libro versión 2

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Un viaje hacia el más allá

Un viaje hacia el más allá

Creación colectiva Texto: Abigail Fuentes.

Imágenes: Alumnos de Cuento y microcuento 2013 - UST. Rodrigo Aburto - Natalia Arriagada - Catalina Cortés -

Marcela de la Cerda - Beverling Fernández - Abigail

Fuentes - Camila Lizama - Alejandra Medrano - Branco

Rojas - Shaysa Tordoya - Camila Velásquez.

Ilustraciones: Enrico Cioffi Russo Revisión y edición: Orfa Ferrada Abe

Amanecía en el campo, cuando Hernán despertó por primera vez en su nuevo hogar. Habían llegado el día anterior a Villa-chica. Esa mañana enojado y pateando piedras partiría rumbo a su nueva es-cuela. No tenía ganas de conocer niños ni profesores nuevos. Cons-tantemente estaban mudándose por el trabajo de su madre y le fas-tidiaba tener que adaptarse de nuevo a cada lugar que iba. Así sin mucho pensar, armándose de valor decidió no ir a clases ese día y hacer algo distinto.

Subiéndose al primer bus que se detuvo, comenzó su hazaña.

Llegó a una pequeña ciudad donde había tiendas llamativas. Una

en especial atrapó su atención y decidió entrar. La puerta se encon-

traba media abierta, a simple vista el local parecía estar vacío. Llamó

en voz alta, pero no obtuvo respuesta. Aún así, movido por la curiosi-

dad, siguió adelante.

La tienda tenía muchas cosas que lo sedujeron, era muy exótica,

parecía un laberinto con tantos estantes. Encontró desde un libro an-

tiguo hasta animales disecados. Había tomado un viejo libro de ex-

trañas ilustraciones y quiso saber su precio. Así se dirigió hacia una

puerta entreabierta, para preguntar su pre-

cio. Con cierto temor decidió entrar

¿hay alguien aquí?

Sólo una música oriental y el olor a incienso podía sentir. Al ca-

minar unos pasos, la puerta se cerró de un golpe. Hernán aterrori-

zado intentó forzarla para salir, gritó lo que más pudo, pero des-

pués de 20 minutos y con la puerta aún cerrada, no había señales

de que alguien viniese a abrirle la puerta. Trató de tranquilizarse,

tenía la esperanza que alguien vendría, es cosa de esperar. Mirando

a su alrededor se dio cuenta de que eran muchos los objetos raros y

casi misteriosos que lo rodeaban. Fijó su atención en una especie

de máquina llena de números y botones ¿acaso, sería una máquina

del tiempo? La curiosidad lo llevó a presionar todos los botones al

mismo tiempo, desencadenando un gran ruido…

… seres espectrales se arremolinaron a su alrededor y lo arrastraron al inte-

rior de la máquina, perdió la noción del tiempo, entraba y salía de negros

agujeros, era un viaje a toda velocidad, Hernán casi no sentía su cuerpo, y

el tiempo parecía una eternidad.

De pronto vio una gran luz, como un sol gigante que no le permitía distin-

guir nada, entonces la velocidad fue disminuyendo, hasta ver claramente

que había llegado a un lugar desconocido, un bosque.

Anonadado buscó ayuda por los alrededores, hasta encontrarse

con una Elfa, que por naturaleza era de una belleza única. Se queda-

ron mirando fijamente. Hernán impresionado con lo que sus ojos

veían, le preguntó:

- ¿Quién eres?

Ella tímidamente y con una voz armoniosa, le respondió: - Mi nombre es Eva, ¿estás perdido?

Hernán la miró de pies a cabeza, percibiendo que no era una amena-za. Le contó lo que había sucedido. Eva sonriendo, le pidió suavemente - ¡Vamos! conozco a alguien que te podrá orientar.

Llegaron a una pequeña ciudad muy hermosa y le presentó a Ma-

rohon un anciano muy sabio. El niño conversó con el anciano,

“Hernán la curiosidad te puede llevar a lugares inesperados”, “Lo úni-

co que quiero es regresar con mi madre”, “¿Estás seguro? porque tus

pensamientos transformaron tu realidad y ahora te encuentras en

una dimensión paralela” “¿Qué puedo hacer ahora?”, Marohon le res-

pondió finalmente, que él no tenía las respuestas, sólo veía lo que ya

estaba sucediendo, pero le entregó un hermoso cristal. Y le contó que

no era el primero en llegar, eran varios los curiosos que aún estaban

recorriendo los múltiples hemisferios de esa dimensión.

Es así como muchos caballeros andantes pasan su vida en un

cósmico espacio sin inicio ni fin, peregrinando los inagotables luga-

res de una maravillosa dimensión, pero estas riquezas naturales y si-

derales no cumplen con las expectativas de estos hombres. Ellos no

logran desprenderse del cuerpo y el alma, traen en su disco duro

una estructura mental que no les permitirá ver ni sentir lo celestial y

en el paraíso que se encuentran. El egoísmo los mantiene esperando

algún día encontrar la salida para volver a ese mundo esclavizado

por el mercantilismo.

Hernán despertó en el paradero de buses, con el ruido del vehículo

escolar lleno de niños. Subió adormilado, y de pronto se dio cuenta

que en su mano sujetaba un hermoso cristal.

Clase de Cuento y microcuento 2013 Taller Un Mundo de Historias

UST

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