es alegre, no lo pasa mal en las fiestas de
los pueblos cercanos: Senailly, Cormarin. Alguien anda interesado en
pedirla en matrimonio. Seguramente acabará dejándose tentar por un
buen mozo o un buen partido. Pero por desgracia para Pedro
Labouré, Catalina sabe muy bien lo que quiere… y lo que Dios quiere
para ella. (René Laurentin, o.c., pp. 34-35)
32
33
Ayúdanos a DEJARNOS TOCAR por el amor de Jesús,
para que podamos tocarlo en la fe.
(Las visiones y apariciones a Santa Catalina)
MONICIÓN DE ENTRADA
En este cuarto día de la Novena, contemplaremos, siguiendo la carta del
Papa Francisco, cómo el amor de Dios toca nuestras vidas. La fe, que
juntos profesamos, ayuda a esa cercanía divina. La Palabra que se va a
proclamar, nos invitará a aceptar los planes de Dios en la vida, del
mismo modo que María Madre aceptó ser la fiel sierva de Dios. Santa
Catalina se apoyó en las rodillas de María para sentir su cercanía y
ayuda. Esperando que nuestra fe produzca frutos de amor comenzamos
nuestra celebración.
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, que en tu bondad has hecho a tu Hijo puerta de salvación y de vida, concédenos, por la acción previsora de la Virgen María, permanecer fieles en el amor de Cristo y que se nos abran las puertas de la Jerusalén celeste. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3, 12-17)
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia
entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos
mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor
os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Día 4º - 22 de noviembre - viernes
34
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad
consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella
habéis sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su
riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos
inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Is 61, l0 a-d. f. 11; 62, 2-3)
R/. Tú, María, eres la tierra nueva en que habita la justicia.
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novia que se adorna con sus joyas. R/.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos. R/.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios. R/.
Aleluya (cf. Lc 2, 19)
Dichosa es la Virgen María,
que conservaba la palabra de Dios,
meditándola en su corazón.
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+ Lectura del santo evangelio según san Juan (20, 24-29)
En aquel tiempo, Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba
con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto
al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los
clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en
su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con
ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La
paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis
manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino
creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Le dice Jesús:
«Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han
creído».
Palabra del Señor
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
“… la luz del amor se enciende cuando somos tocados en el
corazón, acogiendo la presencia interior del amado, que nos permite
reconocer su misterio. Entendemos entonces por qué, para san Juan,
junto al ver y escuchar, la fe es también un tocar, como afirma en su
primera carta: «Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros
propios ojos […] y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la
Vida» (1Jn 1,1). Con su encarnación, con su venida entre nosotros,
Jesús nos ha tocado y, a través de los sacramentos, también hoy nos
toca; de este modo transformando nuestro corazón, nos ha permitido y
nos sigue permitiendo reconocerlo y confesarlo como Hijo de Dios. Con
la fe, nosotros podemos tocarlo, y recibir la fuerza de su gracia”. (LF,
31)
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SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) A todos nosotros Jesús nos ha tocado, como dice el Papa, “y a través de
los sacramentos, también hoy nos toca; de este modo, transformando
nuestro corazón, nos ha permitido y nos sigue permitiendo reconocerlo y
confesarlo como Hijo de Dios” (LF 31). ¿Dónde podemos encontrarnos
con Jesucristo hoy? ¿Cuándo nos dejamos tocar por su mano que cura
y perdona? ¿En qué mesa podemos comer con Él? ¿A qué aguas
hemos de acudir para saciar nuestra sed? ¿Sabemos tocar a Jesucristo
en la comunidad de hermanos, en su presencia oculta y sacramental en
los pobres?
2) La fe en Cristo nos salva y produce en nosotros frutos de amor. La fe es
capaz de transformar nuestras vidas. Hace de nosotros hombres y
mujeres nuevos. Ese cambio, no nace de nosotros, nos viene del
encuentro con Jesucristo. La fe es apertura a algo que nos precede y
abriéndonos a este don que origina la vida, somos transformados. Una
transformación que se convierte en salvación y que hace fecunda la
vida en frutos de amor. Dirá san Pablo: “Por gracia estáis salvados,
mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios”. (Ef 2,8s).
3) Nuestra vivencia mariana es mirada de fe, soporte de esperanza,
compromiso de amor.
- María entra en los procesos personales de fe y mueve a las
respuestas generosas. Nos sitúa en el proyecto de Dios y abre
nuestro horizonte a un futuro sugerido por el Señor.
- María fue peregrina en la fe. Así la presenta insistentemente Juan
Pablo II en la “Redentoris Mater”: “fue la primera discípula y
seguidora de Cristo”. Ella avanzó y nosotros avanzamos en la
medida en que nos enraizamos en Cristo.
- Para María el seguimiento de Jesús no fue fácil. María como
Madre lo había visto crecer y madurar y tuvo que dar el salto de
la fe. Tuvo que costarle necesariamente entender a Jesús, como
hemos escuchado en el evangelio. Con san Agustín podemos
reconocer ¡que tan difícil le fue concebirlo en su mente (ser
discípula) como concebirlo en su seno (ser Madre). Es más
importante, dirá san Agustín, su condición de discípula de Cristo
que la de madre de Cristo. Llevó en su seno el cuerpo de Cristo,
pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Y es más
importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el
seno.”
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4) María, aún sin entender las cosas, las guarda en su corazón y las
contempla en su Hijo hasta ir poco a poco avanzando. Se apasionó por
Jesús, su hijo y maestro, su hermano en la fe y objeto de su amor
entrañable. Por la fe, y no sólo por amor, se había entregado del todo a
Él y hecho su discípula.
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Con María Inmaculada te rogamos, Padre, por tu Iglesia,
por nuestra sociedad, por los pobres
Lector/a: Por la Iglesia, enviada a anunciar la misericordia y la paz
de Dios: para que con valentía presente el mensaje
liberador de Cristo Jesús. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que la vida de todos los hombres sea respetada
desde su inicio hasta su muerte natural, y nadie se vea
privado de expresar con libertad su fe, de tener lo
necesario para vivir con dignidad y de gozar de bienestar
y de paz. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por los que son invitados a seguir más de cerca a
Jesucristo: para que lo hagan con decidida generosidad.
Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que los que sufren, unidos a Cristo paciente,
encuentren alivio, esperanza y paz. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por todos nosotros, para que por medio de María,
alcancemos de Dios el don de la sabiduría, gustemos su
bondad y demos testimonio de fe, esperanza y caridad.
Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
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Sacerdote: Padre Santo, de quien proviene la misericordia y el
perdón, concede a tu pueblo que te suplica, vivir según la
fe que Tú nos concedes y amar con tu mismo amor. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Te ofrecemos, Señor, este sacramento de unidad y de paz, celebrando la gloriosa memoria de la Virgen María, puerta luminosa de la vida, por la que apareció la salvación del mundo, Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA ABRIÓ LA PUERTA QUE HABÍA CERRADO EVA
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, y proclamar tu grandeza en esta celebración en honor de la Virgen María.
Ella es la Virgen Madre,
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representada por la puerta oriental del templo: por ella pasó el Señor, para él sólo se abrió y permaneció intacta.
Ella es la Virgen humilde, que nos abrió por su fe la puerta de la vida eterna que Eva había cerrado por su incredulidad. Ella es la Virgen suplicante, que intercede continuamente por los pecadores, para que se conviertan a su Hijo, fuente perenne de gracia y puerta del perdón siempre abierta.
Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
“Fue entonces cuando me habló el niño, pero no como un niño,
sino como un hombre, en voz alta y con palabras más fuertes.
Entonces mirando a la Virgen di como un salto hacia ella, de rodillas
sobre las gradas del altar, con las manos apoyadas en las rodillas de la
santísima Virgen.
Así pasaron unos momentos, los más dulces de mi vida. Me sería
imposible decir lo que sentí”. (René Laurentin, o.c., p. 61)
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Animados, Señor, por los sacramentos y por el gozo del espíritu, te pedimos, por intercesión de la santísima Virgen, de quien recibimos al Salvador del mundo, que desciendan sobre nosotros los dones de tu gracia y se nos abran las puertas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Ayúdanos a fiarnos plenamente de Jesús, a creer en su amor, sobre
todo en los momentos de TRIBULACIÓN Y DE CRUZ, cuando nuestra fe
es llamada a crecer y madurar.
(Las dificultades en el cumplimiento de la misión)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la celebración. En las dificultades y problemas de la vida necesitamos hacernos fuertes. Esta fuerza proviene de la fe. María
también creyó contra toda adversidad e interrogantes porque se fió de Dios. Junto a la cruz recibió fortaleza para emprender la tarea de ser Madre de la Iglesia. Las palabras del Señor en la cruz las acogió en su
corazón y las hizo vida en la comunidad apostólica. Celebremos la grandeza de tener la misma Madre de Dios.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios nuestro, por un designio misterioso de tu providencia completas lo que falta a la pasión de Cristo con las infinitas penas de la vida de sus miembros; concédenos que, a imitación de la Virgen Madre dolorosa que estuvo junto a la cruz de su Hijo moribundo, así nosotros permanezcamos junto a los hermanos que sufren para darles consuelo y amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Día 5º - 23 de noviembre - sábado
42
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8, 31b 39)
Hermanos:
Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó
a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica?
¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está
a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?,
¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?,
como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan
como a ovejas de matanza.»
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues
estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni
presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna
podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor
nuestro.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 17, 2-3.5-6.7.19-20
R/. En el peligro invoqué al Señor.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. R/.
Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. R/.
En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos. R/.
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Me acosaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo:
me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba. R/.
Aleluya
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre,
mirando compadecida las heridas del Hijo,
sabiendo que por él vendría la redención para todos.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de
su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su
madre:
- «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo:
- «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
“En la hora de la prueba, la fe nos ilumina y, precisamente en medio
del sufrimiento y la debilidad, aparece claro que «no nos predicamos a
nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor» (cf Heb 11, 35-38)…
El cristiano sabe que siempre habrá sufrimiento, pero que le puede dar
sentido, puede convertirlo en acto de amor, de entrega confiada en las
manos de Dios, que no abandona y, de este modo, puede constituir una
etapa de crecimiento en la fe y en el amor.” (LF 56)
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SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) La experiencia puede demostrar que son verdad las palabras del
Papa al decir que “si hiciésemos desaparecer la fe en Dios de
nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros, pues
quedaríamos unidos sólo por el miedo, y la estabilidad estaría
comprometida.” (LF 55) Echemos una mirada a nuestro mundo, a
nuestro alrededor, a nuestras familias, ¿qué descubrimos?
2) La fe y el amor suponen sufrimiento, entrega y cruz. Esa es la
experiencia del mismo Jesucristo, como nos recuerda el Papa: “los
evangelistas han situado en la hora de la cruz el momento
culminante de la mirada de fe, porque en esa hora resplandece el
amor divino en toda su altura y amplitud” (LF 16). Amor que se hará
fiable, capaz de iluminar las tinieblas de la muerte, a la luz de la
resurrección.
3) La cruz es un elemento central en la experiencia cristiana: en la cruz
se manifiesta “la mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo”,
que entrega su vida por todos los hombres, “también por los que eran
sus enemigos, para transformar los corazones” (LF 16).
4) La fe no la ponemos en la cruz, sino en Jesucristo, que entrega su
vida como señal del amor que tiene a la humanidad. Mirar a la cruz,
al Crucificado, en los momentos de tribulación y de cruz personal,
nos lleva a confesar nuestra fe en “este amor, que no se ha sustraído
a la muerte para manifestar cuánto me ama” (LF 16) y, por eso,
podemos confiarnos plenamente en Cristo.
5) En Jesucristo, que entrega su vida en la cruz, podemos sentir el
dolor de todos los que sufren por amor y por fidelidad. En esa cruz
en ese amor, se redime el pecado, se abre una esperanza a estar
“hoy conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43).”La luz de la fe no nos lleva
a olvidarnos de los sufrimientos del mundo. […] La luz de la fe no
disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía
nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar.” (PF 57)
6) En nuestra relación íntima con el Señor descubrimos que nada en el
plan de Dios ha sido hecho sin cruz, sin esfuerzo, sin sacrificio, sin
entrega es decir, sin amor.
7) María, junto a la cruz, recibe una catequesis de amor. La que sufre
en el dolor es hecha madre universal. La madre del Hijo de Dios se
hace desde el sufrimiento Madre de la Humanidad.
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ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Elevamos nuestra oración hoy, especialmente por todos
los crucificados de nuestra historia y de nuestro presente.
Te presentamos, Padre, el dolor de muchas personas,
para que tú lo transformes en consuelo y en resurrección.
Lector/a: Roguemos por la Iglesia, para que salga por los caminos más oscuros de nuestro mundo anunciando la Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que la fuerza del amor inspire y acompañe todas las acciones de nuestros gobernantes, para que hagan fructificar la paz y la justicia. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que María, estrella de la evangelización, anime a los
jóvenes en su compromiso con el Evangelio y el
seguimiento de Jesús. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por el mundo, azotado por las guerras, el odio y la
violencia: para que los creyentes seamos fermento de paz,
de caridad y de misericordia. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por todos nosotros, reunidos en comunión con toda la
Iglesia, seamos hombres y mujeres de oración y de acción
siguiendo a Jesucristo. Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Oh Dios, que nos llamas a seguirte y pones en nuestros
corazones el deseo de vivir según tus mandatos; escucha
nuestras súplicas y haz que seamos dóciles a tu voz y que
un día contemplemos tu rostro. Por Jesucristo nuestro
Señor.
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ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Recibe, Señor, las dones de tu pueblo, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención, en la que cooperó generosamente la Virgen, permaneciendo intrépida junto al altar de la cruz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
JUNTO A LA CRUZ DEL HIJO
LA MADRE PERMANECIÓ FIEL
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en tu providencia estableciste que la Madre permaneciera fiel junto a la cruz de tu Hijo, para dar cumplimiento a las antiguas figuras, y ofrecer un ejemplo nuevo de fortaleza.
Ella es la Virgen santa que resplandece como nueva Eva, para que así como una mujer contribuyó a la muerte así también la mujer contribuyera a la vida.
Ella es la misteriosa Madre de Sión que recibe con amor materno
47
a los hombres dispersos, reunidos por la muerte de Cristo. Ella es el modelo de la Iglesia Esposa, que, como Virgen intrépida, sin temer las amenazas ni quebrarse en las persecuciones, guarda íntegra la fidelidad prometida al Esposo.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te aclamamos llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de recibir la prenda de nuestra salvación, te pedimos, Señor, que, por los méritos del sacrificio de Cristo y de los dolores de la Virgen, el Espíritu Santo, presente con plenitud en la Iglesia, inunde con su amor el mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
“Hija mía, Dios quiere encargarte una misión. Tendrás muchas
dificultades, pero las superarás todas pensando que lo haces por la
gloria de Dios. Conocerás lo que es Dios. Te sentirás atormentada
hasta que se lo hayas dicho a aquel que está encargado de dirigirte. Te
contrariarán. Pero recibirás la gracia necesaria. Dilo todo con
confianza y sencillez. Ten confianza. No temas. Verás algunas cosas.
Da cuenta de lo que veas y de lo que oigas”.
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Siembra en nuestra fe la ALEGRÍA DEL RESUCITADO. (Solemnidad de
Cristo Rey)
Clausura del Año de la Fe - Día de la misión de Honduras
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la celebración de la solemnidad de Cristo Rey. Jesús
entra en Jerusalén para morir en la cruz, pero también para resucitar al tercer día. Y así, siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado.
Además, hoy se clausura el año de la fe. Durante este año hemos
meditado sobre la fe, hemos intentado crecer en ella, tratando, además, de purificarla. Siempre tenemos motivos para unirnos a la oración de los apóstoles: Señor, aumenta nuestra fe. Y por último, un nuevo motivo de alegría: Recordamos la Misión de
Honduras y a nuestros hermanos misioneros que evangelizan allí, con quienes tenemos establecido, hace años y desde esta iglesia de La
Milagrosa, un puente de fraternidad. Las manos abiertas de la Virgen Milagrosa se alargan y extienden en el compromiso de nuestros
misioneros y de cuantos en la Iglesia se esfuerzan por hacer que se consolide el reinado de Jesucristo.
Compartimos nuestra fe en esta celebración con el pueblo y los
misioneros de Honduras.
ORACIÓN COLECTA
Dios todo poderosos y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo; haz que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Por nuestro señor Jesucristo.
Día 6º - 24 de noviembre - domingo
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LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de Samuel (5, 1-3)
En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y
le dijeron: Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía
Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel.
Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel,
tú serás el jefe de Israel". Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a
ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia
del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5
R/. Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor"
Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del señor".
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1, 12-20)
Hermanos: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de
compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del
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dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él
es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por
medio de Él fueron creadas las cosas: celestes y terrestres, visibles e
invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado
por Él y para Él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él. Él es
también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el
primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en Él
quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por Él quiso reconciliar
consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por
la sangre de su cruz.
Palabra de Dios
Aleluya
Aleluya, aleluya.
Bendito el que viene en nombre del Señor;
bendito el reino que viene de nuestro Padre, Dios.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (23, 35-43)
En aquel tiempo, las autoridades y el pueblo hacían muecas a Jesús,
diciendo:
- A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de
Dios, el Elegido.
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
- Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: "Éste es el rey
de los judíos". Uno de los malhechores lo insultaba, diciendo:
- No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.
Pero el otro lo increpaba:
- Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo
nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en
cambio, éste no ha faltado en nada.
Y decía:
- Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
Jesús le respondió:
- Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.
Palabra del Señor
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TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) Hoy también nos sorprende la fe que aclama a Cristo como Rey del
Universo. El rey esperado por los pobres para que les haga justicia, el rey cuyo trono es la cruz, cuya grandeza está en el amor arrodillado, en la humildad, cuyo poder se hace servicio. Hoy confesamos nuestra fe en ese Rey y Señor.
2) La Iglesia y los cristianos, en estos tiempos de crisis religiosa,
ridiculizados por los mirones y los poderosos, debemos renunciar al boato y al poder sin renunciar a predicar el evangelio de Jesús. Estamos invitados a ejercer la realeza y el señorío, que se nos confío en el bautismo, con las actitudes y actos del mismo Jesucristo, a quien seguimos y confesamos como nuestro Salvador.
3) Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz, pero también para
resucitar al tercer día, y es precisamente ahí donde resplandece su ser rey, según Dios, porque "su trono regio es el madero de la cruz" porque "Dios no elige al más fuerte, al más valiente”; elige "al último, al más joven, uno con el que nadie había contado", ya que "lo que cuenta no es el poder terrenal".
4) Los judíos y los príncipes de los sacerdotes que ultrajan a Cristo crucificado hablan un lenguaje de poder y lo desafían a que demuestre su fuerza bajando de la cruz. Y lo mismo le dice uno de los ladrones crucificados con Él. Pero Jesús no hace caso. Su fuerza es el perdón, el amor y la misericordia. Y así lo descubre el “ladrón bueno”.
La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión
el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se
presenta con estas palabras: « Yo he venido al mundo como luz, y así, el
que cree en mí no quedará en tinieblas » (Jn12,46). También san Pablo se
expresa en los mismos términos: « Pues el Dios que dijo: “Brille la luz del
seno de las tinieblas”, ha brillado en nuestros corazones » (2 Co 4,6). […]
Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino,
porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que
no conoce ocaso.” (LF 1)
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5) Las "heridas" que inflige el mal a la humanidad, como las "guerras,
violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación", confirman también hoy que "Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección".
6) La resurrección de Jesús, la intervención del Padre ante el desaguisado de los hombres, es la que ilumina el misterio de la cruz, la que convierte el dolor en gozo, el pecado en gracia, el sinsentido del sufrimiento del inocente en sentido de vida resucitada.
7) En el tiempo pascual la comunidad cristiana, dirigiéndose a la Madre del Señor, la invita a alegrarse: "¡Reina del cielo, alégrate. Aleluya!". Así recuerda el gozo de María por la resurrección de Jesús, prolongando en el tiempo el "¡Alégrate!" que le dirigió el ángel en la Anunciación, para que se convirtiera en "causa de alegría" para la humanidad entera. María, al acoger a Cristo resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos.
Recordatorio:
Las manos abiertas de la Virgen Milagrosa se alargan y extienden en el compromiso de
nuestros misioneros y de cuantos en la Iglesia se esfuerzan por hacer que se consolide
el Reinado de Jesucristo. Hoy recordamos especialmente a nuestros compañeros,
misioneros paúles en Honduras, con quienes tenemos establecido desde hace algunos
años un puente de fraternidad.
“Venga a nosotros tu Reino”, repetimos en la oración del padrenuestro. Esta petición
quiere ser hoy más consciente y comprometida, como la de nuestros misioneros, como
la de María, nuestra Madre de las manos abiertas.
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: En este día de fiesta grande nos acercamos con nuestras plegarias
por todos los que buscan a Dios, por los que entregan su vida a la
misión, por los pueblos y aldeas de nuestra Misión en Honduras, y lo
hacemos pidiendo la intercesión de nuestra Madre, la Virgen
Milagrosa.
Lector/a: Por la Iglesia: para que en su oración y su vida dé
fecundidad a la nueva evangelización y sean muchos los
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que, creyendo en el Evangelio, se integren activamente en
ella. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que en este día de Jesucristo, Rey del Universo, dejemos que su justicia, su paz, su gracia, su vida y su amor llenen todos los rincones de la tierra. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por los misioneros y misioneras de Honduras, que sientan el respaldo de esta comunidad de la Milagrosa en Pamplona, en la tarea generosa que realizan de sembrar la Palabra de Dios y compartir los bienes de la tierra con lo más marginados. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por quienes aún no conocen a Jesucristo o lo han apartado de sus vidas, que en este tiempo de evangelización reciban la luz de la fe o vuelvan al seno de la comunidad. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por nosotros, que celebramos nuestra fe y deseamos que
Jesús sea el Señor de nuestras vidas: para que demos
gracias a Dios porque nos llama a formar parte de su
Reino. Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Que María, Reina junto a Jesús en la Cruz, alcance la
fraternidad para todos los hombres de buena voluntad. Por
Jesucristo nuestro Señor.
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ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Te ofrecemos, Señor, la víctima de la redención de los hombres, pidiéndote humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los bienes de la unidad y de la paz. Por Jesucristo nuestro Señor
PREFACIO
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias siempre y en todas partes, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que ungiste a tu unigénito Hijo y Señor nuestro Jesucristo, sacerdote eterno y rey de todos, con óleo de alegría, para que, ofreciéndose a sí mismo en el ara de la cruz, como víctima pacífica y sin tacha, obrase el misterio de la humana redención, y, una vez sometidas a su imperio todas las criaturas, entregase a tu infinita majestad un reino eterno y universal, reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, santo, santo
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TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de recibir el alimento de la inmortalidad, te pedimos, Señor, que quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos de Cristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con Él en el Reino del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
“Vendrán grandes desgracias. Será grave el peligro. Pero no temáis; di que no tienen nada que temer. La protección de Dios estará siempre sobre vosotras de una forma muy especial, y San Vicente protegerá a la Comunidad. Yo misma estaré con vosotros. Siempre he velado sobre vosotros, Os concederé muchas gracias, Llegará un momento de grave peligro. Se creerá que todo está perdido. ¡Pero yo estaré entonces con vosotros! Tened confianza. Conoceréis mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades. ¡Tened confianza! No os desaniméis. Yo estaré con vosotros”. (René Laurentin, o.c., p.63)
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Recuérdanos que quien cree no está nunca solo.
(La comunidad y la Iglesia)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la celebración de este séptimo día de la novena, en el
que meditaremos sobre nuestra fe en comunidad, en la Iglesia. No podemos vivir la fe en solitario, en la intimidad de nuestro ser.
Nuestro espejo, a la hora de vivir la fe lo tenemos en los primeros cristianos: se reúnen en el nombre del Señor, escuchan juntos la
Palabra de Dios, oran juntos, celebran la Eucaristía, viven la fraternidad también en la comunión de bienes.
En estos tiempos revueltos corremos el peligro de ser absorbidos por
la sociedad, por el ambiente. Por eso, necesitamos más, si cabe, vivir nuestra fe en la comunidad.
En esta Eucaristía le pedimos al Señor, por intercesión de la Virgen
María mantener viva nuestra fe y que la expresemos y celebremos en comunidad, como vamos a hacerlo ahora.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios nuestro, Que colmaste de los dones del Espíritu Santo a la Virgen María en oración con los apóstoles, concédenos, por su intercesión, perseverar en la oración en común, llenos del mismo Espíritu, y llevar a nuestros hermanos el Evangelio de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
Día 7º - 25 de noviembre - lunes
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LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1, 12-14
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén,
desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se
permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se
alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo,
Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres,
entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 86, 1-2.3 y 5.6-7 (R.: 3)
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob. R/.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.» R/.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.» R/.
Aleluya
¡Oh dichosa Virgen, que diste a luz al Señor,
oh dichosa Madre de la Iglesia,
que avivas en nosotros
el Espíritu de tu Hijo Jesucristo!
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+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con
el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces lo avisaron:
- «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó:
- «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de
Dios y la ponen por obra.»
Palabra del Señor
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) Seguramente habremos oído decir muchas veces: “Yo creo en Dios, pero no en la Iglesia”. La Iglesia no goza de buena fama en nuestra sociedad, sin embargo sin ella no podríamos llegar al Dios de Jesús.
“Es imposible creer cada uno por su cuenta. La fe no es únicamente
una opción individual que se hace en la intimidad del creyente, no es
una relación exclusiva entre el «yo» del fiel y el «Tú» divino, entre un
sujeto autónomo y Dios. Por su misma naturaleza, se abre al
«nosotros», se da siempre dentro de la comunión de la Iglesia. […]
Esta apertura al « nosotros » eclesial refleja la apertura propia del
amor de Dios, que no es sólo relación entre el Padre y el Hijo, entre el
«yo» y el «tú», sino que en el Espíritu, es también un «nosotros», una
comunión de personas. Por eso, quien cree nunca está solo, porque la fe
tiende a difundirse, a compartir su alegría con otros.” (LF 39)
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2) “El pasado de la fe, aquel acto de amor de Jesús, que ha hecho germinar en el mundo una vida nueva, nos llega en la memoria de otros, de testigos, conservado vivo en aquel sujeto único de memoria que es la Iglesia. La Iglesia es una Madre que nos enseña a hablar el lenguaje de la fe.” (LF 38), No se trata, sin embargo simplemente de una necesidad teológica, sino también sociológica: para vivir con integridad la vida cristiana y mantener incluso la fe católica hoy, en tiempos de intemperie, es cada vez más necesario pertenecer efectivamente a la comunidad.
3) Un creyente con escaso o nulo apoyo de la comunidad eclesial vivirá a lo sumo, una vida eclesial lánguida, si es que no tiene contados los días de su fe. Tal vez una de las causas que más influyen en el enfriamiento religioso de muchos sea la carencia de lazos estrechos y ricos con su comunidad. Quienes nos reunimos en la Eucaristía no estamos aquí por ser simplemente conciudadanos, sino por y para ser hermanos.
4) Toda comunidad cristiana tiene bien reflejado su «código genético» en el NT, sobre todo en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Estos son los rasgos más marcados de las primeras comunidades:
- Tienen viva conciencia de que el Espíritu está presente en ellas. - Reunirse para escuchar y celebrar la Palabra, la Eucaristía y la
oración común entra como pieza ineludible en el programa de su vida.
- Muestran un vivo sentido de fraternidad en virtud de la cual practican una generosa comunicación de sus bienes.
- Entre sus miembros están abolidas las barreras sociales y culturales. Están igualmente excluidas las relaciones de dominio y de violencia.
- No son comunidades sin pecado: Pero hay en ellos una fuerza que les induce a mantener su identidad, a vivir como comunidad alternativa y a ofrecer su testimonio a la sociedad.
5) En toda comunidad debe de tener especial relieve la conciencia viva de
la presencia de Jesús en la Palabra, en la Eucaristía, en los pobres, en la misma comunidad. La oración, la celebración de los sacramentos, la comunicación de bienes y servicios, la reconciliación, la misión evangelizadora compartida y el amor servicial y crítico a la sociedad no son, en absoluto, opcionales.
6) María ha recorrido el camino de su Hijo hasta la cruz, desde donde Él le
encomienda la maternidad de la Iglesia y desde donde a ésta le encomienda que la acoja en su casa como Madre.
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ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Oremos a Dios Padre, en comunidad de creyentes, en comunidad
de hermanos, para que acompañe el caminar de la humanidad y de
la Iglesia.
Lector/a: Para que el Señor escuche la oración de su Iglesia y le
conceda el don de su Espíritu Santo para vivir la Palabra y
comprometerse allí donde haya pobreza, opresión o
sufrimiento que redimir. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que el Papa Francisco y todos los ministros del Evangelio sirvan al Pueblo de Dios con solicitud incansable y fortaleza de espíritu y para que sepan transmitir esperanza y paz. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que los emigrantes, los presos, los que están en paro... descubran el amor de Dios, no desesperen de su situación y encuentren solidaridad en los hermanos. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que María, Madre de bondad, enseñe a las familias a entregarse sin medida y a amar sin egoísmos. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por todos nosotros que hemos recibido el don de la fe, para que descubramos el modo de corresponder al amor de Dios que se nos da en Jesucristo. Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Padre bueno, que conoces hasta lo más íntimo de
nuestro corazón y en él te revelas y nos invitas a participar de tu amor, escúchanos y haz que vivamos con humildad. Por Jesucristo nuestro Señor.
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ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Acepta, Padre santo, los dones que te presentamos con alegría, y haz que, imitando a la santísima Virgen, estemos atentos a la voz del Espíritu y en todo busquemos la alabanza de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA BIENAVENTURADA VIRGEN, ORANDO CON LOS APÓSTOLES, ESPERA LA VENIDA DEL DEFENSOR
V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque nos has dado en la Iglesia primitiva un ejemplo de oración y de unidad admirables: la Madre de Jesús, orando con los apóstoles.
La que esperó en oración la venida de Cristo invoca al Defensor prometido con ruegos ardientes; y quien en la encarnación de la Palabra fue cubierta con la sombra del Espíritu, de nuevo es colmada de gracia por el Don divino en el nacimiento de tu nuevo pueblo.
Por eso la santísima Virgen María,
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vigilante en la oración y fervorosa en la caridad, es figura de la Iglesia que, enriquecida con los dones del Espíritu, aguarda expectante la segunda venida de Cristo.
Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
“La novicia vio en la oración un cuadro que representaba a la
santísima Virgen, tal como se la representa de ordinario bajo el título
de la Inmaculada Concepción, en pie y extendiendo los brazos. Iba
vestida con un vestido blanco y un manto de color azul plateado, con
un velo aurora. De sus manos salían como una especie de haces de
rayos de un resplandor deslumbrante. La hermana oyó en aquel mismo
instante una voz que decía: Estos rayos son el símbolo de las gracias
que María alcanza a los hombres.
Y alrededor del cuadro leyó con caracteres de oro la siguiente
invocación; ¡¡OH, MARIA SIN PECADO CONCEBIDA! RUEGA
POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI”. (René Laurentin,
o.c.., p. 69)
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renueva interiormente, Señor, con el don del Espíritu Santo a quienes alimentas con el único pan de la salvación, y concédenos, bajo el amparo de la Virgen María, trabajar por la concordia y la paz de los hermanos, por quienes Cristo, tu Hijo, se ofreció como víctima de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Enséñanos a MIRAR CON LOS OJOS DE JESÚS,
para que Él sea luz en nuestro camino.
(La mirada de fe, dad vuelta a la medalla)
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos un día más. Estamos llegando al final de la Novena y al final de la oración que nos han sugerido los temas que hemos ido
desgranando. María sigue siendo nuestra Madre, Maestra y Mediadora por eso le seguimos pidiendo: enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,
para que sea luz en nuestro camino. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos para que los nuestros sean misericordiosos al contemplar nuestro mundo y las necesidades de los más pobres. Al
llegar a la cima de la Novena llamamos a “La Puerta de la Fe” y ésta abierta, es todo luz: “La luz de la Fe”, que nos inunda.
Entremos con alegría en la celebración.
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, que por la sangre preciosa de tu Hijo reconciliaste el mundo contigo y te dignaste constituir a su Madre, la Virgen María, junto a la cruz, Reconciliadora de los pecadores, concédenos, por su intercesión, alcanzar el perdón de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,
17-21)
Hermanos:
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo
ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos
reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Día 8º - 26 de noviembre - martes
66
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin
pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de
la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios
mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos
que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo
expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la
justificación de Dios.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 102, 1-2.3-4.8-9.13-14. 17-18ª
R/. Bendice, alma mía, al Señor.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.
Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza. R/.
Aleluya
La cruz de Cristo es la señal del pacto que hago
con todo lo que vive en la tierra
67
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-16.25-35)
Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado
Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban
sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo
Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. […]
Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer
todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías
soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?"
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetas, les
interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de
seguir adelante. Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya
es tarde y el día se acaba". Él entró y se quedó con ellos.
Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió
y se lo dio.
Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él
había desaparecido de su vista. Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro
corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las
Escrituras?"
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén.
Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,
y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a
Simón!" Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino
y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
“Para la fe, Cristo no es sólo aquel en quien creemos, la manifestación
máxima del amor de Dios, sino también aquel con quien nos unimos
para poder creer. La fe no solo mira a Jesús, sino que mira desde el
punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo
de ver”. (LF 18)
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SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) Dicen que los ojos son el espejo del alma. El ser humano expresa en la
mirada todos los sentimientos posibles. La vida y las personas dependen
muchas veces de la forma de mirar que tenemos o la forma con que los
demás nos miran.
2) Muchas veces el evangelio nos habla de la mirada de Jesús: Miró al
joven rico, miró a Zaqueo, miró a Mateo, miró a la mujer que depositó
su moneda en el templo, a la adúltera, a la mujer que sufría flujo de
sangre, a Pedro, a las multitudes hambrientas y desorientadas como
ovejas sin pastor, a los escribas y fariseos, a la ciudad de Jerusalén.
Miradas que siempre dignifican, hacen crecer, animan a seguir adelante,
perdonan, consuelan, transforman, nunca humillan. “Cuando tú me
mirabas, tu gracia en mí tus ojos imprimían”. (San Juan de la Cruz).
3) La mirada de San Vicente de Paúl, por su fe en Jesucristo, era igual que
la de Él. Es una mirada penetrante, no se queda en lo exterior y nos ha
enseñado a dar la vuelta a la medalla y mirar con los ojos de Jesús. El
mismo santo nos invita a no ver a los pobres solamente en su aspecto
exterior, vulgar y grosero, sino con las luces de la fe: “Pero dad la vuelta
a la medalla y veréis con las luces de la fe que son esos los que nos
representan al Hijo de Dios, que quiso ser pobre; él casi ni tenía aspecto
de hombre en su pasión y pasó por loco entre los gentiles y por piedra
de escándalo entre los judíos […] ¡Que hermoso sería ver a los pobres,
considerándolos en Dios y en el aprecio en que los tuvo Jesucristo!
Pero, si los miramos con los sentimientos de la carne y del espíritu
mundano, nos parecerán despreciables.” (SV. XI pag. 725).
4) El evangelio de Emaús que se acaba de leer nos habla de la
desorientación en el camino. Jesús se les presenta como compañero del
camino y como luz que les recuerda las escrituras, el pasado, hasta que
se hace plena la luz del resucitado. El caminante desaparecerá, lo
seguirán viendo con la luz de la fe. Tras la cena en la posada se
transformaron. “Quien ha sido transformado de este modo adquiere una
nueva forma de ver, la fe se convierte en luz para sus ojos” (PF 22).
Creció la fe de los discípulos en él y se la llevaron a los otros discípulos.
5) Nos toca dejarnos mirar por Jesús y llenarnos de su mirada, para ver a
las personas como Él, para contemplar y aprender, y enseñar, la
naturaleza como Él, para interpretar la historia como Él. “El cristiano
puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial,
porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu. Y en este
Amor se recibe en cierto modo la visión propia de Jesús” (LF 21).
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6) También podemos poner nuestros ojos en “esos tus ojos
misericordiosos” de la Virgen María, que aprendió a mirar con la mirada
de Dios, y así vio quiénes son los que están arriba, que son derribados,
y los que están abajo, que son enaltecidos. Supo ver que los pobres son
saciados y que a los ricos se les despide vacíos.
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Ponemos, por intercesión de la Virgen Milagrosa, nuestra oración
en las manos y el corazón del Padre, que es misericordioso.
Lector/a: Para que en la Iglesia no falten nunca evangelizadores que
entreguen su vida y su tiempo al anuncio de la Buena
Noticia, especialmente entre los que aún no conocen a
Dios. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Para que en nuestra Diócesis permanezcamos unidos a
nuestros obispos, caminemos en fidelidad al Evangelio y
hagamos cercano el mensaje de Dios que sale al
encuentro de todo hombre. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por los enfermos y todos los que sufren: para que sientan
la protección de María y en ella encuentren la ayuda, el
consuelo y la fortaleza que necesitan. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por los que comparten su tiempo y su mesa con los pobres
y pecadores, por los que en tierras lejanas anuncian el
Evangelio: para que descubran en todos el rostro de Jesús
que les reclama amor, cariño y comprensión. Roguemos al
Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
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Lector/a: Por nosotros y por nuestras familias: para que viviendo
como hijos de Dios y sabiéndonos perdonados por Él,
seamos prontos para perdonar y diligentes para buscar
caminos que aceleren la llegada de su Reino. Roguemos
al Señor.
Asamblea: Oh, María, sin pecado concebida (cantado)
Sacerdote: Escucha Dios y Padre nuestras oraciones que por medio
de María, la Madre de tu Hijo, te hemos presentado, y haz
que viviendo bajo su protección, permanezcamos unidos a
Ti haciendo tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y te pedimos, por intercesión de la Virgen María, refugio de los pecadores, que perdones nuestros pecados y dirijas tú nuestros corazones vacilantes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
LA BIENAVENTURADA VIRGEN, REFUGIO DE PECADORES
Y MADRE DE LA RECONCILIACIÓN V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, Dios todopoderoso y eterno, darte gracias y proclamar tus maravillas
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en todo y por todas las cosas. Por tu inmensa bondad, no abandonas a los que andan extraviados, sino que los llamas para que puedan volver a tu amor: tú diste a la Virgen María, que no conoció el pecado, un corazón misericordioso con los pecadores.
Éstos, percibiendo su amor de madre, se refugian en ella implorando tu perdón; al contemplar su espiritual belleza, se esfuerzan por librarse de la fealdad del pecado, y, al meditar sus palabras y ejemplos, se sienten llamados a cumplir los mandatos de tu Hijo.
Por él, los ángeles te cantan con júbilo eterno, y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
“Unos momentos más tarde, aquel cuadro se volvió y en el reverso
distinguió la letra M coronada con una pequeña cruz y debajo los
sagrados corazones de Jesús y de María. Después de que la hermana
hubiera observado en todo aquello, la voz le dijo:
- Hay que acuñar una medalla según este modelo y las personas
que la lleven bendecida y que recen con piedad esta breve oración,
gozarán de una protección muy especial de la Madre de Dios”. (René
Laurentin, o.c., p. 69)
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Hemos recibido, Señor, el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, sacramento de nuestra reconciliación contigo; concédenos, por intercesión de la santísima Virgen María, los dones de tu misericordia y el premio de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Y que esta luz de la fe
CREZCA CONTINUAMENTE EN NOSOTROS,
hasta que llegue el día sin ocaso,
que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos. Llegamos al día de la fiesta. Nuestra fe ha ido
clarificándose y creciendo a lo largo de estos días. El Año de la Fe ha
dado su fruto. Han vuelto a manar, Virgen Milagrosa, las fuentes que se
estaban agotando o se habían secado, pero no han llegado al mar. Debe
seguir creciendo continuamente el caudal de nuestro río hasta llegar a la
plenitud de la nueva evangelización, cuando no solo veamos a Jesucristo
en los pobres, sino que ellos mismos vean a Dios en esta vida por la fe
que los ilumina y les hace ver el mundo como lo ve Jesús-Cristo, tu
Hijo, nuestro Señor, a quien sea dada la gloria en esta fiesta de la Virgen
Milagrosa y en esta Eucaristía que celebramos.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios nuestro,
que por la Inmaculada Virgen María,
asociada a tu Hijo de modo inefable,
nos das alegrarnos con la abundancia de tu bondad,
concédenos que,
sostenidos por su maternal auxilio,
nunca nos veamos privados de tu providente piedad,
y que, con fe libre,
nos sometamos al misterio de tu redención.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Día 9º - 27 de noviembre - miércoles
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LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del Libro del Apocalipsis (12, 1.5.14-17)
Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la
luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Dio a luz un varón
destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño
y lo llevaron junto al trono de Dios.
Le pusieron a la mujer dos alas de águila real para que volase a su lugar en
el desierto. La serpiente, persiguiendo a la mujer, echó por la boca un río
de agua, para que el río la arrastrase; pero la tierra salió en ayuda de la
mujer, abrió su boca y se bebió el río salido de la boca de la serpiente.
Despechado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra a
los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de
Jesús.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
R./ De pie, a tu derecha, está la reina enjoyada con oro de Ofir.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R./
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R./
La traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra. R./
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+ Lectura del santo Evangelio según San Juan (2, 1-12)
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea; allí estaba la madre de Jesús. También Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dice:
- No tienen vino.
Jesús le responde: - ¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora.
La madre dice a los que servían: - Haced lo que él os diga.
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, con una capacidad de setenta a cien litros cada una. Jesús les dice:
- Llenad de agua las tinajas.
Las llenaron hasta el borde. Les dice: - Ahora sacad un poco y llevadlo al encargado del banquete para que
lo pruebe.
Se lo llevaron. Cuando el encargado del banquete probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde procedía, aunque los servidores que habían sacado el agua lo sabían, se dirige al novio y le dice:
- Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor. Tú, en cambio has guardado hasta ahora el vino mejor.
En Caná de Galilea hizo Jesús esta primera señal, manifestó su gloria y creyeron en él los discípulos. Después, bajó a Cafarnaún con su madre, sus hermanos y discípulos, y se detuvo allí varios días. Palabra del Señor
TEXTO PREVIO A LA HOMILÍA
“En el centro de la fe se encuentra la confesión de Jesús, Hijo de Dios, nacido de mujer, que nos introduce, mediante el don del Espíritu santo en la filiación adoptiva”. (cf. Ga 4,4-6)”. (LF 59)
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SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1) Terminamos esta novena en la que hemos recorrido, de la mano de la Virgen María e iluminados por la palabra del documento “La Luz de la Fe”, la aventura de creer en este momento y en esta sociedad que nos tocan. Y hacerlos sin complejos, yendo contracorriente, como dice el Papa Francisco, si fuera necesario.
2) El mismo Papa nos dice: “En el centro de la fe se encuentra la confesión de Jesús, Hijo de Dios, nacido de mujer, que nos introduce, mediante el don del Espíritu santo, en la filiación adoptiva (cf. Ga 4,4-6)” (LF 59). Y mirando a la sociedad y al mundo señala: “Sí, la fe es un bien para todos, es un bien común; su luz no luce solo dentro de la Iglesia ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá; nos ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro con esperanza” (LF 51) Y mirando hacia la familia cristiana dice: “Por eso, es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos. Sobre todo los jóvenes, que atraviesan una edad tan compleja, rica e importante para la fe, deben sentir la cercanía y la atención de la familia y de la comunidad eclesial en su camino de crecimiento en la fe” (LF 53).
3) La lectura del Apocalipsis nos ha presentado a la mujer triunfando definitivamente del mal. El día sin ocaso. Así la vio santa Catalina en la segunda aparición triunfando del mal, derramando el bien, coronada de estrellas e intercediendo por nosotros. El Evangelio en cambio, nos la muestra en este mundo hacendosa, atenta a los signos de alrededor, valorando el momento presente poniendo lo que está de su parte y acudiendo a su hijo: HACED LO QUE EL OS DIGA. Y se produjo aquí en la tierra un momento de gracia solidaria que evitó problemas y alegró la vida de la incipiente comunidad, reflejada en los nuevos esposos. Momentos de alegría, signo y semilla de lo que puede ser un mundo mejor, hecho de gratuidad, trabajo y solidaridad. Una sociedad que favorece la fe. Y creció la fe de los discípulos en él.
4) Hemos de concluir diciendo que la fe ilumina nuestro caminar, se hace escucha y visión, entra en diálogo con Dios y con el mundo. La fe se recibe en Iglesia, se expresa en sacramento vivo y en evangelización. La fe no se desentiende del bien común, de la familia, de la vida social y es una fuerza que conforta en el sufrimiento.
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ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Oremos con toda la Iglesia en este día de fiesta.
Lector/a: Oh Dios, fuente de santidad, que has dado a la Virgen
María la participación plena en los frutos de la redención
de Cristo, concede a tu Iglesia acoger y comunicar con
fidelidad el regalo de la salvación. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: La Medalla confiada a santa Catalina recuerda a la Virgen María asociada de modo singular a la obra de la redención, haznos colaboradores de la novedad evangélica, empeñados en la promoción y la salvación de los hombres. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Tú que hiciste a María sierva fiel y atenta a tu Palabra, haznos también a nosotros, por su intercesión, siervos y discípulos de tu Hijo. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: Por medio de la Medalla Milagrosa es asegurada la bondad de la gracia que María obtiene a quien confía en ella; concede, por su intercesión, apoyo a los débiles, consuelo a los afligidos, perdón a los pecadores, y a todos la salvación y la paz. Roguemos al Señor.
Asamblea: Te rogamos, óyenos.
Lector/a: En María, Madre de Cristo, y de la Iglesia, la Familia
Vicenciana y el pueblo sencillo reconocen a su única
Madre, haz que la amemos fielmente y acojamos siempre
su invitación a obedecer a cualquier señal de su Hijo.
Roguemos al Señor.
Asamblea: Oh María, sin pecado concebida (cantado)
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Sacerdote: Que la Santísima Virgen Inmaculada de la Medalla
Milagrosa, a la que hemos invocado en esta Novena, nos
alcance del Padre las gracias para la vida presente y la
futura. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LOS DONES
Jubilosos de poder celebrar
la festividad de la Madre de tu Hijo,
te ofrecemos, Señor,
este sacrificio de alabanza y te suplicamos
que nos mantengas en continua acción de gracias
a los que nos alegramos por tus beneficios.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
EL AMOR MATERNAL
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
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A quien, verdadero Dios y verdadero hombre,
constituiste único Mediador,
viviente siempre para interceder por nosotros.
En tu inefable bondad
has hecho también a la Inmaculada Virgen María
Madre y colaboradora del Redentor,
para ejercer una función maternal en la Iglesia:
de intercesión y de gracia,
de súplica y de perdón,
de reconciliación y de paz.
Su generosa entrega de amor de madre
depende de la única mediación de Cristo
y en ella reside toda su fuerza.
En la Virgen María se refugian los fieles
que están rodeados de angustias y peligros,
invocándola como madre de misericordia
y dispensadora de la gracia.
Por eso,
con los ángeles y los arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar
el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo
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TEXTO DE SANTA CATALINA LABOURÉ (antes de la oración final)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Reconfortados con los sacramentos de la redención eterna, te pedimos, Señor Dios nuestro, que cuantos nos alegramos en la celebración festiva de la Inmaculada Madre de tu Hijo, avancemos animosos en la peregrinación de la fe y, hechos partícipes de la mesa de tu reino, merezcamos glorificarte con ella en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
Hoy, 27 de noviembre, celebramos la fiesta de la Inmaculada
Virgen de la Medalla Milagrosa en el mismo día en que tuvo lugar la
aparición de la Virgen a Santa Catalina Labouré, en vísperas del
primer domingo de Adviento.
A media tarde se manifestó la Virgen a la santa, de pie, con la
cabeza cubierta con un velo, rodeada la parte superior por una corona
de doce estrellas. La Virgen apoyaba sus pies sobre una esfera al
mismo tiempo que aplastaba con ellos una serpiente. Con sus manos
sostenía una esfera (el mundo) ofreciéndola a Dios. Las piedras
preciosas de sus manos despedían rayos de luz.
En torno a la Virgen se leía una invocación: «Oh María sin pecado
concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti». La santa oyó una
voz que le decía: haz acuñar una medalla, según este modelo.
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BENDICIÓN SOLEMNE
- El Dios, que en su providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María, os colme de sus bendiciones. R./ Amén.
-Que os acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien habéis recibido al Autor de la vida. R./ Amén.
-Y a todos vosotros, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de María, el Señor os conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su reino. R./ Amén.
- Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R./ Amén.
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María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
para escuchar la palabra de Dios y acogerla. María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
para ver en tu hijo al Hijo de Dios. María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
para seguirlo siempre a donde quiera que nos lleve.
María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
en la incertidumbre, en la plenitud de la vida y en el ocaso.
María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
en la Iglesia que nos la transmite con su palabra y la vive y celebra en los sacramentos.
.
María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
en la sociedad y en cada ser humano que puede mejorar.
María, Virgen Milagrosa, ayuda nuestra fe:
en nosotros mismos, en mi mismo para que pueda escuchar de tu Hijo, el Señor:
“Vete en Paz, TU FE TE HA SALVADO”.
Amén.
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