los auroros de la huerta de murcia - uam
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LOS AUROROS DE LAHUERTA DE MURCIAFRANCISCO J. FLORES ARROYUELO
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Numerosas han sido las cofradíasreligiosas, íntimamente relacionadascon las parroquias, que durante siglos han pervivido en la ciudad yhuerta de Murcia, de manera semejante a otros muchos lugares de lageografía española, y que no debemos confundir con las de los gremiosen las que, en un pasado relativamente cercano, lo meramente religioso se mezcló con lo festivo, dandoocasión en algunas épocas, como enlos días de la ilustración, a que fuesen puestas en entredicho e inclusoprocurado su desaparición al considerarlas como organizaciones dispuestas para el despilfarro y el escándalo (1).
Las cofradías parroquiales, comola Cofradía o Hermandad de Animas,la Cofradía de Ntra. Sra. del Socorro,la Cofradía de la Purificación, la Cofradía del Rosario... tenían como fines principales los meramente asistenciales, así como piadosos y desufrag io de almas, para lo que susmiembros estaban organizados bajoconstituciones otorgadas por la autoridad religiosa, sufragándose susgastos por la limosna obtenida ycuota de sus miembros, lo que hizoque siempre contasen con cortosmedios.
Del estado de las cofradías en España sabemos principalmente por lasrespuestas al formulario que se distribuyó por España con el fin de saber de sus patrimonios y constituciones a finales del siglo XVIII . Así, elintendente don Anton io Carrillo deMendoza , el 30 de septiembre de1771, informó sobre lo recabadodentro de los planteamientos de losilustrados madrileños. Según el informe, en el Reino de Murcia existían688 cofradías distribuidas por 68 po-
blaciones de un tota l de 71 consultadas (2). Aunque la cantidad que allíse estab lece alcanza una cifra de767.645 reales, debemos tener presente que dicha cifra poco nos diceen cuanto a los medios con que contaban las cofrad ías de las parroquias, bien diferentes de las de losgremios , pues según se deduce delas respuestas dadas por los párrocos de algunas de ellas, apenas si tenían algún patrimonio, y sólo en contados casos estatutos (3).
Sin duda alguna, en Murcia, una delas que mayor número de cofradescontó siempre, fue la que se amparóbajo la advocación de Ntra. Sra. delRosario o Aurora, pues fue de las quegozaron de mayor popularidad y difundida presencia, hasta el punto deque algún autor, como José PérezMateas, ha llegado a decir que habíauna de ellas en todas las parroquias,por más que según los datos que tenemos del informe mencionado esoocurría solamente con la Cofradía delSacramente y de las Animas. La Orden de Predicadores llegó a Murciaen 1203, siéndoles donadas las casas situadas en la parte del AlcázarSagir, donde después se edif icó eltemplo de Santo Domingo, y el convento que ocupaba parte de la actualplaza de Romea y éste. Según JoséCarlos Agüera Ros, la cofradía delRosario se configuró de forma definitiva en Murcia a finales del siglo xvcomo consecuencia del movimientorosariano impulsado por Alain de laRoche a partir de 1470. Siendo ya enel primer tercio del siglo siguientecuando aparecen noticias expresasde ésta (4).
La propagación de cofradías parroquiales y gremialeshemos de verlatambién en concordancia con las di-
Los auroras
rectrices dadas por la iglesia según ladoctrina del Concilio de Trento comomedio de difundir y propagar la doctrina verdadera (5), así como las marianas y de las ánimas. La orden dominica vio en el rosario un medioeficaz para llevar a cabo su labor misionera al servirse de él para unnuevo género de predicación al exponer al pueblo, haciéndole participar activamente, uno a uno, los misterios de la fe al tiempo que paraobtener la bendición divina le hacíapart icipar en la oración con el Padrenuestro y el Ave Mar ía. Durante elsiglo XVII , coincidiendo con la propagac ión en España del dogma de laPurísima Concepción, las cofradíasdel Rosar io se multipl icaron, siguiendo también pautas marcadaspor el mismo rey , como cuandoFelipe IV dictó un auto «para extender la devoción del Rosario de Nuestra Señora y que se rece cada día enlas iglesias (por lo que) se debía escribir a los obispos de los distritos decada partido para exhorten a los curas y prelados de los conventos a queintroduzcan esta devoción,... y que lomismo se haga con los Justicias ycorreg idores de estos Reynos » (Autos acordados, 1, tit. 1.° lib, 24 de julio 1655).
De 9 de octubre de 1633 tenemosun documento por el que fray Pedrode Arrab ia, prior del convento deSanto Domingo de Murcia, por suautoridad, instituyó en la iglesia parroquial de La Ñora la cofradía deNuestra Señora del Rosario «paraque ent ren por cof rades en ella todos los fieles de ambos sexos , ypuedan ganar las gracias concedidas
por los sumos pontífices a los cofrades de dicha cofradía con tal que hande ser inscritos en el libro por manodel Sr. Cura en presencia del escribano de dicha cofradía que al presente es Pedro Sibilla en la cual sedef ina o señale. Otrosí con tal quetodos los años al abrir la fiesta principal de Nuestra Señora del Rosarioque se celebra el primer domingo deoctubre tenga obligación el mayordomo y su compañero o en su ausencia el escribano de dicha cofradíaa traer este libro para que lo firme yel muy reverendo padre prior que portiempo fuere de este dicho conventoy asimismo los nombres de los cofrades difuntos para que se apliquen lossufragios que por tales cofrades suelen aplicarse...» (6).
Según F. Verdú, la más antigua deestas cofrad ías fue fundada antes de1650 para rendir culto a la Virgen dela Aurora , cuya imagen se venerabaen la capilla de la Virgen del Rosarioen la iglesia de Santo Domingo (7),siendo obligación de los cofrades dedicha hermandad asistir a la misa dealba que se celebraba ante la imagenrefer ida los días fest ivos. durante laque se rezaba el rosario. La Hermandad llevaba a cabo una despierta porlas casas de la parroquia durante laamanecida de los dom ingos recogiendo limosnas y cantando salves.
En la queda de 1684 se dio ordenpor el municipio murciano de que nose hiciesen estas funciones durantela noche por perturbar el orden ysueño de los vecinos , y se mandó«que no se permitiese por las rondasninguna desp ierta que los devotoshacen por las casas de otros al ama-
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necer de los domingos con música decampanas y coplas de jácara. para oirprimera misa. lo cual es irreverencia» (8).
Cuando los ilustrados pretendieron controlar las cofradías y reducir elproblema de los vagos. también trataron de llevar al silencio a éstas. loque hizo que pronto acudiesen alReal Consejo para solicitar que elCorreg idor les permitiese proseguircon su práct ica. Sabemos que alguna de ellas. como la Hermandad deS. Smo. Sacramento y Animas, razonó su petición diciendo que su establecimiento en Murcia era tan antiguo que no había memoria de loshombres que se acordasen de suprincipio sin tener otros fondos «quelas limosnas boluntarias conque losfieles contribuyen cada uno en su parroquia al tiempo que los cofrades lapiden con la Campanilla de Puerta enPuerta a el anochecer de cada día,cuya costumbre es tan inmemorialcomo la misma cofradía» (9). El rey.en este caso , les conced ió permisopara que continuasen con sus práct icas, aunque sabemos que pocosaños después. en 1784. el corregidormurciano don Joaquín Pareja y Obregón prohibió por medio de un bandola mendicidad en la ciudad y huerta.incluyendo en tal orden la acción delos hermanos de la Cofradía o Hermandad de Ntra. Sra. de la Presentación que se componía de los ciegos o privados de la vista corporal.que. a los sones de guitarras y otrosinstrumentos cantaban oraciones ycanciones. La orden no fue tenida encuenta y unos días antes de San Juande Junio fueron prendidos varios deellos cuando pedían limosna delantede la imagen de la Dolorosa instaladaen la puerta de la casa de don Antonio Lucas Celdrán, Alguacil Mayor dela Inquisición (10). La cofradía delRosario debió correr suerte paralela.
A pesar de esta situación , los cofrades de la Aurora continuaronpracticando sus devociones entre lasque se contaba la de acudir, despuésde efectuar la despierta de las vísperas de días festivos. a una procesiónque iba desde el convento de SantaClara hasta el convento de SantoDomingo donde oían misa de alba enla capilla de la Virgen del Rosario. Alfrente de este cortejo marchaba unmayordomo portando un gran faroljunto a otros quince de menor tamaño que representaban los misterios del rosario (11). A lo largo de estos siglos los dist intos reglamentospor los que se regían los cofradesfueron completándose o modif icándose. como los de la Cofradía de laAurora de Javalí Viejo. que le habíansido dados por el obispo en 1816 al
separarse de la Hermandad de LaÑora.
En estos estatutos se estableceque sus miembros debían observarbuena conducta, así como que losdías festivos tenían que salir a rezarel rosario por la mañana antes de lamisa de alba y también por la tarde«Al primero no podrán asistir las mujeres que deben quedar en casa cuidando de los hijos y familiares»; «loscofrades habrán de abonar latarja (12) al inscribirse y por una solavez seis reales de vellón. una libra decera y seis maravedises cada dornínqos: «a la muerte de los cofradesse les hará a sus familiares media libra de cera en dos velas para alumbrar el cadáver. una limosna de seisreales de vellón y abonar una misacantada de requiem»;... La Cofradíadebería tener cuatro faroles paraacompañar al viatico.... Los hermanos cantores quedaban exentos detodos los gastos. pero disfrutaban detodos los beneficios. siendo su obligación cantar a la Virgen todos losdomingos y fiestas marianas al romper el día (13).
Pilar Lozano Guirao publicó lasprincipales cláusulas del reglamentode la Hermandad de Auroros del Carmen del Rincón de Seca de 1890 queen buena parte coinciden con las dela cofrad ía de Javalí Viejo expresadas anteriormente. así como las queexpresan las obligaciones del cabezade cuadrilla, que dicen que este hermano tendrá especial cuidado de hacerse respetar en sus funciones .tanto en la subordinación y buen orden que los demás han de seguir enel acto de estar reunidos . y en losdeberes que ha contraído para con laHermandad cuando ingresó. Cuidaráeste hermano de la capilla y dará conocimiento a la Hermandad de cualquier falta que se produzca para quese pueda disponer lo que convenga.Dará cuenta de la limosna recibida.Tendrá una libreta para anotar lasfaltas de los cantores y las manifestará cuando el secretario se las pida.Igualmente avisará al mismo cuandoalgún cantor se encuentre con alguna dificultad que le impida cantar...Entre las obligaciones que imponía laHermandad estaba que ésta tenía lafacultad de separar de ella a aquelloscofrades que blasfemasen o cogiesen alguna cosa que encontrara a supaso durante la asistencia a la reunión o al retirarse a su casa. Los hermanos estaban obligados a cumplir loque ordenase el cabeza de cuadrilla.Se debía guardar la mayor reserva delos acuerdos tomados por la Cofradía. En caso de no tener buenas condiciones el cabeza de cuadrilla paraese cargo, se reunirían los cofrades y
dispondrían lo más conveniente. Almorir algún hermano se le dirían seismisas y la viuda debería seguir pagando sus recados hasta cumplir losdoce años, pasando después a la jubilación. Durante este tiempo la cuadrilla cantaría gratis en su casa y,después de jubilada, pagaría una peseta si seguían cantando (14).
Pero lo que caracteriza a los auroros murcianos es la constitución dentro de la Cofradía de lo que se llamala campana o conjunto de quince voces dividido en dos grupos o corosque cantan bajo la dirección de unode ellos mientras los sones de unacampanilla les va marcando el ritmo.El que hace de director recibe elnombre de cabeza de la cuadrilla.
La campanilla , de agudo timbre ,marca con sus sones el ritmo en movimiento , generalmente de dos porcuatro, entrando al segundo compásuna de las voces que entona elarranque de la melodía, uniéndose acontinuación el resto del coro. Lo quetipifica el cante de auroros es la sencillez de sus melodías que son sostenidas en terceras entre dos de lasvoces que fluyen en intervalos diatónicos, amparadas por el pedal, en laquinta generalmente, que se oye deforma continuada ya en grave o enaguda . En la última nota del primerfragmento hacen un reposo, alargándola cuanto pueden: la campanamarca las dos partes y continúa lacopla terminando los fragmentos encontinuados calderones y uno o doscampanillazos.
El ritual se inicia cuando la nocheestá bien cerrada al ponese en marcha uno de los hermanos que dicendespertador, que llevando un farolencendido y una campana que repiquetea, va pasando por las casas delos restantes hermanos cantores.Tras golpear la puerta , dice: «AveMaría Purísima», respondiéndosedesde su interior : «Sin pecado concebida», para manifestar a continuación si está dispuesto a acudir a laformación de la campana o si se loimpide algún mot ivo. Una vez acabado el recorrido, se concentran loshermanos en la puerta de la iglesiacuando son aprox imadamente lasdos de la mañana. El cabeza de lacuadrilla toma nota de los que hanacudido a la cita y después , tras repetir el saludo con la invocación a laVirgen, entonan una salve de las quecorresponden a la época del año enque se encuentran . La orac ión termina con la estrofa siguiente:
«A la puerta llamamos , Aurora.los despertadores con gran humildad,y os pedimos . Reina sobera na,que nos des licencia para ir a
[cantar» (15).
A continuación se encaminan ensilencio hasta el lugar en que cantaron por última vez en la anterior ocasión que salieron, donde comienzana entonar cánticos y oraciones en lascasas de los hermanos, ante las quese repite la misma ceremonia que enla iglesia. Cuando les llegan los sones de las campanas de la parroquiaque avisa de la misa de alba, se encaminan a ella, donde acompañan lacelebración del sacrificio con diversos cantos.
El cancionero de los auroros estácompuesto en su mayor parte porsalves que se ejecutan por dos coros, siendo el que sirve de guía elcompuesto por los más antiguos .mientras que el que da la respuestalleva a los nuevos, aunque también sehacen ateniéndose al timbre de lasvoces. El primer coro se compone deun contralto, tres bajos , un contrabajo, cuarta y quinta, mientras que elque da la respuesta lo está por lomenos con cinco bajos y un contralto, y dos más que suelen ser bajos también.
El que hace las veces de directorrecibe el nombre de antiguo, y el quele ayuda, segundo, permaneciendo enla respuesta. Ambos directores nocantan, siendo su encargo el de dirigir y ordenar a los despertadores , quees el nombre que reciben los demáshermanos por tener la misión de alternarse en la obligación de avisarse,como sabemos.
Las salves, según son solicitadaspor el que da la limosna, pueden serdiferentes, quedando indicadas según diga la primera estrofa por ellosllamada vocablo (16).
La salve de enfermos dice en suprimer vocablo: «Salve, Reina de loscielos; piadosa y divina madre...»: lasalve de difuntos comienza con:«Dios te salve, Madre virgen, protectora de las almas...»: la salve de lapasión canta: «Dios te salve, Emperatr iz, por la calle de la Amargura...» (17).
Una modalidad del canto de losauroras que se ha perdido es la de lascorrelativas o coplas de la pasión quese cantaban en la plaza de las Agustinas el Jueves Santo. Las corre lativas constaban de cuatro o cinco versos cada una, siendo cuatro loscantantes. Las segundas y tercerasvoces se colocaban frente a frente ycasi boca a boca, y a los costados ya casi medio paso de distancia se situaba el bajo y la cuarta voz. La segunda dirigía el canto poniendo lasmanos a la altura del pecho, vueltashacia abajo y abiertas, levantándolaspara indicar los fuertes y bajándolascuando eran los pianos. La belleza yel mérito de estos cantos consistía en
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los redobles. que eran los movimientos glosados de talo cual voz. segúnnos dice Pedro Díaz Cassou (18). Eltono era convenc ional, pero casisiempre resultaba en mi mayor. Elmodo de tomar lo consistía en quecada voz. empezando el bajo. tomaba una sñaba de la palabra chi-mene-a. yendo de bajo-tercera-tenorcontralto. para formar el acorde perfecto mayor. cerrándolo a la inversao a-ne-me-chi o contra lto-tenor-tercera-bajo. El bajo sostenía mucho laprimera nota una vez que había tomado el tono. para seguidamente. auna señal de la segunda. entrar todos. El movimiento era sumamentelento. haciendo los redobles con notas muy pequeñas como mordenteso grupettos músicos, mientras quelas pausas eran sumamente largas,de tal manera que cuando se habíandicho dos o tres trozos . el bajo animaba a los demás para que atacasen sus cuerdas con decisión. Lascorrelat ivas eran cantos antiquísimos, lentos. tristes.... sin la guía de lacampanilla (19). La última campanaque las cantó fue la de Monteagudo,sin llegar a transmitirlas a otras.
Otros cantos de los auroros murcianos son los que acompañan a lamisa. el tercio y los aguinaldos quesuelen ser dichos por un trovero querepentiza su copla con alusiones a laNavidad o a alguno de los miembrosde la vivienda que los recibe cuandosalen a recorrer las casas y felicitarlas Pascuas, y una respuesta que dael coro a modo de estribillo, mientrassuena el acompañamiento de bandurrias. guitarras, panderetas. zambombas y violines (20).
Hoy en día son contadas las campanas de auroras que quedan en lahuerta murciana. dándose el caso deque han incluido en sus coros a mujeres.
NOTAS
(1) Véase A. Rumeu de Armas. Historiade la previsión social en España. Madrid.1954. pág . 107 . Sobre las cofradías ygremios en Murcia. J. García Abellán. Organización de los gremios en la Murcia delsiglo XVIII. Murcia. 197 6. págs. 140 y ss.Sobre la íntima unión de gremios y cof radías en Cataluña ver Pedro Mo las Ribalta, Los gremios barceloneses delsiglo XVIII. Madrid . 1970. págs . 50 y ss.(2) A. H. N. Consejos suprimidos.leg 7.090 Y 7.094 . Ver de F. Abbad. «Unaaportación al estudio de las co frad íasmurcianas en el siglo XVIII ) en Murcia.Año 11I , n." 11,1977 .(3) A. M. M. leg 3.708 . Según las declaraciones de los superiores de varios conventos , aparte de las Cofradías del Santísimo Sacramento y Animas Benditas ,sólo hay Cofradía del Rosario o Aurora en
el convento del Carmen. Por las respuestas se percibe que hay resistencia a facilitar datos . Año 1796 .(4) José Pérez Mateos. Los cantos regionales. Serie de conferencias dadas en1942 . Murcia, 1944 . José Carlos AgüeraRos, Un ciclo pictór ico del 600 murciano(/a capilla del Rosario), Murcia, 1982.págs. 16 y ss.(5) Guy Lemeunier . «La religión de losmurci anos) . en Historia de la Región deMurcia. T. VI. Murcia. 1980 , págs . 151 ysiguientes.(6) A. P. de La Ñora. Lib 1.0 matrículafo l. 90 . Ver Emilio Sánchez Baeza , LaÑora. ayer y hoy. Murcia. 1983 . pág. 279 .(7) F. Verdú, Colecc ión de cánticos populares de Murcia. Madrid. 1906. pág. 10.Ver M. J. Almale Lacacel, Capilla del Rosario (Iglesia de Sto. Domingo). Tesis delicenciatura inédita. Univers idad de Murcia, 1959. J. M. Ibáñez García, «La imagen titular de la Archicofradía del Rosario». Rebuscos, T. VI. La verdad. 1913 .(8) En Pedro Diaz Cassou, Pasionariamurciana . La Cuaresma y la SemanaSanta en Murcia. Madrid, 1897 , pág. 51.(9) A. H. N. Consejo Leg 792 /12 . «Loshermanos mayores de las Hermandadesdel S. Smo. Sacramento y Animas esta blecidas en las once Parroquias de la ciudad de Murcia. Sobre que se les permitacontinuar en la costumbre de hacer susfunciones. destinos e inversiones que hanpracticado hasta ahora y de que se les haprivado por el Corregidor», 1780. En dicho legajo están las const ituciones de laCofrad ía de Animas de la parroq uia deSan Barto lomé.(10) Sobre algunos enfrentamientos entre conservadores y el criterio de los ilustrados véase F. Jiménez de Gregorio, «Incidencias de algunos gremios y cofradíasde Murcia a finales del siglo XVIII». enAnales de la Universidad de Murcia, 195051. A. H. N. leg 1.780 /38 . En un informede varios miembros de la Real SociedadEconómica de Murcia de 1781 , como donAntonio Rocamora. don Antonio Vergara ,... sobre las constituciones de lascofradías murcianas se dice: «Estas cofradías realmente no tienen otro principioque el de una verdadera piedad en los fieles que se ocupan con mucho gusto endar culto a Su Mag . Sacramentado.quando se lIeba por viat ico a los enfer mos y en los días de Minerva, Ascensióny Juebes Santo zelebrando misas con elresto de las limosnas...) . «Todas las gentes de el Pueblo sin excep tuar. desde lamás alta gerarquia hasta los mas infelicestrabaxadores , dan esta limosna diariamente. con tanto gusto. que apenas oyenla campanilla, están esperando que llegueel hermano demandante para no retardarsu carrera. Tanta es la devoción y tal elzelo crhlst iano. que respiran los corazones del Pueblo por una costum bre heredada de sus mayores, que se tiene comouna cierta obligación esta limosna voluntaria. porque ven los piadosos destinos yla util idad común) . A. H. N. Consejoleg 792/ 12. Sobre la menta lidad de losilustrados murcianos véase Francisco J.Flores Arroyuelo, Soc iedad murciana eIlustración, Murc ia. 1977 .(11) Pedro Díaz Cassou, Pasionaria... .ed. cit .. pág. 52.
(12) Tarja. tar jeta o moneda según J.Garcia Soriano .(13) Ver Emilio Sánchez Baeza. JavalíViejo. (Notas para su historia). Alicante ,1976. págs. 227 y ss.(14) Pilar Lozano Guirao , «Los aurorosmurcianos» en R.D.T.P. Tomo XVII. 1961,págs. 505 y ss.(15) Pilar Lozano Guirao , «Los aureros...». ed. cít., pág. 504 .(16) Rodolfo Caries, «El aureros en Docemurcianos importantes. Murcia. 1977 (1.'en 1878). págs. 47 y ss.(17) Rodolfo Caries, «El aurero s. ed. cit.pág. 56.(18) Pedro Díaz Cassou, Pasionaria....ed. cit. , pág. 219.(19) Pedro Díaz Cassou cita la opinión del
musicólogo Julián Calvo que dice: «Existeen Murc ia un canto religioso muy pesado .la pasión. que se canta a cuatro voces eldía de Jueves Santo y que se llaman lascorrelativas. Consiste en que el bajo y lavoz más aguda forman octava. mientraslas voces intermedias forman a dúo unamelodía lenta. interrumpiéndola para cadaverso: el bajo y su octava emp iezan entodos los versos antes que las demás veces», Pasionaria...• ed. ctt ., pág. 220.(20) El canc ionero de los auroros en F.Verdú , Colección de cánticos popularesde Murcia, Mad rid , 1906; Pedro DíazCassou, Pasionaria murciana. Madrid.1897: y Alberto Sevilla . Cancionero po pu lar murciano, Murcia . 1921 . principalmente.
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